sábado, 6 de mayo de 2017
El “rapto de la iglesia”…… ¿o la historia de un “cuento chino”?
Uno de los eventos, es decir, el EVENTO por excelencia y que tiene en vilo a la mayoría de las iglesias llamadas “cristianas” en estos tiempos de tanta convulsión y dificultad a los que nos estamos enfrentando, es el llamado “rapto (o arrebatamiento) de la Iglesia”; pero antes de continuar, permítannos señalar que aunque hemos leído algo acerca de ello, no somos unos entendidos en esa materia y simplemente alcanzamos a resumirla, pero que nos vendría a decir, más o menos, que la vuelta de Cristo se produciría en dos etapas. Empezaría con un arrebatamiento (o rapto), en el cual los “santos” o la “Iglesia” actual serían llevados al cielo antes de que un período de siete años de tribulación y coincidente con la última semana profética de Daniel (9:27), devaste la Tierra; ya terminado ese período de tiempo, Cristo aparecería visiblemente acompañado de esos “santos” y juntos gobernarían sobre la Tierra por mil años……y disparatada teoría (la del “rapto”, no de que Cristo vaya a reinar por mil años), que se apoya en una esperpéntica interpretación de las palabras del apóstol Pablo en 1 Tes. 4:16-17 y que, hasta dónde sabemos, es el único lugar en las Escrituras en que se nos habla de un “rapto” como tal:
“…… porque el Señor mismo descenderá del cielo con una llamada imperativa, con voz de arcángel y con trompeta de Dios y los que están muertos en unión con Cristo se levantarán primero. 17 Después, nosotros los vivientes que sobrevivamos seremos arrebatados, juntamente con ellos, en nubes al encuentro del Señor en el aire; y así siempre estaremos con el Señor.”
En síntesis, lo que se nos viene a decir es que en el momento de producirse la llamada “primera” resurrección (Rev. 20:4), aquellos miembros de la “iglesia” que estén aún sobre la tierra serán “arrebatados” con vida para, junto con los resucitados, ser elevados al cielo para reinar con Cristo en el momento del regreso de éste a la tierra; hasta aquí y para un profano en las Escrituras, como son todos los que se creen tal tropelía, la cosa se podría aceptar…… pero a aquellos que miramos en el relato sagrado sin ningún tipo de condicionante, eso es, que no pertenecemos a organización religiosa alguna que nos adoctrine, de entrada ya se nos presentan tres problemas determinantes para la no aceptación de semejante enseñanza y que son los siguientes:
El primero de esos tres problemas es solo un asunto de lógica elemental: esa enseñanza de origen jesuita, tomó carta de naturaleza a mediados del siglo XVIII e impulsada por un tal Edward Irving, con lo que estaríamos hablando de una antigüedad de más o menos 200 años…… luego no es de ninguna manera, una enseñanza bíblica.
El segundo problema ya es una cuestión de mayor enjundia, pues resulta que a día de hoy no existe “iglesia” a la que arrebatar, porque veamos: se entiende por “iglesia” o “cuerpo de Cristo” al conjunto de personas que han sido bautizadas con el espíritu santo y por tanto “ungidas”, eso es, reconocidas como “Hijos de Dios”, luego hermanos de Jesucristo y como fue en el caso de los apóstoles, según propias palabras de éste:
“Jesús le dijo: “Deja de colgarte de mí. Porque todavía no he ascendido al Padre. Pero ponte en camino a mis hermanos y diles: Asciendo a mi Padre y Padre de ustedes y a mi Dios y Dios de ustedes”.” (Juan 20:17).
Estas personas fueron oficialmente ungidas o reconocidas como Hijos de Dios, cuando en el Pentecostés de 33 E.C. fue derramado sobre ellos el espíritu santo (Hech. 2:3-4) y recibiendo con él, los poderes que le eran consustanciales a éste, eso es, los mismos que tenía Jesús en vida y que iban desde sanar un paralítico a resucitar un muerto, pasando por expulsar demonios…… y eso es lo que podían hacer esos “ungidos” o Hijos de Dios; condición esta que, además, podían transferir a sus más inmediatos seguidores y para lo cual se usaba el ritual de la imposición de manos y momento a partir del cual estos quedaban facultados, como nuevos Hijos de Dios, para poder llevar a cabo las obras poderosas consustanciales con dicha condición. Sin embargo y ello es un detalle importantísimo que nos ayuda a saber si a día de hoy existe algo parecido sobre la tierra a una “iglesia” o “cuerpo de Cristo” que pasara a engrosar el número de integrantes de esa “iglesia” primitiva, resulta que esos nuevos convertidos por mediación de los apóstoles, eso es, que habían recibido su ungimiento mediante la imposición de manos de estos, ya no podían transmitírselo a otros y como razonamos con todo detalle, en nuestro escrito del 27/09/14. Queda claro entonces, que con la muerte del último apóstol vivo (Juan) sobre el 99 E.C. cesó toda posibilidad de que aparecieran en la tierra nuevos “ungidos” y así hasta nuestros días.
Por lo tanto, todo aquél que a día de hoy se identifique como un “ungido” o miembro de la “iglesia”, no es más que un simple “soplagaitas” que no sabe de lo que habla…… porque de entrada y de ser ello así, tendría que tener también la capacidad de poder llevar a cabo obras poderosas que poseían esas personas (y este no es el caso), pues Dios no tiene hijos que puedan hacerlo y otros que no, ya que dichas obras poderosas son precisamente el aval de que uno es Hijo de Dios y actúa en su nombre:
“Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen las buenas nuevas a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado será salvo, más el que no crea será condenado. 17 Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas, 18 con las manos tomarán serpientes y si beben algo mortífero no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán”.
19 Entonces el Señor Jesús, después de haberles hablado, fue tomado arriba al cielo y se sentó a la diestra de Dios. 20 Por consiguiente, ellos salieron y predicaron por todas partes, mientras el Señor obraba con ellos y apoyaba el mensaje por las señales que acompañaban a este.” (Mar. 16:15-20).
Dicho lo cual y volviendo al tema central que, recordemos, es el “arrebatamiento de la iglesia”, veamos ahora cual es el tercer problema con el que se encuentra dicha teoría; y es que cuando se nos habla del citado “arrebatamiento”, siempre gira entorno al hecho de que personas estando con vida son arrebatadas de pronto de sobre la tierra y llevadas al cielo, para ser regresadas de nuevo a esta al final de la “gran tribulación” y pasar a reinar con Cristo durante los mil años del reino de Dios…… y el problema está en que para poder reinar con Cristo en el reino milenario, se tiene que participar de la llamada “primera” resurrección, algo que es imposible si uno no ha muerto primero:
“Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.” (Rev. 20:6).
Pero la cosa se complica más, cuando leemos lo que se nos dice dos versículos antes (el 4) y que tiene que ver con la clase de muerte que dichas personas tienen que sufrir para poder acceder a reinar con Cristo; veámoslo:
“Y vi tronos y hubo quienes se sentaron en ellos y se les dio poder para juzgar. Sí, vi las almas de los que fueron ejecutados con hacha por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios y los que no habían adorado ni a la bestia salvaje ni a su imagen y que no habían recibido la marca sobre la frente ni sobre la mano. Y llegaron a vivir y reinaron con el Cristo por mil años.”
Luego estamos hablando de ser uno asesinado por mantener su lealtad a Dios, cuando esta es sometida a prueba, para acceder a participar en dicha gobernación; y ninguna de esas dos condiciones, el sufrir una muerte de martirio y el participar en una “primera” resurrección se puede dar en aquellos que son arrebatados con vida cuando van andando tranquilamente por la calle, o conduciendo su automóvil, etc. etc. y que es lo que nos están “vendiendo”. Por lo que todo indica que estamos ante una estafa monumental por parte de los líderes religiosos que proponen dicha enseñanza y que van por el mundo dando discursos, publicando libros, engañando a incautos: en resumidas cuentas, “viviendo del cuento”; pero para su fortuna, se dirigen a incautas audiencias enfervorizadas y previamente adoctrinadas, anhelantes de que se les diga aquello que quieren oír, como es el que serán llevadas al cielo antes de la “gran tribulación” y que reinarán al lado de Jesucristo…… en definitiva, lo más parecido al timo del “toco mocho”.
Pero puesto que hemos dicho que todo parte de una errónea interpretación de 1 Tes. 4:15-17, entendemos que lo suyo sería dar la interpretación correcta de dicho pasaje y para lo cual, quizás sería necesario y por aquello de refrescar la memoria, de volver a transcribir el pasaje en cuestión y ya puesto en su contexto:
“Porque esto les decimos por palabra de Jehová: que nosotros los vivientes que sobrevivamos hasta la presencia del Señor no precederemos de ninguna manera a los que se han dormido en la muerte; 16 porque el Señor mismo descenderá del cielo con una llamada imperativa, con voz de arcángel y con trompeta de Dios y los que están muertos en unión con Cristo se levantarán primero. 17 Después nosotros los vivientes que sobrevivamos seremos arrebatados, juntamente con ellos, en nubes al encuentro del Señor en el aire; y así siempre estaremos con el Señor.”
La frase clave de este pasaje está en la expresión “los vivientes que sobrevivamos hasta la presencia del Señor”; por lo que en primer lugar, tendríamos que contrastar el término “vivientes” con los “muertos” de los que se nos habla en Mat. 8:21-22:
“Entonces otro de los discípulos le dijo: “Señor, permíteme primero ir y enterrar a mi padre”. 22 Jesús le dijo: “Continúa siguiéndome y deja que los muertos entierren a sus muertos”.”
¿Quiénes eran esos “muertos” que podían enterrar a otros muertos? Pues sencillamente personas vivas, pero “muertas” a los ojos de Dios por culpa del pecado; luego con la expresión “vivientes” lo que Pablo nos está diciendo es que ellos, por ser seguidores de Jesucristo y haber recibido el espíritu santo de adopción como Hijos de Dios, pasaron de estar “muertos”, a estar “vivos” para Dios, pues al ser resucitados adquirirían la inmortalidad y tal como se nos indica en Rev. 20:6:
“Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad (eso es la inmortalidad), sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.” (Acotación nuestra).
Aclarado este punto, analicemos ahora la misma expresión “los vivientes que sobrevivamos hasta la presencia del Señor”, pero desde otra perspectiva y que tiene que ver con ese “sobrevivamos” hasta el regreso de Cristo a la tierra; porque con ello el bueno de Pablo no nos estaba diciendo que ellos permanecerían vivos hasta consumarse dicho regreso, sino que daba a entender que otros “vivientes”, eso es, un resto de personas con su misma condición de Hijos de Dios y por tanto, poderosos como ellos, aparecerían en los últimos días para anunciar el regreso de Jesucristo en gloria a la tierra para establecer el reino de Dios…… pero veamos cómo se nos confirma esto en Rev. 11:3-6:
“Y haré que mis dos testigos profeticen mil doscientos sesenta días vestidos de saco. 4 Estos son simbolizados por los dos olivos y los dos candelabros y están de pie delante del Señor de la tierra.
5 Y si alguien quiere hacerles daño, de la boca de ellos sale fuego y devora a sus enemigos; y si alguien quisiera hacerles daño, tiene que ser muerto de esta manera. 6 Estos tienen la autoridad para cerrar el cielo de modo que no caiga lluvia durante los días de su profetizar y tienen autoridad sobre las aguas para tornarlas en sangre y para herir la tierra con toda clase de plaga cuantas veces deseen.”
Y el que estemos hablando de un “resto” por aparecer, no es algo que nos inventemos nosotros, sino que es lo que está registrado en la Escrituras; veámoslo:
“Y cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido degollados a causa de la palabra de Dios y a causa de la obra de testimonio que solían tener. 10 Y clamaban con voz fuerte y decían: “¿Hasta cuándo, Señor Soberano santo y verdadero, te abstienes de juzgar y de vengar nuestra sangre en los que moran en la tierra?”. 11 Y a cada uno de ellos se dio una larga ropa blanca; y se les dijo que descansaran por un poco de tiempo más, hasta que se completara también el número de sus coesclavos y de sus hermanos que estaban a punto de ser muertos como ellos también lo habían sido.” (Rev. 6:9-11).
Luego es obvio que estamos hablando de un “resto” de personas para completar un número mayor y “resto” que no tiene que estar compuesto necesariamente por solo dos individuos; el hecho de que se nos hable en Rev. 11:3 de “dos testigos”, eso es, más de un testigo, está de acuerdo con la norma bíblica de que todo asunto que implicara castigo tenía que ser probado por boca de “dos o tres testigos” (Deut. 17:2). En consecuencia tendríamos que estar hablando de dos o más personas que conformarían ese “resto” mencionado; de hecho, podrían ser más, si nos atenemos a lo que se nos dice en Miq. 5:5 y en una profecía de largo alcance, señalando al momento de la aparición del “anticristo”:
“…… En cuanto al asirio (procedencia supuesta del “anticristo”), cuando entre en nuestro país y cuando pise sobre nuestras torres de habitación, nosotros también tendremos que levantar contra él siete pastores, sí, ocho adalides de la humanidad.” (Acotación nuestra).
En todo caso, estaríamos hablando de más de dos personas las que conformarán ese “resto” de Hijos de Dios por aparecer y cuestión que nos plantea una derivada, porque veamos: si como se nos quiere hacer creer, resulta que Dios ya tiene ahora sobre la tierra a una ingente multitud de Hijos que conforman la “iglesia” a arrebatar ¿para qué mandar más? Ahora bien, el punto focal del asunto está en que Pablo sí hablo de un “arrebatamiento” y eso solo se puede hacer con personas vivas (de estar muertas sería una resurrección), pero hemos visto que personas que no hayan muerto no pueden reinar con Cristo en el gobierno milenario al no poder participar de la citada “primera” resurrección (Rev. 20:6) y que, recordemos, es la que concede la inmortalidad y el derecho de reinar con Cristo…… entonces ¿cómo se arregla este entuerto? La clave la tenemos en lo que ocurre con ese pequeño “resto” que aparecerá en la tierra en la primera mitad de la “semana 70” de Daniel y del que se nos dice lo siguiente:
“Y cuando hayan terminado (ese citado “resto”) de dar su testimonio, la bestia salvaje que asciende del abismo hará guerra contra ellos y los vencerá y los matará. 8 Y sus cadáveres estarán en el camino ancho de la gran ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también el Señor de ellos fue fijado en el madero. 9 Y los de los pueblos y tribus y lenguas y naciones mirarán sus cadáveres por tres días y medio y no permiten que sus cadáveres sean puestos en una tumba. 10 Y los que moran en la tierra se regocijan sobre ellos y gozan y se enviarán regalos los unos a los otros, porque estos dos profetas atormentaron (con su mensaje de juicio) a los que moran en la tierra.
11 Y después de los tres días y medio, espíritu de vida procedente de Dios entró en ellos y se pusieron de pie (resucitaron o volvieron a la vida) y gran temor cayó sobre los que los contemplaban. 12 Y oyeron una voz fuerte procedente del cielo decirles: “Suban acá”. Y subieron al cielo en la nube y sus enemigos los contemplaron.” (Rev. 11:7-12). (Acotaciones nuestras).
Ese es el “arrebatamiento” del que nos habla Pablo en 1 Tes. 4:17, de aquellos miembros del “resto” mencionado y aún por aparecer, que tienen que reinar con Cristo: primero habrán tenido que morir, por lo que ya pueden acceder a participar del gobierno milenario y posteriormente resucitados aquí en la tierra, para ser “arrebatados” de ésta y con lo que cumplimentarán los dos requisitos mencionados. Por lo que volviendo a la enseñanza actual del “arrebatamiento” y ya para concluir, vemos que ninguna de esas circunstancias mencionadas se da entre aquellos que actualmente se postulan para ser “arrebatados” y por lo que estamos ante un “cuento chino” o engaño monumental, por medio del cual muchos viven como reyes esquilmando a los incautos; la pregunta sería…… ¿es usted, uno de esos incautos?
MABEL
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