jueves, 28 de abril de 2011

¡Y cabalgamos de nuevo!

Y es que después de más de un mes de silencio, obligados por distintas vicisitudes, podemos por fin volver a publicar. Y tal silencio se ha debido, a que un servidor (Armando) y que es el que escribe todo lo que se publica en este blog (mi compañero Manolo es el encargado de la supervisión de contenidos), procedí a cambiar mi residencia en Rumania para volver a España y en cuya peripecia se han producido unos “pequeños” contratiempos, pero en los que una vez más, entiendo que Jehová a echado “una manita” y por ello, felizmente de nuevo me encuentro en mi tierra natal . Pero claro, esos pequeños trastornos, obviamente me han desorientado un poco, al tiempo que me han mantenido un tanto alejado del “mundanal ruido” de la Red; pero afortunadamente y gracias al Altísimo, todo parece volver a su cauce y por ello, eso del ¡cabalgamos de nuevo!

Y una de las primeras cosas con la que nos hemos encontrado, al reiniciar nuestra actividad, es con un correo que nos sugería la posibilidad de mantener una especie de debate público o lo que podríamos llamar un “cara a cara” (como ustedes prefieran) con determinado autor, acerca de un tema que le rebatimos en su día y para así dilucidar (según nos decía el amable comunicante), cuál de las dos partes tenía la razón. Y obviaremos dar más datos al respecto, porque y con todo el respeto para su proponente, no consideramos oportuno aceptar dicha sugerencia. Pero claro, alguien podría objetar diciendo…… ¿por qué no aceptarla, si entendemos que tenemos la razón en la discrepancia presentada? Pues porque no va en la línea de los objetivos de este blog, tal y como se especifica en nuestra declaración de intenciones, al inicio del mismo. Porque nuestra intención, no es la de condicionar a nuestros lectores acerca de lo que deben de creer o no, sea mediante debate público o artículo publicado en esta página…… nada de eso.

Lo que nosotros pretendemos, es intentar poner negro sobre blanco al denunciar aquellas afirmaciones que se hacen en diversos artículos de diferentes autores bíblicos y que a nuestro entender, no cuadran con lo que realmente dicen las Escrituras. De ninguna manera pretendemos convencer a nuestros lectores (si los tenemos y parece que sí), de que nosotros tenemos la razón, sobre otros que puedan afirmar lo contrario de lo que nosotros pensamos. Luego lo que hacemos, es simplemente decir que “fulanito” o “sotanito” y en determinado sitio, ha dicho “esto y lo otro”, mientras que nosotros entendemos que la Biblia dice “aquello y lo de más allá”, acerca de determinado asunto. Decidir quién tiene la razón, sobre el tema del que se trate, lo dejamos en manos de la persona que nos lea y por ello casi siempre y al final de nuestros artículos, observarán que recomendamos que cada uno considere lo afirmado por ambas partes, lo contraste con lo que él lea y entienda en su propio ejemplar de la Biblia, acerca de la discrepancia presentada y saque las oportunas conclusiones.

Porque al final y como nos dice Gál. 6:5 “cada uno llevará su propia carga de responsabilidad” y nosotros no queremos incurrir, como hacen muchos de forma irresponsable, en difundir enseñanzas falsas e intentarnos convencer de la infalibilidad de sus afirmaciones (las que sean). Por eso, ni queremos entrar en debates o enfrentamientos personales, ni respondemos a correos discrepantes y que a la larga a nada conducen, como no sea el darle vueltas y más vueltas a un asunto, en una total pérdida de tiempo. Por ello lo que hacemos, repetimos, es visitar las páginas más destacadas en la Red en temas religiosos, leer lo que se pretende enseñar en ellas y si no creemos que esté de acuerdo con lo que nosotros entendemos que dicen las Escrituras sobre el particular, lo denunciamos y punto: ahí acaba nuestra misión. Por lo tanto, los que tienen que tomar la decisión, acerca de quién dice la verdad o se ajusta más al contenido escritural y obrar en consecuencia, son aquellas personas que nos leen y es que, como siempre les decimos…… nosotros también nos podemos equivocar. Y es que nos tomamos muy en serio, las siguientes palabras de Jesús:

Pero cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeños que ponen fe en mí, más provechoso le es que le cuelguen alrededor del cuello una piedra de molino como la que el asno hace girar y que lo hundan en alta mar.” (Mat. 18:6).

Sin embargo, lamentablemente, siempre existen aquellos que pretenden darnos clases magistrales y que al ver sus planteamientos rebatidos, en lugar de dar razones del porqué entienden lo que entienden y explicarlo (para que lo entendamos todos), recurren al insulto y a la descalificación personal, de aquellos que nos atrevemos a poner en duda las cosas que temerariamente afirman y que a nuestro entender (suponemos que estamos en nuestro derecho), no cuadran con el registro escritural. Un claro ejemplo de ello, tiene como protagonista al inefable Dr. Javier Rivas Martínez, que una vez más y sin venir a cuento, alude directamente a uno de los autores de este blog, concretamente en el párrafo tres de un reciente artículo titulado “¿Una segunda oportunidad?” y publicado en su blog, el día 13/04/11. Y claro, aunque solo se mencione a uno de los dos autores de este blog y dado que lo que se publica en el mismo, está siempre consensuado entre los dos, los dos nos damos por aludidos.

Luego y por aquello que se suele decir “por alusiones”, nos reservamos el derecho de réplica y en un próximo artículo, daremos cuenta de ciertos disparates que se perpetran en el citado escrito y dando con ello el citado caballero, una vez más y ya van tropecientas, muestra palpable de que es un ignorante integral en cuestiones bíblicas o dicho en otras palabras, que no sabe ni por donde le da el aire. Y es que ya que sale a colación, nos permitimos señalar que aún tiene pendientes de respuesta, algunas cuestiones que en su momento le han sido planteadas, como por ejemplo, en que resurrección, de las dos que según él, se nos habla en Juan 5:28-29, nos coloca a Juan el Bautista; o también y dado su especial entendimiento del citado pasaje, aún esperamos que nos ha aclare sobre quiénes se gobernará durante el período milenario; o quizás, nos debería de explicar, de dónde saca el argumento de que el “mar que dejará de existir” de Rev. 21:1, hace referencia a los mares y océanos literales. Y no pretendemos decir que esto no sea así…… sino que nos lo explique un poco y aclare nuestras dudas. ¿A qué no es capaz de hacerlo?

MABEL