jueves, 13 de noviembre de 2014

La resurrección “mejor”…… y el pasaje de Hebr. 11:40.


Como prometíamos en nuestro anterior escrito (10/11/14), vamos a hablar hoy del capítulo once del libro a los Hebreos y en particular de ese versículo 40, que ha llevado a muchos indoctos a desarrollar disparatadas teorías acerca de su significado, tales como el asegurar que los personajes del AT, los Abraham, David, Job, Noé, Isaac, Jacob y todos los etc. que ustedes le quieran añadir, serán “perfeccionados junto” a los Pedro, Pablo, Juan y resto de apóstoles, así como sus más inmediatos seguidores (Juan 17:20) del primer siglo, en el momento de producirse la “primera” resurrección de Rev. 20:6 y coincidente con el regreso de Cristo a la tierra, evento que aún está en el futuro…… pero veamos que se nos dice en dicho pasaje de Hebr. 11:40:

“…… puesto que Dios previó algo mejor para nosotros, para que ellos no fueran perfeccionados aparte de nosotros.”

Leído tal cual y sin la más mínima noción de lo que dice el contexto escritural (algo muy común entre tanto “teólogo” suelto por ahí), es cierto que se podría entender que, efectivamente, habrá un perfeccionamiento “conjunto” durante dicha primera resurrección y como nos aseguran no pocos autores de artículos bíblicos que así ocurrirá, con lo que resultaría que dichos personajes del AT y por extensión, también pasarían a gobernar en el reino de Dios en calidad de inmortales reyes y sacerdotes, pues eso es lo que concede el participar de dicha “primera” resurrección:

Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad (lo que significa la inmortalidad), sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.” (Rev. 20:6). (Acotación nuestra).

Hecho este primer avance de por dónde va la cosa, vayamos ahora a lo sustancial y que tiene que ver con lo que realmente nos dice el contexto escritural, tanto el más cercano al pasaje de Hebr. 11:40 objeto de discordia, así como el general de las Escrituras y en el bien entendido de que estas no se contradicen, por lo que en dichos contextos podemos hallar la solución a tan confuso asunto caso; ello nos llevará de entrada a analizar qué es lo que leemos en ese capítulo once y como contexto más cercano al verso 40 (versos del 1 al 34) y que resumiéndolo al máximo, sería más o menos esto: Pablo (supuesto autor de dicho libro de Hebreos) inicia su exposición definiendo lo que es la fe, al decir de esta que es “la expectativa segura de las cosas que se esperan, la demostración evidente de realidades aunque no se contemplen”; a continuación y en este capítulo inspirador, describe en rápida sucesión breves cuadros circunstanciales de hombres de la antigüedad que vivieron, trabajaron, lucharon, aguantaron lo indecible y llegaron a ser herederos de la justicia mediante la fe. “Por fe”, menciona Pablo, Abrahán, morando en tiendas con Isaac y Jacob, esperó “la ciudad que tiene fundamentos verdaderos”, cuyo Edificador es Dios; por otra parte, insiste Pablo, “por fe” Moisés continuó constante, “como si viera a Aquel que es invisible”…… “¿y qué más diré? (se pregunta Pablo), porque le faltará tiempo si sigue contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como también de Samuel y de los demás profetas, que por fe derrotaron reinos en conflicto, efectuaron justicia, obtuvieron promesas, etc.

Continúa Pablo su exposición hablando de otras personas, que también fueron probadas mediante mofas, azotes, cadenas y torturas, pero rehusaron aceptar la liberación (de su inminente destino) mediante ceder ante las presiones con el fin de alcanzar una “resurrección mejor”…… y aquí nos quedamos nosotros con esta idea, que encontramos en el versículo 35 y que ha llevado a muchos indoctos a afirmar, que dicha resurrección “mejor” tiene que ver con la mencionada en Rev. 20:6 y de la que ya les hemos hablado; pero veamos que se nos dice en ese verso 35:

Hubo mujeres que recibieron a sus muertos por resurrección; pero otros hombres fueron atormentados porque rehusaron aceptar la liberación por algún rescate, con el fin de alcanzar una resurrección mejor.”

Por lo que para saber a qué resurrección estaba Pablo contraponiendo esa “resurrección mejor” a la que se estaba refiriendo, tenemos que situarnos en el contexto de ese mismo verso y con lo que nos encontramos que se habla de personas que habían sido devueltas a la vida en determinado momento, como por ejemplo, aquellas que lo habían sido en los tiempos los profetas Elías y Eliseo (1 Rey. 17:17-24; 2 Rey 4:32-37 y 13:20-21) y por lo que Pablo está confrontando esa clase de resurrección, con una que él entendía que sería “mejor”. Porque lo cierto es que esas personas resucitadas volvieron a morir, al igual que ocurrió con aquellas a las que resucitó Jesús cuando estuvo en la Tierra o, en su defecto, a las que posteriormente resucitaron sus apóstoles, así como el propio Pablo (todos esos casos solo eran muestras ejemplificantes del inmenso poder de Jehová y para transferirnos esperanza para un futuro), lo cual nos indica que era una resurrección aún sujeta al efecto de pecado y con ello, a la muerte; luego solo podemos pensar que por una “resurrección mejor” se tiene que entender aquella en la que el pecado ya no tenga influencia y no degenere en muerte, por lo que uno ya esté en condiciones de vivir eternamente, como era en el caso de Adán…… que no era inmortal, sino que su cuerpo (aún sin pecado) podía vivir eternamente sin sufrir deterioro alguno: esa es, la “resurrección mejor “ a la que hizo referencia Pablo en ese pasaje de Hebr. 11:35 y que es la que se producirá durante el reinado milenario de Cristo.

Apoya esta idea, el hecho de que lo que se nos promete en las Escrituras y con respecto de la resurrección, es que en el reino de mil años de Dios se procederá a la “restauración de todas las cosas” y lo que significa que estas serán devueltas a su estado anterior, eso es, a como estaban cuando en la tierra aún no existía el pecado. Lo que significa que en dicho periodo de tiempo y como hemos señalado, se tiene que producir una resurrección (Juan 5:28-29; Hech. 24:15) que no llevará aparejada el pecado y con ello la muerte, merced al sacrificio redentor de la sangre de Cristo y por lo que todo aquél que participe en la misma, estará ya en capacidad de vivir eternamente…… capacidad que se podrá mantener, o perder, según uno responda al desafío de Satanás al término de los mil años, cuando este sea soltado de su aprisionamiento (Rev. 20:7-10). Pero que en todo caso, el poder vivir eternamente dependerá solo de la decisión personal de cada uno y no de una condición externa, como es la carga del pecado que nos vino impuesta como herencia (y con ella la muerte), ante la que somos impotentes y no podemos hacer nada sin ayuda de un tercero…… ayuda que hemos recibido de nuestro Creador, mediante el sacrificio de Su hijo Jesucristo en favor de toda la humanidad (Juan 3:16). Entonces queda claro y hasta donde hemos considerado, que esa “resurrección mejor” mencionada por Pablo, no puede ser la de Rev. 20:6 y de la que se sale ya con la condición de “inmortalidad”, por lo que en todo caso tendríamos que estar hablando, más que de una resurrección “mejor”, de una resurrección “diferente”; establecido lo cual, continuemos con lo que se lee en los siguientes versos, esto es, del 36 al 38 y en donde se nos dice como sigue:

Sí, otros recibieron su prueba por mofas y azotes, en verdad, más que eso, por cadenas y prisiones. 37 Fueron apedreados, fueron probados, fueron aserrados en pedazos, murieron degollados a espada, anduvieron de acá para allá en pieles de oveja, en pieles de cabra, hallándose en necesidad, en tribulación, bajo maltratamiento; 38 y el mundo no era digno de ellos. Anduvieron vagando por los desiertos áridos y las montañas y en las cuevas y cavernas de la tierra.”

Con lo que estaríamos hablando de personas que las pasaron realmente “canutas” en la defensa a ultranza de su fe y que el apóstol Pablo pone como ejemplos a seguir; sin embargo, vean lo que se nos dice en los versículos 39-40 (razón de este escrito) y versos que, a diferencia de lo que hace más de un “teólogo”, son consustanciales entre sí y por tanto, inseparables; por ejemplo, algún “indocto” de la talla de Apologista Mario Olcese y como hemos podido ver en alguno de sus recientes videos, usa solo el verso 40 para mencionar aquello de que los personajes del AT “no fueran perfeccionados aparte de nosotros” y con lo que pone a los mencionados personajes en un rango de igualdad con los Pablo, Juan, Pedro, etc.. Cuando ello es del todo imposible, si se está atento al contenido del verso 39 y en donde se hace referencia a aquellos mencionados en los versos 36-38 que acabamos de considerar…… pero centrémonos en dicho verso 39:

Y, no obstante, todos estos, aunque recibieron testimonio (o reconocimiento) por su fe, no obtuvieron el cumplimiento de la promesa...” (Acotación nuestra).

Quedémonos por tanto en dicho versículo y en el que se nos dice que esas esforzadas personas en la defensa de su fe, “no obtuvieron” sin embargo, el cumplimiento de la promesa…… lo que nos lleva ya al contexto general de las Escrituras, para averiguar de qué “promesa” se nos está hablando y cuestión que encontramos expuesta en Éxo. 19:5-6 y en los siguientes términos,:

“…… “Y ahora, si ustedes obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi pacto, entonces ciertamente llegarán a ser mi propiedad especial de entre todos los demás pueblos, porque toda la tierra me pertenece a mí. 6 Y ustedes mismos llegarán a ser para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.” Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel.”

Luego la “promesa” en cuestión, tenía que ver con que en un futuro y siempre condicionada la cosa a la obediencia de la nación de Israel a su Creador y Dador de estatutos, Este sacaría de entre ellos a un grupo de personas que le servirían como reyes y sacerdotes y que compondrían en conjunto una “nación santa”, con lo que queda claro que no se hacía referencia a los reyes y sacerdotes que sucesivamente y en su momento ministraron sobre Israel, sino a algo de superior dignidad.

En todo caso, pasaje que ya pone en tela de juicio la afirmación de aquellos “entendidos” que se pronuncian en el sentido de que, según el verso 40, los personajes del AT serían “perfeccionados” junto a los seguidores de Cristo en la primera resurrección, porque veamos: de entrada, estamos hablando de un “pacto” entre Jehová y su pueblo elegido (Israel) y que como todo pacto, solo aplicaba a los participantes del mismo y por lo que no tenía efectos retroactivos…… lo que significa que ello ya borraría de un plumazo a los Abraham, Job, Noé, Isaac, Jacob, a los doce patriarcas de la nación de Israel entre otros muchísimos y que vivieron antes de ser establecido dicho “pacto”, por lo que este no les alcanzaba y por lo tanto, personajes que se cuentan entre aquellos que “no obtuvieron” el cumplimiento de la promesa, según el verso 39 que estamos considerando. Y si esos preclaros personajes no pueden contarse entre aquellos que se levantan en la “primera” resurrección en el momento del regreso de Cristo a la tierra, para ser “perfeccionados” junto a los Pablo, Juan, Pedro, etc., ello razonablemente solo puede significar, que tampoco lo harán personajes como los David, Daniel, Isaías, Moisés, Salomón, Jonás, etc. etc. etc. pues no se entendería que unos sí pudieran hacerlo y los otros no, cuando en orden de importancia todos esos personajes del AT están prácticamente en un mismo plano.

Es cierto que algún indocto suelto por ahí nos podría salir con que esos personajes citados en último lugar y que aparecieron en escena después de formalizado dicho pacto, si estarían en condiciones de obtener el cumplimiento de la promesa; pero tampoco se podría producir dicha circunstancia, porque no podemos pasar por alto el hecho de que el acceso al reino de Dios y según dijo el propio Jesús, se inició a partir de los días de Juan “el bautizante” en adelante (Mat. 11:12) y momento en que con la presencia del Hijo de Dios en la tierra, se puso en marcha la carrera para alcanzar la promesa de Jehová y establecida siglos antes en el desierto del Sinaí, de sacar de entre ellos “un reino de reyes y sacerdotes” y siendo Jesús, el “reunidor” (perdón por el “palabro”) de todos estos. Hasta aquí, más o menos, lo que el contexto escritural nos muestra es que esos personajes del AT de ninguna manera pueden tomar parte en el gobierno del reino milenial; pero es que por otra parte y ya regresando al presente, el tan traído y llevado versículo 40 nos dice algo que esos “genios” de la interpretación bíblica actuales pasan completamente por alto y que es lo siguiente:

“… puesto que Dios previó algo mejor para nosotros, para que ellos no fueran perfeccionados aparte de nosotros.”

¿Qué podía ser entonces, ese “algo mejor” que el Altísimo había previsto para los Pablo y compañía, en directo contraste con los personajes del AT y que no tenían acceso a ello? Pues, de entrada, obviamente una resurrección “diferente”, pues mientras los notables del AT se levantarían de sus tumbas con la perspectiva de la vida eterna en mira, ellos y desde el mismo momento de su resurrección, ya adquirían la condición de inmortales reyes y sacerdotes en el reino de Dios, en armonía con la promesa divina hecha milenios atrás desde el monte Horeb, en el desierto del Sinaí…… entonces y llegando ya al meollo de la cuestión ¿qué se nos quiere dar a entender con esa frase de “para que ellos no fueran perfeccionados aparte de nosotros? ¿Estaríamos, en todo caso, hablando de un “perfeccionamiento” conjunto en igualdad de condiciones…… o de algo totalmente distinto? El deseo de responder a dichas cuestiones, nos lleva inexorablemente a considerar la promesa de nuestro Creador, hecha de manera general a toda la humanidad por boca de sus profetas y que hallamos en Hech. 3:20-21, en dónde leemos como sigue:

“…… y para que él envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas (fundamentalmente del ser humano) de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.” (Acotación nuestra).

Y ya hemos dicho que el término “restaurar” tiene que ver con el devolver algo a su condición anterior, que en el caso que nos ocupa incluye devolver al ser humano a la de Adán y Eva antes del pecado, eso es, a una condición de perfección física y espiritual y que les permitía el poder vivir eternamente; porque recordemos y algo que pasan por alto esos “genios” de la teología actuales, que nuestros primeros padres no eran inmortales y por lo que el ser humano no puede ser “restaurado” a una condición que no tuvo jamás…… de ahí, que Pablo hablara cuando se refería a personas de su misma condición de Hijo de Dios, como de “una nueva creación”:

Por consiguiente, si alguien está en unión con Cristo, es una nueva creación; las cosas viejas pasaron, ¡miren!, cosas nuevas han llegado a existir.” (2 Cor. 5:17).

Porque antes de la resurrección de Jesucristo y dicho sea a “grosso modo”, solo existía la creación espiritual y que relacionamos con los ángeles y la creación material, eso es, el hombre y ninguna de esas dos creaciones inteligentes tenían, ni tienen, la condición de inmortales; sin embargo, con la resurrección del hombre Jesucristo en condición ya de inmortalidad, inició lo llamado por Pablo como “nueva creación” (eso es, un hombre físico o material con la condición divina de inmortalidad) y de la que ellos formarían parte en un futuro, en el momento en que resucitaran…… con esa idea en mente, queridos amigos y ya volviendo a donde estábamos, pregúntense lo siguiente: ¿Quiénes son, aquellos en quién Jehová ha delegado para que en un espacio de tiempo de mil años, lleven a cabo la “restauración de todas las cosas” aquí en nuestro “terruño”, entre ellas la más fundamental, como es el “perfeccionar” o, lo que es lo mismo, el devolver al ser humano a la perfección, tanto física como espiritual, que existía en un principio? Y si han hecho bien las cuentas, verán que Jehová ha delegado en Jesucristo y sus seguidores (los Pedro, Juan, Pablo y compañía) dicha tarea…… luego ¿quiénes son, entonces, los que “perfeccionan” o devuelven a los personajes del AT mencionados (entre otros miles de millones de personas) a la perfección de la que gozó Adán antes del pecado? ¿Van entendiendo ahora, lo que realmente se nos está diciendo en Hebr. 11:39-40? Veamos cómo vierte dicho pasaje la versión TLA:

Dios estaba contento con todas estas personas, pues confiaron en él. Pero ninguna de ellas recibió lo que Dios había prometido. 40 Y es que Dios tenía un plan mucho mejor, para que nosotros también recibiéramos lo prometido. Dios sólo hará perfectas a esas personas cuando nos haya hecho perfectos a nosotros.”

Noten que la idea que se nos transmite en dicha versión, es la de que los personajes del AT serán “perfeccionados” después (no al mismo tiempo) de que Jehová “haya hecho perfectos” a aquellos que tienen que llevar a la perfección a los primeros; pero veamos cómo lo vierten algunas otras traducciones bíblicas que usan distinta fraseología, como LBLA:

Y todos éstos, habiendo obtenido aprobación por su fe, no recibieron la promesa, 40 porque Dios había provisto algo mejor para nosotros, a fin de que ellos no fueran hechos perfectos sin nosotros.”

O lo que es lo mismo, que sin la intervención directa de Jesucristo y sus hermanos, nadie, absolutamente nadie, puede ser “perfeccionado” o llevado a la perfección que existió temporalmente en un principio, pues con este propósito es que Jehová los comisiona para un reino de mil años. Luego otra cosa a añadir a lo que el Altísimo había “previsto” como “algo mejor” para ellos (recuerden que hemos hablado de una resurrección “diferente”), es el que ellos fueran los que “perfeccionarán” al resto de la humanidad o, dicho de otra manera, que en ellos delegó Jehová Dios la responsabilidad y privilegio de llevar a la humanidad (personajes del AT incluidos) a la condición de perfección de la que disfrutó Adán en su momento, entorno medioambiental incluido; dicho lo cual, leamos de nuevo Hebr.11:39-40 y tomado en esta ocasión de la NVI:

Aunque todos obtuvieron un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa. 40 Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta (eso es, a la perfección adánica) sin nosotros (eso es, sin su intervención directa); pues Dios nos había preparado algo mejor.” (Acotaciones nuestras).

Entonces y para concluir, preguntémonos sobre lo mollar del asunto y que es lo siguiente: si las cosas no son como las planteamos los autores de este blog, en cuanto al sentido correcto de lo que realmente se nos propone en Hebr. 11:39-40 (y algún “desgalichado” habrá suelto por ahí que afirme tal cosa), la pregunta sería la siguiente: ¿qué, entonces, podría ser eso “algo mejor” que había “preparado” Jehová Dios para ellos y que los distinguía, respecto de esos personajes del AT? Porque, si como nos cuentan esos “entendidos” actuales, todos (los unos y los otros) son “perfeccionados” juntos en la “primera” resurrección…… ¿qué podría ser, repetimos, eso “algo mejor” que Dios tenía reservado para los Pablo y compañía y en clara diferencia con respecto de los notables del AT, si al final resulta que todos están en un mismo plano de igualdad, eso es, gobernando como inmortales reyes y sacerdotes sobre la humanidad durante el milenio? En fin, nosotros ahí lo dejamos, esperando que cada uno haya hecho sus “números” y sacado las correctas conclusiones de lo que nosotros les hemos querido transmitir, acerca de cuál es nuestra posición sobre el verdadero sentido de Hebr. 11:39-40 y siempre, como tenemos por costumbre, a la luz del contexto escritural…… ya otra cosa, es lo que cada uno pueda opinar al respecto y que como diría nuestro amigo el castizo ¡ez que hay gente pa tó!

MABEL


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