sábado, 19 de octubre de 2013
¿Quiénes son, los “restantes” mencionados en Rev. 12:17?
Hace unos días nos llegó una pregunta y que a nuestro entender iba muy bien dirigida, pues en la misma se nos preguntaba si el pasaje de Rev. 12:17, tenía relación alguna con ese “resto” por aparecer del que nos hablan las Escrituras y al que tan poco tiempo dedican aquellos que han tomado a su cargo el “enseñar” de las cosas de Dios a otros y que así mismos se consideran “ungidos”; obviamente, porque su absurda y engañosa afirmación de ser tales quedaría totalmente desbaratada, si realmente estuviera por aparecer sobre la tierra un “resto ungido” enviado por Dios…... y es que ello significaría que los “actuales” no le son de ninguna utilidad a Jehová, por lo tanto serían falsos. Por lo que dichos personajes lo que hacen es igual como los avestruces, cuando son perseguidas esconden la cabeza en cualquier hueco y puesto que ellas ya no ven a nadie, se imaginan que nadie las ve a ellas…… y esos “genios” actúan de igual manera: olvidándose de lo que dicen las Escrituras, una y otra vez se reafirman en dicha aseveración, con lo cual se sienten contentos y satisfechos de su “encumbrada” posición de supuestos “ungidos” de Dios, o como diría nuestro amigo el castizo “más felices que un tonto con una tiza”. Y en el bien entendido de que cuando hablamos de ser uno un “ungido”, no nos estamos refiriendo a cualquier cosa, pues dicha condición nos habla de aquella persona que ha sido adoptada por Dios como Hijo Suyo, por lo que participará junto a Jesucristo en el gobierno del reino de Dios venidero, en calidad de inmortal rey y sacerdote…… como pueden comprobar, no es poco lo que piden dichos “caballeros”. Claro, la cuestión que se plantea y ante la inmensa cantidad de supuestos “ungidos” existentes actualmente sobre la tierra y que se contaría en cientos, cuando no, en miles de miles (aquí hasta el tonto del pueblo se considera un “ungido”), es por qué razón Jehová enviaría a un “resto” de esos personajes, si supuestamente ya tiene la tierra llena de ellos; dicho lo cual, veamos los términos de la pregunta que nos ha sido formulada:
“¿Quién es este resto y cual testimonio es este de Jesús, al cual se mantendrán fieles? ¿Se está hablando aquí de un resto ungido aún por aparecer?”
Sin embargo y a nuestro entender, no se puede responder a esta cuestión con cierta solvencia, sin antes averiguar la identidad de un personaje que aparece en ese capítulo 12 y que es fundamental para comprender de qué estamos hablando; ello nos permitirá, además, aprovechar la circunstancia para mostrarles algunos detalles de dicho capítulo y cuyo conocimiento nos permitirá entender algunas cosas que a veces nos pasan por alto en nuestro estudio personal de las Escrituras…… no se olviden de que la Biblia no es un libro de aventuras que tiene un hilo o argumento conductor, sino que es como una especie de puzle gigante en el que pacientemente tenemos que ir encajando piezas (aquellas cosas que con el tiempo vamos aprendiendo), para poco a poco y a medida que las vamos juntando, adquirir una perspectiva cada vez más correcta de lo que esta nos explica. De tal suerte que el dato que uno aprende hoy y que quizás no le aporte nada al tema que esté tratando en determinado momento, le sirve posteriormente para entender ciertos aspectos de otro tema, que de otro modo quizás le pasarían desapercibidos; recordemos que en su momento Jesús ya nos habló de ello (Mat. 13:52)…… con eso en mente, iniciemos nuestra investigación y veamos lo que se lee en Rev. 12:1-2:
“Y se vio en el cielo una gran señal, una mujer vestida del sol; y la luna estaba debajo de sus pies y sobre su cabeza, había una corona de doce estrellas 2 y ella estaba encinta. Y clama en sus dolores y en su agonía por dar a luz.”
Por primera vez en su visión, Juan contempla a una mujer en el cielo, que por supuesto, no es una mujer literal, sino más bien es una señal o un símbolo de algo y según se nos menciona en el verso 1 (recordemos que la mayor parte del libro de Revelación está presentado en señales o símbolos)…… ahora bien ¿qué podría simbolizar dicha mujer? Tengamos en cuenta que en la profecía inspirada, a veces la figura de la mujer se usa para representar a organizaciones que están “casadas” con personajes sobresalientes; sin ir más lejos, en las Escrituras se nos hace referencia a la nación de Israel como “esposa” de Jehová Dios (Isa. 54:5; Jer. 31:32). También en las Escrituras Griegas o NT y en referencia al grupo de cristianos “ungidos” como organización, se dice de ellos que son la “novia” de Cristo:
“Y vino uno de los siete ángeles que tenían los siete tazones que estaban llenos de las siete últimas plagas y habló conmigo y dijo: “Ven acá, te mostraré a la novia, la esposa del Cordero”. 10 De modo que me llevó en el poder del espíritu a una montaña grande y encumbrada y me mostró la santa ciudad de Jerusalén, que descendía del cielo desde Dios 11 y que tenía la gloria de Dios. Su resplandor era semejante a una piedra preciosísima, como piedra de jaspe que brillara con claridad cristalina.
12 Tenía un muro grande y encumbrado y tenía doce puertas; y a las puertas doce ángeles y había nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel. 13 Al oriente había tres puertas; y al norte tres puertas; y al sur tres puertas y al occidente tres puertas. 14 El muro de la ciudad también tenía doce piedras de fundamento y, sobre ellas, los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.” (Rev. 21:9-14).
Luego esa “santa ciudad” que desciende de Dios y a tenor de lo leído, no puede ser otra cosa que la mencionada organización de cristianos “ungidos” que se edificó sobre los doce apóstoles de Jesús y a los que se identifica como “la novia” o “esposa” de este. Sin embargo, la mujer que nos ha descrito Juan también tiene que estar desposada con alguien, pues se nos dice de ella que está encinta y con fuertes dolores de parto, a punto de dar a luz…… pero ¿con quién está “casada” esa figurativa mujer? Pues teniendo en cuanta que más tarde se nos dice que su hijo es “arrebatado hacia Dios y hacia su trono” (Rev. 12:5), todo indica que es el propio Jehová el “dueño marital” de la misma y el que ha procreado a este hijo…… por eso, la mujer que Juan ve tiene que representar a la esposa simbólica de Jehová Dios; recordemos que unos ocho siglos antes, Este había dirigido un mensaje a esta esposa simbólica, en el sentido de que “todos tus hijos serán personas enseñadas por Jehová” (Isa. 54:13) y lo que elevaría a dichos hijos a la condición, obviamente, a también Hijos de Dios; y profecía de la que Jesús citó para mostrar que estos hijos mencionados eran sus seguidores fieles, quienes como un todo conformaron el grupo o congregación de cristianos “ungidos” (Juan 6:44-45). Por eso, a los miembros de esta congregación y que se les reconoce como Hijos de Dios, también son hijos de la “mujer” o esposa simbólica de Dios; ya el apóstol Pablo, posteriormente, añadió el punto que completa el cuadro y añade luz al asunto, cuando dijo que “la Jerusalén de arriba es libre y ella es nuestra madre” (Gál. 4:26): por consiguiente, la “mujer” que vio Juan es “la Jerusalén de arriba”…… y no se olviden de que estamos hablando de símbolos.
Ahora bien ¿qué estamos diciendo, exactamente, cuando nos referimos a la “Jerusalén de arriba”? Deduciendo con un poco de lógica y puesto que Pablo dijo que estaba “arriba” y Juan a su vez, la ve en el cielo, es obvio que no estamos hablando de una estructura terrestre; tampoco puede ser lo mismo que la “Nueva Jerusalén” que desciende del cielo (Rev. 21:9-10), puesto que esta última “organización” es la novia de Cristo y pronta a desposarse con este, por lo que no puede tratarse de la “esposa” de Jehová (Rev. 21:2). Notemos que a esta, a la simbólica “esposa” de Jehová, la coronan 12 estrellas y número que en las Escrituras se asocia con lo completo en un marco de organización; por eso, se podría entender que estas 12 estrellas indican que ella, lejos de ser una ciudad literal en el cielo, no es otra cosa más que un arreglo de organización en el cielo y que fue reflejo para estructurar a la incipiente nación de Israel, empezando por el propio tabernáculo (Éxo. 25:40), alrededor del cual giraba la vida de los israelitas…… luego se podría también entender que la “Jerusalén de arriba” es la organización universal de Jehová, compuesta de criaturas celestiales y que obra como Su “esposa”, tanto en servirle como en darle prole. No podemos olvidar por otra parte y algo que reforzaría nuestro planteamiento, que en la Revelación lo primero que se le muestra a Juan y antes de hablarle de las cosas que han de ocurrir en la tierra y motivo por el que se dio dicha revelación, es la organización celestial que rodea al Altísimo: los 24 ancianos que como su consejo de sabios están constantemente a su alrededor (comparar Sal. 82:1 con Éxo. 18:22) y lo que para nada significa que el Altísimo precise de consejo alguno ; o los cuatro seres vivientes que permanentemente están su directo servicio, así como la relación en distintas categorías de su restante creación angelical, eso es, arcángeles, querubines, serafines, etc. (Rev. 4:1-11).
Volviendo a la “mujer” de Rev. 12:1, Juan ve a esta mujer “vestida del sol y con la luna debajo de los pies”, lo que añadido esto a su “corona de estrellas”, resulta en una imagen majestuosa que nos muestra que está completamente rodeada de luces celestiales, lo que significa que el favor de Dios brilla sobre ella día y noche…… en todo caso, un símbolo apropiado para describir la gloriosa organización celestial de Jehová. Pero poco a poco nos estamos acercando al punto focal de la cuestión y que nos devuelve al objetivo perseguido en nuestro escrito, eso es, la identificación del “resto” por aparecer, pues se nos señala que la mujer también está encinta y sufre fuertes dolores de parto. Sus clamores por ayuda divina muestran que ha llegado su tiempo de dar a luz al hijo que lleva en sus entrañas, lo que nos lleva a recordar que en las Escrituras los dolores de parto suelen simbolizar el duro esfuerzo que se necesita para producir un resultado o logro de gran calado (Isa. 66:7-8). No hay duda de que se experimentaron “dolores de parto” de esta índole (Rev. 12:10b), mientras la organización celestial de Jehová se preparaba para este importante nacimiento…… pero ¿qué era lo que estaba por nacer? Veamos lo que se nos dice en Rev. 12:5-6:
“Y ella dio a luz un hijo, un varón, que ha de pastorear a todas las naciones con vara de hierro. Y su hijo fue arrebatado hacia Dios y hacia su trono. 6 Y la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios, para que la alimentaran allí mil doscientos sesenta días.”
Notemos que se nos dice de la criatura que nace que es “un hijo, un varón”…… pero ¿por qué usa Juan esta expresión doble y que podría ser considerada como un pleonasmo sin sentido alguno? Lo hace, no solo para mostrar lo idóneo de la criatura que nace, eso es, lo habilitada que está para gobernar a las naciones con poder adecuado, sino también para dirigir nuestra atención hacia a aquello que nace y que no es lo que la mayoría de los teólogos nos afirman y lo cuál enfatiza, cuánta importancia y gozo se encierra en este nacimiento. Porque lo que sea que haya de nacer, desempeña un papel fundamental en llevar a término el Plan Sagrado de Dios, pues se nos dice de lo por nacer que “ha de pastorear a todas las naciones con vara de hierro” o lo que es lo mismo, que llamará a capítulo a las naciones que se le opongan. Ahora bien ¿les parece familiar esa expresión mencionada? Seguramente sí, porque en la profecía Jehová prometió lo siguiente acerca de Jesús y con respecto de aquellas naciones que se enfrentan al producto salido del nacimiento que se nos anuncia:
“¿Por qué han estado en tumulto las naciones y los grupos nacionales mismos han seguido hablando entre dientes una cosa vacía? 2 Los reyes de la tierra toman su posición y los altos funcionarios mismos se han reunido en masa como uno solo, contra Jehová y contra su ungido 3 y dicen: “¡Rompamos sus ataduras y echemos de nosotros sus cuerdas!” (……). Las quebrarás con cetro de hierro, como si fueran vaso de alfarero las harás añicos.” (Sal. 2:1-3; 9).
En todo caso, una declaración de intenciones de cómo serán tratadas aquellas naciones que se opongan al establecimiento del fruto del citado alumbramiento…… también se profetizó acerca de Jesús, que la vara de la fuerza Jehová se enviaría desde Sión, diciendo “ve sojuzgando en medio de tus enemigos” (Sal. 110:2). No obstante y por sorprendente que parezca, el nacimiento anunciado a Juan, si bien tenía relación directa con Jesucristo, no era el de este; y no podía ser el de Jesús, porque el tal nació de una virgen allá por el año 3-4 antes del primer siglo de nuestra era. Tampoco podría referirse, a la resurrección de Jesús a la vida inmortal y con lo que se inició o “nació”, por decirlo de alguna manera, lo que se conoce como “una nueva creación” (2 Cor. 5:17; Gál. 6:15), en 33 E.C.; porque tenemos que recordar que estamos en el contexto de una profecía apocalíptica, destinada a explicarle a Juan las cosas que aún tenían que suceder en un tiempo futuro y Jesús, hacía ya más de 60 años que había muerto al escribirse esta profecía, por lo que este no era el protagonista del esperado nacimiento…… luego entonces ¿de quién o de qué, estaríamos hablando? Pues sencillamente, estamos hablando del nacimiento del Reino de Dios o momento en que este toma cuerpo, pues en la actualidad no deja de ser más que un proyecto de futuro (muy cercano, eso sí) en la Mente Divina, pero que aún no ejerce poder alguno sobre la tierra y por lo que no tiene influencia en el bienestar de sus moradores; que ello es como lo decimos, queda probado por lo que se lee en Rev. 12:3-4:
“Y se vio otra señal en el cielo y, ¡miren!, un dragón grande de color de fuego, con siete cabezas (representación de los siete imperios mundiales que a lo largo de la historia han dominado sobre pueblo de Dios) y diez cuernos (símbolo de poder total) y sobre sus cabezas siete diademas (luego dominación mundial); 4 y su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo (ángeles demoníacos) y las arrojó abajo a la tierra. Y el dragón se quedó de pie delante de la mujer que estaba a punto de dar a luz, para, cuando diera a luz, devorar a su hijo.” (Acotaciones nuestras).
Luego estamos hablando de un poderoso gobierno mundial, que aún está gestándose, encabezado por el personaje “el anticristo” y que se pondrá en franca contraposición con el Reino de Dios por aparecer y encabezado por Jesucristo en calidad de “Rey de reyes y Señor de señores”; y algo de ese gobierno mundial venidero de estructura satánica, que se nos cuenta en Rev. 17:9-14:
“Aquí es donde entra la inteligencia que tiene sabiduría: Las siete cabezas significan siete montañas (o reinos), sobre las cuales se sienta la mujer. 10 Y hay siete reyes: cinco han caído, uno es, el otro todavía no ha llegado (luego todavía estamos hablando en términos de futuro), pero cuando sí llegue tiene que permanecer un corto tiempo. 11 Y la bestia salvaje que era, pero no es, también ella misma es un octavo rey, pero proviene de los siete y se va a la destrucción.
12 Y los diez cuernos que viste significan diez reyes, que todavía no han recibido un reino, pero sí reciben autoridad como reyes por una hora con la bestia salvaje. 13 Estos tienen un solo pensamiento y por eso dan su poder y autoridad a la bestia salvaje. 14 Estos combatirán contra el Cordero, pero, porque es Señor de señores y Rey de reyes, el Cordero los vencerá. También, los llamados y escogidos y fieles que con él están lo harán.” (Acotaciones nuestras).
Fíjense en las palabras que cierran dicho pasaje, pues en ellas se hace referencia directa a los hermanos “ungidos” de Cristo que ya como un todo, están combatiendo a su lado…… pero para reunirlos a todos en torno a Cristo, tiene que pasar algo en un futuro cercanísimo ya y lo que nos lleva a unos pasajes que nos hablan y como ya hemos apuntado, a la razón por la que Jehová levantará en un futuro en la tierra a ese “resto ungido” (compuesto de personajes poderosísimos) y algo que las Escrituras nos muestran con toda claridad: llevar la delantera en una nueva predicación, destinada a ofrecer a la entera humanidad la posibilidad de convertirse sus miembros en súbditos del reino ya en ese momento establecido; y “resto” que integrado (presumiblemente) por unas pocas personas, será elegido directamente por Jehová y lo que implica que a día de hoy sobre la tierra, no existan de esa “clase” de personas, por mucho que se empeñen esos supuestos “ungidos” actuales. Y circunstancia que solo podría suceder, eso es, el nombramiento de un “resto” (obviamente para completar algo), si en algún momento de la historia se hubiera interrumpido la recogida de aquellos que Jesús vino a buscar y que no eran otros, que los miembros que tenían que acompañarle en su gobierno milenario, pues eso es lo que se deduce de Rev. 6:9-11:
“Y cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido degollados a causa de la palabra de Dios y a causa de la obra de testimonio que solían tener. 10 Y clamaban con voz fuerte y decían: “¿Hasta cuándo, Señor Soberano santo y verdadero, te abstienes de juzgar y de vengar nuestra sangre en los que moran en la tierra?”. 11 Y a cada uno de ellos se dio una larga ropa blanca; y se les dijo que descansaran por un poco de tiempo más, hasta que se completara también el número de sus coesclavos y de sus hermanos (luego miembros de dicha “clase ungida”) que estaban a punto de ser muertos como ellos también lo habían sido.” (Acotación nuestra).
Recordemos una vez más y algo que se suele olvidar con frecuencia por aquellos que nos hablan de las Escrituras, que cuando hablamos de la Revelación, estamos hablando de cosas situadas en un tiempo futuro (al menos, futuro en el momento que esta fue escrita) y que desde la salida del caballo blanco de Rev. 6:1-2, se han ido sucediendo de forma progresiva en la tierra a lo largo de casi 2.000 años; luego lo que queda claro es que en el momento de Juan escribir esas palabras mencionadas, aún estaba en un futuro lejano la tarea de “completar” el número de aquellos que tenían que reinar con Cristo…… lo que nos lleva a razonar que la obra de captar a esas personas y que según Rev. 14:1-4, estaríamos hablando de 144.000 miembros, estaba ya interrumpida y por lo que, repetimos, ello haría del todo imposible la existencia actual de personas “ungidas”. En esta línea, desde este blog y algo que tenemos perfectamente documentado, siempre hemos apostado por el hecho de que con la muerte del último apóstol y que eran los únicos que podían transmitir el bautismo en espíritu santo, que era el que realmente concedía la unción de uno como Hijo de Dios, se acabó la posibilidad de que ser humano alguno pudiera ya acceder a dicha condición y en función de su personal deseo o esfuerzo…… por lo que queda claro que a día de hoy nadie puede presumir de la misma, dado que aún está pendiente de aparecer ese pequeño “resto” de Hijos de Dios en un futuro ya muy cercano, nombrados directamente por Este; pero veamos tres pasajes bíblicos que nos hablan de ello, pero (repetimos por la gran importancia en el tema que nos ocupa), no perdiendo de vista que la Revelación o Apocalipsis fue presentada para “para mostrar a sus esclavos las cosas que tienen que suceder dentro de poco” Rev. 1:1), eso es, que hablaba de cosas situadas en un futuro más o menos distante:
Rev. 10:11: “Y me dicen: “Tienes que profetizar de nuevo respecto a pueblos y naciones y lenguas y muchos reyes”.”
Esto es lo que le fue dicho a un envejecido apóstol Juan (de hecho murió tres años después de que se le dijeran esas palabras), por el propio Jesucristo y que sabedor como era, obviamente, de tal circunstancia, carecería de sentido alguno que dicha comisión se la hubiera encomendado al bueno de Juan…… por lo que solo sería entendible, que Jesucristo se estuviera refiriendo a que en un futuro aún lejano, personas de la “clase” de Juan, eso es, personas “ungidas” y por tanto reconocidas por Dios como Hijos Suyos, dotadas por ello con grandes poderes (Rev. 11:5-6) semejantes a los de los apóstoles, tuvieran que llevar a cabo una nueva predicación a nivel mundial, que se correspondiera con lo anunciado por el mismo Jesús en Mat. 24:14:
“Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”
No olvidemos que estas palabras fueron dichas en el contexto de una pregunta que dirigieron los apóstoles a Jesús, en la que le recababan información acerca de las señales que precederían a su segunda venida y por lo que dicha predicación se situaría en la parte final de los tiempos; pero veamos un segundo pasaje (el mencionado al inicio de este escrito) que nos habla también de la aparición en un futuro, de un “resto” de Hijos de Dios que tendrán a su cargo el llevar adelante determinada comisión:
Rev. 12:17: “Y el dragón se airó contra la mujer y se fue para hacer guerra contra los restantes (o “resto” en la mayoría de traducciones) de la descendencia de ella, los cuales observan los mandamientos de Dios y tienen la obra de dar testimonio de Jesús.” (Acotación nuestra).
En dicho pasaje lo que se nos está diciendo, es que en un futuro aparecería un “resto” del total de miembros que componen la descendencia “de la mujer” y lo que significaría que en el momento de pronunciarse esas palabras, el grueso de la misma ya había aparecido. Ya en unos versos posteriores, se nos presenta a dicho “resto ungido” prefigurado por los “dos testigos” y que como ya hemos señalado, les caracterizará los grandes poderes de los que serán dotados y que ninguno de esos “fantasmas” que a día de hoy se identifican como “ungidos”, pueden manifestar y por lo que queda fehacientemente demostrado, que no son más que unos farsantes que no tienen ni la más remota idea de qué van las Escrituras…… a menos eso sí, que estas en Mar. 16:16-20 nos engañaran; dicho lo cual, volvamos a donde estábamos y veamos en dónde se nos habla de esos “dos testigos” y la tarea que les es encomendada, así como el tiempo que les es dado para llevarla a cabo:
Rev. 11:3: “Y haré que mis dos testigos profeticen mil doscientos sesenta días vestidos de saco.”
Ahora bien ¿dónde hemos leído de esa cifra de “mil doscientos sesenta días”? Pues en Rev.12:6, en donde leemos como sigue:
“Y la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios, para que la alimentaran allí mil doscientos sesenta días.”
Y es que nunca permitiría Jehová que Satanás actuara contra Su “esposa” ni contra Su hijo recién nacido, pues cuando el niño varón nace, es “arrebatado hacia Dios y hacia su trono” y así queda bajo el completo amparo de Jehová, quien dará la atención más esmerada a este Reino recién nacido, el instrumento por el cual el Altísimo santifica Su santo Nombre, pues en el momento de nacer dicho vástago, Satanás es arrojado de los cielos a la tierra (Rev. 12:7-9) y por lo que se acabó la maligna influencia satánica en los mismos y que amenazaban la integridad espiritual de la organización divina. Al mismo tiempo, la mujer huye a un lugar que Dios le ha preparado “en el desierto” por los mencionados 1.260 días y por lo que la pregunta, es solo lógica: ¿qué significa el que sea mandada a un desierto para que fuera atendida por dicho espacio de tiempo, eso es, fuera del alcance del Diablo? Recordemos que fue en un desierto “grande e inspirador de temor” (Deut.1:19), donde Jehová produjo a los israelitas como nación; allí les proveyó lo necesario en sentido espiritual y físico y los mantuvo protegidos de las influencias satánicas de las naciones circundantes, para que se pudieran estructurar como pueblo o nación dedicada a Él. De manera similar, a nuestro entender y por asociación de ideas, ello representaría los “mil doscientos sesenta días” en los que Jehová mantiene retenidos “los vientos” de destrucción sobre la tierra (Rev. 7:1-3) o influencia maligna de Satanás y que permite llevar a cabo la gran predicación de Mat. 24:14 a cargo de ese “resto ungido” y a los que a ellos se unan, sin impedimento alguno y en los que es conformada como pueblo de Dios, a la “gran muchedumbre” que sobrevivirá a la “gran tribulación” de Rev. 7:9; 14.
Luego todo considerado, queda claro y atendiendo a la pregunta recibida, que según lo mencionado hasta el momento, efectivamente en Rev. 12:17 se nos habla de un “resto ungido” o Hijos de Dios aún por aparecer y escogidos directamente por Jehová (luego ya no depende de la voluntad del hombre el decidir optar por esa opción o no, como así fue en los tiempos apostólicos) y con la labor concreta de dar adelanto a la predicación de Mat. 24:14, en estricta obediencia al mandato divino. El que en dicho pasaje se nos diga o se use la fraseología que “observan los mandamientos de Dios y tienen la obra de dar testimonio de Jesús”, entendemos que no tiene otro sentido que el identificarlos una vez más, como los “restantes” de aquellos que posteriormente se nos dice que se sientan en los tronos al lado de Jesucristo y en donde se usa idéntica forma de expresión:
“Y vi tronos y hubo quienes se sentaron en ellos y se les dio poder para juzgar. Sí, vi las almas de los que fueron ejecutados con hacha por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios (u obedecer sus mandamientos) y los que no habían adorado ni a la bestia salvaje ni a su imagen y que no habían recibido la marca sobre la frente ni sobre la mano. Y llegaron a vivir y reinaron con el Cristo por mil años.” (Rev. 20:4). (Acotación nuestra).
Dicho lo cual, nosotros ahí lo dejamos, siempre con la esperanza de haber sabido explicar el tema al grado de que haya sido entendible a todos, así como el que la persona que formuló la pregunta se haya visto complacida en su inquietud. No obstante, no estaría de más que cada uno por sí, comprobara en su ejemplar de las Escrituras si lo por nosotros afirmado se ajusta a lo que estas dicen…… o no; y es que ya saben: nosotros, también nos podemos equivocar.
MABEL
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