domingo, 22 de noviembre de 2015

El Sr. “Tito” Martínez…… y el “anticristo”


Y es que cuando no se sabe leer con la debida corrección…… ¡pues qué quieren ustedes que les digamos, como no sea eso tan clásico del “cagatum l’hemus”! Y con las debidas disculpas por tan escatológico inicio, permítannos ponerles en antecedentes de a qué viene esta salida de pata de banco que nos hemos marcado: estábamos (y estamos) preparando un escrito acerca de una enseñanza extensamente difundida entre la cristiandad y que se conoce como la del “arrebatamiento de la Iglesia” (y que a estas alturas de la “película” ya lleva a mal traer a muchos de sus defensores), que nos ha llevado a aventurarnos por ese proceloso mar de Internet con el fin sondear las distintas visiones que de la misma se barajan (pues siempre surgen nuevas ideas) y lo que nos ha hecho topar con una singular página que responde al nombre de “Las 21 tesis de Tito”. La tal está dirigida por un curioso personaje que responde al nombre de Justo Martínez (lo de “Tito” nos imaginamos que será por aquello de “jus-tito” que es el hombre, pues a tenor de lo leído muchas luces no parece tener), muy enérgico el susodicho, al grado que no deja títere con cabeza cuando se le lleva la contraria…… ¡vamos, que se las pinta solo el “gachó” para mandar al más “pintao” a hacer puñetas y en menos que canta un gallo!

Movidos por la curiosidad, decidimos investigar un poco acerca del personaje y por lo que hemos averiguado acerca de su ex-militancia en organizaciones religiosas como la de los Testigos de Jehová, el Adventismo del Séptimo Día y además, de una permanencia activa en las filas pentecostales por casi nueve años, siempre según la información recabada. La cuestión y según señalan sus críticos, es que al parecer el personaje se ha quedado “con lo mejorcito de cada casa”, como suele decirse, al tiempo que ha creado una particular versión de las Escrituras hecha “a su imagen y semejanza” y en la que el nombre de Dios resulta que ahora es IEVE; todo ello, repetimos, siempre según cuentan “las lenguas viperinas de doble filo”…… ¡vamos, que es un “artista” el hombre! De hecho, se refiere ostentosamente a sí mismo como “Teólogo Bíblico”, como si se pudiera ser “teólogo” de otra cosa; y es que tal parece que ignora el caballero en cuestión que dicho término, que procede de latín “theolŏgus” y este del gr. θεολόγος o “theológos”, no significa otra cosa más que “el que escribe sobre los dioses”. Y es que no hay que olvidar, que la Teología es la ciencia que trata de Dios y de sus atributos y perfecciones…… por lo tanto, lo que no se pude ser es “teólogo en física cuántica” y por aquello de poner un ejemplo; luego lo que está claro es que el Sr. Martínez ahí “s’a pasao” siete pueblos en su intento de darse un poco de “autobombo” ¡qué quieren ustedes que les digamos!

Pero el tema del que queremos hablar, tiene que ver con que en uno de sus escritos referido al “rapto” o “arrebatamiento de la Iglesia”, en un momento del desarrollo de su argumentario expone lo siguiente y que transcribimos tal cual aparece en su blog bajo el título “El anticristo, el hombre de pecado y el arrebatamiento”…… y siendo este el contenido de dicho escrito y tomada solo la porción en que nos habla de la profecía de “las 70 semanas” que se encuentra en Dan.9:24-27 y de la que dicho caballero hace la siguiente interpretación:

“Como podemos ver, esta impresionante profecía de Daniel predijo la venida del MESÍAS PRÍNCIPE cientos de años antes de que sucediera, y además él vino en la fecha establecida por la profecía, ya que las setenta semanas se refiere a SEMANAS DE AÑOS, es decir, cada semana representa siete años, por lo tanto, setenta semanas son 490 años. El versículo 25 dice que el Mesías que habría de venir sería el Mesías PRINCIPE, y efectivamente, el Mesías Jesús es el PRÍNCIPE de paz (Is.9:6-7).

Si leemos ahora el verso 26 vemos que se sigue hablando del mismo Príncipe que habría de venir, es decir, el Mesías Jesús. La profecía NO HABLA DE DOS PRÍNCIPES DIFERENTES, SINO SOLO DE UNO: JESÚS, él es el Mesías Príncipe que habría de venir. ¡El texto no habla de ningún anticristo por ninguna parte!. Sin embargo, los falsos maestros pre-tribulacionistas han destrozado el verdadero significado de esta profecía de Daniel, y se han inventado un segundo príncipe, el del versículo 26, al cual llaman "el anticristo", sin embargo, Daniel 9:24-27 no habla de dos príncipes por ninguna parte, sino solo de uno: EL MESIAS PRÍNCIPE, JESÚS. ¡él es el Príncipe que habría de venir!, él es el protagonista de toda la profecía de las Setenta Semanas, decir que este Príncipe de Daniel 9:26 es el anticristo es una total aberración exegética, pues el texto bíblico EN NINGUNA PARTE dice que este Príncipe que habría de venir sería el anticristo, ¡esa doctrina falsa es un puro invento, una fábula mentirosa!, la profecía de las Setenta Semanas no menciona al anticristo por ninguna parte, ni tampoco menciona una tribulación de siete años.

Resumiendo. La creencia futurista cree que:
1) Daniel 9:27 se refiere al Anticristo.
2) El Anticristo hará un pacto, permitiéndoles a los judíos hacer sacrificios.
3) El Anticristo quebrantará su pacto.
4) La profecía de la setenta semana es futura.

La verdad es:
1) El Anticristo no aparece en ninguna parte del pasaje.
2) No dice nada que indique que se hará un pacto para restaurar los sacrificios.
3) No dice nada acerca de un pacto quebrantado.
4) La profecía de las setenta semanas no es futura, sino que ya se cumplió.

(Permítanos un inciso, querido lector, para señalarle que es exactamente todo lo contrario de lo que acaba de leer: pues en líneas generales, la “creencia futurista” tiene razón y lo que nos señala como “verdad” el Sr. Martínez, es sencillamente mentira y como probaremos seguidamente…… pero continuemos con su exposición).

El pacto había de prevalecer con el pueblo de Daniel por "una semana": siete años, lo cual se hizo por medio de Cristo. A la mitad de la "semana" Cristo hizo cesar el sacrificio en el programa divino mediante el sacrificio perfecto de sí mismo por los pecados de su pueblo.

Los que creen que la setenta semana es futura, no obstante, argumentan que el pacto de Daniel 9:27 no puede referirse al pacto de Cristo, porque su pacto es un "pacto eterno", mientras que este pacto tiene solamente siete años de duración, ¡pero Daniel 9:27 no dice que el pacto durará siete años! Lo que sí dice es que se confirmaría o que prevalecería el pacto con muchos del pueblo de Daniel por "una semana", es decir, por los siete últimos años. ¡Esto no es un asunto de cuánto tiempo durará el pacto, sino de cuánto tiempo estaría CONFIRMADO el pacto con Israel!

Es verdad que el pacto de Cristo es eterno, y por siete años fue confirmado a muchos del pueblo de Daniel. Por tres años y medio Cristo personalmente, y por tres años y medio a través de sus apóstoles." (Fin de la cita).

Bien, a tenor de lo leído, queda claro que dicho caballero precisa de un curso intensivo de lectura bíblica…… o quizás solo cambiándole el libro del que parte para hacer esas afirmaciones (probablemente las “Aventuras del Capitán Trueno”) por un ejemplar de la Biblia, la cosa probablemente se podría arreglar; pero en todo caso, no nos negarán la energía y gran convicción con la que se expresa el personaje y haciendo buena aquella máxima aristotélica, en el sentido de que “el ignorante afirma, mientras el sabio duda y reflexiona”. Porque veamos qué hay de esa ostentosa afirmación en el sentido de que el versículo 26 no nos habla de dos príncipes, en todo caso de dos personajes destacados, sino de que Jesús es el príncipe o “caudillo” que en dicho verso 26 se nos anuncia que tenía que venir. Sin embargo, el caso es que el pasaje de Dan. 9:24:27 y continente de la profecía de las “70 semanas”, dice exactamente todo lo contrario de lo que entiende el Sr. Martínez, pues eso es lo que subyace detrás del contenido de esa profecía cuando es analizada con un mínimo de rigurosidad:

Hay setenta semanas que han sido determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para poner fin a la transgresión, para acabar con el pecado, para hacer expiación por el error, para introducir la justicia para tiempos indefinidos, para imprimir un sello sobre visión y profeta y para ungir el Santo de los Santos. 

25 Y debes saber y tener la perspicacia de que desde la salida de la palabra de restaurar y reedificar a Jerusalén hasta Mesías el Caudillo, habrá siete semanas, también sesenta y dos semanas. Ella volverá y será realmente reedificada, con plaza pública y foso, pero en los aprietos de los tiempos.

26 ”Y después de las sesenta y dos semanas Mesías será cortado, con nada para sí. Y a la ciudad y al lugar santo, el pueblo de un caudillo que viene los arruinará. Y el fin del tal será por la inundación. Y hasta el fin habrá guerra; lo que está decidido es desolaciones.

27 Y él tiene que mantener el pacto en vigor para los muchos por una semana; y a la mitad de la semana hará que cesen el sacrificio y la ofrenda de dádiva...”

Luego si analizamos dicho pasaje con la debida atención y cosa que no parece haber hecho el Sr. Martínez (se ha limitado sencillamente a repetir el mismo error de interpretación de los Testigos de Jehová acerca de dicha profecía), vemos que primero y en el verso 24 se nos habla de un cómputo de tiempo predeterminado sobre el pueblo de Dios para la consecución de determinados logros y que apuntan directamente al reino de Dios como el momento en que estos serán alcanzados; en el versículo 25 lo que se nos está señalando es que ese período de semanas (de años) no es un periodo de tiempo correlativo, sino que está fraccionado en tres partes o grupos (7+62+1) y que hasta el momento de la muerte de Jesús, se había completado un periodo de 7 semanas y otro de 62 semanas y después del cual el Mesías sería cortado (v. 26 a)…… luego lo que tenemos es que después de muerto el Mesías, aún quedaba por vencer otro ciclo de una semana de años, para completar el cómputo de las “70 semanas” o 490 años y por lo que el Mesías, ya no pintaba nada en el mismo.
Pero para añadir a nuestro planteamiento, veamos de nuevo lo que se nos dice a continuación de esa primera parte del versículo 26 y en lo que podríamos considerar como la parte b de dicho verso:

Y a la ciudad y al lugar santo, el pueblo (como etnia) de un caudillo que viene (luego dicho caudillo aún estaba en el futuro) los arruinará. Y el fin del tal será por la inundación. Y hasta el fin habrá guerra; lo que está decidido es desolaciones.” (Acotaciones nuestras).

O sea y dicho de otra manera, que del “pueblo” o etnia que “arruinaría” la ciudad de Jerusalén y su Templo, tenía que salir un “caudillo” y por lo que este y después de muerto Jesús, aún estaba en el futuro; que ello es así, queda probado por un elemental razonamiento: cuando Jesús murió (33 E.C.), a nadie de la nación de Israel se la pasaba siquiera por la cabeza la posibilidad de que en un futuro (casi cuarenta años después de la muerte de Jesús), su capital Jerusalén y su Templo pudieran ser destruidos…… luego era del todo punto imposible de prever que “pueblo” sería el causante de tal destrozo y por tanto, el origen de dicho “caudillo” o príncipe; pero puesto que lo que sí está claro de esa porción bíblica, es que el “caudillo” en cuestión pertenecería a dicho pueblo o etnia, la pregunta es obligada ¿qué pueblo, fue el que destruyó Jerusalén y su Templo? Aceptando como buena la general afirmación de que fue el pueblo “romano” el que causó dicha destrucción (lo cual no es cierto, pero esto ya sería tema para otro debate), tenemos entonces que el “príncipe” Jesús no era de origen romano, sino que era de origen hebreo…… por lo que de ninguna manera tenía éste nada que ver y contrario a lo que nos dice el Sr. Martínez, con el “caudillo” que se nos menciona en el versículo 26 y que provendría del pueblo o etnia que en su momento destruiría Jerusalén y su Templo; pero el caso es que fuere cual fuere el “pueblo” que destruyó Jerusalén y su Templo, lo que sí está fuera de toda duda y por razones obvias, es que no fue el “pueblo” hebreo el causante de dicha desolación: por lo tanto, de ninguna manera podía ser el hebreo o judío Jesús, el caudillo o príncipe que “tenía que venir” señalado en ese verso 26.

Si todo ello es así y así es, queda claro que la afirmación del Sr. Martínez en el sentido de que en esa profecía de Dan. 9:24-27 no se nos habla de dos “príncipes” o “caudillos”, en todo caso de dos personajes distintos, sino de uno solo, es totalmente estrafalaria y fuera de lugar…… entonces tendríamos que su otra afirmación en el sentido que fue Jesús el que “gestionó” ese pacto “entre los muchos” del versículo 27, no deja de ser que más que otra memez propia de una persona que tienen ciertas dificultades para entender aquello que lee; porque veamos qué se nos dice en las versículos 26 b-27 a si se leen correlativamente:

Y a la ciudad y al lugar santo, el pueblo de un caudillo que viene los arruinará. Y el fin del tal será por la inundación. Y hasta el fin habrá guerra; lo que está decidido es desolaciones.

27 Y él (eso es, el “caudillo que viene” y que sería originario del pueblo que tenía que destruir “la ciudad y el templo”) tiene que mantener el pacto en vigor para los muchos por una semana (eso es, la “semana 70”); y a la mitad de la semana hará que cesen el sacrificio y la ofrenda de dádiva.” (Acotaciones nuestras).

Luego si resulta y de eso no hay ninguna duda, que ese “Y el…” con que inicia el versículo 27 no puede de ninguna manera ser Jesús y por las razones ya aludidas, es obvio que tampoco puede ser éste el muñidor del pacto en cuestión; y siendo además que lo que nos muestra la historia, es que tampoco el general romano Tito estableció “pacto” alguno con la nación de Israel en ese fatídico año 70, sino más bien al contrario en el año 135 E.C. lo que hizo dicho imperio y bajo el poder de Adriano, fue expulsar a los judíos de su tierra, borrando el nombre de Israel del “mapamundi” y así hasta el año 1.948, cuando dicha nación apareció de nuevo, resulta que el personaje mencionado en el versículo 27 y como mantenedor de determinado pacto por “una semana”, está aún en el futuro. Por lo tanto es obvio que dicha parte de la profecía de “las 70 semanas” de Daniel (eso es, la “semana 70” y última del ciclo) y se ponga como se ponga el Sr. Martínez, está todavía por cumplirse y por lo que dicho “caudillo” aún está por aparecer en la escena mundial y, con él, el pacto mencionado…… y en el bien entendido que ese pacto y como queda meridianamente claro en el versículo 27, es el pistoletazo de salida de esa última “semana 70”; por lo tanto queda desmentida la afirmación de dicho caballero, en el sentido que dicha “semana 70” se cumplió en tiempos de Jesús.

Por otra parte, si bien es cierto que a ese personaje por aparecer, en ninguna parte de las Escrituras se le reconoce expresamente con el nombre “anticristo”, no es menos cierto que dicha expresión como tal solo significa “contra” o “en lugar de”; por lo tanto y dado que estamos ante un personaje que según se lee en Revelación o Apocalipsis, pretenderá ocupar el lugar de Cristo encabezando un sucedáneo del verdadero reino de Dios, dicha denominación usada popularmente entre los autores bíblicos bien puede ser perfectamente aceptada para identificar a dicho personaje y por lo que no procede hacer de ello un asunto de debate que pueda alterar el sentido de una profecía…… y menos si ello lo propone el Sr. Martínez, que en su exposición nos ha dado suficientes muestras de que eso de las Escrituras es un tema que le viene un “pelín” grande ¡qué quieren ustedes que les digamos!

Finalmente y para añadir más firmeza a nuestro planteamiento, retrocederemos al verso 24 y que es en donde está el meollo de la cuestión y la “guinda del pastel” que corona la razón que nos asiste en nuestra formulación y “pequeño detalle” que al Sr. Martínez se le ha pasado inexplicablemente por alto, porque veamos: ese período de “70 semanas” de años, tienen una finalidad concreta y determinada, que es la siguiente:

Hay setenta semanas que han sido determinadas sobre tu pueblo (Israel) y sobre tu santa ciudad (Jerusalén), para poner fin a la transgresión, para acabar con el pecado, para hacer expiación por el error, para introducir la justicia para tiempos indefinidos, para imprimir un sello sobre visión y profeta y para ungir el Santo de los Santos.” (Acotaciones nuestras).

Luego como ya hemos adelantado en este escrito, esos logros solo se alcanzarán cuando el reino de Dios tome el control del gobierno de la tierra y hecho que aún no se ha producido; y es que ya ciñéndonos solo al pueblo al que fue dirigida esa profecía, resulta que ni se ha puesto fin a la transgresión (todavía el pueblo judío no reconoce a Jesús como el enviado de Dios, sino que aún lo están esperando), ni se ha acabado el pecado, ni se ha expiado el error, ni la justicia ha sido introducida para tiempos indefinidos, sino que más bien al contrario, tanto Israel como el resto del mundo son un auténtico caos…… luego ni rastro de un reino de Dios gobernando la tierra.

Pero añadámosle más: porque resulta que la última condición expuesta, eso es, el “imprimir un sello sobre visión y profeta”, así como ese “ungir al Santo de los Santos”, tienen que ver respectivamente con el total cumplimiento de toda la profecía y lo que incluye el establecimiento del reino de Dios sobre la tierra y, lógicamente, la entronización de Jesucristo como rey delegado por el Altísimo sobre esta por mil años…… y resulta que dichos sucesos tampoco se han producido. Luego si estos logros anunciados en ese verso 24 aún no se han alcanzado y a la vista está, que ni por el forro es esto así, ello solo significa que el citado reino de Dios con su rey delegado al frente aún no está establecido en la tierra o, lo que es lo mismo, que esa última “semana 70” y con la que se cierra el ciclo profético de “70 semanas de años” determinado sobre el pueblo de Daniel y en la que se tienen que ver cumplidas todas las profecías contenida en las Escrituras, aún está en el futuro…… y contrario, por lo tanto, a lo que nos pretende “vender” el Sr, Martínez en su particular afirmación de que esta última “semana 70” tuvo su cumplimiento en los tiempos de Jesús.

Entendemos nosotros y visto lo visto, que D. “Tito” Martínez tendría que hacer una pequeña reconsideración de sus propuestas, pues lo que no se puede hacer es ir por ahí engañando al “personal” y encima levantando la voz. Pero claro ¿qué se puede esperar de un “zumbao” que defiende a capa y espada que la Biblia apoya la teoría geocéntrica (eso es, que la tierra es el centro del universo y que todo el firmamento gira alrededor de ella), o que lo que se le apareció al rey Saúl cuando éste fue a consultar a la médium espiritista de la ciudad de En-dor (1 Sam. 28:7-20), fue el mismísimo Samuel (¡qué ya hay que echarle……!) y no un ser demoníaco que tomara su lugar?

Y esto que les acabamos de decir, “palabrita de niño Jesús” que lo tiene publicado tal cual en su blog…… ¡vamos, que como diría nuestro amigo el castizo, está el tío, no como una “chota”, sino como un rebaño de “chotas”!

MABEL


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