sábado, 21 de agosto de 2010

Las dos cosas a la vez, no Dr. Rivas

Hace unos días, el 16 de este mes de Agosto, apareció publicado en el blog del Dr. Javier Rivas Martínez, un artículo titulado “Verdades contundentes acerca del Reino de Dios” y del que inmediatamente y para evitar suspicacias, pasamos a decir que estamos de acuerdo en todo aquello que, sobre el tema del Reino, escribe. Y hacemos esta matización, porque cuando nos empieza a hablar de Ireneo de Lyon y nos califica de “preciosas y esperanzadoras letras” lo de las “viñas de diez mil cepas, con cada cepa de diez mil ramas, cada rama de diez mil racimos……”, pues hombre, que quieren que les digamos, pero pensamos que difícilmente podía haber dicho Jesús semejante estupidez, por mucho que lo afirme ese señor. Y es que ese relato atribuido a Jesús y escrito unos 150 años después de que supuestamente fuera expresado, no nos merece ninguna credibilidad y por ello no logramos entender, ese comentario tan elogioso; pero en fin, dicen que para gustos están los colores. Nosotros, algo más arcaicos (cosas de la edad), preferimos citar del Salmo 72:16:

Llegará a haber abundancia de grano en la tierra; en la cima de las montañas habrá sobreabundancia……”

Y que eso, lo dice la Biblia y por lo tanto, es creíble y razonable. Pero por favor, no nos hagan mucho caso sobre este comentario, que solo es producto de nuestra ignorancia y limitados recursos intelectuales. Ya volviendo al artículo en cuestión, repetimos que, en líneas generales, no podemos estar más de acuerdo con su contenido, pero…… es que las dos cosas al mismo tiempo, Dr. Rivas, no pueden ser. Veamos: usted nos dice, concretamente en su párrafo cuatro, lo siguiente:

Este Reino no será incorpóreo ni estará desunido con lo material. Será [espirtual] porque los decretos y mandatos del Creador serán cristalizados efectivamente por el que lo gobierne y por los que serán gobernados.

Bien, pero…… ¿de dónde nos saca usted a esos “que serán gobernados”? Porque permítanos recordarle, que según usted y en una más que dudosa interpretación de Juan 5:28-29, nos habla de dos resurrecciones que se distribuyen de la siguiente manera: una primera para vida, coincidente con la venida de Jesucristo y en la que participan todos los salvos y una segunda, para condenación o destrucción eterna de los impíos, al final de los mil años del reinado de Cristo. O sea, que entre medias y durante ese período de mil años...... la nada.

Porque claro, resulta que usted incluye entre esos salvos de la primera resurrección, tanto a los Santos del NT, como a los del AT; eso por lo menos, es lo que afirma (una vez más), en este artículo que estamos comentando:

Es clarísimo que el Reino de Dios no pude ser la Iglesia porque nada de esto se ha visto en ella. La profecía del Reino de Dios sólo se cumplirá con el regreso de Cristo y con la resurrección de los santos en general, a los que han pertenecido a la Iglesia y a los del Antiguo Testamento (1 Ts. 4:16-17; Dn. 12:2a y b, 3).” (Negritas nuestras).

O sea, que con el regreso de Jesucristo, se levantan según usted, los Santos del AT junto a los del NT y eso en una primera resurrección, lo cual, obviamente, los convierte a todos en reyes gobernantes del reino junto a Cristo, según Rev. 20: 6:

Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.

Ahora bien, si como usted afirma y hasta el final de los mil años, no hay otra resurrección y que además, es para condenación o destrucción eterna de los impíos, nosotros le repetimos la pregunta: ¿de dónde nos saca usted entonces, a esos gobernados? ¿De dónde nos saca usted, a esos personajes que nos cita de Isaías 11:4, en otro de sus párrafos?:

« . . . sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío» (Is.1:4).

O sea ¿sobre qué pobres, se juzgará con justicia y sobre que mansos, se argüirá con equidad? Repetimos ¿de dónde salen esas personas?

Y es que las dos cosas a la vez, como antes le hemos afirmado, no pueden ser Dr. Rivas. Porque es un absurdo contrasentido, que usted afirme tranquilamente por una parte, el disparate de las dos resurrecciones de Juan 5:28-29 y que deja automáticamente la tierra llena de gobernantes, pero sin nadie a quién gobernar durante mil años y que por otra, nos hable de las bondades de dicho gobierno para con sus gobernados, como si no hubiera pasado nada. ¡Hombre!, nosotros podemos estar de acuerdo, en que “El estudio está hecho a manera que los nuevos en las cosas de Dios puedan entenderlo sin dificultades.”, como usted afirma a modo de entradilla en su artículo y que obviamente, en su buena fe, dichas personas se creen todo aquello que se les cuenta y sin atender a ese tipo de detalles, cosa normal entre personas que recién empiezan. Pero claro Dr. Rivas, resulta que nosotros no somos unos principiantes y estamos un poco curtidos en estas lides, además de que nos fijamos muy bien en aquello que leemos y que encima, por si faltaba algo, entendemos “un poco” del asunto. Por lo tanto, nos atrevemos a pedirle un poco de rigurosidad y coherencia en las afirmaciones que publica, aunque solo sea para no desorientar al personal. Y es que algunos de los que nos leen, podrán ser un poco novatillos en el tema, que los hay, pero eso de ninguna manera significa que no tengan la suficiente capacidad de lógica y sentido común, como para no darse cuenta de que aquí algo no cuadra. O sea, novatillos…… vale, pero tontos no.

Por lo tanto no consideramos de recibo, que impunemente defienda esa más que discutible teoría de las dos resurrecciones, que deja sin bicho viviente que ser gobernado durante esos mil años entre ambas resurrecciones y que a la vez nos hable, de lo que esos gobernantes van a hacer para con sus gobernados precisamente durante ese mismo período de tiempo y se quede tan ancho y satisfecho. Y como resulta que las dos cosas al mismo tiempo no pueden ser, pues esperamos que esta vez sí de respuesta a esa incongruencia planteada, porque nosotros desearíamos que le quedara clara una cosa: que estamos completamente de acuerdo con su exposición acerca del Reino y que no le planteamos ninguna objeción: todo se lo hace usted solito. Porque lo que sencillamente está ocurriendo, es que se está contradiciendo usted mismo en sus enseñanzas: afirma una cosa hoy y la contraria mañana, cuando no en el mismo escrito y como es el caso. Y conste que nosotros no le criticamos ni le objetamos nada acerca del fondo de su artículo y que nos parece bien: solo nos limitamos a señalarle la contradicción en la que ha caído y por si cree oportuno corregirla.

Por ello, quedamos a la espera de que tenga a bien solventar ese pequeño desajuste y haga conocer a sus lectores habituales su conclusión final, aunque solo sea por aquello de ayudarles a saber cuál de esas dos cosas se tienen que creer. Porque las dos a la vez…… pues eso, que no pueden ser.

MABEL

jueves, 19 de agosto de 2010

El incomprendido pasaje de Rev. 20:5.


Tal y como les mencionábamos en el anterior artículo “El arte de reflexionar...... y la Biblia” (16/08/10), vamos a hablar un poco de ese texto y que a juzgar por los resultados que su utilización producen, no ha sido demasiado bien entendido y lo que es peor: ha sido pesimamente aplicado. Pero leamos el contenido del mismo y que para una mayor comprensión de lo que queremos explicar, lo colocaremos en su contexto natural, o sea, entre la parte final del versículo 4 y el 6:

“…… Y llegaron a vivir y reinaron con el Cristo por mil años. 5 (Los demás de los muertos no llegaron a vivir sino hasta que se terminaron los mil años). Esta es la primera resurrección. 6 Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.”

Y ahora, habiéndolo leído, pasemos a analizarlo; y de lo primero que nos damos cuenta, es que de los participantes de esa primera resurrección se nos dice que “llegaron a vivir”, a diferencia de los “demás de los muertos” de ese verso 5, que no lo hicieron hasta el final de los mil años. Y para que este texto se pudiera usar, con la idea de establecer una separación de mil años entre las dos resurrecciones de Juan 5:28-29, como hacen los “entendidos” en la materia, evidentemente se nos tendría que estar hablando en el mismo, de una resurrección literal. O sea, que esas dos expresiones acerca de que “llegaron a vivir” o “no llegaron a vivir” respectivamente, tendrían que hacer referencia a resurrecciones literales y lo cual, de ninguna manera es el caso. Porque veamos en qué sentido, es que “llegaron a vivir” los participantes de la primera resurrección: Pablo en 1 Tim. 6:19, animó a los que junto a él tenían la esperanza de en un futuro, gobernar junto a Cristo en el reino, a atesorar “… para sí con seguridad, un fundamento excelente para el futuro, para que logren asirse firmemente de la vida que realmente lo es.” Luego lo que estaba diciéndoles, es que después de su resurrección, se les concedería otro tipo de vida, infinitamente superior al que habían tenido en su etapa humana anterior, lo cual se infiere de Rev. 20:6, que nos dice que “sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad”, lo que significa vida eterna en perfección. Luego estaríamos hablando, no tanto de la resurrección como tal, sino de la calidad de la misma que reciben esos personajes y la cual les distinguía, de “los demás de los muertos” del versículo 5 y que solo recibirían la vida eterna, al final del milenio y en función siempre, de que superaran la prueba final (Rev. 20:7-9).

Ese tipo de resurrección con la dádiva de la vida eterna de forma inmediata, es solo para aquellos que participan de la primera resurrección y gobiernan con Cristo durante los mil años. Ahora bien ¿es entonces correcto el uso que esos “expertos” en interpretación bíblica dan a ese versículo 5? ¿Significa ese texto, que nadie más de entre la humanidad vivirá durante esos mil años en la Tierra, excepto los que gobiernen en el reino con Cristo? De entrada, ese texto no es más que una acotación aclaratoria del verso anterior (el 4), que nos pretende mostrar la diferencia entre la calidad de la “primera” resurrección, con respecto de la que acontece durante el milenio: mientras los que participan de la primera ya se levantan con la inmortalidad concedida, los que se levantan en lo que podríamos llamar la “segunda” resurrección, tienen que esperar a superar la prueba final (Rev. 20:7-8) para alcanzar la vida eterna; por otra parte, ese texto de ninguna manera puede decirnos eso porque, si así fuera, ello significaría que no habría personas a favor de las cuales esos personajes, pudieran utilizar sus habilidades como “sacerdotes”, porque su dominio sería sencillamente un planeta desolado. Pero cierto es y de forma inexplicable, que los citados “entendidos” lo usan como complemento de Juan 5:28-29, para señalar un espacio de tiempo de mil años entre ambas resurrecciones y creando con ello, esa esperpéntica situación: un milenio con gobernantes, pero sin gobernados, luego ¿para qué el reino de Dios? Pero es que además, resulta que el sentido primario del texto objeto de análisis, no nos da siquiera la más mínima idea de que ello pueda ser así, pues lo que realmente hace dicho versículo 5, lejos de hablarnos de una resurrección literal, es establecer un hecho: mientras los primeros en resucitar, ya reciben y a partir de ese mismo momento, una nueva condición de vida, “los demás de los muertos” no la reciben, sino hasta después de pasados los mil años.

Entonces, quizás habría que empezar averiguando, quiénes son “los demás de los muertos” de los que nos habla dicho pasaje; luego ¿de qué muertos se nos está hablando? Pues obviamente y en primer lugar, de los restantes muertos literales que no participan de esa primera resurrección y que a través de los siglos, han muerto como resultado del pecado adámico. Pero también en ese verso 5 se incluye además, en ese mismo grupo y eso es muy importante, porque nos ayuda a aclarar las cosas, a aquellos que habiendo aceptado en sus vidas el sacrificio redentor de Jesucristo, sobreviven a la gran tribulación y que ya sin necesidad de experimentar la muerte física (Rev. 7:17) entran con vida en el Milenio, así como también a los que posiblemente vayan naciendo de entre ellos, durante dicho período. Pero claro, nuestro querido lector, inmediatamente puede objetar que estamos confundiendo la gimnasia con la magnesia, ya que metemos en un mismo saco a muertos físicos, con vivos físicos y hay que reconocer, que desde el punto de vista humano, tendría toda la razón mundo. Pero es que cuando hablamos de las cosas de Dios, estas hay que verlas desde el punto de vista de Dios y no desde el nuestro; notemos, por ejemplo, cómo veía Jesús la cuestión y que algo, suponemos, sabría del tema:

Luego dijo a otro: “Sé mi seguidor”. El hombre dijo: “Permíteme primero ir y enterrar a mi padre”. 60 Pero él le dijo: “Deja que los muertos entierren a sus muertos, más vete tú y declara por todas partes el reino de Dios.” (Luc. 9:59-60).

¿A quién se refería Jesús, al mencionar a esos muertos que podían enterrar a otros muertos? Pero dejemos que sea la propia Biblia, la que nos diga de qué o de quien, nos estaba hablando Jesús. Porque veamos como el apóstol Pedro, que entendió perfectamente la idea, en su momento también se expresó en parecidos términos:

De hecho, con este propósito las buenas nuevas fueron declaradas también a los muertos, para que fueran juzgados en cuanto a la carne desde el punto de vista de los hombres, pero vivieran en cuanto al espíritu desde el punto de vista de Dios.” (1 Ped. 4:6).

Y está claro, que Pedro tampoco se refiere a muertos literales en ese pasaje, lo cual no tendría sentido ya que a un muerto literal, no se le pueden declarar buenas nuevas, ni por supuesto, ninguna otra cosa. Pero veamos ahora, si el apóstol Pablo y que a nuestro entender, fue el que más correctamente capto la idea divina, nos puede aportar un poco más de luz al asunto:

Además, a ustedes Dios los vivificó aunque estaban muertos en sus ofensas y pecados…..” (Efe. 2:1 y 5; vea también Col. 2:13).

Por lo que queda claro, que esos muertos, eran evidentemente personas físicamente vivas, pero muertas a los ojos de Jehová, como directa consecuencia del pecado heredado.

Luego lo que estaba haciendo Pablo y retrotrayéndonos al pasaje citado de 1 Tim. 6:19, era contrastar la vida que hoy vivimos, muy dura y dificultosa y que no es vida, con una que obviamente será distinta y que realmente si será vida. Pero ¿por qué lo que hoy vivimos, no puede considerarse vida, por muy bien que algunos afortunados la vivan? Pues porque al final de ella inevitablemente y como consecuencia directa del pecado, está la muerte y no sin antes haber pasado por un auténtico calvario de sufrimientos y sinsabores, con el consiguiente proceso de envejecimiento con sus lógicas limitaciones y que arrebatándonos toda ilusión de vivir, para nada tiene que ver con lo que Jehová se propuso en un principio para su creación humana. Y es que no existe comparación posible alguna, pues Dios dotó a Adán de la capacidad de vivir eternamente en plenitud de fuerzas y máxima madurez física, mental y espiritual y por tanto, él no experimentaría la vejez y todo ello, en un idílico entorno semejante a un paraíso, en donde la paz, la justicia y la abundancia de recursos, contribuían al bienestar del ser humano. Y en que destacaba por encima de todo ello, una estrecha relación entre el hombre y su amoroso Creador, Jehová Dios.

Sin embargo al pecar, el primer hombre perdió tan maravillosa perspectiva, transmitiendo a sus descendientes la mancha del pecado y con ello sus tristes consecuencias: enfermedades, dolor, envejecimiento y finalmente, muerte. Desde el mismo momento en que Adán pecó, adquirió la condición de “muerto”, ya que a los ojos de Jehová murió y con él sus descendientes, o sea, toda la raza humana; veamos cómo nos lo cuenta, Gén. 2:17:

Pero en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de él, porque en el día que comas de él, positivamente morirás.”

Y aunque desde la perspectiva humana, no murió inmediatamente después de pecar, ya que tras su expulsión de Edén, aún vivió lo suficiente para ver el asesinato de uno de sus hijos, el destierro de su hijo asesino, el abuso de la institución matrimonial, la profanación del nombre sagrado de Jehová y otras muchas cosas de las que fue testigo...... finalmente, después de novecientos treinta años de vida, la mayor parte de los cuales se consumieron en el lento proceso de envejecimiento, volvió al suelo del que había sido tomado, tal como Jehová había dicho. Pero durante todo este tiempo, aunque físicamente vivo, Adán realmente ya estaba muerto a los ojos de Jehová y desde el mismo momento de su transgresión. Luego esos, son los muertos de los que nos habla Rev. 20:5: personas que aunque físicamente vivas, están en una condición como de muertos ante el Creador. Porque esta es, la actual situación de la humanidad, prescindiendo de que estén físicamente muertos o físicamente vivos: la humanidad como un todo, está muerta a los ojos de su Creador.

Luego ¿en qué sentido, es que “no llegaron a vivir” sino hasta el fin de los mil años, esos “demás de los muertos”? Esto no significa su resurrección literal, como ya hemos dicho, pues este “llegar a vivir”, implica mucho más que el sencillamente existir físicamente como seres humanos, tal como hemos apuntado. Significa obtener la perfección humana, libre de todos los efectos del pecado adámico y con la vida eterna en mira; observe que la referencia a esto en ese versículo 5, se halla inmediatamente después que el versículo anterior diga que los que participan de la primera resurrección, yallegaron a vivir”. En el caso de ellos significa, como ya les hemos dicho, que en el mismo momento de su resurrección, les fue concedida vida sin ninguno de los nocivos efectos del pecado y ya se les concede la inmortalidad o el derecho a una vida sin muerte o eterna (Juan 3:16). Ellos por tanto, ya pasan a disfrutar de la vida que “realmente lo es” y de la que nos habló Pablo: vida sin fin, en plena felicidad y en perfecta armonía con el Excelso Dador de Vida y Supremo Soberano del Universo, Jehová Dios...... pero ¿por qué esas personas y los “demás de los muertos” del verso 5, no?

Pues porque durante su estancia aquí en la Tierra y a diferencia del resto, esas personas ya fueron debidamente probadas para saber si eran merecedoras de tal privilegio:

Pues, si somos hijos, también somos herederos: herederos por cierto de Dios, pero coherederos con Cristo, con tal que suframos juntamente para que también seamos glorificados juntamente.” (Rom. 8:17).

De hecho Jesucristo y en su mensaje a las siete congregaciones de Rev. 2/3, les asegura que el “vencer”, por supuesto durante su estancia aquí en la Tierra, significaría ser glorificados junto a Él, en el Reino de Dios. Veamos, por ejemplo, lo dicho a la última congregación mencionada, la de Laodicea y extensivo a todas las demás:

Al que venza, yo le daré que se siente conmigo en mi trono; así como yo también he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono.” (Rev. 3:21).

Entonces, para “los demás de los muertos”, ese “volvieron a vivir” al final de los mil años, no tiene que ver con una resurrección literal y física: esto significa y según hemos visto de los que participan en la primera resurrección, plenitud de vida en perfección humana. Esos “demás de los muertos”, ya habrán ido resucitando de forma progresiva durante el milenio y durante el cual, también de forma progresiva, serán llevados a la perfección de la que un día gozaron nuestros primeros padres, Adán y Eva; aunque el poder alcanzar dicho privilegio de la vida eterna, solo les sea otorgado al término del mismo. Pero ¿por qué no antes y al igual que los integrantes de la primera resurrección? Pues porque a ellos no les fue concedido el privilegio de sufrir martirio por Cristo, estando en vida y en consecuencia, no pudieron ser probados hasta ese grado:

Porque se os ha concedido a vosotros, a causa de Cristo, no solamente el privilegio de creer en él, sino también el de sufrir por su causa.” (Fil. 1:29).

¿Y por qué al término de los mil años, ? Pues porque es en ese momento, cuando de nuevo es soltado Satanás y sometida la humanidad, a la prueba final y cuando reciben el dicho privilegio de poder mostrar su apoyo incondicional a la Soberanía Universal del Cread0r y partiendo de las mismas condiciones en las que estaban Adán y Eva: en un completo estado de perfección y lo cual los hace ya, responsables plenos de su decisión; vamos a ver si podemos explicarlo de forma que nos hagamos más entendibles.

Si bien cuando nuestros primeros padres pecaron contra Jehová y debido a su perfección, fueron considerados pecadores voluntariosos y por tanto, plenamente responsables, contra su Creador, no fue así en el caso de su prole, que heredó de forma involuntaria la imperfección que conllevaba dicho pecado; pues tal como un molde defectuoso, transmite a todas las copias el mismo defecto, así sucedió en el caso de Adán y Eva con respecto de su descendencia. Cierto es que como dijimos en el artículo anterior “El arte de reflexionar y la Biblia”, cuando uno muere, ya ha pagado por su pecado, porque ese es el precio requerido (Rom. 6:23); pero claro, resulta que cuando uno está muerto, no existe...... luego ¿de qué utilidad nos sería, a nivel personal, el haber liquidado la deuda?: pues absolutamente de nada, ya que después de la muerte, uno sencillamente pasa a la no existencia. Pero ahí es donde entra la misericordia de Jehová, ya que Él y viendo la desesperada situación de los descendientes de la primera pareja humana, se propuso que pudieran gozar de la misma oportunidad que ellos y así pudieran decidir por sí mismos, si deseaban ser obedientes a su Dios y Creador o por el contrario y al igual que sus primeros padres, le desobedecerían y se pondrían de parte del padre de la mentira, Satanás el Diablo...... y ello significó, el que Jehová tomara una dramática decisión:

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16).

Jehová tuvo que hacer semejante arreglo, para equilibrar su justicia con su misericordia y amor hacía su creación y de esta manera, proporcionar un rescate equivalente para beneficio de esa descendencia:

Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, un hombre, Cristo Jesús, 6 que se dio a sí mismo como rescate correspondiente por todos... de esto ha de darse testimonio a sus propios tiempos particulares.” (1 Tim. 2:5-6).

Y ese y no otro, es el propósito de la resurrección y sobre todo, del porqué del reino de Dios: que la humanidad tenga la posibilidad de alcanzar la vida eterna, mediante su actitud frente a esa prueba final (Rev. 20:7:10) y que determinará en su momento, tal como afirma Juan 5:28-29, si la resurrección de una persona, ha sido para vida o por el contrario, será para condenación y destrucción eterna en el lago de fuego:

“…… Esto significa la muerte segunda: el lago de fuego. 15 Además, cualquiera a quien no se halló escrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego.” (Rev. 20:14b-15).

Todo dependerá de la actitud de cada uno, acerca del aprovechamiento que haga, durante ese reinado milenario de Cristo, de los distintos beneficios que serán puestos a su alcance por esos reyes y sacerdotes, que Jehová ha dispuesto que gobiernen durante ese tiempo.

Luego y resumiendo la cuestión, nada tiene que ver ese pasaje de Rev. 20:5 con el de Juan 5:28-29, sencillamente porque no hablan de lo mismo, digan lo que digan los “entendidos” que así lo afirman. Y dado que este artículo que está leyendo, es complemento del que hemos citado al inicio de este escrito y publicado el día 16 de este mes de Agosto, en donde exponemos alguna de las situaciones un tanto extrañas y conflictivas que se generarían, de aceptar la enseñanza que tiene que ver con el relacionar un texto con el otro, nos permitimos sugerirle que los lea los dos y se le hará perfectamente clara la idea que deseamos transmitirle. Creemos sinceramente que aportamos suficiente prueba bíblica de que, en líneas generales, tanto Daniel 12:2, como Juan 5:28-29 y Hechos 24:15, significan y nos hablan de lo mismo: de una sola resurrección a ocurrir de forma progresiva durante el milenio y con dos retribuciones distintas al final del mismo. Y que dependerá, como hemos dicho, de que cada uno sepa aprovechar los beneficios espirituales que serán derramados por la labor sacerdotal de esos gobernantes usados por Jehová, durante ese reinado milenario, para que su resurrección resulte al final para vida o en su defecto, para condenación eterna. Y lo cual quedará de manifiesto, según sea su actitud frente a las maquinaciones satánicas que cada uno personalmente deberá enfrentar. Luego será en ese momento, al final de los mil años y superada la prueba, cuando “los demás de los muertos” de Rev. 20:5, volverán a vivir “la vida que realmente lo es”, o parafraseando el texto, “no volvieron a vivir, sino hasta que se terminaron los mil años”……. si superan la prueba, claro está.

Y una vez más, permítanos decirle, que esa es simplemente nuestra opinión; ahora usted tiene que formarse la suya, mediante un análisis cuidadoso de las Escrituras, acerca de si estas cosas son como se las contamos o no. Recuerde que en última instancia y llegado el momento, nadie podrá responder por usted...... “porque cada uno llevará su propia carga de responsabilidad.” (Gal. 6:5).

MABEL

lunes, 16 de agosto de 2010

El arte de reflexionar...... y la Biblia

Si usted busca en un diccionario la palabra “reflexionar”, leerá que significa “Considerar detenidamente algo”. Y eso le anima a usted, por lo menos lo intenta, a analizar con atención cualquier tipo de información que se ponga a su alcance, bien sea de forma impresa, por palabra o mediante imagen. En todo caso, la finalidad última de la misma es transmitirle una idea o mensaje y que de alguna manera, condiciona o puede condicionar su vida. A usted se le intenta convencer, por ejemplo y mediante tales medios, desde el dentífrico que tiene que usar, hasta cual es el mejor candidato político que tiene que elegir (en un sistema democrático, obviamente) para que le “arregle” la vida, pasando por el automóvil que le hará ser la envidia de su vecindario, o el lugar más idóneo donde pasar sus vacaciones y sí mucho nos apura, hasta de cuál es la pareja ideal para usted, si aún no la tiene, por supuesto. Y siendo estas cosas relativamente importantes en el día a día de una persona, le vamos a hablar de otra determinada información que puede llegar hasta usted, muchísimo más importante y sobre todo, determinante, ya que la misma sí tiene repercusión directa en cómo dirige usted su vida y en las consecuencias que de ello va a derivar. Le estamos hablando de la información que nos habla de los propósitos de Dios para con su creación humana y registrados en Su Palabra, La Biblia. Sobre esa información, sí es urgente y necesario reflexionar con seriedad: en ello y sin ánimo de exagerar, nos va la vida a cada uno. Por eso Jesús en su momento, nos aconsejó lo siguiente: “Por lo tanto, presten atención a cómo escuchan……” (Luc. 8:18a). Veamos.

Cuando Jesús estuvo aquí en la Tierra, dijo unas palabras que como mínimo, nos tendrían que hacer pensar un poco. Las encontramos en Juan 8:32 y dicen así: “…… y conocerán la verdad y la verdad los libertará.” Luego y quedándonos con la idea primaria de esa frase, entendemos que el conocer la verdad (no una mentira, una media verdad o una verdad adulterada), reporta grandes beneficios para aquellos que lo consiguen. Pero resulta que Jesús también nos habló de la aparición, durante los últimos días de la existencia de este sistema de cosas tal y como lo conocemos y que tienen que ver con los tiempos actuales, de una gran cantidad de personas que afirmarían hablar en su nombre:

Respondió Jesús y les dijo: Mirad que nadie os engañe; 5 porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: "Yo soy el Cristo" y engañarán a muchos.” (Mat. 24:4-5).

Y recordemos que en ese contexto, Jesús daba atención a sus discípulos, acerca de una pregunta que le formularon y cuya respuesta tenía que ver con señales en forma de sucesos, que de forma progresiva iban a ocurrir en la Tierra y que culminarían con su segunda venida. Luego, a continuación de las palabras citadas y continuando con el versículo 6, Jesús pasa a enumerar los dramáticos acontecimientos que iba a enfrentar la humanidad.

Luego reflexionemos detenidamente sobre lo que nos quieren decir esas palabras del pasaje de Mateo. De entrada, vemos que del primer peligro que Jesús nos alerta, con ser muy graves los que tenían que venir, es el de ser engañados; ahora bien, la pregunta es: engañados ¿por quién y sobre qué? Pues en lo que respecta al quién, evidentemente por aquellos que afirmarían venir en su nombre y que si usted presta un poco de atención, se dará cuenta de que todos aquellos que hoy nos hablan del propósito de Dios para la humanidad, en cualquier medio de difusión, afirman sin lugar a dudas ser personas “escogidas” o “ungidas” por Dios, o sea, venir en su nombre y de esos, es de los que precisamente Jesús nos advirtió. ¿Y sobre qué nos podrían engañar? Pues ya que afirman venir en “su nombre”, evidentemente nos pueden engañar (de hecho lo consiguen sobre muchos), acerca del mensaje que Jesús vino a transmitir y que conocemos como “evangelio” y lo cual significa sencillamente, buenas nuevas o buenas noticias, como usted prefiera. Y que no es casualidad, que sea en estos tiempos, cuando proliferen ese tipo de personas, ya que el libre acceso a un medio de difusión como es Internet, permite que hasta algún descerebrado se meta a maestro bíblico y se crea “señalado” por el dedo de Dios. Y siendo cierto que cada uno de ellos afirma ser un verdadero “ungido”, en detrimento de otros que, faltaría más, son falsos e impostores, eso nos crea a nosotros, los que vemos el espectáculo a cierta distancia, un problema de identificación, ¿no es así?

Pero podemos solucionar esta cuestión, partiendo de dos premisas: la primera y más importante por supuesto, es que a día de hoy y de momento, Dios no tiene a nadie en la Tierra que le represente y la segunda, hacer caso a lo que Jesús nos aconsejó: prestar mucha atención a cómo escuchamos, o lo que es lo mismo, reflexionar con detenimiento y a la luz de las Escrituras, sobre la veracidad de sus enseñanzas y que determinarán si son, o no, verdaderos representantes de Jehová. Veamos por ejemplo, una de ellas, en la cual está de acuerdo el 99.99% de todos eso señores que se auto-proclaman “ungidos” y que nos la ofrecen como genuina enseñanza de Jesús y que tiene que ver, con la esperanza de la resurrección. En Juan 5:28-29, se nos dice lo siguiente:

No os asombréis de esto, porque vendrá la hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz 29 y saldrán, los que hicieron el bien para la resurrección de vida, pero los que practicaron el mal para la resurrección de condenación.”

Y según esos señores, lo que nos quiso decir Jesús, ya que en su nombre afirman hablar, es que habrá una primera resurrección para aquellos que tienen el favor de Dios, para vida y una segunda al cabo de mil años, para condenación o destrucción eterna de aquellos que no lo tienen. Pero claro, usted que siguiendo la sugerencia que nos hizo Jesús, está reflexionando atentamente sobre lo que le están contando, se da cuenta de que algo no cuadra; porque lo que en ese pasaje estamos leyendo, es que al sonido de la voz salen todos y no, ahora unos y pasados mil años, otros. Eso no lo dice el pasaje, es más, ni siquiera lo da a entender, ya que Jesús lo único que dice es “que vendrá la hora”, pero no nos dice ni cuando, ni cómo, ni dónde. Luego de lo que aquí se nos estaría hablando, según una correcta lectura del mismo y leyéndolo tal cual está escrito, es de una sola resurrección con dos retribuciones distintas, una de vida y otra de muerte y dependiendo naturalmente, de la actitud de cada individuo, lo cual estaría de acuerdo, con lo dicho por Pablo en Hechos 24:15:

“…… y tengo esperanza en cuanto a Dios, esperanza que estos mismos también abrigan, de que va a haber resurrección así de justos como de injustos.”

Y en donde por cierto, tampoco se aprecia por ningún lado, la existencia de un período de mil años entre ambas resurrecciones. Y lo mismo aplica a Dan. 12:2, que también usan esos señores para apoyar su disparatado planteamiento. Luego, ¿de dónde sacan el argumento, de los mil años intermedios? Pero leamos ahora Rev. 20:4-6:

Y vi tronos y hubo quienes se sentaron en ellos y se les dio poder para juzgar. Sí, vi las almas de los que fueron ejecutados con hacha por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios y los que no habían adorado ni a la bestia salvaje ni a su imagen y que no habían recibido la marca sobre la frente ni sobre la mano. Y llegaron a vivir y reinaron con el Cristo por mil años. 5 (Los demás de los muertos no llegaron a vivir sino hasta que se terminaron los mil años.) Ésta es la primera resurrección. 6 Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.”

Y como pueden observar, el tal argumento tiene su base en la primera frase del verso 5 y que nada tiene que ver en esa porción del pasaje, con una resurrección física, porque de lo que se nos habla, es de la calidad de la tal resurrección y no siendo otra cosa, que una simple acotación explicativa. Pero los pormenores de esa circunstancia se los contaremos en un próximo estudio y en el que nos limitaremos concretamente a analizar ese pasaje. Pero ahora, pasemos al meollo del asunto y limitémonos a ver qué pasaría, de aceptar como buena la teoría interpretativa de esos señores, acerca de esas dos resurrecciones separadas, según ellos, por un espacio de tiempo de mil años.

En primer lugar, lo que nos dice el versículo 6 de ese pasaje de Rev. 20, es que las personas que participan de esa primera resurrección, resucitan ya con el derecho a la vida eterna, puesto que “la muerte segunda no tiene autoridad sobre ellos”, lo que nos muestra, que ya disfrutan de la plena aprobación del Altísimo. Por otra parte, también se nos dice que por mil años, gobernarán con Cristo en calidad de reyes y sacerdotes, dos atributos concedidos por Jehová y que se supone, para ser usados sobre alguien. O sea y para entendernos: que han de reinar durante mil años sobre alguien, así como que durante ese tiempo, han de extender los beneficios de su labor sacerdotal, también sobre alguien. Vemos por otra parte, que esos personajes aparecen en el momento de tomar posesión “de sus tronos”, según el inicio del verso 4, lo cual nos indicaría que estamos en el preciso momento de dar comienzo a dicho período milenario. Luego la pregunta que se nos plantea, es la siguiente: si solo es al final de esos mil años que se produce una segunda resurrección y que es además, para condenación o destrucción eterna, ¿sobre quiénes reinan como reyes y sobre quien ejercen su labor sacerdotal, durante esos mil años? Y si ahí ya se nos presenta un problema, la cosa no hace más que empezar, porque veamos cómo se nos plantea otro.

Y es que siguiendo el consejo de Jesús, de prestar atención a “cómo escuchamos”, nos hemos detenido por un momento, en averiguar cuál era la labor de un sacerdote en tiempos pre-cristianos y nos ha salido esto: antes de que se fundara la congregación cristiana, los sacerdotes eran para los verdaderos adoradores de Dios los representantes de Jehová ante el pueblo y los encargados de instruirlo acerca de Él y Sus leyes. A su vez, representaban al pueblo ante Dios mediante la presentación de sacrificios, intercesiones y ruegos. Heb. 5:1 dice a este respecto:

Todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es nombrado a favor de los hombres sobre las cosas que tienen que ver con Dios, para que ofrezca dádivas y sacrificios por los pecados”.

Luego la burrada interpretativa de esos señores aumenta de tamaño y color, porque veamos: si Jehová capacita a esas personas salidas de una primera resurrección, para una labor sacerdotal y mediadora durante ese período de mil años, ello solo puede significar que durante ese tiempo han de aparecer personas que no teniendo aún el favor de Jehová, precisarán de su labor sacerdotal y mediadora para alcanzarlo, ¿o no es así? Porque la única explicación razonable por la cual Jehová podría dotar con esos atributos sacerdotales, a los que con Cristo han de gobernar, sería para que los usaran en beneficio de alguien y con un propósito determinado. Y que razonablemente solo podría ser, el de restaurar a esos “alguien” de nuevo a Su favor, de lo contrario ¿qué sentido tendría el que se les hubiera investido de los tales atributos? Pero claro, recordemos que esos “Cristos”, nos hablan de una resurrección para vida al inicio del milenio, para los justos y otra al término de los mil años, de condenación eterna para los injustos. Entonces, ¿de dónde saldrán esas personas que se han de beneficiar de los citados servicios sacerdotales, durante ese período de tiempo? Y ahí dejamos la cuestión, para ver si alguno de esos “ungidos” que nos hablan “en nombre” de Jesucristo, tiene a bien resolvernos esos dos “pequeños” problemas.

Pero es que ahí no acaba la cosa, ya que por otra parte y aceptando como cierta dicha enseñanza, nos encontramos con otro sinsentido: ¿sobre qué base, son condenadas a destrucción eterna en el “lago de fuego”, esas personas que aparecen en la segunda resurrección al final de los mil años? Por lo que hicieron mientras estaban con vida, desde luego no, porque con su muerte ya han pagado la culpa. Para ver que eso es así, leamos en principio las palabras de Jehová a Adán, según Gén. 2:17:

“Pero en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de él, porque en el día que comas de él, positivamente morirás

Y lo cual nos muestra, en primer lugar, que la muerte es lo contrario de la vida, ya que de lo que se le advierte a Adán, es de que se le quitaría aquello que poseía, como pago por el mal cometido. Y si Adán antes de su creación no existía, si le quitaban la vida que Jehová le había dado, como pago por el pecado, volvería a la condición anterior, o sea, a la no existencia; luego una cosa, la vida, es la contraria de la otra, la muerte. Pero también nos muestra, que ese era entonces el precio a pagar por el pecado: la pérdida de la vida o la vuelta a la no existencia. Y confirmando lo correcto de la conclusión a la que hemos llegado, leemos que “el salario que el pecado paga es muerte…..” (Rom. 6:33a); luego cuando uno muere, ha liquidado ya su deuda y por tanto queda libre, absuelto, liberado o redimido de su pecado, según la traducción que usted use y a tenor de lo que de nuevo Pablo nos cuenta en el verso 7, de ese mismo capítulo: “Porque el que ha muerto, ha sido absuelto de su pecado.” Luego repetimos la pregunta: ¿sobre qué base entonces, se levanta a personas de la muerte y se las lleva directamente a un juicio de condenación, con resultado de destrucción eterna? ¿De qué pecado o delito se les acusa y castiga? Otra cuestión, que esos “portavoces” de Jesucristo nos tendrían que aclarar.

Consideremos otro disparate que se produciría, de ser la tal enseñanza, como nos la pintan esos “ungidos” que afirman hablarnos en nombre de Jesucristo. Según Rev. 20:6, todos los que participan de esa primera resurrección, pasan a convertirse en gobernantes asociados con Jesucristo en ese reino milenario; sin embargo, el propio Jesucristo afirmó, que Juan el Bautizante no estaría en ese gobierno del reino; veamos:

En verdad les digo: Entre los nacidos de mujer no ha sido levantado uno mayor que Juan el Bautista; mas el que sea de los menores en el reino de los cielos es mayor que él.” (Mat. 11:11).

Y si de nuevo atendemos el consejo de Jesús y hacemos un ejercicio de reflexión sobre este pasaje, nos encontramos con lo siguiente: si entre los nacidos de mujer, no había uno mayor que Juan y sin embargo, el menor en dicho reino era mayor que él, ello significaría que Juan no estará entre esos gobernantes y por tanto, no participa de esa primera resurrección. Y la esperpéntica cuestión que se nos plantea, es que tendríamos que colocar a Juan en una segunda resurrección para destrucción eterna, porque claro, si solo hay dos y no puede participar en la primera …… pues ustedes mismos. Pero es que ese sinsentido, consecuencia de tan disparatada interpretación de Juan 5:28-29 por parte de esos “iluminados” voceros de Cristo, tiene otra derivada, porque ¿qué ocurre, si continuamos con nuestra reflexión sobre Mat. 11:11?

Pues que llegamos al siguiente punto: si según Jesús, Juan era el mayor entre los nacidos de mujer, lógicamente sería mayor, que los Noé, Lot, Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, Josué, David, Isaías, Ezequiel, Daniel, Joel, Abel, Job, etc., etc., etc. Luego si esos personajes y según Jesús, eran menores que Juan, evidentemente ellos tampoco podrían participar de esa primera resurrección y en la que participan, recordémoslo, solo aquellos que han de reinar con Cristo. Entonces solo les queda un destino: la segunda resurrección para destrucción eterna en el lago de fuego y azufre. Y ustedes, probablemente a estas alturas de la película, ya empiezan a darse cuenta de la animalada interpretativa que nos están contado esos señores “ungidos” (o “Cristos”) con respecto de Juan 5:28-29, ¿no es así? Pero es que hay más razones, que nos reafirman en esa opinión (de que es una animalada, claro está), ya que si continuamos reflexionando y acudimos a otros textos que conocemos de las Escrituras y que tienen relación con este tema, veremos que Jesús en cierta ocasión, mencionó dos requisitos indispensables y sin los cuales, por tanto, no se podía acceder al reino en calidad de gobernante:

“Jesús contestó: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.” (Juan 3:5).

Entonces vemos que Jesús, dejo la cosa meridianamente clara y sin lugar a dudas ¿no es así? Pero teniendo en cuenta, que los tales requisitos, solo estuvieron accesibles a partir del Pentecostés de 33 E.C., cuando fue derramado el Espíritu Santo sobre los doce apóstoles, lógicamente dichos requisitos no estaban en posesión de esos personajes citados del AT, con lo cual, no podían participar de ese gobierno del reino y por lo tanto, obviamente, ser levantados en una primera resurrección…… y solo nos queda otra resurrección: la segunda para destrucción eterna, luego, ¿qué hacemos, queridos “Cristos”? ¿Es razonable pensar, el que esas personas que murieron en el favor de Jehová, merezcan el juicio condenatorio de esa segunda resurrección? Evidentemente y según nuestra opinión, de ninguna manera, pero es que si seguimos el hilo conductor de la disparatada interpretación que esos señores hacen de Juan 5:28-29, eso es todo lo que nos sale. Y si no, que nos lo vuelvan a explicar bien explicado, para ver si conseguimos entender algo.

Luego todo considerado, lo que sí queda claro, es que todos esos señores pertenecen a esa clase señalada en su momento por Jesús, de falsos ungidos o “Cristos”, maestros falsos y que sin pudor alguno, se arrogarían el hablar en su nombre y que en los días finales, aparecerían como las setas después de la lluvia y cuya enseñanza estaría orientada a engañar, enmascarando o tergiversando la verdad. Y es que en realidad, lo sepan o no (nosotros no imputamos intencionalidad), están al servicio de Satanás, apartando a las personas del verdadero significado de las Escrituras. Porque en lo relativo a esta enseñanza de Juan 5:28-29 que hemos analizado, ha quedado claro que esto no puede ser de ninguna manera lo que dice la Biblia, a la luz de las incongruentes y disparatadas situaciones que genera. Por lo tanto y de tener nosotros razón, cualquier enseñanza que proceda de esas personas, tiene que ser puesta en cuarentena, por la siguiente razón:

Cuando llegue el ayudante que yo enviaré a ustedes del Padre, el espíritu de la verdad, que procede del Padre, ese dará testimonio acerca de mí.” (Juan 15:26).

Luego vemos que Jesús prometió enviar a sus verdaderos seguidores, el Espíritu de la Verdad, que daría testimonio de Él, en el sentido de que estaba apoyándoles y cosa que se manifestaría por la veracidad del contenido de sus mensajes. Cuando dichos supuestos seguidores, como es el caso, no hablan la verdad, manifiestan no poseer dicho Espíritu de Verdad y por lo tanto, no gozar del apoyo de Jesucristo: son falsos maestros. Son sencillamente personas a las que Jesucristo en su momento, bien pudiera decirles aquello de......

No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre y en tu nombre expulsamos demonios y en tu nombre ejecutamos muchas obras poderosas?”. 23 Y sin embargo, entonces les confesaré: ¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obradores del desafuero.” (Mat. 7:21-23).

Y lo grave de la situación, es que podemos ser engañados por esas personas, a menos que seamos muy prudentes y cautelosos, en cuanto a aceptar ese tipo de enseñanzas fraudulentas y tengamos perfectamente claro, que solo se puede conseguir el favor de Jehová, si uno está al tanto de la verdad:

Santifícalos por medio de la verdad; tu palabra es la verdad.” (Juan 14:17).

Luego solo se alcanza la santificación o el ser aceptos a Dios, a través de la verdad. O sea y para entendernos: no a través de la enseñanzas disparadas que engendran esos engañosos y falsos maestros, sino a través de la lectura y del correspondiente reflexivo análisis del contenido bíblico y que le ayudará además, a desenmascarar a esos agentes de Satanás y no ser víctima de sus falsas enseñanzas. Judas los definió como a “rocas escondidas bajo agua en sus fiestas de amor mientras banquetean con ustedes, pastores que se apacientan a sí mismos sin temor; nubes sin agua llevadas de acá para allá por los vientos; árboles a finales del otoño, pero sin fruto, que han muerto dos veces, que han sido arrancados de raíz; 13 olas bravas del mar, que lanzan como espuma sus propias causas de vergüenza; estrellas sin rumbo fijo, para las cuales la negrura de la oscuridad permanece reservada para siempre.” (Judas 12-13)...... o ya nos explicarán, de qué nos estaba hablando Judas.

Por lo tanto uno, si quiere escapar de las artimañas de Satanás y que usa de esas personas para conseguir sus fines de extraviar, siga el consejo de Jesús: reflexione profundamente en lo que lee, contrástelo con las Escrituras y a partir de ahí, saque conclusiones. Y permítannos una pequeña aseveración: nosotros, los autores de este blog, no nos consideramos ungidos. No somos más que unas personas que como usted, leemos la Biblia porque nos gusta conocer y aprender de Jehová y que cualquier enseñanza al respecto, eso sí, la leemos con atención, pero la pasamos por el filtro de la lógica, del sentido común y del razonamiento coherente y siempre tomando como punto de referencia el contenido del registro bíblico. Por eso nos damos cuenta de las barbaridades que esos señores perpetran y por ello las podemos denunciar; y si estamos equivocados (no deja de ser una posibilidad), a ver quién de esos “Cristos” es capaz de explicar de forma razonable y sin insultar (sabemos porque lo decimos), las contradicciones que hemos puesto de relieve, en cuanto a esa concreta y disparatada enseñanza sobre Juan 5:28-29. Pero mucho nos tememos, que ninguno de ellos se pronunciará al respecto y con lo cual, por aquello de que “quién calla, otorga”, quedará probado que tenemos razón.

MABEL

miércoles, 11 de agosto de 2010

Y eso …… ¿a qué viene ahora?

El 15 de Marzo del año en curso, colgamos en nuestro blog, un artículo titulado “El bautismo ¿en nombre de quién...?”, como respuesta a uno del Dr. J. Rivas Martínez que hablaba sobre el bautismo y en el que entre otras cosas, decía lo siguiente:

Este estudio tiene el próposito de mostrar con suficiente sencillez que el bautismo en agua no debe realizarse tan sólo en el Nombre de Jesús

Y apoyaba su idea en el pasaje de Jesús en Mat. 28:19, cuando les dijo “...... id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” y en la opinión que del mismo tenían, los primeros padres de la Iglesia; y como no estábamos de acuerdo con su planteamiento, pues procedimos a replicarlo. Y eso en sí mismo no tendría la menor importancia, ya que es normal el intercambio de discrepancias en torno a temas bíblicos, sino fuera por algunas curiosas connotaciones un tanto atípicas en este caso; veamos.

Como hemos dicho, nosotros publicamos nuestro artículo el 15 de Marzo, pero curiosamente, recibió respuesta el pasado martes, 10 de Agosto y esto, que quizás viniendo de otro autor de los muchos que publican sus artículos en la Red, no tendría más importancia, si la adquiere tratándose del Sr. Rivas. Y es que resulta, que en este caso confluyen dos circunstancias un tanto curiosas y que nos podrían indicar, que el momento escogido para dicha publicación, no es casual. La primera de ellas, es que tanto el Dr. Rivas como un servidor (Armando López Golart), máximo responsable de lo que se publica en este blog y por favor, sea tomado lo que voy a decir a continuación, en el sentido más coloquial y amistoso del término, andamos siempre pendientes de cuándo podemos meter el dedo en el ojo a nuestro contrario, o sea, que no nos dejamos pasar ni una, tan pronto se nos presenta la oportunidad. Por ello es extraño, que sea ahora y después de pasados cinco meses (menos cinco días), que saque a colación dicho tema...... pero sumémosle otra: resulta que el pasado día 1 de Agosto, publique otro artículo titulado “Cuando el absurdo supera los límites” y en el que, recurriendo de nuevo a términos coloquiales, lo ponía a caldo. Un escrito además, que admite pocas objeciones y tanto es así, que al día siguiente de su publicación, o sea, el día 2, recibí un correo personal en los siguientes términos:

“Armando, que persona tan complicada y contradictoria eres, en serio. Me asombra que creas todos esos cuentos chinos inventados por tu alucinante mente descarriada y que escribes tan temerariamente. No vale la pena estar gastando letras para refutarte todas tus superfluas necedades. Para subir la barda, que no es muy alta, solamente se requiere una escalera chica y no un haz de luz para que logres encaramarte sobre ella. Te haces la vida muy pesada con tus ideas torcidas y personales. Bueno, sigue en tus locas convicciones, ya Dios te arreglara'. Como le platicaba a Mario, en lo cual acordamos, has dejado por fuera la WT. pero por dentro no la has dejado de venerar. A pesar de todo lo que te hizo, no has tenido el valor de denunciarla. Muy raro el asunto; gato encerrado hay en esto.
Amor encontrado y enfermizo?
Yes!
Ay Armando, ay Armando.”

O sea, en lugar de publicar una sólida y concluyente respuesta, apoyada debidamente en principios bíblicos bien establecidos, para desbaratar tan insignificante escrito producido por una mente tan “alucinante y descarriada” como la mía, se limita a unas cuantas frases ofensivas y en un discreto correo, porque según él, “no vale la pena estar gastando letras para refutarte todas tus superfluas necedades.” Sin embargo y de forma sorprendente, ocho días después y por lo visto, después de haber dado un radical giro a su forma de pensar, me dedica un extenso artículo de 2.032 palabras (título y referencias incluidos) y referido a un escrito de cinco meses atrás. De ahí, el título de este artículo/comentario que en este momento están leyendo: “Y eso…… ¿a qué viene ahora?”. Pero permítanme una hipótesis y que conociendo como conozco al Sr. Rivas, probablemente no se aleja de la realidad, acerca del porqué de tal actitud: el escrito del día 1 de Agosto, tiene poco o nada, que razonablemente se le pueda objetar, al menos por parte del Sr. Rivas y que como veremos más adelante, no parece enterarse demasiado de qué va la película. Y lo que no creo, por otra parte, es que haya alguno de los autores (y amigos) de su entorno y con los que más o menos se pueda relacionar, que se meta en ese fregado de salir en su defensa, que por lo demás, ya sería de “traca valenciana” que tuviera que salir alguien a defenderle. Por lo menos, no lo hicieron en el caso de determinada pregunta que en su momento le formulé acerca de Juan el Bautista y las resurrecciones de Juan 5:28-29 y que en vista de que fue incapaz de respondérmela (aún no lo ha hecho ni lo hará), la hice extensiva a ese entorno mencionado y con idénticos resultados: nadie dijo esta boca es mía. Luego lo que intenta dicho caballero, para salir de esta situación que se le plantea (el no saber qué respuesta dar a ese artículo del día 1 de Agosto), es desviar la atención hacia otro lugar y esperar que amaine el temporal, o sea, que vaya pasando el calendario una vez más y el tema se olvide, perdiéndose en la noche de los tiempos. Y ¡hombre!, reconozco que puedo haberme pasado un poco de malicioso y malpensado (“piensa mal y acertarás” que decía mi abuela), pero es que por mucho que me esfuerzo, no encuentro otra razón por la cual haya esperado cinco meses para ponerme verde.

Dicho esto y ya entrando a hablar de este artículo de réplica y objeto de este debate, publicado con cinco meses de retraso: “La verdad de Mat. 28:19 (desenmascarando al falso maestro Armando López Golart)”, decir para responderlo, que me remito al publicado el 15 de Marzo y cuyo título aparece al inicio de este escrito. Si ustedes queridos lectores, lo encuentran procedente, lean ambos y saquen sus conclusiones; yo ya las expuse en su día. No obstante, si me permito el hacer dos puntualizaciones: la primera de ellas, es que si dicho pasaje de Mat. 28:19, es correcto como afirma el Dr. Rivas, no solo haría de ello una formula de obligado cumplimiento para validar un bautismo y por lo cual, un bautismo solo en el nombre de uno, no tendría validez y por tanto, no sería aceptado por Jehová, sino que además, se convertía para sus discípulos en un mandato expreso de Jesucristo ¿no es así? Al menos eso es lo que se deduce de lo afirmado por el Dr. Rivas en su réplica y que abre con el siguiente comentario de D. Anthony Buzzard, reconocido teólogo, escritor y conferenciante bíblico:

«La gran comisión manda que los discípulos, hasta que el final de la edad, vayan a todas las naciones y enseñen todo lo que Jesús enseñó. La parte de este mandato de hacer discípulos era “bautizándolos en el nombre de Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19). Es una orden clara de los labios de Jesús, y esto figura entre las órdenes de marcha de la iglesia». A. Buzzard, Teólogo Unitario.

Y con lo cual me parece a mí y disculpen tamaño atrevimiento, que tampoco ese señor tiene las cosas muy claras sobre este tema y por muy teólogo que sea, ya que si la cuestión fuera así, tal como afirman ambos ¿porque entonces Pedro, por dos veces (una en Jerusalén y otra en Cesárea) según el registro bíblico (Hech. 2:38; 10:48), Felipe en Samaria (Hech. 8:16) y el apóstol Pablo en Éfeso (Hech. 19:5), desobedecieron tal orden o mandato? La consecuencia más lógica, sería razonablemente la de que Jehová no aprobara tales bautismos, ya que según nos dice el Sr. Rivas, dicho pasaje de Mat. 28:19 “nunca fue modificado desde un principio debido a que es uno inspirado por el célico y glorioso Dios.” Pero si era un mandato inspirado por el “célico y glorioso Dios”, sería de obligado cumplimiento, luego, de nuevo la pregunta ¿por qué esos personajes desobedecieron una orden expresa inspirada por Dios y puesta en labios de Aquél a quién y según el mismo pasaje, “toda autoridad le había sido dada tanto en el cielo, como sobre la Tierra”? Por ignorancia evidentemente no, ya que por lo menos Pedro, estuvo presente cuando Jesucristo dio dicho mandato. Olvido, por otra parte, de ninguna manera, ya que si para el tiempo del caso de Cornelio (ocurrido mucho tiempo después de recibir dicha orden), ninguno de los once apóstoles restantes que junto a él estuvieron presentes, fue capaz de recordárselo...... pues ya nos contarán lo en serio que se tomaron dicha orden. Luego solo queda la desobediencia voluntaria (lo cual habría significado el primer cisma de la Iglesia primitiva) y con lo cual, la consecuencia inmediata por parte de Jehová, hubiera sido el de no dar su aprobación mediante no derramar su Espíritu Santo de adopción como Hijos Suyos, sobre aquellos bautizados por métodos tan voluntariosamente fraudulentos; pero veamos que ocurrió.

En el caso del “incorrecto” bautismo de Hech. 2:38, vemos que unas tres mil almas fueron añadidas, según el versículo 41 y bendecidas con el Espíritu Santo, al mismo tiempo que el propio Jehová y para mostrar su “desagrado”, continuaba añadiendo a ellos, a los que se iban salvando (verso 47) y siempre, mediante tan fraudulenta fórmula bautismal. Y vemos que otro tanto de lo mismo, ocurrió en el caso de Cornelio y toda su casa (Hech. 10:47-48) y que nos muestra además, otra cosa: que a pesar de su rebelde y reincidente actitud, de no acatar el mandato de Jesucristo, Pedro continuaba siendo usado por Jehová como un instrumento apropiado en dar adelanto a su propósito ¿no es así? Tenemos por otra parte, el caso de Samaria, en donde los bautizados solo en el nombre de Jesús, recibieron también de Jehová, mediante la imposición de manos de los apóstoles, dicho Espíritu Santo, sin necesidad de ser bautizados de nuevo con la formula “correcta”, ordenada por Jesucristo (Hech. 8:17). ¿Y qué en el caso de Pablo en Éfeso? Recordemos que fue el propio Pablo quién bautizó a aquellas personas en el nombre de Jesucristo y él mismo, mediante imposición de manos, quién medió para que Jehová derramara sobre aquellas personas, su Espíritu Santo de adopción como Hijos de Dios y a lo cual según el relato, accedió Jehová. Luego ¿en qué quedamos: era válida o no era válida para Jehová, esa fórmula bautismal? Solo el razonar con lógica y sentido común, nos muestra que sí, máxime cuando vemos que el caso de Pablo en Éfeso, ocurrió unos veinte años después del Pentecostés de 33 E.C. y lo cual significa (puesto que Pablo aún usaba esta fórmula), que como mínimo por veinte años después de la orden dada por Jesucristo, se estuvieron llevando a cabo bautismos mediante la fórmula bautismal que solo usaba Su Nombre y no existiendo registro posterior, que denote un cambio de sistema. Y a mí, pobre de mí, con mi “alucinante mente descarriada”, fíjense que solo se me ocurre pensar, que más enterados de cómo estaban las cosas estarían Pablo, Pedro, Juan, Felipe y tantos otros, sobre la fórmula ideal de llevar a cabo el bautismo y como protagonistas directos de los hechos, que esos personajes escriturarios aparecidos bastantes años después (siglo II, E.C.) y en los que confía ciegamente el Sr. Rivas y que toda su información fue sacada, no de hechos presenciales, ni siquiera de textos originales, sino de copias, de otras copias de dichos textos originales y algunos de ellos ya de “dudosilla” procedencia...... sobre esta rigurosa certeza, fundamenta el Sr. Rivas su aseveración.

Una segunda puntualización, tiene que ver con el hecho de yo no escribí esa réplica a la que alude dicho caballero, porque personalmente no me gustara o me pareciera incorrecto el texto de Mateo. No, no fue por eso; si yo lo escribí, fue porque no me cuadraban los citados pasajes de Pedro, Felipe y Pablo, con el contenido de Mateo 28:19 que defendía (y defiende) el Sr. Rivas de forma tan enfática. Luego lo que hice y puesto que yo no tengo ningún tipo de formación académica al respecto, fue buscar información en Internet y que me permitió acceder a distintas Enciclopedias y Diccionarios relacionados con el tema y con lo cual poder escribir algo medio decente. Y ya lamento que al Sr. Rivas no le parezca correcto mí escrito, pero en lo que sí tendrá que estar de acuerdo, es que yo no enseñé nada, sencillamente porque no puedo: lo que yo escribí, está en Internet y al alcance de cualquiera que lo desee, luego no me aplica lo de falso maestro, porque yo, repito, no enseño nada a nadie, ya que bastante tengo con intentar aprender yo. Me limito tan solo, a poner en tela de juicio y a dudar de aquellas afirmaciones que se dan de bofetadas con la lógica y el sentido común, como por cierto, algunas de las que suele presentar dicho caballero, porque, anda que con lo de los “mares y océanos que tiene que desparecer porque no tendrán ya importancia vital en el nuevo mundo”…… pues eso, que se ha lucido el hombre; como para fiarnos de él.

Por lo tanto, yo solo dije y lo mantengo, que los pasajes de los citados Pedro, Pablo y Felipe no tienen nada que ver con el pasaje de Mateo, porque las dos cosas al mismo tiempo, en un Dios de orden como es Jehová, no pueden ser, es imposible. Y puesto que es increíble que dichos personajes, desobedecieran el supuesto mandato de Jesús reflejado en Mateo 28:19, por más de 20 años, según el registro bíblico, lo razonable es pensar que el tal mandato, al menos en esos términos, no se dio nunca: esas palabras, no las pudo haber pronunciado Jesús. Y puesto que por otra parte, es impensable que Jehová apoyara implícitamente a aquellos que desobedecían de forma flagrante sus mandatos, concediendo mediante ellos el Espíritu Santo de adopción como Hijos, a aquellos que no fueran bautizados según su voluntad, no nos queda más remedio que concluir, que esas palabras jamás fueron pronunciadas. Luego algo pasa con ese texto y que habría que averiguar, pero lo que está claro, es que el contenido de un solo texto no puede prevalecer sobre el contexto general de la Escritura y en este caso, el contexto del libro de Hechos, nos muestra que el bautismo en esa época solo se hacía en el nombre de Jesucristo y no solo eso, sino que 20 años después de haber dado Jesucristo ese supuesto mandato, continuaba haciéndose así. Y le recordamos al Sr. Rivas, que esa porción de las Escrituras también es inspirada por Dios ¿o no? Luego algo raro ocurre aquí y que quizás el Dr. Rivas con su “exquisita” erudición y brillante “capacidad” de magisterio, nos lo podría explicar.

Sin embargo, no parece que vaya a caer esa breva, ya que en ese escrito del Sr. Rivas, en el que se me acusa de ser un falso maestro (y que tiene gracia la cosa) y objeto de nuestro debate, notamos algo significativo: aunque el menciona en un momento del mismo, lo siguiente:

...... no hay base para decir que Mt. 28:19 es espurio. Este verso nunca fue interpuesto, [interpolado], como ciertos grupos anticristianos han creído con grave error”.

Pero lo cierto es para probar su afirmación, solo hace uso de referencias a escritos de primeros padres de la iglesia del siglo II en adelante y de lo que ya hemos hablado, pero sorprendentemente para nada hace mención, ni una sola vez, de esos pasajes bíblicos citados y en los que intervienen Pedro, Pablo y Felipe y que son determinantes para esclarecer el asunto y en los que yo me apoyaba en el primer escrito, para dar solidez a mi argumento. Pues bien, parece que para dicho caballero son irrelevantes y por tanto ni los menciona, cuando precisamente de lo que se trata, es de contrastar varios pasajes bíblicos que nos dicen una cosa, con respecto a otro que nos dice todo lo contrario y no de averiguar, que pensaban dichos autores del II siglo acerca de Mateo 28:19 en particular. Pero como resulta que el caballero en cuestión, está más interesado en mantener su prestigio, que en averiguar la verdad, no puede ni hacer mención de ellos ya que si lo hiciera, tendría que llegar a la misma conclusión que yo y reconocer que está equivocado en su afirmación y lo que es pero...... tener que darme a mí la razón. Y claro, el reconocer públicamente que un “sacamantecas” como yo, le pueda corregir en un momento dado, iría en detrimento de su creído prestigio como “erudito, evangelista y maestro bíblico” y eso hay que entenderlo. Sin embargo, esas son las pruebas que yo aporto de que el Sr. Rivas está equivocado, tal y como lo demanda al final de su artículo; ahora, que intente desmontarlas y por cierto…… ¿podría hacerlo sin insultarme, por favor?

En otro orden de cosas, señalarle a dicho caballero, que yo jamás he afirmado ser maestro de nada; aprendiz de todo, quizás y no muy aventajado (todo sea dicho), pero maestro en absoluto. Y es que yo, siempre he reconocido mi falta de preparación académica y carencia de estudios superiores, así como mi humilde procedencia de currante de toda la vida como camionero, por lo cual no entiendo ese calificativo con el que me honra dicho caballero...... aunque quizás la cosa vaya más por lo de falso, que por lo de maestro; no sé, solo es una suposición. En cualquier caso, maestro lo será él (lo cual conlleva la posibilidad de ser falso, por cierto), ya que cuando uno entra en sus blogs, queda impresionado por el despliegue fotográfico y correspondientes pies de foto, en el que por cierto hay uno que dice lo siguiente: “Erudito y maestro bíblico” y otro que nos señala que estamos ante un “Investigador, evangelista y maestro bíblico” y en contra de lo cual no tengo nada, faltaría más, no se me malinterprete. Ahora bien, si se me permite el comentario, más parece que estemos entrando en una página de promoción personal, que en la de una persona que se dedica a “evangelizar” y hablar de Jehová y que en consecuencia, poco o nada debiera de importar su imagen y títulos poseídos, dicho sea con todo respeto, siempre y cuando la enseñanza fuera correcta; pero en fin, no es más que un simple comentario intrascendente, no piensen ustedes más allá.

Y creo que eso es todo, ya que poco más hace falta añadir como no sea y si me lo permiten, que lean nuestro comentario del 15 de Marzo, lo contrasten si tienen a bien con la réplica del Sr. Rivas y saquen sus propias conclusiones. Y es que en definitiva, ustedes son en última instancia los posibles beneficiados o perjudicados, de nuestros respectivos aciertos o errores, no olvidando por cierto, que tienen un excelente baremo a mano para medirlos: se llama La Biblia.

Armando López Golart

martes, 10 de agosto de 2010

El valor de una respuesta

Antes de pasar a explicarles el porqué del título de este artículo, permítanme una aclaración, un tanto extensa ciertamente, pero que creo pertinente para ponernos en situación. Veamos: uno de los problemas más acuciantes a los que se enfrentó el apóstol Pablo, fue sin duda alguna el de los “falsos maestros” citados en las Escrituras y no tanto, evidentemente, por lo que a él directamente le pudieran afectar, sino por cómo podían afectar a otras personas en su intento de alcanzar un conocimiento correcto, acerca de Jehová y su propósito. Pablo era consciente de la necesidad de un conocimiento pleno de la verdad, como voluntad expresa del Altísimo:

Esto es bueno y aceptable delante de Dios nuestro Salvador, 4 quien quiere que todos los hombres sean salvos y que lleguen al conocimiento de la verdad.” (1 Tim. 2:3-4).

Y no es asunto de tomarse a la ligera dicho consejo, ya que en cierta ocasión Jesús y dirigiéndose a sus discípulos, dijo lo siguiente:

Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.” (Juan 17:3).

Luego, haciendo un compendio de los dos textos, nos damos cuenta que el tener un conocimiento de la verdad con respecto del propósito de nuestro Creador y el papel que en el mismo juega su Hijo Jesucristo, es fundamental para poder conseguir la vida eterna. Y la influencia de los falsos maestros, con sus falsas enseñanzas, evidentemente era y continúa siendo, nociva para la consecución de este logro. Con eso en mente, es fácil entender la preocupación de Pablo, así como la de Pedro o Juan, entre otros, acerca de la proliferación de los falsos maestros en su día y por el peligro que ellos significaban:

“Sin embargo, llegó a haber también falsos profetas entre el pueblo, como también habrá falsos maestros entre ustedes. Estos mismísimos introducirán calladamente sectas destructivas y repudiarán hasta al dueño que los compró, trayendo sobre sí mismos destrucción acelerada.” (2 Ped. 2:1).

Luego la consecuencia, sería la proliferación de enseñanzas divisivas y por tanto, destructivas; y por si se pregunta para cuándo había de suceder todo esto, no tiene más que leer lo que dijo Pablo:

Sin embargo, la expresión inspirada dice definitivamente que en períodos posteriores algunos se apartarán de la fe, prestando atención a expresiones inspiradas que extravían y a enseñanzas de demonios.” (1 Tim. 4.1).

Y aunque en principio esos tiempos posteriores, empezaron a tomar cuerpo sobre el final del primer siglo, ya en pleno declive de la vida de los apóstoles y que alcanzó su máximo esplendor, a partir de la muerte del último de ellos (Juan), también es cierto que Jesús profetizó lo mismo, pero corregido y aumentado, cuando dio respuesta a una pregunta de sus discípulos y que tenía relación directa con nuestros actuales tiempos. Analicémoslo con un poco de atención, dada su importancia para nosotros y veamos lo que ocurrió.

Estando él sentado en el monte de los Olivos, se acercaron a él los discípulos privadamente y dijeron: “Dinos: ¿Cuándo serán estas cosas y qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas? 4 Y en contestación, Jesús les dijo: “Cuidado que nadie los extravíe; 5 porque muchos vendrán sobre la base de mi nombre, diciendo: “Yo soy el Cristo” y extraviarán a muchos.” (Mat. 24:3-5).

A continuación, Jesús les pasa a referir otras circunstancias calamitosas que se producirían y en una secuencia progresiva que terminaría con la destrucción de aquella parte de la humanidad, que hasta el último momento, manifestara una actitud rebelde hacia su Creador. Ahora bien ¿se han fijado, cuál fue la primera cosa de la que Jesús les dijo que tenían que guardarse? …… del peligro de ser extraviados; pero ¿como consecuencia de qué y de quiénes? Pues según el versículo 5, de los muchos que vendrían sobre la base de su nombre, o sea, identificándose como “ungidos” o representantes de Él y cuyo resultado final sería que “extraviarán a muchos” y consiguiendo, como dijo Pablo a Timoteo, “que algunos se apartaran de la fe”.

Y si ustedes se han fijado, una constante actual y en fiel cumplimiento de las palabras de Jesús, es que nos aparecen “ungidos” hasta debajo de las piedras, al menos todos aquellos que publican en Internet, se consideran de tal condición y por tanto, representantes de Cristo en la Tierra y por supuesto, con capacidad de enseñar el “verdadero evangelio” Pero, ¿se ajustan sus respectivas enseñanzas, a la verdad dadora de vida de la Palabra de Dios, la Biblia? Tendríamos que decir de entrada, que algunas de ellas incluso difieren bastante con respecto de otras, ya que por ejemplo, la enseñanza sobre la teoría del Rapto del licenciado Dawlin A. Ureña, es fuertemente contestada por Apologista Mario Olcese, J. Rivas Martínez y otros cercanos a ese entorno, sin embargo, todos afirman ser “ungidos”. Entre esos dos señores citados y a modo de otro ejemplo, tenemos que mientras el primero afirma que los 144.000 de Rev. 7:4 y la grande muchedumbre del versículo 9, son un todo y la misma cosa, el segundo, el Dr. Rivas afirma que son dos grupos perfectamente diferenciados el uno del otro, en función de la fórmula gramatical empleada. Y sin embargo, faltaría más, los dos afirman ser “ungidos”.

Por otra parte ¿son bíblicas las enseñanzas de los “millones, miles de millones” de co-gobernantes con Cristo; o la adopción “automática” como Hijo de Dios, después del bautismo en inmersión y en nombre de Jesucristo; o la disparatada interpretación del pasaje de Juan 5:28-29, acerca de las dos resurrecciones, una para los salvos (la primera) y otra al cabo de mil años, para destrucción de los injustos? Evidentemente no, por lo menos nadie hasta el momento, ha sido capaz de argumentar a la contra, las objeciones que nosotros desde este blog, continuamente hemos presentado en el sentido de que estas enseñanzas no tienen apoyo bíblico y son por tanto, falsas y tendentes a extraviar. Y todas esas enseñanzas provienen, no obstante, de personas que sin lugar a dudas afirman ser “ungidas”. Pero sin embargo, resulta que para esos señores no tiene ningún sentido la exhortación de Jehová (su Padre Celestial), mediante Pablo y en los siguientes términos:

Ahora los exhorto, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que todos hablen de acuerdo y que no haya divisiones entre ustedes, sino que estén aptamente unidos en la misma mente y en la misma forma de pensar.” (1 Cor. 1:10).

O sea, que cuando Pablo en 1 Cor. 14:8, habló sobre la necesidad de no emitir distintos y desconcertantes toques de trompeta (entiéndase enseñanzas), se estaba refiriendo a la 9ª Sinfonía de Beethoven, más o menos. Y conste que no es asunto para hacer bromas, porque estaríamos hablando de peligrosos falsos maestros y cuyas enseñanzas, falsas por supuesto y no originadas en la Palabra de Verdad de Jehová, son engañosas, divisivas y tendentes a extraviar. Y no estamos diciendo que ésta sea la intención de esos caballeros, ni muchísimo menos; lo que estamos diciendo, es que la falta de entendimiento en las Escrituras y cuando uno escribe de ellas, es muy bien aprovechada por Satanás y convirtiéndose por tanto, el resultado de ello y como dijo Pablo en 1Tim. 4:1, en “enseñanzas de demonios”. Dicho esto, ahora sí, pasemos a explicar el porqué de la frase que da título a este artículo.

El día uno de este mes de Agosto, se publicó en este blog el artículo “Cuando el absurdo supera los límites” y que se montó, como consecuencia de uno que leímos en la Red y firmado por el Dr. Javier Rivas Martínez, que a mí personalmente me pareció disparatado, lo cual no significa que realmente lo fuera, sino que a mí me lo pareció y en consecuencia, consideré oportuno replicarlo. Ya al final del mismo, en principio añadí un corto y último párrafo, en el que decía ponerme a disposición del Sr. Rivas, por si “necesitaba” alguna otra aclaración, al tiempo que afirmaba, que conociéndolo como le conozco, lejos de responder con algún argumento de más o menos peso a mis objeciones, lo que haría (de hacer algo), sería insultarme. Eso era más o menos lo que yo expresaba en ese corto párrafo y aunque finalmente decidí no publicarlo, por aquello de no meter innecesariamente el dedo en ojo ajeno y no provocar, lo que aconteció a continuación dejó probado cuán acertado que estaba yo en esa reflexión; vean sino, lo que recibí en un correo personal, el día 2 de Agosto:


Autor : Javicho Rivas (IP: 201.143.10.174 , 201.143.10.174.dsl.dyn.telnor.net)
E-mail : javier_2400@hotmail.com
URL :
Whois : http://ws.arin.net/cgi-bin/whois.pl?queryinput=201.143.10.174
Comentario:
Armando, que persona tan complicada y contradictoria eres, en serio. Me asombra que creas todos esos cuentos chinos inventados por tu alucinante mente descarriada y que escribes tan temerariamente. No vale la pena estar gastando letras para refutarte todas tus superfluas necedades. Para subir la barda, que no es muy alta, solamente se requiere una escalera chica y no un haz de luz para que logres encaramarte sobre ella. Te haces la vida muy pesada con tus ideas torcidas y personales. Bueno, sigue en tus locas convicciones, ya Dios te arreglara'. Como le platicaba a Mario, en lo cual acordamos, has dejado por fuera la WT. pero por dentro no la has dejado de venerar.
A pesar de todo lo que te hizo, no has tenido el valor de denunciarla. Muy raro el asunto; gato encerrado hay en esto.
Amor encontrado y enfermizo?
Yes!
Ay Armando, ay Armando.


Ahora bien, ¿dónde está el valor de esa respuesta?...... pues precisamente en el medio que se usó para formularla: un simple correo personal; y hecho que prueba a todas luces, que el Sr. Rivas nuevamente, acepta su incapacidad para poder esgrimir algún argumento, con el cuál poder rebatir mis planteamientos. Por ello en vez de escribir un artículo de réplica, rebatiéndolos punto por punto mediante oportuno apoyo bíblico, recurre de nuevo al insulto y ello en un discreto correo personal. O sea y resumiendo, que dicho caballero ha sido una vez más, incapaz de defender sus planteamientos, sencillamente porque no puede, pues de haber podido, con toda seguridad ya lo habría hecho y aunque solo fuera por el gusto de dejarme en evidencia. Y ahí está el valor de esa respuesta formulada como de tapadillo: el reconocimiento de facto, de que está equivocado y no puede demostrar lo contrario; y ahora, permítanme que me dirija directamente a ese caballero.

Porque vamos a ver si nos aclaramos Sr. Rivas: Yo, que jamás le he insultado, cosa en la que usted se ha prodigado y además ha conseguido, obviamente, que cada uno ocupe el lugar que le corresponde dentro de la escala social (yo soy incapaz de semejante actitud barriobajera), podré ser “complicado y contradictorio”; podré creer en cuentos chinos, producto de mi “alucinante mente descarriada”; podré hacerme la vida muy pesada con mis ideas “torcidas y personales” y podré hasta tener reminiscencias “watchtowerianas”, fíjese usted...... en fin, que una vez más, se lo acepto todo. Ahora bien, lo que de nuevo sí ha quedado claro como el agua, es que usted es incapaz de responder a mis planteamientos, con argumentos debidamente apoyados en textos bíblicos, así como no pudo responder a una simple pregunta acerca de un tema en el que hablábamos de Juan el Bautista y que en su día le formulé. Y no que dejara de hacerlo, como dice en este correo, porque “no vale la pena” estar gastando palabras sobre mi persona u opiniones y actitud que de ser cierta, yo le aceptaría; pero es que ese no es el caso, pues si no responde, es sencillamente porque no puede hacerlo ¿me ha entendido Dr. Rivas?...... porque no - puede - hacerlo, ¿le ha quedado claro? Y por si no es así, la pregunta en cuestión continúa en vigor y me permito recordarle, que quizás a sus lectores ya les empiece a mosquear el que se resista tanto, a responder una cuestión de pura implicación bíblica y por ello de interés general, para los mismos; máxime, cuando la respuesta procede de un “erudito y maestro bíblico” como usted, aunque sea para un “mandangas” como yo.

Porque la verdadera cuestión y por si no se ha dado cuenta, no es que me tenga que responder a mí, sino que tendría que hacerlo en atención a sus lectores y que como mínimo se merecen un respeto y por supuesto, una aclaración por su parte, acerca de cuál es su posicionamiento en dicha cuestión. Sin embargo usted y en una más que reprobable falta de respeto hacia los que le leen, ha dado la callada por respuesta y esperando que el paso del tiempo, que dicen que todo lo borra, cubra su incapacidad para dar esa respuesta. Pero fíjese que no, que ahí continúa dicha cuestión y que mientras usted no la solvente, está carente de cualquier solvencia para hablar de las cosas de Jehová, ya que está probando su condición de falso maestro. Y con usted, todos aquellos que conscientes de ese tema y que comparten su postura doctrinal, como los Sres. Olcese, Morales, Dávila, Apolos, etc., han sido incapaces de decir “esta boca es mía”; y si alguno de los citados no está al tanto de dicha controversia y que bien podría ser, pues que por favor me disculpe y no se dé por aludido.

Y gracias por la información que me da en su correo, en el sentido de que usted y el Sr. Olcese, han dedicado un poco de su precioso tiempo a mi indigna persona, porque me ha dejado clara una pequeña sospecha que hacía días me rondaba por la cabeza. Y es que me resultaba muy extraño, que de pronto no se me respondiera a ninguna de las objeciones que de cuando en cuando, presentaba con motivo de algunos de sus artículos. Esa aclaración suya me hace suponer y solo es una suposición, que quizás hayan decidido, que puesto que no pueden rebatirlas, lo mejor sería no hacerme ni caso y así no ponerse en evidencia, a lo cual tienen perfectísimo derecho. Ahora bien, no olviden ninguno de ustedes, que si mis argumentos están correctamente fundados y apoyados por textos bíblicos bien interpretados y debidamente aplicados, el que les estaría reprobando por su forma de entender las Escrituras, no sería yo, sino que sería el propio Jehová mediante su Palabra. Y no me negarán, que la cosa tiene su seriedad, porque en caso de ser así, estarían ustedes rechazando el consejo divino; por lo tanto harían bien en centrarse en el mensaje y menos en el mensajero, ya que como saben, en cierta ocasión Jehová llegó a usar a una burra para reprobar a un profeta...... que repitiera de nuevo la experiencia, tampoco tendría mucho que extrañar.

Pero es que como ya le he dicho y que ahora digo también al Sr. Olcese y a todos aquellos que como ustedes, doctrinalmente piensan, no es a mí a quién tienen que responder cuando planteo objeciones, sino a sus lectores para que no sean extraviados por un “rescoldo watchtoweriano” como yo, porque claro, si no rebaten mis artículos, ellos podrían incluso llegar a pensar que tengo toda la razón y aunque solo fuera por aquello de que “el que calla, otorga”. Por ejemplo, en cuanto a mi artículo “Cuando el absurdo supera los límites”, nadie ha salido a la palestra, rebatiendo públicamente mis planteamientos, luego algo de razón tendré y lo cual le deja a usted en muy mal lugar. Y reconozco que es muy difícil que lo puedan hacer, ya que yo nunca hago una afirmación que no esté avalada por su correspondiente apoyo bíblico; ya otra cosa es, si interpreto algún texto de forma errónea, porque evidentemente es cierto que se puede dar el caso de algún texto mal interpretado y en consecuencia mal aplicado, por supuestísimo que sí o en su defecto y como consecuencia de lo dicho, algún argumento en el que no esté en lo cierto. Por lo tanto, yo le emplazo a usted y a todos los que se sientan aludidos en este comentario, que si los tales errores se han producido, por favor me los señalen y de no ser así, que desmonten con argumentos bíblicos y no con insultos (si puede ser), las dos cuestiones que planteo en el citado artículo. Le aseguro Dr. Rivas, que no será malgastar palabras: sus lectores, que deberían de merecerle un poco más respeto, se lo agradecerán.

Y rogando a los susodichos, sepan disculpar este inciso en el que me he dirigido al Dr. Rivas, permítanme una aclaración: desde ya hace mucho tiempo, no aceptamos comentarios en nuestros dos blogs. En primer lugar, porque no da tiempo a responder a todos adecuadamente y en segundo y más importante, es que así nos aseguramos que si alguien no está de acuerdo con lo que decimos y desea replicar, lo tiene que hacer vía artículo colgado en Internet, lo cual es una forma de, enriquecernos por una parte con otros puntos de vista y por otra, que quién eso quiera hacer, pues tiene que retratarse y no quedando por tanto, con la posibilidad de decir cualquier barbaridad, amparado en el anonimato.

Y excuso decir, que quedo a la espera de las oportunas respuestas que tengan a bien formular las personas aludidas, pero por favor: ¡basta ya de insultos! En definitiva, quién dijo que los que enseñan algo no acorde con las Escrituras, son falsos maestros no fui yo, fueron Jesús, Pedro y Pablo. Por lo tanto, solo tienen que desmontar mis argumentos a través del razonamiento bíblico y tan amigos; encima les estaré agradecidísimo por enseñarme. Y es que sinceramente, que tantos “ungidos” me pongan a parir (y ruego, queridos lectores que me perdonen el exceso), porque digo que están equivocados en algún punto, como que no me suena así como muy cristiano, que quieren que les diga...... al menos no me cuadra, con lo que dijo Pedro:

De hecho, ustedes fueron llamados a este curso, porque hasta Cristo sufrió por ustedes, dejándoles dechado para que sigan sus pasos con sumo cuidado y atención. 22 Él no cometió pecado, ni en su boca se halló engaño. 23 Cuando lo estaban injuriando, no se puso a injuriar en cambio. Cuando estaba sufriendo, no se puso a amenazar, sino que siguió encomendándose al que juzga con justicia.” (1 Ped. 2:21-23).

Y que eso se lo tenga que recordar a los tales “ungidos”, uno que no lo es …… en fin, que le vamos a hacer, pero no deja de tener su aquél.

Armando López Golart

domingo, 8 de agosto de 2010

Los dos grupos o clases

Como es conocido por la inmensa mayoría de personas interesadas en temas bíblicos, los Testigos de Jehová se distinguen de otras organizaciones religiosas (entre otras cosas), por su particular entendimiento acerca del pasaje de Rev. 7:4 y 9 y en el que dividen a los cristianos en dos grupos: uno de reducido tamaño (144.000) y que tiene que gobernar, desde el cielo y durante el reinado milenario de Cristo y otro grupo, compuesto de una gran muchedumbre, incontable (verso 9) y que residiendo en la Tierra, se beneficiará de las bondades de dicho gobierno. En eso a grandes rasgos, consiste esta enseñanza fundamental. Pero hay que decir también, que el 99.99% de los “entendidos” en la materia y que nosotros hayamos podido leer en Internet, están totalmente en contra. Tanto en lo que hace referencia al número de gobernantes (afirman que es un número simbólico), como en la división de los cristianos en dos grupos. Y señalemos que en esta ocasión, solo pasaremos a analizar la existencia o no, de dos grupos o clases como tales y no la literalidad o simbología del numerito en cuestión. Y para ello, en lugar de sofisticados conocimientos teológicos o diplomaturas sobre disciplinas varias en el tema, que no poseemos, usaremos nuestros conocidos recursos y que tienen que ver con la lógica, el sentido común, la capacidad de razonar y por supuesto, el saber leer correctamente.

Esta oposición a tal doctrina de los TJ, por parte de esos “expertos” en la interpretación bíblica, se apoya fundamentalmente en dos ideas: la primera, que cuando uno se bautiza en el nombre de Jesucristo y mediante inmersión, automáticamente, recibe el Espíritu Santo de adopción como Hijo de Dios y que lo lleva a gobernar con Cristo, por lo tanto, no hay lugar para esa división de la que hablan los TJ. Y otra, en la interpretación que hacen de Juan 5:28-29 y en la que según ellos, se nos habla de una primera resurrección para vida y otra, una segunda, al cabo de mil años para condenación o destrucción eterna. Claro, si tenemos en cuenta que los que participan de esa primera resurrección y según Rev. 20:6, gobernarán con Cristo durante esos mil años, pues blanco y en botella: todos los cristianos son Hijos de Dios y han de gobernar con Cristo en el milenio y en consecuencia, tampoco eso apoya la idea de una división en dos grupos. Y a nosotros, que dichas dos enseñanzas nos parecen un disparate como la copa de un pino y sin ningún tipo de apoyo bíblico (algo hemos publicado al respecto y no nos ha sido rebatido), no vamos sin embargo, a discutirlas en este momento. Nos limitaremos tan solo a formular una pregunta: ¿qué ocurriría, si realmente y contrario a lo que opinan esa inmensa mayoría de “expertos”, sí existieran dos grupos o clases? Pues ocurriría, que esas dos creencias básicas citadas y en las que se apoyan para negar tal posibilidad, quedarían probadas falsas de toda falsedad y todos esos “expertos” quedarían señalados como “falsos maestros” (2 Ped. 2:1). Por lo tanto, a eso vamos a dedicar este estudio: a intentar demostrar que efectivamente, hay dos grupos diferentes, ya a partir del momento de iniciarse el milenio y no solo uno, como de forma incomprensible y contra toda lógica, se nos quiere hacer creer.

Nosotros de entrada, negamos a esos señores “entendidos” en las Escrituras, la mayor: la idea de los dos grupos, no nace de los TJ, sino que se da en la Biblia. Lo único que ellos hacen sencillamente, es señalar el lugar donde en las Escrituras se hace tal afirmación. Porque quién nos habla de dos grupos, es Rev. 7:4 por una parte, al mencionar un grupo concreto de 144.000 integrantes y el versículo 9 del mismo capítulo, que nos habla de una “grande muchedumbre”, en este caso incontable y que consecuentemente, para nada tiene que ver con el grupo del versículo 4. Porque poco importa en este momento, el hecho de que en este primer grupo cuantificado (144.000), dicho número sea real o en su caso, simbólico, como afirman esos “expertos”; la cuestión es que a efectos de relato bíblico, se hace una notable distinción con respecto del segundo grupo que, lejos de estar cuantificado, lo que se nos dice de él es “que ningún hombre podía contar” o sea, exactamente todo lo contrario. Luego el mismo pasaje, ya nos ayuda a establecer una clara diferencia entre ambos grupos de personas.

Luego afirmar, como hacen esos señores, que los dos grupos son un todo y lo mismo, nos parece que es no tener ni idea de lo que están leyendo. Sin embargo, argumentos con el fin de demostrar tal afirmación, evidentemente los hay, lo que ocurre es que cuando uno lee algunos de los títulos que dan origen a los mismos, se empieza a preguntar que puede salir de ahí y a juzgar por el enunciado de esos mismos títulos, porque desde luego, el colmo de la coherencia, no son; en fin, juzguen ustedes mismos:

La muchedumbre incalculable de 144.000, viene de la Gran Tribulación”, luego ¿si es incalculable, que tiene que ver con los 144.000, que es un número perfectamente delimitado y calculado? (Rev. 7:5-8). Pero veamos este otro:

¿Pueden ser los 144.000 de Apocalipsis 7 y 14, la misma grande muchedumbre? ¡Las evidencias muestran que sí!” y lo cual, nos plantea otra pregunta: ¿qué evidencias se pueden argumentar, para probar que un número ya contado de 144.000, pueda ser una gran muchedumbre “que ningún hombre podía contar”? O veamos este otro:

Los 144.000 sellados de Apocalipsis, son una grande muchedumbre” y que de nuevo, nos encontramos con lo mismo, pues si estamos hablando de un grupo de 144.000, luego indudablemente ya están contados, ¿cómo pueden ser entonces y a la vez, una gran muchedumbre que no se podía contar?

En fin, lean si lo desean esos artículos y ya nos explicarán. Nos permitimos señalar, que están publicados en uno de los blogs de referencia en la Red, en cuanto a temas bíblicos se refiere: Apologista.wordpress.com. Por cierto, hasta donde nosotros sabemos, dichos temas no han sido rebatidos por nadie (nosotros somos la honrosa excepción), luego habría que pensar que el resto de “entendidos” en temática bíblica estarán de acuerdo con la idea, ¿no es cierto? Sin embargo y a la luz del registro bíblico, como que la cosa no cuadra demasiado y más bien, huele a disparate.

Veamos otra razón de porque eso no puede ser así: mientras que los primeros reciben un sello que denota propiedad o pertenencia, los segundos no son sellados, lo cual no nos negarán, es una diferencia significativa, ya que lo que se nos muestra, es que hay un grupo de sellados y otro, que no lo son, luego, ¿son dos grupos, o no? Y ya sabemos que esto es de “Perogrullo”, pero esto es lo que nos dice el registro escrito, a menos claro está, que fuera un involuntario “olvido” del ángel que transmitió la revelación. Por otra parte, todos estamos de acuerdo en que ese primer grupo, sean una cantidad literal o simbólica y que pudiera en consecuencia, abarcar a más o menos personas, son los que van a gobernar con Cristo en el reino, en calidad de reyes y sacerdotes y que en el momento de su resurrección, ya reciben la inmortalidad (Rev. 20:6). Vean sin embargo y en agudo contraste con ese primer grupo, lo que se nos dice del segundo, o sea, de la “gran muchedumbre” del versículo 9:

Ya no tendrán hambre ni tendrán más sed, ni los batirá el sol ni ningún calor abrasador, 17 porque el Cordero, que está en medio del trono, los pastoreará y los guiará a fuentes de aguas de vida. Y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos.” (Rev. 7:16-17).

Luego a todas luces, no podemos estar hablando de un mismo grupo, ya que leyendo atentamente dicho pasaje, vemos que este hace referencia a personas que necesitan y a diferencia de las primeras, ser “pastoreadas” y además, “guiadas” a unas determinadas fuentes de “aguas de vida”. Cosa que en absoluto necesitan, los co-gobernantes con Jesucristo, ya que como hemos visto en Rev. 20:6, resucitan a una condición de inmortalidad, por lo que no precisan de ser guiados a ninguna fuente de aguas de vida, porque ellos ya tienen vida en sí mismos y no dependen por lo tanto de una provisión externa. Luego obviamente, aquí estamos hablando de dos grupos, claramente diferenciados mal les pese a esos señores “entendidos”: unos que tienen inmortalidad, al igual que Jesucristo y otros que no la tienen y que necesitan ser ayudados para conseguir la vida eterna. ¿O no es eso lo que leemos? Luego solo es razonable pensar, que los primeros son los que tienen que gobernar con Cristo y los segundos, los que se benefician de las bondades de ese gobierno, o sea, los súbditos del mismo.

Cierto es, que la aplicación que hacen esos señores TJ de tal situación, es un disparate: ni ellos tienen el monopolio de los 144.000, ni estos gobiernan desde el cielo, ni los únicos que van a pasar al nuevo orden son “su gran muchedumbre” de más/menos siete millones de afiliados y lo que es más, ni siquiera la obra de predicación que están llevando a cabo, tiene nada que ver con la que se hace referencia en Mat. 24:14 y que aún no ha comenzado. Y que dudamos mucho, por razones que no vienen al caso, pero que están en la mente de todos, que el Altísimo escogiera a semejante colectivo (y nos referimos a su clase dirigente) para representarle aquí en la Tierra. Lo que sí está claro, es que en esencia tienen razón: son realmente dos grupos de personas perfectamente delimitados en las Escrituras, en donde uno y de reducido tamaño, según propias palabras de Jesús (Luc. 12:32), gobierna y otro que muchísimo más numeroso, es gobernado. Ya otra cosa es la interesada aplicación que de ello hacen y en la que, como hemos dejado claro, no estamos en absoluto de acuerdo. Dicho esto, veamos otras razones por la cuales se prueba que realmente hay dos grupos distintos, con dos opciones distintas. Veamos más pruebas de ello.

Leamos ahora unos pasajes que nos hablan de unas personas que fueron “escogidas”, por ejemplo: Rom. 8:33; 11:7; Col. 3:12; 2 Tim. 2:10; Tito 1:1; 1 Ped. 1:1 entre otros. En esos pasajes, se usan las expresiones “escogidos” o “elegidos”, según las distintas traducciones que usemos. Ahora bien, ¿qué significan esas expresiones? Según el diccionario de la RAE, la palabra “escoger” se define de la siguiente manera: “Tomar o elegir una o más cosas o personas entre otras.” Vemos entonces, que dicha palabra significa separar, en este caso a personas, unas de entre otras; ahora bien ¿quiénes son unas y quienes son las otras? Y no se sorprendan por la pregunta, porque tiene su sentido. Porque según entienden los comentaristas bíblicos citados y tal como les hemos comentado, el pasaje de Juan 5:28-29 y en una más que dudosa interpretación, nos habla de una primera resurrección para vida y una segunda al cabo de mil años (no olvidemos ese “pequeño” detalle), para destrucción eterna; pero de ser eso así, ¿tendría sentido en ese contexto, el uso de la palabra “escoger”? ¿O es que Jehová “escoge” a aquellos que quiere salvar, de entre aquellos que quiere destruir? No, si recordamos Hech. 10:34-35 y que nos muestra que en este caso Jehová, no escoge, sino que actúa en justa correspondencia, según el comportamiento de la persona en cuestión:

Ante aquello, Pedro abrió la boca y dijo: “Con certeza percibo que Dios no es parcial, 35 sino que, en toda nación, el que le teme y obra justicia le es acepto.”

Ampliemos un poco más, averiguando por ejemplo, que nos dice dicho diccionario de la palabra “elegir”: “Escoger, preferir a alguien o algo para un fin.” O sea, que según el diccionario, vemos que en el cuadro ya entra la preferencia por unos con respecto a otros; pero planteémonos la misma cuestión del párrafo anterior: ¿sería razonable emplear el término “preferencia” por parte de Dios, entre personas aceptas y merecedoras de vida, con respecto de otras inicuas y por tanto, merecedoras de destrucción eterna? No demasiado según el argumento presentado en dicho párrafo, ya que lo razonable, más que tener una preferencia hacia la persona justa, lo razonable es hacer justicia y dar a cada uno lo que se merece y que es lo que hace Jehová, según el pasaje citado de Hech. 10:34-35, ¿no es cierto? Entonces lo que se deduce de todo ello, es que el sentido primario de ambas expresiones, tiene que ver con el de entre iguales, “escoger” o “elegir” a algunos para un fin determinado, o sea y para ajustarnos al tema, de entre seguidores de Jesucristo y amadores de Jehová, escoger o elegir a algunos de entre ellos, para un fin o comisión determinada, lo cual ya nos lleva inevitablemente a la formación de dos grupos: el de los elegidos y el de aquellos que no han sido elegidos, pero estando ambos grupos, compuestos por cristianos. Pero veamos un ejemplo del primer siglo y que corrobora esta idea y que tiene que ver con el “escoger” o “elegir”, en este caso, a los apóstoles:

En el transcurso de aquellos días él salió a la montaña a orar y pasó toda la noche en oración a Dios. 13 Pero cuando se hizo de día llamó a sí a sus discípulos y escogió doce de entre ellos, a los cuales también dio el nombre de “apóstoles.” (Luc. 6:12-13).

Notemos que Jesús, no los escogió a todos, aunque según el pasaje, todos eran discípulos suyos. Luego de nuevo vemos, que de un solo grupo de seguidores de Jesús y que incluía a todos sus discípulos, se formaron dos: el de los doce apóstoles escogidos por Jesús y con una tarea concreta (dirigir y organizar la predicación) y por otra parte, el de aquellos no escogidos, pero también discípulos y que quedaron en sujeción a los primeros como directos colaboradores. Luego lo que aquí se hizo, fue establecer un modelo: y es que mientras todos los escogidos o elegidos han de ser discípulos o seguidores de Cristo, no todos los discípulos o seguidores de Jesucristo, serán escogidos o elegidos para la comisión de gobernar con Cristo. Lo cual permite, como ha quedado claro, que puedan existir personas que siendo cristianas, no tengan el llamado celestial como Hijos de Dios (Gál. 4:6-7) y sin que por ello y como dice nuestro amigo Apologista Mario Olcese, pasen a convertirse en hijos de Satanás. De eso nada, lo único que ocurre es que pertenecen al innumerable grupo de cristianos que no son escogidos para reinar con Cristo y no en función de un caprichoso deseo de Jehová, sino en atención a determinadas actitudes y cualidades...... luego parece que el argumento queda claro ¿no? Y perdonen que nos hagamos repetitivos, pero la simple existencia de un grupo de cristianos “escogidos”, ya es consustancial con la idea de un segundo grupo de cristianos “no escogidos”, pero no por ello menos cristianos o seguidores de Jesucristo.

Hay que tener en cuenta, que en un principio, a todos los miembros que se fueron integrando al grupo de seguidores de Jesús y mediante intervención de los apóstoles, se fue transmitiendo dicho Espíritu Santo de adopción como Hijos de Dios (para más información, lean nuestro artículo “Falsas enseñanzas”). Ya con la muerte del último apóstol (Juan), en 98/99 E.C., dicha posibilidad y de forma temporal, llegó a su fin...... y no que aquellas personas fueran mejores que otras y entre las que nos podríamos contar nosotros hoy en día; No, sencillamente que estuvieron en el lugar correcto en el momento adecuado, eso es todo. Recuerden que en Rev. 20:4b, leemos lo siguiente:

Estos fueron comprados de entre la humanidad como primicias para Dios y para el Cordero.”

Y todos sabemos que significa la expresión “primicias”: son los primeros frutos de una cosecha mayor y eso fue, lo que significaron esos primeros miembros agregados a ese primer grupo que conforman los “escogidos” por Jehová. Grupo que no ha sido completado aún, a tenor de lo que leemos en Rev. 6:11:

Y a cada uno de ellos se dio una larga ropa blanca; y se les dijo que descansaran por un poco de tiempo más, hasta que se completara también el número de sus co-esclavos y de sus hermanos que estaban a punto de ser muertos, como ellos también lo habían sido.”

¿Y de donde saldrá ese resto, aún por aparecer y que tiene que completar ese número o cantidad determinada por Dios? Pues razonablemente, del grupo de seguidores que Jesucristo tiene en la Tierra actualmente y del que “escogerá” o “elegirá” a esa cantidad desconocida por aparecer en el momento oportuno. Una vez completada dicha cantidad, los que queden y que no habrán sido escogidos, conformaran ese segundo grupo del que nos hablan las escrituras en Rev. 7:9, en el momento de iniciarse el milenio...... y que todos ellos, aunque no escogidos, continúan siendo cristianos, queda claro en Rev. 7:14:

De modo que le dije inmediatamente: “Señor mío, tú eres el que sabe”. Y me dijo: “Estos son los que salen de la gran tribulación y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.”

Luego todos esos sobrevivientes, han aceptado en sus vidas el sacrificio redentor de Jesucristo, ejerciendo fe en Él y por lo tanto, son considerados cristianos o seguidores de Jesucristo. Entonces, nada más lejos de la realidad, que la afirmación (ya citada) de Apologista Mario Olcese en el sentido de que si uno no es Hijo de Dios y por lo tanto, gobernante en ese Reino, solo le queda el ser considerado como hijo de Satanás. Porque eso es lo que dijo acerca de mi persona, por el hecho de que no me considero llamado a tan alta responsabilidad, en un artículo publicado el 10/07/2010 y en el que hacía referencia a los TJ y en el que de paso y por aquello de que “el Pisuerga pasa por Valladolid” (como decimos en España, para señalar que uno aprovecha la ocasión), se me atizaba a mí también. Está por demás afirmar, que desde este blog se le respondió adecuadamente, en un artículo titulado: “Hijos de Dios…… ¿o del diablo?” (14/07/10) y al que aún, no se ha dado respuesta.

Y es que lo miremos por donde lo miremos, no podemos eludir la evidencia de que efectivamente hay dos grupos. Uno que gobierna y uno que lógicamente es gobernado, porque veamos: si Jesucristo es ungido como Rey y tiene a un conjunto de personas que bajo su dirección, han de gobernar con él como reyes y sacerdotes, por un período de mil años y que se conoce como “el reino de Dios”, evidentemente tiene que haber alguien sobre quién reinar o gobernar durante ese período de tiempo...... al menos eso es lo que nos dicen la lógica, la razón y el sentido común. Y si la disparatada interpretación que hacen los mencionados “expertos” de Juan 5:28-29 fuera cierta, ¿sobre quiénes gobernarían entonces, esos “escogidos”?...... y lo que es más importante ¿sobre quiénes llevarían a cabo su función sacerdotal? No olvidemos que esos títulos o capacidades, se los ha dado el propio Jehová y que lógicamente (se nos ocurre a nosotros), para algo se los habrá dado ¿o no es así, queridos “entendidos”? Y si hemos enfatizado lo de la actividad sacerdotal, es por lo que ello tiene de aclaratorio en el caso que nos ocupa; veamos.

Antes de que se fundara la congregación cristiana, los sacerdotes eran para los verdaderos adoradores de Dios, los representantes de Jehová ante el pueblo y los encargados de instruirlo acerca de Él y Sus leyes. A su vez, representaban al pueblo ante Dios mediante la presentación de sacrificios, intercesiones y ruegos; por ejemplo, en Heb. 5:1 dice a este respecto:

Todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es nombrado a favor de los hombres sobre las cosas que tienen que ver con Dios, para que ofrezca dádivas y sacrificios por los pecados.”

Luego la función sacerdotal de esos “escogidos”, dirigidos por el Gran Sumo Sacerdote Jesucristo, será la de intermediar entre Dios y los hombres, además de instruirlos en los nuevos requisitos exigidos por Dios para alcanzar la vida eterna (Rev. 20:12). Esa será su función sacerdotal; ahora bien ¿sobre quiénes, podrán impartir dichos beneficios, si durante mil años aquí en la tierra y según la citada interpretación de Juan 5:28-29 por parte de esos caballeros, solo estarán esos reyes y sacerdotes? Porque refresquemos un poco la idea: si por una parte todos los justos que participan de la primera resurrección, se convierten según Rev. 20:6, en reyes y sacerdotes y con vida inmortal y por otra parte, si solo después de los mil años es cuando acontece una segunda resurrección para destrucción de los injustos...... ¿quiénes entonces, habitan la tierra durante ese tiempo del reino milenario? ¿Quiénes se benefician, por tanto, de los atributos como reyes y sacerdotes, con los que Jehová ha investido a dichos personajes? Luego lógicamente, es necesario que aparte de ese grupo gobernante ya identificado, exista otro, necesitado de esos servicios sacerdotales mencionados, de lo contrario ¿para qué creó Jehová, dichos atributos?

Recordemos que los componentes del grupo gobernante, ya no necesitan de dichos benéficos servicios, porque ellos ya están aprobados y por tanto, al igual que Jesucristo, gozan de la inmortalidad. Luego ¿nos pueden explicar esos señores “expertos” en la interpretación bíblica y según su particular visión de las cosas, sobre quiénes serían derramados tales beneficios? A ver si alguno de ellos (y que son muchos), es capaz de despejar dicha incógnita y partiendo de la base, por supuesto, que Jehová ha creado todo ese “tinglao” para algo. Y aunque no sabemos con qué nuevo disparate nos sorprenderán, lo que está claro y desde la más elemental lógica y sentido común, es que si se crea un “reino” con su correspondiente gobierno y se le da un margen de actuación de mil años, en este cuadro evidentemente nos falta algo: un segundo grupo sobre el que actuar y a ser gobernado ¿o no están de acuerdo? Luego inevitablemente tiene que haber dos grupos para iniciar el milenio: uno que gobierna y extiende los tales beneficios y otro que es gobernado y que los recibe. Solo así tiene sentido el reino de Dios, en el propósito de Jehová y solo es asunto de lógica y sentido común; porque resumamos y para enfatizar la idea: si todos los justos, bien sea que procedan de la gran tribulación o de la primera resurrección (y siempre según D. Mario), han de gobernar con Cristo como reyes y sacerdotes y solo después de mil años, se levantan los injustos para ser condenados y destruidos eternamente en “el lago de fuego” (Rev. 20:15), ¿para qué hacen falta reyes y sacerdotes durante el milenio? Y ahí dejamos la pregunta, para ver si alguien se atreve a responderla.

Luego, aquellos “entendidos” que ponen en duda la existencia de dos grupos y que son legión, criticando a los TJ de mentir y de tergiversar las Escrituras en este asunto, resulta que los que están completamente equivocados son ellos y si se equivocan en eso tan simple, que solo implica el razonar con un poco de lógica y sentido común, pues también pueden estar equivocados (que lo están) en lo del ungimiento automático después del bautismo en agua, así como en las dos resurrecciones de Juan 5:28-29 y en un montón de cosas más, porque sencillamente, son falsos maestros en quienes no está el Espíritu de la verdad:

Cuando llegue el ayudante que yo enviaré a ustedes del Padre, el espíritu de la verdad, que procede del Padre, ese dará testimonio acerca de mí.” (Juan 15:26).

Texto muy usado por esos personajes y que se aplican a sí mismos, faltaría más; sin embargo esas personas, con sus más que dudosas afirmaciones, contrarias como hemos visto a la lógica de lo afirmado en el registro bíblico, no solo no están dando el “testimonio acerca de él”, que de tener dicho Espíritu tendrían que estar dando, sino que sus enseñanzas son tendentes a extraviar:

Sin embargo, la expresión inspirada dice definitivamente que en períodos posteriores algunos se apartarán de la fe, prestando atención a expresiones inspiradas que extravían y a enseñanzas de demonios.” (1Tim. 4:1).

Y la consecuencia de ese prestar atención a esas enseñanzas que extravían, es la de que uno puede ser apartado de la fe. Porque el que ellos, enfáticamente, declaren ser “ungidos” y en consecuencia, estar en posesión de dicho espíritu de verdad y entendimiento, ello no significa que sea así. Según Jesús “por sus frutos” se conocerán; en este caso, por sus escritos (Mat. 7:15-16).

Y conste que para no complicarles más la cosa a esos señores (tampoco hay que abusar), no hemos hablado de los Abraham, Noé, Lot, Isaac, David, Daniel, etc., etc., que no siendo cristianos (no recibieron el bautismo de agua y de Espíritu Santo de Juan 3:5), no pueden por tanto, formar parte de esa primera resurrección. Pero siendo el caso que colocarlos en la segunda resurrección para condenación, sería pasarse siete pueblos, a ver si conseguimos que algún día (conste que lo hemos pedido hasta la saciedad), esos señores nos expliquen en dónde los metemos. Y en fin, nosotros ahí lo dejamos, no sin antes recomendarles que hagan un pequeño esfuerzo y comprueben por ustedes mismos, si lo que les hemos contado, se ajusta a lo que está escrito, aunque solo sea por aquello de que (en nuestro caso) “el mejor escribano comete un borrón”.

MABEL