martes, 1 de septiembre de 2015

¡Dicen que el que avisa, no es traidor!


Sin embargo, parece ser que el último artículo publicado en este blog (24/08/15) titulado “¿Se acuerdan ustedes…… del tema de las “lunas de sangre”?”, ha levantado ciertas reticencias entre algunos de nuestros lectores y es que ya se sabe: cuando uno se aventura a publicar en Internet y más si estamos ante un contenido ciertamente “atrevidillo” como es el caso, se arriesga a que sus motivaciones, así como sus planteamientos sean objeto de crítica o reconvención, eso sí, con más o menos acierto en la mismas; en esta ocasión creo que con bastante poco acierto, todo hay que decirlo, pero que en todo caso le obliga a uno y si se quiere mantener un mínimo de credibilidad, a salir al paso de cualquier objeción que en un momento determinado pueda surgir.

Por lo que un servidor, Armando López Golart y autor de todos los artículos que se publican en este blog, por tanto máximo responsable de todo lo que se propone en los mismos, me veo en la obligación de salir al paso de misma a título personal y objeción que, básicamente, gira en torno a tres puntos centrales: que si ya me sale la “venilla” de mi anterior militancia en la organización de los TJ (siempre están poniendo fechas para “el fin” y en ninguna aciertan), que si por mí posición alejada de los cánones al uso me aplica el contenido de Deut. 18:20-22 y también, que si algunos de mis detractores (como Apologista Mario Olcese, por ejemplo y al que continuamente le estoy dando “sopas con honda”), ya se están preparando para devolvérmelas “todas juntas”, cuando se sustancie el supuesto fracaso de la teoría en cuestión y que vengo sosteniendo en esta página desde hace más de un año. Teoría que gira en torno a la idea de que entre Septiembre/Octubre de este año de 2.015, podría dar inicio la llamada “semana 70” de Dan. 9:27 y con ello, los siete últimos años del mundo como lo conocemos y a ser seguidos, definitivamente, por el establecimiento del reino de Dios sobre la tierra…… y porque se entiende que estoy siguiendo, aunque con matices, el mismo erróneo derrotero que los TJ, de ahí que algunos afirmen que me aplica el severo pasaje de Deut. 18:20-22 y en el que leemos lo siguiente:

Sin embargo, el profeta que tenga la presunción de hablar en mi nombre una palabra que yo no le haya mandado hablar, o que hable en el nombre de otros dioses, ese profeta tiene que morir. 21 Y en caso de que digas en tu corazón: “¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?”, 22 cuando hable el profeta en nombre de Jehová y la palabra no suceda ni se realice, esa es la palabra que Jehová no ha hablado. Con presunción la habló el profeta. No debes atemorizarte de él.”

Por lo que en mi defensa tengo que señalar, que de entrada ya nos topamos con el primer error de interpretación de aquellos que tales palabras me aplican: y es que servidor jamás se ha arrogado la licencia de hablar “en nombre” de Jehová Dios y por lo que es obvio que dicho pasaje no es aplicable en mi caso de ninguna manera, con lo que estaríamos ante un incorrecto uso del mismo e impropio de cualquier persona que se precie de entender las Escrituras. Por otra parte y en línea con mi afirmación de que jamás me he arrogado representación divina alguna, en claro contraste con toda esa “ralea” de supuestos “ungidos” o Hijos de Dios actuales (algunos de los cuales se nos presentan como “embajadores plenipotenciarios del reino de Dios” y aseguran que el espíritu santo “les revela” nuevos conocimientos bíblicos) y que sí se postulan como representantes de Jesucristo (en última instancia del Supremo Hacedor), lo que a un servidor le ha caracterizado han sido los periódicos llamamientos a mis lectores en el sentido de que tomen conciencia que no deben creer en aquellos supuestos que yo propongo, sino que tienen que asumir personalmente la responsabilidad de hacer su particular investigación bíblica en cuanto a si los tales son ciertos o no y sacar con ello sus propias conclusiones…… para no ir más lejos, el último de estos recordatorios se encuentra en mi artículo del 01/07/15 titulado “La imagen de la vergüenza…… o la gota que coma el vaso” y que cerraba con la siguiente apostilla:

De todas maneras, un elemental sentido de la prudencia debería de llevarle a uno a no tomar nuestra propuesta como un hecho cierto, sino como una mera posibilidad y, por lo tanto, en hacer sus propias averiguaciones en torno al particular; porque como tantas veces les hemos repetido desde esta página…… nosotros, también nos podemos equivocar.”

Siendo así la cosa, repito que es del todo incorrecta la aplicación que se me ha hecho del pasaje de Deut. 18:20-22 y siempre que se lea dicho pasaje (como el resto del contenido escritural, por supuesto) con un mínimo de solvencia; pero dado que ya estoy metido en harina y que no suelo cortarme un pelo en señalar actitudes contrarias a lo expresado en las Escrituras (cuando de esto se trata, no tengo “ni amigos ni parientes”), permítanme señalar alguna de las razones bíblicas que muchos supuestos entendidos en el manejo del contenido escritural, alegan para “no mojarse” en cuestiones que impliquen riesgo de quedar en ridículo y en una evidente muestra de no entender nada del contexto escritural, lo que les lleva a aplicar erróneamente pasajes bíblicos en defensa de su pasiva actitud, como puede ser el de Mat. 24:36 y en dónde leemos como sigue:

Respecto a aquel día y hora nadie sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino solo el Padre.”

Leído este, preguntémonos lo siguiente: ¿estableció Jesús con esas palabras, un “principio” que marcara actitud alguna a seguir para el cristiano actual? De ninguna manera, puesto que en estas palabras solo se señalaba la evidencia de que una determinada información, en ese preciso momento no estaba al alcance de nadie, ni siquiera de él mismo…… que dichas palabras quedan sencillamente reducidas a eso, de deduce claramente cuando dicho texto se lee teniendo en cuenta su entorno más inmediato, eso es, desde el versículo 32 al 39 y no perdiendo de vista que nos encontramos en el contexto de una amplia respuesta que el Hijo de Dios estaba dando a unas inquisitivas preguntas formuladas por sus más directos seguidores acerca del futuro inmediato y que Jesús, complemento con información que aplicaba a un futuro aún más lejano y que tenía que ver con nuestros días:

Ahora bien, aprendan de la higuera como ilustración este punto: Luego que su rama nueva se pone tierna y brota hojas, ustedes saben que el verano está cerca. 33 Así mismo también, ustedes, cuando vean todas estas cosas (las que les había estado mencionando), sepan que él está cerca, a las puertas. 34 En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas. 35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras de ningún modo pasarán.” (Acotación mía).

Es obvio entonces, que lo que Jesús estaba haciendo era dar “señales” que identificaban un momento determinado en el futuro y en el que ellos, como nosotros hoy, tenían que investigar las tales para conocer dónde estaban situados en cada momento en la corriente del tiempo y sacar el máximo provecho de la situación; es a continuación de estas palabras que les informa acerca de que:

36 Respecto a aquel día y hora nadie sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino solo el Padre.”

Pero que en ese momento nadie supiera de ello, no significa que no se tuviera que hacer un esfuerzo por intentar ubicar dichas señales en la corriente del tiempo y así averiguar, en nuestro caso y por aproximación, la cercanía de su regreso a la tierra…… porque ¿para qué sino, dio Jesús dichas señales?; pero es que a continuación, éste continúa añadiendo más información a modo de “señales” acerca de cómo serían los tiempos que marcarían su regreso:

37 Porque así como eran los días de Noé, así será la presencia del Hijo del hombre. 38 Porque como en aquellos días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, los hombres casándose y las mujeres siendo dadas en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca; 39 y no hicieron caso hasta que vino el diluvio y los barrió a todos, así será la presencia del Hijo del hombre.”

Por lo que nuevamente nos encontramos ante una invitación a intentar averiguar, si los tiempos en los que uno vive se ajustan a lo que se nos adelantó a modo de información profética…… luego ¿cómo se nos puede decir que ese verso 36 nos incita a estar pasivos en cuanto a investigar el cumplimiento de dichas señales y usarlas en nuestro favor, cuando fue el propio Hijo de Dios el que estaba dando las tales para que identificáramos un tiempo específico y sacar el debido provecho de ello? Porque de ser tal actitud pasiva la línea a seguir ¿por qué no lo dijo Jesús cuando sus apóstoles le plantearon las preguntas (Mat. 24:3) que originaron tan amplia respuesta y en la que se explayó en dar una gran cantidad de datos que a modo de “señales”, identificarían un época concreta en la corriente del tiempo? Pero es que además y en línea con lo afirmado, está la advertencia/invitación del apóstol Pablo a intentar identificar determinado momento en la historia del mundo, merced a una serie de actitudes generalizadas entre el “personal” y que nos indicarían que ya estaríamos instalados en los dramáticos “últimos días”:

Más sabe esto, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. 2 Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, 3 sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin autodominio, feroces, sin amor del bien, 4 traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios, 5 teniendo una forma de devoción piadosa, pero resultando falsos a su poder; y de estos apártate.” (2 Tim. 3:1-5).

Tenemos por otra parte, la reiterada advertencia del Hijo de Dios en el sentido de mantenernos en constante “alerta”; pero según la tesis de las pasivas personas de las que estamos hablando…… “alerta” ¿de qué y para qué? Porque si según estas y puesto que “el día ni la hora” no se pueden conocer, es absurdo investigar en las Escrituras y sacar conclusiones al respecto (como yo estoy haciendo y por lo que se me critica), ¿con respecto de qué y según estas personas, habría que estar alera? Por otra parte, están también aquellos que apoyan dicha actitud de contemplativa espera, en las palabras del apóstol Pablo en 1 Tes. 5:2:

Porque ustedes mismos saben bastante bien que el día de Jehová viene exactamente como ladrón en la noche.”

Por lo que estas personas deducen que puesto que dicho día viene como “ladrón en la noche”, eso es, en un momento inesperado, ello significa que no está a nuestro alcance el avizorar en modo alguno para cuándo, más o menos, se pude predecir la llegada de dicho “día de Jehová” y estar preparados para librarnos del mismo (Sof. 2:3); con lo que nos encontramos de nuevo ante un disparate interpretativo, amén de una nefasta aplicación por parte de personas que usan las Escrituras para justificar una injustificable pasiva actitud; porque la pregunta inmediata tiene que ver con el ¿para quienes llegará dicho día a modo de “ladrón en la noche”, eso es, de manera sorpresiva? Y algo que se responde de manera clara, cuando dicho pasaje se lee en su contexto natural y haciéndolo de una forma mínimamente solvente, con lo que queda claro para quién o quienes, dicho día llega como “ladrón en la noche”; veámoslo leyendo dicho pasaje dentro de su contexto más inmediato y tomado en este caso de la versión TLA:

Hermanos míos, no hace falta que yo les escriba acerca del momento exacto en que todo esto ocurrirá. 2 Ustedes saben muy bien que el Señor Jesús regresará en el día menos esperado, como un ladrón en la noche. 3 Cuando la gente (la humanidad alejada de Dios) diga: “Todo está tranquilo y no hay por qué tener miedo”, entonces todo será destruido de repente. Nadie podrá escapar, pues sucederá en el momento menos esperado (obviamente por falta de información), como cuando le vienen los dolores de parto a una mujer embarazada. ¡No podrán escapar! 4 Pero ustedes, hermanos, no viven en la ignorancia (eso es, estaban al tanto de los registros escritos a su alcance), así que el regreso del Señor Jesús no los sorprenderá como un ladrón en la noche. 5 Todos ustedes confían en el Señor Jesús (eso es, en las señales por éste dadas) y eso es como vivir a plena luz del día, y no en la oscuridad.” (1 Tes. 5:1-5). (Acotaciones mías).

Porque con relación a lo dicho, nos podríamos preguntar ¿qué es lo que salvó a los cristianos informados del primer siglo, de perecer en la catástrofe del año 70 E.C. sobre Jerusalén y su Templo? Sencillamente el prestar atención a las señales dadas por Jesús en su momento y a modo de advertencia, que en este caso fueron las siguientes:

Además, cuando vean a Jerusalén cercada de ejércitos acampados, entonces sepan que la desolación de ella se ha acercado. 21 Entonces (al ver el cumplimiento de dicha señal) los que estén en Judea echen a huir a las montañas, los que estén en medio de Jerusalén retírense y los que estén en los lugares rurales no entren en ella; 22 porque estos son días para hacer justicia, para que se cumplan todas las cosas que están escritas.” (Luc. 20:21-22). (Acotación mía).

Esta señal aconteció en el año 66 E.C., cuando los ejércitos romanos al mando de Cestio Galo rodearon Jerusalén y tras un cerco de unos 5/6 meses aproximadamente, de forma inesperada se retiraron cuando tenían prácticamente la victoria asegurada y en la acción más incomprendida por parte de prestigiosos profesionales en estrategia militar; la cuestión es que, tal como afirmó Jesús, se abrió la opción de abandonar Jerusalén y el territorio de Judá, con destino a las lejanas tierra del otro lado del Jordán y alcanzar así la salvación…… y es que cuatro años más tarde, Jerusalén fue arrasada, su templo demolido hasta la última piedra y sus habitantes (más de un millón de personas) murieron en ese trágico episodio. Sin embargo y los hechos lo demuestran, aquellos que no esperaron a que la divina providencia actuara en su momento y les “sacara las castañas del fuego”, sino que tomando acción atendieron las señales dadas por Jesús y estuvieron atentos al tiempo de su cumplimiento (para eso fueron dadas), salvaron sus vidas; luego ¿cuál es el mensaje divino para nuestros días: prestar la debida atención a las señales que para nuestros tiempos nos dan las Escrituras ( y para ello hay que investigar) y actuar en consecuencia, o más bien adoptar una actitud pasiva esperando que la misericordia divina se apiade de nosotros de alguna manera?

Es obvio que la personas que perecieron en tan trágico episodio fueron aquellas que adoptaron esta última actitud y seguida por muchos en la actualidad, que magníficamente instalados en la pasividad no ven con buenos ojos que alguien “escarbe” en las Escrituras en cuanto al cumplimiento de determinadas señales y su significado actual; personas que mantienen el mantra, repito, que lo que procede es esperar y confiar en que la divina providencia de alguna manera se apiade de ellas…… y en lo que es una total negación de le exigencia divina, por lo tanto una clara demostración de su bajo entendimiento escritural. Porque tenemos en la Biblia una parábola que deja perfectamente clara la actitud que uno tiene que adoptar ante las cosas de Dios y que anda muy lejos de la actitud contemplativa de la mayoría de los que están, de una manera u otra, reprobando mi vigilante conducta y que ha dado su fruto en el artículo objeto de debate, así como de otros anteriores del mismo tenor…… la parábola en cuestión es la conocida como “de los talentos” (Mat. 25:14-30) y en la que se nos muestra que los esclavos que tuvieron una actitud activa en negociar el bien recibido, obtuvieron su correspondiente premio, mientras que el que mantuvo una actitud de completa pasividad, fue castigado severamente.

Pero es que aparte de dicha parábola y confirmando lo cierto de mis palabras, tenemos un mandato directo de Jehová Dios que aplica a todos aquellos que nos ocupamos en el estudio de las Escrituras y en particular, a aquellos que de una forma u otra tenemos la oportunidad de poner nuestras conclusiones al alcance de otras personas interesadas en dicho conocimiento:

Hijo del hombre, atalaya (vigía o centinela) es lo que te he hecho a la casa de Israel; y tienes que oír habla de mi boca y tienes que advertirles de mi parte. 18 Cuando yo diga a alguien inicuo: “Positivamente morirás” y tú realmente no le adviertas y hables para advertir al inicuo de su camino inicuo para conservarlo vivo, por ser él inicuo, en su error morirá, pero su sangre la reclamaré de tu propia mano (eso es, se hará a uno responsable de la muerte del inicuo y tendrá que pagar con su propia vida). 19 Pero en cuanto a ti, en caso de que hayas advertido a alguien inicuo y él realmente no se vuelva de su iniquidad y de su camino inicuo, él mismo por su error morirá; pero en cuanto a ti, habrás librado tu propia alma. 20 Y cuando alguien justo se vuelva de su justicia y realmente haga injusticia y yo tenga que poner un tropiezo delante de él, él mismo morirá porque tú no le advertiste. Por su pecado morirá y sus hechos justos que él hizo no serán recordados, pero su sangre la reclamaré de tu propia mano. 21 Y en cuanto a ti, en caso de que hayas advertido a alguien justo para que el justo no peque y él mismo realmente no peca, sin falta él seguirá viviendo porque se le había advertido y, tú mismo, habrás librado tu propia alma.” (Ezeq. 3:17-21). (Acotaciones mías).

Y si bien esta seria advertencia divina fue dada hace milenios y a determinadas personas (en este caso, a los guías religiosos de la nación de Israel), no es menos cierto que por provenir de Jehová Dios adquieren el rango de “principio” con el que regir nuestro comportamiento aquellos que creemos en Él y Su Propósito para con nosotros; por tanto, aplicado este principio divino al tiempo actual y en el caso que nos ocupa, tendríamos lo siguiente: si uno es un estudioso de las Escrituras y en un momento determinado llega a la conclusión de que “pintan bastos” y siempre teniendo en cuenta que si uno entiende de la Palabra de Dios es porque Este se lo concede (Luc. 10:21), su obligación ante su Creador que le ha permitido entender, es ponerlo en conocimiento de tanta gente como pueda dicha información y con ello quedar exento de culpa ante Dios, que es quien le ha permitido conocer el mensaje contenido en ella…… ¡obviamente con algún propósito en mira, como por ejemplo, el advertir a los demás! Y si me expreso en estos términos tan duros con respecto de las personas que manifiestan esa actitud de contemplativa espera, es sencillamente para que salgan se su ensimismamiento y reaccionen “poniéndose las pilas”, pues dicha indolente posición les coloca en una mala posición ante nuestro Creador, pues choca frontalmente con Su Voluntad expresada en el pasaje leído; y como salvando todas la distancias, servidor no quiere ser responsable de “la sangre” de nadie ante Jehová Dios, aplico en mí caso lo aconsejado por el apóstol Pablo en su momento:

Por eso los llamo para que este mismo día sean testigos de que estoy limpio de la sangre de todo hombre, 27 porque no me he retraído de decirles todo el consejo de Dios.” (Hech. 20:26-27).

Ya otra cosa es que me equivoque o no en mis conclusiones (lo cual está aún por ver) y que de ser así, Jehová no imputa delito alguno por su error si uno se expresa a título personal…… en todo caso me enfrentaría al “cachondeo” general y con pedir perdón y cerrar el blog (si me equivoco en esto, me puedo haber equivocado en otras cosas y por tanto, mentido a mis lectores) asunto arreglado ¡y tan amigos! Pero de todas maneras, eso sería “peccata minuta” ante la responsabilidad que servidor adquiriría ante Dios, de ser cierta mi conclusión y que yo no lo hubiera puesto en conocimiento del “personal”; y responsabilidad que alcanza a todo aquél que se considera un creyente seguidor de Jesucristo y accede a este tipo de proposiciones como de las que soy autor, pues también tiene la obligación ante Dios de hacerlas extensivas a otros por los medios que tenga a su alcance, para que estos también puedan tomar la decisión que crean más oportuna…… y es que así funciona, hasta donde yo entiendo, el sistema divino para propagar su mensaje alrededor del mundo, máxime cuando ello es facilitado por la tecnología actual. Pero claro, cuando uno tiene los medios y la capacidad para ello, se retrae porque piensa que lo mejor es esperar y no hacer nada y confiando en que la divina providencia se apiade de él, resulta que la cadena se rompe y muchas personas resultan afectadas…… y eso, obviamente, es tenido muy en cuenta por Jehová Dios y según el pasaje leído de Ezeq. 3:17-21.

Sin embargo y considerando como cierta la posibilidad de que servidor se puede equivocar, de nuevo les reitero la necesidad de que hagan su particular comprobación con su ejemplar de las Escrituras y saquen las oportunas conclusiones, pues llegado el momento y según Gal. 6:4, responderán de sus propias decisiones: bien sea la de creerme a mí, bien sea la de no fiarse un pelo y hacer sus propias investigaciones (servidor les recomienda esta última) sobe el tema propuesto. Porque tenga yo razón o no y que esto ya es lo de menos, en cuanto a la proximidad de los eventos por venir, lo que está claro es que en algún momento tienen que ocurrir (pues están profetizados) y aspecto en el que todos los que entendemos algo de las Escrituras estaremos de acuerdo; por lo tanto y aunque solo sea por aquello de que “el miedo guarda la viña”, no pierdan de vista el hecho de que “a lo tonto, a lo tonto” estamos ya en el mes de Septiembre…… ¡y dicen que el que avisa (aunque se equivoque), no es traidor!

Armando López Golart

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