martes, 11 de febrero de 2014
El cumplimiento de Dan. 9:27…… ¿para este verano de 2.014?
Antes de iniciar nuestra exposición, querido lector, entienda que el planteamiento que vamos a formular, en principio no tiene más valor que el de una mera hipótesis de cómo supuestamente podrían ser las cosas, partiendo de dos pasajes bíblicos que en sí mismos no parecen ser necesarios en el texto escritural, pero que sin los cuales no se podrían contextualizar otros, con lo que estos perderían todo su sentido. Advertidos de lo cual (el que avisa no es traidor), señalemos que una de las cosas que tenemos que tener claras aquellos que escribimos sobre la Biblia, es que esta es el medio usado por nuestro Creador para comunicarse con nosotros actualmente y mediante la que nos pone en antecedentes de los pasos que va a dar…… por lo que toda información que en ella encontramos no es de ninguna manera baladí o puesta por casualidad, sino que tiene la finalidad de darnos información a partir de la cual situarnos en la corriente del tiempo y saber así. a lo que nos vamos a enfrentar en un futuro inmediato. De ahí, que tengamos que valorar todos los detalles que de una cuestión se nos puedan dar, con un exquisito cuidado y meticulosidad, pues nuestro Dios Jehová no da “puntada sin hilo”, eso es, que no dice una sola palabra que no tenga que ser considerada con la máxima atención; dicho lo cual, veamos el contenido del pasaje señalado en nuestro titular:
“Y él tiene que mantener el pacto en vigor para los muchos por una semana; y a la mitad de la semana hará que cesen el sacrificio y la ofrenda de dádiva. Y sobre el ala de cosas repugnantes habrá el que cause desolación; y hasta un exterminio, la misma cosa que se ha decidido irá derramándose también sobre el que yace desolado.”
Con estas palabras se está haciendo referencia al momento de la aparición de un personaje comúnmente denominado “el anticristo” y que establecerá un pacto de paz o de no agresión entre “los muchos”, eso es, entre Israel y sus vecinos árabes con una duración de “una semana” de años y con lo que darán inicio los últimos siete años del mundo tal como lo conocemos y que se dividirán entre estos dos grandes eventos: unos primeros tres años y medio de relativa calma (Rev. 7:1-3) en donde se llevará a cabo la gran predicación de Mat. 24:14, liderada por los “dos testigos” de Rev. 11:3 y a ser seguida, en los siguientes tres años y medio, por lo que se conoce como la “gran tribulación” de Mat. 24:21/Rev. 7:14 y que tiene que ver con el ajuste de cuentas de Jehová con aquellos que habrán rechazado su ofrecimiento de entrar a formar parte de los súbditos de lo que conocemos como el “reino de Dios” y que tiene que gobernar la tierra por mil años. Pero dado que dicho tema ha sido considerado en este blog en numerosas ocasiones, no nos extenderemos en detalles sobre ello, sino que solo profundizaremos en las razones por las que nosotros pensamos que ello pudiera suceder en tiempo de verano y, por otra parte, que dicha ocurrencia bien podría producirse en el próximo verano; pero veamos primero porqué, a nuestro entender, dicho suceso se tendría que producir precisamente en verano y no en otra época del año, leyendo de Rev. 11:7-9:
“Y cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia salvaje que asciende del abismo hará guerra contra ellos y los vencerá y los matará. 8 Y sus cadáveres estarán en el camino ancho de la gran ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también el Señor de ellos fue fijado en el madero. 9 Y los de los pueblos y tribus y lenguas y naciones mirarán sus cadáveres por tres días y medio y no permiten que sus cadáveres sean puestos en una tumba.”
Repetimos nuestra aseveración inicial en el sentido de que toda información que se nos da en las Escrituras, debe ser meticulosamente analizada, pues para algo ha sido escrita en los términos en la que la encontramos…… y en ese pasaje se nos dice algo muy interesante si lo sabemos contextualizar: los cadáveres de esas personas están “tres días y medio” expuestos a la inclemencias del tiempo sin que manifiesten síntoma alguno de descomposición, pues de lo contrario no se podría efectuar lo señalado por Pablo en 1 Cor. 15:51-53:
“¡Miren! Les digo un secreto sagrado: No todos nos dormiremos en la muerte, pero todos seremos cambiados, 52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, durante la última trompeta. Porque sonará la trompeta y los muertos serán levantados incorruptibles y nosotros seremos cambiados. 53 Porque esto que es corruptible tiene que vestirse de incorrupción y esto que es mortal tiene que vestirse de inmortalidad.”
Con ello el apóstol no está diciendo que sus cuerpos vayan a ser cambiados en vida, como sugieren muchos indoctos por ahí y que se las van dando de “ungidos” (dato más que suficiente para no creerles en nada de lo que dicen, dado que con dicha afirmación demuestran no saber ni de qué hablan), pues según las Escrituras la inmortalidad solo se consigue participando en la llamada “primera” resurrección de Rev. 20:6:
“Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos (luego no sobre otros) la muerte segunda no tiene autoridad (eso es lo que significa la inmortalidad), sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.” (Acotaciones nuestras).
Por otra parte, puesto que estas personas tienen una resurrección de gloria como la que tuvo Jesucristo (Rom. 6:5) y ya centrándonos en esos personajes de Rev. 11:3, sus cuerpos en el momento de volver a la vida tienen que tener la misma condición que tuvo Jesús en ese momento y de lo que las Escrituras nos dicen lo siguiente en Hech. 13:34-37 y en la versión TLA:
“Dios ya había anunciado en la Biblia que Jesús resucitaría, y que no dejaría que el cuerpo de Jesús se descompusiera en la tumba. Así lo había anunciado cuando le dijo: “Te haré las mismas promesas que hice a David; promesas especiales ¡promesas que se cumplirán!”
35 Por eso, en otro salmo dice: “No dejarás mi cuerpo en la tumba; no dejarás que tu amigo fiel sufra la muerte (o los efectos de la muerte, como es la descomposición).”
36 La verdad es que David obedeció todo lo que Dios le ordenó. Pero luego murió y fue enterrado en la tumba de sus antepasados y su cuerpo se descompuso. 37 En cambio, Dios resucitó a Jesús y su cuerpo no se descompuso.” (Acotación nuestra).
Entonces, si ello es lo que tiene que ocurrir también con esos personajes citados, lo que se nos indica es una exigencia: su muerte tiene que producirse en una época fría como es el invierno para que sus cuerpos sean preservados por el frio de su natural descomposición y que en época de verano en esa zona del planeta (Jerusalén) y parecida a la de España, es extremadamente calurosa y con lo que el proceso de descomposición sería rapidísimo sobre cuerpos expuestos tres días y medio a los rigores del calor, propios de la época en esas latitudes…… y dado que su comisión está prevista para llevarse a cabo por un espacio de tiempo de 1.260 días o tres años y medio (Rev. 11:7), para que su muerte ocurra en invierno, su aparición tiene que producirse en verano. Volviendo a donde estábamos, entiéndase que estamos desarrollando una teoría a partir de una información que no parece tener otro objetivo que el ayudarnos a situarnos en la corriente del tiempo, como es la mencionada, pues ¿para qué otra cosa más nos es útil la misma? Adquiere nuestro inicial planteamiento visos de realidad, cuando y para señalar el citado cumplimiento para el verano próximo, usamos también un dato que se nos da en las Escrituras y aparentemente también sin trascendencia alguna, a menos que lo coloquemos en un contexto apropiado y que tiene que ver con el Sal. 90:10, también citado de la versión TLA:
“Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo. Porque pronto pasan y volamos.”
Luego lo que se nos está señalando aquí y desde el punto de vista de Jehová, es que la extensión de la vida de una “generación” resulta ser de 70 años y dato que a menos que se contextualice no parece tener interés alguno, máxime cuando lo que estamos viendo a día de hoy es que las perspectivas de vida del ser humano superan, por lo general, dicha cifra y “detalle” que seguro que a nuestro Creador no se le pasó por alto; luego ¿qué otra cosa podría ser dicha información, sino un punto de referencia a partir del cual, poder averiguar en dónde estamos situados en la corriente del tiempo? Dicha hipótesis cobra fuerza, cuando analizamos lo que nos fue dicho por Jesús en Mat. 24:34-35 y palabras que sin la información que nos ha sido dada en el salmo mencionado, no tendrían sentido:
“En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas. 35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras de ningún modo pasarán.”
Y no tendrían sentido, pues las mismas y para cumplir con el objetivo que fueron dadas, precisan de los siguientes datos: un suceso inicial y del que iniciar la cuenta en el tiempo, un suceso final con el que finaliza dicha cuenta y, obviamente, el tiempo de duración bíblico de una “generación” y que delimite el tiempo a ocurrir entre ambos sucesos…… de lo contrario, repetimos, esas palabras de Jesús carecerían de toda validez práctica. Luego siendo que el salmo ya nos ha dado este último dato, veamos ahora si podemos averiguar el suceso que inicia el contar de esa “generación” y que encontramos en el contexto de esas palabras de Jesús, eso es, en los dos versos inmediatamente anteriores, el 32 y el 33:
“Ahora bien, aprendan de la higuera como ilustración este punto: Luego que su rama nueva se pone tierna y brota hojas, ustedes saben que el verano está cerca. 33 Así mismo también, ustedes, cuando vean todas estas cosas, sepan que él está cerca, a las puertas.”
Como les comentamos en un anterior artículo, la “higuera” simboliza bíblicamente a la nación de Israel y que desapareció como tal en el año 135 E.C., para reaparecer de nuevo como nación un 14 de Mayo de 1.948…… y siendo el tiempo intermedio de algo más de 1.800 años, definido por Jesús como “los tiempos señalados de las naciones” o “de los gentiles” según versiones (Luc. 21:24). Entonces, ese es el momento aludido por Jesús en que simbólicamente esa “higuera” empezó a brotar y por tanto el primer referente temporal a partir del cual inicia el conteo de la “generación” que no tendría que pasar, hasta que ocurrieran “todas las cosas”; y dado que esas palabras fueron dichas en el contexto acerca de las señales que marcarían su regreso a la tierra y el establecimiento del reino de Dios en ella, ya tenemos los tres datos que buscábamos: desde la aparición de nuevo en la escena mundial de la nación de Israel, hasta el establecimiento del reino de Dios, tiene que pasar el tiempo asignado a una “generación”…… luego echemos cuentas: desde Mayo de 1.948, hasta el próximo Mayo de este 2.014, van justo 66 años. A ellos habría que sumarle, los siete de la última semana de Dan. 9:27 y en donde inician los eventos que conducen a la instauración del reino de Dios en la tierra y para que se cumplan “todas las cosas”, con lo que nos plantamos en 73 años…… eso es, ya tenemos el período generacional cumplida; ahora bien, no es menos cierto que desde la óptica del ser humano se entiende por “generación” marcada por un suceso determinado, no aquellos que nacieron en el momento de cumplirse el evento de referencia, sino de aquellos que en ese momento tenían consciencia de lo que estaba ocurriendo y lo que ajusta aún más las cosas.
Por ejemplo: mi compañero Manuel tiene en la actualidad 80 años, luego nació en 1.934 y por lo que para cuando ocurrió la aparición de Israel como nación en 1.948, tenía 14 años y sí fue consciente de dicho momento; entonces, mi compañero forma parte de esa “generación” que no puede pasar sin ver el final de todas las cosas y dado que él vio su inicio…… luego todo considerado ¿sería posible que nuestro planteamiento de un cumplimiento inicial de dicha semana 70 de Dan. 9:27 y con ello, los acontecimientos que desembocarán en la instauración del reino de Dios en la tierra, tomando cuerpo en este verano de 2.014, no fuera tan descabellado? Porque de no ser en este verano de 2.014 y si no estamos equivocados en nuestra tesis, ello nos llevaría forzosamente al verano del 2.015 (y así de año en año), cuando la realidad parece confirmar que los años de la “generación” mencionada por Jesús están cumplidos…… y lo que dijo este fue que si bien hasta el cielo y la tierra podrían pasar, sus palabras “de ningún modo pasarían” hasta que se cumplieran todas las cosas.
Y aquí lo dejamos nosotros, no sin antes repetir lo dicho en el inicio de este escrito: lo que han leído, no es más que una mera hipótesis de trabajo de como “supuestamente” podrían producirse las cosas anunciadas en las Escrituras y partiendo de dos textos bíblicos, que si bien por sí solos serían perfectamente prescindibles, sin su concurso o colaboración habría cosas que difícilmente serían entendibles…… a partir de ahí, querido lector, analice usted dicha información y dele la verosimilitud que le parezca apropiada; y es que nosotros “ni quitamos ni ponemos rey”, sino que a veces se nos ocurre echar a andar nuestra imaginación y divagar un poco.
MABEL
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