lunes, 28 de octubre de 2013

La “vida eterna” y la “inmortalidad”…… ¿las dos caras de una misma moneda?


Es este, al menos desde el punto de vista de los autores de este blog, un tema ciertamente conflictivo a tenor de lo que uno va leyendo de personas que se tienen por “entendidas” en la materia y que no parecen estar muy de acuerdo entre ellas; sin embargo, parece que destaca la unanimidad existente entre una mayoría de las tales, en el sentido de que efectivamente estaríamos hablando en ambos casos de la misma cosa, eso es, que el término “vida eterna” sería sinónimo de “inmortalidad” y viceversa. Sin embargo y valga como ejemplo, ahí tenemos a los Testigos de Jehová que, de una manera un tanto confusa, cierto es, pues en algunos de sus escritos tal parece que se contradicen así mismos, llegan a la conclusión de que habrá unos pocos que reinarán con Cristo (144.000 según Rev. 14:1-5) y que gozarán de dicha “inmortalidad”, mientras que unos muchos, eso es, la “gran muchedumbre” sobreviviente en la “gran tribulación” de Rev. 7:9; 14 y súbditos de dicho reino, disfrutarán de la llamada “vida eterna” y con la idea de que esta condición, es inferior a la “inmortalidad” que ostentarán los 144.000 que, como sus hermanos menores, han de acompañar a Jesucristo en su reinar…… planteamiento que desde este blog apoyamos en todos su extremos y hacemos nuestro, aunque lo digan los TJ y que, como tantas veces hemos dicho desde esta página, suelen acertar casi siempre en su interpretación de las Escrituras, pero yerran lamentablemente en la aplicación del resultado de dichas interpretaciones; y como dicen que “para muestra, basta un botón”, veamos un claro ejemplo de ello y sin apartarnos del caso que pretendemos analizar.

Porque si bien dicha organización acierta en la interpretación de que los que con Cristo tienen que reinar, son 144.000 individuos, falla en su aplicación al decir que de estos existe aún un “resto” (Rev. 6:9-11) en la tierra en estos momentos, que está conformado por miembros que pertenecen a tal organización y siendo los que asumen la responsabilidad de dirigir la obra de predicación que lleva a cabo dicha organización religiosa…… cuando el caso es y algo que les niega la mayor, que a día de hoy y circunstancia que hemos demostrado en este blog hasta la saciedad, no existen “ungidos” sobre la tierra, eso es, miembros de dicho grupo de los 144.000. Por otra parte, si bien interpretan correctamente que la mencionada “gran muchedumbre” son las personas que accederán al reino en calidad de súbditos, yerran estrepitosamente al afirmar que esta ingente cantidad de personas se corresponde con sus llamadas “otras ovejas” y salidas de su obra de predicación, cuando la realidad es que la predicación de la que salen tales personas es de la que anunció Jesús en Mat. 24:14 y que tendrá una duración de tan solo 1260 días (Rev. 11:2)…… luego dado que los TJ llevan más de 100 años predicando y según reconocen ellos mismos, solo podemos concluir que no estamos hablando de la misma predicación. Por lo tanto y partiendo del hecho mencionado de la ausencia actual de “ungidos” sobre la tierra y que son los que tienen que encabezar dicha obra divulgadora, solo podemos pensar que la predicación anunciada por Jesús no ha empezado todavía, por lo que el resultado de la misma, es decir, los citados súbditos del reino como tales, tampoco han podido hacer su aparición sobre la tierra…… y con lo que su clase de las “otras ovejas”, lógicamente, no se corresponde con esa “gran muchedumbre” anunciada: o sea, que han acertado en el “fondo”, pues así será el desarrollo de los acontecimientos profetizados, pero han errado en la “forma”, al adelantarse a esos acontecimientos en más de cien años y además, al aplicarse a sí mismos dicha profecía.

Y ya sabemos que alguien habrá por ahí, que dirá que esta forma que tenemos de apoyar la tesis de una correcta interpretación de las Escrituras por parte de los TJ, en el sentido de quiénes serán inmortales y quiénes no lo serán, tiene mucho que ver con el poso acumulado por el tiempo que permanecimos como miembros activos de dicha organización los dos autores de este blog y por aquello que “de casta le viene al galgo”; sin embargo, la realidad es que mientras esas personas pueden meterse con los TJ y desmontar algunos de sus planteamientos, no pueden hacer lo mismo con los artículos que nosotros publicamos, pues están estrictamente basados en lo que dicen las Escrituras y no en lo que enseñan determinadas estructuras religiosas…… por lo que, obviamente, alguna diferencia tiene que haber entre lo que decimos nosotros y lo es enseñado por la mencionada organización. Dicho lo cual, metámonos ya “en harina” y empecemos con la tarea de demostrar la veracidad de nuestra posición inicial, con lo que consideramos como un buen punto de partida para llegar al fondo de la cuestión…… y que tiene que ver con un pasaje bíblico que nos habla de la promesa divina de que en un fututo, en este momento ya muy cercano, el ser humano podrá alcanzar la “vida eterna”:

Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16).

Estas palabras, dichas por el propio hijo de Dios, Jesús, no sospechoso por tanto de desconocimiento de la realidad de las cosas o afán de tergiversarlas, hacen referencia al mundo en general y no a una parte selecta del mismo, como los beneficiarios del acceso a la mencionada “vida eterna”…… luego la promesa de alcanzar dicha meta, estaba dirigida a la humanidad obediente como un todo y sin excepción de ninguna clase: la única condición exigida para ello, es la de ejercer fe en el sacrificio expiatorio o sangre derramada de Cristo y algo que se nos confirma, en lo dicho por Rev. 7:14-15 y en clara referencia a aquellos que sobrevivirán a la “gran tribulación” venidera:

Y, en respuesta, uno de los ancianos me dijo (al apóstol Juan): “Estos que están vestidos de la larga ropa blanca, ¿quiénes son y de dónde vinieron?”. 14 De modo que le dije inmediatamente: “Señor mío, tú eres el que sabe” (luego Juan lo ignoraba). Y me dijo: “Estos son los que salen de la gran tribulación (luego sobreviven a ella) y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero (eso es, que han “ejercido fe” en su sacrifico de rescate). 15 Por eso (por haber ejercido dicha fe) están delante del trono de Dios y le están rindiendo servicio sagrado día y noche en su templo; y El que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos”.” (Acotaciones nuestras).

Entonces sabemos de esas personas a las que se hace referencia, que serán los primeros súbditos del reino de Dios y por tanto los primeros seres humanos, en alcanzar la “vida eterna”, porque han hecho lo demandado en Juan 3:16; pero además lo sabemos también, porque de aquellos que reinan en el mismo junto a Cristo, se nos dice algo distinto y que les diferencia radicalmente de la “gran muchedumbre” de súbditos del reino:

Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.” (Rev. 20:6).

Aclaremos en primer lugar, que por “muerte segunda” y en ese contexto, se entiende aquella muerte que es producto de un juicio adverso de Dios y con resultado de destrucción eterna (Rev. 20:14-15); a partir de ahí, razonemos con un poco de lógica sobre lo leído en el pasaje en cuestión: si sobre “estos” que participan de dicha “primera” resurrección y que reinarán con Cristo se nos dice, que la “muerte segunda” no tiene autoridad sobre ellos y algo que no se nos dice de la “gran muchedumbre” de súbditos aún por aparecer, ello significa en primer lugar que gozan de la “inmortalidad” (no pueden ya morir) desde el mismo momento que se levantan en esa “primera” resurrección…… pero por otra parte y tomando la oración por pasiva, lo que se sobreentiende es que hay otros a los que sí les puede alcanzar dicha “muerte segunda”, pues de lo contrario y en el pasaje transcrito, no tendría sentido alguno el concretar que es sobre “estos”, luego no sobre otros, que dicha “muerte segunda” ya no tiene poder. Luego teniendo en cuenta que la Revelación nos sitúa en los últimos días de este inicuo sistema de cosas y cercano ya el momento de la instauración del reino de Dios, solo es razonable que nos formulemos la siguiente pregunta ¿de cuántos grupos de personas nos habla Rev. 7:1-10 que estarán presentes, en el momento de empezar a andar el reino de Dios? Y siendo esta la respuesta: de un grupo reducido de 144.000 sellados en sus frentes y de una “gran muchedumbre” que “ningún hombre podía contar” que habrá sobrevivido a la “gran tribulación” venidera y que no tenían sello identificativo alguno en sus frentes. Eso es, dos grupos perfectamente diferenciados el uno del otro, tanto por cantidad como por calidad y del cual primer grupo, según el texto de Rev. 20:6 leído, se nos dice que gozarán de la “inmortalidad” pues la “muerte segunda” ya no puede alcanzarlos…… entonces blanco y en botella: aquellos que sí pueden ser alcanzados por la “muerte segunda”, son los integrantes del grupo de la “gran muchedumbre” y a pesar de que según hemos leído en Rev. 7:14-15, por ser parte del mundo de la humanidad que sí ha ejercido fe en la sangre derramada de Cristo, se les concede y en armonía con la promesa divina de Juan 3:16, el poder vivir eternamente, eso es, la “vida eterna”. Luego un mínimo ejercicio de lógica y sentido común nos dice, que ello solo puede significar que “vida eterna” y la “inmortalidad” no pueden ser de ninguna manera una misma cosa, como afirman la mayoría de “entendidos” a los que nos hemos referido al inicio de este escrito.

Ahora bien ¿por qué enfatizamos el hecho de que esa “gran muchedumbre” sobrevive a la “gran tribulación”? Pues para acentuar el contraste entre ambos grupos, porque veamos: si estas personas pasan al reino de Dios con vida, eso es, sin haber muerto, ello significa que de ninguna manera pueden participar de la “primera” resurrección y que es la que da la citada “inmortalidad”, así como el derecho a reinar con Cristo, como ya hemos señalado; y con lo que se nos viene a decir, que estaríamos hablando de una cantidad inmensa de personas que a diferencia del reducido grupo de los 144.000, no tienen dicha “inmortalidad”, ni pueden reinar con Cristo, pues no proceden de la llamada “primera” resurrección, sino que proceden o salen de la “gran tribulación” y lo que es algo muy distinto. Luego ya tenemos un reducido grupo de personas que tienen la “inmortalidad”, por una parte y otro grupo inmenso por la otra que, aun teniendo el favor de Dios y como hemos comprobado, resulta que no la tienen, pero que en última instancia y por haber entrado al reino de Dios con vida y haber sido liberados de la carga del pecado (cuyo salario es la muerte, según Rom. 6:23) y en función del rescate de Cristo, ya no tienen por qué volver a morir y con lo que resulta que ya están en posesión de la “vida eterna” o vida indefinida (y concepto cuyo significado aclararemos más adelante)…… por lo que es obvio, que no podemos estar hablando de una misma cosa cuando nos referimos a la “inmortalidad” y a la “vida eterna”, pues, repetimos, son dos cosas totalmente diferentes.

Sin embargo, la opinión generalizada y como ya hemos señalado, es la de que sí estaríamos ante dos términos sinónimos y por ello, refiriéndonos a lo mismo cuando usamos cualquiera de las dos expresiones; pero para reforzar nuestro planteamiento en contra de dicha disparatada afirmación, pasemos a considerar un texto bíblico muy usado por parte de aquellos que defienden la equivalencia de los mencionados términos, como es el de 2 Tim. 1:10 y que como tenemos por costumbre, transcribimos de la TNM de los TJ, pues es la que usamos de cabecera, para seguidamente ver como lo vierten distintas traducciones:

TNM: “…… pero ahora se ha hecho claramente patente mediante la manifestación de nuestro Salvador, Cristo Jesús, que ha abolido la muerte, pero ha arrojado luz sobre la vida y la incorrupción mediante las buenas nuevas.”

RV 1960: “……pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio.” (2 Tim. 1:10).

NVI: “…… y ahora lo ha revelado con la venida de nuestro Salvador Cristo Jesús, quien destruyó la muerte y sacó a la luz la vida incorruptible mediante el evangelio.”

PDT: “Pero ahora nos ha sido mostrado ese amor por medio de la venida de nuestro Salvador Jesucristo, quien destruyó la muerte y ha dado a conocer la manera de tener vida eterna por medio de la buena noticia.”

DHH: “Esa bondad se ha mostrado gloriosamente ahora en Cristo Jesús nuestro Salvador, que destruyó el poder de la muerte y que, por el evangelio, sacó a la luz la vida inmortal.”

Para entender lo que nos dicen esos pasajes, discrepantes entre sí en cuanto a los términos usados para definir una misma condición (“vida eterna”, “vida inmortal”, “vida incorruptible”, “inmortalidad” o “incorrupción”) tenemos que situarnos en el contexto en el que fueron dichas esas palabras de 2 Tim: 1:10; porque resulta que en ese momento, aún no había constancia de que hubiera de existir en un futuro algo parecido a una “gran muchedumbre”, pues esta idea apareció 31 años después de que Pablo pronunciara tales palabras, en la Revelación a Juan y por lo que el citado Pablo no se podía estar refiriendo a dicha “gran muchedumbre” en ese momento, pues no hay ningún dato en los registros de este que nos permitan suponer que sabía algo de la misma…… recuerden que el propio Juan y cuando se le pregunta acerca de esas personas, afirma ignorar de quiénes se trataba (Rev. 7:13-14). Por lo que a quién se podía referir Pablo en ese momento y con esas palabras, solo era a la clase “ungida”, pues esta era la única que existía en ese tiempo y que es a la que Jesús vino exclusivamente a buscar, tarea que continuaron posteriormente sus apóstoles, Pablo incluido…… luego esas expresiones mencionadas tenían los mismos destinatarios y algo que parece ser, quieren ignorar la mayoría de los teólogos actuales. Pero veamos un nuevo elemento que se incorpora al asunto y que nos ayuda a comprender mejor de qué estamos hablando, que encontramos en Hebr. 7:15-17:

Y es aún más abundantemente claro que con semejanza a Melquisedec se levanta otro sacerdote, 16 que ha venido a serlo, no según la ley de un mandamiento que dependa de la carne, sino según el poder de una vida indestructible, 17 pues se dice en testimonio: “Tú eres sacerdote para siempre a la manera de Melquisedec”.”

Por lo que volviendo a lo que hemos leído y haciendo un compendio de los distintos términos utilizados en esos versos citados e incorporando esa última expresión, fácilmente podríamos llegar a la conclusión de que se estaba haciendo referencia a una “vida eterna indestructible”…… pero claro, para poder sostener esta afirmación, tendríamos que tener a mano una “vida eterna destructible” y lo que es más…… poder explicar lo que ello significa.

Afortunadamente en las Escrituras se nos da un ejemplo de ello y que nos permite aprovechar el momento para introducir la cuña aclaratoria con respecto del significado de “vida eterna” o indefinida, que les habíamos prometido: el hombre muere a causa del pecado heredado, luego cuando dicho pecado es redimido por la muerte de Cristo, este queda eximido de la muerte y de ahí, que los que sobrevivan a la “gran tribulación” y pasen con vida al reino de Dios, ya no precisan morir como pago del pecado (Rom. 6:7)…… y eso es en esencia, la “vida eterna”; a menos, eso sí y como ya les hemos señalado, que la muerte se produzca como resultado de un juicio adverso directo de Jehová y que resulta en la “muerte segunda” o destrucción eterna del sujeto. Y esta es, precisamente, la muerte a la que los participantes de la “primera” resurrección no están sujetos y algo que les aclararemos más adelante; dicho lo cual, continuemos en donde estábamos y que era en el ejemplo que nos proporcionan las Escrituras de una “vida eterna destructible” (eso es, que puede ser destruida en un momento dado) y de la que todos conocemos, como es el caso de nuestro primer padre Adán. Porque veamos: mientras este se mantuvo alejado del pecado, tenía “vida eterna” o indefinida y situación que podía haber mantenido eternamente (y valga la redundancia), si se hubiera mantenido observante de la advertencia recibida, pues el que continuara con vida estaba condicionado a la obediencia de la misma (Gén: 2;17); pero en cualquier caso, la “vida eterna” de la que disfrutaba era una dádiva divina que solo él podía perder y que nadie le podía arrebatar, ni siquiera el propio Jehová, mientras Adán se mantuviera libre de pecado (de lo contrario, Dios habría violentado la condición que Él mismo había impuesto). Y siendo en este sentido que se podía considerar a Adán como un ser “eterno”, pues eso es lo que significa el concepto de “vida eterna”…… sin embargo, no era “inmortal” o no sujeto a muerte, como posteriormente se comprobó y lo que nos permite calificar la vida que poseía, como de “vida eterna destructible”.

Tengamos en cuenta, que según los diccionarios actuales la expresión “inmortal” significa que “no se puede morir” y siendo por tanto sinónima de “imperecedero”, “eterno”, “perenne”, “perpetuo” y “sempiterno”. Claro, ello nos podría llevar a confusión, pues esas definiciones retratan o son equivalentes a la “vida eterna” de la que se nos habla en Juan 3:16 y circunstancia que los teólogos actuales aprovechan para afirmar que “vida eterna” e “inmortalidad” son las dos caras de una misma moneda…… y lo que nos lleva a la repetición del argumento que les hemos dado: ello es así como dicen los diccionarios, pero en el bien entendido de que solo aplica en el sentido de que una vez quitado el pecado por el sacrificio vicario de Cristo, la muerte como consecuencia del mismo desaparece y por lo que no existe ya causa natural alguna por la que el ser humano y desde ese momento en adelante, experimente la muerte y con lo que ya a partir de ese instante, aplican todos esos calificativos que nos exponen los diccionarios; y por lo que no hay contradicción alguna con lo que nosotros estamos intentando explicar, cuando las cosas se colocan en su debido contexto. Pues no olvidemos, que en una primera instancia esa era la situación real de Adán y por lo que en él se concitaban todos esos términos…… sin embargo, Adán murió; ahora bien y que es a dónde queríamos llegar: la muerte no le llegó propiciada por una falla en su condición de ser humano perfecto y por tanto poseedor en sí mismo de “vida eterna”, sino por una acción exterior como causa de su desobediencia a la advertencia dada por su Creador. De ahí, que nosotros afirmemos, que la “inmortalidad” como tal y según el punto de vista bíblico, va un paso más allá de las definiciones que de la misma nos dan los diccionarios.

Luego y para ir colocando poco a poco las cosas en su sitio, podríamos hacer la siguiente evaluación, en el sentido de que mientras Adán gozaba una “vida eterna destructible”, ahora estaríamos hablando de un “vida eterna indestructible” y lo que nos lleva a la siguiente reflexión: es cierto que en términos prácticos sería lo mismo la “inmortalidad” que la “vida eterna”, pues en ambos casos y en esencia, solo proponen la duración indefinida de la vida siempre bajo el punto de vista humano; entonces…… ¿cuál es el matiz que interviene, para que desde el punto de vista bíblico esto no sea así? Pues que mientras la “vida eterna” de la que en su momento gozó Adán y de la que gozan los ángeles también (no nos olvidemos de ello), así como de la que en un futuro gozará la “gran muchedumbre” que sobreviva a la “gran tribulación”, es “destructible”, la condición en la que fue levantado Jesucristo en su resurrección fue a una “vida eterna indestructible” y que ya más adelante explicaremos “de qué manera, se come eso”; porque antes tenemos que hablar de aquellos seguidores de Jesús que se levantan en la “primera” resurrección y de los que el apóstol Pablo dijo lo sigue:

Porque si hemos sido unidos con él en la semejanza de su muerte (asesinados por mantener su lealtad a Dios), ciertamente también seremos unidos con él en la semejanza de su resurrección.” (Rom. 6:5). (Acotación nuestra).

Entonces queda claro que aquellos de los que nos habla Rev. 20:6 y que participan en la “primera” resurrección, tienen que tener un resurrección igual a la que Cristo tuvo, eso es, a una resurrección con “vida eterna indestructible”, pues de los tales se nos dice que la muerte “segunda” no tiene autoridad sobre ellos y en el bien entendido, como ya hemos señalado, que “la muerte segunda” no es consecuencia del pecado heredado, sino por un juicio directo de Dios y que equivale a destrucción eterna (Rev. 20:15)…… ahora bien ¿por qué son indestructibles? Para entender este interesante punto, tenemos que remontarnos a unas palabras que pronunció Pablo y que parecen ser desconocidas por la mayoría de los teólogos, pues no nos las mencionan ni por casualidad y que sin embargo, son cruciales para entender la diferencia existente entre lo que es la “vida eterna” y lo que es la “inmortalidad”…… siempre desde el punto de vista de las Escrituras y que se supone que es de eso de lo que nos tendrían que hablar esos señores; pero antes de pasar a transcribir dicho pasaje y puesto que también se mueven en nuestra tesis (o nosotros en la suya), veamos lo que opinan los TJ acerca de la razón del por qué a esas personas se les concede dicha condición de vida “indestructible” y lo que esto significa:

Por consiguiente, el que se otorgue “vida indestructible” (Heb 7:16) o “vida indisoluble” a los cristianos que obtienen el privilegio de reinar con el Hijo de Dios en el Reino celestial, demuestra de manera maravillosa la confianza que Dios tiene en ellos.” (Perspicacia para entender las Escrituras, pág. 1.230). (Negritas nuestras).

Argumento pueril donde los haya y en el que no estamos en absoluto de acuerdo, esgrimido como último recurso al no tener ni idea, imaginamos, de la verdadera razón del porque disfrutan esas personas de la condición de “indestructibles”; dicho lo cual, ahora ya sí, veamos el pasaje en cuestión:

Porque sabemos que si nuestra casa terrestre, esta tienda, fuera disuelta, hemos de tener un edificio procedente de Dios, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.” (2 Cor. 5:1).

Pero para entender claramente la idea que Pablo nos estaba transmitiendo con esas palabras, recurriremos a la versión que del mismo pasaje nos da la Nueva Traducción Viviente y que es un poco más explícita y por tanto, clarificadora:

Pues sabemos que, cuando se desarme esta carpa terrenal en la cual vivimos (es decir, cuando muramos y dejemos este cuerpo terrenal), tendremos una casa en el cielo, un cuerpo eterno hecho para nosotros por Dios mismo y no por manos humanas.”

Lo que entendemos entonces a partir de lo leído, es que a diferencia de los resucitados de los que nos habla la Biblia (exceptuando el caso de Jesucristo), así como será en el caso de los que participen de lo que podríamos considerar como la “segunda” resurrección durante el milenio, que volverán a la vida con un cuerpo terrestre, eso es, procedente de la tierra (Gén. 2:7), esas personas reconocidas como Hijos de Dios, dejaron esa condición de origen terrestre para siempre en el momento de su muerte, para adquirir un cuerpo nuevo que les ha “fabricado” el propio Jehová en los cielos, por lo tanto ya de condición divina y que les será dado en el momento de su resurrección; el hecho de que se nos mencione que no será hecho “por manos humanas” significa que a diferencia del resto de la humanidad, este cuerpo no será de sustancia terráquea, eso es, compuesto de los ingredientes del suelo (Gén. 3:19) y que resulta del producto del ayuntamiento de un hombre y una mujer, con la aparición de un nuevo ser en el mundo, en definitiva de esencia terrenal y que es lo que transmite el ser humano a su descendencia. No será este el caso en dichos personajes, pues desechados definitivamente sus cuerpos terrenales, serán dotados de cuerpos acordes con la condición que tienen de Hijos de Dios y hechos por Este, por lo que serán de esencia divina o dicho para entendernos, como una porción del propio Dios Altísimo hecha materia y a lo que Pablo denominó “una nueva creación”:

2 Cor. 5:17: “Por consiguiente, si alguien está en unión con Cristo, es una nueva creación; las cosas viejas pasaron, ¡miren!, cosas nuevas han llegado a existir.”

Gál. 6:15: “Porque ni la circuncisión es nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación es algo.”

No olvidemos, que hasta el momento conocemos dos formas de vida: la espiritual y la material, una de ascendencia o esencia celestial y la otra de ascendencia o esencia terrenal; sin embargo ahora estamos hablando de una tercera concepción de vida, eso es, vida material o en la forma de hombres, pero de ascendencia celestial o proveniente de Dios. Y dado que son Hijos de Dios, los cuerpos que reciben también tienen que reflejar las características de su Padre Celestial y llevándose con ello al extremo, la afirmación que Jesús hizo en su momento en el sentido de que quién lo estaba viendo a él, estaba viendo al Padre (Juan 14:9), o sea, ya en un total y estricto sentido del término. Luego cuando en el reino de Dios ya instalado en esta tierra, estemos conviviendo con Jesucristo y con sus hermanos, estaremos conviviendo y por decirlo de una manera un tanto pedestre, pero lo máximo de realista, con sustancia de Dios en forma de hombres (no olvidemos que estamos hablando de una nueva creación); de hecho, algo de ello parece que se nos quiere dar a entender, cuando en Rev. 21:3-4 leemos lo siguiente:

Con eso, oí una voz fuerte desde el trono decir: “¡Mira! La tienda de Dios está con la humanidad y él (eso es, Dios) residirá con ellos y ellos serán sus pueblos. Y Dios mismo estará con ellos. 4 Y limpiará toda lágrima de sus ojos y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado”.” (Acotación nuestra).

Tan explícito es dicho pasaje, que muchos que se las dan de teólogos dicen que, efectivamente, de manera literal Jehová habitará con el hombre aquí en la tierra, pero planteamiento que se topa con algunas “pequeñas” dificultades; por ejemplo, con lo afirmado por el propio Jehová a Moisés:

Y añadió: “No puedes ver mi rostro, porque ningún hombre puede verme y sin embargo, vivir.” (Éxo. 33:20).

Recordemos que ni el propio Adán, en estado de perfección y siendo directa creación de Dios, pudo ver a literalmente a Este, sino que lo único que percibía era “la voz de Jehová que andaba en el jardín” (Gén. 3:8-10); pero tenemos otro pasaje de más peso, que nos muestra la imposibilidad de que Dios literalmente more con el hombre y que encontramos en 1 Rey. 8:27, que nos narra el solemne momento de la inauguración del templo de Jerusalén y las palabras que el rey Salomón dirigió a Aquél para quién se había edificado el mismo:

Pero ¿verdaderamente morará Dios sobre la tierra? ¡Mira! Los cielos, sí, el cielo de los cielos, ellos mismos no pueden contenerte ¡cuánto menos, pues, esta casa que yo he edificado!

Pero para entender ese pasaje en toda su dimensión, veamos como lo vierten otras dos traducciones:

PDT: “Pero ¿en realidad puede vivir Dios en la tierra? Si ni los cielos más profundos pueden contenerte, entonces ¿cómo será adecuado para ti este templo que he hecho construir?

DHH: “Pero ¿será verdad que Dios puede vivir sobre la tierra? Si el cielo, en toda su inmensidad, no puede contenerte, ¡cuánto menos este templo que he construido para ti!

Luego es obvio que Jehová y que identifica al globo terráqueo como el “escabel” de sus pies (Isa. 66:1), no puede literalmente posarse sobre esta tierra y vivir junto a nosotros…… sin embargo, eso es lo que parece decirnos Rev. 21:3-4 y por lo que habría de averiguarse, cuál es la fórmula para que dicha circunstancia se produzca, sin violar los pasajes mencionados; y clave para esclarecer dicha cuestión, la tenemos en Rev.21:4 mencionado hace un momento y que, recordemos, nos dice lo siguiente:

Y limpiará toda lágrima de sus ojos y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.”

Por lo que ahora razonemos sobre lo que hemos leído y preguntémonos ¿quiénes son los que llevan a cabo todos esos cambios sobre la tierra durante el milenio? Pues Jesucristo y sus hermanos, en todo semejantes a él y a quien todo poder y autoridad sobre el cielo y sobre la tierra le han sido concedidos (Mat. 28:18); y que según leemos en las Escrituras, una vez conseguido dicho objetivo y al término de los mil años de gobierno teocrático sobre la tierra, ocurre lo siguiente y según la versión Dios Habla Hoy:

Entonces vendrá el fin (o la culminación del Plan de Dios para la restauración de la humanidad), cuando Cristo derrote a todos los señoríos, autoridades y poderes y entregue el reino al Dios y Padre. 25 Porque Cristo tiene que reinar hasta que todos sus enemigos estén puestos debajo de sus pies (luego durante el milenio Jehová no estará en la tierra ni, obviamente, después del mismo, como tampoco lo estuvo en el principio); 26 y el último enemigo que será derrotado es la muerte. 27 Porque Dios lo ha sometido todo bajo los pies de Cristo. Pero cuando dice que todo le ha quedado sometido, es claro que esto no incluye a Dios mismo, ya que es él quien le sometió todas las cosas. 28 Y cuando todo haya quedado sometido a Cristo, entonces Cristo mismo, que es el Hijo, se someterá a Dios (y le devolverá el reino), que es quien sometió a él todas las cosas. Así, Dios será todo en todo.” (1 Cor. 15:24-28). (Acotaciones nuestras).

Entonces y volviendo al tema que nos ocupaba ¿en qué sentido estará Dios con la humanidad? A nuestro entender solo existe una manera y que es la que hemos apuntado: en las figuras, tanto de Jesucristo y de sus hermanos que son un calco de este, que no son otra cosa y por decirlo de alguna manera, más que ínfimas “porciones” del un todo que es Dios, materializadas en cuerpos humanos como Hijos Suyos o lo que viene a ser lo mismo, esencia del propio Dios en figura o forma humana; y circunstancia que les permite el convivir entre nosotros, sin que su presencia nos sea letal, como sí lo es la del Altísimo, según hemos leído…… en definitiva, que ellos “son” Dios y con todas la limitaciones que a ello le queramos poner. Y para transmitirles la idea de la forma más cercana a lo que intentamos decirles, vean el siguiente ejemplo y que una buena amiga de este blog nos ha hecho llegar: si ustedes van a la orilla del mar y sacan con un cuenco una porción de agua de este, lo que tienen en sus manos en ese momento, no es otra cosa más que “mar”, aunque solo sea en una ínfima cantidad, si la comparamos con la vasta porción de agua que tenemos ente nosotros…… pero en definitiva “mar” y no otra cosa; y siendo eso, exactamente, lo sucedido en el caso de esos personajes. Dicho lo cual y partiendo de todo lo considerado, volvamos al principio de esta historia y que iniciábamos con Juan 3:16…… ¿se acuerdan de lo que decía?; veámoslo de nuevo:

Porque tanto amó Dios al mundo (de la humanidad) que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.” (Acotación nuestra).

Y ya hemos visto en qué consiste la “vida eterna destructible” y que suena más suave si se define diciendo que no es más que la “vida eterna”, sujeta o dependiente de la obediencia a Dios; sin embargo, en el “Plan Divino de Redención” también se contemplaba, aparte de la figura de Jesucristo, la de un determinado número de personajes que acompañarían a este en la gobernación de un reino por mil años y que colaborarían en el encargo dado al mismo, de llevar a cabo dicha obra de restauración…… por lo que la pregunta es ¿qué criterio se siguió, para elegir a dichas personas? Pues sencillamente a medida que se iban incorporando, eso es, a los primeros que aceptaron la propuesta de Jesús y decidieron seguirle, sin saber siquiera lo que les esperaba, como queda claro por las palabras que los apóstoles dirigieron a Jesús y que encontramos en Mat. 19:27-28:

Entonces Pedro le dijo en respuesta: “¡Mira! Nosotros hemos dejado todas las cosas y te hemos seguido; ¿qué habrá para nosotros, realmente?”. 28 Jesús les dijo: “En verdad les digo: En la re-creación, cuando el Hijo del hombre se siente sobre su trono glorioso, ustedes los que me han seguido también se sentarán sobre doce tronos y juzgarán a las doce tribus de Israel”.”

Por lo que estaríamos hablando simplemente de estar en el lugar oportuno, en el momento adecuado y situación que se extendió hasta el tiempo en que, con la muerte del último apóstol y por las razones ya dadas, llegó temporalmente a su final dicha obra y que repetimos como recordatorio: con la muerte de los apóstoles se acabó el bautismo en espíritu santo, pues eran los únicos autorizados para poderlo impartir y que era el que le daba a uno la unción como Hijo de Dios…… y con ello finalizó la posibilidad de todo ser humano y por esfuerzo personal, de poder alcanzar un puesto en dicha gobernación de hechura divina. Y decimos que concluyó temporalmente, pues según nos dicen las Escrituras queda por aparecer un pequeño “resto” de esos personajes (Rev. 6:9-11) y prefigurado por los “dos testigos” de Rev. 11:3 y que a diferencia de lo que ocurrió en el primer siglo, ya serán elegidas “a dedo” por el Altísimo; no obstante a esas personas y al igual que a todo hijo de vecino, en principio les aplicaban las palabras citadas de Juan…… solo que por haber sido los primeros que siguieron a Jesús, en el caso del primer siglo y por haber sido seleccionados directamente por Dios dicho resto, serán exaltados a una posición más elevada, como queda claro de lo dicho en Rev. 14:4:

Estos son los que no se contaminaron con mujeres (u organizaciones religiosas fraudulentas); de hecho, son vírgenes. Estos son los que van siguiendo al Cordero no importa adónde vaya. Estos fueron comprados de entre la humanidad (o “mundo” del que nos habla Juan 3:16), como primicias para Dios y para el Cordero.” (Acotaciones nuestras).

Ahora bien, puesto que estaríamos hablando de unas personas sacadas de entre los miembros del mundo de la humanidad obediente y a la que le fue ofrecida la oportunidad de conseguir la “vida eterna”, como “primicias” o primeros frutos de una cosecha mayor, es obvio entonces que la afirmación de algunos “teólogos” en el sentido de que todos los cristianos bautizados de todos los tiempos reinarán junto a Cristo, no deja de ser más que una majadería propia de la ignorancia que atesoran esos señores y algo que, en sí mismo, ya les descalifica categóricamente de su pretendida condición de personas “ungidas”. No obstante y para ahondar un poco más en el tema, en el sentido que la “inmortalidad” y desde el punto de vista bíblico, es mucho más que la “vida eterna”, basta con analizar lo que se lee en Rev. 20:7-9:

Ahora bien, luego que hayan terminado los mil años, Satanás será soltado de su prisión, 8 y saldrá a extraviar a aquellas naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, para reunirlos para la guerra. El número de estos (los extraviados) es como la arena del mar. 9 Y avanzaron sobre la anchura de la tierra y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero descendió fuego del cielo y los devoró (“muerte segunda” o destrucción eterna).” (Acotaciones nuestras).

Una vez más y como en el caso de Adán, la capacidad de mantener la “vida eterna” que nos fue recuperada mediante el sacrifico redentor de Cristo y que empezaremos a disfrutar en el momento de pasar con vida al reino de Dios, o bien al resucitar dentro del mismo, dependerá de la respuesta que se dé ante el desafío satánico al que seremos sometidos todos mil años después, como se deduce de lo leído en el pasaje en cuestión y lo que nos demuestra que la “vida eterna” está intrínsecamente relacionada con la obediencia a Dios; ahora bien ¿todos?...... bueno, todos menos aquellos que nos gobernarán (Jesucristo y sus hermanos) pues al ser estos esencia divina, ellos están ya por encima de cualquier prueba:

Al estar bajo prueba, que nadie diga: “Dios me somete a prueba”. Porque con cosas malas Dios no puede ser sometido a prueba, ni somete a prueba él mismo a nadie.” (Santiago 1:13).

Dicho lo cual, vemos que aquellos que superen la prueba sencillamente continuarán disfrutando de la “vida eterna” que les fue dada en un principio y que mientras mantengan fidelidad a su Creador, vivirán por los siglos de los siglos. Por lo que a aquellos que niegan dicho extremo, o sea, que la “vida eterna” no es vida dependiente de la obediencia a Dios, les haríamos la siguiente pregunta ¿cuál continúa siendo entonces, la situación de las criaturas angélicas y que fueron creadas mucho antes que el ser humano? (Job 38:7). Obviamente, la misma que siempre han tenido y con lo que está claro, que la “vida eterna” es una condición de vida sujeta a la obediencia al Creador y por lo tanto “destructible” en un momento dado…… algo que se entiende cuando uno analiza con seriedad y atención el pasaje de Gén. 2:17 y no se lee de pasada como suelen hacer muchos, al considerarlo un texto sin contenido e interés alguno; pero con el fin de probar nuestra afirmación sobre lo que significa la “vida eterna”, leámoslo de nuevo:

Pero en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de él, porque en el día que comas de él, positivamente morirás.”

De entrada, tenemos que decir que dicho árbol no simbolizaba más que la obediencia debida del ser humano a Aquél que lo creó y lo cual continuará por la eternidad (con árbol o sin árbol), como no puede entenderse de otra manera…… y es que si Jehová puso leyes, obviamente era para que fueran obedecidas ¿o no? Porque si bien es cierto que hoy no nos regimos por la Ley Mosaica, no es menos cierto que todos continuamos bajo ley, por tanto sujetos a obediencia:

Porque siempre que los de las naciones que no tienen ley, hacen por naturaleza las cosas de la ley, estos, aunque no tienen ley, son una ley para sí mismos. 15 Son los mismísimos que demuestran que la sustancia de la ley está escrita en sus corazones, mientras su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo acusados o hasta excusados.” (Rom. 2:14-15).

Luego si tenemos una conciencia que nos dice “esto es correcto y esto otro, no” (y más, si la tenemos entrenada en las cosas de Dios), eso es, que somos conscientes de lo que está bien en detrimento de aquello que está mal, ello significa que como seres racionales, estamos sujetos a leyes que rigen nuestro comportamiento dentro de una sociedad inteligente con la que tenemos que convivir. Pero es que además, la condicional puesta por Jehová fue la de que “en el día que comas, morirás”…… es obvio que ello significa que dicha condición restrictiva era eterna, pues si Adán no hubiera comido, la tal condición se habría mantenido eternamente en vigencia. Entonces hay que entender que la muerte de Jesucristo no quitó dicha condicional, sino que lo que hizo fue dar la oportunidad a los descendientes de Adán de no tener que pagar por algo de lo que no eran culpables, pues ellos no fueron (y no somos) los que tomaron la decisión de desobedecer la advertencia de Dios; por lo tanto, cuando todo vuelva a la situación de normalidad que existía en el tiempo de Adán, la cuestión de la obediencia a su Creador continuará ante el ser humano eternamente, para poder mantener la “vida eterna” de la que de nuevo será dotado.

Todo considerado, la conclusión y siempre desde el punto de vista de las Escrituras, es que la “vida eterna” y la “inmortalidad”, no son las dos caras de una misma moneda, sino dos cosas totalmente distintas cuando como hemos dicho, las enfocamos, no desde nuestro personal punto de vista como seres humanos, sino desde el punto de vista de nuestro Creador: la “vida eterna” significa el vivir eternamente, maravillosa dádiva que recibimos de Jehová Dios y que nadie nos puede arrebatar, ni siquiera nuestro propio Creador, pero condicionada también eternamente a la obediencia a Este. Y siendo la “inmortalidad” no una mera extensión de la vida por tiempo indefinido, sino la nueva dimensión corpórea que les será dada a esos seres que han de reinar en el milenio en condición de Hijos de Dios y que, despojados totalmente de su condición de origen terrenal, pasan a la condición de esencia de Dios o, por decirlo de alguna manera, como si de “réplicas” de Dios en miniatura y en la figura de hombres se tratara y algo que nada tiene que ver con “la confianza” que pueda tener Dios con respecto de ellos, como absurdamente afirman los TJ. De ahí, que los Pedro, Juan, Pablo y tantísimos otros como Jehová tuvo a bien escoger, pasen de ser cuando estaban en forma humana Hijos “adoptivos” de Dios, a la situación de Hijos de Dios de pleno derecho con todas sus consecuencias en su nueva condición y por tanto, que reflejen las mismas cualidades divinas de inmortalidad, justicia, lealtad, amor, poder, sabiduría, imparcialidad, etc. etc. etc. que siempre han caracterizado al Dios Todopoderoso y Excelso Padre de ellos y, que como hemos dicho, tuvo a bien el llamarles a Su Servicio…… eso sí y como ya hemos apuntado, no siendo estos más que una ínfima expresión divina, si se les intentara comparar con el Excelso Creador del Universo y de todas las cosas que en el mismo existen.

Dicho lo cual ¡ya lo saben, queridos amigos que tienen la paciencia de leernos!...... a echar mano de sus ejemplares de la Biblia y comprobar si lo que les hemos dicho se ajusta a la realidad que en ella se nos cuenta, o si por el contrario y como diría nuestro amigo el castizo…… “nos hemos “pasao” siete pueblos”.

MABEL

martes, 22 de octubre de 2013

¿Es “realista” en nuestros días…… el creer en Dios?


¿Es usted una persona realista? La mayoría de nuestros congéneres quisieran creer que lo son y teniendo por realista, a aquella persona que se apega a la realidad que contempla y procura dejarse guiar por hechos que puedan comprobarse, eso es, que desea evitar el engaño de sueños fantasiosos poco realistas o de ideas aparentemente poco prácticas y que dentro del contexto racional y científico actual, no son admisibles; tal manera de abordar los asuntos en una sociedad supuestamente “realista” como la que nos rodea, es muy atrayente ya que le permite a uno el estar plenamente integrado en la misma. Pero no es menos cierto, que esta actitud ha resultado en que muchísimas personas hayan abandonado la creencia en un Dios Creador, pues les parece que en el siglo veintiuno, totalmente orientado hacia lo científico, dicha idea está anticuada o fuera de lugar y lo que las lleva a opinar, en consecuencia, que es del todo absurdo pensar en un Ser sobrenatural invisible que creó todo lo existente (Rev.4:11) y al que llamamos “Dios”…… por lo que el común de los mortales prefiere recurrir a la ciencia, para hallar en ella la respuesta a inquietudes tales como ¿quién somos, por qué somos y hacia dónde vamos? Partiendo para ello de la base tan “realista” de que todo lo creado o que existe, se ha hecho solo y circunstancia que se define mediante el pomposo nombre de “Teoría de la evolución” en el caso de los seres vivos (humanos, animales o vegetales) o como Big Bang o “gran explosión” primigenia de magnitudes colosales y que resultó en que de la nada viniera a la existencia el imponente universo en el que nos encontramos inmersos…... entonces ¿deberíamos de entender con ello, que somos poco “realistas” las personas que, por ejemplo, creemos en las palabras de apertura de la Biblia y en las que leemos que “en el principio creó Dios los cielos y la tierra”? (Gén. 1:1).

Antes de pasar a contestar esta pregunta, deberíamos de recordar que el realismo tiene sus límites, pues la persona realista solo puede formular conclusiones partiendo de los hechos que ella conoce...... pero ¿qué hay si no conoce “todos” los hechos? O supongamos que dicha persona crea en algo que no sea exacto, o que tal vez los hechos que ella tenga a su alcance solo sean la parte de un todo y por ello no ajustados a la realidad, o que quizás su modo de razonar sobre ellos sea erróneo; en tal caso, es evidente que sus conclusiones “realistas” estarían erradas y cuanto más elevada sea la persona de que se trate, tanta más repercusión tiene dicho error…… como nos refleja el caso del famoso estadista inglés Sir Winston Churchill, eminentemente “realista” según creía él, cuando dijo en 1939 lo siguiente:

La energía atómica tal vez sea tan buena como los explosivos que tenemos hoy en día, pero es poco probable que produzca algo que sea mucho más peligroso que éstos”. (Negritas nuestras)

Cómo podemos ver, el hombre no es que diera precisamente “en el clavo”…… y es que tristemente su conclusión estaba muy lejos de la realidad, como lo evidencian los hechos que conocemos hoy sobre el tema en cuestión; en la misma línea andaba en 1959 el, en ese entonces, director gerente del Fondo Monetario Internacional, cuando dijo algo parecido a esto:

Es muy probable que la inflación mundial haya llegado a su fin”.

Bien, estarán de acuerdo con nosotros que cualquier ama de casa actual, le podría rebatir dicha afirmación a tan encumbrado personaje, sin ningún problema; por eso, aun cuando hombres altamente cualificados evalúan cierta situación “de manera realista”, sus conclusiones no siempre están dentro de lo correcto y en el bien entendido, de que estamos hablando de personas que por su posición y capacidades personales, deberían de estar bien enteradas de lo que se “cuece” por el mundo, sobre todo en lo concerniente a aquello que tiene que ver con su cargo. Pasando ya al campo de las creencias, la pregunta es solo obligada: ¿a qué se debe el que personas que afirman ser “realistas”, nieguen la existencia de Dios?

Una razón por la cual se produce dicho fenómeno, es porque a algunos (líderes religiosos incluidos) les parece que la ciencia ha hecho que pase de moda, no solo dicha creencia en sí misma, sino el valor de la Biblia en la vida del hombre; por ejemplo, en 1953 el científico Stanley Miller, junto a otros colaboradores, consiguió pasar una chispa eléctrica a través de una “atmósfera” de hidrógeno, metano, amoníaco y vapor de agua, lo que produjo una reacción en la que aparecieron algunos de los muchos aminoácidos que existen y que son los bloques de construcción de las proteínas; y aunque dicho científico solo consiguió sólo 4 de los 20 aminoácidos que se necesitan para que la vida exista, fue suficiente para que se publicara a “bombo y platillo” que la ciencia había logrado “crear vida” en un laboratorio…… circunstancia que apartaba un poco más a Dios del proceso de creación de la vida como tal, siempre desde el punto de vista de los “realistas”. Si bien es cierto, que 60 años después, a los científicos todavía les es imposible el producir experimentalmente los 20 aminoácidos necesarios para producir vida en medio de condiciones que pudieran considerarse plausibles; pero ¿qué es lo que la ciencia había hecho en realidad, con ese pequeño logro? Pues sencillamente demostrar que detrás de la vida que intentaban reproducir, existía una poderosa fuerza inteligente que la llevó a cabo; porque lo que es cierto detrás del experimento citado, es que tuvo que haber una inteligencia que diseñara un laboratorio, los instrumentos necesarios para conseguir un fin y unos científicos para llevarlo a cabo: en definitiva, inteligencia…… lo que prueba sin lugar a duda alguna que la vida en su origen, tuvo un Diseñador y no apareció sencillamente de la nada.

Bueno, es cierto que pocos de entre nosotros somos científicos y por lo que no estamos habilitados para valorar en toda su extensión el experimento mencionado…… pero no es menos cierto que un apegarse a la realidad, sería el considerar lo que los propios científicos dicen al respecto de la cuestión planteada en este artículo que ustedes están leyendo; por lo que veamos que se dice en un artículo que apareció en la revista New Scientist (revista científica de gran prestigio) y que se pronunciaba en los siguientes términos:

Entre los legos (gente no instruida en el conocimiento científico) persiste el punto de vista (……) de que los científicos han refutado la religión. Dicho punto de vista generalmente sostiene que los científicos son incrédulos; que Darwin puso los últimos clavos del ataúd de Dios y que desde entonces, una serie de innovaciones científicas y tecnológicas han descartado la posibilidad de que haya resurrección alguna (idea eminentemente religiosa)…… este punto de vista está extremadamente errado.”

Un poco más adelante, el artículo agregaba lo siguiente:

Los científicos no son personas notablemente irreligiosas. No hay encuestas confiables que se puedan usar como base, pero una encuesta extraoficial en universidades, instituciones de investigación y laboratorios industriales, indica que hasta ocho científicos de cada 10, son adeptos a una fe religiosa o apoyan principios que no son necesariamente científicos.” (Acotación y negritas nuestras).

Luego considerado desde un punto de vista realista, el hecho de que muchos científicos tengan cierto grado de fe en Dios, obviamente es prueba de que la ciencia moderna no es incompatible con la idea de la existencia de un Creador. Pero tal vez a muchos (y estaríamos hablando de cientos de millones de personas que reconocen ser “cristianas”) les parezca que las teorías científicas, especialmente la “teoría” de la evolución y que se enseña en todas las universidades del mundo, aunque continúe siendo una simple teoría (y que ya tiene narices el asunto), hacen innecesaria la existencia de Dios…… pero siendo cierto el hecho de que muchos de los que de modo realista, reexaminan las pruebas a favor de la citada teoría, descubren para su sorpresa que éstas son deficientes en grado extremo. Y algunos de aquellos que a pesar de todo la aceptan, reconocen que la misma no basta para explicar la belleza y la magnificencia de la vida en nuestro planeta Tierra, pues dicha “teoría” entre otras cosas, solo nos habla de la evolución o desarrollo seguido por la vida, pero no de la aparición de esta como tal; en otro orden de cosas, tenemos que el conocido profesor Robert Jastrow, eminente geólogo, astrónomo y físico, que aceptando la teoría de la evolución y en un artículo que apareció publicado también en la revista Science Digest mencionada, escribió lo siguiente:

Cuando se estudia la historia de la vida y se contempla esta larga historia desde la perspectiva de varios centenares de millones de años, uno se da cuenta de que es progresiva y que sigue una dirección fija. (……) No obstante ¿se puede decir que esta historia de los sucesos que culminan en el hombre, con su clara dirección, carezca de dirección?”. (Negritas nuestras).

El citado personaje concluye en que dicha pregunta “va más allá del alcance de la ciencia actual”; sin embargo, siendo cierto que dicho caballero entre otros muchos, concuerda en que la “historia de los sucesos que culminan en el hombre” muestra que hay dirección tras ellos, no es menos cierto que adolece de no pasar al próximo eslabón lógico en su línea de razonamiento: el que haya prueba clara de dirección, ciertamente evidencia la existencia de un genial y poderoso director tras ello y que ese director, solo puede ser Jehová Dios…… de esto se puede concluir de manera realista que, en vez de que la evolución haga imposible la creencia en Dios, la realidad es que la existencia de Dios hace innecesaria la teoría de la evolución. Pero veamos otra razón, por la cual algunas personas afirman no creer en Dios y que a veces se valen de la ciencia, para encubrir motivos más profundos; consideremos lo que escribió el escritor británico Aldous Huxley, personaje de fuerte tendencia atea:

Yo tenía motivos para no querer que el mundo tuviera sentido; por consiguiente, supuse que no lo tenía (ahora vean cuáles eran sus motivos). Para mí, así como para muchos de mis contemporáneos, sin duda, la filosofía de la falta de sentido (de la vida como tal) era esencialmente un instrumento de liberación. La liberación que deseábamos era simultáneamente liberación de cierto sistema político y económico y liberación de cierto sistema de moralidad.” (Acotaciones y negritas nuestras).

Pero si negamos la existencia de Dios y decimos que el mundo no tiene sentido, simplemente porque queremos que así sea ¿cambia esto en algo los hechos? Cualquiera que crea que así es, no hace más que adoptar la táctica del avestruz que cuando se ve perseguido, meta la cabeza en el primer hoyo que encuentra y al no ver a nadie, cree que nadie le ve a él…… por lo que ¿es realista el afirmar que Dios no existe, simplemente porque rehusamos reconocer de su existencia? Ya el apóstol Pablo en su momento, desarrolló un argumento poderoso que ha resultado en que muchas personas que sí son realistas, crean en la existencia de un Dios Creador de todas las cosas…… y este es el sencillo y lógico razonamiento que planteó dicho personaje:

Sus cualidades invisibles (las de Dios) se ven claramente desde la creación del mundo en adelante, porque se perciben por medio de las cosas hechas, hasta su poder sempiterno y divinidad.” (Rom. 1:20). (Acotación nuestra).

Entonces Pablo, podía percibir en la belleza de la creación en la maravillosa diversidad de manifestarse la vida, o en los asombrosos cielos estrellados que podía contemplar y en definitiva, en cualquier aspecto de todo lo existente, las maravillosas cualidades del Ser Divino que les dio forma; y es que no es menos cierto, que la propia ciencia moderna nos ayuda a ver lo intrincado y complejo que es el diseño de las cosas de la naturaleza y cuánto poder y sabiduría se necesitaron para traerlas a la existencia…… ya el propio rey David y sin los actuales conocimiento científicos, reconoció que “de manera que inspira temor” el ser humano está maravillosamente hecho (Sal. 139:14). Por lo tanto, toda la obra creativa, desde lo “micro” como el átomo, hasta lo “macro” como el inmenso e insondable universo que contemplamos y merced al amplio conocimiento que hoy tenemos de ella gracias a la ciencia, da un testimonio infinitamente más poderoso de la existencia de un Dios Creador, que en los tiempos de Pablo; es verdad que hay algunas personas que rechazan el razonamiento de Pablo…… pero ¿de qué otra manera pueden explicarnos esas personas, el orden preciso que existe en todo aspecto de la creación material y las inmutables leyes que la gobiernan, repetimos, desde lo “micro” hasta lo “macro”? Respecto a tan solo un pequeño aspecto de dicho orden, como puedan se las moléculas de proteína, el autor sobre asuntos científicos Rutherford H. Platt, escribió lo siguiente:

La posibilidad de que los átomos de carbón, oxígeno, nitrógeno e hidrógeno, como también el fósforo y una constelación de elementos metálicos, se combinen en las proporciones correctas y bajo las condiciones apropiadas, puede compararse con la posibilidad de que una baraja de naipes que se haya tirado al aire, caiga sobre la mesa de tal manera que todos los naipes estén en el debido orden…… cosa prácticamente imposible, aun si los naipes se tiraran al aire cada segundo y sin pausar, durante toda la historia del ser humano.” (Negritas nuestras).

Sin embargo, es cierto y en el colmo del “realismo” más absurdo, que el autor en cuestión continúa diciendo que él, no obstante, sigue creyendo que las proteínas llegaron a existir de esta manera, eso es, por “casualidad”. Pero no es menos cierto, que una persona realista y al hallar una baraja de naipes colocados armoniosamente en su debido orden sobre una mesa, razonaría de que “alguien” los había colocado ahí de esa manera; por lo tanto ¿es ser poco realista llegar a la misma conclusión, cuando uno observa la bella armonía que hay en la naturaleza que nos rodea en esta tierra y en todo el universo que contemplamos más allá de nuestra atmosfera? Entonces ¿cómo puede ser, que intelectuales de la categoría del mencionado Sr. Rutherford H. Platt, se sientan impulsados a aceptar una explicación naturalista o no divina de las cosas, a pesar de las pruebas contrarias a ello y que ellos mismos ponen al alcance de otras personas?...... pues debido a que ése es el tipo de razonamiento que es aceptable o no está bien visto en la sociedad actual. Aún a los científicos que afirman creer en Dios, se les hace difícil, al preparar sus escritos, darle el crédito a Él como Causa primera y directa de la creación material, pues si quieren seguir en el candelero (eso es, ganándose las “habichuelas”) no tienen más remedio que hacer lo que está de moda en el mundo intelectual; ahora bien ¿es realista el permitir que las “modas” del mundo científico, dicten nuestro personal parecer sobre las cosas? Tengamos en cuenta que las modas cambian ¡y la existencia de Dios, es un asunto demasiado serio para el ser humano, como para que dependa de modas y cosas por el estilo!...... no olvidemos unas palabras del mencionado apóstol Pablo (supuesto escritor de la carta a los hebreos) y que parecen dejar las cosas claras en el sentido de un Ser Supremo como hacedor de todo lo que existe, mediante este lógico razonamiento:

Por supuesto, toda casa es construida por alguien, pero el que ha construido todas las cosas es Dios.” (Hebr. 3:4).

Y es que no podemos perder de vista el hecho, de que si bien la ciencia ha aumentado nuestro conocimiento en cuanto al mundo que nos rodea, así como del universo en el que estamos inmersos como un puntito imperceptible en el espacio, no ha sido capaz de resolver el problema de cómo crear una sociedad humana que funcione debidamente; cierto es, que tampoco lo ha logrado ninguna otra rama de la instrucción humana, como pueda ser la política, la económica y sobre todo, la religiosa…… y situación que en la actualidad, ha llegado a ser un problema serio. Porque la realidad palmaria que contemplamos, es que a día de hoy la situación mundial está totalmente fuera del control de los seres humanos: los políticos no pueden controlar la carrera de armamentos nucleares y químicos, ni la amenaza de la contaminación medioambiental que, inexorablemente, se va esparciendo alrededor del mundo; los poderes cívicos no pueden controlar la explosión del delito y crimen organizado; los economistas no pueden resolver los problemas de la inflación, ni de la producción menguante de productos básicos para el sostén de la vida y que para centenares de millones de personas, significa una vida degradada y sin esperanza alguna; los recursos hídricos y según nos cuentan, están bajo mínimos; los líderes religiosos, por su parte, han sido totalmente incapaces de inculcar en las personas el concepto de una moralidad apegada a las justas normas de Dios…… con lo que nos enfrentamos a la espantosa realidad de que, sumadas dichas variantes, hay buena razón para dudar que la raza humana pueda sobrevivir por mucho más tiempo ¡y eso es una realidad!

Obviamente, no se puede soslayar el hecho de que si uno cree en Dios, obviamente tiene que creer en la Biblia como palabra escrita de Este, la cual ya desde hace mucho tiempo nos había advertido de esta peligrosa situación actual…… es más, nos pone en antecedentes de la razón principal de la misma e información que encontramos en las palabras del apóstol Pablo, quién bajo inspiración hizo un perfecta fotocopia de los tiempos por venir, con casi 2.000 años de antelación:

Más sabe esto, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. 2 Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, 3 sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin autodominio, feroces, sin amor del bien, 4 traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios, 5 teniendo una forma de devoción piadosa, pero resultando falsos a su poder…… y de estos apártate.” (2 Timoteo 3:1-4).

 ¿Es de extrañar, entonces, que el mundo esté en tan mala situación, estando como está lleno de personas con esas características, básicamente entre la llamada “cristiandad” y que sin embargo, afirman “creer” en el Dios de la Biblia? Y es que claramente, el apóstol relaciona los tiempos críticos e ingobernables en los que estamos viviendo, con la actitud del “personal” y por lo que queda patente que las condiciones jamás mejorarán, si no mejora primero la “materia prima”, eso es, las personas; ahora bien, siendo obvio que la ciencia no puede mejorar la naturaleza de estas…… ¿hay alguien que pueda hacer semejante cosa? Sí, Dios puede hacerlo, pues la naturaleza del hombre ha degenerado debido a que éste se ha alejado de Dios…… pero hay un pequeño problema que resolver para ello y que tiene que ver con el verso 5 del pasaje mencionado, pues en el mismo leemos que las personas se caracterizarán por tener “una forma de devoción piadosa, pero resultando falsos a su poder”, eso es, que afirmarán creer en Dios, pero que dicha creencia no interactúa o tiene influencia alguna en sus normas de comportamiento. De hecho, recuerden que hemos mencionado que creer en Dios, significa creer en Su Palabra escrita la Biblia y siendo que esas personas no quieren ni oír hablar de ella…… y si no, querido amigo que nos lee, cuando se encuentre en una conversación acerca de cómo está el mundo y en donde siempre sale aquella coletilla de “no sé a dónde iremos a parar”, pruebe de tomar la palabra y decir que Jehová (o Yahveh, según sea su preferencia) el Dios de la Biblia nos lo explica, pues esta nos habla del porqué estamos como estamos, a dónde nos lleva dicha situación y en qué resultará el final de todo ello…… y verá como le empiezan a mirar de un modo raro, para poco a poco irse apartando la “parroquia” de su lado, pues no les interesa el tema: usted les está hablando de cosas que “ya no se llevan” y siendo que lo que subyace detrás de dicha actitud, no es más que un total desprecio de esas personas que se reconocen “cristianas”, hasta por el mismo nombre del que afirman es “su” Dios.

Sin embargo, paradójicamente, es la Biblia y no ningún libro de física cuántica (por decir algo), la que nos explica que Dios está “reconciliando consigo mismo a un mundo” (2 Cor. 5:19) y siendo que los que responden a esta reconciliación, cambian radicalmente de actitud, pues cesan de “amoldarse a este sistema de cosas” y para lo cual se “transforman, rehaciendo su mente” (Rom. 12:2), eso es, dejan que sean los puntos de vista de su Creador expresados en las Escrituras, los que dirijan sus vidas y no que sean estos, los que se tengan que ajustar a la particular forma que tiene cada uno de percibir las cosas. Por lo tanto y en su continuado esfuerzo por aprender mediante el uso de las Escrituras, sobre la personalidad de su Supremo Hacedor, progresivamente van cultivando cualidades como el amor, la consideración, la honradez, la confiabilidad e interés en otras personas; y personas que tienen una razón sumamente sólida y realista para creer en Dios, pues han experimentado el poder beneficioso de la Palabra de Este en sus propias vidas …… por ejemplo, ellas si saben por qué el mundo está como está y lo que Dios piensa hacer al respecto (Sof. 1:14-18), por lo que lejos de estar presas de la preocupación, están tranquilas y sosegadas ante la crítica situación por la que atraviesa la humanidad (Rom. 14:4); pues son conscientes de la promesa divina y creen en ella, pues como tantas veces ha ocurrido en la historia, saben que Jehová Dios acudirá en su socorro y las librará en su momento, de cualquier peligro que las pueda acechar:

Anda, pueblo mío, entra en tus cuartos interiores y cierra tus puertas tras de ti. Escóndete por solo un momento hasta que pase la denunciación. 21 Porque, ¡mira!, Jehová está saliendo de su lugar para pedir cuenta por el error del habitante de la tierra contra él y la tierra ciertamente expondrá su derramamiento de sangre; y ya no encubrirá a los de ella a quienes han matado.” (Isa. 26:20-21).

Es lógico, por otra parte, que si el mundo estuviera lleno de personas que obedecieran o aplicaran los principios divinos registrados en la Biblia en sus vidas (no de personas que simplemente “afirman” ser cristianas y que es el denominador común entre la llamada “cristiandad”), la mayor parte de los problemas que hoy nos afligen quedarían resueltos. Viene a nuestra mente y al hilo de esto que decimos, las palabras que un destacado estadista hindú (Mahatma Gandhi), que hablando con un colega británico (Lord Irwin, quien había sido en su momento “virrey” de la India) le dijo más o menos esto:

Cuando el país suyo y el país mío, obren a una en conformidad con las enseñanzas que Cristo estableció en el Sermón del Monte, habremos resuelto no solo los problemas de nuestros respectivos países, sino los del mundo entero.”

Y eso es, exactamente lo que va a suceder:

“Y solo un poco más de tiempo y el inicuo ya no será; y ciertamente darás atención a su lugar y él no será (o buscarás un inicuo y no lo hallarás). 11 Pero los mansos mismos poseerán la tierra y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz.” (Sal. 37:10-11). (Acotación nuestra).

Entonces es obvio que la única esperanza que el hombre realista pudiera abrigar, depende del cumplimiento de esta promesa; ahora bien ¿es ésta una esperanza que no se apega a la realidad? Bueno, de momento la realidad que palpamos a día de hoy, es que los hombres están arruinando el ambiente del planeta Tierra y que están a un paso de destruir la vida de sobre el mismo; por lo que confiar en que el hombre arregle aquello que no ha sido capaz de mantener en el tiempo, carece de todo realismo…… por lo que si no creemos en las promesas divinas registradas en las Escrituras, nuestra esperanza de un arreglo de la situación actual por parte del hombre, se apoya en vanas ilusiones. ¿Es, entonces, un proceder “realista” el dar la espalda a Dios? ¿No es más bien, una magnífica expresión de realismo el recurrir al Único que tiene el poder, la sabiduría y el deseo de rescatarnos de los resultados de nuestros propios errores? Definitivamente y a nuestro entender, la persona realista no solo puede creer en Dios, sino que tiene que creer en Dios, pues fuera de Él no hay posibilidad alguna de sostener la viabilidad de la vida como tal, sobre esta tierra de nuestras “entretelas”:

Pero las naciones se airaron y vino tu propia ira y el tiempo señalado para que los muertos sean juzgados; y para dar su galardón a tus esclavos los profetas y a los santos y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes y para causar la ruina de los que están arruinando la tierra.” (Rev. 11:18).

MABEL

sábado, 19 de octubre de 2013

¿Quiénes son, los “restantes” mencionados en Rev. 12:17?


Hace unos días nos llegó una pregunta y que a nuestro entender iba muy bien dirigida, pues en la misma se nos preguntaba si el pasaje de Rev. 12:17, tenía relación alguna con ese “resto” por aparecer del que nos hablan las Escrituras y al que tan poco tiempo dedican aquellos que han tomado a su cargo el “enseñar” de las cosas de Dios a otros y que así mismos se consideran “ungidos”; obviamente, porque su absurda y engañosa afirmación de ser tales quedaría totalmente desbaratada, si realmente estuviera por aparecer sobre la tierra un “resto ungido” enviado por Dios…... y es que ello significaría que los “actuales” no le son de ninguna utilidad a Jehová, por lo tanto serían falsos. Por lo que dichos personajes lo que hacen es igual como los avestruces, cuando son perseguidas esconden la cabeza en cualquier hueco y puesto que ellas ya no ven a nadie, se imaginan que nadie las ve a ellas…… y esos “genios” actúan de igual manera: olvidándose de lo que dicen las Escrituras, una y otra vez se reafirman en dicha aseveración, con lo cual se sienten contentos y satisfechos de su “encumbrada” posición de supuestos “ungidos” de Dios, o como diría nuestro amigo el castizo “más felices que un tonto con una tiza”. Y en el bien entendido de que cuando hablamos de ser uno un “ungido”, no nos estamos refiriendo a cualquier cosa, pues dicha condición nos habla de aquella persona que ha sido adoptada por Dios como Hijo Suyo, por lo que participará junto a Jesucristo en el gobierno del reino de Dios venidero, en calidad de inmortal rey y sacerdote…… como pueden comprobar, no es poco lo que piden dichos “caballeros”. Claro, la cuestión que se plantea y ante la inmensa cantidad de supuestos “ungidos” existentes actualmente sobre la tierra y que se contaría en cientos, cuando no, en miles de miles (aquí hasta el tonto del pueblo se considera un “ungido”), es por qué razón Jehová enviaría a un “resto” de esos personajes, si supuestamente ya tiene la tierra llena de ellos; dicho lo cual, veamos los términos de la pregunta que nos ha sido formulada:

¿Quién es este resto y cual testimonio es este de Jesús, al cual se mantendrán fieles? ¿Se está hablando aquí de un resto ungido aún por aparecer?

Sin embargo y a nuestro entender, no se puede responder a esta cuestión con cierta solvencia, sin antes averiguar la identidad de un personaje que aparece en ese capítulo 12 y que es fundamental para comprender de qué estamos hablando; ello nos permitirá, además, aprovechar la circunstancia para mostrarles algunos detalles de dicho capítulo y cuyo conocimiento nos permitirá entender algunas cosas que a veces nos pasan por alto en nuestro estudio personal de las Escrituras…… no se olviden de que la Biblia no es un libro de aventuras que tiene un hilo o argumento conductor, sino que es como una especie de puzle gigante en el que pacientemente tenemos que ir encajando piezas (aquellas cosas que con el tiempo vamos aprendiendo), para poco a poco y a medida que las vamos juntando, adquirir una perspectiva cada vez más correcta de lo que esta nos explica. De tal suerte que el dato que uno aprende hoy y que quizás no le aporte nada al tema que esté tratando en determinado momento, le sirve posteriormente para entender ciertos aspectos de otro tema, que de otro modo quizás le pasarían desapercibidos; recordemos que en su momento Jesús ya nos habló de ello (Mat. 13:52)…… con eso en mente, iniciemos nuestra investigación y veamos lo que se lee en Rev. 12:1-2:

Y se vio en el cielo una gran señal, una mujer vestida del sol; y la luna estaba debajo de sus pies y sobre su cabeza, había una corona de doce estrellas 2 y ella estaba encinta. Y clama en sus dolores y en su agonía por dar a luz.”

Por primera vez en su visión, Juan contempla a una mujer en el cielo, que por supuesto, no es una mujer literal, sino más bien es una señal o un símbolo de algo y según se nos menciona en el verso 1 (recordemos que la mayor parte del libro de Revelación está presentado en señales o símbolos)…… ahora bien ¿qué podría simbolizar dicha mujer? Tengamos en cuenta que en la profecía inspirada, a veces la figura de la mujer se usa para representar a organizaciones que están “casadas” con personajes sobresalientes; sin ir más lejos, en las Escrituras se nos hace referencia a la nación de Israel como “esposa” de Jehová Dios (Isa. 54:5; Jer. 31:32). También en las Escrituras Griegas o NT y en referencia al grupo de cristianos “ungidos” como organización, se dice de ellos que son la “novia” de Cristo:

Y vino uno de los siete ángeles que tenían los siete tazones que estaban llenos de las siete últimas plagas y habló conmigo y dijo: “Ven acá, te mostraré a la novia, la esposa del Cordero”. 10 De modo que me llevó en el poder del espíritu a una montaña grande y encumbrada y me mostró la santa ciudad de Jerusalén, que descendía del cielo desde Dios 11 y que tenía la gloria de Dios. Su resplandor era semejante a una piedra preciosísima, como piedra de jaspe que brillara con claridad cristalina.

12 Tenía un muro grande y encumbrado y tenía doce puertas; y a las puertas doce ángeles y había nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel. 13 Al oriente había tres puertas; y al norte tres puertas; y al sur tres puertas y al occidente tres puertas. 14 El muro de la ciudad también tenía doce piedras de fundamento y, sobre ellas, los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.” (Rev. 21:9-14).

Luego esa “santa ciudad” que desciende de Dios y a tenor de lo leído, no puede ser otra cosa que la mencionada organización de cristianos “ungidos” que se edificó sobre los doce apóstoles de Jesús y a los que se identifica como “la novia” o “esposa” de este. Sin embargo, la mujer que nos ha descrito Juan también tiene que estar desposada con alguien, pues se nos dice de ella que está encinta y con fuertes dolores de parto, a punto de dar a luz…… pero ¿con quién está “casada” esa figurativa mujer? Pues teniendo en cuanta que más tarde se nos dice que su hijo es “arrebatado hacia Dios y hacia su trono” (Rev. 12:5), todo indica que es el propio Jehová el “dueño marital” de la misma y el que ha procreado a este hijo…… por eso, la mujer que Juan ve tiene que representar a la esposa simbólica de Jehová Dios; recordemos que unos ocho siglos antes, Este había dirigido un mensaje a esta esposa simbólica, en el sentido de que “todos tus hijos serán personas enseñadas por Jehová” (Isa. 54:13) y lo que elevaría a dichos hijos a la condición, obviamente, a también Hijos de Dios; y profecía de la que Jesús citó para mostrar que estos hijos mencionados eran sus seguidores fieles, quienes como un todo conformaron el grupo o congregación de cristianos “ungidos” (Juan 6:44-45). Por eso, a los miembros de esta congregación y que se les reconoce como Hijos de Dios, también son hijos de la “mujer” o esposa simbólica de Dios; ya el apóstol Pablo, posteriormente, añadió el punto que completa el cuadro y añade luz al asunto, cuando dijo que “la Jerusalén de arriba es libre y ella es nuestra madre” (Gál. 4:26): por consiguiente, la “mujer” que vio Juan es “la Jerusalén de arriba”…… y no se olviden de que estamos hablando de símbolos.

Ahora bien ¿qué estamos diciendo, exactamente, cuando nos referimos a la “Jerusalén de arriba”? Deduciendo con un poco de lógica y puesto que Pablo dijo que estaba “arriba” y Juan a su vez, la ve en el cielo, es obvio que no estamos hablando de una estructura terrestre; tampoco puede ser lo mismo que la “Nueva Jerusalén” que desciende del cielo (Rev. 21:9-10), puesto que esta última “organización” es la novia de Cristo y pronta a desposarse con este, por lo que no puede tratarse de la “esposa” de Jehová (Rev. 21:2). Notemos que a esta, a la simbólica “esposa” de Jehová, la coronan 12 estrellas y número que en las Escrituras se asocia con lo completo en un marco de organización; por eso, se podría entender que estas 12 estrellas indican que ella, lejos de ser una ciudad literal en el cielo, no es otra cosa más que un arreglo de organización en el cielo y que fue reflejo para estructurar a la incipiente nación de Israel, empezando por el propio tabernáculo (Éxo. 25:40), alrededor del cual giraba la vida de los israelitas…… luego se podría también entender que la “Jerusalén de arriba” es la organización universal de Jehová, compuesta de criaturas celestiales y que obra como Su “esposa”, tanto en servirle como en darle prole. No podemos olvidar por otra parte y algo que reforzaría nuestro planteamiento, que en la Revelación lo primero que se le muestra a Juan y antes de hablarle de las cosas que han de ocurrir en la tierra y motivo por el que se dio dicha revelación, es la organización celestial que rodea al Altísimo: los 24 ancianos que como su consejo de sabios están constantemente a su alrededor (comparar Sal. 82:1 con Éxo. 18:22) y lo que para nada significa que el Altísimo precise de consejo alguno ; o los cuatro seres vivientes que permanentemente están su directo servicio, así como la relación en distintas categorías de su restante creación angelical, eso es, arcángeles, querubines, serafines, etc. (Rev. 4:1-11).

Volviendo a la “mujer” de Rev. 12:1, Juan ve a esta mujer “vestida del sol y con la luna debajo de los pies”, lo que añadido esto a su “corona de estrellas”, resulta en una imagen majestuosa que nos muestra que está completamente rodeada de luces celestiales, lo que significa que el favor de Dios brilla sobre ella día y noche…… en todo caso, un símbolo apropiado para describir la gloriosa organización celestial de Jehová. Pero poco a poco nos estamos acercando al punto focal de la cuestión y que nos devuelve al objetivo perseguido en nuestro escrito, eso es, la identificación del “resto” por aparecer, pues se nos señala que la mujer también está encinta y sufre fuertes dolores de parto. Sus clamores por ayuda divina muestran que ha llegado su tiempo de dar a luz al hijo que lleva en sus entrañas, lo que nos lleva a recordar que en las Escrituras los dolores de parto suelen simbolizar el duro esfuerzo que se necesita para producir un resultado o logro de gran calado (Isa. 66:7-8). No hay duda de que se experimentaron “dolores de parto” de esta índole (Rev. 12:10b), mientras la organización celestial de Jehová se preparaba para este importante nacimiento…… pero ¿qué era lo que estaba por nacer? Veamos lo que se nos dice en Rev. 12:5-6:

Y ella dio a luz un hijo, un varón, que ha de pastorear a todas las naciones con vara de hierro. Y su hijo fue arrebatado hacia Dios y hacia su trono. 6 Y la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios, para que la alimentaran allí mil doscientos sesenta días.”

Notemos que se nos dice de la criatura que nace que es “un hijo, un varón”…… pero ¿por qué usa Juan esta expresión doble y que podría ser considerada como un pleonasmo sin sentido alguno? Lo hace, no solo para mostrar lo idóneo de la criatura que nace, eso es, lo habilitada que está para gobernar a las naciones con poder adecuado, sino también para dirigir nuestra atención hacia a aquello que nace y que no es lo que la mayoría de los teólogos nos afirman y lo cuál enfatiza, cuánta importancia y gozo se encierra en este nacimiento. Porque lo que sea que haya de nacer, desempeña un papel fundamental en llevar a término el Plan Sagrado de Dios, pues se nos dice de lo por nacer que “ha de pastorear a todas las naciones con vara de hierro” o lo que es lo mismo, que llamará a capítulo a las naciones que se le opongan. Ahora bien ¿les parece familiar esa expresión mencionada? Seguramente sí, porque en la profecía Jehová prometió lo siguiente acerca de Jesús y con respecto de aquellas naciones que se enfrentan al producto salido del nacimiento que se nos anuncia:

¿Por qué han estado en tumulto las naciones y los grupos nacionales mismos han seguido hablando entre dientes una cosa vacía? 2 Los reyes de la tierra toman su posición y los altos funcionarios mismos se han reunido en masa como uno solo, contra Jehová y contra su ungido 3 y dicen: “¡Rompamos sus ataduras y echemos de nosotros sus cuerdas!” (……). Las quebrarás con cetro de hierro, como si fueran vaso de alfarero las harás añicos.” (Sal. 2:1-3; 9).

En todo caso, una declaración de intenciones de cómo serán tratadas aquellas naciones que se opongan al establecimiento del fruto del citado alumbramiento…… también se profetizó acerca de Jesús, que la vara de la fuerza Jehová se enviaría desde Sión, diciendo “ve sojuzgando en medio de tus enemigos” (Sal. 110:2). No obstante y por sorprendente que parezca, el nacimiento anunciado a Juan, si bien tenía relación directa con Jesucristo, no era el de este; y no podía ser el de Jesús, porque el tal nació de una virgen allá por el año 3-4 antes del primer siglo de nuestra era. Tampoco podría referirse, a la resurrección de Jesús a la vida inmortal y con lo que se inició o “nació”, por decirlo de alguna manera, lo que se conoce como “una nueva creación” (2 Cor. 5:17; Gál. 6:15), en 33 E.C.; porque tenemos que recordar que estamos en el contexto de una profecía apocalíptica, destinada a explicarle a Juan las cosas que aún tenían que suceder en un tiempo futuro y Jesús, hacía ya más de 60 años que había muerto al escribirse esta profecía, por lo que este no era el protagonista del esperado nacimiento…… luego entonces ¿de quién o de qué, estaríamos hablando? Pues sencillamente, estamos hablando del nacimiento del Reino de Dios o momento en que este toma cuerpo, pues en la actualidad no deja de ser más que un proyecto de futuro (muy cercano, eso sí) en la Mente Divina, pero que aún no ejerce poder alguno sobre la tierra y por lo que no tiene influencia en el bienestar de sus moradores; que ello es como lo decimos, queda probado por lo que se lee en Rev. 12:3-4:

Y se vio otra señal en el cielo y, ¡miren!, un dragón grande de color de fuego, con siete cabezas (representación de los siete imperios mundiales que a lo largo de la historia han dominado sobre pueblo de Dios) y diez cuernos (símbolo de poder total) y sobre sus cabezas siete diademas (luego dominación mundial); 4 y su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo (ángeles demoníacos) y las arrojó abajo a la tierra. Y el dragón se quedó de pie delante de la mujer que estaba a punto de dar a luz, para, cuando diera a luz, devorar a su hijo.” (Acotaciones nuestras).

Luego estamos hablando de un poderoso gobierno mundial, que aún está gestándose, encabezado por el personaje “el anticristo” y que se pondrá en franca contraposición con el Reino de Dios por aparecer y encabezado por Jesucristo en calidad de “Rey de reyes y Señor de señores”; y algo de ese gobierno mundial venidero de estructura satánica, que se nos cuenta en Rev. 17:9-14:

Aquí es donde entra la inteligencia que tiene sabiduría: Las siete cabezas significan siete montañas (o reinos), sobre las cuales se sienta la mujer. 10 Y hay siete reyes: cinco han caído, uno es, el otro todavía no ha llegado (luego todavía estamos hablando en términos de futuro), pero cuando sí llegue tiene que permanecer un corto tiempo. 11 Y la bestia salvaje que era, pero no es, también ella misma es un octavo rey, pero proviene de los siete y se va a la destrucción.

12 Y los diez cuernos que viste significan diez reyes, que todavía no han recibido un reino, pero sí reciben autoridad como reyes por una hora con la bestia salvaje. 13 Estos tienen un solo pensamiento y por eso dan su poder y autoridad a la bestia salvaje. 14 Estos combatirán contra el Cordero, pero, porque es Señor de señores y Rey de reyes, el Cordero los vencerá. También, los llamados y escogidos y fieles que con él están lo harán.” (Acotaciones nuestras).

Fíjense en las palabras que cierran dicho pasaje, pues en ellas se hace referencia directa a los hermanos “ungidos” de Cristo que ya como un todo, están combatiendo a su lado…… pero para reunirlos a todos en torno a Cristo, tiene que pasar algo en un futuro cercanísimo ya y lo que nos lleva a unos pasajes que nos hablan y como ya hemos apuntado, a la razón por la que Jehová levantará en un futuro en la tierra a ese “resto ungido” (compuesto de personajes poderosísimos) y algo que las Escrituras nos muestran con toda claridad: llevar la delantera en una nueva predicación, destinada a ofrecer a la entera humanidad la posibilidad de convertirse sus miembros en súbditos del reino ya en ese momento establecido; y “resto” que integrado (presumiblemente) por unas pocas personas, será elegido directamente por Jehová y lo que implica que a día de hoy sobre la tierra, no existan de esa “clase” de personas, por mucho que se empeñen esos supuestos “ungidos” actuales. Y circunstancia que solo podría suceder, eso es, el nombramiento de un “resto” (obviamente para completar algo), si en algún momento de la historia se hubiera interrumpido la recogida de aquellos que Jesús vino a buscar y que no eran otros, que los miembros que tenían que acompañarle en su gobierno milenario, pues eso es lo que se deduce de Rev. 6:9-11:

Y cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido degollados a causa de la palabra de Dios y a causa de la obra de testimonio que solían tener. 10 Y clamaban con voz fuerte y decían: “¿Hasta cuándo, Señor Soberano santo y verdadero, te abstienes de juzgar y de vengar nuestra sangre en los que moran en la tierra?”. 11 Y a cada uno de ellos se dio una larga ropa blanca; y se les dijo que descansaran por un poco de tiempo más, hasta que se completara también el número de sus coesclavos y de sus hermanos (luego miembros de dicha “clase ungida”) que estaban a punto de ser muertos como ellos también lo habían sido.” (Acotación nuestra).

Recordemos una vez más y algo que se suele olvidar con frecuencia por aquellos que nos hablan de las Escrituras, que cuando hablamos de la Revelación, estamos hablando de cosas situadas en un tiempo futuro (al menos, futuro en el momento que esta fue escrita) y que desde la salida del caballo blanco de Rev. 6:1-2, se han ido sucediendo de forma progresiva en la tierra a lo largo de casi 2.000 años; luego lo que queda claro es que en el momento de Juan escribir esas palabras mencionadas, aún estaba en un futuro lejano la tarea de “completar” el número de aquellos que tenían que reinar con Cristo…… lo que nos lleva a razonar que la obra de captar a esas personas y que según Rev. 14:1-4, estaríamos hablando de 144.000 miembros, estaba ya interrumpida y por lo que, repetimos, ello haría del todo imposible la existencia actual de personas “ungidas”. En esta línea, desde este blog y algo que tenemos perfectamente documentado, siempre hemos apostado por el hecho de que con la muerte del último apóstol y que eran los únicos que podían transmitir el bautismo en espíritu santo, que era el que realmente concedía la unción de uno como Hijo de Dios, se acabó la posibilidad de que ser humano alguno pudiera ya acceder a dicha condición y en función de su personal deseo o esfuerzo…… por lo que queda claro que a día de hoy nadie puede presumir de la misma, dado que aún está pendiente de aparecer ese pequeño “resto” de Hijos de Dios en un futuro ya muy cercano, nombrados directamente por Este; pero veamos tres pasajes bíblicos que nos hablan de ello, pero (repetimos por la gran importancia en el tema que nos ocupa), no perdiendo de vista que la Revelación o Apocalipsis fue presentada para “para mostrar a sus esclavos las cosas que tienen que suceder dentro de poco” Rev. 1:1), eso es, que hablaba de cosas situadas en un futuro más o menos distante:

Rev. 10:11: “Y me dicen: “Tienes que profetizar de nuevo respecto a pueblos y naciones y lenguas y muchos reyes”.”

Esto es lo que le fue dicho a un envejecido apóstol Juan (de hecho murió tres años después de que se le dijeran esas palabras), por el propio Jesucristo y que sabedor como era, obviamente, de tal circunstancia, carecería de sentido alguno que dicha comisión se la hubiera encomendado al bueno de Juan…… por lo que solo sería entendible, que Jesucristo se estuviera refiriendo a que en un futuro aún lejano, personas de la “clase” de Juan, eso es, personas “ungidas” y por tanto reconocidas por Dios como Hijos Suyos, dotadas por ello con grandes poderes (Rev. 11:5-6) semejantes a los de los apóstoles, tuvieran que llevar a cabo una nueva predicación a nivel mundial, que se correspondiera con lo anunciado por el mismo Jesús en Mat. 24:14:

Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”

No olvidemos que estas palabras fueron dichas en el contexto de una pregunta que dirigieron los apóstoles a Jesús, en la que le recababan información acerca de las señales que precederían a su segunda venida y por lo que dicha predicación se situaría en la parte final de los tiempos; pero veamos un segundo pasaje (el mencionado al inicio de este escrito) que nos habla también de la aparición en un futuro, de un “resto” de Hijos de Dios que tendrán a su cargo el llevar adelante determinada comisión:

Rev. 12:17: “Y el dragón se airó contra la mujer y se fue para hacer guerra contra los restantes (o “resto” en la mayoría de traducciones) de la descendencia de ella, los cuales observan los mandamientos de Dios y tienen la obra de dar testimonio de Jesús.” (Acotación nuestra).

En dicho pasaje lo que se nos está diciendo, es que en un futuro aparecería un “resto” del total de miembros que componen la descendencia “de la mujer” y lo que significaría que en el momento de pronunciarse esas palabras, el grueso de la misma ya había aparecido. Ya en unos versos posteriores, se nos presenta a dicho “resto ungido” prefigurado por los “dos testigos” y que como ya hemos señalado, les caracterizará los grandes poderes de los que serán dotados y que ninguno de esos “fantasmas” que a día de hoy se identifican como “ungidos”, pueden manifestar y por lo que queda fehacientemente demostrado, que no son más que unos farsantes que no tienen ni la más remota idea de qué van las Escrituras…… a menos eso sí, que estas en Mar. 16:16-20 nos engañaran; dicho lo cual, volvamos a donde estábamos y veamos en dónde se nos habla de esos “dos testigos” y la tarea que les es encomendada, así como el tiempo que les es dado para llevarla a cabo:

Rev. 11:3: “Y haré que mis dos testigos profeticen mil doscientos sesenta días vestidos de saco.”

Ahora bien ¿dónde hemos leído de esa cifra de “mil doscientos sesenta días”? Pues en Rev.12:6, en donde leemos como sigue:

Y la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios, para que la alimentaran allí mil doscientos sesenta días.”

Y es que nunca permitiría Jehová que Satanás actuara contra Su “esposa” ni contra Su hijo recién nacido, pues cuando el niño varón nace, es “arrebatado hacia Dios y hacia su trono” y así queda bajo el completo amparo de Jehová, quien dará la atención más esmerada a este Reino recién nacido, el instrumento por el cual el Altísimo santifica Su santo Nombre, pues en el momento de nacer dicho vástago, Satanás es arrojado de los cielos a la tierra (Rev. 12:7-9) y por lo que se acabó la maligna influencia satánica en los mismos y que amenazaban la integridad espiritual de la organización divina. Al mismo tiempo, la mujer huye a un lugar que Dios le ha preparado “en el desierto” por los mencionados 1.260 días y por lo que la pregunta, es solo lógica: ¿qué significa el que sea mandada a un desierto para que fuera atendida por dicho espacio de tiempo, eso es, fuera del alcance del Diablo? Recordemos que fue en un desierto “grande e inspirador de temor” (Deut.1:19), donde Jehová produjo a los israelitas como nación; allí les proveyó lo necesario en sentido espiritual y físico y los mantuvo protegidos de las influencias satánicas de las naciones circundantes, para que se pudieran estructurar como pueblo o nación dedicada a Él. De manera similar, a nuestro entender y por asociación de ideas, ello representaría los “mil doscientos sesenta días” en los que Jehová mantiene retenidos “los vientos” de destrucción sobre la tierra (Rev. 7:1-3) o influencia maligna de Satanás y que permite llevar a cabo la gran predicación de Mat. 24:14 a cargo de ese “resto ungido” y a los que a ellos se unan, sin impedimento alguno y en los que es conformada como pueblo de Dios, a la “gran muchedumbre” que sobrevivirá a la “gran tribulación” de Rev. 7:9; 14.

Luego todo considerado, queda claro y atendiendo a la pregunta recibida, que según lo mencionado hasta el momento, efectivamente en Rev. 12:17 se nos habla de un “resto ungido” o Hijos de Dios aún por aparecer y escogidos directamente por Jehová (luego ya no depende de la voluntad del hombre el decidir optar por esa opción o no, como así fue en los tiempos apostólicos) y con la labor concreta de dar adelanto a la predicación de Mat. 24:14, en estricta obediencia al mandato divino. El que en dicho pasaje se nos diga o se use la fraseología que “observan los mandamientos de Dios y tienen la obra de dar testimonio de Jesús”, entendemos que no tiene otro sentido que el identificarlos una vez más, como los “restantes” de aquellos que posteriormente se nos dice que se sientan en los tronos al lado de Jesucristo y en donde se usa idéntica forma de expresión:

Y vi tronos y hubo quienes se sentaron en ellos y se les dio poder para juzgar. Sí, vi las almas de los que fueron ejecutados con hacha por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios (u obedecer sus mandamientos) y los que no habían adorado ni a la bestia salvaje ni a su imagen y que no habían recibido la marca sobre la frente ni sobre la mano. Y llegaron a vivir y reinaron con el Cristo por mil años.” (Rev. 20:4). (Acotación nuestra).

Dicho lo cual, nosotros ahí lo dejamos, siempre con la esperanza de haber sabido explicar el tema al grado de que haya sido entendible a todos, así como el que la persona que formuló la pregunta se haya visto complacida en su inquietud. No obstante, no estaría de más que cada uno por sí, comprobara en su ejemplar de las Escrituras si lo por nosotros afirmado se ajusta a lo que estas dicen…… o no; y es que ya saben: nosotros, también nos podemos equivocar.

MABEL