miércoles, 7 de enero de 2015
¿Por qué los apóstoles preguntaron…… precisamente “eso”?
Una de las cuestiones que ningún teólogo ha podido explicar de forma razonable, al menos hasta donde nosotros conocemos, es por qué los apóstoles de Jesús y cuando este estaba a punto de ser elevado a los cielos, se descolgaron con una pregunta, sino sorprendente, cuanto menos curiosa y que encontramos en Hech. 1:6:
“Pues bien, cuando se hubieron congregado, se pusieron a preguntarle: “Señor, ¿estás restaurando el reino a Israel en este tiempo?”
Y decimos sorprendente, porque en el verso 3 leemos que Jesús “se les apareció durante cuarenta días y les habló acerca del reino de Dios”, por lo que uno podría pensar que todo lo referente al reino de Dios estaba explicado y más que explicado en las instrucciones que por dicho espacio de tiempo, les estuvo dando el Hijo de Dios y que, tratándose de quien se trataba, es obvio que este no se dejó nada “en el tintero”; por lo que los apóstoles sabían todo lo que necesitaban saber para llevar a cabo la comisión de continuar con la obra de Jesús…… sin embargo, ahí está la “preguntita” en cuestión.
Porque acerca de dicho tema, los teólogos actuales solo nos dicen que ello significa y a diferencia de lo que predican los conocidos como Testigos de Jehová, que el reino se establecerá aquí en la tierra y no en el cielo como afirman estos, lo cual es cierto; pero veamos una manera de explicar este asunto por parte de los citados TJ y sacado de La Atalaya del 01/04/00, en donde bajo el título “¿Cómo actúa en el presente el espíritu de Dios?” nos dicen el siguiente disparate:
“¿De qué manera desempeñó el espíritu santo la función de maestro? Ayudó a los discípulos a entender cosas que habían oído decir a Jesús, pero que no habían comprendido por completo. Por ejemplo, los apóstoles sabían que, durante su juicio, Jesús había dicho al gobernador romano de Judea, Poncio Pilato: “Mi reino no es parte de este mundo”. Pese a ello, cuando Jesús ascendió al cielo, más de cuarenta días después, los apóstoles aún tenían la idea equivocada de que el Reino se establecería en la Tierra (Juan 18:36; Hechos 1:6). Al parecer, no captaron plenamente el significado de sus palabras hasta el derramamiento del espíritu santo de Dios, en Pentecostés de 33 E.C.” (Negritas nuestras).
Con lo que resulta que los únicos que no se han enterado de qué va la “película” son los dirigentes de esa secta (de sus adeptos ¡para que hablar ya!) y que continúan enseñando que el reino de Dios se estableció en el cielo en 1.914 y claro, partiendo de ahí…… ¡a ver quién es el guapo que puede demostrar lo contrario! Porque lo primero que te sueltan cuando uno discrepa de dicha disparatada afirmación, es que el problema está en que uno no tiene la suficiente percepción espiritual para “ver” los efectos de dicho reino en la vida de uno…… pero claro, el problema está en que no es de eso de lo que nos habla la Biblia, pues de lo que nos habla esta es de la repercusión “práctica” y tangible que dicho reino tendrá para el ser humano. Porque estaríamos hablando de la restauración física de este, de la paz total en la tierra, no solo entre los hombres sino también entre estos y los animales, del saneamiento o recuperación de nuestro entorno medioambiental y todo ello, como consecuencia directa de los beneficios inmediatos que dicho reinado de Jesucristo tendrá sobre la humanidad y su entorno; algo que no solo no hemos percibido desde el momento (año 1.914, recuerden) en el que según los TJ, Jesucristo tomó las riendas de la gobernación del mundo, sino que más bien lo que ha ocurrido ha sido y continúa siendo todo lo contrario, por lo tanto nada que tenga que ver con una gobernación divina…… pero en fin: estamos hablando de los TJ y de ahí puede salir cualquier cosa por disparatada que sea.
Luego en lo que nosotros queremos incidir, es en un hecho apartado de esta cuestión que se debate en el sentido de si dicho reino será establecido en el cielo o sobre la tierra y en el que ningún teólogo ha reparado, como es la razón primaria por la que los apóstoles hicieron dicha pregunta; y que si bien la mayoría de “entendidos” señalan que es el fruto de su ignorancia acerca de dicha cuestión, esta no puede ser tal, pues ellos tenían claro y fuera de toda duda que dicho reino se establecería en la tierra, el papel que ellos jugaban en el mismo, así como los beneficios que la humanidad devengaría de ello…… información que tenían registrada en las Escrituras que en ese momento tenían a su alcance (que conocemos actualmente como el AT), según se desprende de Hech. 3:20-21:
“…… y para que él envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.”
Entonces está claro que Dios, por medio de sus profetas (básicamente Isaías), ya dispuso poner por escrito y para general conocimiento de generaciones futuras, de cuáles serían los beneficios directos de Su reino sobre la humanidad; por lo que afirmar y volviendo a los TJ, que dicho reino establecido en 1.914, eso es, 100 años después de su implantación, todavía hay que “verlo” con los ojos de la fe, pues ¡qué quieren que les digamos, como no sea que esto es una solemne estupidez y que solo se la creen…… pues eso, los TJ! Por otra parte y si resulta que dichos beneficios aún no se perciben, sino y como hemos señalado que lo ocurrido es un total empeoramiento de las condiciones en la tierra, resulta que dicho reino aún no ha sido establecido ni en el cielo, ni en la tierra, ni en Pernambuco…… pero como ya les hemos dicho, de los TJ se puede esperar cualquier cosa.
Volviendo a la cuestión de por qué razón los apóstoles hicieron esa pregunta de última hora a Jesús, probablemente ello tiene que ver con el hecho de que no se atrevieron a hacerla durante los días que estuvieron con él y que solo forzados por la circunstancia irreversible de que ya no lo verían más y que con ello se les escapaba su última oportunidad, se armaron de valor y decidieron formulársela; y si ello fue así, que no se atrevían a preguntar, es porque esta no tenía relación alguna con la preparación que el Hijo de Dios les estaba dando para salir airosos de la comisión encomendada: continuar con la búsqueda de aquellos que, junto a ellos, tenían que reinar con Cristo. Luego estaríamos hablando de una cuestión puramente personal, eso es, acerca de cuándo ellos tomarían posesión de sus respectivos tronos, pues pensaban que eso ocurriría en algún momento de su vida; de ahí que para no mostrar ese punto de vista “egoistón”, no se atrevieran a plantear dicha cuestión durante esos cuarenta días que este pasó con ellos enseñándoles y retrasaran hasta el último momento el plantearla…… porque todo lo demás acerca del reino, repetimos, estaba hablado y más que hablado por parte de Jesús.
Actitud corta de miras por parte de los apóstoles, pero que se puede entender, pues para cuando ese suceso se produjo ellos aún no estaban bajo la influencia del espíritu santo y por lo que en su mente humana imperfecta, no alcanzaban a entender la magnitud y majestuosidad del Plan de Dios y que era de lo que les estaba hablando Jesucristo…… de ahí la respuesta de este y que si bien algunos autores de temas bíblicos aseguran no tenía connotación “reprensiva” alguna, la verdad es que nosotros no lo tenemos tan claro, pues vean el talante de dicha respuesta:
“Les dijo: “No les pertenece a ustedes adquirir el conocimiento de los tiempos o sazones que el Padre ha colocado en su propia jurisdicción.” (Hech. 1:7).
Que dicho en “román paladino” vendría a ser más o menos algo parecido a esto: “Ustedes limítense a cumplir con lo que se les ha mandado y dejen de meterse en asuntos que no son de su competencia” y lo cual sí encerraría cierto grado de reprensión; porque lo que ellos tenían que haber tenido claro es que si Jesucristo no les había hablado de ese tema, durante esos cuarenta días adicionales que estuvo con ellos, es porque este no era un asunto de su incumbencia…… pero claro, la imperfección humana les jugó una mala pasada. No olvidemos y a modo de curiosidad, que los apóstoles y bajo la dirección del impetuoso Pedro, a los tres o cuatro días de haberse separado de su maestro, ya desobedecieron una orden directa de este, pues esto es lo que Jesucristo les ordenó:
“Y estando reunido con ellos, les dio las órdenes: “No se retiren de Jerusalén, sino sigan esperando lo que el Padre ha prometido, acerca de lo cual oyeron de mí.” (Hech. 1:4).
¡Pues no señor!; ahí tienen al impetuoso Pedro haciendo el burro y promoviendo la elección de un sustituto para Judas, cuando la orden de Jesucristo era clara y tajante: seguir esperando acontecimientos, luego no tomando acción alguna…… pero vean cómo se lo montó “el niño”:
“Ahora bien, durante estos días Pedro se levantó en medio de los hermanos y dijo (la muchedumbre de personas era en conjunto como de ciento veinte): 16 “Varones, hermanos, era necesario que se cumpliera la escritura, que el espíritu santo habló de antemano por boca de David acerca de Judas, que se hizo guía de los que arrestaron a Jesús, 17 porque él había sido contado entre nosotros y obtuvo participación en este ministerio. (……) 20 Porque está escrito en el libro de los Salmos: “Quede desolado su alojamiento y no haya morador en él” y: “Su puesto de superintendencia tómelo otro”. 21 Por lo tanto, es necesario que de los varones que se reunieron con nosotros durante todo el tiempo en que el Señor Jesús entró y salió entre nosotros, 22 comenzando con su bautismo por Juan y hasta el día en que fue recibido arriba de entre nosotros, uno de estos hombres llegue a ser testigo, con nosotros, de su resurrección”.
23 De modo que propusieron a dos: a José llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo y a Matías. 24 Y oraron y dijeron: “Tú, oh Jehová, que conoces los corazones de todos, designa cuál de estos dos hombres has escogido, 25 para que tome el lugar de este ministerio y apostolado, del cual Judas se desvió para ir a su propio lugar”. 26 De modo que echaron suertes sobre ellos, y la suerte cayó sobre Matías; y él fue contado (por parte de la “concurrencia”, luego todos fueron partícipes de dicho disparate) junto con los once apóstoles (luego a estos también les pareció bien la “tropelía”).” (Hech. 1:15-26). (Acotaciones nuestras).
El caso es que aún siendo cierto que los Salmos señalados dicen esto, ya algo muy distinto es si la aplicación que hizo Pedro de ellos fue la correcta y algo sobre lo que tenemos algunas dudas los autores de este blog, pero tema que dejaremos para mejor ocasión; por lo que continuando con la “genial” iniciativa de Pedro y pasándose por el “forro de los pantalones” la suprema autoridad de Jesucristo sobre su congregación (Mat. 28:18), ahí nos tienen ahora con el “problemilla” de que si en el momento del derramamiento del bautismo en espíritu santo en Pentecostés de 33 E.C. teníamos en “cartera” a doce apóstoles, al añadirse Pablo posteriormente al grupo ya nos encontramos con trece, cuando lo que leemos en Rev. 21:14 es lo siguiente:
“El muro de la ciudad también tenía doce piedras de fundamento y sobre ellas, los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero.”
Entonces dado que no hay más piedras de fundamento sobre las que escribir nombres y que en dicho pasaje, se reconoce el hecho de que Jesús tuvo solo doce apóstoles…… ¿a quién descartarían ustedes? Y para no excedernos en demasía en ese anecdótico caso de Pedro, nos permitimos sugerirles que repasen nuestros artículos del 29/11/11 y del 25/07/12 pues les pueden ser muy instructivos. Pero dicho esto y continuando con la mencionada pregunta formulada por los apóstoles a Jesucristo, vemos cómo se confirma nuestra impresión acerca de la misma, cuando conocemos que era lo que se pensaba más de 20 años después de la muerte de Jesús en las congregaciones cristianas primitivas, pues ello se refleja en una palabras del apóstol Pablo:
“Además, hermanos, no queremos que estén en ignorancia respecto a los que están durmiendo en la muerte; para que no se apesadumbren ustedes como lo hacen también los demás que no tienen esperanza. 14 Porque si nuestra fe es que Jesús murió y volvió a levantarse, así, también, a los que se han dormido en la muerte mediante Jesús, Dios los traerá con él. 15 Porque esto les decimos por palabra de Jehová: que nosotros los vivientes que sobrevivamos hasta la presencia del Señor no precederemos de ninguna manera a los que se han dormido en la muerte; 16 porque el Señor mismo descenderá del cielo con una llamada imperativa, con voz de arcángel y con trompeta de Dios y los que están muertos en unión con Cristo se levantarán primero. 17 Después nosotros los vivientes que sobrevivamos seremos arrebatados, juntamente con ellos, en nubes al encuentro del Señor en el aire; y así siempre estaremos con el Señor. 18 Por consiguiente, sigan consolándose unos a otros con estas palabras.” (1 Tes. 4:13-18).
Luego vemos una misma línea de pensamiento que la de los apóstoles, pues tal parece que esas personas confiaban también en que dicho momento de tomar posesión de sus tronos tenía que ocurrir durante sus vidas y de ahí que se preocuparan por aquellos que ya habiendo muerto, pensando que quizás ya se les había escapado dicha posibilidad; por eso se entendería la afirmación de Pablo en el sentido de que los vivos “no precederían” a aquellos que se habían dormido en la muerte, sino que sería todo lo contrario…… nos parecen muy significativas al respecto, las palabras del verso 18, en donde Pablo estimula al “personal” a seguir “consolándose” en dicha idea. Sin embargo y vista la cosa desde la perspectiva actual, en que dicho reino de Dios aún no ha llegado y pensaran lo que pensaran algunos miembros de dicha primitiva congregación cristiana y si es el caso de que así pensaran (de hecho lo pensaron los once apóstoles de Jesús que le formularon la pregunta de Hech. 1:6), lo cierto es que un apóstol inspirado ya por el espíritu santo de Dios de la talla de Pablo, no podía querer decir eso que aparentemente dice, sino que apuntaría a otra cosa diferente y que iría mucho más allá de la que dio origen a la pregunta que en un principio se le formuló a Jesucristo…… y algo que explicamos en nuestro escrito del 29/09/13.
Entonces lo que parece quedar claro, es que detrás de la “preguntita” en cuestión y como ya hemos señalado, no había más que una inquietud personal movida por la falta de percepción espiritual de esos fieles personajes (que en parte se subsanó con el posterior derramamiento del espíritu santo), así como la falta de información de la que adolecían; recordemos y como explicamos en el escrito referido, que la Revelación o Apocalipsis y que nos habla de acontecimientos por suceder en un futuro, aún no se había escrito y lo que nos coloca a nosotros en una situación ventajosa con respecto de ellos, pues nos permite actualmente el poder colocar toda la información en su contexto y de esta manera, poder entender cosas que en un principio para ellos estaban algo borrosas…… de hecho, esto es lo que Pablo reconoció, en cuanto al conocimiento de las cosas de Dios:
“Porque en la actualidad (en los días de Pablo) vemos en contorno nebuloso por medio de un espejo de metal, pero entonces será cara a cara. En la actualidad conozco parcialmente, pero entonces conoceré con exactitud así como soy conocido con exactitud.” (1 Cor. 13:12). (Acotación nuestra).
Es cierto que somos conscientes de que el conocer los motivos que llevaron a esos once apóstoles de Jesús a formularle la pregunta de Hech. 1:6, a muchos les parecerá como una cuestión de menor importancia y que quizás y a efectos prácticos inmediatos para un mejor entendimiento de las Escrituras, así sea; pero es que de lo que se trata es de otra cosa y que muchos suelen pasar por alto: lo que nos exige nuestro Creador, Jehová Dios y prescindiendo de lo que a nosotros nos parezca, tiene que ver con que Su voluntad para con nosotros es la siguiente:
“Esto es excelente y acepto a vista de nuestro Salvador, Dios, 4 cuya voluntad es que hombres de toda clase se salven y lleguen a un conocimiento exacto (pleno, cabal o completo, según versiones) de la verdad.” (1 Tim. 2:3-4). (Acotación nuestra).
Y es que el conocer correctamente esos pequeños detalles que tan poco interés despiertan en algunos, no solo indicarán el grado de respeto que uno tiene por sujetarse a la voluntad divina, sino que más adelante nos pueden ayudar a entender cosas más importantes…… pero es que la cosa es más seria de lo que muchos piensan, porque esas actitudes de considerar algunos aspectos de las cosas de Dios como banales o de poca importancia y como podría ser el tema hoy contemplado, tiene sus consecuencias, pues esto es los que se nos dice en Rom 1:28 y según nos lo vierte la NVI:
“Además, como estimaron que no valía la pena tomar en cuenta el conocimiento de Dios, él a su vez los entregó a la depravación mental, para que hicieran lo que no debían hacer.” (Rom. 1:28).
De ahí que dentro de una “cristiandad” que ha considerado “que no vale la pena” el preocuparse de las cosas de Dios, Este haya permitido la “depravación mental” de considerar como “derechos” aberraciones tales como la homosexualidad, el aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo (incluso se legisla sobre ello) y otras “pequeñas” minucias parecidas…… todo ello, como actitudes “progresistas” y consecuencia lógica de una sociedad “avanzada” a la que, parafraseando al profeta Isaías, le aplican estas palabras:
“¡Ay de los que dicen que lo bueno es malo y lo malo es bueno, los que ponen oscuridad por luz y luz por oscuridad, los que ponen amargo por dulce y dulce por amargo! 21 ¡Ay de los que son sabios a sus propios ojos y discretos aun enfrente de sus propios rostros!” (Isa. 5:20-21).
Eso es y para resumir la cuestión, que el tomar en poca consideración algo de lo que nos dice el Altísimo en Su Palabra y por lo que ello significa de total desprecio hacía Su voluntad manifestada…… tiene sus consecuencias.
MABEL
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