jueves, 23 de abril de 2015

Juan 1:1-3…… o el poder de la Palabra de Dios.


Una determinada corriente del pensamiento religioso dentro del cristianismo, es aquella que explica que antes de venir Jesús a la tierra no solo tuvo una pre-existencia al lado de su Padre Celestial, Jehová Dios, sino que fue la primera creación de Este y convirtiéndose por tanto, en Su brazo ejecutor o autor material de todo lo creado y creencia esta como punto fundamental en la organización de los Testigos de Jehová; uno de los pasajes usados para consolidar dicha doctrina, eso sí, con algún que otro “pequeño arreglillo” en su versión de las Escrituras y que conocemos como la TNM (ello sin menoscabo de que, a nuestro entender, continúe estando entre las traducciones más solventes), lo tenemos en las palabras de la siguiente porción bíblica:

Cuando él preparó los cielos, yo estaba allí; cuando decretó un círculo sobre la haz de la profundidad acuosa, 28 cuando afirmó las masas de nubes arriba, cuando hizo fuertes las fuentes de la profundidad acuosa, 29 cuando fijó para el mar su decreto de que las aguas mismas no pasaran más allá de su orden, cuando decretó los fundamentos de la tierra, 30 entonces llegué a estar a su lado como un obrero maestro y llegué a ser aquella con quien él estuvo especialmente encariñado día a día; y estuve alegre delante de él todo el tiempo, 31 pues estuve alegre por el terreno productivo de su tierra y las cosas que fueron el objeto de mi cariño, estuvieron con los hijos de los hombres.” (Prov. 8:27-31).

Noten el pronombre demostrativo en género femenino (“aquella”) y por lo que ya no podríamos estar hablando de Jesús en una hipotética pre-existencia, sino de otra cosa; y es que los contextos anterior y posterior a dicho capítulo ocho, este inclusive, claramente muestran que no se nos está haciendo referencia a ser alguno al lado del Creador como “segundo de a bordo” en Su obra de creación, sino que lo que se nos está haciendo es una “personificación” de la sabiduría, quizás para resaltar el protagonismo de esta sobre todo lo creado y como cualidad prominente del Altísimo. Lo que ocurre es que no contentos con eso, los TJ ponen el peso de la carga para refrendar la presencia de una supuesta segunda criatura celestial al lado de Jehová Dios anterior al tiempo creativo, en el mencionado pasaje de Juan 1:1-3 (después continuaremos hablando de él), en dónde colocan también su “cuñita” particular con el ánimo de llevar “el agua a su molino”, pues esto es lo que se lee del mismo en su TNM:

En el principio la Palabra era y la Palabra estaba con Dios y la Palabra era un dios. 2 Este estaba en el principio con Dios. 3 Todas las cosas vinieron a existir por medio de él y sin él (eso es, sin ese “un” dios) ni siquiera una cosa vino a existir.” (Acotación nuestra).

Notarán el “conveniente” artículo indeterminado “un” al final del versículo 1 y que no se encuentra en el resto de versiones bíblicas, que convierte a la “Palabra” (femenino) en “un dios” (masculino) subordinado a Jehová; sin embargo, vean como vierte ese mismo pasaje la BJ y en lo que viene a ser un fiel reflejo del resto de versiones bíblicas en español a las que tenemos acceso:

En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios y la Palabra era Dios. 2 Ella estaba en el principio con Dios. 3 Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe.”

Luego atendiendo al contenido de esta versión, lo que leemos es que la Palabra “era” el propio Creador, Jehová Dios y no un ser adjunto que en un momento determinado actuara por delegación de Este en el acto de creación subsiguiente; es cierto que para apoyar dicha idea, los TJ y aquellos que comulgan con sus ideas, citan pasajes como el de Juan 8:58 o Col. 1:15-17 entre otros y con lo que se continúa con la puñetera manía de coger un texto que dice o parece decir aquello que se necesita que diga, para apuntalar determinado planteamiento o forma de ver las cosas y olvidándose del contexto escritural, que es el que pone siempre negro sobre blanco en cualquier cuestión. Y pasando por alto con ello, la más elemental de las precauciones cuando tratamos con las Escrituras: que no estamos leyendo de los escritos originales, sino de las copias de infinitas otras copias, a su vez copiadas de otras copias y que para acabar de “rematar la faena”, tenemos en nuestros días traducciones particulares de muchas de las denominaciones cristianas actuales en donde y atendiendo a necesidades particulares, cada una “arrima el ascua a su sardina”; por lo que fijarse en la escueta literalidad de un determinado pasaje, dejando aparte el contexto de los mismos o en su defecto, del general de las Escrituras y que son en definitiva los que sientan cátedra acerca de lo correcto o incorrecto de determinado planteamiento, no es del todo aconsejable y como se verá demostrado a continuación.

En el caso que nos ocupa, vemos que la redacción que han hecho los TJ de esos pasajes y con la idea interesada de orientar al “personal” por determinado camino, se da de bofetadas con lo que los contextos mencionados dicen acerca de esa cuestión o doctrina planteada. Por lo tanto y dado que la supuesta pre-existencia de Jesús, predicada por estos y seguida por otros tantos indocumentados (personas faltas de la necesaria documentación para discutir sobre ciertos temas, luego que nadie se dé por ofendido), se apoya básicamente en la idea de un poderoso ser espiritual como primera creación divina y que vino a ser el colaborador u “obrero maestro” en que se apoyó el Altísimo, para llevar a cabo el resto de obra creativa, se fundamenta en pasajes bíblicos convenientemente “trucados”, la resultante es la siguiente: Jesús tuvo una pre-existencia al lado de Jehová, antes de aparecer en la Tierra. Y como desde este blog no estamos de acuerdo en que las cosas sean como nos las cuentan los TJ, pues eso no es lo que nos dice el contexto escritural, vamos a exponer tres razones por las que dicha pre-existencia es impensable y no siendo Jesús, por tanto, más que un hombre engendrado por Dios (Luc. 1:35) en una virgen judía y lo que le llevaría a nacer sin pecado, luego perfecto como Adán, que posteriormente sería reconocido públicamente por el propio Jehová Dios como Su “hijo amado” (Mat. 3:16-14) y dotado con los poderes inherentes a dicha condición.

La primera de las tres razones apuntadas, tiene que ver con el hecho de que en las Escrituras y algo que muchas personas desconocen, sí es cierto que se nos habla de un ser poderosísimo como primera creación inmaterial o espiritual de Dios (es obvio que Jehová tuvo que empezar por algún sitio su creación espiritual y primera en llevarse a cabo, por lo que alguno tenía que ser el primero en aparecer), pero nada se nos dice en ellas en el sentido de que dicho personaje participara de forma alguna en la creación subsiguiente, sino que más bien estas se pronuncian sobre él en un sentido no demasiado edificante; vean sino, lo que se nos dice de ese misterioso primer personaje en el registro sagrado y al que se le personaliza en el rey de Tiro, en Ezeq. 28:12-16:

Hijo del hombre, levanta una endecha acerca del rey de Tiro y tienes que decirle: “Esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: Sellas un modelo, lleno de sabiduría y perfecto en hermosura. 13 En Edén, el jardín de Dios, resultaste estar (como guardián protector de la creación terrestre de Jehová). Toda piedra preciosa fue tu cobertura: rubí, topacio y jaspe; crisólito, ónice y jade; zafiro, turquesa y esmeralda; y de oro era la hechura de tus engastes y tus encajaduras en ti. El día en que fuiste creado fueron alistadas (luego estaríamos hablando de la más excelsa creación de Dios y a la que fue encomendada la salvaguarda de los intereses de Este en la tierra). 14 Tú eres el querubín ungido que cubre (protege o guarda) y yo te he colocado a ti (en Edén). En la montaña santa de Dios resultaste estar. En medio de piedras de fuego te paseabas (lo que ser indicativo del inmenso poder que le fue concedido a dicho personaje).

15 Estuviste exento de falta en tus caminos desde el día en que fuiste creado hasta que se halló injusticia en ti. 16 Por la abundancia de tus artículos de venta llenaron el centro tuyo de violencia y empezaste a pecar. Y yo te pondré como profano fuera de la montaña de Dios (eso es, apartado de Su vista) y te destruiré, oh querubín que cubre, de en medio de las piedras de fuego.” (Acotaciones nuestras).

Está claro que este personaje nada tenía que ver con el rey de Tiro (pues es obvio que este no pudo estar en el “jardín de Dios”) y mucho menos con un Jesús pre-existente antes de venir a la escena humana, pues nada relaciona a este último con el pecado (Heb. 7:26), mientras que sí se hace esto con el personaje mencionado en el pasaje leído; pero personaje en todo caso, que sí es cierto que pudiera tratarse de la primera y más alta creación espiritual jamás hecha por el Altísimo, puesto que se nos dice que las hermosas piedras preciosas que le servían de ornamentación, fueron alistadas o diseñadas expresamente para él en el momento de su creación. También se nos dice que “sellaba un modelo” en sabiduría y hermosura, lo cual significa que él era el “referente” de lo que fuera creado posteriormente en el ámbito de lo celestial o creación espiritual y por lo que estaríamos ante en ser de una magnificencia impresionante; debido a dicha prominente condición, Jehová Dios le confió la custodia o salvaguarda de su más excelsa creación terrestre, eso es, el hombre…… excusamos decir, que a este prominente personaje se le conoce hoy como Satanás el diablo.

Siendo esta, por tanto, la primera creación divina y modelo a partir del cual seguirían otros, parece solo razonable que quede descartada la pre-existencia de Jesús como colaborador directo del resto de la creación divina, fuera esta espiritual o material, pues en lo fundamental la cosa ha sido desmentida: no fue el Jesús que todos conocemos, la primera y única creación directa de parte de Dios en la que Este se apoyó para crear lo restante, puesto que hemos leído en Ezequiel acerca de un primer personaje majestuoso en el ámbito de lo celestial, que nada tiene que ver con el Jesús que nació de una virgen judía. Esta idea la apoya el hecho de que ese “guardián protector” a quién traicionó y contra quién se rebeló, fue contra el propio Jehová Dios y no contra una supuesta primera creación divina pre-existente o anterior a él mismo, como sería el caso si Jesús hubiera tenido una pre-existencia…… y que en buena lógica, es a quién Jehová tendría que haber puesto a cuidar de Su creación terrestre, máxime cuando estaríamos hablando del autor material de la misma. No pasemos por alto, por otra parte, que en Prov. 8:22-31 y leído al inicio de este escrito de la TNM, lo que se nos dice de ese supuesto Jesús pre-existente para los TJ y en ese último versículo 31 es que “las cosas que fueron el objeto de mi cariño estuvieron con los hijos de los hombres”; por lo que mal se podría entender que no fuera él el encargado de la protección de la raza humana y por ello, totalmente impensable, que mediante engañó y traicionado la confianza depositada en él por el Altísimo, la condenara a muerte y como fue el caso…… luego queda claro que en todo ese “batiburrillo” nada tuvo que ver el aún inexistente Jesús.

La segunda de las razones señaladas para desmentir la pre-existencia de Jesús y su supuesta tarea como brazo ejecutor delegado de su Padre Celestial con respecto de la creación que contemplamos a nuestro alrededor, tiene que ver con lo que el propio Jehová Dios nos dice acerca de quién fue el directo protagonista de la misma, eso es, por mano de quién esta se llevó a cabo; pero leámoslo de la propia TNM:

Isa. 44:24: “Esto es lo que ha dicho Jehová, tu Recomprador y el Formador de ti desde el vientre: Yo Jehová, estoy haciendo todo, extendiendo los cielos, yo solo, tendiendo la tierra. Y ¿quién estaba conmigo? (o “sin nadie que me ayudara”, según la mayoría de versiones bíblicas).” (Acotación nuestra).

Isa. 45:12: “Yo mismo he hecho la tierra y he creado aun al hombre sobre ella. Yo… mis propias manos han extendido los cielos y a todo el ejército de ellos he dado órdenes.”

Isa. 48:13: “Además, mi propia mano colocó el fundamento de la tierra y mi propia diestra extendió los cielos…… y cuando los llamé, juntos se presentaron ante mí.”

Isa. 66:1-2: “Esto es lo que ha dicho Jehová: “Los cielos son mi trono y la tierra es el escabel de mis pies. ¿Dónde, pues, está la casa que ustedes pueden edificar para mí, y dónde, pues, está el lugar que me es lugar de descanso? 2 Ahora bien, todas estas cosas (los cielos y la tierra) mi propia mano las ha hecho, de manera que todas estas llegaron a ser, es la expresión de Jehová.” (Acotación nuestra).

Job 38:4: “¿Dónde te hallabas tú cuando yo fundé la tierra? Infórmame, si de veras conoces el entendimiento.”

Recomendamos encarecidamente a este respecto, la lectura adicional de los capítulos 38-39 de Job, para que quede claramente establecido quién creo todas las cosas, pues queda en ellos demostrado con nítida claridad que es el propio Jehová el que se atribuye la directa autoría de la obra creativa y por lo que, implícitamente, con ello nos está diciendo que no reconoce a intermediario alguno que actuara en Su nombre para la creación del universo y todo lo que este contiene…… porque de no ser eso así y de haber tenido un ayudador que actuara como Su “obrero maestro” y como señalan los TJ, es obvio que Jehová también nos lo habría dicho, pues de lo contrario nos estaría mintiendo en los pasajes citados y algo que Él no puede hacer (Tito 1:2).

Y aunque entendemos lo dicho como concluyente para aclarar la cuestión planteada acerca de una supuesta pre-existencia de Jesús, continuemos con la tercera de las razones por las que queda demostrado que Jesús no pudo tener tal antes de su venida a la tierra y cuestión relacionada con el asunto del rescate, porque veamos: si efectivamente la hubiera tenido, lo ocurrido con María no habría sido más que la encarnación de un poderoso ser espiritual en forma humana y que es lo que dicen los TJ que ocurrió, eso es, que la vida de ese ser poderoso fue milagrosamente transferida al útero de María hasta acabar naciendo lo que sería el Jesús que todos conocemos…… pero eso se topa con un pequeño “problemilla”, porque lo que leemos en 1 Tim. 2:5-6 es esto y tomado de la misma TNM:

Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, un hombre, Cristo Jesús, 6 que se dio a sí mismo como rescate correspondiente (o “equivalente” según se podría deducir de Rom. 5:15) por todos... de esto ha de darse testimonio a sus propios tiempos particulares.” (Acotación nuestra).

Luego de ser las cosas como nos las cuentan los TJ, estaríamos ante cualquier cosa menos un “hombre” en el estricto sentido del término; por otra parte, en las Escrituras se nos muestra a un Jesús como un doble o “clon” de Adán, o sea, un hombre perfecto sin pecado, cuando en ellas se lee lo siguiente y tomado en este caso de la versión BLP y que es a nuestro entender, la que con más claridad expone la idea:

La Escritura dice: Adán, el primer ser humano, fue creado como un ser dotado de vida; el último Adán (o último hombre a la semejanza de Adán, eso es, perfecto y sin pecado), como un espíritu que da vida.” (1 Cor. 15:45). (Acotación nuestra).

Es obvio que lo que se nos está dando a entender aquí, es la “equivalencia” existente entre el primer Adán, con el segundo y último Adán y que tenían que ser exactamente iguales en todos sus aspectos, para que se pudiera llevar a efecto el rescate prometido por Dios (Juan 3:16), de forma que se ajustara a las normas marcadas en la ley divina:

Pero si ocurre un accidente mortal, entonces tienes que dar alma por alma, 24 ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, 25 marca candente por marca candente, herida por herida, golpe por golpe.” (Éxo. 21:23-25).

O lo que es lo mismo, dar, ni más ni menos, el valor exacto de aquello que se había perdido: en este caso, se había perdido una vida perfecta y por tanto, se exigía como rescate otra vida humana perfecta; pero dado que la descendencia de Adán ya nació bajo pecado, era del todo punto imposible para el ser humano poder ofrecer tal cosa (Sal. 49:7-8) y por lo que Jehová tuvo que tomar acción a favor de Su creación humana, como se nos explica en Juan 3:16:

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.”

Pero por otra parte, si Jesús hubiera sido un poderoso ser espiritual re-encarnado en hombre por medio de una virgen judía, tampoco habría sido posible el acto del rescate, porque es obvio que la mencionada equivalencia se difuminaría, pues Adán fue simplemente un ser humano, perfecto, eso sí, pero hombre al fin y al cabo y sin un pasado como poderoso ser celestial…… circunstancia que haría que lo dado en concepto de rescate por lo perdido por el pecador Adán, fuera algo de muchísimo más valor cualitativo como sería la vida de un poderoso ser espiritual, aunque este hubiera sido rebajado a la condición de hombre mortal, mediante su re-encarnación como ser humano. A este respecto, tenemos en las Escrituras unas palabras de Pablo que ratifican la afirmación que acabamos de hacer en el sentido de una completa y estricta paridad entre Adán y Jesús que encontramos en Heb. 2:17:

Por consiguiente, le era preciso llegar a ser semejante a sus “hermanos” en todo respecto (ello incluiría su condición de ser un humano como ellos, aunque sin pecado por su origen divino por parte de Padre), para llegar a ser un sumo sacerdote misericordioso y fiel en cosas que tienen que ver con Dios, a fin de ofrecer sacrificio propiciatorio por los pecados de la gente.” (Acotación nuestra).

Y ello no habría sido así, si Jesús no hubiera sido más que la transición de un poderoso personaje celestial a la condición de ser humano mortal y con lo que ya nos encontraríamos con otro “problemilla”; pero es que la cosa no acaba aquí, pues hay más envuelto en el asunto, porque veamos: si todo fuera como nos lo cuentan los TJ, eso es, que Jesús tuvo una pre-existencia como poderoso dios al lado de Jehová, después reencarnado en hombre y tras su muerte, devuelto de nuevo mediante resurrección a dicha condición de poderoso dios en los cielos, de lo que estaríamos hablando no sería de un rescate en el estricto sentido de la palabra y que es de lo que se trata, sino de una pantomima o “cambalache”…… en definitiva, un fraude y que haría inentendible lo leído en Fil. 2:9-10:

Por esta misma razón, también, Dios lo ensalzó a un puesto superior y bondadosamente le dio el nombre que está por encima de todo otro nombre, 10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo y de los que están sobre la tierra y de los que están debajo del suelo.”

Sin embargo, este pasaje nos pone ante otra incongruencia, pues de ser cierta la pre-existencia de Jesús, en su condición de máximo creador por delegación divina de todo lo creado (Juan 1:3), ese “puesto superior” sobre todo lo creado, así como “el nombre que está sobre todo otro nombre” se supone que ya estaba en su poder…… luego ¿a qué se podía referir ese “puesto superior” que le fue otorgado como premio por lo que había hecho en la tierra? ¿Es que hay un “puesto superior” y “nombre” más encumbrado a ser creación directa de Jehová y después, fungir de “obrero maestro” de Este en la creación de todo lo existente en el universo, tanto a nivel celestial, como terrenal?

Estarán de acuerdo con nosotros en el sentido de que la cosa se complica cada vez más, en lo que tiene que ver con la supuesta pre-existencia de Jesús; pero por aquello que decían nuestros abuelos en el sentido de que “para que falte, más vale que sobre”, veamos ahora qué se puede razonar la afirmación que da título a este escrito, en el sentido de la directa relación entre Juan 1:1-3 y el poder omnímodo de la Palabra de Dios, con la Excelsa Persona de nuestro Creador, Jehová Dios…… y para lo cual, de nuevo leeremos dicha porción bíblica, en esta ocasión tomada de la RVC:

En el principio ya existía la Palabra. La Palabra estaba con Dios y Dios mismo era la Palabra. 2 La Palabra estaba en el principio con Dios. 3 Por ella fueron hechas todas las cosas. Sin ella (eso es, sin dicha “palabra”), nada fue hecho de lo que ha sido hecho.” (Acotación nuestra).

Pero ¿es eso así realmente, o hemos buscado un pasaje que diga aquello que apoya nuestro planteamiento, como tantas veces hemos denunciado que hacen la mayoría de autores bíblicos? Y es que como podemos ver, en esta versión el citado pasaje ya muestra una diferencia sustancial, pues “La Palabra” o “El Verbo” y según la versión que cada uno lea (siendo las menos las que usan la expresión “Logos”), se personaliza en el propio Jehová Dios y no en otro ser, supuestamente distinto e inferior a Este. Y podemos afirmar que, básicamente, es entre estas dos formas de verter el pasaje analizado que se dividen el resto de traducciones y que tanto sirven para defender los unos la pre-existencia de Jesús, como los otros defender la idea de una trinidad de dioses y los de demás allá, la existencia de un solo Dios Todopoderoso y Supremo Hacedor de todo lo existente…… y siendo que nosotros nos decantamos por esta última opción, la cuestión ya es poder probarla como cierta de manera convincente y para no dejar lugar a duda alguna de que nuestro planteamiento tiene solidez. Por lo tanto y dado que ya conocemos el “quién”, veamos ahora el “como” del asunto y para ello nada mejor que averiguar el significado de esas tres expresiones: “palabra”, “verbo” y “logos”…… y que según el diccionario de la RAE, se definen de la siguiente manera:

Palabra: “Facultad de hablar.”
Verbo: “Sonido o sonidos que expresan una idea.”
Logos: “Discurso que da razón de las cosas.”

En ninguna de esas definiciones se nos sugiere siquiera, que pudiéramos estar hablando de un ser vivo individual, sea este material o espiritual, sino más bien a lo que apuntan es a la capacidad del habla en sí misma y que en algún momento de la historia de la creación, esta tuvo que hacer su aparición…… es cierto, no obstante y llevando la cosa al extremo, que en el pasaje mencionado lo que se nos señala es que la capacidad del habla como medio para comunicarse y transmitir información, ideas u órdenes, era consustancial con el propio Creador y por lo que al igual que Este, no tiene principio ni final; pero ello ya sería tema para otro debate y por lo que nos quedaremos en el hecho de que su efecto sobre las cosas y siempre desde el punto de vista humano, tuvo un inicio. No olvidemos que en el instante anterior a la creación, no existía absolutamente nada, ni la materia, ni el espacio, ni el tiempo, ni la luz, ni la gravedad, etc., o sea, que estaríamos hablando de “la nada” en su máxima expresión; luego todo lo que conocemos los seres humanos en el campo del conocimiento que ustedes alcancen a imaginar, tuvieron que ser creados en algún momento…… por lo que la cuestión a tener en cuenta, para dar luz al tema que estamos considerando, no es tanto el que las cosas existan, sino el cómo estas fueron traídas a la existencia.

De entrada, antes de pasar a analizar dicha cuestión y siempre teniendo en cuenta lo que acabamos de considerar, hay algo en ese pasaje de Juan 1:1-2 que chirría cuando es usado en la dirección que lo hacen los TJ, cuando señalan a ese “un dios” como creador de todo lo existente; porque lo que leemos en ese contexto, eso es, el verso 3 y en la versión TNM es que “todas las cosas vinieron a existir por medio de él y sin él ni siquiera una cosa vino a existir”…… sin embargo, los TJ nos dicen que ese ser que llegó a ser “un dios”, fue creado por otro Ser, por lo tanto anterior y más poderoso que él (eso es, Jehová Dios), con lo que ya no puede ser verdad que todo lo existente “sin excepción alguna”, hubiera venido a la existencia por medio de ese personaje ¿o resulta que el tal personaje no fue creado por Jehová y se creó a sí mismo?

Luego todo nos lleva, dentro de una reflexión lógica y desde el más elemental sentido común, a concluir que ese pasaje de Juan 1:1-3 nos habla de un Ser Supremo Hacedor de todo lo existente y sin intermediario alguno, por lo que todo lo que contemplamos vino a la existencia por medio de Su Palabra o Voluntad expresada, algo que nos confirma el contexto general de las Escrituras; al respecto ya hemos visto unas cuantas afirmaciones de tan Excelso Personaje (y que algo sabría del tema, hay que suponer), en las que queda claro y contrario a lo que dicen los TJ, que todo lo hecho lo hizo directamente Él como Hacedor Supremo y sin la colaboración de nadie en absoluto. Luego queda claro que es el propio Altísimo el que no reconoce la existencia de ningún colaborador en su tarea de dar forma al universo y a todo lo que este contiene, tanto espiritual como material, sino que expresamente manifiesta que todo procedió a venir a la existencia por su propia y única actividad. Pero quizás alguien y estando de acuerdo con lo expuesto, nos podría decir que ello no nos aclara el asunto de “la Palabra”, o “el Verbo” o “el Logos” y lo cual ya nos llevaría a lo mencionado hace un momento, en el sentido de cómo llevó Jehová las cosas a la existencia y lo que eliminaría las dudas acerca de a quién o a qué, hacen referencia esas expresiones…… y que de nuevo es el contexto general de las Escrituras, el que nos va a dar la explicación adecuada y fuera de toda duda; por lo tanto, veamos de nuevo que nos aportan estas, cuando nos dirigimos a Isa. 48:13 en la TNM:

Además, mi propia mano colocó el fundamento de la tierra y mi propia diestra extendió los cielos. Llamo a ellos, para que sigan subsistiendo juntos.”

Pasaje un tanto confuso y probablemente con cierta intención (mal pensados que somos ¡cosa de la edad, qué quieren ustedes!), pues aunque se nos dice que fue la “propia mano” de Jehová Dios la que colocó el fundamento de la tierra y extendió los cielos, también se nos dice en el mismo que Dios “llama” a algo para que ese algo siga “subsistiendo”, pero nada se nos dice de cómo fue creado ese algo y que es de lo que se trata; relato que se entiende mucho mejor, cuando lo contrastamos con otras versiones bíblicas como, por ejemplo, de la RVC:

Además, mi propia mano colocó el fundamento de la tierra y mi propia diestra extendió los cielos…… y cuando los llamé, juntos se presentaron ante mí.”

Y texto del que la versión TLA, hace la siguiente transliteración:

Con mi poder hice el cielo y la tierra: con sólo pronunciar sus nombres, comenzaron a existir.”

Veamos como la vierte la traducción DHH:

Con mi mano afirmé la tierra, con mi mano extendí el cielo; en cuanto pronuncié su nombre, empezaron a existir.”

También la NTV se pronuncia en este sentido:

Fue mi mano la que puso los cimientos de la tierra, mi mano derecha la que extendió los cielos en las alturas. Cuando llamo a las estrellas para que salgan (eso es, que vengan a la existencia), aparecen todas en orden.” (Acotación nuestra).

Veamos ahora, como lo vierte la PDT:

Mi mano echó los cimientos de la tierra; mi mano extendió los cielos. Cuando yo pronuncio el nombre de ellos, se ponen de pie (o aparecen, eso es, vienen a la existencia) al instante.” (Acotación nuestra).

Por otra parte, la versión católica de Evaristo Martín Nieto, se pronuncia en los siguientes términos:

Fue mi mano la que fundó la tierra y mi diestra, la que desplegó los cielos; los llamo yo y todos a una se presentan.”

Por lo que es obvio que estamos ante la poderosa manifestación de la Palabra de Dios puesta en acción; una prueba de que ello es así, queda reflejado en unas clarificadoras palabras del Altísimo y que encontramos en Isa. 55:10-11, tomadas precisamente de la propia TNM:

Porque tal como la lluvia fuerte desciende y la nieve desde los cielos y no vuelve a ese lugar, a menos que realmente sature la tierra y la haga producir y brotar y realmente se dé semilla al sembrador y pan al que come, 11 así resultará ser mi palabra que sale de mi boca. No volverá a mí (dicha “palabra” o expresión divina) sin resultados, sino que ciertamente hará aquello en que me he deleitado y tendrá éxito seguro en aquello para lo cual la he enviado (eso es, la palabra o expresión salida de su boca).” (Acotaciones nuestras).

Luego queda claro que el Dios Altísimo no tiene necesidad de ayuda adicional para llevar a la realización aquello que es Su voluntad, sino que es más que suficiente la poderosísima acción de Su Palabra sobre cualquier cosa que Él se proponga llevar a cabo para que esta sea…… dicho de otra manera, que la Palabra de Dios no sólo sirve para comunicarse con Sus criaturas (Éxo. 33:11), sino también para crear, pues con Su Palabra Dios lo creó todo; la sola Palabra de Dios (eso es y para entender la idea, la manifestación hablada de un deseo) crea, genera y aun regenera aquello que está muerto. Una prueba de la idea que pretendemos comunicar, la tenemos en personas que pudieron ser espectadores privilegiados de la manifestación ese poder de origen divino puesto en acción, como fue en el caso de Jesús, con relación a Lázaro, la viuda de Naín o la hija de Jairo, un representante de la sinagoga:

Y cuando hubo dicho estas cosas, clamó con fuerte voz: “¡Lázaro, sal!”. 44 El hombre que había estado muerto salió con los pies y las manos atados con envolturas; y su semblante estaba envuelto en un paño. Jesús les dijo: “Desátenlo y déjenlo ir”.” (Juan 11:43-44).

Y cuando el Señor alcanzó a verla, se enterneció por ella y le dijo: “Deja de llorar”. 14 En seguida se acercó y tocó el féretro y los que lo llevaban se detuvieron y él dijo: “Joven, yo te digo: ¡Levántate!”. 15 Y el muerto se incorporó y comenzó a hablar y él lo dio a su madre.” (Luc. 7:13-15).

Más él la tomó de la mano y llamó, diciendo: “Muchacha, ¡levántate!”. 55 Y el espíritu de ella volvió y ella se levantó al instante; y él ordenó que se le diera algo de comer.” (Luc. 8:54-55).

O aquella ocasión en que Jesús, sorprendido junto a sus discípulos por una gran tormenta en el mar de Galilea, hizo de nuevo uso del infinito poder de la Palabra de Dios en acción y siendo lo que se nos cuenta de este suceso, tanto como esto:

Ahora bien, estalló una grande y violenta tempestad de viento y las olas seguían lanzándose dentro de la barca, de modo que faltaba poco para que la barca se llenara. 38 Pero él estaba en la popa, durmiendo sobre una almohada. De modo que lo despertaron y le dijeron: “Maestro ¿no te importa que estemos a punto de perecer?”. 39 Con eso, él se despertó y reprendió al viento y dijo al mar: “¡Silencio! ¡Calla!”. Y el viento se apaciguó y sobrevino una gran calma. 40 De modo que les dijo: “¿Por qué se acobardan? ¿Todavía no tienen fe?”. 41 Pero ellos sintieron un temor extraordinario y se decían unos a otros: “¿Quién, realmente, es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?” (Mar. 4:37-41).

La respuesta a esta pregunta y en los casos mencionados, es clara: todos aquellos que fueron espectadores privilegiados de esos fenómenos, lo que vieron fue sencillamente el infinito poder de la Palabra de Dios en acción, en este caso depositada en la persona de Jesús (Juan 5:19), pues no perdamos de vista que ese poder no era originario suyo, sino de su Padre Celestial que se lo había concedido…… pensamos que como ejemplos gráficos de lo que pretendemos explicar, estos cuatro casos, entre otros muchos efectuados por personas a las que también se les permitió usar dicho poder, como los Pablo, Pedro, Juan, etc., son sobradamente descriptivos. Dicho lo cual, nosotros aquí lo dejamos y que cada uno, si así lo desea, se documente al respecto y compruebe si los argumentos que presentamos en contra de esa pretendida pre-existencia del Hijo de Dios y razonada a partir de una incorrecta interpretación de Juan 1:1-3 por parte de los que postulan dicha idea, son razonables y ajustados el contexto escritural; porque de lo contrario…… pues eso ¡que alguien nos lo explique!

MABEL


jueves, 16 de abril de 2015

¡Millones que hoy viven, no morirán jamás!


¿Les suenan de algo estas palabras? Probablemente si no han tenido relación alguna con los Testigos de Jehová, o si la tienen desde hace poco tiempo, eso es, que son nuevos en el tema, desconocerán que estamos hablando de un libro que con ese título y escrito por su segundo presidente, el Juez Sr. Joseph Franklin Rutherford, fue publicado en 1.920 y que se convirtió en uno de los mayores fiascos de dicha organización religiosa; en el mismo se planteaba la cuestión de que dada la cercanía del final del mundo como lo conocemos y la inmediata implantación del reino de Dios sobre la tierra después del Armagedón (ello fechado para 1.925), millones de personas que vivían en aquél entonces pasarían con vida a dicho reino y con lo que alcanzarían la posibilidad de no morir jamás, dado que desde ese tiempo en adelante la muerte causada por el pecado heredado de Adán, desaparecería de sobre la tierra…… pero hagamos un poco de historia, para aquellos fieles conversos a dicha secta que no conocen demasiado (si acaso saben algo) de los fracasos vividos por la misma en sus inicios con respecto de la cuestión que nos ocupa.

Justo al terminar la desilusión de 1.914 (ya habían anunciado el Armagedón para ese momento), eso es, sus fracasadas esperanzas de ir al cielo (su clase “ungida”) y con ello el fin del mundo como lo conocemos, ya sujeto al regir soberano de dicho reino de hechura divina sobre la tierra, pospusieron y ante el “éxito” alcanzado, dicha ocurrencia para el año 1.915 y con idéntico “exitoso” resultado; inasequibles al desaliento y en otro arranque de celo “profético”, de nuevo encontramos a la sociedad Watchtower haciendo “el burro”, dando una nueva fecha para el fin del mundo y con un discurso totalmente sugerente: “Millones que ahora viven, no morirán jamás”. Como todos ya sabemos (el tiempo es el que da y quita razones), ni lo que profetizaron para 1.914, posteriormente para 1.915 y finalmente para 1.925 se cumplió ni, por supuesto, queda siquiera recuerdo alguno de los millones que apuntaban ya en 1.920 que no morirían jamás…… por lo que al examinar lo que escribieron y sus fracasadas expectativas, así como las consiguientes deserciones de entre los muchísimos seguidores que de buena fe creyeron en estas falsas predicciones, ello debería despejar cualquier duda sobre lo falso de esta organización en su afirmación de ser el “conducto” usado por Jehová para comunicarse con la humanidad; la pregunta, entonces, sería y viendo cómo “está el patio” ¿por qué los autores de este blog, nos hemos “liado la manta a la cabeza” y salimos ahora por “bulerías” repitiendo ese “mantra” que tan fraudulento resultó ser en el pasado?

La razón está en el hecho de que el problema no estaba en la afirmación en sí misma, sino en el hecho de que esta no estaba bien ajustada al tiempo de su supuesto cumplimiento (no nos olvidemos, que el llamado “cuerpo gobernante” de esa organización volvió “con la burra al trigo” para 1.975 y expectantes momentos que los autores de este blog vivimos en “primera fila”, pues en ese momento éramos militantes activos de la misma y con idéntico “exitoso” resultado); lo que significa que en lo sustancial y que continúa siendo el establecimiento del reino de Dios en la tierra, con los beneficios que ello reportará para el ser humano, no deja de ser una realidad que en algún momento de la historia del hombre se tendrá que producir. De hecho y si nos siguen con cierta asiduidad, recordarán que últimamente hemos publicado unos artículos algo “atrevidillos” acerca de la inmediata cercanía de dicho evento y cuestión en la que nos reafirmaremos en este escrito; sin embargo y de forma paradójica, lo que nos ha llevado a escribir hoy sobre esa afirmación que se plantea en el titular de este artículo, está fundamentado sobre algo muy distinto de lo que proponemos explicar.

Porque resulta que la cuestión surgió, cuando nos llegó un comentario de un buen amigo y colaborador de este blog, en el sentido de cómo se puede afirmar que los “días” de la creación tengan una duración de 7.000 años cada uno y como nosotros afirmamos, cuando lo que se lee, por ejemplo, en el Sal. 90:4 es esto:

Porque mil años son a tus ojos solo como el día de ayer cuando ha pasado y como una vigilia durante la noche.”

También en 2 Pedro 3:8, se lee algo que va en la misma línea:

Sin embargo, no vayan a dejar que este hecho en particular se les escape, amados, que un día es para con Jehová como mil años y mil años como un día.

O lo que es lo mismo, que ello no cuadraría con la afirmación de que los días creativos tuvieran una duración de 7.000 años cada uno, puesto que lo que se dice en dichos pasajes es que “un día” es para Jehová como “mil años”, luego no habría lugar para días de 7.000 años; pero claro, lo que estos dos pasajes nos están diciendo sencillamente es que el tiempo no es medido por Jehová de la misma forma a como lo mide el ser humano, por lo que estaríamos ante distintas percepciones del fenómeno llamado “tiempo”. Por el contrario, de lo que se nos habla en el primer capítulo del libro de Génesis nada tiene que ver en cómo se mide el tiempo, sino de “espacios temporales” en los que se desarrollaron determinados sucesos creativos y a los que Jehová Dios llama “días” (un día primero, un día segundo y así, hasta un día sexto) y por lo que nada tienen que ver con las distintas formas de entender el transcurrir del tiempo entre Este y el ser humano: Jehová Dios es Eterno pues no tiene principio ni final (Sal. 90:2) y por lo que el tiempo no tiene efecto sobre Él (es más, Él es el creador del tiempo), mientras que sí lo tiene para el hombre que sí tuvo un principio en la corriente de este y puede tener un final (Gén. 2:17), como quedó fehacientemente demostrado.

Ello hace que estemos hablando de cosas totalmente distintas y por lo que una no quita a la otra; ahora bien ¿cómo sabemos que esos “espacios de tiempo” creativo tuvieron 7.000 años de duración? Es cierto que ningún ser humano estuvo allí para llevar la cuenta, pero no es menos cierto que ello queda perfectamente resuelto cuando uno razona con un poco de lógica y sentido común acerca de lo que nos dicen las Escrituras, partiendo eso sí, de la base de que nuestro Creador es un Dios de orden y coherencia; veamos por tanto, qué es lo que leemos en estas y que nos aclara dicho punto:

Así quedaron terminados los cielos y la tierra y todo su ejército. 2 Y para el día séptimo Dios vio terminada su obra que había hecho; y procedió a descansar en el día séptimo de toda su obra que había hecho.” (Gén. 2:1-2).

Luego dado que sabemos que el reino de Dios consta de 1.000 años y nos estamos acercando ya a los 6.000 años de la creación del ser humano sobre la tierra y con lo que concluyó la obra creativa de Dios y, por otra parte, las profecías que manejamos nos colocan ante el inminente establecimiento de dicho reino sobre la tierra, la suma es clara: 6.000+1.000=7.000…… y si hemos aceptado que Jehová es un Dios de orden y coherencia, la duración de los anteriores “períodos de tiempo” debieron de tener la misma duración. Hasta aquí, la explicación que nosotros entendemos como razonable sobre el comentario recibido de nuestro buen amigo; pero claro, ello nos despertó la curiosidad y nos llevó a repasar lo relativo a esos 6.000 años de los que hemos hablado en cuanto a lo cercano o no del tiempo de su cumplimiento y lo que reforzaría nuestra tesis en cuanto a la cercanía del cumplimiento de determinados eventos proféticos…… luego recapitulemos y saquemos a pasear información de antiguos escritos publicados en este blog y en los que hablábamos de ello.

Por la información bíblica que tenemos a nuestra disposición y ahí está la clave del asunto, sabemos que dichos espacios de tiempo creativo llamados días, constaban de 7.000 años cada uno y partiendo del hecho que la obra creativa terminó con la aparición del ser humano sobre la tierra, eso es, con Adán y Eva…… luego si tenemos su genealogía y la tenemos, también podemos averiguar el número de años que han pasado desde el momento de su creación hasta nuestros días y conociendo así, si en realidad los citados “días creativos” constaron de 7.000 años cada uno…… o no: para eso nos apoyamos en el hecho de que Jehová es un Dios de orden (1 Cor. 14:33) o, como dice Sant. 1:17 que “con él, no hay la variación del giro de la sombra”, eso es, que es predecible y por lo que habría que pensar que cada uno de esos espacios de tiempo que Él denomina “días” tuvieron que tener una misma duración, sea esta la que fuere. Y si ello es así, es obvio que el “día” de descanso de Dios, razonablemente, tendría también la misma duración; partiendo de dicho supuesto y sabiendo como sabemos que el reino milenial de Cristo consta de 1.000 años (Rev. 20:7), lo que procede es colocarnos en los siete años antes de llegar al años 6.000 de la creación de Adán, eso es, en el año 5.993 desde la creación del primer ser humano hasta nuestros días, pues tenemos que encajar los últimos siete años de la semana 70 de Dan. 9:27 y que preceden al inicio del séptimo milenio o reinado de Cristo; y momento en el que tienen que empezar los sucesos que llevarán al fin del estado de cosas como lo hemos conocido siempre…… de ahí la importancia, de averiguar dónde estamos situados en este momento en la corriente del tiempo con respecto de esos 6.000 años.

La cosa no es nada fácil, pues tenemos que movernos entre distintas cronologías, como puede ser la de los judíos actuales y que nos sitúan a día de hoy (eso es, en el momento de publicar este escrito), en 27 de Nisán  del año 5.775 a. E.C. desde la creación del primer ser humano, eso es, que para el cumplimiento de los 6.000 años y según esa cronología, aún nos restarían 225…… pero como esto se da de bofetadas con lo dicho por Jesús en Mat. 24:32-35, acerca de la generación que “no pasaría” a partir del “rebrote” de la simbólica “higuera” que bíblicamente representa a Israel y rebrotar que se produjo en 1.948 con el resurgir de este de nuevo como nación, no tenemos más remedio que descartarla; no podemos olvidar que el judaísmo en general no acepta el contenido del NT, pues no reconocen a Jesús como el Mesías enviado por Jehová y por lo que es obvio que su cronología (al no tener en cuenta el factor Jesús) no puede ser tomada en consideración. Pero es que además, concurre la circunstancia de que posteriores revisiones a dicha cronología por parte de reputados rabinos, muestran cierta deficiencia en la misma y por lo que se pasa a situar la creación de Adán para el 3.983 a.E.C. y lo cual ya “afina” un poco más la cosa, pues la acerca más a las cronologías más verosímiles hasta el momento.

Cronologías como la llamada “Cronología de Ussher” y que fijó la creación de Adán sobre el año 4.004 a.E.C. y que apenas difiere de la cronología en la que se apoyan los TJ, que sitúa dicho evento creativo para el 4.026 a.E.C. y por lo que parece que se desfasa de la de Ussher en unos 22 años; pero dado que como para su desarrollo han usado como uno de sus puntos de referencia la caída de Jerusalén ante Nabucodonosor, que según ellos y de forma interesada para que cuadre con su fecha “fetiche” de 1.914, ocurrió en el 607 a.E.C., dicha fecha creativa no puede ser tomada en serio. Pero dado que estudios más avanzados y rigurosos, colocan dicha caída en el año 587 a.E.C., resulta que si le restamos esa diferencia de 20 años a esa fecha del 4026 en la que se apoyan los TJ para la creación de Adán, nos quedamos a 4.006 años de dicha creación y por tanto, en la práctica, idéntica a la anterior de Ussher. Es cierto que tenemos otras cronologías que nos lo fían un poco más largo, como la del monje benedictino conocido como Beda el Venerable (672 a 735) y que situó dicha creación adámica para 3952 a.E.C.; o la del contemporáneo del Arzobispo Ussher, Joseph Justus Scaliger que la situó en 3949 a. C. y que es anterior a la del eclesiástico inglés y erudito rabínico, John Lightfoot (marzo de 1602 a diciembre de 1675) y que la situó un poco más lejana en el tiempo, al apuntar que la creación comenzó el año 3929 antes de Cristo……. pero en todo caso, cronologías de muy poco prestigio y por lo que las obviaremos.

Ante este panorama y dado que dicen que “en el centro está la virtud”, si buscamos un término medio entre la que nos sitúa dicho evento creativo sobre el año 4.004/6 a.C. (quedémonos con 4.005 para que nadie se enfade) y la primera que nos lo sitúa en el año 3.983 a. E.C., nos encontraríamos aproximadamente con el año 3.994 para la creación del primer hombre sobre la tierra. Lo inmediato, entonces, es sumar 3.994+2.015=6.009 y cantidad a la que habría que sumar también el año cero, con lo que tenemos que a día de hoy estaríamos en el año 6.010 desde la creación de Adán y ello sin contar, que a dicha cantidad habría que añadirle los 7 años de la pendiente “70 semana” de Dan. 9:27; pero eso nos lleva a sobrepasar en 17 años a esos 6.000 que dan paso al reino de 1.000 años de Dios y con lo que ser ello así, ya no estaríamos hablando de un reinado teocrático de 1.000 años, pues le estaríamos “birlando” 17…… por lo que algo está fallando aquí.

Y lo que está fallando, no es otra cosa que el punto del que se parte para hacer esos cálculos, pues habrán observado que todas las cronologías parten del momento de la creación de Adán como inicio del día de descanso de Jehová y momento preciso en que inicia la cuenta atrás de los 6.000 primeros años del citado “día” de descanso divino, cuando esa no es la realidad de lo ocurrido. Porque Jehová no inició su período de descanso en el momento de la creación de Adán, sino después de haber creado a Eva y que ocurrió un tiempo después de haber sido creado Adán, por lo que tenemos ahí unos años “bailando”, pues no sabemos cuánto tiempo transcurrió entre ambas creaciones…… lo que sí sabemos, es que fue después de la creación de la primera mujer (última creación divina), cuando realmente inició el Altísimo su día de “descanso” (Gén. 1:27-31) y momento, por tanto, a partir del cual hay que empezar la cuenta regresiva de esos 6.000 años hasta llegar a nuestros días; pero aunque no se nos da el tiempo transcurrido entre ambas creaciones, veamos algo que nos dice la Biblia y que nos puede servir como pista, primero, de que Eva fue posterior a Adán y segundo, del tiempo transcurrido entre ambas creaciones:

Ahora bien, Jehová Dios estaba formando del suelo toda bestia salvaje del campo y toda criatura voladora de los cielos y empezó a traerlas al hombre para ver lo que llamaría a cada una; y lo que el hombre la llamaba, a cada alma viviente, ese era su nombre. 20 De modo que el hombre iba dando nombres a todos los animales domésticos y a las criaturas voladoras de los cielos y a toda bestia salvaje del campo, pero para el hombre no se halló ayudante como complemento de él. 21 Por lo tanto, Jehová Dios hizo caer un sueño profundo sobre el hombre y, mientras este dormía, tomó una de sus costillas y entonces cerró la carne sobre su lugar. 22 Y Jehová Dios procedió a construir de la costilla que había tomado del hombre una mujer y a traerla al hombre.” (Gén. 2:19-22).

Sin embargo y dado que el poner nombre a los animales implicaba cierto grado de observación sobre sus comportamientos (los nombres eran descriptivos), habría que pensar que se necesitaría algún tiempo para llevar adelante dicha tarea, aunque no sabemos cuántas especies había en el jardín de Edén y por lo tanto, lo dilatado de dicho espacio temporal; pero el caso es que en un momento del transcurso del mismo, Adán se dio cuenta de que mientras los animales se podían reproducir mediante la unión de un macho con una hembra, él no tenía “una ayudante” que le complementara para llevar a cabo esa función procreadora y de ahí, que Jehová le trajera hasta él a una mujer que le complementara (Gén. 2:18)…… en todo caso, estaríamos hablando de cierto lapsus temporal en el que el hombre estuvo sin compañía humana en el citado jardín y del que, aunque ignoramos su duración, todo parece indicar que no fue mucho. Por otra parte, se podría elucubrar que la creación de Eva fue prácticamente seguida por la expulsión del jardín de Dios, pues veamos: como seres humanos perfectos, cuando fueron creados ya estaban físicamente dotados para engendrar hijos, eso es, que no había necesidad de un proceso de desarrollo físico hasta alcanzar la edad adulta para tal cometido; pero es que además, la orden de Jehová fue “sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra” y lo que implicaría el tomar acción inmediata en acatar la orden divina a partir del momento en el que fueron unidos por Jehová.

Ello significaría que antes de que pudieran engendrar un hijo, ya se cayó en el pecado y circunstancia que nos lleva a razonar que la estancia como pareja en el paraíso fue efímera, pues no les dio tiempo de concebir un hijo dentro del jardín de Dios (de ser ello así, este habría nacido perfecto), sino que ello ocurrió fuera ya de ese ámbito y lo que nos habla de un tiempo muy reducido en el que Eva permaneció dentro de dicho paradisíaco lugar. Por lo que ese tiempo que nos queda de punta para cuadrar la cuenta que hemos realizado, tiene que ver con ese espacio de tiempo que va desde la creación de Adán hasta la de Eva, momento en el que (como ya hemos apuntado) prácticamente fueron expulsados de su lugar de residencia primigenio, pues fueron los que el primer hombre permaneció sin compañía en dicho entorno y que no se contabilizan dentro de los 7.000 años de descanso de Jehová.

Luego dado que a nuestro entender estamos en el filo de la navaja en lo relativo al término de los 6.000 años que preceden a los 1.000 del reino de Dios (de hecho, estamos apuntando a finales de este verano de 2.015 como el momento del inicio de los siete últimos años con que concluirán los 6.000 del inicio del descanso de Jehová Dios, al término de su obra creativa), es por lo que nos aventuramos a afirmar que millones de personas que hoy están vivas y que las Escrituras identifican como una “gran muchedumbre que ningún hombre podía contar” (Rev. 7:9), tendrán la oportunidad de no morir jamás, pues sobrevivirán a la “gran tribulación” (Rev. 7:14) que arrasará con la humanidad desobediente en la segunda parte de la “semana 70” de Dan. 9:27. Y es que si esas personas siguen durante los 1.000 años siguientes y en un entorno por mucho más favorable al actual, manteniendo esa conducta que las hizo merecedoras de ser libradas del trágico final al que se enfrentará la mencionada humanidad desobediente y rebelde (2 Tes. 1:6-9), es obvio que no tendrán dificultad alguna para superar el “escollo” final que significará la suelta de Satanás y que se llevará por delante a todos aquellos que no hayan aprovechado ese tiempo para nutrirse espiritualmente (Rev. 20:7-10).

Por lo que, todo considerado, no creemos estar muy desencaminados en cuanto a nuestra reiterada afirmación de que la cosa está “al caer”, eso es, a punto de iniciar la “70 semana” de Dan. 9:27 y con ello los siete últimos años del mundo como lo conocemos…… por lo que ahora sí, esa expresión acerca de que “millones que hoy viven, no morirán jamás”, es más real que nunca antes. Pero que, en todo caso, lo de asegurarse de que ello es así o, dicho de otra manera, el no creérselo solo porque lo digamos nosotros, sino el contrastar lo leído con lo que dicen las Escrituras (Hech. 17:11), depende ya de cada cual; porque resulta que nosotros y como tantas veces hemos señalado…… también nos podemos equivocar.

MABEL


jueves, 9 de abril de 2015

Joel 2:28-29


Ya nos perdonarán que insistamos en este tema de la profecía de Joel, pero es que nos parece muy interesante esta primera parte de la misma, en nuestra opinión poco entendida y que por la importancia que tendrá en la vida de muchas personas, creemos oportuno el centrarnos en ella exclusivamente; y es que probablemente recordarán que en nuestro escrito anterior (04/04/15), hablábamos de dicha profecía como un todo y señalando que tal parece que el cumplimiento de las señales anunciadas en su segunda parte (la profecía consta de dos partes), que se corresponde con los versos 30-31 siguientes a los señalados en el titular de este escrito, se están cumplimentando en nuestros días. Tan es eso así, que la última “luna de sangre” de un ciclo de cuatro (llamado tétrada) se espera para el 28 de Septiembre del año en curso y lo que nos lleva a barruntar, que bien podríamos estar situados en ese momento ante el inicio de los siete últimos años del mundo tal como lo conocemos, a ser seguidos ¡nada más y nada menos! (no pasen por alto este punto) por el establecimiento definitivo del reino de Dios en la tierra y evento que nos fue anunciado con mucha antelación por el propio Hijo de Dios en su momento:

Desde entonces Jesús comenzó a predicar y a decir: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos (o “de Dios”, indistintamente) se ha acercado.” (Mat. 4:17). (Acotación nuestra).

Desde esas palabras hasta nuestros días, casi 2.000 años nos contemplan y período de tiempo incluido, según Jesús, en lo que se conoce como “los tiempos de los gentiles” o de “las naciones” según versiones…… en todo caso, el espacio temporal en donde Israel con su capital Jerusalén, estaría en manos de potencias mundiales diversas (Luc. 21:24). Pero como resulta que Jesús dijo también otras cosas directamente relacionadas con el establecimiento de dicho reino de hechura divina y que recabará la participación directa de muchas personas, creemos interesante centrarnos en esa primera parte de la profecía de Joel, en la que se lee como sigue:

Y después de eso tiene que ocurrir que derramaré mi espíritu sobre toda clase de carne y sus hijos y sus hijas ciertamente profetizarán. En cuanto a sus viejos, sueños soñarán. En cuanto a sus jóvenes, visiones verán. 29 Y aun sobre los siervos y sobre las siervas, derramaré en aquellos días mi espíritu.” (Joel 2:28-29).

Pasaje que en la versión TLA se nos expone de manera más entendible, pues eso es lo que se lee en la misma:

Cuando esto haya pasado, les daré a todos mi espíritu: hombres y mujeres hablarán de parte mía; a los ancianos les hablaré en sueños y a los jóvenes, en visiones. 29 También en esos tiempos daré mi espíritu a los esclavos y a las esclavas (en los tiempos que se escribieron estas palabras, personas de la más baja condición social).” (Acotación nuestra).

En todo caso, estaríamos hablando de un brutal derramamiento de espíritu como no existen precedentes en la historia bíblica, pues en el siglo I de nuestra era el tal espíritu solo fue derramado sobre un determinado número de personas que comprendía a los apóstoles (entre los que se cuenta Pablo y no Matías) y a los más directos seguidores de estos, según se deduce de unas palabras de Jesús:

Hago petición, no respecto a estos solamente (los apóstoles), sino también respecto a los que pongan fe en mí mediante la palabra de ellos.” (Juan 17:20). (Acotación nuestra).

O sea, que solo aquellos que creyeron en Jesús por la palabra directa de un apóstol de este, pasaron a formar parte de ese grupo selecto por el que Jesús pidió también la protección de su Padre Celestial; personas que llegaron a ser aceptadas por el Altísimo, mediante el recibir el bautismo en espíritu santo que los convirtió en Hijos Suyos…… pero que nada tiene esto que ver (no nos confundamos), con el derramamiento de espíritu santo mencionado en Joel 2:28-29 y que tiene otro propósito. Porque no podemos pasar por alto, que la misión fundamental para la que fue enviado Jesús a la tierra, fue para iniciar la selección de aquellos que junto con él gobernarían en calidad de inmortales reyes y sacerdotes (Rev. 20:6) en el reino milenario de Dios, obra que fue continuada por los apóstoles y en los que Jesucristo había delegado el poder para impartir al “personal” la condición de Hijo de Dios…… lo que nos indica, que en cuanto el último de los apóstoles desapareció de sobre la faz de la tierra y como queda fehacientemente demostrado en el capítulo ocho del libro de Hechos de los Apóstoles, dicha obra de selección se dio por concluida o, lo que es lo mismo, que a partir de ese momento desapareció de sobre la tierra la posibilidad de que un ser humano pudiera ser adoptado por el Altísimo como Hijo Suyo.

Añadir y a modo de advertencia de “buen vecino”, que cuando se topen con algún “iluminado” que se las de dé “ungido” y de los que das una patada a un adoquín y te aparecen “tropecientos mil”, no les hagan ni caso y sobre todo, protejan su cartera por si acaso…… porque de entrada le están mintiendo, pues no tienen ni zorra idea de lo que dicen las Escrituras y lo que pretenden es lucrarse, ya que toda forma de religión no es más que una estructura piramidal: cuantos más conversos, mayor cuantía en los ingresos económicos, bien sea vía diezmos, o bien donaciones “voluntarias”.

Hecho este pequeño inciso, continuemos en lo que estábamos y consideremos otro dato que refuerza nuestra teoría, como es hecho de que personas que actuaron bajo la influencia del mismo espíritu santo que actuó sobre Jesús y los apóstoles (incluyendo a sus más inmediatos seguidores), como fueron los históricos personajes Moisés, Elías, Eliseo, Sansón y tantos otros, no alcanzaron la condición de Hijos de Dios como algunos supuestos “entendidos” en el tema afirman. Ello queda evidenciado, aparte de otros datos (ver nuestro escrito del 15/09/13 titulado “Los “antepasados” de Jesús…… y el Sal. 45:16.”), por un mínimo ejercicio de razonamiento lógico y de sentido común: si estos personajes hubieran sido reconocidos como Hijos de Dios en su momento, por lo tanto antes del nacimiento de Jesús y su reconocimiento como tal (Mat. 3:16-17), este no podría ser considerado como el “primogénito” de entre muchos hermanos (Rom. 8:29)…… luego queda claro, primero, que todo otro Hijo de Dios tenía que aparecer a partir de Jesucristo en adelante y lo que descarta totalmente a los antepasados de este; y segundo, que se tiene que poder actuar bajo la influencia del espíritu santo de Dios y con ello tener la capacidad de efectuar obras poderosas, sin ser necesariamente un Hijo de Dios y que es una cosa muy distinta, como hemos visto en los ejemplos mencionados.

Es a partir de esta segunda premisa, que podemos empezar a entender de lo que se nos habla en Joel 2:28-29, aunque no estaría fuera de lugar y para reforzar nuestro planteamiento, hacer una precisión más sobre el particular: los que adquieren dicha condición de Hijos de Dios y por tanto, coherederos del reino con Cristo en calidad de inmortales reyes y sacerdotes, son solo aquellos que participan de la llamada “primera” resurrección, según se nos dice en Rev. 20:6:

Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos (luego no sobre “otros”) la muerte segunda no tiene autoridad (eso significa la inmortalidad), sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.” (Acotaciones nuestras).

Partiendo de esa idea, tenemos que en Rev. 11:3-6 se nos habla de unos poderosísimos personajes que son anunciados como los “dos testigos” (en todo caso, un pequeño resto de personas “ungidas” directamente por Dios en calidad de Hijos Suyos) y que tienen la comisión de profetizar (entiéndase predicar) por 1.260 días, eso es, llevar a cabo la predicación anunciada por Jesús en Mat. 24:14 y período de tiempo que abarca la primera mitad de la profética “semana 70” de Dan. 9:27; estos personajes, considerados en la parábola de las ovejas y las cabras como los “hermanos más pequeños” de Jesucristo, pues aparecen a última hora y de los que se nos dice que tendrán colaboradores en su comisión divulgadora (Mat. 25:31-40), serán muertos al término de la misma por el poder imperante en ese momento y circunstancia que se nos explica con estas palabras:

Y cuando hayan terminado de dar su testimonio (vencidos los 1.260 días), la bestia salvaje que asciende del abismo hará guerra contra ellos y los vencerá y los matará. 8 Y sus cadáveres estarán en el camino ancho de la gran ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también el Señor de ellos fue fijado en el madero. 9 Y los de los pueblos y tribus y lenguas y naciones mirarán sus cadáveres por tres días y medio y no permiten que sus cadáveres sean puestos en una tumba. 10 Y los que moran en la tierra se regocijan sobre ellos y gozan y se enviarán regalos los unos a los otros, porque estos dos profetas atormentaron (con su mensaje) a los que moran en la tierra.

11 Y después de los tres días y medio (de su asesinato), espíritu de vida procedente de Dios entró en ellos y se pusieron de pie (eso es, resucitaron) y gran temor cayó sobre los que los contemplaban. 12 Y oyeron una voz fuerte procedente del cielo decirles: “Suban acá”. Y subieron al cielo en la nube y sus enemigos los contemplaron.” (Rev. 11:7-12). (Acotaciones nuestras).

Es en ese preciso momento cuando se produce la llamada “primera” resurrección y que incluye a los seguidores “ungidos” del siglo I (los apóstoles y sus más directos seguidores) y algo que sabemos gracias a la explicación que de este crucial momento nos da el apóstol Pablo:

Porque esto les decimos por palabra de Jehová: que nosotros los vivientes que sobrevivamos hasta la presencia del Señor (Pablo no se refería así mismo, sino a aquellos que sabía aparecerían en los últimos días) no precederemos de ninguna manera a los que se han dormido en la muerte; 16 porque el Señor mismo descenderá del cielo con una llamada imperativa, con voz de arcángel y con trompeta de Dios y los que están muertos en unión con Cristo se levantarán primero. 17 Después nosotros los vivientes que sobrevivamos seremos arrebatados (obviamente después de haber sido resucitados, como hemos visto), juntamente con ellos, en nubes al encuentro del Señor en el aire; y así siempre estaremos con el Señor.” (1 Tes. 4:15-17).

Luego lo que vemos es que solo ese resto “ungido” aún por aparecer e identificado como los “dos testigos”, son los que toman parte de esa “primera” resurrección que conlleva el reinar con Cristo y no así, el resto de personas que colaborarán con ellos en dar adelanto a la predicación mencionada y que se convertirán en la “gran muchedumbre” de sobrevivientes que “salen de la gran tribulación” (Rev. 7:9; 14), eso es, que salen de ella con vida y entran ya directamente al reino de Dios; lo que les convierte, no en inmortales reyes y sacerdotes (al no haber muerto, no pueden participar de dicha “primera” resurrección), sino en los primeros súbditos de dicho reino y a los que de forma progresiva, suponemos nosotros, se irán añadiendo aquellos que se levanten en la resurrección posterior que se lleva a cabo ya dentro del período milenario y que se corresponde con la que señaló Jesús en Juan 5:28-29…… porque habrán observado que la considerada como “primera” resurrección y en la que, como hemos dicho, solo participan aquellos que han de reinar junto a Cristo en el reino milenario, se produce aún dentro de este sistema de cosas, concretamente al final de la primera mitad de la “70 semana” de Dan. 9:27, luego antes de que estalle la “gran tribulación” que arrasará con una humanidad desobediente.

Todo considerado, ya podemos volver a aquellos que progresivamente se irán sumando a la predicación iniciada por esos “dos testigos” o resto “ungido” por aparecer y analizar en qué condiciones enfrentarán dicha tarea, en armonía con lo profetizado con Joel 2:28-29 y en donde se nos habla de un derramamiento de espíritu santo sin precedentes en la historia del ser humano…… obviamente y como medio hemos apuntado, sobre aquellos que tomarán la decisión de acudir en apoyo de esos hermanos “más pequeños” de Jesucristo. Y decimos sin precedentes históricos, pues a través del registro sagrado lo que aprendemos es que dicha concesión del tal espíritu divino, fue otorgado puntualmente a diferentes personajes (ya citados) para llevar a cabo determinadas comisiones dadas por el Altísimo para el adelanto de Sus Propósitos y con una específica y concreta finalidad última: el acreditar, mediante la capacidad de llevar a cabo obras poderosas fuera del alcance del ser humano normal, que el personaje del que se tratare era un enviado de Dios. Un ejemplo de que ello es como se lo decimos, lo tenemos reflejado en los preliminares de la comisión recibida por Moisés de parte de Jehová, para que se presentara ante los ancianos del cautivo pueblo de Israel (Éxo. 3:13-17) y ponerles en antecedentes de lo que su Dios pensaba hacer para, en respuesta a sus ruegos, liberarlos de la opresión de los egipcios…… esta es la conversación entre Jehová y Moisés:

Sin embargo, al contestar, Moisés dijo: “Pero supongamos que no me crean (los ancianos de Israel) y no escuchen mi voz, porque van a decir: “No se te apareció Jehová’”. 2 Entonces le dijo Jehová: “¿Qué tienes en la mano?”, a lo cual él dijo: “Una vara”. 3 En seguida dijo: “Arrójala a tierra”. De modo que él la arrojó a tierra y esta se convirtió en una serpiente; y Moisés empezó a huir de ella. 4 Jehová ahora dijo a Moisés: “Alarga la mano y agárrala por la cola”. De modo que él alargó la mano y la agarró y esta se convirtió en una vara en la palma de su mano. 5 “Para que —según dijo él— crean que se te ha aparecido Jehová el Dios de sus antepasados, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.”

6 Entonces Jehová le dijo otra vez: “Mete tu mano, por favor, en el pliegue superior de tu prenda de vestir”. De modo que él metió la mano en el pliegue superior de su prenda de vestir. Cuando la sacó, pues, ¡resultó que su mano estaba herida de lepra como la nieve! 7 Después de eso Dios dijo: “Vuelve tu mano al pliegue superior de tu prenda de vestir”. De modo que él volvió la mano al pliegue superior de su prenda de vestir. Cuando la sacó del pliegue superior de su prenda de vestir, pues, ¡resultó que estaba restaurada como el resto de su carne! 8 “Y tiene que suceder —según dijo él— que si no quieren creerte y no quieren escuchar la voz de la primera señal, entonces ciertamente creerán la voz de la señal posterior.” (Éxo. 4:1-8). (Acotación nuestra).

Notemos que nuestro Creador, Jehová Dios, no esperaba que el “personal” se creyera a Moisés de buenas a primeras en sus afirmaciones de ser enviado por Él, sino a las manifestaciones de poder que a modo de “acreditación” de su condición de “mandao” le fueron concedidas llevar a cabo al bueno de Moisés…… eso es, no que Moisés fuera el poderoso, sino en todo caso el medio por el que Jehová canalizaba Su Poder y que le identificaba como enviado por Este. De hecho, vemos como también Jesús en su momento, usó la misma “táctica” y por llamarla de alguna manera, pues esto es lo que dijo a los incrédulos dirigentes religiosos del pueblo de Israel:

Si no hago las obras de mi Padre, no me crean. 38 Pero si las hago, aun cuando no me crean a mí, crean las obras, a fin de que lleguen a saber y continúen sabiendo que el Padre está en unión conmigo y yo estoy en unión con el Padre (o lo que es lo mismo, que hablaba de parte de su Padre Celestial en calidad de enviado y según certificó posteriormente en Juan 12:49).” (Juan 10:37-38). (Acotación nuestra).

Ello queda establecido de forma contundente, eso es, la necesidad de una “acreditación” que certifique que uno habla en representación del Dios Altísimo y no de parte de otra “agencia”, por lo que les dijo Jesús a sus continuadores (más inmediatos o futuros en el tiempo y como es en el caso que nos ocupa) en la obra de anunciar el propósito de Dios para la humanidad:

Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen las buenas nuevas a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado (en el caso actual, ello sería el equivalente a recibir una porción del espíritu santo anunciada en Joel) será salvo, más el que no crea será condenado. 17 Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas, 18 y con las manos tomarán serpientes y, si beben algo mortífero, no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán”.

19 Entonces el Señor Jesús, después de haberles hablado, fue tomado arriba al cielo y se sentó a la diestra de Dios. 20 Por consiguiente, ellos salieron y predicaron por todas partes, mientras el Señor obraba con ellos y apoyaba el mensaje por las señales que acompañaban a este.” (Mar. 16:15-20). (Acotación nuestra).

Partiendo entonces de lo considerado, es evidente que aquellos que en ese futuro inmediato y que nosotros auguramos para el final del verano del año en curso, acepten el mensaje anunciado por esos “dos testigos” enviados de Dios y decidan secundarles en su tarea, recibirán esos poderes anunciados y con los que “acreditar” su condición de enviados del Dios Altísimo. Poderes que, obviamente y como mínimo, pasarán y según el pasaje leído, por el uso de lenguas que no nos son conocidas en donde ello sea necesario, la capacidad de expulsar demonios (y que en definitiva, es a los que nos tendremos que enfrentar, según Efe. 6:12), ser inmunes a todo tipo de sustancia venenosa, dominio sobre animales dañinos (es lo que probablemente en ese contexto significa el “tomar serpientes con las manos”), la capacidad de sanar enfermedades o deficiencias físicas y cualquier otra cosa necesaria para llevar adelante nuestra comisión, como podría ser, por ejemplo, la capacidad de autodefensa ya que de lo contrario le duraríamos a Satanás (en este caso a sus esbirros terrestres), lo que un “chupa-chups” en la puerta de un colegio.

Y eso es lo que a nuestro entender, tenemos a tan solo unos 5/6 meses vista y que bien podría significar un aumento de presión en el entorno más inmediato de los que esperamos en Jehová (1 Ped. 5:8-9; Rev. 12:12) y que estamos alerta para tomar acción en favor de esos “hermanos menores” de Jesucristo; por lo tanto la pregunta sería…… ¿cómo estamos de ánimos, para afrontar dicha adversa situación? Porque lo que está claro es que el privilegio de, aunque solo sea por un tiempo determinado, poder disfrutar de ser depositarios (aquellos que estén ahí) del espíritu santo o fuerza activa de Jehová Dios y ser dirigidos por la misma, en nuestro empeño de defender Su Soberanía sobre todo el Universo, es algo impagable y actitud que será puesta como ejemplo a generaciones futuras por toda la eternidad; escondido en las Escrituras, hay un pasaje que nos habla de ello y que desearíamos compartir con todos ustedes, que se encuentra en Isa. 65:1 y que dice así:

Esto es lo que ha dicho Jehová: “Los cielos son mi trono y la tierra es el escabel de mis pies. ¿Dónde, pues, está la casa que ustedes pueden edificar para mí y dónde, pues, está el lugar que me es lugar de descanso?

Ese artilugio, el “escabel” y como seguramente todos ustedes sabrán, no es otra cosa que la banqueta en la que los reyes apoyaban sus pies, dada la altura del trono en el que se sentaban; en este caso el escabel del “trono” de Jehová no es otro que la misma Tierra. Sin embargo y dado que nuestro Supremo Hacedor no está literalmente sentado en ningún trono (se nos dice que “los cielos” son su trono) y por lo que no precisa de apoyo alguno, el que se nos señale a la tierra como el “escabel” de Sus pies y sacándole un poquitín de “punta” a lo leído, bien podría ser (o no, pero que por si acaso nosotros nos pronunciamos al respecto) que estuviéramos ante un significado más bien simbólico del asunto y que nos intentara transmitir otra idea, que bien podría ser la siguiente: la soberanía de Jehová Dios sobre su creación inteligente y partiendo del libre albedrío de la que está dotada la misma, no estaría sustentada tanto por Su Infinito Poder (y que podría hacerlo), como en la libre decisión por parte de esa humanidad obediente a la que nos hemos referido y que ha defendido contra “tirios y troyanos” el supremo derecho del Altísimo a gobernar sobre todo el Universo, en detrimento de su adversario Satanás y que, en definitiva, es la cuestión que está en juego desde el inicio de la creación del hombre sobre la tierra (Gén. 3:1-5).

Y esa es la humanidad (como Tierra) de la que podemos formar parte como directos sostenedores del legítimo derecho de nuestro Creador a gobernar sobre Su creación y germen (tales personas) a partir del cual el ser humano se extenderá por todo el Universo y con dicha épica gesta como recordatorio eterno para futuras generaciones…… luego la pregunta es ¿está usted dispuesto a aguantar lo que haga falta y más, si se tercia, con tal de figurar entre esas benditas personas que se convertirán en un ejemplo eterno de firme lealtad a su Magnífico y Supremo Hacedor? Recordemos que Adán es el ejemplo eterno de lo que no se debe de hacer, mientras que Jesús es el supremo ejemplo eterno de lo que sí se debe de hacer; luego la pregunta es obligada…… ¿a qué bando, se apunta usted?

Es cierto, por otra parte, que alguien podría decir de lo planteado en este escrito, que es lo más parecido al célebre “cuento de la lechera”, pero que los autores de este blog entendemos que bien se podría contemplar como una posibilidad; lo que nos lleva a recordar algo que nos plantábamos en un artículo anterior (14/03/15) y que venía a ser más o menos, eso de “¿y si no ocurre nada de aquello a lo que nosotros estamos apuntando, eso es, que dentro de unos pocos meses ya la tendremos “montada”? Ello nos lleva a voltear la pregunta en el sentido de plantear la cuestión a la inversa, eso es ¿y si resulta que sí ocurre…… y que también podría ser? ¿Está usted preparado para afrontar dicha posibilidad? Y lo preguntamos en el sentido de si está cada uno debidamente informado, como mínimo, de los eventos por venir y, por aquello del “por si las moscas”, estar preparado para tomar acción: es decir, por si resulta que lo que se plantea desde este blog no estuviera tan alejado de la realidad y que, como acabamos de señalar…… también podría ser.

MABEL


sábado, 4 de abril de 2015

Una cuestión interesante.


Aunque como en algunas ocasiones hemos comentado, no atendemos correos de forma personalizada, pues nuestra edad ya no nos permite tanto “trajín” (bastante tenemos con publicar y no siempre con la cadencia que sería deseable), ello no quita el que agradezcamos la gentileza de aquellos que tiene a bien el mandarnos los suyos, ya que los tales nos ayudan a plantearnos cuestiones que de no ser así, quizás ni se nos pasarían por la cabeza; ejemplo de ello lo tenemos, en un correo que hemos recibido de uno de nuestros asiduos lectores y que se identifica con el seudónimo de “Centinela”, en el que nos propone la siguiente cuestión:

Hola, siempre disfruto sus contenidos, tengo una pregunta ¿hubo algun hecho astrofisico en el pentecostes del 33? algun eclipse solar o alguna luna de "sangre" digo esto por el texto que uso Pedro de Joel.(Hechos 2:16-20) . . . Por el contrario, esto es lo que se dijo por medio del profeta Joel: 17 ‘“Y en los últimos días —dice Dios— derramaré algo de mi espíritu sobre toda clase de carne, y sus hijos y sus hijas profetizarán, y sus jóvenes verán visiones y sus viejos soñarán sueños; 18 y aun sobre mis esclavos y sobre mis esclavas derramaré algo de mi espíritu en aquellos días, y profetizarán. 19 Y daré portentos presagiosos en el cielo arriba y señales en la tierra abajo, sangre y fuego y neblina de humo; 20 el sol será convertido en oscuridad y la luna en sangre antes que llegue el grande e ilustre día de YHWH.”

Este es el contenido de dicho correo, que como tenemos por costumbre y por aquello de mantener la objetividad más escrupulosa, transcribimos tal cual nos llegó; recalcado este punto, metámonos “en harina” y veamos lo que se puede resumir del mismo. En dicho correo se nos formula una pregunta y que tiene su razón de ser, en la aplicación por parte del apóstol Pedro del pasaje de Joel 2:28-32…… de ahí que se pregunte nuestro amigo si, en cumplimiento de dicha profecía, en el siglo I de nuestra era ocurrieron fenómenos en los cielos físicos como los que se nos mencionan en el libro de Joel; y para averiguar tal cosa, nada mejor que acudir a lo que se nos relata por parte de aquellos contemporáneos de Jesús que vivieron, desde su aparición como el Mesías prometido, hasta los dramáticos sucesos que estuvieron envueltos en el proceso que llevó a la muerte de este, como son los autores de los distintos evangelios. Veamos, por tanto, qué nos dicen dichos personajes, en este caso Mateo, Marcos y Lucas, acerca de lo que ocurrió en ese momento y que sintetizando el contenido de dichos evangelios, se podría resumir diciendo que lo más cercano a un fenómeno astrofísico y por responder a lo que nos pregunta nuestro amigo “Centinela”, fue una oscuridad que sobrevino por espacio de tres horas previa a la muerte de Jesús y un terremoto en el mismo momento de expirar este, así como que la cortina del templo se rasgó en dos partes y eventos que el evangelista Mateo nos relata de la siguiente manera:

Desde la hora sexta (las doce del mediodía) en adelante cayó sobre toda la tierra una oscuridad, hasta la hora nona (las tres de la tarde). 46 Cerca de la hora nona Jesús clamó con voz fuerte y dijo: “É·li, É·li, ¿lá·ma sa·baj·thá·ni?”, esto es: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”. 47 Al oír esto, algunos de los que estaban parados allí empezaron a decir: “A Elías llama este”. 48 E inmediatamente uno de ellos corrió y, tomando una esponja, la empapó en vino agrio y poniéndola en una caña, se puso a darle de beber. 49 Pero los demás dijeron: “¡Déjalo! Veamos si Elías viene a salvarlo”. Otro hombre tomó una lanza y le traspasó el costado, y salió sangre y agua. 50 De nuevo clamó Jesús con voz fuerte y cedió su espíritu (o murió).

51 Y, ¡mire!, la cortina del santuario se rasgó en dos, de arriba abajo y la tierra tembló y las masas rocosas se hendieron. 52 Y las tumbas conmemorativas se abrieron y muchos cuerpos de los santos que se habían dormido fueron levantados 53 (y algunas personas, saliendo de entre las tumbas conmemorativas después que él fue levantado, entraron en la ciudad santa) y se hicieron visibles a mucha gente. 54 Pero el oficial del ejército y los que con él vigilaban a Jesús, al ver el terremoto y las cosas que sucedían, tuvieron muchísimo miedo y dijeron: “Ciertamente este era Hijo de Dios”.” (Mat. 27:45-54). (Acotaciones nuestras).

Quedándonos entonces con lo relatado, lo más parecido a un fenómeno astrofísico lo tenemos en la oscuridad que por espacio de tres horas dominó sobre Jerusalén y que a nuestro entender, no tenía las trazas de ser un eclipse de Sol (no se entiende dicho fenómeno en fase de Luna llena y que es como se encuentra nuestro satélite en el tiempo de la Pascua Judía), como no fue natural el rasgamiento del cortinaje del templo, o en su caso el terremoto tan “oportuno” en el mismo momento de morir Jesús y de otras cosas que ocurrieron aunque no se nos especifiquen, pero que sí quedan denunciadas por la actitud del oficial romano que “al ver el terremoto y las cosas que sucedían” entró en temor. Luego pasaron otras cosas aparte de la repentina oscuridad, así como el terremoto y en el bien entendido que dicho oficial aún no se había enterado en ese momento, de lo ocurrido con los cortinajes del templo…… sin embargo, él señala a “otras cosas” pero que no nos son reseñadas por los evangelistas (entre estas “otras cosas” y según las crónicas seglares de la época, podría estar una inusual y fuerte tormenta de arena que incluso tornó el color blanquecino de la Luna en rojizo, claro está, desde el punto de vista del espectador); por lo que todo parece indicar una directa intervención sobrenatural en el asunto por parte de Jehová y algo que bien se podría deducir de lo que leemos en la profecía de Amos:

Y en aquel día tiene que ocurrir —es la expresión del Señor Soberano Jehová— que ciertamente haré que el sol se ponga en pleno mediodía (y que es exactamente lo que ocurrió); y ciertamente causaré oscuridad para la tierra en un día brillante.” (Amos 9:9). (Acotación nuestra).

Por lo tanto y volviendo a la cuestión planteada por nuestro amigo “Centinela”, nada parece indicar en el relato sagrado (los escritos seglares tampoco parecen hacer referencia a ello) que hubiera habido fenómenos astrofísicos dignos de mención, que se pudieran relacionar con un cumplimiento de la profecía de Joel en toda su extensión durante el tiempo del ministerio de Jesús y que señalara a lo ocurrido en el Pentecostés de 33 E.C; luego…… ¿por qué cito Pedro de la profecía de Joel? Porque no podemos perder de vista el hecho de que los elementos contenidos en la profecía de Joel, tenían que ver con sucesos que “señalarían” o enfocarían la atención del “personal” a un tiempo determinado posterior a los ocurridos en el primer siglo…… pero leamos dicha profecía:

Y después de eso tiene que ocurrir que derramaré mi espíritu sobre toda clase de carne y sus hijos y sus hijas ciertamente profetizarán. En cuanto a sus viejos, sueños soñarán. En cuanto a sus jóvenes, visiones verán. 29 Y aun sobre los siervos y sobre las siervas derramaré en aquellos días mi espíritu.

30 Y ciertamente daré portentos presagiosos en los cielos y en la tierra, sangre y fuego y columnas de humo. 31 El sol mismo será convertido en oscuridad y la luna en sangre, antes de la venida del día de Jehová, grande e inspirador de temor. 32 Y tiene que ocurrir que todo el que invoque el nombre de Jehová escapará salvo…….”

Y dado que lo que sí sabemos, es que esos días en los que Pedro hizo referencia a la profecía de Joel (¡nada menos que 50 días después de la muerte de Jesús!), nada tenían que ver con “la venida del día de Jehová, grande inspirador de temor” y que hace referencia a la futura “gran tribulación” de Rev. 7:14, lo que queda claro es que esos versos 30-32 aún quedaban en el futuro y que queda constatado por lo que se nos dice en el sentido de que esos fenómenos astrofísicos suceden “antes” de la venida del definitivo día de juicio divino y que aún no ha llegado, por lo que no pudieron ocurrir en tiempos de Jesús…… fenómenos y que como señales claras de que algo “gordo” está por ocurrir, ya sí los estamos observando en nuestros días y de los que hemos hablado en nuestro artículo del 20/02/15, entre otros. Pero para responder a la pregunta formulada en el sentido de por qué Pedro hizo referencia a la profecía de Joel, tenemos que retrotraernos en el tiempo hasta ese momento del Pentecostés de 33 E. C. y ya después de haber recibido el bautismo en espíritu santo los apóstoles (Hech. 1:4-5), para ver lo que estaba ocurriendo y que pudo provocar la alusión del apóstol a la profecía de Joel:

Y lenguas como de fuego se les hicieron visibles y fueron distribuidas en derredor y una se asentó sobre cada uno de ellos; 4 y todos se llenaron de espíritu santo y comenzaron a hablar en lenguas diferentes, así como el espíritu les concedía expresarse.

5 Sucedía que moraban en Jerusalén judíos, varones reverentes, de toda nación de las que hay bajo el cielo. 6 De modo que, cuando este sonido ocurrió, la multitud se juntó y se azoraron, porque cada uno los oía hablar en su propio lenguaje. 7 En verdad, estaban pasmados y empezaron a admirarse y a decir: “Pues miren, todos estos que están hablando son galileos, ¿verdad? 8 Y sin embargo, ¿cómo es que oímos, cada uno de nosotros, nuestro propio lenguaje en que nacimos? 9 Partos y medos y elamitas y los habitantes de Mesopotamia, de Judea y de Capadocia, de Ponto y del distrito de Asia 10 y de Frigia y de Panfilia, de Egipto y de las partes de Libia, que está hacia Cirene y residentes temporales procedentes de Roma, tanto judíos como prosélitos, 11 cretenses y árabes, los oímos hablar en nuestras lenguas acerca de las cosas magníficas de Dios”. 12 Sí, todos estaban pasmados y perplejos y se decían unos a otros: “¿Qué querrá decir esto?”. 13 Sin embargo, otros se mofaban de ellos y decían: “Están llenos de vino dulce (eso es, borrachos)”. (Hech. 2:3-13). (Acotación nuestra).

Ante ese panorama, bien se podría contemplar la posibilidad de que la intención de Pedro, al hacer referencia a la profecía de Joel en ese momento, no tuviera más intención que la de mostrar la intervención divina en dicho espectacular suceso (luego nada que ver con un estado de embriaguez, como se les atribuyó) y lo que podríamos entender como un primer cumplimiento de la primera parte de dicha profecía, aunque de alcance “reducido” (pues pocas fueron las personas beneficiadas con dicho derramamiento de espíritu santo y contrario a lo que se afirma en Joel) y que comprende lo dicho en los versículos 28-29, aunque Pedro la mencionara al completo, eso es, añadiendo de forma gratuita lo relativo a las señales astrofísicas de los versos 30-32 y que no se cumplieron en ese tiempo…… al menos, hasta dónde nosotros sabemos ¡claro!

Sin embargo, lo que sí tenemos en las Escrituras son unas palabras de Jesús que bien pudieran probar que, efectivamente, durante su ministerio no ocurrió nada de lo afirmado en Joel 2:30-31, eso es, un sol convertido en oscuridad o la luna en sangre como señales para identificar un momento determinado en la corriente del tiempo y que encontramos en Mat. 16:1-4, en dónde se lee como sigue:

Aquí se le acercaron los fariseos y saduceos y, para tentarlo, le pidieron que les mostrara alguna señal del cielo. 2 En respuesta, él les dijo: “Al anochecer ustedes acostumbran decir: “Habrá buen tiempo, porque el cielo está rojo encendido”; 3 y a la mañana: “Hoy habrá tiempo invernal y lluvioso, porque el cielo está rojo encendido, pero de aspecto sombrío”. Saben interpretar la apariencia del cielo, pero las señales de los tiempos no las pueden interpretar. 4 Una generación inicua y adúltera sigue buscando una señal, pero no se le dará señal alguna sino la señal de Jonás”. Con eso se fue, dejándolos atrás.”

Es cierto que lo que realmente se le pedía a Jesús es que hiciera algún “milagro” que le identificara como enviado de Dios, cuando la realidad es que las “señales de los tiempos” a las que se refería Jesús, precisamente tenían que ver con su propia presencia y las obras poderosas que llevaba a cabo, más que suficientes para identificarlo como el Mesías enviado por Jehová Dios; sin embargo, lo sustancial del asunto es que el Hijo de Dios afirmó que a aquella “generación adultera” no le sería dada otra señal que identificara los tiempos en los que se encontraban…… contrario a lo que ocurre en el caso actual, en donde Joel profetizó señales en el Sol, la Luna y las estrellas “antes de la venida del día de Jehová, grande e inspirador de temor” y que nos anunciarían dónde estamos situados en la corriente del tiempo aquellos que esperamos en Dios. En todo caso, fue el propio Jesús el que mencionó que cuando “viéramos” dichas señales (las actuales), teníamos que entender que nuestra liberación estaba “cerca”…… luego hay que presuponer que lo que nos quería dar a entender el Hijo de Dios, era que teníamos que estar al tanto de “señales” que alertarían de sucesos a ocurrir en un futuro cercano a su realización.

Por lo tanto, parece quedar claro que la profecía de Joel 2:28-32 tuvo un parcial y limitado cumplimiento en los tiempos posteriores a Jesús (el derramamiento de espíritu santo ocurrió 50 días después de la muerte de este) de su primera parte, que implica a los versos 28-29 y ya para un futuro más lejano en el tiempo (en nuestros días), el cumplimiento total y pleno de dicha profecía, ya con un derramamiento de dicho espíritu de Dios descomunal y jamás visto en la tierra, pero necesario para el cumplimiento cabal de Mat. 24:14, eso es, de la gran y última predicación a nivel mundial:

Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”

La razón de tan descomunal derramamiento de espíritu divino (y a diferencia del primer siglo, en el que solo unos pocos disfrutaron del privilegio de ser receptores del mismo), adquiere su razón de ser cuando analizamos los pormenores de dicha predicación anunciada por Jesús; uno de los cuales tiene que ver con el hecho de que estamos hablando de un proceso de predicación a escala mundial y que tiene que ser terminado en un plazo de 1.260 días o tres años y medio, por un pequeño resto de poderosos personajes enviados por Dios a la manera de los apóstoles y de los que se nos habla en Rev. 11:3-6:

Y haré que mis dos testigos (desconocemos si estamos ante un número real, pero en todo caso, estaríamos hablando de un número ínfimo de personas enviadas) profeticen mil doscientos sesenta días vestidos de saco”. 4 Estos son simbolizados por los dos olivos y los dos candelabros y están de pie delante del Señor de la tierra.

5 Y si alguien quiere hacerles daño, de la boca de ellos sale fuego y devora a sus enemigos; y si alguien quisiera hacerles daño, tiene que ser muerto de esta manera (lo que parece indicar capacidad de autodefensa, similar a lo relatado en 2 Rey. 1:9-14). 6 Estos tienen la autoridad para cerrar el cielo de modo que no caiga lluvia durante los días de su profetizar y tienen autoridad sobre las aguas para tornarlas en sangre y para herir la tierra con toda clase de plaga cuantas veces deseen.” (Acotaciones nuestras).

Por lo que si estamos hablando de un reducido grupo de personas enviadas ¿para qué tan gran derramamiento de espíritu santo, señalado en Joel 2:28-29? Pues porque se nos está sugiriendo en las Escrituras que toda aquélla persona que acepte o crea en el mensaje de esos enviados, tiene que tomar acción y a su vez, emprender la tarea de divulgación de dicho mensaje y en una clara actitud de colaboración con esos personajes enviados por Jehová Dios…… y así, sucesivamente y en una especie de reacción “dominó”, hasta abarcar la tierra entera en dicho corto espacio de tiempo; colaboradores que a su vez y sin distinción de sexo, raza o edad, también les será concedido dicho espíritu santo para capacitarlos en el desempeño de su papel en dicha obra de divulgación. De ahí, que en la profecía de Joel se afirme que dicho espíritu de poder será derramado sobre “toda clase de carne” y que permitirá a las personas implicadas, no solo el hablar en lenguas (aspecto fundamental si se quiere trasmitir un mensaje), sino también el poder sanar a personas o realizar cualquier obra poderosa lejos del alcance del común de los mortales, que sirva de “acreditación” como enviadas por Jesucristo (en última instancia por Jehová Dios), en el desempeño de su comisión…… y circunstancia de la razonable necesidad de dicha “acreditación”, que ya dejó clara el Hijo de Dios en unas palabras dirigidas a sus más inmediatos seguidores del I siglo, pero extensibles, lógicamente, a todos aquellos que le representarían en un futuro lejano:

Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen las buenas nuevas a toda la creación (en el caso que nos ocupa y según Rev. 14:6-7, del establecimiento definitivo del reino de Dios en la tierra). 16 El que crea y sea bautizado (en nuestro caso, que reciba dicho espíritu de poder en cumplimiento de la profecía de Joel) será salvo, más el que no crea será condenado. 17 Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas, 18 con las manos tomarán serpientes (probablemente signifique el tener poder sobre los animales dañinos) y si beben algo mortífero no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán”.

19 Entonces el Señor Jesús, después de haberles hablado, fue tomado arriba al cielo y se sentó a la diestra de Dios. 20 Por consiguiente, ellos salieron y predicaron por todas partes, mientras el Señor obraba con ellos y apoyaba el mensaje por las señales que acompañaban a este (a modo acreditativo de su condición de enviados divinos).” (Mar. 16:15-20). (Acotaciones nuestras).

Que la mencionada actitud de colaboración con esos enviados de Jesús, será necesaria para poder acceder al reino de Dios en calidad de súbdito del mismo, queda palmariamente reflejada en lo que se conoce como “la parábola de las ovejas y las cabras” y expuesta en Mat. 25:31-4o, en donde la ayuda prestada a esos “hermanos míos más pequeños” (“más pequeños” en el sentido de que son los últimos en recibir la condición de Hijos de Dios) y que son esas poderosas personas por aparecer, tiene su consecuente recompensa y expresada en el versículo 34, cuando se les dice “hereden el reino preparado para ustedes, desde la fundación del mundo”; noten que dichas palabras no son dirigidas a los “hermanos más pequeños” de Jesucristo y que han de reinar con él, sino a aquellos que con la ayuda del espíritu santo les han prestado su colaboración y que como premio, se les concede el ser los primeros súbditos del reino de Dios y a los que se irán añadiendo aquellos que, de forma progresiva, serán resucitados posteriormente. Sin embargo y a partir del verso 41 hasta el 46, se nos explica lo que reciben aquellos que, no solo han denegado dicha ayuda en forma de colaboración, sino que con dicha actitud han obstaculizado la difusión de dicho mensaje (Mat. 12:30) y que no es otra cosa que la destrucción eterna; de hecho, Pablo añade a dicha circunstancia cuando en 2 Tes. 1:6-9 dice lo siguiente:

Esto toma en cuenta que es justo por parte de Dios pagar con tribulación a los que les causan tribulación, 7 pero a ustedes que sufren la tribulación, con alivio juntamente con nosotros al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles 8 en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen (porque no han querido) a Dios y sobre los que no obedecen (en una muestra de flagrante desprecio a la misericordia divina) las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús. 9 Estos mismos sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna de delante del Señor y de la gloria de su fuerza, 10 al tiempo en que él viene para ser glorificado con relación a sus santos y para ser considerado en aquel día con admiración con relación a todos los que han ejercido fe, porque el testimonio que dimos fue recibido con fe entre ustedes.” (Acotaciones nuestras).

Aclarados esos puntos (reconocemos que nos hemos salido un poco del tema inicial), volvemos a la pregunta planteada por nuestro amigo “Centinela” y cuya respuesta es que no se produjeron en el primer siglo los fenómenos astrofísicos anunciados en Joel 2:30-31 como señales anunciadoras de la inminente venida del Mesías (eso es lo que se “cocía” en esos tiempos, según Luc. 3:15), entre otras cosas, porque no hacía falta; y no hacía falta porque dicha llegada estaba claramente señalada en la corriente del tiempo, pues en la profecía de las “70 semanas” de Dan. 9:24-27, el momento de dicha aparición estaba perfectamente establecido:

Y debes saber y tener la perspicacia de que desde la salida de la palabra de restaurar y reedificar a Jerusalén hasta Mesías el Caudillo, habrá siete semanas, también sesenta y dos semanas…” (Dan. 9:25).

Aparición del Mesías anunciado que se produjo en el momento en que fue bautizado y reconocido por Jehová Dios como Su Hijo amado (Mat. 3:16-17) e inició su ministerio, momento en que concluyeron las 69 semanas de años decretadas (7+62=69), a partir de “la salida de la palabra de restaurar y reedificar Jerusalén”; y suceso, según los entendidos en la materia, que ocurrió a primeros del vigésimo año del reinado de Artajerjes en el año 455 a. E.C. y lo que nos lleva, restándole a esos 483 años de dicho período de semanas (69 semanas x 7 años cada una=483 años), los 455 que faltaban para entrar en la era actual, al año 28 del siglo I de nuestra era. Pero dado que en ese momento no existía el año cero, hay que sumar a esa cantidad de 28 años dicho año cero y lo que nos lleva al año 29 de la era actual…… año en el que aparece el Mesías (más o menos la cosa va por ahí) y con lo que se termina dicho período profético de 69 semanas de años; lo que significa, que el ministerio de Jesús así como los sucesos que siguieron a continuación, ocurrieron ya fuera de dicho cómputo de semanas y dentro ya, por tanto, de “los tiempos de las naciones” (Luc. 21:24) anunciados por Jesús, que no de la 70 semana de Dan. 9:27 y que aún quedaba en el futuro lejano:

Y después de las sesenta y dos semanas (luego ya fuera de dicho período de tiempo) Mesías será cortado, con nada para sí.” (Dan. 9:26 a). (Acotación nuestra).

Con lo que y retomando el hilo de lo que estábamos diciendo, no se precisaban más señales para aquellos tiempos, pues el evento más significativo en ese momento y que era la aparición del Hijo de Dios, estaba perfectamente delimitado en la corriente del tiempo en la profecía de Daniel…… lo que significa que la profecía de Joel (sobre todo en su segunda parte) tenía que ver con otra cosa más lejana en el tiempo; que ello es así, queda confirmado por el hecho de que fue el propio Jesús el que citó de dicha profecía de Joel, cuando respondía a la pregunta de sus discípulos en el sentido de que señales identificarían el momento de su futuro regreso a la tierra:

También, habrá señales en el sol y en la luna y en las estrellas; y sobre la tierra angustia de naciones, por no conocer la salida a causa del bramido del mar y de su agitación, 26 mientras que los hombres desmayan por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada, porque los poderes de los cielos serán sacudidos. 27 Y entonces verán al Hijo del hombre viniendo en una nube con poder y gran gloria.” (Luc. 21:25-27).

Por lo que si fue el propio Jesús el que coloco el cumplimiento de esa parte de la profecía de Joel en un futuro (v. 30-31), es obvio que no pudo tener un cumplimiento en sus días; añade más peso a lo citado, el hecho de que dicho cumplimiento se nos propone en Rev. 6:12 como parte de las cosas que “tenían que suceder” (Rev. 1:1) en un futuro lejano en el tiempo, nada menos que con la apertura del sexto sello. Mención aparte merecería la circunstancia que esos eventos astrofísicos mencionados por Joel, tenían que coincidir en el tiempo, según Lucas, con una situación tan caótica en la tierra que los seres humanos “desmayarían por el temor y la expectación” de las cosas que se les venían encima y algo que coincide con lo que está ocurriendo desde hace muchas décadas y que queda reflejado en una de las expresiones más “familiares” en nuestro entorno cotidiano (al menos por estos lares patrios) y ante el futuro más inmediato, que es aquello de “¡no sé a dónde iremos a parar!”

No queremos pasar por alto, unas significativas palabras de Jesús y en clara alusión a estos tumultuosos tiempos por los que ha transitado la humanidad (prácticamente desde la I Guerra Mundial), en donde se nos da una pista de dónde nos hallamos situados en la corriente del tiempo; vean lo que leemos en Mat. 24:29-30:

Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días el sol será oscurecido, la luna no dará su luz y las estrellas caerán del cielo y los poderes de los cielos serán sacudidos. 30 Y entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre; y entonces todas las tribus de la tierra se golpearán en lamento y verán al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria.”

Luego si no nos equivocamos en nuestra apreciación, Jesús colocó el cumplimiento de la profecía de Joel para después de un tiempo de gran conflictividad o “tribulación” para el ser humano; luego su ya hemos identificado dicho tiempo y si estamos viendo en nuestros días el cumplimiento de la segunda parte de dicha profecía (las señales astrofísicas), es que estamos ya al término de estos tiempos de “tribulación” y solo nos resta el cumplimiento de Joel 2:28-29, eso es, el derramamiento sin igual del espíritu santo de Dios sobre la tierra y que se cumple en el momento en que inicia la “70 semana” de Dan. 9:27 y última del mundo tal como lo conocemos (para más información al respecto, se pueden dirigir a nuestro artículo del 26/03/15).

Siendo por tanto lo que nosotros entendemos y ya para redondear la respuesta a nuestro amigo “Centinela", que en el primer siglo solo se cumplió la primera parte de la profecía de Joel (v. 29-28) y ello de forma restringida, siendo ahora en nuestros días cuando estamos viviendo el cumplimiento de la segunda parte de la misma (v. 30-31) y que tendrá su culminación el 28 de Septiembre del año en curso, con la aparición de la cuarta y última de las “lunas de sangre” de la tétrada, coincidentes y al igual que el eclipse solar del pasado 20 de Marzo, con fiestas de significado relumbrón para el pueblo de Israel…… ya a partir de ahí…

MABEL