lunes, 30 de enero de 2017
¡Se coge antes a un mentiroso, que a un cojo!
Y es que una de las “enseñanzas” más férreamente sostenida por el supuesto “teólogo” peruano Apologista Mario Olcese y contrario a lo que publican los Testigos de Jehová, tiene que ver con lo que acontecerá durante los mil del reino de Dios sobre la tierra y evento ya muy cercano en el tiempo…… tan cercano, que la inmensa mayoría de los que leen ahora esta información y prescindiendo de la edad que tengan, probablemente lo vivirán en primera persona y lo que les permitirá el pasar con vida al mismo, eso es, que tendrán la posibilidad de no experimentar jamás la muerte causada por el pecado heredado.
Pero volviendo al tema que nos ocupa, resulta que según los miembros de dicha organización religiosa y algo con lo que el que suscribe está del todo de acuerdo, con el ya cercano regreso de Jesucristo a la tierra dará inicio un período de mil años y que conocemos como “el reino de Dios”, durante el cual la humanidad será restaurada (Hech. 3:20-21) a su condición paradisíaca original, eso es, que a partir de ese momento ya no existirán sobre la tierra las enfermedades, los ciegos, los sordos y los paralíticos serán sanados, los ancianos recobrarán la juventud, los muertos serán resucitados y la muerte dejará de ser…… todo eso tiene que ocurrir dentro de ese período de tiempo regido por el Hijo de Dios, Jesucristo; sin embargo, circunstancia que con tenaz persistencia ha sido negada por el “teólogo” citado en muchos de sus videos (por ejemplo, en el publicado el 13/07/13 bajo el título “¿Perfección en el reino de Cristo? ¡Pero sí Isaías 65:20 dice lo contrario, señores del esclavo!”), o bien como se resume en este correo que en su momento me remitió y redactado en los siguientes términos:
“Sólo un ingenuo como tú, Armando, puede decir que en el milenio se restaurará el paraíso edénico. Eso es lo mismo que afirmar que se restaurará la desnudez de los primeros padres antes de la caída y que durará mil años. Esa idea es una enorme estupidez que proviene de la Watchtower. Repito: Si se restaura el paraíso, se debe restaur también la desnudez que existía antes de la caída...y todos los súbditos deberán estar en cueros. Sin duda alguna, esa perspectiva hará que un buen número de los que resuciten (supuestamente en el milenio) se la pasen de lo lindo viendo a jovencitas y niñas desnudas, morboseándose y asechándolas. ¡Cuántas violaciones y abusos se podrían ver por parte de personas que aún necesitarán ser reeducadas y que supuestamente aún no son perfectas, y que aún no conocen a Dios!. Es preocupante pensar en eso. Pero claro, hay bobos que se han tragado esa historia de un paraíso restaurado milenial donde todos seremos buenitos y obedientes, y donde el pecado y la rebelión no existirán. ¿Es que acaso nos olvidamos que Cristo tendrá que gobernar con vara de hierro, o como dicen otros, con puño de hierro? ¡Despierta armandito, y no sigas engañando como lo hacen los Testigos de Jehová a tanta gente que no ve más alla de sus narices! Saludos.
Apologista, el corregidor”
Sin embargo, son las mismas Escrituras las que contradicen tan esperpéntica posición y en los siguientes pasajes:
“En aquel tiempo (eso es, a partir del momento en que Jesucristo tome posesión del gobierno del reino de Dios e inicie su andadura por mil años) los ojos de los ciegos serán abiertos y los oídos mismos de los sordos serán destapados. 6 En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo y la lengua del mudo clamará con alegría...”. (Isa. 35:5-6ª). (Acotación mía).
En cuanto al recobro de nuestro entorno medioambiental, incluyendo los parajes más extremos, se lee como sigue:
“… pues en el desierto habrán brotado aguas y torrentes en la llanura desértica. 7 Y el suelo abrasado por el calor se habrá puesto como un estanque lleno de cañas; y el suelo sediento, como manantiales de agua. En el lugar de habitación de los chacales, un lugar de descanso para ellos, habrá hierba verde con cañas y papiros (especies vegetales que precisan de mucha agua).” (Isa. 35:6b-7). (Acotación mía).
Restauración que tiene que ver también con la total eliminación de las enfermedades:
“Y ningún residente dirá: “Estoy enfermo”. La gente que more en la tierra constará de los que habrán sido perdonados por su error (recordemos que las enfermedades son resultado del pecado heredado).” (Isa. 33:24). (Acotación mía).
Por otra parte, esto es lo que nos dijeron esos “profetas de tiempo antiguo” y voceros del Dios Altísimo, acerca de la vejez, que tanto nos limita y antesala de la muerte:
“Que su carne se haga más fresca que en la juventud; que vuelva a los días de su vigor juvenil.” (Job 33:25).
O lo que es lo mismo, que la persona anciana y decrépita retroceda en el tiempo en cuanto a lo físico y sea devuelta a los momentos de su máximo esplendor juvenil, tanto en lozanía como en vigor; pero veamos más de lo que se nos dijo por boca de esos “profetas de tiempo antiguo” y ello para el momento en que, como se lee en Hech. 3:20-21, Cristo regresara a la tierra para empezar a reinar en ella, con relación a lo que Jehová hará con la muerte en ese período de mil años de gobernación divina:
“Él realmente se tragará a la muerte para siempre (eso es, la muerte como tal dejará de existir) y el Señor Soberano Jehová ciertamente limpiará las lágrimas de todo rostro (causadas fundamentalmente por el dolor ante tan luctuoso suceso). Y el oprobio de su pueblo quitará de toda la tierra, porque Jehová mismo lo ha hablado.” (Isa. 25:8). (Acotaciones mías).
Cumplimiento cabal de ese “tragarse la muerte”, que no sería tal si los muertos no fueran devueltos a la vida, mediante lo que conocemos como la “resurrección de los muertos”:
“Tus muertos vivirán. Cadáver mío... se levantarán. ¡Despierten y clamen gozosamente, residentes del polvo! Porque tu rocío es como el rocío de malvas y la tierra misma dejará que hasta los que están impotentes en la muerte caigan en nacimiento (eso es, que vuelvan a la vida mediante una resurrección).” (Isa. 26:19). (Acotación mía).
Todas estas cosas, la restauración física, el devolver la paz a la tierra, la eliminación de las enfermedades, la restauración del medio ambiente, el devolver al hombre la juventud interminable, el eliminar la muerte y el resutarar la vida a los que han sido afectados por esta, son “las cosas” sujetas a restauración y que fueron anunciadas por Jehová Dios por “boca de sus santos profetas de tiempos antiguos”…… ahora veamos para cuándo se nos señala que se producirá tal restauración en la humanidad:
“… y para que él (Jehová Dios) envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.” (Hech. 3:20-21). (Acotación mía).
Luego está claro que una correcta lectura de este pasaje, la idea que nos transmite es que la citada restauración tiene que producirse a partir y durante el reinado milenario de Jesucristo sobre esta tierra, pues si no hay Jesucristo, no hay reino de Dios…… y si no hay reino de Dios, no hay restauración; y ese simple y lógico razonamiento se le escapa a dicho personaje, que constantemente defiende en su videos que durante dicho reinado milenario no habrá restauración alguna sobre la tierra (algo que, como habrán visto, también defiende en el correo que he transcrito), sino que la tal se produce una vez terminado dicho período milenial. Sin embargo, nos hemos topado con una afirmación que contradice lo afirmado (algo normal en un personaje de tan pocas “luces” escriturales) y que delata su incapacidad para razonar con un mínimo de lógica sobre aquello que publica; afirmación que hemos encontrado en el comentario de presentación de su blog en wordpres.com y ligeramente reformado del que figuraba anteriormente, en donde nos dice lo que sigue:
“Este es uno de los pocos blogs que revelan el mensaje central del Padre celestial, el cual Él comisionó a su Hijo Jesucristo para que lo diera a conocer a todos los hombres de buena voluntad (Lucas 4:43). Este anuncio salvador es presentado por Jesús y sus apóstoles como el evangelio o buenas noticias del reino de Dios, el único mensaje divino que brinda una esperanza real a la humanidad entera para que pueda sobrevivir a su auto destrucción y gozar de una verdadera justicia y paz perdurables. Este maravilloso y utópico porvenir para la humanidad se cristalizará cuando Jesucristo vuelva por segunda vez a esta tierra para restaurar todas las cosas a su estado prístino, tal como está escrito en Hechos 3:19-21. Por lo tanto, este sitio web está llamando a todos los hombres a prepararse para este magno evento, el cual está cada vez más cercano o próximo (Marcos 1:1,14,15).” (Negritas mías).
O sea y ya a modo de conclusión, que con estas palabras el personaje señalado se pone en evidencia una vez más, pues reconoce y contrario a lo que siempre ha defendido, que será con el regreso de Cristo a la tierra y momento en que inicia su andadura el reino de Dios, cuando se restaurarán todas las cosas a su “estado prístino” (primero, primitivo u original, según el diccionario de la RAE) y en clara contradicción, insisto en ello, a lo que por años me ha estado discutiendo y siempre en el sentido de que la mencionada restauración de Hech. 3:20-21, se efectuaría después de terminados los mil años del reino de Dios…… ¿será por tanto cierto y como aventura una buena amiga de este blog, que lo que está haciendo el hombre es ir aprendiendo de las correcciones que le apunta un servidor desde este blog?
Armando López Golart
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jueves, 19 de enero de 2017
¿Nacerán niños, en el venidero reino de Dios?
“16 El trabajo de la gente en la Tierra no siempre será un esforzarse tras el viento. Será trabajo con tanto propósito y significado como aquel que se le asignó en el principio a la primera pareja humana en el Edén. Se realizará el propósito de Jehová de que la Tierra sea un paraíso global atendido por criaturas humanas justas. (Isaías 55:11) Sobre esa Tierra llena de personas perfectas gobernará el reino de Dios en manos de Cristo. Nunca se hará monótona ni aburrida la vida en ese nuevo sistema, porque habrá mucho trabajo que hacer... no el trabajo vano y fútil de este viejo mundo que hace que la semana laboral sea un esfuerzo penoso, lo cual hace que los hombres se refieran al principio de la semana como el “lunes triste.” No, su trabajo será la labor interesante y fascinante de hermosear la Tierra, ejercer dominio amoroso sobre los animales, criar hijos y educar a los humanos resucitados, hasta que la Tierra se llene de una raza justa y de muchos otros gozos inimaginables. Entonces las personas ocupadas “disfrutarán largo tiempo de la obra de sus manos y la usarán a grado cabal.” (Isaías 65:22).”
Este párrafo que ustedes acaban de leer, forma parte de un excelente artículo de estudio que aparece en la revista La Atalaya de los Testigos de Jehová del 15/12/82 titulado “El trabajo, un don de Dios a sus siervos”. Y decimos excelente artículo, no porque seamos “forofos” de dicha organización religiosa (les aseguramos que este no es precisamente el caso), sino porque son estos señores los que mejor describen lo que significará el reino de Dios para el ser humano…… ya otra cosa distinta, es su errónea afirmación en el sentido de que al tal reino solo tendrán acceso aquellos que forman parte de su membresía y dato que no está contenido en las Escrituras, aunque este sea el mensaje que finalmente “venden” a sus seguidores. Pero volviendo a lo que íbamos, notarán en ese párrafo transcrito que entre las gratificantes tareas que esperan a aquellos que consigan acceder a dicho reino como súbditos del mismo, estará la de “criar hijos”; algo razonable para cualquier persona un poco puesta en lo que es el contenido escritural, pues la tarea fundamental exigida por su Creador a nuestros primeros padres, Adán y Eva, fue la siguiente:
“Y Dios procedió a crear al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó. 28 Además, los bendijo Dios y les dijo Dios: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla y tengan en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra”.” (Gén. 1:27-28).
Luego con un reino de Dios “sin hijos”, fácilmente convendríamos en que no dejaría de ser un serio contrasentido a la voluntad expresada por nuestro Creador desde un principio, aunque la realidad es que no hay muchas opiniones al respecto que clarifiquen un poco la situación; partamos de la base que los propios Testigos de Jehová y ante la imposibilidad física de ir más allá de los límites de una tierra finita, cuando en nuestros tiempos de militantes de dicha secta (ya ha llovido de ello) les preguntábamos a los ancianos de nuestra congregación acerca del tema, la respuesta más socorrida era la de que cuando eso ocurriera (eso es, cuando la tierra estuviera al límite cabal de su capacidad), Dios probablemente “desactivaría” las capacidades reproductoras de los seres humanos…… y se quedaban tan anchos los tíos ¡como si el poder de Dios, pudiera verse limitado de algún modo por la capacidad de determinado continente y como sería en este caso, nuestro planeta Tierra! (Para más información, pueden leer nuestro artículo del 19/06/16).
Sin embargo, hay algunos “genios” de la teología que, siendo acérrimos críticos de dicha organización religiosa, siguen en parecida dirección y que se nos descuelgan con artículos o videos para impartir sus particulares “enseñanzas” sobre dicho tema; en el caso que nos ocupa, nos estamos refiriendo a un video titulado “Los dignos de alcanzar ese mundo y la resurrección de los muertos, ni se casan, ni se dan en nupcias” (09/01/17) y en el que se nos afirma, en línea con el titulado, que en el reino de Dios no nacerán niños a los que cuidar y educar…… pero es que además y en el colmo de la estulticia, va su autor y nos muestra un pasaje bíblico que supuestamente apoya semejante disparate y en el que se lee como sigue:
“Sin embargo, algunos de los saduceos, los que dicen que no hay resurrección, se acercaron y le interrogaron, 28 diciendo: “Maestro, Moisés nos escribió: “Si el hermano de algún hombre muere mientras tiene esposa, pero esta ha quedado sin hijos, su hermano debe tomar la esposa y levantar prole de ella a su hermano”. 29 Pues bien, hubo siete hermanos; y el primero tomó esposa y murió sin hijos. 30 Lo mismo el segundo 31 y el tercero la tomó. Igualmente los siete; no dejaron hijos, sino que murieron. 32 Por último, la mujer también murió. 33 Por consiguiente, en la resurrección ¿de cuál de ellos llega a ser esposa? Porque los siete la tuvieron por esposa”.
34 Jesús les dijo: “Los hijos de este sistema de cosas se casan y se dan en matrimonio, 35 pero los que han sido considerados dignos de ganar aquel sistema de cosas y la resurrección de entre los muertos, ni se casan ni se dan en matrimonio. 36 De hecho, tampoco pueden ya morir, porque son como los ángeles y son hijos de Dios por ser hijos de la resurrección.” (Luc. 20:27-36).
Partiendo de ahí, el autor de la grabación se pregunta qué harán entonces, aquellos miembros varones de la citada organización religiosa que durante su vida hayan contraído matrimonio dos, tres o hasta cuatro veces (que haberlos haylos) debido al fallecimiento de la esposa anterior, cuando en la resurrección se encuentren con las “parientas” en cuestión, todas “vivitas y coleando” y exigiendo su derecho matrimonial. Demencial cuestión que solo puede ser planteada por un personaje mediocre como parece ser el autor en cuestión y carente del más mínimo rigor en cuanto a entendimiento del texto escritural; porque de entrada ya resulta que, bíblicamente, una relación matrimonial queda automáticamente rescindida con la muerte de uno de los cónyuges, según nos cuenta un personaje del calado del apóstol Pablo y que algo sabría del asunto:
“¿Será que ignoran, hermanos (porque estoy hablando a los que conocen ley), que la Ley es amo sobre el hombre en tanto que este vive (luego si muere, queda librado de toda ley)? 2 Por ejemplo, la mujer casada está atada por ley a su esposo mientras este vive; pero si su esposo muere, queda desobligada de la ley de su esposo. 3 Así es que, mientras vive su esposo, sería llamada adúltera si llegara a ser de otro hombre. Pero si su esposo muere, queda libre de la ley de él, de modo que no es adúltera si llega a ser de otro hombre (situación que también aplicaría en caso contrario, esto es, que fuera la esposa la que falleciera en primer lugar y lo que dejaría al varón en libertad para contraer nuevas nupcias).” (Rom. 7:1-3). (Acotaciones nuestras).
Por lo que el supuesto que plantea el “teólogo” mencionado, no obedece a lógica alguna y solo es fruto, repetimos, de un total desconocimiento escritural por parte del personaje en cuestión; pero dicho lo cual, vayamos ahora a la respuesta que dio Jesús a la pregunta que le fue formulada y en la que, de nuevo, la “capacidad” teológica del personaje aludido le lleva a meter “la gamba” en la conclusión que saca de la misma, al señalar que de ella se concluye que en el reino de Dios no nacerán niños…… pero retomemos la respuesta dada por el Hijo de Dios y analicémosla con detenimiento:
“Jesús les dijo: “Los hijos de este sistema de cosas se casan y se dan en matrimonio, 35 pero los que han sido considerados dignos de ganar aquel sistema de cosas y la resurrección de entre los muertos ni se casan ni se dan en matrimonio. 36 De hecho, tampoco pueden ya morir, porque son como los ángeles y son hijos de Dios por ser hijos de la resurrección”.” (Luc. 20:34-36).
Claro, leído tal cual y sin pormenorizar un poco, que es lo que hace la inmensa mayoría del “personal” cuando lee la Biblia, la conclusión es obvia: puesto que aquellos que entran en el reino de Dios “ni se casan ni se da en matrimonio” (único ámbito en el que están permitidas las relaciones sexuales), la conclusión obvia va en el sentido de que no habrán nacimientos de infantes dentro de los límites del citado reino. Lo que ocurre es que los autores de este blog, que de teólogos tenemos lo mismo que de frailes cartujanos, pero que de leer sabemos un rato, hemos analizado dicha porción bíblica desde cierta perspectiva y con la lógica y sentido común requeridos (amén del recurso imprescindible del contexto escritural) y lo que hemos encontrado ya de entrada, es que en dicho pasaje se nos habla de dos clases de personas: unos, “los hijosde este sistemas de cosas” y que sí “se casan y se dan en matrimonio”, en claro contrate con otros que son “dignos” de ganar un futuro sistema de cosas y que no “se casan ni se dan en matrimonio”…… luego la cuestión está en averiguar quiénes son los “unos” y quiénes son los “otros”.
De los primeros no cabe ninguna duda que son aquellos que sobreviven al juicio final de Dios sobre la humanidad (Sof. 1:14-18) y de los que se nos habla en Rev. 7:14 como “sobrevivientes” del mismo, por tanto “hijos” de este sistema de cosas y que son los que entran como súbditos del reino de Dios…… por lo que, lógicamente, lo normal es que continúen casándose y procreando como lo habían hecho antes de hacer ese tránsito, eso es, en el actual sistema de cosas que aún estamos padeciendo. Establecido entonces quiénes son los “unos”, veamos ahora quiénes son esos “otros” y por lo que no tenemos más remedio que acudir de nuevo al pasaje de Lucas citado y en el que se nos dan tres pistas: primero, que son “dignos” de ganar un sistema de cosas; segundo, que “serán” como los ángeles y, tercero, que son “hijos” de la resurrección…… y siendo que la primera de dichas pistas, nos lleva directamente a Rev. 3:4:
“No obstante, sí tienes en Sardis unos cuantos nombres que no contaminaron sus prendas de vestir exteriores y andarán conmigo en prendas blancas, porque son dignos.”
La segunda de ellas, el ser como los ángeles, significa que al igual que estos no se pueden reproducir para perpetuar la especie, tampoco lo pueden hacer esos personajes…… y es que los ángeles no fueron creados con la capacidad de reproducirse:
“Y a los ángeles que no guardaron su posición original (la espiritual y por lo que no fueron hechos para tener relaciones sexuales), sino que abandonaron su propio y debido lugar de habitación (al bajar a la tierra y habilitarse cuerpos humanos para poseer a las bellas mujeres de la tierra), los ha reservado con cadenas sempiternas bajo densa oscuridad para el juicio del gran día.” (Judas 6). (Acotaciones nuestras).
Y la tercera, que son “hijos” de la resurrección, pues en el momento de ser resucitados ya nacen a una novedosa condición de la que no disponían antes de morir, eso es, dotados de la inmortalidad y por lo tanto con la condición de Hijos de Dios y que no ostentan los “hijos” de este sistema de cosas, aun cuando entren el reino de Dios:
“Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad (eso es lo que significa ser inmortal), sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.” (Rev. 20:6). (Acotación nuestra).
Tenemos que partir de la base, que ya en su momento Jesús nos habló de esos personajes cuando dijo aquello del “nacer de nuevo” (Juan 3:3) y que el apóstol Pablo denominó como “nueva creación” (2 Cor. 5:17); en definitiva, que estaríamos ante seres humanos dotados de la inmortalidad y, por lo tanto, Hijos de Dios que no se pueden reproducir con las “hijas” de este sistema de cosas…… de ahí, que se nos diga que son “como los ángeles”.
Por otra parte, tenemos que aquellos sobrevivientes de la “gran tribulación” por venir (Rev. 7:14), entran con vida en el reino de Dios y por lo que no pueden participar de esa “primera” resurrección que concede la inmortalidad y el poder reinar con Cristo durante el milenio. Por lo tanto, queda claro que esos “otros” mencionados y de los que se nos dice que “ni se casan, ni se dan en matrimonio”, no pueden ser más que aquellos que reinarán con Cristo en el milenio sobre los “hijos” de este sistema de cosas (en definitiva, seres humanos mortales) que consigan el acceso al reino de Dios en calidad de súbditos del mismo y en donde continuarán como hasta hoy, eso es, “casándose y dándose en matrimonio” (Luc. 20:34) y, en consecuencia, reproduciéndose y teniendo hijos a los que educar.
Estaríamos, por tanto, ante una afirmación que no es más que una nueva gansada de las muchas que se publican por parte de personas que no tienen ni la más remota idea de lo que dicen las Escrituras y por lo que, voluntaria o involuntariamente nos están mintiendo, pero que se creen “teólogos” y por ello poseedores de la verdad, cuando no son más que perfectos ignorantes y que por no saber, no saben ni leer con un mínimo de corrección. Por lo tanto, no nos dejemos llevar por mentes calenturientas que no tienen ni idea de lo que dicen y continuemos pensando en lo felices que seremos en ese venidero reino de Dios, viendo a nuestros hijos crecer en paz y felicidad, sin nada que los perturbe…… y todo, gracias al cuidado amoroso de un Dios que dio a Su Hijo, para que nosotros tuviéramos vida:
“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna (y con uno, también los hijos que le nazcan en el reino de Dios).” (Juan 3:16). (Acotación nuestra).
MABEL
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miércoles, 11 de enero de 2017
¿Porqué millones de personas, creen en un “arrebatamiento” que no acaba de llegar…… ni llegará nunca?
En una de nuestras últimas entradas (21/12/16), hablábamos del clásico error de entendimiento bíblico causado, primero, por la incapacidad de leer con un mínimo de corrección y, segundo, por pasar por alto el contexto escritural y que es el que quita y da razones en el arte de entender las Escrituras. Y si bien en el caso del artículo citado la cosa no tenía mayor trascendencia en nuestro día a día, el asunto del que hoy vamos a tratar sí tiene mucha más importancia, pues de nuevo nos pone frente a otro disparatado entendimiento del texto sagrado y sin fundamente bíblico alguno, que tiene que ver con la enseñanza del llamado “arrebatamiento de la iglesia”. Enseñanza ésta muy popular dentro de la cristiandad y que tiene a decenas de millones de seguidores, básicamente entre aquellas denominaciones religiosas que se reconocen como “evangélicas”, pendientes del susodicho “arrebatamiento”…… cuando en realidad dicha “enseñanza” resulta ser más falsa que un “duro sevillano” (¡y que ya es ser falsa!), pues esta no es una enseñanza bíblica.
Es lógico entonces que la tal tenga sus detractores (entre los que nos encontramos los autores de este blog), si bien se da la circunstancia que ninguno de ellos y hasta donde nosotros hemos podido averiguar, acierta a dar con la “tecla” que valide su argumentario en contra de dicha propuesta acerca de un “rapto” o “arrebatamiento” de una supuesta “Iglesia”; porque el caso es que dicho planteamiento ya se topa de entrada con un verdadero problema (sorprendentemente no señalado por los detractores de la susodicha enseñanza) y que tiene que ver con el “objeto” sujeto al dicho “arrebatamiento”, eso es, la mencionada “Iglesia”. Y convendría aclarar antes de continuar con nuestra exposición y para aquellos no “muy puestos” en la cosa, que se considera como “Iglesia” al conjunto de personas que en su momento reinarán con Cristo en el reino de Dios y compuesto este de “ungidos” o individuos que supuestamente han sido reconocidos por el Altísimo como Hijos Suyos, a la manera como en el primer siglo lo fueron los apóstoles y los más directos seguidores de estos (esto último, según se deduce de Juan 17:20); pero resulta que desde la muerte del último de esos personajes al final del I siglo y ello hasta nuestros días, no existe en la tierra dicho tipo de personas y con lo que no hay, por tanto, “Iglesia” alguna a la que arrebatar.
Porque recordemos que estos singulares personajes del I siglo, se caracterizaban y circunstancia que los diferenciaba del resto de sus contemporáneos, por una sorprendente capacidad para llevar a cabo obras poderosas (expulsar demonios, levantar muertos, sanar enfermos, etc.) y facultad de la que no están dotados, incomprensiblemente, los actuales “ungidos” que son incapaces de curar un simple resfriado; sin embarg0, lo que dijo Jesucristo al respecto iba en dirección contraria, pues dirigiéndose a sus apóstoles lo que les prometió fue tanto como esto:
“Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen las buenas nuevas a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado será salvo, más el que no crea será condenado. 17 Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas 18 y con las manos tomarán serpientes y si beben algo mortífero, no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán”.
19 Entonces el Señor Jesús, después de haberles hablado, fue tomado arriba al cielo y se sentó a la diestra de Dios. 20 Por consiguiente, ellos salieron y predicaron por todas partes, mientras el Señor obraba con ellos y apoyaba el mensaje por las señales (u obras poderosas) que acompañaban a este.” (Mar. 16:15-20). (Acotación nuestra).
Luego si la obra llevada a cabo desde ese momento en adelante hubiera sido mantenida en el tiempo y que es la “milonga” que la mayoría de actuales líderes religiosos nos quieren “vender” para justificar su privilegiada posición, lo lógico es que las señales que la acompañaban también se hubieran mantenido constantes, máxime cuando estas eran la clara evidencia del apoyo divino a dicha obra…… pero dado que estas anunciadas “señales” desaparecieron de la tierra hace casi 2.000 años (a finales del I siglo, recordemos) y razón por lo que no las vemos actualmente sobre ella, solo quedan dos alternativas entre las cuales moverse: o bien los actuales “ungidos” no son tales sino unos auténticos farsantes, o bien estaríamos hablando de personas que “no han creído” (verso 17) y con lo que estaríamos en las mismas, eso es, que Jesucristo no apoya a esa pandilla de “palanganeros” que a sí mismos pomposamente se identifican como “ungidos” o Hijos de Dios, por tanto “hermanos” suyos y que de ninguna manera parece ser el caso. Por lo tanto, queda claro que lo del “rapto de la Iglesia” no es más que una simple invención de mentes calenturientas, ya que los hechos muestran que a día de hoy no existe sobre la tierra una “Iglesia” como tal y a la que poder “arrebatar”…… de hecho, dicha fraudulenta “enseñanza” salió a la luz hará no más de 200 años, por lo que lógicamente no puede ser tomada como una enseñanza bíblica y que los más directos seguidores de Jesús desconocían totalmente.
Por lo que la cuestión está en averiguar sobre qué base sustentan la mayoría de líderes religiosos actuales dicha enseñanza; y con lo que nos encontramos, una vez más, con un pasaje brutalmente mal interpretado por parte de los defensores de dicha propuesta y lo que invalida su planteamiento de raíz…… y es que eso es lo que pasa, insistimos en ello, cuando uno se apoya en un solo pasaje para proponer determinada idea y no la contrasta con lo que sobre ella se dice el contexto general de las Escrituras. Porque la realidad es que estas (las Escrituras), son un todo armonioso y que como en un reloj de precisión, se tienen que encajar todas sus piezas en el lugar apropiado…… de tal suerte que si solo una pieza se coloca fuera de su lugar, ya no encaja ninguna de las restantes y con lo que la Biblia pasa de ser un libro serio, a ser una simple “pachanga verbenera” en la que no cree nadie pues esta se “contradice” (opinión generalizada del “populacho”). Y ello, merced a los embustes que, partiendo de ella, se han enseñado por parte de esos “genios” de la teología, cuando en realidad los que se contradicen son aquellos que pretenden erigirse en interprételes de la misma; pero veamos cuál es el pasaje en el que se apoyan los defensores de la teoría de un supuesto “rapto” o “arrebatamiento” de una supuesta “Iglesia”:
“Porque esto les decimos por palabra de Jehová: que nosotros los vivientes que sobrevivamos hasta la presencia del Señor no precederemos de ninguna manera a los que se han dormido en la muerte; 16 porque el Señor mismo descenderá del cielo con una llamada imperativa, con voz de arcángel y con trompeta de Dios y los que están muertos en unión con Cristo se levantarán primero. 17 Después nosotros los vivientes que sobrevivamos seremos arrebatados, juntamente con ellos, en nubes al encuentro del Señor en el aire; y así siempre estaremos con el Señor.” (1 Tes. 4.15-17).
De esta pasaje y dicho sea a grandes rasgos, concluyen los defensores de la teoría del “rapto” o “arrebatamiento” que en un momento determinado millones de personas serán arrebatadas en vida e instantáneamente trasladadas al cielo, para permanecer allí los siete últimos años del mundo como lo conocemos y espacio de tiempo en el que en la tierra ocurrirá lo que se conoce como la “gran tribulación” o, también, el “día de la ira de Dios” al traer Éste castigo contra los impíos (Sof. 1:14-18) …… pasado este tiempo, dichas personas serán regresadas a la tierra para “reinar” al lado de Cristo durante el milenio. Y la “historia” que nos cuentan para cuando ocurra dicho “arrebatamiento”, más o menos ya la conocen ustedes: brutales accidentes de automóviles por falta de conductor que de pronto se ha “volatizado”, caída de aviones al haber sido “raptados” en pleno vuelo sus pilotos, o buques a la deriva por haber desaparecido misteriosamente sus capitanes al mando; en definitiva, un caos de magnitudes inimaginables sobre la tierra…… y todo este “circo”, partiendo del pasaje que hemos leído. Ahora bien ¿es esta la idea que se nos quiere transmitir mediante esas palabras de Pablo y contenidas en su primera carta dirigida a los miembros de la congregación sita en Tesalónica?
No, si tenemos en cuenta el contexto, porque veamos: cuándo Pablo menciona a “los vivientes” ¿se refería a personas que estarían vivas en el momento de ser arrebatadas y que es lo que nos propone la teoría del rapto”? No…… y sí; y para entender esta aparente contradicción que les proponemos, tenemos que dirigirnos al pasaje de Rev. 20:6 y en donde se nos deja claro qué personas son las que accederán a reinar al lado de Cristo en el milenio y que es en donde está el meollo de la cuestión:
“Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.”
Entonces lo que queda claro, es que todos aquellos que tengan que reinar con Cristo, tienen que haber salido de una “primera” resurrección y por lo que, obviamente, primero tienen que haber muerto…… luego nada que ver con personas raptadas estando en vida a los cielos, como nos aseguran los defensores del “rapto” y con lo que ya tenemos dilucidado el primer punto: no podemos estar hablando de personas “arrebatadas” en vida, pues las personas que no hayan muerto no pueden heredar el reino de Dios en calidad de gobernantes del mismo, según lo que hemos leído en Rev. 20:6; pero entonces ¿qué quiso decir Pablo con eso de “los vivientes”? Para poder entenderlo, de nuevo tenemos que buscar en el contexto escritural e ir a unas palabras que dijo Jesús en su momento y que encontramos en Luc. 9:59-60:
“Luego dijo a otro: “Sé mi seguidor”. El hombre dijo: “Permíteme primero ir y enterrar a mi padre”. 60 Pero él le dijo: “Deja que los muertos entierren a sus muertos, más vete tú y declara por todas partes el reino de Dios”.”
Pero dado que “un muerto” no puede enterrar a otros muertos, ni desarrollar actividad alguna en el mundo de los vivos (Ecle. 9:5-6) y algo que Jesús sabía de sobra, es obvio que lo que nos estaba queriendo decir era otra cosa y algo que se percibe leyendo con atención el texto que acabamos de señalar. Porque en el mismo, Jesús establece una clara distinción entre sus“” seguidores y que por ello estaban “vivos” ante Dios (los “vivientes” a los que aludió Pablo), en claro contraste con aquellos que no le seguían y por lo que ante Dios estaban como “muertos” o personas sin perspectivas de vida…… luego no estaríamos ante una percepción material de la cuestión, sino espiritual y que era a lo que Pablo se refería; de hecho y en el plano material, tanto el mismo Pablo, como el resto de seguidores de Jesús, murieron como el resto de seres humanos, aunque en este caso, asesinados por los poderes gubernamentales de su tiempo.
Sin embargo, detrás de esa expresión “nosotros los vivientes” y que Pablo colocaba en un futuro distante y no en sus tiempos, había otro trasfondo y que señalaba a otros “vivientes” o continuadores de la obra de Jesucristo, que estarían literalmente vivos y que aparecerían en los últimos tiempos, eso es, en nuestros días…… y poderosísimos personajes a la forma de los apóstoles, de los que se nos habla en Rev. 11:3-6:
“Y haré que mis dos testigos (un resto “ungido” por aparecer) profeticen mil doscientos sesenta días vestidos de saco. 4 Estos son simbolizados por los dos olivos y los dos candelabros y están de pie delante del Señor de la tierra.
5 Y si alguien quiere hacerles daño, de la boca de ellos sale fuego y devora a sus enemigos; y si alguien quisiera hacerles daño, tiene que ser muerto de esta manera. 6 Estos tienen la autoridad para cerrar el cielo de modo que no caiga lluvia durante los días de su profetizar y tienen autoridad sobre las aguas para tornarlas en sangre y para herir la tierra con toda clase de plaga cuantas veces deseen.” (Acotación nuestra).
Entonces estaríamos hablando de poderosos personajes (nada que ver con los “despendolaos” ungidos actuales), como en su momento fueron los apóstoles, enviados en un futuro por Dios para transmitir un mensaje por toda la tierra, en este caso por espacio de tan solo 1.260 días (o tres años y medio) y evento que se corresponde con la predicación anunciada por Jesús en Mat. 24:14 y que aún está en el futuro (luego nada que ver con la obra divulgadora de los Testigos de Jehová y en la que llevan ya más de 100 años dando la “matraca”)…… y estas son las personas a las que se refirió Pablo como “los vivientes” que estarían presentes en el día del regreso de Jesucristo a la tierra. Luego volviendo a donde estábamos, veamos ahora como estas personas sí fueron realmente “arrebatadas” con vida y, no obstante, sí pueden reinar con Cristo, pues estaban dentro de lo exigido por Rev. 20:6 que hemos leído antes…… pero veamos cómo se nos aclara esta aparente contradicción en Rev. 11:7-12:
“Y cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia salvaje que asciende del abismo hará guerra contra ellos y los vencerá y los matará. 8 Y sus cadáveres estarán en el camino ancho de la gran ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también el Señor de ellos fue fijado en el madero. 9 Y los de los pueblos y tribus y lenguas y naciones mirarán sus cadáveres por tres días y medio y no permiten que sus cadáveres sean puestos en una tumba. 10 Y los que moran en la tierra se regocijan sobre ellos y gozan y se enviarán regalos los unos a los otros, porque estos dos profetas atormentaron a los que moran en la tierra.
11 Y después de los tres días y medio, espíritu de vida procedente de Dios entró en ellos y se pusieron de pie (o resucitaron y evento que anuncia el momento en que se produce la “primera” resurrección de Rev. 20:6)) y gran temor cayó sobre los que los contemplaban. 12 Y oyeron una voz fuerte procedente del cielo decirles: “¡Suban acá!” (es en ese preciso momento y ya devueltas a la vida, cuando son “arrebatadas” de la tierra). Y subieron al cielo en la nube y sus enemigos los contemplaron.” (Acotaciones nuestras).
De ahí que Pablo pudiera decir en 1 Tes. 4:17, que dichas personas serían elevadas al encuentro de Jesucristo en su regreso “juntamente con ellos”, eso es, con los ya también resucitados Pedro, Juan, el propio Pablo, etc……. todos conjuntamente y justo en el momento se sonar ese imperativo “¡Suban acá!”, serían elevados a los cielos para recibir a Jesucristo en su regreso a la tierra; luego está claro que estos personajes de última hora están incluidos entre “los vivientes” que mencionó Pablo y de los que el apóstol dijo que serían “arrebatados” de la tierra…… pero noten que dichos personajes primero tuvieron que morir y en armonía con Rev. 20:6, lo que les permite el poder acceder a la gobernación del reino al lado de Jesucristo. Sin embargo, lo que nos dicen los defensores de la teoría del “rapto” o “arrebatamiento de la iglesia”, es que millones de personas que no han experimentado la muerte, serán arrebatadas al cielo con vida para regresar siete años después y cogobernar con el Hijo de Dios durante el reino milenario, en lo que no deja de ser más que un auténtico despropósito contra la lógica de las Escrituras.
Para ello y por aquello de “recuperar el hilo”, recordemos que se apoyan en una disparatada interpretación del pasaje de 1 Tes. 1:16-17 y que para nada dice algo que siquiera se aproxime a lo que esos teóricos del “arrebatamiento” proponen, como es y por aquello de remachar la idea, el que en un momento determinado personas anónimas que van tranquilamente por la calle, serán súbitamente “arrebatadas” con vida al cielo para siete mil años después, ser regresadas a la tierra para reinar con Cristo y cuestión esta que genera una derivada, porque…… ¿en función de qué se les ha concedido dicho privilegio a tales personas? ¿Solo porque pertenecen a determinada asociación religiosa, como si los miembros de las demás denominaciones cristianas no tuvieran derecho a disfrutar del mismo status, siendo como son, probablemente, tan buenos creyentes como puedan serlo los primeros? Sin embargo, la idea que se intenta transmitir a la feligresía es que solo los miembros de la confesión religiosa a la que uno pertenece (la que sea), serán los elegidos para disfrutar de semejante privilegio…… porque de no ser ello así ¿qué más da la organización religiosa a la que uno esté afiliado, si al fin y a lo postre, también será “arrebatado”? Sin embargo, lo que vemos es que la esperanza del “rapto” es usada por las distintas confesiones religiosas, como una especie de “boletín de enganche” para captar feligreses que pasen a engrosar sus filas y con ello aumentar la recaudación, que es en definitiva de lo que se trata.
Resumiendo y para no extendernos más, que estamos ante una disparatada “enseñanza”, repetimos ¡con menos de dos siglos de antigüedad!, apoyada sin embargo en unas palabras dichas por una persona que vivió casi 2.000 años atrás y por lo que no podía tener ni puñetera idea, de la susodicha doctrina del “rapto” o “arrebatamiento de la iglesia”. Por lo tanto y ya hablando en un sentido más universal, la realidad es que estamos ante un conjunto de enseñanzas de determinadas denominaciones religiosas que tienen que ir cayendo por su propio peso y dejando en la más absoluta evidencia a las organizaciones que las han difundido, en lo que significará el derrumbe de todas las estructuras religiosas de hechura humana, pues todas ellas, absolutamente todas ellas, son falsas. Porque prescindiendo de las “enseñanzas” que cada una de ellas proponga, lo cierto es que confluyen en un mismo punto: todos sus dirigentes afirman ser “ungidos” (a sumarles aquellos que andan por libre y que reivindican para sí también dicha condición de Hijos de Dios) y por tanto, supuestos “enviados” del Altísimo para pregonar el evangelio del reino al resto de mortales que no somos más que unos ignorantes y que, sin su “inestimable ayuda”, no podríamos entender las Escrituras.
Lo que plantea la siguiente cuestión a los miembros de base de dichas organizaciones religiosas y que no es asunto de menor cuantía, porque ¿qué harán esos seguidores, cuando aparezcan esos poderosísimos personajes de Rev. 11:3 y demuestren con sus amplísimos poderes que sí son verdaderos enviados de Dios, luego verdaderos “ungidos” y desenmascarando a los actuales líderes religiosos, en el sentido que no son realmente “ungidos”, sino unos farsantes estafadores? Entendemos entonces que estamos ante una importante cuestión a considerar para todo aquél que esté encuadrado en cualquiera de las actuales y numerosas denominaciones religiosas dentro de la cristiandad (todas ellas afirmando sin excepción ser la “verdadera” religión ¡faltaría “plus”!), a tenor de las siguientes palabras:
“Y oí otra voz procedente del cielo decir: “Sálganse de ella (el entero sistema mundial de religión falsa), pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados y si no quieren recibir parte de sus plagas”.” (Rev. 18:4). (Acotación nuestra).
Notemos los dos puntos importantes de ese pasaje: primero, Dios reconoce que dentro de ese conglomerado de falsa religión tiene a “un pueblo” y al que insta a salirse de dicha asociación fraudulenta de alcance mundial: ello se refiere a las personas que sinceras, pero engañadas, aún están asociadas a las distintas organizaciones religiosas de hechura humana y lo que las obliga a tomar acción para reconducir su situación ante el Creador y Autor de tan claro y contundente mandato. En segundo lugar, el mismo hecho de que Jehová Dios mande a salirse de un sitio determinado, pero sin indicar a dónde hay que dirigirse como alternativa, solo puede significar que Él no reconoce tener sobre la tierra a organización religiosa alguna que le represente y con lo que se desmiente la afirmación de cada una de ellas, en el sentido de ser la “verdadera” organización que Dios tiene sobre el orbe.
A partir de ahí, que cada uno tome su determinación (sobre todo aquellos a los que se les ha vendido “la burra ciega” de un futuro “arrebatamiento” para sortear el “apocalipsis final”) y que no pasa por continuar pensando que está en el sitio correcto y que las palabras de Rev. 18:4 aplican a “los otros”, sino por intentar averiguar honestamente si uno o una (que para todos hay en la “viña del Señor”) están asociados a un sistema religioso falso y por lo que no tiene la aprobación divina…… no olvidando, en este íntimo y personal examen, que precisamente la religión es la trampa mejor urdida por Satanás para extraviar al ser humano.
MABEL
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domingo, 8 de enero de 2017
La Biblia…… y los “nuevos rollos”.
De ese conjunto de “libritos”, concretamente 66 y que identificamos como La Biblia, se asevera que al igual que su Autor, pervivirá eternamente…… sin embargo, lo que los autores de este blog (siempre contestatarios con afirmaciones dogmáticas) afirmamos es que ello de ninguna manera puede ser así, siempre ateniéndonos a la correcta lectura del contenido bíblico; y conscientes de que se nos va a “poner a caldo” por esa afirmación (eso es, que menos “bonitos” nos dirán de todo), veamos cómo es la propia Escritura la que confirma nuestra aseveración:
“Toda Escritura (la actual Biblia) es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia, 17 para que el hombre de Dios sea enteramente competente y esté completamente equipado para toda buena obra.” (2 Tim. 3:16-17). (Acotación nuestra).
Entonces lo que está claro, es que la idea que un correcto entendimiento del pasaje leído nos transmite es que cuando esos objetivos señalados sean alcanzados, la Biblia y cumplida su función, como tal quedará obsoleta…… y si alguien no está de acuerdo con nuestro planteamiento, que se haga la siguiente reflexión: ¿Necesitaba Adán una Biblia que le ayudara a alcanzar esas metas? Obviamente no, pues él ya era y en su condición de ser perfecto, “un hombre competente y equipado para toda buena obra”; eso es lo que se deduce de la conclusión a la que llegó nuestro Creador al término de su obra creativa y que, recordemos, certificó con estas palabras:
“Después de eso vio Dios todo lo que había hecho y, ¡mire!, era muy bueno. Y llegó a haber tarde y llegó a haber mañana, un día sexto.” (Gén. 1:31).
Sin embargo y siendo tan idílica la situación, todos sabemos cómo acabó “la fiesta” después de la insidiosa acción de Satanás, la irresponsable actitud de Eva alternando con “lo peor de cada casa” (el “gachó” en cuestión) y la no menos irresponsable decisión del “calzonazos” de nuestro primer padre Adán que, lisa y llanamente, entre ser fiel a su Creador o seguir con su mujer, se quedó con esta última y así nos luce el pelo..... ¡y encima las féminas se nos ponen ahora en plan “cabrito”, en su pretensión de ser iguales al hombre y olvidándose de que “la que montó el pollo” fue una congénere suya! (ver nuestro escrito del 24/11/16). Pero volvamos al tema que nos interesa y lo que nos lleva a preguntarnos qué es entonces la Biblia: pues sencillamente y por aquello de resumir la cosa, un instrumento divino mediante el cual Dios nos da una amplia explicación acerca del de dónde venimos, porqué estamos como estamos, las medidas que ha tomado al respecto y, sobre todo, información acerca de cómo nos podemos beneficiar de las tales:
“Porque he llamado, pero ustedes siguen rehusando; he extendido la mano, pero no hay nadie que preste atención 25 y ustedes siguen descuidando todo mi consejo y mi censura no han aceptado; 26 yo también, por mi parte, me reiré del propio desastre de ustedes, me mofaré cuando venga lo que los llena de pavor, 27 cuando lo que los llena de pavor venga justamente como una tempestad y el propio desastre de ustedes llegue aquí justamente como un viento de tempestad, cuando la angustia y los tiempos difíciles les sobrevengan.
28 En aquel tiempo ellos seguirán llamándome, pero yo no responderé; seguirán buscándome, pero no me hallarán, 29 por razón de que odiaron el conocimiento y no escogieron el temor de Jehová. 30 No consintieron en mi consejo; mostraron falta de respeto a toda mi censura. 31 De manera que comerán del fruto de su camino y se hartarán de sus propios consejos. 32 Porque el renegar de los inexpertos es lo que los matará y lo despacioso de los estúpidos es lo que los destruirá. 33 En cuanto al que me escucha, él residirá en seguridad y estará libre del disturbio que se debe al pavor de la calamidad.” (Prov. 1:24-33).
Y la forma de “escuchar” hoy a nuestro Creador, es sencillamente por medio de atender todo el consejo expresado en Su Palabra, La Biblia; pero y volviendo al inicio de este escrito, la cuestión que se plantea es hasta cuando ese consejo será útil, pues ya hemos dicho que el tal tiene fecha de caducidad. Porque y por aquello de simplificar las cosas, las Escrituras no son más que el instrumento guía que nuestro Creador usa para llevarnos hasta las puertas del llamado “reino de Dios” y por lo que, cumplida dicha comisión, estas quedarán obsoletas y lo que significa que tienen que ser sustituidas por nueva información, siendo precisamente de esto de lo que se nos habla en Rev. 20:11-15:
“Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. De delante de él huyeron la tierra y el cielo y no se halló lugar para ellos (es a partir de este momento, cuando inicia su andadura el reino de mil años de Dios en manos de Jesucristo). 12 Y vi a los muertos, los grandes y los pequeños, de pie delante del trono y se abrieron rollos. Pero se abrió otro rollo; es el rollo de la vida. Y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los rollos según sus hechos. 13 Y el mar entregó los muertos que había en él y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos y fueron juzgados individualmente según sus hechos. 14 Y la muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esto significa la muerte segunda: el lago de fuego. 15 Además, cualquiera a quien no se halló escrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego.” (Acotación nuestra).
Pero claro, ahí tenemos a los “entendidos” de turno afirmando que el contenido de dichos “rollos” (libros, en definitiva) no son más que un registro de las faltas cometidas en su anterior vida por parte de aquellos que serán resucitados y en función de las cuales serán sometidos a juicio, en lo que no es más que un puro disparate propiciado, una vez más, por la incapacidad de esas personas de leer con un mínimo de corrección, así como el “pasar” olímpicamente del contexto escritural. Porque lo que este nos dice, es que una persona no puede ser juzgada dos veces por el mismo delito y como sería el caso, si las cosas fueran como nos las plantean dichos “entendidos”, pues veamos qué es lo que nos dicen las Escrituras al respecto:
“Porque el salario que el pecado paga es muerte, pero el don que Dios da es vida eterna por Cristo Jesús nuestro Señor.” (Rom. 6:23).
Palabras que se ajustan perfectamente a lo dicho por nuestro Creador al primer hombre Adán, cuando le dijo aquello de que “el día que peques, morirás”; o sea, que respondía con su vida acerca de cualquier desobediencia a su Supremo Hacedor. Recordemos al respecto, que Adán solo tenía una vida y que era la única que podía dar y, en consecuencia, la única que se le podía exigir y como queda claro del pasaje que acabamos de leer: solo una vida por el error cometido; de ello se puede deducir y sin posibilidad de error, que con la muerte de uno queda saldada la deuda del pecado que todos tenemos ante Jehová Dios (recordemos que esta es la “herencia” que nos dejó Adán) y que, irremediablemente, tenemos que pagar todos en un momento u otro. Sin embargo, tenemos un pasaje brevísimo en su redacción, pero grandioso en su contenido, que es el que sustenta nuestro planteamiento y nos insufla esperanza, que encontramos en Rom. 6:7:
“Porque el que ha muerto ha sido absuelto (“justificado”, “redimido” o “exonerado”, según versiones) de su pecado.” (Acotación nuestra).
Y pasaje que es clave en el tema que nos ocupa, siguiendo el siguiente razonamiento: si al morir uno ya cancela su deuda y partiendo del hecho que nuestros errores como humanos, son consecuencia del pecado heredado ¿sobre qué base se nos puede condenar por ellos en el momento de nuestra resurrección y que es lo que nos proponen los citados “entendidos”, si con nuestra muerte ya hemos “pagado” por ellos? Un aspecto clave en el asunto, tiene que ver con lo que se nos dice acerca de esta cuestión en Juan 3:16-18:
“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna. 17 Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para que juzgara al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de él. 18 El que ejerce fe en él no ha de ser juzgado. El que no ejerce fe ya ha sido juzgado, porque no ha ejercido fe en el nombre del Hijo unigénito de Dios.”
De ahí, que aquellos que pasen con vida al reino de Dios (Rev. 7:13-14) y que solo lo harán aquellos que hayan ejercido fe en las promesas divinas, ya serán eximidos de sufrir la muerte, pues son directos beneficiarios aun en vida, del valor del rescate pagado por Cristo y por lo que pueden convertirse, si superan la prueba final de la que se nos habla en Rev. 20:7-10 (y dicho sea a modo de anécdota), en personas que jamás experimentarán la muerte. Personas y continuando con nuestra exposición, que cuando entren en el citado reino de Dios estando vivas no serán sometidas a ningún tipo de juico por las faltas cometidas en el mundo anterior, eso es, en el que estamos viviendo ahora, pues en las Escrituras no se nos dice que se abran “rollos” de faltas contra ellos; por lo tanto y partiendo de una simple lógica ¿por qué sí lo han de ser aquellos que resuciten dentro del citado reino de Dios, si además tienen el “aval” de haber pagado con su muerte por los errores cometidos en su vida anterior?
Por lo que nos encontramos ante una “enseñanza” que es un auténtico despropósito por parte de los indocumentados que la promulgan y con lo que demuestran no tener ni puñetera idea de lo que dice la Biblia, pero “enseñanza” que sostienen amparándose en los citado “rollos” como instrumentos recordatorios de faltas anteriores, cuando en realidad no son más que nueva información para un tiempo nuevo y que sustituirá a la que hasta este momento tenemos, como son las Escrituras y que, como hemos señalado, están preparadas para dejarnos justo a las puertas del reino de Dios…… pero no más allá; luego lo razonable y para superar esa nueva etapa de mil años, es que se nos den nuevas instrucciones tendentes a edificarnos para superar la prueba final y de la que ya hemos hablado.
No pasemos por alto y por aquello de añadir más fuerza a nuestro planteamiento, que incluso los beneficios redentores del sacrificio de rescate de Jesús y por mucho que les sorprenda a algunos, también tienen fecha de caducidad, eso es, que tampoco son eternos; porque las personas que entren en dicho período de mil años de gobernación divina y mueran dentro del mismo, ya no les serán aplicados dichos beneficios y por lo que no resucitarán jamás, sino que serán destruidas eternamente. Luego lo que tenemos es que el beneficio del rescate de Jesucristo y que se sustancia con la resurrección de los muertos, solo aplica a las personas que mueran dentro de este sistema de cosas en el que nos encontramos actualmente, pues a aquellas que lo hagan en dicho período milenario y en clara desobediencia a lo escrito en los citados “rollos” o nueva información que se nos dará, esto es lo que les ocurrirá:
“Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. De delante de él huyeron la tierra y el cielo y no se halló lugar para ellos (es en ese momento cuando inicia su andadura el reino de mil años de Dios, en mando de Jesucristo). 12 Y vi a los muertos, los grandes y los pequeños, de pie delante del trono y se abrieron rollos (nueva información o “nuevas enseñanzas”). Pero se abrió otro rollo; es el rollo de la vida. Y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los rollos según sus hechos (siempre con relación a la nueva información suministrada en los citados “rollos”). 13 Y el mar entregó los muertos que había en él y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos y fueron juzgados individualmente según sus hechos (repetimos para énfasis, siempre con relación a las nuevas enseñanzas que sustituirán a las actuales Escrituras). 14 Y la muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esto significa la muerte segunda: el lago de fuego. 15 Además, cualquiera a quien no se halló escrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego (sinónimo de destrucción eterna).” (Acotaciones nuestras).
Entonces la situación y por aquello de ir resumiendo, es la siguiente: tanto el consejo bíblico contenido en las Escrituras, como los beneficios del rescate de Jesucristo, solo son aplicables para aquellos que vivimos en este sistema de cosas, pero no ya para aquellos que, o bien pasando con vida o bien mediante la resurrección, entren en el reino de Dios; porque la Biblia y cumplida su misión, será sustituida por nueva información (nuevos “rollos” que se abrirán) y, por otra parte, como los que sean encontrados dignos de entrar en el reino de Dios ya lo harán limpios de la carga del pecado, su muerte solo se puede producir por un juicio adverso de Jehová Dios y para el que ya no hay redención posible…… de ahí, que digamos que ni el contenido bíblico actual, ni el rescate pagado por Cristo en su momento, tendrán aplicación alguna en el venidero reino de Dios.
Luego compendiando lo dicho, nos estamos acercando rápidamente a tiempos nuevos en los que, mediante esos nuevos “rollos” por abrirse en sustitución de la Biblia actual, se nos enseñarán muchísimas más cosas que no sabemos acerca de nuestro Creador y que debido a nuestra actual situación de sujeción al pecado no seríamos capaces de entender (Juan 16:12), además de otra notable bendición: la vida que uno posea en ese momento y al igual que fue en el caso de nuestro primer padre Adán, dependerá exclusivamente de la actitud obediente de cada uno para con su Creador y no de un fatal designio que no podamos evitar y como resulta ser ahora el caso: sencillamente, el vivir eternamente dependerá de uno mismo…… ¿podría Jehová Dios, nuestro Supremo Hacedor, ser más misericordioso con aquellos que confiamos en sus promesas?
MABEL
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