martes, 17 de enero de 2012

La parábola de las minas

Quizás una de las parábolas peor entendidas de cuantas pronunció Jesús, durante su estancia aquí en la tierra, fue la que se conoce como la parábola (o ilustración) “de la minas”, aunque para situarnos debidamente, lo primero que deberíamos hacer es documentarnos acerca del significado de la expresión “parábola” y que según el diccionario de la RAE, debe de entenderse como sigue:

Narración de un suceso fingido, del que se deduce, por comparación o semejanza, una verdad importante o una enseñanza moral.” (Negritas nuestras).

Luego como primera premisa, lo que queda claro es que una parábola no puede ser tomada literalmente en ninguna de sus partes, sino extractar la enseñanza que hay en el contenido global de la misma. Dicho esto, habría que señalar también la importancia del contexto en el que se halla enmarcada, para una correcta comprensión de la misma…… y podríamos concluir, añadiendo que para poder entender una parábola o ilustración, es necesaria una cierta capacidad de razonamiento a partir de la lógica y el sentido común. Y ello se deduce, de la razón por la cual Jesús enseñaba usando dicha figura literaria:

De modo que los discípulos se acercaron y le dijeron: “¿Por qué les hablas usando ilustraciones?”. 11 En respuesta, él dijo: “A ustedes se concede entender los secretos sagrados del reino de los cielos, mas a aquellos no se les concede. 12 Porque al que tiene, más se le dará y se le hará abundar; pero al que no tiene, hasta lo que tiene le será quitado. 13 Por esto les hablo a ellos usando ilustraciones, porque, mirando, miran en vano y oyendo, oyen en vano, ni captan el sentido de ello; 14 y para con ellos se cumple la profecía de Isaías, que dice: ‘Oyendo, oirán, pero de ningún modo captarán el sentido de ello; y, mirando, mirarán, pero de ningún modo verán.” (Mat. 13:10-14).

O sea, que no se trataría solo de “oír”, sino de poner a trabajar las “células grises” e intentar captar el sentido de aquello que se oye y lo cual, dejaría fuera del tema a los que manifestaran poco o ningún interés en la cosa explicada…… y que en definitiva, es de lo que se trataba. Dicho lo cual, veamos ahora el por qué dedicamos nuestro artículo de hoy a la citada parábola o ilustración: existe la idea, entre muchos supuestos “entendidos” en este proceloso campo de la interpretación bíblica, que dicha parábola tiene que ver con el premio que recibirán aquellos que arduamente trabajen en el adelantamiento de los bienes del “amo” (Jesucristo) cuando este regrese y que según entienden de la citada parábola, pues así se cita en ella, dicho premio consistirá en que se les dará poder “sobre muchas ciudades”, eso es, que pasarán a gobernar sobre mucha ciudades en el nuevo orden venidero, o reino milenario de Cristo. Obviamente, estaríamos hablando de todos aquellos que a día de hoy afirman ser “ungidos” o Hijos de Dios y que supuestamente, estarían al cargo de los intereses del citado “amo” y que por tanto, recibirían dicha recompensa…… o sea, que según dichos “entendidos”, la enseñanza central de la citada parábola está en mostrar que una actitud esforzada en el aumento de los “bienes” del amo, se vería recompensada con el recibir autoridad sobre muchas “ciudades”.

Y siendo uno de los que más se significa en esta enseñanza (por algo es uno de los blogs religiosos que más repercusión tiene en Internet), el insigne Apologista Mario Olcese y que en uno de sus video/artículos titulado “El premio de los fieles será recibir autoridad sobre las naciones” (21/12/11), en la entradilla de presentación del mismo, ya nos dice lo siguiente:

Muchos predicadores tropiezan con la parábola de las Diez MInas, y en especial cuando Jesús dice que a sus siervos fieles les dará autoridad sobre ciudades. En este punto los comentaristas tratan de espiritualizar la locución “autoridad sobre ciudades” como si fuera un asunto de reinar en el cielo con Cristo, en los “lugares celestiales”, cuando en realidad Jesús estaba hablando de gobernar sobre ciudades reales en esta misma tierra en su reino futuro.” (Negritas nuestras).

Es cierto que D. Mario, en su titular, menciona acerca de tener autoridad sobre “las naciones”, pero el comentario de presentación del video no deja lugar a dudas acerca de sobre qué se ejercería autoridad. Tengamos en cuenta por otra parte, que en el citado video, el Sr. Olcese estaba corrigiendo la afirmación de cierto autor evangélico y que según D. Mario, el autor en cuestión caía en el error de “espiritualizar” el sentido de la parábola, en lo que tiene que ver con el premio a recibir. Y es desde el minuto 3´30 de grabación en adelante, que D. Mario afirma que Jesús estaba hablando literalmente de tener autoridad sobre ciudades, es más, lo que dicho caballero nos dice en una de sus frases, es que “si somos fieles a la Biblia, si somos realmente consecuentes con la Palabra de Dios, tenemos que tomarnos literalmente lo que Jesús quiere decirnos”, eso es, que si uno es un buen siervo y reproduce sus talentos (minas), uno tendrá autoridad sobre ciudades literales y argumento que enfatiza hasta el minuto 6´15 de grabación…… pero ¿es de eso, realmente, de lo que se nos habla en la parábola en cuestión? Y para averígualo y antes de continuar, nada como leer dicha narración y que se encuentra en Luc. 19:13-27:

Llamando a diez esclavos suyos, les dio diez minas y les dijo: “Negocien hasta que venga”. 14 Pero sus ciudadanos lo odiaban y enviaron tras él un cuerpo de embajadores a decir: “No queremos que este llegue a ser rey sobre nosotros”.

15 Con el tiempo, cuando volvió después de haber conseguido el poder real, mandó llamar a sí a estos esclavos a quienes había dado el dinero en plata, para averiguar lo que habían ganado por la actividad de negociar. 16 Entonces se presentó el primero y dijo: “Señor, tu mina ganó diez minas”. 17 De modo que le dijo: “¡Bien hecho, buen esclavo! Porque has probado ser fiel en un asunto muy pequeño, ten autoridad sobre diez ciudades”. 18 Luego vino el segundo y dijo: “Tu mina, Señor, produjo cinco minas”. 19 Le dijo también a este: “Tú, también, ten a tu cargo cinco ciudades”. 20 Pero vino uno diferente y dijo: “Señor, aquí está tu mina, que tuve guardada en un paño. 21 Pues mira, yo te temía, porque eres hombre severo; recoges lo que no depositaste y siegas lo que no sembraste”. 22 Él le dijo: “De tu propia boca te juzgo, esclavo inicuo. ¿Sabías de veras que yo soy hombre severo, que recojo lo que no deposité y siego lo que no sembré? 23 Entonces, ¿por qué no pusiste mi dinero en plata en el banco? Así, al llegar yo, lo hubiera cobrado con interés”.

24 “Con eso, dijo a los que estaban de pie allí: “Quítenle la mina y dénsela al que tiene las diez minas”. 25 Pero ellos le dijeron: “¡Señor, él tiene diez minas!...” 26 “Les digo: A todo el que tiene, más se le dará; pero al que no tiene, hasta lo que tiene le será quitado. 27 Además, a estos enemigos míos que no querían que yo llegara a ser rey sobre ellos, tráiganlos acá y degüéllenlos delante de mí.”

Y es cierto que un lector poco avezado podría concluir, que ciertamente en dicho pasaje se nos habla de tener dominio sobre “ciudades”…… luego blanco y en botella; pero recordemos en primer lugar y como hemos visto, que una parábola no es otra cosa que “la narración de un suceso fingido (por lo tanto, no real, sino ficticio), de que se deduce, por comparación o semejanza, una verdad importante o una enseñanza moral” y por lo que no puede existir literalidad alguna en la interpretación de la misma. Porque si en este caso, tenemos que tomar literalmente el premio que se recibe, gobernar sobre ciudades reales, tendríamos que tomar también como literal el bien encomendado, o lo que es lo mismo, que a los seguidores de Jesucristo se les ha encomendado el negociar bienes materiales (minas o “dinero en plata”) y que dependiendo de su resultado, eso es, réditos materiales, obtendrían el correspondiente premio o castigo, según sea el caso…… pero Jesús no encomendó a sus seguidores, el aumento de bienes materiales, pues no dejó ningún bien material; al menos según lo tenía entendido el apóstol Pablo, a tenor de lo que leemos en 1Tim. 1:13-14:

Sigue reteniendo el modelo de palabras saludables (o enseñanza) que oíste de mí con la fe y el amor que hay en relación con Cristo Jesús. 14 Este excelente depósito a tu cuidado, guárdalo mediante el espíritu santo que mora en nosotros.” (Acotación nuestra).

Luego lo depositado en manos de aquellos primeros seguidores de Jesucristo, no eran cosas materiales (minas), sino bienes espirituales, tales como las enseñanzas recibidas y que tenían que esforzarse en impartir a nuevos seguidores. Pero por otra parte, también hemos mencionado, la importancia del contexto en la interpretación de una parábola y siendo en este caso, que el contexto en el que nos tenemos que situar, nos lo marca la razón por la cual fue pronunciada dicha parábola y algo que se nos explica con total claridad en los versículos 11-12 del citado pasaje de Lucas:

Mientras ellos escuchaban estas cosas, habló también una ilustración, porque estaba cerca de Jerusalén y ellos se imaginaban que el reino de Dios iba a exhibirse instantáneamente. 12 Por lo tanto (Jesús) dijo: “Cierto hombre de noble nacimiento viajó a una tierra distante para conseguir para sí poder real y volver.” (Acotación nuestra.)

Luego el foco de la cuestión y razón por la se pronunció dicha parábola o ilustración, tenía que ver con corregir el punto de vista equivocado que tenían los apóstoles, acerca del momento de la instauración del reino de Dios, mientras que el relato ficticio expuesto en dicha parábola, no era más que el marco de circunstancias que envolvía dicha enseñanza; si bien es cierto que Jesús, que no daba puntada sin hilo, en dicho marco de circunstancias incide en el hecho de que la labor esforzada de cada uno, tendría en su momento una justa recompensa…… pero nada más, pues la enseñanza que se pretendía establecer en dicha parábola, tenía que ver con un asunto de temporalidad y no con uno que tratara del tipo de recompensas a recibir.

Pero también hemos mencionado, pasaje bíblico incluido, que otro factor fundamental para entender una parábola, es el razonar con lógica y sentido común en lo que estamos leyendo y algo que, parece ser, se la ha pasado por alto a D. Mario; porque veamos ¿de dónde saca dicho caballero, que en el milenio existirán “ciudades”, como tales? Y puesto que todos conocemos lo que significa el concepto “ciudad”, preguntémonos lo siguiente ¿formaba parte del propósito de Jehová para su creación, en un primer momento para Adán y Eva, el que se llegara con el tiempo a vivir en colmenas humanas y que es realmente, en lo que se convierte una ciudad de nuestros días? ¿O de qué tipo de “ciudad” nos habla el Sr. Olcese? Por otra parte ¿no nos dice la Escritura, que Jehová va a hacer “nuevas todas las cosas”, en el venidero reino milenario (Rev. 21:5)? Al menos y según lo que se nos dice en Isa. 65:21-22, no parece que las cosas vayan por donde nos indica el citado caballero y en el reino milenario tengamos que continuar con la estructura habitacional masificada, con la que se ha dotado la humanidad a través de los siglos…… pero leamos el pasaje:

Y ciertamente edificarán casas y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. 22 No edificarán y otro lo ocupará; no plantarán y otro lo comerá. Porque como los días de un árbol serán los días de mi pueblo; y la obra de sus propias manos mis escogidos usarán a grado cabal.”

Luego de lo que estaríamos hablando es de una futura sociedad rural y autosuficiente a nivel familiar, si tenemos en cuenta lo que se nos dice en el versículo 22…… pues si uno no edificará para que otro ocupe, obviamente estamos hablando de que cada uno tendrá su propia casa; y si lo mismo sucede con el producto de la tierra, es que cada uno comerá lo que él coseche, repetimos, a nivel familiar. Por lo que ya tenemos la citada sociedad rural y que en esencia, es un conjunto de casas individuales, rodeadas del suficiente terreno alrededor de ellas para producir el alimento necesario y contener a los animales que nos abastezcan de huevos, leche, etc…… y eso a lo largo y ancho del planeta Tierra. Por otra parte, algo no tan lejano en el tiempo pues aún existen en España, por ejemplo, caseríos antiguos (reliquias del pasado) con su propio horno para cocer el pan, sus lagares respectivos para el vino y el aceite, así como sus establos para diversos tipos de animales, etc. y por supuesto, rodeados de sus respectivos terrenos para los diversos cultivos necesarios para el sostén de la vida. Entonces de lo que estaríamos hablando, es de una sociedad exenta de núcleos urbanos masificados a la usanza de las actuales ciudades y en total armonía, con lo que le fue dicho a la primera pareja humana:

Y Dios procedió a crear al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó. 28 Además, los bendijo Dios y les dijo Dios: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla; y tengan en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra”.” (Gén. 1:27-28).

Y se supone que con la expresión “llenen la tierra”, el Altísimo quería decir a lo ancho…… y no a lo alto, como ocurre en las ciudades convencionales. Pero en fin, solo esbozamos una simple hipótesis de como más o menos serán las circunstancias bajo las que, probablemente, vivirá la nueva sociedad humana que sobrevivirá al juicio que el Creador someterá al mundo actual…… en todo caso, el entendimiento que desde este blog tenemos de la citada “parábola de las minas”. Por lo que pensamos que quizás el Sr. Olcese y a menos que nos muestre que estamos equivocados (algo por demás, perfectamente probable), tendría que hacer unos pequeños ajustes en su forma de entender dicha parábola o ilustración…… y no enseñar cosas que la Biblia no enseña.

MABEL

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