sábado, 4 de diciembre de 2010

¿En qué quedamos?

Y es que Apologista Mario Olcese, publicó el día 27 del pasado mes de Noviembre, un artículo contribuido (suponemos) y muy relacionado con el tema estrella de su blog (el reino de Dios) y titulado “Un gobierno ideal, que regirá a los gobiernos imperfectos de esta Tierra” y sobre el cual, nuestra sincera impresión es que ha sido escrito por un TJ, dado que es exactamente lo mismo que nosotros (los autores de este blog), predicábamos durante nuestra infausta membresía en dicha organización…… ¿y dónde está el problema, se preguntarán ustedes? Evidentemente, no en el hecho de que D. Mario cuelgue en su blog ese artículo, aún viniendo aparentemente de un TJ (con toda su carga de contrarias enseñanzas a las tesis de D. Mario), ya que si algo caracteriza a dicho personaje, es su proverbial apertura a toda clase de ideas y sin ningún tipo de censura previa: el Sr. Olcese y en una actitud que le honra, discute lo que cree oportuno, pero nunca discrimina nada. El problema y por llamarlo de alguna manera, está en el hecho de que las afirmaciones que se vierten en ese escrito, van totalmente en contra a lo que podríamos considerar como la línea editorial de su blog, o sea, de los postulados que defiende el amigo Mario; porque claro, si bien es cierto que el escrito no está firmado y por lo tanto ignoramos la identidad de su autor, no es menos cierto que el hecho de que Apologista lo cuelgue tal cual en su blog, nos mostraría una cierta conformidad con el contenido del citado artículo.

Y es que nosotros recordamos, que el primer tema que en su día publicamos, lo hicimos precisamente y gracias a su gentileza, en el propio blog de Apologista (nosotros aún no habíamos abierto ninguno) y escrito que éste preludió, con un comentario en el que negaba cualquier mínimo acuerdo con lo que nosotros afirmábamos. Y actitud a lo cual no hay nada que objetar por lo razonable; por ello y dado que en esta ocasión no se ha producido dicha circunstancia, obviamente deberíamos entender la implícita asunción del contenido del citado artículo. Dicho esto, pasaremos a la consideración del texto referido y que por lo breve, transcribiremos en su totalidad, e iremos intercalando comentarios aclaratorios de las diferencias de criterio señaladas. Y les rogamos que no saquen sus conclusiones, hasta acabar le lectura de este comentario, dado que nuestros argumentos no siguen un orden correlativo o razonable, sino que nos ajustamos más bien y de forma puntual, a lo que nos demanda la porción de texto que estemos analizando y que aparece siempre en cursiva. Vamos a ello:

En esta época en que la mayoría de nosotros ha perdido la confianza en los gobernantes y en su capacidad para resolver los problemas, la Biblia anuncia un Gobierno que promete acabar con todas las injusticias, abusos y problemas de la humanidad.
¿De qué Gobierno se trata?
Hace unos dos mil años Jesucristo comenzó a predicar: “Arrepiéntanse porque el Reino de los cielos está cerca”. Además de hacer esto, ejecutó obras como alimentar a miles de personas, curar enfermedades y hasta resucitar personas que habían muerto.
Con estas pruebas Jesucristo demostró que está capacitado para ser el mejor gobernante que haya existido y para resolver los problemas que los gobiernos humanos nunca podrían.” (Negritas nuestras).

Vemos en primer lugar, que el acento se carga en el hecho de que lo que se establecerá, será un gobierno (o administración), en su gobernante principal y en las cosas que este hará, no dándole por tanto y como debe ser, la connotación que le da al tema el Sr. Olcese en su tendencia de mostrar al reino de Dios, casi como un ente en sí mismo y con personalidad propia, a la par que objetivo final y último de todo cristiano; o sea, el convertir al reino en un fin en sí mismo y no en el medio que realmente es, para la consecución de un logro. Por otra parte, es cierto que durante el período de vigencia de dicho reino (o gobierno) y según las escrituras, se llevarán a cabo obras maravillosas para los seres humanos que alcancen a vivir bajo su influencia y que es precisamente en donde radica toda su importancia; de hecho, uno de los propósitos de dichos actos prodigiosos llevados a cabo por Jesús, era precisamente el mostrar de forma reducida y anticipada, las cosas de que sería capaz ese gobierno o administración cuando ejerciera como tal. El problema está, en que para que esto se produzca se necesitan súbditos en dicho reino y sobre los que poder llevar a cabo dichas obras; y esto que parece ser una “perogrullada”, no parece serlo tanto cuando uno repasa las enseñanzas del Sr. Olcese.

Porque resulta que las creencias del amigo Mario y ampliamente difundidas por tan prolífico autor, cuando se comparan con las del artículo de referencia, muestran de forma patente una aguda contradicción entre ambas opiniones. Y es que por ejemplo, para dicho caballero, ese gobierno del reino lo conformarían tanto los notables del A.T. (los Abraham, Noé, David, Isaac, etc., etc.), como todos aquellos bautizados mediante inmersión y en el nombre de Jesucristo. Pero es que ya no siendo cierta dicha afirmación, porque es falsa, además y con lo que ya se empieza a disparatar la cosa, es que nos coloca también como miembros de ese gobierno a los sobrevivientes de la “gran tribulación” de Rev. 7:14, con la resultante de que todas las personas citadas, sin excepción, gobernarían con Cristo en el reino en calidad de reyes y sacerdotes (Rev. 20:6). Y enseñanza que la promulgue quien la promulgue, no deja de ser un solemne disparate y ajena por supuesto, no solo al contexto general de las Escrituras, sino a un mínimo razonable de lógica y sentido común.

Porque si esto fuera así, se nos plantearía un problema de difícil solución: ¿de dónde se sacan entonces a los súbditos de ese reino, gobierno o administración (y que tanto monta, monta tanto), sobre quienes repetir y ya a escala global, los benéficos actos asombrosos realizados por Jesús? Porque no olvidemos que esa fase restauradora, por llamarla de alguna manera, se realizaría de forma progresiva durante el período del reino y después, lógicamente, de la resurrección del individuo; pero claro, resulta que los gobernantes con Cristo y ya en el mismo momento de ser resucitados, gozan de la inmortalidad, luego con todos esos beneficios incluidos, por lo que ellos y después de ser resucitados, no precisan ya de ningún tipo de ayuda: son perfectos e inmortales (1 Cor. 15:53). Y como segunda cuestión, que añade más fuerza a nuestro argumento, está el hecho de que Jehová dotara a esos cogobernantes con Cristo, con los atributos de sacerdotes y condición que tiene que ver, con la capacidad de mediación entre Dios y…… se supone que los hombres, a tenor de lo leído en 1 Tim. 2:5. Pero si como dice el Sr. Olcese y entorno más inmediato, entendiendo por entorno más inmediato a aquellas personas que colaboran en su blog, tales como los Sres. Rivas, Apolos, Buzzard, Dávila, Morales, etc., solo habrá personas ya inmortales al dar inicio el reino y por tanto, exentas de la necesidad de mediación alguna…… ¿para qué entonces Jehová, les habría dotado de semejante capacidad? ¿O es que este es un “pequeño detalle”, que se le escapó al Altísimo al organizar su plan?

Porque claro, si todos los personajes ya citados, pasaran a gobernar con Jesucristo ¿sobre quiénes se aplicaría su benéfica función sacerdotal? Y se nos ocurre pensar a nosotros, que tampoco es asunto de que vayan a derramárselos unos a otros, entre otras cosas, porque sería una estupidez ya que esos cogobernantes no necesitan de dichos beneficios y además, porque más bien al contrario, ellos son los que deben derramarlos sobre otros, ya que para eso los elige Jehová…... pero claro ¿de dónde sacamos a esos otros, Sr. Olcese? Porque estamos hablando de un reino, gobierno o administración (como prefieran), en el que hasta el momento el citado caballero nos mete a todo bicho viviente a gobernar con el rango de rey y sacerdote, luego ¿de dónde salen los gobernados, parte fundamental del objetivo de ese reino y hacia quienes va dirigido todo el arreglo de Jehová y como últimos beneficiarios? Y es que no podemos olvidar, que la “fiesta” (o arreglo) y contrario a lo que apunta el amigo Mario, no se hace para los “ungidos” como él pretende, sino para el resto de la humanidad obediente; luego todo lo contrario de lo que dicho caballero y otros muchos, nos quieren dar a entender:

Con eso, oí una voz fuerte desde el trono decir: “¡Mira! La tienda de Dios está con la humanidad (con el hombre, según versiones) y él residirá con ellos y ellos serán sus pueblos. Y Dios mismo estará con ellos.” (Rev. 21:3). (Acotación nuestra).

Luego parece quedar claro, que el punto central del arreglo de Jehová acerca de una restauración y alrededor de la que gira todo el proyecto divino, para nada tiene que ver con los “ungidos” (o elegidos para gobernar con Cristo) como objetivo o logro final, sino con el conjunto del resto de la humanidad obediente y que es la directa beneficiaria de dicho arreglo de restauración...... y circunstancia que pone en claro Juan 3:16:

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.”

Luego es obvio que Jehová al dar a su Hijo, lo hizo para poner al mundo de la humanidad, ante la oportunidad de poder conseguir la salvación de una muerte segura, consecuencia directa del pecado adánico y poder acceder de esta manera, a la posibilidad de vivir eternamente, como en su momento tuvo en sus manos nuestro antepasado Adán. Eso es sencillamente lo que entendemos por restaurar, mientras que Jesucristo y resto de “cristos” asociados, no serían la restauración de nada, como señalaremos más adelante. Luego eso de montarse la película de que todos los que se quieran salvar, tienen que llegar a ser Hijos de Dios y por tanto hermanos de Cristo y herederos consecuentemente del reino, en calidad de reyes/sacerdotes, es pasarse siete pueblos o para usar terminología bíblica, ir más allá de lo que dicen las Escrituras y de lo cual nos advirtió Pablo:

Ahora pues, hermanos, estas cosas las he transferido de modo que nos apliquen a mí y a Apolos para el bien de ustedes, para que en nuestro caso aprendan la regla: “No vayas más allá de las cosas que están escritas”, a fin de que no se hinchen ustedes individualmente a favor de uno y en contra de otro.” (1 Cor. 4:6).

Y es que semejante disparate, de ninguna manera está escrito en la Biblia…… y si no, que nos lo demuestren. ¿A que no lo hacen? Pero como ya nos imaginamos que en este momento y al leer semejante planteamiento, a más de uno de esos señores ya se le pondrán los pelos como escarpias, permítannos y antes de que se produzca algún infarto, que les razonemos nuestra visión de la “jugada”; veamos: Jehová se propone restaurar todas las cosas, tal como leemos en Hech. 3:21 y que no es otra cosa que devolver al ser humano a las condiciones de perfección de las que gozaban Adán y Eva, antes del pecado. Ello evidentemente implica el eliminar dicho pecado y las nefastas consecuencias de él derivadas y por todos conocidas: extremo deterioro tanto físico, moral, espiritual y ya extendiéndonos un poco más, medioambiental. Y para ello nuestro Creador, prepara un plan: 1º determinar una porción de tiempo razonable para la consecución de Su propósito (mil años); 2º retomar el gobierno por medio de un representante humano como en su día fue en el caso de David y lo cual nos es anunciado, como la “restauración” del reino de David y que no era otra cosa, que Jehová gobernando sobre su pueblo a través de un representante delegado; 3º designar al sucesor legal a ese trono, que en este caso recae en la persona de Su Propio Hijo y por último, 4º seleccionar una cantidad determinada de colaboradores que participarán en dicha tarea gubernamental. Ya preparado el medio para conseguir un propósito y dispuesto para entrar en acción, solo queda anunciarlo debidamente (Mateo 24:14), salvaguardar a aquellos que lo acepten (Rev. 7:14) y proceder a la eliminación de aquellos que lo rechacen (Rev. 9:5-6, por ejemplo). Acto seguido, toma posesión ese gobierno auspiciado por el Altísimo, empieza a contar el tiempo del milenio y se procede en primer lugar, a la organización de esa “gran muchedumbre” de sobrevivientes del juicio divino a esta tierra; ya todo debidamente organizado (1 Cor. 14:33), da inicio de forma gradual, ese acontecimiento tan esperado y esperanza fundamental de la humanidad obediente: la resurrección. A partir de ahí, la progresiva restauración física, mental y espiritual de todo ser humano, camino ya de la perfección y consecuentemente de la vida eterna, así como del deteriorado entorno medioambiental y extremos estos, explicitados en las distintas profecías y que aplican a la humanidad en general y no a los miembros de ese gobierno, que forman parte del medio a usar por Jehová para la consecución de su propósito y que ya son resucitados en perfección e inmortalidad.

Pero claro, esto choca frontalmente con la idea de D. Mario y otros, para quienes el objetivo único y esencial para el cristiano, es conseguir alcanzar un puesto de gobernante en dicho reino en calidad de Hijo de Dios, ya que de lo contrario, lo que a uno le espera como hijo de Satanás (según el Sr. Olcese, o eres lo uno o eres lo otro) es una segunda resurrección de condenación o destrucción eterna y siempre según una particular interpretación del “ínclito” Dr. Rivas de Juan 5:28-29 y que como mínimo, D. Mario compartirá con él, ya que nunca se la ha rebatido. Pero resulta que las Escrituras, no solo no nos dicen nada que siquiera se parezca a esto, sino que además, para nada tiene que ver la citada afirmación con la idea que transmite el término “restauración” y del que en su día el amigo Olcese y contradiciéndose a sí mismo, publicó una amplia explicación del significado de esa expresión. Porque es cierto que la idea o propósito de Jehová, es restaurar al ser humano a su anterior condición (antes del pecado) ya que de otra manera no se entendería dicho término; pero paradójicamente, resulta que ni Jesucristo ni sus asociados (u otros “Cristos”), son la restauración de nada, sino que son una “nueva creación”, necesaria a Dios para llevar a cabo su propósito, según 2 Cor. 5:17:

Por consiguiente, si alguien está en unión con Cristo, es una nueva creación (o criatura, según versiones)…...” (Acotación nuestra).

Luego si son una nueva creación, no pueden ser la restauración de nada, eso es obvio; luego no tienen sitio en el resultado final del propósito de Jehová de restaurar todas las cosas a su anterior condición, sino que son un “instrumento” nuevo y necesario en los planes de Jehová, para la consecución de ese objetivo final y que es una cosa muy distinta; luego es un disparate que se nos diga que todos los seres humanos (eso afirma en su planteamiento el Sr. Olcese) y para alcanzar la salvación, han de ser miembros integrantes de ese gobierno y planteamiento que nos lleva a eso tan psicodélico de los “millones, miles de millones” de hermanos cogobernantes con Cristo y que se da de bofetadas, con lo expresado por Jesús y que se supone, algo sabría del tema:

No teman, rebaño pequeño, porque su Padre ha aprobado darles el reino.” (Luc. 12:32).

Y que por cierto, aunque lo hemos pedido hasta cansarnos, aún estamos esperando que el Sr. Olcese nos explique, cómo se pueden conciliar ambas afirmaciones; porque lo que nos dice el citado caballero está clarísimo y lo que afirmó Jesús aún más, o sea, que nosotros no nos inventamos nada: solo preguntamos de qué manera se come eso ¿con cuchara o tenedor? En fin…… continuemos:

Como sabemos, Jesús sólo estuvo por poco tiempo en la tierra y sólo visitó un territorio limitado, pero prometió volver (Mateo capítulo 25) y ahora demostraría su poder a escala mundial pues lo haría desde el cielo, es por eso que a su gobierno se le llama “el Reino de los cielos” (Mateo 4:17 véase también Daniel 2:44; 7:13,14).
¡Este es el gobierno que pedimos cuando oramos: “venga tu reino, hágase tu voluntad como en el cielo, también sobre la tierra”!” (Negritas nuestras).

¿Y cuál es la idea contradictoria en este pasaje? Pues la afirmación característica de los TJ, en el sentido de que (si no entendemos mal la redacción del escrito) Jesucristo gobernaría “desde el cielo”. Y es que correctamente, Mario en sus escritos ubica dicha gobernación en la terrenal Jerusalén, por lo cual, no entendemos su actitud de aceptar dicha afirmación, sin siquiera colocar una nota aclaratoria. Pero en fin, él sabrá…… prosigamos:

Ahora bien, ¿qué hará este reino por nosotros?
La Biblia responde: “Dios residirá con ellos y ellos serán sus pueblos y Dios mismo estará con ellos como su Dios; y secará todas las lágrimas de ellos y ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor, porque las cosas anteriores han pasado” (Apocalipsis 21:3-4).
¿Qué le parece vivir así, incluso sin que exista la muerte? Además, la tierra volverá a ser un paraíso como en el principio, allí habrá trabajo, salud y alimento para todos y además, no habrá más delincuencia. Estas promesas las hace el Creador, no nosotros, búsquelas en su propia Biblia: Isaías 65:21-25; Isaías 33:24; Salmos 37:10,11.” (Negritas nuestras).

Vemos que el planteamiento inicial de estos tres párrafos, tiene que ver con la cuestión de qué es lo que va ha hacer ese reino o gobierno (un rey y un conjunto de gobernantes asociados) por nosotros, o sea, personas distintas a las que componen el organigrama de dicho gobierno o administración. Y a partir de esa cuestión, nos enfrentamos a dos contradicciones, con respecto a las enseñanzas del Sr. Olcese; en la primera de ellas, nos encontramos con lo siguiente: en esta porción transcrita, se nos cita de Rev. 21:3-4 y en donde se nos hace referencia, a las bendiciones que recibirán las personas que se beneficiarán de las bondades de dicho gobierno o administración, auspiciado por el Altísimo. Y dado que las únicas personas que podrían hacer esto, serían los sobrevivientes de la “gran tribulación” de Rev. 7:14, ello nos plantea un dilema; pero leamos el texto:

De modo que le dije inmediatamente: “Señor mío, tú eres el que sabe”. Y me dijo: “Estos son los que salen de la gran tribulación y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.”

Y el tal dilema, es que D. Mario afirma que esas personas también serán gobernantes en el reino de Dios, con lo cual de nuevo nos enfrentamos a la cuestión de quiénes serán entonces, los súbditos de dicho gobierno. Porque no olvidemos, por lo importante y aclaratorio que resulta, que las personas citadas en ese pasaje bíblico, son las únicas que sobreviven aquí en la tierra al juicio divino; luego siendo esto así, el milenio echaría a andar, razonablemente y según nuestro entender, por una parte con los miembros que conformarían ese gobierno o administración y por otra, con esas personas sobrevivientes que necesariamente conformarían el grupo de súbditos de ese reino, ya que resulta que no hay nadie más para ocupar esa posición, absolutamente nadie más. Por lo tanto, si las convertimos a ellas también en gobernantes del citado reino y habida cuenta de que aparte de la primera resurrección y en la que solo participan aquellos que han de gobernar en dicha administración (Rev. 20:6), no existe otra hasta al cabo de mil años (según nos cuentan esos señores) ¿de dónde nos sacan a los súbditos de ese reino? ¿Sobre quien reinarán esos reyes/sacerdotes? ¿Y a favor de quiénes usaran sus atributos sacerdotales? Porque el panorama que nos ofrece el Sr. Olcese, es una tierra llena de gobernantes, pero sin nadie a quien gobernar y lo cual, como chiste, no está nada mal. Y cuestión ésta (dicho sea de paso), en la que hemos insistido hasta la saciedad, pero sin que tampoco hasta el momento, ni el Sr. Olcese ni nadie de ese entorno haya sido capaz de aclararnos…… y aclararse, por supuesto. Y lo que prueba que estos sobrevivientes serán efectivamente súbditos y no gobernantes en dicho reino, aparte del razonamiento lógico y el sentido común, es lo siguiente:

Ya no tendrán hambre ni tendrán más sed, ni los batirá el sol ni ningún calor abrasador, 17 porque el Cordero, que está en medio del trono, los pastoreará y los guiará a fuentes de aguas de vida. Y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos.” (Rev. 7:16-17).

Luego estaríamos hablando de personas que precisan para poder conseguir la vida eterna, de ser pastoreadas y guiadas (palabras que llevan implícita la idea de una acción progresiva) a fuentes de aguas de vida y circunstancia que para nada necesitan los cogobernantes con Jesucristo que, como ya hemos visto, son levantados en inmortalidad, o sea, con vida en sí mismos y no precisando por ello ser guiados o pastoreados a ningún sitio. Ellos son los que colaboran con el Cordero, en ese guiar y pastorear a otros, hacia la vida eterna y en virtud de su condición de gobernantes sacerdotales. Luego dado que hay una sustancial diferencia entre unos y otros, obviamente no pueden pertenecer al mismo grupo o clase, según parece dictarnos la lógica y el sentido común. Entonces, nosotros rogaríamos a dicho caballero que nos informara acerca de con qué postura se queda: la que defiende por acción (publica en sus artículos) o la que acepta por omisión (sin ninguna nota aclaratoria o de rechazo), al publicar en su propio blog dicho contenido.

La otra contradicción, tiene que ver con la afirmación vertida en esa porción transcrita (y que nosotros por supuesto defendemos), en el sentido de que ya dentro de ese período milenario, la muerte como causa del pecado dejará de existir. Ya otra cosa será, que en un momento determinado, Jehová tenga que tomar medidas drásticas con aquellos posibles pecadores impenitentes:

Aunque se muestre favor al inicuo, simplemente no aprenderá justicia. En la tierra de derechura actuará injustamente y no verá la eminencia de Jehová.” (Isa. 26:10).

Sin embargo, en la mayoría de artículos publicados en Internet acerca de este tema, hemos leído que en dicho período milenario y tomando como apoyo Isa. 65:20, la vida sería más larga (literal) y en mejores condiciones de las que hoy disfrutamos. Pero resulta que aceptando dicha idea y tomándola por pasiva, se nos estaría diciendo que esa vida no sería indefinida y con lo cual se nos da a entender, que después de haber resucitado y aunque contando con más años de vida…… se volvería a morir; y lo cual es una burrada de tamaño considerable. Y aunque nos parece recordar que algo de eso también hemos leído en los blogs de los Sres. Olcese y Rivas, lo cierto es que no tenemos localizados los artículos en cuestión; por lo tanto, no nos pronunciamos y nos limitaremos tan solo a preguntarle a D. Mario, qué opina al respecto ¿se morirá durante el milenio, sí o no?

Por nuestra parte, tenemos perfectamente claro que una vez resucitados durante el milenio, ya no hay razón objetiva para morir de nuevo, sino que uno solo tiene que preocuparse de mantener fidelidad a Jehová (no como Adán) y ya no tiene que temer nada, porque no va a morir jamás. Solo al término de los mil años, al afrontar la prueba final con la suelta de Satanás del abismo y dependiendo de la actitud voluntariosa de cada uno de pecar contra Jehová (a la manera de Adán y Eva y cuya muerte no se debió a un pecado heredado), una gran cantidad de personas “……. el número de estos es como la arena del mar” (Rev. 20: 8b), sí morirán al ser destruidas en “el lago de fuego”…… pero por rebeldía y como castigo divino, lo cual es otra cuestión. Pero aquellas personas que sobreviviendo a la gran tribulación, hayan mantenido una actitud correcta y superen la citada prueba, no solo habrán vivido durante esos mil años, sino que continuarán viviendo eternamente al igual que les habría ocurrido a Adán y Eva, de no haberse rebelado contra Jehová. A ellos obviamente y en igualdad de circunstancias, habría que añadir a los que vayan resucitando, o vayan naciendo, durante ese período de tiempo...... y esa es toda la historia, sencilla y simple a la vez que grandiosa, no hay más; porque eso es lo que nos dicen las Escrituras:

Y así como está reservado a los hombres morir una vez para siempre, pero después de esto un juicio……” (Hebr. 9:27).

Luego queda claro que después de una resurrección y estamos hablando de la clase gobernada o súbditos de ese reino, ya no existe más posibilidad de muerte a causa del pecado heredado, según Rom. 6:7:

Porque el que ha muerto ha sido absuelto (redimido, rescatado, liberado, o libertado según versiones) de su pecado.” (Acotación nuestra).

O sea que cuando uno murió, ya pagó por su pecado y cuando resucita, el que su resurrección devenga en vida o en destrucción eterna (Juan 5:28-29), dependerá únicamente de que haya aprovechado cabalmente o no, los recursos puestos ante él durante el milenio y que no solo le han de llevar a la perfección, sino que le equipan con el necesario bagaje espiritual, para afrontar con éxito el encuentro pendiente con el archi-enemigo de Jehová y de todos aquellos que nos sometemos a Su Voluntad, Satanás el Diablo (Rev. 20:7-8). Por eso nos habla el texto de Juan, de una resurrección de vida y otra de condenación, pero circunstancia que solo se resolverá al final del milenio y en función de lo que sea el resultado que coseche cada uno en la citada prueba final. Y resultado en el que cada cual, será perfectamente responsable de su propia actitud. Luego lo que queda claro, entre otras cosas, es que al resucitar uno durante el milenio, que no al final del mismo (y cuya afirmación, es un disparate como un piano), ya tiene el camino abierto hacía la vida eterna, siempre que, como hemos dicho y apoyándose en la guía divina, supere la prueba final al ser soltado Satanás de su abismamiento, al término de dicho período de tiempo (Rev. 20:7-8)…… continuemos.

¿Qué debemos hacer para vivir para siempre en la tierra bajo el gobierno del reino de Dios?
En primer lugar, debemos aprender más acerca de Él, Su Hijo Jesucristo y Sus justas normas (Juan 17:3), ésta es la única manera de construir una sociedad verdaderamente justa.
El conocimiento de Dios y Sus amorosos propósitos para la humanidad te hará feliz ahora y te traerá enormes bendiciones en el futuro.
Dios te bendiga
” (Negritas nuestras).

Evidentemente al plantear esa perspectiva de vivir “bajo el gobierno” del reino, se está reconociendo implícitamente la existencia de una clase que será gobernada (esa es una esperanza), a diferencia de otra que será la que gobernará (una esperanza distinta y solo al alcance de los “elegidos” por Dios) y que para nada cuadra con el planteamiento de la una sola esperanza defendida por los Sres. Olcese, Dávila, Rivas, etc., etc. Luego de nuevo tenemos que insistir, en el sentido de que el amigo Mario nos diga con cuál de las dos se queda, si con la que por acción defiende, publicada en sus blogs (la una sola esperanza), o bien en la que por omisión y citada en el artículo contribuido (dos esperanzas distintas) no discute y por tanto, parece dar su bendición. O sea y para entendernos ¿estaríamos hablando de dos esperanzas perfectamente definidas, o de una sola esperanza y por la cual se inclinan dichos caballeros? Y puesto que creemos que el tema es bíblicamente, no solo de una notable importancia, sino fundamental, pensamos que no estaría de más que dichos caballeros, todos a la altura del “egregio” erudito, evangelizador, investigador y maestro bíblico Dr. Rivas, nos respondieran algo como orientación a los que tenemos dudas acerca de esa importante cuestión y que bien pudiera afectar nuestro futuro.

Y en fin, nosotros ahí dejamos el tema, no sin antes afirmar, que excepción hecha de la ubicación de dicho reino, suscribimos el planteamiento general del artículo objeto de análisis y que es una autentica negación de algunas de las enseñanzas del Sr. Olcese y compañía. Y continuamos esperando (somos así de optimistas) que alguien tenga a bien decir algo, aunque solo sea por aquello de ir animando el cotarro; pero en fin, igual en esta ocasión…… pues eso.

De todas formas y por nuestra parte, queridos lectores, no nos queda más que recuperando ese consejo que siempre les dábamos al final de nuestros artículos, animarles a que hagan uso de sus ejemplares de la Biblia, contrasten las ideas expuestas en este escrito y saquen sus lógicas y personales conclusiones. Y es que nosotros, también nos podemos equivocar.

MABEL

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