miércoles, 29 de agosto de 2012

Pero…… ¿de qué evangelio “salvador” nos están hablando?

Y es que resulta que según los “entendidos” en la materia, la “salvación” de toda persona tiene que ver con la aceptación del “evangelio” que predicó Jesús y tomando como base para esa afirmación, pasajes como, por ejemplo, este de Mar. 16:15-16:

Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen las buenas nuevas (o “evangelio” según versiones) a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado será salvo, más el que no crea será condenado.” (Acotación nuestra).

Claro, vistas así las cosas y sin más, tal parece que la idea sí va por ese camino…… no obstante los autores de este blog (contestatarios donde los haya ¡qué le vamos hacer, los años no perdonan!), somos de la opinión que no siempre los cosas son lo que parecen, sobre todo cuando uno tiene la precaución de profundizar en ellas y no quedarse solo en la superficialidad de lo que le cuentan de las mismas. Porque de entrada tenemos que notar y analizando el pasaje en cuestión, que en el mismo solo se nos dice que aquél que “creyera” en aquello que se le hubiera contado o prometido, sería “salvo”…… pero es que lo que nosotros ponemos en cuestión no es eso, sino si lo que se les contó a esas personas, se nos podría contar también a nosotros en la actualidad y sacar el mismo rédito de ello, o dicho de otra manera, si se nos podría hacer la misma oferta que se les hizo en su momento a las citadas personas y que es algo muy distinto…… pero que en definitiva, es lo que se nos quiere hacer creer por parte de esos “genios” de la interpretación bíblica que pululan por ahí; por lo tanto, vamos a meternos en harina y haber que sacamos en claro de este más que polémico asunto.

No obstante y para situarnos, queridos amigos que nos leen, permítannos un inciso para establecer en primer lugar dos premisas que creemos indispensables para la perfecta comprensión de lo que pretendemos contarles en esta ocasión: como primera providencia, decir que lo que van a leer no es más que la continuación de nuestro artículo del pasado día 18, “Entonces el reino de Dios…… ¿para qué sirve?” y circunstancia que nos lleva a sugerirles a aquellos que no lo hayan leído, que se animen y lo hagan para tener así una perspectiva más amplia del asunto, siempre en aras de una mejor comprensión de la idea que pretendemos exponerles…… y ya avisando de antemano, que estaríamos hablando de un planteamiento totalmente apartado de lo “políticamente correcto” y que seguramente levantará ampollas entre el personal “especializado” en el tema. Ya en segundo lugar, advertirles que este punto de vista o teoría que queremos compartir con ustedes, no pretende ser más que eso: una teoría fruto de un análisis que entendemos como lógico y razonado, de aquello que conocemos de las Escrituras y que para “variar” no cuadra con lo que hoy día se entiende como “de uso corriente” o interpretación comúnmente aceptada en cuanto al significado de las mismas, siempre en el ámbito de lo que conocemos como “cristiandad” y que tiene en la Biblia su libro de texto o guía espiritual. En todo caso, insistimos que se trata de una simple reflexión en voz alta que compartimos con todos ustedes y que son los que en definitiva darán o quitarán razones, cuando lleguen al final de este artículo; dicho lo cual, vamos a exponer nuestra tesis en el sentido que actualmente no existe nada parecido a un “evangelio salvador” que pueda ser publicado y que realmente pueda salvar…… y en el bien entendido que el alcanzar la “salvación”, no es otra cosa que el recibir la inmortalidad en el mismo momento de ser uno resucitado y algo solo al alcance de los que participan de la “primera resurrección” (Rev. 20:6), reservada únicamente para aquellos que tienen que reinar con Cristo.

Establecidas esas dos premisas, podríamos empezar diciendo que la Biblia tiene sus tiempos, pactos y circunstancias particulares y que aplicando a unos, sin embargo no aplicaban a otros, así como promesas que Jehová les hizo a unos y que nada tenían que ver con otros y lo que nos lleva a entender, que cada tiempo tuvo su propia circunstancia y sujeta siempre a sus particulares necesidades…… y podemos poner un ejemplo: a nosotros en la actualidad, no nos aplica el pacto de la Ley Mosaica y sin embargo, este forma parte prominente de las Escrituras. Luego en función de dicha regla de tres y siempre según nuestro a entender, nos encontramos con la misma situación en lo referente al NT…… pues si bien este tuvo su valor aplicativo en el primer siglo, ya no es el caso con aquellas personas que vivimos casi 2.000 años después. Y algo que de forma ilustrativa y partiendo como tenemos por costumbre en este blog, desde el sentido común y el razonamiento lógico, podríamos escenificar en lo que se podría entender como el Plan de Jehová…… que mostrado de una manera gráfica y para entendernos, constaría de “tres pilares” fundamentales y cada uno de los cuales se corresponde a un tiempo en particular y por tanto, con un mensaje o “evangelio” adaptado a las particulares necesidades de los períodos de tiempo implicados en cada uno de ellos: el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y por último la Revelación, puesto que escrita en las postrimerías del primer siglo (96 E.C.), hablaba de las cosas “que estaban por suceder” (Rev. 1:1) y lo que nos proyectaba a otra porción de tiempo aún distante en el futuro y ya cercana a los 2.000 años…… distinta por tanto a las dos porciones o épocas anteriores que comprendieron respectivamente, tanto el AT como el NT.

Por otra parte, quizás también sería oportuno señalar que el pasaje citado de Mar. 16:15-16, no deja de ser una referencia a las instrucciones específicas que Jesucristo dio en concreto a sus doce apóstoles, para la tarea que tenían que llevar a cabo y que no era otra que la de localizar a aquellos que junto a él tenían que reinar (algo que explicamos en nuestro artículo del 18/08/12, mencionado en este escrito) y por lo que sería solo razonable pensar que esa comisión dio inició con los apóstoles…… y con los apóstoles se acabó. Pero puesto que vamos a hablar del “evangelio”, señalemos que lejos de darle a dicha expresión el sentido “místico” que de forma interesada le han dado siempre las diferentes denominaciones religiosas dentro de la cristiandad (pues de eso es de lo que viven), convirtiendo dicha palabra en cuasi sagrada y en su intento, por demás exitoso, de mantener sujeto al personal, nosotros tomaremos de la palabra “evangelio” su significado primario y que sencillamente es el de “buena nueva” o “buena noticia”…… y no olvidemos esta observación, pues el tenerla en mente nos ayudará a una mejor comprensión de la idea que estamos exponiendo; pero vayamos al meollo del asunto e intentando resumirlo al máximo:

Por decirlo de alguna manera, la “buena noticia” del AT tenía que ver con el mensaje que ya desde el mismo momento de aparecer el pecado, Jehová puso de manifiesto o comunicó al ser humano (Gen. 3:15), eso es, Su intención de enderezar el entuerto producido…… y para lo cual, Él tenía que tomar algunas medidas tendentes a facilitar dicho proyecto: por ejemplo y muy a “grosso modo”, podríamos hablar de la elección de un pueblo que saldría a partir de un hombre escogido por el propio Jehová (Abrahán en este caso) y pueblo al que tomaría como Suyo, haciéndoles la promesa de en un futuro sacar de entre ellos “un reino de sacerdotes” mediante el pacto establecido entre las dos partes, en Sinaí (Éxo. 19:6); también tenemos el pacto por un reino establecido con David, que implicaba el proveer un descendiente legal y obviamente, los logros que conseguiría ese futuro reino…… y todo ello explicado oportunamente por el Altísimo “por boca de sus profetas de tiempo antiguo” (Hech. 3:21). Luego en líneas generales, ese sería el “evangelio” o mensaje, en definitiva las “buenas noticias” que se difundieron durante ese período de tiempo que comprendió el AT y a través, como hemos leído, de los profetas. Pero con la llegada de Jesús, finalizó ese compromiso o pacto que en sí mismo constituía la “buena noticia”, para dar lugar a otro arreglo que conocemos como el NT (no olvidemos que un testamento no es más que un pacto) y con el que se introdujo un nuevo mensaje o “evangelio”…… en todo caso una nueva “buena noticia” acorde con el nuevo contexto en el que se entraba a partir de ese momento.

Porque si en un primer momento y como hemos dicho, el Altísimo transmitió su mensaje a través de sus profetas, en ese nuevo contexto ya pasó a hacerlo a través de otro medio, a saber, de Su propio hijo (Hebr. 1:1-2). Y circunstancia que cambiaba radicalmente las cosas, dada la tremenda significación de la aparición del Hijo de Dios sobre la tierra, según palabras del apóstol Pablo:

Porque digo que Cristo realmente llegó a ser ministro de los circuncisos a favor de la veracidad de Dios, para confirmar las promesas que Él hizo a los antepasados de ellos.” (Rom. 15:8).

Luego si con la aparición del Mesías se vino a confirmar la veracidad de las promesas de Jehová, pactadas con los antepasados de los contemporáneos de Jesús, ya se había cubierto un estadio en el Plan de Jehová y lo cual hacía necesario un nuevo pacto (Luc. 22:20) que supliera al anterior y en consecuencia, tal como hemos dicho, un nuevo mensaje o “buena noticia” que se correspondiera a la nueva situación y que hoy se nos vende como “el evangelio de Cristo”. Y al que como hemos dicho, se le da una fuerte connotación “mística” que para nada se corresponde con lo que Jesús realmente vino a hacer en su primera venida y que no fue otra cosa, que el traer una nueva información que tenía que ver con la “buena noticia” o “buena nueva” de que Jehová continuaba adelantando Su Plan y algo de lo que él mismo era el máximo exponente…… en definitiva, un nuevo mensaje dirigido a sus contemporáneos (Luc. 4:43). Porque puesto que el heredero legal del reino davídico ya estaba presente y siendo él y como hemos leído, la parte mollar en el cumplimiento de las promesas de Jehová a los antepasados del pueblo de Israel, solo cabía el anunciar la “buena noticia” o mensaje de que había llegado el momento apropiado para el cumplimiento de la promesa de Jehová a esos antepasados, de sacar de entre su pueblo “un reino de sacerdotes” (Éxo. 19:6) que acompañarían a dicho heredero legal al trono de David en su regir y con ello (eso es, con dicho mensaje o “buena noticia”) extender la oportunidad a todo aquel que lo deseara, de poder acceder a dicho privilegio…… y debido a la importancia que ello tiene en este asunto, hay que incidir de nuevo en el hecho de que la comisión de Jesús solo tenía que ver, con el reunir a aquellos que tenían que acompañarle en su gobernación real y para lo cual obviamente, habría un mensaje específico para esas personas en concreto y por tanto no extensivo a otras, por mucho que se empeñen esos actuales “genios” de la interpretación bíblica.

Luego habría que entender que dicha recolección se inició con los apóstoles y continuó hasta la muerte del último de ellos y por las razones que explicamos, entre otros, en nuestro artículo “No es eso, Sr. Olcese…… no es eso” (14/09/10); ya finalizada dicha recolección y a partir de la muerte de Juan en 99 E.C. (el último apóstol que quedaba con vida), finalizó también el período de tiempo comprendido dentro de lo que conocemos como el NT y a lo que siguió una larga etapa de transición a la que la Biblia llama “los tiempos de los gentiles” (Luc. 21:24) y que de hecho, inició con la destrucción de Jerusalén en 70 E.C. y que ha llegado hasta nuestros días…… recordemos que entre el registro escrito del AT y del NT, existe también un período de transición de más de 400 años.

Luego habiendo visto que ambos períodos de tiempo tuvieron su particular “buena noticia”, ajustada siempre a las necesidades del momento, veamos ahora las dos interrogantes que se nos abren y cuya resolución mostrará si nosotros estamos acertados en nuestro planteamiento…… o no: la primera sería ¿qué utilidad tendría entonces para nosotros actualmente, la Biblia en general? Y la segunda, suponiendo que nosotros tengamos razón en nuestra teoría ¿cuál tendría que ser el mensaje o nueva “buena noticia” que correspondería dar en nuestros días? Y a la primera interrogante planteada, solo se puede responder diciendo sencillamente, que el objetivo primario de las Escrituras es el de tenernos informados de cómo está “el patio”, eso es, que mediante el registro escritural llegado hasta nuestros días, se nos permite el ponernos en antecedentes de los propósitos del Altísimo para con nosotros y los pasos que hasta el momento Este ha dado para la consecución de dicho logro…… ¡y algo de vital importancia para nosotros! Pero es que una cosa es que las Escrituras nos sean útiles a efectos de información (Rom. 15:4), manteniéndonos por tanto alerta sobre las cosas por venir y otra muy distinta, que nos aplique directamente y a efectos prácticos su contenido (en este caso el mensaje predicado en tiempos del NT), como en su día y por poner un ejemplo, aplicó a los Pedro, Juan, Pablo y tantísimos otros. Por ello afirmamos que en la actualidad no aplica el mensaje del NT, pues nosotros no estamos llamados a reinar con Cristo en ese gobierno milenario (esas personas ya fueron elegidas en su momento), sino a ser súbditos del mismo y algo que llevamos repitiendo en nuestros últimos artículos de forma machacona, por ejemplo, en nuestro reciente título “Entre lo anecdótico y lo sustancial…… ¿con qué se queda usted?” del día 7 del corriente mes de Agosto y sin que nadie, hasta el momento al menos, nos haya llevado la contraria.

Y es que no podemos olvidar, que de los dos grupos de los que se nos habla en la Revelación y que estarán presentes en el inicio del nuevo mundo por venir o reino de Dios (los “144.000” y la “gran muchedumbre” de Rev. 7:4 y 9), el que aún no ha aparecido es el de la “gran muchedumbre”, pues ya explicamos en anteriores artículos que estamos hablando de personas que sobreviven a una “gran tribulación” que todavía no se ha producido…… por lo que aún no existe dicho grupo como tal. Sin embargo, en el caso de los 144.000 y prescindiendo que quede un pequeño resto por aparecer para completar dicho número, según Rev. 6:11 y 11:3 (al menos eso es lo que parece), la práctica totalidad de estos ya estuvieron presentes en el primer siglo y descansan desde entonces en sus tumbas hasta la venida de Jesucristo, cuando serán levantados en gloria e inmortalidad para reinar con este en su reino. Y circunstancia que nos lleva a la segunda cuestión planteada y que tiene que ver, con la “buena noticia” que sí nos aplicaría en este momento…… y que el averiguar su contenido, solo es asunto de razonar con un poco de lógica y sentido común; porque veamos: sabemos que Jesús profetizó para el tiempo del fin, una predicación de alcance mundial y que precedería al fin del sistema de cosas tal como lo conocemos, en los siguientes términos:

Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (Mat. 24:14).

Luego partiendo de la base que a la predicación de Jesús en el primer siglo, no siguió el fin del sistema de cosas mundial, en todo caso algo testimonial como fue el fin del sistema de cosas judío, es razonable el pensar que no estaríamos hablando de la misma predicación y por lo que la pregunta bien podría ser ¿qué es lo que se nos anunciará en esa nueva y última gran predicación? Y puesto que dicha predicación aún no ha comenzado, vayan olvidándose ustedes de lo que hacen los TJ u otras organizaciones religiosas, e incluso de lo que hacen aquellos que dicen ir por libre y que publican en Internet (los Olcese y compañía) y que dándoselas todos ellos de “ungidos”, eso es, Hijos adoptivos de Dios (aquí parece que todo el mundo es un “ungido”), nos dan la matraca con un “evangelio salvador” cuando resulta que el tal evangelio o mensaje ya está caduco y por lo que ya no puede salvar a nadie, pues no tiene aplicación práctica en nuestros días. Eso sí, lo único que se consigue con la actividad de todas esas personas o en su defecto organizaciones, es confundir al personal con las barbaridades que publican y contribuyendo con tanta confusión de doctrinas y enseñanzas varias, a alejar de la Biblia a aquellos que sinceramente están interesados en las cosas de Dios. Y que esto es tal como se lo decimos, lo prueba el hecho que esos verdaderos “ungidos” o resto por aparecer, aún no han hecho acto de presencia y por lo que aún no se ha dado ningún mensaje; y circunstancia que se pone de manifiesto cuando vemos que ninguno de esos impostores mencionados y hasta dónde nosotros sabemos, tiene los poderes que según Rev. 11:5-6, sí desplegarán esos personajes enviados por Dios…… por lo que razonablemente, no podemos estar hablando de los mismos individuos y resultando ser los mencionados actuales “ungidos” y quienes quiera que sean, unos farsantes de tomo y lomo.

Pero volviendo al tema que nos ocupa y ya respondiendo a la pregunta formulada, vemos que desde la lógica y el sentido común e intentando resumir la cosa al máximo, los hechos son los siguientes: si en el AT se nos pone en antecedentes de los planes de Jehová de crear un reino (con todo lo que ello implica) para solventar los problemas que acucian a la humanidad y por otra parte, en el NT ya se nos comunica la aparición del heredero legal al trono de dicho reino, así como la elección de los miembros que le han de acompañar en dicha gobernación, eso es, la elección de aquellos que tienen que ejercer la función de reyes y sacerdotes durante la vigencia de dicho reinado…… solo nos quedaría por conocer una “buena noticia” y que es la que sí nos aplicaría a nosotros: ¡El momento de la toma de posesión de dicho reino y lo que hay que hacer para ser súbdito del mismo! Porque no olvidemos, que esa información no fue dada en ningún momento por Jesús, ya que lo que este dijo sobre el tema, fue lo siguiente:

Respecto a aquel día y hora nadie sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino solo el Padre. (…… ) 42 Manténganse alerta, pues, porque no saben en qué día viene su Señor.” (Mat. 24:36, 42).

Y que el mensaje que se anunciará al mundo en esa nueva predicación, luego nada que ver con la anterior (no olvidemos este dato), tiene como punto focal el momento en que será establecido dicho reino y no con el “evangelio” prístino predicado por Jesús en su época, como nos intentan colar esos “genios” de la interpretación bíblica, queda probado por el hecho que la citada predicación de Mat. 24:14 (que no olvidemos, estaba incluida en el contexto de las señales que marcarían el final de los tiempos), nada tiene que ver y como ya hemos señalado, con la predicación llevada a cabo en su momento por Jesús y sus apóstoles, pues casi 2.000 años las separan. Porque la reflexión es lógica: si como se nos intenta hacer creer, la predicación iniciada por Jesús aún estuviera en marcha en nuestros días (requisito fundamental para que dicho “evangelio salvador” aún estuviera vigente) ¿qué necesidad habría, de que se iniciara otra predicación?...... sin embargo, sorprendentemente, eso es lo que nos anunció Jesús en Mat. 24:14.

Porque si en ese tiempo pretérito y como ya hemos dicho, el objetivo pretendido era el seleccionar a los miembros que tenían que ejercer de reyes en dicho reino, en esta ocasión el fin que se persigue es distinto ya que tiene que ver con el encontrar a los súbditos del mismo…… por lo que queda claro que el mensaje no puede ser el mismo, puesto que el objetivo no es el mismo. Y es que recordemos una vez más y por aquello de remachar el asunto, que en el inicio del nuevo mundo solo estarán los que han de reinar con Cristo (levantados en la primera resurrección), eso es, los “144.000” y por otra parte, la “gran muchedumbre” que dado que sobrevive a la “gran tribulación”, no pueden participar de esa primera resurrección ya que pasan con vida al reino de Dios y por lo que no tienen acceso a ese gobierno real…… luego solo pueden ser súbditos del mismo y por lo cual, lo que necesitan saber es cuando se va a instaurar dicho reino y lo que hay que hacer para entrar en el mismo. Pero volviendo al mensaje en cuestión, eso que acabamos de decir no es algo que se nos ocurra a nosotros de repente, sino que es en las Escrituras dónde se nos explica cuál es el contenido de la “buena nueva” que se va a transmitir a la humanidad en este tiempo y cuando llegue el momento oportuno; veamos cómo se nos explica eso en distintos pasajes del libro de Revelación y que recordemos, fue en su momento el anuncio de sucesos que aún estaban en un futuro muy distante:

Rev. 12:10: “Y oí una voz fuerte en el cielo decir: “¡Ahora han acontecido la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque ha sido arrojado hacia abajo el acusador de nuestros hermanos, que los acusa día y noche delante de nuestro Dios!”.”

Rev. 14:6-7: “Y vi a otro ángel que volaba en medio del cielo y tenía buenas nuevas eternas que declarar como noticias gozosas a los que moran en la tierra y a toda nación y tribu y lengua y pueblo 7 y decía con voz fuerte: “Teman a Dios y denle gloria, porque ha llegado la hora del juicio por él, de modo que adoren al que hizo el cielo y la tierra y el mar y las fuentes de las aguas”.”

Porque eso y no otra cosa es lo que necesitamos saber en estos momentos, pues resumiendo un poco, sabemos por el AT lo que Jehová se propone hacer con nosotros, eso es, el restaurar todas las cosas y según hablo “por boca de sus profetas de tiempo antiguo” (Hech. 3:21); sabemos por otra parte, mediante el NT, que los integrantes del gobierno del nuevo mundo (el rey y sus acompañantes) y que tienen que llevar a cabo dicha comisión de restauración, ya están elegidos y que serán levantados mediante resurrección en la próxima venida del rey Jesucristo para tomar posesión del reino…… luego la “tercera” de esas tres patas mencionadas de ese Plan Divino y que a modo de ilustración les hemos comentado, es que se nos comunique el cuándo y el cómo, o dicho de otra manera, cuando entrará en función dicho reino y cómo hay que hacer, para conseguir una plaza de súbdito en el mismo y aquello que se nos dará en el mismo: esa y no otra, es la “buena noticia” o “evangelio” que necesitamos escuchar actualmente, porque sencillamente es lo que nos aplica directamente en estos tiempos finales.

Y es que si lo pensamos con un poco de atención, esa simbólica “tercera pata” a la que hemos considerado es la Revelación, dentro del Plan de Dios, no es más que la “buena noticia” o promesa divina para la humanidad obediente, en el sentido de que aquellos que acepten su gobernación, serán resguardados de los juicios divinos contra el resto de humanidad desobediente, así como que serán restaurados a la perfección en el milenio, a la vez que ayudados a prepararse para la prueba final al término de los mil años…… y si resultan vencedores en la misma, se les concederá el derecho de vivir eternamente en una tierra de inmensa paz y felicidad. Porque si recordamos que es a los “144.000” a los que se les prometió la inmortalidad en el mismo momento de su resurrección (Rev. 20:6), como premio a la fidelidad demostrada durante su vida a la promesa recibida, nos daremos cuenta que el mensaje, “buena nueva”, o “evangelio” o como quiera llamársele y dirigido a las personas que vivimos en la actualidad, obviamente no podía ser el mismo que Jesús predicó a sus seguidores, pues va dirigido a personas que ocuparán una distinta posición: en lugar de ser reyes en ese reino, serán súbditos del mismo…… luego ¿qué sentido tiene que en la actualidad, se nos continúe hablando de la promesa de reinar con Cristo?

Y como han podido comprobar, hemos llegado a semejante conclusión mediante el sencillo método de razonar con lógica y sentido común acerca de aquello que conocemos de las Escrituras…… siendo lo publicado el resultado obtenido y que aunque sabemos que probablemente será muy contestado, no es menos cierto que todo apunta a que “algo” de acertado tiene nuestro razonamiento y lo cual plantea una cuestión: ¿Se imaginan la que se montaría si las cosas fueran tal como las planteamos nosotros? Estaríamos hablando del mayor engaño al que ha sido sometido al mundo por opositor de Jehová, eso es, Satanás el Diablo, creando un inmenso sistema religioso falso y algo a lo que tampoco hay que echarle mucha imaginación, pues son las propias Escrituras las que ya nos lo indican, al mencionar aquello de “Babilonia la Grande, la madre de las rameras y de las cosas repugnantes de la tierra” (Rev. 17:1-6)…… eso es, hablándonos de un imperio mundial de religión falsa. Luego son las mismas Escrituras las que nos ponen en antecedentes de que no existe en la tierra actualmente, forma alguna de religión que tenga la aprobación del Altísimo…… entonces ¿de dónde sale la idea de un “evangelio salvador” que nos haya de convertir a todos en Hijos adoptivos del Altísimo y del que continuamente nos hablan esos “genios” de la interpretación bíblica? Y lo que es más importante ¿quién les ha comisionado para predicar, si los encargados de dirigir la nueva predicación de Mat. 24:14 y según la Biblia, aún no han aparecido, tal como se nos señala Rev. 11:3?

Todo considerado, deberíamos de concluir que somos víctimas de un fraude colosal, pues desde la muerte de los apóstoles y los seguidores de estos y por tanto, ya recolectados la casi totalidad de los “elegidos” (recuerden que según Rev. 6:9-11, queda pendiente de aparecer solo un pequeño resto de ellos y que elige Dios directamente), se acabó la validez de la “buena noticia” que publicó Jesús, en el sentido de ofrecer a otros la oportunidad de reinar junto a él en el reino de Dios; porque en un futuro próximo y cuando de inicio a la gran predicación anunciada por Jesús de Mat. 24:14, lo que se buscará será a los súbditos de dicho reino y no a los reyes del mismo, pues como hemos dicho, prácticamente se completó el “cupo” en el primer siglo, por lo que difícilmente el mensaje de dicha predicación podía ser el mismo que predicó Jesús…… a menos eso sí, que las Escrituras nos engañen. Pero puesto que eso no puede ser, lo razonable es llegar a la conclusión lógica de que no puede existir un “evangelio salvador” tal como se nos quiere “vender” y por lo que todos los que se ocupan en esa tarea “evangelizadora” o divulgadora, no son más que agentes satánicos dedicados a promulgar la mentira con el objetivo de entrampar a los incautos y algo de lo que ya nos advirtió el apóstol Pedro:

Sin embargo, llegó a haber también falsos profetas entre el pueblo, como también habrá falsos maestros entre ustedes. Estos mismísimos introducirán calladamente sectas destructivas y repudiarán hasta al dueño que los compró, trayendo sobre sí mismos destrucción acelerada.” (2 Ped. 2:1).

Y hasta aquí, queridos amigos, esta nueva proposición que les formulamos, siempre esperando que hayamos tenido la habilidad necesaria para transmitirles la idea subyacente tras estas palabras; a partir de ahora, ya tienen que ser ustedes los que valoren los pros y los contras del planteamiento expresado y saquen las oportunas conclusiones…… y si en algo creen que nos hemos equivocado, ya lo saben: sírvanse comunicárnoslo y así nos ayudarán a aprender un poco más.

MABEL

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