jueves, 27 de febrero de 2014
¡Y es que por no saber…… no sabe ni leer!
Vaya por delante, queridos lectores, que la imagen que acompaña a este escrito “no es lo que parece” y algo que entenderán a medida que vayan adelantando en la lectura del mismo; porque este artículo no tiene más intención que la de enseñar al “personal” cómo hacer para enfrentar a las innumerables “enseñanzas” impartidas por tanto “falso maestro” que pulula por este valle de lágrimas (1 Ped. 2:1) y a los que a todos les une el mismo común denominador: todos se creen ser “ungidos”, eso es, Hijos de Dios y por tanto, herederos del reino milenario junto a Cristo en calidad de inmortales reyes y sacerdotes (Rev. 20:6); afirmación con la que ya nos ponen en antecedentes de que nos encontramos ante uno de tantos “fantasmas” sueltos por ahí y por lo que nada de lo que nos proponga tiene que ser creído, pues la realidad es que a día de hoy no existen sobre la tierra personas que ostenten dicha condición…… luego el que afirme ser depositario de la misma, no solo nos está mintiendo, sino que demuestra no tener ni puñetera idea de lo que nos dicen las Escrituras y por tanto, sin credibilidad alguna.
Y volviendo al titular de este escrito, digamos que eso le aplica al personaje del que les voy a hablar y máximo exponente de cualquier enseñanza falsa que circule por ahí, pues todo lo que dicho autor nos explica es falso (no dice la verdad ni cuando se le pregunta la hora), eso es, que no solo desconoce totalmente el contenido escritural, sino que ni siquiera es capaz de entender lo que lee del mismo, a la luz del contexto que envuelve dicho contenido; y como probablemente se habrán imaginado ustedes, estoy hablando del ínclito personaje que se identifica como Apologista Mario Olcese y que nos ha dado una prueba más que confirma lo que les estoy diciendo. Y digo una prueba más, porque ya hace unos pocos días publicó un video/artículo en donde nos explicaba, sorprendentemente, que el primer ser humano en conocer el nombre Jehová como tal fue Moisés; para ello usaba como apoyo el texto de Éxo. 3:15, en donde se lee lo siguiente:
“Esto es lo que habrás de decir a los hijos de Israel: “Jehová el Dios de sus antepasados, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a ustedes”. Este es mi nombre hasta tiempo indefinido y este es la memoria de mí a generación tras generación.”
Basándose en dicho pasaje, el Sr. Olcese y como he señalado, ya interpreta que fue Moisés el primer ser humano en conocer el nombre divino Jehová o Yahveh (según versiones), pero olvidándose (o desconociendo en su ignorancia y que es lo más probable) que en las Escrituras se lee algo parecido a esto:
Gén. 4:1: “Ahora bien, Adán tuvo coito con Eva su esposa y ella quedó encinta. Con el tiempo ella dio a luz a Caín y dijo: “He producido un hombre con la ayuda de Jehová”.”
Por lo que es solo obvio que Eva ya conocía el nombre divino, evidentemente a través de su esposo Adán; pero veamos ahora un hecho que se nos menciona en el registro sagrado y que ocurrió nada menos que unos 2.000 años antes de que naciera el “amigo” Moisés:
Gén. 4:26: “Y a Set también le nació un hijo y él procedió a llamarlo por nombre Enós. En aquel tiempo se dio comienzo a invocar el nombre de Jehová.”
Pero no contento con esa “salida de pata de banco”, ese “caballero” nos remata la jugada diciéndonos que tampoco Abraham, ni Isaac ni Jacob conocían dicho nombre, cuando la realidad contextual nos muestra exactamente todo lo contrario, eso es, que dichos personajes sí lo conocían:
Gén. 12:8: “Más tarde (Abraham) se mudó de allí a la región montañosa, al este de Betel y asentó su tienda, con Betel al oeste y Hai al este. Entonces edificó allí un altar a Jehová y empezó a invocar el nombre de Jehová.” (Acotación mía).
Gén. 26:25: “Por consiguiente, él (Isaac) edificó allí un altar e invocó el nombre de Jehová y asentó allí su tienda; y los siervos de Isaac se pusieron a excavar un pozo allí.” (Acotación mía).
Probablemente concordará usted conmigo, querido lector, que es un “pelín” difícil el invocar un nombre que no se conoce en toda su dimensión; pero veamos lo ocurrido con Jacob:
Gén. 28:13; 16: “Y, ¡mire!, allí estaba Jehová apostado por encima de ella y procedió a decir: “Yo soy Jehová el Dios de Abrahán tu padre y el Dios de Isaac. La tierra sobre la cual estás acostado, a ti te la voy a dar y a tu descendencia (……). 16 Entonces Jacob despertó de su sueño y dijo: “Verdaderamente Jehová está en este lugar y yo mismo no lo sabía”.”
Luego es obvio que esos tres personajes también conocían el nombre Jehová, pues los dos primeros edificaron altares para invocar (adorar u ofrecer sacrificios) precisamente a dicho nombre y al tercero y por si quedaba duda alguna, es el propio Dios Altísimo el que se identifica ante él por nombre; por lo que es obvio que dichos personajes y contrario a lo que afirma ese “genio” de la teología al que estoy aludiendo, sí conocían el nombre del Dios verdadero…… y cuestión, que habiéndosela señalado en un artículo de respuesta al personaje en cuestión, aún es el momento en el que me tiene que aclarar algo al respecto y en una actitud que le es característica: cuando mete la pata y se le señala dicha circunstancia, como no sabe por dónde salirse y en una vergonzante actitud, no se da por enterado y se olvida del tema como si este no existiera, esperando que el tiempo pase y así el “personal” se olvide de ello.
Pero por aquello de que no hay dos sin tres, el personaje mencionado nos acaba de dar y como les he dicho, una muestra más de su total ignorancia en cuanto al registro escritural y que tiene que ver con su total incapacidad para leer con un mínimo de corrección, amén de su ignorancia en cuanto el contexto de aquello que lee y factor fundamental para una correcta comprensión del relato considerado; y es que en un nuevo video/artículo publicado en el que me voy a centrar (si lo visionan, empezarán a entender el porqué de la leyenda que acompaña a este escrito) y en donde objeta dos de mis planteamientos, lo inicia diciéndonos que en el Pentecostés de 33 E.C. el espíritu santo fue derramado sobre 120 personas y no solo sobre los apóstoles, para lo cual nos cita de Hech. 1:15 y en donde se lee lo siguiente:
“Ahora bien, durante estos días Pedro se levantó en medio de los hermanos y dijo (la muchedumbre de personas era en conjunto como de ciento veinte)……”
Ese texto el Sr. Olcese y en el colmo de la ignorancia en materia escritural, amén de una grave deficiencia en entender aquello que lee, toma dicho pasaje como correlativo con Hech. 2:1-4 y en el que se lee como sigue:
“Ahora bien, mientras estaba en progreso el día de la fiesta del Pentecostés, todos se hallaban juntos en el mismo lugar 2 y de repente ocurrió desde el cielo un ruido exactamente como el de una brisa impetuosa y fuerte y llenó toda la casa en la cual estaban sentados. 3 Y lenguas como de fuego se les hicieron visibles y fueron distribuidas en derredor y una se asentó sobre cada uno de ellos; 4 y todos se llenaron de espíritu santo y comenzaron a hablar en lenguas diferentes, así como el espíritu les concedía expresarse.”
Como puede ver cualquiera que lea con cierta corrección, estamos hablando de dos momentos distintos en el tiempo; pero no obstante para no extenderme en demasía y para demostrarles a ustedes la capacidad “teológica” de dicho caballero y su “extremado dominio” del contexto escritural, me remito a un artículo que se publicó en este blog el 19/07/11 y en donde bajo el título 120 ungidos…… ¿o no?, se dejaba perfectamente claro y con todo lujo de detalles que eso no podía ser tal como nos lo presenta el Sr. Olcese, sino que solo 12 personas estaban reunidas en ese lugar y en ese preciso momento, por lo que fueron las únicas receptoras de dicho bautismo en espíritu santo …… decir lo contrario como hace el Sr. Olcese, no puede ser tomado más que como una muestra de su manifiesta incapacidad para entender lo que se lee en las Escrituras. Y si una persona ya parte de estos dos ejemplos de entendimiento bíblico que les he señalado, para objetar determinado planteamiento…… credibilidad, aquello que se dice credibilidad, no es que tenga demasiada; máxime cuando resulta que le tengo por ahí presentadas algunas cuestiones y a las que hasta el momento ha sido incapaz de darnos explicación alguna, como por ejemplo, las siguientes:
En primer lugar, su “enseñanza” en el sentido de que las personas que en un futuro conformarán la “gran muchedumbre” que sobrevive a la “gran tribulación” (Rev. 7:9; 14) y siendo que pasan con vida al reino de Dios, puedan participar en el gobierno de dicho reino en calidad de inmortales reyes y sacerdotes, cuando el caso es que solo pueden adquirir dicha condición aquellos que participen de la llamada “primera” resurrección de Rev. 20:6 y algo que esos “sobrevivientes” no pueden hacer, pues como indica la propia expresión, resulta que no han muerto…… pero es que para más inri, es el propio Sr. Olcese el que nos afirma que según él entiende, esas personas no morirán durante la “gran tribulación” y lo que las incapacita para participar de resurrección alguna; luego nos tendría que explicar cómo “se come eso”.
En segundo lugar, que nos explique porqué sí Jehová ya tiene tantos “ungidos” sobre la tierra y siempre según se deduce de las “enseñanzas” del autor en cuestión (el mismo afirma ser uno de los tales) ¿qué necesidad tiene Este de enviar a más de ellos en un futuro inmediato, en la forma de un “pequeño resto” y que es lo que se infiere de Rev. 6:9-11 y 11:3? ¿O es que dichos pasajes no dicen lo que un servidor entiende que dicen?
Una tercera, tiene que ver con el porqué de la necesidad de ser “nombrados” príncipes sobre la tierra esos antepasados de Jesús mencionados en el Sal. 45:16 y que según el Sr. Olcese también tienen que reinar con él y en otra original “enseñanza”, si resulta que en Rev. 20:6 los que se levantan en esa “primera” resurrección que se nos menciona, ya lo hacen en calidad de inmortales reyes y sacerdotes y condición que solo se puede adquirir mediante el participar en ella; y es que si los citados antepasados de Jesús precisan de un nombramiento “posterior” a su resurrección y como es el caso (algo que no se nos dice de los 144.000 y que ya resucitan con una condición infinitamente superior a la de “príncipe”), ello solo puede significar que los Abrahán, Isaac, Daniel, David, etc., etc., no han participado de dicha “primera” resurrección…… sino de otra diferente ¿o no es eso lo que nos dice la lógica más elemental?
Sin embargo y en línea con lo dicho en el párrafo anterior, ese planteamiento nos genera una derivada, pues ¿cómo se puede explicar el tema de una “segunda” resurrección, no durante el milenio como sostenemos desde este blog y según se infiere del registro escritural, sino al final del mismo y según propone el Sr. Olcese, para juicio o destrucción eterna de los “injustos”, sin que ello se dé de bofetadas con el contexto escritural? Porque de ser así, entonces nos tendría que aclarar y si no es mucho pedir, en cuál resurrección se levantan esos antepasados de Jesús, siendo como hemos visto que no es en la “primera” y que tampoco puede ser en esa segunda propuesta por D. Mario, pues en lugar de ser destruidos se les concede un nombramiento como “príncipes” sobre la tierra (Sal. 45:16). Y lo cual, repito para énfasis, significa que no han participado de la “primera”, pero por otra parte tampoco participan de la segunda que D. Mario nos plantea para el final del milenio para “juicio” o destrucción eterna, pues en lugar de destrucción reciben nombramientos; lo que nos llevaría, forzosamente, a la existencia de una resurrección intermedia en la que a esos antepasados de Jesús sí se les pueda “nombrar” lo que sea, pero de la que nada se nos habla en las Escrituras (y por lo que nos encontraríamos ya con tres diferentes resurrecciones: una para aquellos que reinan con Cristo, otra para dar nombramientos a los antepasados de Jesús y otra al final del milenio, para destrucción de los “injustos”)…… entonces ¿cómo nos aclara este “guirigay” el Sr. Olcese? Eso es ¿en cuál resurrección participan esos personajes del AT?
Ya por último y para no “castigarle” más, resulta que dicho caballero aún tiene pendiente de responderme otra cuestión, esta sobre el tema de los 144.000 que tienen que reinar con Cristo y que ese “genio” de la teología nos dice que no es un número literal, sino que serán muchísimos más los que gobernarán con Jesucristo…… pero si ello es así ¿cómo se debe entender entonces, Rev. 14:1 a la luz del Sal. 2:5-6? Pero dicho lo cual (¡ya saben ustedes, la carne es débil y todas esas cosas!), no me resisto el mencionarles otro disparatado planteamiento de ese “genio” de la interpretación bíblica, en el que nos afirma que el malhechor arrepentido que murió al lado de Jesús, también estará con él en dicho gobierno del reino durante el milenio…… algo imposible a tenor de las palabras de Jesús en Juan 3:5 y en donde leemos lo siguiente:
“Jesús contestó: “Muy verdaderamente te digo: A menos que uno nazca del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.”
Eso es, que a menos que uno hubiera recibido el bautismo de agua y el bautismo de espíritu santo, distintos totalmente el uno del otro, no se podía acceder al reino de Dios en calidad de inmortal rey y sacerdote…… estando el problema entonces, en que aun suponiendo y que ya es mucho suponer en el caso del delincuente en cuestión, que hubiera recibido el bautismo en agua (sus “andares” no parecen ir en esa dirección), no así el bautismo en espíritu santo, pues este solo pudo ser impartido por Jesús después de su resurrección y posterior ascenso a los cielos y no mientras estuvo con vida aquí en la tierra:
“Y estando reunido con ellos, les dio las órdenes: “No se retiren de Jerusalén, sino sigan esperando lo que el Padre ha prometido, acerca de lo cual oyeron de mí; 5 porque Juan, en verdad, bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en espíritu santo no muchos días después de esto”.” (Hech. 1:4-5).
Luego es del todo punto impensable que el citado malhechor pudiera reinar con Cristo en el milenio, pues no reunía los dos requisitos exigidos por Jesús en Juan 3:5; pero es que hay más, pues para reinar con Cristo se exigía un tercer requisito y del que tampoco era poseedor el personaje citado, porque veamos:
“Y vi tronos; y hubo quienes se sentaron en ellos y se les dio poder para juzgar. Sí, vi las almas de los que fueron ejecutados con hacha por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios y los que no habían adorado ni a la bestia salvaje ni a su imagen y que no habían recibido la marca sobre la frente ni sobre la mano. Y llegaron a vivir y reinaron con el Cristo por mil años.” (Rev. 20:4).
Entonces y a tenor de lo que hemos leído, los que acceden a la gobernación en el reino de Dios son aquellos que han sido “ejecutados con hacha”, eso es, asesinados por “el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios” y algo que no se puede decir del personaje en cuestión; y ello confirmado por él mismo, pues estas fueron sus palabras dirigidas al otro malhechor que se burlaba de Jesús:
“En respuesta, el otro le reprendió y dijo: “¿No temes tú a Dios de ninguna manera, ahora que estás en el mismo juicio? 41 Y nosotros, en verdad, justamente, porque estamos recibiendo de lleno lo que merecemos por las cosas que hicimos; pero este no ha hecho nada indebido”.” (Luc. 23:40-41).
Todo considerado, queda claro que a la luz del contexto escritural y dicho sea coloquialmente, que “ni por el forro” puede ese personaje reinar con Cristo en el reino de Dios…… no obstante, eso es lo que el Sr. Olcese absurdamente defiende y violando con ello una máxima en el estudio de las Escrituras que nos dice que “un texto fuera de su contexto, no es más que un pretexto”; claro, partiendo de esos antecedentes que les he mencionado, que dicho personaje se meta a objetarme un planteamiento, la cosa ya adquiere tintes caricaturescos. Sin embargo, eso es lo que ha hecho en elreciente video/artículo del que les he mencionado y en el que me rebate en primer lugar, la idea expuesta en este blog en el sentido de que la observancia de la “conmemoración” o “memorial” establecido por Jesús en la última cena con sus apóstoles, aplicaba a aquellos que posteriormente recibieron la condición de Hijos de Dios, eso es, el bautismo en espíritu santo…… lo curioso es el cómo lo hace. En primer lugar y para ir “preparando” el terreno en un intento de desacreditarme, hace mención expresa a mi anterior condición de TJ y con lo que no hace más que agravar su situación, porque veamos: si resulta que un ex-TJ y supuestamente influenciado aún por las enseñanzas recibidas de estos, según afirma dicho “caballero”, es capaz de plantearle cuestiones como las que acabo de mencionar y a las que no puede dar respuesta (de haber podido responderlas, ya lo habría hecho), como mínimo se lo tendría que hacer mirar: ¡un ex-TJ le está dando “sopas con honda” y poniéndole en ridículo en cuanto a conocimiento bíblico! Pero volvamos a las dos objeciones que me plantea y que las presenta a partir de lo que digo en el cuarto párrafo empezando por el final del artículo en cuestión y sacando afirmaciones de su contexto, porque lo que yo digo en parte del mismo es lo siguiente:
“En todo caso y sea como fuere, lo explicado hasta el momento no tiene más de lo que pudiera ser una simple anécdota, dado que en el momento actual no hay “ungidos” sobre la tierra y por lo tanto personas que tengan que observar el mandato de Jesús “sigan haciendo esto en memoria de mí”. Porque no podemos olvidar, que dicha observancia aplicaba solo a aquellos que mediante la acción del espíritu santo habían recibido la condición de Hijos de Dios; es cierto que cuando los apóstoles entraron en ese pacto con Jesús al participar del pan y del vino en la mencionada cena, aún no habían recibido el bautismo en espíritu santo que les otorgaría dicha condición…… pero no es menos cierto que 50 días después de la muerte de Jesús, solo sobre aquellos que habían participado en dicho pacto, fue derramado el bautismo en espíritu santo, eso es, en el pentecostés de 33 E.C. y declarados Hijos de Dios.”
Y lo que hace ese indocumentado, es poner el énfasis en el hecho de que ya aclaro que cuando los apóstoles participaron en dicho pacto, aún no eran “ungidos” y señalando (mezclando “churras con merinas”, como siempre suele hacer) que los TJ dicen que el pacto se formalizó con personas ya “ungidas”…… pero es que una cosa y como tantas veces llevo repitiendo, es lo que dicen esos señores y otra bien distinta es lo que yo digo, que solo hablo de aquello que está reflejado en las Escrituras y que, además en este caso y según reconoce dicho “caballero”, yo afirmo todo lo contrario de lo que dicen esos señores y lo cual desbarata la afirmación del Sr. Olcese en el sentido de que un servidor sigue enseñanzas “wachtowerianas”, pues repito, afirmo en este caso algo totalmente opuesto de lo que esos señores dicen. Pero es que además, lo que vemos es una total incapacidad de razonar con lógica y sentido común del personaje mencionado, en una clara demostración de no entender siquiera lo que lee; porque lo que yo digo es lo siguiente: solo aquellos que recibieran el bautismo en espíritu santo, podrían participar de dicha “conmemoración” o “memorial” y lo que de entrada, nos lleva a averiguar de qué estamos hablando con dichas expresiones; veamos:
Conmemoración: “Recuerdo de una persona o acontecimiento y ceremonia o celebración con que se recuerda.”
Memorial: “Acto que se hace para honrar la memoria de un personaje.”
Luego cuando los apóstoles estaban en ese momento celebrando el pacto para un reino con Jesús, no estaban celebrando en ese momento ningún memorial y por lo que yo en mis palabras no entro en contradicción como quiere dar a entender dicho indocumentado, sino que estaban participando del acto que posteriormente Jesús estableció como “memorial”, al decir aquello de “hagan esto en memoria de mí”. Lo que significaba que un año después, en el mismo día y hora en que se había producido dicho evento, este se tenía que repetir como recordatorio del mismo…… y solo podrían participar del mismo, aquellos que hubieran sido declarados Hijos de Dios y por tanto hermanos de Jesucristo, mediante el bautismo en espíritu santo y que empezó a ser derramado sobre los 53 días después de haber sido establecido dicho “memorial”; y que se tenía que empezar a celebrar dicha “conmemoración” diez meses y siete días después de celebrado dicho pacto, por lo que ninguna importancia tiene el que en ese momento los apóstoles aún no hubieran sido “ungidos”, dado que no estaban celebrando dicha observancia, sino el acto del que derivó, precisamente, dicha observancia. Por lo tanto, si alguno de aquellos apóstoles no hubiera recibido dicho bautismo en espíritu y para ejemplificar lo que yo pretendía señalar en mi escrito, no hubiera podido participar con otros en celebrar dicha “conmemoración”, eso es, un año después de los sucesos a los que yo me refiero.
Pero recordemos algo y que ya desde este blog se señaló en un artículo publicado el 26/01/12 y que con el título Desmitificando el término “ungido”, que el sentido primario de dicho término no tiene más connotación que el de ser uno “elegido”, “escogido” o “separado” con respecto de otros, para una comisión divina y siendo ya después en una ceremonia pública, que se procedía al acto ritual del ungimiento con aceite y posteriormente mediante el rito de la imposición de manos, para mostrar a la “concurrencia” que dicha persona había sido apartada para un servicio divino (el que fuera) y como ocurrió, por ejemplo, en el caso de David. Sin embargo y en el caso de los apóstoles fíjense que, curiosamente, nadie fue testigo visual de su ungimiento, sino que la gente se apercibió de ello por los hechos poderosos que a partir de ese momento les fue permitido llevar a cabo…… pero volviendo a donde estábamos, me permito señalar algo que, como siempre, el Sr. Olcese ignora totalmente y es que los apóstoles ya fueron reconocidos como Hijos de Dios, mucho antes de ser bautizados en espíritu santo y que lo único que se hizo en ese momento de ser derramado sobre ellos el espíritu santo, fue sencillamente el dotarles de los poderes consustanciales a dicha condición y a modo de “credencial” ante sus contemporáneos; pero veamos lo que el “teólogo” en cuestión ignora y que está contenido en unas palabras que dijo Jesús a María Magdalena momentos después de ser resucitado, eso es, tres días después de su muerte y por tanto, 50 antes de que fuera derramado el espíritu santo sobre los apóstoles:
“Jesús le dijo: “Deja de colgarte de mí. Porque todavía no he ascendido al Padre. Pero ponte en camino a mis hermanos y diles: Asciendo a mi Padre y Padre de ustedes y a mi Dios y Dios de ustedes”.” (Juan 20:17).
Es obvio entonces, que en ese momento los apóstoles ya tenían la condición de Hijos de Dios (pues de lo contrario Jesucristo habría mentido) y que en mi opinión personal y, repito, no es más que una opinión, ello se produjo en el mismo momento en que entraron en pacto con Dios a través de Jesús, según se nos relata en Luc. 22:28-30 y sin necesidad alguna de derramamiento del espíritu santo; lo que ocurrió, fue que al cabo de 50 días de pronunciadas las palabras de Jesucristo, se hizo pública dicha circunstancia mediante las manifestaciones de poder que les fueron dadas e inherentes a la condición de Hijos de Dios. Por lo que el Sr. Olcese y antes de objetar algo, se tendría que documentar un poco más para no meter “la gamba” como ha hecho en este caso (y ya he perdido la cuenta) y algo a lo que nos tiene acostumbrados; pero no contento con eso, resulta que en el mismo artículo al que estoy respondiendo, afirma también que yo me equivoco al decir que solo los apóstoles podían transferir a otros la condición de Hijos de Dios y algo que ya no podían hacer aquellos que lo recibieron de ellos, cuando eso no lo digo yo sino que eso es lo que dicen las Escrituras cuando uno las lee correctamente y capacidad que no parece estar al alcance de dicho “genio” de la teología.
Y es que desde este blog, se ha mencionado muchas veces del capítulo ocho del libro de Hechos de los Apóstoles y en donde queda perfectamente reflejada la veracidad de mi planteamiento en el sentido de que solo estos podían impartir el bautismo en espíritu santo y a lo que el Sr. Olcese responde que ello no es así, pues según él afirma Pablo fue bautizado en espíritu santo por un desconocido discípulo de nombre Ananías y algo de lo que he hablado ampliamente en mi escrito titulado Una reflexión sobre Hech. 9:17…… y ¡hombre! yo ya asumo que ese “genio” de la interpretación bíblica no alcance a entender argumentos tan intrincados, dado que su mente no parece dar para más, pero como mínimo podría hacerse la siguiente reflexión: si según él y citando del ejemplo de Ananías, todos los discípulos de Jesús podían bautizar en espíritu santo y transmitir con ello la condición de Hijo de Dios, así como los poderes que dicha condición llevaba inherentes ¿por qué no lo pudo hacer un personaje tan poderoso como Felipe y que es exactamente lo que nos muestra el registro sagrado? (Hech. 8:4-17). Pues sencillamente porque eso solo lo podían hacer los apóstoles; pero veamos un dato que refuerza mi planteamiento y se nos da en las Escrituras, que tiene que ver con algo ocurrió en ese momento y que es muy revelador:
“Ahora bien, cuando Simón vio que mediante la imposición de las manos de los apóstoles se daba el espíritu, les ofreció dinero 19 diciendo: “Denme a mí también esta autoridad, para que cualquiera a quien yo imponga las manos reciba espíritu santo”.” (Hech. 8:18-19).
Luego la pregunta es ¿por qué el tal Simón no hizo esta oferta a Felipe y con el que le unía una estrecha relación, según el registro escrito y se la hizo a Pedro y Juan, que eran dos perfectos desconocidos para él? Pues porque Simón se dio cuenta que estos podían hacer algo que Felipe no podía hacer y siendo este como era, también un poderoso Hijo de Dios…… luego la pregunta es obvia: ¿si no lo podía hacer un poderoso personaje como Felipe, que expulsaba demonios, restauraba paralíticos, devolvía la vista a los ciegos, sanaba enfermos aquejados de cualquier dolencia y otras “minucias” por el estilo, cómo lo pudo hacer un personaje tan anónimo como el tal Ananías? Entiendo que eso es lo que nos tendría que responder el Sr. Olcese, antes de tirar la piedra y esconder la mano, eso es, decir que algo no es como un servidor lo plantea, pero sin dar una opción alternativa y que pueda ser enfrentada a lo que yo propongo…… porque no se trata solo de decir que lo que yo afirmo es incorrecto, sino de ofrecer una oferta alternativa bien fundada en las Escrituras y que es lo que se debe de hacer, cuando se rebate cualquier planteamiento.
Yo ya sé que dicho personaje no lo hará, porque no es más que un indocumentado dominado por un ego indomable, alimentado constantemente por un orgullo y una soberbia que le ciegan la mente; porque solo el mero hecho de que a los temas que he expuesto al inicio de este escrito no les haya podido dar respuesta (¡y no ha podido, que conste!), ya tendría que indicarle al Sr. Olcese que algo le falla en su formulación. Me permito recordarle y a modo de ejemplo de que yo no hablo por hablar, que tras dos años de duros enfrentamientos dialecticos, al final le obligué a retractarse de su famosa “enseñanza” de que “millones, miles de millones” gobernarían con Cristo en el milenio…… o sea y resumiendo: que un aprendiz ex-TJ, le está dando “sopas con honda” continuamente y lo que le relega en toda esta historia, a la simple condición de “monigote del pim, pam, pum” de esos que en las ferias hay que tumbar de un pelotazo; eso es, que cada vez que abre la boca le llueven los pelotazos por todos lados. Y todo esto que les estoy diciendo y por incidir en algo que ya he señalado en el primer párrafo de este escrito, solo será practico para usted que me lee si saca el debido provecho, eso es, si le coge el tranquillo a como hay que actuar para distinguir entre a una enseñanza verdadera y otra falsa: leer con mucha atención los textos bíblicos envueltos en el asunto, contrastarlos con otras versiones bíblicas y siempre a la luz de su contexto (tanto el más inmediato, como el general de las Escrituras) y luego el razonar con lógica y sentido común sobre lo que ha leído…… y a partir de ahí sacar las oportunas conclusiones. Solo así, se puede aprender de Jehová y se puede librar uno de la influencia engañosa de esperpentos como el personaje Apologista Mario Olcese…… y al que animo a que monte un video, dando respuesta a esas cuestiones que le planteo en este escrito ¡a que no es capaz, Sr. Olcese!
Armando López Golart
martes, 18 de febrero de 2014
Cuando la estulticia…… es solo superada por la propia estulticia.
Y siendo este al parecer, el caso del personaje que responde al nombre de Apologista Mario Olcese y si no, veamos lo que nos acaba de mandar en dos correos y que confirma la aseveración de nuestro titular…… pero permítannos antes recordarles de qué va la cosa: hace unos días, dicho autor publicó un video/artículo en el que mencionaba que durante el milenio continuarían existiendo la vejez, la muerte y obviamente, el pecado y causa de las dos anteriores. Ello le obligaba a afirmar que la “restauración” mencionada en Hech. 2:19-21 tenía que ver, no con la restauración del ser humano a la condición existente antes del pecado, eso es, a los tiempos de Adán y Eva, sino a la “restauración” del reino de David sobre la tierra, pues según dicho “entendido” eso era lo hablado por Dios “por boca de sus profetas de tiempo antiguo”…… y con el peregrino argumento, que de hacer referencia a los tiempos de Adán como afirmamos nosotros, tendríamos que volver de golpe al estado de desnudez de nuestros primeros padres; de ahí, el contenido de ambos correos:
“15/02/14
apologista commented on ¿ES REALISTA, EL PENSAR EN UNA TIERRA CONVERTIDA PRONTO EN UN "PARAÍSO"?
¡Qué lindo paraíso restaurado, pues todos andaremos en cueros...¡totalmente desnuditos!... ¡Así que a bajar la panza para estar en forma!”
“16/02/14
apologista commented on ¿ES REALISTA, EL PENSAR EN UNA TIERRA CONVERTIDA PRONTO EN UN "PARAÍSO"?
No, mi amigo, no es realista lo que dices, porque no volveremos al paraíso en cueros como Adán y Eva antes de la caída. Pero por si acaso hay que bajar de peso para estar en forma, en la eventualidad de que se nos ordene a estar en cueros en el peculiar "paraíso restaurado" de la Watchtower...jajajajajaja.”
Como pueden ver, la catadura intelectual del personaje es, cómo mínimo, manifiestamente mejorable y por supuesto, indigna de crédito alguno; de ahí que para nada ha respondido a nuestra propuesta en el sentido de que dicha restauración se refería a otra cosa y algo que probamos con los adecuados textos bíblicos, así como que nada tenía que ver la tal con la “restauración” del reino de David. Tengamos en cuenta que la expresión “restaurar” tiene que ver con el devolver algo a su condición original, siendo el caso que el pueblo de Dios no fue gobernado en un principio por rey humano alguno y por lo que dicha restauración tenía que ver con el devolver al ser humano a su condición original…… de lo contrario ¿nos podría explicar ese “genio” de la interpretación bíblica, para que sirvió el sacrifico de Jesús? Es más: si durante el milenio tiene que continuar la vejez, la muerte y el pecado ¿por qué el tema central de las Escrituras es el reino de Dios, como instrumento fundamental para la salvación de la humanidad, si todo tiene que continuar igual que hasta ahora? ¿Nos podría explicar ese “ilustre teólogo” y “fantasma” donde los haya, en qué se invertirán esos mil años de reinado milenario de Cristo? De entrada, ya les afirmamos que no responderá a dichas cuestiones, como tampoco la ha hecho a algunas otras que le tenemos planteadas y que con una desvergüenza digna de mayor causa ignora totalmente como, por ejemplo, las siguientes:
Si los “sobrevivientes” de la “gran tribulación” pasan, obviamente, con vida al reino de Dios y como reconoce dicho caballero en el último párrafo de su artículo del 08/05/12 en el sentido de que dichos sobrevivientes “pasarán la grande tribulación sin morir” ¿por qué nos enseña en un video/artículo posterior y enseñanza rebatida desde este blog hasta la extenuación, en el sentido de que la “gran multitud” sobreviviente también reinarán con Cristo, dado que aparecen “vestidos de blanco”? Y es que lo que se lee en Rev. 20:6, es que solo aquellos que participen de la llamada “primera” resurrección alcanzan la inmortalidad y el poder reinar junto a Cristo…… y dado que dichas personas no han muerto, es obvio que, prescindiendo de como vayan vestidas, no pueden participar de resurrección alguna y cuestión que dicho “teólogo” aún no nos ha aclarado.
Tenemos por otra parte, el disparatado contenido de otro de sus videos en el que señalaba un supuesto error de los TJ, en el sentido de que lejos de lo que estos afirmaban de ser conocido el nombre de Jehová desde el inicio de los tiempos, este fue revelado por primera vez a Moisés; y algo que nosotros le demostramos que era falso, pues dicho nombre lo pronunció Eva al nacerle su primer hijo, Caín (Gén. 4:1), así como que dicho nombre se empezó a “invocar” en tiempos de Enós (Gén. 4:26), tercer patriarca a partir de Adán, eso es, casi 2.500 años antes de que naciera Moisés…… y algo de lo que ese “intelectual”, aún no nos ha dicho “ni mu”. Y como estas, muchas otras, que ahí están planteadas en nuestros artículos, como por ejemplo, por qué la necesidad de ser “nombrados” príncipes sobre la tierra esos antepasados de Jesús mencionados en el Sal. 45:16 y que según el Sr. Olcese tienen que reinar con él, si según Rev. 20:6, los que se levantan en esa “primera” resurrección ya lo hacen en calidad de inmortales reyes y sacerdotes y condición que solo se puede adquirir mediante el participar en ella; y es que si los citados antepasados de Jesús precisan de un nombramiento “posterior” a su resurrección y como es el caso (algo que no se nos dice de los 144.000 y que ya resucitan con una condición infinitamente superior a la de “príncipes)), ello solo puede significar que no han participado de dicha “primera” resurrección, por lo que no pueden reinar con él.
Pero es que si no han participado de la misma y para el “genio” mencionado solo queda una “segunda” resurrección al final del milenio y para juicio o destrucción eterna de los que participen de ella (eso es lo que nos ha enseñado siempre)…… que nos explique en cuál resurrección participan entonces esos antepasados de Jesús, pues si no lo han hecho en la “primera” (algo que reconoce dicho autor) y tampoco en la “segunda”, pues en vez de ser destruidos, se les conceden títulos nobiliarios, eso es, de “príncipes sobre toda la tierra” ¿en qué resurrección participan? Y ya puestos, que nos aclare si es correcto nuestro entendimiento acerca de Isa. 65:20, diametralmente opuesto al que él defiende y del que le discutimos en nuestro anterior artículo y del que tampoco ¡faltaría más! nos dice nada; ni nos dirá nada, pues estamos ante un ignorante integral y por tanto, incapaz de responder con un mínimo de solvencia a las cuestiones que se le plantean…… y ya se sabe, aquello de que quien calla otorga.
En resumidas cuentas, es que todas esas memeces solo pueden salir de una mente enfermiza por un desaforado ego y que está “más pallá que pacá”, cuestión que se agrava con estas “chorradas” que escribe en esos correos y que nos hablan de la “capacidad intelectual” de semejante esperpéntico personaje; y es que como les hemos dicho, la peor estulticia es aquella que es superada por la propia estulticia de uno…… como es el caso de Apologista Mario Olcese.
MABEL
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viernes, 14 de febrero de 2014
¿Es realista, el pensar en una tierra convertida pronto en un “paraíso”?
Porque es cierto que viendo la que nos está cayendo encima en todos los órdenes y más aún, con la que nos augura el futuro más inmediato con las naciones más poderosas armándose hasta los dientes con aterradoras armas nucleares o de destrucción masiva, así como la horrenda situación que nos transmiten los distintos medios de información acerca de brutal crisis económica, hambre, destrucción, guerras, miseria y todos los etc. que cada cual le quiera añadir, dicha idea de una tierra convertida en un remanso de paz parece sacada de un chiste malo…… pero no es menos cierto que eso es lo que le prometió Jesús momentos antes de su muerte, a un agonizante delincuente que yacía colgado en un madero a su lado.
“Y pasó a decir: “Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu reino”. 43 Y él le dijo: “Verdaderamente te digo hoy: Estarás conmigo en el Paraíso”.” (Luc. 23:42-43).
Fijémonos bien, en que lo que le pidió el malhechor a Jesús, era que se acordase de él cuando viniera “en su reino” y con lo que la respuesta de Jesús a dicho desdichado personaje fue que estaría con él en el “paraíso”: eso es, fue Jesús mismo el que identificó su reinado como un tiempo de paz absoluta…… y en bien entendido de que la expresión “paz” no se refiere solo a la ausencia de guerra, sino a un general estado de ánimo producido por la seguridad en todos los sentidos, eso es, ausencia de temores tales, como el miedo a sufrir violencia a manos de otro ser humano o de animales feroces, de no disponer de suficientes alimentos, de sufrir enfermedad, o el temor de envejecer y finalmente morir, etc. etc. etc.; en definitiva, la realización de lo que uno se imagina cuando oye la palabra “paraíso”. Pero la cosa se complica, cuando nos sale algún “enteradillo” por ahí diciéndonos que en dicho periodo de tiempo de gobernación divina en manos de Jesucristo, eso es, el milenio, no será un paraíso mundial de total felicidad, paz y concordia entre todos sus habitantes…… pero es que es tal disparate que se nos propone, que les instamos a que lo vean por ustedes mismos en el enlace señalado; y en donde queda claro que el autor en cuestión y aunque se identifica como “ungido” y teólogo, no solo no tiene ni la menor idea de interpretar un texto bíblico ni de entender siquiera mínimamente aquello que lee, sino que tal parece que se “le ha ido la olla” y que dicho en “román paladín” significa que está “más pallá que pacá”, pues de lo contrario no se entiende una afirmación de tal calibre y que contradice todo el contexto escritural.
Pero para poder entender de qué va la historia, tenemos que partir de una premisa y que tiene que ver con lo siguiente: lo registrado en las Escrituras, absolutamente todo, abarca desde el momento en que la tierra empezó a ser habilitada para contener al hombre, hasta el momento en que se nos dice y al término de los mil años de reinado de Jesucristo, que Satanás es soltado de su apresamiento en un último intento de apartar al ser humano de servir a su Dios Jehová:
“Ahora bien, luego que hayan terminado los mil años (del reinado mesiánico de Cristo), Satanás será soltado de su prisión, 8 y saldrá a extraviar a aquellas naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, para reunirlos para la guerra. El número de estos es como la arena del mar. 9 Y avanzaron sobre la anchura de la tierra y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero descendió fuego del cielo y los devoró. 10 Y el Diablo que los estaba extraviando fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde ya estaban tanto la bestia salvaje como el falso profeta; y serán atormentados día y noche para siempre jamás.” (Rev. 20:7-10). (Acotación nuestra).
Y en el bien entendido de que dichos cuatro versos no son más que una interpolación a modo de paréntesis en el relato que se nos está contando, como ya explicábamos en uno se nuestros anteriores escritos y uno de los más leídos de cuantos hemos publicado; por lo tanto y para dar énfasis a la idea, el registro bíblico abarca desde Gén. 1:1, hasta Rev. 20:7-10 y siendo lo que se nos relata en Rev. 20:11 hasta 22:21, de hechos que tienen que ver con el milenio, por tanto anteriores a la suelta de Satanás; y evento que como hemos señalado, ocurre al término del reinado milenario…… más allá de eso, la Biblia no nos cuenta absolutamente nada. Luego partiendo de esa base, vamos a leer un pasaje bíblico del todo revelador:
“…… y para que él envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.” (Hech. 3:20-21).
Entonces lo que tenemos que entender es que dicha “restauración” ocurre durante el período milenial; sin embargo y según ese autor mencionado, la “restauración” de la que se nos hablando en ese pasaje tiene que ver exclusivamente con el retorno del pueblo judío a Israel, con la restauración de las “antiguas glorias” de dicho reino, la restauración de la ley de Dios, que el pueblo esté sujeto a un nuevo rey descendiente del antiguo rey David, en definitiva que sea restaurado el antiguo reino davídico. Y siendo de eso, lo que ese “genio” de la interpretación bíblica nos dice que fue lo que Dios habló “por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo”; ahora bien, ¿es eso cierto, o sea, es esta de la “restauración” de la que se nos habla en el pasaje mencionado? Obviamente no, pues lo primero que hay que tener en cuenta es qué significa la palabra “restaurar” y de la que se nos dice que el sentido primario del término es el “devolver algo a su estado inicial”…… y el pueblo de Dios, como tal, originalmente no estuvo gobernado por ningún rey, pues solo cuando sobre el 1.117 a.E.C. el pueblo solicitó tener un rey, es a partir de cuando aparece esta figura en Israel.
Tengamos en cuenta que a partir del pacto en Sinaí, en dónde Jehová se dirigió al pueblo liberado y le dijo que si obedecía su autoridad y su pacto, podría convertirse en su propiedad especial entre todos los demás pueblos, debido a la positiva respuesta del mencionado pueblo ante dicho pacto Jehová se erigió como Único Legislador Regio y dándoles decretos reales recogidos en un amplio código, al mismo tiempo que manifestó de modo impresionante su poder y gloria, siendo sus máximos exponentes visibles el Tabernáculo o “tienda de reunión” y en especial el “Arca de la Alianza”, que indicaban la presencia del Cabeza invisible y celestial del Estado. Aunque Moisés y otros hombres nombrados juzgaron la mayoría de los casos, siempre guiados por la ley de Dios, en ciertas ocasiones fue el propio Jehová quien intervino personalmente para expresar su juicio y aplicar sanciones contra los que quebrantaban la Ley (Núm. 16:20: 35); por otra parte, los sacerdotes ordenados actuaban para mantener buenas relaciones entre la nación y su Gobernante celestial, ayudando al pueblo en sus esfuerzos por conformarse a las elevadas normas del pacto de la Ley y por lo que el sistema de gobierno de Israel era una verdadera “teocracia”, eso es, el pueblo gobernado por el propio Dios.
Durante los tres siglos y medio que siguieron a la conquista de los muchos reinos de Canaán, Jehová Dios fue el único rey de la nación de Israel; y si bien es cierto que en diversos períodos hubo jueces que Él escogió para que dirigieran a la nación puntualmente (o a parte de ella), tanto en tiempos de guerra como de paz, no es menos cierto que era Jehová el que continuaba “cortando en bacalao”. Tan es eso así, que sobre este período general de los jueces se lee que aún “en aquellos días no había rey en Israel. En cuanto a todos, lo que era recto a sus propios ojos (siempre en línea con la ley dada por Dios) cada uno acostumbraba hacer” (Jue. 17:6; 21:25). Estas palabras no deben interpretarse como que no existiera un poder u órgano judicial regulador, pues en todas las ciudades había jueces o ancianos que se encargaban de los casos y problemas legales y hacían justicia; además, el sacerdocio levítico actuaba como una fuerza guiadora superior, educando al pueblo en la ley de Dios y el sumo sacerdote tenía el Urim y Tumim, con el que podía consultar a Dios sobre los casos difíciles, por lo que la persona que se aprovechaba de estas provisiones, adquiriendo conocimiento de la ley de Dios y la aplicaba, tenía una buena guía para su conciencia…… por lo tanto, el que uno en este caso hiciera “lo que era recto a sus propios ojos” no resultaría en mal. Luego lo que queda claro es que no había monarca humano alguno sobre el pueblo de Dios, que supervisara el trabajo de los jueces ni mandara a la gente participar en proyectos particulares ni la organizara para defender la nación.
Casi cuatrocientos años después del éxodo y más de ochocientos después que Dios hiciera un pacto con Abrahán, los israelitas solicitaron un rey humano que los acaudillara, como tenían las demás naciones y con cuya solicitud rechazaban la directa gobernación real de Jehová sobre ellos y algo de lo que Este se dio por enterado (1 Sam. 8:4-8). Es cierto, que alguien podría afirmar que el pueblo tenía razones para esperar que Dios estableciera un reino en consonancia con las promesas dadas a Abrahán y a Jacob, así como la profecía que pronunció Jacob respecto a Judá en su lecho de muerte daba más base para tal esperanza (Gén. 49:8-10); sin embargo, no es menos cierto que Jehová no había revelado completamente su “secreto sagrado” concerniente al “reino”, pues no había indicado cuándo llegaría el momento debido para establecerlo ni la estructura y los componentes de ese gobierno, o si sería de ascendencia terrenal (como era el caso de las naciones vecinas) o de ascendencia celestial, eso es, auspiciado por Jehová y como es el caso del futuro reino de Dios en manos de Jesucristo…… por consiguiente, fue un atrevimiento el que el pueblo exigiera en ese momento el ser dirigidos por un rey humano. Pero lo que en todo caso queda probado, es que el pueblo de Dios no inició con un rey humano como cabeza dirigente de la nación y por lo que la palabra “restauración” en el sentido de devolver algo a su situación inicial, no tiene ningún sentido en este contexto…… o lo que es lo mismo, que no fue de eso de lo que nos hablaron los profetas de tiempo antiguo “por boca de Jehová” y contrario a lo que nos afirma el autor del que estamos citando; porque de lo que nos hablaron esos profetas que sería restaurado durante el período milenario, es de aquello que había en un principio y antes de que el ser humano cayera en el pecado, como queda perfectamente reflejado en los palabras de los profetas:
Job 33:25: “Que su carne se haga más fresca que en la juventud; que vuelva (la persona) a los días de su vigor juvenil.” (Acotación nuestra).
Luego de lo que se nos estaría hablando aquí, es al regreso del ser humano a la eterna juventud que poseían nuestros primeros padres; o veamos esto otro:
Isa. 11:6-9: “Y el lobo realmente morará por un tiempo con el cordero y el leopardo mismo se echará con el cabrito y el becerro y el leoncillo crinado y el animal bien alimentado todos juntos; y un simple muchachito será guía sobre ellos. 7 Y la vaca y la osa mismas pacerán; sus crías se echarán juntas. Y hasta el león comerá paja justamente como el toro. 8 Y el niño de pecho ciertamente jugará sobre el agujero de la cobra; y sobre la abertura para la luz de una culebra venenosa realmente pondrá su propia mano un niño destetado. 9 No harán ningún daño ni causarán ninguna ruina en toda mi santa montaña; porque la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar.”
Es obvio que estaríamos hablando de una situación de paz universal, que extendiéndose más allá de las relaciones humanas, alcanzarían a la relación del hombre con los animales y que solo existió en tiempos de Adán…… luego en este caso también tiene sentido la palabra “restauración”; pero veamos algo más que nos dijeron esos profetas de tiempo antiguo y a cumplirse durante ese período del reino de Dios:
Isa. 35:5-7: “En aquel tiempo (obviamente, durante el período milenario) los ojos de los ciegos serán abiertos y los oídos mismos de los sordos serán destapados. 6 En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo y la lengua del mudo clamará con alegría. Pues en el desierto habrán brotado aguas y torrentes en la llanura desértica. 7 Y el suelo abrasado por el calor se habrá puesto como un estanque lleno de cañas; y el suelo sediento, como manantiales de agua. En el lugar de habitación de los chacales, un lugar de descanso para ellos, habrá hierba verde con cañas y papiros.” (Acotación nuestra).
Por lo que no estaremos solo ante un magnifico panorama físico del ser humano, sino también de una “restauración” de nuestro entorno medioambiental y tan necesario para el mantenimiento de la salud de los individuos, que llevará al ser humano al siguiente grado:
Isa. 33:24: “Y ningún residente dirá: “Estoy enfermo”. La gente que more en la tierra constará de los que habrán sido perdonados por su error.”
Y puesto que de eso nosotros ya les hablamos en un exitoso artículo publicado a inicios del 2.012, no nos extenderemos sobre el particular sino que nos centraremos en algunas afirmaciones que nos hace el autor en cuestión, como por ejemplo, en la forma de sociedad que será establecida en ese entonces y que según dicho “entendido”, nada tiene que ver con una comunidad rural y autosuficiente y algo de lo que el personaje en cuestión considera como un utopía…… sin embargo, esto es lo que nos dijeron por boca de Jehová, esos profetas “de tiempo antiguo”:
Isa. 65:21-22: “Y ciertamente edificarán casas y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. 22 No edificarán y otro lo ocupará; no plantarán y otro lo comerá. Porque como los días de un árbol serán los días de mi pueblo; y la obra de sus propias manos mis escogidos usarán a grado cabal.”
Entonces vemos que todo apunta a encaminarnos a una sociedad esencialmente agrícola y autosuficiente, sin que ello signifique que no puedan ser aprovechadas otras estructuras creadas por el hombre y que usadas debidamente, den honra a nuestro Creador; pero en todo caso, como ello es algo que solo veremos cuando estemos allí, no es de lo que nos tenemos que preocupar ahora y que más bien tiene que ver con el hacer lo posible por estar allí…… ¡y luego ya Dios dirá! Pero otra cosa que nos dice el autor al que hemos hecho referencia y que nos habla de su total desconocimiento del contenido escritural, es que durante ese período milenial continuará existiendo la muerte y para lo que se apoya en el pasaje de Isa. 65:20 y en dónde se lee lo siguiente:
“Ya no llegará a haber de aquel lugar un niño de pecho de unos cuantos días de edad, ni un viejo que no cumpla sus días; porque uno morirá como simple muchacho, aunque tenga cien años de edad; y en cuanto al pecador, aunque tenga cien años de edad se invocará el mal contra él.”
No obstante y de ser ello como se nos plantea, dicho pasaje entraría totalmente en contradicción con lo afirmado en las Escrituras, pues en ellas leemos por ejemplo, lo siguiente:
“Porque, ¡miren!, voy a crear nuevos cielos y una nueva tierra; y las cosas anteriores no serán recordadas, ni subirán al corazón.” (Isa. 65:17).
Sin embargo, si en ese nuevo mundo que nos aguarda y que con tanto anhelo esperamos, continuaran existiendo la vejez y la muerte como nos afirma dicho “experto”, no solo se contradeciría lo afirmado en Job 33:25 y ya mencionado, sino que sería del todo imposible que la afirmación divina se cumpliera, eso es, el no “recordar” las cosas “anteriores” pues estas habrían entrado en ese nuevo mundo junto a nosotros y con lo que dicho pasaje sería totalmente contradictorio. Pero veamos más, leyendo de Rev. 21:4 y en el bien entendido de que, como hemos señalado, todo aquello de que nos habla la Biblia, transcurre desde el inicio del hombre sobre la tierra y el momento de la suelta de Satanás una vez terminado el milenio…… por lo que lo que se menciona en dicho pasaje, tiene que ocurrir al momento de iniciar del milenio:
“Y limpiará toda lágrima de sus ojos y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.”
Eso es, las cosas que estamos sufriendo ahora en este valle de lágrimas actual, son las cosas “anteriores” que habrán pasado y que no serán “recordadas” ni “subirán al corazón”, cuando entremos al reino de Dios; pero puesto que queremos que no quede duda alguna sobre nuestra argumentación, vamos a analizar el pasaje objeto de controversia, eso es, Isa. 65:20 y que pasaremos a desarrollar partiendo del razonamiento lógico, para discernir el contenido del mensaje que se nos quiere transmitir con este pasaje y que, obviamente, es ignorado totalmente por el autor que en el mismo se apoya para defender su planteamiento. Para ello, nada mejor que acudir al momento en que fueron dichas tales palabras y averiguar lo que significaron en ese entonces y alcanzar con ello, a entender el paralelismo profético que se nos quiere transmitir, con referencia a esos tiempos futuros: y es que cuando se cumplieron por primera vez estas palabras en el pueblo de Isaías (a su regreso del destierro en Babilonia), significaron que incluso los bebés indefensos se hallaban a salvo, pues ya no había enemigos que invadieran la tierra, como lo habían hecho en un tiempo los babilonios, para matar o llevarse a los niños de pecho lejos de sus madres, o segar la vida de hombres en la flor de la vida, etc. (2 Crón. 36:17; 20); en todo caso, dichas palabras proféticas significaron “seguridad” para aquellos regresados del destierro en Babilonia.
Por lo que en el tiempo actual, en donde diversas circunstancias nos colocan prácticamente en la misma condición de inseguridad en cuanto a preservar la vida ante cualquier circunstancia adversa, como tenían aquellas personas de la antigüedad, lo que nos aseguran esas palabras de Isa. 65:20 y al igual que en su momento aseguraron a aquellos regresados de Babilonia, es que en el nuevo mundo venidero o reino de Dios, la gente estará a salvo de toda contingencia, incluida la muerte y tendrá seguridad completa en todo aspecto y por lo que podrá disfrutar de la vida a plenitud. Que la idea va por ahí, nos queda mucho más claro cuando leemos el pasaje de Isa. 65:20 en una versión que nos suele sacar de muchos apuros, máxime cuando nos encontramos con algún texto “rebelde” o difícil de entender, como pudiera ser el mencionado…… y que no es otra que la TLA, que vierte dicho texto de la siguiente manera:
“No habrá niños que mueran al nacer, ni ancianos que mueran antes de tiempo. Morir a los cien años será morir joven; no llegar a esa edad será una maldición.”
Recordemos que tres versos más adelante (el 23) lo que leemos es lo siguiente y transcrito de la misma versión:
“Mi pueblo no trabajará en vano, ni sus hijos morirán antes de tiempo. Porque yo los bendeciré a ellos, a sus hijos y a sus nietos.”
Pero fijémonos en que la idea básica que nos transmite tanto el pasaje, como su contexto y de aplicación en el nuevo mundo por venir, va en el sentido de que no habrán personas que mueran “antes de tiempo”; y para captar la idea tras esas palabras, no nos queda más remedio que ver las cosas desde el punto de vista de las Escrituras y variar un poco nuestra perspectiva acerca de las cosas tal como las conocemos actualmente: en primer lugar, tenemos que entender que no se nos está hablando de ancianos en los términos en los que hoy entendemos que es un anciano, eso es, una persona decrépita, llena de arrugas y achaques, tambaleante e insegura y ya al límite de su vida, sino que se nos está hablando de seres humanos totalmente perfectos que acumularán cientos de años de vida, al grado que un hombre con cien años, será considerado prácticamente como un simple “muchachito”…… de lo contrario, lo anunciado en Job 33:25, en el sentido que nuestra carne recobrará la frescura de la juventud y nuestro cuerpo el vigor juvenil, sería mentira. Y puesto que la Biblia no miente y el planteamiento que estamos desarrollando, se ajusta perfectamente a los textos mostrados, ello quiere decir que estamos en el camino correcto…… por lo tanto, continuemos con la exposición de nuestra idea; y lo cual nos lleva a analizar el significado de esa afirmación de que no habrá personas (sean infantes o ancianos) que mueran “antes de tiempo”. Por lo que la pregunta sería…… antes ¿de qué tiempo? Y siendo la respuesta del todo obvia, cuando la Biblia se analiza desde la perspectiva de Jehová y sin la pretensión de que esta se ajuste a nuestra particular forma de entenderla, como parece ser ocurre en el caso del autor mencionado, sino con la idea de ajustar nuestro punto de vista al contenido escritural.
Porque uno de los muchos detalles que se suelen pasar por alto en muchos “entendidos” y de ahí que aparezcan absurdos planteamientos como el que estamos considerando, es que nuestro Creador ya nos avisa con siglos de antelación de que una vez entremos en ese restaurador período milenario de perfección y en el que incluso la muerte como producto del pecado “ya no será más” (Rev. 21:4), tenemos un límite de mil años en donde prepararnos para la prueba final con la suelta de Satanás (Rev. 20:7-8); y en donde uno tendrá que tomar acción, en el sentido de qué decisión tomar ante la propuesta satánica y por la que obviamente será debidamente recompensado: vida eterna si la elección es la correcta y destrucción eterna si no lo es, tal como ocurrió en el caso de Adán y Eva. Por lo tanto, esa expresión de “hijos” o “ancianos” que mueran “antes de tiempo”, se tiene que referir a que las personas y por muchos o pocos años que acumulen, no morirán antes de que transcurran esos mil años que Jehová ha decretado para la restauración de la humanidad obediente y que en función del rescate pagado por su hijo, el Altísimo puede legalmente eximir a dicha humanidad del tener que morir por el pecado adámico; pues de lo contrario, el autor del que estamos mencionando y que afirma que durante el milenio “existirá” la muerte, nos tendría que explicar cuál es el beneficio del sacrifico vicario de Jesús en favor de la humanidad. Ya otra cosa distinta, es que la muerte de alguna persona durante el milenio, ocurra como castigo directo de Jehová, por la actitud impenitente de algunos que no aceptarán el sujetarse al gobierno teocrático decretado por el Altísimo sobre la tierra…… y por lo que más que hablar en términos de muerte, tendríamos que estar hablando términos de destrucción eterna para esas personas.
Es en este sentido, que en el pasaje de Isa. 65:20 se nos dice que morir a lo cien años y tiempo suficiente para ver los “andares” de una persona, será como consecuencias de una “maldición” divina y sin embargo, morir a esa edad, será prácticamente para el rebelde pecador, como el morir como un simple “muchachito”, pues en condiciones normales y como hemos señalado, los hombres tienen que vivir el tiempo suficiente para llegar a la conclusión del milenio y en donde ya allí, es cuando se dilucidará de una vez por todas el destino de todo ser humano sobre la tierra y según sea su respuesta a la prueba de Satanás…… ello decidirá si la vida de uno se prolonga por la eternidad o por el contrario y ante una respuesta alejada del propósito divino, es cortada en ese mismo momento y destruida eternamente; es por esta razón que las personas que acumulen cientos de años, no pueden morir antes del tiempo de mil años decretado por el Altísimo, o como dicen otras versiones analizadas, no pueden existir ancianos que “no cumplan sus días” pues sí o sí, tienen que llegar al final del milenio y quedar en disposición de afrontar la prueba final, para que se cumpla con ello el propósito divino para con el hombre.
Tengamos en cuenta que durante el milenio se producirá la que podríamos considerar como una “segunda” resurrección, en donde se levantarán personas de todos los “pelajes”: desde aquellos que fueron fieles a Jehová en su momento, hasta los “desechos” de la sociedad y cuya muerte no fuera causada por un juicio directo de Dios, como sí ocurre con los muertos en el diluvio del día de Noé o en los barridos en los juicios de Sodoma y Gomorra, por citar dos de los casos más conocidos…… todos los resucitados, repetimos, recibirán la oportunidad de cambiar de forma de proceder y apegarse a las nuevas normas que se implantarán durante dicho período milenial. Es cierto, sin embargo, que les será más fácil a aquellos que en su vida anterior ya respetaron las normas divinas el adaptarse a la situación, que aquellos que vivieron totalmente alejados de su Creador; pero no es menos cierto que esto es algo de lo que ya nos advierten las Escrituras:
“Aunque se muestre favor al inicuo, simplemente no aprenderá justicia. En la tierra de derechura (eso es, durante el período del reino de Dios) actuará injustamente y no verá la eminencia de Jehová.” (Isa. 26:10). (Acotación nuestra).
Y a estas personas es a las que hace referencia Isa. 65: 20 y pasaje que repetiremos para refrescar nuestra memoria:
“Ya no llegará a haber de aquel lugar un niño de pecho de unos cuantos días de edad, ni un viejo que no cumpla sus días (eso es, que tanto el niño de pecho como el anciano tienen que cumplir sus días); porque uno morirá como simple muchacho, aunque tenga cien años de edad; y en cuanto al pecador, aunque tenga cien años de edad se invocará el mal contra él (luego dichas palabras tienen que ver solo con el “pecador” impenitente).” (Acotaciones nuestras).
Y que en la BJ, dicho pasaje se nos vierte de la siguiente manera:
“No habrá allí jamás niño que viva pocos días, o viejo que no llene sus días, pues morir joven será morir a los cien años y el que no alcance los cien años, será porque está maldito (o será alcanzado por un juicio adverso de Jehová).” (Acotación nuestra).”
Eso es y por poner un ejemplo, que uno podría al poco tiempo de iniciada su nueva vida, dejar pronta evidencia de que no quiere cambiar su anterior derrotero, lo cual le llevará a ser eliminado fulminantemente para que con su negativa actitud, no perturbe la paz de otras personas…… y es de esos individuos de los que se nos habla en el pasaje en cuestión. El problema está y como le ocurre al autor del que hemos citado (y son legión), que se acoge a la literalidad de un determinado pasaje y en la versión que a él más le conviene para poder mantener su personal idea, sin tener en cuenta que el publicar de las cosas de Dios tiene que ver con una exhaustiva búsqueda de la verdad; pero como ello no es lo que le interesa, sino el dejar su personal ego en buen lugar, pasa por alto la existencia de un contexto general de las Escrituras y que desmiente su burda afirmación, así como el que un mismo pasaje leído en otras versiones, puede añadir más luz al correcto entendimiento del mismo, bien sea por la distinta redacción de este o de alguna oportuna acotación a pie de página…… y como desde este blog sí estamos interesados en contarles la verdad que honestamente nosotros entendemos del registro escritural, ello queda reflejado en el hecho de que les demos tantos detalles y que dejemos en sus manos la consideración de lo acertado o no de nuestros planteamientos.
MABEL
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martes, 11 de febrero de 2014
El cumplimiento de Dan. 9:27…… ¿para este verano de 2.014?
Antes de iniciar nuestra exposición, querido lector, entienda que el planteamiento que vamos a formular, en principio no tiene más valor que el de una mera hipótesis de cómo supuestamente podrían ser las cosas, partiendo de dos pasajes bíblicos que en sí mismos no parecen ser necesarios en el texto escritural, pero que sin los cuales no se podrían contextualizar otros, con lo que estos perderían todo su sentido. Advertidos de lo cual (el que avisa no es traidor), señalemos que una de las cosas que tenemos que tener claras aquellos que escribimos sobre la Biblia, es que esta es el medio usado por nuestro Creador para comunicarse con nosotros actualmente y mediante la que nos pone en antecedentes de los pasos que va a dar…… por lo que toda información que en ella encontramos no es de ninguna manera baladí o puesta por casualidad, sino que tiene la finalidad de darnos información a partir de la cual situarnos en la corriente del tiempo y saber así. a lo que nos vamos a enfrentar en un futuro inmediato. De ahí, que tengamos que valorar todos los detalles que de una cuestión se nos puedan dar, con un exquisito cuidado y meticulosidad, pues nuestro Dios Jehová no da “puntada sin hilo”, eso es, que no dice una sola palabra que no tenga que ser considerada con la máxima atención; dicho lo cual, veamos el contenido del pasaje señalado en nuestro titular:
“Y él tiene que mantener el pacto en vigor para los muchos por una semana; y a la mitad de la semana hará que cesen el sacrificio y la ofrenda de dádiva. Y sobre el ala de cosas repugnantes habrá el que cause desolación; y hasta un exterminio, la misma cosa que se ha decidido irá derramándose también sobre el que yace desolado.”
Con estas palabras se está haciendo referencia al momento de la aparición de un personaje comúnmente denominado “el anticristo” y que establecerá un pacto de paz o de no agresión entre “los muchos”, eso es, entre Israel y sus vecinos árabes con una duración de “una semana” de años y con lo que darán inicio los últimos siete años del mundo tal como lo conocemos y que se dividirán entre estos dos grandes eventos: unos primeros tres años y medio de relativa calma (Rev. 7:1-3) en donde se llevará a cabo la gran predicación de Mat. 24:14, liderada por los “dos testigos” de Rev. 11:3 y a ser seguida, en los siguientes tres años y medio, por lo que se conoce como la “gran tribulación” de Mat. 24:21/Rev. 7:14 y que tiene que ver con el ajuste de cuentas de Jehová con aquellos que habrán rechazado su ofrecimiento de entrar a formar parte de los súbditos de lo que conocemos como el “reino de Dios” y que tiene que gobernar la tierra por mil años. Pero dado que dicho tema ha sido considerado en este blog en numerosas ocasiones, no nos extenderemos en detalles sobre ello, sino que solo profundizaremos en las razones por las que nosotros pensamos que ello pudiera suceder en tiempo de verano y, por otra parte, que dicha ocurrencia bien podría producirse en el próximo verano; pero veamos primero porqué, a nuestro entender, dicho suceso se tendría que producir precisamente en verano y no en otra época del año, leyendo de Rev. 11:7-9:
“Y cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia salvaje que asciende del abismo hará guerra contra ellos y los vencerá y los matará. 8 Y sus cadáveres estarán en el camino ancho de la gran ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también el Señor de ellos fue fijado en el madero. 9 Y los de los pueblos y tribus y lenguas y naciones mirarán sus cadáveres por tres días y medio y no permiten que sus cadáveres sean puestos en una tumba.”
Repetimos nuestra aseveración inicial en el sentido de que toda información que se nos da en las Escrituras, debe ser meticulosamente analizada, pues para algo ha sido escrita en los términos en la que la encontramos…… y en ese pasaje se nos dice algo muy interesante si lo sabemos contextualizar: los cadáveres de esas personas están “tres días y medio” expuestos a la inclemencias del tiempo sin que manifiesten síntoma alguno de descomposición, pues de lo contrario no se podría efectuar lo señalado por Pablo en 1 Cor. 15:51-53:
“¡Miren! Les digo un secreto sagrado: No todos nos dormiremos en la muerte, pero todos seremos cambiados, 52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, durante la última trompeta. Porque sonará la trompeta y los muertos serán levantados incorruptibles y nosotros seremos cambiados. 53 Porque esto que es corruptible tiene que vestirse de incorrupción y esto que es mortal tiene que vestirse de inmortalidad.”
Con ello el apóstol no está diciendo que sus cuerpos vayan a ser cambiados en vida, como sugieren muchos indoctos por ahí y que se las van dando de “ungidos” (dato más que suficiente para no creerles en nada de lo que dicen, dado que con dicha afirmación demuestran no saber ni de qué hablan), pues según las Escrituras la inmortalidad solo se consigue participando en la llamada “primera” resurrección de Rev. 20:6:
“Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos (luego no sobre otros) la muerte segunda no tiene autoridad (eso es lo que significa la inmortalidad), sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.” (Acotaciones nuestras).
Por otra parte, puesto que estas personas tienen una resurrección de gloria como la que tuvo Jesucristo (Rom. 6:5) y ya centrándonos en esos personajes de Rev. 11:3, sus cuerpos en el momento de volver a la vida tienen que tener la misma condición que tuvo Jesús en ese momento y de lo que las Escrituras nos dicen lo siguiente en Hech. 13:34-37 y en la versión TLA:
“Dios ya había anunciado en la Biblia que Jesús resucitaría, y que no dejaría que el cuerpo de Jesús se descompusiera en la tumba. Así lo había anunciado cuando le dijo: “Te haré las mismas promesas que hice a David; promesas especiales ¡promesas que se cumplirán!”
35 Por eso, en otro salmo dice: “No dejarás mi cuerpo en la tumba; no dejarás que tu amigo fiel sufra la muerte (o los efectos de la muerte, como es la descomposición).”
36 La verdad es que David obedeció todo lo que Dios le ordenó. Pero luego murió y fue enterrado en la tumba de sus antepasados y su cuerpo se descompuso. 37 En cambio, Dios resucitó a Jesús y su cuerpo no se descompuso.” (Acotación nuestra).
Entonces, si ello es lo que tiene que ocurrir también con esos personajes citados, lo que se nos indica es una exigencia: su muerte tiene que producirse en una época fría como es el invierno para que sus cuerpos sean preservados por el frio de su natural descomposición y que en época de verano en esa zona del planeta (Jerusalén) y parecida a la de España, es extremadamente calurosa y con lo que el proceso de descomposición sería rapidísimo sobre cuerpos expuestos tres días y medio a los rigores del calor, propios de la época en esas latitudes…… y dado que su comisión está prevista para llevarse a cabo por un espacio de tiempo de 1.260 días o tres años y medio (Rev. 11:7), para que su muerte ocurra en invierno, su aparición tiene que producirse en verano. Volviendo a donde estábamos, entiéndase que estamos desarrollando una teoría a partir de una información que no parece tener otro objetivo que el ayudarnos a situarnos en la corriente del tiempo, como es la mencionada, pues ¿para qué otra cosa más nos es útil la misma? Adquiere nuestro inicial planteamiento visos de realidad, cuando y para señalar el citado cumplimiento para el verano próximo, usamos también un dato que se nos da en las Escrituras y aparentemente también sin trascendencia alguna, a menos que lo coloquemos en un contexto apropiado y que tiene que ver con el Sal. 90:10, también citado de la versión TLA:
“Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo. Porque pronto pasan y volamos.”
Luego lo que se nos está señalando aquí y desde el punto de vista de Jehová, es que la extensión de la vida de una “generación” resulta ser de 70 años y dato que a menos que se contextualice no parece tener interés alguno, máxime cuando lo que estamos viendo a día de hoy es que las perspectivas de vida del ser humano superan, por lo general, dicha cifra y “detalle” que seguro que a nuestro Creador no se le pasó por alto; luego ¿qué otra cosa podría ser dicha información, sino un punto de referencia a partir del cual, poder averiguar en dónde estamos situados en la corriente del tiempo? Dicha hipótesis cobra fuerza, cuando analizamos lo que nos fue dicho por Jesús en Mat. 24:34-35 y palabras que sin la información que nos ha sido dada en el salmo mencionado, no tendrían sentido:
“En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas. 35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras de ningún modo pasarán.”
Y no tendrían sentido, pues las mismas y para cumplir con el objetivo que fueron dadas, precisan de los siguientes datos: un suceso inicial y del que iniciar la cuenta en el tiempo, un suceso final con el que finaliza dicha cuenta y, obviamente, el tiempo de duración bíblico de una “generación” y que delimite el tiempo a ocurrir entre ambos sucesos…… de lo contrario, repetimos, esas palabras de Jesús carecerían de toda validez práctica. Luego siendo que el salmo ya nos ha dado este último dato, veamos ahora si podemos averiguar el suceso que inicia el contar de esa “generación” y que encontramos en el contexto de esas palabras de Jesús, eso es, en los dos versos inmediatamente anteriores, el 32 y el 33:
“Ahora bien, aprendan de la higuera como ilustración este punto: Luego que su rama nueva se pone tierna y brota hojas, ustedes saben que el verano está cerca. 33 Así mismo también, ustedes, cuando vean todas estas cosas, sepan que él está cerca, a las puertas.”
Como les comentamos en un anterior artículo, la “higuera” simboliza bíblicamente a la nación de Israel y que desapareció como tal en el año 135 E.C., para reaparecer de nuevo como nación un 14 de Mayo de 1.948…… y siendo el tiempo intermedio de algo más de 1.800 años, definido por Jesús como “los tiempos señalados de las naciones” o “de los gentiles” según versiones (Luc. 21:24). Entonces, ese es el momento aludido por Jesús en que simbólicamente esa “higuera” empezó a brotar y por tanto el primer referente temporal a partir del cual inicia el conteo de la “generación” que no tendría que pasar, hasta que ocurrieran “todas las cosas”; y dado que esas palabras fueron dichas en el contexto acerca de las señales que marcarían su regreso a la tierra y el establecimiento del reino de Dios en ella, ya tenemos los tres datos que buscábamos: desde la aparición de nuevo en la escena mundial de la nación de Israel, hasta el establecimiento del reino de Dios, tiene que pasar el tiempo asignado a una “generación”…… luego echemos cuentas: desde Mayo de 1.948, hasta el próximo Mayo de este 2.014, van justo 66 años. A ellos habría que sumarle, los siete de la última semana de Dan. 9:27 y en donde inician los eventos que conducen a la instauración del reino de Dios en la tierra y para que se cumplan “todas las cosas”, con lo que nos plantamos en 73 años…… eso es, ya tenemos el período generacional cumplida; ahora bien, no es menos cierto que desde la óptica del ser humano se entiende por “generación” marcada por un suceso determinado, no aquellos que nacieron en el momento de cumplirse el evento de referencia, sino de aquellos que en ese momento tenían consciencia de lo que estaba ocurriendo y lo que ajusta aún más las cosas.
Por ejemplo: mi compañero Manuel tiene en la actualidad 80 años, luego nació en 1.934 y por lo que para cuando ocurrió la aparición de Israel como nación en 1.948, tenía 14 años y sí fue consciente de dicho momento; entonces, mi compañero forma parte de esa “generación” que no puede pasar sin ver el final de todas las cosas y dado que él vio su inicio…… luego todo considerado ¿sería posible que nuestro planteamiento de un cumplimiento inicial de dicha semana 70 de Dan. 9:27 y con ello, los acontecimientos que desembocarán en la instauración del reino de Dios en la tierra, tomando cuerpo en este verano de 2.014, no fuera tan descabellado? Porque de no ser en este verano de 2.014 y si no estamos equivocados en nuestra tesis, ello nos llevaría forzosamente al verano del 2.015 (y así de año en año), cuando la realidad parece confirmar que los años de la “generación” mencionada por Jesús están cumplidos…… y lo que dijo este fue que si bien hasta el cielo y la tierra podrían pasar, sus palabras “de ningún modo pasarían” hasta que se cumplieran todas las cosas.
Y aquí lo dejamos nosotros, no sin antes repetir lo dicho en el inicio de este escrito: lo que han leído, no es más que una mera hipótesis de trabajo de como “supuestamente” podrían producirse las cosas anunciadas en las Escrituras y partiendo de dos textos bíblicos, que si bien por sí solos serían perfectamente prescindibles, sin su concurso o colaboración habría cosas que difícilmente serían entendibles…… a partir de ahí, querido lector, analice usted dicha información y dele la verosimilitud que le parezca apropiada; y es que nosotros “ni quitamos ni ponemos rey”, sino que a veces se nos ocurre echar a andar nuestra imaginación y divagar un poco.
MABEL
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martes, 4 de febrero de 2014
¿Estamos ante otra “enseñanza” de Apologista Mario Olcese, puesta en la “picota”?
Y es que los que nos siguen leyendo (obviamente por ello, merecedores del premio “a la combatividad” del Tour de Francia, como mínimo), recordarán que el “ignorante” que escribe los artículos que se publican en este blog (u séase aquí “el menda”) y siempre desde el punto de vista del personaje mencionado, ya le obligó en su momento a rectificar una enseñanza por dos años objetada en tales escritos, que nos hablaba acerca de “millones, miles de millones” que reinarían con Cristo en el milenio y reconocimiento que pueden encontrar en el tema publicado el 20/05/12 en este blog y con todo lujo de detalles, en dónde muestro cómo se retracta de la misma, pues no solo reconoce que no sabe si ello es así, sino que afirma que en la Biblia no se dice tal cosa ni nada que se le asemeje…… ¡y por dos años me lo había estado discutiendo!
Posteriormente, de nuevo le hice retroceder en su afirmación de que los “notables” del AT también reinarían con Cristo y reconocimiento que se plasmó en un video publicado el 12/03/13 en donde nos afirmaba con toda convicción y una vez más, contradiciéndose de una enseñanza que había mantenido por años (esa es la coherencia intelectual de ese “teólogo” del que hago mención), que los que reinarían durante el período milenario serían los sobrevivientes de la “gran tribulación” (minuto 15-18 de grabación) y con lo que dicho personaje nos aparta ya de ese reinar con Cristo, no solo a los “notables” del AT, eso es, a los Abraham, Jacob, Moisés, Daniel, etc. etc. etc. sino también a los seguidores de Jesús del I siglo, apóstoles incluidos…… y cuestión, repito, que yo se la estuve discutiendo por años. Luego puesto que queda claro que en dicho video, ese “caballero” nos dice que solo aquellos que hayan enfrentado al “anticristo”, a la “bestia” y al “falso profeta” de Rev. 13 y figuras estas aún por aparecer, son los que reinarán en el gobierno milenario, ello borra de un plumazo de participar en dicho reinar a esos personajes del AT y a los mismos apóstoles, pues hace muchos siglos que los tales desaparecieron de la escena; o sea, que resumiendo y punto al yo quería llegar, que ya el Sr. Olcese reconoce que los notables del AT no reinarán con Cristo……luego otra enseñanza en la que yo tengo la razón y el personaje en cuestión y a pesar de la actitud “caricaturesca” (más bien “chulesca”) que muestra en el video señalado, ha estado por años totalmente equivocado; eso es, de momento dos a mi favor.
Pero veamos otro planteamiento que le he rebatido constantemente a ese ignorante integral en cuestiones bíblicas (espero que la cosa no pase a otros estadios) y que tiene que ver con una afirmación que nos hacía en un video/artículo que publicó el 17/05/13, en el sentido de que los miembros de la “gran muchedumbre” de Rev. 7:9 y por el simple hecho de que estaban vestidos de “largas ropas blancas”, ello ya significaba que esas personas y en función de una disparatada interpretación de Rev. 3:5 y 3:21, tenían que formar parte de los que gobernarían con Jesucristo en el milenio en calidad de inmortales reyes y sacerdotes…… y a pesar de las veces que yo he había refutado dicha formulación, el Sr. Olcese se había mantenido siempre “en sus trece”. Pero hete aquí (¡cosas de la vida!), que hace unos días y buscando cierta información en Internet, me apareció un artículo que en su momento me dirigió esa “eminencia” de la interpretación bíblica y como no podía ser de otra manera poniéndome “a caldo”, que publicado el 08/05/12, eso es ¡justo un año antes del mencionado! y que yo desconocía de su existencia (¡sino de qué, estaría yo aquí sin responderle!), en su último párrafo y transcrito tal cual, se leen unas palabras muy “jugosas”:
“Yo llegué a la conclusión de que si sólo los 144,000 SON DE CRISTO, Y sólo ellos son el VERDADERO LINAJE DE ABRAHAM, tal como dice la WT en dicho número de la revista La Atalaya, entonces la grande muchedumbre de Testigos de Jehová de la clase terrenal (no necesariamente la grande muchedumbre de Apo. 7, que para mi pasarán la grande tribulación sin morir) jamás podrán resucitar, ya que Pablo dice que SÓLO LOS QUE SON DE CRISTO resucitarán en la parusía de Cristo y ninguno más. Así de simple es la cosa. Y por supuesto yo paso a demostrar con cierto detalle esta falacia de la Watchtower en mi estudio ya publicado en mi blog, y que no se hace necesario repetirlo nuevamente acá. Si esto no lo entiende Don Armando, es ya problema suyo. Pero lo cierto es que la Grande Muchedumbre watchtoweriana dista mucho de parecerse en a la grande muchedumbre de Apo. 7 que sí está frente al trono y frente al Cordero en su presencia misma.”
Decirle de entrada a esa nulidad “teológica” que es el personaje en cuestión, que jamás me ha visto publicar que la clase de las “otras ovejas” de los TJ tengan nada que ver con la “gran muchedumbre” de Rev. 7:9; porque lo que se puede leer de mis escritos, es que los TJ hacen una aplicación disparatada de la Escrituras y por lo que sus supuestos “ungidos” tienen nada que ver con el “resto” por aparecer según Rev. 11:3, ni su predicación es la de Mat. 24:14, ni su “gran muchedumbre” se corresponde con la de Rev. 7:9, pues nada de eso ha acontecido aún en nuestros tiempos…… luego ese señor está poniendo en mi boca cosas que no he dicho, o sea, que está mintiendo como tiene por costumbre. Ahora bien, he mencionado que en el citado párrafo había unas palabras y que he calificado de “jugosas”, aunque quizás ustedes no se habrán fijado en ellas: y es que en el mismo hay una frase mediante la que dicho “teólogo” admite implícitamente como disparatado su anterior planteamiento, en el sentido de que la citada muchedumbre de Rev. 7:9 esté destinada a reinar con Cristo (recordemos, porque están vestidas de blanco) y en una frase que inserta entre paréntesis en dicho párrafo:
“…… (no necesariamente la grande muchedumbre de Apo. 7, que para mí pasarán la grande tribulación sin morir)……”
Entonces si la opinión personal del Sr. Olcese es que dichas personas no mueren en la “gran tribulación” (quiero imaginar que ello formará parte de una creencia sólida y no la cambiará pasado mañana, como tiene por costumbre) que me responda a la siguiente cuestión: si dicha “muchedumbre” pasa a través de la “gran tribulación” sin morir, ello significa que entran al reino de Dios (suceso inmediato a ocurrir en finalizar la misma) con vida…… bien, si eso es así y así es ¿nos podría explicar ese “caballero”, como cuadra una multitud entrando al reino de Dios con vida y “reinando” con Cristo, con lo que está registrado en Rev. 20:6?:
“Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos (luego no sobre la “gran muchedumbre”, que según el Sr. Olcese “no muere” y por lo que no puede participar de esa resurrección) la muerte segunda no tiene autoridad (lo que significa la inmortalidad), sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.” (Acotaciones mías).
Obviamente, lo que se deduce claramente en este pasaje, es que solo aquellos que participan de dicha “primera” resurrección, adquieren la inmortalidad y reinarán con Cristo en el milenio…… luego y para enfatizar la idea, si la mencionada “gran muchedumbre” de Rev. 7:9 resulta que no muere y por ello, razonablemente, no puede participar de esa “primera” resurrección, no puede adquirir la inmortalidad y mucho menos la posibilidad de reinar con el Hijo de Dios en el milenio, siempre según el pasaje mencionado. Cuestión esta que se la vengo planteando (entre otras) desde hace “muchas lunas” y sin que hasta el momento, ese “genio” de la interpretación bíblica haya sido capaz de responderme a la misma, sencillamente porque no puede, pues está “pillado” en su propia contradicción y algo que todos ustedes han podido comprobar; en resumidas cuentas, otra enseñanza que le he desmontado a ese ignorante caballero, que habla de aquello que no entiende en absoluto y de ahí tantas salidas “de pata de banco”. Y es que en su total desconocimiento del contenido escritural, hoy nos dice una cosa, mañana nos dice otra y pasado mañana, totalmente la contraria y en un despliegue de “coherencia” digno de mayor causa; lo que lleva a carecer de credibilidad alguna, al menos entre aquellos que demostramos entender de lo qué hablamos y a los que nunca, como es mi caso personal, ha sido capaz de pillarme en contradicción alguna…… probablemente, más por causa de su supina ignorancia, que de mi acierto en la formulación de dichos planteamientos. Pero claro, como dicen que “no hay dos sin tres” (en este caso serían “tres sin cuatro”), resulta que esa rectificación del Sr. Olcese, conlleva una derivada y que también se la vengo discutiendo desde hace mucho tiempo, que es la de “dos grupos” de personas distintos que pasan al reino de Dios en el momento de ser este instaurado, porque veamos:
Dicho “intelectual” me ha rebatido hasta la saciedad y tildándola de “diabólica”, la afirmación de que cuando inicia el reino de Dios solo pasan a este, aquellos que fungen como gobernantes del mismo, por una parte y salidos de una “primera” resurrección, como hemos visto y por otra, aquellos identificados como la “gran muchedumbre” y de los que el propio Sr. Olcese nos dice que pasan con vida a dicho reino de Dios, pues “salen” o sobreviven a la “gran tribulación”…… luego si como hemos visto solo los que participan de esa “primera” resurrección gobiernan en calidad de inmortales reyes y sacerdotes con Cristo ¿qué pintan o en calidad de qué, están los miembros de dicha “multitud que ningún hombre podía contar”, dentro de ese recién iniciado reino de Dios? Obviamente la única respuesta posible para una cabeza medianamente “amueblada” (descarten la del citado personaje para este menester), es que están en calidad de súbditos de dicho gobierno de hechura celestial…… y que no me interprete mal esa “lumbrera” que responde al nombre de Apologista Mario Olcese, pues con ello yo no digo como hacen erróneamente las TJ, que dicho gobierno será ejercido “desde” el cielo, ya que nunca hablo de lo que ellos dicen y que no me importa en absoluto, sino de lo que dicen las Escrituras (ya otra cosa es que esos señores coincidan en algo con ello); y por tanto lo que yo digo, es que es de “hechura celestial” en el sentido que está puesto por el propio Dios y está regido por Sus Principios.
Lo considerado nos lleva a entender, que en el reino coexisten y ya desde su mismo inicio, un grupo o “clase” que gobierna y otro grupo o “clase” distinta que es gobernada: en definitiva, dos grupos (o clases) distintos de personas y que es de lo que se nos habla en Rev. 7; algo que sistemáticamente ha sido negado por dicho “caballero”, apartándose por tanto de la lógica más elemental y al alcance, como he señalado, de una mente medianamente “amueblada”…… permítanme incidir en el hecho de que no estoy hablando de lo que dicen los TJ, sino de lo que dicen las Escrituras. Dicho lo cual, veremos si ese “number one” de la teología es capaz de explicarnos con qué afirmación nos tenemos que quedar de las dos que nos ha planteado: o con que esa “gran muchedumbre” y por ir vestidos de “largas ropas blancas” reinarán con Cristo en el milenio, o si por el contrario y al no poder participar de la mencionada “primera” resurrección, pues al no morir pasan con vida al reino de Dios y no les aplican los beneficios de la tal resurrección, entran en dicho reino en calidad de súbditos del mismo…… quedo pendiente por tanto, de la respuesta de este “adalid de la verdad” y que responde al “discreto” nombre de Ing. Apologista Mario Olcese, “teólogo”, “evangelizador”, “maestro” de las Escrituras y probablemente (por aquello de que para que falte, más vale que sobre), presidente de la comunidad de vecinos de su escalera.
Armando López Golart
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domingo, 2 de febrero de 2014
¡Y Apologiasta Mario Olcese...... continúa “luciéndose”!
Pues diga lo que diga ese señor, no existe en nuestros días nada parecido a la “iglesia” del primer siglo y, entendiendo por “iglesia” o “cuerpo de Cristo”, al conjunto de personas que tienen que reinar con éste durante el milenio y para lo cual, tienen que llegar a tener la condición de “hermanos” suyos y en consecuencia Hijos de Dios, pues de lo contrario no pueden “heredar” el reino en calidad de inmortales reyes y sacerdotes (Rev. 20:6); establecida esta premisa, permítannos, queridos lectores, que les contemos de qué va la “película” en esta ocasión. Hace unos pocos días y con relación a la respuesta que dimos a uno de sus disparatados planteamientos acerca del significado de Efe. 4:11-13, el personaje mencionado y en su réplica, calificaba de “barbaridad diabólica” nuestra afirmación en el sentido de que para que dicho pasaje fuera aplicable en nuestros tiempos, tendría que existir una “iglesia” o “cuerpo de Cristo” a la que poder “reajustar” o edificar y lo cual no es el caso. Porque eso no es lo que refleja el contenido escritural, que desmiente totalmente el planteamiento de dicho caballero en el sentido de la actual existencia de una “iglesia” que haya perdurado o mantenido activa a través del tiempo, hasta llegar a nuestros días y por lo que dicha afirmación no deja de ser un verdadero disparate.
Pero claro, qué se puede esperar de un personaje que ha sido capaz de afirmar, recientemente y sin que se le mueva un músculo de la cara, que el primer ser humano en conocer el nombre de Dios fue Moisés, cuando el registro sagrado nos muestra sin lugar a duda alguna que unos 2.500 años antes del nacimiento de dicho personaje bíblico, ya Eva conocía dicho nombre y al ser que se identificaba tras el mismo (Gén. 4:1); y que en tiempos de Enós, tercer patriarca en línea desde de Adán, eso es, sobre los 2.000 años antes de que apareciera Moisés, ya se “empezó a invocar el nombre de Jehová” sobre la tierra o, según lo vierte la TLA que “a partir de entonces, se comenzó a adorar a Dios usando su nombre” y con una nota a pie de página, en la que se indica: “Su nombre, es decir, Yahveh” (Gén. 4:26)…… y que para acabar de arreglar las cosas, el Sr. Olcese aún no ha dado respuesta alguna a dicha cuestión, como si semejante salvajada no la hubiera dicho él, siendo como es el caso que desde este blog le fue fuertemente objetado dicho planteamiento. Contrario a ello, nos salió por los “cerros de Úbeda” y en un artero intento de desviar la atención de tal “metedura de pata”, con el tema que hoy nos ocupa de Efe. 4:11-13 y en el que, como no podría ser de otra manera, de nuevo comete errores injustificables en quién no solo se nos presenta como supuesto “teólogo”, sino además como un miembro de dicha “iglesia” o “cuerpo de Cristo”, eso es, futuro gobernante con éste en el reino de Dios…… ¡y es que encima va y se lo cree el hombre!
Y para no extendernos en demasía, solo analizaremos tres de los puntos que a lo largo del video/artículo al que nos referimos se hacen mención y en el que de nuevo queda probado el total desconocimiento que dicho autor tiene del contenido escritural, así como la empanada mental de la que hace gala constantemente. En primer lugar es, como mínimo sorprendente, que para contrarrestar nuestra afirmación en el sentido que después de la muerte del último apóstol (Juan, sobre el año 99 E.C.) desapareció la “iglesia” como tal, se nos descuelga con el “gran argumento” demostrativo para desmontar nuestro planteamiento, citando pasajes del libro de Hechos de los Apóstoles y en los que se habla del progresivo aumento cuantitativo de esta durante ese tiempo, como por ejemplo, Hech. 2:40-41 y que nos cuenta del aumento en un solo día de 3.000 almas; o Hech. 9:31, en donde se lee como sigue:
“Entonces, verdaderamente, la congregación por toda Judea y Galilea y Samaria entró en un período de paz, siendo edificada; y como andaba en el temor de Jehová y en el consuelo del espíritu santo, siguió multiplicándose.”
O también nos cita de Hech. 16:5, en donde se lee que “las congregaciones continuaron haciéndose firmes en la fe y aumentando en número de día en día” y lo que ya le sirve a ese aprendiz de “teólogo”, para afirmar que ello desmonta de raíz nuestra afirmación de una desaparición de la “iglesia” como tal después de los apóstoles y en una clara manifestación de no tener ni idea de los contextos en los que se colocan determinadas situaciones, mezclando por lo tanto “churras con merinas”…… y es que resulta que nada tiene que ver lo que desde este blog se discute, con lo que dicho caballero nos señala.
Porque resulta que en esos pasajes que nos ha citado, de lo que se nos habla es justo de los primeros años de andadura de la primitiva congregación cristiana y en pleno apogeo de la era apostólica, en donde se expulsaban demonios, se sanaban inválidos de nacimiento, se devolvía la vista a los ciegos, se levantaban muertos y otras “minucias” por el estilo; sin embargo, a lo que nosotros nos referimos es al momento en que desaparecieron de la escena los apóstoles y que culminó con la muerte de Juan en el año 99 E.C., a partir de lo cual la apostasía empezó a “campar a sus anchas” y desapareciendo con ello todo vestigio de la sana enseñanza dada por Jesús y mantenida por dichos apóstoles mientras vivieron: en resumidas cuentas, el fin de la “iglesia” como tal. Tengamos en cuenta que el relato del libro de Hechos de los Apóstoles abarca el período comprendido entre el año 33-61 E.C., eso es, en pleno auge de la tremenda influencia ejercida sobre los creyentes por parte de dichos apóstoles y de sus más inmediatos seguidores…… y lo que desde este blog se discute, repetimos, es acerca de lo que ocurrió a partir de la muerte del último de ellos y ocurrida más de 35 años después del tiempo abarcado por el relato del libro del que nos cita dicho “teólogo” y momento en que dicha “iglesia” declinó rápidamente hasta desaparecer. Luego el Sr. Olcese, no nos rebate nada de lo que nosotros estamos planteando, sino que lo que hace y como tiene por costumbre, es sacar textos de su contexto y “sin ton ni son”, aplicarlos “al voleo” y si pega, pega y si no, se le pone cola y tan amigos…… y siendo este, por lo visto, el alcance intelectual del personaje en cuestión.
Y que ello es así, eso es, que tiene ciertos “problemillas” para saber de lo que habla, queda demostrado y como segunda cuestión de las tres mencionadas, por la disparatada interpretación que hace de uno de los pasajes en que fundamenta la defensa de su postura y que según él, demuestra “claramente” que la progresiva captación de miembros para la “iglesia” o “cuerpo de Cristo” tenía que proyectarse en el tiempo hasta nuestros días y lo cual, de ser ello así, ciertamente desmontaría nuestro planteamiento de la total ausencia actual de una “iglesia” a la que poder “reajustar” o “edificar”. Pero lo que ocurre en realidad, es que como nos tiene acostumbrados el Sr. Olcese y faltando a su tantas veces citada máxima de que “un texto, sin su contexto es solo un pretexto”, en su total desconocimiento del contenido bíblico, coge un pasaje que diga lo que él necesita que diga y sin tener en cuenta su contexto, pues lo desconoce, le da una interpretación particular e interesada y la idea resultante ya se convierte para el personaje en cuestión, en aquello “que dice la Biblia” e, ignorando por tanto, que es la propia Biblia la que se interpreta a sí misma y la que nos explica qué es lo que se nos quiere enseñar en tal o cual porción escritural; por lo tanto, veamos el pasaje en cuestión, lo que D. Mario nos interpreta del mismo y lo que nos dice el contexto escritural acerca del contenido de dicho pasaje…… y juzguen ustedes mismos, los “fundamentos” teológicos de dicho personaje:
“Porque la promesa es para ustedes y para sus hijos y para todos los que están lejos, para cuantos llame a sí Jehová nuestro Dios.” (Hech. 2:39).
Según este “genio” de la interpretación bíblica y algo que pueden escuchar ustedes entre los minutos 4 y 5’25 de grabación del video al que hacemos referencia, es que con esa expresión “los que están lejos”, Pedro señalaba a aquellos que estaban más allá de los límites territoriales del vastísimo imperio romano, así como a los que estaban distantes en el tiempo, eso es, a aquellos que nacerían en siglos posteriores a la era apostólica y hasta llegar a los tiempos actuales; pues según genial ocurrencia de dicho “teólogo”, los rápidos medios de transportación y los sofisticados medios de comunicación actuales, facilitarían el poder llegar a esos “que están lejos” y algo de lo que no se disponía en el I siglo…… sí, sí, no se cachondeen ustedes, pues eso es lo que nos explica ese “number one” de la interpretación bíblica que hay que entender del citado pasaje. Ahora bien ¿es a eso, realmente, a lo que se refería el apóstol con esas palabras, según el contexto bíblico? Es más ¿a quiénes se aludía en concreto con esa expresión “los que están lejos”…… y lejos de qué? Para averiguarlo, acudiremos al citado contexto bíblico, eso es, a lo que se lee por ejemplo en Efe. 2:17 y que para una mayor comprensión de lo que pretendemos señalar, lo citaremos dentro de su contexto natural o más inmediato (nosotros somos por mucho y sin dárnoslas de “teólogos”, bastante más serios y rigurosos en nuestros estudios que el Sr. Olcese), lo que nos lleva a tener que considerar los versos del 13 al 19 y siempre partiendo de la base que Pablo en esta carta y algo que forma parte también del contexto, se está dirigiendo a conversos “gentiles” o gente “de las naciones”, que no eran judíos de nacimiento y que por tanto, en otro tiempo no estaban en pacto con Dios:
“Pero ahora, en unión con Cristo Jesús, ustedes los que en un tiempo estaban lejos (eso es, lejos de Dios) han llegado a estar cerca por la sangre del Cristo. 14 Porque él es nuestra paz, el que hizo de los dos grupos (los que estaban “lejos” y los que estaban “cerca”) uno solo y destruyó el muro de en medio que los separaba. 15 Por medio de su carne abolió la enemistad, la Ley de mandamientos que consistía en decretos, para crear de los dos pueblos (el judío y el gentil o no judío) en unión consigo mismo un solo hombre nuevo y hacer la paz; 16 y para reconciliar plenamente con Dios a ambos pueblos en un solo cuerpo mediante el madero de tormento, porque había matado la enemistad por medio de sí mismo. 17 Y vino y les declaró las buenas nuevas de paz a ustedes, los que estaban lejos (eso es, a los “gentiles”) y paz a los que estaban cerca (o sea, a los judíos), 18 porque mediante él, nosotros, ambos pueblos (el judío y el gentil), tenemos el acceso al Padre por un solo espíritu. 19 Ciertamente, por lo tanto, ustedes (los gentiles y a los que Pablo se estaba dirigiendo en este escrito) ya no son extraños y residentes forasteros, sino que son conciudadanos de los santos y son miembros de la casa de Dios.” (Acotaciones nuestras).
Entonces queda claro que lo dicho por Pedro y registrado en Hech. 2:39, para nada tenía que ver con la barbaridad interpretativa que nos acaba de hacer del mismo ese “genio” de la teología, en el sentido de que en las palabras de dicho pasaje “para todos los que están lejos” se hiciera referencia a lejanía en la distancia y además en el tiempo (prueba inequívoca de ello, es que lo relatado sucedió unos pocos años después de pronunciadas dichas palabras y prácticamente, “a tiro de piedra” de Jerusalén, eso es, en Éfeso), sino que nos habla del alejamiento de Dios que tenían aquellos que no eran judíos y con los que Jehová no había establecido el pacto para ser “un reino de sacerdotes” para Él (Éxo. 19:5-6). Pacto que posteriormente y ante la generalizada actitud de rechazo de Su pueblo Israel, se renovó y ya se les extendió a esos “que estaban lejos” y siendo el gentil Cornelio (Hech. 10:44-48) el primero en beneficiarse de dicho cambio; y que ello es como se lo contamos nosotros, queda probado cuando contrastamos lo dicho en Efe. 2:17 por distintas traducciones bíblicas y sin perder de vista, como hemos mencionado, que Pablo en esta carta se dirigía a conversos gentiles:
DHH: “Cristo vino a traer buenas noticias de paz a todos, tanto a ustedes que estaban lejos de Dios como a los que estaban cerca.”
PDT: “Él vino y proclamó la paz tanto a ustedes que estaban lejos de Dios como a los que estaban cerca de él.”
NTV: “Cristo les trajo la Buena Noticia de paz tanto a ustedes, los gentiles, que estaban lejos de él, como a los judíos, que estaban cerca.”
TLA: “Cristo vino y anunció las buenas noticias de paz a todos, tanto a ustedes, que no son judíos y estaban lejos de Dios, como a los que son judíos y estaban cerca de él.”
Y a eso se refería Pedro en Hech. 2:39, cuando mencionaba aquello de “los que están lejos”; luego una vez más y ya van “tropecientas”, en su proverbial ignorancia del contenido escritural, amén de su total falta de respeto a la máxima por él mismo tantas veces mencionada, en el sentido de que “un texto, sin su contexto, es solo un pretexto”, Apologista Mario Olcese se ha “columpiado” en su particular línea de análisis y nos ha dado una pésima interpretación de un pasaje bíblico…… y lo que le despoja de toda credibilidad ante cualquier planteamiento que pueda presentar, pues demuestra no ser más que un ignorante integral en cuestiones bíblicas, por tanto nada fiable. Pero vamos a una tercera cuestión y que tiene que ver ya directamente con su afirmación de que la “iglesia” existe a día de hoy plenamente revitalizada y de la que afirma ser miembro activo, lo que nos lleva de entrada a considerar el siguiente pasaje y por aquello de establecer un punto de partida que pueda ser aceptado por todos:
“Porque todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza.” (Rom. 15:4).
Siendo ello así, tomaremos como referencia algo que se nos explica en Hech. 8:1-24 y que resumido, viene a ser lo siguiente: en dicha porción escritural se nos muestra que mientras aquellos que habían recibido el bautismo en espíritu santo directamente de Jesucristo (los apóstoles) y que los convirtió en Hijos de Dios y fundamento de la “iglesia” o “cuerpo de Cristo”, podían impartírselo a otros y con ello los poderes que eran inherentes a dicha condición, aquellos que habían recibido dicha condición por medio (o a través) de los apóstoles y que si bien podían desarrollar poderes parecidos a ellos, lo que ya no podían era extender dicha condición de miembros de la “iglesia” a otros. Ello queda demostrado en el caso de un tal Felipe y una de las siete primeras personas de las que nos citan las Escrituras, que recibieron dicho bautismo en espíritu santo a través de los mencionados apóstoles y con ello su condición de Hijos de Dios, amén de los poderes que eran consustanciales a dicha condición (Hech. 6:5-6) y que es el protagonista de la “historia”; y es que lo que se nos muestra en dicho relato del capítulo ocho del libro de Hechos de los Apóstoles, es que mientras el tal Felipe y como miembro de la “iglesia” tenía la autoridad para llevar a cabo obras poderosísimas en calidad de Hijo de Dios, no pudo sin embargo impartir el bautismo es espíritu santo a aquellos samaritanos que se había convertido y bautizado en agua en el nombre de Jesucristo. Por lo que según el relato (v. 14-17), solo cuando los apóstoles Pedro y Juan, desplazados expresamente desde Jerusalén hasta Samaria para tal fin, les impusieron las manos a esas personas, eso es, les impartieron el bautismo en espíritu santo, estas entraron a formar parte del “cuerpo de Cristo” y empezaron a desarrollar los poderes inherentes a dicha condición, ya en su calidad de Hijos de Dios. Obviamente, dicho relato nos lleva a la conclusión razonable de que solo los apóstoles tenían la autoridad para bautizar en espíritu santo, eso es, transmitir el ungimiento de uno como Hijo de Dios y por tanto hacerlo miembro de la “iglesia”, con todos aquellos poderes que eran connaturales a dicha condición…… pero veamos algo que nos confirma dicha línea de razonamiento y que se nos relata en los versículos 18-20:
“Ahora bien, cuando Simón vio que mediante la imposición de las manos de los apóstoles se daba el espíritu, les ofreció dinero, 19 diciendo: “Denme a mí también esta autoridad, para que cualquiera a quien yo imponga las manos reciba espíritu santo”.”
Luego de lo que se dio cuenta el tal Simón, es que Pedro y Juan hacían algo que no podía hacer Felipe y por lo que a ellos se dirigió para comprar, no tanto los poderes desplegados, sino la “autoridad” para poder extendérselos a otros y hacer de ello una fuente de ganancia…… la pregunta es ¿por qué no le hizo dicha oferta a Felipe, al que conocía de mucho tiempo atrás y se la hizo a dos auténticos desconocidos? Pues porque el tal Felipe no poseía dicha “autoridad” y sí estaba en posesión de aquellos dos desconocidos personajes llegados de Jerusalén, algo de lo que rápidamente se dio cuenta el “pendón verbenero” de Simón. Siendo esto así y así es, según lo leído, solo el sentido común nos dice que cuando despareció el último de los apóstoles en el año 99 E.C., con él desapareció de sobre la tierra dicha autoridad o capacidad de transmisión y con ello, razonablemente, finalizó la posibilidad de captación de nuevos miembros del “cuerpo de Cristo”; lo que conllevó a que con la muerte de aquellos que aún restaban de los que habían recibido dicho bautismo de manos de los apóstoles y que hubieran sobrevivido a Juan (y que, recordemos, no podían transmitir dicha unción a otros), desapareciera la “iglesia” como tal de sobre la tierra y eso hasta nuestros días, obviamente, por falta de nuevas incorporaciones…… y diga lo que diga el Sr. Olcese, eso es lo que está escrito “para nuestra instrucción”.
Pero hete aquí, que el Sr. Olcese comete otro error de principiante, eso es, al asegurar y sin contrastar el contexto escritural antes de hacer semejante afirmación, al señalar que es falso que solo los apóstoles pudieran impartir dicho bautismo en espíritu santo y que le daba a uno la condición de Hijo de Dios, por tanto miembro de la “iglesia” o “cuerpo de Cristo”, pues según nos señala dicho “caballero” y en una nueva genialidad, el apóstol Pablo habría recibido el bautismo en espíritu santo mediante imposición de manos y a cargo de una persona irrelevante dentro de la congregación, de nombre Ananías…… argumento que usa dicho caballero, para “demostrar” que la imposición de manos no era privativa de los apóstoles o, lo que es lo mismo, que cualquier siervo de Dios podía llevar a cabo dicha imposición de manos y que de ser ello cierto, está claro que desmantelaría completamente nuestro planteamiento. Pero afirmación totalmente falsa y como no puede ser de otra manera, viniendo del indocumentado del que viene, pues Pablo no recibió su ungimiento como Hijo de Dios mediante la imposición de manos de un siervo anónimo de la congregación, el tal Ananías (no se entendería entonces, que un personaje tan prominente como Felipe, no hubiera podido hacer lo mismo), sino del propio Jesucristo y al igual que el resto de apóstoles, como nos muestra el contexto escritural…… pero como no es asunto de extendernos demasiado, nos remitimos a un artículo que se publicó en este blog el 10/04/13, bajo el título Una reflexión sobre Hech. 9:17 y en donde mostramos con todo lujo de detalles, que dicho Ananías no bautizó a Pablo con espíritu santo; luego el que resulta que no se entera de qué va la “película”, es ese “cualificado” teólogo y ello, por desatender una vez más el contexto de ese relato y que nosotros sí analizamos concienzudamente en ese escrito que les indicamos.
Entonces y a tenor de lo explicado, insistimos en el hecho de que no pueden existir a día de hoy en la tierra miembros de la “iglesia”, pues con la muerte de Juan (último de los apóstoles en morir) despareció la última persona que podía administrar el bautismo en espíritu santo y algo que, como ha quedado demostrado, solo entraba en la jurisdicción de los apóstoles de Jesucristo…… luego al morir estos, se acabó lo que se daba. Lo que también parece haber quedado probado, es que “la base” sobre la que en este blog se edifican nuestros argumentos, lejos de ser de “arena” como nos ha señalado ese “genio” de la teología en su video, es de hormigón del bueno y contra la que se estrellan una tras otra sus disparatadas ocurrencias…… y es que por no saber, no sabe siquiera interpretar correctamente un texto bíblico y como hemos podido comprobar, en el caso de Hech. 2:39. Pero veamos más evidencia de que no existe actualmente nada parecido a una “iglesia” o “cuerpo de Cristo” en nuestros días, partiendo de unas palabras que dijo Jesucristo a sus apóstoles:
“Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen las buenas nuevas a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado será salvo, más el que no crea será condenado. 17 Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas, 18 con las manos tomarán serpientes y si beben algo mortífero, no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán”.
19 Entonces el Señor Jesús, después de haberles hablado, fue tomado arriba al cielo y se sentó a la diestra de Dios. 20 Por consiguiente, ellos salieron y predicaron por todas partes, mientras el Señor obraba con ellos y apoyaba el mensaje por las señales que acompañaban a este.” (Mar. 16:15-20).
Preguntémonos ahora lo siguiente: si como afirma el Sr. Olcese y puesto que según su planteamiento, la “iglesia” ha ido aumentando con el tiempo y lo que nos llevaría en el momento actual, a la existencia de cientos de miles, cuando no de millones de personas “bautizadas” que han “creído” y por tanto, miembros continuadores de la obra encomendada a aquella “iglesia” a la que se dirigía Jesucristo en ese pasaje y equipados lógicamente, con esos poderes mencionados en dicho pasaje…… ¿dónde está la repercusión mediática en el mundo, de la obra de dichos personajes y capaces de expulsar demonios, hablar en idiomas que no han aprendido, tomar serpientes venenosas con sus manos, ser inmunes al veneno y sanar múltiples y distintas clases de enfermedad? ¿Dónde están las noticias de dichas asombrosas manifestaciones de poder y por tan impresionante número de personas, en los actuales medios de comunicación mundiales y que revolucionarían a la humanidad? Por lo que nos enfrentamos al siguiente dilema, dado que nada de lo señalado en dicho pasaje se percibe en ningún lugar del planeta: o nos miente Jesucristo en esas palabras, o nos miente Apologista Mario Olcese en su afirmación de una multitudinaria “iglesia” actual y continuadora de la obra de predicar el evangelio, encomendada a los primeros miembros de la misma en el I siglo…… ustedes mismos.
Porque esas palabras leídas en Marcos, solo tienen sentido si ellas se limitan a la actividad de los apóstoles desde el momento en que recibieron dicha comisión, hasta el momento de su muerte; pero es que además, tenemos el verso 20 y en donde se nos dice que Jesucristo “colaboró” respaldando la tarea divulgadora de esos enviados a predicar el evangelio, mediante las señales poderosas que acompañarían al mismo y como acreditación de que dichas personas eran enviadas por él…… y algo que sí ocurrió en el primer siglo. Luego ¿porque no ocurre eso ahora, si según el Sr. Olcese estaríamos hablando de la misma “iglesia” y de la misma obra divulgadora del evangelio? ¿Será acaso que Jesucristo ya no se interesa en ella y ha dejado de apoyar el mensaje “por las señales” que a este acompañaban? Y si ello es así y así parece ¿por qué apoyó a la “iglesia” del I siglo y no lo hace con la actual, siendo como según dicho caballero afirma, tratarse de la misma “iglesia” y continuadora de la misma comisión?
Obviamente, lo dicho nos plantea una derivada: si realmente estuviéramos ante una “iglesia” continuadora de la del I siglo y por lo tanto, continuadora de la obra que se le encomendó a aquella ¿por qué en Rev. 6:9-11 y 11:3, se nos habla de un remanente “ungido” o “resto” de aquella “iglesia” aún por aparecer y prefigurado por los “dos testigos”, con la comisión de llevar adelante una obra de predicación por espacio de tan solo 1.260 días? ¿Es que la obra de la “iglesia” habida después de la muerte de los apóstoles y de la que el Sr. Olcese se afirma continuador, no ha dado resultado positivo algunos y Jehová ha tenido que tomar medidas complementarias? Por lo tanto, ello solo se puede explicar si, como decimos nosotros, dicha “iglesia” hubiera desaparecido con la muerte de los apóstoles y en el pasaje mencionado de Marcos, simplemente se hiciera referencia al mandato que Jesucristo dio concretamente a sus apóstoles, cómo estos la pusieron por obra y cómo Jesucristo interactuó con ellos, prestándoles la ayuda necesaria en ese momento…… y ahí se acabó todo lo que se daba. El ir más allá de esto, es especulación pura y dura, pues es decir algo que la Biblia no dice, ya que esta no se puede contradecir a sí misma y ha quedado claro que con la muerte del último apóstol, se paralizó la captación de nuevos elementos para dicha “iglesia” y línea que sigue lo que acabamos de señalar…… pero veamos otro pasaje y que ya indicaba que ello tenía que ser así, en unas palabras que Jesús en oración dijo a su Padre Celestial y que referidas a su más directos colaboradores, han sido sistemáticamente pasadas por alto por esa “pandilla” que defiende la idea de una “iglesia” actual en acción:
“Hago petición, no respecto a estos (los apóstoles que en ese momento estaban con él) solamente, sino también respecto a los que pongan fe en mí mediante la palabra de ellos (eso es, en referencia a los más inmediatos colaboradores de los apóstoles).” (Juan 17:20).
Ello indica que la comisión dada posteriormente a los apóstoles y que hemos leído en el pasaje de Marcos mencionado, tenía fecha de caducidad, pues en cuanto se acabaran estos o desaparecieran de la escena terrestre en el momento de su muerte, ya nadie podría creer mediante “la palabra de ellos”, sino mediante lo que otros les contaran que habían dicho esos personajes…… y que es más o menos, con lo que nos encontramos nosotros a día de hoy: nos enteramos de lo que dijeron esos personajes, a través de lo que “otros” nos han contado por medio de la Biblia (con innumerables traductores de por medio) que los tales dijeron y no directamente de viva voz mediante la propia “palabra de ellos” y que es de lo que estaba hablando Jesús. No obstante y puesto que la Biblia no se contradice, estaríamos ante una prueba más de que con la desaparición del último apóstol o en su defecto, de aquellos últimos que hubieran recibido su ungimiento de manos de estos y que hubieran sobrevivido a Juan, se acabó la presencia de la “iglesia” o “cuerpo de Cristo” al final del I siglo o inicios del II.
Luego todo considerado y volviendo al Sr. Olcese, es evidente que nos encontramos ante un caso de ignorancia patológica, sazonada con un mucho de orgullo y arrogancia, lo que impide que Jehová Dios le permita a ese “iluminado” el entender Su Palabra; de ahí, sus garrafales y continuas “meteduras de pata”, así como el hecho de que aún tenga algunas cuestiones pendientes de respondernos y ante las que se hace “el loco”, dada su demostrada incapacidad para poder explicarlas de forma razonable…… y ese es el “genio” que pretende darnos a los autores de este blog, “lecciones” sobre lo que nos explican las Escrituras.
MABEL
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