jueves, 23 de abril de 2015

Juan 1:1-3…… o el poder de la Palabra de Dios.


Una determinada corriente del pensamiento religioso dentro del cristianismo, es aquella que explica que antes de venir Jesús a la tierra no solo tuvo una pre-existencia al lado de su Padre Celestial, Jehová Dios, sino que fue la primera creación de Este y convirtiéndose por tanto, en Su brazo ejecutor o autor material de todo lo creado y creencia esta como punto fundamental en la organización de los Testigos de Jehová; uno de los pasajes usados para consolidar dicha doctrina, eso sí, con algún que otro “pequeño arreglillo” en su versión de las Escrituras y que conocemos como la TNM (ello sin menoscabo de que, a nuestro entender, continúe estando entre las traducciones más solventes), lo tenemos en las palabras de la siguiente porción bíblica:

Cuando él preparó los cielos, yo estaba allí; cuando decretó un círculo sobre la haz de la profundidad acuosa, 28 cuando afirmó las masas de nubes arriba, cuando hizo fuertes las fuentes de la profundidad acuosa, 29 cuando fijó para el mar su decreto de que las aguas mismas no pasaran más allá de su orden, cuando decretó los fundamentos de la tierra, 30 entonces llegué a estar a su lado como un obrero maestro y llegué a ser aquella con quien él estuvo especialmente encariñado día a día; y estuve alegre delante de él todo el tiempo, 31 pues estuve alegre por el terreno productivo de su tierra y las cosas que fueron el objeto de mi cariño, estuvieron con los hijos de los hombres.” (Prov. 8:27-31).

Noten el pronombre demostrativo en género femenino (“aquella”) y por lo que ya no podríamos estar hablando de Jesús en una hipotética pre-existencia, sino de otra cosa; y es que los contextos anterior y posterior a dicho capítulo ocho, este inclusive, claramente muestran que no se nos está haciendo referencia a ser alguno al lado del Creador como “segundo de a bordo” en Su obra de creación, sino que lo que se nos está haciendo es una “personificación” de la sabiduría, quizás para resaltar el protagonismo de esta sobre todo lo creado y como cualidad prominente del Altísimo. Lo que ocurre es que no contentos con eso, los TJ ponen el peso de la carga para refrendar la presencia de una supuesta segunda criatura celestial al lado de Jehová Dios anterior al tiempo creativo, en el mencionado pasaje de Juan 1:1-3 (después continuaremos hablando de él), en dónde colocan también su “cuñita” particular con el ánimo de llevar “el agua a su molino”, pues esto es lo que se lee del mismo en su TNM:

En el principio la Palabra era y la Palabra estaba con Dios y la Palabra era un dios. 2 Este estaba en el principio con Dios. 3 Todas las cosas vinieron a existir por medio de él y sin él (eso es, sin ese “un” dios) ni siquiera una cosa vino a existir.” (Acotación nuestra).

Notarán el “conveniente” artículo indeterminado “un” al final del versículo 1 y que no se encuentra en el resto de versiones bíblicas, que convierte a la “Palabra” (femenino) en “un dios” (masculino) subordinado a Jehová; sin embargo, vean como vierte ese mismo pasaje la BJ y en lo que viene a ser un fiel reflejo del resto de versiones bíblicas en español a las que tenemos acceso:

En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios y la Palabra era Dios. 2 Ella estaba en el principio con Dios. 3 Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe.”

Luego atendiendo al contenido de esta versión, lo que leemos es que la Palabra “era” el propio Creador, Jehová Dios y no un ser adjunto que en un momento determinado actuara por delegación de Este en el acto de creación subsiguiente; es cierto que para apoyar dicha idea, los TJ y aquellos que comulgan con sus ideas, citan pasajes como el de Juan 8:58 o Col. 1:15-17 entre otros y con lo que se continúa con la puñetera manía de coger un texto que dice o parece decir aquello que se necesita que diga, para apuntalar determinado planteamiento o forma de ver las cosas y olvidándose del contexto escritural, que es el que pone siempre negro sobre blanco en cualquier cuestión. Y pasando por alto con ello, la más elemental de las precauciones cuando tratamos con las Escrituras: que no estamos leyendo de los escritos originales, sino de las copias de infinitas otras copias, a su vez copiadas de otras copias y que para acabar de “rematar la faena”, tenemos en nuestros días traducciones particulares de muchas de las denominaciones cristianas actuales en donde y atendiendo a necesidades particulares, cada una “arrima el ascua a su sardina”; por lo que fijarse en la escueta literalidad de un determinado pasaje, dejando aparte el contexto de los mismos o en su defecto, del general de las Escrituras y que son en definitiva los que sientan cátedra acerca de lo correcto o incorrecto de determinado planteamiento, no es del todo aconsejable y como se verá demostrado a continuación.

En el caso que nos ocupa, vemos que la redacción que han hecho los TJ de esos pasajes y con la idea interesada de orientar al “personal” por determinado camino, se da de bofetadas con lo que los contextos mencionados dicen acerca de esa cuestión o doctrina planteada. Por lo tanto y dado que la supuesta pre-existencia de Jesús, predicada por estos y seguida por otros tantos indocumentados (personas faltas de la necesaria documentación para discutir sobre ciertos temas, luego que nadie se dé por ofendido), se apoya básicamente en la idea de un poderoso ser espiritual como primera creación divina y que vino a ser el colaborador u “obrero maestro” en que se apoyó el Altísimo, para llevar a cabo el resto de obra creativa, se fundamenta en pasajes bíblicos convenientemente “trucados”, la resultante es la siguiente: Jesús tuvo una pre-existencia al lado de Jehová, antes de aparecer en la Tierra. Y como desde este blog no estamos de acuerdo en que las cosas sean como nos las cuentan los TJ, pues eso no es lo que nos dice el contexto escritural, vamos a exponer tres razones por las que dicha pre-existencia es impensable y no siendo Jesús, por tanto, más que un hombre engendrado por Dios (Luc. 1:35) en una virgen judía y lo que le llevaría a nacer sin pecado, luego perfecto como Adán, que posteriormente sería reconocido públicamente por el propio Jehová Dios como Su “hijo amado” (Mat. 3:16-14) y dotado con los poderes inherentes a dicha condición.

La primera de las tres razones apuntadas, tiene que ver con el hecho de que en las Escrituras y algo que muchas personas desconocen, sí es cierto que se nos habla de un ser poderosísimo como primera creación inmaterial o espiritual de Dios (es obvio que Jehová tuvo que empezar por algún sitio su creación espiritual y primera en llevarse a cabo, por lo que alguno tenía que ser el primero en aparecer), pero nada se nos dice en ellas en el sentido de que dicho personaje participara de forma alguna en la creación subsiguiente, sino que más bien estas se pronuncian sobre él en un sentido no demasiado edificante; vean sino, lo que se nos dice de ese misterioso primer personaje en el registro sagrado y al que se le personaliza en el rey de Tiro, en Ezeq. 28:12-16:

Hijo del hombre, levanta una endecha acerca del rey de Tiro y tienes que decirle: “Esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: Sellas un modelo, lleno de sabiduría y perfecto en hermosura. 13 En Edén, el jardín de Dios, resultaste estar (como guardián protector de la creación terrestre de Jehová). Toda piedra preciosa fue tu cobertura: rubí, topacio y jaspe; crisólito, ónice y jade; zafiro, turquesa y esmeralda; y de oro era la hechura de tus engastes y tus encajaduras en ti. El día en que fuiste creado fueron alistadas (luego estaríamos hablando de la más excelsa creación de Dios y a la que fue encomendada la salvaguarda de los intereses de Este en la tierra). 14 Tú eres el querubín ungido que cubre (protege o guarda) y yo te he colocado a ti (en Edén). En la montaña santa de Dios resultaste estar. En medio de piedras de fuego te paseabas (lo que ser indicativo del inmenso poder que le fue concedido a dicho personaje).

15 Estuviste exento de falta en tus caminos desde el día en que fuiste creado hasta que se halló injusticia en ti. 16 Por la abundancia de tus artículos de venta llenaron el centro tuyo de violencia y empezaste a pecar. Y yo te pondré como profano fuera de la montaña de Dios (eso es, apartado de Su vista) y te destruiré, oh querubín que cubre, de en medio de las piedras de fuego.” (Acotaciones nuestras).

Está claro que este personaje nada tenía que ver con el rey de Tiro (pues es obvio que este no pudo estar en el “jardín de Dios”) y mucho menos con un Jesús pre-existente antes de venir a la escena humana, pues nada relaciona a este último con el pecado (Heb. 7:26), mientras que sí se hace esto con el personaje mencionado en el pasaje leído; pero personaje en todo caso, que sí es cierto que pudiera tratarse de la primera y más alta creación espiritual jamás hecha por el Altísimo, puesto que se nos dice que las hermosas piedras preciosas que le servían de ornamentación, fueron alistadas o diseñadas expresamente para él en el momento de su creación. También se nos dice que “sellaba un modelo” en sabiduría y hermosura, lo cual significa que él era el “referente” de lo que fuera creado posteriormente en el ámbito de lo celestial o creación espiritual y por lo que estaríamos ante en ser de una magnificencia impresionante; debido a dicha prominente condición, Jehová Dios le confió la custodia o salvaguarda de su más excelsa creación terrestre, eso es, el hombre…… excusamos decir, que a este prominente personaje se le conoce hoy como Satanás el diablo.

Siendo esta, por tanto, la primera creación divina y modelo a partir del cual seguirían otros, parece solo razonable que quede descartada la pre-existencia de Jesús como colaborador directo del resto de la creación divina, fuera esta espiritual o material, pues en lo fundamental la cosa ha sido desmentida: no fue el Jesús que todos conocemos, la primera y única creación directa de parte de Dios en la que Este se apoyó para crear lo restante, puesto que hemos leído en Ezequiel acerca de un primer personaje majestuoso en el ámbito de lo celestial, que nada tiene que ver con el Jesús que nació de una virgen judía. Esta idea la apoya el hecho de que ese “guardián protector” a quién traicionó y contra quién se rebeló, fue contra el propio Jehová Dios y no contra una supuesta primera creación divina pre-existente o anterior a él mismo, como sería el caso si Jesús hubiera tenido una pre-existencia…… y que en buena lógica, es a quién Jehová tendría que haber puesto a cuidar de Su creación terrestre, máxime cuando estaríamos hablando del autor material de la misma. No pasemos por alto, por otra parte, que en Prov. 8:22-31 y leído al inicio de este escrito de la TNM, lo que se nos dice de ese supuesto Jesús pre-existente para los TJ y en ese último versículo 31 es que “las cosas que fueron el objeto de mi cariño estuvieron con los hijos de los hombres”; por lo que mal se podría entender que no fuera él el encargado de la protección de la raza humana y por ello, totalmente impensable, que mediante engañó y traicionado la confianza depositada en él por el Altísimo, la condenara a muerte y como fue el caso…… luego queda claro que en todo ese “batiburrillo” nada tuvo que ver el aún inexistente Jesús.

La segunda de las razones señaladas para desmentir la pre-existencia de Jesús y su supuesta tarea como brazo ejecutor delegado de su Padre Celestial con respecto de la creación que contemplamos a nuestro alrededor, tiene que ver con lo que el propio Jehová Dios nos dice acerca de quién fue el directo protagonista de la misma, eso es, por mano de quién esta se llevó a cabo; pero leámoslo de la propia TNM:

Isa. 44:24: “Esto es lo que ha dicho Jehová, tu Recomprador y el Formador de ti desde el vientre: Yo Jehová, estoy haciendo todo, extendiendo los cielos, yo solo, tendiendo la tierra. Y ¿quién estaba conmigo? (o “sin nadie que me ayudara”, según la mayoría de versiones bíblicas).” (Acotación nuestra).

Isa. 45:12: “Yo mismo he hecho la tierra y he creado aun al hombre sobre ella. Yo… mis propias manos han extendido los cielos y a todo el ejército de ellos he dado órdenes.”

Isa. 48:13: “Además, mi propia mano colocó el fundamento de la tierra y mi propia diestra extendió los cielos…… y cuando los llamé, juntos se presentaron ante mí.”

Isa. 66:1-2: “Esto es lo que ha dicho Jehová: “Los cielos son mi trono y la tierra es el escabel de mis pies. ¿Dónde, pues, está la casa que ustedes pueden edificar para mí, y dónde, pues, está el lugar que me es lugar de descanso? 2 Ahora bien, todas estas cosas (los cielos y la tierra) mi propia mano las ha hecho, de manera que todas estas llegaron a ser, es la expresión de Jehová.” (Acotación nuestra).

Job 38:4: “¿Dónde te hallabas tú cuando yo fundé la tierra? Infórmame, si de veras conoces el entendimiento.”

Recomendamos encarecidamente a este respecto, la lectura adicional de los capítulos 38-39 de Job, para que quede claramente establecido quién creo todas las cosas, pues queda en ellos demostrado con nítida claridad que es el propio Jehová el que se atribuye la directa autoría de la obra creativa y por lo que, implícitamente, con ello nos está diciendo que no reconoce a intermediario alguno que actuara en Su nombre para la creación del universo y todo lo que este contiene…… porque de no ser eso así y de haber tenido un ayudador que actuara como Su “obrero maestro” y como señalan los TJ, es obvio que Jehová también nos lo habría dicho, pues de lo contrario nos estaría mintiendo en los pasajes citados y algo que Él no puede hacer (Tito 1:2).

Y aunque entendemos lo dicho como concluyente para aclarar la cuestión planteada acerca de una supuesta pre-existencia de Jesús, continuemos con la tercera de las razones por las que queda demostrado que Jesús no pudo tener tal antes de su venida a la tierra y cuestión relacionada con el asunto del rescate, porque veamos: si efectivamente la hubiera tenido, lo ocurrido con María no habría sido más que la encarnación de un poderoso ser espiritual en forma humana y que es lo que dicen los TJ que ocurrió, eso es, que la vida de ese ser poderoso fue milagrosamente transferida al útero de María hasta acabar naciendo lo que sería el Jesús que todos conocemos…… pero eso se topa con un pequeño “problemilla”, porque lo que leemos en 1 Tim. 2:5-6 es esto y tomado de la misma TNM:

Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, un hombre, Cristo Jesús, 6 que se dio a sí mismo como rescate correspondiente (o “equivalente” según se podría deducir de Rom. 5:15) por todos... de esto ha de darse testimonio a sus propios tiempos particulares.” (Acotación nuestra).

Luego de ser las cosas como nos las cuentan los TJ, estaríamos ante cualquier cosa menos un “hombre” en el estricto sentido del término; por otra parte, en las Escrituras se nos muestra a un Jesús como un doble o “clon” de Adán, o sea, un hombre perfecto sin pecado, cuando en ellas se lee lo siguiente y tomado en este caso de la versión BLP y que es a nuestro entender, la que con más claridad expone la idea:

La Escritura dice: Adán, el primer ser humano, fue creado como un ser dotado de vida; el último Adán (o último hombre a la semejanza de Adán, eso es, perfecto y sin pecado), como un espíritu que da vida.” (1 Cor. 15:45). (Acotación nuestra).

Es obvio que lo que se nos está dando a entender aquí, es la “equivalencia” existente entre el primer Adán, con el segundo y último Adán y que tenían que ser exactamente iguales en todos sus aspectos, para que se pudiera llevar a efecto el rescate prometido por Dios (Juan 3:16), de forma que se ajustara a las normas marcadas en la ley divina:

Pero si ocurre un accidente mortal, entonces tienes que dar alma por alma, 24 ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, 25 marca candente por marca candente, herida por herida, golpe por golpe.” (Éxo. 21:23-25).

O lo que es lo mismo, dar, ni más ni menos, el valor exacto de aquello que se había perdido: en este caso, se había perdido una vida perfecta y por tanto, se exigía como rescate otra vida humana perfecta; pero dado que la descendencia de Adán ya nació bajo pecado, era del todo punto imposible para el ser humano poder ofrecer tal cosa (Sal. 49:7-8) y por lo que Jehová tuvo que tomar acción a favor de Su creación humana, como se nos explica en Juan 3:16:

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.”

Pero por otra parte, si Jesús hubiera sido un poderoso ser espiritual re-encarnado en hombre por medio de una virgen judía, tampoco habría sido posible el acto del rescate, porque es obvio que la mencionada equivalencia se difuminaría, pues Adán fue simplemente un ser humano, perfecto, eso sí, pero hombre al fin y al cabo y sin un pasado como poderoso ser celestial…… circunstancia que haría que lo dado en concepto de rescate por lo perdido por el pecador Adán, fuera algo de muchísimo más valor cualitativo como sería la vida de un poderoso ser espiritual, aunque este hubiera sido rebajado a la condición de hombre mortal, mediante su re-encarnación como ser humano. A este respecto, tenemos en las Escrituras unas palabras de Pablo que ratifican la afirmación que acabamos de hacer en el sentido de una completa y estricta paridad entre Adán y Jesús que encontramos en Heb. 2:17:

Por consiguiente, le era preciso llegar a ser semejante a sus “hermanos” en todo respecto (ello incluiría su condición de ser un humano como ellos, aunque sin pecado por su origen divino por parte de Padre), para llegar a ser un sumo sacerdote misericordioso y fiel en cosas que tienen que ver con Dios, a fin de ofrecer sacrificio propiciatorio por los pecados de la gente.” (Acotación nuestra).

Y ello no habría sido así, si Jesús no hubiera sido más que la transición de un poderoso personaje celestial a la condición de ser humano mortal y con lo que ya nos encontraríamos con otro “problemilla”; pero es que la cosa no acaba aquí, pues hay más envuelto en el asunto, porque veamos: si todo fuera como nos lo cuentan los TJ, eso es, que Jesús tuvo una pre-existencia como poderoso dios al lado de Jehová, después reencarnado en hombre y tras su muerte, devuelto de nuevo mediante resurrección a dicha condición de poderoso dios en los cielos, de lo que estaríamos hablando no sería de un rescate en el estricto sentido de la palabra y que es de lo que se trata, sino de una pantomima o “cambalache”…… en definitiva, un fraude y que haría inentendible lo leído en Fil. 2:9-10:

Por esta misma razón, también, Dios lo ensalzó a un puesto superior y bondadosamente le dio el nombre que está por encima de todo otro nombre, 10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo y de los que están sobre la tierra y de los que están debajo del suelo.”

Sin embargo, este pasaje nos pone ante otra incongruencia, pues de ser cierta la pre-existencia de Jesús, en su condición de máximo creador por delegación divina de todo lo creado (Juan 1:3), ese “puesto superior” sobre todo lo creado, así como “el nombre que está sobre todo otro nombre” se supone que ya estaba en su poder…… luego ¿a qué se podía referir ese “puesto superior” que le fue otorgado como premio por lo que había hecho en la tierra? ¿Es que hay un “puesto superior” y “nombre” más encumbrado a ser creación directa de Jehová y después, fungir de “obrero maestro” de Este en la creación de todo lo existente en el universo, tanto a nivel celestial, como terrenal?

Estarán de acuerdo con nosotros en el sentido de que la cosa se complica cada vez más, en lo que tiene que ver con la supuesta pre-existencia de Jesús; pero por aquello que decían nuestros abuelos en el sentido de que “para que falte, más vale que sobre”, veamos ahora qué se puede razonar la afirmación que da título a este escrito, en el sentido de la directa relación entre Juan 1:1-3 y el poder omnímodo de la Palabra de Dios, con la Excelsa Persona de nuestro Creador, Jehová Dios…… y para lo cual, de nuevo leeremos dicha porción bíblica, en esta ocasión tomada de la RVC:

En el principio ya existía la Palabra. La Palabra estaba con Dios y Dios mismo era la Palabra. 2 La Palabra estaba en el principio con Dios. 3 Por ella fueron hechas todas las cosas. Sin ella (eso es, sin dicha “palabra”), nada fue hecho de lo que ha sido hecho.” (Acotación nuestra).

Pero ¿es eso así realmente, o hemos buscado un pasaje que diga aquello que apoya nuestro planteamiento, como tantas veces hemos denunciado que hacen la mayoría de autores bíblicos? Y es que como podemos ver, en esta versión el citado pasaje ya muestra una diferencia sustancial, pues “La Palabra” o “El Verbo” y según la versión que cada uno lea (siendo las menos las que usan la expresión “Logos”), se personaliza en el propio Jehová Dios y no en otro ser, supuestamente distinto e inferior a Este. Y podemos afirmar que, básicamente, es entre estas dos formas de verter el pasaje analizado que se dividen el resto de traducciones y que tanto sirven para defender los unos la pre-existencia de Jesús, como los otros defender la idea de una trinidad de dioses y los de demás allá, la existencia de un solo Dios Todopoderoso y Supremo Hacedor de todo lo existente…… y siendo que nosotros nos decantamos por esta última opción, la cuestión ya es poder probarla como cierta de manera convincente y para no dejar lugar a duda alguna de que nuestro planteamiento tiene solidez. Por lo tanto y dado que ya conocemos el “quién”, veamos ahora el “como” del asunto y para ello nada mejor que averiguar el significado de esas tres expresiones: “palabra”, “verbo” y “logos”…… y que según el diccionario de la RAE, se definen de la siguiente manera:

Palabra: “Facultad de hablar.”
Verbo: “Sonido o sonidos que expresan una idea.”
Logos: “Discurso que da razón de las cosas.”

En ninguna de esas definiciones se nos sugiere siquiera, que pudiéramos estar hablando de un ser vivo individual, sea este material o espiritual, sino más bien a lo que apuntan es a la capacidad del habla en sí misma y que en algún momento de la historia de la creación, esta tuvo que hacer su aparición…… es cierto, no obstante y llevando la cosa al extremo, que en el pasaje mencionado lo que se nos señala es que la capacidad del habla como medio para comunicarse y transmitir información, ideas u órdenes, era consustancial con el propio Creador y por lo que al igual que Este, no tiene principio ni final; pero ello ya sería tema para otro debate y por lo que nos quedaremos en el hecho de que su efecto sobre las cosas y siempre desde el punto de vista humano, tuvo un inicio. No olvidemos que en el instante anterior a la creación, no existía absolutamente nada, ni la materia, ni el espacio, ni el tiempo, ni la luz, ni la gravedad, etc., o sea, que estaríamos hablando de “la nada” en su máxima expresión; luego todo lo que conocemos los seres humanos en el campo del conocimiento que ustedes alcancen a imaginar, tuvieron que ser creados en algún momento…… por lo que la cuestión a tener en cuenta, para dar luz al tema que estamos considerando, no es tanto el que las cosas existan, sino el cómo estas fueron traídas a la existencia.

De entrada, antes de pasar a analizar dicha cuestión y siempre teniendo en cuenta lo que acabamos de considerar, hay algo en ese pasaje de Juan 1:1-2 que chirría cuando es usado en la dirección que lo hacen los TJ, cuando señalan a ese “un dios” como creador de todo lo existente; porque lo que leemos en ese contexto, eso es, el verso 3 y en la versión TNM es que “todas las cosas vinieron a existir por medio de él y sin él ni siquiera una cosa vino a existir”…… sin embargo, los TJ nos dicen que ese ser que llegó a ser “un dios”, fue creado por otro Ser, por lo tanto anterior y más poderoso que él (eso es, Jehová Dios), con lo que ya no puede ser verdad que todo lo existente “sin excepción alguna”, hubiera venido a la existencia por medio de ese personaje ¿o resulta que el tal personaje no fue creado por Jehová y se creó a sí mismo?

Luego todo nos lleva, dentro de una reflexión lógica y desde el más elemental sentido común, a concluir que ese pasaje de Juan 1:1-3 nos habla de un Ser Supremo Hacedor de todo lo existente y sin intermediario alguno, por lo que todo lo que contemplamos vino a la existencia por medio de Su Palabra o Voluntad expresada, algo que nos confirma el contexto general de las Escrituras; al respecto ya hemos visto unas cuantas afirmaciones de tan Excelso Personaje (y que algo sabría del tema, hay que suponer), en las que queda claro y contrario a lo que dicen los TJ, que todo lo hecho lo hizo directamente Él como Hacedor Supremo y sin la colaboración de nadie en absoluto. Luego queda claro que es el propio Altísimo el que no reconoce la existencia de ningún colaborador en su tarea de dar forma al universo y a todo lo que este contiene, tanto espiritual como material, sino que expresamente manifiesta que todo procedió a venir a la existencia por su propia y única actividad. Pero quizás alguien y estando de acuerdo con lo expuesto, nos podría decir que ello no nos aclara el asunto de “la Palabra”, o “el Verbo” o “el Logos” y lo cual ya nos llevaría a lo mencionado hace un momento, en el sentido de cómo llevó Jehová las cosas a la existencia y lo que eliminaría las dudas acerca de a quién o a qué, hacen referencia esas expresiones…… y que de nuevo es el contexto general de las Escrituras, el que nos va a dar la explicación adecuada y fuera de toda duda; por lo tanto, veamos de nuevo que nos aportan estas, cuando nos dirigimos a Isa. 48:13 en la TNM:

Además, mi propia mano colocó el fundamento de la tierra y mi propia diestra extendió los cielos. Llamo a ellos, para que sigan subsistiendo juntos.”

Pasaje un tanto confuso y probablemente con cierta intención (mal pensados que somos ¡cosa de la edad, qué quieren ustedes!), pues aunque se nos dice que fue la “propia mano” de Jehová Dios la que colocó el fundamento de la tierra y extendió los cielos, también se nos dice en el mismo que Dios “llama” a algo para que ese algo siga “subsistiendo”, pero nada se nos dice de cómo fue creado ese algo y que es de lo que se trata; relato que se entiende mucho mejor, cuando lo contrastamos con otras versiones bíblicas como, por ejemplo, de la RVC:

Además, mi propia mano colocó el fundamento de la tierra y mi propia diestra extendió los cielos…… y cuando los llamé, juntos se presentaron ante mí.”

Y texto del que la versión TLA, hace la siguiente transliteración:

Con mi poder hice el cielo y la tierra: con sólo pronunciar sus nombres, comenzaron a existir.”

Veamos como la vierte la traducción DHH:

Con mi mano afirmé la tierra, con mi mano extendí el cielo; en cuanto pronuncié su nombre, empezaron a existir.”

También la NTV se pronuncia en este sentido:

Fue mi mano la que puso los cimientos de la tierra, mi mano derecha la que extendió los cielos en las alturas. Cuando llamo a las estrellas para que salgan (eso es, que vengan a la existencia), aparecen todas en orden.” (Acotación nuestra).

Veamos ahora, como lo vierte la PDT:

Mi mano echó los cimientos de la tierra; mi mano extendió los cielos. Cuando yo pronuncio el nombre de ellos, se ponen de pie (o aparecen, eso es, vienen a la existencia) al instante.” (Acotación nuestra).

Por otra parte, la versión católica de Evaristo Martín Nieto, se pronuncia en los siguientes términos:

Fue mi mano la que fundó la tierra y mi diestra, la que desplegó los cielos; los llamo yo y todos a una se presentan.”

Por lo que es obvio que estamos ante la poderosa manifestación de la Palabra de Dios puesta en acción; una prueba de que ello es así, queda reflejado en unas clarificadoras palabras del Altísimo y que encontramos en Isa. 55:10-11, tomadas precisamente de la propia TNM:

Porque tal como la lluvia fuerte desciende y la nieve desde los cielos y no vuelve a ese lugar, a menos que realmente sature la tierra y la haga producir y brotar y realmente se dé semilla al sembrador y pan al que come, 11 así resultará ser mi palabra que sale de mi boca. No volverá a mí (dicha “palabra” o expresión divina) sin resultados, sino que ciertamente hará aquello en que me he deleitado y tendrá éxito seguro en aquello para lo cual la he enviado (eso es, la palabra o expresión salida de su boca).” (Acotaciones nuestras).

Luego queda claro que el Dios Altísimo no tiene necesidad de ayuda adicional para llevar a la realización aquello que es Su voluntad, sino que es más que suficiente la poderosísima acción de Su Palabra sobre cualquier cosa que Él se proponga llevar a cabo para que esta sea…… dicho de otra manera, que la Palabra de Dios no sólo sirve para comunicarse con Sus criaturas (Éxo. 33:11), sino también para crear, pues con Su Palabra Dios lo creó todo; la sola Palabra de Dios (eso es y para entender la idea, la manifestación hablada de un deseo) crea, genera y aun regenera aquello que está muerto. Una prueba de la idea que pretendemos comunicar, la tenemos en personas que pudieron ser espectadores privilegiados de la manifestación ese poder de origen divino puesto en acción, como fue en el caso de Jesús, con relación a Lázaro, la viuda de Naín o la hija de Jairo, un representante de la sinagoga:

Y cuando hubo dicho estas cosas, clamó con fuerte voz: “¡Lázaro, sal!”. 44 El hombre que había estado muerto salió con los pies y las manos atados con envolturas; y su semblante estaba envuelto en un paño. Jesús les dijo: “Desátenlo y déjenlo ir”.” (Juan 11:43-44).

Y cuando el Señor alcanzó a verla, se enterneció por ella y le dijo: “Deja de llorar”. 14 En seguida se acercó y tocó el féretro y los que lo llevaban se detuvieron y él dijo: “Joven, yo te digo: ¡Levántate!”. 15 Y el muerto se incorporó y comenzó a hablar y él lo dio a su madre.” (Luc. 7:13-15).

Más él la tomó de la mano y llamó, diciendo: “Muchacha, ¡levántate!”. 55 Y el espíritu de ella volvió y ella se levantó al instante; y él ordenó que se le diera algo de comer.” (Luc. 8:54-55).

O aquella ocasión en que Jesús, sorprendido junto a sus discípulos por una gran tormenta en el mar de Galilea, hizo de nuevo uso del infinito poder de la Palabra de Dios en acción y siendo lo que se nos cuenta de este suceso, tanto como esto:

Ahora bien, estalló una grande y violenta tempestad de viento y las olas seguían lanzándose dentro de la barca, de modo que faltaba poco para que la barca se llenara. 38 Pero él estaba en la popa, durmiendo sobre una almohada. De modo que lo despertaron y le dijeron: “Maestro ¿no te importa que estemos a punto de perecer?”. 39 Con eso, él se despertó y reprendió al viento y dijo al mar: “¡Silencio! ¡Calla!”. Y el viento se apaciguó y sobrevino una gran calma. 40 De modo que les dijo: “¿Por qué se acobardan? ¿Todavía no tienen fe?”. 41 Pero ellos sintieron un temor extraordinario y se decían unos a otros: “¿Quién, realmente, es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?” (Mar. 4:37-41).

La respuesta a esta pregunta y en los casos mencionados, es clara: todos aquellos que fueron espectadores privilegiados de esos fenómenos, lo que vieron fue sencillamente el infinito poder de la Palabra de Dios en acción, en este caso depositada en la persona de Jesús (Juan 5:19), pues no perdamos de vista que ese poder no era originario suyo, sino de su Padre Celestial que se lo había concedido…… pensamos que como ejemplos gráficos de lo que pretendemos explicar, estos cuatro casos, entre otros muchos efectuados por personas a las que también se les permitió usar dicho poder, como los Pablo, Pedro, Juan, etc., son sobradamente descriptivos. Dicho lo cual, nosotros aquí lo dejamos y que cada uno, si así lo desea, se documente al respecto y compruebe si los argumentos que presentamos en contra de esa pretendida pre-existencia del Hijo de Dios y razonada a partir de una incorrecta interpretación de Juan 1:1-3 por parte de los que postulan dicha idea, son razonables y ajustados el contexto escritural; porque de lo contrario…… pues eso ¡que alguien nos lo explique!

MABEL


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