sábado, 5 de octubre de 2013

¡Antes de que lleguen “los días calamitosos”……!


Uno de los principales activos que tiene el ser humano, de forma innegable es la esplendorosa juventud por la que pasa en la primera etapa de su vida, la cual es seguida por la madurez y que nos lleva de cabeza a la vejez, o y por aquello de suavizar las cosas (ya se sabe que las penas con pan, son menos), lo que se ha dado en llamar “la tercera edad” y que se distingue del resto de la vida de uno, por los mismos achaques, traumas, limitaciones, deficiencias e impedimentos de todos tipo que tiene la vejez, con lo que resulta que estamos en las mismas; claro, ello lleva a pensar al “homo sapiens” (¡quién lo diría, viendo sus “éxitos”!) aquello de que si la vida nacer, crecer, envejecer y todo ello sufriendo, para al final tener que morir y desaparecer de la existencia…… ¿qué sentido, entonces, tiene la vida?

Esfuerzo por despejar dicha incógnita, que nos lleva a uno de los libros que componen el canon bíblico y que más nos instruyen en cuanto a sabiduría práctica y que es sin duda alguna el libro conocido como Eclesiastés en español; libro escrito por el rey Salomón hará más o menos unos 3.000 años y que es un llamado al sentido común de las personas jóvenes, en cuanto a tener muy en cuenta al Creador durante ese tramo de su vida de plenitud, pues llegarán los días “calamitosos” en que ya no podrán hacerlo. Cierto es que algunos dirán que viniendo la cosa de Salomón, que en sus últimos años fue un “pendón verbenero” de mucho cuidado, como que habría que tomar con cierta cautela sus afirmaciones…… pero no es menos cierto, que por casi una vida sirvió al Dios Verdadero y que Este ha tenido a bien el permitir que sus palabras fueran incluidas en el conjunto de las Escrituras. Luego quedémonos con lo bueno y omitamos lo malo (no llamemos al mal tiempo, que este ya viene sin necesidad de que le llamen), pues la realidad del día a día nos muestra la veracidad y sabiduría de dichas palabras, porque ¿quién no ha visto el espectáculo, lamentable por más señas, de las plazas o jardines públicos de nuestras ciudades llenas de ancianos sentados en sus bancos, eso es, personas encorvadas y llenas de achaques, que temblorosas sus manos y débiles sus piernas, contemplan pasar la vida ante sus ojos sin esperanza alguna y aguardando una muerte que, implacable, al final termina alcanzándonos a todos? Y es sobre esto, de lo que nuestro Supremo Creador nos invita a meditar a través de la expresivas palabras del sabio rey Salomón, en el último capítulo de ese libro mencionado de Eclesiastés y que en esta ocasión citaremos de la traducción Palabra de Dios para Todos, en donde leemos como sigue y que para una mayor entendimiento, intercalaremos alguna acotación en sus versos, así como párrafos aclarativos a continuación de cada uno de ellos…… pero leámoslos:

Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que lleguen los malos tiempos (o “días calamitosos” según versiones) y te aflija la vejez. Así no tendrás que decir: “Desperdicié mi vida”.

Porque ello es lo que resulta de no dedicar parte de la vida vigorosa de uno a inquirir acerca de Dios, lo que lleva al final de la carrera del individuo en este valle de lágrimas, a la característica falta de ilusión y esperanza que deriva de la ignorancia en cuanto a conocer el propósito que Dios tiene para con nosotros y que es muy distinto, del panorama al que nos enfrentamos actualmente; pero veamos el siguiente verso:

2 Ten siempre presente a tu Creador mientras eres todavía joven, antes de que llegue el momento en que el sol, la luna y las estrellas se oscurezcan para ti y te lleguen los problemas una y otra vez, como una tormenta tras otra.”

¿Qué significan estas palabras? Bien, probablemente Salomón comparó la época de la juventud o etapa de plenitud del hombre, al clásico verano palestino en el que el Sol, la Luna y las estrellas (en sus respectivos momentos) emitían su radiante luz en el cielo despejado de negros nubarrones y todo lucía muy brillante en ese momento…… sin embargo y en contraposición, en la vejez los días son tristes como la temporada fría y lluviosa del invierno, con un “aguacero” de problemas uno tras otro; porque la realidad es que en el “invierno” de la vejez, todo se oscurece o pierde brillo por la mencionada falta de ilusión, especialmente para los que han desaprovechado las oportunidades de aprender en su juventud, sobre aquello que nos tiene preparado Jehová ya para un futuro inmediato y habiendo malgastado la misma en actividades vanas.

3 Cuando te llegue esa época, tus brazos perderán la fuerza; tus piernas se debilitarán y se doblarán; se te caerán los dientes y no podrás morder bien la comida y tu visión será borrosa.4 No oirás bien, no escucharás el ruido en las calles, ni siquiera el de la piedra que muele tu trigo. No oirás cantar a las mujeres, pero el canto de un pájaro te despertará en la madrugada, porque no podrás dormir.”

¿Y quién puede negar estas nefastas consecuencias que acarrea la vejez y que le amargan la vida a uno? Y es que, por ejemplo, el tener una capacidad auditiva tan seriamente mermada que nos impida siquiera oír el ruido característico de las muelas masticando la comida o “la piedra que muele tu trigo”, causa mucha inseguridad en la persona en su día a día. Y qué decir del insomnio tan característico en las personas ancianas y lo que resulta (para acabar de arreglar la cosa) en que tengan más tiempo en el que pensar sobre su negro futuro.

5 Temerás a las alturas y a tropezar con algo en el camino. Tu cabello se volverá blanco como las flores de un árbol de almendro. Te arrastrarás como un saltamontes cuando camines. Perderás el deseo de vivir. Luego, irás a tu hogar eterno y los dolientes se reunirán en las calles para llevarte a enterrar.”

Algo característico de la vejez, es el perder los reflejos o la capacidad de reacción y el no controlar debidamente nuestro sistema motriz, pues nuestra piernas se vuelven torpes y no controlamos sus movimientos y lo que puede llevar a uno a una caída con graves consecuencias; de ahí que tomemos todo tipo de precauciones y siempre intentemos estar agarrados a algo…… ¿y quién no ha visto a ancianos encorvados y con los codos por detrás de cuerpo, prácticamente arrastrando sus pies y lo que realmente nos recuerda la figura de un saltamontes? Y cuando uno mira a las personas de su alrededor, inevitablemente se pregunta cuántos de ellos asistirán a su funeral y que no es un pensamiento muy animador que digamos…… pero es que la cosa no da para más, por lo cual y como dice el pasaje, uno pierde “el deseo de vivir”.

6 Acuérdate de tu Creador antes de que se rompan las cuerdas de plata y se quiebre la copa de oro; y se rompa el cántaro contra la fuente y se despedace la polea del pozo.”

Texto en el que “las cuerdas de plata” no son otra cosa que nuestra médula espinal y por medio de la cual y como cuerdas de tan preciado metal, son transmitidos los impulsos nerviosos que mueven nuestro cuerpo, mientras que el “tazón de oro” no es otra cosa que nuestro cráneo que guarda y protege esa inconmensurable maravilla de la creación, que es el cerebro; siendo en este caso y como un todo, el “cántaro” que se rompe y “la polea del pozo” que deja de funcionar, esa maravillosa “bomba” que mantiene constantemente nuestro vital riego sanguíneo y que es el corazón…… “polea” que cuando se para, se acabó lo que se daba.

7 Tu cuerpo vino de la tierra y cuando mueras, regresará a la tierra. Pero tu espíritu vino de Dios y cuando mueras, regresará a Dios.”

Con lo que uno sencillamente, vuelve a la inexistencia de la que vino y lo que lleva a pensar a la persona reflexiva, eso de…… ¿y para esto, tanto sufrimiento y agonía? Parecida conclusión a la que llega el sabio rey Salomón, cuando dice lo siguiente:

8 El Maestro dice: “Nada tiene sentido, nada en absoluto tiene sentido.” (Ecle. 12:1-8).

Pero veamos otro aspecto de la cuestión y por aquello de que “no hay dos sin tres”, que tiene que ver con la falta de respeto y consideración que a día de hoy se les tiene a las personas ancianas y que no hace más que hacernos sentir peor y que se nos agrie el carácter (con lo que ya entramos en una dinámica, que nos convierte en unos gruñones insoportables), pues nos damos cuenta en que nos hemos convertido en una carga para nuestros familiares, que bastante tienen con poder trabajar (en el supuesto que tengan trabajo, claro), por lo que lógicamente no pueden cuidarnos y, obviamente, en una carga para los sistemas de servicios sociales, como puedan ser los sistemas de pensiones o los de dispensación sanitaria en los centros médicos de la Seguridad Social, pues se nos considera como “elementos improductivos” y por lo tanto, sujetos de una inversión “no rentable”…… en definitiva y algo de lo que somos conscientes: en un estorbo para todo el mundo y sobre todo, para la economía de un país y lejos por tanto, de la visión que tiene Jehová del anciano:

Ante canas debes levantarte (o mostrar respeto) y tienes que mostrar consideración a la persona del envejecido y tienes que estar en temor de tu Dios. Yo soy Jehová.” (Lev. 19:32). (Acotación nuestra).

En fin, el mismo parecido del huevo a la castaña, lo ordenado por Jehová con lo que ocurre actualmente en nuestra sociedad mal llamada “cristiana”. Pero siguiendo en lo que estábamos, vayan sumando a lo dicho, el hecho que tal parece que las personas ignoran que los “abuelos” tenemos sentimientos como todos y que, conscientes como somos de que se nos “aguanta” por la pequeña aportación económica con la que contribuimos al sostén familiar y de la que somos (de momento) perceptores, nuestra situación anímica empeora; porque lo que la gente no sabe o no quiere saber, es que un anciano también tiene su “corazoncito” y que no deja de ser, en definitiva, un conjunto de sentimientos encerrados en un cuerpo físico que no responde a dichos estímulos. Porque nuestra capacidad interior de producir afectos, sentir emociones, enamorarnos…… sí, sí, hemos dicho de enamorarnos ¿o no han oído ustedes de parejas de ancianos, que se han enamorado y se han casado? Y es que los hay de aquellos del “genio y figura, hasta la sepultura” y que tiene todo el derecho del mundo en llevar a cabo dicha unión; es cierto que cuando eso ocurre, lo primero que se le ocurre pensar al común de los mortales es aquello de “son dos viejos chochos”…… pero no es menos cierto que quienes tal opinión manifiestan, pasan por alto una cosa: y es que en el ser humano hay una cosa que no envejece y que es nuestro corazón, que tal parece ser algo mucho más complejo que un simple órgano para bombear sangre a nuestro cuerpo, pues esto es lo que Jesús dijo del mismo:

Sin embargo, las cosas que proceden de la boca salen del corazón y esas cosas contaminan al hombre. 19 Por ejemplo, del corazón salen razonamientos inicuos, asesinatos, adulterios, fornicaciones, hurtos, testimonios falsos, blasfemias.” Mat. 15:18-19).

Posibilidad que ya barajaban los antiguos egipcios, pues afirmaban que el corazón físico era el asiento de la inteligencia y de las emociones, así como creían que tenía voluntad propia; por otra parte, los babilonios decían que el corazón abrigaba tanto el intelecto como el amor y pensamiento que compartía también el propio pueblo semita, para quienes el corazón implicaba todo lo que es propio del hombre, tanto en la esfera de los sentimientos como en la de la inteligencia y la voluntad…… y siendo el filósofo griego Aristóteles, posteriormente, el que afirmó que el corazón era el asiento de los sentidos y el ámbito del alma. Pero a medida que pasó el tiempo y aumentó el conocimiento científico, en detrimento del concepto religioso, estos puntos de vista se fueron descartando paulatinamente y ganando con ello de manera progresiva, la idea de que el corazón no es más que una bomba que hace circular la sangre a través del cuerpo…… sin embargo, ahí están las Escrituras señalando y casi siempre que nos hablan del corazón, a este como fuente directa de nuestros sentimientos y motivaciones, por lo que es obvio que tiene que haber una parte del corazón desconocida por la ciencia actual, en donde originan nuestras emociones y a la que se suele denominar como el “corazón figurativo”. Y reducto este, de nuestros más recónditos sentimientos, tanto buenos como malos (Jer. 17:10), que no envejece y por lo que como hemos dicho, está prisionero en un cuerpo maltrecho y deteriorado que ya no puede responder a sus estímulos…… y que lleva al “abuelete” en cuestión, a la conclusión manifestada por Salomón en el sentido de que “todo es absurdo” y que esta vida no tiene sentido ¡vamos, que “pa eso mejor no haber venio”!, que diría nuestro amigo el castizo.

A menos, eso sí, de que uno esté informado de la respuesta a las tres preguntas que el ser humano y dependiente de su propia “sabiduría”, no nos ha podido responder aún: quiénes somos, porque somos y hacia dónde vamos…… y respuesta a las tales cuestiones, que encontrándose en las Escrituras, llenan de esperanza a esas personas de la mal llamada “tercera edad” y hace que nos sobrepongamos a nuestros achaques (¡tampoco se crean que es como para tirar cohetes, pero menos da una piedra!); pues sabemos lo que nos aguarda a aquellos que, viviendo como los demás y pasando por las mismas dificultades a lo largo de nuestras vidas respectivas, sí hemos dejado un “huequecito” en la misma para interesarnos en el propósito de nuestro Creador para con Su Creación y encontrar con ello el consuelo necesario, fruto de la esperanza puesta ante nosotros: la ya pronta restauración de la humanidad obediente a su anterior condición de perfección, ya sin vejez, ni enfermedades, ni muerte, pues esto es lo que ha dicho Jehová:

Porque, ¡miren!, voy a crear nuevos cielos y una nueva tierra; y las cosas anteriores no serán recordadas, ni subirán al corazón.” (Isa. 65:17).

Entonces lo que nuestro Creador nos está ofreciendo es un mundo nuevo, con personas restauradas al mismo estado de perfección que en su día y antes del pecado disfrutaron Adán y Eva, eso es, un paraíso en el que la enfermedad, la vejez y la muerte no existirán, por lo que el ser humano tendrá ante sí la posibilidad de vivir eternamente en paz, felicidad y en un entorno, como hemos señalado, paradisíaco. Entorno en el que la violencia, el hambre, el delito, las guerras, el odio y tantas otras cosas que hoy nos causan perturbación y nos hunden en un profundo desequilibrio emocional, serán sencillamente cosas del pasado y por tanto, olvidadas…… y algo que la inmensa mayoría de todos esos “abueletes” que encontramos en nuestras plazas y parques sentados al sol, ignoran; y por lo que se puede decir que en el pecado llevan la penitencia, pues es la justa retribución por no haber puesto uno a Dios en su vida cuando era el momento apropiado y con lo que se encuentran, acorde a las palabras mencionadas por el sabio rey Salomón, en que han “malgastado” miserablemente su vida. Porque todo esto que hemos mencionado, es lo que nos explica la Biblia con detalle, pues en ella se nos pone en antecedentes de cómo ha maniobrado Jehová a través del tiempo para que las cosas vuelvan a su estado anterior, con la intención de que lo leamos y cuando nos lleguen “los días calamitosos” y en los que parece que el “sol” de nuestra vida ya se está poniendo, tengamos asida firmemente la confianza en que Él revertirá cualquier mal que nos haya podido ocurrir, incluso la propia muerte (Juan 5:28-29)…… y algo que todo aquél que esté interesado en obtener más  información, puede hacerlo leyendo uno de nuestros más celebrados artículos y que pueden encontrar en este link http://armandolopezgolart.wordpress.com/2012/04/09/; no obstante y siguiendo con lo que íbamos, vean como nos expone la idea el apóstol Pablo en el siguiente pasaje:

Porque todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado, fueron escritas para nuestra instrucción, para que mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza.” (Rom. 15:4).

Algo que como ya hemos señalado en este escrito, marca la imperiosa necesidad de que el ser humano y ya desde el principio de su existencia conozca dicha información, pues ésta indudablemente condicionará su forma de ver las cosas y, lógicamente, su forma de afrontar y actuar en la vida. No olvidemos que ante la total ignorancia del contenido escritural por parte del ser humano en general, hay los que aplican la filosofía de que puesto que las cosas están como están “comamos y bebamos, porque mañana tenemos que morir” (1 Cor. 15:32)…… y lo que les lleva a adoptar una conducta o forma de vida, que les coloca en una situación de frontal oposición al Dios Altísimo. No obstante y como dicen que “arrepentidos los quiere Dios”, aunque Salomón hiciera directa referencia a la etapa de más vigor del ser humano, está claro que cualquier momento es bueno para empezar a ocuparse en las cosas de Dios y enderezar uno su vida, poniéndola en línea en lo demandado por Este; por ello y como diría el castizo, “pelillos a la mar” o para entendernos, “que lo pasado, pasado está” y pongámonos manos a la obra, en averiguar que nos cuenta nuestro Creador acerca de cómo están las cosas…… y es que ya sabe usted: nunca es tarde, cuando el propósito es bueno. Y para ello contamos con la favorable actitud por parte de nuestro Excelso Creador, todo bondad, misericordia y buena predisposición para con su creación, de la que nos habló el apóstol Pedro con las siguientes palabras:

Jehová no es lento respecto a su promesa, como algunas personas consideran la lentitud, pero es paciente para con ustedes porque no desea que ninguno sea destruido; más bien, desea que todos alcancen el arrepentimiento.” (2 Ped. 3:9).

Luego ¿podría ser quizás, que Jehová Dios estuviera esperando precisamente eso de algunos de los que probablemente van a leer este escrito? Nosotros, obviamente no lo sabemos, por lo que nuestra recomendación al “personal”, es que cada uno haga su particular examen acerca de su situación actual y actúe en consecuencia…… antes de que “los días calamitosos” le alcancen del todo y la cosa ya no tenga remedio.

MABEL

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