sábado, 19 de julio de 2014
Los “nacidos de nuevo”…… o la gran estafa de los llamados “ungidos”.
Si usted es una persona que habitualmente visita Internet en busca de temas religiosos, estará al tanto de que todos los predicadores, evangelistas, pastores y resto de “gente de malvivir” de la inmensa mayoría de las distintas denominaciones de la llamada “cristiandad”, así como otros que afirman ir por libre, se arrogan el ser “ungidos” o lo que es lo mismo, el ser Hijos de Dios, en definitiva el haber “nacido de nuevo” (Juan 3:3-5) y lo que supuestamente les convierte en hermanos de Jesucristo y por tanto, herederos del reino de Dios en calidad de inmortales reyes y sacerdotes…… y decimos “gente de malvivir”, porque no solo con dicha afirmación están engañando al “personal” en un intento de atribuirse una autoridad que no poseen, sino que además mienten como bellacos cuando afirman que todos aquellos que crean en sus afirmaciones y se bauticen en el nombre de Jesucristo también correrán la misma suerte (excepción hecha de los TJ, que se dividen en dos grupos), eso es, que también ocuparán tan alta magistratura. Dicho esto, veamos lo que podría ser una afirmación tipo de lo que piensan de sí mismos esos “maestros de lo imposible”, pero que son seguidos por una inmensa cantidad de incautos, eso es, de personas que sin hacer nada y solo por seguir a determinados “iluminados, se creen esa “milonga” de que serán reyes en el reino de Dios…… pero veamos dicha afirmación:
“Yo soy un UNGIDO del Señor, y nadie debe o puede tocarme a mí, o a usted, si en verdad es un cristiano, sin tener luego que pagar un precio muy caro. Yo me considero un UNGIDO del Señor, y si usted no se considera así, entonces usted no ha entendido lo que significa ser un cristiano o un ungido.” (Negritas nuestras).
O bien esto otro, procedente del mismo autor y hablando de una anterior membresía en la organización de los TJ:
“Al contrario, soy un hombre muy feliz y dichoso, ya que por fin tengo la libertad que no gozan ellos para escribir y tener mi sitio web donde puedo exponer mis creencias personales y mis “descubrimientos” bíblicos según me lo revela el Espíritu de Dios. Sólo el Espíritu de Dios nos guía a la verdad.” (Negritas nuestras).
Eso, que fue dicho por esa catástrofe intelectual que responde al pomposo nombre de Apologista Cristiano, Ing. Mario Olcese Sanguineti, no es más que lo que nos vienen a decir acerca de sí mismos, todos esos sujetos de “mal vivir” (pues viven como reyes de mentir al “personal”) y que si bien pudiera ser expresado en otras palabras, en lo sustancial viene a ser lo mismo: esos personajes se reconocen a sí mismos como “ungidos” de Dios y con la autoridad que ello concede a uno, pues sus afirmaciones están supuestamente “guiadas” por el espíritu santo y por tanto, dignas de todo crédito…… y si uno pone en duda tan disparatada afirmación y, además, no se cree ser un “ungido”, resulta que este uno es tonto y que no se ha “enterado” de lo que significa tener dicho privilegio, tal como nos señala el personaje del que hemos transcrito dichos párrafos. Pero claro, dicha declaración de ser poseedor de tan alta magistratura, se topa con un pequeño “problemilla” y que tiene que ver con el que esos fraudulentos personajes (todos unos “vividores”, sea que saquen un rédito económico de su labor –la mayoría de ellos- o sencillamente, para satisfacer su propio ego) no pueden demostrar estar en posesión de dicha condición de “ungidos” o Hijos de Dios y tener la guía del espíritu de Este; y puesto que para sortear dicha dificultad, usan la excusa de que desde que fueron concluidas las Escrituras al final del primer siglo, ya no es necesario el desarrollar obras poderosas para demostrar uno su condición (pues según entienden la salvación se consigue por la fe en el evangelio de Cristo y posterior bautismo en nombre de este), nosotros y para iniciar nuestra consideración con el objetivo de desmontar tan falaz proposición, partiremos de unas palabras dichas por el apóstol Pablo y que algo sabría del tema…… palabras que, además, son de una lógica aplastante y que entienden hasta los “tontos de pueblo”:
“Pero el que se jacta, jáctese en Jehová. 18 Porque no el que a sí mismo se recomienda es aprobado, sino el hombre a quien Jehová recomienda.” (2 Cor. 10:17-18).
Lo que se nos está diciendo en este pasaje y llevándolo al tema que nos ocupa, es que no es uno “ungido” o Hijo de Dios porque así lo afirme la persona en cuestión, sino que tiene que haber una clara manifestación de que el Altísimo así lo considera…… lo que lleva a hacernos la pregunta del millón: ¿cómo podemos saber, entonces, si uno está “recomendado” por el Altísimo o no? Pues por la única forma mediante la cual lo hemos sabido toda la vida y que no es otra que la observación de las cosas que uno hace y que tienen que estar más allá de la capacidad normal del ser humano común, porque preguntémonos ¿por qué fue reconocido Jesús como Hijo de Dios? ¿Simplemente porque así lo afirmó él? No, sino por las cosas que hacía y que estaban fuera del alcance del resto de los mortales; pero veamos cómo hasta el propio Hijo de Dios, reconoció o aceptó dicha circunstancia:
“…… ¿me dicen ustedes a mí, a quien el Padre santificó y despachó al mundo: “Blasfemas”, porque dije: Soy Hijo de Dios? 37 Si no hago las obras de mi Padre, no me crean. 38 Pero si las hago, aun cuando no me crean a mí, crean las obras, a fin de que lleguen a saber y continúen sabiendo que el Padre está en unión conmigo y yo estoy en unión con el Padre.” (Juan 10:37-38).
Si ello fue así y así fue, en el caso de Jesús ¿qué es lo que habría de esperarse de los actuales supuestos “ungidos”? Porque no olvidemos que esa capacidad de llevar a cabo obras poderosas, fue una constante entre aquellos que siguieron a Jesús, como mínimo hasta finales del primer siglo, al menos a tenor de lo dicho por el propio Jesucristo sobre estos:
“Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen las buenas nuevas a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado será salvo, más el que no crea será condenado. 17 Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas 18 y con las manos tomarán serpientes y si beben algo mortífero no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán”.
19 Entonces el Señor Jesús, después de haberles hablado, fue tomado arriba al cielo y se sentó a la diestra de Dios. 20 Por consiguiente, ellos salieron y predicaron por todas partes, mientras el Señor obraba con ellos y apoyaba el mensaje por las señales (u obras milagrosas) que acompañaban a este.” (Mar. 16:15-20). (Acotación nuestra).
Y palabras que están en perfecta armonía con el contenido del registro bíblico de Hechos de los Apóstoles, acerca de cómo se transmitió durante el I siglo dicho mensaje divino o “evangelio del reino” como muchos gustan en llamar, por parte de los seguidores de Jesucristo; ya después de dicho tiempo y con la muerte del último de los apóstoles (Juan, sobre el año 99 E,C,), no existe registro escrito alguno posterior a dicha fecha, religioso o seglar (al menos, hasta donde nosotros sabemos) que nos hablen de personas que expulsaran demonios, curaran ciegos, sanaran paralíticos o levantaran muertos…… sin embargo, repetimos, los supuestos actuales “ungidos” nos quieren convencer de que solo con su mera afirmación, es más que suficiente para que uno sea contado entre aquellos que serán salvos y reconocidos como Hijos de Dios y que tiene que llevarles a reinar al lado de Cristo durante el milenio. En llegando aquí, ya nos encontramos con el primer obstáculo serio con el que se enfrentan todos esos personajes, pues a las luz del contexto escritural es muy difícil el probar su afirmación, porque veamos: si como nos cuentan estos “maestros de lo imposible”, es mediante el bautismo como se adquiere dicha condición, nos tendrían que responder quién les bautizó a ellos y con qué autoridad lo hizo la persona u organización religiosa que lo reconoció como tal; porque lo que se nos dice en las Escrituras es que uno tienen que estar reconocido por una autoridad superior para poder impartir cualquier bautismo, como fue en el caso de Juan “el bautizante”:
“Ni siquiera yo lo conocía, pero El Mismo que me envió a bautizar en agua me dijo: “Sobre quienquiera que veas el espíritu descender y permanecer, este es el que bautiza en espíritu santo”.” (Juan 1:33).
Entonces Juan fue “enviado” o comisionado para efectuar esa tarea por el propio Jehová y en lo que se llegó a conocer como el “bautismo de Juan”; bautismo que se efectuaba mediante la total inmersión en agua del sujeto que se sometía a dicho bautismo y cuyo significado tenía que ver con el arrepentimiento público de pecados cometidos, así como el compromiso de someterse a Dios desde ese momento en adelante:
“Juan el bautizante se presentó en el desierto, predicando bautismo en símbolo de arrepentimiento para perdón de pecados. 5 Por consiguiente, todo el territorio de Judea y todos los habitantes de Jerusalén salían a donde él y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando abiertamente sus pecados.”(Mar. 1:4-5).
Siendo esto así, vemos que dicho bautismo y que era desconocido hasta el momento, no confería condición especial alguna al bautizado y de ahí, el que tuviera que ser seguido por otro tipo de bautismo y que no podía impartir Juan, pues no estaba autorizado para ello, como claramente se desprende del pasaje de Juan 1:33 y que acabamos de leer, en donde se señala a un personaje aún por aparecer como el comisionado para impartirlo y que era el propio Jesús, cosa para la que no estuvo habilitado sino hasta después de su muerte y posterior resurrección, como queda claro del siguiente pasaje:
“Y estando reunido con ellos, les dio las órdenes: “No se retiren de Jerusalén, sino sigan esperando lo que el Padre ha prometido, acerca de lo cual oyeron de mí; 5 porque Juan, en verdad, bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en espíritu santo no muchos días después de esto”.” (Hech. 1:4-5).
Por lo que ya tenemos dos bautismos en el “ruedo” y lo que genera una derivada, puesto que veamos: si tanto el que estaba autorizado para bautizar en agua, como el que lo estaba para bautizar en espíritu santo ya habían desaparecido de la escena terrestre ¿quién, entonces, tomó el testigo para continuar con la dispensación de ambos bautismos, indispensables según Juan 5:3-5, para conseguir alcanzar el poder reinar con Cristo? Ello se nos explica, en el siguiente mandato que Jesucristo dio a sus apóstoles:
“Y Jesús se acercó y les habló, diciendo: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y sobre la tierra. 19 Vayan, por lo tanto y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en……” (Mat. 28:18-19).
Luego los depositarios de esa tarea fueron los apóstoles y en consecuencia, los únicos autorizados sobre la tierra para poder bautizar en el “nombre de Jesucristo” (ver al respecto, uno de nuestros primeros escritos, concretamente el del 15/03/10 y en donde bajo el título “El bautismo…… ¿en nombre de quién?” explicamos con detalle este punto); ahora bien, como resulta que los “ungidos” actuales se consideran “continuadores” de esa tarea encomendada por Jesucristo a sus fieles seguidores, veamos hasta dónde la extendió este y dato que queda claro en estas palabras dirigidas a su Padre Celestial y en referencia , como no, a sus fieles apóstoles:
“Hago petición, no respecto a estos solamente (sus apóstoles), sino también respecto a los que pongan fe en mí mediante la palabra de ellos.” (Juan 17:20). (Acotación nuestra).
Entonces esa predicación iniciada por Jesús tenía fecha de caducidad, pues cuando muriera el último de los apóstoles y con ello finalizara el poder transmitir personalmente a otros lo dicho por este, se “acababa lo que se daba”; hay otro detalle que nos confirma esta circunstancia y que es la siguiente: el bautismo en espíritu santo y que concedía a uno la condición de Hijo de Dios, siempre según el registro escritural, solo lo podían impartir los apóstoles y no así, aquellos que la hubieran recibido de manos de estos. Porque lo que nos muestra el relato de Hech. 8:4-19 y en donde se nos cuentan las correrías de un tal Felipe (uno de los siete primeros que recibieron el bautismo en espíritu santo de manos de los apóstoles, según Hech. 6:1-6) por Samaria, vemos que aunque podía realizar obras poderosas en su calidad de Hijo de Dios, no podía sin embargo transmitir dicho bautismo de espíritu santo y prueba de ello, es que si bien ya Felipe había bautizado con agua a muchos discípulos, tuvieron que desplazarse dos apóstoles expresamente a esa zona para poder impartir el bautismo en espíritu santo a aquellos que habían aceptado el mensaje.
Idéntica situación ocurrió con Pablo (también apóstol) años más tarde en la ciudad de Éfeso, cuando se encontró con discípulos que no poseían dicho bautismo en espíritu santo…… y que para una información más detallada al respecto, de nuevo nos remitimos a otro de nuestros artículos, publicado el 02/11/11 y cuyo título es “Pero…… ¿y quién nos bautiza?”. Por lo tanto, estaríamos hablando de la imposibilidad de que esos señores fueran “continuadores” de la obra encomendada a los apóstoles y según pretenden hacernos creer; pues de ser ello así y contrario a lo que dicen en el sentido de que no precisan de obras poderosas para identificar su condición de enviados por Jesucristo (y que es lo que serían su estuvieran “continuando” su obra), lo que este dijo fue totalmente lo contrario:
“Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen las buenas nuevas a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado será salvo, más el que no crea será condenado. 17 Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas 18 y con las manos tomarán serpientes y si beben algo mortífero no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán”.
19 Entonces el Señor Jesús, después de haberles hablado, fue tomado arriba al cielo y se sentó a la diestra de Dios. 20 Por consiguiente, ellos salieron y predicaron por todas partes, mientras el Señor obraba con ellos y apoyaba el mensaje por las señales que acompañaban a este.” (Mar. 16:15-20).
La pregunta, entonces, sería la siguiente: si en un principio Jesucristo apoyó el mensaje mediante las señales que se les permitía hacer a sus enviados y, además, estas acompañarían a todos aquellos que “creyeran” ¿cómo es que a día de hoy esto no ocurre? ¿Es que Jesucristo nos mintió en su afirmación…… o más bien habría que pensar que estos supuestos “ungidos”, resulta que no han creído en el evangelio y por eso no se cumplen dichas palabras en ellos? Pero es que además y si fueran “continuadores” en el tiempo de aquella predicación que Jesús delegó en sus apóstoles, eso es, si fueran genuinos continuadores de dicha obra ¿por qué, entonces, el anuncio de una nueva predicación para el final de los tiempos (Mat. 24:14) y dirigida por poderosísimos personajes (Rev. 11:3-6) y no por estos “sacamantecas” actuales? ¿Quiénes son, entonces, esa pandilla de indocumentados que afirman estar predicando actualmente el “evangelio del reino” y quien los ha enviado? Pues son los que responden a las características de aquellos a los que Jesús dirigió estas palabras:
“No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre y en tu nombre expulsamos demonios y en tu nombre ejecutamos muchas obras poderosas? 23 Y sin embargo, entonces les confesaré: ¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obradores del desafuero.” (Mat. 7:21-23).
Otra cuestión adicional que demuestra lo fraudulenta de semejante afirmación de reconocerse uno como un “ungido”, tiene que ver con la siguiente cuestión: cada una de las distintas denominaciones cristianas tiene sus propios “ungidos” y que ¡faltaría más! son los verdaderos Hijos de Dios, mientras que los de las otras confesiones no pueden serlo, pues solo la propia es la “religión verdadera”…… sin embargo y dirigidas a esta “clase ungida” como un todo, fueron dichas esta palabras:
“Ahora los exhorto, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que todos hablen de acuerdo y que no haya divisiones entre ustedes, sino que estén aptamente unidos en la misma mente y en la misma forma de pensar.” (1 Cor.1:10).
Ahora preguntémonos ¿es esto lo que vemos entre esas personas, eso es y por señalar a algunos de ellos, entre los ungidos de los TJ, con los de los adventistas, o con los de los mormones, o con los de los evangélicos, o con los……, etc. etc. etc.? ¿No es cierto que lo que caracteriza a la cristiandad, es la brutal división existente dentro de ella y en una flagrante violación de las palabras señaladas? El solo hecho de que cada de estas denominaciones religiosas afirme ser la “verdadera religión”, ya hace a las demás falsas y con ello, falsos a sus respectivos “ungidos” y siendo el caso, que todos pretenden ser creídos por sus meras afirmaciones de ser Hijos de Dios, por lo que la pregunta es del todo obligada por parte de aquellos que contemplamos semejante espectáculo desde una prudente distancia ¿cuáles son entonces los verdaderos “ungidos” y a los que poder creer?
Quede claro que con esto no pretendemos decir que algunas de esas personas no sean sinceras en sus respectivas afirmaciones y que nos estén mintiendo a sabiendas; lo que decimos es que para hacer semejante afirmación de ser uno un Hijo de Dios, no basta con lo que uno sienta en su corazón (pues este resulta ser traicionero, según Jer. 17:9), sino que hay que poder probar aquello que se afirma con hechos evidentes y lejos de toda duda. Por lo tanto, cuando se le acerque alguien que se identifique como un “ungido” o Hijo de Dios, ponga su cartera a salvo ¡por si acaso!; recuerde que cuando a Jesús se le pidieron señales que identificaran el tiempo de su regreso a la tierra, la primera que mencionó fue la aparición de personas que vendrían en su nombre:
“Estando él sentado en el monte de los Olivos, se acercaron a él los discípulos privadamente y dijeron: “Dinos: ¿Cuándo serán estas cosas y qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?”.
4 Y en contestación, Jesús les dijo: “Cuidado que nadie los extravíe; 5 porque muchos vendrán sobre la base de mi nombre, diciendo: “Yo soy el Cristo” (o pertenecemos a Cristo, eso es “ungidos”) y extraviarán a muchos. 6 Ustedes van a oír de guerras e informes de guerras; vean que no se aterroricen. Porque estas cosas tienen que suceder, más todavía no es el fin.” (Mat. 24:3-6). (Acotación nuestra).
Noten que el primer peligro sobre el que se nos alertó, tenía que ver con el riesgo de ser “extraviado” uno por personas que vendrían “sobre la base” de su nombre y que llevaría “a muchos” al engaño, pues se creerían sus engañosas y rocambolescas afirmaciones y como es el caso que actualmente contemplamos…… por lo que no se crean esos cantos de sirena que le quieren convencer de que usted puede ser un inmortal rey y sacerdote en el reino de Dios (eso sí, por una módica cantidad mensual en concepto de donación “voluntaria” o diezmo ¡faltaría más¡) y recuerden el pasaje bíblico que hemos citado al inicio de este escrito:
“Pero el que se jacta, jáctese en Jehová.” 18 Porque no el que a sí mismo se recomienda es aprobado, sino el hombre a quien Jehová recomienda.” (2 Cor. 10:17-18).
Y como dicen que “obras son amores y no, buenas razones”…… ¡pues eso!
MABEL
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sábado, 12 de julio de 2014
¡Cuando la zorra no llega a las uvas…… dice que están verdes!
O dicho de manera más escatológica, le excusa del enfermo que se meaba en la cama y decía que sudaba; y en España, queridísimos lectores, esos refranes o “dichos” se usan para señalar a aquellas personas que ante la imposibilidad de responder a determinada cuestión con un mínimo de solvencia, se sacan de la manga cualquier excusa y por peregrina que esta sea, con tal de justificar dicha incapacidad. Y esto es lo que ha hecho el ínclito personaje Apologista Mario Olcese, en un video publicado el 30/06/14 y en principio dirigido a aquellos de sus seguidores que le preguntan la razón de por qué no responde a las objeciones que se le plantean desde este blog por un servidor y circunstancia de la que constantemente ya advierto al “personal”, eso es, que no dará respuesta a ninguna de mis objeciones sencillamente porque no puede hacerlo, a menos eso sí, de que se retracte de la mayoría de disparates que publica como “enseñanzas”.
Sin embargo, lo que más o menos nos viene a decir el personaje en cuestión, es que no responde a mis demandas porque no vale la pena perder el tiempo tontamente, intentando enseñar a esos que, con “mala intención”, lejos de querer aprender y en una más que manifiesta terquedad, lo único que buscan es “destruir” mediante su recalcitrante obra de objeción, aquello que otros (se supone que él se incluye en este grupo) quieren edificar sobre ellos en un esfuerzo por sacarlos de su error…… excuso decir que me malicio que ello va dirigido en primera instancia a un servidor, pues soy el que continuamente le está poniendo “las peras al cuarto” a ese maestro de lo imposible y al que le recuerdo, (por aquello de la fragilidad de memoria y todas esas cosas), que ya le he obligado a rectificar alguna que otra de sus disparatadas proposiciones como, por ejemplo, la de los “millones, miles millones” que supuestamente tenían que reinar con Cristo; dicho lo cual, veamos sobre qué pasaje se apoya el Sr. Olcese para desarrollar su excusa y que en esta ocasión tiene que ver con Judas 22:
“A algunos que dudan, convencedlos.” (RV 1960).
Pero de entrada y como es norma en él, el Sr. Olcese ya aplica mal dicho pasaje, pues un servidor no tiene duda alguna sobre los temas que le planteo y a los que es él, el que no puede responder…… luego habría que pensar que las “dudas” estarán en su tejado y no en el mío. Por otra parte y en el mismo inicio de su grabación, parece ser que dicho “estudioso” de la Biblia me incluye dentro del grupo de aquellos que, según entiende el personaje en cuestión, intentan discutir o rebatir “lo que dicen las Escrituras”, cuando eso no es más que una afirmación deliberadamente tendenciosa para predisponer a su auditorio en mi contra y para nada ajustada a la verdad; porque lo que yo discuto no es lo que dicen las Escrituras, sino aquello que el Sr. Olcese nos afirma que estas dicen y que es algo muy distinto. Y como dicho “genio” de la teología me imputa una perversa mala intención de intentar “destruir” con mis objeciones, la obra de “edificación” que él intenta desarrollar con sus disparatadas enseñanzas sobre “el respetable” que le sigue, veamos lo que tienen de destructivas las siguientes cuestiones y que recién se las había planteado en un exhaustivo artículo publicado el 23/06/14 y que ante la imposibilidad de respondérmelas, se ha acogido y como ya he señalado, a la excusa de la zorra que cuando no puede alcanzar el fruto, dice que está verde.
Y es que el Sr. Olcese continúa manteniendo con firmeza, la idea de que los sobrevivientes de la “gran tribulación” reinarán en el milenio al lado de Cristo y por lo que yo solo le emplazo, a que nos explique lo siguiente ¿cómo puede ser esto así, si los que ocuparán dicho cargo son solo aquellos que participan de la llamada “primera” resurrección de Rev. 20:6 y que es la que lleva a uno a reinar en el gobierno milenario como inmortal rey y sacerdote? Pero veamos cómo nos expone esto el pasaje mencionado:
“Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.”
Porque según el registro escritural, esta se produce al final de la primera mitad de la profética semana 70 de Dan. 9:27 y coincidente con la muerte de los “dos testigos” de Rev. 11:3; 7 y siempre según se deduce de lo que nos cuenta Pablo en 1 Tes. 4:16-17…… sin embargo, resulta que la “gran muchedumbre” aparece cuando finaliza la “gran tribulación”, pues se nos dice que “salen de ella” (Rev. 7:14), eso es, tres años y medio después de ocurrida dicha “primera” resurrección y por lo que es obvio, que no pueden participar de ella y argumento que entiende hasta el más tonto de la clase. Ahora bien, querido lector ¿le parece a usted que esa pregunta intenta “destruir lo que dicen las Escrituras”, según el Sr. Olcese esgrime en un burdo intento de justificar el que no haya podido responder a dicha cuestión, o más bien señala a una flagrante contradicción en la enseñanza propuesta por dicho personaje? Luego es obvio, que nos encontramos ante lo que no es más que una simple argucia por parte del Sr. Olcese, para salirse por la tangente y “escurrir el bulto” y así no tener que reconocer que está totalmente equivocado en cuanto a esta enseñanza; pero dicho lo cual, veamos otra de mis objeciones y que también, según el personaje cuestionado, atenta contra el contenido escritural.
Y es que dicho “entendido” nos jura y perjura que en ningún lugar de las Escrituras se nos dice que sean solo 144.000 individuos aquellos que reinan con Cristo en el milenio…… y lo que un servidor hace, no es más que plantearle la siguiente pregunta: si ello es así ¿nos podría explicar, entonces, que significa lo que se leemos en Rev. 14:1 y siempre a la luz, de lo que se nos dice en el Sal. 2:5-6? Por lo que de nuevo les pregunto a ustedes ¿entienden que esta es una cuestión que intente “destruir” algo, o más bien un correcto deseo de que se dé cumplida explicación sobre una tesis que yo no comparto?…… porque a mí entender, la actitud del Sr. Olcese de excusarse en no contestar a esta nueva objeción, no es más que el fiel reflejo de la imposibilidad de poderlo hacer y salirse del follón en el que por su ignorancia supina se ha metido, al hacer tan peregrina afirmación. Permítanme que le recuerde a ese indocto, que lo mismo hizo a lo largo de casi tres años, cuando le rebatía la rocambolesca “enseñanza” de que “millones, miles de millones” reinarían con Cristo en el milenio hasta que forzado por la realidad, tuvo que reconocer, no solo que estaba equivocado en su planteamiento, sino que él no sabía si ello era así y que las Escrituras no decían nada de ello…… sin embargo, lo estuvo enseñando por casi tres años y con un gran despliegue de textos bíblicos como apoyo de semejante majadería.
Pero veamos otra cuestión y en la que el Sr. Olcese se ha reafirmado en su video del 07/07/14, en el sentido de que el rey David, así como resto de notables del AT, eso es, los Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, etc. etc. etc. también participarían de la gobernación del reino de Dios en calidad de inmortales reyes y sacerdotes y “enseñanza” que de forma reiterada le ha sido rebatida desde este blog, sin que nunca haya sido capaz de contrarrestar mis argumentos en contra de semejante disparate…… empezando por no ser capaz de explicarnos el significado del Sal. 45:16:
“En lugar de tus antepasados (o “padres” según versiones) llegará a haber tus hijos, a quienes nombrarás príncipes en toda la tierra.” (Acotación mía).
Dada la situación, lo que un servidor hace es plantear la siguiente “destructiva” pregunta: si los que reinarán en el milenio, ya se levantan en la “primera” resurrección con la condición de inmortales reyes y sacerdotes ¿porque razón estos personajes mencionados o antepasados de Jesús, tienen que “ser nombrados” algo, en este caso “príncipes en toda la tierra”? Ello solo puede deberse a que no han participado de ese mencionada “primera” resurrección y que es la que concede la inmortalidad y el poder reinar junto a Cristo en el milenio, por lo que no pueden participar en dicho gobierno; pero fijémonos además, que dichos personajes reciben el nombramiento de “príncipes” pero no el de “sacerdotes”, condición indispensable que deben de tener aquellos que reinan con Cristo y lo que vemos acudiendo de nuevo a Rev. 20:6:
“Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes (ver Gén. 19:6) de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.” (Rev. 20:6). (Acotación mía).
Luego solo la lógica y el sentido común nos dicen, que no podríamos estar hablando de esos antepasados de Jesús, como de personas que puedan reinar con él…… y esa es la cuestión que le he planteado al Sr. Olcese y que aún es el momento que se haya dignado a responderme; pero es que resulta que hay más argumentos bíblicos que nos muestran que esos personajes del AT no reinarán con Jesucristo y ello en línea con lo afirmado “tercamente” desde este blog, siempre respetando el texto escritural y como tengo por costumbre (servidor y a diferencia de lo que hace el Sr. Olcese, sí respeto y me ciño al texto sagrado), porque veamos lo que dijo Jesús en su momento:
“Pero desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos es la meta hacia la cual se adelantan con ardor los hombres y los que se adelantan con ardor, se asen de él.” (Mat. 11:12).
Y siendo cierto que hay versiones que difieren de contenido, pues algunas traducen algo parecido a “el reino sufrió violencia y los violentos se apoderan de él”, no es menos cierto que todas están de acuerdo en que sea lo que sea que ocurriera con respecto del reino de Dios, ello tuvo un punto de partida en la corriente del tiempo y que inició a partir de la aparición de Juan “el bautizante” en adelante. Por lo que es del todo punto imposible, que personajes que vivieron antes de ese momento en que inició la carrera por el reino y por decirlo de alguna manera, pudieran tener acceso al mismo…… es más, ni siquiera el propio Juan pudo disfrutar de dicho privilegio, pues murió antes de que se abriera el acceso al mismo mediante el bautismo en espíritu santo y que fue derramado por primera vez sobre los apóstoles en Pentecostés de 33 E.C. y, circunstancia, que ya había señalado el propio Jesús con estas palabras:
“En verdad les digo: Entre los nacidos de mujer no ha sido levantado uno mayor que Juan el Bautista; más el que sea de los menores en el reino de los cielos, es mayor que él.” (Mat. 11:11).
Y pasaje que en la versión TLA, se vierte de la siguiente manera y que complementa el sentido de lo que quiso decir Jesús con sus palabras:
“Les aseguro que todavía no ha nacido un hombre más importante que Juan el Bautista. Pero en el reino de Dios, la persona menos importante es superior a Juan.”
Luego si razonamos con un poco de lógica y sentido común sobre esta afirmación del Hijo de Dios (y eso es lo que él dijo), lo que vemos es lo siguiente: si resulta que el menor o más pequeño en orden de importancia de los que participarían en la gobernación del reino de Dios, ya era mayor que Juan, es del todo punto imposible que este pudiera estar entre ellos y ciñéndonos siempre a lo que leemos en el contenido escritural. Pero claro, resulta que esta idea nos abre una derivada y que también nos muestra que los personajes del AT señalados por el Sr. Olcese, eso es, los Abraham, David, etc. de ninguna manera puede formar parte de dicho gobierno, porque veamos: si Juan era, según Jesús, el mayor o más importante de entre los “nacidos de mujer”, tenía que ser obviamente mayor que esos personajes del AT y que el Sr. Olcese coloca en la gobernación del reino de Dios…… entonces si siendo él mayor o más importante que estos, no podía contarse entre los gobernantes del reino ¿cómo lo podían hacer esas personas que, según Jesús (repito), eran “menores” en cuanto a importancia que el mencionado Juan? Pero veamos otra cosa que nos dijo Jesús y que de nuevo nos muestra que dichos personajes no pueden reinar con Cristo, que se lee en el siguiente y revelador pasaje:
“En respuesta, Jesús le dijo: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. 4 Nicodemo le dijo: “¿Cómo puede nacer el hombre cuando es viejo? No puede entrar en la matriz de su madre por segunda vez y nacer, ¿verdad?”. 5 Jesús contestó: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca del agua (bautismo de agua) y del espíritu (bautismo en espíritu santo), no puede entrar en el reino de Dios.” (Juan 5:3-5). (Acotaciones mías).
Y es revelador porque nos muestra que para acceder al reino de Dios en calidad de inmortal rey y sacerdote, uno tenía que haber recibido los dos bautismos mencionados: el bautismo en agua y el bautismo en espíritu santo…… eso es, al menos, lo que se deduce del pasaje en cuestión; y aquí ya nos topamos con el primer problema, pues el primero de esos dos bautismos solo se empezó a impartir en el momento en que Juan “el bautizante” (de ahí, el sobrenombre) empezó su ministerio:
“Ni siquiera yo lo conocía, pero El Mismo que me envió a bautizar en agua me dijo: “Sobre quienquiera que veas el espíritu descender y permanecer, este es el que bautiza en espíritu santo”.” (Juan 1:33).
Eso es, que dicho bautismo de agua no existía en tiempos precristianos y por lo que esos personajes mencionados por el Sr. Olcese, los Abraham y compañía, no lo podían haber recibido…… pero es que el pasaje mencionado también nos dice otra cosa del segundo de esos bautismos: el único que podía bautizar en espíritu santo era Jesús y algo que solo pudo hacer después de muerto y resucitado:
“Y estando reunido con ellos, les dio las órdenes: “No se retiren de Jerusalén, sino sigan esperando lo que el Padre ha prometido, acerca de lo cual oyeron de mí; 5 porque Juan, en verdad, bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en espíritu santo no muchos días después de esto”.” (Hech. 1:4-5).
Queda claro entonces que esos notables del AT tampoco pudieron recibir este segundo bautismo, por lo que no reunían esos dos requisitos y sin los cuales era totalmente imposible, en palabras del propio Hijo de Dios y que ya hemos leído, entrar en el reino de Dios, pues recordemos que lo que dijo fue que “a menos” que se estuviera en posesión de los dos bautismos “no se podía” entrar en dicho reino…… y esos personajes del AT, habían muerto siglos antes de que se instituyeran dichos bautismo; pero es que aún tenemos un argumento más, que prueba mi afirmación en el sentido de que los Abraham y compañía no pueden de ninguna manera gobernar con Cristo en el reino de Dios, porque veamos: según se lee en Rev. 20:4 solo alcanzan dicho privilegio, aquellos que hubieran muerto asesinados en defensa de su fe:
“Y vi tronos y hubo quienes se sentaron en ellos y se les dio poder para juzgar. Sí, vi las almas de los que fueron ejecutados con hacha (eso es, muertos violentamente) por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios y los que no habían adorado ni a la bestia salvaje ni a su imagen y que no habían recibido la marca sobre la frente ni sobre la mano. Y llegaron a vivir y reinaron con el Cristo por mil años.” (Acotación mía).
Que ello es así, queda determinado por lo que les dijo Jesucristo a esas personas en Rev. 2:10 y en dónde se lee como sigue:
“No tengas miedo de las cosas que estás para sufrir. ¡Mira! El Diablo seguirá echando a algunos de ustedes en la prisión para que sean puestos a prueba plenamente y para que tengan tribulación diez días. Pruébate fiel hasta la misma muerte y yo te daré la corona de la vida.”
Entonces es obvio y por el contenido de ambos pasajes, que el requisito o condición indispensable era permanecer fiel hasta la misma muerte, si se quería alcanzar la “corona de la vida” y lo que cuadraría perfectamente, con lo que se lee en Rev. 6:9-11:
“Y cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido degollados a causa de la palabra de Dios y a causa de la obra de testimonio que solían tener. 10 Y clamaban con voz fuerte y decían: “¿Hasta cuándo, Señor Soberano santo y verdadero, te abstienes de juzgar y de vengar nuestra sangre en los que moran en la tierra?”. 11 Y a cada uno de ellos se dio una larga ropa blanca; y se les dijo que descansaran por un poco de tiempo más, hasta que se completara también el número de sus coesclavos y de sus hermanos que estaban a punto de ser muertos como ellos también lo habían sido (eso es, también asesinados por su lealtad a Dios).” (Acotación mía).
Luego nada que objetar a que solo acceden a la gobernación del reino, aquellos que han ofrecido su vida en sacrificio o muerte de martirio; ahora bien, quedando eso perfectamente aclarado…… ¿cómo murieron, la mayoría de esos personajes del AT y de los que el Sr. Olcese nos dice que reinarán con Cristo? Veámoslo:
Gén. 25:7-8: “Y estos son los días de los años de la vida de Abrahán que él vivió: ciento setenta y cinco años. 8 Entonces expiró Abrahán y murió en buena vejez, viejo y satisfecho y fue recogido a su pueblo.”
Gén. 35:28-29: “Y los días de Isaac ascendieron a ciento ochenta años. 29 Después Isaac expiró y murió y fue recogido a su pueblo, viejo y satisfecho de días y Esaú y Jacob, sus hijos, lo enterraron.”
Gén. 47:27-28; 49:33: “E Israel continuó morando en la tierra de Egipto, en la tierra de Gosén; y quedaron establecidos en ella y fueron fructíferos y llegaron a ser muchísimos. 28 Y Jacob siguió viviendo en la tierra de Egipto diecisiete años, de modo que los días de Jacob, los años de su vida, llegaron a ser ciento cuarenta y siete años (……) Así acabó Jacob de dar mandatos a sus hijos. Entonces recogió los pies en el lecho y expiró y fue recogido a su pueblo.”
1 Crón. 29:26-28: “En cuanto a David hijo de Jesé, reinó sobre todo Israel; 27 y los días que él reinó sobre Israel fueron cuarenta años. En Hebrón reinó por siete años y en Jerusalén reinó por treinta y tres años. 28 Y por fin murió en buena vejez, satisfecho de días, riquezas y gloria; y Salomón su hijo empezó a reinar en lugar de él.”
Gén. 9:28-29: “Y Noé continuó viviendo trescientos cincuenta años después del diluvio. 29 De modo que todos los días de Noé ascendieron a novecientos cincuenta años y murió (obviamente, también de muerte natural).” (Acotación mía).
Job 42:16-17: “Y después de esto Job continuó viviendo ciento cuarenta años y llegó a ver a sus hijos y sus nietos... cuatro generaciones. 17 Y gradualmente murió Job, viejo y satisfecho de días.”
Y así podríamos hablar de Moisés, José y tantísimos otros personajes ilustres del AT, que de ningún modo sufrieron muerte violenta por defender su fe, eso es “por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios” según Rev. 20:4 y que ya hemos leído…… en definitiva que murieron en la cama; luego está claro que dichos personajes no pueden estar entre aquellos que claman venganza por su sangre a Dios y de lo que nos habla el pasaje mencionado de Rev. 6:9-11. Luego blanco y en botella: a menos que violentemos brutalmente el registro de las Escrituras, esos personajes del AT no reunían los requisitos imprescindibles exigidos en las mismas para entrar en el reino en calidad de inmortales reyes y sacerdotes y sin los cuales, quedaban fuera de dicho gobierno y por lo que solo podían ser súbditos del mismo…… súbditos cualificados, eso sí, pues muchos de ellos serán nombrados príncipes (Sal. 45:16), pero súbditos al fin y al cabo y diga lo que diga el indocumentado del Sr. Olcese, Por lo que de nuevo les emplazo, queridos lectores, a que me digan que hay de “destructivo” y de “mala intención” en estas objeciones presentadas y sustentadas (como tengo por costumbre) en textos bíblicos fuera de toda duda; entonces ¿qué es lo que en realidad ocurre?
Pues que el Sr Olcese, que es un ignorante patológico, no puede responder a mis objeciones de manera razonable y de ahí que se excuse diciendo que no vale la pena razonar con alguien que solo tiene la intención de “discutir por discutir” y de “destruir”…… cuando lo que un servidor hace es poner negro sobre blanco o viceversa (como ustedes prefieran), para que sea la verdad contenida en las Escrituras la que prevalezca y aquellos que visiten este blog se beneficien de ello; por lo que contrario a lo que dice ese señor, lejos de hacer gala de una malsana intención en querer “destruir”, lo que pretendo es edificar a aquellos que han sido engañados por esas disparatadas “enseñanzas” propugnadas por tan nefasto personaje y otros de su misma “calaña”. De hecho, no son pocos los lectores que me han llegado rebotados del blog de Apologista hasta esta página e incluso, siendo muchos los seguidores del personaje referido que también me leen y algo que confirma él mismo dicho extremo, al asegurar “que muchos de sus seguidores”, le preguntan por qué no responde a mis objeciones…… ¡luego cómo estará la cosa, que ha tenido que salir al paso de ello con el video mencionado!
Y es que dicho “caballero” cuenta sus enseñanzas por disparates, pues veamos lo que nos acaba de decir, en una grabación publicada en su blog el 27/06/14, en el sentido de que Adán y Eva sí estarán en el venidero reino de Dios y ello, textualmente (minuto 1-1’13 de grabación), porque ambos fueron “salvados por su fe” y lo cual es una solemne majadería, fruto de un total desconocimiento de lo que nos dicen las Escrituras o de una empanada mental de esas de “agárrate y no te menees”, pues estos personajes y ya de entrada, no tenían por qué tener fe…… al menos, la fe de la que se nos habla en las Escrituras:
“Fe es la expectativa segura de las cosas que se esperan, la demostración evidente de realidades aunque no se contemplen.” (Heb. 11:1).
Por lo que Adán y Eva no podían tener esta fe, pues ellos ya eran depositarios de esa “realidad” que nosotros esperamos en virtud de la sangre derramada de Cristo y que nos tiene que devolver a esa forma de vida de la que disfrutaban ambos personajes, eso es, una vida sin la mancha del pecado que acarrea la muerte o, como dijo Pablo, de “la vida que realmente lo es” (1 Tim. 6:19) y que equivale a una vida de duración indefinida…… y repito para énfasis: ellos ya vivían esa realidad que nosotros esperamos en virtud de la sangre de Cristo y por lo que no precisaban de la fe. Pero claro, resulta que ese disparate que acaba de afirmar el Sr. Olcese con respecto de Adán y Eva, se convierte en una solemne salvajada cuando lo contemplamos a la luz de otra de sus “geniales” enseñanzas y que tiene que ver con la resurrección; porque recordemos que según nos cuenta ese “genio” de la teología, hay una resurrección al principio del milenio en la que participan todos aquellos “justos” que son salvos y para reinar con Cristo y otra para el final del mismo, en la que participan los “injustos” para juicio o destrucción eterna y apoyándose para ello en una disparatada interpretación de Hech. 24:15. Entonces, si nuestros primeros padres resulta que son “salvados por su fe” y eso es lo que nos acaba de decir ese indocumentado, nos encontramos con la siguiente paradoja: que a los culpables directos de miles de años de sufrimiento, muerte, dolor y amargura del ser humano sobre la tierra, Jehová los “recompensa” con el participar en calidad de inmortales reyes y sacerdotes precisamente junto al que Él tuvo que dar en brutal sacrificio (a Su Hijo Jesucristo) para recobrar lo que ellos habían perdido…… o sea y ya me disculpará el Sr. Olcese, pero estamos ante una animalada más propia de un descerebrado, que de un teólogo.
Pero claro, resulta que por aquello de que “para que falte, más vale que sobre”, la cosa no acaba aquí, porque si lo que nos dice el “teólogo” en cuestión fuera cierto, eso es, que tanto Adán como Eva fueron “salvados por su fe”, ello les llevaría a ambos a participar en la primera de las dos resurrecciones propuestas por dicho “caballero” y en consecuencia, a reinar con Cristo durante el milenio…… solo que aparece un pequeño problema y que tiene que ver con otra afirmación que ese rocambolesco personaje publicó el 20/04/13 en el sentido de que aquellos que tienen que reinar con Cristo solo pueden ser varones y apoyándose para ello en el pasaje de Rev. 14:4:
“Estos son los que no se contaminaron con mujeres; de hecho, son vírgenes. Estos son los que van siguiendo al Cordero no importa adónde vaya. Estos fueron comprados de entre la humanidad como primicias para Dios y para el Cordero.”
Y siendo cierto que en su congénita ignorancia nos hace una pésima aplicación de esas palabras, pues ahí no se nos habla de mujeres literales, sino de organizaciones religiosas, no es menos cierto que usó dicho pasaje para “demostrar” que los 144.000 tienen que ser varones; luego si ello es así como como nos afirma ¿dónde metemos a una Eva “salvada por su fe”, que en ningún caso podría participar de esa primera resurrección que nos plantea, preparada solo para aquellos que tienen que reinar con Jesucristo y algo que esta no puede hacer por ser una mujer, teniendo en cuenta que solo nos queda una segunda resurrección para juicio o destrucción eterna de los que en ella participen…… siempre, claro está, según lo que nos cuenta ese indocumentado? Excuso decir, que en este video y analizado con atención, hay un implícito reconocimiento de que aquellos que tienen que participar de ese gobierno del reino son un grupo de solo 144.000 individuos y no uno compuesto de una inmensa cantidad de personas, como absurdamente propone tan indocto personaje…… no es menos cierto que dado que no sabe ni de lo que habla, probablemente no se haya dado cuenta de ello.
Tan indocto, que en una infecta perorata contenida en un video posterior y publicado el 27/06/14, nos decía más o menos lo siguiente (minuto 10 en adelante): para que los hombres amaran a Dios, era “necesario” que la primera pareja cayera en el pecado, pues ya en los planes de Dios se contemplaba el que Adán y Eva tenían que pecar, para poder así “demostrarle” Dios al hombre su gran amor hacia este, al dar a Su Hijo como rescate; luego lo que realmente nos está planteando ese indocumentado, es que Jehová es el responsable último del sufrimiento, dolor y amargura que ha existido en la tierra por milenios (pues ello y según nos da a entender ese “zumbao”, formaba parte de un plan divino), así como el brutal sufrimiento de Su Hijo y todo, para que la humanidad “se enterara” de cuanto nos ama Dios…… y ya me disculparán ustedes ¡pero ya hay que ser salvaje, para plantear semejante disparate! Según nos afirma a continuación y habría que pensar, que en un despliegue de sus “amplios” conocimientos teológicos, esta es la “única explicación” que hay sobre lo ocurrido con nuestros primeros padres, pero afirmación que no cuadra con lo que el Altísimo le dijo al primer ser humano:
“Y también impuso Jehová Dios este mandato al hombre: “De todo árbol del jardín puedes comer hasta quedar satisfecho. 17 Pero en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de él, porque en el día que comas de él, positivamente morirás”.” (Gén. 2:16-17).
Palabras que denotan claramente que el plan de Dios no tenía nada que ver con el que la primera pareja humana pecara y de ahí dicha advertencia; porque si ello fuera como nos lo propone el Sr. Olcese, estaríamos ante una actitud hipócrita de Dios con la finalidad de proporcionarse una coartada, eso es, un poder decir en su momento “yo ya les advertí y no me hicieron caso”…… y resumiendo, queridos amigos que me leen, esta es la “capacidad intelectual” del personaje en cuestión, que afirma que no responde a mis objeciones porque no merece la pena perder su tiempo con una persona tan “mal intencionada” como un servidor, guiada por razones puramente “destructivas” en sus planteamientos (eso es, que al igual que la zorra del título de este escrito, cuando no puede dice que “están verdes”); y que para justificar su actitud, me aplica las palabras de Mat. 7:6:
“No den lo santo a los perros, ni tiren sus perlas delante de los cerdos, para que nunca las huellen bajo los pies y, volviéndose, los despedacen a ustedes.”
Claro, visto cómo se revuelve dicho personaje cuando se le interpela y no es capaz de dar una mínima respuesta a la cuestión que se le plantea, la pregunta es solo obligada: ¿quién es el que en esta ocasión, está ocupando el lugar del cerdo mencionado por Jesús?
Armando López Golart
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sábado, 5 de julio de 2014
¿Escucha Dios…… “todas” las oraciones?
Tema de gran interés este de la oración y del que ya hemos hablado en algunas ocasiones en este blog, pero que en esta oportunidad incidiremos en una cuestión sustancial del mismo y que parece no estar muy clara entre el “respetable”, pues tal parece haber distintas sensibilidades acerca de cómo está el tema, eso es, cuáles oraciones son a las que responde Dios y cuáles aquellas a las que no responde; y es que lo que de entrada se nos dice en las Escrituras con respecto de Jehová, es lo siguiente:
“Oh, Oidor de la oración, aun a ti vendrá gente de toda carne.” (Sal. 65:2).
Fíjense que, aunque Jehová en innumerables ocasiones ha delegado en otros el llevar a cabo su voluntad, no parece ser así en el caso de la oración, pues lo que se deduce de lo leído es que Él personalmente es quién atiende la oración de uno y que no admite intermediarios en esta cuestión. Otra cosa distinta, es que haya un mediador entre Él y nosotros y por medio de cuyo sacrificio (el ser humano como tal, está apartado de la presencia de Dios por causa del pecado adámico), se nos hace accesible el llegar ante Su Majestuosa Presencia y por decirlo de alguna manera, aunque eso ya sería tema para otro debate; por lo que volviendo a donde estábamos, si bien Jesucristo y en su función de mediador, nos allana el camino para acceder (figurativamente hablando, por supuesto) ante la presencia del Ser más Excelso del Universo, el que tiene que contarle sus cuitas a Jehová, es uno mismo...... pues es su oración, la que le llega directamente a Dios.
Porque dado que es evidente que el ser humano fue creado con todas las “herramientas” necesarias para comunicarse con sus congéneres, es solo razonable el que pudiera hacerlo también con su Supremo Hacedor…… y siendo que cuando la comunicación trasciende del ámbito humano, en una forma más elevada de comunicación, o sea, cuando nos dirigimos a nuestro Creador, a eso es a lo que le llamamos “oración”. Tanto es así, que no hay organización religiosa en el mundo y ya sea de la orientación que sea, que no tenga esa actividad como fundamento de su razón de ser; de hecho, las organizaciones religiosas y sean del signo que sean, han sido concebidas para, supuestamente, ayudarnos a alcanzar una buena comunicación con nuestro Creador, le den al acto en sí el nombre que le quieran dar. En todo caso, el objetivo es facilitarnos una supuesta vía para acceder a una fuente de ayuda superior y más elevada que el hombre...... de hecho, es en las propias Escrituras en donde se nos dan ejemplos de oraciones que fueron escuchadas por el Altísimo.
Pero lo primero que habría de averiguarse para sacar algo en limpio de este asunto, es ¿qué es realmente la oración? Y lo que se nos muestra al respecto en la Palabra de Dios, es que esta tiene que ser una sentida conversación personal con nuestro Creador, en dónde uno le abre su corazón exponiéndole sus peticiones o sentimientos y no una serie de frases repetitivas sin ningún sentido; sin embargo, nos daremos cuenta que en la inmensa mayoría de religiones, sean las llamadas “verdaderas” o las llamadas “paganas” (ello está en función del lado en que uno esté situado), la oración se circunscribe a una serie de frases repetitivas, escritas en algún libro de oraciones o devocionario y que se recitan de forma insulsa, monótona o monocorde y en algunos casos, acompañadas de movimientos rítmicos del cuerpo. Tan eso es así, que hasta la que ha sido considerada por el cristianismo como la “oración modelo” y dada por Jesús en el conocido como “Sermón del Monte” (Mat. 6:9-13), se ha convertido en un mero sonsonete repetitivo sin ningún sentido; por ejemplo y dentro de la Iglesia Católica es costumbre, por lo menos lo era en nuestra juventud, que después del “sacramento” de la confesión, la penitencia impuesta para la remisión de los “pecadillos” de uno fuera la de rezar, diez Padrenuestros, cinco Ave María y un par de Credos (¡no queremos ni pensar, la que nos habría caído si al buen párroco que nos confesaba, le hubiéramos contado toda la verdad!). Pero la cuestión es, que en eso quedó con el tiempo dicho modelo y lo que demuestra, que los líderes que dirigen dicha organización no se han enterado de lo que Jesús quiso enseñar, porque la Biblia o Palabra de Dios no estimula para nada el uso de esta fórmula repetitiva, sino que más bien al contrario fue criticada por el propio Jesús cuando estuvo aquí en la Tierra:
“Más al orar, no digas las mismas cosas repetidas veces, así como la gente de las naciones, porque ellos se imaginan que por su uso de muchas palabras se harán oír.” (Mat. 6:7).
Y es que lo que Jesús propuso a continuación de esas palabras (v. 9-13), al enseñarnos como orar y entre otras cosas, era que somos nosotros y no otros los que determinamos qué decirle a Dios; o sea, que de esas palabras no se puede deducir que necesitemos de alguien que por medio de algún libro de oraciones o algo parecido, nos “guie” acerca de qué es apropiado o no, decirle a nuestro Creador en un momento determinado. Pero ahora bien, llagados a este punto, la pregunta del millón es ¿qué oraciones son las que escucha o atiende Jehová Dios? Porque es cierto que hay algunos requisitos a tener en cuenta en nuestro intento de comunicarnos con Él, según nos lo explicó el escritor del libro dirigido a los hebreos que estaban en Roma:
“Además, sin fe es imposible serle de buen agrado, porque el que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que llega a ser remunerador de los que le buscan solícitamente.” (Hebr. 11:6).
Pero uno podría decir que ya reúne dichos requisitos y que en función del mucho amor que le tiene a Dios, Este razonablemente le tiene que conceder aquello que le pida y permítannos que ilustremos gráficamente lo que pretendemos decir: suponga que usted tiene un familiar que sale de viaje y usted le pide a Dios que le guarde y no permita que tenga un accidente como tantos que ocurren por esas carreteras que las “carga el diablo” y que acaban con la muerte de tantísimas personas; o en su defecto, usted se entera que en una zona alejada en la que viven parientes cercanos (madre, padre, hijos, hermanos, etc.), se está produciendo un desastre que ha provocado ya muchos muertos y heridos, pidiéndole a Dios que los proteja y les permita salir indemnes de tan desgraciada circunstancia…… ¿son estas oraciones las que Jehová escucha? Bueno, si su familiar vuelve de su viaje sano y salvo, o sus parientes lejanos no han sido afectados por el desastre sucedido, usted pensará, obviamente, que sí ha sido escuchada y atendida dicha petición; pero ello ya de entrada se topa con la siguiente cuestión ¿qué hay, entonces, de aquellas personas que en iguales circunstancias que las suyas hubieran hecho idéntica petición y resulta que su pariente sí ha muerto en un accidente de tráfico, o que en el segundo caso el desastre se ha llevado por delante a sus parientes, cercenando sus vidas? ¿Pensará esa persona que su petición a Dios ha sido escuchada, o más bien pensará que Jehová no se interesa en ella y prescindiendo de lo mucho que esta le ame? O dicho de otra manera ¿es Jehová parcial al atender las peticiones que se le hacen y como se podría deducir, de ser ciertos los supuestos señalados?
Está claro que la respuesta variará en función de cómo le haya ido la fiesta a uno; porque siendo cierto que las Escrituras nos estimulan a perseverar en nuestras peticiones, no es menos cierto que Jehová no responde a aquellas demandas que no se centran y como finalidad última, en el adelanto de Su propósito, sino que están más bien dirigidas hacia el beneficio personal de uno y como es en el caso de los ejemplos mencionados…… porque de ser como algunas personas nos proponen, en el sentido de que Jehová sí escucha ese tipo de oraciones, lo que realmente estaríamos haciendo es convertir a Dios en nuestro “criado” para cuando tenemos dificultades o intuimos que podemos tenerlas; posibilidad la mencionada, sin embargo, que no se contempla en las Escrituras y según lo que leemos en ellas:
“Regresé para ver, bajo el sol, que los veloces no tienen la carrera, ni los poderosos la batalla, ni tienen los sabios tampoco el alimento, ni tienen los entendidos tampoco las riquezas, ni aun los que tienen conocimiento tienen el favor; porque el tiempo y el suceso imprevisto les acaecen a todos (incluidos aquellos que le son fieles).” (Ecel. 9:11). (Acotación nuestra).
Es obvio, entonces, que si Jehová atendiera peticiones del sesgo de las mencionadas, estas palabras no tendrían sentido alguno; pero para comprender esto debidamente, analicemos el contenido de la oración modelo que nos dio Jesús y veamos que prioridades se destacan en ella:
“Ustedes, pues, tienen que orar de esta manera: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10 Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra. 11 Danos hoy nuestro pan para este día; 12 y perdónanos nuestras deudas, como nosotros también hemos perdonado a nuestros deudores. 13 Y no nos metas en tentación, sino líbranos del inicuo”.” (Mat. 6:9-13).
Fijémonos, que la oración que Jesús enseñó a sus discípulos era un “modelo” a seguir y por lo que hay que estar muy atentos a cómo estructuró él dicha oración, pues en ella se nos están marcando pautas a seguir, para que nuestra oración reúna los requisitos necesarios para ser atendida; y lo que vemos, es que las primeras tres peticiones se concentran en una cuestión de primerísima importancia: la santificación del nombre de Dios (que empezó a ser vituperado en la rebelión de Edén), el establecimiento de su reino y la realización, por medio de este, de la voluntad divina sobre la tierra y a la cabeza del cual reino, está la descendencia prometida, eso es, Jesucristo (Gén. 3:15). Por lo que la persona que está orando, de entrada tiene que tener perfectamente asumido el estar claramente del lado de Dios en esa cuestión y que tiene que ser el pilar o fundamento sobre el que se sustente todo tipo de oración…… lo cual ya no le permite a esta, el dirigir peticiones de orden personal como las mencionadas y que nada tienen que ver con los intereses divinos. A continuación y como cosas secundarias, pero que entran en lo que podríamos considerar como acorde con la voluntad divina, está la solicitud de recibir el pan de cada día, el perdón de nuestros pecados y la protección contra la tentación…… siempre que esto esté motivado por el ferviente deseo que tiene el que hace la súplica, de continuar viviendo en el favor de Dios.
De modo que el factor determinante para que una petición tenga respuesta de Dios, es lo que hay en el corazón de la persona, eso es, la motivación última que le impulsa a uno a hacer la petición de la que se trate…… y la petición de que el Altísimo actúe en favor de determinada persona o personas allegadas, que a lo mejor incluso resulta que estas no quieren saber de Él y por mucho que la persona que hace la súplica manifieste amar a Este (ver Jer. 7:16), nada tiene que ver con las directrices marcadas en la oración modelo que Jesús nos dio; luego parece obvio que la persona que hace tal tipo de ruego a Jehová, no tiene demasiado claro de qué va la cosa, pues ya empieza por apartarse de las pautas marcadas por Jesús en su oración modelo…… y con ello, de lo que es la expresa voluntad de Dios. Ya otra cosa sería, por ejemplo, el que cuando uno esté enseñando a otra persona a entender el propósito de Dios y haya un claro esfuerzo por parte de esta en conseguirlo, que el que enseñe le pida a Dios que ilumine a la persona enseñada y permita que dicho esfuerzo sea recompensado con cierto entendimiento y cuestión que sí entraría en lo deseado por Dios, pues esto es lo que se nos dice en Su Palabra:
“Por consiguiente, les digo: Sigan pidiendo y se les dará; sigan buscando y hallarán; sigan tocando y se les abrirá. 10 Porque todo el que pide recibe y todo el que busca halla y a todo el que toca se le abrirá. 11 Realmente ¿qué padre hay entre ustedes que, si su hijo pide un pescado, le dará acaso una serpiente en vez de un pescado? 12 ¿O si también pide un huevo, le dará un escorpión? 13 Por lo tanto, si ustedes, aunque son inicuos, saben dar buenos regalos a sus hijos ¡con cuánta más razón dará el Padre en el cielo espíritu santo a los que le piden!” (Luc. 11:9-13).
Notemos en que el énfasis de la dádiva recibida, está enfocado en las cosas espirituales y no en las materiales, eso es, en aquellas cosas que nos pueden “hacer sabios para la salvación” (2 Tim. 3:15). Por otra parte, no es menos cierto que en las Escrituras y como ya hemos señalado, se nos incita a ponernos en contacto con nuestro Dios, pero siempre en la línea adecuada y extremo que se nos ilustra con el caso del apóstol Pablo, del que leemos lo siguiente en 2 Cor. 12:7-9:
“Claro que hablar bien de mí no sería una locura, porque estaría diciendo la verdad. Pero no lo voy a hacer, porque no quiero que, sólo por las cosas que hago o digo, o por las cosas maravillosas que Dios me ha mostrado, alguien piense que soy más importante de lo que en realidad soy. 7 Por eso, para que no me llene de orgullo, padezco de algo muy grave. Es como si Satanás me clavara una espina en el cuerpo para hacerme sufrir. 8 Tres veces le he pedido a Dios que me quite este sufrimiento, 9 pero Dios me ha contestado: “Mi amor es todo lo que necesitas. Mi poder se muestra en la debilidad.” Por eso, prefiero sentirme orgulloso de mi debilidad, para que el poder de Cristo se muestre en mí.”
Ahora bien, la pregunta sería ¿por qué Jehová no atendió la petición expresa del bueno de Pablo, fiel y leal servidor de Este donde los haya? Pues porque según el verso 9 y aunque Pablo lo ignorara, su petición no estaba en línea con el propósito de Dios en ese momento, pues según el punto de vista del Altísimo era que Su Poder se pusiera de manifiesto en la debilidad de Pablo. Pero quizás alguien, por otra parte, podría objetar que este mismo apóstol y en su primera carta a su discípulo Timoteo, habla del orar en favor de otros…… pero veámoslo:
“Por lo tanto exhorto, ante todo, a que se hagan ruegos, oraciones, intercesiones, ofrendas de gracias, respecto a hombres de toda clase, 2 respecto a reyes y a todos los que están en alto puesto; a fin de que sigamos llevando una vida tranquila y quieta con plena devoción piadosa (eso es, al servicio de Dios) y seriedad. 3 Esto es excelente y acepto a vista de nuestro Salvador, Dios, 4 cuya voluntad es que hombres de toda clase se salven y lleguen a un conocimiento exacto de la verdad.” (1 Tim. 2:1-4). (Acotación nuestra).
Pero ¿por qué era esta una oración que el Altísimo sí podía aceptar, aunque estaba dirigida en favor de personas poderosas que no se distinguían precisamente por su amor a Dios? Pues porque estaba en línea con Su propósito, pues dicha estabilidad permitiría la expansión de la predicación que esas congregaciones estaban efectuando y como se desprende del verso 4; por lo tanto, parece ser que las oraciones cristianas con respecto a los gobernantes del mundo, se limitaban a determinados aspectos que repercutían directamente en favor del propósito divino. Como vemos, las palabras que dijo el apóstol indican que tales oraciones eran fundamentalmente a favor del adelanto de la proclamación de las buenas nuevas del reino, pues lo que se perseguía era una situación de estabilidad “a fin de que sigamos llevando una vida tranquila y quieta con plena devoción piadosa y seriedad” y que les permitiera el llevar adelante la tarea que tenían encomendada…… lo que realmente se estaba pidiendo, entonces, era que Jehová moviera a esos gobernantes a la paz y que con ello se facilitara el poder continuar con la tarea asignada sin estorbos innecesarios. Hay también ejemplos anteriores que ilustran este hecho, como es la oración de Nehemías para que Dios lo hiciese “objeto de piedad” delante del rey Artajerjes y que se nos expone en el relato del libro de Nehemías:
“Recuerda, por favor, la palabra que diste como mandamiento a Moisés tu siervo, diciendo: “Si ustedes, por su parte, actúan infielmente, yo, por mi parte, los esparciré entre los pueblos. 9 Cuando se hayan vuelto a mí y hayan guardado mis mandamientos y los hayan puesto por obra, aunque su gente dispersada se halle al extremo de los cielos, de allí los juntaré y ciertamente los traeré al lugar que he escogido para hacer residir allí mi nombre”. 10 Y ellos son tus siervos y tu pueblo, a quienes redimiste con tu gran poder y con tu mano fuerte. 11 ¡Ah!, Jehová, por favor, deja que tu oído se ponga atento a la oración de tu siervo y a la oración de tus siervos que se deleitan en temer tu nombre; y, por favor, otorga éxito a tu siervo hoy, sí y hazlo objeto de piedad ante este hombre.” (Neh. 1:8-11).
Es obvio que la petición de Nehemías, aunque estaba formulada con relación a su persona, no era sin embargo para beneficio propio, sino que nada menos el propósito de dicha petición tenía que ver con el volver a Jerusalén para reedificarla y restaurar en ella la adoración verdadera…… y, obviamente, el Altísimo también escuchó dicha suplica; de igual manera, fueron escuchadas las oraciones de la congregación en favor de Pedro cuando este se hallaba encarcelado (Hech. 12:5), para que fuera puesto en libertad y poder con ello, continuar con su obra misional. En resumen, lo que rige el contenido de las oraciones es el conocimiento de la voluntad de Dios, puesto que el que suplica debe darse cuenta de que si quiere que su solicitud le sea otorgada, esta tiene que agradar a Dios y cuestión que se produce, cuando uno antepone el cumplimento de la voluntad divina a los deseos meramente personales y lo que no parece ser el caso de los dos ejemplos mencionados. Por lo que, sabiendo que aquellos que no hacen caso de la Palabra de Dios, no gozan de Su favor, es obvio que el que hace la súplica no puede solicitar lo que es contrario a la rectitud y a la voluntad revelada de Jehová Dios, lo que incluye la aceptación de las enseñanzas del Hijo de Este y de sus discípulos inspirados:
“Si permanecen en unión conmigo y mis dichos permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se efectuará para con ustedes. 8 Mi Padre es glorificado en esto, que ustedes sigan llevando mucho fruto y demuestren ser mis discípulos (……) 16 Ustedes no me escogieron a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los nombré para que vayan adelante y sigan llevando fruto y que su fruto permanezca; a fin de que sin importar qué le pidan al Padre en mi nombre, él se lo dé a ustedes.” (Juan 15:7-8; 16).
No obstante, en ese “pidan lo que quieran” o con ese “sin importar qué le pidan” y contrario a lo que podrían pensar algunas personas, evidentemente no se contempla el solicitar aquello que se sabe o hay indicios para creer, que no agrada a Dios; porque dichas palabras hay que tomarlas en su contexto y en este caso se estaba hablando de cuestiones que tenían que ver con el “llevar fruto” o dar adelanto a la labor encomendada, por lo que el mensaje subliminal tras esas palabras estaba relacionado con el pedir todo aquello que se precisase para poder seguir llevando dicho fruto…… de hecho, ahí están unas palabras del apóstol Juan que van en esa dirección:
“Y esta es la confianza que tenemos para con él, que, no importa qué sea lo que pidamos conforme a su voluntad, él nos oye.” (1 Juan 5:14).
De hecho, ya Jesús les había dicho a sus discípulos lo siguiente y que está directamente relacionado con lo anterior:
“Si dos de ustedes sobre la tierra convienen acerca de cualquier cosa de importancia que soliciten, se les efectuará debido a mi Padre en el cielo.” (Mat. 18:19).
Observemos esa sorprendente condicional de que si “dos” de sus seguidores convinieran en determinado asunto “importante” a solicitar Dios, dicha petición les sería concedida y lo que nos lleva a razonar lo siguiente: dado que Jesús mandó a predicar a sus discípulos de “dos en dos” (Mar. 6:7; Luc. 10:1), lo razonable es que Jesús estuviera indicando con sus palabras que en el desarrollo de su comisión y para el adelanto de la misma, les sería concedido lo necesario para contribuir a dicho adelanto, bien tuviera que ver la solicitud con el expulsar un demonio, restaurar a un paralítico o, incluso, el levantar a un muerto. En todo caso, los que oraban y de común acuerdo, deberían de presentar razones de por qué creían que la petición era apropiada, de su motivo correcto y desinteresado, así como de otros factores que pesaran más que sus propios intereses o consideraciones; estas estarían relacionadas con la honra del propio nombre de Dios, dado el efecto que ello pudiera tener en los observadores el que Dios actuara o se retuviera de hacerlo…… y algo que avalaría lo correcto de nuestro planteamiento, lo encontramos en las palabras dichas por Jesucristo a sus seguidores, momentos antes de ascender al cielo:
“Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen las buenas nuevas a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado será salvo, más el que no crea será condenado. 17 Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas 18 y con las manos tomarán serpientes y si beben algo mortífero, no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán”.
19 Entonces el Señor Jesús, después de haberles hablado, fue tomado arriba al cielo y se sentó a la diestra de Dios. 20 Por consiguiente, ellos salieron y predicaron por todas partes, mientras el Señor obraba con ellos y apoyaba el mensaje por las señales que acompañaban a este.” (Mar. 16:15-20).
Y estas eran las “cosas de importancia” que debían de pedir sus seguidores y en el ejercicio de la comisión recibida, que serían escuchados por Dios y concedidos mediante su Hijo Jesucristo para la gloria y honra del Todopoderoso Jehová Dios; se puede entender, por otra parte, que algunos incluyan en sus peticiones cosas materiales como el alimento, aunque personalmente nosotros entendemos (y no pasa de ser una mera opinión) que más que pedirlas hay que agradecerlas, pues estas se tienen que dar por descontadas por parte de aquellos que confían en Dios, según palabras del propio Jesús en su sermón del monte:
“Por esto les digo: Dejen de inquietarse respecto a su alma en cuanto a qué comerán o qué beberán, o respecto a su cuerpo en cuanto a qué se pondrán. ¿No significa más el alma que el alimento y el cuerpo que la ropa? 26 Observen atentamente las aves del cielo, porque ellas no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; no obstante, su Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes más que ellas? 27 ¿Quién de ustedes, por medio de inquietarse, puede añadir un codo a la duración de su vida? 28 También, en cuanto al asunto de ropa ¿por qué se inquietan? Aprendan una lección de los lirios del campo, cómo crecen; no se afanan, ni hilan; 29 pero les digo que ni siquiera Salomón en toda su gloria se vistió como uno de estos. 30 Pues bien, si Dios viste así a la vegetación del campo, que hoy está aquí y mañana se echa al horno ¿no los vestirá a ustedes con mucha más razón, hombres de poca fe? 31 Por eso, nunca se inquieten y digan: “¿Qué hemos de comer?”, o “¿qué hemos de beber?”, o “¿qué hemos de ponernos?”. 32 Porque todas estas son las cosas en pos de las cuales las naciones van con empeño. Pues su Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas.
33 Sigan, pues, buscando primero el reino y la justicia de Dios y todas estas otras cosas les serán añadidas. 34 Por lo tanto, nunca se inquieten acerca del día siguiente, porque el día siguiente tendrá sus propias inquietudes. Suficiente para cada día es su propia maldad.” (Mat. 6:25-34).
Ello no significa de ninguna manera, el que uno no tenga que hacer lo necesario para conseguir su sustento diario, pues ya el apóstol Pablo dijo en su momento aquello tan castizo de “el que no trabaje, que tampoco coma” (2 Tes. 3:10-12); recordemos que lo que se espera de un cristiano es que sea equilibrado y entienda los consejos bíblicos desde un punto de vista equilibrado y razonable.
Por lo tanto y volviendo al tema que nos ocupa, una oración para ser aceptada exige tres requisitos fundamentales: primero, debe dirigirse a la persona adecuada, eso es, a Jehová Dios; segundo, tratar sobre asuntos apropiados (aquellos que están en armonía con los propósitos declarados de Dios y en los que no entran los deseos personalistas, o peticiones de orden materialista) y, tercero, hacerse de la manera correcta, o sea, por el medio nombrado por Dios, Cristo Jesús y con la motivación correcta. Porque es cierto que Jehová Dios “oye” todas las oraciones, pero ya cosa distinta es que las “escuche” todas; y es que de entrada, Jehová solo escucha las oraciones de los justos (Prov. 15:29)…… por lo tanto, para que Dios escuche sus oraciones, usted debe esforzarse al máximo por vivir en conformidad con las leyes y requisitos expuestos en Su Palabra y para ello, evidentemente, tiene que conocerlos (Prov. 28:9), lo cual implica un sincero esfuerzo por aprender lo que se nos dice en Su Palabra, la Biblia. De lo contrario y según los ejemplos mencionados, podría ocurrir que demos como respuesta a nuestras peticiones por parte de Dios, a cosas que no son otra cosa más que fruto de la casualidad y, nos desengañemos, cuando entendamos que no se nos ha respondido en otras, en las que ésta (la casualidad), sencillamente “ha brillado por su ausencia”. Por otra parte, nuestras obras tienen que respaldar lo que se pide en oración y sobre todo, repetimos, que lo que se pide se ajuste a los intereses divinos y no a los personales; solo así demostrará uno que tiene fe y que ora con sinceridad por aquello que solicita...... solo entonces estará uno en sintonía con su Creador y podrá estar en disposición de que sean atendidas sus oraciones (Hebr. 11:6).
En fin, querido amigo o amiga que nos lee, lo dicho no han sido más que unas pequeñas pinceladas de por dónde van las cosas desde nuestro punto de vista y que puede ser compartido…… o no; pero en todo caso, permítanos una pequeña observación: todo esto que usted ha leído solo le será útil, si contrasta la información recibida con lo que la traducción bíblica de la que disponga diga al respecto y se asegure de que lo que le hemos explicado, es correcto y se ajusta a lo escrito en ella. De otro modo y prescindiendo de que le haya convencido lo que ha leído y lo dé por bueno, su actitud bien podría manifestar cierta falta de aprecio e interés por aquello que su Creador desea comunicarle a usted personalmente y para su propio beneficio.
MABEL
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