domingo, 1 de noviembre de 2015
El “ingeniero” y “teólogo” Apologista Mario Olcese…… o el estigma de la impotencia.
Si ustedes buscan en un diccionario cualquiera el significado del término “estigma”, notarán que detrás las distintas acepciones que se nos puedan señalar, subyace la idea de una marca imborrable…… de ahí que use dicho término para definir la característica perenne de un singular personaje, crítico con las propuestas de un servidor y que responde al nombre de Apologista Mario Olcese; personajillo que incapaz de poder desmontar mis planteamientos, se limita a mandarme correos y con la expresa petición de que los publique. Y como resulta que aquí el “menda” es una persona muy cumplida (otra cosa no, pero cumplido lo soy un rato), no puedo dejar de atender la petición de tan intrépido “teólogo” y por lo que ahí van los dos últimos que he recibido; veamos el primero, fechado el 24/10/15 y en los siguientes términos:
“apologista commented on PERO...... ¿QUÉ HAY DE LOS ARGUMENTOS?”
“Oye Armandito Gallego Olé, para no estar escribiendo y escribiendo tanto...¿Por qué no hacemos un debate público para que la gente inteligente compare nuestros puntos de vista? Es necesario que hablemos claramente, y de una vez por todas, sobre lo que en verdad las Escrituras dicen sobre los temas en discusión. No sé porqué no haces una pequeña inversión, y mejoras tu ordenador y lo potencializas, además con buenos programas. Tal vez Skype sería muy útil para ambos...¡y es gratis!. A ver si nos comunicamos y chateamos de manera abierta para que otros nos oigan todo lo que tenemos que debatir. ¿Qué dices? Espero tu respuesta.
Ingeniero Mario Olcese, Diplomado en Teología.
(Y por favor publica este comentario, ¿eh?)”
Pero dejando aparte que el “tonillo” empleado en esa propuesta, no es que predisponga demasiado a valorar siquiera la oferta por parte de un servidor, resulta que la cuestión no está en el “cómo” sino en el “qué” y por lo que mi pregunta no puede ser otra más que la siguiente: si mis argumentos son los que son, sean estos hablados o escritos ¿no sería más sencillo que los rebatiera por escrito o en uno de sus videos y no pedirme a mí que cambie todo el equipo que uso para exponerlas? Porque, aunque viejo y obsoleto (lo reconozco, pues mi ordenador es de aquellos que aun andaban con carbón), el hecho es que me basta y sobra para darle “sopas con honda” continuamente en cuanto a temas escriturales se refiere; luego lo único que se me ocurre pensar y algo de lo que ha dado muestras continuas y concluyentes el personaje en cuestión, es que no sabe cómo desmontar mis argumentos y por lo que monta esos “belenes”, en una clara muestra que el problema no está en mi viejo ordenador, sino en la incapacidad de dicho personaje para entender las Escrituras y por lo que se queda totalmente en blanco ante mis propuestas…… que ello es como lo digo, queda reflejado en el último correo que me acaba de mandar (29/10/15), con el siguiente y escueto contenido:
“apologista commented on LA "PARÁBOLA" DE LOS VIÑADORES”
“Armandito Gallego, teólogo sin diploma, sólo tenéis 36 seguidores. Parece que nadie quiere seguirte por las sandeces que exponéis. Olé!!!”
Porque si solo publico sandeces, por ejemplo, en el artículo al que me responde con dicho correo ¿por qué no me las desmonta, haciendo uso de su “capacidad” teológica y ayuda así a esos “incautos” que han caído presa de las tales? Pues sencillamente porque no puede, pues no es más que un ignorante integral en el contenido escritural y que con dificultad distingue una Biblia, de un tomo de “Las aventuras de Mortadelo y Filemón”, porque veamos: ¿puede creer alguien en su sano juicio y con las trifulcas que hemos mantenido a lo largo del tiempo, que si dicho “teólogo” encontrara un resquicio por donde poder meterme el “cuerno”, no lo haría? ¡Vamos…… es que lo publicaba hasta en la página de sucesos del New York Times!
Sin embargo y como la cosa no va por ahí, presa del estigma de la impotencia, solo redacta esos ridículos contenidos y que no hacen más que acentuar la idea de un aumentante desequilibrio mental, rayando en la paranoia y producto de un ego sobredimensionado, así como de una soberbia y altanería que no le permiten aceptar que el “soplagaitas españolillo” se le suba a las barbas y le esté haciendo quedar en ridículo ante sus propios seguidores y lo que es peor, ante sus propios compatriotas…… porque si bien es cierto que solo tengo 36 seguidores, al menos eso dice ese personaje porque yo no tengo ni puñetera idea de dónde se consigue esa información (cosa nada extraña por otra parte, pues mis conocimientos en informática son del Pleistoceno), cada día son más los amigos peruanos que me visitan y que se van dando cuenta, de lo que realmente tienen “en casa”.
Por otra parte, que ese bufonesco personaje está más “palla que paca”, queda evidenciado por la incomprensible deriva que ha seguido: de ser uno de los blogs más punteros en cuestiones bíblicas, cuando no el de más audiencia y del que muchos nos apoyamos para sacudirnos de encima el yugo de los TJ, dicho personaje ha pasado a malvivir en la Red mediante el mantener un bochornoso blog de videos de menos de un minuto de duración (introducción “hollywoodiense” incluida) y repetido en todos los idiomas posibles, lo que le permitirá al final de curso la “machada” de decirnos que ha publicado tantos o cuántos miles de videos…… y de esa triquiñuela engañosa que tantas veces ha usado, parece que es de dónde saca “vidilla” para alimentar su “álter ego”, el “artista” en cuestión.
Postura diametralmente opuesta la de un servidor y volviendo al tema de los seguidores que yo pueda tener, pues es una cuestión que me tiene absolutamente sin cuidado…… y es que me da igual tener 36 que 36.000; porque en primer lugar, prefiero la calidad (de la que mis lectores están generosamente dotados) a la cantidad y, en segundo lugar, porque mi pretensión final no es la que persigue es “genio” de la teología (la cantidad), sino que más bien se ajusta a lo que en su momento dijo el apóstol Pablo:
“Presta constante atención a ti mismo y a tu enseñanza. Persiste en estas cosas, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y también a los que te escuchan.” (1 Tim. 4:16).
Partiendo de esas palabras y trasladándolas al tema que nos ocupa, vemos que el principal rédito de mi trabajo de divulgación bíblica cae en mi propio zurrón, pues detrás de los extensos artículos que ustedes pueden leer en este blog, hay mucho estudio y meditación y lo que me lleva a una media diaria (he dicho diaria, eso es, de todos los días, de todos los meses y de todos los años desde que me jubilé) de unas 10 horas en permanente contacto con las Escrituras. Es cierto que eso no me hace un “teólogo” (con diploma o sin él) y algo que no me hace ninguna falta; porque de lo que parece que aún no se ha enterado el Sr. Olcese, es que no son los conocimientos personales en teología u otras ciencias afines y avalados por diplomas, los que le permiten a uno entender las Escrituras…… a menos, eso sí, que Jesús estuviera equivocado cuando dijo lo siguiente:
“En aquella misma hora se llenó de gran gozo en el espíritu santo y dijo: “Te alabo públicamente, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido cuidadosamente estas cosas de los sabios e intelectuales y las has revelado a los pequeñuelos. Sí, oh Padre, porque el hacerlo así vino a ser la manera aprobada por ti.” (Luc. 10:21).
Luego queda claro que el entender las Escrituras no depende para nada de la capacidad teológica del individuo en cuestión, sino de que el Altísimo se lo permita a uno…… a menos eso sí, repito, de que el Hijo de Dios no supiera de qué estaba hablando en ese momento y que no es el caso. Es por eso que el “pelanas” de Apologista Mario Olcese, “teólogo” e “ingeniero” (según afirma ser, pero que en todo caso “disimula” muy bien ser, lo que dice ser), no es capaz de ir más allá de afirmar que en este blog solo se publican “sandeces”, pero siendo totalmente incapaz y con todos sus “conocimientos” teológicos, de rebatir las tales.
Pero volviendo a lo de los 36 seguidores que dicho estrafalario personaje me atribuye, es cierto que al lado de los millones que en muchas ocasiones ha afirmado que le visitan a él (y que también habría que verlo), tal parece una cantidad ridícula…… pero no es menos cierto, que eso es lo que se debe de esperar hoy en día: un blog de información exclusivamente bíblica como es este y con artículos “kilométricos” y en un mundo totalmente apartado de Dios, solo puede atraer la atención de aquellos pocos que de verdad deseen agradar a Dios y por lo que Este les permite entender lo que aquí se publica, que no es otra cosa que lo que dicen las Escrituras. Y no se entienda lo que digo como un “tic” de presunción, porque yo no hago más que poner por escrito aquello que se me permite entender de lo que se nos dice en estas…… y si ello es así, eso es, que a un servidor se le “permite” entender, el mérito no está en mí sino en Aquél que concede tal entendimiento, tanto a un servidor como a esos 36 seguidores que me adjudica el histriónico personaje de Apologista Mario Olcese.
Pero es que en todo caso y por aquello de “rizar el rizo”, resulta que tampoco estaríamos hablando de seguidores míos, pues partiendo de lo dicho yo no sería más que un mero instrumento (mis circunstancias lo permiten, por mi condición de jubilado y con lo que puedo dedicar todo mi tiempo a lo que estoy haciendo), para hacer llegar a otras personas determinada información que les puede ayudar en su deseo de aprender del Dios Altísimo y Sus propósitos para con nosotros…… y dado que la máxima de este blog, es que aquellos que leen sus contenidos comprueben la veracidad de los mismos en sus propios ejemplares de las Escrituras (si solo creyeran en aquello que yo publico, de nada valdría lo que leen, pues no serían otra cosa más que “seguidores de hombres” y según señaló Pablo), resulta que cada una de esas personas investiga personalmente el texto sagrado y por lo que la confianza de ellas está en lo que éste dice y no, en lo que dice un servidor.
Todo considerado, resulta que mientras el ingeniero y teólogo Apologista Mario Olcese (por ser incapaz, es hasta incapaz de rebatir una simple “sandez”), se queda con el estigma de la impotencia, al no poder objetar absolutamente a nada de lo que un servidor propone y por las razones aludidas, aquí el “menda” se queda con “la parte del león”: y es que haciendo bueno aquél refrán tan popular en España, en el sentido de que “el que reparte se queda con la mejor parte”, resulta que un servidor es el que es bendecido con el poder entender las Escrituras, por un lado y, por el otro, disfrutar del inmenso privilegio de ser usado como un instrumento mediante el que nuestro Creador permite que la verdad de Su Palabra llegue al corazón de otras personas, aunque solo sean 36…… y todo ello, sin ser ni “ingeniero” ni “teólogo”.
Armando López Golart
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