lunes, 2 de junio de 2014

“…… y sobre la tierra, angustia de naciones.”


En los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas y en sus respectivos capítulos 24, 13 y 21, vemos que se unen diferentes matices acerca de la respuesta que Jesús dio a una crucial pregunta que le hicieron sus discípulos y que tenía que ver, con cuál sería la señal o sucesión de acontecimientos que tendrían que indicar que su regreso a la tierra era inminente; eso es, que dichos evangelios se complementan entre sí para que tengamos una perspectiva más exacta de lo envuelto en dicha respuesta…… y pregunta de los discípulos que fue formulada en la siguiente dirección:

Estando él sentado en el monte de los Olivos, se acercaron a él los discípulos privadamente y dijeron: “Dinos: ¿Cuándo serán estas cosas y qué será la señal de tu presencia y de la conclusión del sistema de cosas?”.” (Mat. 24:3).

Si nos fijamos, observaremos que esta pregunta tenía dos vertientes: una, la relacionada con los acontecimientos que posteriormente resultarían en la destrucción de Jerusalén y su templo y la otra, acerca de cuál sería la señal o conjunto de acontecimientos que anunciarían el regreso de Jesús a la tierra y que los discípulos ya relacionaban con el “fin del mundo”, o como hemos leído, con la “conclusión del sistema de cosas” tal como lo conocemos a día de hoy; y que esa era la orientación de dicha pregunta, parece quedar refrendado por la particular versión que del citado pasaje nos hace la TLA:

Después, Jesús y sus discípulos se fueron al Monte de los Olivos. Jesús se sentó y, cuando ya estaban solos, los discípulos le preguntaron: ¿Cuándo será destruido el templo? ¿Cómo sabremos que tú vendrás otra vez y que ha llegado el fin del mundo? ¿Cuáles serán las señales? (de ambas cosas).” (Mat. 24:3). (Acotación nuestra).

Jesús respondió a estas cuestiones, empezando por la más cercana en el tiempo y de la que ya les había apuntado momentos antes (Mat. 24:1-2), como era el tema de la destrucción de la ciudad y del templo y que, entre algunas de las señales que les advertirían de la cercanía de semejante desastre, les dio esta:

Además, cuando vean a Jerusalén cercada de ejércitos acampados, entonces sepan que la desolación de ella se ha acercado. 21 Entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas y los que estén en medio de Jerusalén retírense y los que estén en los lugares rurales no entren en ella; 22 porque estos son días para hacer justicia, para que se cumplan todas las cosas que están escritas. ” (Luc. 21:20-22).

Obviamente, todas las cosas dichas en esta parte de la respuesta, tenían que ver con Jerusalén, su templo y el pueblo judío en general, pues cuando se produjo el cumplimiento de estas palabras de Jesús, se vio afectada toda Judea…… de ahí que la advertencia fuera también para aquellos que vivían en pueblos o aldeas cercanas a la capital, eso es, fuera de los límites geográficos de la ciudad de Jerusalén; pero veamos lo que dijo Jesús a continuación y ya para “meternos en harina”, que apuntaba directamente a la parte final de los días y coincidentes con su regreso, lo que respondía directamente a la segunda parte de la pregunta que se le había hecho y que es la que nos interesa a nosotros, pues esa información nos aplica directamente:

También, habrá señales en el sol y en la luna y en las estrellas y sobre la tierra angustia de naciones, por no conocer la salida a causa del bramido del mar y de su agitación, 26 mientras que los hombres desmayan por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada; porque los poderes de los cielos serán sacudidos. 27 Y entonces verán al Hijo del hombre viniendo en una nube con poder y gran gloria. 28 Pero al comenzar a suceder estas cosas, levántense erguidos y alcen la cabeza, porque su liberación se acerca.” (Luc. 21:25.28).

Que a partir de esas palabras Jesús ya enfocaba su atención hacia un futuro aún lejano, eso es, que ya estaba hablando acerca de su segunda venida al final de los tiempos, queda establecido con meridiana claridad por el hecho que nada de los versos 27 y 28 se cumplió en esos días: ni se vio al Hijo del hombre viniendo con las nubes y regreso que aún está por acontecer, ni nada tuvo que ver lo ocurrido en esos días con una cercana “liberación” del pueblo judío, ya que en el año 70 y en el que se cumplió la primera parte de la respuesta de Jesús, es precisamente cuando inició el tiempo en que fueron esparcidos entre las naciones y hecho que culmino en el año 135 d.C. en que fueron definitivamente expulsados de sus tierras por el emperador Adriano…… y mucho menos se cumplió lo referente a una próxima liberación entre los seguidores de Jesucristo, ya que estos han perseguidos de forma inmisericorde por siglos. Por lo tanto, nos vamos a quedar con los versículos 25-26 para poder entender lo que tiene que ocurrir en nuestros días y así poder usar correctamente las señales que nos dio Jesús acerca de su segunda venida y, con ello, posicionarnos debidamente en la corriente del tiempo…… eso es, conocer para cuando el cumplimiento de esta parte de su profecía y que tiene que ver con las personas que vivimos en estos momentos de la historia. No obstante y dado que de las señales en el Sol, la Luna y las estrellas de las que se nos habla en el inicio del verso 25, ya hablamos largo y tendido en nuestro artículo del 24/04/14, a lo que ahora nos referiremos es a lo que sigue y relacionado con aquellas cosas que tienen que suceder en la tierra, eso es, la “angustia de naciones” de los referidos versos 25-26, en este caso la segunda parte del v. 25 y en dónde se lee como sigue:

“…… y sobre la tierra angustia de naciones, por no conocer la salida a causa del bramido del mar y de su agitación,

Vemos que la “angustia de naciones” está provocada por el hecho de “no conocer” la salida a los graves problemas a los que se enfrenta la humanidad actualmente y que provocan el “bramido del mar y de su agitación”…… afirmación esta última algo “chunga” para quien tenga un conocimiento bíblicos, pero que en realidad no tiene mucha complicación. Porque tengamos en cuenta y para una correcta comprensión de lo que se nos está diciendo ahí, que cuando hablamos en términos de profecía, el “mar” no es más que la masa de la humanidad en su conjunto, según se deduce por el contexto bíblico y que es a dónde siempre tenemos que acudir cuando buscamos la interpretación correcta de ciertas expresiones “raritas” que nos encontramos en las Escrituras; veamos un ejemplo de lo afirmado:

Isa. 57:20: “Pero los inicuos son como el mar que está siendo agitado, cuando no puede calmarse, cuyas aguas siguen arrojando alga marina y fango.”

Rev. 17:15: “Y me dice: “Las aguas que viste, donde está sentada la ramera, significan pueblos y muchedumbres y naciones y lenguas”.”

Recordemos que “las aguas” que Juan vio, son las que se mencionan en el versículo 1 de ese mismo capítulo 17, cuando se le habla del juicio a la gran ramera “que se sienta sobre muchas aguas” y expresión que coloquialmente hablando define lo que es el mar, eso es, una “reunión de muchas aguas”; y pasaje de Isa. 57:20 que se corresponde con lo que sucede a día de hoy, cuando observamos que alrededor del mundo y por parte de aquellos que no creen en las promesas divinas, se producen constantes revueltas, manifestaciones (a menudo violentas), golpes de estado y protestas airadas de personas afectadas por las erráticas e interesadas políticas del sus respectivos gobiernos y que ven como cada día se les recortan más sus derechos y con ello sus posibilidades de mantener un mínimo de dignidad en su nivel de vida…… siendo llevadas a un callejón sin salida en el que el rico, cada día es más rico y el pobre, cada días más pobre y ello sin solución de continuidad; de ahí que lleguemos a lo dicho en el versículo 26 y en donde se lee así:

26 mientras que los hombres desmayan por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada, porque los poderes de los cielos serán sacudidos.”

Y es que la expectativa que el ser humano tiene ante sí, con una población mundial en constante aumento y en una también constante disminución de los recursos naturales, como agua potable o reservas energéticas y a lo que habría de sumarse la aumentante tensión militar entre naciones, amén del peligro siempre latente de una conflagración nuclear de graves consecuencias para la supervivencia de la especie humana en este planeta, es realmente pavorosa. Sin contar ya, con la creciente desaparición de los glaciares y, por ende, la disminución de las reservas naturales de agua para el consumo humano (gravísimo problema y que muchos parecen ignorar), por no hablar del aumento del nivel de los océanos con lo que ello implica de pérdida de tierra firme y consecuente desplazamiento de masa humana hacia tierras más altas, lo que repercutirá obviamente en un peligroso aumento de densidad poblacional. Pero por otra parte ¿qué hay de esos “problemillas” más domésticos y que suelen casi siempre pasar desapercibidos por el común de los mortales (pero que ahí están), como es el constante deterioro por el paso del tiempo de las infraestructuras de nuestras ciudades, como son conducciones de gas, agua, electricidad, carreteras, puentes, presas, líneas soterradas del metro y todos los etc. que ustedes quieran sumarle, totalmente obsoletas e insuficientes…… o “mejor no meneallo”?

Porque este es el panorama real al que nos enfrentamos, que al igual que una bomba de relojería nos acabará explotando en las narices tarde o temprano y causando el colapso de ciudades enteras, con toda la gravedad que ello conllevaría; sin embargo, vemos que en ese verso 26 también se nos explica la razón última de la mencionada “angustia de naciones” y el “desmayo” de la plebe, ante las negras expectativas a las que nos enfrentamos y que está por encima de las razones o causas mismas del desaguisado que se nos viene encima como un tren “a toda pastilla”, cuando se nos dice que “los poderes de los cielos serán sacudidos”…… pero ¿qué quiso decir Jesús con esto? Es cierto que no son pocos los “entendidos” que afirman que con esa frase se nos está hablando de los cielos literales, en función de lo que leemos al inicio del verso 25 acerca del Sol, la Luna y las estrellas; pero no es menos cierto que el Creador no tiene nada en contra de esos cielos literales y que están cumpliendo perfectamente con aquello para lo que fueron creados (Gén. 1:16-18)…… contra quien sí tiene es en contra de los habitantes del planeta tierra. De hecho, el contexto en el que se mueven esos capítulos mencionados al inicio de este escrito, tiene que ver con las cosas que tienen que ocurrir en la tierra y no en los cielos literales; porque tengamos en cuenta que cuando en las Escrituras se nos habla de “los cielos”, casi siempre se hace referencia a gobiernos humanos y no a los cielos físicos, si bien es cierto que es el contexto el que determina cuando se está refiriendo a una cosa o cuando se refiere a la otra; pero en términos de profecía, repetimos, el enfoque general siempre tiene que ver con gobernación humana…… veamos un ejemplo de ello:

Isa. 65:17: “Porque, ¡miren!, voy a crear nuevos cielos y una nueva tierra; y las cosas anteriores no serán recordadas, ni subirán al corazón.”

Isa. 66:22: “Porque tal como los nuevos cielos y la nueva tierra que voy a hacer subsisten delante de mí -es la expresión de Jehová-, así seguirán subsistiendo la prole de ustedes y el nombre de ustedes.”

Noten ustedes que en ambos pasajes y situados en el mismo contexto, Jehová habla en futuro, eso es, dice “voy a crear” o “voy a hacer” un nuevo cielo y una nueva tierra, cuando en realidad los cielos y la tierra literales fueron hechos “en el principio” (Gén. 1:1). Súmenle a ello, el hecho de que cuando Dios acabó la creación, miró todo lo que había creado y dijo que “era muy bueno” (Gén. 1:31); por lo que no se entendería que tuvieran que rehacerse de nuevo los cielos y la tierra físicos, como si hubiera defecto en ellos; por otra parte, el propósito manifestado por Dios para con la tierra es el siguiente:

Sal. 104:5: “Él ha fundado la tierra sobre sus lugares establecidos; no se le hará tambalear hasta tiempo indefinido, ni para siempre.”

Sal. 119:90: “Tu fidelidad es para generación tras generación. Has fijado sólidamente la tierra, para que siga subsistiendo.”

Ecle. 1:4: “Una generación se va y una generación viene; pero la tierra subsiste aun hasta tiempo indefinido.”

Por lo tanto, si la permanencia del planeta Tierra está asegurada por su propio Creador, queda claro que en esas referencias de Isa. 65:17 y 66:22, de ninguna manera se estaría hablando de una “nueva tierra” en sentido literal y por lo que los “nuevos cielos” mencionados, tampoco pueden ser literales; establecida esta idea y continuando con lo que decíamos, en el sentido de que el contexto en el que estaba situada la respuesta de Jesús tenía que ver con cosas que pasarían en esta tierra, ello nos indica que esa alusión a “los poderes de los cielos serán sacudidos”, nada tenía que ver con los cielos literales; de hecho, tenemos las palabras del apóstol Pedro y que algo sabría del tema, que nos dicen lo siguiente y haciendo referencia a un futuro aún distante en ese momento:

Pero hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa y, en estos, la justicia habrá de morar.” (2 Ped. 3:13).

Luego si la tierra literal que hoy habitamos, hemos visto que no puede ser cambiada, pues Jehová nos ha dado garantía de ello, lo razonable es que tampoco lo sean los cielos literales y por lo que los “nuevos cielos” de los que se nos habla en esos pasajes mencionados, así como en los “cielos que serán sacudidos” señalados por Jesús en su respuesta, tenían que hacer referencia a otra cosa; pero para poder averiguar a lo que se referían ambos personajes (Jesús y Pedro), tenemos que retrotraernos en el tiempo al momento en el que por primera vez se hizo mención de unos “nuevos cielos” y una “nueva tierra”, para ver qué es lo que ocurrió en ese período de la historia…… lo que nos lleva a situarnos en la corriente del tiempo en que ocurrió el cumplimiento de la profecía de Isa. 65:17 ya mencionada. Y dado que estas palabras fueron escritas unos 700 años a.E.C. y no hay registro alguno de esa época ni posterior a ella, que nos hable de un cataclismo tal que hubiera hecho necesaria la creación de unos “nuevos” cielos y tierra físicos de los que hoy nos beneficiamos, es evidentemente que el bueno de Isaías y con sus palabras registradas en la profecía señalada, se estaba refiriendo a otra cosa…… pero ¿cuál cosa? Ello solo podemos averiguarlo, leyendo de su contexto y que en este caso serían los dos siguientes versículos, eso es, el 18-19 y en una clara relación causa/efecto con la creación de los “nuevos cielos y una nueva tierra” señalada en el verso 17…… pero veamos lo que se nos dice en ellos:

Pero alborócense y estén gozosos para siempre en lo que voy a crear. Porque, ¡miren!, voy a crear a Jerusalén (como nuevo cielo) una causa para gozo y a su pueblo (como nueva tierra) una causa para alborozo. 19 Y ciertamente estaré gozoso en Jerusalén y me alborozaré en mi pueblo; y ya no se oirá más en ella el sonido de llanto ni el sonido de un lastimero clamor.”

Entonces de lo que se nos está hablando aquí, no es de un cambio de elementos físicos literales, sino de un cambio de “circunstancias”, lo cual se produjo cuando los judíos regresaron a su tierra natal, después de su exilio en Babilonia y pasaron a vivir en lo que se podía considerar un nuevo orden o nuevo sistema de cosas: tuvieron un nuevo cuerpo de gobierno conformado por Zorobabel y descendiente del rey David, como gobernador y Josué, hijo de Jehozadaq, como sumo sacerdote (Ageo 1:1, 12; 2:21; Zac. 6:11) y que junto a otros colaboradores, constituyeron los “nuevos cielos” prometidos y por encima de una “nueva tierra”, o sea, la nueva sociedad limpia de personas que habían regresado a su antiguo país de procedencia, con el fin de reconstruir Jerusalén y su templo, para el restablecimiento de la adoración pura a Jehová y que estaban en sujeción a esos “nuevos cielos” o gobierno que representaba a Jehová Dios…… y siendo a un nuevo y más amplio cumplimiento de dicha profecía, a lo que apuntan las palabras del apóstol Pedro mencionadas. Por lo tanto y “rebobinando”, volvamos a las palabras contenidas en la respuesta de Jesús en el pasaje de Luc. 21:25-26 y que resumiendo, nos vienen a decir que la causa de la actitud angustiada de las personas ante la situación extrema actual y el desmayo por el temor a la expectativa de lo que se nos viene encima, tiene que ver con el hecho de que “los poderes de los cielos serán sacudidos”; pero aun conociendo a qué se refería Jesús con dichas palabras…… ¿cómo las cuadramos con la situación actual?

Pues, sencillamente y como es público y notorio, con que los gobiernos actuales se han quedado impotentes y sin respuesta ante la situación extrema de las cosas y siendo lo único que aciertan hacer es el dar “palos de ciego”, intentando salvaguardar sus intereses personales y sin preocuparse de la desastrosa situación por la que pasan sus gobernados que, una vez más, son víctimas de los desmanes y corruptelas “al por mayor” de sus gobernantes. Para no ir más lejos y como constatación de lo que afirmamos, en Europa acabamos de vivir un episodio que constata la deriva total de estos, así como del desconcierto absoluto de los gobernados y que se nos muestra en un hecho reciente: hace unos días se llevaron a cabo las elecciones al parlamento de la Unión Europea y organismo político de dónde salen las directivas de gobierno a seguir por todos los países miembros de la citada unión. Pero dándose la circunstancia de que el “populacho” y harto ya de tantos desmanes y de tanta incompetencia para generar soluciones prácticas en beneficio de este por parte de sus gobernantes, se ha quedado en casa sin ir a votar (la abstención ha sido para nota, al menos en España) o en su defecto, ha optado por votar a formaciones radicales de extrema derecha o bien de extrema izquierda, o en su defecto a grupos políticos de reciente creación y lo que ha resultado en una total “atomización” del espectro político de dicho parlamento unitario y con el resultado previsible de que conseguir en dicho órgano de gestión, un mínimo acuerdo para llevar a cabo resolución alguna sobre cualquier tema del que se trate, será tarea prácticamente imposible…… o lo que es lo mismo, un parlamento que nos cuesta un ojo de la cara a los ciudadanos europeos, totalmente fragmentado en numerosas facciones de distinto signo e irreconciliables entre sí y, por ello, un instrumento de gobierno totalmente inútil e inoperante que no nos augura nada bueno o que dicho de otra manera y parafraseando a Lucas, que las “expectativas” son para echar a correr. Algo, sin embargo, que a aquellos que tenemos cierta idea de lo que dice la Biblia no nos coge por sorpresa, pues esto es lo que se nos dice en ella:

Todo esto he visto y hubo un aplicar mi corazón a toda obra que se ha hecho bajo el sol, durante el tiempo que el hombre ha dominado al hombre para perjuicio suyo.” (Ecle. 8:9).

De ahí que la gran promesa en torno a la que giran las Escrituras, sea la de un cambio radical de gobierno para la humanidad y en un futuro ya inmediato, en la forma de “nuevos cielos” y gobierno venidero que estará conformado por Jesucristo y sus 144.000 fieles seguidores (Rev. 14:1), poniendo con ello remedio a la catastrófica situación que en todos los aspectos amenaza al ser humano; gobernando, obviamente, sobre una “nueva tierra” compuesta por los sobrevivientes de la “gran tribulación” (Rev. 7:14), eso es, de personas que se han ganado el favor del Altísimo por su lealtad, pues esto es lo que se lee en Rev. 11:18:

Pero las naciones se airaron y vino tu propia ira y el tiempo señalado para que los muertos sean juzgados; y para dar su galardón a tus esclavos los profetas y a los santos y a los que temen tu nombre (en el sentido positivo del término), a los pequeños y a los grandes y para causar la ruina de los que están arruinando la tierra.” (Acotación nuestra).

Ahora bien, partiendo de lo que ya hemos averiguado, la pregunta tendría que ver con lo siguiente: aclarado ya lo que quiso decir Jesús en sus palabras acerca de aquellos “cielos que serán sacudidos” ¿para cuándo el cambio a esa nueva situación y de la que el apóstol Pedro afirmó estar “esperando” en su segunda carta y como ya hemos leído?; para averiguarlo, tenemos que continuar con lo dicho por Jesús en su respuesta y que leemos así:

Ahora bien, aprendan de la higuera como ilustración este punto: Luego que su rama nueva se pone tierna y brota hojas, ustedes saben que el verano está cerca. 33 Así mismo también, ustedes, cuando vean todas estas cosas, sepan que él está cerca, a las puertas. 34 En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación hasta que sucedan todas estas cosas.” (Mat. 24:32-34).

Algo que no podemos pasar por alto, es que la higuera y en las Escrituras representa simbólicamente a la nación de Israel; y puesto que las palabras de Jesús apuntaban a un cataclismo sobre dicha nación que la borraría del mapa (Luc. 21:24) y suceso que ocurrió en el año 135 E.C. y como ya hemos señalado, es obvio que esas palabras del Hijo de Dios tendrían que ver con el renacimiento de esta nación en algún momento de la historia, como así fue: después de casi 1.900 años desaparecida, en 1.948 emergió de manera sorprendente en la escena mundial, la nación que había desaparecido 19 siglos antes. Y que de no ser así, eso es, que no hubiera existido dicha circunstancia, no se entenderían las palabras de Jesús en el sentido de que “no pasaría” una determinada generación en la que tendrían que suceder “todas las cosas” anunciadas…… y por lo que se puede interpretar, que la generación que estaba viva en el momento del reverdecer de la “higuera” simbólica en 1.948, tendría que ver la instauración del reino de Dios aquí en la tierra.

Y prescindiendo que en más de una ocasión hemos publicado algo al respecto, no está demás el repetir la idea para que no nos despistemos y perdamos de vista, a causa de los acuciantes problemas cotidianos que nos afligen, el esperanzador horizonte que tenemos ante nosotros; porque resulta que el 14 de Mayo del año en curso se cumplieron los 66 años de ese rebrotar “de la higuera” y por lo que las personas que hoy nos movemos entre los 70 u 80 años de edad, somos la generación aludida en las palabras de Jesús. Por lo que dado que bíblicamente a una generación se le da un periodo promedio de vida de 70 años (Sal. 90:10) y teniendo en cuenta de que antes que se instaure el reino de Dios en la tierra, tiene que cumplirse la profética semana 70 de Dan. 9:27 y que consta de siete años, el momento en que deben de iniciar los sucesos que nos llevarán a la culminación de “todas las cosas” no se puede demorar, pues de lo contrario no se cumplirían las palabras de Jesús con respecto de la “generación” que no pasaría. Porque no olvidemos que dichos siete años tienen que sumarse a ese cómputo de 70 u 80 años que ya tiene ahora la generación señalada, pues esta tiene que ver el inicio del florecer de la “higuera” y también el final de “todas las cosas” profetizadas y entre las que está, como hemos dicho, el establecimiento del reino de Dios en la tierra…… por lo que solo con un poco más de demora, nos iríamos a una generación de casi 90 años y con lo que perdería todo sentido lo escrito en el mencionado salmo; sin embargo, no olvidemos que en el pasaje de Mateo analizado (también en Marcos y Lucas) y después de hablar de la “generación que no pasará”, Jesús dijo algo que aún no hemos mencionado y que es esto:

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras de ningún modo pasarán.” (Mat. 24:35; Mar. 13:31; Luc. 21:33).

Eso es, que aún el astro Sol y el planeta Tierra tan firme y sólidamente establecidos por Jehová podrían pasar, antes que no cumplirse esas palabras del Hijo de Dios; aquí Jesús usó, obviamente, una figura retórica llamada hipérbole para resaltar lo imposibilidad de que sus palabras quedaran sin efecto, al contratarlas con la segura permanencia de los inmutables Sol y Tierra literales y que tienen su existencia eterna garantizada por el propio Creador de ellos. Por lo que volviendo al tema central de este escrito y del cual nos hemos apartado un poquitín, el quid de la cuestión está en el asunto de la “gobernabilidad”, pues el hombre a probado todo tipo de forma de gobierno y el más absoluto de los fracasos ha sido el resultado de cada uno de ellos y como nos muestra la extrema situación de agonía a la que ha llegado la humanidad como resultado de esa sucesión de gobiernos inútiles e inoperantes; y es que el ser humano no tiene ni la sabiduría ni el poder necesario para vencer los males endémicos causados por el pecado y que alcanzan hasta a las personas más pudientes, como pudieran ser les enfermedades, la vejez y al final, la muerte…… cosas que serán totalmente eliminadas de un plumazo, mediante el prometido reino de Dios en manos de Jesucristo y sus hermanos, pues esto es lo que nos dicen las Escrituras:

Y vi un nuevo cielo (el gobierno teocrático de Jesucristo y sus hermanos) y una nueva tierra (la inmensa multitud obediente que sobrevive a la “gran tribulación” final); porque el cielo anterior y la tierra anterior habían pasado y el mar ya no existe (el sistema de cosas en el que nos vemos ahora atrapados). 2 Vi también la santa ciudad, la Nueva Jerusalén, que descendía del cielo desde Dios y preparada como una novia adornada para su esposo. 3 Con eso, oí una voz fuerte desde el trono decir: “¡Mira! La tienda de Dios está con la humanidad y él residirá con ellos y ellos serán sus pueblos. Y Dios mismo estará con ellos. 4 Y limpiará (Dios y por medio de ese gobierno delegado) toda lágrima de sus ojos y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores (eso es, las penosas circunstancias que esclavizan al ser humano) han pasado”.” (Rev. 21:1-4). (Acotaciones nuestras).

Y siendo este, el espléndido futuro que nos aguarda a aquellos que confiamos en las promesas de Dios y que según la evidencia presentada, estamos ya tocando con la punta de los dedos; o lo que es lo mismo, que en breve van a ocurrir cosas que van a convulsionar a la humanidad, que ni nos podemos ni imaginar y que resultarán en una total liberación (Luc. 21:28), incluso de la muerte. No obstante y permítanos la coletilla, que no sean nuestras palabras las que le convenzan a usted de que las cosas serán así, sino un serio y personal análisis de las mismas al ser estas contrastadas con lo que dice su ejemplar de las Escrituras, acerca del tema del que le hemos hablado…… y es que nosotros, querido/a amigo/a que nos lee, también nos podemos equivocar.

MABEL

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