viernes, 14 de febrero de 2014
¿Es realista, el pensar en una tierra convertida pronto en un “paraíso”?
Porque es cierto que viendo la que nos está cayendo encima en todos los órdenes y más aún, con la que nos augura el futuro más inmediato con las naciones más poderosas armándose hasta los dientes con aterradoras armas nucleares o de destrucción masiva, así como la horrenda situación que nos transmiten los distintos medios de información acerca de brutal crisis económica, hambre, destrucción, guerras, miseria y todos los etc. que cada cual le quiera añadir, dicha idea de una tierra convertida en un remanso de paz parece sacada de un chiste malo…… pero no es menos cierto que eso es lo que le prometió Jesús momentos antes de su muerte, a un agonizante delincuente que yacía colgado en un madero a su lado.
“Y pasó a decir: “Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu reino”. 43 Y él le dijo: “Verdaderamente te digo hoy: Estarás conmigo en el Paraíso”.” (Luc. 23:42-43).
Fijémonos bien, en que lo que le pidió el malhechor a Jesús, era que se acordase de él cuando viniera “en su reino” y con lo que la respuesta de Jesús a dicho desdichado personaje fue que estaría con él en el “paraíso”: eso es, fue Jesús mismo el que identificó su reinado como un tiempo de paz absoluta…… y en bien entendido de que la expresión “paz” no se refiere solo a la ausencia de guerra, sino a un general estado de ánimo producido por la seguridad en todos los sentidos, eso es, ausencia de temores tales, como el miedo a sufrir violencia a manos de otro ser humano o de animales feroces, de no disponer de suficientes alimentos, de sufrir enfermedad, o el temor de envejecer y finalmente morir, etc. etc. etc.; en definitiva, la realización de lo que uno se imagina cuando oye la palabra “paraíso”. Pero la cosa se complica, cuando nos sale algún “enteradillo” por ahí diciéndonos que en dicho periodo de tiempo de gobernación divina en manos de Jesucristo, eso es, el milenio, no será un paraíso mundial de total felicidad, paz y concordia entre todos sus habitantes…… pero es que es tal disparate que se nos propone, que les instamos a que lo vean por ustedes mismos en el enlace señalado; y en donde queda claro que el autor en cuestión y aunque se identifica como “ungido” y teólogo, no solo no tiene ni la menor idea de interpretar un texto bíblico ni de entender siquiera mínimamente aquello que lee, sino que tal parece que se “le ha ido la olla” y que dicho en “román paladín” significa que está “más pallá que pacá”, pues de lo contrario no se entiende una afirmación de tal calibre y que contradice todo el contexto escritural.
Pero para poder entender de qué va la historia, tenemos que partir de una premisa y que tiene que ver con lo siguiente: lo registrado en las Escrituras, absolutamente todo, abarca desde el momento en que la tierra empezó a ser habilitada para contener al hombre, hasta el momento en que se nos dice y al término de los mil años de reinado de Jesucristo, que Satanás es soltado de su apresamiento en un último intento de apartar al ser humano de servir a su Dios Jehová:
“Ahora bien, luego que hayan terminado los mil años (del reinado mesiánico de Cristo), Satanás será soltado de su prisión, 8 y saldrá a extraviar a aquellas naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, para reunirlos para la guerra. El número de estos es como la arena del mar. 9 Y avanzaron sobre la anchura de la tierra y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero descendió fuego del cielo y los devoró. 10 Y el Diablo que los estaba extraviando fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde ya estaban tanto la bestia salvaje como el falso profeta; y serán atormentados día y noche para siempre jamás.” (Rev. 20:7-10). (Acotación nuestra).
Y en el bien entendido de que dichos cuatro versos no son más que una interpolación a modo de paréntesis en el relato que se nos está contando, como ya explicábamos en uno se nuestros anteriores escritos y uno de los más leídos de cuantos hemos publicado; por lo tanto y para dar énfasis a la idea, el registro bíblico abarca desde Gén. 1:1, hasta Rev. 20:7-10 y siendo lo que se nos relata en Rev. 20:11 hasta 22:21, de hechos que tienen que ver con el milenio, por tanto anteriores a la suelta de Satanás; y evento que como hemos señalado, ocurre al término del reinado milenario…… más allá de eso, la Biblia no nos cuenta absolutamente nada. Luego partiendo de esa base, vamos a leer un pasaje bíblico del todo revelador:
“…… y para que él envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.” (Hech. 3:20-21).
Entonces lo que tenemos que entender es que dicha “restauración” ocurre durante el período milenial; sin embargo y según ese autor mencionado, la “restauración” de la que se nos hablando en ese pasaje tiene que ver exclusivamente con el retorno del pueblo judío a Israel, con la restauración de las “antiguas glorias” de dicho reino, la restauración de la ley de Dios, que el pueblo esté sujeto a un nuevo rey descendiente del antiguo rey David, en definitiva que sea restaurado el antiguo reino davídico. Y siendo de eso, lo que ese “genio” de la interpretación bíblica nos dice que fue lo que Dios habló “por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo”; ahora bien, ¿es eso cierto, o sea, es esta de la “restauración” de la que se nos habla en el pasaje mencionado? Obviamente no, pues lo primero que hay que tener en cuenta es qué significa la palabra “restaurar” y de la que se nos dice que el sentido primario del término es el “devolver algo a su estado inicial”…… y el pueblo de Dios, como tal, originalmente no estuvo gobernado por ningún rey, pues solo cuando sobre el 1.117 a.E.C. el pueblo solicitó tener un rey, es a partir de cuando aparece esta figura en Israel.
Tengamos en cuenta que a partir del pacto en Sinaí, en dónde Jehová se dirigió al pueblo liberado y le dijo que si obedecía su autoridad y su pacto, podría convertirse en su propiedad especial entre todos los demás pueblos, debido a la positiva respuesta del mencionado pueblo ante dicho pacto Jehová se erigió como Único Legislador Regio y dándoles decretos reales recogidos en un amplio código, al mismo tiempo que manifestó de modo impresionante su poder y gloria, siendo sus máximos exponentes visibles el Tabernáculo o “tienda de reunión” y en especial el “Arca de la Alianza”, que indicaban la presencia del Cabeza invisible y celestial del Estado. Aunque Moisés y otros hombres nombrados juzgaron la mayoría de los casos, siempre guiados por la ley de Dios, en ciertas ocasiones fue el propio Jehová quien intervino personalmente para expresar su juicio y aplicar sanciones contra los que quebrantaban la Ley (Núm. 16:20: 35); por otra parte, los sacerdotes ordenados actuaban para mantener buenas relaciones entre la nación y su Gobernante celestial, ayudando al pueblo en sus esfuerzos por conformarse a las elevadas normas del pacto de la Ley y por lo que el sistema de gobierno de Israel era una verdadera “teocracia”, eso es, el pueblo gobernado por el propio Dios.
Durante los tres siglos y medio que siguieron a la conquista de los muchos reinos de Canaán, Jehová Dios fue el único rey de la nación de Israel; y si bien es cierto que en diversos períodos hubo jueces que Él escogió para que dirigieran a la nación puntualmente (o a parte de ella), tanto en tiempos de guerra como de paz, no es menos cierto que era Jehová el que continuaba “cortando en bacalao”. Tan es eso así, que sobre este período general de los jueces se lee que aún “en aquellos días no había rey en Israel. En cuanto a todos, lo que era recto a sus propios ojos (siempre en línea con la ley dada por Dios) cada uno acostumbraba hacer” (Jue. 17:6; 21:25). Estas palabras no deben interpretarse como que no existiera un poder u órgano judicial regulador, pues en todas las ciudades había jueces o ancianos que se encargaban de los casos y problemas legales y hacían justicia; además, el sacerdocio levítico actuaba como una fuerza guiadora superior, educando al pueblo en la ley de Dios y el sumo sacerdote tenía el Urim y Tumim, con el que podía consultar a Dios sobre los casos difíciles, por lo que la persona que se aprovechaba de estas provisiones, adquiriendo conocimiento de la ley de Dios y la aplicaba, tenía una buena guía para su conciencia…… por lo tanto, el que uno en este caso hiciera “lo que era recto a sus propios ojos” no resultaría en mal. Luego lo que queda claro es que no había monarca humano alguno sobre el pueblo de Dios, que supervisara el trabajo de los jueces ni mandara a la gente participar en proyectos particulares ni la organizara para defender la nación.
Casi cuatrocientos años después del éxodo y más de ochocientos después que Dios hiciera un pacto con Abrahán, los israelitas solicitaron un rey humano que los acaudillara, como tenían las demás naciones y con cuya solicitud rechazaban la directa gobernación real de Jehová sobre ellos y algo de lo que Este se dio por enterado (1 Sam. 8:4-8). Es cierto, que alguien podría afirmar que el pueblo tenía razones para esperar que Dios estableciera un reino en consonancia con las promesas dadas a Abrahán y a Jacob, así como la profecía que pronunció Jacob respecto a Judá en su lecho de muerte daba más base para tal esperanza (Gén. 49:8-10); sin embargo, no es menos cierto que Jehová no había revelado completamente su “secreto sagrado” concerniente al “reino”, pues no había indicado cuándo llegaría el momento debido para establecerlo ni la estructura y los componentes de ese gobierno, o si sería de ascendencia terrenal (como era el caso de las naciones vecinas) o de ascendencia celestial, eso es, auspiciado por Jehová y como es el caso del futuro reino de Dios en manos de Jesucristo…… por consiguiente, fue un atrevimiento el que el pueblo exigiera en ese momento el ser dirigidos por un rey humano. Pero lo que en todo caso queda probado, es que el pueblo de Dios no inició con un rey humano como cabeza dirigente de la nación y por lo que la palabra “restauración” en el sentido de devolver algo a su situación inicial, no tiene ningún sentido en este contexto…… o lo que es lo mismo, que no fue de eso de lo que nos hablaron los profetas de tiempo antiguo “por boca de Jehová” y contrario a lo que nos afirma el autor del que estamos citando; porque de lo que nos hablaron esos profetas que sería restaurado durante el período milenario, es de aquello que había en un principio y antes de que el ser humano cayera en el pecado, como queda perfectamente reflejado en los palabras de los profetas:
Job 33:25: “Que su carne se haga más fresca que en la juventud; que vuelva (la persona) a los días de su vigor juvenil.” (Acotación nuestra).
Luego de lo que se nos estaría hablando aquí, es al regreso del ser humano a la eterna juventud que poseían nuestros primeros padres; o veamos esto otro:
Isa. 11:6-9: “Y el lobo realmente morará por un tiempo con el cordero y el leopardo mismo se echará con el cabrito y el becerro y el leoncillo crinado y el animal bien alimentado todos juntos; y un simple muchachito será guía sobre ellos. 7 Y la vaca y la osa mismas pacerán; sus crías se echarán juntas. Y hasta el león comerá paja justamente como el toro. 8 Y el niño de pecho ciertamente jugará sobre el agujero de la cobra; y sobre la abertura para la luz de una culebra venenosa realmente pondrá su propia mano un niño destetado. 9 No harán ningún daño ni causarán ninguna ruina en toda mi santa montaña; porque la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar.”
Es obvio que estaríamos hablando de una situación de paz universal, que extendiéndose más allá de las relaciones humanas, alcanzarían a la relación del hombre con los animales y que solo existió en tiempos de Adán…… luego en este caso también tiene sentido la palabra “restauración”; pero veamos algo más que nos dijeron esos profetas de tiempo antiguo y a cumplirse durante ese período del reino de Dios:
Isa. 35:5-7: “En aquel tiempo (obviamente, durante el período milenario) los ojos de los ciegos serán abiertos y los oídos mismos de los sordos serán destapados. 6 En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo y la lengua del mudo clamará con alegría. Pues en el desierto habrán brotado aguas y torrentes en la llanura desértica. 7 Y el suelo abrasado por el calor se habrá puesto como un estanque lleno de cañas; y el suelo sediento, como manantiales de agua. En el lugar de habitación de los chacales, un lugar de descanso para ellos, habrá hierba verde con cañas y papiros.” (Acotación nuestra).
Por lo que no estaremos solo ante un magnifico panorama físico del ser humano, sino también de una “restauración” de nuestro entorno medioambiental y tan necesario para el mantenimiento de la salud de los individuos, que llevará al ser humano al siguiente grado:
Isa. 33:24: “Y ningún residente dirá: “Estoy enfermo”. La gente que more en la tierra constará de los que habrán sido perdonados por su error.”
Y puesto que de eso nosotros ya les hablamos en un exitoso artículo publicado a inicios del 2.012, no nos extenderemos sobre el particular sino que nos centraremos en algunas afirmaciones que nos hace el autor en cuestión, como por ejemplo, en la forma de sociedad que será establecida en ese entonces y que según dicho “entendido”, nada tiene que ver con una comunidad rural y autosuficiente y algo de lo que el personaje en cuestión considera como un utopía…… sin embargo, esto es lo que nos dijeron por boca de Jehová, esos profetas “de tiempo antiguo”:
Isa. 65:21-22: “Y ciertamente edificarán casas y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. 22 No edificarán y otro lo ocupará; no plantarán y otro lo comerá. Porque como los días de un árbol serán los días de mi pueblo; y la obra de sus propias manos mis escogidos usarán a grado cabal.”
Entonces vemos que todo apunta a encaminarnos a una sociedad esencialmente agrícola y autosuficiente, sin que ello signifique que no puedan ser aprovechadas otras estructuras creadas por el hombre y que usadas debidamente, den honra a nuestro Creador; pero en todo caso, como ello es algo que solo veremos cuando estemos allí, no es de lo que nos tenemos que preocupar ahora y que más bien tiene que ver con el hacer lo posible por estar allí…… ¡y luego ya Dios dirá! Pero otra cosa que nos dice el autor al que hemos hecho referencia y que nos habla de su total desconocimiento del contenido escritural, es que durante ese período milenial continuará existiendo la muerte y para lo que se apoya en el pasaje de Isa. 65:20 y en dónde se lee lo siguiente:
“Ya no llegará a haber de aquel lugar un niño de pecho de unos cuantos días de edad, ni un viejo que no cumpla sus días; porque uno morirá como simple muchacho, aunque tenga cien años de edad; y en cuanto al pecador, aunque tenga cien años de edad se invocará el mal contra él.”
No obstante y de ser ello como se nos plantea, dicho pasaje entraría totalmente en contradicción con lo afirmado en las Escrituras, pues en ellas leemos por ejemplo, lo siguiente:
“Porque, ¡miren!, voy a crear nuevos cielos y una nueva tierra; y las cosas anteriores no serán recordadas, ni subirán al corazón.” (Isa. 65:17).
Sin embargo, si en ese nuevo mundo que nos aguarda y que con tanto anhelo esperamos, continuaran existiendo la vejez y la muerte como nos afirma dicho “experto”, no solo se contradeciría lo afirmado en Job 33:25 y ya mencionado, sino que sería del todo imposible que la afirmación divina se cumpliera, eso es, el no “recordar” las cosas “anteriores” pues estas habrían entrado en ese nuevo mundo junto a nosotros y con lo que dicho pasaje sería totalmente contradictorio. Pero veamos más, leyendo de Rev. 21:4 y en el bien entendido de que, como hemos señalado, todo aquello de que nos habla la Biblia, transcurre desde el inicio del hombre sobre la tierra y el momento de la suelta de Satanás una vez terminado el milenio…… por lo que lo que se menciona en dicho pasaje, tiene que ocurrir al momento de iniciar del milenio:
“Y limpiará toda lágrima de sus ojos y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.”
Eso es, las cosas que estamos sufriendo ahora en este valle de lágrimas actual, son las cosas “anteriores” que habrán pasado y que no serán “recordadas” ni “subirán al corazón”, cuando entremos al reino de Dios; pero puesto que queremos que no quede duda alguna sobre nuestra argumentación, vamos a analizar el pasaje objeto de controversia, eso es, Isa. 65:20 y que pasaremos a desarrollar partiendo del razonamiento lógico, para discernir el contenido del mensaje que se nos quiere transmitir con este pasaje y que, obviamente, es ignorado totalmente por el autor que en el mismo se apoya para defender su planteamiento. Para ello, nada mejor que acudir al momento en que fueron dichas tales palabras y averiguar lo que significaron en ese entonces y alcanzar con ello, a entender el paralelismo profético que se nos quiere transmitir, con referencia a esos tiempos futuros: y es que cuando se cumplieron por primera vez estas palabras en el pueblo de Isaías (a su regreso del destierro en Babilonia), significaron que incluso los bebés indefensos se hallaban a salvo, pues ya no había enemigos que invadieran la tierra, como lo habían hecho en un tiempo los babilonios, para matar o llevarse a los niños de pecho lejos de sus madres, o segar la vida de hombres en la flor de la vida, etc. (2 Crón. 36:17; 20); en todo caso, dichas palabras proféticas significaron “seguridad” para aquellos regresados del destierro en Babilonia.
Por lo que en el tiempo actual, en donde diversas circunstancias nos colocan prácticamente en la misma condición de inseguridad en cuanto a preservar la vida ante cualquier circunstancia adversa, como tenían aquellas personas de la antigüedad, lo que nos aseguran esas palabras de Isa. 65:20 y al igual que en su momento aseguraron a aquellos regresados de Babilonia, es que en el nuevo mundo venidero o reino de Dios, la gente estará a salvo de toda contingencia, incluida la muerte y tendrá seguridad completa en todo aspecto y por lo que podrá disfrutar de la vida a plenitud. Que la idea va por ahí, nos queda mucho más claro cuando leemos el pasaje de Isa. 65:20 en una versión que nos suele sacar de muchos apuros, máxime cuando nos encontramos con algún texto “rebelde” o difícil de entender, como pudiera ser el mencionado…… y que no es otra que la TLA, que vierte dicho texto de la siguiente manera:
“No habrá niños que mueran al nacer, ni ancianos que mueran antes de tiempo. Morir a los cien años será morir joven; no llegar a esa edad será una maldición.”
Recordemos que tres versos más adelante (el 23) lo que leemos es lo siguiente y transcrito de la misma versión:
“Mi pueblo no trabajará en vano, ni sus hijos morirán antes de tiempo. Porque yo los bendeciré a ellos, a sus hijos y a sus nietos.”
Pero fijémonos en que la idea básica que nos transmite tanto el pasaje, como su contexto y de aplicación en el nuevo mundo por venir, va en el sentido de que no habrán personas que mueran “antes de tiempo”; y para captar la idea tras esas palabras, no nos queda más remedio que ver las cosas desde el punto de vista de las Escrituras y variar un poco nuestra perspectiva acerca de las cosas tal como las conocemos actualmente: en primer lugar, tenemos que entender que no se nos está hablando de ancianos en los términos en los que hoy entendemos que es un anciano, eso es, una persona decrépita, llena de arrugas y achaques, tambaleante e insegura y ya al límite de su vida, sino que se nos está hablando de seres humanos totalmente perfectos que acumularán cientos de años de vida, al grado que un hombre con cien años, será considerado prácticamente como un simple “muchachito”…… de lo contrario, lo anunciado en Job 33:25, en el sentido que nuestra carne recobrará la frescura de la juventud y nuestro cuerpo el vigor juvenil, sería mentira. Y puesto que la Biblia no miente y el planteamiento que estamos desarrollando, se ajusta perfectamente a los textos mostrados, ello quiere decir que estamos en el camino correcto…… por lo tanto, continuemos con la exposición de nuestra idea; y lo cual nos lleva a analizar el significado de esa afirmación de que no habrá personas (sean infantes o ancianos) que mueran “antes de tiempo”. Por lo que la pregunta sería…… antes ¿de qué tiempo? Y siendo la respuesta del todo obvia, cuando la Biblia se analiza desde la perspectiva de Jehová y sin la pretensión de que esta se ajuste a nuestra particular forma de entenderla, como parece ser ocurre en el caso del autor mencionado, sino con la idea de ajustar nuestro punto de vista al contenido escritural.
Porque uno de los muchos detalles que se suelen pasar por alto en muchos “entendidos” y de ahí que aparezcan absurdos planteamientos como el que estamos considerando, es que nuestro Creador ya nos avisa con siglos de antelación de que una vez entremos en ese restaurador período milenario de perfección y en el que incluso la muerte como producto del pecado “ya no será más” (Rev. 21:4), tenemos un límite de mil años en donde prepararnos para la prueba final con la suelta de Satanás (Rev. 20:7-8); y en donde uno tendrá que tomar acción, en el sentido de qué decisión tomar ante la propuesta satánica y por la que obviamente será debidamente recompensado: vida eterna si la elección es la correcta y destrucción eterna si no lo es, tal como ocurrió en el caso de Adán y Eva. Por lo tanto, esa expresión de “hijos” o “ancianos” que mueran “antes de tiempo”, se tiene que referir a que las personas y por muchos o pocos años que acumulen, no morirán antes de que transcurran esos mil años que Jehová ha decretado para la restauración de la humanidad obediente y que en función del rescate pagado por su hijo, el Altísimo puede legalmente eximir a dicha humanidad del tener que morir por el pecado adámico; pues de lo contrario, el autor del que estamos mencionando y que afirma que durante el milenio “existirá” la muerte, nos tendría que explicar cuál es el beneficio del sacrifico vicario de Jesús en favor de la humanidad. Ya otra cosa distinta, es que la muerte de alguna persona durante el milenio, ocurra como castigo directo de Jehová, por la actitud impenitente de algunos que no aceptarán el sujetarse al gobierno teocrático decretado por el Altísimo sobre la tierra…… y por lo que más que hablar en términos de muerte, tendríamos que estar hablando términos de destrucción eterna para esas personas.
Es en este sentido, que en el pasaje de Isa. 65:20 se nos dice que morir a lo cien años y tiempo suficiente para ver los “andares” de una persona, será como consecuencias de una “maldición” divina y sin embargo, morir a esa edad, será prácticamente para el rebelde pecador, como el morir como un simple “muchachito”, pues en condiciones normales y como hemos señalado, los hombres tienen que vivir el tiempo suficiente para llegar a la conclusión del milenio y en donde ya allí, es cuando se dilucidará de una vez por todas el destino de todo ser humano sobre la tierra y según sea su respuesta a la prueba de Satanás…… ello decidirá si la vida de uno se prolonga por la eternidad o por el contrario y ante una respuesta alejada del propósito divino, es cortada en ese mismo momento y destruida eternamente; es por esta razón que las personas que acumulen cientos de años, no pueden morir antes del tiempo de mil años decretado por el Altísimo, o como dicen otras versiones analizadas, no pueden existir ancianos que “no cumplan sus días” pues sí o sí, tienen que llegar al final del milenio y quedar en disposición de afrontar la prueba final, para que se cumpla con ello el propósito divino para con el hombre.
Tengamos en cuenta que durante el milenio se producirá la que podríamos considerar como una “segunda” resurrección, en donde se levantarán personas de todos los “pelajes”: desde aquellos que fueron fieles a Jehová en su momento, hasta los “desechos” de la sociedad y cuya muerte no fuera causada por un juicio directo de Dios, como sí ocurre con los muertos en el diluvio del día de Noé o en los barridos en los juicios de Sodoma y Gomorra, por citar dos de los casos más conocidos…… todos los resucitados, repetimos, recibirán la oportunidad de cambiar de forma de proceder y apegarse a las nuevas normas que se implantarán durante dicho período milenial. Es cierto, sin embargo, que les será más fácil a aquellos que en su vida anterior ya respetaron las normas divinas el adaptarse a la situación, que aquellos que vivieron totalmente alejados de su Creador; pero no es menos cierto que esto es algo de lo que ya nos advierten las Escrituras:
“Aunque se muestre favor al inicuo, simplemente no aprenderá justicia. En la tierra de derechura (eso es, durante el período del reino de Dios) actuará injustamente y no verá la eminencia de Jehová.” (Isa. 26:10). (Acotación nuestra).
Y a estas personas es a las que hace referencia Isa. 65: 20 y pasaje que repetiremos para refrescar nuestra memoria:
“Ya no llegará a haber de aquel lugar un niño de pecho de unos cuantos días de edad, ni un viejo que no cumpla sus días (eso es, que tanto el niño de pecho como el anciano tienen que cumplir sus días); porque uno morirá como simple muchacho, aunque tenga cien años de edad; y en cuanto al pecador, aunque tenga cien años de edad se invocará el mal contra él (luego dichas palabras tienen que ver solo con el “pecador” impenitente).” (Acotaciones nuestras).
Y que en la BJ, dicho pasaje se nos vierte de la siguiente manera:
“No habrá allí jamás niño que viva pocos días, o viejo que no llene sus días, pues morir joven será morir a los cien años y el que no alcance los cien años, será porque está maldito (o será alcanzado por un juicio adverso de Jehová).” (Acotación nuestra).”
Eso es y por poner un ejemplo, que uno podría al poco tiempo de iniciada su nueva vida, dejar pronta evidencia de que no quiere cambiar su anterior derrotero, lo cual le llevará a ser eliminado fulminantemente para que con su negativa actitud, no perturbe la paz de otras personas…… y es de esos individuos de los que se nos habla en el pasaje en cuestión. El problema está y como le ocurre al autor del que hemos citado (y son legión), que se acoge a la literalidad de un determinado pasaje y en la versión que a él más le conviene para poder mantener su personal idea, sin tener en cuenta que el publicar de las cosas de Dios tiene que ver con una exhaustiva búsqueda de la verdad; pero como ello no es lo que le interesa, sino el dejar su personal ego en buen lugar, pasa por alto la existencia de un contexto general de las Escrituras y que desmiente su burda afirmación, así como el que un mismo pasaje leído en otras versiones, puede añadir más luz al correcto entendimiento del mismo, bien sea por la distinta redacción de este o de alguna oportuna acotación a pie de página…… y como desde este blog sí estamos interesados en contarles la verdad que honestamente nosotros entendemos del registro escritural, ello queda reflejado en el hecho de que les demos tantos detalles y que dejemos en sus manos la consideración de lo acertado o no de nuestros planteamientos.
MABEL
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