jueves, 26 de enero de 2012

Desmitificando el término “ungido”

Uno de los graves errores en los que hemos caído aquellos que escribimos de temas bíblicos (aquí no se salva nadie), es la mitificación que hemos hecho de algunos términos bíblicos y que sin darnos cuenta, a base de irlos usando de manera excesivamente alegre y coloquial, por aquello de nosotros “ya sabíamos de lo que estábamos hablando”, hemos conseguido que digan aquello que nunca han querido decir…… y con ello, contribuyendo a despistar a algunas de las personas que nos leen, que aún no muy puestas en el asunto, se han quedado “con la copla”. Este es el caso del término “ungido” y que por no matizarlo con la corrección debida, lo hemos convertido en consustancial con la condición de Hijo de Dios, eso es, que un “ungido” es un Hijo de Dios y que por lo tanto, un Hijo de Dios es un “ungido”, eso es, que las dos cosas son lo mismo…… lo cual no es cierto.

Y es que así se llamaba antiguamente (eso es, en el AT), a la persona que había sido escogida o elegida para ocupar un cargo de responsabilidad, después de la ceremonia pública en la que a modo de reconocimiento de su nueva función o cargo, se le derramaba aceite fragante sobre la cabeza y ceremonia que se conocía como “ungir” al elegido y que a partir de ese momento, para todo el mundo pasaba a ser “el ungido”. Pero en realidad, dicho término no significa otra cosa que el haber sido uno reconocido públicamente, como escogido o elegido, para llevar a cabo una comisión divina o tarea al servicio de Jehová, en el caso del pueblo hebreo. Es más, el término “ungido” en el AT, era considerado como el título “oficial” que se le daba a aquella persona a la que le era encomendada la tarea de gobernar sobre el pueblo de la deidad que se tratase; y es que en tiempos bíblicos, tanto los hebreos como algunos otros pueblos, “ungían” ceremonialmente a sus gobernantes y acto que constituía solo la confirmación de su nombramiento, eso es, que dicho individuo era presentado oficialmente al pueblo, como el representante delegado de la deidad en cuestión (en el caso de los hebreos, de su Dios Jehová)…… pero que eso no convertía a uno, en “hijo” de dicha deidad. Y que la expresión “ungido” no es más que una extensión o equivalente de términos tales como “elegido”, “escogido” o “nombrado”, lo tenemos demostrado en el relato bíblico ficticio de Jue. 9:8;15 y precisamente, en cada uno de esos dos textos:

8 Sucede que una vez los árboles fueron a ungir sobre sí un rey. De modo que dijeron al olivo: “Sé rey sobre nosotros, sí” (……) 15 Ante esto, el cambrón dijo a los árboles: “Si es con verdad que me van a ungir por rey sobre ustedes, vengan, refúgiense bajo mi sombra. Pero si no, salga fuego del cambrón y consuma los cedros del Líbano”.”

Sin embargo, diferentes versiones sustituyen indistintamente la expresión “a ungir” reflejada en ambos versículos, por “a nombrar”, “a elegir”, “a escoger” y aún otra “a tomar por rey” y lo cual deja claro, que estaríamos hablando de términos más o menos equivalentes y que la expresión “ungir” solo indicaba en ese contexto (y en cualquier otro que se use), que a uno se le daba y por otra parte, asumía, determinada responsabilidad o nombramiento sobre otros. Es más, se da la circunstancia que en la versión RV1989 en esos dos versículos se mencionan ambas fórmulas:

Verso 8: “Los árboles iban a elegir un rey sobre ellos y dijeron al olivo: “¡Reina sobre nosotros!”.”

Verso 15: “Pero la zarza respondió a los árboles: “Si en verdad me ungís como rey sobre vosotros, venid y refugiaos a mi sombra. Y si no, ¡salga fuego de la zarza y devore los cedros del Líbano!”.”

Luego es más que obvio que los términos, “elegir”, “nombrar”, o “escoger” se pueden considerar equivalentes con “ungir” y por lo cual este último, así como sus derivados, nada tienen que ver con ser uno Hijo de Dios y condición que solo se consigue cuando Jehová adopta a uno como tal, dotándole de poderes que acreditan su nueva condición, mediante la intervención de Su Espíritu Santo o fuerza activa. El hecho de que en el caso de Jesús dicho espíritu se manifestara en forma de paloma, o en el caso de los apóstoles como con llamas de fuego y con los que a estos siguieron, mediante imposición de manos, no fueron otra cosa que manifestaciones visibles para terceros y a modo de “ungimiento” a la antigua usanza, de la nueva condición que esas personas ya habían adquirido. Y es que lo que hizo a esas personas Hijos de Dios, no fue ni la figura de una paloma revoloteando sobre la cabeza de Jesús, o las llamas de fuego suspendidas sobre las cabezas de los apóstoles, o posteriormente, la imposición de manos de estos sobre otros, pues eso solo fue la demostración visible para terceros, de que Jehová había elegido o escogido a esas personas para ser Sus Hijos y lo cual es muy distinto. Tanto es eso así, que en los dos únicos lugares que en el NT se hace referencia al término “ungido”, es en Hech. 4:26 (y porque se está citando del Sal. 2:2) y en 2 Cor. 1:21 y no en todas las versiones; en el resto de pasajes en donde se hace referencia directa a los Hijos de Dios (a excepción de Jesús), se les cita como los “elegidos” o los “escogidos”…… pero nunca como los “ungidos”.

Pero ¿a qué viene eso, se preguntarán ustedes? Pues viene a cuento de un nuevo video/artículo publicado por D. Mario Olcese, el 21/01/12 y que bajo el título “¿Nueva luz? Los Testigos de Jehová enseñan ahora que Abrahán es un ungido de Dios”, se alude a un servidor (Armando López Golart), para que preste una más que especial atención hacia un nuevo escrito de los TJ y se supone que con toda la intención, por parte del Sr. Olcese, de hacerme reconsiderar la posición que se mantiene en este blog, acerca de determinada enseñanza del citado autor……eso es, que los notables del AT no pueden ni por el forro, reinar con Cristo en el reino de Dios; y afirmación a la que D. Mario se opone usando todo tipo de argumentos, aunque sean tan disparatados y esperpénticos como el que vamos a considerar.

Y aunque agradecemos la buena intención de procurar enseñarnos o corregirnos, resulta que desde este blog no nos movemos a impulsos de lo que publiquen o dejen de publicar los TJ, de los que por cierto y como en alguna ocasión hemos señalado, desde nuestra expulsión de la citada organización ya dejamos de leer cualquier cosa que de ellos provenga…… sencillamente no nos interesan en absoluto. Al contrario de D. Mario, quién parece ir a remolque de lo que publican dichos señores, usando sus escritos y que ya es el colmo, para ir “apuntalando” algunos de sus planteamientos. Sin embargo, lo que ha hecho una vez más es dar muestras evidentes de no tener demasiado clara la cosa en cuestiones de entendimiento bíblico, a la vez que de tener un total desconocimiento del significado correcto de algunos términos, como “ungir” o su derivado “ungido/s”. Y es que esa expresión sobre la que el Sr. Olcese monta todo el “tinglao”, no dice absolutamente nada de lo que él entiende que dice; y es que si uno acude a un diccionario de sinónimos y busca en el mismo la palabra “ungir”, lee lo siguiente:

Ungir: proclamar, untar, conferir, olear, nombrar, embadurnar, investir, entronizar.”

Luego nada que permita siquiera deducir, que dicha palabra tenga una mínima relación con el hacer a uno Hijo adoptivo de Dios. Y para probar que el “ungir” a una persona, no tenía otra misión que el habilitarla públicamente para un cargo y siempre en el AT, veamos un par de ejemplos: el profeta Samuel y después que Jehová hubiera escogido a Saúl, lo “ungió” por rey de Israel y no para ser otra cosa, pues en ningún lugar se nos dice que este tuviera la condición de Hijo de Dios:

Samuel entonces tomó el frasco de aceite y lo derramó sobre la cabeza de Saúl y besó a Saúl y dijo: “¿No es porque Jehová te ha ungido por caudillo sobre su herencia (Israel)?” (1 Sam. 10:1). (Acotación nuestra).

Otras traducciones vierten “te ha elegido (“escogido” o “designado”) como gobernante sobre su pueblo.” Tenemos por otra parte, el caso de David y que recibió idéntico ungimiento que Saúl, al igual que posteriormente lo recibieron tanto Salomón como los demás reyes que se fueron sucediendo. Sin embargo, en el caso de David observamos un curioso detalle, que nos demuestra a las claras que el “ungir” a una persona, era lo que podríamos considerar un puro formulismo, pues David fue “ungido” por tres veces; la primera de ellas por el profeta Samuel, según se nos relata en 1 Sam. 16:13:

Por lo tanto Samuel tomó el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. Y el espíritu de Jehová empezó a entrar en operación sobre David desde aquel día en adelante. Más tarde, Samuel se levantó y procedió a irse a Ramá.”

Más adelante, las Escrituras nos cuentan que David fue de nuevo “ungido” por los hombres de Judá:

Entonces vinieron los hombres de Judá y ungieron allí a David por rey sobre la casa de Judá.” (2 Sam. 2:4).

Y en la tercera ocasión, fueron los ancianos del resto de tribus de Israel, los que procedieron a “ungirlo” de nuevo:

Con el tiempo todas las tribus de Israel vinieron a David, en Hebrón y dijeron: “¡Mira! Nosotros mismos somos hueso tuyo y carne tuya. 2 Tanto ayer como antes de eso, mientras Saúl se hallaba como rey sobre nosotros, tú mismo llegaste a ser quien hacía salir a Israel y lo hacía entrar. Y Jehová procedió a decirte: “Tú mismo pastorearás a mi pueblo Israel y tú mismo llegarás a ser caudillo sobre Israel”. 3 Así que todos los ancianos de Israel vinieron al rey, en Hebrón y el rey David celebró un pacto con ellos en Hebrón delante de Jehová; después de lo cual ellos ungieron a David por rey sobre Israel.” (2 Sam. 5:1-3).

Pero la cuestión del asunto, está en que si el acto de ungir a uno, tuviera que ver con el ser declarado Hijo de Dios, como absurdamente afirma el Sr. Olcese, ello tenía que haber ocurrido en la primera ocasión en que David fue “ungido” por Samuel; entonces ¿por qué se tuvo que ungir o hacer a David “Hijo de Dios” dos veces más? ¿Es que acaso los “hombres de Judá” en la segunda ocasión, o “los ancianos de las tribus de Israel” en una tercera, podían añadir algo al primer “ungimiento” realizado por Samuel en nombre de Jehová, como si a este le faltara algo? ¿Es que acaso Jehová, necesitaba de la aquiescencia de esos personajes para refrendar el reconocimiento de David como Su Hijo adoptivo, si ese hubiera sido el caso? Y la propia experiencia referida, nos muestra que esa no era la situación, pues David solo fue nombrado como rey de Israel en lugar de Saúl y posteriormente, aceptado de forma sucesiva por los citados colectivos, mediante la pública ceremonia del ungimiento.

Luego nada que nos permita sostener la idea de que la expresión “ungido” en sí misma, sea consustancial con ser uno un Hijo de Dios y por tanto, con el derecho de reinar con Cristo en su reino; porque lo único que en realidad se nos dice de David, es que fue elegido por Jehová como caudillo sobre su pueblo y posteriormente, reconocido públicamente como tal, eso es, rey de Israel mediante la práctica usual de derramar aceite sobre la cabeza del escogido por Jehová…… nada más. Y es que en ningún lugar de las Escrituras, ni explícita ni implícitamente, se nos dice que dicho cargo (rey de Israel) ni la ceremonia de nombramiento (el acto de “ungir”), llevaran aparejadas el reconocimiento de uno como Hijo adoptivo de Jehová. Sin embargo y a partir del particular significado que a ese término “ungido” le da el Sr. Olcese y llevando el error que hemos mencionado al principio de este artículo a su máxima expresión, ya da por sentado que Abrahán, así como su descendencia y que por lo visto, parece alcanzar también a D. Mario, son todos “ungidos”, en consecuencia Hijos de Dios y por tanto, todos reinarán con Cristo…… y ¿de dónde se saca dicho caballero semejante disparate, quizás se preguntarán ustedes? Pues como ya les hemos dicho, a partir de un escrito de los TJ y en donde hablando de Abrahán y su descendencia, estos citan del Sal. 105:14-15 (pero cargando el acento en el verso 14 y no en el 15, como interesadamente entiende D. Mario) y ante lo cual, ya le da el “telele” e inicia su rocambolesca tesis; pero veamos que nos dice dicho pasaje:

No permitió que ningún humano los defraudara, antes bien, a causa de ellos censuró a reyes, 15 diciendo: “No toquen ustedes a mis ungidos y a mis profetas, no hagan nada malo.”

Y aunque tanto los TJ, como el propio contexto de dicho pasaje, apuntan de forma inequívoca al verso 14 como punto focal de la cuestión, como resulta que es en el verso 15 en donde se pronuncia la palabra “mágica” que dicho caballero necesita armar su argumento, eso es, el término “ungidos”, a ese se agarra como el náufrago a un clavo ardiendo para intentar convencernos que los notables del AT, también reinarán con Cristo en el reino de Dios. Porque según su pedestre lógica, si se nos dice que Abrahán y descendencia, eran “ungidos” y esa expresión significa ser Hijos de Dios…… pues blanco y en botella: esos personajes son Hijos de Dios y en consecuencia, reinarán con Cristo en el reino milenario de Cristo y diga lo que diga “Armandito”; pero claro, resulta que la particular interpretación (y posterior conclusión) que dicho caballero hace del término “ungido”, se topa de frente con tres cuestiones “dificilillas” de solventar; veamos la primera de ellas:

Si esa expresión “ungidos” tuviera la connotación que D. Mario le da, en el sentido que es consustancial con el ser uno un Hijo de Dios y por tanto, heredero del reino, nos encontraríamos con que Ciro el persa y bajo cuyo mandato se liberó al pueblo judío de Babilonia, también sería un gobernante con Jesucristo en el reino de Dios, pues eso es lo que se nos dice de él:

Esto es lo que ha dicho Jehová a su ungido, a Ciro, a quien he asido de la diestra, para sojuzgar delante de él naciones, para que yo desciña hasta las caderas de reyes; para abrir delante de él las puertas de dos hojas, de modo que las puertas mismas no estén cerradas.” (Isa. 45:1).

Luego viendo las cosas desde la óptica del Sr. Olcese, Ciro estaría al lado de los Abrahán, David, Pablo, Pedro, Juan, etc., reinando junto a Cristo…… pero claro, como eso no dejaría de ser una animalada, ello nos indica que el citado término no puede tener el significado que le da D. Mario.

Pero es que hay una segunda razón, que desmiente la interpretación del citado caballero sobre el significado del “palabro” en cuestión (“ungido”) y que es la siguiente: el Sal. 105:1-15, no es más que la repetición exacta de 1 Cró. 16:8-22 y en donde se nos muestra que David (escritor de ambos relatos), con estas palabras se estaba dirigiendo a la nación de Israel en general y no a Abrahán y su descendencia en particular:

Así introdujeron el arca del Dios verdadero y la colocaron dentro de la tienda que David había asentado para ella; y empezaron a presentar ofrendas quemadas y sacrificios de comunión delante del Dios verdadero. 2 Cuando David acabó de ofrecer la ofrenda quemada y los sacrificios de comunión, pasó a bendecir al pueblo en el nombre de Jehová.” (1 Cró. 16:1-2).

Tanto es esto así, que en 1 Cró. 16:22 y en Sal. 105:15, en lugar de transcribir “no toquen a mis ungidos”, algunas versiones vierten “mis elegidos”, o “mis escogidos” y aun otra “a mi pueblo escogido”. Luego está claro que para esos traductores, así como para el resto del mundo mundial, el término “ungido” no tiene las mismas connotaciones que para D. Mario y por lo que todo el andamiaje que se ha montado él solito alrededor del supuesto significado de dicha palabra, es falso y se cae como un castillo de naipes. Porque solo está sostenido por la más que dudosa y particular interpretación del Sr. Olcese, en el sentido que el término “ungido” es consustancial con Hijo de Dios, cuando los diccionarios no nos dicen nada de eso; veamos, por ejemplo, que nos dice la RAE de dicha palabra:

Rey o sacerdote signado (señalado o designado) con el óleo santo.” (Acotación nuestra, según el significado en dicho diccionario, de la expresión “signado”).

Y término del que los diccionarios bíblicos consultados, nos dicen lo siguiente:

Heb. «Mashiach», el ungido, es un título oficial en el AT, aplicado a aquellos que debían ejercer el gobierno de parte de Dios (1 Sam. 12:3, 5; 26:9, 11, 16; 2 Cró. 6:42; Isa. 45:1).” (Negritas nuestras).

Luego puesto que era un título usado en el AT, que se daba a aquellos que reinaban como reyes delegados de Jehová, no parece tener demasiada relación con aquellos reconocidos como Hijos de Dios en el NT y con lo que estaríamos hablando de otra cosa; por ejemplo, de Jesús, en todo caso “el ungido” por antonomasia, en el momento de la transfiguración (Luc. 9:35) y aunque ya había sido bautizado y reconocido por Jehová como Su propio Hijo, el Altísimo no se refiere a él como su “ungido”, sino de la siguiente manera:

Y de la nube salió una voz y dijo: “Este es mi Hijo, el que ha sido escogido (o “elegido” o “el amado”, según versiones). Escúchenle.” (Acotación nuestra).

Y perfectamente en línea con la referencia profética que se hace de Jesús, según leemos en Isa. 42:1:

¡Mira! ¡Mi siervo, a quien tengo firmemente asido! ¡Mi escogido (o “elegido”, según versiones), a quien mi alma ha aprobado! He puesto mi espíritu en él. Justicia para las naciones es lo que él sacará.” (Acotación nuestra).

Y por lo que tendríamos que sobreentender, puesto que Jehová nos dice que ya ha puesto Su Espíritu en él, que ya había sido (según la idea imperante) “ungido”; sin embargo, vemos que el Altísimo continúa refiriéndose a él como “Mi escogido” (o “elegido” según versiones) y no a “Mi ungido” y de lo cual se podría deducir, que las expresiones “elegido” o “escogido” primarían sobre la de “ungido” y que no es más que el calificativo resultante de un acto público de confirmación o reconocimiento de la autoridad delegada en uno por Jehová. Y es que siendo rigurosos en el tema que estamos tratando, lo cierto es que en el NT no existe alusión alguna al “ungimiento” como tal, pues en esa parte de las Escrituras, solo existe el bautismo en agua y al que se le añade el bautismo en Espíritu Santo, para aquellos que son elegidos por Dios para recibir la adopción como Hijos Suyos (Juan 3:5); de hecho, son significativas al respecto las últimas palabras de Jesús a sus apóstoles, momentos antes de su ascensión a los cielos:

Y estando reunido con ellos, les dio las órdenes: “No se retiren de Jerusalén, sino sigan esperando lo que el Padre ha prometido, acerca de lo cual oyeron de mí; 5 porque Juan, en verdad, bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en espíritu santo no muchos días después de esto”.” (Hech. 1:4-5).

Notemos que Jesús no dijo “serán ungidos en espíritu santo”, sino “serán bautizados en espíritu santo” y lo cual es muy distinto…… tan distinto, que hoy en día no puede haber nadie que afirme haber sido “ungido” y no faltar a la verdad, pues ningún seguidor de Jesucristo fue “ungido”, sino “bautizado” en espíritu santo y lo que significa algo totalmente distinto.

Pero veamos una tercera razón que cuestiona el planteamiento del Sr. Olcese y que nos hemos cansado de repetírsela, pero que continúa sin darse por enterado…… el tema del Sal. 45:16:

En lugar de tus antepasados (o “padres”, según versiones) llegará a haber tus hijos, a quienes nombrarás príncipes en toda la tierra.” (Acotación nuestra).

Porque resulta que los antepasados de Jesucristo, son precisamente los Abrahán y compañía y que según tan “entendido” caballero, por ser “ungidos” y siempre según su particular interpretación de dicho término, reinarán con Cristo. Pero sabemos que para heredar el reino en calidad de gobernante, hay que ser Hijo de Dios y por tanto, “hermano” de Jesucristo…… pero en dicho salmo se nos dice claramente, que esos antepasados de Cristo pasan a convertirse en sus hijos, que no en sus hermanos y por lo que queda claro, a partir de esa afirmación, que no pueden ser Hijos de Dios. Y es que no pueden ser a la vez, Hijos de Dios e hijos de Jesucristo, además que de ser lo primero, obviamente serían también hermanos de Jesucristo y eso no es lo que se nos dice en el salmo en cuestión. Pero es que ese Sal. 45:16, nos dice otra cosa que prueba también, que esos antepasados de Cristo no pueden reinar con este y que por lo tanto no son Hijos de Dios, con lo que tendríamos otra razón que muestra que el término “ungidos” no puede ser interpretado en el sentido que lo hace D. Mario; para verificar dicha afirmación, veamos que se nos dice Rev. 20:6:

Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.”

Luego leyendo el pasaje con atención, vemos que dichos personajes ya tienen la condición de inmortales reyes y sacerdotes, en el mismo momento de ser resucitados…… luego no necesitan que “a posteriori” se les dé ningún título nobiliario, pues ellos ya vuelven a la vida poseyendo la más alta magistratura: resucitan con la condición de reyes y la cual condición, es inherente con dicha resurrección; sin embargo, sí vemos que a los antepasados de Jesucristo se les nombrapríncipes” (que no reyes), lo que nos lleva a razonar que resucitan sin título alguno. Y lo cual nos plantea una derivada y de la que tampoco nunca nos ha sabido dar razón dicho caballero: porque si según nos interpreta el Sr. Olcese de Juan 5:28-29, solo tenemos una primera resurrección para los llamados “justos” y de la que participan solo aquellos que tienen que reinar con Cristo en el milenio, siempre según Rev. 20:6 y una segunda al final de los mil años, para juicio y destrucción eterna de los “injustos”…… ¿en cuál resurrección entonces, participan esos antepasados de Jesús? Pues lo que está claro, es que no encajan ni en la primera ni en la segunda de las que nos propone dicho caballero…… sin embargo, lo obvio es que para poderles dar un título (el que sea), tienen que haber resucitado. Y algo, repetimos, de lo que aún no ha dicho esta boca es mía el Sr. Olcese, a pesar del tiempo transcurrido desde que le fue planteada dicha cuestión en este blog.

Luego todo considerado, está claro que la argumentación presentada por el Sr. Olcese en el citado video/artículo, es un auténtico despropósito y no se sostiene ni con pinzas, pues no es más que el burdo intento de mantener una estrafalaria enseñanza, la de unos notables del AT reinando con Cristo, no en argumentos razonados y bien documentados, sino en el supuesto significado de una sola palabra, en este caso, “ungidos”. Y ya nos perdonarán ustedes, queridos lectores, pero tal parece que dicho caballero no solo nos toma por tontos, sino que además debe pensar que somos unos ignorantes que no sabemos ni leer y que en eso de la Biblia, algunos llegamos ayer. Porque ya está bien de continuamente repetir las mismas sandeces, pero de no ser capaz de respondernos a razonados argumentos acerca del porqué, las cosas no son como el las plantea. Y es que aún tiene por ahí algunos asuntillos pendientes de respuesta, aunque a tenor de lo que estamos viendo, tal parece que dicho caballero ha decidido dar la callada por respuesta, continuar a su bola y no meterse en “fregaos” en los que puede salir “escaldado”…… como por ejemplo en el caso de los “millones, miles de millones”.

Por cierto y antes que se me olvide: el pasado día 21, cambiando impresiones con mi compañero Manuel y que se caracteriza por tener un agudo sentido de la oportunidad, me hizo dar cuenta de algo que a mí ni se me había ocurrido: y es que para que D. Mario y tantos otros puedan llegar a ser Hijos de Dios en la actualidad (según afirman), solo puede significar que la obra de adopción como Hijos de Dios mediante el Espíritu Santo que inició Jesús y continuaron sus apóstoles, se haya mantenido en el tiempo hasta el día de hoy. Pues bien, teniendo en cuenta que en un principio, dicho espíritu dotaba de poderes sobrenaturales a los que lo recibían y que los actuales presuntos “ungidos” no los tienen ¿cuándo fue el momento, a lo largo de la historia dentro de la congregación cristiana, que dicho espíritu cambió de “modus operandi” y dejó de otorgar los citados poderes? ¿Y de existir dicha circunstancia, dónde en las Escrituras, se nos dice algo respecto a la razón de dicho cambio? En todo caso ¿sería mucho pedir al Sr. Olcese, que nos dé su particular opinión sobre el asunto?

Y es que aunque dicho caballero niegue tal extremo (por ejemplo, al final del artículo que estamos analizando), ello significaría que Jehová estaría haciendo acepción de personas, pues tendría Hijos de primera (aquellos que podían incluso levantar muertos) e Hijos de segunda (los actuales) y que no pueden ni curar un catarro. Entonces ¿nos podría el Sr. Olcese, aclarar la duda que se le ha planteado a mi compañero Manuel y que le trae a mal vivir? Por cierto D. Mario, con la estantería ordenada, el estudio de grabación ya parece otra cosa…… ¿ve Ud. como mejora, cuando nos hace caso?

MABEL

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