miércoles, 9 de diciembre de 2015

La “restauración de todas las cosas”, según Hech. 3:20-21.

Así se quedó el “chucho” de nuestro vecino, al ser obligado por su amo a visionar un video de Apologista Mario Olcese en el que éste disertaba (es un decir) rebatiendo el planteamiento de los Testigos de Jehová, acerca del entendimiento que estos tienen del pasaje de Hech. 3:20-21; hecha esta pequeña precisión, volvamos al sufrido representante de la raza canina mencionado y que según nos contaba un vecino que es taxista, vio al pobre animal a eso de la medianoche del día de sufrir semejante maltrato con un “hatillo” de sus pertenencias a la espalda, andando hacia la entrada más próxima de la autopista y mascullando entre dientes algo parecido a “¡no hay derecho!, ¡no hay derecho!” (que más o menos en lenguaje perruno vendría a ser: “gggrrrr... ¡guau, guau!, ¡guau, guau!”)...... seguiremos informando.

Y es que el personaje en cuestión (el Sr. Olcese, no el “chucho”), sigue empecinado en negar la evidencia de una restauración en la tierra de las condiciones existentes en el primer hogar del ser humano y al que coloquialmente nos referimos con el nombre de “paraíso” o “jardín de Dios”. Porque dicho “teólogo” y como tiene por costumbre, confunde la “gimnasia con la magnesia” y con lo que nos demuestra, aparte de una incapacidad supina para leer con la debida corrección, que es incapaz de razonar con un mínimo de lógica y sentido común…… eso lo pueden constatar, en el video que dejó en estado de “shock” al mejor amigo del hombre (el “chucho” de la imagen que acompaña a este escrito) y fechado el 28/11/15; pero dicho esto, veamos qué es lo que se lee en el pasaje señalado de Hech. 2:30-31 y tomado de la TNM, que es la que usan los TJ:

“…… y para que él (Jehová Dios) envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.” (Acotación nuestra).

Y para que no hay discusión alguna, vean ustedes como vierte dicho pasaje la versión bíblica que usa el Sr. Olcese, en este caso, la RV 1960:

“…… y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; 21 a quién de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.”

Luego dos textos prácticamente “calcados” y corroborados por otras traducciones bíblicas, aunque usen distinta fraseología; pero es que sobre este tema ya le respondimos al personaje aludido en nuestro artículo 07/06/15 (entre otros) y sin que respondiera a nuestros argumentos en contra de su disparatado planteamiento y, lo que es peor, sin dar argumento alternativo alguno; por otra parte, el “gran razonamiento” que tan esperpéntico personaje esgrime para negar la evidencia de una restauración del “paraíso” aquí en la tierra y planteamiento que defienden los TJ, amparados en el contenido del pasaje señalado, es la de que ello significaría que los humanos tendríamos que volver al estado de desnudez inicial y para lo que se aferra al siguiente pasaje:

“ Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre y tiene que adherirse a su esposa; y tienen que llegar a ser una sola carne. 25 Y ambos continuaban desnudos, el hombre y su esposa y sin embargo, no se avergonzaban.” (Gén. 2:24-25).

Ahora bien ¿indica dicho pasaje, que la “desnudez” fuera una de las características principales de la primera morada del hombre y como circunstancia consustancial con la existencia del ser humano sobre la tierra, susceptible por tanto de ser “restaurada”? Nos puede ayudar a entender esta cuestión, el ver como vierte dicho pasaje la TLA:

Esto explica por qué el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer para formar un solo cuerpo. 25 Tanto el hombre como su mujer andaban desnudos, pero no sentían vergüenza de andar así.”

Luego el mensaje que subyace en dicho pasaje y leyéndolo con la debida perspectiva contextual, tiene que ver con el que dentro del arreglo matrimonial que Dios estableció en Edén, la desnudez no tenía por qué suponer causa de vergüenza, pues dicho arreglo convertía a ambos cuerpos en “una sola carne”…… pero sí supondría una causa de vergüenza si dicha “desnudez” (y que en términos bíblicos no significa otra cosa que el ver los órganos genitales de la otra persona) se producía entre personas que no estuvieran dentro de dicho arreglo matrimonial. De hecho, cuando una hombre y una mujer tienen relaciones sexuales después de casarse, se reconoce dicha circunstancia como un “matrimonio consumado” y socialmente aceptado; sin embargo, el mismo acto entre el mismo hombre y la misma mujer, antes de haber entrado en el arreglo matrimonial, recibe el nombre de “fornicación” y rechazado por la sociedad…… obviamente no nos estamos refiriendo a la permisiva sociedad actual, carente de todo tipo de valores morales, enfrentada totalmente a Dios y que llega al extremo de llamar a las relaciones antes del matrimonio, no de fornicación pura y dura y que es lo que es, sino con el suave calificativo de “relaciones prematrimoniales” y al adulterio, que nos es más que la traición flagrante al cónyuge de uno, como “relaciones consuetudinarias” y como si ello pudiera cambiar el rechazo divino a tales prácticas y expresado claramente en Heb. 13:4.

Que el matrimonio sea honorable entre todos y el lecho conyugal sea sin contaminación, porque Dios juzgará a los fornicadores y a los adúlteros.”

Pero volviendo al tema que nos ocupa en cuanto a la “desnudez” y que como ya hemos señalado, la tal está asociada con el ver los órganos genitales de otra persona fuera del arreglo matrimonial y que es de lo que se nos habla realmente en Gén. 2:24-25, queda probado lo dicho por lo que se puede leer en Lev. 18:6-19 y que por su extensión no transcribiremos, pero que resumiéndolo, es la prohibición expresa del Creador de ver la “desnudez” de otra persona que no forme parte del arreglo matrimonial de uno; es cierto que otras versiones van un poco más allá y hablan directamente del mantener relaciones sexuales con otra persona fuera del matrimonio, pero no parece que el pasaje citado vaya expresamente en esa dirección ya que la relación sexual, en todo caso, no sería más que el resultado final de no observar el mandato divino en cuanto a la prohibición de ver la “desnudez” de otra persona. Porque lo cierto es que previo a dicha íntima relación, lógicamente existe una visión de los genitales de la otra persona y por lo que nuestro Creador lo que hace es atacar el problema ya desde su origen: está prohibido y según el relato de Levítico, el siquiera ver los órganos genitales de otra persona que no esté dentro de la relación íntima del matrimonio con el sujeto que mira. Luego solo atendiendo al pasaje mencionado del libro de Levítico, queda claro que Jehová Dios no contempló en ningún momento la restauración de la desnudez sobre la tierra; y que estaríamos hablamos de la desnudez física en sí misma y ya ajena al contexto del acto sexual, queda claro en el episodio del hijo de Noé, Cam y según se nos relata en Gén. 9:20:25:

Ahora bien, Noé comenzó a trabajar de labrador y procedió a plantar una viña. 21 Y empezó a beber del vino y se embriagó y así se desarropó en medio de su tienda. 22 Más tarde, Cam el padre de Canaán vio la desnudez de su padre y se puso a informarlo a sus dos hermanos afuera. 23 Ante aquello, Sem y Jafet tomaron un manto y se lo pusieron sobre los dos hombros y entraron caminando hacia atrás. Así cubrieron la desnudez de su padre, mientras tenían vuelto el rostro y no vieron la desnudez de su padre (nada que ver en este contexto, con la idea de relación sexual alguna).

24 Por fin Noé despertó de su vino y llegó a saber lo que le había hecho su hijo menor. 25 Por lo cual dijo: “Maldito sea Canaán. Llegue a ser él el esclavo más bajo para sus hermanos.” (Acotación nuestra).

Entonces va más allá de lo obvio, que nuestro Creador en ningún momento contempló la desnudez del “personal” como algo a ser restaurado en un nuevo estado de cosas llamado “paraíso” y circunstancia que de ninguna manera han contravenido los TJ, pues ellos solo se limitan a señalar a Hech. 3:20-21 como la promesa divina de una futura restauración en la tierra de determinadas condiciones…… ya otra cosa es que ese “genio” de la teología que dice ser Apologista Mario Olcese, sepa leer con un mínimo de corrección y lo cual no es el caso, como ya nos ha demostrado con el entendimiento que tiene de Gén. 2:24-25 ya citado; porque saber leer, tiene que ver con el captar el sentido correcto de lo que se nos está dando a entender a través de cualquier texto escrito y, si estamos hablando de las Escrituras, hay que contrastar lo leído con sus respectivos contextos y sacar de ello una conclusión adecuada…… sin embargo, ese “genio” de la teología, mete de continuo “la pata hasta el corvejón” por hacer afirmaciones disparatadas, consecuencia directa de apoyarse solo en lo que dice un texto, cuando no en una sola palabra del mismo y encima, leído de forma incorrecta. Porque en el caso de Hech. 3:20-21, dicho “intelecto” andante pasa por alto un detalle importantísimo y del que ni se ha enterado (por no saber ni leer, repetimos), lo que nos lleva a considerar de nuevo dicho pasaje:

“…… y para que él envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.”

Y ya les hemos mostrado que dicho pasaje es idéntico al que vierte la RV 1960, que es la que usa dicho personaje…… luego si se fijan en la redacción del mismo, verán que las cosas a ser restauradas son solo aquellas que Jehová Dios nos transmitió “por boca de sus profetas de tiempo antiguo”; eso es, que serán restauradas solo aquellas cosas que están escritas en la profecía y entre las que se encuentran, por ejemplo, la restauración de nuestro entorno medioambiental, incluyendo los parajes más extremos, como se percibe en el siguiente pasaje:

“… pues en el desierto habrán brotado aguas y torrentes en la llanura desértica. 7 Y el suelo abrasado por el calor se habrá puesto como un estanque lleno de cañas; y el suelo sediento, como manantiales de agua. En el lugar de habitación de los chacales, un lugar de descanso para ellos, habrá hierba verde con cañas y papiros.” (Isa. 35:6b-7).

Obviamente dicha restauración pasa también por aquello que tiene que ver con nuestros cuerpos:

En aquel tiempo (eso es, a partir del momento en que Jesucristo tome posesión del gobierno del reino de Dios) los ojos de los ciegos serán abiertos y los oídos mismos de los sordos serán destapados. 6 En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo y la lengua del mudo clamará con alegría...”. (Isa. 35:5-6). (Acotación nuestra).

Restauración que tiene que ver también con la total eliminación de las enfermedades:

Y ningún residente dirá: “Estoy enfermo”. La gente que more en la tierra constará de los que habrán sido perdonados por su error (recordemos que las enfermedades son resultado del pecado heredado).” (Isa. 33:24). (Acotación nuestra).

Por otra parte, esto es lo que nos dijeron esos “profetas de tiempo antiguo” y voceros del Dios Altísimo, acerca de la vejez, que tanto nos limita y antesala de la muerte:

Que su carne se haga más fresca que en la juventud; que vuelva a los días de su vigor juvenil.” (Job 33:25).

O lo que es lo mismo, que la persona anciana y decrépita retroceda en el tiempo en cuanto a lo físico y sea devuelta (o “restaurada”) a los momentos de su máximo esplendor juvenil, tanto en lozanía como en vigor; pero veamos más de lo que se nos dijo por medio de esos “profetas de tiempo antiguo” y ello para el momento en que (según se lee en Hech. 3:20-21), Cristo regrese a la tierra para empezar a reinar en ella y relacionado con lo que Jehová hará con la muerte en ese período de mil años de gobernación divina por medio de Su Hijo:

Él realmente se tragará a la muerte para siempre (eso es, la muerte como tal dejará de existir) y el Señor Soberano Jehová ciertamente limpiará las lágrimas de todo rostro (causadas fundamentalmente por el dolor ante tan luctuoso suceso). Y el oprobio de su pueblo quitará de toda la tierra, porque Jehová mismo lo ha hablado.” (Isa. 25:8). (Acotaciones nuestras).

Pero “restauración de todas las cosas” que quedaría incompleta, si de ella quedaran apartadas todas aquellas personas que murieron antes de que ese momento tan esperado por aquellos que confiamos en las promesas de nuestro Creador se haya hecho realidad…… por eso, otra de las cosas de las que nos hablaron “por boca de Jehová los profetas de tiempo antiguo”, tiene que ver con la resurrección de los muertos:

Tus muertos vivirán. Cadáver mío... se levantarán. ¡Despierten y clamen gozosamente, residentes del polvo! Porque tu rocío es como el rocío de malvas y la tierra misma dejará que hasta los que están impotentes en la muerte caigan en nacimiento (eso es, que vuelvan a la vida mediante una resurrección).” (Isa. 26:19). (Acotación nuestra).

Todas estas cosas, la restauración física, la eliminación de las enfermedades, la restauración del medio ambiente, el devolver al hombre la juventud interminable, el eliminar la muerte y el devolver la vida a los que han sido afectados por esta, son todas las cosas a restaurar y que fueron prometidas por Jehová Dios mediante “sus santos profetas de tiempo antiguo”…… y prescindiendo de que Jehová Dios puede restaurar lo que le venga en gana, no vemos por ninguna parte que los profetas hablaran de la restauración de la desnudez, como nos propone el Sr. Olcese; porque de ser ello así, todo tan estrictamente literal como nos lo “pinta” ese personaje, tendría que ser restaurada también la ubicación original del paraíso, así como también el árbol “del bien y del mal” (Gén. 2:9) y lo que crearía un pequeño “problemilla”: en un inmenso planeta Tierra lleno de millones de sobrevivientes de la “gran tribulación” (Rev. 7:9; 14), más los que vayan resucitando posteriormente y con lo que resulta que nos juntaremos “la tira”…… ¿“en medio” de dónde puñetas plantaría el Sr. Olcese dicho “arbolito”? Porque si se ha de restaurar “todo” lo que había en un principio…… ¡pues eso!

Entonces queda claro que lo que se va a restaurar son las condiciones idílicas de las que disfrutaba el primer hombre y que es a lo que se refieren los TJ en su predicación y en lo que tienen toda la razón del mundo; porque cuando se habla de “recobrar el paraíso” en las publicaciones de esos señores, es solo razonable que se haga incidencia en las condiciones de las que disfrutaba el ser humano como tal (vida sin fin, ausencia de enfermedades, vejez y muerte) y no en su ausencia de vestimenta, lo que no es más que una simple anécdota en el cambio que se efectuará en el ser humano y su entorno vital…… de lo contrario estaríamos en el caso del tonto al que se le señala la Luna con el dedo y se queda mirando el dedo, siendo eso lo que hace ese “mercachifle” de la teología. A este respecto, no podemos olvidar otra cuestión que apoya nuestra teoría (así como la de los TJ) y que es la de que siendo como es nuestro Creador un Dios de propósito, el hecho que hubiera rodeado al hombre de las fuentes de materias primas necesarias para hacerse vestimentas, como puedan ser el algodón, el lino, la seda, la lana de algunos animales, etc., tiene que ver obviamente con algún propósito divino y que no puede ser otro que el de que proveer material al ser humano para que pudiera hacerse vestimentas y con ello poner a buen recaudo su “desnudez” de las miradas indiscretas…… y no olvidemos que esas materias primas ya existían antes del pecado, lo que permite pensar que aún continuando el ser humano en el paraíso, se habrían procurado vestimenta para cubrirse y ocultar su “desnudez”.

Todo considerado, lo que sacamos en claro es que el “teólogo” Sr. Olcese de nuevo se ha “columpiado”, pues no solo no respondió en su momento a esta cuestión, sino que en ningún momento ha dado alternativa alguna al sentido correcto del pasaje de Hech. 3:20-21 y al momento de su cumplimiento…… es más, lo que parece que nos está diciendo es que no va a haber restauración de ningún tipo durante el período de mil años del reinado de Jesucristo, sino que dicha “restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus profetas de tiempo antiguo” se produce pasados dichos mil años y para cuando el ser humano haya recuperado la pureza o “inocencia” del principio, lo que como salvajada no está nada mal, porque veamos una vez más lo que se lee en Hech. 3:20-21:

“…… y para que él envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.”

Ello significa que cuando los cielos “dejen” de retener a Jesucristo y éste descienda a la tierra para iniciar su reinado de mil años, es el momento en que se debe producir la “restauración de todas las cosas”…… luego ¿cómo nos puede decir ese “genio” de la teología, que dicha “restauración” se produce pasados los mil años de gobierno teocrático en la tierra? Pues sencillamente porque está completamente “pirao” y ya no sabe ni lo que dice…… ¡y encima va el hombre y se nos pone “peluquín”!

Por lo tanto, en ese tema los Testigos de Jehová tiene toda la razón del mundo y lo que hace esa “pandemia” andante que es Apologista Mario Olcese, con sus disparatadas críticas, no es otra cosa hacer parecer buenos a esos señores de la Watchtower y que ya tiene narices la cosa; pero ¡qué quieren ustedes…… cuando la cabeza solo sirve para llevar sombreros o en su defecto “peluquín”, ocurren estas cosas!

MABEL


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