Miqueas 4:1-3
Y tal como nos dijo el amigo Mario Olcese, en el correo de su autoría que reproducíamos en nuestro anterior artículo, dio respuesta a nuestro comentario del día 21 de este casi finalizado mes de Diciembre “Nuestro gozo, en un pozo”, pero como siempre, repitiéndose en sus ideas y haciendo caso omiso del “pequeño detalle” de que le han sido rebatidas por incorrectas. Que lo serán…… o no y algo que se tendrá que sustanciar, pero circunstancia que no le permite de ninguna manera continuar diciendo las mismas cosas, sin antes haber solventado públicamente lo acertado o desacertado de esas objeciones que se le plantean y lo cual, es requisito inexcusable para mantener un mínimo de credibilidad; máxime cuando las mismas se formulan con toda clase de argumentos probatorios. Y vea, querido lector, el porqué decimos esto:
“Sin embargo, la Biblia parece indicarnos que los individuos que entren en el milenio de Cristo como súbditos no serán arquetipos de la fe y de la piedad, y mucho menos aún, conocedores de Dios, puesto que necesitarán ser aleccionados y corregidos por el mismo Dios dentro del reino milenial, como lo veremos a continuación……” (Negritas nuestras).
Y pasa a citarnos a continuación, pasajes de Miqueas e Isaías, como referencias probatorias de lo correcto de su conclusión. Bien; esa afirmación transcrita, la tienen ustedes en el segundo párrafo del comentario de respuesta titulado: “Miqueas 4:1-2 e Isaías 2:2-3, nos indican que los que entran en el milenio como súbditos no son los Testigos de Jehová o las “otras ovejas” y que casi es más largo el título, que el propio comentario. Pero si lo hemos reflejado en su totalidad, es para dejar sentada una premisa y a la vez mostrarles, como ya de entrada D. Mario transmite una idea en el mismo titulado de su escrito, que nada tiene que ver con la línea de lo que nosotros mantenemos. Porque resulta y esta es la premisa que deseamos establecer, que nosotros partimos siempre de la base (y lo hemos dicho en reiteradas ocasiones) que uno de los errores garrafales de los TJ, es considerar que los sobrevivientes de la gran tribulación u “otras ovejas” (según los denominan ellos), son únicamente los miembros de su militancia y que en consecuencia, aquellos que no formen parte de ella, serán destruidos en el inminente juicio de Dios.
Luego es a partir de este planteamiento, que nosotros hablamos de aquellos que serán súbditos del reino de Dios, pero siempre de forma totalmente aséptica, o sea, sin “etiquetas” de ningún tipo y lo cual cambia un poco, el punto focal del debate. Apuntado el primer error de D. Mario, pasemos a señalar el segundo y que a nuestro entender, se produce en primer lugar por una, digámosle dudosa capacidad para entender lo que se está leyendo y en segundo lugar, por no tener en cuenta casi nunca, el contexto general de las Escrituras. Porque recordemos que en ese párrafo transcrito, el Sr. Olcese nos explica que en su opinión, la Biblia...
“...parece indicarnos que los individuos que entren en el milenio de Cristo como súbditos no serán arquetipos de la fe y de la piedad y mucho menos aún, conocedores de Dios”.
Comentario de entrada ya incomprensible y fuera de lugar, puesto que las Escrituras no nos dicen nada de esto y lo cual, queda establecido en la propia formulación usada por dicho caballero, en el sentido de que la Biblia “parece indicarnos” y expresión que lleva implícita en sí misma, el reconocimiento de que el texto sagrado no contiene semejante afirmación: a él (a D. Mario) le parece, pero no puede aportar pruebas que sustenten dicho parecer; de lo contrario sería absurdo el no hacerlo, es más, de poderlo hacer....... ya lo habría hecho. Y es que no deja de ser más que una incomprensible suposición, basada en una incorrecta y tendenciosa lectura de Miqueas e Isaías y en un nuevo intento de que la Biblia diga aquello que dicho caballero quiere que diga. Y que por ser prácticamente ambos pasajes, un calco uno del otro, consideraremos solo el de Miqueas y que es el primero que cita dicho caballero en el títular de su escrito. Veamos pues y analicemos como es debido, qué se nos dice en Miq. 4:1-3:
“Y en la parte final de los días tiene que suceder que la montaña de la casa de Jehová llegará a estar firmemente establecida por encima de la cumbre de las montañas y ciertamente será alzada por encima de las colinas; y a ella tendrán que afluir pueblos. 2 Y muchas naciones ciertamente irán y dirán: “Vengan y subamos a la montaña de Jehová y a la casa del Dios de Jacob; y él nos instruirá acerca de sus caminos y ciertamente andaremos en sus sendas”. Porque de Sión saldrá ley y de Jerusalén la palabra de Jehová. 3 Y él ciertamente dictará el fallo entre muchos pueblos y enderezará los asuntos respecto a poderosas naciones lejanas. Y tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzarán espada, nación contra nación, ni aprenderán más la guerra.”
Y claro, como ahí lee D. Mario que Jehová los “instruirá” y “dictará fallo” entre las naciones, para que no se den más “estopa”, pues blanco y en botella: esos que sobrevivirán a la gran tribulación (y que son de quienes nos habla ese pasaje), serán unos brutos ignorantes que no tendrán ni idea de quién es Jehová, belicosos y pendencieros en potencia además y que lógicamente, precisarán del “palo y tentetieso” para ser gobernados; dicho más finamente, gobernados como con “vara de hierro”. Y absurda conclusión simplista, producto como hemos dicho de una incorrecta lectura, unida a la pretensión de que el texto bíblico se ajuste a lo que uno cree, en lugar de ajustar lo que uno cree a lo que realmente nos dice el registro sagrado y en un total desprecio además, por aquello que se conoce como contexto general de las Escrituras; pero claro, ya se sabe que cuando uno no lee con la corrección debida…… pues ocurren estas cosas.
Porque hagámonos una pregunta y razonemos un poco: según el pasaje citado de Miqueas ¿de quién parte la iniciativa, de subir a la casa de Jehová? Veamos que nos dice el verso 2: “Y muchas naciones ciertamente irán y dirán: “Vengan y subamos a la montaña de Jehová……” Luego son las diferentes naciones las que toman dicha iniciativa e invitan a otras a sumarse a la misma ¿o no es eso lo que leemos en dicho pasaje?; o sea que de entrada vemos, que obligados y a punta de pistola o hablando más en propiedad, a golpe de “vara de hierro”, no van. Pero es que además resulta que a pesar de no conocer a Jehová, como sorprendentemente afirma D. Mario, según el texto en cuestión saben muchas cosas de Él y que es obviamente, lo que las lleva a tomar dicha iniciativa: “…… y a la casa del Dios de Jacob; y él nos instruirá acerca de sus caminos y ciertamente andaremos en sus sendas”. Luego saben que es el Dios de Jacob, que les puede instruir correctamente y de ahí el deseo de ser instruidos por Él y el firme propósito de andar en sus sendas. Por lo tanto, esas personas no solo conocen a Jehová, sino que conocen también el arreglo del reino (ya que se dirigen “a la montaña” de Jehová) y en consecuencia, al Rey reinante Jesucristo y que a tenor de lo leído, es de forma voluntaria que se someten a su gobernación. Y para ver que eso es así, recurramos al contexto de las Escrituras y acción indispensable para comprobar si el entendimiento que uno tiene de determinado pasaje, es el correcto y por aquello de no transmitir ideas equivocadas, como suele hacer el Sr. Olcese. En primer lugar, veamos que nos dijo Jesús:
“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero y a Jesucristo, a quien has enviado.” (Juan 17:3).
Luego difícilmente podría ser uno sobreviviente de la gran tribulación y consiguientemente súbdito de ese reino (inicio por otra parte, de ese camino que lleva a la vida eterna), sin reunir dichos requisitos. Pero siguiendo según nuestra meticulosa forma de proceder, necesitamos para poder confirmar dicha suposición, el saber si hay algún otro lugar en las Escrituras, en donde se nos diga algo de esas personas o miembros integrantes de la “gran muchedumbre” de sobrevivientes de la “gran tribulación” (Rev. 7:9; 14), que se ajuste a esas palabras de Jesús y prueben su veracidad o como mínimo, lo que creemos entender de ellas. Y ello nos lleva, a Rev. 7:10:
“Y siguen clamando con voz fuerte y dicen: “La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono y al Cordero”.
Y obviando el hecho cierto de que el sentido de esas palabras se ajustan como un guante con las que pronunció Jesús, no nos negarán por otra parte, que llamar “nuestro Dios” a alguien a quien no se conoce, como un “pelín” rarito ya es; y que además, el que atribuyan su salvación también “al Cordero”, es que tampoco es un desconocido para ellos. Pero continuemos leyendo:
“De modo que le dije inmediatamente: “Señor mío, tú eres el que sabe”. Y me dijo: “Estos son los que salen de la gran tribulación y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. 15 Por eso están delante del trono de Dios…...” (Rev. 7:14-15a).
Y como es por lavar y blanquear sus ropas en la sangre del cordero y lo cual significa que han ejercido fe en el sacrificio redentor de Jesucristo, por lo que se han salvado, es prácticamente imposible, diga lo que diga el Sr. Olcese, que no conozcan esas personas a Aquel al que reconocen como “su Dios” y originador de tan maravilloso arreglo y a aquél, que se ofreció voluntaria y generosamente a dicho sacrificio para nuestro beneficio eterno, Jesucristo.
Dicho esto, consideremos ahora otro dislate contenido en dicho artículo y que no sabemos de qué manga se lo ha sacado, porque a tenor de lo considerado, nada hace la más mínima sugerencia a ello; pero todo sea por aquello de ir condicionando de forma subliminal, la opinión del confiado lector:
“Finalmente, el hecho de que en el reino de Cristo las naciones súbditas necesitarán ser regidas con vara de hierro (por no decir “mano de hierro”) nos lleva a concluir de que estos súbditos serán aún medio difíciles de gobernar, y con un carácter que dista mucho de ser de ovejas mansas o dóciles.” (Negritas nuestras).
Tenemos que entender que D. Mario, se refiere a los miembros de esa naciones y que a título individual, con gusto aceptan el ser súbditos del reino y de las que hemos leído (según texto de Miqueas que el propio D. Mario nos aporta), que se estimularán unas a otras a subir a la montaña de Jehová y a la casa del Dios de Jacob, con el deseo ser instruidas acerca de Sus rectos caminos y con el firme y noble propósito de andar en Sus sendas (Miq. 4:2) y por tanto, sobrevivientes de la “gran tribulación” de Rev. 7:14. Sin embargo y contrario a la afirmación de Jehová, de que amorosamente “extenderá su tienda” a modo de aprobación sobre ellas (Rev. 7:15), la afirmación del Sr. Olcese es que serán tratadas casi a patadas, o con la dureza propia de una mano de hierro y circunstancia que dicho caballero, considera que necesitarán, dada su condición de “irreductibles galos” (famosa definición que aparece en “Las aventuras de Astérix y Obélix”). Y semejante barbaridad, muy contraria a la actitud que despliega Jehová, según Su Palabra, es lo que se lee en ese párrafo transcrito.
Y planteamiento por demás disparatado y carente de lógica, porque ¿de que “hecho” nos habla?, ya que hasta donde nosotros sabemos, no nos ha sido mostrado ninguno; sin embargo y a partir de ese supuesto “hecho”, D. Mario ya se monta una historia que no tiene en absoluto ningún tipo de apoyo en las Escrituras y que se convierte ya en algo más que un disparate, cuando se contrasta con lo que acabamos de leer en Rev. 7, acerca de la “gran muchedumbre” y de la que además, hay que resaltar, lo que se nos dice de ella en el versículo 15:
“Por eso están delante del trono de Dios; y le están rindiendo servicio sagrado en su templo; y El que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos.”
Y tarea de rendición de “servicio sagrado” que es muestra palmaria de una actitud de total sumisión y mansedumbre y no merecedora por tanto, de ser tratada con “vara de hierro”, sino más bien al contrario, provoca (como hemos comentado) como indudable gesto de aprobación, que el que está sentado en el trono, extienda de forma protectora “su tienda” sobre ellos; luego ¿de qué nos está hablando ese señor? Porque y por otra parte ¿en dónde nos dice la Escritura o siquiera dé idea de ello, que la gran muchedumbre de sobrevivientes de Rev. 7:9 y 14, es la que será tratada con “vara de hierro”? ¿Pero por qué no se lee de una vez y deja de decir sandeces, a la par que hacer el ridículo, el artículo “¡Por disparates…… que no quede!” y en el que le damos una razonada y documentada explicación, del porqué eso no puede ser así? ¡Léalo hombre, léalo y aprenda algo! O por lo menos discútalo y enséñenos algo a nosotros, que se lo agradeceremos infinito.
Pero no lo hace, porque sencillamente no puede refutar nuestros argumentos y como siempre, usa la táctica de continuar publicando en la misma dirección y a “machaca martillo”, como si las objeciones no fueran con él y con lo cual nos toma a todos por tontos, idiotas o por imbéciles, o las tres cosas a la vez. Y si no puede responderlas, como parece evidente, pues en línea con lo que propugna en una de esas encuestas que realiza en su blog (en este caso, la nº 9), pensamos que no sería mala idea que cerrara dicho blog y dejara de ponerse en evidencia, publicando ideas que son incorrectas y engañosas, como se ha demostrado fehacientemente. Porque mientras no sea capaz de desmontar las objeciones que le formulamos, no tiene ningún crédito para enseñar nada que tenga que ver con las cosas de Dios, dado que es incapaz de rebatir cualquier argumento bíblico discrepante.
Y nos referimos a los que le planteamos nosotros, porque es curiosa la circunstancia de que sí suela responder y con vehemencia, a las de los Sres. “Tito” Martínez, Pablo Santomauro, a diversos “trino-tercos”, a los Benny Hinn y compañía, o de algún que otro desaforado TJ, pero no a las nuestras y que lo único que hacemos, lejos de dar opiniones personales, es decirle que lo que él afirma no es, a nuestro entender, lo que dice la biblia y lo cual mostramos con todo lujo de detalles. Y en fin, nosotros podemos aceptar el hecho de que cada uno es libre de responder a lo que quiera y a quién quiera, pero lo que ya no es de recibo, es que se pretenda ir por ahí dando lecciones bíblicas, cuando el caso es que no se es capaz ni de leer correctamente un texto de las Escrituras y explicar objetivamente, que es lo que se dice en el mismo y sacar las correctas y oportunas conclusiones.
Y si no es así, pues que nos responda a lo que le hemos planteado: ¿Dónde en las Escrituras se nos dice, que los sobrevivientes de la gran tribulación y únicos súbditos en ese momento del reino, no serán mansos; que no conocen a Dios; que será gente no conversa y que serán belicosos, tal como nos afirma en algunos de sus escritos? Nosotros hemos mostrado, en dónde se dice totalmente lo contrario, luego quedamos a la espera de la respuesta y nos permitimos recordarle a D. Mario, que no valen ideas o razonamientos personales como argumentos y algo a lo que nos tiene acostumbrados, sino textos bíblicos “puros y duros” y por aquello de dejar que sea la Biblia la que hable y no nosotros. O eso…… o según su propia alternativa y ya que lo somete a votación, nosotros nos decantamos por la opción de que cierre el blog.
MABEL
sábado, 25 de diciembre de 2010
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