jueves, 19 de enero de 2017

¿Nacerán niños, en el venidero reino de Dios?


16 El trabajo de la gente en la Tierra no siempre será un esforzarse tras el viento. Será trabajo con tanto propósito y significado como aquel que se le asignó en el principio a la primera pareja humana en el Edén. Se realizará el propósito de Jehová de que la Tierra sea un paraíso global atendido por criaturas humanas justas. (Isaías 55:11) Sobre esa Tierra llena de personas perfectas gobernará el reino de Dios en manos de Cristo. Nunca se hará monótona ni aburrida la vida en ese nuevo sistema, porque habrá mucho trabajo que hacer... no el trabajo vano y fútil de este viejo mundo que hace que la semana laboral sea un esfuerzo penoso, lo cual hace que los hombres se refieran al principio de la semana como el “lunes triste.” No, su trabajo será la labor interesante y fascinante de hermosear la Tierra, ejercer dominio amoroso sobre los animales, criar hijos y educar a los humanos resucitados, hasta que la Tierra se llene de una raza justa y de muchos otros gozos inimaginables. Entonces las personas ocupadas “disfrutarán largo tiempo de la obra de sus manos y la usarán a grado cabal.” (Isaías 65:22).

Este párrafo que ustedes acaban de leer, forma parte de un excelente artículo de estudio que aparece en la revista La Atalaya de los Testigos de Jehová del 15/12/82 titulado “El trabajo, un don de Dios a sus siervos”. Y decimos excelente artículo, no porque seamos “forofos” de dicha organización religiosa (les aseguramos que este no es precisamente el caso), sino porque son estos señores los que mejor describen lo que significará el reino de Dios para el ser humano…… ya otra cosa distinta, es su errónea afirmación en el sentido de que al tal reino solo tendrán acceso aquellos que forman parte de su membresía y dato que no está contenido en las Escrituras, aunque este sea el mensaje que finalmente “venden” a sus seguidores. Pero volviendo a lo que íbamos, notarán en ese párrafo transcrito que entre las gratificantes tareas que esperan a aquellos que consigan acceder a dicho reino como súbditos del mismo, estará la de “criar hijos”; algo razonable para cualquier persona un poco puesta en lo que es el contenido escritural, pues la tarea fundamental exigida por su Creador a nuestros primeros padres, Adán y Eva, fue la siguiente:

Y Dios procedió a crear al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó. 28 Además, los bendijo Dios y les dijo Dios: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla y tengan en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra”.” (Gén. 1:27-28).

Luego con un reino de Dios “sin hijos”, fácilmente convendríamos en que no dejaría de ser un serio contrasentido a la voluntad expresada por nuestro Creador desde un principio, aunque la realidad es que no hay muchas opiniones al respecto que clarifiquen un poco la situación; partamos de la base que los propios Testigos de Jehová y ante la imposibilidad física de ir más allá de los límites de una tierra finita, cuando en nuestros tiempos de militantes de dicha secta (ya ha llovido de ello) les preguntábamos a los ancianos de nuestra congregación acerca del tema, la respuesta más socorrida era la de que cuando eso ocurriera (eso es, cuando la tierra estuviera al límite cabal de su capacidad), Dios probablemente “desactivaría” las capacidades reproductoras de los seres humanos…… y se quedaban tan anchos los tíos ¡como si el poder de Dios, pudiera verse limitado de algún modo por la capacidad de determinado continente y como sería en este caso, nuestro planeta Tierra! (Para más información, pueden leer nuestro artículo del 19/06/16).

Sin embargo, hay algunos “genios” de la teología que, siendo acérrimos críticos de dicha organización religiosa, siguen en parecida dirección y que se nos descuelgan con artículos o videos para impartir sus particulares “enseñanzas” sobre dicho tema; en el caso que nos ocupa, nos estamos refiriendo a un video titulado “Los dignos de alcanzar ese mundo y la resurrección de los muertos, ni se casan, ni se dan en nupcias” (09/01/17) y en el que se nos afirma, en línea con el titulado, que en el reino de Dios no nacerán niños a los que cuidar y educar…… pero es que además y en el colmo de la estulticia, va su autor y nos muestra un pasaje bíblico que supuestamente apoya semejante disparate y en el que se lee como sigue:

Sin embargo, algunos de los saduceos, los que dicen que no hay resurrección, se acercaron y le interrogaron, 28 diciendo: “Maestro, Moisés nos escribió: “Si el hermano de algún hombre muere mientras tiene esposa, pero esta ha quedado sin hijos, su hermano debe tomar la esposa y levantar prole de ella a su hermano”. 29 Pues bien, hubo siete hermanos; y el primero tomó esposa y murió sin hijos. 30 Lo mismo el segundo 31 y el tercero la tomó. Igualmente los siete; no dejaron hijos, sino que murieron. 32 Por último, la mujer también murió. 33 Por consiguiente, en la resurrección ¿de cuál de ellos llega a ser esposa? Porque los siete la tuvieron por esposa”.

34 Jesús les dijo: “Los hijos de este sistema de cosas se casan y se dan en matrimonio, 35 pero los que han sido considerados dignos de ganar aquel sistema de cosas y la resurrección de entre los muertos, ni se casan ni se dan en matrimonio. 36 De hecho, tampoco pueden ya morir, porque son como los ángeles y son hijos de Dios por ser hijos de la resurrección.” (Luc. 20:27-36).

Partiendo de ahí, el autor de la grabación se pregunta qué harán entonces, aquellos miembros varones de la citada organización religiosa que durante su vida hayan contraído matrimonio dos, tres o hasta cuatro veces (que haberlos haylos) debido al fallecimiento de la esposa anterior, cuando en la resurrección se encuentren con las “parientas” en cuestión, todas “vivitas y coleando” y exigiendo su derecho matrimonial. Demencial cuestión que solo puede ser planteada por un personaje mediocre como parece ser el autor en cuestión y carente del más mínimo rigor en cuanto a entendimiento del texto escritural; porque de entrada ya resulta que, bíblicamente, una relación matrimonial queda automáticamente rescindida con la muerte de uno de los cónyuges, según nos cuenta un personaje del calado del apóstol Pablo y que algo sabría del asunto:

¿Será que ignoran, hermanos (porque estoy hablando a los que conocen ley), que la Ley es amo sobre el hombre en tanto que este vive (luego si muere, queda librado de toda ley)? 2 Por ejemplo, la mujer casada está atada por ley a su esposo mientras este vive; pero si su esposo muere, queda desobligada de la ley de su esposo. 3 Así es que, mientras vive su esposo, sería llamada adúltera si llegara a ser de otro hombre. Pero si su esposo muere, queda libre de la ley de él, de modo que no es adúltera si llega a ser de otro hombre (situación que también aplicaría en caso contrario, esto es, que fuera la esposa la que falleciera en primer lugar y lo que dejaría al varón en libertad para contraer nuevas nupcias).” (Rom. 7:1-3). (Acotaciones nuestras).

Por lo que el supuesto que plantea el “teólogo” mencionado, no obedece a lógica alguna y solo es fruto, repetimos, de un total desconocimiento escritural por parte del personaje en cuestión; pero dicho lo cual, vayamos ahora a la respuesta que dio Jesús a la pregunta que le fue formulada y en la que, de nuevo, la “capacidad” teológica del personaje aludido le lleva a meter “la gamba” en la conclusión que saca de la misma, al señalar que de ella se concluye que en el reino de Dios no nacerán niños…… pero retomemos la respuesta dada por el Hijo de Dios y analicémosla con detenimiento:

Jesús les dijo: “Los hijos de este sistema de cosas se casan y se dan en matrimonio, 35 pero los que han sido considerados dignos de ganar aquel sistema de cosas y la resurrección de entre los muertos ni se casan ni se dan en matrimonio. 36 De hecho, tampoco pueden ya morir, porque son como los ángeles y son hijos de Dios por ser hijos de la resurrección”.” (Luc. 20:34-36).

Claro, leído tal cual y sin pormenorizar un poco, que es lo que hace la inmensa mayoría del “personal” cuando lee la Biblia, la conclusión es obvia: puesto que aquellos que entran en el reino de Dios “ni se casan ni se da en matrimonio” (único ámbito en el que están permitidas las relaciones sexuales), la conclusión obvia va en el sentido de que no habrán nacimientos de infantes dentro de los límites del citado reino. Lo que ocurre es que los autores de este blog, que de teólogos tenemos lo mismo que de frailes cartujanos, pero que de leer sabemos un rato, hemos analizado dicha porción bíblica desde cierta perspectiva y con la lógica y sentido común requeridos (amén del recurso imprescindible del contexto escritural) y lo que hemos encontrado ya de entrada, es que en dicho pasaje se nos habla de dos clases de personas: unos, “los hijosde este sistemas de cosas”  y que “se casan y se dan en matrimonio”, en claro contrate con otros que son “dignos” de ganar un futuro sistema de cosas y que no “se casan ni se dan en matrimonio”…… luego la cuestión está en averiguar quiénes son los “unos” y quiénes son los “otros”.

De los primeros no cabe ninguna duda que son aquellos que sobreviven al juicio final de Dios sobre la humanidad (Sof. 1:14-18) y de los que se nos habla en Rev. 7:14 como “sobrevivientes” del mismo, por tanto “hijos” de este sistema de cosas y que son los que entran como súbditos del reino de Dios…… por lo que, lógicamente, lo normal es que continúen casándose y procreando como lo habían hecho antes de hacer ese tránsito, eso es, en el actual sistema de cosas que aún estamos padeciendo. Establecido entonces quiénes son los “unos”, veamos ahora quiénes son esos “otros” y por lo que no tenemos más remedio que acudir de nuevo al pasaje de Lucas citado y en el que se nos dan tres pistas: primero, que son “dignos” de ganar un sistema de cosas; segundo, que “serán” como los ángeles y, tercero, que son “hijos” de la resurrección…… y siendo que la primera de dichas pistas, nos lleva directamente a Rev. 3:4:

No obstante, sí tienes en Sardis unos cuantos nombres que no contaminaron sus prendas de vestir exteriores y andarán conmigo en prendas blancas, porque son dignos.”

La segunda de ellas, el ser como los ángeles, significa que al igual que estos no se pueden reproducir para perpetuar la especie, tampoco lo pueden hacer esos personajes…… y es que los ángeles no fueron creados con la capacidad de reproducirse:

Y a los ángeles que no guardaron su posición original (la espiritual y por lo que no fueron hechos para tener relaciones sexuales), sino que abandonaron su propio y debido lugar de habitación (al bajar a la tierra y habilitarse cuerpos humanos para poseer a las bellas mujeres de la tierra), los ha reservado con cadenas sempiternas bajo densa oscuridad para el juicio del gran día.” (Judas 6). (Acotaciones nuestras).

Y la tercera, que son “hijos” de la resurrección, pues en el momento de ser resucitados ya nacen a una novedosa condición de la que no disponían antes de morir, eso es, dotados de la inmortalidad y por lo tanto con la condición de Hijos de Dios y que no ostentan los “hijos” de este sistema de cosas, aun cuando entren el reino de Dios:

Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad (eso es lo que significa ser inmortal), sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.” (Rev. 20:6). (Acotación nuestra).

Tenemos que partir de la base, que ya en su momento Jesús nos habló de esos personajes cuando dijo aquello del “nacer de nuevo” (Juan 3:3) y que el apóstol Pablo denominó como “nueva creación” (2 Cor. 5:17); en definitiva, que estaríamos ante seres humanos dotados de la inmortalidad y, por lo tanto, Hijos de Dios que no se pueden reproducir con las “hijas” de este sistema de cosas…… de ahí, que se nos diga que son “como los ángeles”.

Por otra parte, tenemos que aquellos sobrevivientes de la “gran tribulación” por venir (Rev. 7:14), entran con vida en el reino de Dios y por lo que no pueden participar de esa “primera” resurrección que concede la inmortalidad y el poder reinar con Cristo durante el milenio. Por lo tanto, queda claro que esos “otros” mencionados y de los que se nos dice que “ni se casan, ni se dan en matrimonio”, no pueden ser más que aquellos que reinarán con Cristo en el milenio sobre los “hijos” de este sistema de cosas (en definitiva, seres humanos mortales) que consigan el acceso al reino de Dios en calidad de súbditos del mismo y en donde continuarán como hasta hoy, eso es, “casándose y dándose en matrimonio” (Luc. 20:34) y, en consecuencia, reproduciéndose y teniendo hijos a los que educar.

Estaríamos, por tanto, ante una afirmación que no es más que una nueva gansada de las muchas que se publican por parte de personas que no tienen ni la más remota idea de lo que dicen las Escrituras y por lo que, voluntaria o involuntariamente nos están mintiendo, pero que se creen “teólogos” y por ello poseedores de la verdad, cuando no son más que perfectos ignorantes y que por no saber, no saben ni leer con un mínimo de corrección. Por lo tanto, no nos dejemos llevar por mentes calenturientas que no tienen ni idea de lo que dicen y continuemos pensando en lo felices que seremos en ese venidero reino de Dios, viendo a nuestros hijos crecer en paz y felicidad, sin nada que los perturbe…… y todo, gracias al cuidado amoroso de un Dios que dio a Su Hijo, para que nosotros tuviéramos vida:

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna (y con uno, también los hijos que le nazcan en el reino de Dios).” (Juan 3:16). (Acotación nuestra).

MABEL


No hay comentarios:

Publicar un comentario