domingo, 2 de febrero de 2014

¡Y Apologiasta Mario Olcese...... continúa “luciéndose”!


Pues diga lo que diga ese señor, no existe en nuestros días nada parecido a la “iglesia” del primer siglo y, entendiendo por “iglesia” o “cuerpo de Cristo”, al conjunto de personas que tienen que reinar con éste durante el milenio y para lo cual, tienen que llegar a tener la condición de “hermanos” suyos y en consecuencia Hijos de Dios, pues de lo contrario no pueden “heredar” el reino en calidad de inmortales reyes y sacerdotes (Rev. 20:6); establecida esta premisa, permítannos, queridos lectores, que les contemos de qué va la “película” en esta ocasión. Hace unos pocos días y con relación a la respuesta que dimos a uno de sus disparatados planteamientos acerca del significado de Efe. 4:11-13, el personaje mencionado y en su réplica, calificaba de “barbaridad diabólica” nuestra afirmación en el sentido de que para que dicho pasaje fuera aplicable en nuestros tiempos, tendría que existir una “iglesia” o “cuerpo de Cristo” a la que poder “reajustar” o edificar y lo cual no es el caso. Porque eso no es lo que refleja el contenido escritural, que desmiente totalmente el planteamiento de dicho caballero en el sentido de la actual existencia de una “iglesia” que haya perdurado o mantenido activa a través del tiempo, hasta llegar a nuestros días y por lo que dicha afirmación no deja de ser un verdadero disparate.

Pero claro, qué se puede esperar de un personaje que ha sido capaz de afirmar, recientemente y sin que se le mueva un músculo de la cara, que el primer ser humano en conocer el nombre de Dios fue Moisés, cuando el registro sagrado nos muestra sin lugar a duda alguna que unos 2.500 años antes del nacimiento de dicho personaje bíblico, ya Eva conocía dicho nombre y al ser que se identificaba tras el mismo (Gén. 4:1); y que en tiempos de Enós, tercer patriarca en línea desde de Adán, eso es, sobre los 2.000 años antes de que apareciera Moisés, ya se “empezó a invocar el nombre de Jehová” sobre la tierra o, según lo vierte la TLA que “a partir de entonces, se comenzó a adorar a Dios usando su nombre” y con una nota a pie de página, en la que se indica: “Su nombre, es decir, Yahveh” (Gén. 4:26)…… y que para acabar de arreglar las cosas, el Sr. Olcese aún no ha dado respuesta alguna a dicha cuestión, como si semejante salvajada no la hubiera dicho él, siendo como es el caso que desde este blog le fue fuertemente objetado dicho planteamiento. Contrario a ello, nos salió por los “cerros de Úbeda” y en un artero intento de desviar la atención de tal “metedura de pata”, con el tema que hoy nos ocupa de Efe. 4:11-13 y en el que, como no podría ser de otra manera, de nuevo comete errores injustificables en quién no solo se nos presenta como supuesto “teólogo”, sino además como un miembro de dicha “iglesia” o “cuerpo de Cristo”, eso es, futuro gobernante con éste en el reino de Dios…… ¡y es que encima va y se lo cree el hombre!

Y para no extendernos en demasía, solo analizaremos tres de los puntos que a lo largo del video/artículo al que nos referimos se hacen mención y en el que de nuevo queda probado el total desconocimiento que dicho autor tiene del contenido escritural, así como la empanada mental de la que hace gala constantemente. En primer lugar es, como mínimo sorprendente, que para contrarrestar nuestra afirmación en el sentido que después de la muerte del último apóstol (Juan, sobre el año 99 E.C.) desapareció la “iglesia” como tal, se nos descuelga con el “gran argumento” demostrativo para desmontar nuestro planteamiento, citando pasajes del libro de Hechos de los Apóstoles y en los que se habla del progresivo aumento cuantitativo de esta durante ese tiempo, como por ejemplo, Hech. 2:40-41 y que nos cuenta del aumento en un solo día de 3.000 almas; o Hech. 9:31, en donde se lee como sigue:

Entonces, verdaderamente, la congregación por toda Judea y Galilea y Samaria entró en un período de paz, siendo edificada; y como andaba en el temor de Jehová y en el consuelo del espíritu santo, siguió multiplicándose.”

O también nos cita de Hech. 16:5, en donde se lee que “las congregaciones continuaron haciéndose firmes en la fe y aumentando en número de día en día” y lo que ya le sirve a ese aprendiz de “teólogo”, para afirmar que ello desmonta de raíz nuestra afirmación de una desaparición de la “iglesia” como tal después de los apóstoles y en una clara manifestación de no tener ni idea de los contextos en los que se colocan determinadas situaciones, mezclando por lo tanto “churras con merinas”…… y es que resulta que nada tiene que ver lo que desde este blog se discute, con lo que dicho caballero nos señala.

Porque resulta que en esos pasajes que nos ha citado, de lo que se nos habla es justo de los primeros años de andadura de la primitiva congregación cristiana y en pleno apogeo de la era apostólica, en donde se expulsaban demonios, se sanaban inválidos de nacimiento, se devolvía la vista a los ciegos, se levantaban muertos y otras “minucias” por el estilo; sin embargo, a lo que nosotros nos referimos es al momento en que desaparecieron de la escena los apóstoles y que culminó con la muerte de Juan en el año 99 E.C., a partir de lo cual la apostasía empezó a “campar a sus anchas” y desapareciendo con ello todo vestigio de la sana enseñanza dada por Jesús y mantenida por dichos apóstoles mientras vivieron: en resumidas cuentas, el fin de la “iglesia” como tal. Tengamos en cuenta que el relato del libro de Hechos de los Apóstoles abarca el período comprendido entre el año 33-61 E.C., eso es, en pleno auge de la tremenda influencia ejercida sobre los creyentes por parte de dichos apóstoles y de sus más inmediatos seguidores…… y lo que desde este blog se discute, repetimos, es acerca de lo que ocurrió a partir de la muerte del último de ellos y ocurrida más de 35 años después del tiempo abarcado por el relato del libro del que nos cita dicho “teólogo” y momento en que dicha “iglesia” declinó rápidamente hasta desaparecer. Luego el Sr. Olcese, no nos rebate nada de lo que nosotros estamos planteando, sino que lo que hace y como tiene por costumbre, es sacar textos de su contexto y “sin ton ni son”, aplicarlos “al voleo” y si pega, pega y si no, se le pone cola y tan amigos…… y siendo este, por lo visto, el alcance intelectual del personaje en cuestión.

Y que ello es así, eso es, que tiene ciertos “problemillas” para saber de lo que habla, queda demostrado y como segunda cuestión de las tres mencionadas, por la disparatada interpretación que hace de uno de los pasajes en que fundamenta la defensa de su postura y que según él, demuestra “claramente” que la progresiva captación de miembros para la “iglesia” o “cuerpo de Cristo” tenía que proyectarse en el tiempo hasta nuestros días y lo cual, de ser ello así, ciertamente desmontaría nuestro planteamiento de la total ausencia actual de una “iglesia” a la que poder “reajustar” o “edificar”. Pero lo que ocurre en realidad, es que como nos tiene acostumbrados el Sr. Olcese y faltando a su tantas veces citada máxima de que “un texto, sin su contexto es solo un pretexto”, en su total desconocimiento del contenido bíblico, coge un pasaje que diga lo que él necesita que diga y sin tener en cuenta su contexto, pues lo desconoce, le da una interpretación particular e interesada y la idea resultante ya se convierte para el personaje en cuestión, en aquello “que dice la Biblia” e, ignorando por tanto, que es la propia Biblia la que se interpreta a sí misma y la que nos explica qué es lo que se nos quiere enseñar en tal o cual porción escritural; por lo tanto, veamos el pasaje en cuestión, lo que D. Mario nos interpreta del mismo y lo que nos dice el contexto escritural acerca del contenido de dicho pasaje…… y juzguen ustedes mismos, los “fundamentos” teológicos de dicho personaje:

Porque la promesa es para ustedes y para sus hijos y para todos los que están lejos, para cuantos llame a sí Jehová nuestro Dios.” (Hech. 2:39).

Según este “genio” de la interpretación bíblica y algo que pueden escuchar ustedes entre los minutos 4 y 5’25 de grabación del video al que hacemos referencia, es que con esa expresión “los que están lejos”, Pedro señalaba a aquellos que estaban más allá de los límites territoriales del vastísimo imperio romano, así como a los que estaban distantes en el tiempo, eso es, a aquellos que nacerían en siglos posteriores a la era apostólica y hasta llegar a los tiempos actuales; pues según genial ocurrencia de dicho “teólogo”, los rápidos medios de transportación y los sofisticados medios de comunicación actuales, facilitarían el poder llegar a esos “que están lejos” y algo de lo que no se disponía en el I siglo…… sí, sí, no se cachondeen ustedes, pues eso es lo que nos explica ese “number one” de la interpretación bíblica que hay que entender del citado pasaje. Ahora bien ¿es a eso, realmente, a lo que se refería el apóstol con esas palabras, según el contexto bíblico? Es más ¿a quiénes se aludía en concreto con esa expresión “los que están lejos”…… y lejos de qué? Para averiguarlo, acudiremos al citado contexto bíblico, eso es, a lo que se lee por ejemplo en Efe. 2:17 y que para una mayor comprensión de lo que pretendemos señalar, lo citaremos dentro de su contexto natural o más inmediato (nosotros somos por mucho y sin dárnoslas de “teólogos”, bastante más serios y rigurosos en nuestros estudios que el Sr. Olcese), lo que nos lleva a tener que considerar los versos del 13 al 19 y siempre partiendo de la base que Pablo en esta carta y algo que forma parte también del contexto, se está dirigiendo a conversos “gentiles” o gente “de las naciones”, que no eran judíos de nacimiento y que por tanto, en otro tiempo no estaban en pacto con Dios:

Pero ahora, en unión con Cristo Jesús, ustedes los que en un tiempo estaban lejos (eso es, lejos de Dios) han llegado a estar cerca por la sangre del Cristo. 14 Porque él es nuestra paz, el que hizo de los dos grupos (los que estaban “lejos” y los que estaban “cerca”) uno solo y destruyó el muro de en medio que los separaba. 15 Por medio de su carne abolió la enemistad, la Ley de mandamientos que consistía en decretos, para crear de los dos pueblos (el judío y el gentil o no judío) en unión consigo mismo un solo hombre nuevo y hacer la paz; 16 y para reconciliar plenamente con Dios a ambos pueblos en un solo cuerpo mediante el madero de tormento, porque había matado la enemistad por medio de sí mismo. 17 Y vino y les declaró las buenas nuevas de paz a ustedes, los que estaban lejos (eso es, a los “gentiles”) y paz a los que estaban cerca (o sea, a los judíos), 18 porque mediante él, nosotros, ambos pueblos (el judío y el gentil), tenemos el acceso al Padre por un solo espíritu. 19 Ciertamente, por lo tanto, ustedes (los gentiles y a los que Pablo se estaba dirigiendo en este escrito) ya no son extraños y residentes forasteros, sino que son conciudadanos de los santos y son miembros de la casa de Dios.” (Acotaciones nuestras).

Entonces queda claro que lo dicho por Pedro y registrado en Hech. 2:39, para nada tenía que ver con la barbaridad interpretativa que nos acaba de hacer del mismo ese “genio” de la teología, en el sentido de que en las palabras de dicho pasaje “para todos los que están lejos” se hiciera referencia a lejanía en la distancia y además en el tiempo (prueba inequívoca de ello, es que lo relatado sucedió unos pocos años después de pronunciadas dichas palabras y prácticamente, “a tiro de piedra” de Jerusalén, eso es, en Éfeso), sino que nos habla del alejamiento de Dios que tenían aquellos que no eran judíos y con los que Jehová no había establecido el pacto para ser “un reino de sacerdotes” para Él (Éxo. 19:5-6). Pacto que posteriormente y ante la generalizada actitud de rechazo de Su pueblo Israel, se renovó y ya se les extendió a esos “que estaban lejos” y siendo el gentil Cornelio (Hech. 10:44-48) el primero en beneficiarse de dicho cambio; y que ello es como se lo contamos nosotros, queda probado cuando contrastamos lo dicho en Efe. 2:17 por distintas traducciones bíblicas y sin perder de vista, como hemos mencionado, que Pablo en esta carta se dirigía a conversos gentiles:

DHH: “Cristo vino a traer buenas noticias de paz a todos, tanto a ustedes que estaban lejos de Dios como a los que estaban cerca.”

PDT: “Él vino y proclamó la paz tanto a ustedes que estaban lejos de Dios como a los que estaban cerca de él.”

NTV: “Cristo les trajo la Buena Noticia de paz tanto a ustedes, los gentiles, que estaban lejos de él, como a los judíos, que estaban cerca.”

TLA: “Cristo vino y anunció las buenas noticias de paz a todos, tanto a ustedes, que no son judíos y estaban lejos de Dios, como a los que son judíos y estaban cerca de él.”

Y a eso se refería Pedro en Hech. 2:39, cuando mencionaba aquello de “los que están lejos”; luego una vez más y ya van “tropecientas”, en su proverbial ignorancia del contenido escritural, amén de su total falta de respeto a la máxima por él mismo tantas veces mencionada, en el sentido de que “un texto, sin su contexto, es solo un pretexto”, Apologista Mario Olcese se ha “columpiado” en su particular línea de análisis y nos ha dado una pésima interpretación de un pasaje bíblico…… y lo que le despoja de toda credibilidad ante cualquier planteamiento que pueda presentar, pues demuestra no ser más que un ignorante integral en cuestiones bíblicas, por tanto nada fiable. Pero vamos a una tercera cuestión y que tiene que ver ya directamente con su afirmación de que la “iglesia” existe a día de hoy plenamente revitalizada y de la que afirma ser miembro activo, lo que nos lleva de entrada a considerar el siguiente pasaje y por aquello de establecer un punto de partida que pueda ser aceptado por todos:

Porque todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza.” (Rom. 15:4).

Siendo ello así, tomaremos como referencia algo que se nos explica en Hech. 8:1-24 y que resumido, viene a ser lo siguiente: en dicha porción escritural se nos muestra que mientras aquellos que habían recibido el bautismo en espíritu santo directamente de Jesucristo (los apóstoles) y que los convirtió en Hijos de Dios y fundamento de la “iglesia” o “cuerpo de Cristo”, podían impartírselo a otros y con ello los poderes que eran inherentes a dicha condición, aquellos que habían recibido dicha condición por medio (o a través) de los apóstoles y que si bien podían desarrollar poderes parecidos a ellos, lo que ya no podían era extender dicha condición de miembros de la “iglesia” a otros. Ello queda demostrado en el caso de un tal Felipe y una de las siete primeras personas de las que nos citan las Escrituras, que recibieron dicho bautismo en espíritu santo a través de los mencionados apóstoles y con ello su condición de Hijos de Dios, amén de los poderes que eran consustanciales a dicha condición (Hech. 6:5-6) y que es el protagonista de la “historia”; y es que lo que se nos muestra en dicho relato del capítulo ocho del libro de Hechos de los Apóstoles, es que mientras el tal Felipe y como miembro de la “iglesia” tenía la autoridad para llevar a cabo obras poderosísimas en calidad de Hijo de Dios, no pudo sin embargo impartir el bautismo es espíritu santo a aquellos samaritanos que se había convertido y bautizado en agua en el nombre de Jesucristo. Por lo que según el relato (v. 14-17), solo cuando los apóstoles Pedro y Juan, desplazados expresamente desde Jerusalén hasta Samaria para tal fin, les impusieron las manos a esas personas, eso es, les impartieron el bautismo en espíritu santo, estas entraron a formar parte del “cuerpo de Cristo” y empezaron a desarrollar los poderes inherentes a dicha condición, ya en su calidad de Hijos de Dios. Obviamente, dicho relato nos lleva a la conclusión razonable de que solo los apóstoles tenían la autoridad para bautizar en espíritu santo, eso es, transmitir el ungimiento de uno como Hijo de Dios y por tanto hacerlo miembro de la “iglesia”, con todos aquellos poderes que eran connaturales a dicha condición…… pero veamos algo que nos confirma dicha línea de razonamiento y que se nos relata en los versículos 18-20:

Ahora bien, cuando Simón vio que mediante la imposición de las manos de los apóstoles se daba el espíritu, les ofreció dinero, 19 diciendo: “Denme a mí también esta autoridad, para que cualquiera a quien yo imponga las manos reciba espíritu santo”.”

Luego de lo que se dio cuenta el tal Simón, es que Pedro y Juan hacían algo que no podía hacer Felipe y por lo que a ellos se dirigió para comprar, no tanto los poderes desplegados, sino la “autoridad” para poder extendérselos a otros y hacer de ello una fuente de ganancia…… la pregunta es ¿por qué no le hizo dicha oferta a Felipe, al que conocía de mucho tiempo atrás y se la hizo a dos auténticos desconocidos? Pues porque el tal Felipe no poseía dicha “autoridad” y sí estaba en posesión de aquellos dos desconocidos personajes llegados de Jerusalén, algo de lo que rápidamente se dio cuenta el “pendón verbenero” de Simón. Siendo esto así y así es, según lo leído, solo el sentido común nos dice que cuando despareció el último de los apóstoles en el año 99 E.C., con él desapareció de sobre la tierra dicha autoridad o capacidad de transmisión y con ello, razonablemente, finalizó la posibilidad de captación de nuevos miembros del “cuerpo de Cristo”; lo que conllevó a que con la muerte de aquellos que aún restaban de los que habían recibido dicho bautismo de manos de los apóstoles y que hubieran sobrevivido a Juan (y que, recordemos, no podían transmitir dicha unción a otros), desapareciera la “iglesia” como tal de sobre la tierra y eso hasta nuestros días, obviamente, por falta de nuevas incorporaciones…… y diga lo que diga el Sr. Olcese, eso es lo que está escrito “para nuestra instrucción”.

Pero hete aquí, que el Sr. Olcese comete otro error de principiante, eso es, al asegurar y sin contrastar el contexto escritural antes de hacer semejante afirmación, al señalar que es falso que solo los apóstoles pudieran impartir dicho bautismo en espíritu santo y que le daba a uno la condición de Hijo de Dios, por tanto miembro de la “iglesia” o “cuerpo de Cristo”, pues según nos señala dicho “caballero” y en una nueva genialidad, el apóstol Pablo habría recibido el bautismo en espíritu santo mediante imposición de manos y a cargo de una persona irrelevante dentro de la congregación, de nombre Ananías…… argumento que usa dicho caballero, para “demostrar” que la imposición de manos no era privativa de los apóstoles o, lo que es lo mismo, que cualquier siervo de Dios podía llevar a cabo dicha imposición de manos y que de ser ello cierto, está claro que desmantelaría completamente nuestro planteamiento. Pero afirmación totalmente falsa y como no puede ser de otra manera, viniendo del indocumentado del que viene, pues Pablo no recibió su ungimiento como Hijo de Dios mediante la imposición de manos de un siervo anónimo de la congregación, el tal Ananías (no se entendería entonces, que un personaje tan prominente como Felipe, no hubiera podido hacer lo mismo), sino del propio Jesucristo y al igual que el resto de apóstoles, como nos muestra el contexto escritural…… pero como no es asunto de extendernos demasiado, nos remitimos a un artículo que se publicó en este blog el 10/04/13, bajo el título Una reflexión sobre Hech. 9:17 y en donde mostramos con todo lujo de detalles, que dicho Ananías no bautizó a Pablo con espíritu santo; luego el que resulta que no se entera de qué va la “película”, es ese “cualificado” teólogo y ello, por desatender una vez más el contexto de ese relato y que nosotros sí analizamos concienzudamente en ese escrito que les indicamos.

Entonces y a tenor de lo explicado, insistimos en el hecho de que no pueden existir a día de hoy en la tierra miembros de la “iglesia”, pues con la muerte de Juan (último de los apóstoles en morir) despareció la última persona que podía administrar el bautismo en espíritu santo y algo que, como ha quedado demostrado, solo entraba en la jurisdicción de los apóstoles de Jesucristo…… luego al morir estos, se acabó lo que se daba. Lo que también parece haber quedado probado, es que “la base” sobre la que en este blog se edifican nuestros argumentos, lejos de ser de “arena” como nos ha señalado ese “genio” de la teología en su video, es de hormigón del bueno y contra la que se estrellan una tras otra sus disparatadas ocurrencias…… y es que por no saber, no sabe siquiera interpretar correctamente un texto bíblico y como hemos podido comprobar, en el caso de Hech. 2:39. Pero veamos más evidencia de que no existe actualmente nada parecido a una “iglesia” o “cuerpo de Cristo” en nuestros días, partiendo de unas palabras que dijo Jesucristo a sus apóstoles:

Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen las buenas nuevas a toda la creación. 16 El que crea y sea bautizado será salvo, más el que no crea será condenado. 17 Además, estas señales acompañarán a los que crean: Mediante el uso de mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas, 18 con las manos tomarán serpientes y si beben algo mortífero, no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y estos sanarán”. 

19 Entonces el Señor Jesús, después de haberles hablado, fue tomado arriba al cielo y se sentó a la diestra de Dios. 20 Por consiguiente, ellos salieron y predicaron por todas partes, mientras el Señor obraba con ellos y apoyaba el mensaje por las señales que acompañaban a este.” (Mar. 16:15-20).

Preguntémonos ahora lo siguiente: si como afirma el Sr. Olcese y puesto que según su planteamiento, la “iglesia” ha ido aumentando con el tiempo y lo que nos llevaría en el momento actual, a la existencia de cientos de miles, cuando no de millones de personas “bautizadas” que han “creído” y por tanto, miembros continuadores de la obra encomendada a aquella “iglesia” a la que se dirigía Jesucristo en ese pasaje y equipados lógicamente, con esos poderes mencionados en dicho pasaje…… ¿dónde está la repercusión mediática en el mundo, de la obra de dichos personajes y capaces de expulsar demonios, hablar en idiomas que no han aprendido, tomar serpientes venenosas con sus manos, ser inmunes al veneno y sanar múltiples y distintas clases de enfermedad? ¿Dónde están las noticias de dichas asombrosas manifestaciones de poder y por tan impresionante número de personas, en los actuales medios de comunicación mundiales y que revolucionarían a la humanidad? Por lo que nos enfrentamos al siguiente dilema, dado que nada de lo señalado en dicho pasaje se percibe en ningún lugar del planeta: o nos miente Jesucristo en esas palabras, o nos miente Apologista Mario Olcese en su afirmación de una multitudinaria “iglesia” actual y continuadora de la obra de predicar el evangelio, encomendada a los primeros miembros de la misma en el I siglo…… ustedes mismos.

Porque esas palabras leídas en Marcos, solo tienen sentido si ellas se limitan a la actividad de los apóstoles desde el momento en que recibieron dicha comisión, hasta el momento de su muerte; pero es que además, tenemos el verso 20 y en donde se nos dice que Jesucristo “colaboró” respaldando la tarea divulgadora de esos enviados a predicar el evangelio, mediante las señales poderosas que acompañarían al mismo y como acreditación de que dichas personas eran enviadas por él…… y algo que sí ocurrió en el primer siglo. Luego ¿porque no ocurre eso ahora, si según el Sr. Olcese estaríamos hablando de la misma “iglesia” y de la misma obra divulgadora del evangelio? ¿Será acaso que Jesucristo ya no se interesa en ella y ha dejado de apoyar el mensaje “por las señales” que a este acompañaban? Y si ello es así y así parece ¿por qué apoyó a la “iglesia” del I siglo y no lo hace con la actual, siendo como según dicho caballero afirma, tratarse de la misma “iglesia” y continuadora de la misma comisión?

Obviamente, lo dicho nos plantea una derivada: si realmente estuviéramos ante una “iglesia” continuadora de la del I siglo y por lo tanto, continuadora de la obra que se le encomendó a aquella ¿por qué en Rev. 6:9-11 y 11:3, se nos habla de un remanente “ungido” o “resto” de aquella “iglesia” aún por aparecer y prefigurado por los “dos testigos”, con la comisión de llevar adelante una obra de predicación por espacio de tan solo 1.260 días? ¿Es que la obra de la “iglesia” habida después de la muerte de los apóstoles y de la que el Sr. Olcese se afirma continuador, no ha dado resultado positivo algunos y Jehová ha tenido que tomar medidas complementarias? Por lo tanto, ello solo se puede explicar si, como decimos nosotros, dicha “iglesia” hubiera desaparecido con la muerte de los apóstoles y en el pasaje mencionado de Marcos, simplemente se hiciera referencia al mandato que Jesucristo dio concretamente a sus apóstoles, cómo estos la pusieron por obra y cómo Jesucristo interactuó con ellos, prestándoles la ayuda necesaria en ese momento…… y ahí se acabó todo lo que se daba. El ir más allá de esto, es especulación pura y dura, pues es decir algo que la Biblia no dice, ya que esta no se puede contradecir a sí misma y ha quedado claro que con la muerte del último apóstol, se paralizó la captación de nuevos elementos para dicha “iglesia” y línea que sigue lo que acabamos de señalar…… pero veamos otro pasaje y que ya indicaba que ello tenía que ser así, en unas palabras que Jesús en oración dijo a su Padre Celestial y que referidas a su más directos colaboradores, han sido sistemáticamente pasadas por alto por esa “pandilla” que defiende la idea de una “iglesia” actual en acción:

Hago petición, no respecto a estos (los apóstoles que en ese momento estaban con él) solamente, sino también respecto a los que pongan fe en mí mediante la palabra de ellos (eso es, en referencia a los más inmediatos colaboradores de los apóstoles).” (Juan 17:20).

Ello indica que la comisión dada posteriormente a los apóstoles y que hemos leído en el pasaje de Marcos mencionado, tenía fecha de caducidad, pues en cuanto se acabaran estos o desaparecieran de la escena terrestre en el momento de su muerte, ya nadie podría creer mediante “la palabra de ellos”, sino mediante lo que otros les contaran que habían dicho esos personajes…… y que es más o menos, con lo que nos encontramos nosotros a día de hoy: nos enteramos de lo que dijeron esos personajes, a través de lo que “otros” nos han contado por medio de la Biblia (con innumerables traductores de por medio) que los tales dijeron y no directamente de viva voz mediante la propia “palabra de ellos” y que es de lo que estaba hablando Jesús. No obstante y puesto que la Biblia no se contradice, estaríamos ante una prueba más de que con la desaparición del último apóstol o en su defecto, de aquellos últimos que hubieran recibido su ungimiento de manos de estos y que hubieran sobrevivido a Juan, se acabó la presencia de la “iglesia” o “cuerpo de Cristo” al final del I siglo o inicios del II.

Luego todo considerado y volviendo al Sr. Olcese, es evidente que nos encontramos ante un caso de ignorancia patológica, sazonada con un mucho de orgullo y arrogancia, lo que impide que Jehová Dios le permita a ese “iluminado” el entender Su Palabra; de ahí, sus garrafales y continuas “meteduras de pata”, así como el hecho de que aún tenga algunas cuestiones pendientes de respondernos y ante las que se hace “el loco”, dada su demostrada incapacidad para poder explicarlas de forma razonable…… y ese es el “genio” que pretende darnos a los autores de este blog, “lecciones” sobre lo que nos explican las Escrituras.

MABEL

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