¿Quiénes serán “atormentados”?
Y es que la cabra siempre tira al monte, como dice el popular refranero español…… pero qué le vamos a hacer ¡es que nos ponen un “trapito” delante y embestimos! Y quizás ya se maliciarán ustedes que, para variar, de nuevo tenemos a Apologista Mario Olcese en el punto de mira (dicho sea metafóricamente, por supuesto) y en un asunto que se nos había pasado por alto y que él mismo se ha encargado (de forma involuntaria, eso sí) de poner en nuestro conocimiento; pero permítannos que les coloquemos en situación: hace unos días (07/02/12), colgamos en nuestro blog un nuevo artículo, en el que mostrábamos nuestro escepticismo acerca de los negros augurios que sobre el año 2012 recién comenzado, se están publicando por doquier; pues bien, pasadas unas pocas de horas de su publicación, recibimos el siguiente correo del Sr. Olcese:
apologista commented on LA BIBLIA...... Y EL AÑO 2012
Para mayor información, véase el video (en Youtube) de su servidor (Apologista) el cual lleva por título: "La Tercera Guerra Mundial y el libro de Apocalipsis".
Felicidades, don Armando... ¡al fin coincidimos!
Bien, de entrada decir que nos congratula el coincidir en algo con D. Mario, aunque y sin ánimo de ser descorteses, hay que reconocer que el argumento con el que defiende su posición, es manifiestamente mejorable y si se nos permite, incluso al final del artículo un poco liante. Pero la cuestión y por lo que citamos de este correo, es porque lo que ha hecho con el mismo, no ha sido otra cosa que destapar la caja de los truenos, pues nosotros desconocíamos que tuviera publicado dicho tema. Cierto es, que para esas fechas en las que D. Mario publicó dicho artículo, un servidor (Armando) no se encontraba en sus mejores momentos (uno ya no tiene dieciocho años…… bueno, como tenerlos, sí los tengo, pero eso como que queda ya muy lejos en el tiempo) y no estuve muy atento a lo que se iba publicando en la Red; y si a ello le sumamos la rapidez con la que el amigo Mario, va incorporando nuevos temas a su blog…… pues eso, que una serie de artículos varios se me quedaron perdidos por ahí. Así que ante la invitación del Sr. Olcese, nos dirigimos a visionar el trabajo señalado y que resultó estar publicado el día 14 del pasado mes de Enero y del que quizás en algún momento, nos decidamos a escribir algo sobre el mismo. Ahora bien, resulta que en esa búsqueda ¡oh fatalidad! (el “trapito” en cuestión), nos topamos con otro video del que tampoco teníamos conocimiento y publicado el mismo día, bajo el título “Los que no tengan el sello de Dios, serán atormentados por cinco meses” y del que, como no podía ser de otra manera, desde este blog discrepamos totalmente. Porque una vez más y ya sentimos decirlo, D. Mario da muestras de no tener demasiado claro de qué va la película, pues la base sobre la que soporta su planteamiento, sencillamente no se sostiene.
Y aunque para discutirla nos veamos obligados a citar de un tema tan recurrente como el de los “144.000”, no pretendemos que el debate gire alrededor de ellos, sino alrededor de quiénes son aquellos que serán atormentados “por cinco meses”. Sin embargo, una razón añadida y de considerable peso para citar de nuevo acerca de ese reducido grupo de personajes, es que otra vez el Sr. Olcese parece haber dado un paso atrás, en este caso en un tema tan muy candente como el citado y sobre el que hemos tenido un enfrentamiento continuado a lo largo del tiempo: y es que ya no parece tener tan clara su opinión, en el sentido de que dicha cantidad de “144.000” es simbólica (como siempre ha mantenido) y no literal…… por lo menos, parece mostrar ciertas dudas acerca de ello y lo cual pueden comprobar, visionando el citado video. Porque ustedes recordarán, al menos aquellos que han seguido más o menos de cerca nuestros enfrentamientos dialécticos, las veces que desde este blog hemos apoyado la literalidad de dicho número, como únicos acompañantes de Cristo en el gobierno del reino; y afirmación que D. Mario siempre ha considerado como una enseñanza de demonios y responsabilizando a los TJ como inductores de la misma, a la vez que acusaba a los dos autores de este blog de TJ “infiltrados”, porque siempre hemos mantenido que en esta enseñanza, dichos señores tienen toda la razón del mundo…… aunque sean TJ.
Y es que el Sr. Olcese, permanentemente incurre en el error de confundir lo que dice la Biblia, con lo que dicen los TJ; porque la citada enseñanza y como siempre hemos señalado desde este blog, emana de las Escrituras y siendo lo único que hacen los TJ, por una parte, el señalar en dónde se halla registrada dicha enseñanza y en la que ellos creen…… y por otra, aplicársela según su particular conveniencia y algo de lo cual sabemos la mayoría. Pero lo que de ninguna manera puede dicha actitud de tendencioso aprovechamiento del contenido escritural, es desvirtuar la enseñanza en cuestión…… porque permítasenos enfatizar el hecho, de que estamos hablando de una enseñanza bíblica. Luego no es algo que se inventen esos señores (ni nosotros, por supuesto) sino que eso está escrito en la Biblia…… y es a partir de ahí, en donde empieza la sorpresa y que como hemos dicho, no es otra que la aparente marcha atrás de D. Mario, acerca del carácter simbólico de dicha cantidad y extremo que siempre ha defendido. Porque el citado caballero, inicia su exposición, intentando explicarnos quiénes son los siervos de Dios “sellados” y para ello, nos cita de Rev. 7:1-4, que dice como sigue:
“Después de esto vi a cuatro ángeles de pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, reteniendo los cuatro vientos de la tierra, para que no soplara viento alguno sobre la tierra ni sobre el mar ni sobre ningún árbol. 2 Y vi a otro ángel que ascendía del nacimiento del sol, teniendo un sello del Dios vivo; y clamó con voz fuerte a los cuatro ángeles a quienes estaba concedido hacer daño a la tierra y al mar, 3 y dijo: “No hagan daño a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta después que hayamos sellado en la frente a los esclavos de nuestro Dios” 4 Y oí el número de los que fueron sellados, ciento cuarenta y cuatro mil, sellados de toda tribu de los hijos de Israel.”
A continuación y mediante citar de Efe. 1:13, en donde leemos que “…… después que ustedes creyeron, fueron sellados con el espíritu santo prometido”, nos muestra quienes son y porqué, fueron esas personas “selladas” y a las que Pablo se dirige llamándoles “los santos que están en Éfeso”. Por lo que si se nos permite la observación, esas palabras iban dirigidas o hacían referencia, a personas relacionadas con la congregación de Éfeso en concreto y no a las que vivimos casi 2.000 años después, por lo que esas palabras nada tienen que ver con nosotros en la actualidad; y es que no podemos olvidar, que el único libro profético del NT (eso es, que proyecta su contenido hacía el futuro) y hasta donde nosotros sabemos, es el de Revelación o Apocalipsis. El resto está compuesto de cuatro biografías de Jesús (los Evangelios), la historia de la primitiva congregación cristiana (Hechos de los Apóstoles) y el resto, hasta Apocalipsis, cartas cruzadas entre aquellas personas que sí eran “selladas” por el Espíritu Santo (por tanto, Hijos de Dios) y con las que nada tenemos que ver nosotros hoy en día, contrario a lo que intenta hacernos creer el amigo Apologista en todos sus artículos: y es que los Hijos de Dios eran ellos y no nosotros. Pero ya continuando con lo que estábamos diciendo (disculpen el inciso), el apóstol Pedro, dirigiéndose a esas personas y colectivo del que él mismo formaba parte, dijo lo siguiente:
“Pero ustedes (esas personas a las que se dirigía, no nosotros en la actualidad) son “una raza escogida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo para posesión especial, para que declaren en público las excelencias” de aquel que los llamó de la oscuridad a su luz maravillosa.” (1 Ped. 2:9). (Acotación nuestra).
Luego estaríamos hablando de aquellos que en su momento y en su condición de adoptivos Hijos de Dios, fueron “sellados” mediante el bautismo por Espíritu Santo y por tanto “comprados de entre la humanidad como primicias para Dios y para el Cordero” (Rev. 14:4). Y el Sr. Olcese, en un momento determinado de su exposición, se pregunta si esos sellados tienen alguna relación con los que aparecen en Rev. 7:4 y en donde leemos lo siguiente:
“Y oí el número de los que fueron sellados, ciento cuarenta y cuatro mil, sellados de toda tribu de los hijos de Israel.”
Y ya le decimos a D. Mario, que a nuestro entender, efectivamente estamos hablando de los mismos; pero sorpresivamente y como ya hemos comentado, dicho caballero manifiesta sus dudas acerca de si dicha cantidad debe ser tomada de manera literal o simbólica (minuto 3`20 de grabación) y con harto dolor de su corazón, a tenor de la mueca facial que hace, nos dice que si dicha cantidad es literal, son solo “144.000” los que se salvan (y algo en lo que desde este blog estamos de acuerdo…… con matices, claro). Y duda que repite de nuevo más adelante (minuto 8-9 de grabación) e intervalo de tiempo que aprovecha para meterse ya con los TJ…… y con lo que el Sr. Olcese incurre en el mencionado error, de mezclar lo que dicen las Escrituras acerca de quiénes son los citados “144.000” y la “grande muchedumbre” y la aplicación que de ello hacen los TJ, lo cual son cosas totalmente distintas. Pero claro, la mueca de D. Mario parece adquirir sentido cuando de golpe y por sorpresa, eso es, mezclando churras con merinas como suele hacer a menudo (más adelante explicaremos porque decimos esto), nos lleva a relacionar el pasaje de Rev. 7:1-4 ya citado, con el de Rev. 9:3-6 y en el que leemos lo siguiente:
“Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio autoridad, la misma autoridad que tienen los escorpiones de la tierra. 4 Y se les dijo que no dañaran la vegetación de la tierra ni ninguna cosa verde ni ningún árbol, sino solo a los hombres que no tienen el sello de Dios en la frente. 5 Y a las langostas les fue concedido, no que los mataran, sino que estos fueran atormentados cinco meses y el tormento sobre ellos era como el tormento de un escorpión cuando hiere al hombre. 6 Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán de ninguna manera; y desearán morir, pero la muerte sigue huyendo de ellos.”
Y claro, visto desde la limitada perspectiva del Sr. Olcese, solo se librarían del citado tormento los “144.000”, pues son los únicos que están “sellados”…… pero olvidándose de que la “gran muchedumbre” que sobrevive a la “gran tribulación” no tiene dicho sellamiento y sin embargo, en ningún lugar se nos dice que sus componentes sean atormentados, más bien todo lo contrario como veremos más adelante; luego ¿dónde está el problema? Pues pensamos nosotros, que el error de D. Mario está en relacionar el pasaje de Rev. 7:1-4, con el que acabamos de transcribir, eso es, Rev. 9:3-6, así como en un dudoso entendimiento de lo que significa ser “salvo” y el por qué, mientras unos serán “salvos”, habrá otros que aun gozando del favor de Dios no lo serán, pues de lo contrario no diría lo que está diciendo y por lo que vamos a intentar aclarárselo un poco…… aunque solo sea por aquella actitud tan cristiana, de enseñar al que no sabe.
Al inicio de su exposición, el Sr. Olcese nos ha citado de Efe. 1:13, para mostrarnos quienes son esos sellados y la razón de su sellamiento; ya extendiéndonos en la idea, nosotros hemos añadido que son aquellos que junto a Cristo tienen que reinar y de los cuales se nos dice lo siguiente en Rev. 20:6:
“Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos (luego no sobre otros) la muerte segunda no tiene autoridad (por eso ya son “salvos”), sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.” (Acotaciones nuestras).
Luego son “salvos” porque ya en el mismo momento de ser resucitados, se levantan en inmortalidad, pues la “muerte segunda” no tiene autoridad sobre ellos y lo cual nos da a entender, tomando la frase por pasiva, que habrá otros sobre los que esa “muerte segunda” (pues existe una muerte segunda y de la que ya no hay resurrección) si tiene autoridad aún…… y es que de lo contrario, la afirmación del pasaje transcrito no tendría sentido. Y estos son los miembros de la “gran muchedumbre” que sobreviven a la “gran tribulación” (Rev. 7:9; 14) y que habiendo obtenido el favor y la protección del Altísimo para conseguirlo, entran con vida al reino de Dios y que por lo tanto, al no haber muerto y no poder por ello, participar de esa primera resurrección que da acceso a reinar con Cristo (ni de ninguna otra, razonablemente, aunque eso no parece tenerlo muy claro el Sr. Olcese, a tenor de los disparates que publica), no pueden formar parte de los 144.000 “sellados” que gobernarán con Jesucristo…… y que en consecuencia (presten atención al dato) tampoco adquieren la inmortalidad, luego no son “salvos”, pues aún podrían morir en la prueba final al término de los mil años (Rev. 20:7-10). Aunque ello, de ninguna manera significa que no gocen del total favor de Dios, como hemos dicho y a tenor de lo que leemos en Rev. 7:14-17:
“De modo que le dije inmediatamente: “Señor mío, tú eres el que sabe”. Y me dijo: “Estos son los que salen de la gran tribulación y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero (luego han ejercido fe en Jesucristo y su sacrificio redentor). 15 Por eso están delante del trono de Dios; y le están rindiendo servicio sagrado día y noche en su templo; y El que está sentado en el trono (y como muestra de aprobación) extenderá su tienda sobre ellos. 16 Ya no tendrán hambre ni tendrán más sed, ni los batirá el sol ni ningún calor abrasador, 17 porque el Cordero, que está en medio del trono (y los 144.000 que con él están), los pastoreará y los guiará a fuentes de aguas de vida (luego vemos que no son inmortales). Y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos”.” (Acotaciones nuestras).
Entonces lo que entendemos es que esas personas, lejos de ser atormentadas, serán beneficiarias del mencionado trato, así como de los posteriores y positivos resultados del mismo, por parte de esos reyes/sacerdotes y a las que se unirán aquellas que posteriormente y de manera progresiva, se irán levantando en la “segunda” resurrección…… que tampoco gozarán de inmortalidad, pues ese galardón solo está reservado para los participantes de la “primera” resurrección, no lo olvidemos. Ahora bien, que los que con Cristo están son 144.000 y por tanto, estaríamos hablando de un número literal, lo sabemos porque la Biblia (no los TJ, según el Sr. Olcese) así nos lo dice en Rev. 14:1-4:
“Y vi y, ¡miren!, el Cordero de pie sobre el monte Sión y con él ciento cuarenta y cuatro mil que tienen escritos en sus frentes (a modo de sello y denotando pertenencia) el nombre de él (Jesucristo) y el nombre de su Padre. 2 Y oí un sonido procedente del cielo como el sonido de muchas aguas y como el sonido de fuerte trueno; y el sonido que oí fue como el de cantantes que se acompañan con el arpa, tocando sus arpas. 3 Y están cantando como si fuera una canción nueva delante del trono y delante de las cuatro criaturas vivientes y de los ancianos; y nadie pudo dominar (o aprender) aquella canción sino los ciento cuarenta y cuatro mil, que han sido comprados de la tierra. 4 Estos son los que no se contaminaron con mujeres; de hecho, son vírgenes. Estos son los que van siguiendo al Cordero no importa adónde vaya. Estos fueron comprados de entre la humanidad como primicias para Dios y para el Cordero.” (Acotaciones nuestras).
Y por si no fuera bastante claro este pasaje, para mostrar que estamos hablando de un número totalmente literal, tenemos el hecho de que el propio Juan y según nos cuenta en Rev. 7:4 (como ya hemos señalado), afirma haber “oído el número” de ellos, luego alguien tuvo que pronunciarlo y lo cual elimina cualquier posibilidad de simbolismo alguno: los sellados con el sello del Dios vivo, son 144.000 miembros, literalmente hablando…… ni uno más, ni uno menos; porque si se tratara de una cantidad simbólica como afirman una inmensa mayoría de autores ¿por qué “alguien” mencionó de forma audible tan concreta cantidad…… para engañar a Juan y a aquellos, que posteriormente leyeran dicha revelación? No parece razonable, porque además, tenemos el hecho de que estamos hablando de una Revelación cuyo objetivo era el “mostrar a sus esclavos las cosas que tienen que suceder dentro de poco” (Rev. 1:1) y siendo lo que a Juan le fue mostrado en esa visión de Rev. 14:1, el cumplimiento del profético Sal. 2:5-6 y en donde leemos lo siguiente:
“En aquel tiempo les hablará en su cólera y en su ardiente desagrado los perturbará, 6 diciendo: “Yo, sí, yo, he instalado a mi rey sobre Sión, mi santa montaña”.”
Entonces lo que Juan vio en ese momento, en una visión profética, fue a Jesucristo ya entronizado y ejerciendo sus responsabilidades como Rey delegado del Altísimo…… luego ¿quiénes eran esos que estaban a su lado en ese preciso momento? Pues solo podían ser aquellos que, previamente “sellados”, ejercen la gobernación en el reino milenario de Dios junto a su Hermano Mayor, Jesucristo…… y de los que se nos dice que Juan vio y oyó el número de ellos y que era de 144.000 miembros, en perfecto contraste con la “grande muchedumbre” de Rev. 7:9 y de la que lejos de concretarse una cantidad, se nos dice de ella que “ningún hombre podía contar”. Y ya pasando por alto (tampoco es asunto de abusar), que dicha cantidad de gobernantes asociados, cuadra perfectamente con las palabras de Jesús en Luc. 12:32, cuando califica a los citados gobernantes como de “rebaño pequeño”…… y ahí está la cita para que puedan comprobarlo. También tenemos por otra parte, que en el citado libro de Revelación no se nos habla de nadie más que tenga que vivir en ese reino de Dios, salvo los citados 144.000 gobernantes con Cristo por un lado, eso es, un número perfectamente delimitado y por el otro, una ingente cantidad de sobrevivientes (incontable) que pasan con vida al reino de Dios y que por lo tanto, al no poder reinar con Cristo por la razones que hemos apuntado, pasan a convertirse en los primeros súbditos del citado reino y que lejos de ser “atormentados”, son objeto de atención y cuidado por parte de los primeros, según Rev. 7:14-17 y a los que se irán añadiendo, posteriormente, aquellos que vayan resucitando. Luego vemos que solo se nos habla (mal le pese al Sr. Olcese y que califica dicha enseñanza, también como diabólica) de dos grupos de diferentes características y con distintas responsabilidades: unos que en calidad de inmortales, gobiernan y otros que no siendo inmortales, son gobernados …… y no hay más, eso es todo; y es que al enseñar algo distinto a esa idea, como hace el Sr. Olcese, no se consigue otra cosa que violentar el consejo de Pablo en el sentido de “no ir más allá, de las cosas que están escritas” (1 Cor. 4:6).
Pero pasemos a analizar a continuación, el error que entendemos comete el D. Mario al relacionar el pasaje de Rev. 7:4, que nos habla de los que son “sellados”, con el de Rev. 9:3-6 y en donde se hace referencia a unos personajes que por no tener dicho sello distintivo, serán “atormentados por cinco meses” y lo cual implicaría, obviamente, a la “grande muchedumbre” (según el Sr. Olcese), pues al no disponer de dicho sellamiento estarían entre los “atormentados”, algo que ya hemos visto que no puede ser…… y es que los contextos, habría que señalarle a dicho caballero, sirven para algo. Porque resulta que los citados “144.000 sellados”, así como la “grande muchedumbre” reconocida por Jehová ya como sobreviviente (no olvidemos este dato), aparecen en el contexto de la apertura del sexto sello…… en todo caso, de algo que sucede en el espacio comprendido dentro del marco del citado sexto sello. Por lo tanto, razonablemente, deberíamos de entender que si la apertura de los siete sellos y como parece, es progresiva, antes de la apertura del séptimo sello ya tiene que haberse producido la presencia del resto de “ungidos” pendiente de aparecer (Rev. 6:11) y por otra parte, ya se tiene que haber llevado a cabo la gran predicación de Mat. 24:14 y que como fruto segundo, pues ya no estaríamos hablando de “primicias” (Rev. 14:4), ha producido a esa ingente masa de personas (la “grande muchedumbre”) y que puesto que de ella se dice que sobrevive a la “gran tribulación”, se escapa por tanto, de sufrir las consecuencias o “tormentos” derivados de los juicios que Jehová dirigirá a aquellas personas que hayan rehusado aceptar su oferta del reino y que se relatan, ya en el contexto del séptimo sello; y de lo que algo nos explica Pablo en 2 Tes. 1:7-9:
“…… al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles 8 en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen a Dios (obviamente porque no han querido) y sobre los que no obedecen las buenas nuevas (pues han rehusado aceptar el mensaje predicado) acerca de nuestro Señor Jesús. 9 Estos mismos sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna de delante del Señor y de la gloria de su fuerza.” (Acotaciones nuestras).
Y que esa “gran muchedumbre” será protegida, apartada u ocultada de sufrir la manifestación de la ira de Jehová contra las naciones desobedientes, algo que parece desconocer el Sr. Olcese (pues de conocerlo, cuidaría un poco más lo que dice), se infiere, por ejemplo, de los siguientes pasajes proféticos:
Isa. 26:20-21: “Anda, pueblo mío, entra en tus cuartos interiores y cierra tus puertas tras de ti. Escóndete por solo un momento hasta que pase la denunciación. 21 Porque, ¡mira!, Jehová está saliendo de su lugar para pedir cuenta por el error del habitante de la tierra contra él y la tierra ciertamente expondrá su derramamiento de sangre y ya no encubrirá a los de ella a quienes han matado.”
Sof. 2:2-3: “Antes que el estatuto dé a luz algo, antes que el día haya pasado justamente como el tamo, antes que venga sobre ustedes la cólera ardiente de Jehová, antes que venga sobre ustedes el día de la cólera de Jehová, 3 busquen a Jehová, todos ustedes los mansos de la tierra, los que han practicado Su propia decisión judicial. Busquen justicia, busquen mansedumbre. Probablemente se les oculte en el día de la cólera de Jehová.”
Y también fiel reflejo de la protección que esa “gran muchedumbre” recibirá del Supremo Hacedor, en ese tiempo de denunciación e ira manifestado sobre las naciones y que aparentemente todo indica, que se inicia con la apertura del séptimo sello, lo tenemos en el entero Salmo 91 y en donde, por ejemplo, en sus versículos del 5 al 10 se nos dice lo siguiente, acerca de cómo afectará ese tiempo de destrucción a aquellos que se refugian en Jehová:
“No tendrás miedo de nada pavoroso de noche, ni de la flecha que vuela de día, 6 ni de la peste que anda en las tinieblas, ni de la destrucción que despoja violentamente al mediodía. 7 Mil caerán a tu lado mismo y diez mil a tu diestra; a ti no se te acercará (lo que causa dicha destrucción). 8 Solo con tus ojos seguirás mirando y verás la retribución misma de los inicuos. 9 Porque tú dijiste: “Jehová es mi refugio” (al aceptar el mensaje predicado), has hecho al Altísimo mismo tu morada; 10 no te acaecerá ninguna calamidad y ni siquiera una plaga se acercará a tu tienda.” (Acotaciones nuestras).
Luego es obvio que esas personas que respondan positivamente a la citada predicación de Mat. 24:14 y cuando Jehová derrame su furia sobre las naciones rebeldes, serán de alguna manera salvaguardadas de la destrucción que les espera a estas…… de qué manera lo hará nuestro Creador, desde luego no lo sabemos, pero ahí está su promesa. Y si bien es cierto que según los entendidos, este salmo en principio (y en parte), parece que aplica proféticamente a Jesucristo, no es menos cierto que su primer versículo va en la siguiente dirección:
“Cualquiera que more en el lugar secreto del Altísimo, se conseguirá alojamiento bajo la mismísima sombra del Todopoderoso.”
No olvidemos tampoco las palabras de Jesús en Luc. 21:36, en el sentido de la necesidad de mantenerse alerta y así poder “escapar” de las cosas que están “destinadas a suceder”. Que eso va a ser así, eso es, que aquellos que hayan sido receptivos al mensaje predicado por ese resto pendiente por aparecer de Hijos de Dios, serán protegidos, se nos reafirma precisamente en el propio pasaje que nos cita D. Mario de Rev. 9:3-6, concretamente en el verso 4, en donde leemos lo siguiente:
“Y se les dijo que no dañaran la vegetación de la tierra ni ninguna cosa verde ni ningún árbol, sino solo a los hombres que no tienen el sello de Dios en la frente.”
Luego hay que entender por pasiva, que los habrá que sí tendrán alguna marca identificadora y ello sin ser miembros del grupo de los 144.000 “sellados”, pues no es hasta después de que ese grupo ha sido sellado, cuando aparecen otros (la “gran muchedumbre”) que también tienen una marca distintiva que los identifica como siervos del Altísimo y son pasados por alto, en contraste con aquellos que tendrán la “marca de la bestia” (Rev. 13:16-17) y sobre los que caerá el peso de lo “ira” de Jehová (Sof. 2:2). El tipo de marca que distinguirá a unos de otros, obviamente y al igual que el Sr. Olcese, nosotros no lo sabemos…… con certeza al menos, pero sí nos permitimos apuntar una posibilidad y a tenor de un relato bíblico, que nos habla de cierto “marcar” o sellar que se hizo sobre cierta clase de personas, por orden de Jehová y que hallamos en Ezeq. 9:3-4:
“…… y él empezó a clamar al hombre que estaba vestido del lino, a cuyas caderas estaba el tintero de secretario. 4 Y Jehová pasó a decirle: “Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén y tienes que poner una marca en las frentes de los hombres que están suspirando y gimiendo por todas las cosas detestables que se están haciendo en medio de ella”.
Una vez llevado a cabo ese marcar o sellar, en definitiva el “identificar” a determinadas personas, Jehová da la siguiente orden a los que tenían la misión de destruir “hasta arruinamiento”:
“Y a estos otros dijo, a mis oídos: “Pasen por la ciudad detrás de él y hieran. No se sienta apenado su ojo y no sientan ninguna compasión. 6 A viejo, joven y virgen y niñito y mujeres deben matar... hasta arruinamiento. Pero no se acerquen a ningún hombre sobre el cual esté la marca; y desde mi santuario deben comenzar.” (Versos 5-6).
Y no parece que la cosa tuviera que ver con alguna marca visible o literal en la frente de cada uno, pues el profeta Ezequiel se hallaba en ese momento “bajo la mano de Jehová” (Ezeq. 8:1), eso es, contemplando en una visión sucesos que tenían que ver con la destrucción de Jerusalén por los babilonios. Por otra parte, el verso 4 del pasaje transcrito más bien da a entender, que se trataba de un asunto de actitud o posicionamiento frente a las tropelías que en ese momento se hacían contra Jehová en la propia tierra de Judá…… pero no olvidemos que estamos hablando de un libro profético, por lo que si el hecho relatado no fue más que la prefiguración de la destrucción de Jerusalén a cargo de los ejércitos de Babilonia, ocurrida en 587 a.E.C., no es aventurado afirmar, que tendrá un nuevo y definitivo cumplimiento sobre la entera humanidad, en la gran tribulación final (Rev. 7:14).
Entonces ¿de qué marca identificadora estaríamos hablando y que proporcionará en su momento protección? Pues nosotros barajamos la hipótesis y a tenor de lo leído, que haría referencia a la personal actitud de cada uno, con relación a las cosas que actualmente están pasando en el mundo…… y que mientras repugnan a unos, no les preocupan en absoluto a otros y que viven perfectamente y sin inmutarse entre tanta inmundicia. Veamos solo un par de ejemplos: mientras que unos aceptan como símbolos de “progresismo”, propios de una sociedad “culta y avanzada”, el aborto, el divorcio, la homosexualidad, los matrimonios entre personas del mismo sexo, las relaciones sexuales entre adolescentes y otras actitudes semejantes, estamos aquellos que no nos sentimos identificados ni cómodos con un mundo que tolera semejantes aberraciones e incluso, legisla a favor de las mismas. Y así como a unos, nos horroriza la violencia de cualquier tipo en el mundo, o el hambre, o el sufrimiento de millones de personas por diversos motivos (aunque no nos afecten directamente), vemos que hay otros, que mientras no sean alcanzados por el “rayo”, viven complacidos una vida llena de satisfacciones y no sintiéndose por tanto, aludidos, sensibilizados o acongojados por las penurias de otros.
Luego las personas que mantengan una actitud de “gemir y suspirar” (Ezeq. 9:4) ante estas y otras muchas circunstancias deleznables que ocurren en este mundo, serán aquellas que aceptarán encantadas el ofrecimiento de Jehová, mediante la gran predicación de Mat. 24:14, de vivir baj0 un nuevo gobierno de paz, justicia y rectitud y adquiriendo con ello una “identificación” salvadora…… mientras que las que están conformes con el sistema actual y consideran los principios morales del Creador como restrictivos y lejanos del “progresismo” actual, eso es, la “marca de la bestia” (Rev. 13:16), obviamente rechazarán la oferta y siendo esas precisamente, las personas de las que se nos habla en Rev. 9:3-6 como que serán atormentadas por “cinco meses” y cuya destrucción total, se produce en la segunda venida de Jesucristo (2 Tes. 1:6-9). No olvidemos, por otra parte, que de esta circunstancia es de la que se nos habla en la parábola de “las ovejas y la cabras” de Mat. 25:31-46 y en donde es la distinta actitud de las personas implicadas, lo que coloca a unas a la derecha para salvación y a otras, a la izquierda para destrucción eterna.
A partir de ese momento y ya entrando en lo que podríamos considerar como el organigrama del reino de Dios, parece razonable la siguiente conclusión: habrá un primer grupo compuesto literalmente de 144.00 miembros (al menos eso es lo que está escrito), que acompañarán a Jesucristo en su gobernación y que ejercerán sus benéficos servicios sobre otro grupo, compuesto de una ingente cantidad de personas (la “gran muchedumbre” sobreviviente de la gran tribulación final, más aquellos que progresivamente irán resucitando) y con la tarea de llevarlas a la restauración total (Hech. 3:21), para el fin del milenio. Una vez conseguido ese objetivo y ya gozando esas personas, de las mismas condiciones de perfección que Adán y Eva disfrutaban antes del pecado, será de nuevo soltado Satanás y lo que las enfrentará a la prueba final, anunciada en Rev. 20:7-10. Aquellas que al igual que nuestros primeros padres, sucumban al engaño satánico, serán destruidas eternamente por medio del fuego destructor del Altísimo; sin embargo, aquellas que superen la prueba y ratifiquen su inquebrantable lealtad a Jehová, serán premiadas con la “salvación”, eso es, el acceso a la vida eterna…… y algo que ya poseen a perpetuidad (pues son inmortales), los miembros del primer grupo de 144.000, desde el mismo momento de su resurrección. Ya en otro momento, les hablaremos de la diferencia que existe entre la “salvación” que reciben esos 144.000 y la que reciben aquellos que superan la prueba al final del milenio y que no es la misma…… algo que, parece ser, D. Mario desconoce.
Volviendo atrás en el tiempo y por aquello de enfatizar la cosa, digamos que aquellos que serán “atormentados” por las simbólicas “langostas” de Rev. 9:3-6, serán aquellas personas que cuando se les ofrezca la oportunidad, rechazarán el someterse a dicho gobierno del reino de Dios y preferirán seguir viviendo en un mundo gobernado por Satanás y en el que se sienten más cómodas; y por lo que sufrirán el “castigo judicial de destrucción eterna” mencionado en el citado pasaje de 2 Tes. 1:9…… y esa es toda la historia, siempre desde nuestro punto de vista, claro. Por lo que seguimos pensando que el Sr. Olcese debería tener más en cuenta los respectivos contextos y asegurarse un poco más que aquello que nos explica se ajusta a la verdad; porque relacionar lo que ocurre dentro del espacio de tiempo comprendido en el sexto sello, con lo que ocurre a partir de la apertura del séptimo y en donde se nos habla de otra cosa, pues se nos relatan los pormenores del juicio directo del Creador sobre la humanidad rebelde (no sobre la obediente), ya es como para hacérselo mirar…… a menos que nosotros estemos equivocados, claro. Y es que dicho caballero, en una muestra más de su limitado entendimiento acerca del contenido escritural, parece no saber que Jehová y como siempre ha hecho en todos sus juicios, mantendrá apartadas y protegidas a aquellas personas (la “gran muchedumbre” de Rev. 7:9) que cifren confianza en Su promesa del establecimiento de un nuevo reino, de los actos finales de venganza que dirigirá sobre la parte de la humanidad que la rechazará y que será la “atormentada”…… y ahí están los textos que lo confirman. Ahora bien, si D. Mario desea discutirlo, nos tiene a su entera disposición.
Por cierto y por si a alguien le interesa: el “tormento” que esas personas citadas en Rev. 9:3-6, sufrirán por “cinco meses” y dejando aparte el que sean cinco meses literales o no, en todo caso estaríamos hablando de un breve espacio de tiempo, no es otro que el darse cuenta en un determinado momento, que se han equivocado en su decisión y que lo que les espera es la muerte definitiva. Algo parecido a lo que ocurrió con los contemporáneos de Noé, cuando vieron que empezaba a llover, que la puerta del arca estaba cerrada y no permitía la entrada en ella, mientras que el nivel del agua empezaba a subir, a subir, a subir…… en definitiva, que Noé tenía razón en todo lo que había dicho y que el buscar refugio en lugares altos, no era más que prolongar una horrible agonía que estaba abocada a una muerte irremisible y eterna: ese es el “tormento” del que se nos habla y que solo con un poco de imaginación, se puede entender perfectamente cómo fue la situación de desesperación de aquellas personas en aquel momento y como será la situación de esas personas de las que se nos habla en Rev. 9:3-6 en esos trágicos momentos…… pero no olvidemos, que no es Jehová el que causa dicho tormento, sino el sufrir las lógicas consecuencias de haber tomado una mala decisión. Por eso tantas veces desde este blog, instamos a aquellos que nos quieran escuchar, a que dediquen tiempo y esfuerzo a considerar los contenidos que en dicho blog les sometemos a su consideración, así como los de aquellos a los que rebatimos sus enseñanzas, para que mediante el contraste con su propio ejemplar de las Escrituras, saquen sus propias y oportunas conclusiones y de las que algún día, no se olviden de ello, tendrán que responder personalmente…… y es que la cosa, en absoluto va de broma y por lo que nos permitimos recordarles la advertencia de Jehová:
“Sagaz es el que ha visto la calamidad y procede a ocultarse, pero los inexpertos han pasado adelante y tienen que sufrir la pena.” (Prov. 22:3).
MABEL
lunes, 13 de febrero de 2012
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