La expulsión de demonios
Uno de los rasgos que más caracterizó la actividad evangelizadora tanto de Jesús, como de sus apóstoles, así como de aquellos que siguieron a estos, sin duda alguna fue la labor de exorcismo o expulsión de demonios y algo que queda claro, cuando uno lee las instrucciones que a estos les fueron dadas:
“De manera que mandó llamar a sus doce discípulos y les dio autoridad sobre espíritus inmundos, para expulsarlos y para curar toda suerte de dolencia y toda suerte de mal.” (Mat. 10:1).
“Entonces los setenta volvieron con gozo y dijeron: “Señor, hasta los demonios quedan sujetos a nosotros por el uso de tu nombre”.” (Luc. 10:17).
Entonces vemos que donde se carga el acento en esos pasajes, así como en otros muchos, obviamente es en la actividad directamente relacionada con la labor de expulsar demonios. Y aunque aquí estaríamos hablando de personas directamente enviadas por Jesús, no fue menos cierto el caso entre aquellos que posteriormente siguieron a estas, como los Esteban, Bernabé, Felipe y otros muchos que, llegado el momento, también fueron revestidos de dicha autoridad en el preciso instante de ser reconocidos como Hijos de Dios, mediante la imposición de manos por parte de los apóstoles…… porque hasta dónde sabemos, no se menciona en las Escrituras ninguna persona no incluida en este grupo de “elegidos”, que hubiera expulsado ningún demonio en el nombre de Jesús. Aunque sí es cierto que en ellas se nos habla de cierto personaje, citado en Mar. 9:38 y en Luc. 9:49, que usando el nombre de Jesús también expulsaba demonios, pero no es menos cierto que tuvo la aprobación de este y además, eso ocurrió antes de la constitución de la congregación cristiana; y es que a partir de la muerte de Jesús y posterior derramamiento de espíritu santo, no existe ningún registro de que se volviera a repetir semejante situación, sino que solo aquellos que recibieron el bautismo del espíritu, en consecuencia fueron reconocidos como Hijos de Dios, fueron dotados de semejantes poderes. Y por lo que nos parece arriesgada la afirmación, por parte de algunos, en el sentido que en la actualidad se continúa expulsando demonios usando el nombre de Jesucristo, a través de las actuaciones de, por ejemplo, clérigos de la Iglesia Católica, o pastores de distintas confesiones religiosas, como la ortodoxa, pentecostal, protestante…… en fin, de todos aquellos que se arrogan el mérito de tener dominio sobre semejantes seres maquiavélicos y sin olvidar, que hasta en las religiones llamadas paganas (no cristianas) e incluso tribuales, tiene sus particulares exorcistas y “hechiceros” para los mismos, digámosles “menesteres”: dominar o expulsar demonios.
Sin embargo, eso es lo que se nos dice (entre otro tipo de informaciones), en dos artículos publicados por Apologista Mario Olcese, los días 10 y 12 de este mes de Diciembre y donde el segundo de ellos, lo acompaña con un video en el que incluye una experiencia personal, felizmente solventada por la resuelta actitud de su madre (D. Mario sitúa la experiencia en los días de su mocedad) y que nosotros, por supuesto, entendemos como verídica. Porque nosotros en dónde ponemos el acento y consideramos tema de debate, no es tanto en el hecho de que realmente y en la actualidad, posiblemente se produzcan exorcismos o expulsiones de demonios, sino en que el nombre de Jesucristo tenga algo que ver con ellas, porque…… ¿quién está autorizado hoy en día, para expulsar demonios en su nombre?
Y es que el Sr. Olcese nos menciona y nos imaginamos que otros muchos pensarán como él, que solo con mencionar el nombre de Jesucristo es suficiente para que los demonios salgan huyendo…… y nosotros no negamos el hecho de que ante una orden tajante amparada en ese nombre, los espíritus malignos obedezcan y tomen las de Villadiego (o sea, que abandonen su lugar de habitación, bien sea un cuerpo humano, edificio o cosa); lo que ponemos en duda, es que sea la mención de ese nombre, por muy bendito que sea y que lo es, el que provoque tal respuesta…… pues la cuestión continúa siendo la misma ¿quién está autorizado actualmente para usarlo? Y es que por otra parte, el mero pronunciamiento del nombre de Jesucristo en sí mismo y a modo de amuleto, no parece ser suficiente para expulsar un demonio, al menos según se deduce del registro escritural:
“Pero ciertos individuos de los judíos ambulantes que practicaban la expulsión de demonios también intentaron nombrar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus inicuos, diciendo: “Les ordeno solemnemente por Jesús a quien Pablo predica”. 14 Ahora bien, había siete hijos de cierto Esceva, sacerdote principal judío, que hacían esto. 15 Pero, en respuesta, el espíritu inicuo les dijo: “Conozco a Jesús y sé quién es Pablo; pero ustedes, ¿quiénes son?”. 16 Con eso, el hombre en quien estaba el espíritu inicuo se echó sobre ellos de un salto, logró el dominio de uno tras otro y prevaleció contra ellos, de modo que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.” (Hech. 19:13-16).
Lo primero que notamos, es que en el versículo 13 inicial, se nos habla de personas que “practicaban” la expulsión de demonios, luego hay que pensar que serían exorcistas “profesionales” que obviamente serían reconocidos por tener éxito en dicha tarea…… al menos eso es lo que las Escrituras nos dan a entender. Sin embargo, cuando intentaron hacerlo en el nombre “del Jesús que Pablo predicaba”, luego no había posibilidad de que el demonio en cuestión no supiera de quién le estaban hablando (manifestó conocer a ambos), este no solo no obedeció, sino que les agredió físicamente y lo cual nos plantea algunas preguntas, como por ejemplo ¿con qué poder hacían entonces esos personajes, sus anteriores expulsiones?; o quizás también ¿por qué el demonio no obedeció al ser interpelado en el “nombre” de Jesús?...... y lo cual nos presenta una derivada ¿por qué hoy “sí parece” que lo demonios obedecen al conjuro de cualquiera, prescindiendo de la denominación religiosa a la que pertenezca, hecho sobre la base de ese nombre?
Por otra parte y hasta donde hemos podido averiguar, sobre cómo se hacen hoy en día las expulsiones de demonios, no estaríamos hablando de literalmente una reacción inmediata del demonio o demonios de los que se trate, a la invocación del nombre de Jesús, sino que el exorcismo actual es un proceso que implica determinado tiempo; de hecho, parece que incluso existen manuales que marcan determinados pasos o procedimiento a seguir para un exorcismo correcto, luego nada parecido a ordenar en el nombre de Jesucristo y ¡et voilà!...... demonio fuera. Y lo cual nos hablaría de que nada tienen que ver estas expulsiones, con aquellas practicadas en el primer siglo por Jesús, o en su defecto, por aquellos a los que él comisionó y cuyos mandatos eran atendidos inmediatamente por los demonios implicados en el caso en cuestión. Sin embargo, el Sr. Olcese nos cuenta en uno de esos dos artículos citados, que actualmente las cosas ocurren de la siguiente manera:
“Sin embargo, los pastores y predicadores siguen expulsando demonios en pleno siglo XXI con sólo nombrar el nombre de Jesús.” (Negritas nuestras).
Y repetimos: no estamos discutiendo que hoy en día se hagan o no expulsiones de demonios, sino cuanto tiene que ver en las mismas y si es que estas realmente se producen, el nombre de Jesús; y para poder averiguarlo, empezaremos analizando las expulsiones en los tiempos de Jesús. Y lo primero que vemos en la realizadas durante el primer siglo, es que efectivamente solo con una orden directa de este, o la de alguno de sus apóstoles, o en su defecto, de aquellos comisionados por los apóstoles para la divulgación de las buenas nuevas del reino, era suficiente para que los demonios abandonaran el cuerpo de los poseídos de forma inmediata. Sin embargo, cuando consideramos el caso de los setenta enviados por Jesús, se intuye que algo más estaba envuelto en el asunto, cuando nos fijamos en la respuesta que Jesús les dio y que nos aclara que fue lo que realmente recibieron esas personas, para llevar a cabo dichas expulsiones:
“Ante aquello, él les dijo: “Contemplaba yo a Satanás ya caído como un relámpago del cielo. 19 ¡Miren! Yo les he dado la autoridad para hollar bajo los pies serpientes y escorpiones y sobre todo el poder del enemigo y nada les hará ningún daño”.” (Luc. 10:18-19)
Veamos ahora, que ocurrió cuando Jesús envió a los doce, en su primera comisión predicadora:
“De manera que mandó llamar a sus doce discípulos y les dio autoridad sobre espíritus inmundos, para expulsarlos y para curar toda suerte de dolencia y toda suerte de mal.” (Mat. 10:1).
“Entonces convocó a los doce y les dio poder y autoridad sobre todos los demonios y para curar enfermedades.” (Luc. 9:1).
“Entonces mandó llamar a los doce, e inició el enviarlos de dos en dos y empezó a darles autoridad sobre los espíritus inmundos.” (Mar. 6:7).
Y ya mencionado el caso de los 70 discípulos que posteriormente Jesús envió a predicar y que también fueron dotados de dicha “autoridad”, vemos que a los que posteriormente les fueron impuestas las manos por parte de los doce apóstoles, también recibieron dicha autoridad. Por ejemplo, de Felipe, uno de los siete nombrados mediante la imposición de manos (Hech. 6:1-6), se nos dice lo siguiente:
“Las muchedumbres prestaban atención de común acuerdo a las cosas que Felipe decía, mientras escuchaban y miraban las señales que él ejecutaba. 7 Porque había muchos que tenían espíritus inmundos y estos clamaban con voz fuerte y salían. Además, muchos paralíticos y cojos fueron curados.” (Hech. 7:6-7).
Luego lo que estamos viendo, es que esas personas habían sido dotadas de “autoridad” sobre el diablo, por lo que no es casual, que los que tenían tal poder o autoridad sobre los demonios, fueran aquellos que habían sido bautizados en espíritu santo y habían recibido la adopción como Hijos de Dios…… porque las Escrituras no nos hablan de nadie más que, después del derramamiento del espíritu santo en Pentecostés de 33 E.C., pudiera llevar a cabo dicha actividad. Entonces solo sería razonable pensar, que si hoy existieran personas con esa capacidad de expulsar demonios, ello significaría que tendríamos Hijos de Dios entre nosotros y lo que nos plantea una “pequeña” cuestión a considerar: y es que esa autoridad para expulsar demonios, iba pareja con la de hablar en lenguas, curar enfermos, sanar paralíticos, levantar muertos, etc.:
“A estos doce Jesús los envió, dándoles estas órdenes: “No se vayan por el camino de las naciones y no entren en ciudad samaritana; 6 sino, más bien, vayan continuamente a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7 Al ir, prediquen, diciendo: ‘El reino de los cielos se ha acercado’. 8 Curen enfermos, levanten muertos, limpien leprosos, expulsen demonios. Recibieron gratis; den gratis.” (Mat. 10:5-8).
Y las órdenes eran claras, por lo que si esta condición se hubiera mantenido hasta nuestros días, personajes de ese calibre, capaces de llevar a cabo tales prodigios, tendría que haberlos entre nosotros y más teniendo en cuenta las palabras que Jesús dirigió a sus discípulos, poco antes de ascender al cielo:
“Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen las buenas nuevas a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado será salvo, más el que no crea será condenado. 17 Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas 18 y con las manos tomarán serpientes y si beben algo mortífero no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán”.” (Mar. 16:15-18).
Y cosas que no vemos hoy en día…… sin embargo, sí se nos está afirmando por otra parte, que existen “ungidos” o Hijos de Dios y que se expulsan demonios en el nombre de Jesucristo, o al menos eso es lo que nos dice el Sr. Olcese y que así mismo se considera un “ungido”. Luego sería interesante que nos respondiera a la siguiente cuestión ¿cómo es posible, que esos personajes actuales puedan, según se nos afirma, hacer una cosa (expulsar demonios) y sin embargo, no puedan hacer las demás, como restaurar paralíticos, sanar enfermos, limpiar leprosos o levantar muertos? Recordemos que en tiempos apostólicos, eso era frecuente y razón por la que avanzaron las buenas nuevas con tanta rapidez en tan poco tiempo; y si eso fuera así en nuestros días, es obvio que ya nos habríamos enterado de que por el mundo hay personas haciendo esos prodigios…… sin embargo, ningún tipo de información hay al respecto.
Pero también es cierto, tal como hemos citado (Hech. 19:13-16), que las Escrituras nos hablan de personas que ciertamente expulsaban demonios, aunque por otros medios que nada tenían que ver con el usar el nombre de Jesús…… y que cuando intentaron hacerlo así, pasó lo que pasó; luego la pregunta es la siguiente ¿en base a que poder podían expulsar demonios? Y solo existe una respuesta, pues las cosas se pueden hacer mediante el poder de Dios…… o, aunque infinitamente menor, mediante el poder de Satanás, lo cual nos lleva a preguntarnos lo siguiente: ¿Qué ganaría Satanás, al actuar de esa manera, eso es, al practicar esa especie de engaño expulsando a sus propios demonios, mediante sus agentes humanos? Y ello nos llevaría a considerar un interesante pasaje de las Escrituras, que tiene como autor al mismo apóstol Pablo:
“Ahora bien, lo que estoy haciendo lo haré todavía, para cortar el pretexto a los que quieren un pretexto para que se les halle iguales a nosotros en el puesto del cual se jactan. 13 Porque tales hombres son apóstoles falsos, obreros engañosos, que se transforman en apóstoles de Cristo. 14 Y no es maravilla, porque Satanás mismo sigue transformándose en ángel de luz. 15 No es, por lo tanto, gran cosa el que sus ministros también sigan transformándose en ministros de justicia. Pero su fin será conforme a sus obras.” (2 Cor. 11:12-15).
Y leído este pasaje, dediquémonos a razonar un poco: una de las artimañas más eficaces de Satanás, para entrampar al personal, obviamente es la religión falsa…… y es que el ser humano lleva la religiosidad en sus genes, por decirlo de una manera que nos entendamos. Y si a una persona de religión católica (por poner un ejemplo), la curan de una parálisis en Lourdes o en Fátima, santuarios por todos conocidos, vaya usted a decirle a ella o a sus familiares, vecinos o amigos, que esa no es la religión que tiene la aprobación de Dios y verá lo que le dicen…… lo mismo que ocurre si a una persona se la libra de la horrible posesión demoníaca. O sea y para resumirlo, que haciendo “un bien”, Satanás consigue entrampar a las personas en la religión falsa y siendo a eso, en esencia, a lo que se refería el apóstol Pablo…… ¿nos van siguiendo, queridos amigos?
Tengamos en cuenta que hoy en día, no existe en la tierra ninguna religión que tenga la aprobación de Dios, como creemos haber dejado perfectamente expuesto en nuestro artículo titulado “Los problemas de la falsa religión” (07/09/11) y punto de vista con el que coincidía uno publicado el día anterior, en formato de video por el Sr. Olcese, bajo el enunciado “El misterio de la verdadera religión” en el blog de Lavasori.wordpres.com. Luego si estamos de acuerdo en ese extremo y no existe actualmente religión alguna que cuente con la aprobación del Altísimo ¿cómo puede ser y según nos afirma dicho caballero, que miembros de esas facciones religiosas, obviamente representantes fraudulentos de Dios, puedan expulsar demonios usando el nombre de Jesucristo?
Y nos parece a nosotros que demasiada lógica no tiene la cosa y por lo que nos atrevemos a afirmar, que en el caso de producirse actualmente expulsiones demoníacas o exorcismos, nada tienen que ver con la intervención de Dios en el asunto…… en primer lugar y como ya hemos dicho, si no hay a día de hoy religión verdadera alguna que represente a Dios, nadie está autorizado a expulsar demonios en el nombre de Jesucristo. De lo contrario, también tendrían que poder llevar a cabo sanaciones de todo tipo, así como resurrecciones de muertos, pues eso es lo que hacían aquellos que recibieron la autoridad para expulsar demonios; y que nos permitimos señalar, a tenor de las palabras de Jesús en su momento, que era asunto de mucha más importancia que el levantar muertos. Y es que un personaje tan autorizado como el apóstol Pablo, pronunció unas palabras que parecen indicar en esa dirección:
“Pónganse la armadura completa que proviene de Dios para que puedan estar firmes contra las maquinaciones del Diablo; 12 porque tenemos una lucha, no contra sangre y carne, sino contra los gobiernos, contra las autoridades, contra los gobernantes mundiales de esta oscuridad, contra las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales.” (Efe. 6:11-12).
Y por otra parte, tenemos unas palabras de Jesús, advirtiendo precisamente contra el dar crédito a esas afirmaciones, como la formulada por el Sr. Olcese y otros, en el sentido que las expulsiones actuales de demonios estén relacionadas con el uso de su nombre:
“Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre y en tu nombre expulsamos demonios y en tu nombre ejecutamos muchas obras poderosas?”. 23 Y sin embargo, entonces les confesaré: ¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obradores del desafuero.” (Mat. 7:22-23).
Y es obvio que aquí Jesús estaba haciendo referencia al día de su segunda venida para juicio, luego colocaba la acción en nuestros días; y a pesar de los argumentos de esos individuos en el pasaje citado, Jesús niega haber tenido jamás relación alguna con ellos y les califica como “obradores de desafuero” o “hacedores de maldad”, según versiones. Luego si algo queda claro de esas palabras, es que hoy no se expulsan demonios mediante el uso del nombre de Jesucristo, sino en todo caso en base a “otra” autoridad, como ya hemos apuntado y por lo que el Sr. Olcese tendría que ser más cauteloso con las afirmaciones que hace, aparte de intentar leer con la debida atención lo que dicen las Escrituras…… en fin, nos parece a nosotros.
MABEL
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