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sábado, 4 de abril de 2015
Una cuestión interesante.
Aunque como en algunas ocasiones hemos comentado, no atendemos correos de forma personalizada, pues nuestra edad ya no nos permite tanto “trajín” (bastante tenemos con publicar y no siempre con la cadencia que sería deseable), ello no quita el que agradezcamos la gentileza de aquellos que tiene a bien el mandarnos los suyos, ya que los tales nos ayudan a plantearnos cuestiones que de no ser así, quizás ni se nos pasarían por la cabeza; ejemplo de ello lo tenemos, en un correo que hemos recibido de uno de nuestros asiduos lectores y que se identifica con el seudónimo de “Centinela”, en el que nos propone la siguiente cuestión:
“Hola, siempre disfruto sus contenidos, tengo una pregunta ¿hubo algun hecho astrofisico en el pentecostes del 33? algun eclipse solar o alguna luna de "sangre" digo esto por el texto que uso Pedro de Joel.(Hechos 2:16-20) . . . Por el contrario, esto es lo que se dijo por medio del profeta Joel: 17 ‘“Y en los últimos días —dice Dios— derramaré algo de mi espíritu sobre toda clase de carne, y sus hijos y sus hijas profetizarán, y sus jóvenes verán visiones y sus viejos soñarán sueños; 18 y aun sobre mis esclavos y sobre mis esclavas derramaré algo de mi espíritu en aquellos días, y profetizarán. 19 Y daré portentos presagiosos en el cielo arriba y señales en la tierra abajo, sangre y fuego y neblina de humo; 20 el sol será convertido en oscuridad y la luna en sangre antes que llegue el grande e ilustre día de YHWH.”
Este es el contenido de dicho correo, que como tenemos por costumbre y por aquello de mantener la objetividad más escrupulosa, transcribimos tal cual nos llegó; recalcado este punto, metámonos “en harina” y veamos lo que se puede resumir del mismo. En dicho correo se nos formula una pregunta y que tiene su razón de ser, en la aplicación por parte del apóstol Pedro del pasaje de Joel 2:28-32…… de ahí que se pregunte nuestro amigo si, en cumplimiento de dicha profecía, en el siglo I de nuestra era ocurrieron fenómenos en los cielos físicos como los que se nos mencionan en el libro de Joel; y para averiguar tal cosa, nada mejor que acudir a lo que se nos relata por parte de aquellos contemporáneos de Jesús que vivieron, desde su aparición como el Mesías prometido, hasta los dramáticos sucesos que estuvieron envueltos en el proceso que llevó a la muerte de este, como son los autores de los distintos evangelios. Veamos, por tanto, qué nos dicen dichos personajes, en este caso Mateo, Marcos y Lucas, acerca de lo que ocurrió en ese momento y que sintetizando el contenido de dichos evangelios, se podría resumir diciendo que lo más cercano a un fenómeno astrofísico y por responder a lo que nos pregunta nuestro amigo “Centinela”, fue una oscuridad que sobrevino por espacio de tres horas previa a la muerte de Jesús y un terremoto en el mismo momento de expirar este, así como que la cortina del templo se rasgó en dos partes y eventos que el evangelista Mateo nos relata de la siguiente manera:
“Desde la hora sexta (las doce del mediodía) en adelante cayó sobre toda la tierra una oscuridad, hasta la hora nona (las tres de la tarde). 46 Cerca de la hora nona Jesús clamó con voz fuerte y dijo: “É·li, É·li, ¿lá·ma sa·baj·thá·ni?”, esto es: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”. 47 Al oír esto, algunos de los que estaban parados allí empezaron a decir: “A Elías llama este”. 48 E inmediatamente uno de ellos corrió y, tomando una esponja, la empapó en vino agrio y poniéndola en una caña, se puso a darle de beber. 49 Pero los demás dijeron: “¡Déjalo! Veamos si Elías viene a salvarlo”. Otro hombre tomó una lanza y le traspasó el costado, y salió sangre y agua. 50 De nuevo clamó Jesús con voz fuerte y cedió su espíritu (o murió).
51 Y, ¡mire!, la cortina del santuario se rasgó en dos, de arriba abajo y la tierra tembló y las masas rocosas se hendieron. 52 Y las tumbas conmemorativas se abrieron y muchos cuerpos de los santos que se habían dormido fueron levantados 53 (y algunas personas, saliendo de entre las tumbas conmemorativas después que él fue levantado, entraron en la ciudad santa) y se hicieron visibles a mucha gente. 54 Pero el oficial del ejército y los que con él vigilaban a Jesús, al ver el terremoto y las cosas que sucedían, tuvieron muchísimo miedo y dijeron: “Ciertamente este era Hijo de Dios”.” (Mat. 27:45-54). (Acotaciones nuestras).
Quedándonos entonces con lo relatado, lo más parecido a un fenómeno astrofísico lo tenemos en la oscuridad que por espacio de tres horas dominó sobre Jerusalén y que a nuestro entender, no tenía las trazas de ser un eclipse de Sol (no se entiende dicho fenómeno en fase de Luna llena y que es como se encuentra nuestro satélite en el tiempo de la Pascua Judía), como no fue natural el rasgamiento del cortinaje del templo, o en su caso el terremoto tan “oportuno” en el mismo momento de morir Jesús y de otras cosas que ocurrieron aunque no se nos especifiquen, pero que sí quedan denunciadas por la actitud del oficial romano que “al ver el terremoto y las cosas que sucedían” entró en temor. Luego pasaron otras cosas aparte de la repentina oscuridad, así como el terremoto y en el bien entendido que dicho oficial aún no se había enterado en ese momento, de lo ocurrido con los cortinajes del templo…… sin embargo, él señala a “otras cosas” pero que no nos son reseñadas por los evangelistas (entre estas “otras cosas” y según las crónicas seglares de la época, podría estar una inusual y fuerte tormenta de arena que incluso tornó el color blanquecino de la Luna en rojizo, claro está, desde el punto de vista del espectador); por lo que todo parece indicar una directa intervención sobrenatural en el asunto por parte de Jehová y algo que bien se podría deducir de lo que leemos en la profecía de Amos:
“Y en aquel día tiene que ocurrir —es la expresión del Señor Soberano Jehová— que ciertamente haré que el sol se ponga en pleno mediodía (y que es exactamente lo que ocurrió); y ciertamente causaré oscuridad para la tierra en un día brillante.” (Amos 9:9). (Acotación nuestra).
Por lo tanto y volviendo a la cuestión planteada por nuestro amigo “Centinela”, nada parece indicar en el relato sagrado (los escritos seglares tampoco parecen hacer referencia a ello) que hubiera habido fenómenos astrofísicos dignos de mención, que se pudieran relacionar con un cumplimiento de la profecía de Joel en toda su extensión durante el tiempo del ministerio de Jesús y que señalara a lo ocurrido en el Pentecostés de 33 E.C; luego…… ¿por qué cito Pedro de la profecía de Joel? Porque no podemos perder de vista el hecho de que los elementos contenidos en la profecía de Joel, tenían que ver con sucesos que “señalarían” o enfocarían la atención del “personal” a un tiempo determinado posterior a los ocurridos en el primer siglo…… pero leamos dicha profecía:
“Y después de eso tiene que ocurrir que derramaré mi espíritu sobre toda clase de carne y sus hijos y sus hijas ciertamente profetizarán. En cuanto a sus viejos, sueños soñarán. En cuanto a sus jóvenes, visiones verán. 29 Y aun sobre los siervos y sobre las siervas derramaré en aquellos días mi espíritu.
30 Y ciertamente daré portentos presagiosos en los cielos y en la tierra, sangre y fuego y columnas de humo. 31 El sol mismo será convertido en oscuridad y la luna en sangre, antes de la venida del día de Jehová, grande e inspirador de temor. 32 Y tiene que ocurrir que todo el que invoque el nombre de Jehová escapará salvo…….”
Y dado que lo que sí sabemos, es que esos días en los que Pedro hizo referencia a la profecía de Joel (¡nada menos que 50 días después de la muerte de Jesús!), nada tenían que ver con “la venida del día de Jehová, grande inspirador de temor” y que hace referencia a la futura “gran tribulación” de Rev. 7:14, lo que queda claro es que esos versos 30-32 aún quedaban en el futuro y que queda constatado por lo que se nos dice en el sentido de que esos fenómenos astrofísicos suceden “antes” de la venida del definitivo día de juicio divino y que aún no ha llegado, por lo que no pudieron ocurrir en tiempos de Jesús…… fenómenos y que como señales claras de que algo “gordo” está por ocurrir, ya sí los estamos observando en nuestros días y de los que hemos hablado en nuestro artículo del 20/02/15, entre otros. Pero para responder a la pregunta formulada en el sentido de por qué Pedro hizo referencia a la profecía de Joel, tenemos que retrotraernos en el tiempo hasta ese momento del Pentecostés de 33 E. C. y ya después de haber recibido el bautismo en espíritu santo los apóstoles (Hech. 1:4-5), para ver lo que estaba ocurriendo y que pudo provocar la alusión del apóstol a la profecía de Joel:
“Y lenguas como de fuego se les hicieron visibles y fueron distribuidas en derredor y una se asentó sobre cada uno de ellos; 4 y todos se llenaron de espíritu santo y comenzaron a hablar en lenguas diferentes, así como el espíritu les concedía expresarse.
5 Sucedía que moraban en Jerusalén judíos, varones reverentes, de toda nación de las que hay bajo el cielo. 6 De modo que, cuando este sonido ocurrió, la multitud se juntó y se azoraron, porque cada uno los oía hablar en su propio lenguaje. 7 En verdad, estaban pasmados y empezaron a admirarse y a decir: “Pues miren, todos estos que están hablando son galileos, ¿verdad? 8 Y sin embargo, ¿cómo es que oímos, cada uno de nosotros, nuestro propio lenguaje en que nacimos? 9 Partos y medos y elamitas y los habitantes de Mesopotamia, de Judea y de Capadocia, de Ponto y del distrito de Asia 10 y de Frigia y de Panfilia, de Egipto y de las partes de Libia, que está hacia Cirene y residentes temporales procedentes de Roma, tanto judíos como prosélitos, 11 cretenses y árabes, los oímos hablar en nuestras lenguas acerca de las cosas magníficas de Dios”. 12 Sí, todos estaban pasmados y perplejos y se decían unos a otros: “¿Qué querrá decir esto?”. 13 Sin embargo, otros se mofaban de ellos y decían: “Están llenos de vino dulce (eso es, borrachos)”. (Hech. 2:3-13). (Acotación nuestra).
Ante ese panorama, bien se podría contemplar la posibilidad de que la intención de Pedro, al hacer referencia a la profecía de Joel en ese momento, no tuviera más intención que la de mostrar la intervención divina en dicho espectacular suceso (luego nada que ver con un estado de embriaguez, como se les atribuyó) y lo que podríamos entender como un primer cumplimiento de la primera parte de dicha profecía, aunque de alcance “reducido” (pues pocas fueron las personas beneficiadas con dicho derramamiento de espíritu santo y contrario a lo que se afirma en Joel) y que comprende lo dicho en los versículos 28-29, aunque Pedro la mencionara al completo, eso es, añadiendo de forma gratuita lo relativo a las señales astrofísicas de los versos 30-32 y que no se cumplieron en ese tiempo…… al menos, hasta dónde nosotros sabemos ¡claro!
Sin embargo, lo que sí tenemos en las Escrituras son unas palabras de Jesús que bien pudieran probar que, efectivamente, durante su ministerio no ocurrió nada de lo afirmado en Joel 2:30-31, eso es, un sol convertido en oscuridad o la luna en sangre como señales para identificar un momento determinado en la corriente del tiempo y que encontramos en Mat. 16:1-4, en dónde se lee como sigue:
“Aquí se le acercaron los fariseos y saduceos y, para tentarlo, le pidieron que les mostrara alguna señal del cielo. 2 En respuesta, él les dijo: “Al anochecer ustedes acostumbran decir: “Habrá buen tiempo, porque el cielo está rojo encendido”; 3 y a la mañana: “Hoy habrá tiempo invernal y lluvioso, porque el cielo está rojo encendido, pero de aspecto sombrío”. Saben interpretar la apariencia del cielo, pero las señales de los tiempos no las pueden interpretar. 4 Una generación inicua y adúltera sigue buscando una señal, pero no se le dará señal alguna sino la señal de Jonás”. Con eso se fue, dejándolos atrás.”
Es cierto que lo que realmente se le pedía a Jesús es que hiciera algún “milagro” que le identificara como enviado de Dios, cuando la realidad es que las “señales de los tiempos” a las que se refería Jesús, precisamente tenían que ver con su propia presencia y las obras poderosas que llevaba a cabo, más que suficientes para identificarlo como el Mesías enviado por Jehová Dios; sin embargo, lo sustancial del asunto es que el Hijo de Dios afirmó que a aquella “generación adultera” no le sería dada otra señal que identificara los tiempos en los que se encontraban…… contrario a lo que ocurre en el caso actual, en donde Joel profetizó señales en el Sol, la Luna y las estrellas “antes de la venida del día de Jehová, grande e inspirador de temor” y que nos anunciarían dónde estamos situados en la corriente del tiempo aquellos que esperamos en Dios. En todo caso, fue el propio Jesús el que mencionó que cuando “viéramos” dichas señales (las actuales), teníamos que entender que nuestra liberación estaba “cerca”…… luego hay que presuponer que lo que nos quería dar a entender el Hijo de Dios, era que teníamos que estar al tanto de “señales” que alertarían de sucesos a ocurrir en un futuro cercano a su realización.
Por lo tanto, parece quedar claro que la profecía de Joel 2:28-32 tuvo un parcial y limitado cumplimiento en los tiempos posteriores a Jesús (el derramamiento de espíritu santo ocurrió 50 días después de la muerte de este) de su primera parte, que implica a los versos 28-29 y ya para un futuro más lejano en el tiempo (en nuestros días), el cumplimiento total y pleno de dicha profecía, ya con un derramamiento de dicho espíritu de Dios descomunal y jamás visto en la tierra, pero necesario para el cumplimiento cabal de Mat. 24:14, eso es, de la gran y última predicación a nivel mundial:
“Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”
La razón de tan descomunal derramamiento de espíritu divino (y a diferencia del primer siglo, en el que solo unos pocos disfrutaron del privilegio de ser receptores del mismo), adquiere su razón de ser cuando analizamos los pormenores de dicha predicación anunciada por Jesús; uno de los cuales tiene que ver con el hecho de que estamos hablando de un proceso de predicación a escala mundial y que tiene que ser terminado en un plazo de 1.260 días o tres años y medio, por un pequeño resto de poderosos personajes enviados por Dios a la manera de los apóstoles y de los que se nos habla en Rev. 11:3-6:
“Y haré que mis dos testigos (desconocemos si estamos ante un número real, pero en todo caso, estaríamos hablando de un número ínfimo de personas enviadas) profeticen mil doscientos sesenta días vestidos de saco”. 4 Estos son simbolizados por los dos olivos y los dos candelabros y están de pie delante del Señor de la tierra.
5 Y si alguien quiere hacerles daño, de la boca de ellos sale fuego y devora a sus enemigos; y si alguien quisiera hacerles daño, tiene que ser muerto de esta manera (lo que parece indicar capacidad de autodefensa, similar a lo relatado en 2 Rey. 1:9-14). 6 Estos tienen la autoridad para cerrar el cielo de modo que no caiga lluvia durante los días de su profetizar y tienen autoridad sobre las aguas para tornarlas en sangre y para herir la tierra con toda clase de plaga cuantas veces deseen.” (Acotaciones nuestras).
Por lo que si estamos hablando de un reducido grupo de personas enviadas ¿para qué tan gran derramamiento de espíritu santo, señalado en Joel 2:28-29? Pues porque se nos está sugiriendo en las Escrituras que toda aquélla persona que acepte o crea en el mensaje de esos enviados, tiene que tomar acción y a su vez, emprender la tarea de divulgación de dicho mensaje y en una clara actitud de colaboración con esos personajes enviados por Jehová Dios…… y así, sucesivamente y en una especie de reacción “dominó”, hasta abarcar la tierra entera en dicho corto espacio de tiempo; colaboradores que a su vez y sin distinción de sexo, raza o edad, también les será concedido dicho espíritu santo para capacitarlos en el desempeño de su papel en dicha obra de divulgación. De ahí, que en la profecía de Joel se afirme que dicho espíritu de poder será derramado sobre “toda clase de carne” y que permitirá a las personas implicadas, no solo el hablar en lenguas (aspecto fundamental si se quiere trasmitir un mensaje), sino también el poder sanar a personas o realizar cualquier obra poderosa lejos del alcance del común de los mortales, que sirva de “acreditación” como enviadas por Jesucristo (en última instancia por Jehová Dios), en el desempeño de su comisión…… y circunstancia de la razonable necesidad de dicha “acreditación”, que ya dejó clara el Hijo de Dios en unas palabras dirigidas a sus más inmediatos seguidores del I siglo, pero extensibles, lógicamente, a todos aquellos que le representarían en un futuro lejano:
“Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen las buenas nuevas a toda la creación (en el caso que nos ocupa y según Rev. 14:6-7, del establecimiento definitivo del reino de Dios en la tierra). 16 El que crea y sea bautizado (en nuestro caso, que reciba dicho espíritu de poder en cumplimiento de la profecía de Joel) será salvo, más el que no crea será condenado. 17 Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas, 18 con las manos tomarán serpientes (probablemente signifique el tener poder sobre los animales dañinos) y si beben algo mortífero no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán”.
19 Entonces el Señor Jesús, después de haberles hablado, fue tomado arriba al cielo y se sentó a la diestra de Dios. 20 Por consiguiente, ellos salieron y predicaron por todas partes, mientras el Señor obraba con ellos y apoyaba el mensaje por las señales que acompañaban a este (a modo acreditativo de su condición de enviados divinos).” (Mar. 16:15-20). (Acotaciones nuestras).
Que la mencionada actitud de colaboración con esos enviados de Jesús, será necesaria para poder acceder al reino de Dios en calidad de súbdito del mismo, queda palmariamente reflejada en lo que se conoce como “la parábola de las ovejas y las cabras” y expuesta en Mat. 25:31-4o, en donde la ayuda prestada a esos “hermanos míos más pequeños” (“más pequeños” en el sentido de que son los últimos en recibir la condición de Hijos de Dios) y que son esas poderosas personas por aparecer, tiene su consecuente recompensa y expresada en el versículo 34, cuando se les dice “hereden el reino preparado para ustedes, desde la fundación del mundo”; noten que dichas palabras no son dirigidas a los “hermanos más pequeños” de Jesucristo y que han de reinar con él, sino a aquellos que con la ayuda del espíritu santo les han prestado su colaboración y que como premio, se les concede el ser los primeros súbditos del reino de Dios y a los que se irán añadiendo aquellos que, de forma progresiva, serán resucitados posteriormente. Sin embargo y a partir del verso 41 hasta el 46, se nos explica lo que reciben aquellos que, no solo han denegado dicha ayuda en forma de colaboración, sino que con dicha actitud han obstaculizado la difusión de dicho mensaje (Mat. 12:30) y que no es otra cosa que la destrucción eterna; de hecho, Pablo añade a dicha circunstancia cuando en 2 Tes. 1:6-9 dice lo siguiente:
“Esto toma en cuenta que es justo por parte de Dios pagar con tribulación a los que les causan tribulación, 7 pero a ustedes que sufren la tribulación, con alivio juntamente con nosotros al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles 8 en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen (porque no han querido) a Dios y sobre los que no obedecen (en una muestra de flagrante desprecio a la misericordia divina) las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús. 9 Estos mismos sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna de delante del Señor y de la gloria de su fuerza, 10 al tiempo en que él viene para ser glorificado con relación a sus santos y para ser considerado en aquel día con admiración con relación a todos los que han ejercido fe, porque el testimonio que dimos fue recibido con fe entre ustedes.” (Acotaciones nuestras).
Aclarados esos puntos (reconocemos que nos hemos salido un poco del tema inicial), volvemos a la pregunta planteada por nuestro amigo “Centinela” y cuya respuesta es que no se produjeron en el primer siglo los fenómenos astrofísicos anunciados en Joel 2:30-31 como señales anunciadoras de la inminente venida del Mesías (eso es lo que se “cocía” en esos tiempos, según Luc. 3:15), entre otras cosas, porque no hacía falta; y no hacía falta porque dicha llegada estaba claramente señalada en la corriente del tiempo, pues en la profecía de las “70 semanas” de Dan. 9:24-27, el momento de dicha aparición estaba perfectamente establecido:
“Y debes saber y tener la perspicacia de que desde la salida de la palabra de restaurar y reedificar a Jerusalén hasta Mesías el Caudillo, habrá siete semanas, también sesenta y dos semanas…” (Dan. 9:25).
Aparición del Mesías anunciado que se produjo en el momento en que fue bautizado y reconocido por Jehová Dios como Su Hijo amado (Mat. 3:16-17) e inició su ministerio, momento en que concluyeron las 69 semanas de años decretadas (7+62=69), a partir de “la salida de la palabra de restaurar y reedificar Jerusalén”; y suceso, según los entendidos en la materia, que ocurrió a primeros del vigésimo año del reinado de Artajerjes en el año 455 a. E.C. y lo que nos lleva, restándole a esos 483 años de dicho período de semanas (69 semanas x 7 años cada una=483 años), los 455 que faltaban para entrar en la era actual, al año 28 del siglo I de nuestra era. Pero dado que en ese momento no existía el año cero, hay que sumar a esa cantidad de 28 años dicho año cero y lo que nos lleva al año 29 de la era actual…… año en el que aparece el Mesías (más o menos la cosa va por ahí) y con lo que se termina dicho período profético de 69 semanas de años; lo que significa, que el ministerio de Jesús así como los sucesos que siguieron a continuación, ocurrieron ya fuera de dicho cómputo de semanas y dentro ya, por tanto, de “los tiempos de las naciones” (Luc. 21:24) anunciados por Jesús, que no de la 70 semana de Dan. 9:27 y que aún quedaba en el futuro lejano:
“Y después de las sesenta y dos semanas (luego ya fuera de dicho período de tiempo) Mesías será cortado, con nada para sí.” (Dan. 9:26 a). (Acotación nuestra).
Con lo que y retomando el hilo de lo que estábamos diciendo, no se precisaban más señales para aquellos tiempos, pues el evento más significativo en ese momento y que era la aparición del Hijo de Dios, estaba perfectamente delimitado en la corriente del tiempo en la profecía de Daniel…… lo que significa que la profecía de Joel (sobre todo en su segunda parte) tenía que ver con otra cosa más lejana en el tiempo; que ello es así, queda confirmado por el hecho de que fue el propio Jesús el que citó de dicha profecía de Joel, cuando respondía a la pregunta de sus discípulos en el sentido de que señales identificarían el momento de su futuro regreso a la tierra:
“También, habrá señales en el sol y en la luna y en las estrellas; y sobre la tierra angustia de naciones, por no conocer la salida a causa del bramido del mar y de su agitación, 26 mientras que los hombres desmayan por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada, porque los poderes de los cielos serán sacudidos. 27 Y entonces verán al Hijo del hombre viniendo en una nube con poder y gran gloria.” (Luc. 21:25-27).
Por lo que si fue el propio Jesús el que coloco el cumplimiento de esa parte de la profecía de Joel en un futuro (v. 30-31), es obvio que no pudo tener un cumplimiento en sus días; añade más peso a lo citado, el hecho de que dicho cumplimiento se nos propone en Rev. 6:12 como parte de las cosas que “tenían que suceder” (Rev. 1:1) en un futuro lejano en el tiempo, nada menos que con la apertura del sexto sello. Mención aparte merecería la circunstancia que esos eventos astrofísicos mencionados por Joel, tenían que coincidir en el tiempo, según Lucas, con una situación tan caótica en la tierra que los seres humanos “desmayarían por el temor y la expectación” de las cosas que se les venían encima y algo que coincide con lo que está ocurriendo desde hace muchas décadas y que queda reflejado en una de las expresiones más “familiares” en nuestro entorno cotidiano (al menos por estos lares patrios) y ante el futuro más inmediato, que es aquello de “¡no sé a dónde iremos a parar!”
No queremos pasar por alto, unas significativas palabras de Jesús y en clara alusión a estos tumultuosos tiempos por los que ha transitado la humanidad (prácticamente desde la I Guerra Mundial), en donde se nos da una pista de dónde nos hallamos situados en la corriente del tiempo; vean lo que leemos en Mat. 24:29-30:
“Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días el sol será oscurecido, la luna no dará su luz y las estrellas caerán del cielo y los poderes de los cielos serán sacudidos. 30 Y entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre; y entonces todas las tribus de la tierra se golpearán en lamento y verán al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria.”
Luego si no nos equivocamos en nuestra apreciación, Jesús colocó el cumplimiento de la profecía de Joel para después de un tiempo de gran conflictividad o “tribulación” para el ser humano; luego su ya hemos identificado dicho tiempo y si estamos viendo en nuestros días el cumplimiento de la segunda parte de dicha profecía (las señales astrofísicas), es que estamos ya al término de estos tiempos de “tribulación” y solo nos resta el cumplimiento de Joel 2:28-29, eso es, el derramamiento sin igual del espíritu santo de Dios sobre la tierra y que se cumple en el momento en que inicia la “70 semana” de Dan. 9:27 y última del mundo tal como lo conocemos (para más información al respecto, se pueden dirigir a nuestro artículo del 26/03/15).
Siendo por tanto lo que nosotros entendemos y ya para redondear la respuesta a nuestro amigo “Centinela", que en el primer siglo solo se cumplió la primera parte de la profecía de Joel (v. 29-28) y ello de forma restringida, siendo ahora en nuestros días cuando estamos viviendo el cumplimiento de la segunda parte de la misma (v. 30-31) y que tendrá su culminación el 28 de Septiembre del año en curso, con la aparición de la cuarta y última de las “lunas de sangre” de la tétrada, coincidentes y al igual que el eclipse solar del pasado 20 de Marzo, con fiestas de significado relumbrón para el pueblo de Israel…… ya a partir de ahí…
MABEL
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miércoles, 15 de enero de 2014
¿Y qué opina usted, acerca del “rapto” o “arrebatamiento de la Iglesia”?
Y es que uno de los conceptos más disparatados que existen en el campo de las creencias religiosas, es aquel que se conoce como el “rapto” o “arrebatamiento de la Iglesia” y en el bien entendido que se entiende como “iglesia”, a todas aquellas personas que por el mero hecho de haber sido bautizadas (estaríamos hablando del mundo de la llamada “cristiandad”), afirman haber adquirido ya la condición de “salvos” y en consecuencia, el derecho de poder reinar al lado de Jesucristo durante el milenio; extraña “enseñanza” por otra parte, seguida por millones de personas en todo el mundo cristiano y que además se predica en tres versiones distintas, cuando la sorprendente realidad es que nada siquiera parecido a dicha proposición se nos plantea en la Escrituras. Porque siendo cierto que contamos con estas y que deberían ser puerto de partida y de llegada para cualquier predicción que nos aventuráramos proponer, no es menos cierto el “cacao” montado a su alrededor y que ha llevado a la total división de la “cristiandad” en innumerables denominaciones religiosas y cada una con sus propias doctrinas, ritos, distintos cuerpos dirigentes y contraviniendo flagrantemente con ello, la admonición paulina al respecto:
“Ahora los exhorto, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que todos hablen de acuerdo y que no haya divisiones entre ustedes, sino que estén aptamente unidos en la misma mente y en la misma forma de pensar.” (1 Cor. 1:10).
Bien, no queremos ni pensar y partiendo de esas palabras, lo que probablemente haría Pablo si hoy levantara la cabeza y tuviera cerca un “Kaláshnikov” al que echar mano, ante el panorama existente dentro de la cristiandad…… pero puesto que nos tememos que eso no viene a cuento en este momento, lo dejaremos para otro día. Por ello y ya entrando en el tema que nos ocupa, mencionaremos las distintas variantes de ese evento aún futuro conocido como el “rapto” o “arrebatamiento de la iglesia” y que según estudios realizados por “expertos” en teología, se divide en tres tendencias: la primera de ellas y por mucho la más aceptada, es la conocida como “rapto pre-tribulacional” o a ocurrir antes de que inicie la profética semana 70 de Dan. 9:27 y que en cualquier caso estaríamos hablando de los siete últimos años del mundo tal como lo conocemos y en donde se nos asegura que en ese período de tiempo tendrá lugar la llamada “gran tribulación” (Mat. 24:21). Y como se suele decir “la primera ya en la frente”, pues la venida de Cristo y momento en el que ocurre la llamada “primera” resurrección (Rev. 20:6), según todos los indicios ocurre justo “a la mitad” de esa semana profética mencionada y que para más inri, eso nos lo dicen precisamente los textos en los que se apoyan esos “genios” de la interpretación bíblica para señalar que “el rapto” ocurre antes de que inicien esos siete últimos años…… y en una clara manifestación de la supina ignorancia de esos señores acerca del contexto escritural.
Como segunda opción, tendríamos el llamado “rapto midi-tribulacional” o a ocurrir en el intermedio de la mencionada semana de Dan. 9:27 y colocando la “gran tribulación” en la segunda parte de dicho período de tiempo…… y siendo este el que más se acerca a “la vérité” (que diría un francés) si no fuera por lo del “rapto” como tal; quedando ya como tercera opción y denominada “rapto post-tribulación”, eso es, como evento final de dicha “gran tribulación” y que es la que menos adeptos tiene (de hecho no hay por dónde cogerla), al menos hasta donde nosotros hemos podido alcanzar. Excusamos explicar en detalle los intríngulis del término “rapto” o “arrebatamiento”, pues damos por sentado que todos aquellos que nos leen, están ya al tanto de ello y con lo que evitamos el extendernos en demasía en este escrito y dada la abundante información que de ello hay en Internet. Lo que sí podemos afirmar, es que dicha enseñanza tiene su inicio en 1.830 (luego menos de 200 años nos contemplan) por un “iluminado” de los muchos que aparecieron por esos años, llamado Edward Irving y de lo que hay mucha información en la Red; en resumidas cuentas y yendo a lo que nos interesa, que los apóstoles (entre ellos Pablo) no tenían ni puñetera idea de dicha ocurrencia, por lo que difícilmente Pablo puedo hablar de ello en los pasajes usados por esos “genios” de la interpretación bíblica, para sostener su afirmación de un “rapto” y en los términos que lo hacen…… por lo que están colocando en boca del apóstol mencionado, algo que este ni por asomo quería decir y como veremos a lo largo de esta consideración.
Pero continuando con lo que estábamos y para que no decaiga “la fiesta”, a esas tres opciones mencionadas, aquí estamos y como “la criada respondona”, los autores de este blog que negamos la mayor (probablemente seremos los únicos), eso es, que el “rapto” o “arrebatamiento” como tal no existe en las Escrituras y por lo que su mera mención ya es un puro desatino, además de que desde nuestro punto de vista (¡que quieren ustedes, somos así de “echaos palante”!) no existe actualmente sobre la tierra nada parecido a una “iglesia de Cristo” a la que raptar…… aunque ello no signifique que no vaya a ocurrir “algo gordo” en un futuro muy cercano. Y es que cuando hay tanto “movimiento” y al que nosotros también nos hemos sumado en un reciente artículo acerca de la profecía de la 70 semana de Daniel (Dan. 9:27), es fácil recordar aquél viejo refrán de que “cuando el rio suena, agua o piedra lleva”…… porque el hecho que destaca sobremanera y a pesar de ser muchas y variadas las hipótesis sobre lo que está por venir, es que hay una total unanimidad en el sentido de que sea lo que sea que ocurra o cómo ocurra, ello va a suceder de forma inmediata.
Porque algo que es innegable, es el “alboroto” existente en estos últimos tiempos dentro de la mayoría de denominaciones religiosas de la llamada “cristiandad”, pues en un general toque de arrebato para sus respectivas feligresías en el sentido de que ya es prácticamente inmediato el momento del “arrebatamiento de la iglesia”, o de los llamados “nacidos de nuevo” de entre dichas organizaciones y con ello alertar al “personal”, se han publicado numerosos videos en YouTube de clérigos, pastores, ancianos, predicadores o como quiera que tengan a bien llamarse esos señores, exhortando a la grey a una línea de conducta apropiada para con Dios y no ser, en ese crítico momento y como ellos dicen, “dejados atrás” (quizás sepan que hay una película con ese título) en dicho “arrebatamiento” y lo que significaría que esas personas no han sido consideradas dignas de ser llevadas al cielo a la presencia de Dios y de Su Hijo Jesucristo. Y con ello, viéndose abocadas a tener que enfrentar los últimos y terroríficos siete años de la “gran tribulación” y en la que la tierra se verá azotada por todos los males del averno y alguno más (ya por poner, que no quede), o lo que es lo mismo, los eventos más desastrosos que jamás haya enfrentado la humanidad…… y ahí estaríamos metidos en el que se considera como arrebatamiento “pre-tribulacional” y como hemos señalado, el más aceptado por las numerosas iglesias de las cristiandad; pero veamos que nos explican que supuestamente ocurrirá cuando dicho “arrebatamiento” como tal, acontezca.
Según nos cuentan los “esforzados” defensores del citado acontecimiento, dentro de poco y por sorpresa, “millones” de personas serán literalmente volatizadas y desaparecerán de nuestro entorno, evento que ya en sí mismo causará un caos espantoso sobre la tierra, pues conductores de automóviles en nuestras autopistas, pilotos de aviones en nuestros cielos, médicos en plena intervención quirúrgica en nuestros hospitales, conductores de ferrocarriles o metro en el ejercicio de sus funciones y todos los etc. que quieran ustedes añadirle, desaparecerán instantáneamente y creándose con ello el lógico caos que colapsará momentáneamente el planeta: carreteras cortadas por innumerables accidentes de tráfico, aviones cayendo literalmente del cielo por falta de pilotos, hospitales colapsados por falta de personal…… y vayan sumándolo a ello, entre otras cosas, la natural estupefacción de familias en donde uno o varios de sus miembros desaparezcan de improviso; en todo caso, devastadora situación que nos introducirá y por aquello de acabar de “arreglar las cosas”, en los siete años de “gran tribulación” en que será destruida la humanidad desobediente (siempre, según esos forofos del “pre-tribulacionismo”).
Al final de esos siete años y satisfecha ya la justicia de Dios, esos cientos de millones de personas que fueron arrebatadas ya en cuerpos inmortales (eso es lo que nos cuentan esos “genios” de la interpretación bíblica), descenderán de nuevo a la tierra con Jesucristo al frente, para reinar junto a él en la misma por los siglos de los siglos…… y así es, como más o menos se nos escenifica dicha situación. Y eso está tan cercano en el tiempo, según esos señores, que incluso para algunos de ellos ya tendría que haber sucedido; porque uno de los videos a los que accedimos, estaba grabado por un señor que afirmaba de forma repetitiva y vehemente que Dios le estaba “soplando” información al respecto para que oficialmente anunciara dicho “rapto” para el pasado mes de Diciembre…… sí, sí, tal como lo leen. Por lo que no queremos pensar en que a estas horas dicho caballero ya se haya cortado las venas, ahorcado en el “ficus” de su jardín o arrojado a la vía del tren; porque no nos negarán que el “numerito” raya en el esperpento y que si su familia aún no le ha echado de casa, no se preocupen ustedes que la cosa tiene que estar al caer.
Pero no se crean que aquí acaba todo, pues por ahí tenemos suelto a otro “genio” de la exégisis bíblica, que nos asegura que el “rapto” se producirá antes del 2.018 y siendo el personaje en cuestión, el ínclito Sr. David Diamond y más conocido como el “predicador del gorrito” (la Kipá judía), que con extremado fervor y entusiasmo digno de mejor causa, se prodiga en anunciar el “rapto de la iglesia” y en los mismos términos que el resto de esforzados “entendidos”: millones de personas y de manera instantánea, desaparecerán a nuestro alrededor, sembrando el caos y la confusión en el planeta y adquirirán cuerpos inmortales para al término de los siete años de “bofetadas” aquí en la tierra, descender junto a Cristo y empezar a reinar con él, como ya hemos mencionado.
Otro que tal baila, el llamado Pastor Dawlin A. Ureña, destacado personaje dominicano y gestor de la página antesdelfin.com también se posiciona en la misma tesitura que los anteriores y señalando además, el hecho de que nada tiene que ver el arrebatamiento como tal y que sucede antes de la “gran tribulación” (para el caballero en cuestión, también los siete últimos años de la profecía de Dan. 9:27), con la segunda venida de Jesucristo y que coloca para el mismo final de dicha cantidad de años, eso es, siete años de diferencia entre un hecho y el otro. Por lo que al igual que los dos anteriores y con ellos, la inmensa mayoría de los que se postulan como “pastores”, “predicadores”, “clérigos” o “ancianos” y que defienden la disparatada idea del “arrebatamiento”, dicho caballero no es más que un “mandangas” que no tiene ni la más remota idea de lo que está hablando…… y por si creen “exageradilla” nuestra afirmación, cojan una Biblia y contrasten con ella lo que dice el “artista” en cuestión en una de sus prédicas, en este link en el que aparece y en el que no caben más disparates por palmo cuadrado.
Y así, suma y sigue, en la mayoría de predicadores que sostienen esta incomprensible teoría de un “rapto pre- tribulacional” (casi todos), del que nada se nos habla en la Biblia y en el que nos centraremos, pues si bien difieren en el tiempo de ocurrencia, los otros dos van por el mismo camino…… luego si desbaratamos el uno, se desbaratan los otros dos; dicho lo cual, veamos sobre qué argumentos bíblicos se sostiene dicho planteamiento y que se reduce a tres únicos pasajes escriturales, mal interpretados y peor aplicados, siendo el primero de ellos el de Mat. 24:40-41:
“Entonces dos hombres estarán en el campo: uno será llevado y el otro será abandonado; 41 dos mujeres estarán moliendo en el molino de mano: una será llevada y la otra será abandonada.”
Ahora bien ¿se estaba refiriendo Jesús en este pasaje, a algo parecido a un “rapto” en los términos que se nos están planteando? Obviamente no, pues si hacemos un poco de memoria, recordaremos que esas palabras se encuentran en el contexto de la “parábola de la higuera” y de lo que ya hemos hablado no hace mucho, en donde el punto focal era que no pasaría determinada “generación” sin que ocurrieran todas las cosas que Jesús profetizó (v. 32-35); a continuación y en los versos 36-39, éste compara los sucesos por venir a los tiempos de Noé, al decir “porque así como era en los días de Noé, así será en la presencia del Hijo del hombre”…… y a menos que nosotros estemos mal informados, en aquel tiempo no hubo nada parecido a un “rapto” y que llevara gente al cielo a estar con Dios, hasta que pasara “el guirigay” montado aquí en la tierra. Luego de lo que se nos estaría hablando los versículos 40-41 citados, siempre desde la lógica y el sentido común que nos impone el contexto escritural, sería sencillamente de una futura destrucción “selectiva” y no de una “indiscriminada” que arramblara con todo. Y que como fue en el tiempo de Noé, dicha selección dependió de la personal actitud de cada uno frente a la advertencia recibida por Dios en su intención de arruinar la tierra con un diluvio global (Gén. 6:17) y que es lo que realmente ocurrió: los que tuvieron en cuenta la advertencia dada por Jehová, fueron protegidos por Este del mayor cataclismo ocurrido en esta misma tierra y sin necesidad de sacarlos de ella para preservar su vida, mientras que aquellos que, incrédulos, “no hicieron caso” (v. 39) de dicha advertencia divina, fueron barridos por las aguas del diluvio y sus vidas destruidas para siempre…… y eso es lo que se nos quiere decir que ocurrirá en el futuro juicio de Dios (Sof. 1:14-18). Entonces queda claro que ese pasaje transcrito de Mat. 24:40-41, para nada nos transmite la idea de un “arrebatamiento” como tal y que pudiera asemejar estos tiempos presentes con aquellos perdidos en el baúl de los recuerdos y en los que no ocurrió nada de eso; pero veamos a continuación, los otros dos pasajes señalados y ya de más enjundia, en el que se apoya tan disparatada idea del “rapto”:
1 Cor. 15:50-54: “Sin embargo, esto digo, hermanos: que carne y sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni tampoco la corrupción hereda la incorrupción. 51 ¡Miren! Les digo un secreto sagrado: No todos nos dormiremos en la muerte, pero todos seremos cambiados, 52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, durante la última trompeta. Porque sonará la trompeta y los muertos serán levantados incorruptibles y nosotros seremos cambiados. 53 Porque esto que es corruptible tiene que vestirse de incorrupción y esto que es mortal tiene que vestirse de inmortalidad.”
El hecho de este cambio de condición de mortal a inmortal, tiene que ver con lo que leemos en el verso 50 en el sentido que la incorrupción no puede heredar el reino de Dios y razón por la que los partidarios del “rapto” afirman, que en el momento del acto físico del “arrebatamiento”, ya los cuerpos son transformados en inmortales y lo que les permite el reinar con Cristo en su vuelta al final del milenio; pero aspecto que no cuadra con las Escrituras, pues recordemos que lo que nos dicen esos defensores de la teoría del arrebatamiento, es que serán “millones” las personas arrebatadas al cielo ya en cuerpos inmortales y lo que lógicamente significaría, que también serían “millones” y según su lógica, las que reinarán con Cristo sobre la tierra durante el período milenario…… cuando resulta que lo que leemos en el texto sagrado y concretamente en Rev.14:1-4, es esto:
“Y vi y, ¡miren!, el Cordero de pie sobre el monte Sión y con él ciento cuarenta y cuatro mil que tienen escritos en sus frentes (a modo de sello que denota pertenencia) el nombre de él y el nombre de su Padre. 2 (……) 3 Y están cantando como si fuera una canción nueva delante del trono y delante de las cuatro criaturas vivientes y de los ancianos; y nadie pudo dominar (o aprender, según versiones) aquella canción sino los ciento cuarenta y cuatro mil, que han sido comprados de la tierra. 4 Estos son los que no se contaminaron con mujeres; de hecho, son vírgenes. Estos son los que van siguiendo al Cordero no importa adónde vaya. Estos fueron comprados de entre la humanidad como primicias para Dios y para el Cordero.” (Acotaciones nuestras).
Recordemos que en Rev. 7:4 se nos habla de que el “sello” de pertenencia a Dios, se impone solo a 144.000 personas y en claro contraste con la “gran muchedumbre” incontable del verso 9 y que no tenían dicha “marca” identificadora. Luego de lo que se nos está hablando aquí y como colaboradores con Cristo en la gobernanza del reino de Dios, es de únicamente 144.000 individuos y no de “millones” de personas que supuestamente habrán de ser “arrebatadas”; y que ello es como lo afirmamos, queda demostrado en el Sal. 2:5-6, en donde se lee lo siguiente, en palabras del propio Creador, Jehová Dios:
“En aquel tiempo (en referencia a nuestros días) les hablará en su cólera y en su ardiente desagrado los perturbará, 6 diciendo: “Yo, sí, yo, he instalado a mi rey sobre Sión, mi santa montaña”. (Acotación nuestra).
Por tanto, lo que al envejecido Juan le fue mostrado en una visión y para que nos lo contara a nosotros, fue el cumplimiento de dichas proféticas palabras, eso es, a Jesucristo ya entronizado sobre el Monte Sión y ejerciendo como rey delegado de Dios (1 Cró. 29:23) …… y si a Juan solo se le mostraron como acompañantes al lado del Hijo de Dios en ese regir a 144.000 individuos (Rev. 14:1), es porque solo esa cantidad es la que reinará con él en el gobierno del reino de Dios, pues la visión muestra a un gobierno ya ejerciendo. Pero dicho esto, dejemos temporalmente lo que tiene que ver con ese pasaje de 1 Cor. 15:50-54 del que hemos empezado investigando y vayamos a lo registrado en el de 1 Tes. 4:15-17, tercera pata en la que supuestamente se soporta la disparatada teoría del “rapto”, pero que sorprendentemente y aunque parezca imposible de creer, lo que hace es avalar el planteamiento que nosotros les acabamos de exponer, en el sentido de que solo unos pocos reinarán al lado de Cristo y lo que por sí solo, ya contradice dicha teoría del “rapto” en el aspecto de que “millones” serán arrebatados y hechos inmortales, para posteriormente reinar con Cristo durante el milenio…… y no olvidemos, que este es el aspecto fundamental del “rapto” o “arrebatamiento” en cuestión:
“Porque esto les decimos por palabra de Jehová: que nosotros los vivientes que sobrevivamos hasta la presencia del Señor no precederemos de ninguna manera a los que se han dormido en la muerte; 16 porque el Señor mismo descenderá del cielo con una llamada imperativa, con voz de arcángel y con trompeta de Dios y, los que están muertos en unión con Cristo, se levantarán primero. 17 Después (eso es, después de que se haya producido la “primera” resurrección) nosotros los vivientes que sobrevivamos (o aquellos que esten vivos en la segunda venida de Cristo) seremos arrebatados, juntamente con ellos, en nubes al encuentro del Señor en el aire; y así siempre estaremos con el Señor.” (Acotaciones nuestras).
Por lo que tenemos que, 1º, recordar que se nos ha contado que el acto del “arrebatamiento” tiene que ver con personas vivas y, 2º, que el mismo y según se muestra claramente en el pasaje citado, se produce a continuación de que “los que murieron en Cristo” hayan sido levantados en lo que se conoce como la “primera” resurrección…… por lo que de nuevo esos teóricos del “rapto” violentan el registro escritural, pues esto es lo que leemos acerca de dicha “primera” resurrección:
“Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos (luego no sobre aquellos que no participan de la misma) la muerte segunda no tiene autoridad (eso es lo que significa la inmortalidad), sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.” (Rev. 20:6). (Acotaciones nuestras).
Entonces lo que queda claro de este pasaje, es que solo aquellos que tomen parte de esa “primera” resurrección, son los que reciben la inmortalidad, pues claramente se nos dice que es “sobre estos” que la muerte segunda no tiene “autoridad”; pero también se nos dice, por otra parte, que solo esos que participan de esa “resurrección”, son los que reinarán con Jesucristo en calidad de inmortales reyes y sacerdotes…… luego ¿qué hacemos y según esos “genios”, con aquellos “millones” de personas “arrebatadas” mientras aún estaban vivas y por lo que ya no pueden cumplir con el requisito exigido en ese pasaje, eso es, de participar de esa “resurrección” temprana para adquirir la inmortalidad y el derecho de reinar con Cristo? Porque lo que es obvio, es que eso de que reciben cuerpos inmortales en el momento de ser raptados, no es más que un disparate como un piano, pues está claro del texto transcrito que solo reciben la inmortalidad “estos” que se levantan en dicha “primera” resurrección; bien, visto lo visto y teniendo en cuenta que la Biblia no se contradice, tenemos que concordar en que esos dos pasajes analizados (1 Cor. 15:50-54 y 1 Tes. 4:15-17) tampoco nos hablan de nada que siquiera tenga una mínima relación con al famoso “arrebatamiento” que se nos quiere “vender” y en el que, sorprendentemente, creen millones de personas. Ahora bien, recordarán que les hemos dicho hace un momento que “temporalmente” dejábamos el pasaje de 1 Cor. 15:50-54, pero que retomamos a continuación, pues en el mismo se dice algo que tal parecería dar la razón a los defensores de la “enseñanza” del arrebatamiento y siempre que se analice sin una correcta perspectiva contextual, que encontramos en los versículos 51-52, en donde en la inmensa mayoría de las traducciones bíblicas a nuestro alcance, se puede leer lo siguiente:
“Presten atención, que les voy a contar un misterio: No todos moriremos, pero todos seremos transformados 52 en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando suene la trompeta final. Pues la trompeta sonará y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.” (RVC).
Es cierto que la RV 1960 y la LBLA, sustituyen dicho término por el de “no todos dormiremos”, pero con una acotación a pie de página en la que se nos aclara que en el texto original refleja la expresión “moriremos” y lo que bien podría dar cierta verosimilitud a la teoría del rapto…… pero eso es totalmente imposible a tenor del contexto escritural, por mucho que se encuentre un pasaje vertido en esos términos en todas las traducciones bíblicas, pues como dice el apóstol Pablo “¡Sea Dios hallado veraz, aunque todo hombre sea hallado mentiroso!”. Partamos de la base que el punto dominante de la teoría del “rapto” o “arrebatamiento” tiene que ver con el que los “millones” que son “arrebatados” lo son estando con vida, que verán sus cuerpos vestidos de inmortalidad y que, al cabo de los siete años, volverán a esta tierra y reinarán con Cristo en el milenio…… sin embargo, acabamos de leer en Rev. 20:6 que solo acceden a la inmortalidad y a esa gobernación con Cristo en calidad de inmortales reyes y sacerdotes, aquellos que participan de una resurrección (la primera) y algo que es imposible para una persona que no ha muerto, como es en el caso que nos ocupa ya que, repetimos, el “arrebatamiento” se lleva a cabo con personas que aún no han experimentado la muerte en el momento de ser arrebatadas; pero veamos otro aspecto de la cuestión y que reafirma nuestro punto de vista, que encontramos en una palabras del propio Jesucristo:
Rev. 2:10: “……. pruébate fiel hasta la misma muerte y yo te daré la corona de la vida.”
Luego queda claro que la “corona de la vida” y como otra manera de definir bíblicamente la “inmortalidad”, solo se consigue dando la vida (en este caso mortal) que uno posee mientras está en tránsito por este mundo.
Rev. 3:21: “Al que venza, le concederé sentarse conmigo en mi trono (en calidad de co-gobernante), así como yo vencí y me senté con mi Padre en su trono.”
A tenor de estas palabras, queda claro que para poder acceder a gobernar con Cristo en el reino, uno no solo tiene que experimentar la muerte, sino además una muerte de sacrificio como la del propio Hijo de Dios, porque ¿cómo venció Jesús, sino guardando integridad hasta la misma muerte? Así parece haberlo entendido el apóstol Pablo, pues en su momento dijo estas palabras y según la versión TLA:
“Por eso, lo único que deseo es conocer a Cristo; es decir: sentir el poder de su resurrección, sufrir como él sufrió y aun morir como él murió, 11 ¡y espero que Dios me conceda resucitar de los muertos!”. (Fil. 3:10-11).
Que esto es así, que para acceder a la gobernación del reino en calidad de inmortal rey y sacerdote hay que experimentar la muerte en sacrificio, queda probado si razonamos lo que se nos dice en el libro de Apocalipsis; veamos en primer lugar y según la visión que le fue mostrada al envejecido apóstol Juan, cual es el requisito fundamental exigido para sentarse en un trono al lado del Hijo de Dios y que está en línea con lo que acabamos de afirmar:
Rev. 20:4: “Y vi tronos y hubo quienes se sentaron en ellos y se les dio poder para juzgar. Sí, vi las almas de los que fueron ejecutados con hacha (eso es, asesinados) por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios; y los que no habían adorado ni a la bestia salvaje ni a su imagen y que no habían recibido la marca sobre la frente ni sobre la mano. Y llegaron a vivir y reinaron con el Cristo por mil años.” (Acotación nuestra).
Veamos ahora, confirmación adicional a estas palabras, con lo que se le muestra a Juan que ocurre en el momento de ser abierto el quinto de los siete sellos del “rollo” que le es entregado al Hijo de Dios (Rev. 5:1):
Rev. 6:9-11: “Cuando el Cordero rompió el quinto sello, vi debajo del altar a las almas de los que habían sido asesinados por anunciar el mensaje de Dios. 10 Decían con fuerte voz: “Dios todopoderoso, tú eres santo y siempre dices la verdad. ¿Cuándo te vengarás de los que nos mataron? ¿Cuándo los castigarás? (luego estaríamos hablando de personas que no murieron de muerte natural)”.11 Entonces Dios les dio ropas blancas, y les dijo que debían esperar un poco más, porque aún no habían muerto (o según versiones “se tenía que completar el número de…”) todos los cristianos que debían morir como ellos (eso es, asesinados).” (TLA). (Acotaciones nuestras).
Entonces lo que se deduce de estas palabras, es que en un momento determinado de la historia, tiene que aparecer un pequeño “resto” de personajes enviados por Dios con grandes poderes y a la manera de los Juan, Pedro, Pablo, Felipe y tantos otros que vivieron en el primer siglo y prefigurados por los “dos testigos” de Rev. 11:3-6…… ahora bien ¿y para cuándo tiene que producirse dicha aparición? Recuerden que el “rollo” fijado con siete sellos contiene información que incluye los acontecimientos a ocurrir durante los últimos siete años del mundo como lo conocemos; por lo que teniendo en cuenta que todo indica que nos hallamos ya muy adelantado en los acontecimientos iniciales de la apertura del sexto sello, habría que entender que no está lejano en el tiempo el momento de dicha aparición…… pero en todo caso y volviendo a lo que nos interesa ahora, dejemos que sean las Escrituras las que nos expliquen, cuál es el fin que les aguarda a dichos personajes y enviados directamente por el Altísimo:
“Y cuando hayan terminado de dar su testimonio (luego se les envía para una comisión concreta y que se nos explica en el verso 3), la bestia salvaje que asciende del abismo hará guerra contra ellos y los vencerá y los matará. 8 Y sus cadáveres estarán en el camino ancho de la gran ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también el Señor de ellos fue fijado en el madero. 9 Y los de los pueblos y tribus y lenguas y naciones mirarán sus cadáveres por tres días y medio y no permiten que sus cadáveres sean puestos en una tumba (eso es, que sean enterrados).” (Rev. 11:7-9). (Acotaciones nuestras).
Por lo que dichos personajes pasan a formar parte de aquellos que las Escrituras identifican como “los muertos en Cristo”, eso es, que al igual que este y sus seguidores del primer siglo, han dado su vida en sacrificio defendiendo su integridad a Dios. Entonces y visto lo visto, queda claro que el contexto escritural contradice totalmente el pasaje citado de 1 Cor. 51-52, cuando en el mismo se nos dice “que no todos moriremos” en el caso de aquellos que tengan que reinar con Cristo y que es de lo que estamos tratando…… luego ¿cómo podemos entender esta aparente contradicción? Vamos a ver si somos capaces de explicarlo; habrán notado ustedes, que en la primera ocasión en que hemos citado de ese pasaje de 1 Cor. 15:50-54 y citado de la TNM de los TJ y la que mejor expresa dicha idea, en los versos 51-52 leíamos lo siguiente:
“¡Miren! Les digo un secreto sagrado: No todos nos dormiremos en la muerte, pero todos seremos cambiados, 52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, durante la última trompeta. Porque sonará la trompeta y los muertos serán levantados incorruptibles y nosotros seremos cambiados.”
Y para encontrarle el punto a la cosa, hay que tener en cuenta lo que Pablo dice en 1 Tes. 4:15, pues allí está haciendo referencia al “resto ungido” por aparecer y del que acabamos de hablar, que también tienen que ser muertos, pues de lo contrario no pueden participar de la “primera” resurrección mencionada y que es la que da la inmortalidad y el poder reinar con Cristo…… y esto es lo que Pablo nos dice:
“Porque esto les decimos por palabra de Jehová: que nosotros los vivientes que sobrevivamos hasta la presencia del Señor (claramente se nos habla del “resto ungido” mencionado y en el que Pablo se incluye como “clase” y no como individuo que tenga que sobrevivir hasta ese momento) no precederemos de ninguna manera a los que se han dormido en la muerte.” (Acotación nuestra).
Ahora y partiendo de ahí, sí estamos en condiciones de entender el pasaje de 1 Cor. 15:51-52 que estábamos analizando, porque veamos: el que se nos diga que no todos “dormiremos en la muerte”, solo quiere dar a entender que a diferencia de los “ungidos” del primer siglo y que han tenido que pasar casi dos milenios en estado de espera o “durmiendo” en la “muerte” (Juan 11:11-13), a que llegara el momento de su resurrección y cuyos cuerpos físicos, obviamente, dejaron de existir al descomponerse y sus átomos constituyentes pasar a formar parte de los elementos de la tierra, no ocurre así con el “resto ungido” por aparecer y que son resucitados a los “tres días y medio” de su muerte y sin tiempo prácticamente para su descomposición…… luego no se puede decir de ellos que se hayan “dormido en la muerte” como sus antecesores; de ahí que Pablo diga en el verso 52 que “los muertos (los que llevan siglos muertos) serán levantados incorruptibles y nosotros (los que mueren en la segunda venida de Cristo) seremos cambiados”. Eso es, que esos cadáveres que no se han descompuesto y aún de estructura imperfecta o mortal y que acaban de ser asesinados por la “bestia salvaje que asciende del abismo”, es sobre los mismos cuerpos que Jehová actúa “transformando” o “cambiando” su estructura molecular (por decirlo de alguna manera) en el momento de devolverles la vida o resucitarlos y “en un abrir y cerrar de ojos”, eso es, tornándolos en cuerpos incorruptibles o inmortales. Luego mientras que a los primeros se les tiene que dotar de un nuevo cuerpo ya incorruptible, pues el original hace siglos que desapareció y ya no existe, a los segundos el mismo cuerpo les vale y de ahí que Pablo establezca la diferencia en el sentido de que, mientras los primeros son “levantados incorruptibles”, eso es, en cuerpos “nuevos”, los segundos son “cambiados” de condición en el mismo cuerpo…… échenle un poco de ingenio al asunto y sin perder de vista el contexto escritural, mediten la cosa y verán que más o menos el tema iría por ahí.
Pero lo sustancial y a modo de conclusión (en el bien entendido de que algo se nos habrá quedado en el “tintero”, pero la idea ahí está para que ustedes la maduren), es que todos esos puntos que hemos señalado en este escrito y sacados del contexto general de las Escrituras, no se dan en aquellos individuos que supuestamente y según se nos dice serán “arrebatados”…… por lo que solo se puede entender, que dicho contexto escritural no apoya en absoluto la idea de un “rapto” o “arrebatamiento” tal como este se nos ha planteado. En consecuencia, no podemos por menos que afirmar que estamos ante una disparatada teoría, soportada en tres pasajes en los que para nada se nos habla de algo parecido a un “rapto”, por tanto mal interpretados y peor aplicados, como ha quedado plenamente contrastado por todo el contexto escritural…... contexto escritural y dicho sea de paso, que esos “genios” en teología se ha pasado olímpicamente por el “forro de lo pantalones” Ahora bien, es “norma de la casa” que cuando se desbarata un planteamiento por esperpéntico y disparatado, como es el caso, dar uno alternativo que sea creíble (en este caso sobre lo que está por suceder en nuestros días) y por supuesto debidamente avalado por el registro bíblico, para que nuestros lectores puedan comparar y optar por el que más les “cuadre”…… y es que rebatir, solo por rebatir y no aportar propuesta alguna a cambio, como hacen algunos, no es más que pura ignorancia.
Por lo tanto, nosotros haremos nuestra particular aportación sustitutoria del planteamiento analizado…… pero eso ya será en el próximo escrito, dada la extensión de este ¡pero qué quieren ustedes, si el Altísimo no nos ha llamado por el camino de la sinopsis (en “cristiano”, resumen)! Por lo que y como se decía en un antiguo programa de televisión en España ¡permanezcan atentos a la pantalla, pues esto solo acaba de empezar!
MABEL
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