sábado, 26 de septiembre de 2015

¿Cómo identificar...... a la “generación que no pasará”?


Una de las profecías más espectaculares de las Escrituras, se encuentra en el libro de Mateo e inserta en el contexto de una amplia respuesta que Jesús dio a una serie de preguntas formuladas por sus apóstoles (Mat. 24:1), ávidos por conocer el futuro que le aguardaba a Jerusalén en particular y al pueblo de Dios (Israel) en general; sin embargo, la característica fundamental en la respuesta del Hijo de Dios, se basa en el hecho de que si bien detalló sucesos a ocurrir en el fututo más inmediato de los preguntantes y que era lo que, en definitiva, a estos les interesaba, Jesús añadió también información relacionada con sucesos aún lejanos en la corriente del tiempo y que alcanzan a nuestros días…… y por lo que, obviamente, nos interesan a nosotros. De ahí que dicha profecía acerca de una “generación que no pasará” y que hallamos en Mat. 24:34, Luc. 21:36 y Mar. 13:30, es del todo interesante en la actualidad y en el bien entendido que tenemos que tener cuidado al separar “el grano de la paja”, eso es, el percibir qué cosas aplicaron en aquel momento y cuáles, aplican en nuestros tiempos…… dicho de otra manera, que algunos aspectos de esa profecía tienen un doble cumplimiento y como es en el caso de la mencionada “generación” que no tendría que pasar hasta que se cumplieran “todas las cosas” profetizadas por el Hijo de Dios.

Decir de entrada, que sobre dicho tema “generacional” nos hemos pronunciado en algunas ocasiones en nuestros escritos, pero de una manera tangencial y sin precisar, eso es, que señalábamos a una “generación” presente en ese momento del resurgir de Israel como nación (el “rebrotar de la higuera” de Mat. 24:32) y que es a partir del momento en que empieza a contar el tiempo de la mencionada “generación” pero, sin concretar de una manera clara y rotunda, si estaríamos hablando de la “generación” de personas que nació en ese tiempo, o de aquella que en ese momento ya tuviera cierta consciencia de las cosas para comprender que es lo que estaba sucediendo (de hecho, hemos publicado ambas cosas) y lo que podría provocar un mínimo desfase generacional de entre unos cinco a diez años, como mucho. Y siendo cierto que dicho desfase no altera prácticamente en nada el tiempo dado por nosotros para que inicie la profética “semana 70” de Dan. 7:27 y que es en donde se va “a vender todo el pescado”, no es menos cierto que el hecho de no tener una visión más clara y precisa de la cuestión, nos ha intrigado por mucho tiempo hasta el punto de continuar investigando para dar con un argumento sólido que nos ayudara a concretar más en este sentido…… y ello siempre, en aras de nuestro empeño por ceñirnos al máximo a lo relatado en el contexto escritural.

Y como dicen que “el que la persigue la consigue”, finalmente hemos logrado alcanzar nuestro objetivo, si bien para ello nos hemos tenido que plantear el analizar este aspecto del término “generación”, estrictamente desde el punto de vista de Jehová Dios; y es que se nos ocurrió razonar que si Este nos ha dado la duración de una “generación” (Sal. 90:10), es obvio que también nos tendría que haber dado el dato de cuando empieza un conjunto de personas a formar parte de una “generación” como tal y a ser, por tanto, punto de partida como señal de algo…… lo que nos ha llevado a retroceder en el tiempo más de 3.500 años, hasta el desierto de Sinaí, para hallar la respuesta a dicho interrogante:

Jehová ahora habló a Moisés y Aarón y dijo: 2 “Habrá un tomar la cuenta de los hijos de Qohat de entre los hijos de Leví, según sus familias en la casa de sus padres, 3 de treinta años de edad para arriba hasta cincuenta años de edad, todos los que están entrando en el grupo del servicio para hacer el trabajo en la tienda de reunión (o “tabernáculo”).” (Núm. 4:1-3). (Acotación nuestra).

Luego partiendo de esa máxima, resulta que ante los ojos de Dios un hombre estaba cualificado para desempeñar un puesto de responsabilidad ante Él a partir de los 30 años de edad, lo que se convertía en una ley para el pueblo judío; de ahí, que para los judíos esta edad tenía un significado especial en diversos aspectos de la vida…… de hecho, era a partir de esa edad que se alcanzaba el equivalente de lo que hoy conocemos como “la mayoría de edad” en aquellos primeros tiempos y situación que se mantuvo, al menos, hasta los tiempos de Jesús y como veremos a continuación. Se entendía por ese entonces, que después de 30 años conociendo los negocios o asuntos familiares, el hijo tenía ya suficiente capacidad y experiencia como para asumir el control de los mismos; en ese momento era presentado ante la sociedad por su padre, quien públicamente le hacía entrega de la autoridad para asumir dicha tarea desde ese momento en adelante, en lo que era un reconocimiento implícito de que el hijo actuaba en representación de su padre a partir de aquel momento…… ello nos recuerda que según Lucas 3:23, Jesús comenzó su ministerio a los 30 años y lo que nos tendría que hacer reflexionar acerca de por qué no lo hizo antes, si ya con doce años dejó atónitos a los maestros de la Ley (Luc. 2:45-49), por la tremenda sabiduría que mostraba en las cosas de su Padre Celestial.

Pues sin duda alguna, por la razón aludida y la prueba de que ello es así, la tenemos en las Escrituras en dónde se nos relata que cuando Jesús tenía 30 años, Jehová Dios también se apegó a dicho protocolo presentando “en sociedad” a Jesús en el momento de su bautismo, diciéndole al mundo que ese era “su Hijo amado, a quien había aprobado” (Mat. 3:17). De esta manera, el Padre Celestial y a la manera de un padre humano de aquel tiempo, le entregó de manera formal y pública toda potestad y autoridad sobre Sus “negocios” (Mat. 11:27) en la tierra a Jesús…… por lo que a partir de ese momento, cualquier asunto que el hombre tuviera con el Padre, tendría que ser tratado con el Hijo, pues ya era este quien maneja los asuntos del Padre. Por lo tanto, Jesús también comenzó su obra sacerdotal a los 30 años de edad, aunque en su caso estaríamos hablando de un sacerdocio más elevado, pues tenía que interceder ante el Padre por el hombre, pero en esta ocasión derramando su propia sangre para perdón de pecados y no la sangre de sacrificios animales; partiendo de lo dicho, volvamos de nuevo al asunto de la “generación” y prestemos atención a lo que al respecto, dijo Jesús en su momento:

En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación, hasta que sucedan todas estas cosas. 35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras de ningún modo pasarán.” (Mat. 24:34-35).

¿A cuál “generación” estaba señalando el Hijo de Dios, con la expresión “esta”? Pues sencillamente a la generación adulta de ese momento y de la que él mismo formaba parte, eso es, a todos aquellos que cuando Jesús fue presentado al mundo, tenían al igual que él 30 años (Luc. 3:23), luego “mayores de edad” a los ojos de Dios para entender lo que estaba pasando, por tanto responsables ante Él de su actitud con respecto de Su Hijo y del mensaje que este llevaba. Tres años y medio después de ser presentado públicamente por su Padre Celestial al mundo, eso es, en la Pascua de 33 EC, Jesús fue brutalmente ejecutado como un vulgar delincuente…… 37 años después, Jerusalén y su Templo fueron arrasados por las legiones bajo el mando del general romano Tito, en cumplimiento de lo profetizado por el Hijo de Dios (Mat. 24:1-2); luego, efectivamente, aquella “generación” señalada y que en ese momento estaba sobre los 67 años, no pasó sin que ocurrieran “todas las cosas” profetizadas por el Hijo de Dios.

Bien, ya visto lo que ocurrió en aquella “generación” y teniendo en cuenta que esa profecía tiene un segundo cumplimiento en nuestros días, nos enfrentamos a un pequeño “problemilla”: porque a diferencia de aquel tiempo, a día de hoy no tenemos referente humano alguno (como sí lo fue Jesús) que nos marque un punto de partida donde empezar a hacer números y averiguar de qué “generación” estaríamos hablando…… y es que solo tenemos el dato del momento a partir del cual Israel volvió a aparecer como nación, ello en armonía con las siguientes proféticas palabras de Jesús:

Ahora bien, aprendan de la higuera (figurativamente la nación de Israel) como ilustración este punto: Luego que su rama nueva se pone tierna y brota hojas (de hecho renace), ustedes saben que el verano está cerca. 33 Así mismo también, ustedes, cuando vean todas estas cosas, sepan que él está cerca, a las puertas. 34 En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas. 35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras de ningún modo pasarán.” (Mat. 24:32-35). (Acotaciones nuestras).

Dicho evento se produjo en el mes del Mayo del año 1.948, por lo que si tomamos como punto de partida la “generación” que nació en ese momento, esa tendría ahora 67 años y a los que habría que sumar los siete años de la “70 semana” de Dan. 9:27, por lo que es evidente que los números, más o menos, nos cuadrarían…… sin embargo, no se ajustaría a la norma divina en cuanto a lo relativo de una necesaria mayoría de edad (30 años) en el momento de producirse dicho suceso, para responder ante Jehová Dios por la actitud de uno con respecto del mismo. Pero es que si tomamos ese dato como punto de partida, eso es, que la “generación” se refiriera a aquellos que en el momento de aparecer Israel como nación tenían 30 años (bíblicamente mayores de edad y por tanto, responsables ante Dios), nos encontraríamos con que en Mayo de este 2.015 habrían cumplido 107 años (30+67 transcurridos desde 1.948) y a los que se tendrían que sumar también, los siete de la “70 semana” y que nos llevaría a un cómputo de 114 años…… por lo que ni de lejos se ajustaría a lo dicho por nuestro Creador, en cuanto al largo de la vida de una “generación” (Sal. 90:10).

Por lo tanto y cada vez más convencidos de que habíamos cometido un error de forma, que no de fondo, acerca de nuestro entendimiento en cuanto a qué tipo de “generación” nos referíamos, hemos continuado investigando sobre el tema hasta que parece que hemos dado con la “tecla” correcta y que pasa por identificar al “sujeto” del segundo cumplimiento de dicha profecía y que, recordemos, en su momento fue el propio Jesús. Hemos hablado de un “error de forma”, porque ninguna de las dos variante que hemos empleado en nuestros artículos hasta el momento, eso es, que los nacidos en ese años de 1.948 o, en su defecto, aquellos que para ese momento tuvieran unos pocos años, fueran la “generación” a partir de la cual hacer cuentas, alteraran significativamente el resultado final…… lo que ocurre es que ninguna de las dos, se ajustaban en tiempo y forma a la mayoría de edad bíblicamente exigida por Dios: 30 años. Pero no hay “error de fondo”, porque en definitiva nosotros siempre hemos apuntado a los tiempos que hacen referencia a este verano/otoño de 2.015 (a más tardar, en el verano/otoño del 2.016), como aquellos en que tiene que iniciar la profética “semana 70” y con ella, los siete últimos años del mundo como lo conocemos…… en eso, por el momento todo parece indicar que no estamos equivocados, pero lo que no quita el error en cuanto a la “forma” de enfocar la cuestión.

Entonado el “mea culpa” y volviendo a lo que íbamos, resulta que la “tecla” y como ya hemos señalado, radica en identificar al “sujeto” del segundo cumplimiento de la profecía que nos habla del resurgir de Israel como nación…… y “sujeto” que no puede ser otro que la propia nación de Israel, a la cual Jehová en algunas ocasiones se ha dirigido a ella como a “mi hijo”, como por ejemplo, en el crucial momento de su liberación de Egipto:

Y tendrás que decir a Faraón: ‘Esto es lo que ha dicho Jehová: “Israel es mi hijo, mi primogénito. 23 Y yo te digo: Envía a mi hijo para que me sirva. Pero si rehúsas enviarlo, ¡mira!, voy a matar a tu hijo, a tu primogénito”.” (Éxo. 4:22-23).

Veamos otra referencia, en el mismo sentido:

Con llanto vendrán y con sus súplicas de favor los traeré. Los haré andar a valles torrenciales de agua, por un camino recto en el cual no se les hará tropezar. Porque he llegado a ser para Israel un Padre; y en cuanto a Efraín (otro nombre para Israel), él es mi primogénito.” (Jer. 31:9). (Acotación nuestra).

O como en este otro pasaje, en este caso, Ose. 11:1:

Cuando Israel era muchacho (por tanto, no adulto), entonces lo amé y de Egipto llamé a mi hijo.” (Acotación nuestra).

Y que en la versión TLA, dicho pasaje se vierte de la siguiente manera y que facilita su comprensión:

Dios le dijo a su pueblo: “Israel, cuando eras un país joven (luego, aún no adulto), yo te demostré mi amor por ti. Yo te saqué de Egipto, porque eres un hijo para mí”.” (Acotación nuestra).

Por tanto, vemos que si tomamos como “sujeto” de referencia del renacer de la “higuera” simbólica, a la propia nación de Israel, tendríamos lo siguiente: Israel “nació” de nuevo en 1.948, alcanzando la edad adulta y en armonía con la disposición divina, 30 años después y lo que nos llevaría al año 1.978…… luego para cumplir con la duración de una “generación” (70 años, según el Sal. 90:10 y para que ocurrieran “todas las cosas”), tendrían que pasar sobre ella otros 40 años y que nos llevarían al año 2.018, a los que habría de sumarse los siete de la “70 semana” de Dan. 9:27 y lo que nos situaría en el año 2.025, como el año del establecimiento del reino de Dios en la tierra. Es cierto que alguien podría decir que ello tampoco es factible, pues nos llevaría a una generación más allá de los 70 años, pues en ese momento la tal tendría 77 años y con lo que tampoco se cumpliría lo dicho en el Sal. 90:10…… ello nos lleva a analizar con más atención, lo que se nos dice en dicha porción bíblica y que es como sigue:

En sí mismos los días de nuestros años son setenta años; y si debido a poderío especial son ochenta años, sin embargo su insistencia está en penoso afán y cosas perjudiciales; porque tiene que pasar rápidamente y volamos (o “morimos”).” (Acotación nuestra).

Noten que es el propio Jehová Dios quien pone una condicional que permite aceptar la prolongación de la vida de una “generación” y de forma excepcional…… que es justo lo que pasa en nuestros días y algo que Jehová, obviamente, sabía que ocurriría y de ahí esa matización en dicho Salmo. Y es que actualmente en los países más desarrollados y merced a los adelantos de la medicina, así como a otros factores relacionados con el bienestar, la esperanza de vida promedio en zonas como pueden ser Europa, EEUU, Japón, China o Australia entre otros, está alrededor de los 77’5 años; luego nada que se apartara de lo dicho en las Escrituras.

Por otra parte y por aquello de que “más vale prevenir que curar”, queremos adelantarnos a “las lenguas viperinas de doble filo” y que pudieran objetar, en el sentido de que si la generación vence en 2.018 y para lo cual aún nos faltan tres años ¿cómo podemos señalar nosotros entonces a este 2.015 (en su defecto, el 2.016), como el momento del inicio de la “70 semana” de Dan. 9:27 y, consecuentemente, de los siete últimos años del mundo como lo contemplamos? Al respecto tenemos que decir, que las palabras de Jesús en Mat. 24:34 en ningún momento indican que la “generación” aludida tuviera que cumplir escrupulosamente sus años, sino que lo que dice es que esta no pasaría sin que se cumplieran todas las cosas profetizadas y que es algo muy distinto. Hemos visto y en el bien entendido que nuestro razonamiento sea correcto, que la generación a la que perteneció Jesús en el año 70 E.C. no tenía más de 67 años, luego no pasó (aunque no llegara a su límite) sin que antes se cumplieran todas las cosas profetizadas por Jesús y que es de lo que se trataba…… y que continúa siendo de lo que se trata en nuestros días.

Todo considerado, entendemos como explicación más factible acerca del asunto de la actual “generación que no pasará” hasta que se cumpla todo lo que está escrito en la profecía bíblica, la que les acabamos de dar y que creemos más razonada que las que en otras ocasiones les hayamos podido dar que, aunque cercanas, no se ajustan estrictamente al espíritu del registro escrito; porque ésta ya no depende de una simple intuición de los autores de este blog, sino de un planteamiento sustentado en argumentos bíblicos que en definitiva son los que valen y que en ese momento no teníamos, por lo que nos abstuvimos de profundizar en el tema. En todo caso ¿entienden ahora, porque tantas veces les hemos dicho que nosotros…… también nos podemos equivocar?

¡Pues eso…!

MABEL


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