viernes, 26 de mayo de 2017
Dicen que “la burla, es el recurso de los necios”.
Hace un tiempo (10/04/17), se publicó en este blog el artículo titulado “Los “nuevos rollos”, el “rollo del Cordero” y el “rollo de la vida” y en el que, como autor, aclaraba (al menos esa era mi pretensión) el significado respectivo de dichas expresiones y artículo que concluía, como hago en muchos de mis escritos, con la coletilla “… y es que yo también me puedo equivocar”; con ello lo que pretendo destacar es que mis afirmaciones no son de ninguna manera dogmas, sino que como todo “hijo de vecino” estoy en riesgo de caer en el error en alguno de mis argumentos, pues nadie es infalible. Y es que servidor, a diferencia de algunos que blasonan de ser “ungidos” o Hijos de Dios, por tanto supuestamente “guiados” por el espíritu santo al proponer sus planteamientos, nunca me he arrogado semejante privilegio y por lo que mis exposiciones nunca pueden ser tomadas como “enseñanzas”…… de ahí la razón, que con frecuencia cierre mis escritos de la forma señalada. Esto viene a cuento de un correo en tono burlesco que en su momento recibí del “inefable” Ing. Apologista Mario Olcese y fechado el 21/04/17, en el que expone lo siguiente:
“apologista commented on LOS "NUEVOS ROLLOS", EL "ROLLO DEL CORDERO" Y EL "ROLLO DE LA VIDA"
“Sí claro, se pueden equivocar los dueños de este sitio, pero desde que Don Armando fundó su blog junto con su viejo amigo, nunca se ha equivocado. Creo que debería ser el nuevo "esclavo fiel y Discreto" de la secta de los Testigos de Jehova...jajajajajaja”
Por lo que me veo obligado a hacerle una pequeña precisión a tan histriónico personaje: servidor nunca ha dicho que no pueda equivocarse…… en lo que sí he incidido es en la brutal incapacidad por parte de ese aprendiz de teólogo que es el Sr. Olcese, para poder demostrar que estoy equivocado en mis planteamientos y que es algo muy distinto; por contra, sin embargo, yo sí he denunciado todas y cada una de sus “enseñanzas” como simples disparates y sin que hasta el momento haya sido capaz de demostrar que estoy equivocado en mis refutaciones. Es más, tanto es ello así como lo digo, que apenas había iniciado mi andadura en Internet (luego un “novato” en esas lides), ya le obligué reconocer públicamente que estaba equivocado en uno de sus planteamientos más señeros y que, recordemos, era aquél en el que nos afirmaba que la cantidad de los que tenían que reinar con Cristo en el reino de Dios ascendían a “millones, miles de millones” y no los 144.000 de los que se los habla en Rev. 14:1…… y extremo este que se puede comprobar con “pelos y señales” en mi escrito del 12/01/12.
Podría también hacer mención a otra de sus “magistrales” lecciones bíblicas en las que nos enseñaba que “con absoluta certeza”, todos los notables del AT (los Abraham, Moisés, David, etc. etc. etc.), junto a los apóstoles y a los seguidores de estos, reinarán con Cristo en el reino de Dios y planteamiento oportunamente rebatido por un servidor y sin que hasta el momento de me haya demostrado lo contrario; porque tal afirmación no deja de ser un despropósito si nos atenemos al registro escritural, pues veamos la condición sine qua non que imponen las Escrituras para acceder a participar en dicho gobierno milenial:
“Y vi tronos y hubo quienes se sentaron en ellos y se les dio poder para juzgar. Sí, vi las almas de los que fueron ejecutados con hacha por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios y los que no habían adorado ni a la bestia salvaje ni a su imagen y que no habían recibido la marca sobre la frente ni sobre la mano. Y llegaron a vivir y reinaron con el Cristo por mil años.” (Rev. 20:4).
Entonces lo que entendemos, es que solo reinarán con Cristo en el período de mil años del reino de Dios, aquellos que sufran una muerte violenta (eso es, asesinados) en defensa de su lealtad al Creador en la persona de Su Hijo Jesucristo…… y esto es algo que queda fuera de toda duda, a tenor del pasaje leído; luego partiendo de esta premisa, veamos en contraposición cómo acabaron sus días en la tierra preclaros antepasados del Hijo de Dios:
Gén. 25:7-8: “Y estos son los días de los años de la vida de Abrahán que él vivió: ciento setenta y cinco años. 8 Entonces expiró Abrahán y murió en buena vejez, viejo y satisfecho y fue recogido a su pueblo.”
Gén. 35:28-29: “Y los días de Isaac ascendieron a ciento ochenta años. 29 Después Isaac expiró y murió y fue recogido a su pueblo, viejo y satisfecho de días y Esaú y Jacob, sus hijos, lo enterraron.”
Gén. 49:33: “Así acabó Jacob de dar mandatos a sus hijos. Entonces recogió los pies en el lecho y expiró y fue recogido a su pueblo.”
Desde luego y hasta el momento, nada que ver con el sufrir una muerte violenta en defensa de la fe de uno…… pero veamos más ejemplos en el mismo sentido, de otros prominentes personajes del AT:
1 Crón. 29:26-28: “En cuanto a David hijo de Jesé, reinó sobre todo Israel; 27 y los días que él reinó sobre Israel fueron cuarenta años. En Hebrón reinó por siete años y en Jerusalén reinó por treinta y tres años. 28 Y por fin murió en buena vejez, satisfecho de días, riquezas y gloria; y Salomón su hijo empezó a reinar en lugar de él.”
Gén. 9:28-29: “Y Noé continuó viviendo trescientos cincuenta años después del diluvio. 29 De modo que todos los días de Noé ascendieron a novecientos cincuenta años y murió (obviamente, también de muerte natural).” (Acotación mía).
Job 42:16-17: “Y después de esto Job continuó viviendo ciento cuarenta años y llegó a ver a sus hijos y sus nietos... cuatro generaciones. 17 Y gradualmente (eso es, el proceso natural de la vejez) murió Job, viejo y satisfecho de días.” (Acotación mía).
Y así podríamos continuar con los Moisés, Josué, Daniel y tantísimos otros personajes ilustres del AT, que de ningún modo sufrieron muerte violenta por defender su fe, eso es “por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios” según Rev. 20:4 y que ya hemos leído…… en definitiva, que todos los señalados murieron en la cama y de puro viejos; luego está claro que dichos personajes no pueden reinar con Cristo, pues no reúnen el requisito exigido en Rev. 20:4 y por lo que no se pueden contar, de ninguna de las maneras, entre aquellos que claman venganza a Dios por su “sangre derramada” (luego murieron violentamente) y algo de lo que se nos habla en el pasaje de Rev. 6:9-11, en expresa referencia a aquellos que han de acompañar a Cristo como reyes en el venidero reino de Dios:
“Y cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido degollados a causa de la palabra de Dios y a causa de la obra de testimonio que solían tener. 10 Y clamaban con voz fuerte y decían: “¿Hasta cuándo, Señor Soberano santo y verdadero, te abstienes de juzgar y de vengar nuestra sangre (luego es obvio que fueron asesinados por su lealtad a Dios) de los que moran en la tierra?”. 11 Y a cada uno de ellos se dio una larga ropa blanca; y se les dijo que descansaran por un poco de tiempo más, hasta que se completara también el número de sus coesclavos y de sus hermanos que estaban a punto de ser muertos como ellos también lo habían sido.” (Acotación mía).
Entonces “blanco y en botella”: a menos que violentemos brutalmente el registro escritural y como suele hacer constantemente ese supuesto “teólogo” que afirma ser el personaje Apologista Mario Olcese, esos antepasados de Jesús del AT no reúnen el requisito exigido en Rev. 20:4 para entrar en el reino de Dios en calidad de inmortales reyes y sacerdotes y por lo cual, quedan fuera de dicho gobierno o, lo que es lo mismo, que no participan de la llamada “primera resurrección” de Rev. 20:6 y reservada solo para aquellos que sí han de reinar con Cristo:
“Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos (luego no sobre los que no participan de ella) la muerte segunda no tiene autoridad (esto es lo que significa la inmortalidad), sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.” (Acotaciones mías).
Pero la cosa ya adquiere tintes de “sainete”, cuando resulta que este necesario requisito de sufrir una muerte violenta para reinar con Cristo, fue contundentemente explicado por el “teólogo” en cuestión en un video publicado el 12/03/13 y dirigido expresamente a un servidor (si se me permite, en un más que incorrecto tono chulesco) y en el que me decía, entre los minutos del 16 al 20 de grabación y en flagrante contradicción con lo que enseñaba antes de publicar dicho video y de lo que defiende actualmente acerca de esos personajes del AT como reyes en el milenio, que solo aquellos que murieran “asesinados” en defensa de su fe durante la “gran tribulación” (evento que, recordemos, aún no se ha producido), en su enfrentamiento con la “bestia”, el “falso profeta”, el “anticristo” y que no recibieran la “marca” de dicha “bestia” (Rev. 13) en sus frentes o en sus manos, serían los que reinarían con Cristo en el milenio y que como apoyo de dicha idea, usaba el pasaje que acabamos de leer de Rev. 20:4.
Tajante afirmación, sin embargo, con la que ese personaje de opereta y sin darse cuenta de ello, apartaba de un plumazo de poder reinar con Cristo en el reino de Dios, no solo a los Abraham y compañía, sino a los mismísimos apóstoles y resto de seguidores de Jesús del I siglo que, aun siendo más próximos en el tiempo, hace ya la friolera de casi 2.000 años que murieron y la “gran tribulación”, repito, aún no ha llegado…… o sea, una flagrante y esperpéntica contradicción, como concurre en el caso de aquellos que hablan sin tener un criterio claro de lo que dicen y en la que cae el personaje señalado, que hoy nos dice una cosa, mañana otra y pasado mañana, si se tercia, ni la una ni la otra, sino toda la contraria. Pero claro ¿qué se puede esperar de un “despendolao” que, por ejemplo, en un artículo fechado el 13/02/09 y bajo el título “¿Quiénes son los ungidos de Dios?”, afirmaba lo siguiente?:
“Yo soy un UNGIDO del Señor, y nadie debe o puede tocarme a mí, o a usted, si en verdad es un cristiano, sin tener luego que pagar un precio muy caro. Yo me considero un UNGIDO del Señor, y si usted no se considera así, entonces usted no ha entendido lo que significa ser un cristiano o un ungido.” (Negritas mías).
Disparatada afirmación donde las haya, pero que visto el “recorrido” teológico de tan estrafalario personaje, lo mismo le podía haber dado por afirmar que era Napoleón Bonaparte; por lo que no es de extrañar que en un tema anterior titulado “¡Todos los bautizados somos “Cristos”!” y publicado en esta ocasión el 29/03/08, se despachara en los siguientes términos”:
“Ahora bien, “Ungidos con el Espíritu Santo” resalta otras bendiciones colaterales que Dios nos añade cuando nos entrega el Espíritu Santo, PERO LO MÁS IMPORTANTE ES QUE NOS GUÍA A LA VERDAD (Ver Juan 16:13). NADIE PUEDE SER GUIADO A LA VERDAD SIN EL ESPÍRITU OBRANDO EN ÉL.” (Negritas mías).
“Bendiciones colaterales” que en este caso brillan por su ausencia, aunque nos habla en primera persona y lo que solo puede significar, obviamente, que cree tener el espíritu santo de adopción como Hijo de Dios y que como “gilipollez” no está nada mal, a tenor de las “genialidades” publicadas hasta el momento y en las que no ha dicho una sola verdad como no sea la fecha de publicación del artículo del que se trate; de hecho, unos meses antes de perpetrar dicho disparate y en unos de sus primeros artículos, eso es, el 28/08/07 y en el colmo del “delírium tremens” del que es víctima el personaje en cuestión (vemos que ya desde un principio apuntaba “maneras” el hombre), publicó el tema “Consejos oportunos para miles de testigos de Jehová desanimados” y en donde hablando de la liberación que había supuesto para él, el salirse de dicha secta, hacía la siguiente y presuntuosa afirmación:
“Al contrario, soy un hombre muy feliz y dichoso, ya que por fin tengo la libertad que no gozan ellos para escribir y tener mi sitio web donde puedo exponer mis creencias personales y mis “descubrimientos” bíblicos según me lo revela el Espíritu de Dios. Sólo el Espíritu de Dios nos guía a la verdad.” (Negritas mías).
Entonces se hace bueno en dicho personaje y a la vista de los resultados, aquél refrán tan español que dice “dime de qué presumes y te diré de lo que careces”; no obstante y si ello es así, eso es, que el espíritu santo le “chiva” cosas al oído, me permito insistir en mi demanda: que haga uso de dicha “fuente” y no permita que un, a su entender, ignorante como aquí “el menda” y que además no es teólogo (“… ni lo permita Dios”, como diría el gran Camilo José Cela, ante la pregunta de un periodista acerca de si sabía hablar en inglés), se le “suba a las barbas” y le esté obligando continuamente a “plegar velas” con esa bochornosa huida hacia delante en lo que no es más que un vergonzoso “abandonar el campo”, ante la imposibilidad de ser capaz de responder algo mínimamente coherente a las cuestiones en discusión: para no ir más lejos, como la que le acabo de plantear en este mismo escrito y que nunca me la ha podido rebatir…… eso es, que los notables del AT como los Abraham, Moisés, David, etc. etc. etc. y por las razones expuestas, no pueden de ninguna manera (según Rev. 20:4) reinar con Cristo en el ya cercano reino de Dios.
Pero es que además, a ese personaje hay que negarle la mayor, porque el que se identifique a sí mismo como un “ungido”, pues ¡ni tan mal, si al hombre le hace “ilusión”!...... lo que ocurre es que con un mínimo conocimiento de las Escrituras, esa es una afirmación que no se puede sostener con una Biblia en las manos, porque veamos: la unción del espíritu santo que daba a uno la condición de Hijo de Dios, fue recibida por los apóstoles directamente de Jesucristo en el Pentecostés de 33 E.C. (Hech, 4:31) y condición que estos podían transmitir a otros, escenificado ello en una especie de ritual que conocemos como la “imposición de manos” (Hech. 6:5). Sin embargo y como queda contrastado en el capítulo ocho de ese mismo libro de Hechos de los Apóstoles (para más información ver nuestro escrito del 27/09/14), aquellos que habían recibido dicha condición mediante la imposición de manos de esos directos seguidores de Jesús, ya no podían a su vez, trasmitírsela a otros; por tanto, lo que queda claro es que con la muerte del último de los apóstoles (Juan, en el 99 E.C.) se acabó la posibilidad de transmitir dicha unción como Hijo de Dios y, ya posteriormente, con la muerte de los más directos seguidores de los apóstoles, se acabó en la tierra la presencia de “ungidos” o Hijos de Dios y así hasta el días de hoy…… eso al menos, es lo que se puede deducir de Juan 17:20-21:
“Hago petición, no respecto a estos (los doce apóstoles) solamente, sino también respecto a los que pongan fe en mí mediante la palabra de ellos (eso es, directamente de los apóstoles y no de otra persona que fuera seguidora de estos), 21 para que todos ellos sean uno, así como tú, Padre, estás en unión conmigo y yo estoy en unión contigo, que ellos también estén en unión con nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.” (Acotaciones mías).
Recordemos y por aquello de puntualizar, que a esas personas Jesús la identificó en su momento como “sus hermanos” (Juan 20:17) y por tanto, también como Hijos de Dios; pero retomando el tema que nos ocupa, tenemos que a partir del pasaje de Juan 17:20-21, toda afirmación personal de tener uno a día de hoy la condición de “ungido” o Hijo de Dios, no pasa de ser una mamarrachada sin sentido y teniendo en cuenta además, que todos aquellos que en su momento disfrutaron de la susodicha condición lo probaron fehacientemente por las obras poderosas que la tal les concedía llevar a cabo y lo cual, no es el caso en nuestros días. Pero volviendo al “ínclito” Apologista Mario Olcese, lo que no llego a entender es cómo un teólogo tan “eminente” como se precia de ser dicho personaje, no alcance a más que señalar los errores tipográficos en las imágenes de portada en las revistas de los Testigos de Jehová y ello en innumerables videos de menos de un minuto de duración; y circunstancia esta que forzosamente me lleva a la siguiente conclusión: como el personaje no tiene la capacidad necesaria para rebatir con un mínimo de rigor los argumentos que se le presentan (en el caso que nos ocupa, los de un servidor), no le queda otra que recurrir a la burla como arma de defensa…… luego lo dicho: la burla, es el recurso de los necios.
Armando López Golart.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario