¿Seguro, D. Mario?
Hace unos días, concretamente el 23 de este mes de Diciembre, publicamos en nuestro blog el artículo “La expulsión de demonios” y en dónde objetábamos una afirmación que formuló Apologista Mario Olcese en su escrito de 10/12/11 “El Cristo de la historia y el testimonio de los demonios”, en el sentido de que actualmente se expulsan demonios en el nombre de Jesús; vean como el citado caballero expresaba su opinión, en el párrafo final de dicho artículo:
“Sin embargo, los pastores y predicadores siguen expulsando demonios en pleno siglo XXI con sólo nombrar el nombre de Jesús.” (Negritas nuestras).
Entendiendo dicha afirmación como algo que no se corresponde con la realidad, pasamos a mostrar nuestra disconformidad mediante el artículo mencionado y que a su vez, ha sido respondido por D. Mario, con un escrito titulado “¿Pueden los cristianos expulsar a los demonios?” (24/12/11) y donde se ratifica en su planteamiento, aunque con unos argumentos un tanto peregrinos, como suele ser habitual en él. Porque entre otras cosas, el Sr. Olcese hace la siguiente reflexión:
“Por otro lado, si es verdad que no podemos expulsar demonios si al mismo tiempo no tenemos el poder de hacer milagros, entonces ningún cristiano podría predicar el evangelio del reino, si al mismo tiempo no tiene el poder de sanar enfermos, ya que Jesús mandó a sus discípulos a predicar el evangelio y a sanar a los enfermos. Dice Lucas 9:2, así: “Y los envió a predicar el reino de Dios, Y A SANAR A LOS ENFERMOS”.” (Negritas nuestras).
Sin embargo, tenemos que decir en primer lugar, que dicho caballero y de forma interesada, tal como tiene por costumbre, se ha “olvidado” del verso uno de ese pasaje de Lucas y que completo, dice lo siguiente:
“Entonces convocó a los doce y les dio poder y autoridad sobre todos los demonios y para curar enfermedades. 2 Y los envió a predicar el reino de Dios y a hacer curaciones.” (Luc 9:1-2).
Luego vemos que lo primero que hizo Jesús antes de enviarles a predicar, fue dotarles de los poderes necesarios para llevar a cabo su labor y algo que quedaba perfectamente establecido en todos los textos con que acompañábamos nuestro artículo, pues poníamos de manifiesto que la “autoridad” para actuar más allá de los límites humanos, fuere para expulsar demonios, sanar enfermos o levantar muertos, les era dada a aquellos que fueron comisionados precisamente para predicar el evangelio o las buenas nuevas a otros. Tanto en el caso de los doce, como de los setenta que mandó a continuación e incluso, si observamos con atención, vemos que con sus apóstoles y después de su resurrección, de nuevo actuó de la misma manera, porque si bien es cierto que cuando ascendió a los cielos les comisionó para hacer discípulos de todas las naciones, las instrucciones concretas fueron las siguientes:
“Y estando reunido con ellos, les dio las órdenes: “No se retiren de Jerusalén, sino sigan esperando lo que el Padre ha prometido, acerca de lo cual oyeron de mí; 5 porque Juan, en verdad, bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en espíritu santo no muchos días después de esto”.
6 Pues bien, cuando se hubieron congregado, se pusieron a preguntarle: “Señor, ¿estás restaurando el reino a Israel en este tiempo?”. 7 Les dijo: “No les pertenece a ustedes adquirir el conocimiento de los tiempos o sazones que el Padre ha colocado en su propia jurisdicción; 8 pero recibirán poder cuando el espíritu santo llegue sobre ustedes y serán testigos de mí tanto en Jerusalén como en toda Judea y en Samaria y hasta la parte más distante de la tierra”. 9 Y después que hubo dicho estas cosas, estando ellos mirando, fue elevado y una nube se lo llevó de la vista de ellos.” (Hech. 1:4-9).
Luego lo que vemos, es que antes de empezar su comisión de predicar, tenían que esperar a ser investidos del poder necesario para llevar a cabo su tarea divulgadora, mediante el ser bautizados en espíritu santo, lo que implicaba el reconocimiento como Hijos de Dios; y circunstancia que les permitió desplegar de forma permanente los poderes que ese reconocimiento llevaba inherentes: la capacidad de expulsar demonios, de levantar muertos, curar enfermos, restaurar paralíticos, hablar en lenguas, etc. De hecho, la capacidad de efectuar dichas “señales”, no fue otra cosa, sino la manifestación del apoyo divino a la obra en cuestión:
“Porque si la palabra hablada mediante ángeles resultó firme y toda transgresión y acto de desobediencia recibió retribución en conformidad con la justicia, 3 ¿cómo escaparemos nosotros si hemos descuidado una salvación de tal grandeza, puesto que empezó a ser hablada mediante nuestro Señor y nos fue verificada por los que le oyeron, 4 mientras Dios tomó parte en dar testimonio tanto con señales como con portentos presagiosos y con diversas obras poderosas y con distribuciones de espíritu santo según su voluntad?” (Hebr. 2:2-4).
Y es obvio que el Altísimo llevó a cabo dichas obras poderosas, obviamente no de forma directa, sino por medio de aquellos que fueron comisionados para llevar las buenas nuevas a las personas y algo que nos lleva a la razonable conclusión, de que una cosa estaba intrínsecamente relacionada con la otra. Por lo que si actualmente, no hay personas que desarrollen esos poderes, es que actualmente no hay personas comisionadas por Jehová para llevar a cabo predicación alguna…… a menos que Jesucristo nos hubiera mentido:
“Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas 18 y con las manos tomarán serpientes y si beben algo mortífero no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán.” (Mar. 16:17-18).
Luego los que creyeran y tomaran a su cargo la responsabilidad de predicar las buenas nuevas, como verdaderos seguidores de Jesucristo y siempre según este, tendrían la autoridad de manifestar tales poderes; y siendo lo que se sobreentiende de lo leído, que no se trataba de que uno pudiera expulsar demonios y no pudiera habla en lenguas o hacer curaciones y viceversa…… por ejemplo. Por lo tanto, una persona que creyera, tendría la capacidad de recibir esa autoridad y desarrollar los distintos aspectos del poder recibido, en función de lo que las circunstancias exigieran en cada momento. Por lo que no puede darse el caso que incomprensiblemente nos plantea el Sr. Olcese, en el sentido de que actualmente uno no pueda sanar y sin embargo, si pueda expulsar demonios, o al revés: que no pueda expulsar demonios y sin embargo si pueda sanar, tal como menciona en el párrafo segundo de su escrito.
Y ya entrando a analizar su párrafo cuatro, decirle a D. Mario que es muy dueño de predicar lo que quiera y lo cual nos parece muy bien…… lo que ponemos en cuestión es que alguien le haya comisionado para ello y que es en donde radica el fondo de la cuestión. Porque si dicho caballero realmente formara parte de esos que “han creído” y por tanto, comisionado para tal actividad divulgadora, se tendrían que cumplir en él las palabras que acabamos de citar de Mar. 16:17-18, así como en tantos otros que así mismos se califican en la actualidad como “ungidos” o Hijos de Dios y por tanto, desplegar la capacidad de llevar a cabo las citadas actividades u obras poderosas declaradas por Jesús para todos aquellos “que creyeran”. Y que por cierto, no vemos por ningún lado por parte de esas personas citadas, lo cual nos habla de la falsedad de su condición de Hijos de Dios…… a menos, repetimos, que Jesucristo nos hubiera mentido en el citado pasaje.
Por lo tanto, puesto que de esa incapacidad para ejecutar obras poderosas solo se puede deducir que a día de hoy nadie está comisionado para predicar el reino de Dios (pues ambas actividades eran consustanciales), las expulsiones de demonios o sanaciones que se puedan realizar en nuestros días, no son más que producto de las artimañas de Satanás para extraviar a las personas mediante la religión falsa, tal como manifestábamos en nuestro artículo de referencia de 23/12/11. No olvidemos, por otra parte, que los “dos profetas” de Rev. 11:3 y que simbolizan a un resto “ungido” aún por aparecer, son los que iniciarán la gran predicación de Mat. 24:14 anunciada por Jesús, los cual nos lleva a formularnos una pregunta y que quizás el Sr. Olcese nos debería de responder ¿qué necesidad habría de iniciar una nueva predicación, si ya estuviera una en marcha a cargo de tanto “ungido” como parece existir hoy en día? Y continuando con el análisis del citado artículo, veamos ahora que nos dice en penúltimo párrafo:
“Finalmente, mis detractores me dicen que los que efectúan exorcismos y milagros serán desconocidos por Cristo cuando vuelva, y para demostrarlo me citan Mateo 7:22, 23. Aquí Jesús dice: “Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera DEMONIOS, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.” Pero si observan bien este pasaje de Mateo 7:22,23, Jesús no está diciendo que los que exorcizan y hacen milagros son personas que Jesús desconocerá en el día del juicio, sino, más bien, que habrá muchos que alegarán haber hecho milagros y sanidades en su nombre, pero que serán desconocidos por él porque eran hacedores de maldad. Por supuesto que hacer milagros y sanidades no son hechos malvados, pero seguramente estos malos hombres serán rechazados porque usaron el nombre de Cristo para expulsar demonios y hacer sanidades, pero con intenciones egoístas y hasta diabólicas, como Simón el mago de Hechos 8, quien creía que se podía comprar el poder de conferir el Espíritu Santo, pero con intenciones egoístas y perversas.” (Negritas nuestras).
Y nosotros ya sabemos que Mat. 7:22-23, pudiera ser interpretado como nos señala dicho caballero, pero en todo caso partiendo de un incorrecto entendimiento del mismo, pues de ser cierto lo que dice D. Mario, estaríamos hablando de un argumento contradictorio con lo que dicen realmente las Escrituras y con el que el Sr Olcese pretende confundirnos, porque resulta que al tal Simón, ya no le fue permitido siquiera disponer de dicha autoridad; porque veamos que nos cuenta ese capítulo ocho del libro de Hechos:
“Ahora bien, cuando Simón vio que mediante la imposición de las manos de los apóstoles se daba el espíritu, les ofreció dinero, 19 diciendo: “Denme a mí también esta autoridad, para que cualquiera a quien yo imponga las manos reciba espíritu santo”. 20 Pero Pedro le dijo: “Perezca tu plata contigo, porque pensaste conseguir posesión de la dádiva gratuita de Dios mediante dinero. 21 No tienes tú ni parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto a vista de Dios. 22 Arrepiéntete, por lo tanto, de esta maldad tuya y ruega intensamente a Jehová que, si es posible, se te perdone el proyecto de tu corazón; 23 porque veo que eres hiel venenosa y lazo de injusticia.” (Hech. 8:18-23).
Luego lo que queda claro, es que a personas con malas intenciones de corazón y Jehová ve lo que es el corazón del hombre (Jer. 17:10) y por tanto, sus verdaderas motivaciones, ya no les es permitido bajo ninguna circunstancia el usar el nombre de Jesús para ninguna actividad. Y si a esas personas que reciben un mal informe del derrotero de su corazón, obviamente y según el pasaje considerado de Hech. 8:18-23, ya no les es permitido el usar el nombre de Jesucristo, ni para sanar ni para expulsar demonios…… ¿en nombre de quién lo hacen esas personas mencionadas en Mat. 7:22-23 y a las que el Sr. Olcese parece relacionar, con los personajes que cita en el párrafo que transcribimos a continuación?
“Hoy en día muchos predicadores de la prosperidad dicen hacer milagros y sanidades, cuando en realidad son hacedores de maldad porque lo hacen para lucrar y aprovecharse de los necesitados. Estos serán finalmente rechazados como impíos a los cuales Jesús jamás reconoció como suyos.” (Negritas nuestras).
Pero resulta que Jesús hablo de personas que no solo “dirían” hacer milagros, sino que realmente los harían, como es el expulsar demonios y hacer otras obras poderosas, como es el sanar enfermos, hablar en lenguas, así como el proclamar un supuesto evangelio del reino. Pero ¿nos podría mencionar Apologista Mario Olcese, alguna persona con nombre y apellidos, que demuestre por medio de obras poderosas, ser un enviado de Jehová y por tanto, con la autoridad de usar el nombre de Jesucristo para llevar a cabo las citadas obras poderosas? Porque tal y como decíamos en el artículo mencionado que publicamos el día 23, no ponemos en cuestión el hecho de que se hagan obras poderosas, como el expulsar demonios o hacer sanaciones, por parte de los personajes que nos cita el Sr. Olcese, sino lo que tienen que ver las mismas el nombre de Jesucristo. Sin embargo, parece que el caballero en cuestión nos quiere dar a entender, que habrá otras personas que llevarán a cabo esas obras poderosas y tendrán el beneplácito de Jesucristo en el momento de su venida, a diferencia de aquellas que son rechazadas; pero repetimos ¿nos puede señalar alguna de ellas en este momento? Por otra parte y en relación con lo que acabamos de comentar…… ¿cómo es que él, que tanto se pavonea de ser un Hijo de Dios, es incapaz de realizar una sola acción poderosa que nos muestre la veracidad de tal afirmación?
Recordemos que en uno de sus últimos videos publicados “Los Testigos de Jehová y la nueva familia de Dios” (25/12/11), dicho caballero señala con énfasis el hecho de que el Altísimo tiene Hijos, no sobrinos o nietos, sino solo Hijos y con lo cual D. Mario se equipara, al igual que aquellos que en la actualidad, como él se autoproclaman Hijos de Dios, o sea, con los Pedro, Juan, Pablo, Mateo, Felipe, Bernabé, Esteban, etc. Sin embargo, esos personajes y como verdaderos Hijos de Dios, sí tenían la autoridad para manifestar poderes sobrenaturales, como el expulsar demonios, sanar enfermos, levantar muertos, restablecer paralíticos, etc., en el nombre de Cristo…. luego ¿nos podría explicar, porque a los actualmente “supuestos” Hijos de Dios, no les es posible llevar a cabo semejantes actividades? ¿O es que Jehová tiene Hijos de primera categoría, de segunda y sí mucho nos apuran, hasta de tercera? Eso es, que mientras unos sí podían hacer todo eso que hemos mencionado, algunos solo algo y otros, absolutamente nada de ello como es el caso que nos ocupa; entonces…… ¿nos podría explicar el Sr. Olcese, de qué va esta película que nos cuenta?
MABEL
jueves, 29 de diciembre de 2011
viernes, 23 de diciembre de 2011
La expulsión de demonios
Uno de los rasgos que más caracterizó la actividad evangelizadora tanto de Jesús, como de sus apóstoles, así como de aquellos que siguieron a estos, sin duda alguna fue la labor de exorcismo o expulsión de demonios y algo que queda claro, cuando uno lee las instrucciones que a estos les fueron dadas:
“De manera que mandó llamar a sus doce discípulos y les dio autoridad sobre espíritus inmundos, para expulsarlos y para curar toda suerte de dolencia y toda suerte de mal.” (Mat. 10:1).
“Entonces los setenta volvieron con gozo y dijeron: “Señor, hasta los demonios quedan sujetos a nosotros por el uso de tu nombre”.” (Luc. 10:17).
Entonces vemos que donde se carga el acento en esos pasajes, así como en otros muchos, obviamente es en la actividad directamente relacionada con la labor de expulsar demonios. Y aunque aquí estaríamos hablando de personas directamente enviadas por Jesús, no fue menos cierto el caso entre aquellos que posteriormente siguieron a estas, como los Esteban, Bernabé, Felipe y otros muchos que, llegado el momento, también fueron revestidos de dicha autoridad en el preciso instante de ser reconocidos como Hijos de Dios, mediante la imposición de manos por parte de los apóstoles…… porque hasta dónde sabemos, no se menciona en las Escrituras ninguna persona no incluida en este grupo de “elegidos”, que hubiera expulsado ningún demonio en el nombre de Jesús. Aunque sí es cierto que en ellas se nos habla de cierto personaje, citado en Mar. 9:38 y en Luc. 9:49, que usando el nombre de Jesús también expulsaba demonios, pero no es menos cierto que tuvo la aprobación de este y además, eso ocurrió antes de la constitución de la congregación cristiana; y es que a partir de la muerte de Jesús y posterior derramamiento de espíritu santo, no existe ningún registro de que se volviera a repetir semejante situación, sino que solo aquellos que recibieron el bautismo del espíritu, en consecuencia fueron reconocidos como Hijos de Dios, fueron dotados de semejantes poderes. Y por lo que nos parece arriesgada la afirmación, por parte de algunos, en el sentido que en la actualidad se continúa expulsando demonios usando el nombre de Jesucristo, a través de las actuaciones de, por ejemplo, clérigos de la Iglesia Católica, o pastores de distintas confesiones religiosas, como la ortodoxa, pentecostal, protestante…… en fin, de todos aquellos que se arrogan el mérito de tener dominio sobre semejantes seres maquiavélicos y sin olvidar, que hasta en las religiones llamadas paganas (no cristianas) e incluso tribuales, tiene sus particulares exorcistas y “hechiceros” para los mismos, digámosles “menesteres”: dominar o expulsar demonios.
Sin embargo, eso es lo que se nos dice (entre otro tipo de informaciones), en dos artículos publicados por Apologista Mario Olcese, los días 10 y 12 de este mes de Diciembre y donde el segundo de ellos, lo acompaña con un video en el que incluye una experiencia personal, felizmente solventada por la resuelta actitud de su madre (D. Mario sitúa la experiencia en los días de su mocedad) y que nosotros, por supuesto, entendemos como verídica. Porque nosotros en dónde ponemos el acento y consideramos tema de debate, no es tanto en el hecho de que realmente y en la actualidad, posiblemente se produzcan exorcismos o expulsiones de demonios, sino en que el nombre de Jesucristo tenga algo que ver con ellas, porque…… ¿quién está autorizado hoy en día, para expulsar demonios en su nombre?
Y es que el Sr. Olcese nos menciona y nos imaginamos que otros muchos pensarán como él, que solo con mencionar el nombre de Jesucristo es suficiente para que los demonios salgan huyendo…… y nosotros no negamos el hecho de que ante una orden tajante amparada en ese nombre, los espíritus malignos obedezcan y tomen las de Villadiego (o sea, que abandonen su lugar de habitación, bien sea un cuerpo humano, edificio o cosa); lo que ponemos en duda, es que sea la mención de ese nombre, por muy bendito que sea y que lo es, el que provoque tal respuesta…… pues la cuestión continúa siendo la misma ¿quién está autorizado actualmente para usarlo? Y es que por otra parte, el mero pronunciamiento del nombre de Jesucristo en sí mismo y a modo de amuleto, no parece ser suficiente para expulsar un demonio, al menos según se deduce del registro escritural:
“Pero ciertos individuos de los judíos ambulantes que practicaban la expulsión de demonios también intentaron nombrar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus inicuos, diciendo: “Les ordeno solemnemente por Jesús a quien Pablo predica”. 14 Ahora bien, había siete hijos de cierto Esceva, sacerdote principal judío, que hacían esto. 15 Pero, en respuesta, el espíritu inicuo les dijo: “Conozco a Jesús y sé quién es Pablo; pero ustedes, ¿quiénes son?”. 16 Con eso, el hombre en quien estaba el espíritu inicuo se echó sobre ellos de un salto, logró el dominio de uno tras otro y prevaleció contra ellos, de modo que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.” (Hech. 19:13-16).
Lo primero que notamos, es que en el versículo 13 inicial, se nos habla de personas que “practicaban” la expulsión de demonios, luego hay que pensar que serían exorcistas “profesionales” que obviamente serían reconocidos por tener éxito en dicha tarea…… al menos eso es lo que las Escrituras nos dan a entender. Sin embargo, cuando intentaron hacerlo en el nombre “del Jesús que Pablo predicaba”, luego no había posibilidad de que el demonio en cuestión no supiera de quién le estaban hablando (manifestó conocer a ambos), este no solo no obedeció, sino que les agredió físicamente y lo cual nos plantea algunas preguntas, como por ejemplo ¿con qué poder hacían entonces esos personajes, sus anteriores expulsiones?; o quizás también ¿por qué el demonio no obedeció al ser interpelado en el “nombre” de Jesús?...... y lo cual nos presenta una derivada ¿por qué hoy “sí parece” que lo demonios obedecen al conjuro de cualquiera, prescindiendo de la denominación religiosa a la que pertenezca, hecho sobre la base de ese nombre?
Por otra parte y hasta donde hemos podido averiguar, sobre cómo se hacen hoy en día las expulsiones de demonios, no estaríamos hablando de literalmente una reacción inmediata del demonio o demonios de los que se trate, a la invocación del nombre de Jesús, sino que el exorcismo actual es un proceso que implica determinado tiempo; de hecho, parece que incluso existen manuales que marcan determinados pasos o procedimiento a seguir para un exorcismo correcto, luego nada parecido a ordenar en el nombre de Jesucristo y ¡et voilà!...... demonio fuera. Y lo cual nos hablaría de que nada tienen que ver estas expulsiones, con aquellas practicadas en el primer siglo por Jesús, o en su defecto, por aquellos a los que él comisionó y cuyos mandatos eran atendidos inmediatamente por los demonios implicados en el caso en cuestión. Sin embargo, el Sr. Olcese nos cuenta en uno de esos dos artículos citados, que actualmente las cosas ocurren de la siguiente manera:
“Sin embargo, los pastores y predicadores siguen expulsando demonios en pleno siglo XXI con sólo nombrar el nombre de Jesús.” (Negritas nuestras).
Y repetimos: no estamos discutiendo que hoy en día se hagan o no expulsiones de demonios, sino cuanto tiene que ver en las mismas y si es que estas realmente se producen, el nombre de Jesús; y para poder averiguarlo, empezaremos analizando las expulsiones en los tiempos de Jesús. Y lo primero que vemos en la realizadas durante el primer siglo, es que efectivamente solo con una orden directa de este, o la de alguno de sus apóstoles, o en su defecto, de aquellos comisionados por los apóstoles para la divulgación de las buenas nuevas del reino, era suficiente para que los demonios abandonaran el cuerpo de los poseídos de forma inmediata. Sin embargo, cuando consideramos el caso de los setenta enviados por Jesús, se intuye que algo más estaba envuelto en el asunto, cuando nos fijamos en la respuesta que Jesús les dio y que nos aclara que fue lo que realmente recibieron esas personas, para llevar a cabo dichas expulsiones:
“Ante aquello, él les dijo: “Contemplaba yo a Satanás ya caído como un relámpago del cielo. 19 ¡Miren! Yo les he dado la autoridad para hollar bajo los pies serpientes y escorpiones y sobre todo el poder del enemigo y nada les hará ningún daño”.” (Luc. 10:18-19)
Veamos ahora, que ocurrió cuando Jesús envió a los doce, en su primera comisión predicadora:
“De manera que mandó llamar a sus doce discípulos y les dio autoridad sobre espíritus inmundos, para expulsarlos y para curar toda suerte de dolencia y toda suerte de mal.” (Mat. 10:1).
“Entonces convocó a los doce y les dio poder y autoridad sobre todos los demonios y para curar enfermedades.” (Luc. 9:1).
“Entonces mandó llamar a los doce, e inició el enviarlos de dos en dos y empezó a darles autoridad sobre los espíritus inmundos.” (Mar. 6:7).
Y ya mencionado el caso de los 70 discípulos que posteriormente Jesús envió a predicar y que también fueron dotados de dicha “autoridad”, vemos que a los que posteriormente les fueron impuestas las manos por parte de los doce apóstoles, también recibieron dicha autoridad. Por ejemplo, de Felipe, uno de los siete nombrados mediante la imposición de manos (Hech. 6:1-6), se nos dice lo siguiente:
“Las muchedumbres prestaban atención de común acuerdo a las cosas que Felipe decía, mientras escuchaban y miraban las señales que él ejecutaba. 7 Porque había muchos que tenían espíritus inmundos y estos clamaban con voz fuerte y salían. Además, muchos paralíticos y cojos fueron curados.” (Hech. 7:6-7).
Luego lo que estamos viendo, es que esas personas habían sido dotadas de “autoridad” sobre el diablo, por lo que no es casual, que los que tenían tal poder o autoridad sobre los demonios, fueran aquellos que habían sido bautizados en espíritu santo y habían recibido la adopción como Hijos de Dios…… porque las Escrituras no nos hablan de nadie más que, después del derramamiento del espíritu santo en Pentecostés de 33 E.C., pudiera llevar a cabo dicha actividad. Entonces solo sería razonable pensar, que si hoy existieran personas con esa capacidad de expulsar demonios, ello significaría que tendríamos Hijos de Dios entre nosotros y lo que nos plantea una “pequeña” cuestión a considerar: y es que esa autoridad para expulsar demonios, iba pareja con la de hablar en lenguas, curar enfermos, sanar paralíticos, levantar muertos, etc.:
“A estos doce Jesús los envió, dándoles estas órdenes: “No se vayan por el camino de las naciones y no entren en ciudad samaritana; 6 sino, más bien, vayan continuamente a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7 Al ir, prediquen, diciendo: ‘El reino de los cielos se ha acercado’. 8 Curen enfermos, levanten muertos, limpien leprosos, expulsen demonios. Recibieron gratis; den gratis.” (Mat. 10:5-8).
Y las órdenes eran claras, por lo que si esta condición se hubiera mantenido hasta nuestros días, personajes de ese calibre, capaces de llevar a cabo tales prodigios, tendría que haberlos entre nosotros y más teniendo en cuenta las palabras que Jesús dirigió a sus discípulos, poco antes de ascender al cielo:
“Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen las buenas nuevas a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado será salvo, más el que no crea será condenado. 17 Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas 18 y con las manos tomarán serpientes y si beben algo mortífero no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán”.” (Mar. 16:15-18).
Y cosas que no vemos hoy en día…… sin embargo, sí se nos está afirmando por otra parte, que existen “ungidos” o Hijos de Dios y que se expulsan demonios en el nombre de Jesucristo, o al menos eso es lo que nos dice el Sr. Olcese y que así mismo se considera un “ungido”. Luego sería interesante que nos respondiera a la siguiente cuestión ¿cómo es posible, que esos personajes actuales puedan, según se nos afirma, hacer una cosa (expulsar demonios) y sin embargo, no puedan hacer las demás, como restaurar paralíticos, sanar enfermos, limpiar leprosos o levantar muertos? Recordemos que en tiempos apostólicos, eso era frecuente y razón por la que avanzaron las buenas nuevas con tanta rapidez en tan poco tiempo; y si eso fuera así en nuestros días, es obvio que ya nos habríamos enterado de que por el mundo hay personas haciendo esos prodigios…… sin embargo, ningún tipo de información hay al respecto.
Pero también es cierto, tal como hemos citado (Hech. 19:13-16), que las Escrituras nos hablan de personas que ciertamente expulsaban demonios, aunque por otros medios que nada tenían que ver con el usar el nombre de Jesús…… y que cuando intentaron hacerlo así, pasó lo que pasó; luego la pregunta es la siguiente ¿en base a que poder podían expulsar demonios? Y solo existe una respuesta, pues las cosas se pueden hacer mediante el poder de Dios…… o, aunque infinitamente menor, mediante el poder de Satanás, lo cual nos lleva a preguntarnos lo siguiente: ¿Qué ganaría Satanás, al actuar de esa manera, eso es, al practicar esa especie de engaño expulsando a sus propios demonios, mediante sus agentes humanos? Y ello nos llevaría a considerar un interesante pasaje de las Escrituras, que tiene como autor al mismo apóstol Pablo:
“Ahora bien, lo que estoy haciendo lo haré todavía, para cortar el pretexto a los que quieren un pretexto para que se les halle iguales a nosotros en el puesto del cual se jactan. 13 Porque tales hombres son apóstoles falsos, obreros engañosos, que se transforman en apóstoles de Cristo. 14 Y no es maravilla, porque Satanás mismo sigue transformándose en ángel de luz. 15 No es, por lo tanto, gran cosa el que sus ministros también sigan transformándose en ministros de justicia. Pero su fin será conforme a sus obras.” (2 Cor. 11:12-15).
Y leído este pasaje, dediquémonos a razonar un poco: una de las artimañas más eficaces de Satanás, para entrampar al personal, obviamente es la religión falsa…… y es que el ser humano lleva la religiosidad en sus genes, por decirlo de una manera que nos entendamos. Y si a una persona de religión católica (por poner un ejemplo), la curan de una parálisis en Lourdes o en Fátima, santuarios por todos conocidos, vaya usted a decirle a ella o a sus familiares, vecinos o amigos, que esa no es la religión que tiene la aprobación de Dios y verá lo que le dicen…… lo mismo que ocurre si a una persona se la libra de la horrible posesión demoníaca. O sea y para resumirlo, que haciendo “un bien”, Satanás consigue entrampar a las personas en la religión falsa y siendo a eso, en esencia, a lo que se refería el apóstol Pablo…… ¿nos van siguiendo, queridos amigos?
Tengamos en cuenta que hoy en día, no existe en la tierra ninguna religión que tenga la aprobación de Dios, como creemos haber dejado perfectamente expuesto en nuestro artículo titulado “Los problemas de la falsa religión” (07/09/11) y punto de vista con el que coincidía uno publicado el día anterior, en formato de video por el Sr. Olcese, bajo el enunciado “El misterio de la verdadera religión” en el blog de Lavasori.wordpres.com. Luego si estamos de acuerdo en ese extremo y no existe actualmente religión alguna que cuente con la aprobación del Altísimo ¿cómo puede ser y según nos afirma dicho caballero, que miembros de esas facciones religiosas, obviamente representantes fraudulentos de Dios, puedan expulsar demonios usando el nombre de Jesucristo?
Y nos parece a nosotros que demasiada lógica no tiene la cosa y por lo que nos atrevemos a afirmar, que en el caso de producirse actualmente expulsiones demoníacas o exorcismos, nada tienen que ver con la intervención de Dios en el asunto…… en primer lugar y como ya hemos dicho, si no hay a día de hoy religión verdadera alguna que represente a Dios, nadie está autorizado a expulsar demonios en el nombre de Jesucristo. De lo contrario, también tendrían que poder llevar a cabo sanaciones de todo tipo, así como resurrecciones de muertos, pues eso es lo que hacían aquellos que recibieron la autoridad para expulsar demonios; y que nos permitimos señalar, a tenor de las palabras de Jesús en su momento, que era asunto de mucha más importancia que el levantar muertos. Y es que un personaje tan autorizado como el apóstol Pablo, pronunció unas palabras que parecen indicar en esa dirección:
“Pónganse la armadura completa que proviene de Dios para que puedan estar firmes contra las maquinaciones del Diablo; 12 porque tenemos una lucha, no contra sangre y carne, sino contra los gobiernos, contra las autoridades, contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad, contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales.” (Efe. 6:11-12).
Y por otra parte, tenemos unas palabras de Jesús, advirtiendo precisamente contra el dar crédito a esas afirmaciones, como la formulada por el Sr. Olcese y otros, en el sentido que las expulsiones actuales de demonios estén relacionadas con el uso de su nombre:
“Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre y en tu nombre expulsamos demonios y en tu nombre ejecutamos muchas obras poderosas?”. 23 Y sin embargo, entonces les confesaré: ¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obradores del desafuero.” (Mat. 7:22-23).
Y es obvio que aquí Jesús estaba haciendo referencia al día de su segunda venida para juicio, luego colocaba la acción en nuestros días; y a pesar de los argumentos de esos individuos en el pasaje citado, Jesús niega haber tenido jamás relación alguna con ellos y les califica como “obradores de desafuero” o “hacedores de maldad”, según versiones. Luego si algo queda claro de esas palabras, es que hoy no se expulsan demonios mediante el uso del nombre de Jesucristo, sino en todo caso en base a “otra” autoridad, como ya hemos apuntado y por lo que el Sr. Olcese tendría que ser más cauteloso con las afirmaciones que hace, aparte de intentar leer con la debida atención lo que dicen las Escrituras…… en fin, nos parece a nosotros.
MABEL
Uno de los rasgos que más caracterizó la actividad evangelizadora tanto de Jesús, como de sus apóstoles, así como de aquellos que siguieron a estos, sin duda alguna fue la labor de exorcismo o expulsión de demonios y algo que queda claro, cuando uno lee las instrucciones que a estos les fueron dadas:
“De manera que mandó llamar a sus doce discípulos y les dio autoridad sobre espíritus inmundos, para expulsarlos y para curar toda suerte de dolencia y toda suerte de mal.” (Mat. 10:1).
“Entonces los setenta volvieron con gozo y dijeron: “Señor, hasta los demonios quedan sujetos a nosotros por el uso de tu nombre”.” (Luc. 10:17).
Entonces vemos que donde se carga el acento en esos pasajes, así como en otros muchos, obviamente es en la actividad directamente relacionada con la labor de expulsar demonios. Y aunque aquí estaríamos hablando de personas directamente enviadas por Jesús, no fue menos cierto el caso entre aquellos que posteriormente siguieron a estas, como los Esteban, Bernabé, Felipe y otros muchos que, llegado el momento, también fueron revestidos de dicha autoridad en el preciso instante de ser reconocidos como Hijos de Dios, mediante la imposición de manos por parte de los apóstoles…… porque hasta dónde sabemos, no se menciona en las Escrituras ninguna persona no incluida en este grupo de “elegidos”, que hubiera expulsado ningún demonio en el nombre de Jesús. Aunque sí es cierto que en ellas se nos habla de cierto personaje, citado en Mar. 9:38 y en Luc. 9:49, que usando el nombre de Jesús también expulsaba demonios, pero no es menos cierto que tuvo la aprobación de este y además, eso ocurrió antes de la constitución de la congregación cristiana; y es que a partir de la muerte de Jesús y posterior derramamiento de espíritu santo, no existe ningún registro de que se volviera a repetir semejante situación, sino que solo aquellos que recibieron el bautismo del espíritu, en consecuencia fueron reconocidos como Hijos de Dios, fueron dotados de semejantes poderes. Y por lo que nos parece arriesgada la afirmación, por parte de algunos, en el sentido que en la actualidad se continúa expulsando demonios usando el nombre de Jesucristo, a través de las actuaciones de, por ejemplo, clérigos de la Iglesia Católica, o pastores de distintas confesiones religiosas, como la ortodoxa, pentecostal, protestante…… en fin, de todos aquellos que se arrogan el mérito de tener dominio sobre semejantes seres maquiavélicos y sin olvidar, que hasta en las religiones llamadas paganas (no cristianas) e incluso tribuales, tiene sus particulares exorcistas y “hechiceros” para los mismos, digámosles “menesteres”: dominar o expulsar demonios.
Sin embargo, eso es lo que se nos dice (entre otro tipo de informaciones), en dos artículos publicados por Apologista Mario Olcese, los días 10 y 12 de este mes de Diciembre y donde el segundo de ellos, lo acompaña con un video en el que incluye una experiencia personal, felizmente solventada por la resuelta actitud de su madre (D. Mario sitúa la experiencia en los días de su mocedad) y que nosotros, por supuesto, entendemos como verídica. Porque nosotros en dónde ponemos el acento y consideramos tema de debate, no es tanto en el hecho de que realmente y en la actualidad, posiblemente se produzcan exorcismos o expulsiones de demonios, sino en que el nombre de Jesucristo tenga algo que ver con ellas, porque…… ¿quién está autorizado hoy en día, para expulsar demonios en su nombre?
Y es que el Sr. Olcese nos menciona y nos imaginamos que otros muchos pensarán como él, que solo con mencionar el nombre de Jesucristo es suficiente para que los demonios salgan huyendo…… y nosotros no negamos el hecho de que ante una orden tajante amparada en ese nombre, los espíritus malignos obedezcan y tomen las de Villadiego (o sea, que abandonen su lugar de habitación, bien sea un cuerpo humano, edificio o cosa); lo que ponemos en duda, es que sea la mención de ese nombre, por muy bendito que sea y que lo es, el que provoque tal respuesta…… pues la cuestión continúa siendo la misma ¿quién está autorizado actualmente para usarlo? Y es que por otra parte, el mero pronunciamiento del nombre de Jesucristo en sí mismo y a modo de amuleto, no parece ser suficiente para expulsar un demonio, al menos según se deduce del registro escritural:
“Pero ciertos individuos de los judíos ambulantes que practicaban la expulsión de demonios también intentaron nombrar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus inicuos, diciendo: “Les ordeno solemnemente por Jesús a quien Pablo predica”. 14 Ahora bien, había siete hijos de cierto Esceva, sacerdote principal judío, que hacían esto. 15 Pero, en respuesta, el espíritu inicuo les dijo: “Conozco a Jesús y sé quién es Pablo; pero ustedes, ¿quiénes son?”. 16 Con eso, el hombre en quien estaba el espíritu inicuo se echó sobre ellos de un salto, logró el dominio de uno tras otro y prevaleció contra ellos, de modo que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.” (Hech. 19:13-16).
Lo primero que notamos, es que en el versículo 13 inicial, se nos habla de personas que “practicaban” la expulsión de demonios, luego hay que pensar que serían exorcistas “profesionales” que obviamente serían reconocidos por tener éxito en dicha tarea…… al menos eso es lo que las Escrituras nos dan a entender. Sin embargo, cuando intentaron hacerlo en el nombre “del Jesús que Pablo predicaba”, luego no había posibilidad de que el demonio en cuestión no supiera de quién le estaban hablando (manifestó conocer a ambos), este no solo no obedeció, sino que les agredió físicamente y lo cual nos plantea algunas preguntas, como por ejemplo ¿con qué poder hacían entonces esos personajes, sus anteriores expulsiones?; o quizás también ¿por qué el demonio no obedeció al ser interpelado en el “nombre” de Jesús?...... y lo cual nos presenta una derivada ¿por qué hoy “sí parece” que lo demonios obedecen al conjuro de cualquiera, prescindiendo de la denominación religiosa a la que pertenezca, hecho sobre la base de ese nombre?
Por otra parte y hasta donde hemos podido averiguar, sobre cómo se hacen hoy en día las expulsiones de demonios, no estaríamos hablando de literalmente una reacción inmediata del demonio o demonios de los que se trate, a la invocación del nombre de Jesús, sino que el exorcismo actual es un proceso que implica determinado tiempo; de hecho, parece que incluso existen manuales que marcan determinados pasos o procedimiento a seguir para un exorcismo correcto, luego nada parecido a ordenar en el nombre de Jesucristo y ¡et voilà!...... demonio fuera. Y lo cual nos hablaría de que nada tienen que ver estas expulsiones, con aquellas practicadas en el primer siglo por Jesús, o en su defecto, por aquellos a los que él comisionó y cuyos mandatos eran atendidos inmediatamente por los demonios implicados en el caso en cuestión. Sin embargo, el Sr. Olcese nos cuenta en uno de esos dos artículos citados, que actualmente las cosas ocurren de la siguiente manera:
“Sin embargo, los pastores y predicadores siguen expulsando demonios en pleno siglo XXI con sólo nombrar el nombre de Jesús.” (Negritas nuestras).
Y repetimos: no estamos discutiendo que hoy en día se hagan o no expulsiones de demonios, sino cuanto tiene que ver en las mismas y si es que estas realmente se producen, el nombre de Jesús; y para poder averiguarlo, empezaremos analizando las expulsiones en los tiempos de Jesús. Y lo primero que vemos en la realizadas durante el primer siglo, es que efectivamente solo con una orden directa de este, o la de alguno de sus apóstoles, o en su defecto, de aquellos comisionados por los apóstoles para la divulgación de las buenas nuevas del reino, era suficiente para que los demonios abandonaran el cuerpo de los poseídos de forma inmediata. Sin embargo, cuando consideramos el caso de los setenta enviados por Jesús, se intuye que algo más estaba envuelto en el asunto, cuando nos fijamos en la respuesta que Jesús les dio y que nos aclara que fue lo que realmente recibieron esas personas, para llevar a cabo dichas expulsiones:
“Ante aquello, él les dijo: “Contemplaba yo a Satanás ya caído como un relámpago del cielo. 19 ¡Miren! Yo les he dado la autoridad para hollar bajo los pies serpientes y escorpiones y sobre todo el poder del enemigo y nada les hará ningún daño”.” (Luc. 10:18-19)
Veamos ahora, que ocurrió cuando Jesús envió a los doce, en su primera comisión predicadora:
“De manera que mandó llamar a sus doce discípulos y les dio autoridad sobre espíritus inmundos, para expulsarlos y para curar toda suerte de dolencia y toda suerte de mal.” (Mat. 10:1).
“Entonces convocó a los doce y les dio poder y autoridad sobre todos los demonios y para curar enfermedades.” (Luc. 9:1).
“Entonces mandó llamar a los doce, e inició el enviarlos de dos en dos y empezó a darles autoridad sobre los espíritus inmundos.” (Mar. 6:7).
Y ya mencionado el caso de los 70 discípulos que posteriormente Jesús envió a predicar y que también fueron dotados de dicha “autoridad”, vemos que a los que posteriormente les fueron impuestas las manos por parte de los doce apóstoles, también recibieron dicha autoridad. Por ejemplo, de Felipe, uno de los siete nombrados mediante la imposición de manos (Hech. 6:1-6), se nos dice lo siguiente:
“Las muchedumbres prestaban atención de común acuerdo a las cosas que Felipe decía, mientras escuchaban y miraban las señales que él ejecutaba. 7 Porque había muchos que tenían espíritus inmundos y estos clamaban con voz fuerte y salían. Además, muchos paralíticos y cojos fueron curados.” (Hech. 7:6-7).
Luego lo que estamos viendo, es que esas personas habían sido dotadas de “autoridad” sobre el diablo, por lo que no es casual, que los que tenían tal poder o autoridad sobre los demonios, fueran aquellos que habían sido bautizados en espíritu santo y habían recibido la adopción como Hijos de Dios…… porque las Escrituras no nos hablan de nadie más que, después del derramamiento del espíritu santo en Pentecostés de 33 E.C., pudiera llevar a cabo dicha actividad. Entonces solo sería razonable pensar, que si hoy existieran personas con esa capacidad de expulsar demonios, ello significaría que tendríamos Hijos de Dios entre nosotros y lo que nos plantea una “pequeña” cuestión a considerar: y es que esa autoridad para expulsar demonios, iba pareja con la de hablar en lenguas, curar enfermos, sanar paralíticos, levantar muertos, etc.:
“A estos doce Jesús los envió, dándoles estas órdenes: “No se vayan por el camino de las naciones y no entren en ciudad samaritana; 6 sino, más bien, vayan continuamente a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7 Al ir, prediquen, diciendo: ‘El reino de los cielos se ha acercado’. 8 Curen enfermos, levanten muertos, limpien leprosos, expulsen demonios. Recibieron gratis; den gratis.” (Mat. 10:5-8).
Y las órdenes eran claras, por lo que si esta condición se hubiera mantenido hasta nuestros días, personajes de ese calibre, capaces de llevar a cabo tales prodigios, tendría que haberlos entre nosotros y más teniendo en cuenta las palabras que Jesús dirigió a sus discípulos, poco antes de ascender al cielo:
“Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen las buenas nuevas a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado será salvo, más el que no crea será condenado. 17 Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas 18 y con las manos tomarán serpientes y si beben algo mortífero no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán”.” (Mar. 16:15-18).
Y cosas que no vemos hoy en día…… sin embargo, sí se nos está afirmando por otra parte, que existen “ungidos” o Hijos de Dios y que se expulsan demonios en el nombre de Jesucristo, o al menos eso es lo que nos dice el Sr. Olcese y que así mismo se considera un “ungido”. Luego sería interesante que nos respondiera a la siguiente cuestión ¿cómo es posible, que esos personajes actuales puedan, según se nos afirma, hacer una cosa (expulsar demonios) y sin embargo, no puedan hacer las demás, como restaurar paralíticos, sanar enfermos, limpiar leprosos o levantar muertos? Recordemos que en tiempos apostólicos, eso era frecuente y razón por la que avanzaron las buenas nuevas con tanta rapidez en tan poco tiempo; y si eso fuera así en nuestros días, es obvio que ya nos habríamos enterado de que por el mundo hay personas haciendo esos prodigios…… sin embargo, ningún tipo de información hay al respecto.
Pero también es cierto, tal como hemos citado (Hech. 19:13-16), que las Escrituras nos hablan de personas que ciertamente expulsaban demonios, aunque por otros medios que nada tenían que ver con el usar el nombre de Jesús…… y que cuando intentaron hacerlo así, pasó lo que pasó; luego la pregunta es la siguiente ¿en base a que poder podían expulsar demonios? Y solo existe una respuesta, pues las cosas se pueden hacer mediante el poder de Dios…… o, aunque infinitamente menor, mediante el poder de Satanás, lo cual nos lleva a preguntarnos lo siguiente: ¿Qué ganaría Satanás, al actuar de esa manera, eso es, al practicar esa especie de engaño expulsando a sus propios demonios, mediante sus agentes humanos? Y ello nos llevaría a considerar un interesante pasaje de las Escrituras, que tiene como autor al mismo apóstol Pablo:
“Ahora bien, lo que estoy haciendo lo haré todavía, para cortar el pretexto a los que quieren un pretexto para que se les halle iguales a nosotros en el puesto del cual se jactan. 13 Porque tales hombres son apóstoles falsos, obreros engañosos, que se transforman en apóstoles de Cristo. 14 Y no es maravilla, porque Satanás mismo sigue transformándose en ángel de luz. 15 No es, por lo tanto, gran cosa el que sus ministros también sigan transformándose en ministros de justicia. Pero su fin será conforme a sus obras.” (2 Cor. 11:12-15).
Y leído este pasaje, dediquémonos a razonar un poco: una de las artimañas más eficaces de Satanás, para entrampar al personal, obviamente es la religión falsa…… y es que el ser humano lleva la religiosidad en sus genes, por decirlo de una manera que nos entendamos. Y si a una persona de religión católica (por poner un ejemplo), la curan de una parálisis en Lourdes o en Fátima, santuarios por todos conocidos, vaya usted a decirle a ella o a sus familiares, vecinos o amigos, que esa no es la religión que tiene la aprobación de Dios y verá lo que le dicen…… lo mismo que ocurre si a una persona se la libra de la horrible posesión demoníaca. O sea y para resumirlo, que haciendo “un bien”, Satanás consigue entrampar a las personas en la religión falsa y siendo a eso, en esencia, a lo que se refería el apóstol Pablo…… ¿nos van siguiendo, queridos amigos?
Tengamos en cuenta que hoy en día, no existe en la tierra ninguna religión que tenga la aprobación de Dios, como creemos haber dejado perfectamente expuesto en nuestro artículo titulado “Los problemas de la falsa religión” (07/09/11) y punto de vista con el que coincidía uno publicado el día anterior, en formato de video por el Sr. Olcese, bajo el enunciado “El misterio de la verdadera religión” en el blog de Lavasori.wordpres.com. Luego si estamos de acuerdo en ese extremo y no existe actualmente religión alguna que cuente con la aprobación del Altísimo ¿cómo puede ser y según nos afirma dicho caballero, que miembros de esas facciones religiosas, obviamente representantes fraudulentos de Dios, puedan expulsar demonios usando el nombre de Jesucristo?
Y nos parece a nosotros que demasiada lógica no tiene la cosa y por lo que nos atrevemos a afirmar, que en el caso de producirse actualmente expulsiones demoníacas o exorcismos, nada tienen que ver con la intervención de Dios en el asunto…… en primer lugar y como ya hemos dicho, si no hay a día de hoy religión verdadera alguna que represente a Dios, nadie está autorizado a expulsar demonios en el nombre de Jesucristo. De lo contrario, también tendrían que poder llevar a cabo sanaciones de todo tipo, así como resurrecciones de muertos, pues eso es lo que hacían aquellos que recibieron la autoridad para expulsar demonios; y que nos permitimos señalar, a tenor de las palabras de Jesús en su momento, que era asunto de mucha más importancia que el levantar muertos. Y es que un personaje tan autorizado como el apóstol Pablo, pronunció unas palabras que parecen indicar en esa dirección:
“Pónganse la armadura completa que proviene de Dios para que puedan estar firmes contra las maquinaciones del Diablo; 12 porque tenemos una lucha, no contra sangre y carne, sino contra los gobiernos, contra las autoridades, contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad, contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales.” (Efe. 6:11-12).
Y por otra parte, tenemos unas palabras de Jesús, advirtiendo precisamente contra el dar crédito a esas afirmaciones, como la formulada por el Sr. Olcese y otros, en el sentido que las expulsiones actuales de demonios estén relacionadas con el uso de su nombre:
“Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre y en tu nombre expulsamos demonios y en tu nombre ejecutamos muchas obras poderosas?”. 23 Y sin embargo, entonces les confesaré: ¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obradores del desafuero.” (Mat. 7:22-23).
Y es obvio que aquí Jesús estaba haciendo referencia al día de su segunda venida para juicio, luego colocaba la acción en nuestros días; y a pesar de los argumentos de esos individuos en el pasaje citado, Jesús niega haber tenido jamás relación alguna con ellos y les califica como “obradores de desafuero” o “hacedores de maldad”, según versiones. Luego si algo queda claro de esas palabras, es que hoy no se expulsan demonios mediante el uso del nombre de Jesucristo, sino en todo caso en base a “otra” autoridad, como ya hemos apuntado y por lo que el Sr. Olcese tendría que ser más cauteloso con las afirmaciones que hace, aparte de intentar leer con la debida atención lo que dicen las Escrituras…… en fin, nos parece a nosotros.
MABEL
jueves, 15 de diciembre de 2011
La parte…… por el todo
Y en ese error de confundir la parte con el todo, caen continuamente todos aquellos que intentan hacer del reino de Dios un fin, cuando realmente no es más que un medio, para la consecución de un propósito…… gobernantes incluidos. Pero vean porque decimos esto: hace un tiempo, leímos un artículo que publicó Apologista Mario Olcese, titulado “Lo que los Testigos de Jehová no dicen de los redimidos y del verdadero Israel de Dios” (23/11/11) y mostrando una vez más tener una prodigiosa capacidad de imaginación, eso sí, orientada a favorecer sus particulares intereses, como es la pretensión de reinar con Cristo en el reino de Dios. Porque el Sr. Olcese en este artículo objeto de análisis, cita de una porción de la revista estrella de los TJ, La Atalaya, de fecha 15/12/09 y que a nuestro entender (sin que sirva de precedente), al menos la porción de la que estamos hablando, impecable en todos sus aspectos y totalmente aséptica, pues no se menciona en ella ninguna enseñanza doctrinal, sino que se limita a destacar la bondad del Altísimo al dar a su Hijo en beneficio de la humanidad…… nada más. Tanto eso es así, que el propio D. Mario y a continuación de la porción transcrita de la citada Atalaya, hace la siguiente afirmación:
“Como vemos, los TJ dicen que Dios proporcionó rescate para redimir a la humanidad, dando a Su Hijo en sacrificio por nuestros pecados. Esto quiere decir que los que somos convertidos hemos sido redimidos por el sacrificio de Cristo—¿Qué implica esto?” (Negritas nuestras).
Pero sin embargo, si bien es cierto lo que dicen los TJ en esa porción de la citada Atalaya, lo que ya no es tan cierto es que eso quiera decir lo que el Sr. Olcese interpreta que dice y sobre lo que basa su escrito; lo único que se hace en esa parte transcrita, es explicar el significado de Juan 3:16…… sin embargo y ya buscándole cinco pies al gato, dicho caballero inicia su exposición de la siguiente manera:
“Ustedes deben leer con atención este estudio para no perder la ilación de lo que pretendo demostrar.
Los Testigos de Jehová dicen que la iglesia son los 144,000 ungidos, los santos, el Israel de Dios. El resto de la humanidad redimida serán los súbditos del reino, personas que se salvan sin ser ungidas, sin ser parte del cuerpo de Cristo, sin tener el Espíritu Santo, y sin ser hijos de Dios. ¿Pero será cierto eso?” (Negritas nuestras).
Por lo tanto, vamos a ver si D. Mario es capaz de demostrarnos eso que pretende y que no es más, que el rebatir la afirmación de los TJ, en el sentido de que solo 144.000 gobernarán con Cristo…… pero cuestión en la que los TJ tienen razón, porque es totalmente cierto lo que ellos afirman y siempre según las Escrituras, con lo que ya nos permitimos responderle al Sr. Olcese, la pregunta que formula al final de ese párrafo transcrito: es cierto lo que dicen los TJ. Porque vamos a ver: ya de entrada, que solo 144.000 gobernarán con Jesucristo en el reino de Dios, no lo dicen los TJ, sino que lo dicen las Escrituras y a las que el Sr. Olcese hace caso omiso, en un intento de tener razón en su más que discutible enseñanza de un cuerpo de gobernantes compuesto por los notables del AT, más todos los bautizados como seguidores de Jesucristo, más la “gran muchedumbre” de sobrevivientes de la “gran tribulación” de Rev. 7:14, todos ejerciendo como reyes y sacerdotes con Cristo en ese gobierno milenario por venir. Sin embargo, la razón de los TJ está, en que no hacen más que citar de Rev. 14:1 y del que el citado caballero, así como todos aquellos que actualmente se auto-consideran “ungidos” o Hijos de Dios, huyen como de un “nublao” y en dónde podemos leer como sigue:
“Y vi y, ¡miren!, el Cordero de pie sobre el monte Sión y con él ciento cuarenta y cuatro mil que tienen escritos en sus frentes el nombre de él y el nombre de su Padre.”
Y eso es lo que dice el texto en cuestión…… nada más; pero incluso prescindiendo del hecho de que esa cantidad pueda ser literal o simbólica (como afirman algunos “entendidos”) y por aquello de ceder un poco (para que no se diga), lo que está claro es que el grupo de los que con Cristo tienen que reinar, está conformado por un reducido número de integrantes según Jesús (Luc. 12:32) y alejado por tanto, de los “millones, miles de millones” que propone el Sr. Olcese y acercándose por lo tanto, más a lo que dice Rev. 14:1, que a lo que afirma el citado caballero.
Ya de entrada, se hace necesario averiguar, de qué se nos está hablando en este pasaje de Rev. 14:1, porque hay que tener en cuenta en primer lugar y para situarnos, que la Revelación fue escrita para “mostrar a sus esclavos (u séase, a nosotros en nuestros días) las cosas que tienen que efectuarse dentro de poco” (Rev. 22:6), por lo que esta no podía apartarse de las cosas que ya Jehová había profetizado en tiempos anteriores “por boca de sus santos profetas” (Hech.3:21). Luego lo que le fue presentado a Juan en visión, fue el cumplimiento de cosas profetizadas de antemano, como por ejemplo, el contenido del Sal. 2:5-6:
“En aquel tiempo les hablará en su cólera y en su ardiente desagrado los perturbará, 6 diciendo: “Yo, sí, yo, he instalado a mi rey sobre Sión, mi santa montaña”.”
Luego lo que Juan vio por adelantado, fue el cumplimiento de esa profecía, o sea, a Jesucristo ya entronizado y ejerciendo como Rey delegado de Jehová…… y junto a él, obviamente, a aquellos que conformarán su gobierno en pleno y que en el citado pasaje se nos cuantifica en 144.000 “sellados”; y detalle de importancia, porque el hecho que estén sellados en sus frentes con “el nombre de él y el nombre de su Padre”, denota propiedad o pertenencia y lo que los distingue de otros que no son sellados, pues de lo contrario, no se entendería la necesidad de un sellamiento distintivo. Por ejemplo, de los sobrevivientes de la “gran tribulación” y a los que D. Mario coloca de forma incorrecta, también como gobernantes con Cristo en su reino, no se nos dice nada de esto:
“Y, en respuesta, uno de los ancianos me dijo: “Estos que están vestidos de la larga ropa blanca, ¿quiénes son y de dónde vinieron?”. 14 De modo que le dije inmediatamente: “Señor mío, tú eres el que sabe”. Y me dijo: “Estos son los que salen de la gran tribulación y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.” (Rev. 7:13-14).
Y analizando este pasaje con un poco de atención, notamos que el anciano del que se hace mención, no le pregunta a Juan por los personajes sellados de los versículos del 4 al 8, pues ya el propio Juan era uno de esos, aunque si estamos hablando de una revelación, obviamente estaríamos hablando de cosas que Juan no sabía (cuanto menos el resto de apóstoles, muertos antes que él), por ejemplo, la cantidad concreta de sellados “con el nombre de él y el de su Padre”. Sin embargo, sí se le pregunta, por esa ingente masa de personas que aparecen en el versículo 9 y de las que Juan desconocía su procedencia, pues a diferencia de los 144.000 no tenían señal o marca que los identificara, por lo que el anciano en cuestión, tuvo que revelarle que eran los sobrevivientes de la “gran tribulación”…… luego habría que notar, que nos encontramos con personas que no habían muerto y por lo tanto, no podían participar de ninguna resurrección. Pero por otra parte, no podemos olvidarnos un “pequeño” detalle: aquellos que con Cristo han de reinar, inexcusablemente tienen que participar de la llamada “primera” resurrección:
“Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.” (Rev. 20:6).
Luego el Sr. Olcese, comete un error de bulto cuando coloca a esos sobrevivientes de la “gran tribulación” reinando con Cristo; como comete un error de bulto al afirmar que los notables del AT (los Abrahán, Moisés, Noé, David, Daniel, etc.), también reinaran con Cristo, al igual que cuando afirma que todos los bautizados en el nombre de Jesucristo, desde el primer siglo en adelante, serán parte de ese gobierno o administración “predeterminada” por Jehová. Entonces ¿quiénes son esas personas, que no teniendo ninguna señal distintiva, sin embargo han lavado y han emblanquecido sus ropas con la sangre del “Cordero”, eso es, se han beneficiado del sacrificio redentor de este? Pues esas de las que se nos habla en el mencionado pasaje de Juan 3:16 y del que citan los TJ, razonablemente, en esa publicación a la que hace referencia Apologista:
“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.”
Luego si no entendemos mal, estaríamos hablando de un sacrificio que abarcaba a toda la humanidad y con lo cual los TJ, en este caso estarían en lo cierto…… ya otra cosa y algo que no parece entender el Sr. Olcese, es que para llevar a cabo la “restauración” mencionada en Hech. 3:21, que aplicaría a la humanidad en general y orientada hacia el retorno a la vida eterna, había que diseñar un plan y siendo eso lo que hizo Jehová, en el mismo momento en que Adán y Eva pecaron:
“Y pondré enemistad entre ti y la mujer y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón.” (Gén. 3:15).
Y palabras con las que se dio a la humanidad, la promesa de que el Altísimo, su Creador, no renunciaba a devolver las cosas a su estado original, pero algo que requeriría de un proceso que necesitaría tiempo para su desarrollo; la misma palabra “restauración” que se usa en Hech. 3:21, lleva implícita la idea de una acción progresiva y por lo tanto, tiempo para llevarla a cabo y durante el cual, se tendrían que ir superando distintas etapas y usando distintos “instrumentos”…… siendo el último de ellos, un periodo de mil años y espacio de tiempo que conocemos como “el reino de Dios”. Pero claro, el tiempo por sí solo, no arreglaría las cosas, sino que haría falta alguien que interactuara con él, para llevar adelante el Plan Divino y lo que este implicaba; y ahí, es donde entra la figura de Jesús, con su sacrificio redentor y la de aquellos que, según voluntad de Jehová, fueron “predeterminados” para acompañarle en la “administración” de ese reino e instrumento necesario, para culminar el logro preestablecido por el Creador:
“Esta él la hizo abundar para con nosotros en toda sabiduría y buen sentido, 9 por cuanto nos dio a conocer el secreto sagrado de su voluntad. Es según su beneplácito que él se propuso en sí mismo 10 para una administración al límite cabal de los tiempos señalados, a saber: reunir todas las cosas de nuevo en el Cristo, las cosas en los cielos y las cosas en la tierra. Sí, en él, 11 en unión con el cual a nosotros también se nos asignó como herederos, por cuanto fuimos predeterminados según el propósito de aquel que opera todas las cosas conforme a la manera como su voluntad aconseja.” (Efe. 1:11).
Luego entendemos que el pasaje es claro al afirmar, que Jehová se propuso la creación de una administración, con el fin de reunir de nuevo todas las cosas, tanto del cielo como de la tierra, en Cristo como Su representante y volviendo al inicial principio de igualdad que se rompió con Adán (Mat. 6:10). Por lo que algo que hay que tener claro, es que a diferencia de que piensan los Olcese y compañía, el reino no es el fin a conseguir, sino el medio para la consecución de un fin…… dicho de otra manera: el reino de Dios, no es el todo, sino una parte del todo y mediante el cual Jehová consigue su objetivo de restaurar a la humanidad a su condición original. Y así en esa misma línea, vemos en ese pasaje una perspectiva del plan de Jehová y que Pablo denomina como un “secreto sagrado”, el cual consistía en la creación de una “administración” u órgano direccional, obviamente para administrar o dirigir algo y que nos queda explicado en Hech. 3:20-21:
“…… y para que él envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.”
Y puesto que estamos hablando de una restauración pendiente, lógicamente tendría que haber alguien que asumiera la responsabilidad de llevarla a cabo, labor encomendada (según se sobreentiende del citado texto) a Jesucristo y a aquellos que él escogió, durante su estancia aquí en la tierra, como acompañantes en esa labor. Pero ya que por restaurar entendemos el devolver algo a una condición anterior, deberíamos de averiguar si existe relación entre lo que se perdió con Adán y Eva, con lo que Dios nos habló por boca de sus profetas que sería restaurado…… por lo que tendríamos que averiguar de qué nos hablaron los profetas; veámoslo:
Salmo 46:9: “Hace cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra. Quiebra el arco y verdaderamente corta en pedazos la lanza; quema los carruajes en el fuego.”
Miqueas 4:3: “Y él ciertamente dictará el fallo entre muchos pueblos y enderezará los asuntos respecto a poderosas naciones lejanas. Y tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzarán espada, nación contra nación, ni aprenderán más la guerra.”
Isaías 33:24: “Y ningún residente dirá: “Estoy enfermo”. La gente que more en la tierra constará de los que habrán sido perdonados por su error.”
Isaías 35:5-6: “En aquel tiempo los ojos de los ciegos serán abiertos y los oídos mismos de los sordos serán destapados. 6 En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo y la lengua del mudo clamará con alegría..….”
Job 33:25: “Que su carne se haga más fresca que en la juventud; que vuelva a los días de su vigor juvenil.”
Isaías 35:6-7: “…… Pues en el desierto habrán brotado aguas y torrentes en la llanura desértica. 7 Y el suelo abrasado por el calor se habrá puesto como un estanque lleno de cañas; y el suelo sediento, como manantiales de agua. En el lugar de habitación de los chacales, un lugar de descanso para ellos, habrá hierba verde con cañas y papiros.”
Isaías 65:21-22: “Y ciertamente edificarán casas y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. 22 No edificarán y otro lo ocupará; no plantarán y otro lo comerá. Porque como los días de un árbol serán los días de mi pueblo; y la obra de sus propias manos mis escogidos usarán a grado cabal.”
Miqueas 4:4: “Y realmente se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera y no habrá nadie que los haga temblar; porque la boca misma de Jehová de los ejércitos lo ha hablado.”
Salmos 72:16: “Llegará a haber abundancia de grano en la tierra; en la cima de las montañas habrá sobreabundancia.”
Isaías 11:6-8: “Y el lobo realmente morará por un tiempo con el cordero y el leopardo mismo se echará con el cabrito y el becerro y el leoncillo crinado y el animal bien alimentado todos juntos; y un simple muchachito será guía sobre ellos. 7 Y la vaca y la osa mismas pacerán; sus crías se echarán juntas. Y hasta el león comerá paja justamente como el toro. 8 Y el niño de pecho ciertamente jugará sobre el agujero de la cobra; y sobre la abertura para la luz de una culebra venenosa realmente pondrá su propia mano un niño destetado. 9 No harán ningún daño ni causarán ninguna ruina en toda mi santa montaña; porque la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar.”
Isaías 25:8: “Él realmente se tragará a la muerte para siempre y el Señor Soberano Jehová ciertamente limpiará las lágrimas de todo rostro. Y el oprobio de su pueblo quitará de toda la tierra, porque Jehová mismo lo ha hablado.”
Estas son, entre otras, las cosas de las que habló Jehová por boca de sus profetas y que nos hablan de Su propósito para con nosotros, o sea, de todos aquellos que creemos en Su promesa mediante el ejercer fe en su Hijo Jesucristo (Juan 3:16): devolver al ser humano a las mismas condiciones de perfección física, mental y medioambiental de las que gozaron nuestros primeros padres…… nada más; y siempre que entendamos correctamente la palabra “restauración”, eso es, el devolver algo a su estado original. Y con ello podemos observar, que la afirmación de los Testigos de Jehová, sobre un gobierno de 144.000 miembros junto a Jesucristo, como una “administración” escogida para dirigir ese proceso restaurador, estaría en línea con el propósito de Jehová y que de ninguna manera, es el de tener un mundo lleno de reyes y sacerdotes (Rev. 20:6), lo cual no se ajustaría a lo que es una restauración de cosas preexistentes, sino a la creación de algo nuevo y que no existía en los tiempos de Adán y Eva; por lo tanto, nada parecido a una restauración.
Sin embargo, el planteamiento del Sr. Olcese, así como el de todos aquellos que como él piensan, es totalmente contrario a esa tesis y favoreciendo la idea, de que todos tenemos que ser reyes y sacerdotes en ese nuevo mundo por venir, si queremos conseguir la salvación…… y algo que pueden comprobar, si siguen el contenido del artículo del Sr. Olcese que estamos analizando; y planteamiento que cambia radicalmente el propósito ya explicado del Altísimo, a algo que Este nunca ha tenido en mente o al menos, no nos ha sido revelado en Su Palabra, como es el que todos adquiramos la condición de reyes y sacerdotes, lo cual no deja de ser un solemne disparate. Y es que esas personas que van presumiendo por ahí de ser “santos” o “redimidos”, según nos dice el caballero en cuestión en su artículo, cometen un error de bulto e impropio de personas que, según afirman, son depositarios del espíritu guiador a la verdad (Juan 16:13), que Jesucristo prometió a aquellos que tenían que llegar a ser sus hermanos: intentan averiguar el propósito de Dios para el hombre, tomando como punto de referencia el NT, cuando en realidad dicho propósito solo está revelado en el AT…… no olvidemos, que según Hech. 3:21, fue “por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo” que Jehová nos habló de lo que pensaba hacer con nosotros y algo que les hemos mostrado hace un momento. Porque de lo que trata el NT, se resume perfectamente en unas palabras que pronunció el apóstol Pablo:
“Porque digo que Cristo realmente llegó a ser ministro de los circuncisos a favor de la veracidad de Dios, para confirmar las promesas que Él hizo a los antepasados de ellos.” (Rom. 15:8).
Y eso es de lo que estaríamos hablando: de la confirmación del propósito del Altísimo en la figura de Jesús y confirmación que continuó tomando cuerpo, por ejemplo, con la selección de aquellos que junto a él tenían que formar parte en ese gobierno o “administración” prometida y que tendrían la responsabilidad de llevar a buen término el propósito de Jehová…… que, repetimos, no era otro que devolver al ser humano a la misma situación de nuestros primeros padres antes del pecado y no de hacernos a todos reyes y sacerdotes. No olvidemos, por ejemplo y para enfatizar el asunto, que la labor del sacerdote era la de interceder a favor de los hombres ante Jehová (Hebr. 5:1), mientras que nuestro primer padre Adán, como perfecto hijo de Dios, no precisaba de intermediarios para hablar con su Creador:
“Y Jehová Dios siguió llamando al hombre y diciéndole: “¿Dónde estás?”. 10 Por fin él dijo: “Oí tu voz en el jardín, pero tuve miedo porque estaba desnudo y por eso me escondí”. 11 A lo que dijo él: “¿Quién te informó que estabas desnudo? ¿Del árbol del que te mandé que no comieras has comido?”. 12 Y pasó el hombre a decir: “La mujer que me diste para que estuviera conmigo, ella me dio fruto del árbol y así es que comí”. 13 Ante eso, Jehová Dios dijo a la mujer: “¿Qué es esto que has hecho?”. A lo cual respondió la mujer: “La serpiente... ella me engañó y así es que comí”.” (Gén. 3:9-13).
Y nada en este pasaje nos hace pensar, repetimos, que el hombre Adán necesitara de un intermediario para hablar con Dios; por lo tanto y si como nos sugiere Apologista, todos adquiriéramos la condición de perfectos e inmortales Hijos de Dios para poder entrar en el reino…… ¿para qué se precisaría la capacidad sacerdotal, si todos podríamos tener una relación directa con nuestro Padre Celestial? Entonces ¿qué sentido tendría el que Jehová dotara de dicha capacidad? ¿No será para atender precisamente, a esos sobrevivientes de la “gran tribulación”, que pasan con vida al nuevo mundo y por lo tanto, precisarán de esa ayuda, así como aquellos que durante el milenio vayan resucitando? Con lo cual, la afirmación de los TJ, sería correcta cuando hablan de unos pocos reinando con Cristo, sobre unos muchos que necesitarán de dicha mediación sacerdotal, como ayuda para conseguir los requisitos establecidos por Jehová, para el acceso a la vida eterna.
Porque esa parece ser la voluntad de nuestro Creador y voluntad que solo está expresada en el AT, pues el contenido del NT, no es más que una biografía compuesta de Jesús (los cuatro evangelios), de la historia de la primitiva congregación cristiana (el libro de Hechos de los Apóstoles) y del libro de Revelación, dirigido a las personas que vivirían en los tiempos finales de este inicuo sistema de cosas; los restantes 22 libros de un total de 27 y en los que los defensores del auto-ungimiento como Hijos de Dios se apoyan para reivindicar dicha condición, son cartas cruzadas entre aquellos verdaderos “ungidos” del primer siglo y que nada tienen que ver con nosotros actualmente…… o al menos, eso es lo que se deduce al ver los destinatarios a los que fueron dirigidas. No olvidemos que con la muerte del último apóstol, Juan, se acabó la dispensación del bautismo en espíritu santo y el que daba la adopción como Hijo de Dios, por lo que dejaron de aparecer personas con ese reconocimiento; más información acerca de este tema, la pueden encontrar en nuestro artículo “Pero…… ¿y quién nos bautiza?” (02/11/11).
Luego y para resumir, el Sr. Olcese no ha demostrado nada, como no sea una nula capacidad de entendimiento de las Escrituras, pues nada, absolutamente nada de lo por él afirmado, en el sentido de que junto con aquellos que “sueñan” con ser reyes en ese nuevo orden venidero, gobernará “sobre muchas ciudades” y en una esperpéntica interpretación de la parábola de las minas (Luc. 19:15-27), se ajusta a la realidad del propósito declarado por Jehová, mediante sus profetas “de tiempo antiguo” (Hech. 3:21), tal y como hemos visto. Y nosotros ahí lo dejamos, pasándoles a ustedes el testigo de la labor de averiguar, quién tiene la razón en sus afirmaciones…… si D. Mario o nosotros y conocer de esta manera, cuál es el futuro que realmente tiene reservado nuestro Creador para cada uno de nosotros: si el de ser todos reyes y sacerdotes en Su reino, cómo nos aseguran esos “iluminados” que se auto-proclaman “ungidos” o Hijos de Dios (entre ellos el Sr. Olcese), o sencillamente, ser felices súbditos bajo ese gobierno de hechura celestial que regirá en esa nueva tierra venidera, convertida en un verdadero paraíso y con la vida eterna en perspectiva. Y es que el planteamiento que esos señores nos hacen acerca del propósito del Altísimo para con Su creación, pues ¡que quieren que les digamos!...... pero un pelín “disparatadillo” si parece ¿no creen?
MABEL
Y en ese error de confundir la parte con el todo, caen continuamente todos aquellos que intentan hacer del reino de Dios un fin, cuando realmente no es más que un medio, para la consecución de un propósito…… gobernantes incluidos. Pero vean porque decimos esto: hace un tiempo, leímos un artículo que publicó Apologista Mario Olcese, titulado “Lo que los Testigos de Jehová no dicen de los redimidos y del verdadero Israel de Dios” (23/11/11) y mostrando una vez más tener una prodigiosa capacidad de imaginación, eso sí, orientada a favorecer sus particulares intereses, como es la pretensión de reinar con Cristo en el reino de Dios. Porque el Sr. Olcese en este artículo objeto de análisis, cita de una porción de la revista estrella de los TJ, La Atalaya, de fecha 15/12/09 y que a nuestro entender (sin que sirva de precedente), al menos la porción de la que estamos hablando, impecable en todos sus aspectos y totalmente aséptica, pues no se menciona en ella ninguna enseñanza doctrinal, sino que se limita a destacar la bondad del Altísimo al dar a su Hijo en beneficio de la humanidad…… nada más. Tanto eso es así, que el propio D. Mario y a continuación de la porción transcrita de la citada Atalaya, hace la siguiente afirmación:
“Como vemos, los TJ dicen que Dios proporcionó rescate para redimir a la humanidad, dando a Su Hijo en sacrificio por nuestros pecados. Esto quiere decir que los que somos convertidos hemos sido redimidos por el sacrificio de Cristo—¿Qué implica esto?” (Negritas nuestras).
Pero sin embargo, si bien es cierto lo que dicen los TJ en esa porción de la citada Atalaya, lo que ya no es tan cierto es que eso quiera decir lo que el Sr. Olcese interpreta que dice y sobre lo que basa su escrito; lo único que se hace en esa parte transcrita, es explicar el significado de Juan 3:16…… sin embargo y ya buscándole cinco pies al gato, dicho caballero inicia su exposición de la siguiente manera:
“Ustedes deben leer con atención este estudio para no perder la ilación de lo que pretendo demostrar.
Los Testigos de Jehová dicen que la iglesia son los 144,000 ungidos, los santos, el Israel de Dios. El resto de la humanidad redimida serán los súbditos del reino, personas que se salvan sin ser ungidas, sin ser parte del cuerpo de Cristo, sin tener el Espíritu Santo, y sin ser hijos de Dios. ¿Pero será cierto eso?” (Negritas nuestras).
Por lo tanto, vamos a ver si D. Mario es capaz de demostrarnos eso que pretende y que no es más, que el rebatir la afirmación de los TJ, en el sentido de que solo 144.000 gobernarán con Cristo…… pero cuestión en la que los TJ tienen razón, porque es totalmente cierto lo que ellos afirman y siempre según las Escrituras, con lo que ya nos permitimos responderle al Sr. Olcese, la pregunta que formula al final de ese párrafo transcrito: es cierto lo que dicen los TJ. Porque vamos a ver: ya de entrada, que solo 144.000 gobernarán con Jesucristo en el reino de Dios, no lo dicen los TJ, sino que lo dicen las Escrituras y a las que el Sr. Olcese hace caso omiso, en un intento de tener razón en su más que discutible enseñanza de un cuerpo de gobernantes compuesto por los notables del AT, más todos los bautizados como seguidores de Jesucristo, más la “gran muchedumbre” de sobrevivientes de la “gran tribulación” de Rev. 7:14, todos ejerciendo como reyes y sacerdotes con Cristo en ese gobierno milenario por venir. Sin embargo, la razón de los TJ está, en que no hacen más que citar de Rev. 14:1 y del que el citado caballero, así como todos aquellos que actualmente se auto-consideran “ungidos” o Hijos de Dios, huyen como de un “nublao” y en dónde podemos leer como sigue:
“Y vi y, ¡miren!, el Cordero de pie sobre el monte Sión y con él ciento cuarenta y cuatro mil que tienen escritos en sus frentes el nombre de él y el nombre de su Padre.”
Y eso es lo que dice el texto en cuestión…… nada más; pero incluso prescindiendo del hecho de que esa cantidad pueda ser literal o simbólica (como afirman algunos “entendidos”) y por aquello de ceder un poco (para que no se diga), lo que está claro es que el grupo de los que con Cristo tienen que reinar, está conformado por un reducido número de integrantes según Jesús (Luc. 12:32) y alejado por tanto, de los “millones, miles de millones” que propone el Sr. Olcese y acercándose por lo tanto, más a lo que dice Rev. 14:1, que a lo que afirma el citado caballero.
Ya de entrada, se hace necesario averiguar, de qué se nos está hablando en este pasaje de Rev. 14:1, porque hay que tener en cuenta en primer lugar y para situarnos, que la Revelación fue escrita para “mostrar a sus esclavos (u séase, a nosotros en nuestros días) las cosas que tienen que efectuarse dentro de poco” (Rev. 22:6), por lo que esta no podía apartarse de las cosas que ya Jehová había profetizado en tiempos anteriores “por boca de sus santos profetas” (Hech.3:21). Luego lo que le fue presentado a Juan en visión, fue el cumplimiento de cosas profetizadas de antemano, como por ejemplo, el contenido del Sal. 2:5-6:
“En aquel tiempo les hablará en su cólera y en su ardiente desagrado los perturbará, 6 diciendo: “Yo, sí, yo, he instalado a mi rey sobre Sión, mi santa montaña”.”
Luego lo que Juan vio por adelantado, fue el cumplimiento de esa profecía, o sea, a Jesucristo ya entronizado y ejerciendo como Rey delegado de Jehová…… y junto a él, obviamente, a aquellos que conformarán su gobierno en pleno y que en el citado pasaje se nos cuantifica en 144.000 “sellados”; y detalle de importancia, porque el hecho que estén sellados en sus frentes con “el nombre de él y el nombre de su Padre”, denota propiedad o pertenencia y lo que los distingue de otros que no son sellados, pues de lo contrario, no se entendería la necesidad de un sellamiento distintivo. Por ejemplo, de los sobrevivientes de la “gran tribulación” y a los que D. Mario coloca de forma incorrecta, también como gobernantes con Cristo en su reino, no se nos dice nada de esto:
“Y, en respuesta, uno de los ancianos me dijo: “Estos que están vestidos de la larga ropa blanca, ¿quiénes son y de dónde vinieron?”. 14 De modo que le dije inmediatamente: “Señor mío, tú eres el que sabe”. Y me dijo: “Estos son los que salen de la gran tribulación y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.” (Rev. 7:13-14).
Y analizando este pasaje con un poco de atención, notamos que el anciano del que se hace mención, no le pregunta a Juan por los personajes sellados de los versículos del 4 al 8, pues ya el propio Juan era uno de esos, aunque si estamos hablando de una revelación, obviamente estaríamos hablando de cosas que Juan no sabía (cuanto menos el resto de apóstoles, muertos antes que él), por ejemplo, la cantidad concreta de sellados “con el nombre de él y el de su Padre”. Sin embargo, sí se le pregunta, por esa ingente masa de personas que aparecen en el versículo 9 y de las que Juan desconocía su procedencia, pues a diferencia de los 144.000 no tenían señal o marca que los identificara, por lo que el anciano en cuestión, tuvo que revelarle que eran los sobrevivientes de la “gran tribulación”…… luego habría que notar, que nos encontramos con personas que no habían muerto y por lo tanto, no podían participar de ninguna resurrección. Pero por otra parte, no podemos olvidarnos un “pequeño” detalle: aquellos que con Cristo han de reinar, inexcusablemente tienen que participar de la llamada “primera” resurrección:
“Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.” (Rev. 20:6).
Luego el Sr. Olcese, comete un error de bulto cuando coloca a esos sobrevivientes de la “gran tribulación” reinando con Cristo; como comete un error de bulto al afirmar que los notables del AT (los Abrahán, Moisés, Noé, David, Daniel, etc.), también reinaran con Cristo, al igual que cuando afirma que todos los bautizados en el nombre de Jesucristo, desde el primer siglo en adelante, serán parte de ese gobierno o administración “predeterminada” por Jehová. Entonces ¿quiénes son esas personas, que no teniendo ninguna señal distintiva, sin embargo han lavado y han emblanquecido sus ropas con la sangre del “Cordero”, eso es, se han beneficiado del sacrificio redentor de este? Pues esas de las que se nos habla en el mencionado pasaje de Juan 3:16 y del que citan los TJ, razonablemente, en esa publicación a la que hace referencia Apologista:
“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.”
Luego si no entendemos mal, estaríamos hablando de un sacrificio que abarcaba a toda la humanidad y con lo cual los TJ, en este caso estarían en lo cierto…… ya otra cosa y algo que no parece entender el Sr. Olcese, es que para llevar a cabo la “restauración” mencionada en Hech. 3:21, que aplicaría a la humanidad en general y orientada hacia el retorno a la vida eterna, había que diseñar un plan y siendo eso lo que hizo Jehová, en el mismo momento en que Adán y Eva pecaron:
“Y pondré enemistad entre ti y la mujer y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón.” (Gén. 3:15).
Y palabras con las que se dio a la humanidad, la promesa de que el Altísimo, su Creador, no renunciaba a devolver las cosas a su estado original, pero algo que requeriría de un proceso que necesitaría tiempo para su desarrollo; la misma palabra “restauración” que se usa en Hech. 3:21, lleva implícita la idea de una acción progresiva y por lo tanto, tiempo para llevarla a cabo y durante el cual, se tendrían que ir superando distintas etapas y usando distintos “instrumentos”…… siendo el último de ellos, un periodo de mil años y espacio de tiempo que conocemos como “el reino de Dios”. Pero claro, el tiempo por sí solo, no arreglaría las cosas, sino que haría falta alguien que interactuara con él, para llevar adelante el Plan Divino y lo que este implicaba; y ahí, es donde entra la figura de Jesús, con su sacrificio redentor y la de aquellos que, según voluntad de Jehová, fueron “predeterminados” para acompañarle en la “administración” de ese reino e instrumento necesario, para culminar el logro preestablecido por el Creador:
“Esta él la hizo abundar para con nosotros en toda sabiduría y buen sentido, 9 por cuanto nos dio a conocer el secreto sagrado de su voluntad. Es según su beneplácito que él se propuso en sí mismo 10 para una administración al límite cabal de los tiempos señalados, a saber: reunir todas las cosas de nuevo en el Cristo, las cosas en los cielos y las cosas en la tierra. Sí, en él, 11 en unión con el cual a nosotros también se nos asignó como herederos, por cuanto fuimos predeterminados según el propósito de aquel que opera todas las cosas conforme a la manera como su voluntad aconseja.” (Efe. 1:11).
Luego entendemos que el pasaje es claro al afirmar, que Jehová se propuso la creación de una administración, con el fin de reunir de nuevo todas las cosas, tanto del cielo como de la tierra, en Cristo como Su representante y volviendo al inicial principio de igualdad que se rompió con Adán (Mat. 6:10). Por lo que algo que hay que tener claro, es que a diferencia de que piensan los Olcese y compañía, el reino no es el fin a conseguir, sino el medio para la consecución de un fin…… dicho de otra manera: el reino de Dios, no es el todo, sino una parte del todo y mediante el cual Jehová consigue su objetivo de restaurar a la humanidad a su condición original. Y así en esa misma línea, vemos en ese pasaje una perspectiva del plan de Jehová y que Pablo denomina como un “secreto sagrado”, el cual consistía en la creación de una “administración” u órgano direccional, obviamente para administrar o dirigir algo y que nos queda explicado en Hech. 3:20-21:
“…… y para que él envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.”
Y puesto que estamos hablando de una restauración pendiente, lógicamente tendría que haber alguien que asumiera la responsabilidad de llevarla a cabo, labor encomendada (según se sobreentiende del citado texto) a Jesucristo y a aquellos que él escogió, durante su estancia aquí en la tierra, como acompañantes en esa labor. Pero ya que por restaurar entendemos el devolver algo a una condición anterior, deberíamos de averiguar si existe relación entre lo que se perdió con Adán y Eva, con lo que Dios nos habló por boca de sus profetas que sería restaurado…… por lo que tendríamos que averiguar de qué nos hablaron los profetas; veámoslo:
Salmo 46:9: “Hace cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra. Quiebra el arco y verdaderamente corta en pedazos la lanza; quema los carruajes en el fuego.”
Miqueas 4:3: “Y él ciertamente dictará el fallo entre muchos pueblos y enderezará los asuntos respecto a poderosas naciones lejanas. Y tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzarán espada, nación contra nación, ni aprenderán más la guerra.”
Isaías 33:24: “Y ningún residente dirá: “Estoy enfermo”. La gente que more en la tierra constará de los que habrán sido perdonados por su error.”
Isaías 35:5-6: “En aquel tiempo los ojos de los ciegos serán abiertos y los oídos mismos de los sordos serán destapados. 6 En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo y la lengua del mudo clamará con alegría..….”
Job 33:25: “Que su carne se haga más fresca que en la juventud; que vuelva a los días de su vigor juvenil.”
Isaías 35:6-7: “…… Pues en el desierto habrán brotado aguas y torrentes en la llanura desértica. 7 Y el suelo abrasado por el calor se habrá puesto como un estanque lleno de cañas; y el suelo sediento, como manantiales de agua. En el lugar de habitación de los chacales, un lugar de descanso para ellos, habrá hierba verde con cañas y papiros.”
Isaías 65:21-22: “Y ciertamente edificarán casas y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. 22 No edificarán y otro lo ocupará; no plantarán y otro lo comerá. Porque como los días de un árbol serán los días de mi pueblo; y la obra de sus propias manos mis escogidos usarán a grado cabal.”
Miqueas 4:4: “Y realmente se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera y no habrá nadie que los haga temblar; porque la boca misma de Jehová de los ejércitos lo ha hablado.”
Salmos 72:16: “Llegará a haber abundancia de grano en la tierra; en la cima de las montañas habrá sobreabundancia.”
Isaías 11:6-8: “Y el lobo realmente morará por un tiempo con el cordero y el leopardo mismo se echará con el cabrito y el becerro y el leoncillo crinado y el animal bien alimentado todos juntos; y un simple muchachito será guía sobre ellos. 7 Y la vaca y la osa mismas pacerán; sus crías se echarán juntas. Y hasta el león comerá paja justamente como el toro. 8 Y el niño de pecho ciertamente jugará sobre el agujero de la cobra; y sobre la abertura para la luz de una culebra venenosa realmente pondrá su propia mano un niño destetado. 9 No harán ningún daño ni causarán ninguna ruina en toda mi santa montaña; porque la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar.”
Isaías 25:8: “Él realmente se tragará a la muerte para siempre y el Señor Soberano Jehová ciertamente limpiará las lágrimas de todo rostro. Y el oprobio de su pueblo quitará de toda la tierra, porque Jehová mismo lo ha hablado.”
Estas son, entre otras, las cosas de las que habló Jehová por boca de sus profetas y que nos hablan de Su propósito para con nosotros, o sea, de todos aquellos que creemos en Su promesa mediante el ejercer fe en su Hijo Jesucristo (Juan 3:16): devolver al ser humano a las mismas condiciones de perfección física, mental y medioambiental de las que gozaron nuestros primeros padres…… nada más; y siempre que entendamos correctamente la palabra “restauración”, eso es, el devolver algo a su estado original. Y con ello podemos observar, que la afirmación de los Testigos de Jehová, sobre un gobierno de 144.000 miembros junto a Jesucristo, como una “administración” escogida para dirigir ese proceso restaurador, estaría en línea con el propósito de Jehová y que de ninguna manera, es el de tener un mundo lleno de reyes y sacerdotes (Rev. 20:6), lo cual no se ajustaría a lo que es una restauración de cosas preexistentes, sino a la creación de algo nuevo y que no existía en los tiempos de Adán y Eva; por lo tanto, nada parecido a una restauración.
Sin embargo, el planteamiento del Sr. Olcese, así como el de todos aquellos que como él piensan, es totalmente contrario a esa tesis y favoreciendo la idea, de que todos tenemos que ser reyes y sacerdotes en ese nuevo mundo por venir, si queremos conseguir la salvación…… y algo que pueden comprobar, si siguen el contenido del artículo del Sr. Olcese que estamos analizando; y planteamiento que cambia radicalmente el propósito ya explicado del Altísimo, a algo que Este nunca ha tenido en mente o al menos, no nos ha sido revelado en Su Palabra, como es el que todos adquiramos la condición de reyes y sacerdotes, lo cual no deja de ser un solemne disparate. Y es que esas personas que van presumiendo por ahí de ser “santos” o “redimidos”, según nos dice el caballero en cuestión en su artículo, cometen un error de bulto e impropio de personas que, según afirman, son depositarios del espíritu guiador a la verdad (Juan 16:13), que Jesucristo prometió a aquellos que tenían que llegar a ser sus hermanos: intentan averiguar el propósito de Dios para el hombre, tomando como punto de referencia el NT, cuando en realidad dicho propósito solo está revelado en el AT…… no olvidemos, que según Hech. 3:21, fue “por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo” que Jehová nos habló de lo que pensaba hacer con nosotros y algo que les hemos mostrado hace un momento. Porque de lo que trata el NT, se resume perfectamente en unas palabras que pronunció el apóstol Pablo:
“Porque digo que Cristo realmente llegó a ser ministro de los circuncisos a favor de la veracidad de Dios, para confirmar las promesas que Él hizo a los antepasados de ellos.” (Rom. 15:8).
Y eso es de lo que estaríamos hablando: de la confirmación del propósito del Altísimo en la figura de Jesús y confirmación que continuó tomando cuerpo, por ejemplo, con la selección de aquellos que junto a él tenían que formar parte en ese gobierno o “administración” prometida y que tendrían la responsabilidad de llevar a buen término el propósito de Jehová…… que, repetimos, no era otro que devolver al ser humano a la misma situación de nuestros primeros padres antes del pecado y no de hacernos a todos reyes y sacerdotes. No olvidemos, por ejemplo y para enfatizar el asunto, que la labor del sacerdote era la de interceder a favor de los hombres ante Jehová (Hebr. 5:1), mientras que nuestro primer padre Adán, como perfecto hijo de Dios, no precisaba de intermediarios para hablar con su Creador:
“Y Jehová Dios siguió llamando al hombre y diciéndole: “¿Dónde estás?”. 10 Por fin él dijo: “Oí tu voz en el jardín, pero tuve miedo porque estaba desnudo y por eso me escondí”. 11 A lo que dijo él: “¿Quién te informó que estabas desnudo? ¿Del árbol del que te mandé que no comieras has comido?”. 12 Y pasó el hombre a decir: “La mujer que me diste para que estuviera conmigo, ella me dio fruto del árbol y así es que comí”. 13 Ante eso, Jehová Dios dijo a la mujer: “¿Qué es esto que has hecho?”. A lo cual respondió la mujer: “La serpiente... ella me engañó y así es que comí”.” (Gén. 3:9-13).
Y nada en este pasaje nos hace pensar, repetimos, que el hombre Adán necesitara de un intermediario para hablar con Dios; por lo tanto y si como nos sugiere Apologista, todos adquiriéramos la condición de perfectos e inmortales Hijos de Dios para poder entrar en el reino…… ¿para qué se precisaría la capacidad sacerdotal, si todos podríamos tener una relación directa con nuestro Padre Celestial? Entonces ¿qué sentido tendría el que Jehová dotara de dicha capacidad? ¿No será para atender precisamente, a esos sobrevivientes de la “gran tribulación”, que pasan con vida al nuevo mundo y por lo tanto, precisarán de esa ayuda, así como aquellos que durante el milenio vayan resucitando? Con lo cual, la afirmación de los TJ, sería correcta cuando hablan de unos pocos reinando con Cristo, sobre unos muchos que necesitarán de dicha mediación sacerdotal, como ayuda para conseguir los requisitos establecidos por Jehová, para el acceso a la vida eterna.
Porque esa parece ser la voluntad de nuestro Creador y voluntad que solo está expresada en el AT, pues el contenido del NT, no es más que una biografía compuesta de Jesús (los cuatro evangelios), de la historia de la primitiva congregación cristiana (el libro de Hechos de los Apóstoles) y del libro de Revelación, dirigido a las personas que vivirían en los tiempos finales de este inicuo sistema de cosas; los restantes 22 libros de un total de 27 y en los que los defensores del auto-ungimiento como Hijos de Dios se apoyan para reivindicar dicha condición, son cartas cruzadas entre aquellos verdaderos “ungidos” del primer siglo y que nada tienen que ver con nosotros actualmente…… o al menos, eso es lo que se deduce al ver los destinatarios a los que fueron dirigidas. No olvidemos que con la muerte del último apóstol, Juan, se acabó la dispensación del bautismo en espíritu santo y el que daba la adopción como Hijo de Dios, por lo que dejaron de aparecer personas con ese reconocimiento; más información acerca de este tema, la pueden encontrar en nuestro artículo “Pero…… ¿y quién nos bautiza?” (02/11/11).
Luego y para resumir, el Sr. Olcese no ha demostrado nada, como no sea una nula capacidad de entendimiento de las Escrituras, pues nada, absolutamente nada de lo por él afirmado, en el sentido de que junto con aquellos que “sueñan” con ser reyes en ese nuevo orden venidero, gobernará “sobre muchas ciudades” y en una esperpéntica interpretación de la parábola de las minas (Luc. 19:15-27), se ajusta a la realidad del propósito declarado por Jehová, mediante sus profetas “de tiempo antiguo” (Hech. 3:21), tal y como hemos visto. Y nosotros ahí lo dejamos, pasándoles a ustedes el testigo de la labor de averiguar, quién tiene la razón en sus afirmaciones…… si D. Mario o nosotros y conocer de esta manera, cuál es el futuro que realmente tiene reservado nuestro Creador para cada uno de nosotros: si el de ser todos reyes y sacerdotes en Su reino, cómo nos aseguran esos “iluminados” que se auto-proclaman “ungidos” o Hijos de Dios (entre ellos el Sr. Olcese), o sencillamente, ser felices súbditos bajo ese gobierno de hechura celestial que regirá en esa nueva tierra venidera, convertida en un verdadero paraíso y con la vida eterna en perspectiva. Y es que el planteamiento que esos señores nos hacen acerca del propósito del Altísimo para con Su creación, pues ¡que quieren que les digamos!...... pero un pelín “disparatadillo” si parece ¿no creen?
MABEL
sábado, 10 de diciembre de 2011
No es exactamente así, pero……
Y es que el Sr. Olcese (Apologista), en un corto comunicado que publicó hace unos días (05/12/11), nos anunció que estaría algún tiempo apartado de las tareas que le son propias en su página web, debido a su conocida afección ocular y de la que una vez más, desde este blog y como no podría ser de otra manera, expresamos nuestro deseo de un pronto y total restablecimiento. Y si bien es cierto que D. Mario, afirma tener una mano amiga que de momento le irá solventando la papeleta y que no dudamos que lo hará con la máxima eficacia, no es menos cierto que no es lo mismo, que sea él el que esté publicando, que el que lo haga “otra mano” por muy eficaz que sea…… a menos que el citado caballero supervise todo lo que se publique en su medio de difusión y cuente con su total conformidad, como sería lo razonable. Pero dicho esto y aceptando las cosas como están, lo que deseamos destacar en esta ocasión, es el comentario con el que D. Mario cierra su nota informativa:
“Saludos especiales para Leonardo, Doña Sylvia, y por supuesto, al caballero español, Don Armando López Golart, quien debe estar extrañando mis estudios bíblicos que tanto le ayudan a replantear sus creencias presentes.”
Bien, de entrada tengo que decir, que personalmente (hablo en calidad de aludido) me halaga el que me haya concedido la deferencia de hacerme objeto de una alusión tan directa y personal, lo cual habla obviamente de la importancia que uno (en este caso, un servidor) tiene en la labor divulgativa del Sr. Olcese, bien sea en un sentido (positivo) o bien en otro (negativo)…… en todo caso, con determinado peso específico en dicha labor. Y prescindiendo de que es cierto que echo de menos sus estudios bíblicos, no puedo por menos que hacer una clarificadora afirmación: los citados estudios, lejos de ayudarme a “replantear” mis creencias, así como las de mi compañero Manuel Bel, lo que hacen es reafirmarnos en las mismas, al observar la dificultad que el Sr. Olcese tiene para presentar objeciones a los planteamientos que le formulamos desde este blog. Y entendemos que de nuevo se va a dar el caso, pues inmediatamente después de publicar la citada nota informativa, en el blog de Apologista se colgó un artículo titulado “Comentario sobre Rev. 20:5” y del que es cierto que desconocemos la autoría, pero puesto que está publicado en el blog de D. Mario, lo razonable es que sea este el que asuma la responsabilidad de su contenido, prescindiendo del hecho circunstancial de que no pueda escribir sus propios artículos.
Porque en el citado artículo, se nos hace una exposición del mencionado pasaje escritural y que en principio, nos permite afirmar que estaríamos hablando de una exposición muy bien documentada (eso es innegable), pero con una pésima conclusión y por la que fácilmente se puede deducir, que el autor del mismo, no solo no tiene demasiada idea de por dónde va la cosa, sino que además tiene ciertas dificultades para usar la lógica y el sentido común…… cualidades imprescindibles cuando se tiene que considerar alguna porción de las Escrituras; y siempre a tenor de la siguiente afirmación, en la segunda mitad de su último párrafo:
“Cuando el autor llama a ésta la “primera” resurrección, tácitamente indica que habrá una “segunda”. Como todos los impíos morirán en ocasión de la segunda venida de יהושע ה משיח (Yahshua Ha Mashiaj) (cap. 19: 21), y como se los describe cuando atacan la ciudad al fin de los mil años (cap. 20: 8-9), se deduce que deben haber resucitado. Por lo tanto, está claramente implícita en el contexto la segunda resurrección al final de los mil años.” (Negritas nuestras).
Y es que una cosa, es hacer acopio de determinada información para documentar un texto bíblico y otra muy distinta, el hacer un análisis correcto del mismo a la luz de su contexto; porque veamos: si como nos dice el autor en cuestión, estos “impíos” citados mueren a causa del juicio llevado a cabo en la segunda venida de Cristo y que culmina con la batalla final de Armagedón (luego en todo caso, víctimas de un juicio adverso de Jehová), obviamente ya no serán resucitados, pues su muerte se produce, no como causa del pecado heredado de Adán y del que Jesús nos rescató mediante su sacrificio, sino de un juicio condenatorio de parte del Altísimo, como fue en el caso de Sodoma y Gomorra y con lo cual, estaríamos hablando de algo totalmente distinto; pero veamos qué se nos dice sobre dicho juicio, en Judas 7:
“Así también Sodoma y Gomorra y las ciudades circunvecinas, después que ellas de la misma manera como los anteriores hubieron cometido fornicación con exceso e ido en pos de carne para uso contranatural, son puestas delante de nosotros como ejemplo amonestador al sufrir el castigo judicial de fuego eterno.”
Y palabras que nos estarían hablando de destrucción eterna para las personas que lo sufrieron, por tanto, sin la resurrección en mira; por otra parte, no podemos olvidar que este suceso fue colocado por el propio Jesús, en paralelo con el juicio que Jehová llevó a cabo con el diluvio del día de Noé:
“Además, así como ocurrió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: 27 comían, bebían, los hombres se casaban, las mujeres se daban en matrimonio, hasta aquel día en que Noé entró en el arca y llegó el diluvio y los destruyó a todos. 28 De igual modo, así como ocurrió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban. 29 Pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y los destruyó a todos. 30 De la misma manera será en aquel día en que el Hijo del hombre ha de ser revelado.” (Luc. 17:26-30).
Y puesto que lo que observamos, es que en ambos casos Jesús empleó la expresión “destruyó” y dado que según el relato de Judas, dicha información fue puesta a nuestro alcance como “ejemplo amonestador”, nada hay que nos permita suponer, la posibilidad de una resurrección posterior de esas personas, víctimas directas de un castigo divino…… y es que lo contrario no tendría sentido. Pero como entendemos que estos “ejemplos” nos marcan por donde van a ir las cosas, para aquellas personas que se tengan que enfrentar a ese venidero juicio del Altísimo, sería interesante, para confirmar nuestro planteamiento y que no queden dudas al respecto, saber que nos dicen las Escrituras, en concreto, precisamente de ese venidero juicio:
“Esto toma en cuenta que es justo por parte de Dios pagar con tribulación a los que les causan tribulación, 7 pero, a ustedes que sufren la tribulación, con alivio juntamente con nosotros al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles 8 en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús. 9 Estos mismos sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna de delante del Señor y de la gloria de su fuerza.” (2 Tes. 1:6-9).
Y no perdamos de vista el hecho de que en el pasaje leído, se nos está hablando precisamente de lo que va a ocurrir durante la segunda venida de Jesucristo y desde luego, nada nos hace pensar de esas palabras, máxime teniendo en cuenta los relatos de Judas y Lucas citados, que esas personas eliminadas en ese juicio vayan a tener algo parecido a una resurrección; no obstante y para una información más completa acerca del particular, nos remitimos a un artículo que publicamos el 20/02/10, titulado “Respondiendo a una objeción”. Pero por otra parte y continuando con el autor en cuestión, en esa porción transcrita de su artículo, también leemos lo que sigue:
“……y como se los describe cuando atacan la ciudad al fin de los mil años (cap. 20: 8-9), se deduce que deben haber resucitado.” (Negritas nuestras).
Y no nos negarán ustedes, que el razonamiento no puede ser más extravagante, por lo que se nos ocurre plantarle una cuestión a dicho autor…… ¿nos podría explicar de dónde saca, que los que “numerosos como la arena del mar” (Rev. 20:8), atacan “el campamento de los santos y la ciudad amada” (v. 9), son las mismas personas “impías”, que fueron destruidas durante la “gran tribulación” de Rev. 7:14? Porque resulta que en ese contexto y para acabar de “arreglar” la cosa, de ninguna manera se nos habla de algo parecido a una resurrección; no nos olvidemos, que dicho autor y apoyándose (suponemos) en Juan 5:28-29, en la última frase de esa porción transcrita nos dice lo siguiente:
“Por lo tanto, está claramente implícita en el contexto la segunda resurrección al final de los mil años.” (Negritas nuestras).
Sin embargo y reiterándonos en nuestra anterior afirmación, no vemos la “claridad” por ninguna parte, pues nada en ese pasaje de Rev. 20:7-10 hace referencia a resurrección alguna…… pero leámoslo:
“Ahora bien, luego que hayan terminado los mil años, Satanás será soltado de su prisión 8 y saldrá a extraviar a aquellas naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, para reunirlos para la guerra. El número de estos es como la arena del mar. 9 Y avanzaron sobre la anchura de la tierra y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero descendió fuego del cielo y los devoró. 10 Y el Diablo que los estaba extraviando fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde ya estaban tanto la bestia salvaje como el falso profeta; y serán atormentados día y noche para siempre jamás.”
Luego vemos que lo que hace Satanás al ser soltado de su cautiverio, es salir a extraviar a las naciones existentes en ese momento por sobre toda la tierra, tal como en su momento lo hizo con Adán y Eva; y naciones, observemos el detalle, que obviamente no se formaron de “bote pronto” en el preciso momento de esa supuesta resurrección al final de los mil años y cuestión que nos lleva a una derivada…… ¿nos podría explicar dicho autor, para qué guardó Jehová a Satanás por un espacio de tiempo de mil años? Y en otro orden de cosas ¿por qué tendría Jehová que resucitar a personas acusadas de pecar contra Él y por tanto, destruidas “eternamente” en su momento, según hemos leído? No olvidemos que las propias Escrituras ya nos hablan de personas que no tendrán derecho a una resurrección:
“En verdad les digo que todas las cosas les serán perdonadas a los hijos de los hombres, no importa qué pecados y blasfemias cometan blasfemamente. 29 Sin embargo, cualquiera que blasfema contra el espíritu santo no tiene perdón jamás, sino que es culpable de pecado eterno.” (Mar. 3:28-29).
Entonces, una vez más, estamos ante lo que no es más que un planteamiento disparatado a partir de un pasaje bíblico, en este caso de Rev. 5:20 y planteamiento que no tiene soporte alguno en las Escrituras, pues ni los afectados por un juicio adverso de Jehová pueden ser resucitados en ningún momento, ni estas nos dicen nada sobre algo parecido a una resurrección al término de los mil años y prescindiendo, por supuesto, del hecho de que dicho pasaje constara en los manuscritos originales o no. Por lo que volviendo al inicio de nuestra exposición, consideramos que el Sr. Olcese, tanto si es autor del citado escrito, como si se trata de una colaboración, tendría que mostrar un poco más de rigurosidad en todo aquello que se publica en su blog, para que tenga la veracidad que se debería de esperar en toda aquella persona que afirma proclamar “las prístinas verdades de las Escrituras”…… ¿entienden ahora, queridos lectores, porqué los contenidos del blog del Sr. Olcese, no nos pueden hacer “replantear” nuestras creencias?
MABEL
Y es que el Sr. Olcese (Apologista), en un corto comunicado que publicó hace unos días (05/12/11), nos anunció que estaría algún tiempo apartado de las tareas que le son propias en su página web, debido a su conocida afección ocular y de la que una vez más, desde este blog y como no podría ser de otra manera, expresamos nuestro deseo de un pronto y total restablecimiento. Y si bien es cierto que D. Mario, afirma tener una mano amiga que de momento le irá solventando la papeleta y que no dudamos que lo hará con la máxima eficacia, no es menos cierto que no es lo mismo, que sea él el que esté publicando, que el que lo haga “otra mano” por muy eficaz que sea…… a menos que el citado caballero supervise todo lo que se publique en su medio de difusión y cuente con su total conformidad, como sería lo razonable. Pero dicho esto y aceptando las cosas como están, lo que deseamos destacar en esta ocasión, es el comentario con el que D. Mario cierra su nota informativa:
“Saludos especiales para Leonardo, Doña Sylvia, y por supuesto, al caballero español, Don Armando López Golart, quien debe estar extrañando mis estudios bíblicos que tanto le ayudan a replantear sus creencias presentes.”
Bien, de entrada tengo que decir, que personalmente (hablo en calidad de aludido) me halaga el que me haya concedido la deferencia de hacerme objeto de una alusión tan directa y personal, lo cual habla obviamente de la importancia que uno (en este caso, un servidor) tiene en la labor divulgativa del Sr. Olcese, bien sea en un sentido (positivo) o bien en otro (negativo)…… en todo caso, con determinado peso específico en dicha labor. Y prescindiendo de que es cierto que echo de menos sus estudios bíblicos, no puedo por menos que hacer una clarificadora afirmación: los citados estudios, lejos de ayudarme a “replantear” mis creencias, así como las de mi compañero Manuel Bel, lo que hacen es reafirmarnos en las mismas, al observar la dificultad que el Sr. Olcese tiene para presentar objeciones a los planteamientos que le formulamos desde este blog. Y entendemos que de nuevo se va a dar el caso, pues inmediatamente después de publicar la citada nota informativa, en el blog de Apologista se colgó un artículo titulado “Comentario sobre Rev. 20:5” y del que es cierto que desconocemos la autoría, pero puesto que está publicado en el blog de D. Mario, lo razonable es que sea este el que asuma la responsabilidad de su contenido, prescindiendo del hecho circunstancial de que no pueda escribir sus propios artículos.
Porque en el citado artículo, se nos hace una exposición del mencionado pasaje escritural y que en principio, nos permite afirmar que estaríamos hablando de una exposición muy bien documentada (eso es innegable), pero con una pésima conclusión y por la que fácilmente se puede deducir, que el autor del mismo, no solo no tiene demasiada idea de por dónde va la cosa, sino que además tiene ciertas dificultades para usar la lógica y el sentido común…… cualidades imprescindibles cuando se tiene que considerar alguna porción de las Escrituras; y siempre a tenor de la siguiente afirmación, en la segunda mitad de su último párrafo:
“Cuando el autor llama a ésta la “primera” resurrección, tácitamente indica que habrá una “segunda”. Como todos los impíos morirán en ocasión de la segunda venida de יהושע ה משיח (Yahshua Ha Mashiaj) (cap. 19: 21), y como se los describe cuando atacan la ciudad al fin de los mil años (cap. 20: 8-9), se deduce que deben haber resucitado. Por lo tanto, está claramente implícita en el contexto la segunda resurrección al final de los mil años.” (Negritas nuestras).
Y es que una cosa, es hacer acopio de determinada información para documentar un texto bíblico y otra muy distinta, el hacer un análisis correcto del mismo a la luz de su contexto; porque veamos: si como nos dice el autor en cuestión, estos “impíos” citados mueren a causa del juicio llevado a cabo en la segunda venida de Cristo y que culmina con la batalla final de Armagedón (luego en todo caso, víctimas de un juicio adverso de Jehová), obviamente ya no serán resucitados, pues su muerte se produce, no como causa del pecado heredado de Adán y del que Jesús nos rescató mediante su sacrificio, sino de un juicio condenatorio de parte del Altísimo, como fue en el caso de Sodoma y Gomorra y con lo cual, estaríamos hablando de algo totalmente distinto; pero veamos qué se nos dice sobre dicho juicio, en Judas 7:
“Así también Sodoma y Gomorra y las ciudades circunvecinas, después que ellas de la misma manera como los anteriores hubieron cometido fornicación con exceso e ido en pos de carne para uso contranatural, son puestas delante de nosotros como ejemplo amonestador al sufrir el castigo judicial de fuego eterno.”
Y palabras que nos estarían hablando de destrucción eterna para las personas que lo sufrieron, por tanto, sin la resurrección en mira; por otra parte, no podemos olvidar que este suceso fue colocado por el propio Jesús, en paralelo con el juicio que Jehová llevó a cabo con el diluvio del día de Noé:
“Además, así como ocurrió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: 27 comían, bebían, los hombres se casaban, las mujeres se daban en matrimonio, hasta aquel día en que Noé entró en el arca y llegó el diluvio y los destruyó a todos. 28 De igual modo, así como ocurrió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban. 29 Pero el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre y los destruyó a todos. 30 De la misma manera será en aquel día en que el Hijo del hombre ha de ser revelado.” (Luc. 17:26-30).
Y puesto que lo que observamos, es que en ambos casos Jesús empleó la expresión “destruyó” y dado que según el relato de Judas, dicha información fue puesta a nuestro alcance como “ejemplo amonestador”, nada hay que nos permita suponer, la posibilidad de una resurrección posterior de esas personas, víctimas directas de un castigo divino…… y es que lo contrario no tendría sentido. Pero como entendemos que estos “ejemplos” nos marcan por donde van a ir las cosas, para aquellas personas que se tengan que enfrentar a ese venidero juicio del Altísimo, sería interesante, para confirmar nuestro planteamiento y que no queden dudas al respecto, saber que nos dicen las Escrituras, en concreto, precisamente de ese venidero juicio:
“Esto toma en cuenta que es justo por parte de Dios pagar con tribulación a los que les causan tribulación, 7 pero, a ustedes que sufren la tribulación, con alivio juntamente con nosotros al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles 8 en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús. 9 Estos mismos sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna de delante del Señor y de la gloria de su fuerza.” (2 Tes. 1:6-9).
Y no perdamos de vista el hecho de que en el pasaje leído, se nos está hablando precisamente de lo que va a ocurrir durante la segunda venida de Jesucristo y desde luego, nada nos hace pensar de esas palabras, máxime teniendo en cuenta los relatos de Judas y Lucas citados, que esas personas eliminadas en ese juicio vayan a tener algo parecido a una resurrección; no obstante y para una información más completa acerca del particular, nos remitimos a un artículo que publicamos el 20/02/10, titulado “Respondiendo a una objeción”. Pero por otra parte y continuando con el autor en cuestión, en esa porción transcrita de su artículo, también leemos lo que sigue:
“……y como se los describe cuando atacan la ciudad al fin de los mil años (cap. 20: 8-9), se deduce que deben haber resucitado.” (Negritas nuestras).
Y no nos negarán ustedes, que el razonamiento no puede ser más extravagante, por lo que se nos ocurre plantarle una cuestión a dicho autor…… ¿nos podría explicar de dónde saca, que los que “numerosos como la arena del mar” (Rev. 20:8), atacan “el campamento de los santos y la ciudad amada” (v. 9), son las mismas personas “impías”, que fueron destruidas durante la “gran tribulación” de Rev. 7:14? Porque resulta que en ese contexto y para acabar de “arreglar” la cosa, de ninguna manera se nos habla de algo parecido a una resurrección; no nos olvidemos, que dicho autor y apoyándose (suponemos) en Juan 5:28-29, en la última frase de esa porción transcrita nos dice lo siguiente:
“Por lo tanto, está claramente implícita en el contexto la segunda resurrección al final de los mil años.” (Negritas nuestras).
Sin embargo y reiterándonos en nuestra anterior afirmación, no vemos la “claridad” por ninguna parte, pues nada en ese pasaje de Rev. 20:7-10 hace referencia a resurrección alguna…… pero leámoslo:
“Ahora bien, luego que hayan terminado los mil años, Satanás será soltado de su prisión 8 y saldrá a extraviar a aquellas naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, para reunirlos para la guerra. El número de estos es como la arena del mar. 9 Y avanzaron sobre la anchura de la tierra y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero descendió fuego del cielo y los devoró. 10 Y el Diablo que los estaba extraviando fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde ya estaban tanto la bestia salvaje como el falso profeta; y serán atormentados día y noche para siempre jamás.”
Luego vemos que lo que hace Satanás al ser soltado de su cautiverio, es salir a extraviar a las naciones existentes en ese momento por sobre toda la tierra, tal como en su momento lo hizo con Adán y Eva; y naciones, observemos el detalle, que obviamente no se formaron de “bote pronto” en el preciso momento de esa supuesta resurrección al final de los mil años y cuestión que nos lleva a una derivada…… ¿nos podría explicar dicho autor, para qué guardó Jehová a Satanás por un espacio de tiempo de mil años? Y en otro orden de cosas ¿por qué tendría Jehová que resucitar a personas acusadas de pecar contra Él y por tanto, destruidas “eternamente” en su momento, según hemos leído? No olvidemos que las propias Escrituras ya nos hablan de personas que no tendrán derecho a una resurrección:
“En verdad les digo que todas las cosas les serán perdonadas a los hijos de los hombres, no importa qué pecados y blasfemias cometan blasfemamente. 29 Sin embargo, cualquiera que blasfema contra el espíritu santo no tiene perdón jamás, sino que es culpable de pecado eterno.” (Mar. 3:28-29).
Entonces, una vez más, estamos ante lo que no es más que un planteamiento disparatado a partir de un pasaje bíblico, en este caso de Rev. 5:20 y planteamiento que no tiene soporte alguno en las Escrituras, pues ni los afectados por un juicio adverso de Jehová pueden ser resucitados en ningún momento, ni estas nos dicen nada sobre algo parecido a una resurrección al término de los mil años y prescindiendo, por supuesto, del hecho de que dicho pasaje constara en los manuscritos originales o no. Por lo que volviendo al inicio de nuestra exposición, consideramos que el Sr. Olcese, tanto si es autor del citado escrito, como si se trata de una colaboración, tendría que mostrar un poco más de rigurosidad en todo aquello que se publica en su blog, para que tenga la veracidad que se debería de esperar en toda aquella persona que afirma proclamar “las prístinas verdades de las Escrituras”…… ¿entienden ahora, queridos lectores, porqué los contenidos del blog del Sr. Olcese, no nos pueden hacer “replantear” nuestras creencias?
MABEL
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