domingo, 20 de marzo de 2011

La enseñanza del rapto…… ¿tiene sentido?

Una de las teorías más de actualidad en estos tiempos de tanta convulsión y dificultad a los que nos estamos enfrentando (y lo que te rondaré morena, porque la cosa solo acaba de empezar), es la que tiene que ver con la enseñanza del “rapto” (o arrebatamiento) y conocida como la “Teología del Rapto”. Y permítannos decir en primer lugar, que aunque hemos leído algo acerca de ello, no somos unos entendidos en esa materia y simplemente alcanzamos a resumirla, pero que nos vendría a decir, más o menos, que la vuelta de Cristo se produciría en dos etapas. Empezaría con un arrebatamiento (o rapto), en el cual los “santos” serían llevados al cielo antes de que un período de siete años de tribulación y coincidente con la última semana profética de Daniel (9:27), devastara la Tierra; ya terminado ese período de tiempo, Cristo aparecería visiblemente acompañado de esos “santos” y juntos gobernarían sobre la Tierra por mil años. Y siendo esta la versión más aceptada del rapto y enseñanza en la que destaca, una página dirigida por un tal Sr. Dawlin A. Ureña y cuya dirección es “antesdelfin.com” y teoría, por otra parte, que se apoya fundamentalmente en las palabras de Pablo en 1 Tes. 4:17:

Después nosotros los vivientes que sobrevivamos seremos arrebatados, juntamente con ellos, en nubes al encuentro del Señor en el aire; y así siempre estaremos con el Señor.”

Y poco más podríamos añadir, como no sea que buscando algo de información, hemos averiguado que existen los defensores del rapto pre-tribulacional (el que hemos citado); otros nos hablan de una “teoría parcial” del arrebatamiento, según la cual los más leales a Cristo serán arrebatados primero y los más “tibios” después y finalmente, los que defienden el rapto post-tribulacional, a producirse en el mismo momento de la segunda venida de Jesucristo, o sea, que lejos de haber distinguidos o privilegiados, aquí las vamos a pasar todos “canutas” y aguantando las “ocurrencias” del Anticristo, hasta el momento de la citada segunda venida de Cristo. Más o menos la cosa viene a ser así, pero que en todo caso les sugerimos, ya que hay suficiente información colgada en la Red, que aquellos que se sientan interesados accedan a ella y puedan documentarse debidamente en las distintas corrientes argumentales de la mencionada enseñanza.

Dicho lo cual y sin decantarnos por ninguna de esas tres explicaciones, ya que no creemos en un “rapto” como tal, sin embargo y a tenor del registro escritural, sí parece que algo tiene suceder y que libre a las personas que son fieles al Altísimo, de los juicios o castigos que se derramarán durante la “gran tribulación” final (Rev. 7:14), sobre aquellos impenitentes pecadores que se oponen a Él. Y es que Jesús en su momento, ya dijo la siguiente:

Manténganse despiertos, pues, en todo tiempo haciendo ruego para que logren escapar de todas estas cosas que están destinadas a suceder y estar en pie delante del Hijo del hombre.” (Luc:21:36).

Y es cierto que alguien podría argumentar, que esas palabras solo significan que escapar de esas “cosas destinadas a suceder”, tiene que ver sencillamente con el poder superarlas con éxito y para ello, obviamente habría que enfrentarlas; pero no es menos cierto que esa interpretación, elimina de un plumazo la teoría de algo parecido a un rapto o arrebatamiento. Sin embargo y a nuestro entender, lo que Jesús nos estaba diciendo en ese “que logren escapar”, es que realmente se podría eludir el enfrentarse a esos trágicos sucesos por acontecer. Pero puesto que una cosa es afirmar algo y otra muy distinta el probarlo, acerquémonos al contexto general de las Escrituras y ver si nos da alguna pauta de cómo interpretar correctamente el sentido de las palabras de ese pasaje. Luego para entender cabalmente esas palabras de Jesús y puesto que estamos hablando de un juicio, veamos cómo ha actuado nuestro Creador, en todos aquellos juicios que ha ejecutado sobre la humanidad, que iniciaron con el Diluvio del día de Noé y que, obviamente, nos podrían aclarar un poco la situación. Y es que no podemos olvidar, las palabras de Sant. 1:17b, en el sentido de que “con Él no hay la variación del giro de la sombra”, o sea, que Jehová no cambia con respecto, por ejemplo, a su línea de conducta en lo que tiene que ver con el trato a sus siervos. Ya en la profecía de Malaquías, es el propio Hacedor el que nos da la garantía de ello al decir que “...... yo soy Jehová; no he cambiado. Y ustedes son hijos de Jacob; ustedes no se han acabado.” (Mal. 3:6). Por lo tanto y partiendo de esta garantía, veamos que nos dice el registro sagrado; en primer lugar y algo a tener en cuenta, es lo que se nos dice en Amos 3:7:

Porque el Señor Soberano Jehová no hará ni una cosa a no ser que haya revelado su asunto confidencial a sus siervos los profetas.”

Y claro, la cuestión que surge es por qué motivo revela Jehová a sus profetas, antes de actuar, aquello que se propone llevar a cabo y cuya respuesta la tenemos en ese primer juicio global del que nos habla la historia. Porque según el registro sagrado, se nos dice de Noé, protagonista de ese suceso, que fue un “predicador de justicia” (2 Ped. 2:5) por largos años y cuya actitud tenía que ver, con la forma de pensar de Jehová:

Diles: “Tan ciertamente como que yo estoy vivo, es la expresión del Señor Soberano Jehová, no me deleito en la muerte del inicuo, sino en que alguien inicuo se vuelva de su camino y realmente siga viviendo. Vuélvanse, vuélvanse de sus malos caminos, pues, ¿por qué deberían morir, oh casa de Israel?”.” (Ezeq. 33:11).

Luego la finalidad de que Jehová no tome ninguna acción punitiva sobre el ser humano, sin antes avisar, tiene como fuerza motivadora Su deseo de que el pecador reconsidere su posición y tomando medidas, consiga salvarse de una destrucción segura. Ejemplo que como hemos dicho, tenemos en el episodio del Diluvio: aquellos que sí tomaron las medidas apropiadas, en línea con la advertencia recibida, consiguieron la salvación a través de una catástrofe de proporciones mundiales: en este caso, fue mediante la construcción de un arca o, dicho de otra manera, por obedecer las instrucciones dadas por Jehová en el momento oportuno. Pero vamos a ver otros ejemplos de cómo Jehová, siempre ha librado a los que le son fieles y le obedecen, prescindiendo que formen parte de su pueblo o no.

En este caso, en Egipto y durante el episodio de la liberación de los israelitas de la tiranía del Faraón. Para llevar a cabo dicha liberación, Jehová derramó diez plagas sobre la tierra de Egipto y de las cuales, solo las tres primeras afectaron a los propios israelitas, en una clara demostración de su poder (Exo. 8:22-23), mientras que de las siete restantes, fueron “ocultados”, por decirlo de alguna manera y con lo cual, sus rigores solo afectaron a los egipcios. Sin embargo, aún Jehová y en su deseo de que el inicuo “se vuelva de su camino y realmente siga viviendo”, tanto en la séptima plaga como en la décima y última, por mucho más trágica ya que implicaba la muerte del primogénito de cada familia, mostró qué era lo que se tenía que hacer (Exo. 9:18-19; 12:7; 12-13), para escapar de sus efectos devastadores. Cierto es que los egipcios y sobre todo en esa última plaga, que implicaba el mostrar públicamente que dejaban de confiar en sus dioses y obedecían al Dios de los hebreos, no hicieron tampoco demasiado caso a la advertencia dada por Moisés y con el siguiente resultado, según se nos relata en Exo. 12:30:

Entonces se levantó Faraón de noche, él y todos sus siervos y todos los demás egipcios; y empezó a alzarse un gran alarido entre los egipcios, porque no había casa en que no hubiera un muerto.”

Pero sin embargo, la consecuencia de tan extraordinaria manifestación de poder por parte del Altísimo, al derrotar a todos los dioses de los egipcios en las respectivas diez plagas (ese fue el simbolismo de las mismas), resultó en que muchos de ellos se beneficiaran, al reconocer finalmente que Jehová era el Dios verdadero y se unieran a su pueblo Israel, ya que se nos dice que “una vasta compañía mixta” (forasteros o extraños), salió con ellos de Egipto:

Y los hijos de Israel procedieron a partir de Ramesés para Sucot, en número de seiscientos mil hombres físicamente capacitados a pie, además de pequeñuelos. 38 Y también subió con ellos una vasta compañía mixta, así como también rebaños y vacadas, un numerosísimo conjunto de animales.” (Exo. 12:37-38).

Pero resumiendo y centrándonos en el punto objeto de consideración, Jehová preservó a su pueblo, poniéndolo a salvo de esas terroríficas siete últimas plagas que devastaron a Egipto.

Veamos ahora que sucedió en otra ocasión, en este caso en el episodio de la caída de Jerusalén en 587 a.E.C., a manos de Nabucodonosor y sus ejércitos, en que a pesar de la horrorosa situación a la que los caldeos llevaron a la ciudad de Jerusalén, también Jehová protegió del desastre a aquellos que confiaron en Él y le obedecieron. Veamos como lo hizo en este caso:

Y después de eso, es la expresión de Jehová, daré a Sedequías el rey de Judá y a sus siervos y al pueblo y a los que en esta ciudad queden de la peste, de la espada y del hambre, en la mano de Nabucodonosor el rey de Babilonia, aun en la mano de los enemigos de ellos y en la mano de los que están buscando su alma y él ciertamente los herirá a filo de espada. No les tendrá lástima, ni mostrará compasión ni tendrá misericordia alguna.

8 Y a este pueblo dirás: ‘Esto es lo que ha dicho Jehová: “Aquí pongo delante de ustedes el camino de la vida y el camino de la muerte. 9 El que se quede sentado en esta ciudad morirá a espada y del hambre y de la peste; pero el que esté saliendo y realmente se pase a los caldeos que los tienen sitiados seguirá viviendo y su alma ciertamente llegará a ser suya como despojo”.” (Jer. 21:7-9).

Y es cierto que se necesitaba una gran dosis de confianza en Jehová, a tenor de la cruel fama de los caldeos, amén de las propias palabras de Dios en cuanto a la falta de compasión o de misericordia de los caldeos para con los habitantes de Jerusalén, para llevar a cabo sus indicaciones y teniendo en cuenta además, que si en el intento de pasarse uno a los enemigos, era cogido por sus propios correligionarios, le podía ocurrir peor que si le cogían los caldeos. De hecho, ahí está la peripecia del propio Jeremías, cuando fue falsamente acusado de intentar entregarse a las tropas caldeas y que salvó su vida de puro milagro (Jer. 37:13-16) y nunca mejor dicho. Pero los que sí obedecieron el consejo de Jehová, resultó para ellos el que fueran apartados del sufrimiento brutal que por más de año y medio que duró el sitio, sufrieron los habitantes de Jerusalén y aunque prisioneros (con todo lo que ello pudiera implicar), no les faltó su ración de alimento diario y lejos de la horrible situación de los que no obedecieron a Jehová, salvaron la vida, tal como se les había prometido.

Otro caso, ya relativamente más cercano, lo tenemos en la destrucción de Jerusalén y su templo, en el año 70 E.C., a manos de los ejércitos romanos. Ya Jesús en su momento, de nuevo daba advertencia de un peligro cercano y dando las oportunas medidas para librarse del mismo:

Además, cuando vean a Jerusalén cercada de ejércitos acampados, entonces sepan que la desolación de ella se ha acercado. 21 Entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas y los que estén en medio de Jerusalén retírense y los que estén en los lugares rurales no entren en ella; 22 porque estos son días para hacer justicia, para que se cumplan todas las cosas que están escritas. 23 ¡Ay de las mujeres que estén encintas y de las que den de mamar en aquellos días! Porque habrá gran necesidad sobre la tierra e ira sobre este pueblo; 24 y caerán a filo de espada y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por las naciones, hasta que se cumplan los tiempos señalados de las naciones.” (Luc. 21:20-24).

Tan solo treinta y tres años después pronunciadas esas palabras, comenzó a cumplirse la profecía acerca de la destrucción de Jerusalén y su templo. Las facciones radicales judías de Jerusalén estaban totalmente decididas a sacudirse el yugo romano y en el año 66 E.C., los informes a este respecto llevaron a la movilización y envío de las legiones romanas acaudilladas por Cestio Galo, gobernador de Siria, que tenían como misión el sofocar la rebelión y castigar a los culpables. Tras hacer estragos en los arrabales de Jerusalén, los soldados de Cestio acamparon en torno a la ciudad amurallada y empleando el método del testudo o tortuga (los escudos formando algo parecido al caparazón de una tortuga), llegaron incluso a socavar el muro protector de Jerusalén. El historiador Claudio Josefo atestigua que tal fue su eficacia “que los soldados pudieron, sin riesgo, minar la muralla y prepararse para pegar fuego a la puerta del Templo”.

Sin embargo y cuando más fácil lo tenía Cestio Galo para tomar Jerusalén y sin razón aparente, suspendió repentinamente el cerco y sin argumentos valedores para ningún analista en estrategia militar, abandonó el sitio cuando tenía la ciudad casi en su poder, ordenando la retirada de sus tropas. Circunstancia aprovechada por los zelotes (facción política dominante de nacionalistas judíos radicales), que iniciaron una persecución de las legiones romanas, que desconcertadas por la decisión de su general, sufrieron grandes pérdidas. De regreso a Jerusalén, los zelotes volvieron cantando exultantes himnos de guerra y con la gozosa esperanza de libertad e independencia en el corazón, porque…… ¿acaso no los había ayudado Dios, con la misma misericordia con que ayudó a sus antepasados en otras batallas, cuando prácticamente ya en manos de los romanos les había concedido la salvación? En el corazón de los zelotes ya no cabía el temor al futuro, ya que de nuevo, el poder de Jehová los había librado…… o eso pensaron ellos. Porque si bien es cierto que hubo intervención divina en esa difícil circunstancia, obviamente no en la dirección que ellos ingenuamente, o presuntuosamente (váyase usted a saber), entendieron.

Porque la intervención divina, tuvo como único objetivo el facilitar la huída de aquellos que, atentos a las instrucciones de Jesús y lejos de tanta manifestación de júbilo, se apresuraron a huir de la ciudad, permaneciendo lejos de allí y librándose del terrible sufrimiento que le sobrevino. Los cristianos de Jerusalén y de toda Judea, actuaron prestos conforme al anuncio profético de Jesucristo y escaparon de la zona de peligro: la huida era apremiante. Con el tiempo se internaron en las regiones montañosas y algunos (la mayoría posiblemente) fijaron su residencia en Pela, en la provincia romana de Perea. Quienes tomaron a pecho la advertencia de Jesús no cometieron la insensatez de volver siquiera para salvar sus posesiones materiales, en armonía con el sentido de urgencia de las palabras de Jesús y por lo tanto, abandonando hogares, trabajos y cualquier tipo de posesión material, emprendieron la huida:

“...... entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas. 17 El que esté sobre la azotea no baje para sacar los efectos de su casa; 18 y el que esté en el campo no vuelva a la casa a recoger su prenda de vestir exterior.” (Mat. 24:16-18).

Y sí bien es cierto que dado lo apremiante de las circunstancias, tuvo de ser muy penoso para las mujeres que estaban encintas o aquellas que estaban amamantando, así como para niños y ancianos realizar el viaje a pie, no podían permitirse el demorar la huida porque aunque el invierno estaba próximo…… aún no había llegado: por lo tanto, tenían ante sí la oportunidad de la que Jesús les había hablado: no había tiempo que perder. Los que escucharon la recomendación de Jesús de huir sin demora, pronto se pusieron a salvo fuera de Jerusalén y Judea y es que de esta acción, como posteriormente quedó probado, dependía su vida. Una vez más, Jehová actuó directamente para librar u ocultar a sus fieles de una hecatombe por venir.

Y es que poco tardaron los ejércitos romanos en regresar, esta vez al mando del general Tito, reanudando las acciones bélicas contra los judíos. Primero conquistaron Galilea y al año siguiente desmembraron completamente Judea; para el año 70 E.C., las fuerzas romanas cercaron Jerusalén y sitio del que el ya citado historiador Josefo, escribió un relato detallado y realista de sus trágicas consecuencias. El general Tito, el hijo mayor de Vespasiano, marchó a conquistar Jerusalén y su grandioso templo, encontrándose con una ciudad que se hallaba dividida en una intestina lucha entre distintas facciones, que forcejeaban por el poder y en su intento por conseguirlo, recurriendo a medidas drásticas que resultaban en auténticos baños de sangre…… y luchas internas que debilitaban su capacidad defensiva frente al ejercito romano. Tan dramática era la situación dentro de Jerusalén, que según relató Josefo “en vista de los males internos, algunos deseaban la entrada de los romanos, con idea de que la guerra los libraría de tantas calamidades domésticas” y en lo que podríamos entender, como que los habitantes de Jerusalén se decantaban por un mal menor. Josefo calificó a los integrantes de esas facciones que luchaban por el poder, de “ladrones” que requisaban las propiedades de los opulentos (para su personal disfrute) y asesinaban a las personalidades sospechosas de colaborar con los romanos.

Consecuentemente la vida degeneró a un grado de brutalidad increíble durante esa guerra civil, llegándose a dejar insepultos a los muertos: “Los sediciosos luchaban sobre montones de cadáveres y los muertos que pisoteaban avivaban su furor”, nos cuenta Josefo. Saqueaban y asesinaban para obtener comida y riquezas, mientras los lamentos de los afligidos eran incesantes y totalmente ignorados. Entretanto y viendo la situación, Tito exhortó a los judíos a rendir la ciudad a fin de detener la masacre y salvar vidas y además, parece ser, que encargó a Josefo que les hablara en su lengua materna, pensando que los judíos atenderían mejor a un hombre de su misma nación; estos, sin embargo, no solo reprocharon a Josefo su actitud, sino incluso atentaron contra su vida. Por lo tanto, en vista del fracaso de su gestión y del empecinamiento de los sitiados, Tito cercó la ciudad con estacas puntiagudas y con lo que, eliminada la posibilidad de escapar o desplazarse, el hambre devoraba familias y hogares haciendo estragos y, víctimas de la desesperación, los que quedaron atrapados en la ciudad se alzaron unos contra otros y llegando al extremo de que cualquiera que intentaba escapar, era asesinado sin contemplaciones. Y es que no olvidemos, que dentro de la ciudad había más de un millón de almas, venidas de todas partes y reunidas para celebrar la Pascua, cuando los ejércitos romanos iniciaron el sitio. Por lo que el hambre sobre todo, las luchas intestinas por el poder y las enfermedades y pestes causadas por los cadáveres insepultos y en descomposición, causaron más bajas que los incesantes ataques romanos.

Obviamente y sin saber que cumplía con la profecía bíblica, Tito tomó Jerusalén y se cuenta que más tarde, al contemplar las sólidas murallas y las torres fortificadas, exclamó: “Dios ha sido el que expulsó a los judíos de estas defensas”. En total, perecieron más de un millón de judíos y cerca de 100.000 fueron deportados como esclavos. Como había dicho Jesús, lo que experimentaron fue en realidad “una gran tribulación” (Mat. 24:21). Sin embargo y como hemos dicho, hubo sobrevivientes, que no pasaron por todas esas calamidades y viéndolas (es un decir) desde la distancia.

Ahora bien ¿qué sacamos en claro, de esas grandes catástrofes relatadas? En primer lugar, que algo de proporciones inimaginables para el ser humano se está acercando, ya que Jesús habló de una tribulación “como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder.” (Mat. 24:21; Rev. 7:14). Luego si tenemos en cuenta, que en términos proporcionales, la del día de Noé no tiene parangón en la historia de la humanidad, lo que se avecina es de pánico. De hecho, la versión de Luc. 21:25-26, no deja lugar a dudas:

También, habrá señales en el sol y en la luna y en las estrellas y sobre la tierra angustia de naciones, por no conocer la salida a causa del bramido del mar y de su agitación, 26 mientras que los hombres desmayan por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada; porque los poderes de los cielos serán sacudidos.”

Sin embargo, también habrá sobrevivientes y cierto es, que en esta ocasión no habrá la posibilidad de montarse en un Arca o salir huyendo al otro lado del mundo: pero habrá sobrevivientes y con lo que volvemos a retomar el tema de inicio y que tiene que ver con la llamada Teología del Rapto; pero veamos, en primer lugar, que nos dice Jehová:

“…… busquen a Jehová, todos ustedes los mansos de la tierra, los que han practicado Su propia decisión judicial. Busquen justicia, busquen mansedumbre. Probablemente se les oculte en el día de la cólera de Jehová.” (Sof. 2:3).

Y no olvidemos el hecho de que estas palabras siguen a continuación de las que se pronuncian en su capítulo uno y en los versículos 14 al 18 y en donde se nos habla de un acontecimiento sin igual en la historia de la humanidad y a ocurrir en nuestros tiempos:

El gran día de Jehová está cerca. Está cerca y hay un apresurarse muchísimo de él. El sonido del día de Jehová es amargo. Allí un hombre poderoso da un grito. 15 Ese día es día de furor, día de angustia y de zozobra, día de tempestad y de desolación, día de oscuridad y de tenebrosidad, día de nubes y de densas tinieblas, 16 día de cuerno y de señal de alarma, contra las ciudades fortificadas y contra las elevadas torres de las esquinas. 17 Y ciertamente causaré angustia a la humanidad y ciertamente andarán como ciegos; porque han pecado contra Jehová. Y su sangre realmente será derramada como polvo y sus entrañas como el estiércol. 18 Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día del furor de Jehová; sino que por el fuego de su celo toda la tierra será devorada, porque él hará un exterminio, realmente uno terrible, de todos los habitantes de la tierra.”

De “todos”, menos de aquellos que busquen mansedumbre, busquen justicia y le muestren fidelidad a Dios, como hemos dicho antes y que probablemente serán ocultados en ese día de la ira de Jehová, ya que de ninguna manera va dirigida tal ira a esas personas fieles, sino contra aquellas que se le enfrentan cada día con su irreverente actitud de permanente desafío. Sin embargo, hemos leído que aunque en ese pasaje de Sof. 2:3, se nos habla de recibir protección, la tal no parece ser segura, sino solo “probable”. Recordemos sus palabras:

“……busquen a Jehová, todos ustedes los mansos de la tierra, los que han practicado Su propia decisión judicial. Busquen justicia, busquen mansedumbre. Probablemente se les oculte en el día de la cólera de Jehová.”

Otras traducciones, usan la condicional expresión “quizás podáis salvaros de……”, o “por si podéis poneros a cubierto de…..” u otras variantes; en todo caso, un factor de incertidumbre en cuanto al sentido de esas palabras bíblicas. Entonces ¿qué puede significar ese “probablemente” o expresiones alternativas? Una opción, podría ser el hecho de que la salvación finalmente depende del derrotero que siga cada uno, tal como lo indica Jesús al decir: “El que haya perseverado hasta el fin es el que será salvo.” (Mat. 24:13). Por otra parte, no podemos olvidar que esas palabras de Sofonías, iban dirigidas en una primera instancia, a la rebelde nación de Israel poco antes de ser destruida por Nabucodonosor en 587 a. de la E.C. y dado que trataba de una cuestión de mostrar Dios misericordia a los que le obedecen, estas palabras bien podrían ser un recordatorio de que no podemos abusar de la misericordia de Dios (Isa. 63:9-10). Y tal parece ser así, porque en contraposición a ese “probablemente” y que parece contrarrestar esa aparente incertidumbre, está la siguiente profecía registrada en Joel 2:32 y que tiene su doble aplicación en los días finales del mundo tal como lo conocemos:

Y tiene que ocurrir que todo el que invoque el nombre de Jehová escapará salvo; porque en el monte Sión y en Jerusalén resultarán estar los escapados, tal como ha dicho Jehová y entre los sobrevivientes, a quienes Jehová llama.”

Y que eso será así, quedo confirmado por lo que al anciano apóstol Juan le fue mostrado en una visión; o sea, que Juan y en una perspectiva de futuro, ya vio en qué resultarían las cosas:

Después de estas cosas vi y, ¡miren!, una gran muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos de largas ropas blancas; y había ramas de palmera en sus manos.” (Rev. 7:9).

Y para que no quedara ninguna duda, a Juan se le indica cuál es la procedencia de esa gran muchedumbre que ningún hombre podía contar:

Y, en respuesta, uno de los ancianos me dijo: “Estos que están vestidos de la larga ropa blanca, ¿quiénes son y de dónde vinieron?”. 14 De modo que le dije inmediatamente: “Señor mío, tú eres el que sabe”. Y me dijo: “Estos son los que salen de la gran tribulación y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.” (Rev. 7:13-14).

Luego lo que vio el apóstol, era a esas personas de las que Sofonías nos dice que serán “ocultadas” en el día “de la ira” de Jehová. Luego todo hace pensar que ante tan catastrófica situación por la que tiene que pasar la humanidad, solo por intervención divina aquellos que sean fieles a Jehová, que “invoquen su nombre” mediante ejercer fe en el sacrificio redentor de Jesucristo, serán librados de experimentar tan traumáticos tiempos…… pero ¿cómo lo hará Jehová? Pues no lo sabemos, pero también es cierto que en el Salmo 91 se nos dan muchas pistas y que hablándonos de todo tipo de agresión posible que se pueda sufrir en esos críticos tiempos, los que en Él confíen serán absolutamente librados de ellos:

No tendrás miedo de nada pavoroso de noche, ni de la flecha que vuela de día, 6 ni de la peste que anda en las tinieblas, ni de la destrucción que despoja violentamente al mediodía. 7 Mil caerán a tu lado mismo y diez mil a tu diestra; a ti no se te acercará.” (Sal. 91:5-7).

¿Y qué nos dicen estas palabras? Pues que lejos de manifestar a nivel personal esa “angustia de naciones” que literalmente “desmayan por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada” y de la que nos habla Luc. 21:25-26, nuestra actitud tiene que ser diametralmente opuesta, porque los sucesos que ocurrirán en ese período de tiempo, no van dirigidos a aquellos que le son fieles y esperan en Él. Más bien al contrario y que son muy sugerentes acerca de lo que va a ocurrir (al igual que en los juicios anteriores que hemos citado a modo de ejemplo), tenemos las palabras de Jesús y que refiriéndose a esos tiempos dificultosos por venir y en particular dirigidas a aquellos que con fe aceptan su sacrificio, se expresan en los siguientes términos:

Pero al comenzar a suceder estas cosas, levántense erguidos y alcen la cabeza, porque su liberación se acerca.” (Luc. 21:28).

Luego todo parece indicar, que bastante antes de que empiece el punto álgido de esa “gran tribulación” sobre la humanidad desobediente, probablemente a continuación de la gran predicación de Mar. 24:14 y de la que saldrá la gran muchedumbre de Rev. 7:9; 14, aquellos que hayan aceptado ser sumisos al entrante reino milenario, serán de alguna manera preservados. Y uno podría razonar, que en dicho pasaje se nos habla de ser liberados por fin y en líneas generales, de este sistema opresivo al entrar en los tiempos del milenio, ya finalizado el juicio divino y que sería un razonamiento lógico. Pero ¿qué hay, en cuanto a los sucesos inmediatos a los que se enfrenta la humanidad y que tanta destrucción y amargura reportarán sobre la misma? ¿Seremos todos, de manera indiscriminada, víctimas de ellos? Porque de eso es de lo que se trata: si aquellos obedientes a Jehová, pasaremos por la misma tribulación que los que no le obedecen y que es a quienes va dirigido el juicio. Y la respuesta la obtenemos de nuevo, en unas palabras que ya hemos citado (y analizado) de Jesús y que son muy clarificadoras; veámoslas:

Manténganse despiertos, pues, en todo tiempo haciendo ruego para que logren escapar de todas estas cosas que están destinadas a suceder y estar en pie delante del Hijo del hombre.” (Luc. 21:36).

Luego es obvio, que de lo que se nos va a librar en principio, es de esas cosas que tienen que suceder precisamente en esa “gran tribulación”, porque veamos ¿cuándo sucedió la particular “gran tribulación” del día de Noé; o de la Jerusalén del 587 a.E.C.; o de la Jerusalén del año 70 y que acabaron con la destrucción de los impíos? ¿No es cierto que fue cuando las personas que confiaron y obedecieron a Jehová, ya no estaban en el lugar de los hechos? Es cierto, que al igual que los israelitas antes de su liberación, que sufrieron también las tres primeras plagas, esa personas se vieron afectadas parcialmente por los conflictivos tiempos en los que les tocó vivir, previos a la actuación de Jehová: Noé durante la construcción del arca y los habitantes de las respectivas épocas de Jerusalén señaladas, en las apreturas propias de los inicios del sitio al que respectivamente fueron sometidas, pero que ya no estaban allí, en el momento de producirse la gran y destructiva tribulación de esos tres ejemplos citados; luego y a tenor de las proféticas palabras de Jesús, así exactamente, también ocurrirá en nuestros días.

Y es cierto que no sabemos cómo Jehová hará realmente eso, pero lo que sí sabemos, es que ya en su momento y con su pueblo Israel, que sí estaba en el lugar de los hechos (Egipto), de ninguna manera y por expresa voluntad divina (Exo. 8:22-23), fue afectado por las siete últimas plagas y sin necesidad de un “rapto” o arrebatamiento que literal y temporalmente, se los llevara de esta tierra. Por lo tanto, no es eso lo que tenemos que esperar, al menos según lo que nos dice el Sal. 91:7-8:

Mil caerán a tu lado mismo y diez mil a tu diestra; a ti no se te acercará. 8 Solo con tus ojos seguirás mirando y verás la retribución misma de los inicuos.”

Luego la “gran muchedumbre” de sobrevivientes de los que cita Rev. 7:9 y a tenor de lo que nos dice ese pasaje del Sal. 91 (ya que de lo contrario dicho pasaje no tendría sentido) estarán aquí en la Tierra y en medio del “fregao”, pero no serán afectados por el mismo, porque una vez más Jehová protegerá a los obedientes, pero…… ¿cómo lo hará Jehová? Pues repetimos que no lo sabemos, pero lo que está claro que eso no representa para nuestro Creador el más mínimo problema y que quizás una pequeña indicación del “cómo”, la tenemos en el propio Salmo 91 y que, aunque de manera profética aplicaba en principio a Jesús, no es menos cierto que su mismo inicio (verso 1) ya indica que se hace extensible a otras personas. Porque sus palabras de inicio, nos dicen que “Cualquiera que more en el lugar secreto del Altísimo se conseguirá alojamiento bajo la mismísima sombra del Todopoderoso.” Y expresión inicial que otras traducciones vierten “Y todo el que more……”, o “El que habite al abrigo……”, o “Vivamos bajo el cuidado……”, pero que en definitiva y con distintas formulaciones, nos muestran que la posibilidad está abierta a cualquier persona. Y por ello, si nos lo permiten, les aconsejamos encarecidamente que lean ese Salmo 91 entero, como si Jehová se estuviera dirigiendo a cada uno de ustedes y que realmente, es eso lo que hace el Altísimo, ya que las Escrituras son una propiedad personal e intransferible de cada uno de nosotros, como una carta que nuestro Creador nos dirige, para explicarnos el porqué estamos como estamos, como a través del tiempo ha estado operando para nuestro beneficio y como finalmente, Él resolverá la cuestión a nuestro favor.

Por ejemplo y a modo de indicación de cómo puede protegernos, tenemos los versículos 11 y 14 de dicho Salmo que nos dicen lo siguiente:

Porque él dará a sus propios ángeles un mandato acerca de ti, para que te guarden en todos tus caminos. (……) 14 Porque en mí él ha puesto su cariño, yo también le proveeré escape. Lo protegeré porque ha llegado a conocer mi nombre.”

Y siendo cierto que como hemos dicho, las tales palabras aplican en principio a Jesús, no es menos cierto que por extensión, aplican también a todos aquellos que en Jehová “ponen su cariño”. Y que ello es así, queda claro en las reveladoras palabras del Sal. 34:7, en el sentido que “el ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen y los defiende”. Y siendo que ese pasaje y según su estructura sí es de general aplicación, ya nos da una pequeña idea de por dónde puede ir la cosa, en cuanto a la forma en que se nos puede proteger y sin necesidad de un “rapto” o arrebatamiento que nos saque literalmente de la Tierra. Sin embargo, observemos algo curioso, a la vez que de vital importancia: solo serán protegidos (Sal. 91:14) aquellos que conozcan su nombre y por ello, entendemos nosotros, la necesidad de saber que significa “conocer” su Nombre. Y quizás la mejor manera de entenderlo, es leyendo unas palabras de Jesús, en las que nos decía lo siguiente:

Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.” (Juan 17:3).

Luego si usted hace de su prioritario interés, el ir avanzando de forma progresiva y continuada en el conocimiento de su Creador, mediante y según nosotros siempre hemos aconsejado, no creerse de buenas a primeras todo lo que le dicen, sino comprobar por usted mismo si lo que le cuentan, es justo aquello que dicen las Escrituras, es obvio que usted poco a poco, irá conociendo más de Jehová y estará caminando en la buena dirección: habrá encontrado el camino correcto (Juan 14:6). Camino que le llevará sin duda, a ser uno de los favorecidos por el Altísimo y apartado en consecuencia, de los trágicos momentos por los que, de manera casi inmediata, pasará la humanidad rebelde y desobediente. Usted no será objeto de un “rapto” o “arrebatamiento” al cielo, o en su defecto a algún desconocido lugar sideral (en todo caso lejos de la Tierra), sino que parafraseando del Sal. 91:7, verá “mil caer a su lado mismo y diez mil a su diestra; pero a usted no se le acercará”. Y es que usted “con sus propios ojos seguirá mirando y verá la retribución misma de los inicuos” (verso 8). Y eso, sencillamente, porque con su positiva actitud habrá conseguido que en su caso, se hagan realidad las palabras de Jehová en el Sal. 91:14 y que, personalizadas en usted dirían…… “Porque en mí has puesto tu cariño, yo también te proveeré escape. Te protegeré porque has llegado a conocer mi nombre.”

MABEL

miércoles, 16 de marzo de 2011

Adán…… y la resurrección.

Hace un tiempo “navegando” por la red, como dicen los entendidos (nosotros somos de Atapuerca) y en busca de determinada información, nos topamos con una página en la que de forma sorprendente, al menos para nosotros, se afirmaba sin lugar a dudas que a nuestros primeros padres (Adán y Eva), les sería aplicado el valor del sacrificio de rescate de Jesucristo y que por lo tanto, mediante la resurrección, podrían de nuevo volver a la vida y tener la posibilidad de una nueva o segunda oportunidad…… ¡vamos! como si nada hubiera pasado. Ello significaría y por extensión, la posibilidad de que todo ser humano que ha existido sobre la tierra y que ha experimentado la muerte, sea en la circunstancia que sea, podría volver a la vida y con lo que ya tendríamos, la resurrección universal en movimiento. Lo que ocurre, es que dicha afirmación y siempre según nuestro entender, se da de bofetadas con el registro escrito (bíblico por supuesto), la lógica y el sentido común.

En dicha página, “amistadencristo.com” y cuyo titular es D. Carlos Aracil Orts, se puede hallar un primer tema ¿Qué tipo de pecado cometieron Adán y Eva?” y un segundo, ya como consecuencia de una primera objeción que en su momento le presentamos a dicho caballero y titulado “¿Tuvieron acceso Adán y Eva al sacrificio redentor de Cristo?” y en el que ya de forma amplia desarrolla esta teoría (en principio, la llamaremos así), en un largo escrito muy pormenorizado, así como extensamente detallado, pero a nuestro entender, muy débilmente argumentado. Y es que más parece la constatación de un deseo, o si mucho nos apuran, de eso tan clásico entre muchos autores de temas bíblicos, en el sentido de que “puesto que a mí me parece que es así, luego es verdad”, que una exposición clara de hechos palmariamente demostrados y soportados sobre pasajes escriturales, debidamente contrastados. Porque aún siendo cierto que en el citado artículo se usan diferentes argumentos, así como una ingente cantidad de textos bíblicos, no es menos cierto que la base sobre el que está edificado dicho planteamiento es incorrecta…… y ya se sabe: cuando se parte de un supuesto equivocado, todo lo que sobre él se desarrolla, lógicamente está equivocado.

Y tanto es así lo que decimos, que ya el mismo texto sobre el que se edifica o cimenta dicha teoría (Gén. 3:15), es reconocido por el propio autor de la misma, como “un tanto oscuro” pero que no es impedimento para que sobre tan “fiable” soporte, dicho autor desarrolle una “deducción lógica” y amparada, según nos cuenta, en el hecho de que “casi todos” los eruditos concuerdan en llamarle a ese pasaje “Protoevangelio” y por otra parte, en un comentario de la Biblia de Jerusalén, en dónde se nos dice del citado pasaje que “Este versículo, conocido como “Protoenvangelio” o primer anuncio, afirma la aversión radical entre la serpiente y la humanidad, pero deja entrever la superioridad y la victoria final de ésta” y extremos que parecen ser suficientes para que D. Carlos se decida llegar, repetimos, a una “lógica deducción” que pasamos a transcribirles y que desde luego, no tiene desperdicio:

Nada más pecar, Adán y Eva ya recibieron la promesa de Dios de que obtendrían la victoria sobre el pecado y el mal a través de Jesucristo.” (Negritas nuestras).

En definitiva una promesa divina, según se nos cuenta, hecha directamente a Adán y Eva y que tendría que ver con una futura y personal restauración, merced al sacrificio de rescate de Jesucristo. Y afirmación sorprendente donde las haya (la que acabamos de transcribir), porque no hay en las Escrituras donde apoyar semejante disparate, que pueden localizar en el segundo párrafo del subtema “¿No tuvieron una segunda oportunidad Adán y Eva?”, del artículo “¿Qué tipo de pecado cometieron Adán y Eva?”. Pero a todo eso ¿qué nos dice el texto en cuestión (Gén. 3:15) y columna de apoyo de tan psicodélica afirmación? Pues sencillamente esto:

Y pondré enemistad entre ti y la mujer y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón.”

Y probablemente usted, querido lector, después de leer ese texto, base sobre la que se sustenta tan sorprendente razonamiento y considerados además, los argumentos anteriores, quizás pensará que para hacer una afirmación de esa categoría y de tanta trascendencia, ya que revoluciona el entero propósito de Jehová, como mínimo sería exigible un poco más de solvencia en las pruebas soportales aportadas y sobre todo, en los argumentos que se desarrollan. Porque la realidad, es que ni el texto de Gén. 3:15 nos dice absolutamente nada de una promesa de implicación personal hecha a Adán y Eva, ni los citados “eruditos” dicen nada en absoluto de ello, ni el comentario extraído de La Biblia de Jerusalén, siquiera lo da a entender. Luego no comprendemos de dónde, saca dicho caballero los argumentos para llegar a esa “lógica deducción” y a la que no le vemos la lógica por ninguna parte.

Dicho esto, queridos lectores, señalarles que en esta ocasión, nos limitaremos a exponer las razones por las cuales nosotros entendemos que nuestros primeros padres no pueden beneficiarse del sacrificio de rescate de Cristo, partiendo de lo que dicen las Escrituras y evitando por lo tanto, entrar en la confrontación directa de argumentos, que en la mayoría de los casos, se convierten en un estéril intercambio de interesados razonamientos. Y es que por otra parte, el autor en cuestión y ello nos coloca en franca desventaja, suele hacer largas y pormenorizadas argumentaciones, con gran cantidad de textos bíblicos y que se nos hacen muy difíciles de seguir (obviamente por nuestra probada incapacidad) y darles atención punto por punto. Sabido es que el exceso de información, siempre tiende a la dispersión de ideas y por ello, nosotros intentaremos focalizar el asunto en unos pocos puntos y a partir de unos determinados textos bíblicos; de tal suerte, que si tenemos razón en nuestra exposición, ello solo puede significar en contraposición, que la teoría de una personal restauración de Adán y Eva y prescindiendo de los argumentos que puedan acompañarla, es totalmente incorrecta, ya que la Biblia no se contradice.

No perdamos de vista, por tanto y a lo largo de esta consideración, que el tema objeto de debate es si Adán y Eva, se beneficiarán personalmente del sacrifico de rescate de Jesucristo y serán resucitados…... o no. Y para averiguarlo, intentaremos llegar a esa respuesta mediante eliminación, para que no haya dudas sobre el resultado final; por lo que tendríamos que preguntarnos en primer lugar y para ir acotando espacios ¿resucitarán todas las personas? Y es obvio que no, cuando analizamos el contexto general de las Escrituras y a partir del cual, se puede establecer una premisa, fundamental en el tema que nos ocupa y que intentaremos demostrar: toda persona muerta a causa de una decisión judicial de Jehová, no será resucitada. Y si la tal premisa fuera cierta y puesto que nuestros primeros padres fueron condenados a muerte, por una decisión judicial del Altísimo, obviamente no podrían de ninguna manera, ser resucitados; veamos entonces y para empezar, unas palabras de Jesús:

Pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y los destruyó a todos.” (Luc. 17:29).

Y no existiendo ninguna duda que en el caso de estas ciudades, estamos hablando de un juicio divino, la pregunta sería ¿fue definitiva esa “destrucción”? Y en el bien entendido de que con esta locución “destrucción definitiva”, nos referimos al hecho de que ya no serán levantados en ninguna resurrección, sea del tipo que sea: han sido destruidos de forma total y definitiva...... hecha esta precisión, volvamos al asunto que nos ocupa y veamos que nos dice Judas 7, hablando de este mismo suceso:

Así también Sodoma y Gomorra y las ciudades circunvecinas, después que ellas de la misma manera como los anteriores hubieron cometido fornicación con exceso, e ido en pos de carne para uso contranatural, son puestas delante de nosotros como ejemplo amonestador al sufrir el castigo judicial de fuego eterno.”

Y siendo obvio que el fuego que destruyó a Sodoma y Gomorra se extinguió hace miles de años, el efecto de ese fuego ha sido permanente: esas ciudades no han sido reedificadas. No obstante, el juicio de Dios no fue contra aquellas ciudades en sí mismas, sino contra sus habitantes inicuos; luego si lo que les sucedió a ellos, tiene el rango de “ejemplo amonestador”, solo es razonable pensar que esas personas fueron destruidas eternamente, o sea, sin posibilidad alguna de resurrección y que es lo que se nos quiere decir con la expresión “fuego eterno”. Y expresión que nos trae a la mente, el hecho de que bíblicamente el fuego y en términos de juicio, significa siempre destrucción total y eterna:

Y la muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esto significa la muerte segunda: el lago de fuego. 15 Además, cualquiera a quien no se halló escrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego.” (Rev. 20:14-15).

Y es que si los pecaminosos habitantes de esas ciudades mencionadas, pudieran volver a la vida mediante una resurrección y prescindiendo de la finalidad que la misma tuviera ¿de qué ejemplo “amonestador” estaríamos hablando? Pero es que además y con referencia a esas personas, tenemos una prueba adicional en el sentido de que su muerte no tenía resurrección alguna en mira y con lo cual, obviamente, estaríamos hablando de una destrucción definitiva...... y es que Judas establece una relación directa entre lo expuesto en ese verso 7 que hemos leído, con lo expuesto en su anterior, o sea, el verso 6 y que dice como sigue:

Y a los ángeles que no guardaron su posición original, sino que abandonaron su propio y debido lugar de habitación, los ha reservado con cadenas sempiternas bajo densa oscuridad para el juicio del gran día.”

Luego si estos ángeles y de los que se cita en el mismo sentido en 2 Ped. 2:4, están guardados para destrucción eterna y Judas establece una relación directa entre ese verso 6 con el verso 7, al iniciarlo con la expresión “Así también, Sodoma y Gomorra y las ciudades circunvecinas…….”, solo es razonable pensar que esas personas, habitantes de las citadas ciudades, no serán resucitadas porque efectivamente, ya fueron destruidas total y eternamente en su momento, como en un futuro lo serán esos ángeles “guardados para juicio”; y es que de lo contrario, no se entendería esa relación establecida. Pero de este argumento lógico a partir de la interrelación de ese conjunto de textos, también se producen unas derivadas sumamente interesantes y necesarias para saber de qué estamos hablando y sacar de ellas, las apropiadas y esclarecedoras conclusiones. Y que tienen que ver con lo siguiente: en primer lugar, cuando se dice que una persona ha sido “destruida” por Jehová (recuerden el texto que recién hemos citado de Luc. 17:29, en donde se usa dicho término y que ya hemos visto, a que va asociado), significa que no será resucitada; en segundo lugar y por otra parte, también nos queda claro que todas aquellas personas implicadas en un proceso judicial de Jehová que implique muerte, tampoco serán resucitadas y en tercer lugar, también hemos aprendido, que habrá personas a las que no les serán aplicados los beneficios del sacrificio redentor de Cristo y en consecuencia no serán resucitadas: por ejemplo, Judas Iscariote y personaje del que Jesús, en oración a su Padre Celestial, dijo lo siguiente:

Cuando estaba con ellos yo los vigilaba por causa de tu propio nombre que me has dado; y los he guardado y ninguno de ellos es destruido sino el hijo de destrucción, para que la escritura se cumpla.” (Juan 17:12).

Y la idea que nos transmiten las palabras de Jesús está clara: de aquellos que le fueron dados (los apóstoles), que obviamente y en su momento, llegaron a dormirse en la muerte, se nos dice de ellos que no fueron destruidos y puesto que sabemos que gobernarán con Él en el reino de Dios, es obvio que sí serán resucitados; luego la ecuación lógica en este caso sería…… no destrucción, igual a resurrección. Sin embargo, de Judas sí se nos dice que es destruido según el pasaje citado, al dársele el calificativo de “hijo de la destrucción” y que solo puede significar, por contraposición de ideas, que no será resucitado, o sea, la misma ecuación, pero a la inversa: destrucción, igual a no resurrección; de hecho, si ustedes profundizan con atención y desarrollan hasta sus últimas consecuencias las palabras de Jesús en Mar. 14:21, verán que nos indican exactamente esto. Luego a partir de este planteamiento formulado y de esos tres puntos fundamentales citados y perfectamente demostrados en el contexto de esos textos bíblicos usados, solo se puede deducir en el caso de Adán y Eva, que no serán tampoco resucitados, porque su muerte se debió a una resolución judicial adversa de Jehová.

Porque no podemos olvidar, que difícilmente Jehová podía haberles hecho una promesa de restauración a la vida, cuando Él mismo al expulsarlos del Paraíso, puso una guardia permanente (Gén. 3:24), para que no pudieran acceder al “árbol de la vida” y lo cual, es todo un símbolo de sus futuras intenciones y verdadero significado de la expulsión de nuestros primeros padres del Paraíso: Jehová y en armonía con su advertencia, les privaba definitivamente de la vida. Pero veamos otro ejemplo, de personas que no resucitarán, como son los muertos por el Diluvio y de las que Jesús nos habló en los siguientes términos:

Además, así como ocurrió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: 27 comían, bebían, los hombres se casaban, las mujeres se daban en matrimonio, hasta aquel día en que Noé entró en el arca y llegó el diluvio y los destruyó a todos.” Luc. 17:26-27).

De nuevo vemos aquí el término “destruir” y que como hemos dicho, hace siempre referencia a personas que no serán resucitadas y consecuentemente, personas sobre las que no serán aplicados los beneficios redentores del sacrificio de Jesucristo. Pero ¿cómo podemos confirmar, nuestro argumento? Pues usando el contexto en el que se pronunciaron estas palabras, ya que Jesús y a continuación de ese pasaje, en los versículos 28-29, mencionó lo siguiente:

De igual modo, así como ocurrió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban. 29 Pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y los destruyó a todos.”

Y estaremos de acuerdo que con este “Y de igual modo……”, se establece de nuevo una relación directa, por contraste, de una misma relación causa/efecto (juicio adverso de Jehová, igual a destrucción eterna), con la ocurrida en un suceso del que ya hemos hablado: el caso de Sodoma y Gomorra y del que no queda ninguna duda acerca de su resolución final: la decisión judicial de Jehová para esas personas fue la de destrucción eterna, eso es, sin posibilidad de resurrección alguna.

Y ya avanzando en nuestro planteamiento, hablemos de unas personas que tampoco serán resucitadas: las víctimas de la futura gran tribulación de Rev.7:14…… ¿y como sabemos eso? Pues porque a continuación de las palabras de esos pasajes de Lucas transcritos y en el verso 30, se establece otra relación directa al decir:

De la misma manera será en aquel día en que el Hijo del hombre ha de ser revelado.”

Luego de la misma manera que en el caso del diluvio o de las depravadas Sodoma y Gomorra, aquellas personas víctimas de esa futura gran tribulación y por tanto, de una decisión judicial del Creador, serán destruidas a perpetuidad y por ello, no les será aplicado el rescate de Jesucristo: no serán resucitadas ya que de lo contrario, la correlación entre esos textos, colocándolas en un mismo plano, no tendría el menor sentido.

Y llegamos, siguiendo esta línea de razonamiento, hasta Adán y Eva y con la siguiente pregunta ¿acaso no fueron sujetos de una decisión judicial de Jehová, por flagrante desobediencia y rebeldía obstinada hacia su Creador, en franca oposición a la advertencia que les había sido dada y por tanto y en justicia, condenados a muerte eterna? Porque no olvidemos que de eso precisamente es de lo que fueron advertidos. Veamos las palabras de Jehová:

Y también impuso Jehová Dios este mandato al hombre: “De todo árbol del jardín puedes comer hasta quedar satisfecho. 17 Pero en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de él, porque en el día que comas de él, positivamente morirás.” (Gén. 2:16-17).

Y eso significaba destrucción eterna, en el caso de transgredir el mandato dado por su Creador, como desgraciadamente fue el caso, a menos de que alguien nos de otra explicación que lo que quiso decir Jehová, con ese “positivamente morirás” y en contraposición directa, con la afirmación que posteriormente hizo Satanás: “positivamente, no morirán”. Porque lo anterior, es lo que nos dice la lógica y el sentido común, porque veamos: si Adán no hubiera pecado, tenía ante sí el seguir viviendo eternamente, ya que su perspectiva de vida estaba condicionada a la obediencia, luego solo con mantenerse en esa línea de obediencia …… asunto resuelto. Por lo tanto, solo un razonamiento lógico ya nos lleva a la conclusión de que por contra, de la no obediencia solo podía resultar y hablando en términos equitativos, todo lo opuesto, o sea: muerte eterna. Y es que no se entiende otra cosa, se diga lo que diga y de la manera que se diga; porque fíjense de qué forma tan curiosa, se intenta poner en un mismo plano de responsabilidad al delincuente y a sus víctimas para fijar la idea de que todos los humanos seremos receptores de los beneficios del rescate de Cristo (Adán y Eva incluidos), en un párrafo que transcribimos del artículo “¿Qué tipo de pecado cometieron Adán y Eva?”. En el mismo y en su segundo subtema, expuesto a modo de pregunta, se plantea la siguiente cuestión:

¿Por qué, nosotros, los descendientes de Adán y Eva, tenemos que sufrir las consecuencias del pecado que cometieron ellos? (Negritas nuestras).

Y ahora vean, queridos lectores, el sorprendente e incomprensible argumento que como respuesta a esa pregunta y en defensa de su teoría, da el autor de la misma:

Mi respuesta es: Porque ellos representaban a toda la Humanidad, su equivocada elección convirtió el mundo feliz del Edén en un mundo inhóspito u hostil en el que “un hombre es un lobo para otro hombre.

Cuando nombramos a alguien para que nos represente, su actuación y logros que se deriven de su conducta o de su gestión, ya sea buena o mala, de alguna forma, también nos afectarán a nosotros, los representados. Para bien o para mal, sufriremos o nos beneficiaremos de las consecuencias que produzcan los actos y decisiones de nuestros representantes y, también, se nos hará responsables por imputación.” (Negritas nuestras).

Y convendrán con nosotros, lo absurdo de tan extraño e inverosímil planteamiento y por lo que no tenemos más remedio que negar la mayor: y es que la humanidad no eligió a Adán y Eva como sus representantes…… luego ¿de qué nos está hablando, ese señor? En todo caso y de tomarnos en serio tal planteamiento, que ya es mucho pedir, el error sería de quién creó a Adán y Eva y no de una humanidad que aún no existía. Luego y rogamos se nos disculpe, pero el planteamiento transcrito, como disparate, no está nada mal; porque la realidad es que nuestros primeros padres (pecado incluido), nos fueron impuestos y sin tener la oportunidad de elegir por nosotros mismos, la oportuna respuesta que se debía dar a Satanás y lo cual cambia radicalmente las cosas. Porque el hecho de que partiendo de un Paraíso, como era la Tierra en un principio, las cosas degeneraran hasta lo que hoy lamentablemente tenemos, no es consecuencia de una mala elección de la que de forma tan incomprensible se nos quiere responsabilizar, sino de la actitud rebelde y desobediente de nuestros primeros padres, de la que nosotros no tenemos ninguna culpa, ya que nosotros no los elegimos para que nos representaran y por lo tanto, no somos responsables subsidiarios de nada.

Luego estaríamos hablando de dos planos diametralmente opuestos: por una parte, Adán y Eva como responsables directos y únicos del estropicio producido y por la otra, la humanidad como víctima inocente del mal causado. Por lo tanto, el razonamiento que se nos ha dado queda absolutamente invalidado, porque nos está hablando de un supuesto que para nada tiene relación con el caso que nos ocupa y que, lógicamente, no hace sino desvirtuar aún más si cabe, una ya más que dudosa e incomprensible teoría, acerca de una futura resurrección de Adán y Eva. Otra cosa es que por razones de herencia genética, sus descendientes hayamos heredado la imperfección y con ella sus nefastas consecuencias, que tienen la muerte física como final; pero sin que ello, obviamente, nos haga culpables por acción de nada en absoluto, como lo prueban las palabras de Pablo:

Por eso, así como por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo y la muerte mediante el pecado……” (Rom. 5:12).

Entonces y en absoluta justicia, en cumplimiento de su inmutable palabra (Gén. 2:17), Jehová castiga a la muerte eterna a esos dos primeros desobedientes rebeldes, que tanto daño hicieron con su irresponsable actitud y al grado, que el mismo Dios Soberano tuvo que entregar a su propio Hijo en sacrifico, para reparar el mal causado. Y destrucción eterna que está refrendada por lo que se lee en 2 Ped. 2:4-10 y en donde se pone en un mismo plano de igualdad, tanto a esos ángeles pecadores, como a las víctimas del diluvio, o las de Sodoma y Gomorra, así como a las futuras de la gran tribulación y por extensión, a nuestros primeros padres, sujetos directos también de un juicio divino.
Dicho esto, preguntémonos ¿cuál fue el pecado de esos ángeles y que les llevó a ser guardados para destrucción eterna? Bien, eso se nos explica en la carta de Judas, en su verso 6:

Y a los ángeles que no guardaron su posición original, sino que abandonaron su propio y debido lugar de habitación, los ha reservado con cadenas sempiternas bajo densa oscuridad para el juicio del gran día.”

Luego es obvio que la desobediencia y posterior rebelión (Gén. 6:1-4) de esos seres angélicos, fueron la causa de que el Altísimo tomara tan drástica decisión…… pero es que resulta que Adán y Eva cometieron el mismo pecado, luego ¿por qué no tenían que experimentar idéntico castigo, tal como parece poner en cuestión el Sr. Aracil? Y lo cual nos lleva a otro planteamiento erróneo de ese caballero, ya que vean el razonamiento que nos hace del pasaje de 2 Ped. 2:4, que acabamos de señalar:

Puesto que es evidente la superioridad de las criaturas celestiales, que son seres espirituales dotados de gran inteligencia y poder, con respecto a Adán y Eva, seres humanos, inferiores en todos los aspectos por naturaleza, hechos de carne y hueso, no podemos inferir, por tanto, que a éstos les corresponda el mismo destino que sufrirán aquéllos. Máxime cuando la Palabra de Dios, que yo sepa, no afirma nada al respecto sino que por el contrario da entender que la Primera Pareja tuvo la misma oportunidad de redención que sus descendientes.” (Negritas nuestras).

Y empezando por el final de este párrafo transcrito (que subdividiremos en tres partes), se nos tendría que explicar dónde, en la Palabra de Dios, se nos da a entender de forma seria, clara y objetiva (obviamente requisitos necesarios para sustentar tan seria enseñanza), que a la primera pareja humana le fue dada la misma oportunidad que a sus descendientes. Y siendo el caso, según propia afirmación de D. Carlos y respondiendo a una pregunta que en su momento ya le formulamos en ese sentido, que en ningún lugar de las Escrituras, se nos hace semejante afirmación. Eso nos decía el Sr. Aracil:

Sin duda que una declaración enunciada con esas palabras y la claridad con la que tú lo expresas, no existe en las Sagradas Escrituras, ni esperes encontrarla.” (Negritas nuestras).

Luego si no existe una clara afirmación al respecto, es sencillamente impresentable formular una enseñanza de este calado, apoyándose solo en una interesada interpretación sobre un texto no demasiado claro, pero del que sin embargo, incomprensiblemente, se saca una “lógica” conclusión y que a tenor del contenido del mismo, es cualquier cosa menos lógica. Pero no solo es que no haya una afirmación clara sobre el particular, sino que muy al contrario, ya el mismo texto que se usa como soporte sobre el cual estructurar el planteamiento o teoría que estamos analizando (si serán resucitados Adán y Eva o no), Gen. 3:15, no dice nada que mínimamente se parezca, a lo que nos intenta hacer creer el autor de dicha enseñanza en el sentido y como ya antes hemos señalado, de que “nada más pecar, Adán y Eva recibieron la promesa de Dios de que obtendrían la victoria sobre el pecado y el mal a través de Jesucristo”. Y es que por mucho que nos esforcemos, no vemos semejante promesa de una futura restauración personal de los citados personajes, por ningún lado en las palabras del mismo:

Y pondré enemistad entre ti y la mujer y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón.”

Y que ahí no existe ninguna promesa de restauración futura para Adán y Eva, queda perfectamente a la vista y hasta tal grado es así, que el propio autor en su artículo reconoce (como hemos dicho y aunque intente matizarlo un poco), que el citado texto “es algo oscuro”…… pero que sin embargo, añadimos nosotros, ello no es óbice para que dicho caballero se saque de la manga una “deducción lógica” a partir del mismo y nos hable de una promesa que no aparece por ningún lado en dicho pasaje…... ni en ningún otro lugar de las Escrituras. Por otra parte y ya como segunda cuestión, vemos que contrario a la afirmación del párrafo transcrito al que estamos haciendo referencia, en el sentido de que la Palabra de Dios, no afirma nada sobre que nuestros primeros padres correrán la misma suerte de esos seres angélicos rebeldes, tenemos que rectificarle en el sentido de que sí lo dice: porque en el contexto general de las Escrituras, queda perfectamente claro que todos aquellos seres vivos, sin excepción, que han sido objeto de un juicio divino adverso del Altísimo, han sido o serán, destruidos eternamente y tal como hemos dejado fehacientemente probado, mediante los textos hasta el momento usados en este artículo…… y cuestión en la que incidiremos de nuevo al término del mismo.

Y como tercera y última referencia al citado párrafo transcrito y partiendo de lo que el Sr. Aracil interpreta del pasaje de 2 Ped. 2:4-10, en el sentido de una supuesta superioridad de esos seres angélicos sobre Adán y Eva y a los que el citado caballero, nos pinta como frágiles y débiles criaturas, fácilmente manejables en manos satánicas. Y lo cual denota, por parte de dicho autor, cierto desconocimiento de lo que está hablando, ya que queda claro y tal como hemos señalado, que dicho pasaje de la carta de Pedro, coloca en un plano de total igualdad a ángeles y seres humanos. Porque el caso y totalmente contrario a la afirmación de D. Carlos, es que no había absolutamente ninguna diferencia en el tema que nos ocupa y cuando se mira desde la óptica adecuada, porque veamos: tanto los unos (ángeles) como los otros (Adán y Eva), eran perfectos hijos de Dios, dotados de los atributos y poderes necesarios para moverse en el entorno y propósito para el que habían sido diseñados. Tanto es así, que Adán, hecho “a la imagen y semejanza” de su Creador, era un poderoso hijo de Dios capaz de reflejar los atributos divinos como el amor, la justicia, la sabiduría y por supuesto, poder.

Es cierto, por otra parte, que los ángeles podían materializarse o desmaterializarse a voluntad, podían volar, podían trasladarse distancias inverosímiles al instante. Bien, de acuerdo…… pero eso no es de lo que estamos tratando, ya que la cuestión tiene que ver, no con las capacidades poderosas que poseían esas respectivas criaturas, obviamente distintas y claramente diferenciadas, sino con las normas morales y en las que todos eran iguales: todos estaban sujetos a la obediencia a su Creador y todos tenían el mismo libre albedrío para tomar las decisiones que consideraran oportunas y por eso en las Escrituras y como hemos visto en 2 Ped. 2:4-10, esos ángeles son puestos en un mismo plano de igualdad con el hombre: porque la razón del castigo no tenía que ver con el poder, sino con la actitud. Y es que de no ser así y si el poder hubiera estado envuelto en el asunto, Jehová jamás habría puesto ante Adán la siguiente cuestión:

Y también impuso Jehová Dios este mandato al hombre: “De todo árbol del jardín puedes comer hasta quedar satisfecho. 17 Pero en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de él, porque en el día que comas de él, positivamente morirás.” (Gen. 2:16-17).

Luego es obvio que si Jehová le impuso este mandato a nuestro primer padre, es porque estaba en condiciones de obedecerlo: o sea, tenía el suficiente poder para hacerlo. Y es que fue en ese campo moral de la obediencia y la sujeción y en el que todos los implicados estaban en un mismo plano de igualdad ante su Creador, en el que se produjo la rebelión y que nada tiene que ver con los respectivos poderes de cada cual, sino con la actitud de sujeción a su Creador. Y prueba de esa igualdad de responsabilidad moral ante Jehová, es que la rebelión no se inicio en el ser humano, sino en un ser angélico y rebelión a la que Adán, en uso de su derecho al libre albedrio y cuando podía perfectamente haber permanecido fiel a su Padre Celestial, optó voluntaria y libremente sumarse a ella. Porque el caso es que ni Satanás con todo su poder, podía obligarle a pecar y prueba de ello, es cómo este maligno personaje planteo la cuestión: mediante el sibilino y torticero engaño y no usando su reconocido e innegable poder. Y que ello es tal cual lo afirmamos, se deduce leyendo con atención las reveladoras palabras de Jehová, registradas en Gen. 3:17 y en las cuales se pone de manifiesto, la verdadera razón de la conducta pecaminosa de Adán y que no fue, como nos pretende dar a entender el Sr. Aracil en su argumento, consecuencia del sobrehumano y abrumador poder de Satanás sobre nuestro primer antepasado:

Y al hombre dijo: Porque obedeciste la voz de tu mujer y comiste del árbol del que te mandé diciendo: "No comas de él", sea maldita la tierra por tu causa. Con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.”

Luego queda claro y en propia declaración del Altísimo, que nada tuvo que ver en el caso el extraordinario poder de Satanás sobre Adán, sino la debilidad de éste con respecto de su esposa, ya que cuando tuvo que elegir entre “obedecer” (“escuchar” según versiones) la voz del Altísimo (el mandato recibido) o plegarse a las exigencias de su esposa y por extensión, someterse al principal opositor de Jehová (Satanás), eligió la peor opción posible y que le llevó a cometer el gravísimo pecado que sumió a la humanidad, en una condena a muerte sin remisión. Porque además, tampoco es cierto lo que nos dice el autor en cuestión, en otra afirmación errónea y ya es la tercera que le corregimos, en el sentido de que Adán y Eva “cuando se dieron cuenta de que habían sido engañados al dar más crédito a la criatura que a Dios……”, cuando es el caso de que la Escritura claramente nos dice que Adán no fue en ningún momento engañado:

También, Adán no fue engañado, sino que la mujer fue cabalmente engañada y llegó a estar en transgresión.” (1 Tim. 2:14).

Por lo tanto, si Adán no fue engañado, estamos hablando de un pecado deliberado y voluntario del primer hombre contra su Creador, ya que el personaje en cuestión, era un perfecto “hijo de Dios” y por tanto, totalmente responsable de su decisión, como cualquiera de los ángeles (Job 38:7) que fueron posteriormente arrastrados por Satanás en su rebelión y por ello, condenados a destrucción eterna. Y extremo que el propio D. Carlos nos confirma, en las siguientes palabras, transcritas de su artículo:

Ambos, en lugar de reconocer su culpa y responsabilidad en el acto libre que realizaron, puesto que no hubo ninguna coacción interna o externa, indirectamente y sutilmente responsabilizan a Dios.” (Negritas nuestras).

Luego blanco y en botella, D. Carlos: puesto que todos cometieron el mismo pecado, un acto de rebelión y desobediencia a Dios y puesto que todos estaban en el mismo grado de responsabilidad ante Jehová, todos tienen que recibir el mismo castigo. Y en total contraste con los descendientes de Adán, que como claramente afirmó Pablo, fuimos “vendidos” (por Adán) al pecado (Rom. 7:14) y a los que sí nos aplica, la promesa del rescate o pacto de “recompra”, registrada en Gen. 3:15 y que se fue sustanciando en el tiempo. Por lo tanto, es un puro disparate colocar a Adán y Eva en el mismo plano que sus descendientes, porque mientras los primeros actuaron libre y voluntariamente, los segundos pasaron a estar condicionados, desde el mismo momento de su nacimiento, por la imperfección heredada. Por ello, de este proceso de “recompra”, no puede beneficiarse Adán, porque él no fue “vendido”, sino que fue el que vendió a su descendencia al pecado y la muerte, al someterse de forma consciente (conocía las consecuencias) a los requerimientos de su esposa.

Pero veamos otro detalle que contradice la afirmación del citado caballero, de que en Gén. 3:15, se registra la promesa de Jehová a Adán y Eva en el sentido, de que se les concedería una nueva oportunidad; para ello, leamos en primer lugar, el relato de como se produjeron los hechos:

Y Jehová Dios procedió a decir a la serpiente: “Porque has hecho esta cosa, tú eres la maldita de entre todos los animales domésticos y de entre todas las bestias salvajes del campo. Sobre tu vientre irás y polvo es lo que comerás todos los días de tu vida. 15 Y pondré enemistad entre ti y la mujer y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón”.

16 A la mujer dijo: “Aumentaré en gran manera el dolor de tu preñez; con dolores de parto darás a luz hijos y tu deseo vehemente será por tu esposo y él te dominará”.

17 Y a Adán dijo: “Porque escuchaste la voz de tu esposa y te pusiste a comer del árbol respecto del cual te di este mandato: “No debes comer de él”, maldito está el suelo por tu causa. Con dolor comerás su producto todos los días de tu vida. 18 Y espinos y cardos hará crecer para ti y tienes que comer la vegetación del campo. 19 Con el sudor de tu rostro comerás pan hasta que vuelvas al suelo, porque de él fuiste tomado. Porque polvo eres y a polvo volverás.” (Gén. 3:14-19).

Bien, leído esto, pasemos a analizar la secuencia: se habrán dado cuenta de que las palabras del versículo 15 y que según dicho autor, van dirigidas a Adán y Eva y en donde supuestamente se halla la promesa de restauración, se pronuncian a continuación de la maldición de Jehová sobre la serpiente y palabras (las del versículo 15) que continúan siendo dirigidas a la serpiente o en su defecto, al personaje tras ella y no dirigidas a Adán y Eva. También notaran, que solo después de pronunciadas esas palabras y terminar su alegato a la serpiente, fue cuando Jehová se dirige a sus primeras y desobedientes criaturas y pronuncia la maldición o sentencia sobre ellas (versos 16-19). Luego vemos que Jehová, deja perfectamente clara la cuestión, al iniciar y cerrar su discurso a nuestros primeros padres, con palabras de maldición o castigo y no con palabras de esperanza y que no les había dirigido tampoco antes de sus palabras de condena. Y es que lejos del planteamiento o teoría del Sr. Aracil, queda claro Gén. 3:15, no es de ninguna manera una promesa de restauración a la vida, dirigida personalmente a nuestros primeros padres, sino la esperanzadora afirmación personalizada en sus descendientes (lo cual excluía a Adán y Eva), de que Jehová estaba dispuesto a tomar acción directa y a reconducir la situación a su estado anterior al pecado. Y analicemos ahora, una expresión muy clarificadora y a la que da mucho protagonismo dicho autor: una segunda oportunidad.

Ahora bien ¿de qué estaríamos hablando, con esa expresión? Para averiguarlo, recordemos una afirmación del propio D. Carlos, en el sentido de que “por supuesto que Adán y Eva y todos sus descendientes tuvieron una segunda oportunidad” y que pueden ustedes leer al inicio del segundo párrafo del último subtema “¿No tuvieron Adán y Eva una segunda oportunidad......?”, del artículo “¿Qué tipo de pecado cometieron Adán y Eva?” Y en donde de nuevo, tenemos que negarle la mayor, ya que de ninguna manera se puede hablar para los descendientes de Adán, de una segunda oportunidad, ya que no hemos tenido ninguna (hay que ser más riguroso en los detalles, querido amigo Carlos, si queremos ser creíbles); ahora bien, veamos cuál fue la oportunidad que se perdió. Pues bien, según una frase del mismo autor y con la que estamos de acuerdo, leemos lo siguiente: “Dios no castiga la curiosidad sino la infidelidad y deslealtad.” Luego está claro, que la oportunidad perdida tenía que ver, con el no haber guardado, por parte de Adán y Eva, la debida fidelidad y lealtad a su Creador, cuando estas fueron puestas a prueba; pues bien, con eso en mente, pasemos a la siguiente y resumida reflexión:

El propósito declarado de Jehová, tiene que ver, según Hech. 3:21, con “la restauración de todas las cosas” y que solo puede significar, devolver el estado de las cosas a la misma situación que existía en los días de Adán y Eva, antes del pecado. Una vez conseguido eso y ya al término de los mil años de gobierno milenario, ocurre lo siguiente:

Ahora bien, luego que hayan terminado los mil años, Satanás será soltado de su prisión 8 y saldrá a extraviar a aquellas naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, para reunirlos para la guerra. El número de estos es como la arena del mar.” (Rev. 20:7-8).

Ahora bien ¿para qué mantuvo guardado Jehová a Satanás durante esos mil años y con qué finalidad, lo suelta por un espacio de tiempo? Pues sencillamente para que cada miembro de la humanidad, ya gozando de las mismas poderosas cualidades y perfección de las que gozaron Adán y Eva en su momento, afronten de nuevo el reto de Satanás y tengan la oportunidad de decidir por sí mismos y no otros en su lugar (Adán y Eva), si guardan la debida fidelidad y lealtad a su Creador o por el contrario y al igual que nuestros primeros padres, sucumban a las artimañas mentirosas del taimado archi-enemigo del Altísimo y Soberano Señor del Universo, Jehová Dios. Y dejando así, de una vez para siempre, dilucidada la cuestión de la Soberanía Universal y puesta en tela de juicio por Satanás en el episodio del Paraíso. El registro escrito ya nos advierte, que los que manifestarán la misma actitud rebelde de Adán y Eva, serán numerosos “como la arena del mar” y que su final, será la destrucción eterna:

“…… El número de estos es como la arena del mar. 9 Y avanzaron sobre la anchura de la tierra y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero descendió fuego del cielo y los devoró.” (Rev. 20:8-9).

Luego vemos que serán destruidos por el propio Jehová y por el mismo pecado que cometieron Adán y Eva: desobediencia y rebeldía. Entonces lo que hemos presenciado, a caballo de nuestra imaginación, ha sido la oportunidad que Jehová dará a todos aquellos que no la tuvieron (los descendientes de Adán y Eva), de serle fieles ante cualquier presión o engaño y recibir, en el caso de los que la aprovechen, el premio de poder vivir eternamente; mientras que los que al igual que nuestros primeros padres, se rebelen contra Él, sufrirán por el contrario y en justa retribución, lo opuesto y que es destrucción eterna. Luego si así suceden las cosas (y así suceden, porque así está escrito) con los que transgredan contra Dios a la manera de nuestros primeros padres ¿qué le hace suponer al Sr. Aracil, que Adán y Eva recibieran en su momento, un trato distinto, de un Dios inmutable en su justicia y en el que no existe “la variación del giro de la sombra” (Sant. 1:17)? Dicho de otra manera ¿por qué tendría que castigar con la destrucción eterna, a los que en este último enfrentamiento con Satanás, sucumban a sus engaños, si no lo hizo (según D. Carlos) con sus antepasados Adán y Eva, en idénticas circunstancias (perfección total) y por exactamente el mismo delito? ¿Nos podría explicar de qué manera se come esto, el autor de la teoría que estamos analizando?

Pero nuestro buen amigo comete otro error en su planteamiento y que solo mencionamos como mera curiosidad, pero que no deja de ser en definitiva, un error de entendimiento en las Escrituras y que por lo tanto, continúa restando credibilidad a su teoría y que en el caso que nos ocupa, es acerca de esa supuesta nueva oportunidad “prometida” por Jehová a la primera pareja humana. Veamos: en el artículo “¿Tuvieron Adán y Eva acceso al sacrificio redentor de Cristo?”, se nos dice lo siguiente y refiriéndose a los muertos por el diluvio y a los de Sodoma y Gomorra:

Querido Armando, no puedes comparar de ninguna manera a Adán y Eva con los habitantes de Sodoma y Gomorra que estaban completamente corrompidos y depravados, y además está muy claro que no se arrepintieron, pues era tanta su maldad, como la de los antidiluvianos, que fueron ejecutados con el diluvio, y aquéllos con fuego, como símbolo de lo que ocurrirá al final del mundo con todos los impíos y desobedientes a la Palabra de Dios.Todos éstos resucitarán para condenación, o juicio, como dicen otras versiones de la Biblia (Juan 5:28,29). Parece que olvidas, que hay una resurrección de justos para vida eterna, y otra para los malvados pero cuyo destino es el juicio y luego la destrucción eterna, como bien dices (Hechos 24:15).” (Negritas nuestras).

Luego obviamente para dicho caballero, Adán y Eva no pertenecen al grupo de “todos estos” que resucitarán para condenación. Pero en primer lugar y refiriéndonos a asunto de las resurrecciones, ya nos disculpará el Sr. Aracil, pero más que nosotros olvidarnos de las mismas, tal parece que es él el que no tiene demasiado claro lo que nos está diciendo, porque veamos y sin querer profundizar en el tema: de entrada y si como hemos visto, esas personas muertas en el diluvio o en Sodoma y Gomorra, ya fueron destruidas eternamente (ver Judas 7) ¿cómo pueden ser levantadas en una resurrección posterior, si su destrucción fue eterna? ¿O es que los textos que hemos citado para demostrar que los que mueren por un juicio de Jehová, ya no resucitan (pues han sido destruidos), no nos dicen lo que nosotros entendemos que dicen? Pero es que además ¿cómo se puede pretender, que se les resucite para ser sometidas a un juicio de condenación en justa retribución por sus fechorías anteriores (suponemos), si por las mismas es por las que ya fueron juzgadas en su momento, condenadas y ejecutadas? ¿O es que Jehová pretende juzgarlas dos veces por el mismo delito? Luego la deducción lógica, es que no serán resucitadas de ninguna manera, porque ya pagaron por sus respectivos pecados cuando fueron destruidas en su momento y de manera definitiva por decisión de Jehová y por lo tanto, sin posibilidad de cualquier tipo de resurrección. Y es que nos tememos y a tenor de un artículo posterior de D. Carlos y sobre el que en breve diremos algo, que demasiada idea acerca de qué va el tema de la resurrección, no parece tener.

Y que ello parece ser así, se deduce de otra extraña derivada de su afirmación en el sentido que Adán y Eva, no pertenecen (como asegura D. Carlos) a ese grupo de personas destinadas a la resurrección de condenación y que nos pone ante con otro punto de conflicto, porque veamos: la resurrección para vida y que recibe este nombre, porque la muerte segunda ya no tiene autoridad sobre aquellos que en ella participan, es la que se denomina como primera resurrección y en la que solo participan los que junto a Cristo, han de gobernar en el reino, según Rev. 20:6:

Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.”

Y es obvio que Adán y Eva, puesto que son personas que necesitan de una segunda oportunidad, no pueden levantarse en esa primera resurrección, ya que en ella solo participan aquellos que, a diferencia de nuestros primeros padres que fueron derrotados por Satanás (de ahí esa supuesta segunda oportunidad), ellos le han vencido en toda regla y al igual que Jesús, a tan cruel enemigo:

Al que venza, le concederé sentarse conmigo en mi trono, así como yo vencí y me senté con mi Padre en su trono.” (Rev. 3:21).

Entonces, si no se levantan en la segunda resurrección para condenación, según nos asegura D. Carlos, pero resulta que tampoco lo pueden hacer en la primera, porque no han vencido y Jesús fue muy claro en cuanto a eso ¿dónde los colocamos entonces, Sr. Aracil? ¿En dónde y de qué manera, según usted, es que recibirán una segunda oportunidad? ¿O será que tenemos nosotros razón y sencillamente, no está contemplado en las Escrituras el que hayan de resucitar? Pero además, D. Carlos nos decía lo siguiente, ya al final del escrito que nos dirigió:

Por último, si con los siguientes textos no cambiáis vuestro enfoque en este asunto, “podéis ir en paz”; es sólo una pequeña broma, quiero decir, que ya no me quedan más recursos ni estoy dispuesto a tratar de seguir buscándolos, pues yo lo tengo muy claro.” (Negritas nuestras).

Y como broma y expresión coloquial, entendemos por supuesto esas palabras ¡faltaría más! Ahora bien, volviendo al tema que nos ocupa y siendo que lo tiene tan claro nuestro buen amigo, lo cual celebramos, haber como resuelve esta “pequeña” cuestión: imaginemos que Jehová les concediera a esas dos primeras criaturas, participar de esa primera resurrección y lo cual obviamente, nada tendría de segunda oportunidad, ya que los que en ella se levantan, lo hacen como inmortales y perfectos Hijos de Dios, probados en todo extremo por Satanás y por supuesto (y contrario a Adán, que para más inri era perfecto, a diferencia de los Pedro, Pablo, Juan, etc.), vencedores. Luego vemos que lo que Jehová haría y contradiciéndose a sí mismo en la supuesta promesa de Gén. 3:15, de una segunda oportunidad, sería perdonarlos y resucitarlos sin más a la vida eterna y dándose la paradoja además, que habiendo sido los verdaderos culpables de la brutal muerte de Jesucristo, llegarían a gobernar con Él en calidad de reyes y sacerdotes y que es lo que conlleva la resurrección de vida o primera resurrección (Rev. 20:6). Y lo cual significaría que Jehová actuaría injustamente, al dar el mismo premio a los que vencieron en su lucha con Satanás, como a los que perdieron en dicha batalla y que partían de mejores posiciones, ya que eran perfectos. Sin contar por supuesto, que el propio Jehová, habría dejado a su Hijo Jesucristo como un mentiroso, al decir aquello de que: “Al que venza, le concederé sentarse conmigo en mi trono, así como yo vencí y me senté con mi Padre en su trono.” (Rev. 2:21). Y es que unos que no vencieron, sino que perdieron miserablemente, también se sentarían con Él en el trono.

Pero es que además, se produciría otra circunstancia, que solo por lógica y sentido común, hacen de la teoría o planteamiento que se nos formula, un puro dislate. Y como ya hemos dicho con anterioridad, la mejor fórmula de saber si un planteamiento es correcto o no, es permitiendo su desarrollo y haber en qué acaba la cosa y el asunto acabaría, en este caso…… dándole la razón a Satanás. Porque veamos: ¿cuál fue la afirmación de Satanás a Eva?: “si comen no morirán”, mientras que Jehová había dicho “si comen, positivamente morirán”, exactamente todo lo contrario. Pues bien, si la cosa fuera como nos afirma dicho caballero y efectivamente, Adán y Eva participaran de la primera resurrección y accedieran a la vida eterna (de la segunda para destrucción, ya nos ha asegurado D. Carlos, que no participarán de ella), Satanás sencillamente tendría razón, ya que Adán y Eva continuarían viviendo. Por lo tanto, Satanás en su afirmación de “no morirán”, sencillamente habría dicho la verdad; luego Jehová no podría actuar contra él, porque se demostraría que en sus afirmaciones tenía razón y consecuentemente…… ¿continuamos querido amigo, o lo dejamos en que su teoría es un puro disparate? Por cierto D. Carlos ¿para cuándo, según usted, se produce esa segunda resurrección de juicio y condenación?

Pues bien, manifestada nuestra opinión, quedamos a la espera de que D. Carlos tenga a bien reconsiderar el tema y responderlo, si así lo cree oportuno. Y en cuanto ustedes queridos lectores, pues ya lo saben: busquen, comparen…… y saquen sus propias conclusiones. Y es que nosotros…… también nos podemos equivocar.

MABEL

sábado, 5 de marzo de 2011

Si son mentiras, D. Javier...

… ¿por qué no las desmonta y me deja públicamente en ridículo? ¿Por qué razón no lo hace? ¡Ah… que no puede!...... pues si no sabe o no puede, no se meta en ese “jardín” y no haga más el ridículo hombre, porque me imagino que a estas alturas será el hazmerreir entre su círculo de amistades, a poco que tengan un algo más de sentido común y de lógica que usted (cosa que no dudo) y logro que por cierto, no creo precise de un gran esfuerzo, o sea, el superarle a usted en lógica y sentido común, claro. Y como entiendo que la cosa ya pasa de castaño oscuro, me voy a tomar la licencia de desmandarme un poco y empezar a llamar las cosas por su nombre…… que cuando conviene también sé.

Y es que dicho caballero, querido lector y del cual ya habría que empezar a dudar que de caballero tenga algo (más bien de patán), respondió hace unos días a un artículo que publiqué a raíz de unos correos que recibí y en los que me ponía a bajar de un burro, titulado “Resumiendo D. Javier…… ¡que estoy como una “chota!” (15/02/11) y cuya respuesta por parte de ese caballero y para variar (a falta de altura, “suplementos”), se reducía a un descalificador comentario en el que se expresaba en los siguientes términos:

Autor : Javicho Rivas (IP: 201.171.174.80 , 201.171.174.80.dsl.dyn.telnor.net)
Correo electrónico : Javier_2400@hotmail.com
URL :
Whois : http://whois.arin.net/rest/ip/201.171.174.80
Comentario:
Patadas de ahogado solamente, mentira tras mentira, injuria mental a causa de la secta; en fin, la necedad y el fanatismo en toda su -expression-, -you know-.


O sea que para la lógica de D. Javier, bastante primitiva por cierto, son patadas de ahogado el que yo escriba artículos rebatiendo sus desatinos y aun dándose la paradójica circunstancia, que siendo mentira todo lo que publico (según afirma dicho caballero), no pueda desmentir absolutamente ninguno de los argumentos que le planteo…… ¿curioso, no? ¿No será que el que da patadas de ahogado, insultando en lugar de desmontar objeciones debidamente planteadas y apoyadas siempre en textos bíblicos, es él? Y por ello, al no poder rebatirlos, se dedica al “intelectual” ejercicio de escribir dos simples líneas en tono descalificador, quizás pensando que sus lectores son tontos y no se están dando cuenta de que algo raro pasa. Y es que no es normal, que con todo el “bombo” que se da, de erudito, evangelizador, estudioso de las Escrituras, maestro bíblico y no se sabe cuántas cosas más, no pueda desmontar con razonamientos bíblicos los argumentos que un “descerebrado” como yo (siempre según D. Javier) expone en el artículo citado al inicio y sujeto de su correo. Lejos de ello y como de tapadillo, repito, manda dos simples renglones, descalificadores esos sí, pero que obviamente no dan respuesta a las cuestiones planteadas en el citado artículo (así como en muchos otros) y que por lo tanto, nada nos aclaran. Y en consecuencia, a menos que me desmienta y por mucho que me insulte (no insulta quién quiere, sino quién puede), soy yo el que de momento tengo la razón, porque sencillamente no ha sido capaz de demostrar lo contrario de lo que yo afirmo: y es que obras son amores y no buenas razones.

Y no puede demostrar lo contrario, porque D. Javier sabe perfectamente que la enseñanza que tratábamos en el artículo de referencia, sobre las dos resurrecciones de Juan 5:28-29 y de la que ha hecho bandera, es un puro disparate y prueba de ello, es que pasando por el mayor de los ridículos y en el bien entendido que tenga sentido del ridículo, que tal da la sensación que ya es mucho pedirle, por ahí tiene aún y después de pasado un año, una “preguntita” pendiente acerca de en cuál de esas dos citadas resurrecciones nos coloca a Juan el Bautista y la cual situación, para todo un “ungido de Dios” como se auto-identifica, demasiado correcta no es. Y más teniendo en cuenta que quién se la formula, es una persona que siempre ha afirmado no ser un miembro “ungido” o elegido por Dios para gobernar con su Hijo en el reino, o sea, que para D. Javier soy carne de cañón para “su” segunda resurrección para destrucción eterna. Pero pregunta en definitiva, que para su vergüenza y descrédito personal, ha sido incapaz de responder satisfactoriamente a pesar de su marcado carácter bíblico y campo este, en el que nos afirma ser un “maestro”, pero en el que demuestra ser un perfecto ignorante. Aunque claro, seguramente dicho caballero dirá que lo que acabo de decir (aún siendo verdad, que no ha dado respuesta alguna), no deja de ser una “injuria mental”, así como una expresión de mi “fanatismo y necedad”, elevados a la enésima potencia y epítetos que pueden leer en el correo transcrito. Pues muy bien, aceptado queda…… pero la cuestión y es lo que cuenta, es que aún no ha respondido a la citada pregunta: sencillamente porque no es capaz; obviamente y de lo contrario, ya lo habría hecho.

Es más, en uno de mis escritos anteriores, titulado “La Biblia…… y el ajedrez” (31/10/2010) y en el que le aludía directamente (junto a otros personajes), planteaba una serie de nueve razonables objeciones a tan disparatada enseñanza y sin que hasta el momento, dicho caballero haya aclarado absolutamente nada de ninguna de ellas……. ni él ni ninguno de los que junto a él citaba, claro. Y circunstancia esta, no obstante, de la que ya advertíamos a nuestros lectores en el penúltimo párrafo de ese mismo artículo:

Porque lo que queda claro es que, ante los medios desplegados, nos tendríamos que saber todos al “dedillo” las cosas a producirse durante ese milenio, pero sin embargo y “gracias” a la capacidad interpretativa de dichos “entendidos”, ahí tenemos a estas alturas y ya a punto de ser establecido dicho período milenario, esas dudas aun sin resolver y que por supuesto, agradeceríamos que nos las despejaran, aunque sinceramente dudamos que lo hagan; es más: estamos convencidos de que no lo van a hacer. Y para que no quede ninguna duda, nos estamos dirigiendo a los señores que forman parte de ese entorno compuesto por los Rivas, Olcese, Morales, Dávila, Buzzard, etc. y que hasta donde nosotros sabemos, de momento no han presentado ninguna objeción a semejante interpretación de Juan 5:28-29, por lo cual debemos considerar que estarán de acuerdo con ella.”

Y tal como nos imaginábamos y ya cuatro meses nos contemplan, he aquí que nadie ha dicho ni “mu” acerca de ello hasta el momento y en un claro reconocimiento (se me ocurre pensar a mí), de lo disparatado de dicha afirmación del Dr. Rivas y que hasta tal punto parece ser así, que ninguno de sus cercanos se atreve a entrar en ese “jardín” en el que se ha mentido el personaje en cuestión, ni corroborándola (ya que es un puro disparate)…… ni desmintiéndola, porque entonces tendrían que cambiar radicalmente su entendimiento de Juan 5:28-29 y por lo tanto, eso de ser “ungidos” y de ser reyes en el reino ya no estaría tan claro; pero por otra parte y dándose el caso, por demás asombroso, que ni él mismo (D. Javier) y que ya es de aurora boreal, haya sido capaz de defender su propia enseñanza, o sea, que como para fiarse de cualquier afirmación que haga dicho caballero, al menos en términos bíblicos. Y no hablemos ya, que esa es otra, de la burrada interpretativa de tan “entendido” estudioso de las Escrituras (como eufemísticamente se califica así mismo) del pasaje de Rev. 21:1 y que la voy a repetir, en un intento de conseguir (probablemente en vano) que recapacite un poco el hombre y se dé cuenta que eso no es de recibo…… o para mejor entendernos: que es una chorrada como una catedral (por lo monumental, claro). Pero veamos que nos dice el texto en cuestión:

Y vi un nuevo cielo y una nueva tierra; porque el cielo anterior y la tierra anterior habían pasado y el mar ya no existe.”

Y esta es la “interpretación” que hace del mismo, esta “quintaesencia” de la docencia bíblica y que conocemos con el nombre de D. Javier Rivas Martínez, transcrita tal cual desde su artículo:

«Y el mar ya no existía más», significa que la nueva creación no contará con océanos, con mares literales, habiendo sidos éstos eliminados como parte de la antigua creación, y porque esta fuente de inumerables y variadas riquezas dejará de tener una importancia vital.” (Negritas mías).

Y es que ya solo con semejante barbaridad, que tiene publicada en su blog el 24 de Julio de 2010, en el artículo “La nueva creación: cielos nuevos y tierra nueva”, es suficiente para descalificarle totalmente y para que se le niegue toda clase de crédito en cualquier cosa que publique acerca de las Escrituras, porque denota un total y absoluto desconocimiento del texto sagrado, ya rayando en la inmoralidad. Porque cuando uno es un ignorante integral en algún campo, como parece serlo dicho personaje en el tema bíblico, pero se calla…… pues ni tan mal, ya que por lo menos no entorpece; pero cuando uno se las da de “entendido” y “maestro bíblico” y empieza a dar lecciones e impartir enseñanzas “magistrales”, pues ocurren esas cosas: que se empiezan a decir insensateces y cuando llegan las primeras objeciones, bien documentadas y siempre con textos bíblicos por delante, pues eso, que uno no sabe por dónde salirse. Y la cosa se agrava, cuando para salir al paso de las tales objeciones, cuando uno le dice que eso que publica es un disparate, resulta que ese uno está “majara”, que miente, que injuria, que es un necio, un fanático rescoldo watchtoweriano, un desesperado y fanático religioso, furiosamente conflictivo…… en fin, un peligro público.

Y es que hasta el momento, esos han sido los “selectos” y “estructurados” argumentos usados por el Sr. Rivas, para responder a las objeciones recibidas y en una clara demostración de que es un analfabeto integral en temas bíblicos…… que quizás en otros campos será un experto (no me permito el dudarlo), pero que no entiende absolutamente nada de las Escrituras, ¡vamos! eso es un hecho por demás incontestable. De lo contrario, que alguien me explique cómo se es capaz de entender de Rev. 21:1, la animalada que ese señor ha entendido. Y si se me permite, señalar que es de vergüenza ajena que las personas de ese entorno como las que cito en el párrafo transcrito, los Olcese, Buzzard, Apolos, Morales, Dávila y quizás otros muchos, sean incapaces de contribuir a aclarar las cosas, mediante un claro posicionamiento: o tiene D. Javier razón, tanto en lo del mar que “dejará de existir” y que ya es de coña marinera (con perdón), como con lo de Juan 5:28-29…… o en su defecto, la razón la tengo yo y explicando, por supuesto, el porqué uno tiene la razón (sea quién sea) y el otro no; pero que digan algo en beneficio de los que nos leen, ya que los “ungidos” y evangelizadores son ellos y no yo, por lo que esa responsabilidad la tienen ellos ¿o es que resulta que no son nada de eso, tal y como yo me malicio?

Porque de lo que estaríamos hablando, es de algo muy grave a los ojos de Jehová (Mat. 18:6), como es el impartir enseñanzas falsas, tendentes a extraviar, confundir y crear divisiones entre las personas:

Sin embargo, la expresión inspirada dice definitivamente que en períodos posteriores algunos se apartarán de la fe, prestando atención a expresiones inspiradas que extravían y a enseñanzas de demonios.” (1Tim. 4:1).

Y el problema es que todas esas personas citadas, se autocalifican de “ungidas” (Hijos de Dios) y por lo tanto, alguna responsabilidad se supone que tendrán ante Jehová, “su” Padre Celestial, de aclarar el tema y contribuir a que la verdad prevalezca y que para eso los tiene Jehová aquí en la Tierra, se supone. Pero como la realidad es que no son “ungidos” ni nada que se le parezca, sino unos farsantes y engreídos mentirosos, no solo no tienen argumentos para rebatir mis “inconsistencias y malignos comentarios”, siempre en opinión de D. Javier y que repito, no son argumentos míos ya que solo cito aquello que dice la Biblia, sino que ni siquiera lo intentan y mostrando con ello, lo que les importan aquellas personas sinceras que necesitan de guía correcta para acercarse a Dios: absolutamente nada. Y es que Jesús y que algo sabría del tema, ya en su momento dijo lo siguiente acerca de ese tipo de personajes:

Y en contestación, Jesús les dijo: “Cuidado que nadie los extravíe; 5 porque muchos vendrán sobre la base de mi nombre, diciendo: “Yo soy el Cristo” (se presentarían como Hijos de Dios, o sea, “ungidos”) y extraviarán a muchos.” (Mat. 24:4-5).

Pero sin embargo y para que quede patente de nuevo la total ignorancia de ese señor en materia bíblica, voy a plantearle otra cuestión y con el pleno convencimiento de que tampoco será capaz de responderla y demostrando con ello, una vez más, su condición de falso “ungido” y falso maestro: en resumidas cuentas, de ser un farsante. Y es que resulta que D. Javier nos asegura sin lugar a dudas, que los notables del A.T. (los Abraham, Noé, Isaac, David, Daniel, Moisés, etc., etc.), gobernarán con Cristo en el reino milenario, en calidad de reyes y sacerdotes y para lo cual, no lo olvidemos, tienen que participar de la primera resurrección (Rev. 20:6). Y afirmación, dicho sea de paso, que tampoco le ha sido desmentida por ese entorno tan “entendido” en materia bíblica en el que se mueve y lo cual, de nuevo, nos lleva a pensar que estarán de acuerdo con dicha disparatada afirmación. Vean un artículo publicado el 10/01/08 en la página de Apologista Mario Olcese y cuya autoría le es atribuida a D. Javier, que con el título de “¿Cuántas resurrecciones habrá?”, nos decía lo siguiente:

La resurrección de los muertos, en sí, son dos acontecimientos separados, a saber: La primera, será en la Segunda Venida del Mesías Jesús a la Tierra, en que los muertos en Cristo (Ver 1 Co.15:52) y los santos de AT. (Ver Dn.12:13) serán despertados o resucitados para recibir la Heredad del Reino Milenario.” (Negritas mías).

Observen, amigos lectores, que D. Javier coloca a los santos del A. T. en la primera resurrección y que es precisamente, la que da acceso a reinar con Jesucristo, en calidad de reyes y sacerdotes (Rev. 20:6), como todos sabemos. Sin embargo y como ese señor no tiene ni la más remota idea de lo que habla, ya que como he dicho, es un analfabeto integral en temas bíblicos (solo hay que ver la aplicación que hace de Dan. 12:13 en ese pasaje transcrito) y además, ni tiene a nadie que le advierta que de nuevo mete la pata hasta el corvejón, obviamente nos sabe que cuando Jesús estuvo aquí en la tierra y en una importantísima conversación que tuvo con un tal Nicodemo, dijo lo siguiente acerca de aquellos que con él tenían que gobernar y que echa por tierra la posibilidad de que esos santos del A.T., pudieran gobernar con Cristo en el reino y de lo que, repetimos, Dan. 12:13 no nos dice absolutamente nada de ello. Y por muy insultante (más adelante les explico a que viene eso), que considere D. Javier que es mí afirmación, ahí están las palabras de Jesús, que corroboran mi planteamiento…… y el disparate de ese indocumentado:

En respuesta, Jesús le dijo: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. (……) 5 Jesús contestó: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.” (Juan 3:3; 5).

O sea, que no se sienta insultado por mí, sino en todo caso por Jesús que fue el que dijo estas palabras, totalmente contrarias a la opinión de tan “entendido” caballero. Y es que de ellas se deduce que para ser gobernante en ese reino, se exigía, como primer requisito, el nacer del agua y como segundo (y no por ello de menor importancia), el nacer del espíritu. Y que estas palabras iban dirigidas exclusivamente a los que con él (Jesús) tenían que gobernar, no es algo que se pueda poner en cuestión ni que me haya inventado yo, porque cuando Jesús estuvo por primera vez aquí en la Tierra, a lo que vino fue precisamente a eso: a seleccionar a aquellos que serían sus asociados en el gobierno del reino……. a nadie más. Apologista Mario Olcese, nos lo explica en un artículo que publicó el 12/10/2010, titulado “Estar con Cristo ¿qué implica esta frase?”, en los siguientes términos y como siempre, transcritos tal cual de su artículo:

Pero lo cierto es que Jesús vino a los Suyos para buscar herederos de su reino, y éstos, por supuesto, eran una manada pequeña comparados con los gentiles del mundo entero. Pero una vez que la mayoría de Su pueblo natural rechazó la oferta del reino, Jesús llamó a los gentiles a través del ministerio de Pablo, y a éstos, les dijo: “Si sufrimos, también REINAREMOS con él; Si le negáremos, él también nos negará” (2 Timoteo 2:12). Así que una participación activa en el reino también le fue ofrecida a una grande multitud de conversos gentiles.” (Negritas mías).

Luego parece claro, que si Jesús vino a ofrecer una participación activa en ese gobierno del reino, no es arriesgado afirmar que lo que Jesús hizo y según se desprende de un correcto entendimiento de este pasaje de Juan 3:3; 5, fue establecer dos requisitos, por demás imprescindibles y que tenían de reunir todos aquellos, que desearan formar parte de ese gobierno: tenían que experimentar un nuevo nacimiento y lo que implicaba el bautismo en agua (mediante inmersión), en el nombre de Jesucristo y que equivaldría a nacer del agua y recibir, por otra parte, el Espíritu Santo de adopción como Hijos de Dios y que sería el equivalente a nacer del espíritu. Y Espíritu Santo además, que solo podía ser impartido a través del propio Jesucristo y circunstancia que Juan el Bautista, ya en su momento señaló con las siguientes palabras:

Y predicaba, diciendo: “Después de mí viene alguien más fuerte que yo; no soy digno de agacharme y desatar las correas de sus sandalias. 8 Yo los he bautizado con agua, pero él los bautizará con espíritu santo.” (Mar. 1:7-8).

Y detalle significativo por demás, ya que lo que se puede leer entre líneas en ese pasaje, es que si no había Jesucristo, no había derramamiento de Espíritu Santo y por lo tanto, si no había derramamiento de Espíritu Santo, no había reconocimiento como Hijos de Dios. Luego ya solo por eso, es sencillamente imposible que esos personajes del A.T., pudieran estar en ese gobierno del reino, porque como mínimo, ya carecían del segundo de los requisitos exigidos por Jesús; pero es que además, resulta que esos dos requisitos como un todo, entraron en vigor a partir del Pentecostés de 33 E.C., siglos después de la muerte de esos notables del A.T. antes citados y que por lo tanto, no podían reunir ninguno de los dos, luego si no podían reunirlos, no podían gobernar con Cristo en su reino…… tal como suena y a menos, claro está, que Jesús nos hubiera mentido. Pero si eso no fue así (y no puede serlo), entonces…… ¿cómo nos explica de qué manera se come eso, tan “ilustrado” caballero y que si realmente es un “ungido” (Hijo de Dios), tiene que tener el Espíritu de Verdad operativo en él (Juan 16:13-14), luego tiene que saberlo y lógicamente, poderlo hacer adecuadamente?

Y ya sé que D. Javier considerará estas mis afirmaciones como “puntadas maromeras”, producto de una mente “neurótico compulsiva”, además de “espurios y tenebrosos escritos”, pero que yo entiendo como lógicas y razonables consecuencias de lo que leo en los textos usados…… y es que yo en mis afirmaciones, siempre uso textos bíblicos que las apoyen. Luego lejos de ser yo el que le ofende, lo harán esos textos y que dicen todo lo contrario de lo que él afirma y es que D. Javier, debería de saber que yo no digo nunca nada, solo transcribo textos bíblicos y los desarrollo, que es otra cosa muy distinta. Luego dese ofendido por Jehová, no por mí, que “ni quito ni pongo rey”, ya que solo explico el significado de textos bíblicos…… si lo hago mal, pues que me lo diga y tan amigos. Pero como de haberlo podido hacer, ya lo habría hecho, no tengo más remedio que pensar que estoy en lo correcto…… ¿o no es cierto?

Porque no olvidemos y volviendo al asunto que nos ocupa, que el mandato de ir a hacer discípulos y de bautizarlos en su nombre, se dio a los apóstoles en el mismo momento de la ascensión de Jesucristo a los cielos (Mat. 28:18-20), o sea, cuarenta días después de su resurrección; y que el bautismo en Espíritu Santo, se impartió unos diez días después:

Y estando reunido con ellos, les dio las órdenes: “No se retiren de Jerusalén, sino sigan esperando lo que el Padre ha prometido, acerca de lo cual oyeron de mí; 5 porque Juan, en verdad, bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en espíritu santo no muchos días después de esto.” (Hech. 1:4-5).

O sea, que si para esas fechas, los discípulos de Jesús aún no habían sido bautizados en Espíritu Santo, luego aún no habían adquirido la condición de Hijos de Dios y por tanto, acceso al gobierno del reino como herederos del mismo, cuanto menos esos notables del A.T., que ya llevaban siglos dormidos en la muerte y que consecuentemente no pudieron, de ninguna manera, hacer nada para recibirlo. Y el problema no es pequeño, de ahí el “rebote” de D. Javier y que canaliza mediante el insulto y la descalificación personal, porque si resulta que no pueden gobernar con Cristo en el reino de Dios y no pueden hacerlo, si Jesús no nos mintió en Juan 3:3; 5 y se ponga como se ponga el Sr. Rivas, tampoco pueden participar de esa primera resurrección y con lo cual, según D. Javier y su “inteligente” teoría de las dos resurrecciones de Juan 5:28-29, solo les quedaría la segunda y que es para destrucción eterna…… y que como disparate no está nada mal. Pero claro, es que cuando uno habla sin saber de lo que habla, como es el caso que nos ocupa, lo normal es que se produzcan esas incongruentes consecuencias. Pues nada, ahí queda planteada la cuestión y que por si acaso, repito la pregunta: ¿cómo pueden gobernar con Cristo esos notables del A.T. en el reino de Dios, si no reúnen esos dos imprescindibles requisitos exigidos por Jesús? Porque Jesús dejó perfectamente claro, que quién no los reúna, no puede de ninguna manera ver o entrar en el reino de Dios. Y dado que eso lo dijo Jesús y no yo, no soy el que le ofende y si yo no le he ofendido…… pues eso, ya sabe con quién vérselas: nada menos que con Jesucristo.

Y es que me gustaría señalarle a D. Javier (es un matiz), que mis escritos no son ofensivos, sino inquisitivos y es que vean que me dice, entre otras cosas, en un reciente artículo titulado “El gnosticismo y los Testigos de Jehová” y en su decimoquinto párrafo, en el que sin venir a cuento y que seguramente aprovechando que yo "pasaba" por allí, me mete en el “fregao”:

“…… porque sus ofensivos escritos dicen que usted es otra clase de persona: usted refleja el pensamiento de un desesperado y fanático religioso, furiosamente conflictivo, el de un neurótico compulsivo, el de una persona muy inestable y terca...”

Y si mis escritos son ofensivos según ese indocumentado y grosero personaje, es porque no tiene manera de poderlos rebatir, porque como ya he dicho, de poderlo hacer ya lo habría hecho y que, razonablemente, sería la mejor manera de responderme y hacerme quedar en evidencia. Pero como es incapaz de rebatir un solo texto de los que le cito (en cualquiera de mis escritos), porque no se entera de qué va la película, en una clara manifestación de impotencia e ignorancia recurre al insulto y a la descalificación personal. Y es que ya se sabe, cuando la zorra no alcanza las uvas, dice que son verdes. Porque mira que hay ex-TJ por ahí con los que meterse, sin embargo, resulta que solo se mete conmigo y dándose el caso que si mis argumentos fueran realmente producto de un neurótico compulsivo y fruto de anteriores enseñanzas, obviamente serían fácilmente desmontables para una persona medianamente cultivada en asuntos bíblicos y que, efectivamente, sí hace dicho personaje con las enseñanzas de los TJ. Sin embargo, no parece ser así en lo que hace referencia a mis escritos y lo cual, algo nos tendría que decir: por ejemplo, que a pesar de mi pasado como miembro de esa secta, al que machaconamente alude ese caballero, mis planteamientos y que le ponen de los nervios, son distintos y por lo que no sabe ni por donde cogerlos. Sin embargo, me permito señalar que si el preguntar y en su caso, el denunciar falsas enseñanzas es ofender, me temo que lo voy a ofender muchas veces, porque como no cambie de registro y continúe publicando semejantes disparates, yo no voy a parar de denunciar esas falsas enseñanzas: eso que lo tenga clarísimo.

Porque prescindiendo, como he dicho, de mis anteriores militancias y a pesar que desde su punto de vista “…… lo más extraño es que usted (yo) insista en seguir abrazando sus conceptos equivocados, según lo visto en sus espurios y tenebrosos escritos”, me permito señalarle que mis opiniones son personales, a la par que muy meditadas y para nada mis planteamientos espurios o tenebrosos, ya que de lo contrario, serían (repito) fácilmente desmontables; y en fin, visto lo visto, no parece ser así la cosa…... al menos, lo que sí está claro, es que no es algo que esté al alcance de tan “entendido” personaje. Pero es que además, que me diga esto el que ha sido capaz de interpretar de Rev. 21:1, que “el mar ya no existía más, significa que la nueva creación no contará con océanos, con mares literales, habiendo sido éstos eliminados como parte de la antigua creación y porque esta fuente de innumerables y variadas riquezas dejará de tener una importancia vital” y que semejante salvajada, no la dice ni el tonto que asó la manteca (¡y mira que era tonto!), ya es para hacérselo mirar. Luego en vez de ir sacando pecho, lo que tendría es que caérsele la cara de vergüenza y perderse una temporadita por ahí, hasta que se nos pase el soponcio, por lo menos a aquellos que defendemos la verdad y que no permitimos que indocumentados como ese personaje, vayan adulterándola. Por lo menos, esa es la actitud que adoptó Jesús, con toda aquella patulea de escribas y fariseos de su día y a los que menos “bonitos”, les dijo de todo.

Y puesto que dicho caballero relaciona mis planteamientos, con mi anterior militancia con los TJ, decirle y a título de información (hay que enseñar al que no sabe), que mientras la explicación que dicha organización hace del pasaje de Juan 5:28-29, es la correcta, no así la demencial interpretación que él hace del mismo, porque veamos: si la cosa es como el nos plantea ¿sobre quiénes gobernarán durante el milenio, ese enjambre de reyes y sacerdotes y que por ejemplo D. Mario Olcese, cuantifica en millones, miles de millones? ¿De dónde nos saca a los súbditos de ese reino? ¿O sobre quiénes se derramarán los beneficios sacerdotales de esos gobernantes? ¿O nos está planteando el Sr. Rivas, un reino sin súbditos? A ver si D. Javier es capaz, de dar en esta ocasión, una respuesta a tan extraña y rocambolesca situación…… ¡a que no! Y por último decirle a ese caballero, que si se quiere dar por ofendido por lo que he dicho en este artículo, es muy libre. Pero que lejos de intentar ofender, lo que he hecho no ha sido más que llevar a cabo la constatación de una realidad: ese señor es un analfabeto integral en temas bíblicos y al que me permito sugerirle que antes de replicarme esta aseveración, medite durante diez segundos en lo del mar que tiene que desaparecer y luego sí, respóndame. Y si antes de decirme que soy un engendro de Satanás, pudiera despejarnos las dudas acerca de los dos temas planteados (Juan 5:28-29 y Rev. 21:1) y aclarárnoslos un poco, hasta le aceptaría dicha afirmación y todo…… ¡fíjense si estoy seguro de que no lo va a hacer!

Y una vez más y ya cambiando de tercio, permítame querido lector y ya con mi compañero y maestro, Manuel Bel, o sea, “ambos dos”, como dicen los “intelectuales” de nuevo cuño, nos dirijamos a usted y que de nuevo les hagamos la siguiente sugerencia: no se crea que esos rifirrafes que mantenemos con esos caballeros, no tienen más importancia que el de una mera discusión por aquello de querer tener la razón…… no, no, la cosa tiene bastante más importancia para usted que nos lee. Porque estamos al mismo borde de un profundo abismo por el que se va a despeñar el mundo tal como la conocemos, para dar paso a un nuevo y pacífico orden mundial en donde se esperan “nuevos cielos” y una “nueva tierra” (2 Ped. 3:13) y que para que lo sepa el indocumentado del Sr. Rivas, hacen referencia a un nuevo gobierno (cielos) y a una nueva sociedad humana (tierra) salida de la gran tribulación de Rev. 7:9; 14 y de lo cual, como ya hemos dicho, nos habló el apóstol Pedro en su segunda carta. O sea, que nos esperan grandes y numerosas bendiciones, cuando Jehová y mediante Cristo y un reducido grupo de co-gobernantes, tome las riendas de la gobernación mundial, en cumplimiento de Dan. 2:44:

Y en los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos (los actuales) y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos.”

Y que durante un espacio de tiempo de mil años, el ser humano será devuelto a la perfección, tanto física, como psíquica y sobre todo espiritual, así como la medioambiental y con lo que el entero planeta Tierra será convertido en un maravilloso paraíso de paz y felicidad desconocidos hasta el momento por el ser humano y con la perspectiva de la vida eterna en mira. Y con el indescriptible privilegio de ser espectadores de primera fila en el más grande suceso que jamás podrá contemplar la humanidad: la vuelta a la vida o resurrección de todas las personas que en todas las épocas sufrieron la muerte y que siendo recordadas por nuestro Creador, participarán también de las increíbles bendiciones que en ese glorioso espacio de tiempo, serán derramadas y que el apóstol Pablo y citando de Isaías, expreso de la siguiente manera:

Pero así como está escrito: “Ojo no ha visto, ni oído ha oído, ni se han concebido en el corazón del hombre las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman.” (1 Cor. 2:9).

Pero para poder estar ahí, es indispensable el tener un conocimiento exacto (o pleno, o completo, según versiones) de la Palabra de Dios:

Esto es excelente y acepto a vista de nuestro Salvador, Dios, 4 cuya voluntad es que hombres de toda clase se salven y lleguen a un conocimiento exacto de la verdad.” (1 Tim. 2:3-4).

Partiendo de eso, querido lector y dado que la voluntad de Jehová es que usted adquiera ese conocimiento de la verdad y no de la mentira, es por lo que tiene la responsabilidad de averiguar quién es el que le está diciendo la verdad y quién le está mintiendo: si los que le dicen que los mares literales van a desaparecer, o los que le decimos que esto es una burrada como un piano, una flagrante mentira, alejada por tanto del propósito divino y además, lo probamos con textos bíblicos. Y lo cual le tiene que dar la referencia de quiénes son los falsos maestros de los que nos habló el apóstol Pedro y por lo tanto, no fiarse ni un pelo de lo que le dicen, por ejemplo y como ya hemos citado, que los mares y océanos van a desaparecer, ni de aquellos que no discuten (luego aceptan como veraz) semejante barbaridad, pero que altaneramente se postulan a sí mismos (obviamente nadie les ha nombrado, a diferencia de los apóstoles) “ungidos”, “Cristos”, en definitiva Hijos de Dios. Porque veamos que nos dice Pedro:

Sin embargo, llegó a haber también falsos profetas entre el pueblo, como también habrá falsos maestros entre ustedes. Estos mismísimos introducirán calladamente sectas (o divisiones) destructivas y repudiarán hasta al dueño que los compró, trayendo sobre sí mismos destrucción acelerada.” (2 Ped. 2:1).

No olvide, querido amigo, que Jesús en su momento habló de guías ciegos y de las funestas consecuencias que de ellos se cosecharían:

Déjenlos. Guías ciegos es lo que son. Por eso, si un ciego guía a un ciego, ambos caerán en un hoyo.” (Mat. 15:14).

Luego mucho cuidado con esos falsos “Cristos” (ungidos) y que repetimos nadie los ha nombrado y que de no ser así, al igual que los Pedro, Pablo, Juan, etc., nos demuestren lo contrario. Y que al amparo de la “autoridad” que creen les confiere ese auto-nombramiento del que presuntuosamente se han investido, son realmente agentes satánicos que le quieren engañar con esas falsas enseñanzas. Por lo tanto, mucho cuidado, con las enseñanzas que de esos personajes se reciben, porque son mentira y si son mentira, son demoníacas:

Sin embargo, la expresión inspirada dice definitivamente que en períodos posteriores algunos se apartarán de la fe, prestando atención a expresiones inspiradas que extravían y a enseñanzas de demonios.” (1 Tim. 4:1).

Y fíjese amable lector, que debido a esas enseñanzas de demonios, algunos serán apartados de la fe, obviamente porque tendrían la mala ocurrecencia de prestarles atención, luego mucho cuidado (repetimos) en aquello que le digan, según quienes y que como Jesús afirmó “por sus frutos lo conocerán” (Mat. 7:16). Y una prueba de esos frutos, es que muchos de esos personajes (como el caso que nos ocupa) lejos de aplicar el consejo de Pablo en sus respuestas, recurren al insulto y a la descalificación personal, como forma de solventar discrepancias. Vean lo que Pablo aconsejo (Jehová en última instancia, obviamente), en cuanto a la actitud que deberían seguir los verdaderos Hijos de Dios:

Pero el esclavo del Señor no tiene necesidad de pelear, sino de ser amable para con todos, capacitado para enseñar, manteniéndose reprimido bajo lo malo, 25 instruyendo con apacibilidad a los que no están favorablemente dispuestos; ya que Dios quizás les dé arrepentimiento que conduzca a un conocimiento exacto de la verdad, 26 y recobren el juicio fuera del lazo del Diablo, ya que han sido pescados vivos por él para la voluntad de ese.” (2 Tim. 2:24-26).

O sea lo “mismito”, pero vamos, es que “igualito” a lo que hace el Sr. Rivas, que hasta el momento y ahí está la hemeroteca de Internet, para quién lo dude y quiera comprobarlo, ha sido incapaz de responder a prácticamente ninguna de mis objeciones (que no insultos), como no sea a base de ponerme a “parir”….... y ya nos disculparán, pero no podemos imaginarnos a Pablo en ese plan. Y si no es así como yo afirmo, desafío a ese personaje a que publique esos insultos que en un reciente artículo afirma que le he dirigido y yo por mi parte, publicaré la relación de correos insultantes, vejatorios y descalificantes, aparte de los “piropos” sueltos que me dirige en algunos de sus artículos y que obran en mí poder, perfectamente archivados…… y es que ya conocen el refrán: “el que guarda cuando tiene, come cuando quiere”. Y es cierto que en ese pasaje que hemos citado de Pablo y en el verso inmediatamente anterior, el 24, el apóstol anima a negarse uno “a admitir las cuestiones necias e ignorantes, pues sabes que producen peleas”; pero claro, cuando uno presenta una objeción amparada en textos bíblicos correctamente entendidos y debidamente aplicados, ya no estamos hablando de cuestiones necias…… al menos entre personas que sepan de qué están hablando. Y eso es lo que desde este blog siempre se ha hecho; al menos y hasta el momento, nadie nos ha podido decir y probar, que eso no es así.

Y como siempre, desde este mismo blog nos permitimos aconsejarle, ya que nosotros (los dos autores del mismo) no somos “ungidos”, que no crea todo aquello que le decimos, sino compruébelo usted mismo mediante investigación personal y que es lo único que en el venidero día de Juicio del Altísimo le será tenido en cuenta: porque en ese crítico momento, querido lector, no le valdrá aquello de decir “es que según el Dr. Rivas, resulta que……”, sino que cada uno “llevará su propia carga de responsabilidad.” (Gál. 6:5) y lo cual significa, que usted responderá de sus propios actos ante su Creador…… luego, mejor estar bien informado ¿no le parece?

Dicho esto, quedo a la espera de los insultos…… ¡perdón!, quise decir de las respuestas de D. Javier. Aunque no sé porqué, pero me malicio que entre ese caballero y un servidor ya está casi todo dicho, dado que no creo que valga la pena dedicar ni un segundo más de mi tiempo en discusiones estériles. Otra cosa es que no le deje pasar ni una, como no se la dejo pasar a nadie de quién leo y cuando entiendo que lo escrito no es correcto, ya que esa es la finalidad con la que se creó este blog: intentar aclarar afirmaciones un tanto dudosas. Y por supuesto, puede seguir insultando lo que quiera, ya que comprendo perfectamente que cada uno se defienda como sabe y puede…... además y como decía el clásico: “no mancha el insulto a quién lo recibe, sino a quién lo profiere”.

Pero no obstante y de todas maneras, ya me doy por insultado, por lo que no hace falta que se esfuerce: doy por bueno y merecido cualquier “piropo” que se le ocurra. Por lo tanto céntrese solo en atender a esas cuestiones bíblicas y a responder a esos textos bíblicos, en el sentido de si dicen o no, lo que yo digo que dicen y en los que apoyo mis argumentos. Y si no sabe hacerlo o no puede…… ¡pues cállese hombre y no haga más el ridículo!

Armando López Golart