sábado, 25 de febrero de 2012

El “evangelio del reino de Dios”…… ¿qué es realmente?

Y es que a pesar de la amplia difusión que dentro de la cristiandad, se le ha dado a dicha expresión y que podríamos subdividir en dos partes, eso es, la palabra “evangelio” por una y la expresión “reino de Dios” por otra, no es menos cierto el hecho de que el conjunto resultante no ha sido debidamente comprendido; en parte, debido a que ha sido excesivamente espiritualizado, o quizás (es otra posibilidad) mal explicado su significado, al darle connotaciones que realmente no tiene y lo cual ha conseguido el escepticismo de muchos y el hastío de no pocos, al no acabar de entender de qué se le ha estado hablando y de ahí, el desconocimiento general acerca de este “evangelio del reino de Dios”. Pues básicamente, la tendencia de la inmensa mayoría de autores bíblicos, ha sido la de presentarnos el reino de Dios como un fin y no como el medio que realmente es, con lo cual se ha visto afectado dicho evangelio como tal. Pero como ya sabrán ustedes y si es el caso que nos han ido siguiendo en el tiempo, leyendo lo que publicamos en este blog, nosotros nos solemos caracterizar por ser muy simplistas en nuestras interpretaciones del texto sagrado, pues nuestro objetivo es el de llegar a aquellas personas que poco o nada saben del tema y a las que hay que explicar las cosas de forma sencilla y no complicarles demasiado la vida; y es que en nuestra opinión, Jehová tampoco no nos ha puesto difícil el poder entender Su Palabra…… al menos eso es lo que Él nos dice:

Porque este mandamiento que te estoy mandando hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos. 12 No está en los cielos, para que se diga: ‘¿Quién ascenderá por nosotros a los cielos y nos lo conseguirá, para que nos deje oírlo para que lo pongamos por obra?’. 13 Tampoco está al otro lado del mar, para que se diga: ‘¿Quién pasará por nosotros al otro lado del mar y nos lo conseguirá, para que nos deje oírlo para que lo pongamos por obra?’. 14 Porque la palabra está muy cerca de ti, en tu propia boca y en tu propio corazón, para que la pongas por obra.” (Deut. 30:11-14).

Luego parece ser que lejos de ímprobos esfuerzos en nuestro empeño por conocer la Palabra de Dios, sencillamente estaríamos hablando de una necesaria y correcta actitud de profundo deseo en conocerla, así como del consiguiente y razonable esfuerzo personal por conseguirlo (algo al alcance de cualquiera) y no tanto de profundos y sesudos estudios en teología, hermenéutica, escatología o grandes conocimientos en las lenguas originales de las Escrituras (hebreo y griego) para alcanzar entenderla. Tengamos en cuenta que la Palabra de Dios (la Biblia), fue dirigida en un primer momento a personas sencillas y de pocos recursos intelectuales, tales como pastores, ganaderos, pescadores, agricultores, carpinteros, etc……. y siendo a partir de esa sencillez, que intentaremos explicarles de qué va la película. Porque además y en armonía con lo dicho, siempre ha sido nuestro parecer que, lejos de la posesión de esos elevados conocimientos en Teología o ciencias afines mencionados y considerados por algunos, como “imprescindibles” para poder entender las Escrituras (básicamente por aquellos que poseen tales conocimientos y que si uno no los atesora, lo consideran inhabilitado para hablar de las cosas de Dios), los requisitos básicos para poder llegar a una comprensión solvente de las mismas, son el saber leer con la corrección debida y luego, el ser capaz de razonar con lógica y sentido común sobre aquello que se ha leído. Y no andaremos muy desencaminados en nuestra percepción, cuando aún es el momento que cualquiera de esos “entendidos” intérpretes de las Escrituras, haya podido desmontar (de forma razonable al menos) nuestros planteamientos; luego partiendo de esta premisa…… empecemos.

Digamos de entrada y simplificando al máximo, que la Biblia y contrario a lo que muchos nos han venido contando, al presentarnos el libro en cuestión (una traducción cualquiera de ella) como algo cuasi sagrado en sí mismo, no es más que un conjunto de narraciones de mayor o menor tamaño como un todo (o una pequeña biblioteca dentro a un solo volumen) y mediante el cual, nuestro Creador nos cuenta a través de intermediarios (siempre guiados por Su espíritu santo o fuerza activa, según 2 Ped. 1:21), la historia de la humanidad desde su principio, así como la razón de porqué nos encontramos como nos encontramos, los pasos que ha dado para enmendar la situación y en qué felizmente acabará la cosa…… todo sea y como ya hemos advertido, resumiendo o simplificando al máximo la cuestión. Y ahora, pasemos a analizar los distintos significados de las expresiones que hemos señalado: “evangelio” y “reino de Dios”.

Empezando por la primera de ellas, vemos que el significado de la palabra “evangelio” y que ya adelantamos que no tiene ninguna connotación mística, sencillamente significa “buena noticia” o en su defecto “buena nueva”; lo que ocurre es que la palabra griega de la que se traduce el término “evangelio” (que es “eu-ag-gué-li-on”), en lugar de traducírsenos su significado, eso es, “buena nueva”, se nos tradujo la literalidad de la palabra griega al español (en el caso que nos ocupa), o sea, la resultante “evangelio” y lo cual ha causado no poca confusión, pues no todos conocen el significado de dicho término…… y es que lo más apropiado, sería decir “las buenas noticias del reino de Dios ” y así nos entenderíamos todos. Porque no hay duda que no es lo mismo preguntarle a un amigo “¿Quieres conocer el evangelio?” (ante lo cual uno ve al amigo palidecer y salir huyendo), que preguntarle “¿Quieres conocer una buena noticia?”…… un “pelín” distinta sí es la cosa ¿no creen ustedes?

Aclarado más o menos este punto, veamos ahora cual es el significado de la expresión “reino de Dios” y cuestión que ya no es tan fácil de resolver, a causa de las distintas opciones que del mismo se han barajado: unos dicen que si será un gobierno instalado en el cielo, que regirá los destinos de la tierra; otros dicen que si es una condición interior de la persona; otros que si es la Iglesia reinante; los de más allá, que si es el alcanzar la gloria; los de más acá… etc. Aunque en lo que sí parecen estar de acuerdo todos los autores de esas distintas formas de interpretación y que quizás habrán visto muchas veces publicado, siempre que sean aficionados a la literatura religiosa, es en la siguiente conclusión: “La salvación consiste en entrar al reino de Dios”…… lo cual no es verdad. Y ya sabemos que en este mismo momento, habrá los que se rasguen las vestiduras y nos acusen de crasa herejía por hacer semejante afirmación, pero que no cunda el pánico que todo tiene su razonable explicación…… y explicación que probablemente pasa, por la consideración del pasaje de Hech. 3:20-21 y texto clave para resolver todo este entramado de diversas y confusas opiniones que tanto desconciertan, así como la errónea conclusión a la que se llega; porque veamos cuantas cosas se nos dicen en dicho pasaje, si lo sabemos leer con la debida corrección:

“…… y para que él envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.”

En primer lugar, vemos que se nos habla de una “restauración” de todas las cosas y lo que nos lleva a razonar, que lógicamente serían aquellas que se perdieron en el jardín de Edén, cuando nuestros primeros padres (Adán y Eva) se sumaron a la rebelión de Satanás y fueron expulsados de dicho jardín o paraíso, perdiendo con ello, todas las prebendas que tenían. Y las cosas que se perdieron en ese momento, a tenor del registro de los primeros capítulos de Génesis, fueron el poder gozar de una vida en perfección y felicidad, eso es, sin enfermedades, sin disturbio, en medio de una paz constante y un medio ambiente favorable y lo más importante, sin tener que experimentar la muerte…… siempre que se mantuvieran sujetos a su Creador, pues la vida de la que gozaban estaba condicionada a la obediencia (Gén. 2:17). Tenemos por otra parte, según leemos también en dicho pasaje, el hecho de que semejante circunstancia, eso es, una restauración de lo perdido, había sido profusamente anunciada por el Altísimo por medio de sus voceros (los profetas) y lo cual nos habla de un Propósito Divino en marcha para la consecución de ese logro, o sea, de la citada restauración y que constaba de algunos objetivos a conseguir, entre los que podemos citar grosso modo y a título de ejemplo, los siguientes:

Se tenía que encontrar a un hombre justo sobre el que apoyar la enorme empresa de llegar a constituir una línea hereditaria fuerte…… y ese hombre fue Abrahán y del que se estableció una línea patriarcal de personas fieles, como lo fueron sus descendientes Isaac, Jacob, Judá, etc. y con la meta de crear un pueblo distinto (Israel) de lo que había en aquél momento en la tierra. Otro paso en este proyecto o Plan Divino, fue Moisés y mediante el cual, Jehová liberó a su pueblo de la esclavitud en Egipto y estableció un pacto de reconocimiento con ellos para que llegaran a ser Su pueblo y de donde se sacaría a su tiempo debido (otro objetivo o paso a cumplir), un núcleo de gobernantes (reyes y sacerdotes) que en un futuro lejano liderarían dicho propósito mencionado. Un nuevo paso, fue el establecimiento de un reino con una larga sucesión de reyes, de los que sobresale David como figura predominante; dicho reino fue removido durante mucho tiempo, hasta que apareció Jesús como legítimo heredero del rey David y pasando a ser la pieza principal de ese puzle que conformaba el Plan de Dios y cuya muerte en sacrificio obviamente era parte fundamental para el desarrollo de ese citado Plan…… y a partir de aquí, pensando que hemos dejado clara la idea de lo que queremos decir, de nuevo retomamos la consideración que estábamos haciendo de Hech. 3:20-21.

Y algo que también nos dice el texto en cuestión, es que esa restauración prometida, tenía que ser llevada a cabo por Jesucristo en su segunda venida y algo que sabemos es coincidente, con el inicio de un período de tiempo de mil años…… y que es lo que se conoce precisamente como “el reino de Dios” o lo que es lo mismo, la recuperación en la tierra del reinado de David, ahora ya en manos de su legítimo heredero, el Hijo de Dios, Jesucristo; y marco dentro del cual, según se deduce del texto analizado, se llevará a cabo la anunciada “restauración” de Hech. 3:20-21. De hecho se nos dice, que la venida de Jesús el Mesías a la tierra, fue la confirmación de la realidad de la promesa del Creador:

Porque digo que Cristo realmente llegó a ser ministro de los circuncisos a favor de la veracidad de Dios, para confirmar las promesas que Él hizo a los antepasados de ellos.” (Rom. 15:8).

Por eso Jesús, se dedicó durante su estancia en la tierra a buscar únicamente a aquellos que, según promesa de Jehová, tenían que ejercer a su lado en el reino venidero como “reyes y sacerdotes” (Exo. 19:5-6). Para ello, en principio eligió a doce apóstoles, con los que hizo el siguiente pacto:

Sin embargo, ustedes son los que con constancia han continuado conmigo en mis pruebas; 29 y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, 30 para que coman y beban a mi mesa en mi reino y se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.” (Luc. 28:28-30).

Ya después de su muerte y en el momento de su ascensión a los cielos, comisionó a estos apóstoles a que extendieran esta oferta a otros y se consiguiera con ello, el número o cantidad de gobernantes preestablecida por Jehová para ese momento. Los citados apóstoles llevaron a cabo su comisión, extendiendo dicha oferta por todas partes y labor que se mantuvo en pie, mientras ellos estuvieron en vida; ya con la muerte del último de aquellos que fueron comisionados, el apóstol Juan, finalizó la tarea asignada…… y hasta el día de hoy. Luego vemos que ya se dio otro paso más, dentro del Plan del Altísimo para llevar a cabo su propósito de “restauración” de la humanidad, pues ya tenía preparados al rey que tenía que presidir dicho proyecto divino del reino y a aquellos que tenían que acompañarle en su cometido y de los que según las Escrituras, queda aún un pequeño resto por aparecer (Rev. 6:9-11). Lo cual nos muestra y dato fundamentalísimo en todo este asunto para entender qué realmente es el reino de Dios, que dicho rey, así como sus ayudantes y el mismo período de tiempo de mil años venidero y dentro del cual desarrollarán estos sus funciones, no son otra cosa que un instrumento más, para la consecución de un logro: la “restauración” de la humanidad a las mismas condiciones que tenían Adán y Eva antes del pecado…… pero no más.

Porque lo que nos ofrecen esos “entendidos” diplomados en teología, es otra cosa totalmente distinta y apartada del citado Plan de Dios, que nada tiene que ver con la restauración prometida; pues según su extraña interpretación y que consideramos en nuestro artículo anterior “La gran muchedumbre de Rev. 7:9…… y la vida eterna”, las personas que sobreviven a la futura “gran tribulación” (Rev. 7:14), ya entran al reino de Dios con la vida eterna en propiedad, o como gusta decir a Apologista Mario Olcese, con la inmortalidad concedida. Y si a eso le suman ustedes el hecho constatado, que todos los que defienden semejante desatino, hacen la misma interpretación de Juan 5:28-29 (de ahí las burradas que dicen sobre el reino) en el sentido de que solo hay dos resurrecciones, una primera “para vida” al inicio del milenio y una segunda “para juicio” o condenación eterna al final del mismo, nos encontraríamos con que todos los habitantes de la tierra durante el milenio, ya serían seres inmortales…… pues según Rev. 20:6, de aquellos que participan de esa “primera” resurrección para vida, se nos dice que “sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años”; y con lo que efectivamente, ya habrían alcanzado la definitiva “salvación” (o inmortalidad) de la que nos hablan esos caballeros…… pero es que este no es el propósito manifestado por Dios para la humanidad en general y que es de lo que estamos hablando.

Porque no olvidemos y algo que parece que no saben esos “iluminados” (o no quieren saber, pues no cuadra con sus planes), que esos que alcanzan la inmortalidad en la “primera” resurrección y que adquieren la misma condición de Jesucristo, eso es, la de Hijos de Dios y por tanto, perfectas e inmortales criaturas, son parte del Plan de Dios para la consecución del logro pretendido, eso es, “la restauración de todas las cosas”…… o sea, ellos y en su condición de seres perfectos e inmortales no son el propósito perseguido por el Creador. Además, ellos no pueden ser la restauración de nada, puesto que ese concepto de “inmortalidad” aplicado a un ser viviente no existía antes de Cristo (excepción hecha de Jehová, por supuestísimo); por lo que en todo caso, estaríamos hablando de la manifestación de una nueva creación (como explicaremos más adelante) necesaria para la consecución del logro o propósito del Altísimo.

Y es que si eso fuera tal como nos lo quieren “vender” esos caballeros y ya obviando otras consideraciones, todas ellas de peso y que planteamos en el artículo citado, no estaríamos hablando de una “restauración” sino de la creación de algo nuevo, eso es, de seres humanos inmortales…… algo que por supuesto no eran nuestros primeros padres, Adán y Eva, en el paraíso inicial. Porque recordemos que a pesar de haber declarado Dios a toda Su creación, como algo “muy bueno” al final del sexto día creativo (Gén. 1:31), Adán y Eva podían vivir una vida sin fin, pero siempre condicionada a su obediencia al creador (Gén. 2:17)…… luego no eran inmortales, como quedó posteriormente probado. Y condicionante a la que estaban sujetos, tanto ellos, como los ángeles u otras criaturas celestiales, como las cuatro criaturas vivientes y los 24 ancianos que están alrededor del Trono de Jehová (Rev. 4:4-8). Porque todos esos seres celestiales, incluidos los 24 ancianos de los que nos habla el Sr. Olcese y a diferencia de lo por él afirmado (y que no nos dice de dónde ha sacado dicha información), en el sentido de que gozaban de la inmortalidad, resulta que en absoluto es eso así…… o Pablo nos mintió, como ustedes prefieran:

Esta manifestación la mostrará a los propios tiempos señalados de ella, el feliz y único Potentado, él, el Rey de los que reinan y Señor de los que gobiernan como señores, 16 el único que tiene inmortalidad, que mora en luz inaccesible, a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver. A él sea honra y poderío eterno. Amén.” (1 Tim. 6:15-16).

Y como les decíamos en el artículo de nuestra autoría que les hemos señalado y anterior a este (que les rogamos lean, para una correcta comprensión de lo que pretendemos decirles en este que está leyendo en estos momentos), prescindiendo que esas palabras hagan referencia a Jehová y nosotros así lo entendemos, o en su defecto y como entienden algunos, a Jesucristo (luego Pablo daría por sentada y por ello no se incluiría en sus palabras, la inmortalidad del Omnipotente Creador y Soberano de todo el Universo, Jehová Dios), la cuestión es que en esos momentos, aún estaba excluido de ser inmortal todo ser viviente existente tanto en los cielos como en la tierra…… incluidos los “24 ancianos” mencionados por el Sr. Olcese; a excepción, por supuestísimo, del Altísimo y también de Jesucristo, que recibió dicha inmortalidad de su Padre Celestial, en el momento de ser resucitado y siendo con ello, el primer ser humano dotado de inmortalidad…… no olvidemos ese “pequeño” detalle, pero vital para entender nuestro planteamiento.

Luego resumiendo la cuestión, “la buena noticia del reino de Dios”, es que nuestro Amoroso Creador (Juan 3:16), mediante ese cuerpo de gobernantes asociados y dentro de un espacio de tiempo de mil años, tiene el propósito de devolver a la humanidad obediente al mismo estado de cosas que había en el principio de su creación y para lo cual, por ejemplo, hará las siguientes cosas y de las cuales “habló Dios por boca de sus profetas de tiempo antiguo”:

Salmo 37:11: “Pero los mansos mismos poseerán la tierra y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz.”

Salmo 46:9: “Hace cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra. Quiebra el arco y verdaderamente corta en pedazos la lanza; quema los carruajes en el fuego.”

Isaías 33:24: “Y ningún residente dirá: “Estoy enfermo”. La gente que more en la tierra constará de los que habrán sido perdonados por su error.”

Isaías 35:5-6: “En aquel tiempo los ojos de los ciegos serán abiertos y los oídos mismos de los sordos serán destapados. 6 En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo y la lengua del mudo clamará con alegría..….”

Job 33:25: “Que su carne se haga más fresca que en la juventud; que vuelva a los días de su vigor juvenil.”

Isaías 35:6-7: “…… pues en el desierto habrán brotado aguas y torrentes en la llanura desértica. 7 Y el suelo abrasado por el calor se habrá puesto como un estanque lleno de cañas; y el suelo sediento, como manantiales de agua. En el lugar de habitación de los chacales, un lugar de descanso para ellos, habrá hierba verde con cañas y papiros.”

Isaías 65:21-22: “Y ciertamente edificarán casas y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. 22 No edificarán y otro lo ocupará; no plantarán y otro lo comerá. Porque como los días de un árbol serán los días de mi pueblo; y la obra de sus propias manos mis escogidos usarán a grado cabal.”

Miqueas 4:4: “Y realmente se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera y no habrá nadie que los haga temblar; porque la boca misma de Jehová de los ejércitos lo ha hablado.”

Salmos 72:16: “Llegará a haber abundancia de grano en la tierra; en la cima de las montañas habrá sobreabundancia.”

Isaías 11:6-8: “Y el lobo realmente morará por un tiempo con el cordero y el leopardo mismo se echará con el cabrito y el becerro y el leoncillo crinado y el animal bien alimentado todos juntos; y un simple muchachito será guía sobre ellos. 7 Y la vaca y la osa mismas pacerán; sus crías se echarán juntas. Y hasta el león comerá paja justamente como el toro. 8 Y el niño de pecho ciertamente jugará sobre el agujero de la cobra; y sobre la abertura para la luz de una culebra venenosa realmente pondrá su propia mano un niño destetado. 9 No harán ningún daño ni causarán ninguna ruina en toda mi santa montaña; porque la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar.”

Isaías 25:8: “Él realmente se tragará a la muerte para siempre y el Señor Soberano Jehová ciertamente limpiará las lágrimas de todo rostro. Y el oprobio de su pueblo quitará de toda la tierra, porque Jehová mismo lo ha hablado.”

Oseas 13:14: “De la mano del Seol los redimiré; de la muerte los recobraré. ¿Dónde están tus aguijones, oh Muerte? ¿Dónde está tu poder destructor, oh Seol? La compasión misma estará oculta de mis ojos.”

Daniel 12:2: “Y habrá muchos de los que están dormidos en el suelo de polvo que despertarán, estos a vida de duración indefinida y aquellos a oprobios y a aborrecimiento de duración indefinida.”

Y este querido lector, es el Propósito Divino a llevar a cabo durante el milenio o reino de Dios y que Jehová nos transmitió “por boca de sus profetas de tiempo antiguo” o lo que es lo mismo “la buena noticia del reino de Dios” relacionada con lo que Jehová piensa hacer con nosotros y que se nos ha venido presentando como “el evangelio del reino de Dios”…… y que expresando ambas frases lo mismo, la primera fórmula la entiende todo el mundo y en cambio la segunda, solo algunos y sí mucho nos apuran, cada día menos. Por otra parte, algo que también forma parte del Plan de Dios y que tiene como objetivo, el averiguar quiénes serán merecedores al término del período milenario, de conseguir vivir indefinidamente, es el guardar a Satanás por mil años y soltarlo al final de los mismos, según Rev. 20:7-9:

Ahora bien, luego que hayan terminado los mil años, Satanás será soltado de su prisión 8 y saldrá a extraviar a aquellas naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, para reunirlos para la guerra. El número de estos (los que le siguen) es como la arena del mar. 9 Y avanzaron sobre la anchura de la tierra y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero descendió fuego del cielo y los devoró.” (Acotación nuestra).

Luego aquellos que al igual que nuestros primeros padres Adán y Eva, sucumban al engaño satánico serán destruidos eternamente, mientras que aquellos que manifiesten una lealtad inquebrantable a Jehová, podrán seguir viviendo por la eternidad, sin disturbio alguno…… lo cual no significa la posesión en propiedad de la vida eterna, eso es, la inmortalidad y como descabelladamente opinan algunos “entendidos” (para más información sobre el particular, pueden leer nuestro artículo “La certeza de la vida eterna” de 27/02/10). Y es que como vemos en el caso de Adán y consorte, así como en el de Satanás y los ángeles que le siguieron en su rebelión, la posibilidad de vivir eternamente está y estará siempre condicionada a la obediencia al Creador…… pues de lo contrario, se pondría en cuestión el mayor regalo que Jehová haya podido hacer a todo ser viviente con uso de razón: el don del libre albedrio, eso es, la libertad de decidir por nosotros mismos lo que debemos hacer en un momento determinado; dicho de otro modo, el poder amar a Jehová, sencillamente porque queremos amarle pues se lo debemos, así como el someternos bajo su Soberanía, porque queremos hacerlo, pues reconocemos que es altamente merecedor de ello. Y es que si no pudiéramos hacer eso, no seríamos más que robots programados para hacer el bien…… pero robots al fin y al cabo y sin sentido en la vida.

Pero volvamos ahora y para enfatizar el asunto, a esa grotesca y absurda afirmación sobre que “la salvación consiste en entrar en el reino de Dios”…… y entendiendo por salvación, según contemplan esos caballeros, en alcanzar la inmortalidad. Y ya hemos visto que Adán y Eva no tenían dicha inmortalidad y también hemos visto, que de lo que nos habla Jehová es de “restauración”, eso es, el devolver las cosas a su estado original y que es lo que significa dicha expresión. Y es que los únicos que adquieren la inmortalidad, como ya hemos comentado, son Jesucristo y aquellos que con él han de reinar y de los cuales dijo Pablo, que eran parte de una “nueva creación”:

Por consiguiente, si alguien está en unión con Cristo, es una nueva creación; las cosas viejas pasaron, ¡miren!, cosas nuevas han llegado a existir.” (2 Cor. 5:17).

Y “nueva creación” que pasa a tomar forma en el momento que se levantan en la llamada “primera” resurrección, en donde recibirán un cuerpo perfecto e inmortal al igual que Jesucristo, por lo que, como “nueva creación” que son, nada tienen que ver esas personas que alcanzan tan alto privilegio, con la “restauración” mencionada en Hech. 3:20-21…… luego estamos hablando de dos cosas totalmente distintas y que por lo tanto, no se pueden mezclar. Y que nuestro planteamiento es correcto, se puede comprobar mediante la simple contrastación de dos pasajes de las Escrituras; porque mientras Rev. 20:6 nos dice que esos que participan de la “primera” resurrección, serán sacerdotes y reinarán con Cristo, de Adán se nos dice lo siguiente:

Y Dios procedió a crear al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó; macho y hembra los creó. 28 Además, los bendijo Dios y les dijo Dios: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla y tengan en sujeción los peces del mar y las criaturas voladoras de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra.” (Gén. 1:27-28).

Pero no leemos en este pasaje nada que siquiera mínimamente nos sugiera, que Adán tuviera que tener en sujeción a otros seres humanos, eso es, que el hombre tuviera en sujeción al hombre o que tuviera que interceder a Jehová en favor de otros y que es lo que implica la función sacerdotal…… porque Dios no creó al hombre para eso. Sin embargo, sí tienen que desarrollar dicho cometido (el reinar y hacer labor de sacerdote), aquellos que acompañan a Cristo en su reinado y de los que ya hemos dicho que son parte del instrumento (el citado reino de Dios) que usa Jehová para la consecución de Su Propósito, eso es, la “restauración” de la humanidad obediente a su primitiva condición…… luego ellos no están dentro en ese propósito restaurador del Altísimo, sino que son la “herramienta” usada para conseguirlo y lo cual es muy distinto.

Entonces y para concluir, se puede deducir de todo lo dicho, que la “salvación” o inmortalidad, es solo para unos pocos y a los que Jesús denominó como “rebaño pequeño” (Luc. 12:32), a instancias de su Padre Celestial…… y considerados, según hemos leído, como “nueva creación”. Para describirlo de manera gráfica y resumida, podríamos decir que antes de Jesucristo (el primero de esa serie), solo existía la creación celestial o ser angelical por un lado y la creación terrenal o el ser humano por el otro…… ambos poderosísimos, pero con distintas características y adecuadas a sus respectivas funciones. Ya a raíz del pecado del primer hombre y para reconducir la situación, Jehová y por decirlo de una manera que nos entendamos, se vio en la “necesidad” de preparar un Plan y en el que incluyó una “nueva creación” distinta a las dos anteriores, para que colaborara en dar adelanto al propósito que Dios se había fijado, con respecto de la humanidad obediente.

Por lo tanto, nada que ver con la humanidad en general la “salvación” mencionada por esos “entendidos” y humanidad obediente que “solo” recibirá, al término de esos mil años de duración del reino de Dios, lo mismo que tenía Adán antes de pecar: un cuerpo perfecto en todos sus extremos (física, mental y espiritual) y la posibilidad de vivir indefinidamente, siempre en función de su lealtad a Jehová…… lo cual no está nada mal, nos reconocerán ustedes. Y es que eso y no otra cosa, es lo que había en esos momentos primeros de la creación y que, recordemos, había sido considerado por el Altísimo como “muy bueno”…… y por otra parte, si todos conocemos el significado del término “restauración” y eso es sencillamente lo que nos promete Jehová, según Hech. 3:20-21…… ¿de dónde se sacan semejante salvajada, esos “genios” de la interpretación bíblica?

MABEL

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