Por lo tanto, vamos a ver si conseguimos dar con la “tecla” adecuada y que dé la respuesta correcta a las dos cuestiones planteadas en el titular de este escrito, contribuyendo con ello a añadir un poco de luz a ese conflictivo relato bíblico y al que se conoce coloquialmente, como el de “los cuatro jinetes del Apocalipsis”. Y relato en el que se nos hace mención de cuatro personajes que se describen en la primera parte del capítulo 6 de dicho libro (también llamado Revelación), montando sendos caballos de distinto color y que no son más que cuatro símbolos proféticos, surgidos como consecuencia de la apertura de los cuatro primeros sellos de una serie de siete…… y que según la exégesis bíblica (o explicación razonada del relato escritural), representan y son figura, por orden de aparición, de la victoria, la guerra, el hambre y la muerte; pero veamos qué se nos dice en esa porción escritural que comprende la apertura del primer sello:
“Y vi cuando el Cordero abrió uno de los siete sellos y oí a una de las cuatro criaturas vivientes decir con voz como de trueno: “¡Ven!”. 2 Y vi y, ¡miren!, un caballo blanco; y el que iba sentado sobre él tenía un arco; y le fue dada una corona y salió venciendo y para completar su victoria.” (Rev. 6:1-2).
Por lo que urge averiguar, quién es ese jinete que monta el caballo blanco y lo que nos tiene que llevar, al momento en el que aparece dentro de la corriente del tiempo y que es en definitiva, lo que realmente nos interesa saber; recordemos, no obstante, que las dos conclusiones más aceptadas en nuestros días nos explican, la una que estaríamos hablando de Jesucristo, al equiparar este pasaje con el de Rev. 19:11, mientras que la otra, sin embargo, le adjudica a dicho jinete el papel del “anticristo” y personificando con ello al cuerno pequeño de Dan. 7:20. Pero veamos ahora brevemente, las razones por las que entendemos que no puede ser ese jinete la prefiguración de Cristo: el jinete del capítulo 6 no tiene nombre ni título, en cambio, el del cap.19 es llamado “Fiel y Verdadero" y “la Palabra de Dios” y además ostenta el título de "Rey de reyes y Señor de Señores”; por otra parte, Cristo (como el Cordero), es el que abre los sellos y por lo que no puede ser ninguno de los jinetes de los cuatro primeros sellos…… obviando demás, que por la gloria y poder del nombre que ha recibido en virtud de su sacrificio (Fil. 2:9-11), ningún ser angélico y por poderoso que sea, está en disposición de darle alguna orden (“Ven”) que él tenga que obedecer prontamente.
En otro orden de cosas, el jinete del caballo blanco tiene una corona, la cual le ha sido dada, no sabemos por quién, pero que en todo caso el hecho de que posea una corona indicaría autoridad para gobernar y el que posea un arco, denota cierta fuerza y poder (Jer. 49:35; Oseas 1:4-5); sin embargo, a Cristo no se le da ninguna corona, pues él ya tiene muchas diademas que adornan su frente, las cuales ha adquirido por derecho divino y que denotan su condición de Rey de reyes y Señor de señores, mientras que “de su boca sale una espada aguda para herir con ella a las naciones” , reconociéndolo por tanto, como la personificación de “la palabra de Dios” (Rev. 19:11-16). Todo considerado y después de contrastar las imágenes de ambos relatos (Rev. 6:2 con 19:11-16), razonamos que la primera se trata de una falsa y burda imitación de la segunda, que es el original y con ello extraviar y llevar a engaño a los incautos faltos de perspicacia; tengamos en cuenta y como detalle significativo, que siendo como es el cap. 24 de Mateo la exposición cronológica de los acontecimientos que se derivan de la apertura de los siete sellos, a lo primero que hace referencia Jesús, en respuesta a la pregunta de sus discípulos, es precisamente a la falsa enseñanza (o apostasía), con el objetivo de engañar:
“Y en contestación, Jesús les dijo: “Cuidado que nadie los extravíe; 5 porque muchos vendrán sobre la base de mi nombre, diciendo: “Yo soy el Cristo” (o soy de Cristo, eso es, un “ungido”) y extraviarán a muchos”.” (Mat. 24:4-5). (Acotación nuestra).
Luego tendría mucho sentido el que aceptáramos, como respuesta correcta a la pregunta que da título a este artículo, que dicho símbolo prefigura una brutal ola de falsa enseñanza apóstata para oscurecer el verdadero entendimiento de la Palabra de Dios, la Biblia y con ello extraviar o engañar al “personal”, apartándolo de la prístina enseñanza de las Escrituras. Ello evidentemente es así, porque si analizamos la segunda opción (la que afirma que dicha figura es representación del “anticristo”), nos enfrentamos a una cuestión de difícil respuesta: ¿de dónde sacan los analistas bíblicos, que el jinete del caballo blanco, sea la prefiguración de alguien? ¿Es que acaso en algún lugar de la Biblia, se nos habla sobre la identidad del segundo jinete, del tercero o del cuarto, como según nos aseguran los “entendidos” en el tema, sí se hace del primero? Porque cuando leemos el pasaje que nos habla de los cuatro jinetes en cuestión, sobre lo que se pone énfasis no es en la identidad personal de estos, sino en el significado simbólico de cada caballo/jinete como un todo…… y es que si eso lo entendemos así de los restantes tres jinetes ¿qué razón hay, para no hacer lo mismo con el primero y entender sencillamente qué prefigura, más bien que a quién prefigura? Además, si ese caballo blanco con su jinete, prefigurara al “anticristo”, nos enfrentaríamos a un problema de difícil solución, porque veamos: en Rev. 6:8 y en donde se nos muestra la apertura del cuarto sello, leemos lo siguiente de los restantes tres caballos y sus respectivos jinetes:
“Y vi, y, ¡miren!, un caballo pálido; y el que iba sentado sobre él tenía el nombre Muerte. Y el Hades venía siguiéndolo de cerca. Y se les dio autoridad (a los tres restantes jinetes) sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con una espada larga y con escasez de alimento y con plaga mortífera y por las bestias salvajes de la tierra.” (Acotación nuestra).
¿Alguien se atrevería a negar, que eso se está cumpliendo en la tierra desde hace siglos y hasta llegar a nuestros días? Millones de personas través de la historia y a diario, han perdido la vida a causa de guerras, hambres, pestes y males que están aumentando en nuestros días, con la aparición del terrorismo, la violencia doméstica o callejera, los conflictos raciales o étnicos, hambres por escasez de alimentos o carestía de los mismos (según informes recientes, actualmente 1.200 millones de personas podrían literalmente morir de hambre por falta de alimentos), o la extrema virulencia de algunas epidemias en grandes zonas subdesarrolladas de la Tierra y que causan estragos entre su población. Y prescindiendo que esta situación sea susceptible de empeorar (que seguramente lo hará), no minimiza el hecho de la brutal y caótica situación, por la que está atravesando la humanidad, señal inequívoca del galopar de dichos jinetes y que con el tiempo van aumentando su virulencia. Por lo que sí y tal como nos indican las Escrituras, estos tres jinetes son posteriores de la aparición del primero y como figura del “anticristo” (personaje político y no religiosos, no olvidemos este significativo detalle) como tal, este aún no ha aparecido en escena ¿alguien negaría el hecho de que estaríamos hablando de otra cosa, obviamente relacionada con la religión que ha estado y está, detrás del 99% de los sangrientos conflictos entre pueblos y sus trágicas secuelas ya citadas, por medio de instigar, alentar o justificar dichos conflictos, bendiciendo guerras o con brutales persecuciones como por ejemplo, la llamada “Santa Inquisición”, durante la Edad Media?
Entonces, dado que la aparición física del personaje del “anticristo” (presunto jinete del caballo blanco) aún no se ha producido por ser la figura emergente de un súper gobierno de alcance mundial, que aún está en gestación ¿cómo podrían haber aparecido ya, los devastadores efectos de los restantes tres jinetes y que le siguen en orden de aparición? Eso solo tiene una respuesta y es la de que ese caballo blanco y su jinete no tienen nada que ver con lo que nos han dicho que es, sino con una brutal y extensa dominación de la religión falsa, gobernando poderosa y victoriosamente (de momento) por todo el mundo. Desearíamos significar, que cuando hablamos de religión falsa o apóstata, nos referimos al entero conjunto de las distintas organizaciones y sectas que conforman la cristiandad y que por tener su origen en la enseñanza de Cristo, son las únicas que han podido apostatar o apartarse de la enseñanza verdadera. Pero volviendo al tema que nos ocupa y si nuestra propuesta es correcta y honestamente creemos que sí, el panorama parece que se nos va aclarando un poco; sin embargo y para llegar al fondo de la cuestión, eso es, en qué lugar en la corriente del tiempo nos encontramos hoy nosotros, deberíamos de saber para cuándo más o menos empezó el cabalgar de ese jinete y cuando llegó a su máximo esplendor…… para ello, nos deberíamos de retrotraer a los últimos días del apóstol Juan y ver qué situación había en aquellos momentos, según este nos cuenta:
“Niñitos, es la última hora y, así como han oído que el anticristo viene, aun ahora ha llegado a haber muchos anticristos; del cual hecho adquirimos el conocimiento de que es la última hora.” (1 Juan 2:18).
Pero, la última hora ¿de qué?, se podría preguntar uno; pues de la pervivencia de la sana y verdadera enseñanza emanada de Jesús, pues para cuando Juan murió (sobre el año 99 E.C.), con él desapareció el último apóstol y con ellos, la única fuerza opositora (2 Tes. 2:6-7) a la brutal apostasía que poco a poco se había ido desarrollando en el seno de la congregación cristiana (1 Juan 2:19). Desaparecida esta fuerza restrictiva, rápidamente se expandió dicha apostasía al grado que en unos pocos años después de la muerte de Juan (eso es, a principios o mediados del siglo segundo), se borró prácticamente cualquier vestigio de aquella enseñanza verdadera emanada de Jesús, recurriéndose incluso para ello, de la persecución violenta de aquellos que no renegaban de la fe verdadera y lo que provocó un verdadero rio de sangre por siglos. Luego entendemos que en ese crítico momento, después de la muerte de Juan, fue cuando inició el victorioso cabalgar de ese caballo blanco, prefigurando a la apostasía o religión falsa y alcanzando su máximo esplendor entre los años 1.800 y 1.900 (y momento al que se refiere Rev. 6:1), en donde aparecieron la inmensa mayoría de denominaciones religiosas y sectas de la cristiandad que hoy conocemos (fruto de escisiones de la Iglesia Católica Romana y supuestamente sucesora de los apóstoles, así como de posteriores escisiones de entre esas primeras escisiones) y que de una forma u otra, consiguieron su implantación en todo el planeta, con una más que considerable influencia sobre reyes, gobiernos y naciones…… pareciendo con ello que la victoria de la enseñanza falsa estaba asegurada; siendo esto así ¿dónde estaríamos, entonces, situados en este momento en la corriente del tiempo? Para averiguarlo, nada mejor que pasar a un serio análisis de una porción de la larga y detallada respuesta que Jesús dio a la pregunta formulada por sus discípulos y que encontramos en Mat. 24:3:
“Estando él sentado en el monte de los Olivos, se acercaron a él los discípulos privadamente y dijeron: “Dinos: ¿Cuándo serán estas cosas y qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?”.”
Veamos antes de pasar directamente a la respuesta de Jesús, un detalle importante: cuando en una ocasión y momentos antes de su ascensión al cielo, los apóstoles le preguntaron acerca de cuándo se instauraría el reino aquí en la tierra, Jesús no atendió el sentido de dicha pregunta, sino más bien se limitó a decirles que eso no era asunto de su incumbencia (Hech. 1:6-7). Sin embargo, en esta ocasión anterior y a la que hacemos referencia, sí dio una amplia explicación a las preguntas formuladas acerca de las señales que anunciarían su futura presencia, lo cual nos indicaría lo necesario y útil de estar debidamente informados acerca de esta cuestión, dado que quizás en un momento futuro nos será de vital importancia saber exactamente donde estamos situados en esa corriente del tiempo y, probablemente, contribuyendo dicha información a salvar nuestras vidas. Decimos esto, porque existe la teoría muy difundida en el sentido de que más que estar preocupados por determinados acontecimientos venideros, lo recomendable es vivir una vida de plenitud en fe y dedicación cristiana (que también), antes que estar pendientes de tal o cual señal; pero recordemos que Jesús en múltiples ocasiones dijo aquello de “manténganse alerta, pues, porque no saben en qué día viene su Señor” (Mateo 24:42) y lo que lógicamente implicaría, el estar al tanto de las señales que él mismo dio y que de no ser necesarias, no las habría dado…… y por lo que hay que pensar que una razón muy importante habría detrás su actitud, pues además fue muy pródigo en las mismas al dar una exposición detalladísima de ellas y aspecto destacable de la cuestión, pues Jesús no era de los que hablaban por hablar. Pasemos ya pues, a la respuesta de Jesús y que iremos comentando paso a paso, pero teniendo en cuenta que si bien dicha respuesta, tuvo un cumplimiento parcial en el primer siglo, nosotros solo nos ocuparemos de lo que tiene que ver con nuestros tiempos:
“Y en contestación, Jesús les dijo: “Cuidado que nadie los extravíe; 5 porque muchos vendrán sobre la base de mi nombre, diciendo: “Yo soy el Cristo” y extraviarán a muchos. 6 Ustedes van a oír de guerras e informes de guerras; vean que no se aterroricen. Porque estas cosas tienen que suceder, más todavía no es el fin.” (Mat. 24:4-6).
Aquí Jesús, obviamente está señalando al temprano comienzo de la apostasía, acompañado en el tiempo por informes de guerras en desarrollo o de rumores de posibles enfrentamientos armados y hechos se han producido de forma más o menos virulenta en toda la historia de la humanidad, aunque nosotros partamos desde el momento en que se pronunciaron esas palabras y que abarcan hasta el tiempo presente de nuestra historia, pero que según Jesús no eran señal de nada en absoluto, porque eso sencillamente “tenía que suceder”; pero ya en el versículo 7 sí pasa a mostrar cuál sería la verdadera señal, que sin lugar a dudas marcaría un antes y un después en la historia del ser humano y por tanto, el comienzo del fin, como se percibe claramente de las siguientes palabras:
“Porque se levantará nación contra nación y reino contra reino y habrá escaseces de alimento y terremotos en un lugar tras otro. 8 Todas estas cosas son principio de dolores de angustia.”
Luego, preguntémonos: ¿cuándo en la corriente del tiempo, se ha producido semejante fenómeno y que pudiera ser señal distintiva de algo? Bueno, el mismo ser humano lo ha calificado como La Primera Guerra Mundial, la cual fue un conflicto armado que tuvo lugar entre 1.914 y 1.918, distinto a cualquier cosa conocida hasta ese entonces y que produjo más de 10 millones de muertos y muchos más millones de heridos y mutilados, siendo el total de los efectivos humanos movilizados, más de 60 millones de soldados desde 1914 hasta 1918. Originado en Europa, por la rivalidad entre las potencias imperialistas, se transformó en el primer conflicto bélico en cubrir más de la mitad del planeta y siendo en su momento, el conflicto más sangriento de la historia; por mucho tiempo a este conflicto se le solió llamar la “Gran Guerra” o la “Guerra de las Guerras” pues fue, en muchísimos aspectos, la guerra más dañina de la historia conocida hasta ese momento. Que dicho evento marcó un antes y un después en la historia de la humanidad, como hemos mencionado, queda reflejado por las palabras de algunos prominentes personajes que vivieron esos tiempos, como por ejemplo Bertrand Russell, filósofo y matemático británico que unos cuarenta años después de tan horrible suceso, dijo lo siguiente:
“Desde 1914, todo el que tiene consciencia de las tendencias que se ven en el mundo, ha estado profundamente preocupado por lo que ha parecido ser, como una marcha fatídica y predeterminada, hacia un cada vez mayor desastre.”
O el famoso estadista alemán Konrad Adenauer, que un 20 de enero de 1966 y en Cleveland, Ohio (EEUU), eso es, 52 años después de dicho catastrófico suceso, pronunció unas palabras que más bien parecían ya una sentencia, que un comentario:
“La seguridad y la quietud han desaparecido de la vida de los hombres desde 1914.”
Y es que a partir de ahí, lo que siguió no fue más que una sucesión de desastres uno tras otro, pues tal como dijo Jesús y refiriéndose al evento señalado como punto de partida o “principio de dolores de aflicción”, este fue seguido poco más de 20 después, por otra conflagración global que conocemos como La II Guerra Mundial y que multiplicó por mil su capacidad destructiva, pues generó casi 60 millones de muertos, casi el doble de heridos y mutilados, amén de más de 50 millones de desplazados forzosos y con todo lo que ello implica de sufrimiento y dolor, así como inmensos destrozos en muchos de los países involucrados…… introduciéndonos además y quizás por aquello de que “pa que falte, mejor que sobre” que diría nuestro amigo el castizo, en la llamada Era Nuclear. Lo que llevó a las más inmediatas generaciones, a ostentar el dudoso honor de ser de las primeras capaces de llegar a poseer la suficiente capacidad destructiva, para auto aniquilarse completamente varias veces, tanto por medios de destrucción masiva (químicos y nucleares), como por las letales consecuencias a corto o medio plazo de los mismos, así como también de la alteración brutal del medio ambiente: capa de ozono; degradación masiva de flora y fauna; calentamiento global o cambio climático, con todas sus indeseables consecuencias, como persistente sequías, brutales inundaciones, constante elevación del nivel del mar, desaparición de glaciares y con ello de básicas reservas de agua potable, etc., etc. etc. y que ya hemos empezado a percibir de forma muy clara.
De momento y apenas hemos empezado con lo del cambio climático, ya tenemos más de 35 millones de desplazados por esas causas, o sea, personas sin país, sin casa, sin horizontes, sin futuro y lo que es peor, sin esperanza alguna de arreglar su situación, en tanto que los gobiernos más poderosos y máximos responsables de tan crítica situación miran para otro lado, mientras invierten continuamente en armamento fabulosas sumas de dinero del contribuyente…… y que solo hay que ver el valor de lo que estaba flotando hace un par de meses ante las costas de Siria, para hacerse una pequeñísima idea de lo que estamos hablando. Y decimos de momento, porque se vaticina que para 2050 (eso si llegamos, pues dada la frágil situación de equilibrio mundial actual, algo “dificilillo” se nos antoja a menos, eso sí, de que el Altísimo lo remedie), habrá entre 300 millones de desplazados por estas causas y ello partiendo de las previsiones más optimistas y entre 1.000 millones, si tenemos en cuenta las más pesimistas…… ¿se imaginan ustedes lo que esto significa, para la configuración demográfica del planeta y lo que implicaría de desestabilización social para la sociedad actual? Porque una pequeña muestra de ello, la tenemos en los pocos miles de inmigrantes africanos que llegan a las costas europeas en pateras (que nos provocan espectáculos tan trágicos como el reciente de Lampedusa, en Italia) y que de una manera u otra alteran la economía y la forma de vida del país en el que recalen…… y como desgraciadamente siempre suele tener razón aquella máxima de que “aquello que es susceptible de empeorar, sin falta empeora” ¡pues ya nos contarán el panorama que tenemos por delante!
Luego está claro que todos, de una u otra manera, somos víctimas conscientes del cabalgar triunfante, especialmente victorioso a partir de 1.800 más o menos, del caballo blanco y su jinete, como símbolo de la apoteosis de la falsa religión; tenemos por otra parte la clara evidencia del cabalgar del segundo jinete, quitando la paz de la tierra por completo y del que somos víctimas directas; 1.200 millones de personas que literalmente pueden morir de hambre por falta de ayuda y recursos, nos hablan elocuentemente del cabalgar del tercer jinete; así como la repercusión mortal del cuarto jinete, con millones de muertes a sus espaldas por pestes de diversa índole y procedencia, unas (las menos) naturales y el resto provocadas por el “ingenio” del ser humano, en su ansia egoísta de prosperidad, dominio y poder a cualquier costo…… y que con toda seguridad, las consecuencias de ese cabalgar conjunto, cada día se harán más mortíferas. Luego todo apunta, que ese caballo blanco salió a darse un “garbeo” por esta tierra después de la muerte del último apóstol y progresivamente, según se iban abriendo los “sellos”, los otros tres se le fueron añadiendo y por lo que vienen interactuando durante siglos, siempre al alza en cuanto a potencial de destructividad para el ser humano. Ahora bien; si eso es así y ya tenemos los cuatro primeros sellos abiertos y los caballos sueltos por ahí, haciendo el burro ¿qué tenemos a continuación y que nos levante un poco el ánimo?...... pues la apertura del quinto sello y en donde leemos unas palabras esperanzadoras:
“Y cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido degollados a causa de la palabra de Dios y a causa de la obra de testimonio que solían tener. 10 Y clamaban con voz fuerte y decían: “¿Hasta cuándo, Señor Soberano santo y verdadero, te abstienes de juzgar y de vengar nuestra sangre en los que moran en la tierra?”. 11 Y a cada uno de ellos se dio una larga ropa blanca; y se les dijo que descansaran por un poco de tiempo más, hasta que se completara también el número de sus coesclavos y de sus hermanos que estaban a punto de ser muertos como ellos también lo habían sido.” (Rev. 6:9-11).
¿Y por qué son esperanzadoras dichas palabras? Pues porque Jehová y ante el requerimiento del que es objeto, determina que queda un tiempo limitado y corto a partir de ese momento, para llevar a cabo la venganza solicitada y que vence cuando ciertos personajes, a los que nuestro Creador llama hermanos y coesclavos de los que estaban clamando, mueran igual como ellos habían muerto y lo que nos lleva a pensar en la ya pronta aparición de un “resto” de esos hermanos (también) de Jesucristo, prefigurados por los “dos testigos” de Rev. 11:3 y de los que hemos hablado bastantes en este blog. Ahora bien ¿por qué decimos de la “pronta” aparición de esos personajes, como un “resto” enviado por Jehová aquí a la tierra y cuyo objetivo no es otro que el iniciar la predicación anunciada en Mat. 24:14?...... pues porque toda la evidencia nos muestra que el sexto sello ya ha sido abierto. Y es que dado que lo que hemos visto hasta el momento, es que las aperturas de los distintos sellos tienen directa incidencia en los asuntos de la tierra, los sucesos actuales nos permiten averiguar, en qué punto de la historia nos encontramos en este momento; pero leamos lo que se nos dice que ocurre, cuando se abre dicho sexto sello:
“Y vi cuando abrió el sexto sello y ocurrió un gran terremoto; y el sol se puso negro como saco de pelo y la luna entera se puso como sangre; 13 y las estrellas del cielo cayeron a la tierra, como cuando una higuera sacudida por un viento fuerte echa sus higos aún no maduros. 14 Y el cielo se apartó como un rollo que se va enrollando y toda montaña y toda isla fueron removidas de sus lugares. 15 Y los reyes de la tierra y los de primer rango y los comandantes militares y los ricos y los fuertes y todo esclavo y toda persona libre, se escondieron en las cuevas y en las masas rocosas de las montañas. 16 Y siguen diciendo a las montañas y a las masas rocosas: “Caigan sobre nosotros y escóndannos del rostro del que está sentado en el trono y de la ira del Cordero, 17 porque ha llegado el gran día de la ira de ellos y ¿quién puede estar de pie?”.” (Rev. 6:12-17).
Partamos de la base, para entender estas palabras, que la Revelación fue transmitida básicamente mediante “señales” (1:2) a menos que su contexto nos indique lo contrario y que no es el caso en el pasaje citado; pues ni el Sol se puede poner negro, ni las estrellas caer del cielo, ni el cielo enrollarse como un pergamino, ni las montañas removidas de sus lugares originales…… por lo que tenemos que estar hablando de algo simbólico y que prefigura acontecimientos a ocurrir sobre la tierra, pues es con los habitantes de la misma contra quiénes Jehová tiene un contencioso y no contra esos elementos físicos. Por lo que en este caso, de lo que estaríamos hablando sería de una fuerte conmoción mundial, semejante a un terremoto, que sacude a la humanidad y cuyos gobernantes mundiales que como lumbreras (sol, luna o estrellas) siempre han guiado a la misma, ya no dan su luz como consecuencia de la situación emergente y que son derribados de sus puestos (ejemplo de la llamada “primavera árabe”) o pierden el respeto de sus gobernados, ante su corrupta conducta y por tanto denostados o despojados de toda credibilidad (figurativas estrellas que “caen” de los cielos o lugares encumbrados), cuya gobernación (“cielos” que se enrollan), dejan de tener validez para solventar las dificultades actuales, lo que requiere que sean sustituidos por algo más elevado, como es el reino de Dios o “un nuevo cielo” (Isa. 65:17; 2 Ped. 3:13). Y esto es lo que estamos viendo en los últimos diez o quince años por todo el mundo: derrocamientos de gobiernos que majestuosos como montañas parecían intocables e inamovibles y que incluso a sus líderes se les consideraba como dioses; quejas, revueltas y manifestaciones violentas en países eminentemente democráticos y que muestran el descontento generalizado de toda la sociedad humana, ante la falta de soluciones provenientes tanto de estamentos políticos, religiosos, científicos o económicos, dependientes de dichos gobiernos como islas, que como faros que se van apagando, van perdiendo todo su prestigio, etc. etc. etc.. Luego un auténtico y brutal “terremoto” que ha removido los cimientos de la sociedad contemporánea en la que nos movemos y espectáculo, que estamos ya presenciando en primera fila…… por lo que si esto ya está pasando, ello nos indica que estamos en el momento en que está ya al caer lo siguiente y eso antes de que se abra el séptimo sello:
“Después de esto (eso es, de lo que acabamos de considerar), vi a cuatro ángeles de pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, reteniendo los cuatro vientos de la tierra (obviamente, vientos de destrucción), para que no soplara viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. 2 Y vi a otro ángel que ascendía del nacimiento del sol, teniendo un sello del Dios vivo; y clamó con voz fuerte a los cuatro ángeles a quienes estaba concedido hacer daño a la tierra y al mar 3 y dijo: “No hagan daño a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta después que hayamos sellado en la frente a los esclavos de nuestro Dios”.” (Rev. 7:1-3). (Acotaciones nuestras).
Entonces es en este momento que son sujetados los vientos de destrucción sobre la tierra, cuando empieza la primera mitad de la profética semana 70 de Dan. 9:27 y que inicia con la aparición del personaje del “anticristo” estableciendo un pacto de paz “entre los muchos”, pero también de un “resto ungido” o emisarios de Jehová y con el que se completa el número de los gobernantes en el reino de Dios (recordemos Rev. 6:9-11) y prefigurado por los “dos testigos” de Rev. 11:3, para dirigir la gran predicación de Mat. 24:14. Predicación que por espacio de 1.260 días o tres años y medio (justo la mitad de una semana de años y que es de lo que estamos hablando), tiene que abarcar toda la tierra habitada y con el objetivo de alcanzar a todos aquellos que deseen ser súbditos de dicho reino. Para lo cual y para conseguir tan colosal objetivo, aquellos que decidan colaborar con ese “resto ungido” en dicha obra divulgadora, recibirán también una porción del espíritu santo de Dios, según se entiende de Joel 2:28-29:
“Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. 29 Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.”
Que este derramamiento de Espíritu será de mayores proporciones que el efectuado en los días de los apóstoles, se infiere por las distintas expresiones que se utilizan en cada pasaje. Mientras que en el libro de Joel, leemos así: “derramaré mi Espíritu”, o sea, lo que se podría considerar como una medida plena o total, en Hech. 2:16-17 en donde se reflejan las palabras de Pedro en Pentecostés de 33 EC, para explicar a una sorprendida multitud que los oía (a los apóstoles) expresarse en las respectivas lenguas de sus oyentes, la razón de tal fenómeno, él uso las siguientes palabras y presten atención al matiz introducido:
“Por el contrario, esto es lo que se dijo por medio del profeta Joel: 17 “Y en los últimos días, dice Dios, derramaré algo de mi espíritu sobre toda clase de carne y sus hijos y sus hijas profetizarán y sus jóvenes verán visiones y sus viejos soñarán sueños; 18 y aun sobre mis esclavos y sobre mis esclavas derramaré algo de mi espíritu en aquellos días, y profetizarán”.”
Por lo cual entendemos que Jehová y en un primer cumplimiento de Joel 2:28-29 y si las traducciones consultadas que contienen este matiz (LBLA; RVA; RV 1960, 1989, 1995 y TLA) son correctas, derramaría “algo de su Espíritu” (según la TNM, que vierte más claro el significado correcto del texto) y no una medida tan plena como la que será derramada en “aquellos días” (eso es, en los tiempos actuales) y con lo que estaríamos hablando de un derramamiento del espíritu santo de Dios sin parangón en la historia del ser humano…… lo que nos llevaría también y por extensión, a un segundo cumplimiento de Mar. 16:17-18; 20:
“Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas 18 y con las manos tomarán serpientes; y si beben algo mortífero, no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos, y estos sanarán”. (……) 20 Por consiguiente, ellos salieron y predicaron por todas partes, mientras el Señor obraba con ellos y apoyaba el mensaje (el que se tenga que dar en ese momento futuro) por las señales que acompañaban a este.” (Acotación nuestra).
O lo que es lo mismo, que aquellos que apoyen la labor divulgadora de ese “resto ungido” por aparecer y a medida que se vayan sumando a la misma, se les irá dotando de extraordinarios poderes que les identificarán como verdaderos enviados de Jehová Dios y por tanto, proclamadores de un mensaje veraz…… por lo que releamos lo que se nos dice, en Joel 2:28-29:
“Y después de eso tiene que ocurrir que derramaré mi espíritu sobre toda clase de carne y sus hijos y sus hijas ciertamente profetizarán. En cuanto a sus viejos, sueños soñarán. En cuanto a sus jóvenes, visiones verán. 29 Y aun sobre los siervos y sobre las siervas, derramaré en aquellos días mi espíritu (eso es, sobre todos sin excepción).” (Acotación nuestra).
Y hasta ahí queridos amigos, lo que ha resultado de nuestro análisis sobre la figura del “jinete del caballo blanco” y del momento de su aparición, para averiguar en dónde nos encontramos en la corriente del tiempo y lo cual nos ha indicado (siempre que estemos en lo cierto), lo cerca que estamos ya del final de este ignominioso y brutal sistema de cosas; y aunque algunos puedan pensar que esos tiempos por venir serán un obstáculo difícil de superar (siempre los hay de asustadizos), recuerden las palabras de Jesús en Luc. 21:28:
“Pero al comenzar a suceder estas cosas (y ya “ha llovido” desde que empezaron, por lo que lo estaríamos tocando), levántense erguidos y alcen la cabeza, porque su liberación se acerca.” (Acotación nuestra).
Por lo que nuestra convicción en que Jehová nos ayudará en esos momentos difíciles por venir y que nos protegerá de nuestros enemigos, así como de cualquier contingencia adversa que pudiera alcanzarnos, debe de ser una firme constante en nuestra forma de ver las cosas, pues esto es lo que Él nos asegura en las siguientes palabras:
“Anda, pueblo mío, entra en tus cuartos interiores y cierra tus puertas tras de ti. Escóndete por solo un momento hasta que pase la denunciación.” (Isaías 26:20).
Y lo que inconscientemente nos lleva a recordar, lo ocurrido con Noé en el caso del diluvio; pero en fin, ya conocen nuestra coletilla final: no se crean de entrada lo que nosotros les hemos dicho, sino que echando mano de su ejemplar de las Escrituras, comprueben por ustedes mismos si lo que les hemos contado, es realmente así…… o no. Recuerden que hubo de antiguo unas personas, que se ganaron el favor de Jehová Dios por hacer precisamente eso, pues Este las consideró como de “más noble condición” con respecto de otras, pues “examinaban con cuidado las Escrituras diariamente en cuanto a si estas cosas (las que les contaba Pablo) eran así” (Hechos 17:11)…… dicho la cual ¡ustedes mismos!
MABEL
No hay comentarios:
Publicar un comentario