miércoles, 10 de agosto de 2016
La “imagen” de la discordia.
Porque la historia (que hoy va de católicos) es la siguiente: hace unos días se celebraron en la ciudad de Aspe (Alicante/España) sus fiestas patronales y como es preceptivo, sacaron en procesión (o romería, no entiendo mucho de esto) a la patrona del lugar y que se conoce como la “Virgen de las Nieves”…… hasta ahí, todo normal. Pero hete aquí que en el lugar y pasando unos días de vacaciones, se encontraba el periodista D. Carlos Herrera y que se supone devoto de dicha virgen, pues subió una imagen de la tal (la que acompaña a este escrito), con el siguiente y emocionado contenido:
“carlos herrera ✔ @carlosherreracr Aquí está. Miradla, mientras exista un hijo de Aspe... Emocionante.”
Pocos minutos después, el perfil @CarteleraPLTK y en respuesta a D. Carlos, se refirió a la citada “Virgen de las Nieves”, calificándola de “muñeco”.
“Cartelera Polítika™ @CarteleraPLTK @carlosherreracr ¿ya estamos paseando muñecos?”
Y hasta aquí, ni tan mal, si la respuesta del Sr. Herrera no hubiera sido la siguiente y que no vean ustedes el “tiberio” que montó en la red:
“carlos herrera ✔ @carlosherreracr @CarteleraPLTK… paseando a tu puta madre.”
Me permito señalar, a modo de curiosidad, que esa expresión venía de la parte católica y que con loable insistencia se afana en enseñarnos eso del perdonar, de poner la otra mejilla, etc. etc. etc.; pero curiosidades aparte, como pueden ver la cosa se puso “calentita” y lo que dio lugar a “tweets” y “retweets” de los distintos partidarios de ambos contendientes y con lo que la “gresca” que se montó fue de las que hacen época. Pero en todo caso, la cosa no hay que tomarla más que como una simple anécdota veraniega, pero que le da pie a un servidor para plantear lo que ustedes van a leer a continuación y que ya es un poco más serio.
Pero antes de “meterme en harina” me gustaría señalar y por aquello de hacer justicia, que a pesar de esa respuesta un poco “pasadita de decibelios” por parte del Sr. Herrera, esta para nada identifica al personaje que pasa por ser uno de los mejores periodistas y presentadores de radio y televisión que tenemos en España. Personaje que se distingue por tomarse muy en serio aquello de que “la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero” (y añade humildemente un servidor, que incluso si el que la dice es el propio puerco), eso es, que no se vende al mejor postor y por lo que los políticos que pasan por su programa, sean de la “ganadería” que sean, salen sudando “tinta china” y que es lo que se espera de un buen periodista…… y D. Carlos lo es, sin duda alguna; otra cosa muy distinta es que la razón en este caso esté de parte del comunicante que se identifica como “Cartelera PLTK” y no del Sr. Herrera.
Porque la cuestión y ciñéndonos rigurosamente a los hechos establecidos, es que realmente lo que se estaba haciendo en ese momento que refleja la foto/imagen que acompaña a este escrito, no era más que pasear a un “muñeco” y no dándole al término un sentido peyorativo, sino señalando sencillamente el hecho innegable de que estaríamos ante una “imagen” sin vida, bien sea ésta hecha de escayola (las menos) o bien de madera (la inmensa mayoría de ellas)…… en todo caso, ante algo inerte y sin capacidad de acción alguna, por lo que entiendo que la razón en este caso le asiste a dicho comunicante y no a D. Carlos. Porque si bien es cierto que en la religión católica (que parece ser la que profesa el Sr. Herrera, siendo que además trabaja para la COPE y que es la cadena de radio oficial de la Conferencia Episcopal Española) el uso de imágenes para la adoración es fundamental, no es menos cierto que dicha práctica es totalmente contraria a la idea transmitida por las Escrituras, ya desde sus mismos inicios:
“No debes hacerte una imagen tallada ni una forma parecida a cosa alguna que esté en los cielos arriba o que esté en la tierra debajo o que esté en las aguas debajo de la tierra. 5 No debes inclinarte ante ellas ni ser inducido a servirlas, porque yo Jehová tu Dios soy un Dios que exige devoción exclusiva.” (Éxo. 20:4-5).
Sin embargo este pasaje, que es de lo más explícito, es “sorteado” por la Iglesia Católica con el siguiente razonamiento y que encontramos en la New Catholic Encyclopedia (1967, tomo VII, pág. 372) y premisa que se mantiene en vigor actualmente:
“Puesto que la adoración que se da a una imagen llega a la persona a la que esta representa y ahí termina, la misma clase de adoración que le corresponde a la persona puede rendírsele a la imagen como representación de la persona.”
Y aunque dicho argumento es aceptado por todos aquellos que se llaman católicos, resulta que si volvemos al pasaje señalado y lo leemos con atención, vemos que lo que realmente se prohíbe ya de entrada es la mera confección de la imagen en sí misma y por lo que el argumento señalado no puede ser más incorrecto, rayando incluso en el absurdo; por otra parte y dado que las imágenes son construidas por el hombre, el siguiente razonamiento que nos dan las Escrituras acerca de las mismas ya es muestra más que suficiente de la inconsistencia de dicha “obra” como objeto de adoración y tomado ello de la versión bíblica TLA:
“O fíjense en el escultor: toma las medidas con su regla, hace un dibujo con el lápiz y el compás. Luego hace una estatua que se parece a un ser humano y coloca en un templo (para adoración) esa estatua sin vida.
14 Hay otros que plantan cedros y la lluvia los hace crecer. Si prefieren cipreses o robles, los cultivan en el bosque hasta que están bien crecidos. 15 Luego se llevan unas ramas de los árboles para hacer fuego y calentarse, o para cocer el pan. Pero también usan otros pedazos del árbol para hacer la estatua de un dios ¡y se arrodillan para adorarla!
16 También hay quienes encienden fuego con la mitad de la madera, asan la carne, se comen el asado y se sienten satisfechos. Además, se calientan junto al fuego y dicen: “¡Qué bien se está aquí! ¡Ya estamos entrando en calor!” 17 Y con el resto de la madera hacen la estatua de un dios, se arrodillan ante ella para adorarla y le dirigen esta oración: “¡Sálvanos, pues tú eres nuestro dios!”
18 Esa gente no entiende nada. Están tan confundidos y cegados que no pueden comprender nada. 19 Les falta inteligencia para entender y poder decir: “Si la mitad de la madera la usamos para hacer el fuego, para asar la carne y cocer el pan, ¡lo que estamos adorando no es más que un simple trozo de madera!” 20 Esa gente se deja engañar por ideas falsas y no es capaz de entender que lo que tiene en sus manos es pura mentira.” (Isa. 44:13-20). (Acotación mía).
Y claro, que esta clarividente reflexión se les escape a los beatos sexagenarios que son los que aún se acercan por las iglesias, uno aún lo puede entender…… pero que se le escape a una mente privilegiada como me consta que es la del Sr. Herrera ¡pues qué quieren que les diga, como no sea que no lo entiendo! Porque resulta que las Escrituras nos hablan de las imágenes usadas para la adoración en unos términos que no admiten confusión alguna como, por ejemplo, los que encontramos en los siguientes pasajes:
“Los ídolos de ellos son plata y oro, la obra de las manos del hombre terrestre. 5 Boca tienen, pero no pueden hablar; ojos tienen, pero no pueden ver; 6 oídos tienen, pero no pueden oír. Nariz tienen, pero no pueden oler.
7 Manos son suyas, pero no pueden palpar. Pies son suyos, pero no pueden andar; no profieren sonido con su garganta. 8 Quienes los hacen llegarán a ser lo mismo que ellos (eso es, objetos inútiles), todos los que confían en ellos.” (Sal. 115:4-8). (Acotación mía).
Como vemos, no hace falta tener grandes “entendederas” para darse cuenta que dicha afirmación se conforma con la realidad que uno está contemplando, cuando dichas imágenes salen por nuestras calles en procesiones o romerías, fundamentalmente en las fechas que en España se conocen como “Semana Santa”; pero veamos este otro:
“¿A quién me asemejarán ustedes o me harán igual o me compararán, para que nos parezcamos uno al otro? 6 Hay los que con profusión sacan el oro de la bolsa y con el brazo de la balanza pesan la plata. Alquilan a un metalario y él hace de ello un dios. Se prosternan, sí, se inclinan. 7 Lo llevan sobre el hombro, lo cargan y lo depositan en su lugar para que quede quieto. De su lugar donde está parado no se mueve. Hasta le clama uno, pero él no responde; de la angustia en que uno se halla, este no lo salva.” (Isa. 46:5-7).
Pero las Escrituras van más allá y dejan las cosas perfectamente claras, en cuanto a la utilidad o el papel que desempeñan dichas imágenes en apoyo de la adoración que uno rinde; porque veamos la calificación que estas les dan a dichas imágenes:
“Porque las costumbres de los pueblos son solamente una exhalación, porque un simple árbol del bosque es lo que uno ha cortado, la obra de las manos del artífice con el podón. 4 Con plata y con oro uno lo hace bello. Con clavos y martillos los sujetan, para que ninguno bambolee. 5 Son como espantapájaros en un pepinar y no pueden hablar. Sin falta son llevados, porque no pueden dar paso alguno. No tengan miedo a causa de ellos, porque ellos no pueden hacer nada calamitoso y, lo que es más, el hacer bien no está con ellos.” (Jer. 10:3-5).
Y siendo cierto que la Iglesia Católica presta poca o ninguna atención al llamado AT, del que están tomadas estas citas y se remite solo al NT, no es menos cierto que los primeros seguidores de Jesucristo (los apóstoles) y de cuya obra el catolicismo dice ser continuador, lo tenían perfectamente claro: las imágenes, ¡ni verlas! Veamos por ejemplo, lo que nos dice acerca del tema un personaje libre de toda sospecha como fue el apóstol Pablo y en unas palabras contenidas en 2 Cor. 6:14-17:
“No lleguen a estar unidos bajo yugo desigual con los incrédulos. Porque, ¿qué consorcio tienen la justicia y el desafuero? ¿O qué participación tiene la luz con la oscuridad? 15 Además, ¿qué armonía hay entre Cristo y Belial (entiéndase Satanás)? ¿O qué porción tiene una persona fiel con un incrédulo? 16 ¿Y qué acuerdo tiene el templo de Dios (eso es, la religión verdadera) con los ídolos (entendiendo por “ídolo” cualquier objeto al que se le rinda adoración o veneración, bien sea una imagen, pintura, talla, lienzo o reliquia)? Porque nosotros somos templo de un Dios vivo; así como dijo Dios: “Yo residiré entre ellos y andaré entre ellos y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. 17 Por lo tanto, sálganse de entre ellos y sepárense —dice Jehová— y dejen de tocar la cosa inmunda y yo los recibiré”. (Acotaciones mías).
Por lo que habría que entenderse de lo leído, que todo acto de adoración en el que se usen imágenes, es algo “inmundo” a los ojos del Altísimo y por muy “emocionante” que a uno le pueda parecer; pero añadámosle al asunto, la opinión que el apóstol Juan tenía sobre dicho tema:
“Hijitos, guárdense de los ídolos.” (1 Juan 5:21).
Recordemos que no mucho antes, el apóstol Pablo ya había aconsejado a los seguidores de Jesucristo el “huir” de la idolatría (1 Cor. 10:14), pero que dentro de la Iglesia Católica dicha práctica es el “pan nuestro de cada día”; por lo que quizás sería interesante, al respecto, conocer la opinión que nuestro Creador tiene acerca de la capacidad de “intercesión” o “mediación” que se le otorga a una imagen tallada o ídolo, por parte de aquellos que las usan como tales:
“Yo soy Jehová. Ese es mi nombre; y a ningún otro daré yo mi propia gloria, ni mi alabanza a imágenes esculpidas.” (Isa. 42:8).
Luego si Dios no da “alabanza” alguna a las imágenes que se adoran o veneran, es del todo improbable el que acepte a éstas como interlocutores válidos para mediar en situación alguna que nos afecte; y considerando que se podría decir aún mucho más acerca del tema, como resulta que un servidor comulga con la idea de que a buen entendedor pocas palabras bastan, creo honestamente que con lo dicho es más que suficiente para que D. Carlos Herrera, dada su sobrada y reconocida capacidad intelectual, reconsiderara su postura y, como mínimo, no calificara de “admirable” una conducta que nuestro Creador considera como “abominable” y que es la que se contempla en la imagen o foto que acompaña a este escrito. Y cuestión esta que ¡miren por dónde!, me plantea una duda existencial que me tiene sumido en un auténtico “sinvivir”: porque si al tal “Cartelera PLTK” lo manda D. Carlos a pasear a “su puta madre” por llamar “muñeco” a la tal “Virgen de las Nieves” ¿a dónde mandará al Dios Altísimo dicho caballero, cuando resulta que nuestro Creador directamente la ha calificado de “espantapájaros de melonar”?
Y por aquello de que “más vale prevenir que curar”, rogarle al Sr. Herrera que no me mande a pasear a mi santa madre, pues la pobre murió hace ya muchísimo tiempo…… y es que uno ya tiene sus “añitos” ¡qué le vamos a hacer!
Armando López Golart
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