sábado, 5 de julio de 2014

¿Escucha Dios…… “todas” las oraciones?


Tema de gran interés este de la oración y del que ya hemos hablado en algunas ocasiones en este blog, pero que en esta oportunidad incidiremos en una cuestión sustancial del mismo y que parece no estar muy clara entre el “respetable”, pues tal parece haber distintas sensibilidades acerca de cómo está el tema, eso es, cuáles oraciones son a las que responde Dios y cuáles aquellas a las que no responde; y es que lo que de entrada se nos dice en las Escrituras con respecto de Jehová, es lo siguiente:

Oh, Oidor de la oración, aun a ti vendrá gente de toda carne.” (Sal. 65:2).

Fíjense que, aunque Jehová en innumerables ocasiones ha delegado en otros el llevar a cabo su voluntad, no parece ser así en el caso de la oración, pues lo que se deduce de lo leído es que Él personalmente es quién atiende la oración de uno y que no admite intermediarios en esta cuestión. Otra cosa distinta, es que haya un mediador entre Él y nosotros y por medio de cuyo sacrificio (el ser humano como tal, está apartado de la presencia de Dios por causa del pecado adámico), se nos hace accesible el llegar ante Su Majestuosa Presencia y por decirlo de alguna manera, aunque eso ya sería tema para otro debate; por lo que volviendo a donde estábamos, si bien Jesucristo y en su función de mediador, nos allana el camino para acceder (figurativamente hablando, por supuesto) ante la presencia del Ser más Excelso del Universo, el que tiene que contarle sus cuitas a Jehová, es uno mismo...... pues es su oración, la que le llega directamente a Dios.

Porque dado que es evidente que el ser humano fue creado con todas las “herramientas” necesarias para comunicarse con sus congéneres, es solo razonable el que pudiera hacerlo también con su Supremo Hacedor…… y siendo que cuando la comunicación trasciende del ámbito humano, en una forma más elevada de comunicación, o sea, cuando nos dirigimos a nuestro Creador, a eso es a lo que le llamamos “oración”. Tanto es así, que no hay organización religiosa en el mundo y ya sea de la orientación que sea, que no tenga esa actividad como fundamento de su razón de ser; de hecho, las organizaciones religiosas y sean del signo que sean, han sido concebidas para, supuestamente, ayudarnos a alcanzar una buena comunicación con nuestro Creador, le den al acto en sí el nombre que le quieran dar. En todo caso, el objetivo es facilitarnos una supuesta vía para acceder a una fuente de ayuda superior y más elevada que el hombre...... de hecho, es en las propias Escrituras en donde se nos dan ejemplos de oraciones que fueron escuchadas por el Altísimo.

Pero lo primero que habría de averiguarse para sacar algo en limpio de este asunto, es ¿qué es realmente la oración? Y lo que se nos muestra al respecto en la Palabra de Dios, es que esta tiene que ser una sentida conversación personal con nuestro Creador, en dónde uno le abre su corazón exponiéndole sus peticiones o sentimientos y no una serie de frases repetitivas sin ningún sentido; sin embargo, nos daremos cuenta que en la inmensa mayoría de religiones, sean las llamadas “verdaderas” o las llamadas “paganas” (ello está en función del lado en que uno esté situado), la oración se circunscribe a una serie de frases repetitivas, escritas en algún libro de oraciones o devocionario y que se recitan de forma insulsa, monótona o monocorde y en algunos casos, acompañadas de movimientos rítmicos del cuerpo. Tan eso es así, que hasta la que ha sido considerada por el cristianismo como la “oración modelo” y dada por Jesús en el conocido como “Sermón del Monte” (Mat. 6:9-13), se ha convertido en un mero sonsonete repetitivo sin ningún sentido; por ejemplo y dentro de la Iglesia Católica es costumbre, por lo menos lo era en nuestra juventud, que después del “sacramento” de la confesión, la penitencia impuesta para la remisión de los “pecadillos” de uno fuera la de rezar, diez Padrenuestros, cinco Ave María y un par de Credos (¡no queremos ni pensar, la que nos habría caído si al buen párroco que nos confesaba, le hubiéramos contado toda la verdad!). Pero la cuestión es, que en eso quedó con el tiempo dicho modelo y lo que demuestra, que los líderes que dirigen dicha organización no se han enterado de lo que Jesús quiso enseñar, porque la Biblia o Palabra de Dios no estimula para nada el uso de esta fórmula repetitiva, sino que más bien al contrario fue criticada por el propio Jesús cuando estuvo aquí en la Tierra:

Más al orar, no digas las mismas cosas repetidas veces, así como la gente de las naciones, porque ellos se imaginan que por su uso de muchas palabras se harán oír.” (Mat. 6:7).

Y es que lo que Jesús propuso a continuación de esas palabras (v. 9-13), al enseñarnos como orar y entre otras cosas, era que somos nosotros y no otros los que determinamos qué decirle a Dios; o sea, que de esas palabras no se puede deducir que necesitemos de alguien que por medio de algún libro de oraciones o algo parecido, nos “guie” acerca de qué es apropiado o no, decirle a nuestro Creador en un momento determinado. Pero ahora bien, llagados a este punto, la pregunta del millón es ¿qué oraciones son las que escucha o atiende Jehová Dios? Porque es cierto que hay algunos requisitos a tener en cuenta en nuestro intento de comunicarnos con Él, según nos lo explicó el escritor del libro dirigido a los hebreos que estaban en Roma:

Además, sin fe es imposible serle de buen agrado, porque el que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que llega a ser remunerador de los que le buscan solícitamente.” (Hebr. 11:6).

Pero uno podría decir que ya reúne dichos requisitos y que en función del mucho amor que le tiene a Dios, Este razonablemente le tiene que conceder aquello que le pida y permítannos que ilustremos gráficamente lo que pretendemos decir: suponga que usted tiene un familiar que sale de viaje y usted le pide a Dios que le guarde y no permita que tenga un accidente como tantos que ocurren por esas carreteras que las “carga el diablo” y que acaban con la muerte de tantísimas personas; o en su defecto, usted se entera que en una zona alejada en la que viven parientes cercanos (madre, padre, hijos, hermanos, etc.), se está produciendo un desastre que ha provocado ya muchos muertos y heridos, pidiéndole a Dios que los proteja y les permita salir indemnes de tan desgraciada circunstancia…… ¿son estas oraciones las que Jehová escucha? Bueno, si su familiar vuelve de su viaje sano y salvo, o sus parientes lejanos no han sido afectados por el desastre sucedido, usted pensará, obviamente, que sí ha sido escuchada y atendida dicha petición; pero ello ya de entrada se topa con la siguiente cuestión ¿qué hay, entonces, de aquellas personas que en iguales circunstancias que las suyas hubieran hecho idéntica petición y resulta que su pariente sí ha muerto en un accidente de tráfico, o que en el segundo caso el desastre se ha llevado por delante a sus parientes, cercenando sus vidas? ¿Pensará esa persona que su petición a Dios ha sido escuchada, o más bien pensará que Jehová no se interesa en ella y prescindiendo de lo mucho que esta le ame? O dicho de otra manera ¿es Jehová parcial al atender las peticiones que se le hacen y como se podría deducir, de ser ciertos los supuestos señalados?

Está claro que la respuesta variará en función de cómo le haya ido la fiesta a uno; porque siendo cierto que las Escrituras nos estimulan a perseverar en nuestras peticiones, no es menos cierto que Jehová no responde a aquellas demandas que no se centran y como finalidad última, en el adelanto de Su propósito, sino que están más bien dirigidas hacia el beneficio personal de uno y como es en el caso de los ejemplos mencionados…… porque de ser como algunas personas nos proponen, en el sentido de que Jehová sí escucha ese tipo de oraciones, lo que realmente estaríamos haciendo es convertir a Dios en nuestro “criado” para cuando tenemos dificultades o intuimos que podemos tenerlas; posibilidad la mencionada, sin embargo, que no se contempla en las Escrituras y según lo que leemos en ellas:

Regresé para ver, bajo el sol, que los veloces no tienen la carrera, ni los poderosos la batalla, ni tienen los sabios tampoco el alimento, ni tienen los entendidos tampoco las riquezas, ni aun los que tienen conocimiento tienen el favor; porque el tiempo y el suceso imprevisto les acaecen a todos (incluidos aquellos que le son fieles).” (Ecel. 9:11). (Acotación nuestra).

Es obvio, entonces, que si Jehová atendiera peticiones del sesgo de las mencionadas, estas palabras no tendrían sentido alguno; pero para comprender esto debidamente, analicemos el contenido de la oración modelo que nos dio Jesús y veamos que prioridades se destacan en ella:

Ustedes, pues, tienen que orar de esta manera: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10 Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra. 11 Danos hoy nuestro pan para este día; 12 y perdónanos nuestras deudas, como nosotros también hemos perdonado a nuestros deudores. 13 Y no nos metas en tentación, sino líbranos del inicuo”.” (Mat. 6:9-13).

Fijémonos, que la oración que Jesús enseñó a sus discípulos era un “modelo” a seguir y por lo que hay que estar muy atentos a cómo estructuró él dicha oración, pues en ella se nos están marcando pautas a seguir, para que nuestra oración reúna los requisitos necesarios para ser atendida; y lo que vemos, es que las primeras tres peticiones se concentran en una cuestión de primerísima importancia: la santificación del nombre de Dios (que empezó a ser vituperado en la rebelión de Edén), el establecimiento de su reino y la realización, por medio de este, de la voluntad divina sobre la tierra y a la cabeza del cual reino, está la descendencia prometida, eso es, Jesucristo (Gén. 3:15). Por lo que la persona que está orando, de entrada tiene que tener perfectamente asumido el estar claramente del lado de Dios en esa cuestión y que tiene que ser el pilar o fundamento sobre el que se sustente todo tipo de oración…… lo cual ya no le permite a esta, el dirigir peticiones de orden personal como las mencionadas y que nada tienen que ver con los intereses divinos. A continuación y como cosas secundarias, pero que entran en lo que podríamos considerar como acorde con la voluntad divina, está la solicitud de recibir el pan de cada día, el perdón de nuestros pecados y la protección contra la tentación…… siempre que esto esté motivado por el ferviente deseo que tiene el que hace la súplica, de continuar viviendo en el favor de Dios.

De modo que el factor determinante para que una petición tenga respuesta de Dios, es lo que hay en el corazón de la persona, eso es, la motivación última que le impulsa a uno a hacer la petición de la que se trate…… y la petición de que el Altísimo actúe en favor de determinada persona o personas allegadas, que a lo mejor incluso resulta que estas no quieren saber de Él y por mucho que la persona que hace la súplica manifieste amar a Este (ver Jer. 7:16), nada tiene que ver con las directrices marcadas en la oración modelo que Jesús nos dio; luego parece obvio que la persona que hace tal tipo de ruego a Jehová, no tiene demasiado claro de qué va la cosa, pues ya empieza por apartarse de las pautas marcadas por Jesús en su oración modelo…… y con ello, de lo que es la expresa voluntad de Dios. Ya otra cosa sería, por ejemplo, el que cuando uno esté enseñando a otra persona a entender el propósito de Dios y haya un claro esfuerzo por parte de esta en conseguirlo, que el que enseñe le pida a Dios que ilumine a la persona enseñada y permita que dicho esfuerzo sea recompensado con cierto entendimiento y cuestión que sí entraría en lo deseado por Dios, pues esto es lo que se nos dice en Su Palabra:

Por consiguiente, les digo: Sigan pidiendo y se les dará; sigan buscando y hallarán; sigan tocando y se les abrirá. 10 Porque todo el que pide recibe y todo el que busca halla y a todo el que toca se le abrirá. 11 Realmente ¿qué padre hay entre ustedes que, si su hijo pide un pescado, le dará acaso una serpiente en vez de un pescado? 12 ¿O si también pide un huevo, le dará un escorpión? 13 Por lo tanto, si ustedes, aunque son inicuos, saben dar buenos regalos a sus hijos ¡con cuánta más razón dará el Padre en el cielo espíritu santo a los que le piden!” (Luc. 11:9-13).

Notemos en que el énfasis de la dádiva recibida, está enfocado en las cosas espirituales y no en las materiales, eso es, en aquellas cosas que nos pueden “hacer sabios para la salvación” (2 Tim. 3:15). Por otra parte, no es menos cierto que en las Escrituras y como ya hemos señalado, se nos incita a ponernos en contacto con nuestro Dios, pero siempre en la línea adecuada y extremo que se nos ilustra con el caso del apóstol Pablo, del que leemos lo siguiente en 2 Cor. 12:7-9:

Claro que hablar bien de mí no sería una locura, porque estaría diciendo la verdad. Pero no lo voy a hacer, porque no quiero que, sólo por las cosas que hago o digo, o por las cosas maravillosas que Dios me ha mostrado, alguien piense que soy más importante de lo que en realidad soy. 7 Por eso, para que no me llene de orgullo, padezco de algo muy grave. Es como si Satanás me clavara una espina en el cuerpo para hacerme sufrir. 8 Tres veces le he pedido a Dios que me quite este sufrimiento, 9 pero Dios me ha contestado: “Mi amor es todo lo que necesitas. Mi poder se muestra en la debilidad.” Por eso, prefiero sentirme orgulloso de mi debilidad, para que el poder de Cristo se muestre en mí.”

Ahora bien, la pregunta sería ¿por qué Jehová no atendió la petición expresa del bueno de Pablo, fiel y leal servidor de Este donde los haya? Pues porque según el verso 9 y aunque Pablo lo ignorara, su petición no estaba en línea con el propósito de Dios en ese momento, pues según el punto de vista del Altísimo era que Su Poder se pusiera de manifiesto en la debilidad de Pablo. Pero quizás alguien, por otra parte, podría objetar que este mismo apóstol y en su primera carta a su discípulo Timoteo, habla del orar en favor de otros…… pero veámoslo:

Por lo tanto exhorto, ante todo, a que se hagan ruegos, oraciones, intercesiones, ofrendas de gracias, respecto a hombres de toda clase, 2 respecto a reyes y a todos los que están en alto puesto; a fin de que sigamos llevando una vida tranquila y quieta con plena devoción piadosa (eso es, al servicio de Dios) y seriedad. 3 Esto es excelente y acepto a vista de nuestro Salvador, Dios, 4 cuya voluntad es que hombres de toda clase se salven y lleguen a un conocimiento exacto de la verdad.” (1 Tim. 2:1-4). (Acotación nuestra).

Pero ¿por qué era esta una oración que el Altísimo sí podía aceptar, aunque estaba dirigida en favor de personas poderosas que no se distinguían precisamente por su amor a Dios? Pues porque estaba en línea con Su propósito, pues dicha estabilidad permitiría la expansión de la predicación que esas congregaciones estaban efectuando y como se desprende del verso 4; por lo tanto, parece ser que las oraciones cristianas con respecto a los gobernantes del mundo, se limitaban a determinados aspectos que repercutían directamente en favor del propósito divino. Como vemos, las palabras que dijo el apóstol indican que tales oraciones eran fundamentalmente a favor del adelanto de la proclamación de las buenas nuevas del reino, pues lo que se perseguía era una situación de estabilidad “a fin de que sigamos llevando una vida tranquila y quieta con plena devoción piadosa y seriedad” y que les permitiera el llevar adelante la tarea que tenían encomendada…… lo que realmente se estaba pidiendo, entonces, era que Jehová moviera a esos gobernantes a la paz y que con ello se facilitara el poder continuar con la tarea asignada sin estorbos innecesarios. Hay también ejemplos anteriores que ilustran este hecho, como es la oración de Nehemías para que Dios lo hiciese “objeto de piedad” delante del rey Artajerjes y que se nos expone en el relato del libro de Nehemías:

Recuerda, por favor, la palabra que diste como mandamiento a Moisés tu siervo, diciendo: “Si ustedes, por su parte, actúan infielmente, yo, por mi parte, los esparciré entre los pueblos. 9 Cuando se hayan vuelto a mí y hayan guardado mis mandamientos y los hayan puesto por obra, aunque su gente dispersada se halle al extremo de los cielos, de allí los juntaré y ciertamente los traeré al lugar que he escogido para hacer residir allí mi nombre”. 10 Y ellos son tus siervos y tu pueblo, a quienes redimiste con tu gran poder y con tu mano fuerte. 11 ¡Ah!, Jehová, por favor, deja que tu oído se ponga atento a la oración de tu siervo y a la oración de tus siervos que se deleitan en temer tu nombre; y, por favor, otorga éxito a tu siervo hoy, sí y hazlo objeto de piedad ante este hombre.” (Neh. 1:8-11).

Es obvio que la petición de Nehemías, aunque estaba formulada con relación a su persona, no era sin embargo para beneficio propio, sino que nada menos el propósito de dicha petición tenía que ver con el volver a Jerusalén para reedificarla y restaurar en ella la adoración verdadera…… y, obviamente, el Altísimo también escuchó dicha suplica; de igual manera, fueron escuchadas las oraciones de la congregación en favor de Pedro cuando este se hallaba encarcelado (Hech. 12:5), para que fuera puesto en libertad y poder con ello, continuar con su obra misional. En resumen, lo que rige el contenido de las oraciones es el conocimiento de la voluntad de Dios, puesto que el que suplica debe darse cuenta de que si quiere que su solicitud le sea otorgada, esta tiene que agradar a Dios y cuestión que se produce, cuando uno antepone el cumplimento de la voluntad divina a los deseos meramente personales y lo que no parece ser el caso de los dos ejemplos mencionados. Por lo que, sabiendo que aquellos que no hacen caso de la Palabra de Dios, no gozan de Su favor, es obvio que el que hace la súplica no puede solicitar lo que es contrario a la rectitud y a la voluntad revelada de Jehová Dios, lo que incluye la aceptación de las enseñanzas del Hijo de Este y de sus discípulos inspirados:

Si permanecen en unión conmigo y mis dichos permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se efectuará para con ustedes. 8 Mi Padre es glorificado en esto, que ustedes sigan llevando mucho fruto y demuestren ser mis discípulos (……) 16 Ustedes no me escogieron a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los nombré para que vayan adelante y sigan llevando fruto y que su fruto permanezca; a fin de que sin importar qué le pidan al Padre en mi nombre, él se lo dé a ustedes.” (Juan 15:7-8; 16).

No obstante, en ese “pidan lo que quieran” o con ese “sin importar qué le pidan” y contrario a lo que podrían pensar algunas personas, evidentemente no se contempla el solicitar aquello que se sabe o hay indicios para creer, que no agrada a Dios; porque dichas palabras hay que tomarlas en su contexto y en este caso se estaba hablando de cuestiones que tenían que ver con el “llevar fruto” o dar adelanto a la labor encomendada, por lo que el mensaje subliminal tras esas palabras estaba relacionado con el pedir todo aquello que se precisase para poder seguir llevando dicho fruto…… de hecho, ahí están unas palabras del apóstol Juan que van en esa dirección:

Y esta es la confianza que tenemos para con él, que, no importa qué sea lo que pidamos conforme a su voluntad, él nos oye.” (1 Juan 5:14).

De hecho, ya Jesús les había dicho a sus discípulos lo siguiente y que está directamente relacionado con lo anterior:

Si dos de ustedes sobre la tierra convienen acerca de cualquier cosa de importancia que soliciten, se les efectuará debido a mi Padre en el cielo.” (Mat. 18:19).

Observemos esa sorprendente condicional de que si “dos” de sus seguidores convinieran en determinado asunto “importante” a solicitar Dios, dicha petición les sería concedida y lo que nos lleva a razonar lo siguiente: dado que Jesús mandó a predicar a sus discípulos de “dos en dos” (Mar. 6:7; Luc. 10:1), lo razonable es que Jesús estuviera indicando con sus palabras que en el desarrollo de su comisión y para el adelanto de la misma, les sería concedido lo necesario para contribuir a dicho adelanto, bien tuviera que ver la solicitud con el expulsar un demonio, restaurar a un paralítico o, incluso, el levantar a un muerto. En todo caso, los que oraban y de común acuerdo, deberían de presentar razones de por qué creían que la petición era apropiada, de su motivo correcto y desinteresado, así como de otros factores que pesaran más que sus propios intereses o consideraciones; estas estarían relacionadas con la honra del propio nombre de Dios, dado el efecto que ello pudiera tener en los observadores el que Dios actuara o se retuviera de hacerlo…… y algo que avalaría lo correcto de nuestro planteamiento, lo encontramos en las palabras dichas por Jesucristo a sus seguidores, momentos antes de ascender al cielo:  

“Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen las buenas nuevas a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado será salvo, más el que no crea será condenado. 17 Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas 18 y con las manos tomarán serpientes y si beben algo mortífero, no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán”. 

19 Entonces el Señor Jesús, después de haberles hablado, fue tomado arriba al cielo y se sentó a la diestra de Dios. 20 Por consiguiente, ellos salieron y predicaron por todas partes, mientras el Señor obraba con ellos y apoyaba el mensaje por las señales que acompañaban a este.” (Mar. 16:15-20).

Y estas eran las “cosas de importancia” que debían de pedir sus seguidores y en el ejercicio de la comisión recibida, que serían escuchados por Dios y concedidos mediante su Hijo Jesucristo para la gloria y honra del Todopoderoso Jehová Dios; se puede entender, por otra parte, que algunos incluyan en sus peticiones cosas materiales como el alimento, aunque personalmente nosotros entendemos (y no pasa de ser una mera opinión) que más que pedirlas hay que agradecerlas, pues estas se tienen que dar por descontadas por parte de aquellos que confían en Dios, según palabras del propio Jesús en su sermón del monte:

Por esto les digo: Dejen de inquietarse respecto a su alma en cuanto a qué comerán o qué beberán, o respecto a su cuerpo en cuanto a qué se pondrán. ¿No significa más el alma que el alimento y el cuerpo que la ropa? 26 Observen atentamente las aves del cielo, porque ellas no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; no obstante, su Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes más que ellas? 27 ¿Quién de ustedes, por medio de inquietarse, puede añadir un codo a la duración de su vida? 28 También, en cuanto al asunto de ropa ¿por qué se inquietan? Aprendan una lección de los lirios del campo, cómo crecen; no se afanan, ni hilan; 29 pero les digo que ni siquiera Salomón en toda su gloria se vistió como uno de estos. 30 Pues bien, si Dios viste así a la vegetación del campo, que hoy está aquí y mañana se echa al horno ¿no los vestirá a ustedes con mucha más razón, hombres de poca fe? 31 Por eso, nunca se inquieten y digan: “¿Qué hemos de comer?”, o “¿qué hemos de beber?”, o “¿qué hemos de ponernos?”. 32 Porque todas estas son las cosas en pos de las cuales las naciones van con empeño. Pues su Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas. 

33 Sigan, pues, buscando primero el reino y la justicia de Dios y todas estas otras cosas les serán añadidas. 34 Por lo tanto, nunca se inquieten acerca del día siguiente, porque el día siguiente tendrá sus propias inquietudes. Suficiente para cada día es su propia maldad.” (Mat. 6:25-34).

Ello no significa de ninguna manera, el que uno no tenga que hacer lo necesario para conseguir su sustento diario, pues ya el apóstol Pablo dijo en su momento aquello tan castizo de “el que no trabaje, que tampoco coma” (2 Tes. 3:10-12); recordemos que lo que se espera de un cristiano es que sea equilibrado y entienda los consejos bíblicos desde un punto de vista equilibrado y razonable.

Por lo tanto y volviendo al tema que nos ocupa, una oración para ser aceptada exige tres requisitos fundamentales: primero, debe dirigirse a la persona adecuada, eso es, a Jehová Dios; segundo, tratar sobre asuntos apropiados (aquellos que están en armonía con los propósitos declarados de Dios y en los que no entran los deseos personalistas, o peticiones de orden materialista) y, tercero, hacerse de la manera correcta, o sea, por el medio nombrado por Dios, Cristo Jesús y con la motivación correcta. Porque es cierto que Jehová Dios “oye” todas las oraciones, pero ya cosa distinta es que las “escuche” todas; y es que de entrada, Jehová solo escucha las oraciones de los justos (Prov. 15:29)…… por lo tanto, para que Dios escuche sus oraciones, usted debe esforzarse al máximo por vivir en conformidad con las leyes y requisitos expuestos en Su Palabra y para ello, evidentemente, tiene que conocerlos (Prov. 28:9), lo cual implica un sincero esfuerzo por aprender lo que se nos dice en Su Palabra, la Biblia. De lo contrario y según los ejemplos mencionados, podría ocurrir que demos como respuesta a nuestras peticiones por parte de Dios, a cosas que no son otra cosa más que fruto de la casualidad y, nos desengañemos, cuando entendamos que no se nos ha respondido en otras, en las que ésta (la casualidad), sencillamente “ha brillado por su ausencia”. Por otra parte, nuestras obras tienen que respaldar lo que se pide en oración y sobre todo, repetimos, que lo que se pide se ajuste a los intereses divinos y no a los personales; solo así demostrará uno que tiene fe y que ora con sinceridad por aquello que solicita...... solo entonces estará uno en sintonía con su Creador y podrá estar en disposición de que sean atendidas sus oraciones (Hebr. 11:6).

En fin, querido amigo o amiga que nos lee, lo dicho no han sido más que unas pequeñas pinceladas de por dónde van las cosas desde nuestro punto de vista y que puede ser compartido…… o no; pero en todo caso, permítanos una pequeña observación: todo esto que usted ha leído solo le será útil, si contrasta la información recibida con lo que la traducción bíblica de la que disponga diga al respecto y se asegure de que lo que le hemos explicado, es correcto y se ajusta a lo escrito en ella. De otro modo y prescindiendo de que le haya convencido lo que ha leído y lo dé por bueno, su actitud bien podría manifestar cierta falta de aprecio e interés por aquello que su Creador desea comunicarle a usted personalmente y para su propio beneficio.

MABEL

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