¿Seguro, D. Mario?
Hace unos días, concretamente el 23 de este mes de Diciembre, publicamos en nuestro blog el artículo “La expulsión de demonios” y en dónde objetábamos una afirmación que formuló Apologista Mario Olcese en su escrito de 10/12/11 “El Cristo de la historia y el testimonio de los demonios”, en el sentido de que actualmente se expulsan demonios en el nombre de Jesús; vean como el citado caballero expresaba su opinión, en el párrafo final de dicho artículo:
“Sin embargo, los pastores y predicadores siguen expulsando demonios en pleno siglo XXI con sólo nombrar el nombre de Jesús.” (Negritas nuestras).
Entendiendo dicha afirmación como algo que no se corresponde con la realidad, pasamos a mostrar nuestra disconformidad mediante el artículo mencionado y que a su vez, ha sido respondido por D. Mario, con un escrito titulado “¿Pueden los cristianos expulsar a los demonios?” (24/12/11) y donde se ratifica en su planteamiento, aunque con unos argumentos un tanto peregrinos, como suele ser habitual en él. Porque entre otras cosas, el Sr. Olcese hace la siguiente reflexión:
“Por otro lado, si es verdad que no podemos expulsar demonios si al mismo tiempo no tenemos el poder de hacer milagros, entonces ningún cristiano podría predicar el evangelio del reino, si al mismo tiempo no tiene el poder de sanar enfermos, ya que Jesús mandó a sus discípulos a predicar el evangelio y a sanar a los enfermos. Dice Lucas 9:2, así: “Y los envió a predicar el reino de Dios, Y A SANAR A LOS ENFERMOS”.” (Negritas nuestras).
Sin embargo, tenemos que decir en primer lugar, que dicho caballero y de forma interesada, tal como tiene por costumbre, se ha “olvidado” del verso uno de ese pasaje de Lucas y que completo, dice lo siguiente:
“Entonces convocó a los doce y les dio poder y autoridad sobre todos los demonios y para curar enfermedades. 2 Y los envió a predicar el reino de Dios y a hacer curaciones.” (Luc 9:1-2).
Luego vemos que lo primero que hizo Jesús antes de enviarles a predicar, fue dotarles de los poderes necesarios para llevar a cabo su labor y algo que quedaba perfectamente establecido en todos los textos con que acompañábamos nuestro artículo, pues poníamos de manifiesto que la “autoridad” para actuar más allá de los límites humanos, fuere para expulsar demonios, sanar enfermos o levantar muertos, les era dada a aquellos que fueron comisionados precisamente para predicar el evangelio o las buenas nuevas a otros. Tanto en el caso de los doce, como de los setenta que mandó a continuación e incluso, si observamos con atención, vemos que con sus apóstoles y después de su resurrección, de nuevo actuó de la misma manera, porque si bien es cierto que cuando ascendió a los cielos les comisionó para hacer discípulos de todas las naciones, las instrucciones concretas fueron las siguientes:
“Y estando reunido con ellos, les dio las órdenes: “No se retiren de Jerusalén, sino sigan esperando lo que el Padre ha prometido, acerca de lo cual oyeron de mí; 5 porque Juan, en verdad, bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en espíritu santo no muchos días después de esto”.
6 Pues bien, cuando se hubieron congregado, se pusieron a preguntarle: “Señor, ¿estás restaurando el reino a Israel en este tiempo?”. 7 Les dijo: “No les pertenece a ustedes adquirir el conocimiento de los tiempos o sazones que el Padre ha colocado en su propia jurisdicción; 8 pero recibirán poder cuando el espíritu santo llegue sobre ustedes y serán testigos de mí tanto en Jerusalén como en toda Judea y en Samaria y hasta la parte más distante de la tierra”. 9 Y después que hubo dicho estas cosas, estando ellos mirando, fue elevado y una nube se lo llevó de la vista de ellos.” (Hech. 1:4-9).
Luego lo que vemos, es que antes de empezar su comisión de predicar, tenían que esperar a ser investidos del poder necesario para llevar a cabo su tarea divulgadora, mediante el ser bautizados en espíritu santo, lo que implicaba el reconocimiento como Hijos de Dios; y circunstancia que les permitió desplegar de forma permanente los poderes que ese reconocimiento llevaba inherentes: la capacidad de expulsar demonios, de levantar muertos, curar enfermos, restaurar paralíticos, hablar en lenguas, etc. De hecho, la capacidad de efectuar dichas “señales”, no fue otra cosa, sino la manifestación del apoyo divino a la obra en cuestión:
“Porque si la palabra hablada mediante ángeles resultó firme y toda transgresión y acto de desobediencia recibió retribución en conformidad con la justicia, 3 ¿cómo escaparemos nosotros si hemos descuidado una salvación de tal grandeza, puesto que empezó a ser hablada mediante nuestro Señor y nos fue verificada por los que le oyeron, 4 mientras Dios tomó parte en dar testimonio tanto con señales como con portentos presagiosos y con diversas obras poderosas y con distribuciones de espíritu santo según su voluntad?” (Hebr. 2:2-4).
Y es obvio que el Altísimo llevó a cabo dichas obras poderosas, obviamente no de forma directa, sino por medio de aquellos que fueron comisionados para llevar las buenas nuevas a las personas y algo que nos lleva a la razonable conclusión, de que una cosa estaba intrínsecamente relacionada con la otra. Por lo que si actualmente, no hay personas que desarrollen esos poderes, es que actualmente no hay personas comisionadas por Jehová para llevar a cabo predicación alguna…… a menos que Jesucristo nos hubiera mentido:
“Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas 18 y con las manos tomarán serpientes y si beben algo mortífero no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán.” (Mar. 16:17-18).
Luego los que creyeran y tomaran a su cargo la responsabilidad de predicar las buenas nuevas, como verdaderos seguidores de Jesucristo y siempre según este, tendrían la autoridad de manifestar tales poderes; y siendo lo que se sobreentiende de lo leído, que no se trataba de que uno pudiera expulsar demonios y no pudiera habla en lenguas o hacer curaciones y viceversa…… por ejemplo. Por lo tanto, una persona que creyera, tendría la capacidad de recibir esa autoridad y desarrollar los distintos aspectos del poder recibido, en función de lo que las circunstancias exigieran en cada momento. Por lo que no puede darse el caso que incomprensiblemente nos plantea el Sr. Olcese, en el sentido de que actualmente uno no pueda sanar y sin embargo, si pueda expulsar demonios, o al revés: que no pueda expulsar demonios y sin embargo si pueda sanar, tal como menciona en el párrafo segundo de su escrito.
Y ya entrando a analizar su párrafo cuatro, decirle a D. Mario que es muy dueño de predicar lo que quiera y lo cual nos parece muy bien…… lo que ponemos en cuestión es que alguien le haya comisionado para ello y que es en donde radica el fondo de la cuestión. Porque si dicho caballero realmente formara parte de esos que “han creído” y por tanto, comisionado para tal actividad divulgadora, se tendrían que cumplir en él las palabras que acabamos de citar de Mar. 16:17-18, así como en tantos otros que así mismos se califican en la actualidad como “ungidos” o Hijos de Dios y por tanto, desplegar la capacidad de llevar a cabo las citadas actividades u obras poderosas declaradas por Jesús para todos aquellos “que creyeran”. Y que por cierto, no vemos por ningún lado por parte de esas personas citadas, lo cual nos habla de la falsedad de su condición de Hijos de Dios…… a menos, repetimos, que Jesucristo nos hubiera mentido en el citado pasaje.
Por lo tanto, puesto que de esa incapacidad para ejecutar obras poderosas solo se puede deducir que a día de hoy nadie está comisionado para predicar el reino de Dios (pues ambas actividades eran consustanciales), las expulsiones de demonios o sanaciones que se puedan realizar en nuestros días, no son más que producto de las artimañas de Satanás para extraviar a las personas mediante la religión falsa, tal como manifestábamos en nuestro artículo de referencia de 23/12/11. No olvidemos, por otra parte, que los “dos profetas” de Rev. 11:3 y que simbolizan a un resto “ungido” aún por aparecer, son los que iniciarán la gran predicación de Mat. 24:14 anunciada por Jesús, los cual nos lleva a formularnos una pregunta y que quizás el Sr. Olcese nos debería de responder ¿qué necesidad habría de iniciar una nueva predicación, si ya estuviera una en marcha a cargo de tanto “ungido” como parece existir hoy en día? Y continuando con el análisis del citado artículo, veamos ahora que nos dice en penúltimo párrafo:
“Finalmente, mis detractores me dicen que los que efectúan exorcismos y milagros serán desconocidos por Cristo cuando vuelva, y para demostrarlo me citan Mateo 7:22, 23. Aquí Jesús dice: “Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera DEMONIOS, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.” Pero si observan bien este pasaje de Mateo 7:22,23, Jesús no está diciendo que los que exorcizan y hacen milagros son personas que Jesús desconocerá en el día del juicio, sino, más bien, que habrá muchos que alegarán haber hecho milagros y sanidades en su nombre, pero que serán desconocidos por él porque eran hacedores de maldad. Por supuesto que hacer milagros y sanidades no son hechos malvados, pero seguramente estos malos hombres serán rechazados porque usaron el nombre de Cristo para expulsar demonios y hacer sanidades, pero con intenciones egoístas y hasta diabólicas, como Simón el mago de Hechos 8, quien creía que se podía comprar el poder de conferir el Espíritu Santo, pero con intenciones egoístas y perversas.” (Negritas nuestras).
Y nosotros ya sabemos que Mat. 7:22-23, pudiera ser interpretado como nos señala dicho caballero, pero en todo caso partiendo de un incorrecto entendimiento del mismo, pues de ser cierto lo que dice D. Mario, estaríamos hablando de un argumento contradictorio con lo que dicen realmente las Escrituras y con el que el Sr Olcese pretende confundirnos, porque resulta que al tal Simón, ya no le fue permitido siquiera disponer de dicha autoridad; porque veamos que nos cuenta ese capítulo ocho del libro de Hechos:
“Ahora bien, cuando Simón vio que mediante la imposición de las manos de los apóstoles se daba el espíritu, les ofreció dinero, 19 diciendo: “Denme a mí también esta autoridad, para que cualquiera a quien yo imponga las manos reciba espíritu santo”. 20 Pero Pedro le dijo: “Perezca tu plata contigo, porque pensaste conseguir posesión de la dádiva gratuita de Dios mediante dinero. 21 No tienes tú ni parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto a vista de Dios. 22 Arrepiéntete, por lo tanto, de esta maldad tuya y ruega intensamente a Jehová que, si es posible, se te perdone el proyecto de tu corazón; 23 porque veo que eres hiel venenosa y lazo de injusticia.” (Hech. 8:18-23).
Luego lo que queda claro, es que a personas con malas intenciones de corazón y Jehová ve lo que es el corazón del hombre (Jer. 17:10) y por tanto, sus verdaderas motivaciones, ya no les es permitido bajo ninguna circunstancia el usar el nombre de Jesús para ninguna actividad. Y si a esas personas que reciben un mal informe del derrotero de su corazón, obviamente y según el pasaje considerado de Hech. 8:18-23, ya no les es permitido el usar el nombre de Jesucristo, ni para sanar ni para expulsar demonios…… ¿en nombre de quién lo hacen esas personas mencionadas en Mat. 7:22-23 y a las que el Sr. Olcese parece relacionar, con los personajes que cita en el párrafo que transcribimos a continuación?
“Hoy en día muchos predicadores de la prosperidad dicen hacer milagros y sanidades, cuando en realidad son hacedores de maldad porque lo hacen para lucrar y aprovecharse de los necesitados. Estos serán finalmente rechazados como impíos a los cuales Jesús jamás reconoció como suyos.” (Negritas nuestras).
Pero resulta que Jesús hablo de personas que no solo “dirían” hacer milagros, sino que realmente los harían, como es el expulsar demonios y hacer otras obras poderosas, como es el sanar enfermos, hablar en lenguas, así como el proclamar un supuesto evangelio del reino. Pero ¿nos podría mencionar Apologista Mario Olcese, alguna persona con nombre y apellidos, que demuestre por medio de obras poderosas, ser un enviado de Jehová y por tanto, con la autoridad de usar el nombre de Jesucristo para llevar a cabo las citadas obras poderosas? Porque tal y como decíamos en el artículo mencionado que publicamos el día 23, no ponemos en cuestión el hecho de que se hagan obras poderosas, como el expulsar demonios o hacer sanaciones, por parte de los personajes que nos cita el Sr. Olcese, sino lo que tienen que ver las mismas el nombre de Jesucristo. Sin embargo, parece que el caballero en cuestión nos quiere dar a entender, que habrá otras personas que llevarán a cabo esas obras poderosas y tendrán el beneplácito de Jesucristo en el momento de su venida, a diferencia de aquellas que son rechazadas; pero repetimos ¿nos puede señalar alguna de ellas en este momento? Por otra parte y en relación con lo que acabamos de comentar…… ¿cómo es que él, que tanto se pavonea de ser un Hijo de Dios, es incapaz de realizar una sola acción poderosa que nos muestre la veracidad de tal afirmación?
Recordemos que en uno de sus últimos videos publicados “Los Testigos de Jehová y la nueva familia de Dios” (25/12/11), dicho caballero señala con énfasis el hecho de que el Altísimo tiene Hijos, no sobrinos o nietos, sino solo Hijos y con lo cual D. Mario se equipara, al igual que aquellos que en la actualidad, como él se autoproclaman Hijos de Dios, o sea, con los Pedro, Juan, Pablo, Mateo, Felipe, Bernabé, Esteban, etc. Sin embargo, esos personajes y como verdaderos Hijos de Dios, sí tenían la autoridad para manifestar poderes sobrenaturales, como el expulsar demonios, sanar enfermos, levantar muertos, restablecer paralíticos, etc., en el nombre de Cristo…. luego ¿nos podría explicar, porque a los actualmente “supuestos” Hijos de Dios, no les es posible llevar a cabo semejantes actividades? ¿O es que Jehová tiene Hijos de primera categoría, de segunda y sí mucho nos apuran, hasta de tercera? Eso es, que mientras unos sí podían hacer todo eso que hemos mencionado, algunos solo algo y otros, absolutamente nada de ello como es el caso que nos ocupa; entonces…… ¿nos podría explicar el Sr. Olcese, de qué va esta película que nos cuenta?
MABEL
jueves, 29 de diciembre de 2011
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