viernes, 2 de enero de 2015
El evangelio “verdadero”…… o el “timo de la estampita”.
Sí, sí, ya sabemos que nuestro titular les puede parecer un tanto “descabestrado”, pero es que si por algo nos caracterizamos en este blog es casi siempre por decir todo lo contrario de lo que dicen los grandes “gurús” de la teología actual y entiéndase con ello, altos dirigentes de las denominaciones religiosas imperantes dentro de la cristiandad, porque veamos: hay una tremenda disputa entre estas, pues cada una de ellas se postula como la única que predica el evangelio “verdadero” y siendo que las restantes ¡faltaría “plus”!, son las que se han apartado del tal. Claro, ello ha originado una confusión entre el “respetable” de considerables proporciones, pues uno ya no sabe qué creer y de ahí que tengamos sueltos por ahí, aquellos que defienden un “evangelio de salvación”, otros un “evangelio de gracia”; aún otros creen en un “evangelio de milagros”, o en un “evangelio social”…… más aún, otros predican un “evangelio de alimentos”, o de “sanación”, otros un evangelio de “prosperidad”, etc. etc. etc.
Y así, podríamos continuar hasta llegar al evangelio del “tócame Roque”, con el agravante de que resulta que todos se apoyan en un mismo libro, eso es, la Biblia, para defender tan dispares ofertas…… y por lo que la pregunta sería ¿en qué creer entonces? Pues siguiendo la línea habitual que mantenemos los autores de este blog y que siempre hablamos tal cual pensamos, sencillamente en nada…… es más, cuando alguien se le acerque pretendiendo enseñarle el evangelio “verdadero”, ponga a buen recaudo su cartera y aléjese lo más disimulado que pueda del “evangelizador” en cuestión, pues consciente o inconscientemente esta persona le está tratando de engañar; porque en realidad no hay actualmente tal cosa como un evangelio “verdadero” que predicar y por lo que sobran todas las organizaciones religiosas que afirman dedicarse a dicha tarea (así como esos “entendidos” que van por libre y pavoneándose de predicar el “verdadero” evangelio)), pues les están ofreciendo un “producto” que no existe. Cierto que usted puede razonar, que tanto Jesús como sus apóstoles predicaron el “evangelio” y lo cual es del todo cierto…… es más, estas son las palabras con las que este inició su tarea en la tierra y según la versión RVC:
“Después de que Juan fue encarcelado, Jesús fue a Galilea para proclamar el evangelio del reino de Dios. 15 Decía: “El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado. ¡Arrepiéntanse y crean en el evangelio!”.” (Mar. 1:14-15).
Ahora bien, pero…… ¿cuál evangelio? ¿Estaríamos hablando del mismo evangelio que algunos afirman que Pablo predicó a los gentiles y que según nos aseguran, era “distinto” al predicado por Jesús? En todo caso, la solución a todo este “guirigay” la tenemos sencillamente en averiguar el significado de la expresión “evangelio”, término que se ha mitificado hasta el grado de la veneración y de ahí que cuando a uno se le habla del mismo, crea que está ante algo cuasi sagrado…… cuando la realidad es que dicho término, que proviene del griego “eu·ag·gué·li·on”, no significa más que “buena nueva” o “buena noticia” y de ahí que en algunas otras traducciones, como en la NVI, dicho pasaje se vierta de la siguiente manera:
“Después de que encarcelaron a Juan, Jesús se fue a Galilea a anunciar las buenas nuevas de Dios. 15 “Se ha cumplido el tiempo —decía—. El reino de Dios está cerca. ¡Arrepiéntanse y crean las buenas nuevas!”.”
Y aunque, por otra parte, casi todos los “expertos” en el tema creen que el “evangelio” es acerca de la persona de Jesús, ello es totalmente falso…… es cierto que este juega un papel extremadamente importante y central en esa “buena noticia” o “evangelio”, pero él no es la “buena noticia” en sí misma aunque, repetimos, tiene un papel fundamental en la misma; pero vamos a ver como explicamos este galimatías y partiendo de la base de que “evangelio” significa “buena nueva” o noticia y que esta está relacionada con el “reino de Dios”, como han podido comprobar en el pasaje señalado de Mar. 1:14-15. Para ello nos tenemos que retrotraer en el tiempo a cierto acontecimiento ocurrido en el desierto de Sinaí y con la recién liberada nación de Israel de la tiranía egipcia, por lo que estaríamos hablando de, año arriba, año abajo, de unos 1.500 años antes de la aparición de Jesús y con cuya aparición (se entiende esta desde el momento en que fue bautizado), se inició la divulgación de la “buena noticia” o “evangelio” del reino de Dios…… pero veamos de qué se trata el acontecimiento mencionado y que las Escrituras nos relatan de la siguiente manera:
“…… “Y ahora, si ustedes obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi pacto, entonces ciertamente llegarán a ser mi propiedad especial de entre todos los demás pueblos, porque toda la tierra me pertenece a mí. 6 Y ustedes mismos llegarán a ser para mí un reino de sacerdotes y una nación santa. Estas son las palabras que has de decir a los hijos de Israel”.” (Éxo. 19:5-6).
O sea, que si dicha nación guardaba fidelidad a los mandatos recibidos de Su Libertador, en un futuro aún lejano Este sacaría de entre ellos a un grupo que conformaría el gobierno del venidero reino de Dios y ello en calidad de inmortales reyes y sacerdotes (Rev. 20:6); y lo que, para situarnos en el tiempo, nos lleva de nuevo a las palabras de Mar. 1:14-15 y ver cuál era realmente el mensaje o “buena noticia” que Jesús dio a conocer a sus contemporáneos:
“Ahora bien, después que Juan fue arrestado, Jesús entró en Galilea, predicando las buenas nuevas de Dios 15 y diciendo: “El tiempo señalado se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado. Arrepiéntanse y tengan fe en las buenas nuevas”.”
Entonces la “buena nueva” que Jesús vino a anunciar, fue la de que ya había llegado el momento en que se cumpliera la promesa hecha quince siglos antes y se empezara a seleccionar a aquellos que se mostraran merecedores de alcanzar tan alto galardón; ello queda constatado, cuando el propio Hijo de Dios y heredero del trono de David, dijo lo siguiente y que nos muestra cuándo se inició la carrera para alcanzar tan preciado lugar, en el entramado del Plan Divino para la restauración de la humanidad:
“Pero desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos es la meta hacia la cual se adelantan con ardor los hombres y los que se adelantan con ardor se asen de él.” (Mat. 11:12).
Entonces ya identificada cual era la “buena nueva” o “evangelio” que vino a anunciar Jesús y conocido su contenido (Éxo. 19:5-6), vemos que Jesús inició la búsqueda de aquellos que, en cumplimiento de la promesa divina, tendrían que acompañarle en su reinar y que la condición impuesta para conseguir tal fin no ponía las cosas fáciles a los aspirantes a ello, condición que se puede resumir en las siguientes palabras de Rev. 3:21:
“Al que venza, le concederé sentarse conmigo en mi trono, así como yo vencí y me senté con mi Padre en su trono.”
De lo que estaríamos hablando aquí, es de que a menos que uno muriera de la misma manera que murió Jesús, eso es, una muerte de martirio, no podría alcanzar dicho galardón; de hecho, ya Jesús había advertido a sus seguidores de que la consecución de su objetivo no sería cosa fácil, pues esto es de lo que les dijo en su momento y según la TLA, que es la que con más claridad vierte el sentido de lo que ocurrió:
“Después, Jesús le dijo a Pedro: Pedro, escucha bien. Satanás ha pedido permiso a Dios para ponerles pruebas difíciles a todos ustedes y Dios se lo ha dado.” (Luc. 22:31).
Esta situación nos retrotrae a los tiempos de Job, en donde tan maligno personaje (obviamente nos referimos a Satanás y no al bueno de Job) reiteradamente le solicitaba a Jehová Dios autorización para “apretarle las tuercas” al patriarca en cuestión y a lo que el Altísimo le autorizó, pero puso una restricción: Satanás podía hacerle lo que quisiera Job, menos poner su vida en peligro…… sin embargo, eso no fue así en el caso de los seguidores de Jesús, que quedaron totalmente expuestos a las malignas intenciones de este malévolo personaje y que incluían el llegar hasta a quitarles la vida, si no transigían en su integridad a Dios; pero dicho lo cual, veamos unas palabras que el Hijo de Dios dijo a sus seguidores y que ya marcaban “la ruta” a seguir:
“En cuanto a todo aquel, pues, que confiese unión conmigo (a pesar de lo que eso significaba) delante de los hombres, yo también confesaré unión con él delante de mi Padre que está en los cielos; 33 pero en cuanto a cualquiera que me repudie delante de los hombres (por miedo a las consecuencias), yo también lo repudiaré delante de mi Padre que está en los cielos. 34 No piensen que vine a poner paz en la tierra; no vine a poner paz, sino espada. 35 Porque vine a causar división y estará el hombre contra su padre, la hija contra su madre y la esposa joven contra su suegra. 36 Realmente, los enemigos del hombre serán personas de su propia casa.
37 El que le tiene mayor cariño a padre o a madre que a mí no es digno de mí; y el que le tiene mayor cariño a hijo o a hija que a mí no es digno de mí. 38 Y cualquiera que no acepta su madero de tormento y sigue en pos de mí (eso es, camino al sacrificio supremo) no es digno de mí. 39 El que halle su alma (por ceder ante la presión) la perderá y el que pierda su alma por causa de mí (aguantando hasta la misma muerte, por la fe puesta en su palabra), la hallará.” (Mat. 10:32-39). (Acotaciones nuestras).
Luego la propuesta que se ofreció, era algo tan simple como esto: si uno quería ocupar una plaza en ese gobierno por venir, tenía que dar su vida en cambio…… o dicho de otra manera: si uno quería resucitar en gloria e inmortalidad como el Hijo de Dios, tenía que sufrir una muerte ignominiosa en defensa de su fe, como la que Cristo sufrió y algo que Pablo tenía perfectamente claro, según se desprende de sus palabras:
“Porque si hemos sido unidos con él en la semejanza de su muerte, ciertamente también seremos unidos con él en la semejanza de su resurrección.” (Rom. 6:5).
Y pasaje más clarificador, si lo tomamos de la versión DHH, en dónde se lee como sigue:
“Si nos hemos unido a Cristo en una muerte como la suya, también nos uniremos a él en su resurrección (eso es, una resurrección de gloria e inmortalidad).” (Acotación nuestra).
Y esta propuesta, “buena nueva” o “evangelio” de alcanzar uno el poder reinar con él en el reino de Dios, fue la que Jesús trajo consigo y tarea para la que fue enviado (Luc. 4:43); propuesta que posteriormente los apóstoles extendieron hasta donde alcanzaron, siendo los que la aceptaron y al igual que estos, bautizados en espíritu santo y con lo que adquirieron la condición de Hijos de Dios y con ello, los poderes que la tal llevaba inherentes…… luego la cuestión sería, si aún continúa en vigor dicho “evangelio” o “buena nueva” que Jesús nos trajo y lo que significaría que la obra iniciada por este en el I siglo E.C., habría continuado ininterrumpidamente hasta nuestros días y que es lo que nos “venden” las actuales denominaciones de la cristiandad y lo que les permite, dicho sea de paso, continuar viviendo del cuento. Porque no olvidemos, que todas las organizaciones de la cristiandad viven a costa de las aportaciones de sus respectivos feligreses, bien sea mediante el diezmo, las contribuciones “voluntarias” y cuando no, de la venta de literatura, como es el caso de los TJ y que algún día hablaremos de ello; en todo caso teniendo como objetivo fundamental tales organizaciones, el captar adeptos afirmando estar publicando el “verdadero” evangelio que predicó Jesús en su momento y con ello, engrosar su cuenta de resultados (a más feligreses, más beneficios económicos)…… lo que no es algo nuevo, pues recuerden que dicha circunstancia ya nos fue advertida por el apóstol Pedro:
“Sin embargo, llegó a haber también falsos profetas entre el pueblo, como también habrá falsos maestros entre ustedes. Estos mismísimos introducirán calladamente sectas destructivas y repudiarán hasta al dueño que los compró, trayendo sobre sí mismos destrucción acelerada. 2 Además, muchos seguirán los actos de conducta relajada de ellos y por causa de estos se hablará injuriosamente del camino de la verdad. 3 También, con codicia los explotarán a ustedes con palabras fingidas. Pero en cuanto a ellos, el juicio desde lo antiguo no se mueve lentamente y la destrucción de ellos no dormita.” (2 Ped. 2:1-3).
Es de señalar, como vierte ese versículo 3 la versión TLA:
“Esos falsos maestros desearán tener más y más dinero y lo ganarán enseñando mentiras. Pero Dios ya decidió castigarlos desde hace mucho tiempo y no se salvarán de ese castigo.”
“Mentiras” y “palabras fingidas” entre las que está incluida la enseñanza del “verdadero” evangelio y por lo que dentro de ese “saco” pueden ustedes meter a cualquier organización religiosa que se les venga a la cabeza y sin temor a equivocarse; porque claro, si ello fuera como nosotros afirmamos, eso es, que dicho “evangelio” ya no existiera, automáticamente dichas organizaciones no tendrían razón de ser y por lo que se les acabaría el “momio”, circunstancia por la cual mantienen ese lucha fratricida acerca de cuál de entre ellas es en la que predica el “verdadero” evangelio y se lleva con ello “el gato al agua”. Por lo tanto, lo que uno tendría que averiguar y dado que dicho “evangelio” o “buena nueva” tuvo su momento de eclosión, es hasta dónde llegó su vigencia, eso es y por decirlo de otra manera, hasta cuándo estuvo en vigor la oportunidad presentada y en cumplimiento de la promesa divina, de poder reinar al lado de Jesucristo y lo que nos lleva a averiguar lo que estaba envuelto para alcanzarla; partamos de la base que Jesús estableció un requisito para acceder a la condición de Hijo de Dios y sin la cual uno no podía heredar el reino en calidad de inmortal rey y sacerdote, que es la siguiente:
“Jesús contestó: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca del agua (bautismo de agua y conocido como “bautismo de Juan”) y del espíritu (bautismo en espíritu santo), no puede entrar en el reino de Dios”.” (Juan 3:5). (Acotaciones nuestras)
Entonces estaríamos hablando de estar en posesión de dos bautismos: el bautismo de agua y de otro totalmente distinto, como es el bautismo en espíritu santo; lo que ocurre, es que el bautismo en espíritu santo y que es el que daba la condición de Hijo de Dios y con ella los poderes que esta llevaba inherentes, solo pudo ser impartido por Jesucristo a sus apóstoles después de ser ascendido al cielo:
“Y estando reunido con ellos, les dio las órdenes: “No se retiren de Jerusalén, sino sigan esperando lo que el Padre ha prometido, acerca de lo cual oyeron de mí; 5 porque Juan, en verdad, bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en espíritu santo no muchos días después de esto”.” (Hech. 1:4-5).
Luego ya tenemos a los primeros y únicos bautizados en espíritu santo hasta ese momento (si exceptuamos a Jesús, que recibió directamente dicho bautismo de su Padre Celestial, según Mat. 3:16-17) y que inmediatamente los capacitó para llevar a cabo obras poderosas, como está registrado en el libro de Hechos de los Apóstoles…… con posterioridad, dicho bautismo en espíritu santo y a través de la directa intervención de dichos apóstoles, fue administrado a otras personas. Sin embargo, el capítulo ocho del libro mencionado y citando el caso de un tal Felipe (una de las siete primeras personas que recibieron dicho bautismo en espíritu santo de manos de los apóstoles, según Hech. 6:5), nos deja perfectamente claro que si bien aquellos que lo habían recibido por mediación de los apóstoles, podían realizar actos poderosos como estos, lo que ya no podían era impartir dicho bautismo a otros y lo cual sienta un precedente: ninguna persona que no hubiera recibido dicho bautismo directamente de manos de Jesucristo, como fue en el caso de los apóstoles (y posteriormente Pablo), tenía la autoridad para impartírselo a otras personas…… pues eso es lo que se nos explica en dicho capítulo ocho. Lo que nos lleva a la lógica y razonable conclusión, de que con la muerte del último de los apóstoles se acabó el poder bautizar en espíritu santo y con ello, el poder transmitir la condición de Hijo de Dios a otros, con lo que llegó a su fin la oportunidad de poder alcanzar el privilegio de reinar al lado de Jesucristo.
Obviamente, con ello se acabó el tiempo en que dicha “buena noticia” o “evangelio” fuera anunciada, pues muertos los apóstoles y únicos autorizados por Jesucristo a conceder la condición de Hijos de Dios a otros, dicho “evangelio” o “buena noticia” quedaba totalmente obsoleta y sin sentido…… y así, hasta el día de hoy; por lo tanto, no hay en la actualidad “evangelio” o “buena noticia” alguna que anunciar y con lo que queda claro que todos aquellos que se arrogan tal comisión, no son más que unos falsarios, pues no pueden acreditar su condición de enviados por Dios y que siempre se ha evidenciado por los poderes especiales que el Altísimo ha concedido a aquellos que ha comisionado para determinada cuestión, como queda demostrado a lo largo del registro escritural y refrendado, por las siguientes palabras de Jesucristo dirigidas a sus apóstoles:
“Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen las buenas nuevas a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado será salvo, más el que no crea será condenado. 17 Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas, 18 con las manos tomarán serpientes y si beben algo mortífero, no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán”.
19 Entonces el Señor Jesús, después de haberles hablado, fue tomado arriba al cielo y se sentó a la diestra de Dios. 20 Por consiguiente, ellos salieron y predicaron por todas partes, mientras el Señor obraba con ellos y apoyaba el mensaje por las señales (u obras poderosas) que acompañaban a este.” (Mar. 16:15-20). (Acotación nuestra).
Por lo que si esto no ocurre a día de hoy y no ocurre, solo tenemos ante nosotros dos opciones: o no existen en este momento personas comisionadas para predicar “evangelio” alguno, o Jesucristo nos mintió…… como ustedes prefieran. No obstante, lo que si sabemos es que este ya nos advirtió en su momento de la presencia en los últimos días de “falsos Cristos” que tratarían de engañar al “personal” haciéndose pasar por sus “enviados” y auto identificándose como “ungidos” o Hijos de Dios y de los que dijo lo siguiente:
“No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor ¿no profetizamos en tu nombre y en tu nombre expulsamos demonios y en tu nombre, ejecutamos muchas obras poderosas?’. 23 Y sin embargo, entonces les confesaré: ¡Nunca los conocí! Apártense de mí, obradores del desafuero”.” (Mat. 7:21-23).
Y partiendo del hecho de que dichas palabras fueron dichas en el contexto de la respuesta a una pregunta formulada por sus apóstoles y que cuya respuesta abarcaba el tiempo del fin, eso es, a nuestros días…… ¿a quién se creen ustedes, que se estaba refiriendo el Hijo de Dios? Pues a todos esos “mandangas” que se hacen llamar “ungidos” y que sin siquiera pueden curar un simple “catarro” se identifican como “enviados” de Cristo, algo de lo que este ya nos avisó, pues nos dijo que estos afirmarían venir “en su nombre” (Mat. 24:4-5).
Entonces la conclusión, todo considerado, es que no existe tal cosa como un “evangelio verdadero” que anunciar a día de hoy, pues de lo que tratamos es de una noticia que en su momento dio a conocer Jesús y que abrió el camino para que algunos accedieran al reino de Dios en calidad de inmortales reyes y sacerdotes; etapa que llegó a su conclusión en el momento en que los únicos autorizados para impartir el bautismo en espíritu santo que daba acceso a dicha condición (los apóstoles), desaparecieron en la muerte…… pues recordemos que sin poseer dicho bautismo y según el requisito establecido por Jesús (Juan 3:5), no se podía acceder a la gobernación del reino al lado de Jesucristo. Por lo tanto, estamos ante un fraude piramidal, pues detrás de dicho supuesto “evangelio verdadero” y que con tanto empeño nos quieren “colocar” las diferentes denominaciones religiosas de la cristiandad, no hay más que el espurio intento de alcanzar cuantos más adeptos mejor, ya que ello significa más rendimiento económico pues, a más clientela, más diezmos o contribuciones “voluntarias”…… en todo caso, de lo que estamos hablando es de una auténtica estafa.
Ahora bien, eso nos plantea una derivada porque, si no hay “evangelio”…… ¿entonces qué? Pues nada amigos: como solían decir nuestros abuelos “tranquilidad y buenos alimentos” porque lo mejor está por llegar; pues a no tardar, se va a proclamar por toda la tierra otra gran noticia o “buena nueva” y esta esperada por milenios. Porque recordarán que les hemos dicho que Jesús vino a anunciar el momento del cumplimiento de la promesa establecida por Jehová Dios con su pueblo por esos andurriales del desierto de Sinaí y en consecuencia, a reunir a aquellos que le tenían que acompañar en su gobernación situada en ese momento aún en el futuro lejano…… luego lo que solo queda por anunciar, es el momento en que dicho gobierno toma las riendas de la tierra y algo que se hará y como en el primer siglo, por medio de una gran predicación y en este caso de alcance mundial y anunciada por Jesús en Mat. 24:14, también como señal que marcaría los últimos tiempos del mundo tal como lo conocemos:
“Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”
Que a no más tardar (y tómense esta afirmación, como una simple “corazonada”), dicho acontecimiento podría iniciar en el próximo verano de 2.015 y lo que significaría el comienzo de la 70 semana de Dan. 9:27, eso es, de los últimos siete años del mundo tal como lo conocemos; no obstante y para saber de dónde sacamos el razonamiento para hacer dicho cálculo, pueden leer nuestro escrito del 11/02/14 y partiendo de la base de que la secuencia de la aparición de las cuatro lunas rojas (ver nuestro artículo del 22/04/14) está en su mitad y aún por suceder un gran eclipse solar antes de las dos última lunas “color de sangre” (Joel 2:21). Sin embargo y para ver los acontecimientos que marcarán el inicio de la mencionada 70 semana de Daniel y partiendo de lo que ya conocen (si han seguido nuestras recomendaciones en cuanto a leer los artículos señalados), pueden también considerar nuestro escrito del 06/03/14 y lo que les aclarará totalmente el panorama de lo que realmente tenemos que esperar en nuestros días…… al menos desde nuestro personal punto de vista ¡claro!
Luego resumiendo la cuestión, manden a hacer puñetas a la organización religiosa a la que pertenezcan, evangelio “verdadero” incluido, pues su futuro no depende de lo que en ella le están explicando ahora, pues todas organizaciones religiosas de la cristiandad son más falsas que un “duro sevillano”…… porque todo, absolutamente todo aquello que tiene que ver con el futuro de su persona, se determinará por la respuesta que dé a esa gran noticia que por espacio de solo 1.260 días (Rev. 11:3), se anunciará por toda la tierra habitada mediante una futura gran predicación anunciada por Jesús (Mat. 24:14) y de la que sus pastores, curas, ancianos o como quiera que se hagan llamar, no le están diciendo absolutamente nada. Y partiendo de la base de que dicha proclamación tiene una duración de tan solo 1.260 días o tres años y medio, pregúntese usted ahora lo siguiente ¿cuánto tiempo lleva la organización religiosa con la que me asocio, predicando el supuesto “evangelio verdadero”?...... y verá que desde los 2.000 años que se atribuye la Iglesia Católica en dicha tarea, hasta los más de cien que llevan dando la “matraca” los TJ y otras denominaciones de idéntico pelaje, todas “se pasan de frenada” en cuanto al tiempo límite marcado por Dios…… lo que significa que, obviamente, no están predicando el evangelio o mensaje “verdadero” ni nada que se le parezca y por lo que les aplican las siguientes palabras:
“Y Jehová pasó a decirme: “Falsedad es lo que los profetas están profetizando en mi nombre. Yo no los he enviado, ni les he ordenado ni les he hablado. Una visión falsa y adivinación y una cosa que nada vale y la artimaña de su corazón (para la perversa consecución de sus fines lucrativos) es lo que ellos les están hablando proféticamente”.” (Jer. 14:14). (Acotación nuestra).
Dicho lo cual, cada uno es muy dueño de tomar la decisión que considere más oportuna…… eso sí, sin pasar por alto lo que Jehová Dios nos advierte acerca de las consecuencias de asociarse con organizaciones religiosas falsas que como un todo, conforman lo que podríamos considerar como un “imperio mundial” de religión falsa:
“Y oí otra voz procedente del cielo decir: “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados y si no quieren recibir parte de sus plagas”.” (Rev. 18:4).
Ya a partir de ahí y como suele decir nuestro amigo el castizo “ca quién es ca quién y ca cual, es ca cual” (que dicho en “cristiano” significa que “cada quién es cada quién y cada cual, es cada cual”).
MABEL
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