miércoles, 29 de diciembre de 2010

Las señales de los tiempos

¿Sabe usted interpretar las señales que a diario observa? Por ejemplo y si usted conduce un automóvil ¿es hábil en identificar con rapidez las señales que van apareciendo ante sus ojos? ¡Claro que sí! responderá enseguida, porque es consciente que el hacerlo tiene que ver con su propia seguridad. Por lo tanto, no estaríamos hablando de un asunto baladí, sin importancia alguna, sino muy al contrario. Permítanos por favor, entonces, la siguiente ilustración relacionada con el tema y que añade cierto matiz a la cuestión que intentamos desarrollar:


Al principio pensamos que nuestro hijo X solo tenía dolor de cabeza; pero luego perdió el apetito, le subió la temperatura y la jaqueca empeoró, así que nos preocupamos. Lo llevamos al médico, quien tras examinarlo, lo envió de inmediato al hospital. No se trataba de un simple dolor de cabeza: era meningitis. Después de un adecuado tratamiento, se recuperó rápidamente.”

Es probable que la experiencia reseñada, les resulte familiar a muchos padres; y es muy probable que usted querido lector, ya se haya dado cuenta por donde vamos y a donde queremos llegar. Cuando se notan indicios (señales en todo caso) de que nuestros hijos no están bien y no sabemos lo que puede haber detrás de ellos, uno no puede darse el lujo de pasarlos por alto, aunque sepamos que no toda enfermedad es grave. Luego lo que queda claro de esta ilustración, es que el observar las señales y tomar las medidas adecuadas, puede influir de forma significativa en el desenlace de una situación. Luego estaríamos hablando, de hecho, de un asunto de suma importancia.

Y lo que es obvio, es que el mismo principio, puesto que de esto estamos hablando, de unprincipio” también es válido en otros campos, además del de la salud. Tengamos en cuenta que según el diccionario de la RAE, dicha expresión significa: “Norma o idea fundamental que rige el pensamiento o la conducta.” (Negritas nuestras). Un claro ejemplo de lo que estamos afirmando, tiene que ver con las circunstancias que rodearon el tsunami que asoló las costas del océano Índico en diciembre de 2004. Si bien diversos organismos situados en lugares como Australia y Hawái, detectaron el potente sismo que sacudió violentamente el norte de la isla de Sumatra y previeron las posibles consecuencias, lo cierto es que no contaban con un sistema adecuado para mandar una señal de aviso a los pobladores de las regiones afectadas, del potencial peligro en el que se hallaban inmersos. Como consecuencia de ello, más de doscientas veinte mil personas perdieron la vida y prescindiendo del hecho de que no tuvieron responsabilidad alguna a nivel personal (no fue culpa suya), sino que fue causado por la permanente e irresponsable imprevisión del ser humano, el caso es que fueron víctimas mortales de una catástrofe que estaba en marcha y de la que no percibieron ninguna señal, hasta el mismo momento en que las alcanzó.

Sin embargo, la Biblia sí nos menciona de unas importantes señales mucho más preocupantes y de las que la humanidad en general no parece darse cuenta; es más, no quiere darse cuenta, pues las personas ni siquiera escuchan cuando que se les advierte acerca de ellas, como si el ignorarlas, pudiera evitar sus catastróficas consecuencias. Cuando Jesús estuvo en la Tierra, dio una lección a sus oyentes sobre un asunto de gran trascendencia y empleando a modo de ilustración, la capacidad natural que estos tenían (así como todo ser humano) para observar señales y actuar en consecuencia. He aquí lo que nos relata la Biblia:

Se le acercaron los fariseos y saduceos y, para tentarlo, le pidieron que les mostrara alguna señal del cielo. En respuesta, él les dijo: ‘Al anochecer ustedes acostumbran decir: “Habrá buen tiempo, porque el cielo está rojo encendido”; y a la mañana: “Hoy habrá tiempo invernal y lluvioso, porque el cielo está rojo encendido, pero de aspecto sombrío”. Saben interpretar la apariencia del cielo, pero las señales de los tiempos no las pueden interpretar.” (Mat. 16:1-3).

Luego lo que Jesús dejó claro, fue el hecho de que esas personas, si bien no tenían ningún problema para reconocer algunas señales y relacionarlas correctamente con acontecimientos futuros, eran incapaces sin embargo, de reconocer otras de mucha más importancia en su vida. Y al mencionar “las señales de los tiempos”, Jesús indicó a los judíos del siglo I que lo estaban escuchando, que deberían de haber estado al tanto y a tenor de los escritos proféticos de los que disponían, de la urgencia de los tiempos en que vivían. Y es que el mundo judío estaba a punto de sufrir un cataclismo que iba a afectarlos a todos ellos y circunstancia que aconteció, en el año 70 E.C., con la destrucción de Jerusalén, su templo, así como los registros genealógicos y hecho este último gravísimo, ya que significaba el dramático fin del entero sistema de cosas judío. Pero pocos días antes de su muerte y respondiendo a una inquiridora pregunta de sus discípulos, tendente a saber más de las cosas que estaban por venir sobre el pueblo judío de ese primer siglo, Jesús habló a sus discípulos, además, de otras señales que iban mucho más allá y proyectándose en el tiempo, a saber, aquellos acontecimientos que se producirían y que como señales, alertarían de la inminente venida del cataclísmico “gran día de Jehová” y coincidente con su segunda venida. Veamos en primer lugar, la pregunta que le fue formulada a Jesús, por parte de sus discípulos y que bien podríamos resumirla de esta manera:

¿Cuándo será destruido el templo? ¿Cómo sabremos que tú vendrás otra vez y que ha llegado el fin del mundo? ¿Cuáles serán las señales?” (Mat. 24:3b y según la traducción, La Biblia en Lenguaje Sencillo).

Y note por favor, la específica tercera parte de esa pregunta compuesta, acerca de las señales que marcarían el “fin del mundo” o “del siglo” (según versiones), o como más acertadamente traduce la TNM de los TJ, “la conclusión del sistema de cosas”, tal como actualmente lo conocemos. Lo que dijo Jesús en aquella ocasión, es de vital importancia para todos nosotros hoy día, si somos, a diferencia de aquellos fariseos del primer siglo, capaces de discernir “las señales de los tiempos” y que nos abocan irremisiblemente, como hemos citado, al destructivo “día de la cólera de Dios”:

El gran día de Jehová está cerca. Está cerca y hay un apresurarse muchísimo de él. El sonido del día de Jehová es amargo. Allí un hombre poderoso da un grito. 15 Ese día es día de furor, día de angustia y de zozobra, día de tempestad y de desolación, día de oscuridad y de tenebrosidad, día de nubes y de densas tinieblas, 16 día de cuerno y de señal de alarma, contra las ciudades fortificadas y contra las elevadas torres de las esquinas. 17 Y ciertamente causaré angustia a la humanidad y ciertamente andarán como ciegos; porque han pecado contra Jehová. Y su sangre realmente será derramada como polvo y sus entrañas como el estiércol. 18 Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día del furor de Jehová; sino que por el fuego de su celo toda la tierra será devorada, porque él hará un exterminio, realmente uno terrible, de todos los habitantes de la tierra.” (Sof. 1:14-18).

Y después de lo que acabamos de leer, solo el sentido común nos dice que algo gravísimo se está acercando y que al igual que en el ejemplo que hemos citado al principio de este relato, solo atendiendo a las señales que preceden a esos terribles acontecimientos y contenidas en el registro sagrado, nos podremos librar de ser víctimas de tan terrorífico suceso y razón por la cual, precisamente las dio Jesús: para que podamos “ser ocultados” de tan espantoso evento y según propias palabras del Altísimo, dichas a continuación de las que acabamos de citar:

“…… antes que venga sobre ustedes la cólera ardiente de Jehová, antes que venga sobre ustedes el día de la cólera de Jehová, 3 busquen a Jehová, todos ustedes los mansos de la tierra, los que han practicado Su propia decisión judicial. Busquen justicia, busquen mansedumbre. Probablemente se les oculte en el día de la cólera de Jehová.” (Sof. 2:2-3).

Entre las señales que marcarían esos días finales del sistema de cosas actual, habría cosas tales y coincidentes en el tiempo, como guerras sin precedentes, hambres, pestes, terremotos:

Porque se levantará nación contra nación y reino contra reino; y habrá pestes y hambres y terremotos en diferentes lugares. 8 Y todo esto será principio de dolores.” (Mat. 24:7).

Y que si bien tuvieron un cumplimiento parcial en 70 E.C., es obvio que apuntaban a un cumplimiento mayor y que bien pudieran coincidir el inicio de esos tiempos finales, como “principio de dolores”, a partir de 1.914 y no por lo que digan los TJ, sino porque en dicho año inició la llamada Gran Guerra y que significó una conflagración de tales proporciones, que provocó cambios irreversibles en la sociedad, sumiendo a la humanidad en unos tiempos de confusión sin precedentes y que tienen toda la pinta de ser, los “últimos días” (2 Tim. 3:1) del presente sistema de cosas, al menos tal como lo conocemos actualmente. Porque lo que siguió a continuación en todo el siglo XX, se caracterizó por más guerras, conflictos armados localizados, crecientes actos de terrorismo, de violencia de todo tipo y situación no ha mejorado en lo que va de este siglo XXI, más bien todo lo contrario. Tan es así lo que hemos citado, que se recuerda la guerra iniciada en Agosto de 1.914, como la 1 Guerra Mundial y evento que según los expertos, marcó un antes y un después en la historia de la humanidad, a ser seguida poco después por una segunda guerra mundial, marcada por un significativo aumento en su capacidad de destrucción y que culminando con el nacimiento de la terrorífica “era nuclear”, dejó el camino abierto para una tercera de proporciones incalculables, a menos que el Altísimo lo remedie. Ahora bien, siendo cierto como afirman algunos, que guerras, hambres, epidemias (o pestes) y terremotos, los ha habido continuamente a lo largo de la historia de la humanidad, no se puede negar que su proliferación no ha sido nunca coincidente en un mismo período de tiempo, ni por supuesto, con las especiales connotaciones actuales. Veamos de ello y para no extendernos demasiado, solo a grandes rasgos:

En cuanto a las guerras, algo hemos comentado, pero que se puede ampliar. Porque si bien como hemos dicho la primera guerra mundial, marcó un antes y un después en el concepto que tenía la humanidad de la guerras, tanto en su dimensión (alcance global) como en capacidad de destrucción, jamás se había llegado a la posibilidad de que el hombre, con su actual capacidad armamentística, pudiera borrar a la entera humanidad de sobre la faz de la Tierra. Y ello al alcance de cada vez más naciones, poseedoras todas ellas, de sofisticado y terrorífico armamento nuclear y sistemas de destrucción masiva.

Cierto también es, que la historia está llena de grandes hambrunas, pero por una parte, siempre localizadas en determinados lugares y que de algunas de ellas nos habla la propia Biblia, pero nunca a nivel global y al grado de que más de 1.020 millones de personas (según recientes informes), corren riesgo de severa escases de alimentos, con probable muerte por inanición la mayoría de ellas; y que por otra parte, jamás en la historia se ha producido tan agudo contraste entre el hambre existente, con el tremendo potencial del ser humano para la producción de alimentos, al grado que se ha llegado a dar el caso de que cosechas enteras de grano han sido destruidas en distintos lugares, para mantener el control de los precios del producto en los mercados. Y que lo mismo podríamos decir, de productos manufacturados como leche, quesos, mantequillas, conservas, etc., que o bien los excedentes son destruidos o bien sometida a restricciones la producción de los mismos, mediante cupos, para mantener el nivel de los citados precios de mercado.

También hay un brutal contraste con la proliferación de grandes epidemias, muchas de ellas erradicadas con anterioridad y que vuelven con especial virulencia, con el gran avance en la medicina y en la investigación de distintos fármacos, como nunca ha habido en la historia. Pero dándose la vergonzante situación, de que millones de personas mueran anualmente, porque no tienen a su alcance medicinas de ínfimo coste económico y cuya distribución no es rentable a las grandes multinacionales farmacéuticas; y las cuales en otras ocasiones, no investigan sobre algunas enfermedades, sencillamente porque están localizadas en estratos bajos de la sociedad y por lo tanto, con bajo o nulo poder adquisitivo y no representa para ellas un negocio el invertir en su investigación y posterior desarrollo del fármaco correspondiente.

Y en cuanto a los terremotos y demás fenómenos naturales como inundaciones, sequías e incendios forestales, todo ello de grandes proporciones, de nuevo la mano del hombre está presente. Ya que si bien dichos fenómenos climáticos se han producido cíclicamente en la historia de la humanidad, de forma natural y con más o menos virulencia, jamás los mismos habían podido ser inducidos a voluntad y por tanto, usados hasta como armas de guerra por el hombre, como está ocurriendo en la actualidad. Y es que según fuentes bastante fiables, dicha capacidad y que se conoce como Proyecto HAARP, está en disposición de ser usada por EEUU (de momento, en poder de nadie más que se sepa, aunque los rusos por ahí andarán) y que de hecho ya se citan algunos desastres que apuntan a su utilización, como por ejemplo, el brutal terremoto de Haití y en el cual, antes de que se produjera el sismo y hecho que está comprobado, dicha nación ya había dado comienzo al despliegue táctico de la ayuda que se preveía necesaria. Incluso un informe ya desclasificado y expedido en su momento por la Flota Rusa del Norte, afirmo que el sismo que devastó a Haití fue el “claro resultado” de una prueba de la marina estadounidense por medio de una de sus “armas de terremotos”.

Y llueve sobre mojado, ya que de acuerdo a otro informe de contenido coincidente, se tienen datos para establecer que el terremoto en Sichuan (China), el 12 de mayo de 2008 y con una magnitud de 7.8 grados en la escala de Richter, fue provocado también por la intervención del HAARP, mediante ondas de radio-frecuencia concentradas en la ionosfera y con la posibilidad de ser redirigidas sobre algún punto de la esfera terrestre. El proyecto, evidentemente ya una realidad, denominado HAARP, potencialmente tendría también la capacidad, de desintegrar objetos, generar combustiones inducidas (grandes incendios), incluso cambiar patrones cerebrales y llevando al individuo a conductas atípicas, así como generar enfermedades de corte psicosomático. Investigaciones sobre el proyecto HAARP, con distintas notas de rechazo, han surgido con insistencia desde universidades estadounidenses y distintos centros europeos. Recordemos también, los catastróficos incendios que asolaron Rusia este verano de 2010 y que entre algunos científicos rusos, se mantenía la afirmación que detrás de esta tragedia medioambiental, se encontraba una “nueva arma estadounidense en fase experimental”, con la que se habría atacado territorio ruso. Según dichos científicos, se trataría de una nueva tecnología (se referían al HAARP) que otorga la capacidad de producir cambios drásticos en las condiciones meteorológicas sobre un territorio determinado y elegido previamente. Sin embargo, de forma tan sorpresiva como repentina, se dio carpetazo a dicha gravísima acusación y no se volvió a hablar de ella jamás y lo cual, evidentemente, es prueba indudable de la veracidad de la misma.

Luego lo que tenemos en el cuadro es un nuevo y peligroso elemento, nunca dado en la historia, como es la posibilidad del ser humano de poder interactuar en todas las variantes de nuestro entorno: control de poderosas armas de guerra; capacidad de generar terribles epidemias y absoluto control sobre las medicinas; dominio absoluto sobre los mercados de alimentos y producción de los mismos; alteración a voluntad de fenómenos físicos (terremotos, sequías, inundaciones, grandes incendios, etc., generadores de enormes hambrunas), como instrumentos de guerra y como detalle de marcada gravedad y por si lo dicho fuera poco, la capacidad de poder interactuar sobre la mente humana, mediante ese diabólico invento del HAARP. Porque hemos leído de su capacidad para interactuar mediante ondas de radio-frecuencia y a las que nuestro cerebro es sensible, produciendo cambios significativos en nuestro estado de ánimo e inducirnos a determinadas conductas y cuya finalidad aparente, sería la de crear de forma inducida las condiciones anímicas óptimas para la general aceptación, por parte de las masas, del gran gobierno único o Nuevo Orden Mundial que se pretende imponer: y con lo que ya tendríamos a la bestia de Rev. 13:1, en marcha:

“……Y vi una bestia salvaje que ascendía del mar, con diez cuernos y siete cabezas y sobre sus cuernos diez diademas, pero sobre sus cabezas nombres blasfemos.”

Porque una de las señales que se nos dan en las Escrituras, tiene que ver precisamente con el estado anímico de las personas:

“…… y sobre la tierra angustia de naciones, por no conocer la salida a causa del bramido del mar y de su agitación, 26 mientras que los hombres desmayan por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada; porque los poderes de los cielos serán sacudidos.” (Luc. 21:25-26).

Y que si bien es cierto que la situación a nivel mundial, no está como para tirar cohetes y lo que es peor, tendente a empeorar, no es menos cierto que el tono de globalidad que se percibe en esa declaración (y que se cita como señal), bien pudiera indicar un hecho más allá de la normal actitud del ser humano y que nos lleva a pensar que bien pudieran ser emociones inducidas, con la finalidad ya antes apuntada. Porque lo que está clarísimo, es que si se poseen semejantes capacidades y de ello cada vez hay menos dudas, es obvio que sin ninguna vacilación serán usadas para adelanto de pérfidos e inconfesables proyectos humanos, detrás de los cuales está obviamente Satanás.
Y pérfido personaje que usa otra y poderosísima arma de “destrucción masiva” y también calificada como señal, como es la religión falsa:

Y en contestación, Jesús les dijo: “Cuidado que nadie los extravíe; 5 porque muchos vendrán sobre la base de mi nombre, diciendo: “Yo soy el Cristo” y extraviarán a muchos.” (Mat. 24:4-5).

Y note usted querido lector, que esta fue la primera advertencia o señal dada a sus discípulos, como respuesta a la pregunta formulada; luego si grave era lo que siguió a continuación, Jesús consideró ese rasgo como de mucha más gravedad. De hecho y como nos muestra el cap. 6 de Revelación, el primer caballo (blanco por más señas) al que se saca a darse un “garbeo” por ahí, jinete incluido, es una burda imitación del de Rev. 19:11 (Jesucristo en su segunda venida) y que por lo tanto, solo puede prefigurar a la religión falsa y que se correspondería con una brutal apostasía de alcance mundial y que vence, en su empeño de extraviar a la humanidad; y circunstancia ya anunciada por el apóstol Pablo:

Que nadie los seduzca de manera alguna, porque no vendrá (de nuevo Jesucristo) a menos que primero venga la apostasía y el hombre del desafuero quede revelado, el hijo de la destrucción.” (2 Tes. 2-3).

Tan ello es así, que a día de hoy levantas un adoquín y te aparecen tropecientos “ungidos” (o “cristos”); y es que casi todos aquellos que se consideran cristianos, se auto-califican de esa manera, aunque no puedan probar dicha condición y “pequeño detalle” que no puede ser pasado por alto.

Y algo que en este blog nos es muy difícil de asimilar, máxime cuando desde nuestra perspectiva, entendemos que sustentada por el registro bíblico, actualmente Jehová no tiene “ungidos”, o sea, personas “enviadas” para alguna determinada comisión servicio, aquí en la Tierra. Y con ello no pretendemos decir, que no haya a día de hoy, personas con las debidas cualidades para en el momento oportuno ser depositarias de semejante privilegio; y es que si no entendemos mal, la Biblia indicaría que aún queda un resto por determinar, de personas que han de ser “elegidas” en un futuro para gobernar con Cristo:

“…… y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos.”

Y esas palabras que tienen que ver con la apertura del quinto sello, según Rev. 6: 9-11 y parte final del versículo 11, claramente nos indican que a los que ya en su día murieron como “ungidos” o personas sí reconocidas como Hijos de Dios (los Mateo, Juan, Pablo, Bernabé, etc., etc.), queda por añadir aún, un determinado número o cantidad de otros “elegidos” y que como un todo, conformarán el grupo de co-gobernantes con Cristo en el reino y que a tenor de la palabras de Jesús, no será muy numeroso (Luc. 12:32).

Y si bien todas las señales citadas pueden aumentar de intensidad y por tanto, su capacidad de destrucción, no es menos cierto que tuvieron que tener un inicio y aparentemente coincidente, como hemos dicho, con un desaforado aumento del número de distintas denominaciones religiosas dentro de la Cristiandad y más o menos ubicado entre finales del siglo dieciocho y principios del diecinueve, en perfecta correspondencia con el cabalgar del jinete del caballo blanco (Rev. 6:2) y como manifestación culminante de la brutal apostasía o alejamiento de la verdadera enseñanza de la Biblia, que experimentaría la cristiandad en general. Luego el razonamiento lógico y de no equivocarnos, sería el de que ya estamos muy adentrados en los días finales y muy cerca ya de la gran predicación final de Mat. 24:14:

Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.

Y de notable interés también, porque avalarían lo que estamos afirmando, son las palabras de Pablo a su discípulo Timoteo:

Mas sabe esto, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. 2 Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, 3 sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin autodominio, feroces, sin amor del bien, 4 traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios, 5 teniendo una forma de devoción piadosa, pero resultando falsos a su poder; y de estos apártate.” (2 Tim. 3:1-5).

Y puesto que claramente Pablo hace mención a los “últimos días”, como aquellos en que dichas indeseables cualidades quedarían de manifiesto de forma ostensible (luego estaríamos hablando de más señales), no hay otra cosa más apropiada que contrastar lo que acabamos de leer, con lo que vemos no solo en nuestro más inmediato alrededor, sino a nivel mundial, para darnos cuenta de que lo que Pablo hizo, fue una exacta fotocopia de los tiempos actuales. Y como ni el más optimista puede negar que ese es el panorama que nos rodea por tierra, mar y aire, no queda más remedio que concluir que ese día “grande e inspirador de temor” (Joel 2:31) del que nos advierten las Escrituras, está ya llamando a la puerta. Y notemos que cuando Pablo nos habla de que se presentarán “tiempos críticos, difíciles de manejar”, de nuevo se hace presente la idea de una directa intervención del ser humano en tan complicada situación, ya que en dicho relato del apóstol, esas palabras son el final del versículo uno y se empieza el verso dos, con la frase “Porque los hombres serán……” con lo cual se está estableciendo obviamente, una relación causa/efecto indiscutible de la dificultad de los tiempos, como consecuencia directa de las nocivas e indeseables características del ser humano, que siguen a las citadas palabras.

Luego y como hemos mostrado en la ilustración inicial, es cuestión de ir tomando medidas acerca de qué hacer, ya que estamos hablando de señales que apuntan a un rápido y pronto desenlace de fatales consecuencias para aquellos que haciendo caso omiso a las advertencias, no tomen acción. Porque es cierto y ello nos consta de nuestras innumerables horas dedicadas a la predicación de casa en casa, durante nuestra militancia como TJ y que nos permitió hablar con muchísimas personas, que ninguna de ellas se consideraba como mala y alejada de Dios, siendo por lo tanto el comentario más habitual, el siguiente: “Pero yo no soy una persona mala, vivo tranquilamente mi vida sin meterme con nadie y por ello, estoy convencido de que Dios me tiene presente; luego lo que tenga que venir, ya vendrá: yo estoy tranquilo”. Pero que aún siendo un argumento razonable para la persona en cuestión, deja de serlo cuando se contrasta con la idea que transmiten las palabras de Jesús. Veamos:

Porque así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre. 38 Porque como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca; 39 y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre.” (Mat. 24:37-39).

Y siendo cierto el hecho de que Jehová trajo el diluvio, debido a que la tierra estaba “…… llena de violencia como resultado de ellos…...”, no es menos cierto de que no toda la gente era mala, ya que Jehová y mediante hacer de Noé, un predicador de justicia (2 Ped. 2:5), extendió la posibilidad de que otros también se salvaran (al menos eso parece). Y que ello probablemente fue así, tiende a quedar claro por el hecho de que Jesús pone el énfasis, como causa real de la razón por la que perdieron la vida, en que “no hicieron caso” del repetido aviso de Noé y de la clara señal o testimonio que tenían ante sus propios ojos, como era el arca en construcción. Y al no sentirse movidos en consecuencia, a la acción salvadora de colaborar con Noé, en la construcción del instrumento que implicaba su propia salvación, fueron destruidos. Pero veamos otro ejemplo amonestador:

De igual modo, así como ocurrió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban. 29 Pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y los destruyó a todos. 30 De la misma manera será en aquel día en que el Hijo del hombre ha de ser revelado.” (Luc. 17:28-30).

Fijémonos de nuevo, en que otra vez y aunque no se afirme de forma explícita, el énfasis se pone en el hecho de que esas personas, continuaban viviendo sin que aparentemente les preocupara el ambiente de degradación que los envolvía. Porque la realidad es que esas actividades enumeradas, en sí mismas, no eran motivo de castigo, luego tenía que haber otra razón de más peso que moviera a actuar a Dios. Y si bien casi todo el mundo tiene asumido que Jehová, castigó a las citadas ciudades por sus depravadas prácticas, la razón fundamental no parece haber sido ésta, aunque es evidente que bien pudo ser el desencadenante:

¡Mira! Esto es lo que resultó ser el error de Sodoma tu hermana: Orgullo, suficiencia de pan y el desahogo de mantenerse libre de disturbio eran lo que pertenecía a ella y a sus poblaciones dependientes y la mano del afligido y del pobre ella no fortalecía.” (Ezeq. 16:49).

Dicho en plata, que cada uno vivía su vida y que mientras lo que ocurría a su alrededor no les afectara, o sea, estuvieran “libres de disturbio” (problemas de conciencia), seguían orgullosamente viviendo en medio de tan licenciosa situación, ajenos por completo al desagrado de Jehová. ¿Y no es cierto que esas son las principales características, detrás de los males que actualmente aquejan a la humanidad, o sea, una actitud altanera de autosuficiencia y orgullo, al no hacer caso a la Palabra de Dios, estableciendo sus propias normas de lo correcto o incorrecto, según les convenga? Aptamente dicen las Escrituras:

¡Ay de los que dicen que lo bueno es malo y lo malo es bueno, los que ponen oscuridad por luz y luz por oscuridad, los que ponen amargo por dulce y dulce por amargo!” (Isa. 5:20).

Y eso es lo que estamos viendo a nuestro alrededor, sobre todo en las naciones más adelantadas y llamadas “civilizadas”, en las que el divorcio, el aborto, la homosexualidad, o el matrimonio entre personas del mismo sexo se han convertido en rasgos “progresistas” y propios de una sociedad “madura”, mientras que aquellos que abominamos de semejantes aberraciones, somos considerados como meros retrógrados y fuera de las más elementales normas de convivencia: prácticamente se nos relega a la condición de especie en extinción.

Sin embargo, Judas ya en su momento nos alertó de algo que es pasado por alto, en esta sociedad tan “iluminada”:

Así también Sodoma y Gomorra y las ciudades circunvecinas, después que ellas de la misma manera como los anteriores hubieron cometido fornicación con exceso, e ido en pos de carne para uso contranatural, son puestas delante de nosotros como ejemplo amonestador al sufrir el castigo judicial (de la más alta instancia) de fuego eterno.” (Judas 7).

Y nos permitimos señalar el hecho de que el ser castigado al fuego eterno, tiene que ver con destrucción eterna de la que no hay resurrección (Rev. 20:14). Y siendo cierto, por otra parte, que aquellos que practican tales cosas no escaparán al juicio divino, no deja de ser menos cierto que tampoco escaparán al mismo, aquellos que implícita o explícitamente los apoyan, “les entienden” según dicen ellos y que por lo tanto, viven cómodos (o en desahogo) en semejante situación y “libres de disturbio” en su conciencia cauterizada.

Luego la pregunta sería ¿cómo nos sentimos, personalmente, en ese entorno? Porque quizás pensemos que puesto que no formamos parte integrante del mismo y por supuesto, no practicamos semejantes aberraciones, la cosa no va con nosotros y que venga lo que venga, ya el Altísimo recompensará tan “loable” pasiva actitud. Pero ¿se ha preguntado alguna vez, querido lector y si es que piensa de esa manera, por qué se salvó Lot?

Veámoslo: “……y libró al justo Lot, a quien angustiaba sumamente la entrega de la gente desafiadora de ley a la conducta relajada.” (2 Ped. 2:7).

¿Es este su sentimiento o actitud, frente a los desmanes actuales? Si ello es así, nos alegramos infinito porque fíjese lo que le espera: si llega con vida, como es lo más probable dado lo cercano del día de juicio de Jehová, será introducido en lo que las Escrituras llaman el reino de Dios y que comprende un período de tiempo de mil años, gobernado por un conjunto de personas escogidas por Jehová y perfectamente probadas, encabezadas por Jesucristo, en donde se experimentarán los siguientes beneficios:

Los tales beneficios tendrán que ver, por ejemplo, con un tiempo de paz inimaginable:

Salmo 37:11: “Pero los mansos mismos poseerán la tierra y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz.”

Salmo 72:7: “En sus días el justo brotará y la abundancia de paz hasta que la luna ya no sea.”

Isaías 9:6: “Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; y el regir principesco vendrá a estar sobre su hombro. Y por nombre se le llamará Maravilloso Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz.”

Ahora bien, es obvio que para ello no tendrían que existir las guerras y causa de amargas experiencias ¿verdad? Pues vean cual es la promesa de Jehová:

Salmo 46:9: “Hace cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra. Quiebra el arco y verdaderamente corta en pedazos la lanza; quema los carruajes en el fuego.”

Miqueas 4:3: “Y él ciertamente dictará el fallo entre muchos pueblos y enderezará los asuntos respecto a poderosas naciones lejanas. Y tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzarán espada, nación contra nación, ni aprenderán más la guerra.”

Por otra parte, sería muy difícil gozar de esta paz a plenitud, si uno estuviera afectado por alguna enfermedad, defecto físico o por la misma vejez, que tantas limitaciones nos impone. Pues no se preocupe, porque también eso será atendido:

Isaías 33:24: “Y ningún residente dirá: “Estoy enfermo”. La gente que more en la tierra constará de los que habrán sido perdonados por su error.”

Isaías 35:5-6: “En aquel tiempo los ojos de los ciegos serán abiertos y los oídos mismos de los sordos serán destapados. 6 En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo y la lengua del mudo clamará con alegría….”

Job 33:25: “Que su carne se haga más fresca que en la juventud; que vuelva a los días de su vigor juvenil.”

Pero quizás alguien se pregunte, que como se podrá disfrutar a cabalidad de esas bendiciones, cuando vemos por toda la tierra una desertización galopante; sequías brutales; mares, ríos, lagos y otras diversas fuentes de agua contaminadas; la protectora capa de ozono quebrantada y tantos y tantos otros aspectos nocivos que afectan directamente nuestra calidad de vida. Pero de nuevo no se preocupe, que nuestro Buen Dios Jehová, también tiene en cuenta esta circunstancia:

Isaías 35:6-7: “….. Pues en el desierto habrán brotado aguas y torrentes en la llanura desértica. 7 Y el suelo abrasado por el calor se habrá puesto como un estanque lleno de cañas; y el suelo sediento, como manantiales de agua. En el lugar de habitación de los chacales, un lugar de descanso para ellos, habrá hierba verde con cañas y papiros.”

Rev. 11:18: “…… y para causar la ruina de los que están arruinando la tierra.”

Y no pase cuidado, que esa paz que nuestro Creador nos ofrece, no se verá ensombrecida por la falta de un trabajo remunerador y satisfaciente, de una vivienda apropiada o carencia alguna de alimentos, con los que sustentar su vida y la de sus seres queridos:

Isaías 65:21-22: “Y ciertamente edificarán casas y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. 22 No edificarán y otro lo ocupará; no plantarán y otro lo comerá. Porque como los días de un árbol serán los días de mi pueblo; y la obra de sus propias manos mis escogidos usarán a grado cabal.”

Miqueas 4:4: “Y realmente se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera y no habrá nadie que los haga temblar; porque la boca misma de Jehová de los ejércitos lo ha hablado.”

Salmos 72:16: “Llegará a haber abundancia de grano en la tierra; en la cima de las montañas habrá sobreabundancia.”

Tan abundante y completa será esta paz proveniente de nuestro Dios Jehová, que se extenderá también dentro del reino animal y a la relación de este con el hombre:

Isaías 11:6-9: “Y el lobo realmente morará por un tiempo con el cordero y el leopardo mismo se echará con el cabrito y el becerro y el leoncillo crinado y el animal bien alimentado todos juntos; y un simple muchachito será guía sobre ellos. 7 Y la vaca y la osa mismas pacerán; sus crías se echarán juntas. Y hasta el león comerá paja justamente como el toro. 8 Y el niño de pecho ciertamente jugará sobre el agujero de la cobra; y sobre la abertura para la luz de una culebra venenosa realmente pondrá su propia mano un niño destetado. 9 No harán ningún daño ni causarán ninguna ruina en toda mi santa montaña; porque la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar.”

Pero por otra parte ¿no sería lamentable que esas bendiciones se acabaran con la muerte de uno? Por supuesto y por eso mismo, la muerte tampoco existirá:

Isaías 25:8: “Él realmente se tragará a la muerte para siempre y el Señor Soberano Jehová ciertamente limpiará las lágrimas de todo rostro. Y el oprobio de su pueblo quitará de toda la tierra, porque Jehová mismo lo ha hablado.”

1 Cor. 15:26: “Como el último enemigo, la muerte ha de ser reducida a nada.”

Rev. 21:4: “Y limpiará toda lágrima de sus ojos y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.”

Pero ¡cuánto echaremos de menos en medio de esas felices circunstancias, a aquellos seres queridos que en su día perdimos en la muerte! Pero un momento: recordemos que la esperanza del malhechor ajusticiado al lado de Jesús (Luc. 23:42), se basaba precisamente en la creencia de una resurrección, luego ¿sería razonable el pensar en que se produzca tal milagro? Bueno, ciertamente ya se produjo en el pasado y no solo en la propia resurrección de Jesucristo, pues hasta donde sabemos del relato bíblico, tanto los profetas Elías, como Eliseo, así como el apóstol Pedro y posteriormente Pablo, sin olvidarnos del propio Jesús, tuvieron que ver con el traer de nuevo a la vida a otras personas que en su momento habían fallecido. Pues bien, Jehová se propone llevar a cabo dicho milagro, pero en una escala sin precedentes:

Daniel 12:2: “Y habrá muchos de los que están dormidos en el suelo de polvo que despertarán, estos a vida de duración indefinida y aquellos a oprobios y a aborrecimiento de duración indefinida.”

Juan 5:28-29: “No se maravillen de esto, porque viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz 29 y saldrán, los que hicieron cosas buenas a una resurrección de vida, los que practicaron cosas viles a una resurrección de juicio.”

Hechos 24:15: “….. y tengo esperanza en cuanto a Dios, esperanza que estos mismos también abrigan, de que va a haber resurrección así de justos como de injustos.”

Y estos son, querido amigo, los beneficios o grandes bendiciones que nuestro Amoroso Creador (Juan 3:16), derramará sobre aquellos que ahora lealmente se apeguen a sus principios y cifren su esperanza en Sus promesas, durante ese período de tiempo por venir y en el que en cumplimiento de la voluntad de Dios de proceder a la “restauración todas las cosas” (Hechos 3:21), el hombre será llevado a la perfección de la que en su día gozó Adán y con él, todo su entorno medioambiental. Pero llegados a ese punto y ya al final del milenio ¿qué va a ocurrir? Pues lo siguiente: ya llegados a la citada perfección, de nuevo se pondrá ante el hombre, la posibilidad de escoger voluntariamente el servir a su Creador, Jehová o al archí-enemigo de Este, Satanás, cuando por un corto espacio de tiempo sea soltado de la restricción a la que durante mil años ha sido sometido:

Ahora bien, luego que hayan terminado los mil años, Satanás será soltado de su prisión 8 y saldrá a extraviar a aquellas naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, para reunirlos para la guerra. El número de estos es como la arena del mar.” (Rev. 20:7-8).

Y ahí, cada uno tendrá que tomar su propia y responsable decisión: aquellos que al igual que Adán y Eva, sean seducidos o más bien engañados y opten por formar parte de ese contingente numeroso “como la arena del mar” que sigue a Satanás, su fin será el siguiente:

Y la muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esto significa la muerte segunda: el lago de fuego. 15 Además, cualquiera a quien no se halló escrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego.” (Rev. 20:14-15).

Y ello equivale a destrucción eterna. Pero si por el contrario, uno felizmente mantiene su firme integridad, conseguirá de manera definitiva la tan ansiada posibilidad de vivir para siempre, o sea, la vida eterna:

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16).

Luego y dicho de manera que nos entendamos, su andar por el camino de la vida eterna, comienza en este preciso momento, puesto que si mantiene integridad a los principios guiadores de la Palabra de Dios, la Biblia, nadie le arrebatará dicha posibilidad, pues solo usted puede perderla y como ocurrió en le caso de Adán; y por si desea más información al respecto, nos permitimos sugerirle nuestro artículo del 27/02/10, titulado “La certeza de la vida eterna”. Y es que tiene que piensar, que todo lo que suceda hasta llegar a esa prueba final, incluso ella en sí misma, no son más que distintos estadios o metas que uno tiene que ir consiguiendo superar de forma progresiva. Y el premio no puede ser más atractivo: el reconciliarnos y de nuevo contar con la aprobación de nuestro Creador y Soberano sobre todo el Universo, el Altísimo, Excelso y Todopoderoso Señor, Jehová Dios.

Y ello lo conseguirá, si sigue la siguiente exhortación:

Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.” (Juan 17:3).

¿Y cómo puede hacer esto? Pues por ejemplo, continuar visitándonos y leyendo nuestros artículos u otros de otros autores, pero siempre teniendo en cuenta, que la última palabra la tiene el registro sagrado. Por ello nuestro repetido consejo, de que Biblia en mano, contraste todo lo que lea, o le digan, con lo que ésta dice y después de un reflexivo análisis, saque usted sus propias conclusiones. Porque otros, no sabemos, pero nosotros…… también nos podemos equivocar.

MABEL

sábado, 25 de diciembre de 2010

Miqueas 4:1-3

Y tal como nos dijo el amigo Mario Olcese, en el correo de su autoría que reproducíamos en nuestro anterior artículo, dio respuesta a nuestro comentario del día 21 de este casi finalizado mes de Diciembre “Nuestro gozo, en un pozo”, pero como siempre, repitiéndose en sus ideas y haciendo caso omiso del “pequeño detalle” de que le han sido rebatidas por incorrectas. Que lo serán…… o no y algo que se tendrá que sustanciar, pero circunstancia que no le permite de ninguna manera continuar diciendo las mismas cosas, sin antes haber solventado públicamente lo acertado o desacertado de esas objeciones que se le plantean y lo cual, es requisito inexcusable para mantener un mínimo de credibilidad; máxime cuando las mismas se formulan con toda clase de argumentos probatorios. Y vea, querido lector, el porqué decimos esto:

Sin embargo, la Biblia parece indicarnos que los individuos que entren en el milenio de Cristo como súbditos no serán arquetipos de la fe y de la piedad, y mucho menos aún, conocedores de Dios, puesto que necesitarán ser aleccionados y corregidos por el mismo Dios dentro del reino milenial, como lo veremos a continuación……” (Negritas nuestras).

Y pasa a citarnos a continuación, pasajes de Miqueas e Isaías, como referencias probatorias de lo correcto de su conclusión. Bien; esa afirmación transcrita, la tienen ustedes en el segundo párrafo del comentario de respuesta titulado: “Miqueas 4:1-2 e Isaías 2:2-3, nos indican que los que entran en el milenio como súbditos no son los Testigos de Jehová o las “otras ovejas” y que casi es más largo el título, que el propio comentario. Pero si lo hemos reflejado en su totalidad, es para dejar sentada una premisa y a la vez mostrarles, como ya de entrada D. Mario transmite una idea en el mismo titulado de su escrito, que nada tiene que ver con la línea de lo que nosotros mantenemos. Porque resulta y esta es la premisa que deseamos establecer, que nosotros partimos siempre de la base (y lo hemos dicho en reiteradas ocasiones) que uno de los errores garrafales de los TJ, es considerar que los sobrevivientes de la gran tribulación u “otras ovejas” (según los denominan ellos), son únicamente los miembros de su militancia y que en consecuencia, aquellos que no formen parte de ella, serán destruidos en el inminente juicio de Dios.

Luego es a partir de este planteamiento, que nosotros hablamos de aquellos que serán súbditos del reino de Dios, pero siempre de forma totalmente aséptica, o sea, sin “etiquetas” de ningún tipo y lo cual cambia un poco, el punto focal del debate. Apuntado el primer error de D. Mario, pasemos a señalar el segundo y que a nuestro entender, se produce en primer lugar por una, digámosle dudosa capacidad para entender lo que se está leyendo y en segundo lugar, por no tener en cuenta casi nunca, el contexto general de las Escrituras. Porque recordemos que en ese párrafo transcrito, el Sr. Olcese nos explica que en su opinión, la Biblia...

“...parece indicarnos que los individuos que entren en el milenio de Cristo como súbditos no serán arquetipos de la fe y de la piedad y mucho menos aún, conocedores de Dios”.

Comentario de entrada ya incomprensible y fuera de lugar, puesto que las Escrituras no nos dicen nada de esto y lo cual, queda establecido en la propia formulación usada por dicho caballero, en el sentido de que la Biblia “parece indicarnos” y expresión que lleva implícita en sí misma, el reconocimiento de que el texto sagrado no contiene semejante afirmación: a él (a D. Mario) le parece, pero no puede aportar pruebas que sustenten dicho parecer; de lo contrario sería absurdo el no hacerlo, es más, de poderlo hacer....... ya lo habría hecho. Y es que no deja de ser más que una incomprensible suposición, basada en una incorrecta y tendenciosa lectura de Miqueas e Isaías y en un nuevo intento de que la Biblia diga aquello que dicho caballero quiere que diga. Y que por ser prácticamente ambos pasajes, un calco uno del otro, consideraremos solo el de Miqueas y que es el primero que cita dicho caballero en el títular de su escrito. Veamos pues y analicemos como es debido, qué se nos dice en Miq. 4:1-3:

Y en la parte final de los días tiene que suceder que la montaña de la casa de Jehová llegará a estar firmemente establecida por encima de la cumbre de las montañas y ciertamente será alzada por encima de las colinas; y a ella tendrán que afluir pueblos. 2 Y muchas naciones ciertamente irán y dirán: “Vengan y subamos a la montaña de Jehová y a la casa del Dios de Jacob; y él nos instruirá acerca de sus caminos y ciertamente andaremos en sus sendas”. Porque de Sión saldrá ley y de Jerusalén la palabra de Jehová. 3 Y él ciertamente dictará el fallo entre muchos pueblos y enderezará los asuntos respecto a poderosas naciones lejanas. Y tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzarán espada, nación contra nación, ni aprenderán más la guerra.”

Y claro, como ahí lee D. Mario que Jehová los “instruirá” y “dictará fallo” entre las naciones, para que no se den más “estopa”, pues blanco y en botella: esos que sobrevivirán a la gran tribulación (y que son de quienes nos habla ese pasaje), serán unos brutos ignorantes que no tendrán ni idea de quién es Jehová, belicosos y pendencieros en potencia además y que lógicamente, precisarán del “palo y tentetieso” para ser gobernados; dicho más finamente, gobernados como con “vara de hierro”. Y absurda conclusión simplista, producto como hemos dicho de una incorrecta lectura, unida a la pretensión de que el texto bíblico se ajuste a lo que uno cree, en lugar de ajustar lo que uno cree a lo que realmente nos dice el registro sagrado y en un total desprecio además, por aquello que se conoce como contexto general de las Escrituras; pero claro, ya se sabe que cuando uno no lee con la corrección debida…… pues ocurren estas cosas.

Porque hagámonos una pregunta y razonemos un poco: según el pasaje citado de Miqueas ¿de quién parte la iniciativa, de subir a la casa de Jehová? Veamos que nos dice el verso 2: “Y muchas naciones ciertamente irán y dirán: “Vengan y subamos a la montaña de Jehová……” Luego son las diferentes naciones las que toman dicha iniciativa e invitan a otras a sumarse a la misma ¿o no es eso lo que leemos en dicho pasaje?; o sea que de entrada vemos, que obligados y a punta de pistola o hablando más en propiedad, a golpe de “vara de hierro”, no van. Pero es que además resulta que a pesar de no conocer a Jehová, como sorprendentemente afirma D. Mario, según el texto en cuestión saben muchas cosas de Él y que es obviamente, lo que las lleva a tomar dicha iniciativa: “…… y a la casa del Dios de Jacob; y él nos instruirá acerca de sus caminos y ciertamente andaremos en sus sendas”. Luego saben que es el Dios de Jacob, que les puede instruir correctamente y de ahí el deseo de ser instruidos por Él y el firme propósito de andar en sus sendas. Por lo tanto, esas personas no solo conocen a Jehová, sino que conocen también el arreglo del reino (ya que se dirigen “a la montaña” de Jehová) y en consecuencia, al Rey reinante Jesucristo y que a tenor de lo leído, es de forma voluntaria que se someten a su gobernación. Y para ver que eso es así, recurramos al contexto de las Escrituras y acción indispensable para comprobar si el entendimiento que uno tiene de determinado pasaje, es el correcto y por aquello de no transmitir ideas equivocadas, como suele hacer el Sr. Olcese. En primer lugar, veamos que nos dijo Jesús:

Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero y a Jesucristo, a quien has enviado.” (Juan 17:3).

Luego difícilmente podría ser uno sobreviviente de la gran tribulación y consiguientemente súbdito de ese reino (inicio por otra parte, de ese camino que lleva a la vida eterna), sin reunir dichos requisitos. Pero siguiendo según nuestra meticulosa forma de proceder, necesitamos para poder confirmar dicha suposición, el saber si hay algún otro lugar en las Escrituras, en donde se nos diga algo de esas personas o miembros integrantes de la “gran muchedumbre” de sobrevivientes de la “gran tribulación” (Rev. 7:9; 14), que se ajuste a esas palabras de Jesús y prueben su veracidad o como mínimo, lo que creemos entender de ellas. Y ello nos lleva, a Rev. 7:10:

Y siguen clamando con voz fuerte y dicen: “La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono y al Cordero”.

Y obviando el hecho cierto de que el sentido de esas palabras se ajustan como un guante con las que pronunció Jesús, no nos negarán por otra parte, que llamar “nuestro Dios” a alguien a quien no se conoce, como un “pelín” rarito ya es; y que además, el que atribuyan su salvación tambiénal Cordero”, es que tampoco es un desconocido para ellos. Pero continuemos leyendo:

De modo que le dije inmediatamente: “Señor mío, tú eres el que sabe”. Y me dijo: “Estos son los que salen de la gran tribulación y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. 15 Por eso están delante del trono de Dios…...” (Rev. 7:14-15a).

Y como es por lavar y blanquear sus ropas en la sangre del cordero y lo cual significa que han ejercido fe en el sacrificio redentor de Jesucristo, por lo que se han salvado, es prácticamente imposible, diga lo que diga el Sr. Olcese, que no conozcan esas personas a Aquel al que reconocen como “su Dios” y originador de tan maravilloso arreglo y a aquél, que se ofreció voluntaria y generosamente a dicho sacrificio para nuestro beneficio eterno, Jesucristo.

Dicho esto, consideremos ahora otro dislate contenido en dicho artículo y que no sabemos de qué manga se lo ha sacado, porque a tenor de lo considerado, nada hace la más mínima sugerencia a ello; pero todo sea por aquello de ir condicionando de forma subliminal, la opinión del confiado lector:

Finalmente, el hecho de que en el reino de Cristo las naciones súbditas necesitarán ser regidas con vara de hierro (por no decir “mano de hierro”) nos lleva a concluir de que estos súbditos serán aún medio difíciles de gobernar, y con un carácter que dista mucho de ser de ovejas mansas o dóciles.” (Negritas nuestras).

Tenemos que entender que D. Mario, se refiere a los miembros de esa naciones y que a título individual, con gusto aceptan el ser súbditos del reino y de las que hemos leído (según texto de Miqueas que el propio D. Mario nos aporta), que se estimularán unas a otras a subir a la montaña de Jehová y a la casa del Dios de Jacob, con el deseo ser instruidas acerca de Sus rectos caminos y con el firme y noble propósito de andar en Sus sendas (Miq. 4:2) y por tanto, sobrevivientes de la “gran tribulación” de Rev. 7:14. Sin embargo y contrario a la afirmación de Jehová, de que amorosamente “extenderá su tienda” a modo de aprobación sobre ellas (Rev. 7:15), la afirmación del Sr. Olcese es que serán tratadas casi a patadas, o con la dureza propia de una mano de hierro y circunstancia que dicho caballero, considera que necesitarán, dada su condición de “irreductibles galos” (famosa definición que aparece en “Las aventuras de Astérix y Obélix”). Y semejante barbaridad, muy contraria a la actitud que despliega Jehová, según Su Palabra, es lo que se lee en ese párrafo transcrito.

Y planteamiento por demás disparatado y carente de lógica, porque ¿de que “hecho” nos habla?, ya que hasta donde nosotros sabemos, no nos ha sido mostrado ninguno; sin embargo y a partir de ese supuesto “hecho”, D. Mario ya se monta una historia que no tiene en absoluto ningún tipo de apoyo en las Escrituras y que se convierte ya en algo más que un disparate, cuando se contrasta con lo que acabamos de leer en Rev. 7, acerca de la “gran muchedumbre” y de la que además, hay que resaltar, lo que se nos dice de ella en el versículo 15:

Por eso están delante del trono de Dios; y le están rindiendo servicio sagrado en su templo; y El que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos.”

Y tarea de rendición de “servicio sagrado” que es muestra palmaria de una actitud de total sumisión y mansedumbre y no merecedora por tanto, de ser tratada con “vara de hierro”, sino más bien al contrario, provoca (como hemos comentado) como indudable gesto de aprobación, que el que está sentado en el trono, extienda de forma protectora “su tienda” sobre ellos; luego ¿de qué nos está hablando ese señor? Porque y por otra parte ¿en dónde nos dice la Escritura o siquiera dé idea de ello, que la gran muchedumbre de sobrevivientes de Rev. 7:9 y 14, es la que será tratada con “vara de hierro”? ¿Pero por qué no se lee de una vez y deja de decir sandeces, a la par que hacer el ridículo, el artículo “¡Por disparates…… que no quede!” y en el que le damos una razonada y documentada explicación, del porqué eso no puede ser así? ¡Léalo hombre, léalo y aprenda algo! O por lo menos discútalo y enséñenos algo a nosotros, que se lo agradeceremos infinito.

Pero no lo hace, porque sencillamente no puede refutar nuestros argumentos y como siempre, usa la táctica de continuar publicando en la misma dirección y a “machaca martillo”, como si las objeciones no fueran con él y con lo cual nos toma a todos por tontos, idiotas o por imbéciles, o las tres cosas a la vez. Y si no puede responderlas, como parece evidente, pues en línea con lo que propugna en una de esas encuestas que realiza en su blog (en este caso, la nº 9), pensamos que no sería mala idea que cerrara dicho blog y dejara de ponerse en evidencia, publicando ideas que son incorrectas y engañosas, como se ha demostrado fehacientemente. Porque mientras no sea capaz de desmontar las objeciones que le formulamos, no tiene ningún crédito para enseñar nada que tenga que ver con las cosas de Dios, dado que es incapaz de rebatir cualquier argumento bíblico discrepante.

Y nos referimos a los que le planteamos nosotros, porque es curiosa la circunstancia de que sí suela responder y con vehemencia, a las de los Sres. “Tito” Martínez, Pablo Santomauro, a diversos “trino-tercos”, a los Benny Hinn y compañía, o de algún que otro desaforado TJ, pero no a las nuestras y que lo único que hacemos, lejos de dar opiniones personales, es decirle que lo que él afirma no es, a nuestro entender, lo que dice la biblia y lo cual mostramos con todo lujo de detalles. Y en fin, nosotros podemos aceptar el hecho de que cada uno es libre de responder a lo que quiera y a quién quiera, pero lo que ya no es de recibo, es que se pretenda ir por ahí dando lecciones bíblicas, cuando el caso es que no se es capaz ni de leer correctamente un texto de las Escrituras y explicar objetivamente, que es lo que se dice en el mismo y sacar las correctas y oportunas conclusiones.

Y si no es así, pues que nos responda a lo que le hemos planteado: ¿Dónde en las Escrituras se nos dice, que los sobrevivientes de la gran tribulación y únicos súbditos en ese momento del reino, no serán mansos; que no conocen a Dios; que será gente no conversa y que serán belicosos, tal como nos afirma en algunos de sus escritos? Nosotros hemos mostrado, en dónde se dice totalmente lo contrario, luego quedamos a la espera de la respuesta y nos permitimos recordarle a D. Mario, que no valen ideas o razonamientos personales como argumentos y algo a lo que nos tiene acostumbrados, sino textos bíblicos “puros y duros” y por aquello de dejar que sea la Biblia la que hable y no nosotros. O eso…… o según su propia alternativa y ya que lo somete a votación, nosotros nos decantamos por la opción de que cierre el blog.

MABEL

miércoles, 22 de diciembre de 2010


¿Y qué hacemos ahora……?
Querido Armando, después pasaré a comentar tus refutaciones a mis creencias sobre los gobernantes y los súbditos. Ahora sólo me resta preguntarte: Si estos súbditos son los mansos de la tierra (Mateo 5:5) ¿por qué tendrían éstos que ser regidos CON VARA DE HIERRO si ya son mansos? Realmente no sé si mi pregunta está clara o no, pero necesito saber cuál es tu respuesta.

Muchas gracias,

Mario

(Negritas nuestras)

Este es el último correo recibido del Sr. Olcese, en demanda de una respuesta, que tiene publicada y se lo hemos dicho, por activa y por pasiva, desde el día 8 de este mes. Y enfrentados a tan esperpéntica actitud, obviamos el entrar en semejante dinámica y de nuevo, ya por tercera y última vez, decirle a D. Mario que la respuesta a su pregunta, la tiene y perfectamente documentada, en el artículo que publicamos el 8 de este mes de Diciembre, titulado “¡Por disparates…… que no quede!”. O sea que nosotros entendimos perfectamente la pregunta; el que no parece entender es dicho caballero, ya que con solo buscar el artículo en cuestión, dejaría satisfechas sus necesidades. Pero por si le sirve, le trascribimos el penúltimo párrafo del citado artículo:

“Luego nuestra respuesta a la cuestión que nos ha planteado Apologista Mario Olcese, es que bajo ningún concepto, es la “gran muchedumbre” de Rev. 7:9 y futuros súbditos de ese reino o gobernación ya a punto de tomar posesión, la que sufrirá un tratamiento como de “vara de hierro”. Y por si desea continuar hablando del tema, decirle que nos tiene a su entera disposición y señalarle también que ya en previsión de que pudiera hacerlo, nos hemos reservado unos cuantos argumentos, tanto o más contundentes de los que hemos usado hasta el momento. Y no podemos evitar el hacernos una pregunta, quizás movidos por la curiosidad: ¿nos habría dicho el Sr. Olcese, tal cantidad de sandeces, si en lugar de empezar a leer el Salmo 2 por el versículo 7 al 12, hubiera empezado desde el 1 al 6?”

¿Complacido D. Mario?

MABEL

martes, 21 de diciembre de 2010

¡Nuestro gozo, en un pozo!
Y es que por un momento, empezamos a cantar victoria, pensando que Apologista Mario Olcese por fin había entrado al redil, pero no: solo fue un exceso de optimismo por nuestra parte y ya nos duele el tener que reconocerlo, pero esa es la realidad. ¿Y por qué les decimos esto? Pues porque hace unos días, D. Mario publicó un artículo sobre el tema de lo necesario de experimentar un “nuevo” nacimiento para poder tener acceso al reino de Dios, en calidad de gobernante y titulado “Es necesario nacer otra vez, para ver y entrar en el reino de Dios” (18/12/10) y en el que, entre otras, nos hacía esta ilusionante afirmación:

El otro punto es el “renacimiento del Espíritu”, el cual también debemos recibir para VER y ENTRAR en el Reino. Si alguno dice que no ha nacido del Espíritu, entonces no podrá participar del reino de Dios, pues es imposible que hombres sin el Espíritu de Dios puedan ser parte activa en la administración del reino de Dios. Y es que no se puede renacer del Espíritu si no se recibe el sellamiento del Espíritu de Dios.” (Negritas nuestras).

Y nosotros, que no podemos estar más de acuerdo con dicho planteamiento y que ya nos había abierto de par en par, las puertas a la esperanza, nos topamos casi al final de dicho artículo con la siguiente y decepcionante conclusión, en la que dice exactamente todo lo contrario, de la idea que nos transmite lo afirmado en la transcripción anterior:

Extrañamente, los Testigos de Jehová enseñan que el reino de Dios estará conformado por dos clases de individuos: los ungidos (“la manada pequeña” de 144,000 personas) que coheredarán con Cristo el reino celestial, y que son los únicos “renacidos de agua y del Espíritu”, y los únicos que son Hijos de Dios; y por otro lado, una “grande multitud” de Testigos de Jehová que no son renacidos de agua y Espíritu, y por tanto no son ungidos, ni tampoco hijos de Dios, y que vivirán como meros súbditos del reino en la tierra.” (Negritas nuestras).

O sea, que nuestro gozo en un pozo y de nuevo, con la burra en el pesebre; pero vamos a ver y para entendernos ¿qué tiene de extraña o anti-bíblica, esa enseñanza de las dos clases de los TJ? Pues nada en absoluto y solo analizando con un poco de atención, el propio primer párrafo de Apologista que hemos transcrito y cuyo mensaje subyacente, es como hemos dicho, totalmente contrario a lo que acabamos de leer; porque ¿no nos está diciendo en el mismo D. Mario, que hay algunos que afirmando no haber “nacido del espíritu”, no podrán ser parte activa en la administración del reino y lo cual comportaría, obviamente, el ser la parte pasiva luego súbditos del mismo, mientras que aquellos que sí hayan “nacido del espíritu”, tendrán parte activa en esa administración, luego gobernantes en ella? Entonces estaríamos hablando de dos grupos distintos de personas y en donde se trataría sencillamente de averiguar, si uno es parte activa de esa administración (gobernante) o si solo tiene una parte pasiva (gobernado o súbdito) en dicha administración o reino. Por lo tanto, solo es la condición con la que uno entrará en ese período milenario, el tema a discutir y no si hay una o dos clases, que por lo obvio, resulta hasta absurdo plantear semejante discusión.

Porque si hablamos de unos, que sí podrán acceder a participar en la administración del reino, ello significaría (por pasiva) que habrá otros, que no podrán hacerlo; luego estaríamos hablando en definitiva, del poder acceder o no, a un puesto de gobernante en esa administración y con lo cual, inevitablemente, estaríamos hablando de dos grupos distintos de personas: aquellos que van a poder acceder y por tanto gobernar, lo que conllevaría determinados privilegios y aquellos otros, que no van a poder acceder y por tanto, serán gobernados y sin disponer de los privilegios de los primeros. Y es que además, el mismo hecho de estar hablando de una administración, ya conlleva de forma inevitable, la existencia de administrados ¿o no? Y si ello es así (y lo es) ¿quiénes serían entonces esos administrados, según la manera que tiene el Sr. Olcese, de plantear la cuestión? Para nosotros obviamente, serían aquellos que no siendo elegidos por Jehová, para gobernar en el reino junto a Cristo, pasan a ser súbditos del mismo y que Rev. 7:9; 14, referencian como la “gran muchedumbre” de sobrevivientes de la “gran tribulación” y a los que habría que añadir posteriormente, a aquellos que vayan resucitando dentro del milenio, así como los que probablemente vayan naciendo de ambos; todos ellos, repetimos, súbditos del reino.

Porque, si exceptuamos el hecho de que los TJ erróneamente (cierto es) afirman que esa enseñanza solo aplicaría a sus dos clases, ¿nos podría señalar D. Mario, dónde está lo incorrecto, bíblicamente hablando, de la idea o concepto de esos señores, de dos clases distintas (gobernantes y gobernados) coexistiendo en el reino?; y que por otra parte, no es un invento de esa organización, sino que lo dice la propia Biblia. Porque si hablamos de una administración y recordemos que es el propio D. Mario, quién nos cita dicho término, es obvio que estamos hablando de dos clases: una que administra, con las capacidades y poderes que ello llevaría inherentes, en este caso, como reyes y sacerdotes, según Rev. 20:6 y otra, que es administrada y que por tanto, en su condición de súbditos, no disfrutarían de los títulos y privilegios de los primeros y lo cuál nos habla inevitable e indisputablemente, de dos clases perfectamente diferenciadas; y eso es lo que se conoce, como el razonar con lógica y sentido común.

Por lo cual le rogaríamos al Sr. Olcese y puesto que parece ser, que para él solo existe una clase y que es la que participa en la citada administración, que nos respondiera a la siguiente pregunta: ¿sobre quiénes administran entonces? Porque claro, si niega la existencia de dos clases, o bien es que considera que solo hay una (eso parece ser), o ya tendría que haber de tres para arriba y lo cual, si sería una novedad. Y es que aun no siendo (como no somos) expertos en la materia, sin embargo sí sabemos que etimológicamente el sentido del término “administración”, implica la existencia de uno que administra y otro que es administrado; luego en definitiva, dos partes, grupos o clases distintas, como quiera llamarlas, pero siempre dos (como mínimo), de lo contrario estaríamos hablando de cualquier cosa, menos de una administración y que es en definitiva, lo que significa genéricamente la palabra reino: un gobierno o administración. Pero veamos la sorprendente afirmación del amigo Mario, con la que cierra ese segundo párrafo que acabamos de trascribir:

¿Pero se puede sustentar esta creencia con la Biblia? ¡De ningún modo!”. (Negritas nuestras).

Pero vamos a ver si nos aclaramos un poco ¿cómo que la Biblia no sustenta esa creencia, si es ella misma la que nos la da? Ya otra cosa es que dicho caballero no se entere de qué va la película, porque veamos un ejemplo: hasta donde conocemos, Jesús vino a anunciar el restablecimiento del reino de David, o sea, una gobernación por Dios mediante un rey delegado y siendo Jesús, en este caso, el heredero legal del mismo; luego entonces preguntémonos ¿de qué se componía el reino de David y a la luz de lo que podían entender de ello, los judíos del tiempo de Jesús? Y que algo sabrían del asunto es obvio, ya que no consta en ningún lugar de las Escrituras, que en alguna ocasión Jesús tuviera que explicarles de qué les estaba hablando, cuando les anunciaba las “buenas nuevas del reino”. ¿Y no era acaso, de un gobierno compuesto de una reducida (hablando en términos de porcentaje) clase real, encabezada por el rey, que dirigía o gobernaba sobre unos súbditos y los cuales conformaban, la inmensa mayoría de los habitantes del reino, país o nación de Israel?

Porque eso y no otra cosa, según el registro bíblico, era el reino de David, otrora de Salomón, etc., etc.; luego esa era la idea que tenían (y tienen actualmente) los judíos, de lo que era el reino de David; es más: ese es nuestro concepto actual, a tenor de lo que solemos ver en las democracias, dictaduras, monarquías, repúblicas o cualquier otra forma de gobierno que exista en nuestros días. Y que inevitablemente, todas constan siempre de dos partes o clases: los que gobiernan (una cantidad reducida) y los que son gobernados (el resto y lógicamente muy superiores en número, de los habitantes del país o reino que se trate); y es que otra cuestión, ya sería hablar de la cuadratura del círculo. Porque otra cosa repetimos, es el disparate que afirman los TJ, en el sentido de que solo de entre su militancia se conformarán esas dos clases y que por lo tanto, si no se es miembro de esa organización, secta, sociedad o como quieran llamarla, uno será destruido. Eso es otra cosa y no es de lo que, al menos nosotros, estamos hablando. Nosotros estamos hablando de la composición estructural del reino venidero de Dios, según las Escrituras, la lógica y el sentido común: unos gobernarán, sobre otros que serán gobernados; en definitiva, dos grupos o clases o como quieran llamarles, pero siempre dos. Luego parece ser que D. Mario, tiene un “pequeño” problema de interpretación...... o de tozudez.

Y de eso tan razonable, es de lo que las Escrituras nos hablan, en una visión de futuro en el libro de Revelación o Apocalipsis: por una parte, se nos muestra a un reducido grupo de personajes, cuantificados en 144.000, ya gobernando con Cristo (Rev. 14:1) y cuyo reducido tamaño, parece confirmado por las palabras de Jesús, en Luc.12:32; mientras que por otra, se nos habla de una “gran muchedumbre que ningún hombre podía contar” (por lo numerosa), sobreviviente de una “gran tribulación” (Rev. 7:9; 14) y que nada tiene que ver con esos primeros; luego evidentemente representarían la parte administrada de ese reino. Y quede claro, que ya conocemos de la extraña enseñanza del amigo Olcese, en el sentido de que esos personajes sobrevivientes, también forman parte de los miembros gobernantes de dicho reino y opinión que queda reflejada, ya en los mismos titulados de los artículos que publicados en el blog de Apologista el 14/06/09, reseñaremos a continuación y que desde luego, el colmo de la coherencia en sí mismos evidentemente no son...... por lo que ya solo imaginar su probable contenido, produce escalofríos; pero en fin, juzguen ustedes mismos:

La muchedumbre incalculable de 144.000, viene de la Gran Tribulación”, luego si es incalculable ¿qué tiene que ver con los 144.000, que es un número perfectamente determinado y calculado? (Rev. 7:5-8).

Pero veamos este otro: “¿Pueden ser los 144.000 de Apocalipsis 7 y 14, la misma grande muchedumbre? ¡Las evidencias muestran que sí!” y lo cual, nos plantea otra pregunta: ¿qué evidencias se pueden aportar, para probar que un número ya contado de 144.000, pueda ser una gran muchedumbre que ningún hombre “podía contar”?

O veamos este otro: “Los 144.000 sellados de Apocalipsis, son una grande muchedumbre” y en donde de nuevo, nos topamos con la misma incongruencia, pues si estamos hablando de un grupo de 144.000, que obviamente ya están contados, ¿cómo pueden ser entonces y a la misma vez, una gran muchedumbre que según el texto sagrado, no se podía contar?

Y si no pega, pues igual con un poquito de cola...... Luego coherencia, aquello que se dice coherencia en sus argumentos y a tenor de esos titulares y sin entrar por supuesto, en los contenidos, no parece tener mucha el Sr. Olcese. Y contenidos que dicho sea de paso, hemos leído y por lo cual, podemos decir lo que decimos.

Ahora bien ¿cómo se puede probar que no es cierto, que los 144.000 de Rev. 14:1 y 3, sean lo mismo que la “gran muchedumbre” de sobrevivientes de la “gran tribulación” de Rev. 7:9; 14, como afirma D. Mario? Porque las cosas, no solo hay que decirlas y por muy ciertas que aparentemente sean, sino probarlas de forma razonable y coherente: pues se puede probar, sencillamente leyendo con atención y razonando con lógica y sentido común, cualidades por demás, esenciales para un correcto entendimiento de las Escrituras. Veamos: se nos dice que los que con Cristo han de gobernar y prescindamos ahora de la cantidad o número de ellos (los que sean), participan de una primera resurrección, en la que ya son levantados en inmortalidad:

Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.” (Rev. 20:6).

Sin embargo, vean lo que se nos dice que se va a hacer, con los mencionados sobrevivientes de la “gran tribulación”, aún futura:

“...... porque el Cordero (y los que con Él están, obviamente), que está en medio del trono (o sea, ya entronizado), los pastoreará y los guiará a fuentes de aguas de vida. Y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos.” (Rev. 7:17). (Acotaciones nuestras).

Y cuidados de los que no precisan los que con Cristo gobiernan, puesto que ya son inmortales y por lo cual, no necesitan de ser guiados o pastoreados, a ninguna fuente de aguas de vida: ellos ya poseen vida en sí mismos y no dependen, por lo tanto, de ninguna fuente de ayuda externa. Entonces estamos hablando de dos distintos grupos: los miembros de uno, ya gozando de la vida eterna desde el mismísimo momento de su resurrección y los miembros del otro, que de forma progresiva tienen que ser ayudados a conseguirla durante el milenio; porque no hay que olvidar, que la gran tribulación es seguida inmediatamente por el establecimiento del milenio, luego esos sobrevivientes entran directamente en ese período y por lo que es durante el cual, cuando les serán otorgados los citados cuidados por parte de una clase gobernante y mediadora (reyes y sacerdotes, según Rev. 20:6) entre ellos y el Altísimo. Y para más información, el Sr. Olcese podría leer nuestro escrito del 8 de Agosto del año en curso “Los dos grupos o clases” o más recientemente, “¡Por disparates…… que no quede!” y dirigido a él mismo, del 8 también, pero de este mes de Diciembre.

Pero veamos el argumento que usa el amigo Olcese para apoyar su afirmación, en el sentido de que la Biblia, no puede sustentar la idea de desarrollan los TJ:

Y es que si todos los Testigos de Jehová han creído en Cristo por la fe, y le siguen, entonces todos deberían ser hijos de Dios (Juan 1:12, Gál. 3:26). Y si son hijos de Dios, éstos son hermanos de Cristo, y coherederos de la misma promesa de heredar el reino de Dios como reyes y sacerdotes en la tierra ( Efesios 3:6; Romanos 8:17; Apocalipsis 5:10).” (Negritas nuestras”.

Y deducción simplista donde las haya y carente de todo apoyo bíblico, que no deja de ser otra demostración del arte de mezclar “churras con merinas” y en el que el Sr. Olcese (que no parece aclararse), se prodiga en exceso. Porque es cierto que cita de Juan 1:12 y Gál. 3:26, pero para apoyar una idea (como suele ser frecuente en dicho caballero) con la que esos textos no guardan ninguna relación y cuya explicación detallada del correcto sentido de los mismos, la podrán encontrar en el artículo de este último 15 de Diciembre, titulado “¡Y La Atalaya tenía razón!”. Porque nada tiene que ver, pero en absoluto, el tener fe en Jesucristo y en su sacrificio redentor, con el ser elevado a la condición de Hijo adoptivo de Dios; y es que una cosa es el que uno tenga que creer y ejercer fe en Jesucristo, como requisito previo e indispensable para que Jehová lo pueda escoger (o no) como Hijo adoptivo y otra muy distinta, el que tener semejante fe, lo convierta a uno de forma automática en Hijo de Dios. Y extremo que queda probado, cuando analizamos la razón o propósito, por lo que el Altísimo ofreció a Su Hijo en sacrificio:

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él, no sea destruido (no se pierda, no muera, según versiones), sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16). (Acotación nuestra).

Luego aquí no se nos dice que Jehová dio a su hijo, para convertir en Hijo Suyo, a todo aquel que creyera y/o ejerciera fe en él, sino para que no fuera destruido y que es muy distinto…… pero que muy distinto; tanto, que es diametralmente opuesto a lo afirmado por el Sr. Olcese. Y como ejemplo probatorio de lo dicho, vemos que los sobrevivientes de la “gran tribulación” y que no son Hijos de Dios, ya que no participan de la primera resurrección y reservada solo para estos, no solo no son destruidos y sobreviven a esa “gran tribulación”, sino que si continúan manteniendo integridad durante el milenio, les es concedido al final del mismo, el alcanzar la vida eterna. Y que no son destruidos, precisamente por ejercer fe y creer en Jesucristo:

Y me dijo: “Estos son los que salen de la gran tribulación y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. 15 Por eso están delante del trono de Dios…...” (Rev. 7:14-15)

Sin embargo y contrario a la opinión del Sr. Olcese, no pueden gobernar en el reino, en calidad de reyes y sacerdotes, porque esa condición solo la consiguen aquellos que toman parte en la primera resurrección y ellos no vienen de ninguna resurrección, porque han pasado con vida, al período milenario del reino; lo mismo aplica a aquellos que durante ese período de tiempo vayan resucitando (luego ya estaríamos hablando de una resurrección, de distinta calidad y objetivo de la primera) y que junto a los primeros, conformarán el grupo de los súbditos del reino. Y que si en su nueva vida, reconocen el sacrificio expiatorio de Cristo y mantienen integridad hasta superar la prueba final (Rev. 20:7-10), alcanzarán también la vida eterna. Luego los hechos dejan claro, que nada tiene que ver, el creer y ejercer fe en Jesucristo, con el ser uno considerado Hijo de Dios y por tanto, gobernante en ese reino: es requisito fundamental para tener opciones de ser “escogido”, cierto es, pero de ninguna manera la causa directa y última para serlo.

Ahora bien, nos podríamos preguntar lo siguiente: ¿quiénes son entonces, aquellos que serán destruidos, según se infiere de Juan 3:16?: pues todos aquellos que al término de los mil años, al ser soltado de nuevo Satanás, caigan en sus trampas (Rev. 20:7-8) como en su día cayeron Adán y Eva y se rebelen contra Jehová. Los tales serán lanzados al destructor “lago de fuego” (Rev. 20:15) o “muerte segunda” (Rev. 20:14) y de la que no hay posible resurrección; o sea, serán destruidos. Por cierto y como nota aclaratoria para D. Mario: si quiere saber de quién llegan a ser hijos esos sobrevivientes, que entran en el milenio como súbditos, así como aquellos que durante el mismo, son resucitados y que ninguno de ellos, puede ser Hijo de Dios, puesto que no han participado de la primera resurrección (y reservada solo para estos), lo explicamos en la parte final del mencionado artículo del día 15 de este mes de Diciembre…… y que desde luego ya le adelantamos, que no son hijos de Satanás.

Luego y volviendo al tema, parece que una vez más Apologista Mario Olcese, lejos de reflexionar sobre aquellas objeciones que se le plantean y entrar en un enriquecedor debate e intercambio de argumentos, con la finalidad de encontrar la verdad (y no de saber quién tiene razón o no, que esa no es la cuestión), sigue con su línea habitual de continuar publicando erróneos razonamientos, cuadren o no con el relato bíblico y aunque le caigan chuzos de punta (en forma de documentadas objeciones), quizás con la ingenua creencia de que una mentira, a fuerza de repetirla, acaba por convertirse en verdad. Eso sí, dándoselas de vocero de las “prístinas verdades de la Biblia” y como no, de “adalid de la verdad” y que ya es el colmo…… pero en fin, si él lo dice.

Y ahora, queridos lectores, ya saben lo que sigue a continuación: esa recomendación de coger la Biblia, comparar textos, analizarlos debidamente, sacar lógicas conclusiones y ya si pudieran (sería la repera), pues el leer también algunos de los títulos recomendados. Y si opinan que no estamos en lo correcto, hágannos el impagable favor de corregirnos, por aquello de que nosotros…… también la podemos liar; mientras tanto, aquí quedamos a la espera de que el amigo Mario, nos plantee alguna rectificación. Y es que somos así de optimistas, no lo podemos evitar.

MABEL

domingo, 19 de diciembre de 2010

Tangente…… ¿pero qué tangente?

Hace tan solo unos días y respondiendo a un requerimiento que Apologista Mario Olcese nos formuló, mediante correo personal, en el sentido de que teníamos una cuestión pendiente de responderle y sobre la que D. Mario nos llamaba la atención, le respondíamos en un escrito titulado “¡Y es que……!”, el día 16 de este mes de Diciembre y en donde le comunicábamos que dicha respuesta, ya había sido dada, el día 8 de este mismo mes y en un artículo titulado “¡Por disparates…… que no quede!”. Y dándole además, prueba convincente de que nosotros estamos muy al tanto de sus publicaciones y que solo respondemos, cuando se nos pregunta o cuando somos directamente aludidos. Tanto es así, que si ustedes tienen a bien el considerar el citado artículo, se darán cuenta de la claridad con que le comunicábamos, que su exigencia ya había sido debida y correctamente atendida. Pues bien, cuál no ha sido nuestra sorpresa, cuando unas pocas horas después de colgar en nuestro blog, el citado artículo aclaratorio, recibíamos el siguiente correo:

Querido Armando, sigues sin responder mi pregunta y te vas por la tangente. Simplemente respóndeme directamente a mi CORREO ELECTRÓNICO la pregunta que te vengo formulando:

Si la llamada "Grande Muchedumbre" son los creyentes NO UNGIDOS que serán los súbditos del reino, y que supuestamente TIENEN EL CARÁCTER DE OVEJAS, ES DECIR, QUE SON MANSOS Y HUMILDES DE CORAZÓN (Mateo 5:5), PREGUNTO: ¿por qué necesitarán éstos ser gobernados con VARA DE HIERRO POR EL REY Y SUS ASOCIADOS SI SON MANSITOS Y HUMILDES?

GRACIAS,

MARIO”
(Negritas nuestras)

Porque claro, una cosa sería que D. Mario no hubiera leído nuestro reciente artículo y en el que le explicábamos que su solicitud ya había sido atendida, pero el mismo hecho de que nos diga que seguimos sin responder y que nos vamos por la tangente, es prueba palmaria de que si lo ha hecho; luego tiene que estar enterado, en dónde tiene la respuesta demandada. Entonces no entendemos el porqué de esta actitud, pero que sí nos obliga, ha formular unas cuantas consideraciones:

En primer lugar, repetir que la respuesta a la cuestión planteada y de manera meridianamente clara, la tiene publicada el amigo Mario, el días 8 de este mes de Diciembre, en un artículo titulado “¡Por disparates…… que no quede!”. Ya otra cuestión, es si está de acuerdo con ella o no y ya yendo un poco más allá, si es capaz de rebatir los argumentos que en ella le planteamos y que estamos convencidos de que no; y es que de lo contrario, ya lo habría hecho. Luego una cosa, es que no se le haya respondido en su momento y otra muy distinta, que no se quiera dar por enterado y como evidentemente es el caso, a tenor de los hechos.

En segundo lugar, desde que tenemos abierto el blog, jamás hemos dejado de dar una respuesta cuando hemos sido requeridos, ni hemos intentado el salirnos por la tangente y expresión, que visto lo visto, empezamos a dudar que el Sr. Olcese tenga una mínima idea de lo que significa. Porque difícilmente puede significar, salirse uno por la tangente, el decirle que la respuesta que nos demanda, ya le ha sido dada una semana antes de que nos la reclame. Más bien al contrario, son los Sres. Olcese, Rivas, Dávila y alguno más, los que incurren en esa poco seria actitud y que habiéndoles planteado argumentos discrepantes a algunas de sus enseñanzas (por llamarlas de alguna manera) y desde hace bastante tiempo, han dado la callada por respuesta; y circunstancia que bien nos pudiera llevar a pensar, que sencillamente no saben cómo hacerlo; porque, repetimos: de poder, ya lo habrían hecho.

En tercer lugar, señalar que no es nuestro estilo el ocultismo, o sea, el debatir en privado las cuestiones que sean, escamoteando a nuestros lectores la oportunidad de, o bien tomar parte, o bien el formarse una opinión personal y basada en el contraste de pareceres, entre diversas posiciones. Ni es nuestro estilo, repetimos, ni forma parte de nuestros objetivos.

En cuarto lugar y relacionado con lo anterior, porque no consentimos que nadie nos diga cómo o en qué terreno tenemos que plantear los debates. Si el Sr. Olcese no es capaz de entrar a debatir, porque no quiere, porque no sabe, porque no puede o porque no tiene idea ni de por donde le sopla el viento, es muy libre, pero que no imponga condiciones. Lo único que tiene que hacer, en su condición de supuesto “ungido” y parafraseando al apóstol Pedro, es estar “…… siempre listos para presentar una defensa ante todo el que les exija razón de la esperanza que hay en ustedes, pero haciéndolo junto con genio apacible y profundo respeto.” (1 Ped. 3:15). O sea, como dice Pedro “haciéndolo” y no escaqueándose. Pero claro, es obvio que entre el apóstol Pedro y el amigo Mario, una “pequeña” diferencia, si la hay.

Y en quinto y último lugar, señalar que el objetivo de este blog es precisamente el de desenmascarar falsas enseñanzas, emanadas de falsos maestros y mal podríamos llevar a cabo nuestro propósito, si nos dedicásemos y para no “herir” susceptibilidades o distintos egos u orgullos, a debatir en privado mediante correos personales y no públicamente. Y es que cuando uno no es capaz de responder a las diversas objeciones a las que se tenga que enfrentar, mejor que continuar publicando las mismas memeces vez tras vez, como si la cosa no fuera con él y por otra parte, más digna solución, es cerrar el blog y dejar de hacer el ridículo. Porque decimos en España, que si uno no quiere polvo, pues que no vaya a la era (explanada donde antaño, se batía el trigo); luego si uno no es capaz de enfrentar esos “fregaos”, que cierre el blog y deje de publicar en Internet.

Y eso es lo que hay, luego si el amigo Mario no es capaz de responder a las distintas objeciones que le hemos presentado, por la razón que sea, que no se ponga más en evidencia y si quiere y como alternativa a cerrar el blog, que haga como el Dr. Javier Rivas Martínez (erudito, investigador, evangelista, maestro bíblico, según nos cuenta), que teniendo una pregunta pendiente desde Febrero de esta año 2.010 y no habiendo sido capaz de responderla, ha optado por hacer “mutis por el foro”, dejar de meterse con nosotros y prácticamente dejar de escribir artículos, ya que la mayor parte de lo que aparece en sus blogs, son colaboraciones, o noticias de prensa y alguna que otra reposición y eso, desde hace algún tiempo. Claro, las hojas del calendario van cayendo y las cosas se van olvidando, como es normal y aquí paz y después gloria. Otra cosa, ya es el continuar tocando las narices y meter el dedo en ojo ajeno y ahí habrá que señalarle a D. Mario que la cosa ya cambia un poco, por lo menos en lo que a nosotros se refiere, ya que no se lo permitimos a nadie. Que se nos quiera enseñar, vale y muy agradecidos; pero que se nos quiera poner en evidencia, obviamente no.

De todas maneras, ahí está la respuesta que se nos demanda y presentada el día 8 de este mes de Diciembre y que será buena, mala, regular o incluso pésima, como tenga a bien parecerle al Sr. Olcese, pero respuesta al fin y al cabo y siendo solo lo razonable, después de tanta exigencia, el dar cumplida atención a los planteamientos que nosotros en la misma le formulamos. Y no olvide el amigo Apologista, que una multitud de lectores nos contemplan, así…… que el verá lo que hace. Pero eso sí, haga lo que haga…… públicamente, por favor.

MABEL

sábado, 18 de diciembre de 2010

¡Y es que es inaudito!

Y es que lo que parecía una incursión esporádica, sin ningún peligro, va camino de acabar convirtiéndose en usual. ¿Se acuerdan del señor TJ mexicano y sobre el que hace poco (el día 15), publicamos un comentario en este blog? Pues bien, parece que nos va a dar días de “gloria”, merced en primer lugar, a la cancha que le dan los Olcese, Rivas y Lavasori (que sepamos al menos) y en segundo lugar, a la ignorancia de la que hace gala en cuestiones bíblicas y de las que demuestra, cada vez que abre la boca, no tener ni la más mínima idea. Y desde luego, siendo además el exacto prototipo de TJ, o sea algo ignorante, bastante inculto, deficiente formación y reducida capacidad de explicarse de forma coherente y entendible y que desafortunadamente, conforman un amplio porcentaje de su base militante; pero en este caso, peligrosamente metido a “maestro” y protagonista de cintas de video, produciéndose como resultado final (y lógico además) de dicho “coctel”, esa catástrofe que ustedes pueden visualizar en dichos videos.

Acabamos de visionar uno de los últimos que ha publicado, concretamente en el que nos da una “clase magistral”, acerca del “nacer de nuevo” y en donde otra vez, ha perdido una estupenda ocasión de quedarse callado y no hacer más el ridículo. En el mismo, basa o apoya su tesis (por llamarle algo), sobre Juan 3:3 y pasaje en donde leemos lo siguiente: “En respuesta, Jesús le dijo: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” Luego a continuación y haciendo referencia a una publicación de los TJ (“Razonamiento a partir de las Escrituras”), señala que la tal publicación, solo reconoce el “nacer de nuevo” únicamente a 144.000 personas, cuando la Biblia no dice (según afirma dicho autor), nada semejante a eso y en consecuencia, desafiando de nuevo a que alguien le señale en dónde aparece en la Biblia, que solo 144.000 serán “nacidos de nuevo”. Y los autores de este blog, que ya no somos TJ y lo matizamos, por si acaso hubiera malas interpretaciones (que las hay), le vamos a enseñar dónde en las Escrituras, se afirma que solo 144.000 (aparte de Jesucristo, por supuesto), son nacidos de nuevo y conformarán ese gobierno del reino, mientras que un inmenso resto que “ningún hombre podía contar” (Rev. 7:9), serán súbditos del mismo. Y es que eso es a grandes rasgos, lo que se nos dice en la Biblia, acerca del propósito de Dios y no otra cosa.

Pero puesto que al final de ese video, el caballero en cuestión nos anima a escudriñar la Biblia, para llegar a conclusiones razonables (menos mal que en algo estamos de acuerdo) y máxima a la que por lo visto él no atiende, ya que de lo contrario no diría tantos disparates, es por lo que le invitamos a que nos acompañe en esa tarea escudriñadora y a ver si al final, conseguimos que se entere de algo. Pero veamos en primer lugar, que nos dice el librito editado por los TJ y que nos muestra al inicio de su intervención, acerca del “nacer de nuevo”:

Definición: “El nacer otra vez envuelve el bautizarse uno en agua (nacer del agua) y ser engendrado mediante el espíritu de Dios (nacer del espíritu), llegando a ser así hijo de Dios con la perspectiva de participar en el Reino de Dios (Juan 3:3-5). Jesús tuvo esta experiencia y la tienen también, los 144.000 que son herederos con él del Reino celestial.” (Pág. 259).

Y transcripción en la que nos hemos permitido el añadir “negritas”, para resaltar unos detalles importantes para una correcta comprensión del tema y es que de esas expresiones enfatizadas se deduce, que solo aquellos que han de participar (los que sean) en la gobernación del reino con Cristo, sufren esa transformación y extremo este (aunque lo digan los TJ) en el que afortunadamente, casi todo el mundo está de acuerdo.

Lo que también afirma ese señor, es que Juan 3:3, no dice que solo 144.000 nazcan otra vez, sino que los que no lo hagan “no verán” el reino de Dios y extremo en el que estamos de acuerdo, aunque matizándolo un poco. Y para lo cual, lo que procede es leer dicho pasaje, pero…… en su contexto: “En respuesta, Jesús le dijo: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. 4 Nicodemo le dijo: “¿Cómo puede nacer el hombre cuando es viejo? No puede entrar en la matriz de su madre por segunda vez y nacer, ¿verdad?”. 5 Jesús contestó: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.” (Juan 3:3-5). Luego lo que aquí vemos, es que Jesús en el verso 3 hace una afirmación, que según el versículo 4, Nicodemo no consigue entender del todo y por ello Jesús y ya en otros términos, se la repite en el verso 5 y en donde deja perfectamente establecida la relación directa causa/efecto, entre el “nacer de nuevo”, con la de formar parte de ese gobierno del reino, junto a Cristo. Y versículo 5, en donde también quedan reflejadas además, las dos condiciones imprescindibles para que uno pueda acompañar a Jesucristo, en esas tareas de gobernación: nacer del agua y nacer del espíritu.

Establecido ya, que solo aquellos que con Jesucristo han de gobernar, pueden atesorar esas dos condiciones, veamos ahora el texto en donde se nos dice, cuántos son lo que formarán parte de ese gobierno del reino junto a Cristo y con lo cual averiguaremos, lógicamente, cuántos personas “nacen de nuevo”: “Después miré y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente.” (Rev. 14:1). Y el hecho que determina que estamos hablando de una cantidad literal y no simbólica, como algunos absurdamente plantean, es el énfasis que se pone en la idea, cuando dos versículos más adelante (el 3), se nos dice lo siguiente: “…… y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos (o sea, elegidos, llamados, escogidos) de entre los de la tierra.” Y partiendo de la base de que esa afirmación tan concreta, es la que está escrita y no otra cosa, la pregunta que en el video formula ese señor, la podríamos voltear en el sentido de ¿dónde se nos dice en la Biblia, que no son solo 144.000 los que van de gobernar con Cristo, sino muchos más?

Porque, razonemos un poco: ¿qué es lo que Juan estaba viendo realmente, en ese momento de la revelación? Pues sencillamente el cumplimiento (en visión) del Salmo 2:6: “...... diciendo: “Yo, sí, yo, he instalado a mi rey sobre Sión, mi santa montaña”.” O sea, a Juan se le estaba mostrando y en una perspectiva de futuro, a Jesucristo ya entronizado y ejerciendo sus funciones como Rey nombrado por el Altísimo y siendo lógicamente, los que estaban a su lado acompañándole, los miembros de su gobierno y…… ¿a cuántos dice Juan que vio, si no es mucho preguntar? Exactamente a 144.000, ni uno más ni uno menos y cantidad o número, que se repite en el verso 3, tal como ya hemos dicho y que descartaría la posibilidad de un error del envejecido Juan, cosa impensable además, ya que en dicha revelación estaba bajo la influencia o “en el poder” del Espíritu Santo (Rev. 4:2) y no dependiendo por tanto, de sus propios sentidos o capacidades sensoriales. Luego a menos que el ángel escogido por Jesucristo para transmitir dicho mensaje fuera un despistado, o que el propio Jesucristo actuara por libre, algo improbable ya que estando aquí en la Tierra, afirmó no podía decir ni una sola cosa que no saliera de su Padre Celestial (Juan 12:49) y que tendríamos que suponer que estando ya como estaba, a “la diestra del Padre”, con mucha más razón (en la Revelación, continuaba siendo portavoz de Jehová), solo podemos pensar que esa y no otra, es la disposición o voluntad directa del Altísimo en cuanto a este asunto. Y eso estaría en línea, con las palabras que en su día pronunció Jesús: “No teman, rebaño pequeño, porque su Padre ha aprobado darles el reino.” (Luc. 12:32) y a las que parece ser, nadie hace demasiado caso. Sin embargo, recordemos que Jesús, estaba como el mismo menciona, no actuando según propia iniciativa: “Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir y de lo que he de hablar.” (Juan 12:49). Luego esas palabras acerca de un “rebaño pequeño”, tenían su origen en el propio Creador del Universo, Jehová Dios. Y eso hace del asunto algo muy serio, porque el oponerse al sentido de lo expresado en esa frase de Luc. 12:32, sería oponerse al propio Jehová.

Sin embargo lo cierto es, que de forma lamentable y atrevida, los hay que se lían (de hecho hay muchos) en absurdas disquisiciones semánticas, acerca de la posible simbología del número o cantidad citado en Rev. 14:1 y 3 y elucubrando disparatadas teorías y esperpénticos planteamientos, siempre en función de bastardos deseos personales de posición, prominencia y poder; pero la única realidad y parafraseando a Jesús, es que eso y no otra cosa, es lo que está escrito. Porque además hay algo que solo es asunto de pura lógica, cuando se analiza con un poco de atención, sentido común y un algo de razón, el contenido de lo que aparece en la visión de Rev. 14:1: el monte Sión (cerca de Jerusalén) es literal, ya que era el lugar establecido en la antigüedad para el trono de Jehová (1 Cor. 29:23) y en donde será restaurado; Jesucristo es, por otra parte, el Rey nombrado por el Altísimo y por lo tanto, literalísimo (Sal. 2:6) y en cuanto al establecimiento del reino como período de tiempo de mil años (Rev. 20:4b), tan literal como que Jesús hizo del anuncio del mismo, su razón de ser (Luc. 4:43). Entonces ¿qué extraña razón pudiera existir, para hacer de los 144.000 personajes que aparecen junto a Jesucristo en dicha visión, una cantidad simbólica, cuando estamos en un contexto de total literalidad? ¿Hay alguien que se atreva a explicárnoslo, con una Biblia en la mano (y no solo sosteniéndola, por supuesto)? Luego todo considerado y para el caballero del video, decirle que es en Rev. 14:1 y 3, en donde está la base para afirmar que solo 144.001 son el total de los “nacidos de nuevo” y por tanto, gobernantes en ese reino de Dios. A menos por supuesto, que alguien con textos bíblicos siempre por delante, nos pruebe lo contrario…… ¿alguien se atreve?

En otro orden de cosas, está la pregunta que dirige a los TJ ya al final de su intervención, en el sentido de porque van a predicar de un reino, que ellos no podrán ver (se supone que porque no son “nacidos de nuevo”) y en un nuevo alarde de total ignorancia en cuestiones bíblicas; porque si hay reino, tiene que haber gobierno (por unos pocos) del mismo y si hay gobierno, pues tienen que haber aquellos que son gobernados y que es lo que los TJ, están ofreciendo a toda persona: entrar a disfrutar de una nueva tierra, bajo ese gobierno dirigido por Jesucristo y que tantas bendiciones derramará sobre una humanidad obediente. Porque los TJ y con todos sus errores (que los tienen, por supuesto), están únicamente predicando lo que Jesús vino a predicar: la restauración de una gobernación de Dios sobre la Tierra (porque eso es sencillamente el reino, un gobierno o administración dirigido por Jehová, mediante Jesucristo), que eliminando a todos los satánicos gobiernos actuales (Dan. 2:44), regirá por un período de mil años y en donde se procederá gradualmente, a la restauración de todas las cosas (Hech. 3:21) que se perdieron por la transgresión de Adán. Y si desea adquirir más amplia información sobre el tema, puede leer nuestro artículo del día 8 de este mes de Diciembre “¡Por disparates…… que no quede!”, entre otros muchos y entre los que quizás también podríamos señalar, el que publicamos unos días después (el 15) y precisamente dirigido a ese caballero.

Y dicho esto, creemos prudente el dejar de comentar sobre las “aportaciones” de ese señor TJ mexicano, porque sencillamente no acabamos de entender de qué va la cosa y porque no creemos que valga la pena dedicarle más atención, dicho sea con el debido respeto. Y es que si dicho caballero hubiera montado su propio blog y publicado en él esos disparates, pues ni tan mal; ahí tenemos el caso del Sr. Félix Guttmann, enseñando también mediante videos en su blog “caminoluz.org”, por ejemplo, que hay sexo en el cielo; o que la torre de Babel era una rampa de lanzamiento de ingenios espaciales al estilo de Cabo Cañaveral; o que el planeta Tierra ya estaba habitado muchísimo antes de Adán y Eva…… en fin, una ingente cantidad de necedades y de las que si quieren saber más, les remitimos a un artículo que le dedicamos el 12 de Octubre del año en curso, titulado “Será una broma…… ¿no Sr. Guttmann?” Pero lo que ya nos parece rocambolesco, es el eco que, como hemos dicho antes, han tenido en distintos blogs (Apologista, Javier Rivas, Lavasori……) de cierta altura, semejantes bodrios y como si fueran el descubrimiento del siglo y circunstancia que, por otra parte y a menos que esos señores nos lo desmientan, es señal evidente de que están de acuerdo con sus contenidos. En fin, como bien dicen, cada uno puede hacer de su capa un sayo, si así lo desea……. por cierto ¿podría dicho caballero y durante la grabación de los videos, dejar de balancearse tanto?

MABEL