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lunes, 9 de febrero de 2015

La importancia de conocer el “contenido” del evangelio de Jesús.


Porque no son pocos los autores bíblicos que nos están dando “la vara” continuamente con el tema del “evangelio” del reino, pero sin aclararnos cuál fue realmente el mensaje concreto que Jesús vino a dar…… sencillamente porque no lo saben, pues parten de un supuesto equivocado: el de pensar que dicho “evangelio” iniciado en Jesús, ha perdurado en el tiempo y por lo que todo aquél que en nuestros días ejerza fe en Jesucristo y se bautice en agua, ya es reconocido automáticamente por Dios como un Hijo Suyo (lo que se conoce como un “ungido”) y por lo tanto, coheredero con Cristo del reino de Dios, en calidad de inmortal rey y sacerdote. Pero permítannos explicar el por qué salimos ahora “con estas”: hace unos días y buscando información para un próximo artículo, nos topamos con el video de determinado autor en el que se nos decía, más o menos, que para entender el mensaje “central” de Jesús acerca del reino de Dios, se tenía que saber lo que se había empezado a predicar al inicio de tal ministerio, así como lo último que este dijo acerca del mismo.

De entrada, lo que ese autor parece estar insinuando es que el mensaje o “evangelio” de Jesucristo tuvo un argumento inicial que se fue desarrollando con el tiempo y, finalmente, llegó a una culminación e idea que es absolutamente falsa y que lo único que denota es la crasa ignorancia de quién así se pronuncia, consecuencia lógica (por otra parte) de intentar entender las Escrituras partiendo de una idea preconcebida; para sostener dicha propuesta, el autor de dicho video nos dirige a Mar. 1:1 y en lo que no es más que una disparatada interpretación de dicho pasaje, porque veamos que se lee en el mismo:

El principio de las buenas nuevas acerca de Jesucristo:……

Ya a continuación y en los siguientes versos hasta el ocho, se nos pasa a relatar los sucesos que precedieron a la difusión del “evangelio” y expresión esta que no significa otra cosa que “buena nueva” o “buena noticia”…… luego para ponernos en situación, estaríamos hablando de los prolegómenos que se concitaron para que dicha “buena noticia” se empezara a difundir; por lo que nada sugiere dicho pasaje y contrario a lo que parece proponernos el autor en cuestión, que ese “evangelio” tuviera un inicio a modo de introducción, un cuerpo central y una conclusión, como en todo discurso que se precie. Porque de lo que estamos hablando, tal como hemos señalado, es de una “buena noticia” y que es simple y llanamente esto: una noticia; para poner un ejemplo de lo que queremos decir, es como si a uno le toca la lotería (esa sería la buena noticia) y luego pasa a explicar las circunstancias que le llevaron a comprar el boleto agraciado…… pues eso es lo que se hace en el pasaje de Mar. 1:1-8, pues primero se nos habla de la existencia de la noticia y luego se nos habla de cómo se desarrollaron los acontecimientos, hasta llegar al momento en que dicha “buena noticia” fue sacada a la luz y que, además, tenía que ver con el cumplimiento de “algo”.

Es cierto y a modo de paréntesis, que en los evangelios se encuentra mucha información adicional a modo de guía para aquellos que decidieron apartarse de la religión que en su momento seguían y basada en la Ley, para hacer suyas las enseñanzas de Jesús…… pero eso no es el “evangelio” del Hijo de Dios y expresión, que repetimos, no significa otra cosa que “buena noticia” (no un conjunto de enseñanzas), sino más bien la consecuencia lógica de la “buena nueva” anunciada y que se exigía de todo aquél que ejerciera fe en la misma; dicho lo cual, cerramos el paréntesis y continuamos con lo que decíamos, que tenía que ver con el averiguar cuál es el verdadero significado de la porción señalada del relato de Marcos y que se capta cuando se contrasta dicho pasaje con distintas traducciones bíblicas, como por ejemplo, la versión TLA y en dónde se lee como sigue:

Ésta es la historia de cómo empezaron a anunciarse las buenas noticias acerca de Jesús, que es el Hijo de Dios y el Mesías. 2 Todo comenzó como Dios lo había anunciado por medio del profeta Isaías…… (etc. etc. etc.).” (Acotación nuestra).

Por lo que es falsa la insinuación de que el “evangelio” fuera algo que se tuviera que desarrollar con el tiempo, ya que como hemos señalado no se trataba más que de una “buena noticia” que se tenía que dar al pueblo de Israel de manera exclusiva y no al resto de la humanidad, tal como se desprende de las siguientes palabras de Jesús:

En respuesta, él dijo: “No fui enviado a nadie, aparte de las ovejas perdidas de la casa de Israel.” (Mat. 15:24).

Circunstancia que queda ratificada, con la orden que en su momento dio a sus apóstoles cuando les envió a predicar, según leemos en Mat. 10:5-10:

A estos doce Jesús los envió, dándoles estas órdenes: “No se vayan por el camino de las naciones y no entren en ciudad samaritana; 6 sino, más bien, vayan continuamente a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7 Al ir, prediquen, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. 8 Curen enfermos, levanten muertos, limpien leprosos, expulsen demonios. Recibieron gratis; den gratis”.”

Repetimos, entonces, que el mensaje que portaba Jesucristo tenía que ver solo con la nación o pueblo de Israel y donde radica la auténtica clave del sentido del “evangelio” de Jesús, porque veamos ¿qué podría ser de interés para el pueblo judío y que no tuviera relación alguna con el resto de la humanidad? Porque si bien es cierto que el valor del rescate pagado por Jesucristo con su sangre alcanza a todo ser humano (Juan 3:16) y que el reino de Dios es el instrumento para conseguir tal fin, no es menos cierto que nada tiene que ver esto con la “buena noticia” o “evangelio” encomendada por el Altísimo a Su Hijo (Luc. 4:43) y esperada durante siglos por el pueblo de Israel (Luc. 3:15); que no tenía dicha “buena nueva” relación directa alguna con la gente de “las naciones” o resto del mundo, queda claro cuando se analiza la promesa divina que siglos antes y por medio de Moisés, el Dios Todopoderoso le hizo a la recién liberada nación de Israel y en los siguientes términos:

“…… “Y ahora, si ustedes obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi pacto, entonces ciertamente llegarán a ser mi propiedad especial de entre todos los demás pueblos, porque toda la tierra me pertenece a mí. 6 Y ustedes mismos llegarán a ser para mí un reino de sacerdotes y una nación santa’. Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel”.” (Éxo. 19:5-6).

Luego la “noticia” estaba en el hecho de que con la aparición del Mesías, se iniciaba el cumplimiento de esa promesa divina hecha siglos atrás en el tiempo y con ello la oportunidad para que algunos miembros de la nación de Israel (pues no alcanzaba a todos, dado que la cantidad de estos estaba predeterminada en 144.000 miembros, según Rev. 14:1) pudieran acceder a reinar con Cristo en el reino de Dios; de hecho, esto es lo que les fue prometido a los primeros merecedores de tal galardón:

Sin embargo, ustedes son los que con constancia han continuado conmigo en mis pruebas; 29 y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, 30 para que coman y beban a mi mesa en mi reino y se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.” (Luc. 22:28-30).

Notemos que el pacto no fue establecido con el resto de seguidores que tenía Jesús en ese tiempo (Luc. 6:13), sino solo con aquellos que le habían seguido fielmente en sus pruebas y lo que denota que dicho pacto no estaba al alcance de todos los discípulos de Jesús, sino solo a unos pocos como fueron los apóstoles y que iniciaron la cuenta; ello queda demostrado por el hecho de que solo estos recibieron en 33 de Pentecostés de E.C., el bautismo en espíritu santo que les reconoció como Hijos de Dios y les invistió de los poderes que dicha condición llevaba inherentes, parecidos a los que desarrolló Jesús mientras estuvo en la tierra. Es cierto que dicho pacto fue extendido de forma excepcional a personas que no eran israelitas y por lo que no les aplicaba la promesa divina hecha siglos atrás en las llanuras del desierto del Sinaí…… pero la razón para tal excepción, radica en el hecho que de entre los judíos y por su falta de fe, no se pudo computar el total del número predeterminado por Jehová respecto de aquellos que tendrían que reinar con Cristo en el reino de Dios, circunstancia de la que Pablo nos da clara explicación:

De modo que, hablando con denuedo, Pablo y Bernabé dijeron: “Era necesario que la palabra de Dios se les hablara primero a ustedes (en función de la promesa divina hecha al pueblo de Israel). Puesto que la están echando de ustedes (eso es, no creyeron en dicha promesa) y no se juzgan dignos de vida eterna, ¡miren!, nos volvemos a las naciones.” (Hech. 13:46). (Acotaciones nuestras).

Sin embargo, eso de ninguna manera significaba “barra libre”, o sea, que ya cualquiera pudiera participar en ese pacto que estableció Jesús entre sus seguidores, pues no podemos pasar por alto que según el capítulo ocho de Hechos de los Apóstoles se nos marca un precedente que pone muy complicada la cosa a esos teólogos (como el autor del video mencionado) que afirman que la obra de Jesús, eso es, el supuesto “evangelio” anunciado por este aún se continúa predicando actualmente. Porque lo que se pone de manifiesto en ese capítulo mencionado, es que la capacidad de bautizar en espíritu santo y con ello el propiciar que uno fuera reconocido como Hijo de Dios, amén de ser dotado de los poderes consustanciales a dicha condición, solo la tenían los apóstoles y nadie más; luego con la muerte del último de estos (Juan en 99 E.C.), se acabó la posibilidad de que alguien más pudiera adquirir dicha condición y con lo que cesaba la predicación del “evangelio” de Jesús o, dicho de otra manera, quedaba ya sin efecto por obsoleta o caducada, la “buena noticia” que Jesús trajo al mundo y que ya había cumplido con su propósito: reunir a la mayor parte de aquellos que tenían que reinar con este en el reino milenario…… porque recordemos que según Rev. 11:3-13, aún está pendiente de aparecer un pequeño “resto” de esos poderosos personajes y algo que cuadra con lo que leemos en Rev. 6:9-11:

Y cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido degollados a causa de la palabra de Dios y a causa de la obra de testimonio que solían tener. 10 Y clamaban con voz fuerte y decían: “¿Hasta cuándo, Señor Soberano santo y verdadero, te abstienes de juzgar y de vengar nuestra sangre en los que moran en la tierra?”. 11 Y a cada uno de ellos se dio una larga ropa blanca; y se les dijo que descansaran por un poco de tiempo más, hasta que se completara también el número de sus coesclavos y de sus hermanos que estaban a punto de ser muertos como ellos también lo habían sido.”

Y dado que ese pequeño “resto” por aparecer en un futuro, serán personas directamente escogidas por Jehová mediante Jesucristo y no producto de una nueva búsqueda mediante predicación y como ocurrió en el primer siglo E.C., resulta que ya no hay “evangelio” que predicar ni “buena noticia” que dar, pues esa oferta pública de poder alcanzar uno el participar del gobierno del reino de Dios, cesó con la muerte de los apóstoles; y por lo que es del todo falso que hoy se esté predicando el “verdadero” evangelio anunciado por Jesús y que no era más que una noticia que hoy ya no aplica. Por lo tanto y más bien al contrario, lo que hoy se predica no es “el prístino evangelio de Jesús” como eufemísticamente alguno afirman, sino más bien una “verdadera” memez a cargo de unos “verdaderos” indocumentados…… porque de ser eso como nos lo cuentan esos “entendidos” actuales, eso es, la continuidad en la propagación de dicha “buena noticia” o “evangelio” desde el primer siglo hasta nuestros días, tendrían que cumplirse estas palabras de Jesús y lo cual no es el caso, como es público y notorio:

Y les dijo: “Vayan por todo el mundo (mandato dado a los apóstoles y a nadie más) y prediquen las buenas nuevas a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado será salvo, más el que no crea será condenado. 17 Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas 18 y con las manos tomarán serpientes y si beben algo mortífero no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán”.

19 Entonces el Señor Jesús, después de haberles hablado, fue tomado arriba al cielo y se sentó a la diestra de Dios. 20 Por consiguiente, ellos salieron y predicaron por todas partes, mientras el Señor obraba con ellos y apoyaba el mensaje por las señales (u obras poderosas) que acompañaban a este.” (Mar. 16:15-20). (Acotaciones nuestras).

Permítannos enfatizar el hecho de que ese mandato fue dado en exclusiva a los apóstoles y por lo tanto solo se mantuvo en vigor durante la vida de estos, eso es, mientras estuvo vigente la capacidad de impartir el bautismo en espíritu santo (delegada por Jesucristo en estos) y que declaraba a uno como Hijo de Dios y condición que le infundía los poderes para llevar a cabo dichas obras poderosas. Pero como ya hemos señalado, esta posibilidad desapareció con la muerte de dichos poderosos personajes, por lo que a partir de ese momento ya no existió sobre la tierra y ello hasta el día de hoy, nadie que pudiera impartirlo, con lo que nadie podía desarrollar los poderes que dicho bautismo otorgaba…… y si no hay poderes, es que no hay bautismo en espíritu santo y por lo tanto, no hay “ungidos” o Hijos de Dios sobre la tierra. Otro dato a tener en cuenta y que prueba la veracidad de nuestro planteamiento, es que para adquirir la condición de Hijo de Dios y los poderes resultantes de la misma, era necesario el contar con dos bautismos totalmente diferentes entre sí: el bautismo en agua, por una parte y el bautismo en espíritu santo, por otra…… a menos eso sí, que Jesús nos hubiera mentido y que no entendemos que sea el caso:

Jesús contestó: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”.” (Juan 3:5).

Esto es y cómo acabamos de señalar, de haber recibido uno el bautismo de agua o “bautismo de Juan” pues con este inició el tal y el bautismo en espíritu santo, que inició en Jesús y que nadie más podía impartir:

Ni siquiera yo lo conocía, pero El Mismo que me envió a bautizar en agua (bautismo que se desconocía en Israel) me dijo: “Sobre quienquiera que veas el espíritu descender y permanecer, este es (luego no otro) el que bautiza en espíritu santo”.” (Juan 1:33). (Acotaciones nuestras).

Y si hacemos un poco de historia, veremos que Jesús solo pudo hacer esto después de haber muerto y ser resucitado:

Y estando reunido con ellos, les dio las órdenes: “No se retiren de Jerusalén, sino sigan esperando lo que el Padre ha prometido, acerca de lo cual oyeron de mí; 5 porque Juan, en verdad, bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en espíritu santo no muchos días después de esto” (esto es, de su resurrección).” (Hech. 1:4-5). (Acotación nuestra).

Bautismo en espíritu santo que a partir de ese momento y como ya hemos señalado, solo pudo ser impartido por los apóstoles de Jesús; pero es obvio, en todo caso, que estamos hablando de dos bautismos totalmente distintos entre sí, pues de lo contrario no tendrían sentido ni las palabras de Juan 3:5, ni las de Hech. 1:4-5. Y lo que derriba otra falsedad de la que los teólogos actuales nos quieren convencer, eso es, de que solo por ejercer fe en Jesucristo y recibir el bautismo en agua, uno ya puede adquirir la condición de Hijo de Dios, por tanto coheredero del reino con Jesucristo en calidad de inmortal rey y sacerdote…… y algo que se da de bofetadas con el registro bíblico, pues no solo en ninguna parte de las Escrituras se nos insinúa siquiera tal posibilidad, sino que lo que estas nos dicen es todo lo contrario. Porque volviendo al mencionado capítulo ocho del libro de Hechos de los Apóstoles, lo que queda claro es que el bautismo en agua por sí mismo no dio en ningún momento dicha condición a los bautizados, sino que solo la adquirieron cuando recibieron el otro bautismo, eso es, el bautismo en espíritu santo de manos de los apóstoles y únicos autorizados a impartirlo…… porque eso es lo que se nos dice en las Escrituras y no otra cosa.

Pero es que además, lo que estas nos dicen es que todos aquellos que recibieron dicha condición de Hijos de Dios, todos sin excepción, empezaron a desplegar los poderes derivados de dicha condición…… y algo que, curiosamente, no se da en ninguno de los que actualmente se reconocen a sí mismos como Hijos de Dios y que crecen como la mala hierba, circunstancia que nos lleva a la siguiente conclusión: estamos ante verdaderos farsantes que, consciente o inconscientemente y como falsos maestros, están engañando al “personal” para beneficio propio y haciendo buenas las palabras de 2 Ped. 2:3, en el sentido de que llevados por “su ambición de dinero, los explotarán a ustedes con falsas enseñanzas” (DHH). Y si siguen ustedes leyendo lo que se nos dice en este versículo, verán que esos personajes no quedarán sin la retribución correspondiente, pues se nos dice que “la condenación los espera a ellos (a esos falsos maestros) sin remedio, pues desde hace mucho tiempo están sentenciados.” Pero claro, el problema está en que la cuestión no solo se limita a esos falsos maestros, sino que también tiene que ver con aquellos que les siguen, pues esto es lo que leemos en las Escrituras:

En respuesta, él dijo: “Toda planta (u organización religiosa con sus líderes al frente) que mi Padre celestial no ha plantado, será desarraigada. 14 Déjenlos. Guías ciegos es lo que son. Por eso, si un ciego guía a un ciego, ambos caerán en un hoyo”.” (Mat. 15:13-14). (Acotación nuestra).

Lo que nos lleva a concluir que el peligro de ser destruidos también lo corren aquellos que confían en dichas organizaciones religiosas y en los líderes que las representan: es cierto que todas esas organizaciones afirman cada una el ser la verdadera religión…… pero el caso es que Jesús no vino a establecer ninguna organización religiosa, sino solo a dar una “buena noticia”. Y una vez esta cumplió con el objetivo deseado, o sea, el reunir al grueso del grupo de los que conformarían junto a él en un futuro distante, el gobierno del reino de Dios, se acabó lo que se daba…… todo lo que vino después, hasta encontrarnos con toda la parafernalia montada a día de hoy alrededor de la religión, no es más que pura invención del hombre. La más absurda de estas invenciones es la supuesta “necesidad” de ser uno bautizado en agua para alcanzar la “salvación”, cuando la realidad es que dicho requisito no sirve absolutamente para nada, pues recordemos que en tiempos de Jesús este solo era el paso previo para adquirir el bautismo en espíritu santo y que es el que realmente da la mencionada “salvación”…… pero claro, si resulta que hoy en día ya no existe tal bautismo en espíritu santo ¿qué sentido tiene, entonces, este bautismo de agua?

Porque no se crean esa “milonga” que les cuentan, en el sentido de que mediante dicho bautismo en agua uno ya recibe de manera “automática” el ungimiento como Hijo de Dios y con ello, el derecho de reinar con Cristo en el reino de Dios en calidad de inmortal rey y sacerdote (esta es la “salvación”), pues eso es falso de toda falsedad…… ¡y que ya hay que ser crédulo para tragarse esa “bola”! Porque como ya hemos señalado, esta condición de Hijo de Dios y como no puede ser de otra manera (a tenor del registro escritural y que algo tendrá que “pintar” en todo esto), siempre llevó añadida la capacidad de realizar obras poderosas más allá de las capacidades humanas, por parte del que ostentaba esa condición; por lo que si uno se reconoce como un “ungido” pero no puede hacer nada para demostrarlo, lo más sensato es no creérselo e inmediatamente mandarlo a hacer puñetas, pues nos está queriendo engañar. Recuerden que según hemos leído en Mar. 16:15-19, dichas manifestaciones de poder eran el “aval” dado por Jesucristo a sus discípulos, para demostrar que el mensaje que estaban predicando contaba con la aprobación divina: por lo que si no hay “aval” que refrende el mensaje, el supuesto “evangelio” que nos están predicando no cuenta con dicha aprobación divina…… ¡y todo lo demás son gaitas, oigan!

MABEL


viernes, 2 de enero de 2015

El evangelio “verdadero”…… o el “timo de la estampita”.


Sí, sí, ya sabemos que nuestro titular les puede parecer un tanto “descabestrado”, pero es que si por algo nos caracterizamos en este blog es casi siempre por decir todo lo contrario de lo que dicen los grandes “gurús” de la teología actual y entiéndase con ello, altos dirigentes de las denominaciones religiosas imperantes dentro de la cristiandad, porque veamos: hay una tremenda disputa entre estas, pues cada una de ellas se postula como la única que predica el evangelio “verdadero” y siendo que las restantes ¡faltaría “plus”!, son las que se han apartado del tal. Claro, ello ha originado una confusión entre el “respetable” de considerables proporciones, pues uno ya no sabe qué creer y de ahí que tengamos sueltos por ahí, aquellos que defienden un “evangelio de salvación”, otros un “evangelio de gracia”; aún otros creen en un “evangelio de milagros”, o en un “evangelio social”…… más aún, otros predican un “evangelio de alimentos”, o de “sanación”, otros un evangelio de “prosperidad”, etc. etc. etc.

Y así, podríamos continuar hasta llegar al evangelio del “tócame Roque”, con el agravante de que resulta que todos se apoyan en un mismo libro, eso es, la Biblia, para defender tan dispares ofertas…… y por lo que la pregunta sería ¿en qué creer entonces? Pues siguiendo la línea habitual que mantenemos los autores de este blog y que siempre hablamos tal cual pensamos, sencillamente en nada…… es más, cuando alguien se le acerque pretendiendo enseñarle el evangelio “verdadero”, ponga a buen recaudo su cartera y aléjese lo más disimulado que pueda del “evangelizador” en cuestión, pues consciente o inconscientemente esta persona le está tratando de engañar; porque en realidad no hay actualmente tal cosa como un evangelio “verdadero” que predicar y por lo que sobran todas las organizaciones religiosas que afirman dedicarse a dicha tarea (así como esos “entendidos” que van por libre y pavoneándose de predicar el “verdadero” evangelio)), pues les están ofreciendo un “producto” que no existe. Cierto que usted puede razonar, que tanto Jesús como sus apóstoles predicaron el “evangelio” y lo cual es del todo cierto…… es más, estas son las palabras con las que este inició su tarea en la tierra y según la versión RVC:

Después de que Juan fue encarcelado, Jesús fue a Galilea para proclamar el evangelio del reino de Dios. 15 Decía: “El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado. ¡Arrepiéntanse y crean en el evangelio!”.” (Mar. 1:14-15).

Ahora bien, pero…… ¿cuál evangelio? ¿Estaríamos hablando del mismo evangelio que algunos afirman que Pablo predicó a los gentiles y que según nos aseguran, era “distinto” al predicado por Jesús? En todo caso, la solución a todo este “guirigay” la tenemos sencillamente en averiguar el significado de la expresión “evangelio”, término que se ha mitificado hasta el grado de la veneración y de ahí que cuando a uno se le habla del mismo, crea que está ante algo cuasi sagrado…… cuando la realidad es que dicho término, que proviene del griego “eu·ag·gué·li·on”, no significa más que “buena nueva” o “buena noticia” y de ahí que en algunas otras traducciones, como en la NVI, dicho pasaje se vierta de la siguiente manera:

Después de que encarcelaron a Juan, Jesús se fue a Galilea a anunciar las buenas nuevas de Dios. 15 “Se ha cumplido el tiempo —decía—. El reino de Dios está cerca. ¡Arrepiéntanse y crean las buenas nuevas!”.”

Y aunque, por otra parte, casi todos los “expertos” en el tema creen que el “evangelio” es acerca de la persona de Jesús, ello es totalmente falso…… es cierto que este juega un papel extremadamente importante y central en esa “buena noticia” o “evangelio”, pero él no es la “buena noticia” en sí misma aunque, repetimos, tiene un papel fundamental en la misma; pero vamos a ver como explicamos este galimatías y partiendo de la base de que “evangelio” significa “buena nueva” o noticia y que esta está relacionada con el “reino de Dios”, como han podido comprobar en el pasaje señalado de Mar. 1:14-15. Para ello nos tenemos que retrotraer en el tiempo a cierto acontecimiento ocurrido en el desierto de Sinaí y con la recién liberada nación de Israel de la tiranía egipcia, por lo que estaríamos hablando de, año arriba, año abajo, de unos 1.500 años antes de la aparición de Jesús y con cuya aparición (se entiende esta desde el momento en que fue bautizado), se inició la divulgación de la “buena noticia” o “evangelio” del reino de Dios…… pero veamos de qué se trata el acontecimiento mencionado y que las Escrituras nos relatan de la siguiente manera:

“…… “Y ahora, si ustedes obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi pacto, entonces ciertamente llegarán a ser mi propiedad especial de entre todos los demás pueblos, porque toda la tierra me pertenece a mí. 6 Y ustedes mismos llegarán a ser para mí un reino de sacerdotes y una nación santa. Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel”.” (Éxo. 19:5-6).

O sea, que si dicha nación guardaba fidelidad a los mandatos recibidos de Su Libertador, en un futuro aún lejano Este sacaría de entre ellos a un grupo que conformaría el gobierno del venidero reino de Dios y ello en calidad de inmortales reyes y sacerdotes (Rev. 20:6); y lo que, para situarnos en el tiempo, nos lleva de nuevo a las palabras de Mar. 1:14-15 y ver cuál era realmente el mensaje o “buena noticia” que Jesús dio a conocer a sus contemporáneos:

Ahora bien, después que Juan fue arrestado, Jesús entró en Galilea, predicando las buenas nuevas de Dios 15 y diciendo: “El tiempo señalado se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado. Arrepiéntanse y tengan fe en las buenas nuevas”.”

Entonces la “buena nueva” que Jesús vino a anunciar, fue la de que ya había llegado el momento en que se cumpliera la promesa hecha quince siglos antes y se empezara a seleccionar a aquellos que se mostraran merecedores de alcanzar tan alto galardón; ello queda constatado, cuando el propio Hijo de Dios y heredero del trono de David, dijo lo siguiente y que nos muestra cuándo se inició la carrera para alcanzar tan preciado lugar, en el entramado del Plan Divino para la restauración de la humanidad:

Pero desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos es la meta hacia la cual se adelantan con ardor los hombres y los que se adelantan con ardor se asen de él.” (Mat. 11:12).

Entonces ya identificada cual era la “buena nueva” o “evangelio” que vino a anunciar Jesús y conocido su contenido (Éxo. 19:5-6), vemos que Jesús inició la búsqueda de aquellos que, en cumplimiento de la promesa divina, tendrían que acompañarle en su reinar y que la condición impuesta para conseguir tal fin no ponía las cosas fáciles a los aspirantes a ello, condición que se puede resumir en las siguientes palabras de Rev. 3:21:

Al que venza, le concederé sentarse conmigo en mi trono, así como yo vencí y me senté con mi Padre en su trono.”

De lo que estaríamos hablando aquí, es de que a menos que uno muriera de la misma manera que murió Jesús, eso es, una muerte de martirio, no podría alcanzar dicho galardón; de hecho, ya Jesús había advertido a sus seguidores de que la consecución de su objetivo no sería cosa fácil, pues esto es de lo que les dijo en su momento y según la TLA, que es la que con más claridad vierte el sentido de lo que ocurrió:

Después, Jesús le dijo a Pedro: Pedro, escucha bien. Satanás ha pedido permiso a Dios para ponerles pruebas difíciles a todos ustedes y Dios se lo ha dado.” (Luc. 22:31).

Esta situación nos retrotrae a los tiempos de Job, en donde tan maligno personaje (obviamente nos referimos a Satanás y no al bueno de Job) reiteradamente le solicitaba a Jehová Dios autorización para “apretarle las tuercas” al patriarca en cuestión y a lo que el Altísimo le autorizó, pero puso una restricción: Satanás podía hacerle lo que quisiera Job, menos poner su vida en peligro…… sin embargo, eso no fue así en el caso de los seguidores de Jesús, que quedaron totalmente expuestos a las malignas intenciones de este malévolo personaje y que incluían el llegar hasta a quitarles la vida, si no transigían en su integridad a Dios; pero dicho lo cual, veamos unas palabras que el Hijo de Dios dijo a sus seguidores y que ya marcaban “la ruta” a seguir:

En cuanto a todo aquel, pues, que confiese unión conmigo (a pesar de lo que eso significaba) delante de los hombres, yo también confesaré unión con él delante de mi Padre que está en los cielos; 33 pero en cuanto a cualquiera que me repudie delante de los hombres (por miedo a las consecuencias), yo también lo repudiaré delante de mi Padre que está en los cielos. 34 No piensen que vine a poner paz en la tierra; no vine a poner paz, sino espada. 35 Porque vine a causar división y estará el hombre contra su padre, la hija contra su madre y la esposa joven contra su suegra. 36 Realmente, los enemigos del hombre serán personas de su propia casa. 

37 El que le tiene mayor cariño a padre o a madre que a mí no es digno de mí; y el que le tiene mayor cariño a hijo o a hija que a mí no es digno de mí. 38 Y cualquiera que no acepta su madero de tormento y sigue en pos de mí (eso es, camino al sacrificio supremo) no es digno de mí. 39 El que halle su alma (por ceder ante la presión) la perderá y el que pierda su alma por causa de mí (aguantando hasta la misma muerte, por la fe puesta en su palabra), la hallará.” (Mat. 10:32-39). (Acotaciones nuestras).

Luego la propuesta que se ofreció, era algo tan simple como esto: si uno quería ocupar una plaza en ese gobierno por venir, tenía que dar su vida en cambio…… o dicho de otra manera: si uno quería resucitar en gloria e inmortalidad como el Hijo de Dios, tenía que sufrir una muerte ignominiosa en defensa de su fe, como la que Cristo sufrió y algo que Pablo tenía perfectamente claro, según se desprende de sus palabras:

Porque si hemos sido unidos con él en la semejanza de su muerte, ciertamente también seremos unidos con él en la semejanza de su resurrección.” (Rom. 6:5).

Y pasaje más clarificador, si lo tomamos de la versión DHH, en dónde se lee como sigue:

Si nos hemos unido a Cristo en una muerte como la suya, también nos uniremos a él en su resurrección (eso es, una resurrección de gloria e inmortalidad).” (Acotación nuestra).

Y esta propuesta, “buena nueva” o “evangelio” de alcanzar uno el poder reinar con él en el reino de Dios, fue la que Jesús trajo consigo y tarea para la que fue enviado (Luc. 4:43); propuesta que posteriormente los apóstoles extendieron hasta donde alcanzaron, siendo los que la aceptaron y al igual que estos, bautizados en espíritu santo y con lo que adquirieron la condición de Hijos de Dios y con ello, los poderes que la tal llevaba inherentes…… luego la cuestión sería, si aún continúa en vigor dicho “evangelio” o “buena nueva” que Jesús nos trajo y lo que significaría que la obra iniciada por este en el I siglo E.C., habría continuado ininterrumpidamente hasta nuestros días y que es lo que nos “venden” las actuales denominaciones de la cristiandad y lo que les permite, dicho sea de paso, continuar viviendo del cuento. Porque no olvidemos, que todas las organizaciones de la cristiandad viven a costa de las aportaciones de sus respectivos feligreses, bien sea mediante el diezmo, las contribuciones “voluntarias” y cuando no, de la venta de literatura, como es el caso de los TJ y que algún día hablaremos de ello; en todo caso teniendo como objetivo fundamental tales organizaciones, el captar adeptos afirmando estar publicando el “verdadero” evangelio que predicó Jesús en su momento y con ello, engrosar su cuenta de resultados (a más feligreses, más beneficios económicos)…… lo que no es algo nuevo, pues recuerden que dicha circunstancia ya nos fue advertida por el apóstol Pedro:

Sin embargo, llegó a haber también falsos profetas entre el pueblo, como también habrá falsos maestros entre ustedes. Estos mismísimos introducirán calladamente sectas destructivas y repudiarán hasta al dueño que los compró, trayendo sobre sí mismos destrucción acelerada. 2 Además, muchos seguirán los actos de conducta relajada de ellos y por causa de estos se hablará injuriosamente del camino de la verdad. 3 También, con codicia los explotarán a ustedes con palabras fingidas. Pero en cuanto a ellos, el juicio desde lo antiguo no se mueve lentamente y la destrucción de ellos no dormita.” (2 Ped. 2:1-3).

Es de señalar, como vierte ese versículo 3 la versión TLA:

Esos falsos maestros desearán tener más y más dinero y lo ganarán enseñando mentiras. Pero Dios ya decidió castigarlos desde hace mucho tiempo y no se salvarán de ese castigo.”

“Mentiras” y “palabras fingidas” entre las que está incluida la enseñanza del “verdadero” evangelio y por lo que dentro de ese “saco” pueden ustedes meter a cualquier organización religiosa que se les venga a la cabeza y sin temor a equivocarse; porque claro, si ello fuera como nosotros afirmamos, eso es, que dicho “evangelio” ya no existiera, automáticamente dichas organizaciones no tendrían razón de ser y por lo que se les acabaría el “momio”, circunstancia por la cual mantienen ese lucha fratricida acerca de cuál de entre ellas es en la que predica el “verdadero” evangelio y se lleva con ello “el gato al agua”. Por lo tanto, lo que uno tendría que averiguar y dado que dicho “evangelio” o “buena nueva” tuvo su momento de eclosión, es hasta dónde llegó su vigencia, eso es y por decirlo de otra manera, hasta cuándo estuvo en vigor la oportunidad presentada y en cumplimiento de la promesa divina, de poder reinar al lado de Jesucristo y lo que nos lleva a averiguar lo que estaba envuelto para alcanzarla; partamos de la base que Jesús estableció un requisito para acceder a la condición de Hijo de Dios y sin la cual uno no podía heredar el reino en calidad de inmortal rey y sacerdote, que es la siguiente:

Jesús contestó: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca del agua (bautismo de agua y conocido como “bautismo de Juan”) y del espíritu (bautismo en espíritu santo), no puede entrar en el reino de Dios”.” (Juan 3:5). (Acotaciones nuestras)

Entonces estaríamos hablando de estar en posesión de dos bautismos: el bautismo de agua y de otro totalmente distinto, como es el bautismo en espíritu santo; lo que ocurre, es que el bautismo en espíritu santo y que es el que daba la condición de Hijo de Dios y con ella los poderes que esta llevaba inherentes, solo pudo ser impartido por Jesucristo a sus apóstoles después de ser ascendido al cielo:

Y estando reunido con ellos, les dio las órdenes: “No se retiren de Jerusalén, sino sigan esperando lo que el Padre ha prometido, acerca de lo cual oyeron de mí; 5 porque Juan, en verdad, bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en espíritu santo no muchos días después de esto”.” (Hech. 1:4-5).

Luego ya tenemos a los primeros y únicos bautizados en espíritu santo hasta ese momento (si exceptuamos a Jesús, que recibió directamente dicho bautismo de su Padre Celestial, según Mat. 3:16-17) y que inmediatamente los capacitó para llevar a cabo obras poderosas, como está registrado en el libro de Hechos de los Apóstoles…… con posterioridad, dicho bautismo en espíritu santo y a través de la directa intervención de dichos apóstoles, fue administrado a otras personas. Sin embargo, el capítulo ocho del libro mencionado y citando el caso de un tal Felipe (una de las siete primeras personas que recibieron dicho bautismo en espíritu santo de manos de los apóstoles, según Hech. 6:5), nos deja perfectamente claro que si bien aquellos que lo habían recibido por mediación de los apóstoles, podían realizar actos poderosos como estos, lo que ya no podían era impartir dicho bautismo a otros y lo cual sienta un precedente: ninguna persona que no hubiera recibido dicho bautismo directamente de manos de Jesucristo, como fue en el caso de los apóstoles (y posteriormente Pablo), tenía la autoridad para impartírselo a otras personas…… pues eso es lo que se nos explica en dicho capítulo ocho. Lo que nos lleva a la lógica y razonable conclusión, de que con la muerte del último de los apóstoles se acabó el poder bautizar en espíritu santo y con ello, el poder transmitir la condición de Hijo de Dios a otros, con lo que llegó a su fin la oportunidad de poder alcanzar el privilegio de reinar al lado de Jesucristo.

Obviamente, con ello se acabó el tiempo en que dicha “buena noticia” o “evangelio” fuera anunciada, pues muertos los apóstoles y únicos autorizados por Jesucristo a conceder la condición de Hijos de Dios a otros, dicho “evangelio” o “buena noticia” quedaba totalmente obsoleta y sin sentido…… y así, hasta el día de hoy; por lo tanto, no hay en la actualidad “evangelio” o “buena noticia” alguna que anunciar y con lo que queda claro que todos aquellos que se arrogan tal comisión, no son más que unos falsarios, pues no pueden acreditar su condición de enviados por Dios y que siempre se ha evidenciado por los poderes especiales que el Altísimo ha concedido a aquellos que ha comisionado para determinada cuestión, como queda demostrado a lo largo del registro escritural y refrendado, por las siguientes palabras de Jesucristo dirigidas a sus apóstoles:

Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen las buenas nuevas a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado será salvo, más el que no crea será condenado. 17 Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas, 18 con las manos tomarán serpientes y si beben algo mortífero, no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán”.

19 Entonces el Señor Jesús, después de haberles hablado, fue tomado arriba al cielo y se sentó a la diestra de Dios. 20 Por consiguiente, ellos salieron y predicaron por todas partes, mientras el Señor obraba con ellos y apoyaba el mensaje por las señales (u obras poderosas) que acompañaban a este.” (Mar. 16:15-20). (Acotación nuestra).

Por lo que si esto no ocurre a día de hoy y no ocurre, solo tenemos ante nosotros dos opciones: o no existen en este momento personas comisionadas para predicar “evangelio” alguno, o Jesucristo nos mintió…… como ustedes prefieran. No obstante, lo que si sabemos es que este ya nos advirtió en su momento de la presencia en los últimos días de “falsos Cristos” que tratarían de engañar al “personal” haciéndose pasar por sus “enviados” y auto identificándose como “ungidos” o Hijos de Dios y de los que dijo lo siguiente:

No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor ¿no profetizamos en tu nombre y en tu nombre expulsamos demonios y en tu nombre, ejecutamos muchas obras poderosas?’. 23 Y sin embargo, entonces les confesaré: ¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obradores del desafuero”.” (Mat. 7:21-23).

Y partiendo del hecho de que dichas palabras fueron dichas en el contexto de la respuesta a una pregunta formulada por sus apóstoles y que cuya respuesta abarcaba el tiempo del fin, eso es, a nuestros días…… ¿a quién se creen ustedes, que se estaba refiriendo el Hijo de Dios? Pues a todos esos “mandangas” que se hacen llamar “ungidos” y que sin siquiera pueden curar un simple “catarro” se identifican como “enviados” de Cristo, algo de lo que este ya nos avisó, pues nos dijo que estos afirmarían venir “en su nombre” (Mat. 24:4-5).

Entonces la conclusión, todo considerado, es que no existe tal cosa como un “evangelio verdadero” que anunciar a día de hoy, pues de lo que tratamos es de una noticia que en su momento dio a conocer Jesús y que abrió el camino para que algunos accedieran al reino de Dios en calidad de inmortales reyes y sacerdotes; etapa que llegó a su conclusión en el momento en que los únicos autorizados para impartir el bautismo en espíritu santo que daba acceso a dicha condición (los apóstoles), desaparecieron en la muerte…… pues recordemos que sin poseer dicho bautismo y según el requisito establecido por Jesús (Juan 3:5), no se podía acceder a la gobernación del reino al lado de Jesucristo. Por lo tanto, estamos ante un fraude piramidal, pues detrás de dicho supuesto “evangelio verdadero” y que con tanto empeño nos quieren “colocar” las diferentes denominaciones religiosas de la cristiandad, no hay más que el espurio intento de alcanzar cuantos más adeptos mejor, ya que ello significa más rendimiento económico pues, a más clientela, más diezmos o contribuciones “voluntarias”…… en todo caso, de lo que estamos hablando es de una auténtica estafa.

Ahora bien, eso nos plantea una derivada porque, si no hay “evangelio”…… ¿entonces qué? Pues nada amigos: como solían decir nuestros abuelos “tranquilidad y buenos alimentos” porque lo mejor está por llegar; pues a no tardar, se va a proclamar por toda la tierra otra gran noticia o “buena nueva” y esta esperada por milenios. Porque recordarán que les hemos dicho que Jesús vino a anunciar el momento del cumplimiento de la promesa establecida por Jehová Dios con su pueblo por esos andurriales del desierto de Sinaí y en consecuencia, a reunir a aquellos que le tenían que acompañar en su gobernación situada en ese momento aún en el futuro lejano…… luego lo que solo queda por anunciar, es el momento en que dicho gobierno toma las riendas de la tierra y algo que se hará y como en el primer siglo, por medio de una gran predicación y en este caso de alcance mundial y anunciada por Jesús en Mat. 24:14, también como señal que marcaría los últimos tiempos del mundo tal como lo conocemos:

Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”

Que a no más tardar (y tómense esta afirmación, como una simple “corazonada”), dicho acontecimiento podría iniciar en el próximo verano de 2.015 y lo que significaría el comienzo de la 70 semana de Dan. 9:27, eso es, de los últimos siete años del mundo tal como lo conocemos; no obstante y para saber de dónde sacamos el razonamiento para hacer dicho cálculo, pueden leer nuestro escrito del 11/02/14 y partiendo de la base de que la secuencia de la aparición de las cuatro lunas rojas (ver nuestro artículo del 22/04/14) está en su mitad y aún por suceder un gran eclipse solar antes de las dos última lunas “color de sangre” (Joel 2:21). Sin embargo y para ver los acontecimientos que marcarán el inicio de la mencionada 70 semana de Daniel y partiendo de lo que ya conocen (si han seguido nuestras recomendaciones en cuanto a leer los artículos señalados), pueden también considerar nuestro escrito del 06/03/14 y lo que les aclarará totalmente el panorama de lo que realmente tenemos que esperar en nuestros días…… al menos desde nuestro personal punto de vista ¡claro!

Luego resumiendo la cuestión, manden a hacer puñetas a la organización religiosa a la que pertenezcan, evangelio “verdadero” incluido, pues su futuro no depende de lo que en ella le están explicando ahora, pues todas organizaciones religiosas de la cristiandad son más falsas que un “duro sevillano”…… porque todo, absolutamente todo aquello que tiene que ver con el futuro de su persona, se determinará por la respuesta que dé a esa gran noticia que por espacio de solo 1.260 días (Rev. 11:3), se anunciará por toda la tierra habitada mediante una futura gran predicación anunciada por Jesús (Mat. 24:14) y de la que sus pastores, curas, ancianos o como quiera que se hagan llamar, no le están diciendo absolutamente nada. Y partiendo de la base de que dicha proclamación tiene una duración de tan solo 1.260 días o tres años y medio, pregúntese usted ahora lo siguiente ¿cuánto tiempo lleva la organización religiosa con la que me asocio, predicando el supuesto “evangelio verdadero”?...... y verá que desde los 2.000 años que se atribuye la Iglesia Católica en dicha tarea, hasta los más de cien que llevan dando la “matraca” los TJ y otras denominaciones de idéntico pelaje, todas “se pasan de frenada” en cuanto al tiempo límite marcado por Dios…… lo que significa que, obviamente, no están predicando el evangelio o mensaje “verdadero” ni nada que se le parezca y por lo que les aplican las siguientes palabras:

Y Jehová pasó a decirme: “Falsedad es lo que los profetas están profetizando en mi nombre. Yo no los he enviado, ni les he ordenado ni les he hablado. Una visión falsa y adivinación y una cosa que nada vale y la artimaña de su corazón (para la perversa consecución de sus fines lucrativos) es lo que ellos les están hablando proféticamente”.” (Jer. 14:14). (Acotación nuestra).

Dicho lo cual, cada uno es muy dueño de tomar la decisión que considere más oportuna…… eso sí, sin pasar por alto lo que Jehová Dios nos advierte acerca de las consecuencias de asociarse con organizaciones religiosas falsas que como un todo, conforman lo que podríamos considerar como un “imperio mundial” de religión falsa:

Y oí otra voz procedente del cielo decir: “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados y si no quieren recibir parte de sus plagas”.” (Rev. 18:4).

Ya a partir de ahí y como suele decir nuestro amigo el castizo “ca quién es ca quién y ca cual, es ca cual” (que dicho en “cristiano” significa que “cada quién es cada quién y cada cual, es cada cual”).

MABEL


lunes, 8 de octubre de 2012

Pero…… ¿en qué evangelio debemos de creer?

¡...... y creed en el evangelio!”. Probablemente esas fueron las primeras palabras que Jesús pronunció relacionadas con el “reino de Dios”, ya que el primer versículo del evangelio de Marcos hace referencia a este inicio de la actividad proclamadora de Jesús, cuando declara: “El principio del evangelio de Jesucristo” y siendo en el verso 15, que leemos las palabras que dan inicio a este artículo. Ahora bien ¿qué es exactamente aquello en lo que se supone que debemos de creer? Simplemente ¿cuál es el verdadero evangelio? ¿De qué realmente estaba hablando Jesús, cuando inició la predicación del “evangelio del reino de Dios”? Y aun siendo ello muy triste, la realidad es que la inmensa mayoría de quienes profesan actualmente el cristianismo, no saben las respuestas de estas elementales preguntas y algunas otras, también relacionadas con el verdadero significado del evangelio que predicó Jesús. Y eso es una lógica consecuencia, del continuo bombardeo por parte de la mayoría de organizaciones religiosas así como de la mayoría de autores en temas bíblicos, básicamente por algunos “entendidos” que publican en Internet, que con sus afirmaciones acerca del sentido de la expresión “el evangelio del reino de Dios”, casi han dado a entender algo parecido a como si esta frase en si misma fuera la causa de salvación. Porque se hartan de hablarnos del evangelio de reino de Dios; o de que Jesús vino expresamente a predicar el evangelio; o que si los apóstoles también lo predicaron; o que si el que cree en el evangelio será salvo…… y cosas parecidas. Pero absolutamente nada de lo que realmente es en sí mismo dicho evangelio, o sea, del beneficio que este reportará a la humanidad obediente, según fue señalado por Dios a través de sus profetas (Hech. 3:21). 

Y ya advertimos de antemano, que no es nuestra pretensión impartir ningún tipo de enseñanza, ni condicionar la opinión de nadie, sino simplemente el tratar de racionalizar las cosas o ponerlas en su justo sitio y no dramatizarlas, como hacen la mayoría de esos “genios” de la interpretación bíblica y dándoles con ello, una significación que de ninguna manera tienen. Por lo tanto, empezaremos considerando algunos aspectos que nos ayudarán a colocar una buena base para poder entender de qué estamos hablando; y para lo cual, empezaremos por averiguar el significado de la palabra “evangelio”, así como de la expresión “reino” y ya a partir de ahí, centrarnos ya en lo realmente importante y que no es otra cosa que el plantearnos la siguiente cuestión ¿que vino entonces a anunciar Jesús realmente? Veamos y siempre simplificando la cuestión al máximo que nos permitan nuestras neuronas: la expresión “evangelio” en castellano, proviene del latín “evangelĭum” y que a su vez, se origina del vocablo griego “evangelion” (εὐαγγέλιον) y que significa “buenas nuevas” o en su defecto, “buenas noticias”; de igual manera la palabra “reino”, básicamente hace referencia a un “gobierno”…… no olvidemos que Jesús era el heredero legal al trono del reino de David y que este reino, no fue en su momento más que la representación terrestre de algo muchísimo más elevado: una gobernación por Jehová sobre Su pueblo y delegada en esa agencia terrestre: 

Y Salomón empezó a sentarse sobre el trono de Jehová como rey en lugar de David su padre y a hacerlo con éxito y todos los israelitas le fueron obedientes.” (1 Sam. 29:23). 

Luego a tenor de lo expuesto, lo correcto sería decir que Cristo vino a anunciar “las buenas noticias del gobierno de Dios”; por lo tanto, vamos a intentar a la luz de las Escrituras, el llegar a conclusiones esclarecedoras y para ello, empezaremos analizando el pasaje en donde se hallan esas palabras citadas: 

Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, 15 diciendo: El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el evangelio.” (Mar. 1:14-15). 

O en su defecto “creed en las buenas noticias”; luego la comisión divina recibida por Jesucristo, era la predicación de las “buenas noticias” del gobierno de Dios…… y de ninguna otra cosa. Y esas buenas noticias hacían referencia en primer lugar, a la restauración del reino de David sobre la tierra, en manos de su heredero legal (Jesús) y por supuesto, a las cosas que ese gobierno de Dios haría (o hará) a favor de las personas obedientes al mismo; por lo tanto, ese es el “evangelio” en el que debemos creer: lo que ese gobierno restaurado de Dios en la tierra hará por la humanidad obediente y no en cualquier otra cosa que se nos diga, producto de una falsificación o sustituto ideado por el hombre. Pero para poder creer en las cosas que ese gobierno hará por el ser humano, primero se nos tiene que explicar de qué cosas estaríamos hablando; al respecto, veamos unas palabras del apóstol Pablo que son muy esclarecedoras para fijar el punto en cuestión: 

Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Más si aún nosotros, o un ángel del cielo, os anunciaren otro evangelio diferente del que os hemos predicado, sea anatema (o sea, maldito). Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si algún hombre os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema” (Gal. 1:6-9). (Acotación nuestra). 

Y fijémonos en el hecho de que Pablo afirmó que no había otro evangelio, sino lo que pretendían muchos era pervertirlo o adulterarlo, o sea y de alguna manera, cambiar el sentido de lo enseñado por Jesús, de tal manera que nos fuera imposible creer en el verdadero…… por desconocerlo: o sea, hablarnos de otras cosas, que no son de las que Jesús nos habló; y tan grave le parecía a Pablo ese pervertir o adulterar el evangelio de Cristo, que deseaba que aquél o aquellos que cometieran semejante tropelía, fueran malditos de Dios. Y es que es una grave responsabilidad, que no se debe tomar a la ligera, el transmitir a otros un mensaje distorsionado acerca del verdadero evangelio del reino de Dios, predicado por Jesús…… sin embargo, hay algunos que incluso afirman del propio apóstol Pablo, que este enseñó un evangelio adicional o diferente del enseñado por Jesús, aunque es claro que él jamás hizo eso. Y es que, irónicamente, el propio Jehová usó a Pablo para que pronunciara una “maldición” sobre cualquier hombre, ángel o incluso un apóstol, que tergiversara dicho contenido y advirtiendo por tanto, en contra de aquellos que enseñaran tales falsas enseñanzas: 

Más si aún nosotros (los apóstoles)…… os anunciamos otro evangelio diferente…… sea anatema” (Gal. 1:8). (Acotación nuestra). 

Luego si él hubiese hecho esto, literalmente habría estado pronunciando una maldición ¡sobre sí mismo! Pero la realidad es que no fue así y por lo que en definitiva, de lo que nos advierte ese pasaje bíblico, es del hecho que se nos puede estar enseñando un evangelio distinto del que predicó Jesús y sus apóstoles, con grave perjuicio para nuestro futuro; pero…… ¿y cómo se hace para enseñar un evangelio distinto del que predicó Jesús? Pues sencillamente, enseñando algo que no enseñó Jesús y lo cual vamos a ilustrar con algunos ejemplos: 

Cuando a usted se le quiere hacer creer que los que gobernarán con Cristo en el reino, serán “millones, miles de millones”…… eso es algo que no enseñó Jesús y que transmite una idea distorsionada de lo que será el reino de Dios, a la par que puede generar en algunas personas falsas esperanzas, como la de creer que un día llegarán a gobernar con Cristo en ese reino, cuando eso no es verdad…… porque lo que Jesús dijo, sencillamente fue esto: 

No teman, rebaño pequeño, porque su Padre ha aprobado darles el reino.” (Luc. 12:32). 

Pero es que además, en Rev. 14:1 y por medio de una visión, a Juan le fue mostrado que los que gobernarán con Cristo en ese reino, serán 144.000…… eso por lo menos, es lo que nos cuenta Juan. Y ya prescindiendo de que esta cantidad sea simbólica o literal (no vamos a entrar ahora en esta discusión), la cuestión es que estaríamos hablando de un pequeña cantidad de miembros y que contrasta significativamente con la “gran muchedumbre que ningún hombre podía contar” de sobrevivientes de la “gran tribulación” por venir y que serán los primeros súbditos de ese reino (Rev. 7:9; 14). Luego según las Escrituras, estaríamos hablando de dos grupos distintos y con una ostensible diferencia en cuanto a cantidad y privilegio; uno de reducido tamaño que gobernará en dicho reino y otro inmenso en su multitud, que serán los primeros súbditos del mismo; por lo tanto…… algo no cuadra en esa enseñanza de los “millones, miles de millones” que han de reinar con Cristo y por lo que a usted le están enseñando otro “evangelio”, en definitiva, algo que no enseñó Jesús. 

O cuando alguien le enseña que los notables del AT (los Abraham, Moisés, Isaac, David, Daniel, etc.), gobernarán como reyes y sacerdotes con Cristo en el reino milenario, de nuevo algo no cuadra porque eso no se ajusta a lo que dijo Jesús…… y es que con respecto de aquellos que con él tenían que gobernar, estableció dos imprescindibles requisitos: 

Jesús contestó: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”.” (Juan 3:5). 

Y es obvio que esos notables o santos del AT, no pudieron acceder de ninguna manera a esos dos requisitos (el nacer del agua y el nacer del espíritu), ya que los mismos solo estuvieron accesibles a partir del Pentecostés de 33 E.C. y para ese tiempo, hacía siglos que esos personajes habían muerto. Pero es que además, si en su momento esos personajes del AT ya hubieran tenido acceso a gobernar con Cristo, según afirman algunos de esos “entendidos” para poder salirse del “embolao” en el que se han metido con semejante aseveración...... ¿para qué entonces establecer dichos requisitos, si solo con dejar las cosas como estaban, había más que suficiente? Luego, o Jesús nos mintió, o a usted le están enseñando otro “evangelio”…… de nuevo, algo que Jesús no dijo

O cuando a usted se le explica que en Juan 5:28-29, Jesús afirmó que hay dos resurrecciones, una para salvación o vida eterna al inicio del milenio, para todos los “justos” y una segunda resurrección al fin de los mil años de gobernación por Cristo, para destrucción eterna de los “injustos”, una vez más aquí hay algo que no encaja. Porque entonces y si ello fuera así, resultaría que Jesús no podría llevar a cabo durante el milenio, la comisión que le ha sido encomendada por su Padre Celestial; veamos: 

“...... y para que él (Jehová) envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.” (Hech. 3:20-21). (Acotación nuestra). 

Y dado que la citada “restauración”, solo puede ver con devolver al ser humano a la misma condición de perfección de la que disfrutaban nuestros primeros padres Adán y Eva (antes del pecado), los números continúan sin cuadrarnos. Porque los que participan de la primera resurrección y para salvación o vida eterna, ya se levantan como perfectos e inmortales Hijos de Dios, según Rev. 20:6: 

Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.” 

Y siendo eso así, se nos plantean dos cuestiones: la primera, es que esas personas ya no necesitan ningún tipo de restauración y la segunda, es que si no hay otra resurrección hasta el fin de los mil años (y además para destrucción eterna) ¿sobre quiénes se llevaría a cabo dicha “restauración”?…… o dicho de otra manera: ¿en favor de quiénes, se derramarían los beneficios de la condición sacerdotal de esos gobernantes? Recordemos que la función de la figura del sacerdote, siempre ha sido la de mediar entre Dios y el hombre (1 Tim. 2:5); pero si no hay durante el milenio, hombres por los que mediar, como sería el caso…… pues eso, que queda claro que de nuevo le están enseñando otro “evangelio” distinto del que enseñó Jesús, porque este nunca dijo algo semejante. 

Luego todo considerado, veamos ahora que fue lo que realmente anunció Jesús y para, como hemos dicho, desmitificar un poco la cosa; porque tal parece que se nos quiere dar a entender y según muchos “iluminados”, que Jesús vino a anunciar algo nuevo o novedoso y que los judíos no sabían. Para ello, analicemos el siguiente pasaje y notemos algo interesante…… a la vez que sorprendente: 

Porque digo que Cristo realmente llegó a ser ministro de los circuncisos a favor de la veracidad de Dios, para confirmar las promesas que Él hizo a los antepasados de ellos……” (Rom. 15:8). 

Luego podríamos decir, que en realidad Jesús no vino a explicarnos nada nuevo o al menos, nada que no supieran los miembros del pueblo judío, pues los profetas ya habían anunciado con anterioridad el propósito de Jehová de restaurar el reino o gobernación de Dios y las cosas que este haría a favor de la humanidad, como veremos a continuación. En Jesús, sencillamente, se puso de manifiesto el cumplimiento de muchas de esas profecías y es en ese sentido, que él fue una confirmación de las promesas de Jehová, por medio de sus profetas “de tiempo antiguo” (Hech. 3:21)...... no solo de aquellas que estaban centradas en el propio Jesús y que cumplió cabalmente, sino obviamente de todas las restantes: 

Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; y el regir principesco vendrá a estar sobre su hombro. Y por nombre se le llamará Maravilloso Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” (Isa. 9:11). 

Luego en el mismo momento de aparecer dicho heredero legal al trono de David, aquellos judíos ya tenían ante sí la confirmación palpable y evidente de la veracidad de la promesa que Jehová, a través del profeta Samuel, había hecho al citado personaje y por extensión, al resto del personal: 

Y tu casa y tu reino ciertamente serán estables hasta tiempo indefinido delante de ti; tu mismísimo trono llegará a ser un trono firmemente establecido hasta tiempo indefinido. 17 Conforme a todas estas palabras y conforme a toda esta visión, fue como Natán habló a David.” (2 Sam. 7:16-17). 

Jesús escenificó dicha confirmación, a la par que reafirmó su identidad como heredero legítimo del rey David, al entrar en Jerusalén a lomos de una humilde bestia de carga (un asno), como parece ser que era preceptivo en los reyes de Israel (1 Rey.33-39; Zac. 9:9) y siendo reconocido y aclamado por las muchedumbres como tal: 

La mayor parte de la muchedumbre tendió sus prendas de vestir exteriores en el camino, mientras otros se pusieron a cortar ramas de los árboles y a tenderlas por el camino. 9 En cuanto a las muchedumbres, los que iban delante de él y los que seguían, clamaban: “¡Salva, rogamos, al Hijo de David! ¡Bendito es el que viene en el nombre de Jehová! ¡Sálvalo, rogamos, en las alturas!” (Mat. 21:8-9). 

Entonces esa aparición del heredero legal al trono de David, confirmaba la promesa de Jehová a los antepasados de aquellos judíos, a la vez que certificaba el seguro cumplimiento de las demás promesas del Altísimo y que necesitaban de esa primera (la aparición de dicho heredero legal) para su continuidad, para general beneficio de la humanidad caída; entre ellas y en orden de importancia, como instrumento fundamental, el establecimiento efectivo del reino restaurado de Dios en la Tierra: 

Y en los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos.” (Dan. 2:44).

Y veamos ahora, algunas de las promesas que Jehová hizo a los antepasados de los judíos del tiempo de Jesús (también y por extensión, a todos nosotros hoy) y que se llevarán a cabo durante el período de ese reino o gobierno milenario, en manos de Jesucristo y gobernantes asociados: 

Salmo 37:11: “Pero los mansos mismos poseerán la tierra y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz.” 

Salmo 72:7: “En sus días el justo brotará y la abundancia de paz hasta que la luna ya no sea.” 

Ahora bien, es obvio que para ello no tendrían que existir las guerras ¿verdad? Pues vean cual es la promesa de Jehová: 

Salmo 46:9: “Hace cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra. Quiebra el arco y verdaderamente corta en pedazos la lanza; quema los carruajes en el fuego.” 

Miqueas 4:3: “Y él ciertamente dictará el fallo entre muchos pueblos y enderezará los asuntos respecto a poderosas naciones lejanas. Y tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzarán espada, nación contra nación, ni aprenderán más la guerra.” 

Pero sería muy difícil gozar de esta paz a plenitud, si uno estuviera afectado por alguna enfermedad, defecto físico o por la misma vejez, que tantas limitaciones nos impone. Pues no se preocupe, porque también eso será atendido: 

Isaías 33:24: “Y ningún residente dirá: “Estoy enfermo”. La gente que more en la tierra constará de los que habrán sido perdonados por su error”.” 

Isaías 35:5-6: “En aquel tiempo los ojos de los ciegos serán abiertos y los oídos mismos de los sordos serán destapados. 6 En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo y la lengua del mudo clamará con alegría….” 

Job 33:25: “Que su carne se haga más fresca que en la juventud; que vuelva a los días de su vigor juvenil.” 

Pero quizás usted se pregunte, como se podrá disfrutar a cabalidad de esas bendiciones, cuando vemos por toda la tierra una desertización galopante; sequías brutales; mares, ríos, lagos y otras diversas fuentes de agua contaminadas por el hombre; la protectora capa de ozono quebrantada y tantos y tantos otros aspectos nocivos que afectan directamente nuestra calidad de vida. Pero de nuevo no se preocupe, que Jehová, mediante su reino delegado, también dará atención a ese problema: 

Isaías 35:6-7: “…... Pues en el desierto habrán brotado aguas y torrentes en la llanura desértica. 7 Y el suelo abrasado por el calor se habrá puesto como un estanque lleno de cañas; y el suelo sediento, como manantiales de agua. En el lugar de habitación de los chacales, un lugar de descanso para ellos, habrá hierba verde con cañas y papiros.” 

Rev. 11:18: “…… y para causar la ruina de los que están arruinando la tierra.” 

Y no pase cuidado, que esa paz que Jehová nos ofrece, no se verá ensombrecida por la falta de un trabajo remunerador y satisfaciente, de una vivienda apropiada o carencia alguna de alimentos, con los que sustentar su vida y la de sus seres queridos: 

Isaías 65:21-22: “Y ciertamente edificarán casas y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. 22 No edificarán y otro lo ocupará; no plantarán y otro lo comerá. Porque como los días de un árbol serán los días de mi pueblo; y la obra de sus propias manos mis escogidos usarán a grado cabal.” 

Miqueas 4:4: “Y realmente se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera y no habrá nadie que los haga temblar; porque la boca misma de Jehová de los ejércitos lo ha hablado.” 

Salmos 72:16: “Llegará a haber abundancia de grano en la tierra; en la cima de las montañas habrá sobreabundancia.” 

Tan abundante y completa será esta paz proveniente de nuestro Dios Jehová, durante ese reino milenario, que se extenderá también al reino animal y a la relación de estos con el hombre: 

Isaías 11:6-8: “Y el lobo realmente morará por un tiempo con el cordero y el leopardo mismo se echará con el cabrito y el becerro y el leoncillo crinado y el animal bien alimentado todos juntos; y un simple muchachito será guía sobre ellos. 7 Y la vaca y la osa mismas pacerán; sus crías se echarán juntas. Y hasta el león comerá paja justamente como el toro. 8 Y el niño de pecho ciertamente jugará sobre el agujero de la cobra; y sobre la abertura para la luz de una culebra venenosa realmente pondrá su propia mano un niño destetado.” 

Pero por otra parte, ¿no sería lamentable que esas bendiciones se acabaran con la muerte de uno? Por supuesto y por eso mismo, la muerte tampoco existirá: 

Isaías 25:8: “Él realmente se tragará a la muerte para siempre y el Señor Soberano Jehová ciertamente limpiará las lágrimas de todo rostro. Y el oprobio de su pueblo quitará de toda la tierra, porque Jehová mismo lo ha hablado.” 

1 Cor. 15:26: “Como el último enemigo, la muerte ha de ser reducida a nada.” 

Rev. 21:4: “Y limpiará toda lágrima de sus ojos y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.” 

Y finalmente, el más grande de los acontecimientos que hayan de producirse durante ese período milenario del reino…… la resurrección de los muertos: 

Daniel 12:2: “Y habrá muchos de los que están dormidos en el suelo de polvo que despertarán, estos a vida de duración indefinida y aquellos a oprobios y a aborrecimiento de duración indefinida.” 

Juan 5:28-29: “No se maravillen de esto, porque viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz 29 y saldrán, los que hicieron cosas buenas a una resurrección de vida, los que practicaron cosas viles a una resurrección de juicio.” 

Hechos 24:15: “…... y tengo esperanza en cuanto a Dios, esperanza que estos mismos también abrigan, de que va a haber resurrección así de justos como de injustos.” 

Y todas esas personas que irán resucitando de forma progresiva, así como los sobrevivientes de la “gran tribulación” (Rev. 7:9; 14) en su calidad de primeros súbditos de ese reino de Dios por venir, experimentarán el cumplimiento de esas profecías en sus propios cuerpos durante ese período milenario, al tiempo que irán recibiendo también ayuda espiritual mediante los oficios sacerdotales de esos gobernantes del reino; de tal modo, que para el final del milenio se habrá alcanzado la total “restauración” prometida: el ser humano volverá a ser perfecto, tanto física, como psíquica, como espiritualmente, tal como en su momento y antes del pecado lo fueron Adán y Eva…… y al igual que ellos, con la vida eterna en mira. Todo eso es lo que ocurrirá durante el transcurso de esos mil años del reinado de Dios por Jesucristo (y asociados) y acontecimientos que conforman el grueso de esas “buenas noticias del gobierno de Dios”, que Jesús y seguidores “recordaron” a los judíos y enseñaron a los gentiles. O sea, eso y no otra cosa (la que sea), es el contenido del “evangelio del reino de Dios” que Jesús instó a creer; ahora bien…… ¿se lo cree usted? 

No es menos cierto que Jesús, aparte de la divulgación de esas buenas noticias que hemos reseñado, junto a algunos ejemplos demostrativos (sanó enfermos, devolvió la vista a los ciegos, o el habla y oído a los sordomudos, expulsó demonios y levanto muertos) y como pequeño anticipo de lo que acontecería a escala inmensamente mayor durante su futuro reinado, en su ministerio puso adicionalmente sobre la mesa una incomparable oportunidad: la de formar parte de aquella minoría (Luc. 12:32), que en su momento tendrían que gobernar con él en ese reinado milenario, como Hijos adoptivos de Jehová y en cumplimiento de la promesa de Dios hecha a sus antepasados, eso es, el sacar de entre el pueblo judío a aquellos futuros reyes y sacerdotes o “nación santa” (Éxo. 19:5-6). Y oportunidad que nada tenía que ver con ser el más listo de la clase, o el más prominente o el tener “enchufe”, sino sencillamente con el estar entre los primeros que aceptaron a Jesús y creyeron en su “evangelio”. Esas personas fueron “compradas de entre la humanidad como primicias para Dios y para el Cordero” según Rev. 14:4b; y como seguro que usted sabe, querido amigo, las primicias no son más que la pequeña parte de un todo, por ejemplo, los primeros frutos de una larga cosecha…… de lo primero que a usted se le ocurra. Pues bien, esas personas se contaron entre los primeros seguidores de Jesús y por ello recibieron ciertos privilegios, que no recibiremos el resto de los mortales: sencillamente, ellos estuvieron en el lugar adecuado, en el momento oportuno. 

Por lo tanto y a modo de resumen desmitificador, tenemos que decir que, lejos de lo que se nos quiere dar a entender, en el sentido de ser “el reino” en sí mismo, causa directa de la salvación y por lo tanto, meta última del cristiano, eso no es más que otro “evangelio” que se nos está contando y por lo tanto, falso. Porque el “reino” (gobernantes incluidos), no es más que el “instrumento” que usa Jehová para la consecución de un logro: la restauración de todas las cosas habidas en un momento anterior (Hech. 3:21). Prueba de que eso es como se lo afirmamos, la tenemos en el hecho de que mientras al ser humano que reciba de sus beneficios, se le ofrece la vida eterna como perspectiva, el citado reino o gobierno y como cualquier instrumento, tiene fecha de caducidad: mil años…… después de transcurridos los cuales y alcanzados los objetivos propuestos, Jesucristo devuelve a Su Padre Celestial el control sobre las cosas y el reino como tal, desaparece de la escena: 

Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia. 25 Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. 26 Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. 27 Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. 28 Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.” 1 Cor. 15:24-28). 

Luego ese reino o gobierno de Dios mediante Jesucristo y cumplido ya su objetivo, llegará a su fin y será clausurado, porque ya no se requerirá jamás de él. Por lo tanto, lo verdaderamente importante, no es el reino de Dios en sí mismo (con serlo y mucho) y que repetimos, es solo el instrumento necesario para la consecución de un logro, sino lo que este gobierno o reino conseguirá o hará en favor del ser humano y lo cual es el verdadero “evangelio” o la “buena noticia” que hay que difundir...... porque eso es exactamente lo que vino a pregonar Jesús: las buenas noticias de las buenas cosas que ese gobierno de Dios a través de su persona, hará por la humanidad obediente. Y somos conscientes que todo lo explicado, en un momento de tantos avances tecnológicos y con el hombre dominando el átomo, pueden sonar un poco (o un mucho) a cosas banales y fuera de lugar…… pero no es menos cierto, que unas palabras pronunciadas hace más de 3.000 años, tienen la misma vigencia en nuestros días, que en ese entonces: 

Todo esto he visto y hubo un aplicar mi corazón a toda obra que se ha hecho bajo el sol, durante el tiempo que el hombre ha dominado al hombre para perjuicio suyo.” (Ecle. 8:9). 

Dicho esto, no nos queda sino rogarle una vez más, querido lector, que no se fie demasiado de lo que le decimos y haga sus propias averiguaciones, en el sentido de si lo que le explicamos se ajusta a lo que usted lee y entiende en su propio ejemplar de las Escrituras…... o no. Y es que como le hemos dicho al principio, no es nuestra intención ni el enseñar ni el crear opinión y por lo que nos limitamos simplemente, cuando leemos (básicamente en Internet) determinada información que no nos cuadra, a poner en práctica lo mismo que le aconsejamos a usted: contrastamos lo leído con lo que buenamente entendemos que dice la Biblia al respecto y una vez sacadas las oportunas conclusiones, las publicamos para aviso a navegantes…… y que cada uno decida lo que más le convenga. 

MABEL

miércoles, 29 de agosto de 2012

Pero…… ¿de qué evangelio “salvador” nos están hablando?

Y es que resulta que según los “entendidos” en la materia, la “salvación” de toda persona tiene que ver con la aceptación del “evangelio” que predicó Jesús y tomando como base para esa afirmación, pasajes como, por ejemplo, este de Mar. 16:15-16:

Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen las buenas nuevas (o “evangelio” según versiones) a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado será salvo, más el que no crea será condenado.” (Acotación nuestra).

Claro, vistas así las cosas y sin más, tal parece que la idea sí va por ese camino…… no obstante los autores de este blog (contestatarios donde los haya ¡qué le vamos hacer, los años no perdonan!), somos de la opinión que no siempre los cosas son lo que parecen, sobre todo cuando uno tiene la precaución de profundizar en ellas y no quedarse solo en la superficialidad de lo que le cuentan de las mismas. Porque de entrada tenemos que notar y analizando el pasaje en cuestión, que en el mismo solo se nos dice que aquél que “creyera” en aquello que se le hubiera contado o prometido, sería “salvo”…… pero es que lo que nosotros ponemos en cuestión no es eso, sino si lo que se les contó a esas personas, se nos podría contar también a nosotros en la actualidad y sacar el mismo rédito de ello, o dicho de otra manera, si se nos podría hacer la misma oferta que se les hizo en su momento a las citadas personas y que es algo muy distinto…… pero que en definitiva, es lo que se nos quiere hacer creer por parte de esos “genios” de la interpretación bíblica que pululan por ahí; por lo tanto, vamos a meternos en harina y haber que sacamos en claro de este más que polémico asunto.

No obstante y para situarnos, queridos amigos que nos leen, permítannos un inciso para establecer en primer lugar dos premisas que creemos indispensables para la perfecta comprensión de lo que pretendemos contarles en esta ocasión: como primera providencia, decir que lo que van a leer no es más que la continuación de nuestro artículo del pasado día 18, “Entonces el reino de Dios…… ¿para qué sirve?” y circunstancia que nos lleva a sugerirles a aquellos que no lo hayan leído, que se animen y lo hagan para tener así una perspectiva más amplia del asunto, siempre en aras de una mejor comprensión de la idea que pretendemos exponerles…… y ya avisando de antemano, que estaríamos hablando de un planteamiento totalmente apartado de lo “políticamente correcto” y que seguramente levantará ampollas entre el personal “especializado” en el tema. Ya en segundo lugar, advertirles que este punto de vista o teoría que queremos compartir con ustedes, no pretende ser más que eso: una teoría fruto de un análisis que entendemos como lógico y razonado, de aquello que conocemos de las Escrituras y que para “variar” no cuadra con lo que hoy día se entiende como “de uso corriente” o interpretación comúnmente aceptada en cuanto al significado de las mismas, siempre en el ámbito de lo que conocemos como “cristiandad” y que tiene en la Biblia su libro de texto o guía espiritual. En todo caso, insistimos que se trata de una simple reflexión en voz alta que compartimos con todos ustedes y que son los que en definitiva darán o quitarán razones, cuando lleguen al final de este artículo; dicho lo cual, vamos a exponer nuestra tesis en el sentido que actualmente no existe nada parecido a un “evangelio salvador” que pueda ser publicado y que realmente pueda salvar…… y en el bien entendido que el alcanzar la “salvación”, no es otra cosa que el recibir la inmortalidad en el mismo momento de ser uno resucitado y algo solo al alcance de los que participan de la “primera resurrección” (Rev. 20:6), reservada únicamente para aquellos que tienen que reinar con Cristo.

Establecidas esas dos premisas, podríamos empezar diciendo que la Biblia tiene sus tiempos, pactos y circunstancias particulares y que aplicando a unos, sin embargo no aplicaban a otros, así como promesas que Jehová les hizo a unos y que nada tenían que ver con otros y lo que nos lleva a entender, que cada tiempo tuvo su propia circunstancia y sujeta siempre a sus particulares necesidades…… y podemos poner un ejemplo: a nosotros en la actualidad, no nos aplica el pacto de la Ley Mosaica y sin embargo, este forma parte prominente de las Escrituras. Luego en función de dicha regla de tres y siempre según nuestro a entender, nos encontramos con la misma situación en lo referente al NT…… pues si bien este tuvo su valor aplicativo en el primer siglo, ya no es el caso con aquellas personas que vivimos casi 2.000 años después. Y algo que de forma ilustrativa y partiendo como tenemos por costumbre en este blog, desde el sentido común y el razonamiento lógico, podríamos escenificar en lo que se podría entender como el Plan de Jehová…… que mostrado de una manera gráfica y para entendernos, constaría de “tres pilares” fundamentales y cada uno de los cuales se corresponde a un tiempo en particular y por tanto, con un mensaje o “evangelio” adaptado a las particulares necesidades de los períodos de tiempo implicados en cada uno de ellos: el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y por último la Revelación, puesto que escrita en las postrimerías del primer siglo (96 E.C.), hablaba de las cosas “que estaban por suceder” (Rev. 1:1) y lo que nos proyectaba a otra porción de tiempo aún distante en el futuro y ya cercana a los 2.000 años…… distinta por tanto a las dos porciones o épocas anteriores que comprendieron respectivamente, tanto el AT como el NT.

Por otra parte, quizás también sería oportuno señalar que el pasaje citado de Mar. 16:15-16, no deja de ser una referencia a las instrucciones específicas que Jesucristo dio en concreto a sus doce apóstoles, para la tarea que tenían que llevar a cabo y que no era otra que la de localizar a aquellos que junto a él tenían que reinar (algo que explicamos en nuestro artículo del 18/08/12, mencionado en este escrito) y por lo que sería solo razonable pensar que esa comisión dio inició con los apóstoles…… y con los apóstoles se acabó. Pero puesto que vamos a hablar del “evangelio”, señalemos que lejos de darle a dicha expresión el sentido “místico” que de forma interesada le han dado siempre las diferentes denominaciones religiosas dentro de la cristiandad (pues de eso es de lo que viven), convirtiendo dicha palabra en cuasi sagrada y en su intento, por demás exitoso, de mantener sujeto al personal, nosotros tomaremos de la palabra “evangelio” su significado primario y que sencillamente es el de “buena nueva” o “buena noticia”…… y no olvidemos esta observación, pues el tenerla en mente nos ayudará a una mejor comprensión de la idea que estamos exponiendo; pero vayamos al meollo del asunto e intentando resumirlo al máximo:

Por decirlo de alguna manera, la “buena noticia” del AT tenía que ver con el mensaje que ya desde el mismo momento de aparecer el pecado, Jehová puso de manifiesto o comunicó al ser humano (Gen. 3:15), eso es, Su intención de enderezar el entuerto producido…… y para lo cual, Él tenía que tomar algunas medidas tendentes a facilitar dicho proyecto: por ejemplo y muy a “grosso modo”, podríamos hablar de la elección de un pueblo que saldría a partir de un hombre escogido por el propio Jehová (Abrahán en este caso) y pueblo al que tomaría como Suyo, haciéndoles la promesa de en un futuro sacar de entre ellos “un reino de sacerdotes” mediante el pacto establecido entre las dos partes, en Sinaí (Éxo. 19:6); también tenemos el pacto por un reino establecido con David, que implicaba el proveer un descendiente legal y obviamente, los logros que conseguiría ese futuro reino…… y todo ello explicado oportunamente por el Altísimo “por boca de sus profetas de tiempo antiguo” (Hech. 3:21). Luego en líneas generales, ese sería el “evangelio” o mensaje, en definitiva las “buenas noticias” que se difundieron durante ese período de tiempo que comprendió el AT y a través, como hemos leído, de los profetas. Pero con la llegada de Jesús, finalizó ese compromiso o pacto que en sí mismo constituía la “buena noticia”, para dar lugar a otro arreglo que conocemos como el NT (no olvidemos que un testamento no es más que un pacto) y con el que se introdujo un nuevo mensaje o “evangelio”…… en todo caso una nueva “buena noticia” acorde con el nuevo contexto en el que se entraba a partir de ese momento.

Porque si en un primer momento y como hemos dicho, el Altísimo transmitió su mensaje a través de sus profetas, en ese nuevo contexto ya pasó a hacerlo a través de otro medio, a saber, de Su propio hijo (Hebr. 1:1-2). Y circunstancia que cambiaba radicalmente las cosas, dada la tremenda significación de la aparición del Hijo de Dios sobre la tierra, según palabras del apóstol Pablo:

Porque digo que Cristo realmente llegó a ser ministro de los circuncisos a favor de la veracidad de Dios, para confirmar las promesas que Él hizo a los antepasados de ellos.” (Rom. 15:8).

Luego si con la aparición del Mesías se vino a confirmar la veracidad de las promesas de Jehová, pactadas con los antepasados de los contemporáneos de Jesús, ya se había cubierto un estadio en el Plan de Jehová y lo cual hacía necesario un nuevo pacto (Luc. 22:20) que supliera al anterior y en consecuencia, tal como hemos dicho, un nuevo mensaje o “buena noticia” que se correspondiera a la nueva situación y que hoy se nos vende como “el evangelio de Cristo”. Y al que como hemos dicho, se le da una fuerte connotación “mística” que para nada se corresponde con lo que Jesús realmente vino a hacer en su primera venida y que no fue otra cosa, que el traer una nueva información que tenía que ver con la “buena noticia” o “buena nueva” de que Jehová continuaba adelantando Su Plan y algo de lo que él mismo era el máximo exponente…… en definitiva, un nuevo mensaje dirigido a sus contemporáneos (Luc. 4:43). Porque puesto que el heredero legal del reino davídico ya estaba presente y siendo él y como hemos leído, la parte mollar en el cumplimiento de las promesas de Jehová a los antepasados del pueblo de Israel, solo cabía el anunciar la “buena noticia” o mensaje de que había llegado el momento apropiado para el cumplimiento de la promesa de Jehová a esos antepasados, de sacar de entre su pueblo “un reino de sacerdotes” (Éxo. 19:6) que acompañarían a dicho heredero legal al trono de David en su regir y con ello (eso es, con dicho mensaje o “buena noticia”) extender la oportunidad a todo aquel que lo deseara, de poder acceder a dicho privilegio…… y debido a la importancia que ello tiene en este asunto, hay que incidir de nuevo en el hecho de que la comisión de Jesús solo tenía que ver, con el reunir a aquellos que tenían que acompañarle en su gobernación real y para lo cual obviamente, habría un mensaje específico para esas personas en concreto y por tanto no extensivo a otras, por mucho que se empeñen esos actuales “genios” de la interpretación bíblica.

Luego habría que entender que dicha recolección se inició con los apóstoles y continuó hasta la muerte del último de ellos y por las razones que explicamos, entre otros, en nuestro artículo “No es eso, Sr. Olcese…… no es eso” (14/09/10); ya finalizada dicha recolección y a partir de la muerte de Juan en 99 E.C. (el último apóstol que quedaba con vida), finalizó también el período de tiempo comprendido dentro de lo que conocemos como el NT y a lo que siguió una larga etapa de transición a la que la Biblia llama “los tiempos de los gentiles” (Luc. 21:24) y que de hecho, inició con la destrucción de Jerusalén en 70 E.C. y que ha llegado hasta nuestros días…… recordemos que entre el registro escrito del AT y del NT, existe también un período de transición de más de 400 años.

Luego habiendo visto que ambos períodos de tiempo tuvieron su particular “buena noticia”, ajustada siempre a las necesidades del momento, veamos ahora las dos interrogantes que se nos abren y cuya resolución mostrará si nosotros estamos acertados en nuestro planteamiento…… o no: la primera sería ¿qué utilidad tendría entonces para nosotros actualmente, la Biblia en general? Y la segunda, suponiendo que nosotros tengamos razón en nuestra teoría ¿cuál tendría que ser el mensaje o nueva “buena noticia” que correspondería dar en nuestros días? Y a la primera interrogante planteada, solo se puede responder diciendo sencillamente, que el objetivo primario de las Escrituras es el de tenernos informados de cómo está “el patio”, eso es, que mediante el registro escritural llegado hasta nuestros días, se nos permite el ponernos en antecedentes de los propósitos del Altísimo para con nosotros y los pasos que hasta el momento Este ha dado para la consecución de dicho logro…… ¡y algo de vital importancia para nosotros! Pero es que una cosa es que las Escrituras nos sean útiles a efectos de información (Rom. 15:4), manteniéndonos por tanto alerta sobre las cosas por venir y otra muy distinta, que nos aplique directamente y a efectos prácticos su contenido (en este caso el mensaje predicado en tiempos del NT), como en su día y por poner un ejemplo, aplicó a los Pedro, Juan, Pablo y tantísimos otros. Por ello afirmamos que en la actualidad no aplica el mensaje del NT, pues nosotros no estamos llamados a reinar con Cristo en ese gobierno milenario (esas personas ya fueron elegidas en su momento), sino a ser súbditos del mismo y algo que llevamos repitiendo en nuestros últimos artículos de forma machacona, por ejemplo, en nuestro reciente título “Entre lo anecdótico y lo sustancial…… ¿con qué se queda usted?” del día 7 del corriente mes de Agosto y sin que nadie, hasta el momento al menos, nos haya llevado la contraria.

Y es que no podemos olvidar, que de los dos grupos de los que se nos habla en la Revelación y que estarán presentes en el inicio del nuevo mundo por venir o reino de Dios (los “144.000” y la “gran muchedumbre” de Rev. 7:4 y 9), el que aún no ha aparecido es el de la “gran muchedumbre”, pues ya explicamos en anteriores artículos que estamos hablando de personas que sobreviven a una “gran tribulación” que todavía no se ha producido…… por lo que aún no existe dicho grupo como tal. Sin embargo, en el caso de los 144.000 y prescindiendo que quede un pequeño resto por aparecer para completar dicho número, según Rev. 6:11 y 11:3 (al menos eso es lo que parece), la práctica totalidad de estos ya estuvieron presentes en el primer siglo y descansan desde entonces en sus tumbas hasta la venida de Jesucristo, cuando serán levantados en gloria e inmortalidad para reinar con este en su reino. Y circunstancia que nos lleva a la segunda cuestión planteada y que tiene que ver, con la “buena noticia” que sí nos aplicaría en este momento…… y que el averiguar su contenido, solo es asunto de razonar con un poco de lógica y sentido común; porque veamos: sabemos que Jesús profetizó para el tiempo del fin, una predicación de alcance mundial y que precedería al fin del sistema de cosas tal como lo conocemos, en los siguientes términos:

Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (Mat. 24:14).

Luego partiendo de la base que a la predicación de Jesús en el primer siglo, no siguió el fin del sistema de cosas mundial, en todo caso algo testimonial como fue el fin del sistema de cosas judío, es razonable el pensar que no estaríamos hablando de la misma predicación y por lo que la pregunta bien podría ser ¿qué es lo que se nos anunciará en esa nueva y última gran predicación? Y puesto que dicha predicación aún no ha comenzado, vayan olvidándose ustedes de lo que hacen los TJ u otras organizaciones religiosas, e incluso de lo que hacen aquellos que dicen ir por libre y que publican en Internet (los Olcese y compañía) y que dándoselas todos ellos de “ungidos”, eso es, Hijos adoptivos de Dios (aquí parece que todo el mundo es un “ungido”), nos dan la matraca con un “evangelio salvador” cuando resulta que el tal evangelio o mensaje ya está caduco y por lo que ya no puede salvar a nadie, pues no tiene aplicación práctica en nuestros días. Eso sí, lo único que se consigue con la actividad de todas esas personas o en su defecto organizaciones, es confundir al personal con las barbaridades que publican y contribuyendo con tanta confusión de doctrinas y enseñanzas varias, a alejar de la Biblia a aquellos que sinceramente están interesados en las cosas de Dios. Y que esto es tal como se lo decimos, lo prueba el hecho que esos verdaderos “ungidos” o resto por aparecer, aún no han hecho acto de presencia y por lo que aún no se ha dado ningún mensaje; y circunstancia que se pone de manifiesto cuando vemos que ninguno de esos impostores mencionados y hasta dónde nosotros sabemos, tiene los poderes que según Rev. 11:5-6, sí desplegarán esos personajes enviados por Dios…… por lo que razonablemente, no podemos estar hablando de los mismos individuos y resultando ser los mencionados actuales “ungidos” y quienes quiera que sean, unos farsantes de tomo y lomo.

Pero volviendo al tema que nos ocupa y ya respondiendo a la pregunta formulada, vemos que desde la lógica y el sentido común e intentando resumir la cosa al máximo, los hechos son los siguientes: si en el AT se nos pone en antecedentes de los planes de Jehová de crear un reino (con todo lo que ello implica) para solventar los problemas que acucian a la humanidad y por otra parte, en el NT ya se nos comunica la aparición del heredero legal al trono de dicho reino, así como la elección de los miembros que le han de acompañar en dicha gobernación, eso es, la elección de aquellos que tienen que ejercer la función de reyes y sacerdotes durante la vigencia de dicho reinado…… solo nos quedaría por conocer una “buena noticia” y que es la que sí nos aplicaría a nosotros: ¡El momento de la toma de posesión de dicho reino y lo que hay que hacer para ser súbdito del mismo! Porque no olvidemos, que esa información no fue dada en ningún momento por Jesús, ya que lo que este dijo sobre el tema, fue lo siguiente:

Respecto a aquel día y hora nadie sabe, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino solo el Padre. (…… ) 42 Manténganse alerta, pues, porque no saben en qué día viene su Señor.” (Mat. 24:36, 42).

Y que el mensaje que se anunciará al mundo en esa nueva predicación, luego nada que ver con la anterior (no olvidemos este dato), tiene como punto focal el momento en que será establecido dicho reino y no con el “evangelio” prístino predicado por Jesús en su época, como nos intentan colar esos “genios” de la interpretación bíblica, queda probado por el hecho que la citada predicación de Mat. 24:14 (que no olvidemos, estaba incluida en el contexto de las señales que marcarían el final de los tiempos), nada tiene que ver y como ya hemos señalado, con la predicación llevada a cabo en su momento por Jesús y sus apóstoles, pues casi 2.000 años las separan. Porque la reflexión es lógica: si como se nos intenta hacer creer, la predicación iniciada por Jesús aún estuviera en marcha en nuestros días (requisito fundamental para que dicho “evangelio salvador” aún estuviera vigente) ¿qué necesidad habría, de que se iniciara otra predicación?...... sin embargo, sorprendentemente, eso es lo que nos anunció Jesús en Mat. 24:14.

Porque si en ese tiempo pretérito y como ya hemos dicho, el objetivo pretendido era el seleccionar a los miembros que tenían que ejercer de reyes en dicho reino, en esta ocasión el fin que se persigue es distinto ya que tiene que ver con el encontrar a los súbditos del mismo…… por lo que queda claro que el mensaje no puede ser el mismo, puesto que el objetivo no es el mismo. Y es que recordemos una vez más y por aquello de remachar el asunto, que en el inicio del nuevo mundo solo estarán los que han de reinar con Cristo (levantados en la primera resurrección), eso es, los “144.000” y por otra parte, la “gran muchedumbre” que dado que sobrevive a la “gran tribulación”, no pueden participar de esa primera resurrección ya que pasan con vida al reino de Dios y por lo que no tienen acceso a ese gobierno real…… luego solo pueden ser súbditos del mismo y por lo cual, lo que necesitan saber es cuando se va a instaurar dicho reino y lo que hay que hacer para entrar en el mismo. Pero volviendo al mensaje en cuestión, eso que acabamos de decir no es algo que se nos ocurra a nosotros de repente, sino que es en las Escrituras dónde se nos explica cuál es el contenido de la “buena nueva” que se va a transmitir a la humanidad en este tiempo y cuando llegue el momento oportuno; veamos cómo se nos explica eso en distintos pasajes del libro de Revelación y que recordemos, fue en su momento el anuncio de sucesos que aún estaban en un futuro muy distante:

Rev. 12:10: “Y oí una voz fuerte en el cielo decir: “¡Ahora han acontecido la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque ha sido arrojado hacia abajo el acusador de nuestros hermanos, que los acusa día y noche delante de nuestro Dios!”.”

Rev. 14:6-7: “Y vi a otro ángel que volaba en medio del cielo y tenía buenas nuevas eternas que declarar como noticias gozosas a los que moran en la tierra y a toda nación y tribu y lengua y pueblo 7 y decía con voz fuerte: “Teman a Dios y denle gloria, porque ha llegado la hora del juicio por él, de modo que adoren al que hizo el cielo y la tierra y el mar y las fuentes de las aguas”.”

Porque eso y no otra cosa es lo que necesitamos saber en estos momentos, pues resumiendo un poco, sabemos por el AT lo que Jehová se propone hacer con nosotros, eso es, el restaurar todas las cosas y según hablo “por boca de sus profetas de tiempo antiguo” (Hech. 3:21); sabemos por otra parte, mediante el NT, que los integrantes del gobierno del nuevo mundo (el rey y sus acompañantes) y que tienen que llevar a cabo dicha comisión de restauración, ya están elegidos y que serán levantados mediante resurrección en la próxima venida del rey Jesucristo para tomar posesión del reino…… luego la “tercera” de esas tres patas mencionadas de ese Plan Divino y que a modo de ilustración les hemos comentado, es que se nos comunique el cuándo y el cómo, o dicho de otra manera, cuando entrará en función dicho reino y cómo hay que hacer, para conseguir una plaza de súbdito en el mismo y aquello que se nos dará en el mismo: esa y no otra, es la “buena noticia” o “evangelio” que necesitamos escuchar actualmente, porque sencillamente es lo que nos aplica directamente en estos tiempos finales.

Y es que si lo pensamos con un poco de atención, esa simbólica “tercera pata” a la que hemos considerado es la Revelación, dentro del Plan de Dios, no es más que la “buena noticia” o promesa divina para la humanidad obediente, en el sentido de que aquellos que acepten su gobernación, serán resguardados de los juicios divinos contra el resto de humanidad desobediente, así como que serán restaurados a la perfección en el milenio, a la vez que ayudados a prepararse para la prueba final al término de los mil años…… y si resultan vencedores en la misma, se les concederá el derecho de vivir eternamente en una tierra de inmensa paz y felicidad. Porque si recordamos que es a los “144.000” a los que se les prometió la inmortalidad en el mismo momento de su resurrección (Rev. 20:6), como premio a la fidelidad demostrada durante su vida a la promesa recibida, nos daremos cuenta que el mensaje, “buena nueva”, o “evangelio” o como quiera llamársele y dirigido a las personas que vivimos en la actualidad, obviamente no podía ser el mismo que Jesús predicó a sus seguidores, pues va dirigido a personas que ocuparán una distinta posición: en lugar de ser reyes en ese reino, serán súbditos del mismo…… luego ¿qué sentido tiene que en la actualidad, se nos continúe hablando de la promesa de reinar con Cristo?

Y como han podido comprobar, hemos llegado a semejante conclusión mediante el sencillo método de razonar con lógica y sentido común acerca de aquello que conocemos de las Escrituras…… siendo lo publicado el resultado obtenido y que aunque sabemos que probablemente será muy contestado, no es menos cierto que todo apunta a que “algo” de acertado tiene nuestro razonamiento y lo cual plantea una cuestión: ¿Se imaginan la que se montaría si las cosas fueran tal como las planteamos nosotros? Estaríamos hablando del mayor engaño al que ha sido sometido al mundo por opositor de Jehová, eso es, Satanás el Diablo, creando un inmenso sistema religioso falso y algo a lo que tampoco hay que echarle mucha imaginación, pues son las propias Escrituras las que ya nos lo indican, al mencionar aquello de “Babilonia la Grande, la madre de las rameras y de las cosas repugnantes de la tierra” (Rev. 17:1-6)…… eso es, hablándonos de un imperio mundial de religión falsa. Luego son las mismas Escrituras las que nos ponen en antecedentes de que no existe en la tierra actualmente, forma alguna de religión que tenga la aprobación del Altísimo…… entonces ¿de dónde sale la idea de un “evangelio salvador” que nos haya de convertir a todos en Hijos adoptivos del Altísimo y del que continuamente nos hablan esos “genios” de la interpretación bíblica? Y lo que es más importante ¿quién les ha comisionado para predicar, si los encargados de dirigir la nueva predicación de Mat. 24:14 y según la Biblia, aún no han aparecido, tal como se nos señala Rev. 11:3?

Todo considerado, deberíamos de concluir que somos víctimas de un fraude colosal, pues desde la muerte de los apóstoles y los seguidores de estos y por tanto, ya recolectados la casi totalidad de los “elegidos” (recuerden que según Rev. 6:9-11, queda pendiente de aparecer solo un pequeño resto de ellos y que elige Dios directamente), se acabó la validez de la “buena noticia” que publicó Jesús, en el sentido de ofrecer a otros la oportunidad de reinar junto a él en el reino de Dios; porque en un futuro próximo y cuando de inicio a la gran predicación anunciada por Jesús de Mat. 24:14, lo que se buscará será a los súbditos de dicho reino y no a los reyes del mismo, pues como hemos dicho, prácticamente se completó el “cupo” en el primer siglo, por lo que difícilmente el mensaje de dicha predicación podía ser el mismo que predicó Jesús…… a menos eso sí, que las Escrituras nos engañen. Pero puesto que eso no puede ser, lo razonable es llegar a la conclusión lógica de que no puede existir un “evangelio salvador” tal como se nos quiere “vender” y por lo que todos los que se ocupan en esa tarea “evangelizadora” o divulgadora, no son más que agentes satánicos dedicados a promulgar la mentira con el objetivo de entrampar a los incautos y algo de lo que ya nos advirtió el apóstol Pedro:

Sin embargo, llegó a haber también falsos profetas entre el pueblo, como también habrá falsos maestros entre ustedes. Estos mismísimos introducirán calladamente sectas destructivas y repudiarán hasta al dueño que los compró, trayendo sobre sí mismos destrucción acelerada.” (2 Ped. 2:1).

Y hasta aquí, queridos amigos, esta nueva proposición que les formulamos, siempre esperando que hayamos tenido la habilidad necesaria para transmitirles la idea subyacente tras estas palabras; a partir de ahora, ya tienen que ser ustedes los que valoren los pros y los contras del planteamiento expresado y saquen las oportunas conclusiones…… y si en algo creen que nos hemos equivocado, ya lo saben: sírvanse comunicárnoslo y así nos ayudarán a aprender un poco más.

MABEL