miércoles, 19 de noviembre de 2014

¿Qué significan las “vestiduras blancas” de Rev. 7:13-14?


Una de las enseñanzas más sorprendentes con las que nos hemos topado, tiene que ver con aquella que afirma que las “vestiduras blancas” en la Biblia son clara evidencia de que sus poseedores pasarán a gobernar con Cristo en el reino de Dios; uno de los personajes que más se prodiga en tan discutible “enseñanza”, es el ínclito Apologista Mario Olcese y que recientemente (13/11/14) publicó un video bajo el título “Uyuyuy: ¡otra prueba contundente de que la grande muchedumbre reinará con cristo mil años!” y en cuya “entradilla” de presentación, nos decía lo siguiente;:

Este vídeo les presentará varios pasajes bíblicos clave y luego escucharán mis comentarios sobre lo que nos quieren enseñar éstos, y que los convencerán de que la grande muchedumbre que sale de la gran tribulación, reinará con Cristo en su trono y en su reino.” (Negritas nuestras).

Observen que en dicho titular, ese “genio” de la teología nos señala que estaríamos hablando de una prueba “contundente” y en la entradilla mencionada, que determinados pasajes “nos convencerán” de que dicha multitud salida de tan catastrófico acontecimiento, efectivamente, reinarán con Cristo en el reino de Dios…… algo que los autores de este blog ya les aseguramos que es totalmente falso, como todo lo que sale de tan disparatada mente. Porque en el desarrollo de su planteamiento (y para ponerles en antecedentes de qué va la cosa), lo que hace el autor en cuestión es establecer una relación causa/efecto entre el ir cubierto con “vestiduras blancas” y para lo cual usa una serie de pasajes que tienen esa expresión como denominador común, con el reinar con Cristo en el reino de Dios y por lo que, dado que de aquellos que “salen de la gran tribulación” se nos dice que están vestidos de la “larga ropa blanca” (Rev. 7:9), resulta que dichas personas y siempre según el planteamiento del Sr. Olcese, también reinarán con Cristo junto a los participantes de la “primera” resurrección de Rev. 20:6.

Dicho lo cual y no perdiendo de vista el hecho, importantísimo en esta cuestión, que cuando estamos hablando de esos que “salen de la gran tribulación” estamos hablando de personas que “sobreviven” a la misma (luego no han muerto en ella), por lo que pasan con vida al reino de Dios y circunstancia esta que les inhabilita totalmente de participar en resurrección alguna, veamos ahora lo que las Escrituras nos dicen acerca del significado, más bien “simbolismo”, del estar uno vestido con ropajes blancos; de entrada tenemos que el color que más se menciona en la Biblia es precisamente el blanco y que fundamentalmente se utiliza como símbolo de justicia y limpieza espiritual ante Dios, eso es, se relaciona dicho color con el mantener uno una condición aprobada ante el Creador, como se infiere de los siguientes pasajes y referidos en este caso a ángeles:

Cuando entraron en la tumba conmemorativa, vieron a un joven sentado a la derecha, vestido de una ropa larga blanca y se aturdieron.” (Mar. 16:5).

María, sin embargo, se quedó de pie fuera, junto a la tumba conmemorativa, llorando. Entonces, mientras lloraba, se agachó para mirar dentro de la tumba conmemorativa 12 y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabeza y uno a los pies donde había yacido el cuerpo de Jesús.” (Juan 20:11-12).

También, los ejércitos que estaban en el cielo le seguían en caballos blancos y estaban vestidos (los miembros de dicho ejército, no los caballos y por si hay algún “despistadillo” por ahí) de lino fino, blanco y limpio. (Rev. 19:14). (Acotación nuestra).

Sin embargo, ni los ángeles, ni los miembros del ejército celestial (ni los caballos, por supuesto) y aunque vayan ataviados con vestimentas de color blanco, tienen nada que ver con el reinar al lado de Cristo en el milenio; partiendo de dicha premisa, volvamos a los sobrevivientes de la “gran tribulación” y veamos la razón del porque se nos los muestra en Rev. 7:9, ataviados con “vestiduras blancas”, algo que se nos explica en los siguientes versos 13-14:

Después de estas cosas vi y, ¡miren!, una gran muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos de largas ropas blancas; y había ramas de palmera en sus manos. (……)

13 Y, en respuesta, uno de los ancianos me dijo: “Estos que están vestidos de la larga ropa blanca ¿quiénes son y de dónde vinieron?”. 14 De modo que le dije inmediatamente: “Señor mío, tú eres el que sabe”. Y me dijo: “Estos son los que de la gran tribulación y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”.”

Y puesto que la ropa literal no se puede lavar y mucho menos, emblanquecer con sangre, tenemos que estar hablando de algo simbólico y que solo puede estar relacionado con una apariencia de justicia…… eso es, que por haber ejercido fe en el sacrificio de Jesucristo, dichas personas han adquirido una condición aprobada ante Dios (y que se simboliza presentándolos cubiertos de ropaje blanco), como se deduce del verso 15 en donde se lee como sigue:

Por eso están delante del trono de Dios; y le están rindiendo servicio sagrado día y noche en su templo; y El que está sentado en el trono extenderá su tienda (en señal de protectora aprobación) sobre ellos.” (Acotación nuestra).

Que ello es así, queda constatado por lo que las Escrituras nos dicen de la “novia de Cristo”, al explicarnos el significado de sus inmaculadas prendas blancas de “lino fino y brillante” que reflejaban su pureza:

Regocijémonos y llenémonos de gran gozo y démosle la gloria, porque han llegado las bodas del Cordero y su esposa se ha preparado. 8 Sí, a ella se le ha concedido estar vestida de lino fino, brillante y limpio (obviamente blanco), porque el lino fino representa los actos justos de los santos.” (Rev. 19:7-8). (Acotación nuestra)

No queda ninguna duda, por  tanto, que el estar vestido de “largas ropas blancas” tiene que ver con una “condición” de la persona como tal y no como indicativo de una “posición” o cargo a ocupar en un momento determinado. Pero es que además, el que estas personas de las que estamos hablando y que son las que “salen” de la “gran tribulación” (luego sobreviven a ella) no reinarán con Cristo en el milenio, queda probado por lo que se lee en los versos siguientes y algo de lo que el Sr. Olcese parece no haberse dado cuenta…… cierto es, que después de la “genialidad” interpretativa de esta “figura” de la teología al afirmar que en Rev. 20:6 “no se dice por ningún lado” que aquellos que tomen parte de esa “primera” resurrección mencionada, son los únicos que reinarán con Cristo durante el periodo milenial, cualquier cosa se puede esperar de tan esperpéntico personaje; hecho este pequeño inciso, veamos ahora qué es lo que se nos dice en los versos 16-17 de ese capítulo 7 de Revelación o Apocalipsis:

Ya no tendrán hambre ni tendrán más sed, ni los batirá el sol ni ningún calor abrasador, 17 porque el Cordero, que está en medio del trono, los pastoreará y los guiará a fuentes de aguas de vida. Y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos.”

Sí analizamos con atención este pasaje, veremos que estas personas “salidas” del trágico evento ocurrido sobre la tierra y causado por el juicio divino, serán “pastoreadas” y “guiadas a fuentes de aguas de vida” y ello durante el milenio (observemos que la acción transcurre con Jesucristo ya instalado en su trono y ejerciendo como rey)…… algo de lo que no precisan esos que acompañan a Jesucristo en su reinar (Rev. 14:1), pues al ser resucitados reciben la inmortalidad que les confiere el tener vida en sí mismos y por lo que no necesitan ni ser “pastoreados” ni “guiados” a fuentes de “agua de vida” alguna. Pero que además, al ser reyes y sacerdotes del Dios Altísimo y de Su Cristo, no solo no necesitan de ser “pastoreados” o dirigidos por nadie, sino que son ellos los que guían en su condición de reyes y pastorean en su condición de sacerdotes, bajo la dirección del Hijo de Dios, a esos miembros de la “gran muchedumbre” salidos de la “gran tribulación” (Rev. 7:9; 14), así como a aquellos que durante el milenio vayan resucitando.

Luego lo considerado hasta el momento, nos deja claro que esa gran multitud de la que se nos habla en Rev. 7:9 y que sobrevive a la “gran tribulación, lejos de reinar con Cristo lo que hacen es beneficiarse de la dirección y pastoreo de esos reyes y sacerdotes salidos de la “primera” resurrección, durante el milenio y junto con aquellos que vayan resucitando en el transcurso del mismo…… aparte del hecho incontestable, de que puesto que los miembros de dicha gran multitud pasan con vida al reino de Dios, no pueden participar de resurrección alguna y algo que por lo visto, es incapaz de entender ese “súmmum” de la lógica y el sentido común que es el Sr. Olcese. Pero veamos unos pasajes que dicho personaje menciona en el video mencionado y que nos dan la razón a nosotros (algo de lo que al parecer no se ha enterado el “caballero” en cuestión), en el sentido de que esa multitud de personas que sobrevive a la gran tribulación, puesto que no han muerto, no pueden acceder al gobierno del reino de Dios en calidad, también, de inmortales reyes y sacerdotes, pues esto es lo que leemos en Rev. 3:21:

Al que venza, le concederé sentarse conmigo en mi trono, así como yo vencí y me senté con mi Padre en su trono.”

Fíjense ustedes, que la condición para sentarse junto a Cristo en un trono en el reino de Dios, era el “vencer” como él había vencido y algo que todos sabemos en qué consistió dicha victoria: aguantar hasta una muerte de martirio, en defensa de su integridad a Dios…… por lo que se espera que todos aquellos que deseen alcanzar dicho privilegio, tienen que pasar por ahí pues, según Pablo y en armonía con el texto que acabamos de considerar, para resucitar a la semejanza de Cristo, eso en gloria e inmortalidad, hay que morir a la semejanza de este sufriendo una muerte de sacrificio (Rom.6:5); ello nos lleva a considerar, otro de los pasajes que nos menciona el Sr. Olcese en su video que también va en línea con nuestra afirmación y que se encuentra en Rev. 6:9-11, donde se lee así:

Y cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido degollados (o asesinados, en todo caso muertos) a causa de la palabra de Dios y a causa de la obra de testimonio que solían tener. 10 Y clamaban con voz fuerte y decían: “¿Hasta cuándo, Señor Soberano santo y verdadero, te abstienes de juzgar y de vengar (algo que no tendría sentido pedir, si hubieran muerto por causas naturales) nuestra sangre en los que moran en la tierra?”. 11 Y a cada uno de ellos se dio una larga ropa blanca (y por lo que vamos viendo hasta el momento, ello solo significaría que se les “reafirmó” en su condición de aprobados ante el Altísimo); y se les dijo que descansaran por un poco de tiempo más, hasta que se completara también el número de sus coesclavos y de sus hermanos que estaban a punto de ser muertos como ellos también lo habían sido (eso es, asesinados en defensa de su fe).” (Acotaciones nuestras).

Por lo que resulta que es el propio Jehová Dios, el que nos dice que aquellos que tengan que reinar en su reino, tienen que morir inexcusablemente una muerte de sacrificio en defensa de su integridad hacia Él…… y algo que no ocurre con aquellos que sobreviven a la “gran tribulación” y como la misma palabra nos indica: si “sobreviven” a ella, es que no han muerto; y que ello es como se lo explicamos nosotros, queda de nuevo confirmado por la visión que se le dio a Juan y en la que se nos muestra una característica como denominador común, entre aquellos que ocupan los tronos del reino, según Rev. 20:4:

Y vi tronos y hubo quienes se sentaron en ellos y se les dio poder para juzgar. Sí, vi las almas de los que fueron ejecutados con hacha (o asesinados) por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios y los que no habían adorado ni a la bestia salvaje ni a su imagen y que no habían recibido la marca sobre la frente ni sobre la mano. Y llegaron a vivir y reinaron con el Cristo por mil años.” (Acotación nuestra).

Noten que lo que se destaca en este pasaje, es que no es la clase de vestimenta que uno lleva la que determina si uno accede a reinar con Cristo o no, sino el hecho de haber sido “ejecutado con hacha”, eso es, el sufrir una muerte violenta o de martirio en defensa de su integridad a Dios y prescindiendo de cual haya sido el instrumento usado para tal fin, pues en dicho pasaje no se pone el énfasis en el instrumento usado para dar muerte, sino por la violencia en que esta se produce; por lo que una vez más se incide en las Escrituras, que solo se puede acceder al gobierno del reino en calidad de inmortal reye y sacerdote mediante el sufrir una muerte de martirio como la que acabó con la vida de Jesús…… y algo que no ocurre, repetimos, con aquellos que salen con vida de la gran tribulación y por lo que el término “sobrevivientes” se ajusta perfectamente a su situación. Lo que queda claro entonces, es que lo de las “vestiduras blancas” no es más que algo accesorio en todo este asunto y que se limita a señalar que uno tiene el favor de Dios en un momento determinado; pero claro, resulta que el Sr. Olcese, ignorante donde los haya en cuanto a conocimiento escritural y del dominio de su contexto (e incapaz, por otra parte, de leer con un mínimo de corrección cualquier texto que se le presente), apoya su versión de unos sobrevivientes de la “gran tribulación” reinando también con Cristo en el reino de Dios, en las palabras de Pablo contenidas en 1 Tes. 4:15-17 y en donde se lee como sigue:

Porque esto les decimos por palabra de Jehová: que nosotros los vivientes que sobrevivamos hasta la presencia del Señor no precederemos de ninguna manera a los que se han dormido en la muerte; 16 porque el Señor mismo descenderá del cielo con una llamada imperativa, con voz de arcángel y con trompeta de Dios y los que están muertos en unión con Cristo se levantarán primero. 17 Después, nosotros los vivientes que sobrevivamos seremos arrebatados, juntamente con ellos, en nubes al encuentro del Señor en el aire; y así siempre estaremos con el Señor.”

Para entender lo que Pablo nos estaba queriendo decir con esa referencia a “nosotros los vivientes”, tenemos que acudir a lo que bíblicamente se entiende por dicha expresión y por lo que tendríamos que empezar por analizar unas palabras que en su momento pronunció Jesús, que se encuentran en Mat. 8:21-22:

Entonces otro de los discípulos le dijo: “Señor, permíteme primero ir y enterrar a mi padre”. 22 Jesús le dijo: “Continúa siguiéndome y deja que los muertos entierren a sus muertos”.”

Veamos ahora, algo muy interesante que dijo el apóstol Pedro en su primera carta:

De hecho, con este propósito las buenas nuevas fueron declaradas también a los muertos, para que fueran juzgados en cuanto a la carne desde el punto de vista de los hombres, pero vivieran en cuanto al espíritu desde el punto de vista de Dios.” (1 Pedro 4:6)

Pero dado que en Ecl. 9:5 se nos dice que “en cuanto a los muertos, ellos no tienen conciencia de nada en absoluto”, tenemos que preguntarnos de nuevo de qué clase de muertos se nos está hablando, que no solo podían enterrar a sus propios muertos, sino que además se les podían declarar las “buenas nuevas”…… y algo a lo que Pablo añade un poco de luz, cuando nos dice lo siguiente:

Además, aunque estaban muertos en sus ofensas y en el estado incircunciso de su carne, Dios los vivificó junto con él (Jesucristo). Bondadosamente nos perdonó todas nuestras ofensas.” (Col. 2:13). (Acotación nuestra).

Luego tanto Jesús, como Pablo y, posteriormente Pedro, se estaban refiriendo a personas vivas y que a causa del pecado heredado, estaban en una condición de muertos ante su Creador; recordemos que en el caso de Adán, lo que se le dijo fue que en el día que comiera del árbol prohibido “moriría”…… sin embargo, después de haber montado la que montó, este vivió aún cientos de años antes de morir, luego ¿es que se equivocó Jehová? No, sino que lo que ocurrió es que en el preciso momento de caer en la desobediencia, Adán ya fue dado como muerto por su Creador Dios y dada la inmutabilidad de la sentencia divina, pues en este mismo momento le fue retirada su capacidad de vivir eternamente y su cuerpo empezó el declive celular, hasta llegar a la muerte física; partiendo de esta idea, veamos ahora lo que, por otra parte, también dijo Jesús acerca de aquellos que le seguirían:

Muy verdaderamente les digo: El que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna y no entra en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida.” (Juan 5:24).

O lo que es lo mismo, que esas personas “muertas” que siguieron a Jesús y que recibieron la adopción como Hijos de Dios, pasaron a estar “vivas” ante el creador, aunque estuvieran dentro de un cuerpo físico aún imperfecto como el resto de su contemporáneos…… y ahora, teniendo esto en mente, veamos lo que pudo decir el apóstol Juan acerca de sí mismo y personas de su misma condición, como el apóstol Pablo, por ejemplo:

Nosotros (eso es, aquellos que tenían la condición de Hijos de Dios, mediante el bautismo en espíritu santo) sabemos que hemos pasado de muerte a vida, porque amamos a los hermanos. El que no ama permanece en la muerte.” (1 Juan 3:14). (Acotación nuestra).

De ahí que Pablo pudiera decir aquello de “nosotros los vivientes (o que habían sido declarados “vivos” por Dios) que sobrevivamos hasta la presencia del Señor…” (1 Tes. 4:15) y en claro contraste con el resto de la humanidad, que estaba muerta a los ojos de Dios; ahora bien, dado que ni él ni sus compañeros sobrevivieron al primer siglo ¿a quiénes se estaba refiriendo, entonces, con esa mención a determinados personajes de su misma condición como Hijos de Dios (fíjense que Pablo dice “nosotros los vivientes”, luego refiriéndose a un grupo en particular) que estarían presentes en el tiempo del regreso de Jesucristo a la tierra? Pues sencillamente a aquellos que se nos cita en Rev. 11:3 y que prefigurados por los “dos testigos”, en definitiva un pequeño resto “ungido” aún por aparecer y que por espacio de 1.260 días anunciarán por toda la tierra el inminente regreso de Jesucristo para tomar el control de los asuntos de la tierra…… recordemos que en el pasaje leído de Rev. 6:9-11 y que se nos habla de la apertura del quinto sello, a aquellos que claman venganza a Jehová por el vil asesinato del que han sido objeto, se les dice que esperen un poco más “hasta que se completara también el número de sus coesclavos y de sus hermanos que estaban a punto de ser muertos como ellos también lo habían sido”.

Entonces estaríamos hablando de que en ese pasaje de Rev. 6:9-11 mencionado, se nos dice que aún está por completarse un pequeño grupo de poderosísimas personas (Rev. 11:5-6) aquí en la tierra y a la manera de los Pablo, Pedro, Juan y compañía, que a su vez, completarán el gran total de otro grupo de personas asesinadas por su integridad a Dios y que en conjunto, son las que reinarán con Cristo en el reino de Dios…… y ya que viene a cuento, decir que si se precisa de un determinado grupo de personas para completar una cantidad mayor, eso significa que el número de aquellos que tienen que reinar con Jesucristo es una cantidad cerrada y predeterminada. Y de la única que se nos habla en las Escrituras en clara referencia a aquellos que forman parte de dicho gobierno de hechura divina, la encontramos en Rev. 14:1 y cuando se nos muestra a Jesucristo ya en su posición de rey, circundado por 144.000 cogobernantes con él…… por otra parte, que estaríamos hablando de una cantidad cerrada de personas que reinarían con Cristo en el milenio, queda claro cuando en Rom. 11:17-19 y hablando de un olivo simbólico que representaba a Israel, Pablo señala que unas ramas podían sustituir a otras, por lo que hay que entender que el número de ellas no se podía ni disminuir, ni aumentar.

Y que si nos permiten el inciso, eso es precisamente lo que nos propone esa catástrofe intelectual andante que es Apologista Mario Olcese y también supuesto “ungido”, cuando afirma que todos los cristianos bautizados de todos los siglos y según han ido apareciendo e independientemente de su número, más los notables del AT, más los sobrevivientes de la “gran tribulación” y que según Rev. 7:9 es incalculable, todos ellos juntos formarán parte de ese reino de inmortales reyes y sacerdotes que se sentarán en tronos al lado de Jesucristo en el milenio y conformando con ello, una cantidad “cuasi” galáctica compuesta de “millones, miles de millones” de gobernantes en el reino de Dios…… y que como animalada, no está nada mal.

Hecho este inciso y volviendo al tema que nos ocupa, vemos que las palabras de Pablo en 1 Tes. 4:15-17 acerca de “nosotros los vivientes que sobrevivamos hasta la presencia del Señor”, nada tienen que ver con los sobrevivientes de la “gran tribulación”, pues estas personas poderosísimas por aparecer y a las que se refería Pablo, tenían que ser muertas “como ellos (los Pedro, Juan. Pablo y compañía) también los habían sido”, según Rev. 6:11…… hecho que se produce a los 1.260 días o tres años y medio de haber iniciado su comisión (Mat. 24:14) de anunciar al mundo la inminente venida del Hijo de Dios a la tierra, para tomar el control de la misma y que se nos relata de la siguiente manera:

Y cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia salvaje que asciende del abismo hará guerra contra ellos y los vencerá y los matará. 8 Y sus cadáveres estarán en el camino ancho de la gran ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también el Señor de ellos fue fijado en el madero. 9 Y los de los pueblos y tribus y lenguas y naciones mirarán sus cadáveres por tres días y medio y no permiten, que sus cadáveres sean puestos en una tumba. 10 Y los que moran en la tierra se regocijan sobre ellos y gozan y se enviarán regalos los unos a los otros, porque estos dos profetas atormentaron (con su predicación de la pronta llegada del Hijo de Dios y lo que ello significaba de juicio) a los que moran en la tierra.

11 Y después de los tres días y medio, espíritu de vida procedente de Dios entró en ellos y se pusieron de pie y gran temor cayó sobre los que los contemplaban (eso es, resucitaron a la vista de todo el mundo y con lo que se identifica el momento en que se produce la “primera” resurrección, según se deduce de lo afirmado por Pablo en 1 Tes. 4:16-17). 12 Y oyeron una voz fuerte procedente del cielo decirles: “Suban acá”. Y subieron al cielo en la nube y sus enemigos los contemplaron.” (Rev. 11:7-12). (Acotaciones nuestras).

Luego es correcto lo que dice Pablo en 1 Tes. 4:15-17, en el sentido de que los de su clase (“ungidos”) que “estemos vivos en aquél momento seremos arrebatados” de la tierra (al igual que lo fue Jesucristo); sin embargo, estas personas no se puede confundir y como de forma disparatada hace el Sr. Olcese, con los vivos que salen de la “gran tribulación”, pues los personajes citados estaban vivos después de ser resucitados de una muerte violenta en defensa de su lealtad a Dios…… y circunstancia que no concurre en el caso de los sobrevivientes de Rev. 7:9; 14.

Por lo tanto y ya para concluir, vemos que nada tiene que ver el vestir de blanco, gris merengo o verde oliva para reinar al lado de Cristo, pues ha quedado claro que los que salen de la “gran tribulación” y si bien se les ha dotado de una indumentaria de color blanco, eso es, de “largas vestiduras blancas” no pueden de ninguna manera reinar en el milenio sencillamente porque al no haber muerto, no pueden participar de resurrección alguna…… requisito indispensable para adquirir la inmortalidad y la condición de reyes y sacerdotes de Dios y del Cristo durante el milenio, según Rev. 20:6. Luego lo que el Sr. Olcese tendría que hacer antes de decir tantas “chorradas”, es aprender a leer correctamente los textos bíblicos y contrastarlos adecuadamente con el contexto escritural (y que para algo está), para ver si estos apoyan sus planteamientos o no; pero claro, para eso hay que saber y ese “genio” de la interpretación bíblica no tiene ni puñetera idea de lo que habla, pues tal parece que lo más cercano que ha visto parecido a una Biblia, es la hoja dominical de alguna iglesia del vecindario…… ¡y es que si no es así, tantas “meteduras de pata” no se entienden!

MABEL


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