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lunes, 9 de febrero de 2015

La importancia de conocer el “contenido” del evangelio de Jesús.


Porque no son pocos los autores bíblicos que nos están dando “la vara” continuamente con el tema del “evangelio” del reino, pero sin aclararnos cuál fue realmente el mensaje concreto que Jesús vino a dar…… sencillamente porque no lo saben, pues parten de un supuesto equivocado: el de pensar que dicho “evangelio” iniciado en Jesús, ha perdurado en el tiempo y por lo que todo aquél que en nuestros días ejerza fe en Jesucristo y se bautice en agua, ya es reconocido automáticamente por Dios como un Hijo Suyo (lo que se conoce como un “ungido”) y por lo tanto, coheredero con Cristo del reino de Dios, en calidad de inmortal rey y sacerdote. Pero permítannos explicar el por qué salimos ahora “con estas”: hace unos días y buscando información para un próximo artículo, nos topamos con el video de determinado autor en el que se nos decía, más o menos, que para entender el mensaje “central” de Jesús acerca del reino de Dios, se tenía que saber lo que se había empezado a predicar al inicio de tal ministerio, así como lo último que este dijo acerca del mismo.

De entrada, lo que ese autor parece estar insinuando es que el mensaje o “evangelio” de Jesucristo tuvo un argumento inicial que se fue desarrollando con el tiempo y, finalmente, llegó a una culminación e idea que es absolutamente falsa y que lo único que denota es la crasa ignorancia de quién así se pronuncia, consecuencia lógica (por otra parte) de intentar entender las Escrituras partiendo de una idea preconcebida; para sostener dicha propuesta, el autor de dicho video nos dirige a Mar. 1:1 y en lo que no es más que una disparatada interpretación de dicho pasaje, porque veamos que se lee en el mismo:

El principio de las buenas nuevas acerca de Jesucristo:……

Ya a continuación y en los siguientes versos hasta el ocho, se nos pasa a relatar los sucesos que precedieron a la difusión del “evangelio” y expresión esta que no significa otra cosa que “buena nueva” o “buena noticia”…… luego para ponernos en situación, estaríamos hablando de los prolegómenos que se concitaron para que dicha “buena noticia” se empezara a difundir; por lo que nada sugiere dicho pasaje y contrario a lo que parece proponernos el autor en cuestión, que ese “evangelio” tuviera un inicio a modo de introducción, un cuerpo central y una conclusión, como en todo discurso que se precie. Porque de lo que estamos hablando, tal como hemos señalado, es de una “buena noticia” y que es simple y llanamente esto: una noticia; para poner un ejemplo de lo que queremos decir, es como si a uno le toca la lotería (esa sería la buena noticia) y luego pasa a explicar las circunstancias que le llevaron a comprar el boleto agraciado…… pues eso es lo que se hace en el pasaje de Mar. 1:1-8, pues primero se nos habla de la existencia de la noticia y luego se nos habla de cómo se desarrollaron los acontecimientos, hasta llegar al momento en que dicha “buena noticia” fue sacada a la luz y que, además, tenía que ver con el cumplimiento de “algo”.

Es cierto y a modo de paréntesis, que en los evangelios se encuentra mucha información adicional a modo de guía para aquellos que decidieron apartarse de la religión que en su momento seguían y basada en la Ley, para hacer suyas las enseñanzas de Jesús…… pero eso no es el “evangelio” del Hijo de Dios y expresión, que repetimos, no significa otra cosa que “buena noticia” (no un conjunto de enseñanzas), sino más bien la consecuencia lógica de la “buena nueva” anunciada y que se exigía de todo aquél que ejerciera fe en la misma; dicho lo cual, cerramos el paréntesis y continuamos con lo que decíamos, que tenía que ver con el averiguar cuál es el verdadero significado de la porción señalada del relato de Marcos y que se capta cuando se contrasta dicho pasaje con distintas traducciones bíblicas, como por ejemplo, la versión TLA y en dónde se lee como sigue:

Ésta es la historia de cómo empezaron a anunciarse las buenas noticias acerca de Jesús, que es el Hijo de Dios y el Mesías. 2 Todo comenzó como Dios lo había anunciado por medio del profeta Isaías…… (etc. etc. etc.).” (Acotación nuestra).

Por lo que es falsa la insinuación de que el “evangelio” fuera algo que se tuviera que desarrollar con el tiempo, ya que como hemos señalado no se trataba más que de una “buena noticia” que se tenía que dar al pueblo de Israel de manera exclusiva y no al resto de la humanidad, tal como se desprende de las siguientes palabras de Jesús:

En respuesta, él dijo: “No fui enviado a nadie, aparte de las ovejas perdidas de la casa de Israel.” (Mat. 15:24).

Circunstancia que queda ratificada, con la orden que en su momento dio a sus apóstoles cuando les envió a predicar, según leemos en Mat. 10:5-10:

A estos doce Jesús los envió, dándoles estas órdenes: “No se vayan por el camino de las naciones y no entren en ciudad samaritana; 6 sino, más bien, vayan continuamente a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7 Al ir, prediquen, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. 8 Curen enfermos, levanten muertos, limpien leprosos, expulsen demonios. Recibieron gratis; den gratis”.”

Repetimos, entonces, que el mensaje que portaba Jesucristo tenía que ver solo con la nación o pueblo de Israel y donde radica la auténtica clave del sentido del “evangelio” de Jesús, porque veamos ¿qué podría ser de interés para el pueblo judío y que no tuviera relación alguna con el resto de la humanidad? Porque si bien es cierto que el valor del rescate pagado por Jesucristo con su sangre alcanza a todo ser humano (Juan 3:16) y que el reino de Dios es el instrumento para conseguir tal fin, no es menos cierto que nada tiene que ver esto con la “buena noticia” o “evangelio” encomendada por el Altísimo a Su Hijo (Luc. 4:43) y esperada durante siglos por el pueblo de Israel (Luc. 3:15); que no tenía dicha “buena nueva” relación directa alguna con la gente de “las naciones” o resto del mundo, queda claro cuando se analiza la promesa divina que siglos antes y por medio de Moisés, el Dios Todopoderoso le hizo a la recién liberada nación de Israel y en los siguientes términos:

“…… “Y ahora, si ustedes obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi pacto, entonces ciertamente llegarán a ser mi propiedad especial de entre todos los demás pueblos, porque toda la tierra me pertenece a mí. 6 Y ustedes mismos llegarán a ser para mí un reino de sacerdotes y una nación santa’. Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel”.” (Éxo. 19:5-6).

Luego la “noticia” estaba en el hecho de que con la aparición del Mesías, se iniciaba el cumplimiento de esa promesa divina hecha siglos atrás en el tiempo y con ello la oportunidad para que algunos miembros de la nación de Israel (pues no alcanzaba a todos, dado que la cantidad de estos estaba predeterminada en 144.000 miembros, según Rev. 14:1) pudieran acceder a reinar con Cristo en el reino de Dios; de hecho, esto es lo que les fue prometido a los primeros merecedores de tal galardón:

Sin embargo, ustedes son los que con constancia han continuado conmigo en mis pruebas; 29 y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, 30 para que coman y beban a mi mesa en mi reino y se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.” (Luc. 22:28-30).

Notemos que el pacto no fue establecido con el resto de seguidores que tenía Jesús en ese tiempo (Luc. 6:13), sino solo con aquellos que le habían seguido fielmente en sus pruebas y lo que denota que dicho pacto no estaba al alcance de todos los discípulos de Jesús, sino solo a unos pocos como fueron los apóstoles y que iniciaron la cuenta; ello queda demostrado por el hecho de que solo estos recibieron en 33 de Pentecostés de E.C., el bautismo en espíritu santo que les reconoció como Hijos de Dios y les invistió de los poderes que dicha condición llevaba inherentes, parecidos a los que desarrolló Jesús mientras estuvo en la tierra. Es cierto que dicho pacto fue extendido de forma excepcional a personas que no eran israelitas y por lo que no les aplicaba la promesa divina hecha siglos atrás en las llanuras del desierto del Sinaí…… pero la razón para tal excepción, radica en el hecho que de entre los judíos y por su falta de fe, no se pudo computar el total del número predeterminado por Jehová respecto de aquellos que tendrían que reinar con Cristo en el reino de Dios, circunstancia de la que Pablo nos da clara explicación:

De modo que, hablando con denuedo, Pablo y Bernabé dijeron: “Era necesario que la palabra de Dios se les hablara primero a ustedes (en función de la promesa divina hecha al pueblo de Israel). Puesto que la están echando de ustedes (eso es, no creyeron en dicha promesa) y no se juzgan dignos de vida eterna, ¡miren!, nos volvemos a las naciones.” (Hech. 13:46). (Acotaciones nuestras).

Sin embargo, eso de ninguna manera significaba “barra libre”, o sea, que ya cualquiera pudiera participar en ese pacto que estableció Jesús entre sus seguidores, pues no podemos pasar por alto que según el capítulo ocho de Hechos de los Apóstoles se nos marca un precedente que pone muy complicada la cosa a esos teólogos (como el autor del video mencionado) que afirman que la obra de Jesús, eso es, el supuesto “evangelio” anunciado por este aún se continúa predicando actualmente. Porque lo que se pone de manifiesto en ese capítulo mencionado, es que la capacidad de bautizar en espíritu santo y con ello el propiciar que uno fuera reconocido como Hijo de Dios, amén de ser dotado de los poderes consustanciales a dicha condición, solo la tenían los apóstoles y nadie más; luego con la muerte del último de estos (Juan en 99 E.C.), se acabó la posibilidad de que alguien más pudiera adquirir dicha condición y con lo que cesaba la predicación del “evangelio” de Jesús o, dicho de otra manera, quedaba ya sin efecto por obsoleta o caducada, la “buena noticia” que Jesús trajo al mundo y que ya había cumplido con su propósito: reunir a la mayor parte de aquellos que tenían que reinar con este en el reino milenario…… porque recordemos que según Rev. 11:3-13, aún está pendiente de aparecer un pequeño “resto” de esos poderosos personajes y algo que cuadra con lo que leemos en Rev. 6:9-11:

Y cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido degollados a causa de la palabra de Dios y a causa de la obra de testimonio que solían tener. 10 Y clamaban con voz fuerte y decían: “¿Hasta cuándo, Señor Soberano santo y verdadero, te abstienes de juzgar y de vengar nuestra sangre en los que moran en la tierra?”. 11 Y a cada uno de ellos se dio una larga ropa blanca; y se les dijo que descansaran por un poco de tiempo más, hasta que se completara también el número de sus coesclavos y de sus hermanos que estaban a punto de ser muertos como ellos también lo habían sido.”

Y dado que ese pequeño “resto” por aparecer en un futuro, serán personas directamente escogidas por Jehová mediante Jesucristo y no producto de una nueva búsqueda mediante predicación y como ocurrió en el primer siglo E.C., resulta que ya no hay “evangelio” que predicar ni “buena noticia” que dar, pues esa oferta pública de poder alcanzar uno el participar del gobierno del reino de Dios, cesó con la muerte de los apóstoles; y por lo que es del todo falso que hoy se esté predicando el “verdadero” evangelio anunciado por Jesús y que no era más que una noticia que hoy ya no aplica. Por lo tanto y más bien al contrario, lo que hoy se predica no es “el prístino evangelio de Jesús” como eufemísticamente alguno afirman, sino más bien una “verdadera” memez a cargo de unos “verdaderos” indocumentados…… porque de ser eso como nos lo cuentan esos “entendidos” actuales, eso es, la continuidad en la propagación de dicha “buena noticia” o “evangelio” desde el primer siglo hasta nuestros días, tendrían que cumplirse estas palabras de Jesús y lo cual no es el caso, como es público y notorio:

Y les dijo: “Vayan por todo el mundo (mandato dado a los apóstoles y a nadie más) y prediquen las buenas nuevas a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado será salvo, más el que no crea será condenado. 17 Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas 18 y con las manos tomarán serpientes y si beben algo mortífero no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán”.

19 Entonces el Señor Jesús, después de haberles hablado, fue tomado arriba al cielo y se sentó a la diestra de Dios. 20 Por consiguiente, ellos salieron y predicaron por todas partes, mientras el Señor obraba con ellos y apoyaba el mensaje por las señales (u obras poderosas) que acompañaban a este.” (Mar. 16:15-20). (Acotaciones nuestras).

Permítannos enfatizar el hecho de que ese mandato fue dado en exclusiva a los apóstoles y por lo tanto solo se mantuvo en vigor durante la vida de estos, eso es, mientras estuvo vigente la capacidad de impartir el bautismo en espíritu santo (delegada por Jesucristo en estos) y que declaraba a uno como Hijo de Dios y condición que le infundía los poderes para llevar a cabo dichas obras poderosas. Pero como ya hemos señalado, esta posibilidad desapareció con la muerte de dichos poderosos personajes, por lo que a partir de ese momento ya no existió sobre la tierra y ello hasta el día de hoy, nadie que pudiera impartirlo, con lo que nadie podía desarrollar los poderes que dicho bautismo otorgaba…… y si no hay poderes, es que no hay bautismo en espíritu santo y por lo tanto, no hay “ungidos” o Hijos de Dios sobre la tierra. Otro dato a tener en cuenta y que prueba la veracidad de nuestro planteamiento, es que para adquirir la condición de Hijo de Dios y los poderes resultantes de la misma, era necesario el contar con dos bautismos totalmente diferentes entre sí: el bautismo en agua, por una parte y el bautismo en espíritu santo, por otra…… a menos eso sí, que Jesús nos hubiera mentido y que no entendemos que sea el caso:

Jesús contestó: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”.” (Juan 3:5).

Esto es y cómo acabamos de señalar, de haber recibido uno el bautismo de agua o “bautismo de Juan” pues con este inició el tal y el bautismo en espíritu santo, que inició en Jesús y que nadie más podía impartir:

Ni siquiera yo lo conocía, pero El Mismo que me envió a bautizar en agua (bautismo que se desconocía en Israel) me dijo: “Sobre quienquiera que veas el espíritu descender y permanecer, este es (luego no otro) el que bautiza en espíritu santo”.” (Juan 1:33). (Acotaciones nuestras).

Y si hacemos un poco de historia, veremos que Jesús solo pudo hacer esto después de haber muerto y ser resucitado:

Y estando reunido con ellos, les dio las órdenes: “No se retiren de Jerusalén, sino sigan esperando lo que el Padre ha prometido, acerca de lo cual oyeron de mí; 5 porque Juan, en verdad, bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en espíritu santo no muchos días después de esto” (esto es, de su resurrección).” (Hech. 1:4-5). (Acotación nuestra).

Bautismo en espíritu santo que a partir de ese momento y como ya hemos señalado, solo pudo ser impartido por los apóstoles de Jesús; pero es obvio, en todo caso, que estamos hablando de dos bautismos totalmente distintos entre sí, pues de lo contrario no tendrían sentido ni las palabras de Juan 3:5, ni las de Hech. 1:4-5. Y lo que derriba otra falsedad de la que los teólogos actuales nos quieren convencer, eso es, de que solo por ejercer fe en Jesucristo y recibir el bautismo en agua, uno ya puede adquirir la condición de Hijo de Dios, por tanto coheredero del reino con Jesucristo en calidad de inmortal rey y sacerdote…… y algo que se da de bofetadas con el registro bíblico, pues no solo en ninguna parte de las Escrituras se nos insinúa siquiera tal posibilidad, sino que lo que estas nos dicen es todo lo contrario. Porque volviendo al mencionado capítulo ocho del libro de Hechos de los Apóstoles, lo que queda claro es que el bautismo en agua por sí mismo no dio en ningún momento dicha condición a los bautizados, sino que solo la adquirieron cuando recibieron el otro bautismo, eso es, el bautismo en espíritu santo de manos de los apóstoles y únicos autorizados a impartirlo…… porque eso es lo que se nos dice en las Escrituras y no otra cosa.

Pero es que además, lo que estas nos dicen es que todos aquellos que recibieron dicha condición de Hijos de Dios, todos sin excepción, empezaron a desplegar los poderes derivados de dicha condición…… y algo que, curiosamente, no se da en ninguno de los que actualmente se reconocen a sí mismos como Hijos de Dios y que crecen como la mala hierba, circunstancia que nos lleva a la siguiente conclusión: estamos ante verdaderos farsantes que, consciente o inconscientemente y como falsos maestros, están engañando al “personal” para beneficio propio y haciendo buenas las palabras de 2 Ped. 2:3, en el sentido de que llevados por “su ambición de dinero, los explotarán a ustedes con falsas enseñanzas” (DHH). Y si siguen ustedes leyendo lo que se nos dice en este versículo, verán que esos personajes no quedarán sin la retribución correspondiente, pues se nos dice que “la condenación los espera a ellos (a esos falsos maestros) sin remedio, pues desde hace mucho tiempo están sentenciados.” Pero claro, el problema está en que la cuestión no solo se limita a esos falsos maestros, sino que también tiene que ver con aquellos que les siguen, pues esto es lo que leemos en las Escrituras:

En respuesta, él dijo: “Toda planta (u organización religiosa con sus líderes al frente) que mi Padre celestial no ha plantado, será desarraigada. 14 Déjenlos. Guías ciegos es lo que son. Por eso, si un ciego guía a un ciego, ambos caerán en un hoyo”.” (Mat. 15:13-14). (Acotación nuestra).

Lo que nos lleva a concluir que el peligro de ser destruidos también lo corren aquellos que confían en dichas organizaciones religiosas y en los líderes que las representan: es cierto que todas esas organizaciones afirman cada una el ser la verdadera religión…… pero el caso es que Jesús no vino a establecer ninguna organización religiosa, sino solo a dar una “buena noticia”. Y una vez esta cumplió con el objetivo deseado, o sea, el reunir al grueso del grupo de los que conformarían junto a él en un futuro distante, el gobierno del reino de Dios, se acabó lo que se daba…… todo lo que vino después, hasta encontrarnos con toda la parafernalia montada a día de hoy alrededor de la religión, no es más que pura invención del hombre. La más absurda de estas invenciones es la supuesta “necesidad” de ser uno bautizado en agua para alcanzar la “salvación”, cuando la realidad es que dicho requisito no sirve absolutamente para nada, pues recordemos que en tiempos de Jesús este solo era el paso previo para adquirir el bautismo en espíritu santo y que es el que realmente da la mencionada “salvación”…… pero claro, si resulta que hoy en día ya no existe tal bautismo en espíritu santo ¿qué sentido tiene, entonces, este bautismo de agua?

Porque no se crean esa “milonga” que les cuentan, en el sentido de que mediante dicho bautismo en agua uno ya recibe de manera “automática” el ungimiento como Hijo de Dios y con ello, el derecho de reinar con Cristo en el reino de Dios en calidad de inmortal rey y sacerdote (esta es la “salvación”), pues eso es falso de toda falsedad…… ¡y que ya hay que ser crédulo para tragarse esa “bola”! Porque como ya hemos señalado, esta condición de Hijo de Dios y como no puede ser de otra manera (a tenor del registro escritural y que algo tendrá que “pintar” en todo esto), siempre llevó añadida la capacidad de realizar obras poderosas más allá de las capacidades humanas, por parte del que ostentaba esa condición; por lo que si uno se reconoce como un “ungido” pero no puede hacer nada para demostrarlo, lo más sensato es no creérselo e inmediatamente mandarlo a hacer puñetas, pues nos está queriendo engañar. Recuerden que según hemos leído en Mar. 16:15-19, dichas manifestaciones de poder eran el “aval” dado por Jesucristo a sus discípulos, para demostrar que el mensaje que estaban predicando contaba con la aprobación divina: por lo que si no hay “aval” que refrende el mensaje, el supuesto “evangelio” que nos están predicando no cuenta con dicha aprobación divina…… ¡y todo lo demás son gaitas, oigan!

MABEL


viernes, 2 de enero de 2015

El evangelio “verdadero”…… o el “timo de la estampita”.


Sí, sí, ya sabemos que nuestro titular les puede parecer un tanto “descabestrado”, pero es que si por algo nos caracterizamos en este blog es casi siempre por decir todo lo contrario de lo que dicen los grandes “gurús” de la teología actual y entiéndase con ello, altos dirigentes de las denominaciones religiosas imperantes dentro de la cristiandad, porque veamos: hay una tremenda disputa entre estas, pues cada una de ellas se postula como la única que predica el evangelio “verdadero” y siendo que las restantes ¡faltaría “plus”!, son las que se han apartado del tal. Claro, ello ha originado una confusión entre el “respetable” de considerables proporciones, pues uno ya no sabe qué creer y de ahí que tengamos sueltos por ahí, aquellos que defienden un “evangelio de salvación”, otros un “evangelio de gracia”; aún otros creen en un “evangelio de milagros”, o en un “evangelio social”…… más aún, otros predican un “evangelio de alimentos”, o de “sanación”, otros un evangelio de “prosperidad”, etc. etc. etc.

Y así, podríamos continuar hasta llegar al evangelio del “tócame Roque”, con el agravante de que resulta que todos se apoyan en un mismo libro, eso es, la Biblia, para defender tan dispares ofertas…… y por lo que la pregunta sería ¿en qué creer entonces? Pues siguiendo la línea habitual que mantenemos los autores de este blog y que siempre hablamos tal cual pensamos, sencillamente en nada…… es más, cuando alguien se le acerque pretendiendo enseñarle el evangelio “verdadero”, ponga a buen recaudo su cartera y aléjese lo más disimulado que pueda del “evangelizador” en cuestión, pues consciente o inconscientemente esta persona le está tratando de engañar; porque en realidad no hay actualmente tal cosa como un evangelio “verdadero” que predicar y por lo que sobran todas las organizaciones religiosas que afirman dedicarse a dicha tarea (así como esos “entendidos” que van por libre y pavoneándose de predicar el “verdadero” evangelio)), pues les están ofreciendo un “producto” que no existe. Cierto que usted puede razonar, que tanto Jesús como sus apóstoles predicaron el “evangelio” y lo cual es del todo cierto…… es más, estas son las palabras con las que este inició su tarea en la tierra y según la versión RVC:

Después de que Juan fue encarcelado, Jesús fue a Galilea para proclamar el evangelio del reino de Dios. 15 Decía: “El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado. ¡Arrepiéntanse y crean en el evangelio!”.” (Mar. 1:14-15).

Ahora bien, pero…… ¿cuál evangelio? ¿Estaríamos hablando del mismo evangelio que algunos afirman que Pablo predicó a los gentiles y que según nos aseguran, era “distinto” al predicado por Jesús? En todo caso, la solución a todo este “guirigay” la tenemos sencillamente en averiguar el significado de la expresión “evangelio”, término que se ha mitificado hasta el grado de la veneración y de ahí que cuando a uno se le habla del mismo, crea que está ante algo cuasi sagrado…… cuando la realidad es que dicho término, que proviene del griego “eu·ag·gué·li·on”, no significa más que “buena nueva” o “buena noticia” y de ahí que en algunas otras traducciones, como en la NVI, dicho pasaje se vierta de la siguiente manera:

Después de que encarcelaron a Juan, Jesús se fue a Galilea a anunciar las buenas nuevas de Dios. 15 “Se ha cumplido el tiempo —decía—. El reino de Dios está cerca. ¡Arrepiéntanse y crean las buenas nuevas!”.”

Y aunque, por otra parte, casi todos los “expertos” en el tema creen que el “evangelio” es acerca de la persona de Jesús, ello es totalmente falso…… es cierto que este juega un papel extremadamente importante y central en esa “buena noticia” o “evangelio”, pero él no es la “buena noticia” en sí misma aunque, repetimos, tiene un papel fundamental en la misma; pero vamos a ver como explicamos este galimatías y partiendo de la base de que “evangelio” significa “buena nueva” o noticia y que esta está relacionada con el “reino de Dios”, como han podido comprobar en el pasaje señalado de Mar. 1:14-15. Para ello nos tenemos que retrotraer en el tiempo a cierto acontecimiento ocurrido en el desierto de Sinaí y con la recién liberada nación de Israel de la tiranía egipcia, por lo que estaríamos hablando de, año arriba, año abajo, de unos 1.500 años antes de la aparición de Jesús y con cuya aparición (se entiende esta desde el momento en que fue bautizado), se inició la divulgación de la “buena noticia” o “evangelio” del reino de Dios…… pero veamos de qué se trata el acontecimiento mencionado y que las Escrituras nos relatan de la siguiente manera:

“…… “Y ahora, si ustedes obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi pacto, entonces ciertamente llegarán a ser mi propiedad especial de entre todos los demás pueblos, porque toda la tierra me pertenece a mí. 6 Y ustedes mismos llegarán a ser para mí un reino de sacerdotes y una nación santa. Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel”.” (Éxo. 19:5-6).

O sea, que si dicha nación guardaba fidelidad a los mandatos recibidos de Su Libertador, en un futuro aún lejano Este sacaría de entre ellos a un grupo que conformaría el gobierno del venidero reino de Dios y ello en calidad de inmortales reyes y sacerdotes (Rev. 20:6); y lo que, para situarnos en el tiempo, nos lleva de nuevo a las palabras de Mar. 1:14-15 y ver cuál era realmente el mensaje o “buena noticia” que Jesús dio a conocer a sus contemporáneos:

Ahora bien, después que Juan fue arrestado, Jesús entró en Galilea, predicando las buenas nuevas de Dios 15 y diciendo: “El tiempo señalado se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado. Arrepiéntanse y tengan fe en las buenas nuevas”.”

Entonces la “buena nueva” que Jesús vino a anunciar, fue la de que ya había llegado el momento en que se cumpliera la promesa hecha quince siglos antes y se empezara a seleccionar a aquellos que se mostraran merecedores de alcanzar tan alto galardón; ello queda constatado, cuando el propio Hijo de Dios y heredero del trono de David, dijo lo siguiente y que nos muestra cuándo se inició la carrera para alcanzar tan preciado lugar, en el entramado del Plan Divino para la restauración de la humanidad:

Pero desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos es la meta hacia la cual se adelantan con ardor los hombres y los que se adelantan con ardor se asen de él.” (Mat. 11:12).

Entonces ya identificada cual era la “buena nueva” o “evangelio” que vino a anunciar Jesús y conocido su contenido (Éxo. 19:5-6), vemos que Jesús inició la búsqueda de aquellos que, en cumplimiento de la promesa divina, tendrían que acompañarle en su reinar y que la condición impuesta para conseguir tal fin no ponía las cosas fáciles a los aspirantes a ello, condición que se puede resumir en las siguientes palabras de Rev. 3:21:

Al que venza, le concederé sentarse conmigo en mi trono, así como yo vencí y me senté con mi Padre en su trono.”

De lo que estaríamos hablando aquí, es de que a menos que uno muriera de la misma manera que murió Jesús, eso es, una muerte de martirio, no podría alcanzar dicho galardón; de hecho, ya Jesús había advertido a sus seguidores de que la consecución de su objetivo no sería cosa fácil, pues esto es de lo que les dijo en su momento y según la TLA, que es la que con más claridad vierte el sentido de lo que ocurrió:

Después, Jesús le dijo a Pedro: Pedro, escucha bien. Satanás ha pedido permiso a Dios para ponerles pruebas difíciles a todos ustedes y Dios se lo ha dado.” (Luc. 22:31).

Esta situación nos retrotrae a los tiempos de Job, en donde tan maligno personaje (obviamente nos referimos a Satanás y no al bueno de Job) reiteradamente le solicitaba a Jehová Dios autorización para “apretarle las tuercas” al patriarca en cuestión y a lo que el Altísimo le autorizó, pero puso una restricción: Satanás podía hacerle lo que quisiera Job, menos poner su vida en peligro…… sin embargo, eso no fue así en el caso de los seguidores de Jesús, que quedaron totalmente expuestos a las malignas intenciones de este malévolo personaje y que incluían el llegar hasta a quitarles la vida, si no transigían en su integridad a Dios; pero dicho lo cual, veamos unas palabras que el Hijo de Dios dijo a sus seguidores y que ya marcaban “la ruta” a seguir:

En cuanto a todo aquel, pues, que confiese unión conmigo (a pesar de lo que eso significaba) delante de los hombres, yo también confesaré unión con él delante de mi Padre que está en los cielos; 33 pero en cuanto a cualquiera que me repudie delante de los hombres (por miedo a las consecuencias), yo también lo repudiaré delante de mi Padre que está en los cielos. 34 No piensen que vine a poner paz en la tierra; no vine a poner paz, sino espada. 35 Porque vine a causar división y estará el hombre contra su padre, la hija contra su madre y la esposa joven contra su suegra. 36 Realmente, los enemigos del hombre serán personas de su propia casa. 

37 El que le tiene mayor cariño a padre o a madre que a mí no es digno de mí; y el que le tiene mayor cariño a hijo o a hija que a mí no es digno de mí. 38 Y cualquiera que no acepta su madero de tormento y sigue en pos de mí (eso es, camino al sacrificio supremo) no es digno de mí. 39 El que halle su alma (por ceder ante la presión) la perderá y el que pierda su alma por causa de mí (aguantando hasta la misma muerte, por la fe puesta en su palabra), la hallará.” (Mat. 10:32-39). (Acotaciones nuestras).

Luego la propuesta que se ofreció, era algo tan simple como esto: si uno quería ocupar una plaza en ese gobierno por venir, tenía que dar su vida en cambio…… o dicho de otra manera: si uno quería resucitar en gloria e inmortalidad como el Hijo de Dios, tenía que sufrir una muerte ignominiosa en defensa de su fe, como la que Cristo sufrió y algo que Pablo tenía perfectamente claro, según se desprende de sus palabras:

Porque si hemos sido unidos con él en la semejanza de su muerte, ciertamente también seremos unidos con él en la semejanza de su resurrección.” (Rom. 6:5).

Y pasaje más clarificador, si lo tomamos de la versión DHH, en dónde se lee como sigue:

Si nos hemos unido a Cristo en una muerte como la suya, también nos uniremos a él en su resurrección (eso es, una resurrección de gloria e inmortalidad).” (Acotación nuestra).

Y esta propuesta, “buena nueva” o “evangelio” de alcanzar uno el poder reinar con él en el reino de Dios, fue la que Jesús trajo consigo y tarea para la que fue enviado (Luc. 4:43); propuesta que posteriormente los apóstoles extendieron hasta donde alcanzaron, siendo los que la aceptaron y al igual que estos, bautizados en espíritu santo y con lo que adquirieron la condición de Hijos de Dios y con ello, los poderes que la tal llevaba inherentes…… luego la cuestión sería, si aún continúa en vigor dicho “evangelio” o “buena nueva” que Jesús nos trajo y lo que significaría que la obra iniciada por este en el I siglo E.C., habría continuado ininterrumpidamente hasta nuestros días y que es lo que nos “venden” las actuales denominaciones de la cristiandad y lo que les permite, dicho sea de paso, continuar viviendo del cuento. Porque no olvidemos, que todas las organizaciones de la cristiandad viven a costa de las aportaciones de sus respectivos feligreses, bien sea mediante el diezmo, las contribuciones “voluntarias” y cuando no, de la venta de literatura, como es el caso de los TJ y que algún día hablaremos de ello; en todo caso teniendo como objetivo fundamental tales organizaciones, el captar adeptos afirmando estar publicando el “verdadero” evangelio que predicó Jesús en su momento y con ello, engrosar su cuenta de resultados (a más feligreses, más beneficios económicos)…… lo que no es algo nuevo, pues recuerden que dicha circunstancia ya nos fue advertida por el apóstol Pedro:

Sin embargo, llegó a haber también falsos profetas entre el pueblo, como también habrá falsos maestros entre ustedes. Estos mismísimos introducirán calladamente sectas destructivas y repudiarán hasta al dueño que los compró, trayendo sobre sí mismos destrucción acelerada. 2 Además, muchos seguirán los actos de conducta relajada de ellos y por causa de estos se hablará injuriosamente del camino de la verdad. 3 También, con codicia los explotarán a ustedes con palabras fingidas. Pero en cuanto a ellos, el juicio desde lo antiguo no se mueve lentamente y la destrucción de ellos no dormita.” (2 Ped. 2:1-3).

Es de señalar, como vierte ese versículo 3 la versión TLA:

Esos falsos maestros desearán tener más y más dinero y lo ganarán enseñando mentiras. Pero Dios ya decidió castigarlos desde hace mucho tiempo y no se salvarán de ese castigo.”

“Mentiras” y “palabras fingidas” entre las que está incluida la enseñanza del “verdadero” evangelio y por lo que dentro de ese “saco” pueden ustedes meter a cualquier organización religiosa que se les venga a la cabeza y sin temor a equivocarse; porque claro, si ello fuera como nosotros afirmamos, eso es, que dicho “evangelio” ya no existiera, automáticamente dichas organizaciones no tendrían razón de ser y por lo que se les acabaría el “momio”, circunstancia por la cual mantienen ese lucha fratricida acerca de cuál de entre ellas es en la que predica el “verdadero” evangelio y se lleva con ello “el gato al agua”. Por lo tanto, lo que uno tendría que averiguar y dado que dicho “evangelio” o “buena nueva” tuvo su momento de eclosión, es hasta dónde llegó su vigencia, eso es y por decirlo de otra manera, hasta cuándo estuvo en vigor la oportunidad presentada y en cumplimiento de la promesa divina, de poder reinar al lado de Jesucristo y lo que nos lleva a averiguar lo que estaba envuelto para alcanzarla; partamos de la base que Jesús estableció un requisito para acceder a la condición de Hijo de Dios y sin la cual uno no podía heredar el reino en calidad de inmortal rey y sacerdote, que es la siguiente:

Jesús contestó: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca del agua (bautismo de agua y conocido como “bautismo de Juan”) y del espíritu (bautismo en espíritu santo), no puede entrar en el reino de Dios”.” (Juan 3:5). (Acotaciones nuestras)

Entonces estaríamos hablando de estar en posesión de dos bautismos: el bautismo de agua y de otro totalmente distinto, como es el bautismo en espíritu santo; lo que ocurre, es que el bautismo en espíritu santo y que es el que daba la condición de Hijo de Dios y con ella los poderes que esta llevaba inherentes, solo pudo ser impartido por Jesucristo a sus apóstoles después de ser ascendido al cielo:

Y estando reunido con ellos, les dio las órdenes: “No se retiren de Jerusalén, sino sigan esperando lo que el Padre ha prometido, acerca de lo cual oyeron de mí; 5 porque Juan, en verdad, bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en espíritu santo no muchos días después de esto”.” (Hech. 1:4-5).

Luego ya tenemos a los primeros y únicos bautizados en espíritu santo hasta ese momento (si exceptuamos a Jesús, que recibió directamente dicho bautismo de su Padre Celestial, según Mat. 3:16-17) y que inmediatamente los capacitó para llevar a cabo obras poderosas, como está registrado en el libro de Hechos de los Apóstoles…… con posterioridad, dicho bautismo en espíritu santo y a través de la directa intervención de dichos apóstoles, fue administrado a otras personas. Sin embargo, el capítulo ocho del libro mencionado y citando el caso de un tal Felipe (una de las siete primeras personas que recibieron dicho bautismo en espíritu santo de manos de los apóstoles, según Hech. 6:5), nos deja perfectamente claro que si bien aquellos que lo habían recibido por mediación de los apóstoles, podían realizar actos poderosos como estos, lo que ya no podían era impartir dicho bautismo a otros y lo cual sienta un precedente: ninguna persona que no hubiera recibido dicho bautismo directamente de manos de Jesucristo, como fue en el caso de los apóstoles (y posteriormente Pablo), tenía la autoridad para impartírselo a otras personas…… pues eso es lo que se nos explica en dicho capítulo ocho. Lo que nos lleva a la lógica y razonable conclusión, de que con la muerte del último de los apóstoles se acabó el poder bautizar en espíritu santo y con ello, el poder transmitir la condición de Hijo de Dios a otros, con lo que llegó a su fin la oportunidad de poder alcanzar el privilegio de reinar al lado de Jesucristo.

Obviamente, con ello se acabó el tiempo en que dicha “buena noticia” o “evangelio” fuera anunciada, pues muertos los apóstoles y únicos autorizados por Jesucristo a conceder la condición de Hijos de Dios a otros, dicho “evangelio” o “buena noticia” quedaba totalmente obsoleta y sin sentido…… y así, hasta el día de hoy; por lo tanto, no hay en la actualidad “evangelio” o “buena noticia” alguna que anunciar y con lo que queda claro que todos aquellos que se arrogan tal comisión, no son más que unos falsarios, pues no pueden acreditar su condición de enviados por Dios y que siempre se ha evidenciado por los poderes especiales que el Altísimo ha concedido a aquellos que ha comisionado para determinada cuestión, como queda demostrado a lo largo del registro escritural y refrendado, por las siguientes palabras de Jesucristo dirigidas a sus apóstoles:

Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen las buenas nuevas a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado será salvo, más el que no crea será condenado. 17 Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas, 18 con las manos tomarán serpientes y si beben algo mortífero, no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán”.

19 Entonces el Señor Jesús, después de haberles hablado, fue tomado arriba al cielo y se sentó a la diestra de Dios. 20 Por consiguiente, ellos salieron y predicaron por todas partes, mientras el Señor obraba con ellos y apoyaba el mensaje por las señales (u obras poderosas) que acompañaban a este.” (Mar. 16:15-20). (Acotación nuestra).

Por lo que si esto no ocurre a día de hoy y no ocurre, solo tenemos ante nosotros dos opciones: o no existen en este momento personas comisionadas para predicar “evangelio” alguno, o Jesucristo nos mintió…… como ustedes prefieran. No obstante, lo que si sabemos es que este ya nos advirtió en su momento de la presencia en los últimos días de “falsos Cristos” que tratarían de engañar al “personal” haciéndose pasar por sus “enviados” y auto identificándose como “ungidos” o Hijos de Dios y de los que dijo lo siguiente:

No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor ¿no profetizamos en tu nombre y en tu nombre expulsamos demonios y en tu nombre, ejecutamos muchas obras poderosas?’. 23 Y sin embargo, entonces les confesaré: ¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obradores del desafuero”.” (Mat. 7:21-23).

Y partiendo del hecho de que dichas palabras fueron dichas en el contexto de la respuesta a una pregunta formulada por sus apóstoles y que cuya respuesta abarcaba el tiempo del fin, eso es, a nuestros días…… ¿a quién se creen ustedes, que se estaba refiriendo el Hijo de Dios? Pues a todos esos “mandangas” que se hacen llamar “ungidos” y que sin siquiera pueden curar un simple “catarro” se identifican como “enviados” de Cristo, algo de lo que este ya nos avisó, pues nos dijo que estos afirmarían venir “en su nombre” (Mat. 24:4-5).

Entonces la conclusión, todo considerado, es que no existe tal cosa como un “evangelio verdadero” que anunciar a día de hoy, pues de lo que tratamos es de una noticia que en su momento dio a conocer Jesús y que abrió el camino para que algunos accedieran al reino de Dios en calidad de inmortales reyes y sacerdotes; etapa que llegó a su conclusión en el momento en que los únicos autorizados para impartir el bautismo en espíritu santo que daba acceso a dicha condición (los apóstoles), desaparecieron en la muerte…… pues recordemos que sin poseer dicho bautismo y según el requisito establecido por Jesús (Juan 3:5), no se podía acceder a la gobernación del reino al lado de Jesucristo. Por lo tanto, estamos ante un fraude piramidal, pues detrás de dicho supuesto “evangelio verdadero” y que con tanto empeño nos quieren “colocar” las diferentes denominaciones religiosas de la cristiandad, no hay más que el espurio intento de alcanzar cuantos más adeptos mejor, ya que ello significa más rendimiento económico pues, a más clientela, más diezmos o contribuciones “voluntarias”…… en todo caso, de lo que estamos hablando es de una auténtica estafa.

Ahora bien, eso nos plantea una derivada porque, si no hay “evangelio”…… ¿entonces qué? Pues nada amigos: como solían decir nuestros abuelos “tranquilidad y buenos alimentos” porque lo mejor está por llegar; pues a no tardar, se va a proclamar por toda la tierra otra gran noticia o “buena nueva” y esta esperada por milenios. Porque recordarán que les hemos dicho que Jesús vino a anunciar el momento del cumplimiento de la promesa establecida por Jehová Dios con su pueblo por esos andurriales del desierto de Sinaí y en consecuencia, a reunir a aquellos que le tenían que acompañar en su gobernación situada en ese momento aún en el futuro lejano…… luego lo que solo queda por anunciar, es el momento en que dicho gobierno toma las riendas de la tierra y algo que se hará y como en el primer siglo, por medio de una gran predicación y en este caso de alcance mundial y anunciada por Jesús en Mat. 24:14, también como señal que marcaría los últimos tiempos del mundo tal como lo conocemos:

Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”

Que a no más tardar (y tómense esta afirmación, como una simple “corazonada”), dicho acontecimiento podría iniciar en el próximo verano de 2.015 y lo que significaría el comienzo de la 70 semana de Dan. 9:27, eso es, de los últimos siete años del mundo tal como lo conocemos; no obstante y para saber de dónde sacamos el razonamiento para hacer dicho cálculo, pueden leer nuestro escrito del 11/02/14 y partiendo de la base de que la secuencia de la aparición de las cuatro lunas rojas (ver nuestro artículo del 22/04/14) está en su mitad y aún por suceder un gran eclipse solar antes de las dos última lunas “color de sangre” (Joel 2:21). Sin embargo y para ver los acontecimientos que marcarán el inicio de la mencionada 70 semana de Daniel y partiendo de lo que ya conocen (si han seguido nuestras recomendaciones en cuanto a leer los artículos señalados), pueden también considerar nuestro escrito del 06/03/14 y lo que les aclarará totalmente el panorama de lo que realmente tenemos que esperar en nuestros días…… al menos desde nuestro personal punto de vista ¡claro!

Luego resumiendo la cuestión, manden a hacer puñetas a la organización religiosa a la que pertenezcan, evangelio “verdadero” incluido, pues su futuro no depende de lo que en ella le están explicando ahora, pues todas organizaciones religiosas de la cristiandad son más falsas que un “duro sevillano”…… porque todo, absolutamente todo aquello que tiene que ver con el futuro de su persona, se determinará por la respuesta que dé a esa gran noticia que por espacio de solo 1.260 días (Rev. 11:3), se anunciará por toda la tierra habitada mediante una futura gran predicación anunciada por Jesús (Mat. 24:14) y de la que sus pastores, curas, ancianos o como quiera que se hagan llamar, no le están diciendo absolutamente nada. Y partiendo de la base de que dicha proclamación tiene una duración de tan solo 1.260 días o tres años y medio, pregúntese usted ahora lo siguiente ¿cuánto tiempo lleva la organización religiosa con la que me asocio, predicando el supuesto “evangelio verdadero”?...... y verá que desde los 2.000 años que se atribuye la Iglesia Católica en dicha tarea, hasta los más de cien que llevan dando la “matraca” los TJ y otras denominaciones de idéntico pelaje, todas “se pasan de frenada” en cuanto al tiempo límite marcado por Dios…… lo que significa que, obviamente, no están predicando el evangelio o mensaje “verdadero” ni nada que se le parezca y por lo que les aplican las siguientes palabras:

Y Jehová pasó a decirme: “Falsedad es lo que los profetas están profetizando en mi nombre. Yo no los he enviado, ni les he ordenado ni les he hablado. Una visión falsa y adivinación y una cosa que nada vale y la artimaña de su corazón (para la perversa consecución de sus fines lucrativos) es lo que ellos les están hablando proféticamente”.” (Jer. 14:14). (Acotación nuestra).

Dicho lo cual, cada uno es muy dueño de tomar la decisión que considere más oportuna…… eso sí, sin pasar por alto lo que Jehová Dios nos advierte acerca de las consecuencias de asociarse con organizaciones religiosas falsas que como un todo, conforman lo que podríamos considerar como un “imperio mundial” de religión falsa:

Y oí otra voz procedente del cielo decir: “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados y si no quieren recibir parte de sus plagas”.” (Rev. 18:4).

Ya a partir de ahí y como suele decir nuestro amigo el castizo “ca quién es ca quién y ca cual, es ca cual” (que dicho en “cristiano” significa que “cada quién es cada quién y cada cual, es cada cual”).

MABEL


jueves, 13 de noviembre de 2014

La resurrección “mejor”…… y el pasaje de Hebr. 11:40.


Como prometíamos en nuestro anterior escrito (10/11/14), vamos a hablar hoy del capítulo once del libro a los Hebreos y en particular de ese versículo 40, que ha llevado a muchos indoctos a desarrollar disparatadas teorías acerca de su significado, tales como el asegurar que los personajes del AT, los Abraham, David, Job, Noé, Isaac, Jacob y todos los etc. que ustedes le quieran añadir, serán “perfeccionados junto” a los Pedro, Pablo, Juan y resto de apóstoles, así como sus más inmediatos seguidores (Juan 17:20) del primer siglo, en el momento de producirse la “primera” resurrección de Rev. 20:6 y coincidente con el regreso de Cristo a la tierra, evento que aún está en el futuro…… pero veamos que se nos dice en dicho pasaje de Hebr. 11:40:

“…… puesto que Dios previó algo mejor para nosotros, para que ellos no fueran perfeccionados aparte de nosotros.”

Leído tal cual y sin la más mínima noción de lo que dice el contexto escritural (algo muy común entre tanto “teólogo” suelto por ahí), es cierto que se podría entender que, efectivamente, habrá un perfeccionamiento “conjunto” durante dicha primera resurrección y como nos aseguran no pocos autores de artículos bíblicos que así ocurrirá, con lo que resultaría que dichos personajes del AT y por extensión, también pasarían a gobernar en el reino de Dios en calidad de inmortales reyes y sacerdotes, pues eso es lo que concede el participar de dicha “primera” resurrección:

Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad (lo que significa la inmortalidad), sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.” (Rev. 20:6). (Acotación nuestra).

Hecho este primer avance de por dónde va la cosa, vayamos ahora a lo sustancial y que tiene que ver con lo que realmente nos dice el contexto escritural, tanto el más cercano al pasaje de Hebr. 11:40 objeto de discordia, así como el general de las Escrituras y en el bien entendido de que estas no se contradicen, por lo que en dichos contextos podemos hallar la solución a tan confuso asunto caso; ello nos llevará de entrada a analizar qué es lo que leemos en ese capítulo once y como contexto más cercano al verso 40 (versos del 1 al 34) y que resumiéndolo al máximo, sería más o menos esto: Pablo (supuesto autor de dicho libro de Hebreos) inicia su exposición definiendo lo que es la fe, al decir de esta que es “la expectativa segura de las cosas que se esperan, la demostración evidente de realidades aunque no se contemplen”; a continuación y en este capítulo inspirador, describe en rápida sucesión breves cuadros circunstanciales de hombres de la antigüedad que vivieron, trabajaron, lucharon, aguantaron lo indecible y llegaron a ser herederos de la justicia mediante la fe. “Por fe”, menciona Pablo, Abrahán, morando en tiendas con Isaac y Jacob, esperó “la ciudad que tiene fundamentos verdaderos”, cuyo Edificador es Dios; por otra parte, insiste Pablo, “por fe” Moisés continuó constante, “como si viera a Aquel que es invisible”…… “¿y qué más diré? (se pregunta Pablo), porque le faltará tiempo si sigue contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como también de Samuel y de los demás profetas, que por fe derrotaron reinos en conflicto, efectuaron justicia, obtuvieron promesas, etc.

Continúa Pablo su exposición hablando de otras personas, que también fueron probadas mediante mofas, azotes, cadenas y torturas, pero rehusaron aceptar la liberación (de su inminente destino) mediante ceder ante las presiones con el fin de alcanzar una “resurrección mejor”…… y aquí nos quedamos nosotros con esta idea, que encontramos en el versículo 35 y que ha llevado a muchos indoctos a afirmar, que dicha resurrección “mejor” tiene que ver con la mencionada en Rev. 20:6 y de la que ya les hemos hablado; pero veamos que se nos dice en ese verso 35:

Hubo mujeres que recibieron a sus muertos por resurrección; pero otros hombres fueron atormentados porque rehusaron aceptar la liberación por algún rescate, con el fin de alcanzar una resurrección mejor.”

Por lo que para saber a qué resurrección estaba Pablo contraponiendo esa “resurrección mejor” a la que se estaba refiriendo, tenemos que situarnos en el contexto de ese mismo verso y con lo que nos encontramos que se habla de personas que habían sido devueltas a la vida en determinado momento, como por ejemplo, aquellas que lo habían sido en los tiempos los profetas Elías y Eliseo (1 Rey. 17:17-24; 2 Rey 4:32-37 y 13:20-21) y por lo que Pablo está confrontando esa clase de resurrección, con una que él entendía que sería “mejor”. Porque lo cierto es que esas personas resucitadas volvieron a morir, al igual que ocurrió con aquellas a las que resucitó Jesús cuando estuvo en la Tierra o, en su defecto, a las que posteriormente resucitaron sus apóstoles, así como el propio Pablo (todos esos casos solo eran muestras ejemplificantes del inmenso poder de Jehová y para transferirnos esperanza para un futuro), lo cual nos indica que era una resurrección aún sujeta al efecto de pecado y con ello, a la muerte; luego solo podemos pensar que por una “resurrección mejor” se tiene que entender aquella en la que el pecado ya no tenga influencia y no degenere en muerte, por lo que uno ya esté en condiciones de vivir eternamente, como era en el caso de Adán…… que no era inmortal, sino que su cuerpo (aún sin pecado) podía vivir eternamente sin sufrir deterioro alguno: esa es, la “resurrección mejor “ a la que hizo referencia Pablo en ese pasaje de Hebr. 11:35 y que es la que se producirá durante el reinado milenario de Cristo.

Apoya esta idea, el hecho de que lo que se nos promete en las Escrituras y con respecto de la resurrección, es que en el reino de mil años de Dios se procederá a la “restauración de todas las cosas” y lo que significa que estas serán devueltas a su estado anterior, eso es, a como estaban cuando en la tierra aún no existía el pecado. Lo que significa que en dicho periodo de tiempo y como hemos señalado, se tiene que producir una resurrección (Juan 5:28-29; Hech. 24:15) que no llevará aparejada el pecado y con ello la muerte, merced al sacrificio redentor de la sangre de Cristo y por lo que todo aquél que participe en la misma, estará ya en capacidad de vivir eternamente…… capacidad que se podrá mantener, o perder, según uno responda al desafío de Satanás al término de los mil años, cuando este sea soltado de su aprisionamiento (Rev. 20:7-10). Pero que en todo caso, el poder vivir eternamente dependerá solo de la decisión personal de cada uno y no de una condición externa, como es la carga del pecado que nos vino impuesta como herencia (y con ella la muerte), ante la que somos impotentes y no podemos hacer nada sin ayuda de un tercero…… ayuda que hemos recibido de nuestro Creador, mediante el sacrificio de Su hijo Jesucristo en favor de toda la humanidad (Juan 3:16). Entonces queda claro y hasta donde hemos considerado, que esa “resurrección mejor” mencionada por Pablo, no puede ser la de Rev. 20:6 y de la que se sale ya con la condición de “inmortalidad”, por lo que en todo caso tendríamos que estar hablando, más que de una resurrección “mejor”, de una resurrección “diferente”; establecido lo cual, continuemos con lo que se lee en los siguientes versos, esto es, del 36 al 38 y en donde se nos dice como sigue:

Sí, otros recibieron su prueba por mofas y azotes, en verdad, más que eso, por cadenas y prisiones. 37 Fueron apedreados, fueron probados, fueron aserrados en pedazos, murieron degollados a espada, anduvieron de acá para allá en pieles de oveja, en pieles de cabra, hallándose en necesidad, en tribulación, bajo maltratamiento; 38 y el mundo no era digno de ellos. Anduvieron vagando por los desiertos áridos y las montañas y en las cuevas y cavernas de la tierra.”

Con lo que estaríamos hablando de personas que las pasaron realmente “canutas” en la defensa a ultranza de su fe y que el apóstol Pablo pone como ejemplos a seguir; sin embargo, vean lo que se nos dice en los versículos 39-40 (razón de este escrito) y versos que, a diferencia de lo que hace más de un “teólogo”, son consustanciales entre sí y por tanto, inseparables; por ejemplo, algún “indocto” de la talla de Apologista Mario Olcese y como hemos podido ver en alguno de sus recientes videos, usa solo el verso 40 para mencionar aquello de que los personajes del AT “no fueran perfeccionados aparte de nosotros” y con lo que pone a los mencionados personajes en un rango de igualdad con los Pablo, Juan, Pedro, etc.. Cuando ello es del todo imposible, si se está atento al contenido del verso 39 y en donde se hace referencia a aquellos mencionados en los versos 36-38 que acabamos de considerar…… pero centrémonos en dicho verso 39:

Y, no obstante, todos estos, aunque recibieron testimonio (o reconocimiento) por su fe, no obtuvieron el cumplimiento de la promesa...” (Acotación nuestra).

Quedémonos por tanto en dicho versículo y en el que se nos dice que esas esforzadas personas en la defensa de su fe, “no obtuvieron” sin embargo, el cumplimiento de la promesa…… lo que nos lleva ya al contexto general de las Escrituras, para averiguar de qué “promesa” se nos está hablando y cuestión que encontramos expuesta en Éxo. 19:5-6 y en los siguientes términos,:

“…… “Y ahora, si ustedes obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi pacto, entonces ciertamente llegarán a ser mi propiedad especial de entre todos los demás pueblos, porque toda la tierra me pertenece a mí. 6 Y ustedes mismos llegarán a ser para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.” Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel.”

Luego la “promesa” en cuestión, tenía que ver con que en un futuro y siempre condicionada la cosa a la obediencia de la nación de Israel a su Creador y Dador de estatutos, Este sacaría de entre ellos a un grupo de personas que le servirían como reyes y sacerdotes y que compondrían en conjunto una “nación santa”, con lo que queda claro que no se hacía referencia a los reyes y sacerdotes que sucesivamente y en su momento ministraron sobre Israel, sino a algo de superior dignidad.

En todo caso, pasaje que ya pone en tela de juicio la afirmación de aquellos “entendidos” que se pronuncian en el sentido de que, según el verso 40, los personajes del AT serían “perfeccionados” junto a los seguidores de Cristo en la primera resurrección, porque veamos: de entrada, estamos hablando de un “pacto” entre Jehová y su pueblo elegido (Israel) y que como todo pacto, solo aplicaba a los participantes del mismo y por lo que no tenía efectos retroactivos…… lo que significa que ello ya borraría de un plumazo a los Abraham, Job, Noé, Isaac, Jacob, a los doce patriarcas de la nación de Israel entre otros muchísimos y que vivieron antes de ser establecido dicho “pacto”, por lo que este no les alcanzaba y por lo tanto, personajes que se cuentan entre aquellos que “no obtuvieron” el cumplimiento de la promesa, según el verso 39 que estamos considerando. Y si esos preclaros personajes no pueden contarse entre aquellos que se levantan en la “primera” resurrección en el momento del regreso de Cristo a la tierra, para ser “perfeccionados” junto a los Pablo, Juan, Pedro, etc., ello razonablemente solo puede significar, que tampoco lo harán personajes como los David, Daniel, Isaías, Moisés, Salomón, Jonás, etc. etc. etc. pues no se entendería que unos sí pudieran hacerlo y los otros no, cuando en orden de importancia todos esos personajes del AT están prácticamente en un mismo plano.

Es cierto que algún indocto suelto por ahí nos podría salir con que esos personajes citados en último lugar y que aparecieron en escena después de formalizado dicho pacto, si estarían en condiciones de obtener el cumplimiento de la promesa; pero tampoco se podría producir dicha circunstancia, porque no podemos pasar por alto el hecho de que el acceso al reino de Dios y según dijo el propio Jesús, se inició a partir de los días de Juan “el bautizante” en adelante (Mat. 11:12) y momento en que con la presencia del Hijo de Dios en la tierra, se puso en marcha la carrera para alcanzar la promesa de Jehová y establecida siglos antes en el desierto del Sinaí, de sacar de entre ellos “un reino de reyes y sacerdotes” y siendo Jesús, el “reunidor” (perdón por el “palabro”) de todos estos. Hasta aquí, más o menos, lo que el contexto escritural nos muestra es que esos personajes del AT de ninguna manera pueden tomar parte en el gobierno del reino milenial; pero es que por otra parte y ya regresando al presente, el tan traído y llevado versículo 40 nos dice algo que esos “genios” de la interpretación bíblica actuales pasan completamente por alto y que es lo siguiente:

“… puesto que Dios previó algo mejor para nosotros, para que ellos no fueran perfeccionados aparte de nosotros.”

¿Qué podía ser entonces, ese “algo mejor” que el Altísimo había previsto para los Pablo y compañía, en directo contraste con los personajes del AT y que no tenían acceso a ello? Pues, de entrada, obviamente una resurrección “diferente”, pues mientras los notables del AT se levantarían de sus tumbas con la perspectiva de la vida eterna en mira, ellos y desde el mismo momento de su resurrección, ya adquirían la condición de inmortales reyes y sacerdotes en el reino de Dios, en armonía con la promesa divina hecha milenios atrás desde el monte Horeb, en el desierto del Sinaí…… entonces y llegando ya al meollo de la cuestión ¿qué se nos quiere dar a entender con esa frase de “para que ellos no fueran perfeccionados aparte de nosotros? ¿Estaríamos, en todo caso, hablando de un “perfeccionamiento” conjunto en igualdad de condiciones…… o de algo totalmente distinto? El deseo de responder a dichas cuestiones, nos lleva inexorablemente a considerar la promesa de nuestro Creador, hecha de manera general a toda la humanidad por boca de sus profetas y que hallamos en Hech. 3:20-21, en dónde leemos como sigue:

“…… y para que él envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas (fundamentalmente del ser humano) de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.” (Acotación nuestra).

Y ya hemos dicho que el término “restaurar” tiene que ver con el devolver algo a su condición anterior, que en el caso que nos ocupa incluye devolver al ser humano a la de Adán y Eva antes del pecado, eso es, a una condición de perfección física y espiritual y que les permitía el poder vivir eternamente; porque recordemos y algo que pasan por alto esos “genios” de la teología actuales, que nuestros primeros padres no eran inmortales y por lo que el ser humano no puede ser “restaurado” a una condición que no tuvo jamás…… de ahí, que Pablo hablara cuando se refería a personas de su misma condición de Hijo de Dios, como de “una nueva creación”:

Por consiguiente, si alguien está en unión con Cristo, es una nueva creación; las cosas viejas pasaron, ¡miren!, cosas nuevas han llegado a existir.” (2 Cor. 5:17).

Porque antes de la resurrección de Jesucristo y dicho sea a “grosso modo”, solo existía la creación espiritual y que relacionamos con los ángeles y la creación material, eso es, el hombre y ninguna de esas dos creaciones inteligentes tenían, ni tienen, la condición de inmortales; sin embargo, con la resurrección del hombre Jesucristo en condición ya de inmortalidad, inició lo llamado por Pablo como “nueva creación” (eso es, un hombre físico o material con la condición divina de inmortalidad) y de la que ellos formarían parte en un futuro, en el momento en que resucitaran…… con esa idea en mente, queridos amigos y ya volviendo a donde estábamos, pregúntense lo siguiente: ¿Quiénes son, aquellos en quién Jehová ha delegado para que en un espacio de tiempo de mil años, lleven a cabo la “restauración de todas las cosas” aquí en nuestro “terruño”, entre ellas la más fundamental, como es el “perfeccionar” o, lo que es lo mismo, el devolver al ser humano a la perfección, tanto física como espiritual, que existía en un principio? Y si han hecho bien las cuentas, verán que Jehová ha delegado en Jesucristo y sus seguidores (los Pedro, Juan, Pablo y compañía) dicha tarea…… luego ¿quiénes son, entonces, los que “perfeccionan” o devuelven a los personajes del AT mencionados (entre otros miles de millones de personas) a la perfección de la que gozó Adán antes del pecado? ¿Van entendiendo ahora, lo que realmente se nos está diciendo en Hebr. 11:39-40? Veamos cómo vierte dicho pasaje la versión TLA:

Dios estaba contento con todas estas personas, pues confiaron en él. Pero ninguna de ellas recibió lo que Dios había prometido. 40 Y es que Dios tenía un plan mucho mejor, para que nosotros también recibiéramos lo prometido. Dios sólo hará perfectas a esas personas cuando nos haya hecho perfectos a nosotros.”

Noten que la idea que se nos transmite en dicha versión, es la de que los personajes del AT serán “perfeccionados” después (no al mismo tiempo) de que Jehová “haya hecho perfectos” a aquellos que tienen que llevar a la perfección a los primeros; pero veamos cómo lo vierten algunas otras traducciones bíblicas que usan distinta fraseología, como LBLA:

Y todos éstos, habiendo obtenido aprobación por su fe, no recibieron la promesa, 40 porque Dios había provisto algo mejor para nosotros, a fin de que ellos no fueran hechos perfectos sin nosotros.”

O lo que es lo mismo, que sin la intervención directa de Jesucristo y sus hermanos, nadie, absolutamente nadie, puede ser “perfeccionado” o llevado a la perfección que existió temporalmente en un principio, pues con este propósito es que Jehová los comisiona para un reino de mil años. Luego otra cosa a añadir a lo que el Altísimo había “previsto” como “algo mejor” para ellos (recuerden que hemos hablado de una resurrección “diferente”), es el que ellos fueran los que “perfeccionarán” al resto de la humanidad o, dicho de otra manera, que en ellos delegó Jehová Dios la responsabilidad y privilegio de llevar a la humanidad (personajes del AT incluidos) a la condición de perfección de la que disfrutó Adán en su momento, entorno medioambiental incluido; dicho lo cual, leamos de nuevo Hebr.11:39-40 y tomado en esta ocasión de la NVI:

Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. 40 Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta (eso es, a la perfección adánica) sin nosotros (eso es, sin su intervención directa); pues Dios nos había preparado algo mejor.” (Acotaciones nuestras).

Entonces y para concluir, preguntémonos sobre lo mollar del asunto y que es lo siguiente: si las cosas no son como las planteamos los autores de este blog, en cuanto al sentido correcto de lo que realmente se nos propone en Hebr. 11:39-40 (y algún “desgalichado” habrá suelto por ahí que afirme tal cosa), la pregunta sería la siguiente: ¿qué, entonces, podría ser eso “algo mejor” que había “preparado” Jehová Dios para ellos y que los distinguía, respecto de esos personajes del AT? Porque, si como nos cuentan esos “entendidos” actuales, todos (los unos y los otros) son “perfeccionados” juntos en la “primera” resurrección…… ¿qué podría ser, repetimos, eso “algo mejor” que Dios tenía reservado para los Pablo y compañía y en clara diferencia con respecto de los notables del AT, si al final resulta que todos están en un mismo plano de igualdad, eso es, gobernando como inmortales reyes y sacerdotes sobre la humanidad durante el milenio? En fin, nosotros ahí lo dejamos, esperando que cada uno haya hecho sus “números” y sacado las correctas conclusiones de lo que nosotros les hemos querido transmitir, acerca de cuál es nuestra posición sobre el verdadero sentido de Hebr. 11:39-40 y siempre, como tenemos por costumbre, a la luz del contexto escritural…… ya otra cosa, es lo que cada uno pueda opinar al respecto y que como diría nuestro amigo el castizo ¡ez que hay gente pa tó!

MABEL