Sabido es que el tema central de las Escrituras y sobre el que estas giran, tiene que ver con la instauración en la tierra de lo que se conoce como el “el reino de Dios” o “reino de los cielos”, solución a todos los problemas que atenazan al ser humano y tema que abordábamos en este blog en nuestro anterior escrito del 02/06/14 titulado “…… y sobre la tierra, angustia de naciones.”; tan importante es para la humanidad la instauración de dicho reino que, según propias palabras, el anunciar sobre el mismo fue la razón principal del ministerio de Jesús aquí en la tierra:
“Pero él les dijo: “También a otras ciudades tengo que declarar las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto fui enviado”.” (Luc. 4:43).
Siendo ello así, es obvio que deberíamos dar una más que notable atención a lo que está envuelto en ese acontecimiento venidero y averiguar, no solo quiénes participarán en el gobierno de dicho reino, sino algo no menos importante, como es el saber quiénes serán los beneficiarios del mismo y lo que hay que hacer para ser uno de estos…… no olvidemos que un reino tipo y según hemos visto a lo largo de la historia, es el conformado por unos pocos que gobiernan sobre unos muchísimos que son gobernados y con lo que resulta que el más elemental cálculo de posibilidades, le sitúa a uno como miembro del conjunto de dicho “súbditaje”; y de ahí el interés, en averiguar lo relacionado sobre este particular. Partiendo de esta idea, vemos que ese gobierno de hechura divina (ya que proviene de Dios) y según nos plantean las Escrituras, estará compuesto por Jesucristo y 144.000 asociados (extremo este, polémico donde los haya y del que hablaremos más adelante), que gobernarán sobre una gran multitud de personas sobrevivientes de lo que se conoce como la “gran tribulación” e idea que defienden los TJ y con la que los autores de este blog estamos de acuerdo…… lo que nos ha valido para que algunos nos asocien en cuanto a ideas, entre ellos el ínclito Apologista Mario Olcese, con esos señores y que se nos acuse de mantener aún “reminiscencias” de nuestro pasado como miembros de esa secta.
Porque de nada parece haberle servido al caballero en cuestión, que repetidas veces le hayamos explicado que nosotros no decimos lo que dicen los TJ, sino solo aquello que está registrado en las Escrituras…… otra cosa es, que ambas partes coincidamos en propuestas parecidas acerca de algún tema, porque eso sea lo que se lee en ellas y lo que, obviamente, no identifica a nadie con nadie. Sencillamente y como dijo el poeta “la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero” y si mucho nos apuran, queridos lectores, hasta si el que la dice es el mismísimo puerco; por lo tanto, si los TJ dicen que solo 144.000 son los que reinan con Cristo y eso coincide con lo que dice el registro escritural (como así es y cuestión que analizaremos a lo largo de este escrito), no entendemos que haya que decirse lo contrario, solo porque esta enseñanza la defiendan también esos señores. Por lo que tal parece que el problema en el caso del Sr. Olcese sea otro, eso es, que a falta de recursos para poder negar la clara evidencia de veracidad en nuestros planteamientos y que desbaratan sus disparatadas enseñanzas, dicho personaje intenta la táctica del descrédito personal al señalar constantemente nuestra antigua militancia en dicha organización religiosa y en la que él, por cierto, también militó…… sin embargo a nosotros y que tenemos por mucho, más fundamentos bíblicos que dicho caballero (por lo que no tenemos que recurrir a esa barriobajera actitud del desprestigio personal, en función de determinado pasado), no se nos ocurre tachar al citado autor de tener ideas “jehovistas”, porque al igual que ellos defienda la idea, por ejemplo, de un venidero reino de Dios, o de una venidera “gran tribulación, o la del milenio, etc. etc., ya que ello sería absurdo; y siendo que en el caso que hoy nos ocupa, que de nuevo esos señores se apegan correctamente a lo que sobre este tema está escrito en la Biblia y el Sr. Olcese, como siempre, no sabe ni de lo que nos habla.
Y todo ello viene a cuento de que hace unos días y como ya les hemos adelantado, Apologista Mario Olcese objetó a un planteamiento que nosotros habíamos presentado acerca de los entresijos de ese reino por venir, pues en un video titulado “¿Son los súbditos del reino, los fieles de la gran tribulación?” y publicado el 03/06/14, negaba que las cosas fueran tal como nosotros las exponíamos y que en algunos puntos eran coincidentes con lo que defienden los TJ; la idea alternativa que nos presenta el caballero en cuestión y para meternos ya en harina, es la de que los 144.000 más los sobrevivientes de la “gran tribulación” mencionados, son los que como un “tótum revolútum” reinarán con Cristo en el milenio, mientras que los que ocuparán esa plaza de súbditos de ese reino por venir serán las personas de las que se nos habla en Zac. 14:16 y pasaje en el que se lee sigue:
“Y tiene que ocurrir que, en lo que respecta a todos los que queden de todas las naciones que vienen contra Jerusalén, ellos también tendrán que subir de año en año a inclinarse ante el Rey, Jehová de los ejércitos y a celebrar la fiesta de las cabañas.”
Excusamos decir, que en este blog ya nos hemos pronunciado al respecto en algunos de nuestros escritos anteriores acerca de tan disparatada propuesta y sin que el Sr. Olcese se haya dado por enterado y con ello, rebatido nuestros argumentos acerca de esta cuestión. Pero notemos y continuando con nuestro análisis, en qué fija su atención dicho autor sobre nuestro escrito, para sostener su objeción y que tiene que ver con la siguiente porción que transcribimos del mismo:
“De ahí que la gran promesa en torno a la que giran las Escrituras, sea la de un cambio radical de gobierno para la humanidad y en un futuro ya inmediato, en la forma de “nuevos cielos” y gobierno venidero que estará conformado por Jesucristo y sus 144.000 fieles seguidores (Rev. 14:1), poniendo con ello remedio a la catastrófica situación que en todos los aspectos amenaza al ser humano; gobernando, obviamente, sobre una “nueva tierra” compuesta por los sobrevivientes de la “gran tribulación” (Rev. 7:14), eso es, de personas que se han ganado el favor del Altísimo por su lealtad, pues esto es lo que se lee en Rev. 11:18:
“Pero las naciones se airaron y vino tu propia ira y el tiempo señalado para que los muertos sean juzgados; y para dar su galardón a tus esclavos los profetas y a los santos y a los que temen tu nombre (en el sentido positivo del término), a los pequeños y a los grandes y para causar la ruina de los que están arruinando la tierra.” (Acotación nuestra).”
Lo que el Sr. Olcese pone en duda de nuestra aseveración, es el que esas personas se hayan “ganado” el favor de Dios con su actitud y que por eso estén como súbditos en dicho reino, pues él sostiene y apoyándose en Zac. 14:16, que los súbditos de dicho gobierno teocrático salen de los sobrevivientes de entre aquellos pueblos rebeldes que han subido a pelear contra Jerusalén (por lo que no pueden haberse ganado el favor de Dios) y que se han escapado de morir en el subsiguiente juicio divino, como si a Jehová se le pudiera “escapar” alguien de recibir su galardón, sea este bueno o malo…… eso es, una justa retribución según la conducta de uno; pero en primer lugar y para desbaratar esa extraña idea del personaje referido y que una vez más, hace gala de un nulo conocimiento del contenido escritural, veamos la razón por la que esas personas sobrevivientes de esa “gran tribulación” mencionada en Rev, 7:14 y fueren quienes fueren, pasan a convertirse en los primeros súbditos del mencionado reino:
“Y, en respuesta, uno de los ancianos me dijo: “Estos que están vestidos de la larga ropa blanca, ¿quiénes son y de dónde vinieron?”. 14 De modo que le dije inmediatamente: “Señor mío, tú eres el que sabe”. Y me dijo: “Estos son los que salen de la gran tribulación y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. 15 Por eso están delante del trono de Dios; y le están rindiendo servicio sagrado día y noche en su templo; y El que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos”.” (Rev. 7:13-15).
Luego está claro que esas personas han accedido a la condición de súbditos del reino de Dios, no porque se hayan “escapado” de las consecuencias de una rebelde actitud de enfrentamiento con Jehová, atacando Su santa ciudad, sino porque han ejercido fe en el rescate de la sangre de Jesucristo y como queda meridianamente claro en el pasaje mencionado. Por otra parte, está el hecho incontestable de que en la Revelación o Apocalipsis y en ese mismo capítulo 7, queda perfectamente establecido que al reino de Dios solo entran dos grupos de personas perfectamente delimitados: uno identificado como los 144.000 y que serán los que gobernarán en dicho reino y otro, compuesto por los sobrevivientes de ese evento devastador que será la llamada “gran tribulación” y por la razón ya expuesta, que serán los gobernados…… luego nada se nos dice de un tercer grupo de unos supuestos personajes “escapados” de una rebelión en contra de Dios y como figurantes en ese reparto, o al menos no se nos da a entender dicha posibilidad en la lectura de este pasaje; pero profundicemos un poco más en el asunto.
Porque en cuanto al pasaje de Zac. 14:16 aludido por el Sr. Olcese y que ya hemos mostrado, explicábamos en nuestro artículo del 11/07/12 el significado de su contenido y sin que obtuviéramos la menor respuesta de dicho autor; no obstante e inasequibles al desaliento, persistiremos en nuestro “samaritano” empeño para ver si con ello conseguimos que dicho caballero entre en razón (algo “dificililla” se nos antoja la cosa), en el sentido de que lo que se nos dice en ese texto, nada tiene que ver con aquellos que serán súbditos del reino de Dios…… por lo que volveremos a explicar de qué realmente se nos habla en dicho pasaje y teniendo en cuenta que es precisamente alrededor del mismo que D. Mario cimenta su presente objeción. Pero a diferencia del autor aludido y como tenemos por costumbre en este blog, nosotros colocaremos dicho pasaje en su debido contexto y lo que nos permitirá comprobar, si en el mismo se nos dice algo que nos pudiera sugerir que de los que se enfrentan a Jehová, al atacar Jerusalén, vaya a haber sobreviviente alguno:
“Y esto es lo que resultará ser el azote con el cual Jehová azotará a todos los pueblos que realmente hagan servicio militar contra Jerusalén: Habrá el pudrirse de la carne de uno, mientras uno está parado sobre sus pies; y los ojos mismos de uno se pudrirán en sus cuencas y la lengua misma de uno se pudrirá en la boca de uno.
13 Y en aquel día tiene que ocurrir que entre ellos se hará extensa la confusión procedente de Jehová; y cada uno realmente agarrará la mano de su compañero y su mano realmente subirá contra la mano de su compañero. 14 Y Judá mismo también estará guerreando en Jerusalén; y la riqueza de todas las naciones en derredor ciertamente será recogida, oro y plata y prendas de vestir en abundancia excesiva.
15 Y así resultará ser el azote del caballo, el mulo, el camello, el asno y toda suerte de animal doméstico que se halle en aquellos campamentos, como este azote.
16 Y tiene que ocurrir que, en lo que respecta a todos los que queden de todas las naciones que vienen contra Jerusalén, ellos también tendrán que subir de año en año a inclinarse ante el Rey, Jehová de los ejércitos y a celebrar la fiesta de las cabañas.” (Zac. 14:12-16).
Según lo leído parece quedar claro, que no pueden existir sobrevivientes de aquellos que vayan contra Jerusalén, puesto que los que no sean muertos por “el azote” o “plaga” enviado por Jehová (v. 12), se matarán entre sí a raíz de la confusión que Este provoca entre ellos, según el verso 13; que esto es tal cual se lo decimos, queda probado cierto cuando profundizamos en el contexto escritural sobre lo relatado acerca de ese mismo dicho trágico evento por otros profetas, lo que nos lleva directamente a la profecía de Sofonías y en donde se lee como sigue…… y repetimos que estaríamos hablando del mismo suceso:
“El gran día de Jehová está cerca. Está cerca y hay un apresurarse muchísimo de él. El sonido del día de Jehová es amargo. Allí un hombre poderoso da un grito. 15 Ese día es día de furor, día de angustia y de zozobra, día de tempestad y de desolación, día de oscuridad y de tenebrosidad, día de nubes y de densas tinieblas, 16 día de cuerno y de señal de alarma, contra las ciudades fortificadas y contra las elevadas torres de las esquinas. 17 Y ciertamente causaré angustia a la humanidad y ciertamente andarán como ciegos; porque han pecado contra Jehová. Y su sangre realmente será derramada como polvo y sus entrañas como el estiércol. 18 Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día del furor de Jehová; sino que por el fuego de su celo toda la tierra será devorada, porque él hará un exterminio, realmente uno terrible, de todos los habitantes de la tierra.” (Sof. 1:14-18).
Queda diáfano por el relato que se da en ambos pasajes de ese un mismo suceso, que no se salva ni el apuntador de entre aquellos que se levantan contra Jerusalén; luego ¿a quiénes apuntan esas palabras de Zac. 14:16, cuando se nos habla de “los que queden” de todas las naciones que vienen contra Jerusalén y que tendrán que subir de año en año a rendir pleitesía al Gran Rey? Pues, sencillamente, a miembros individuales de esas naciones que se levantan contra Jehová y que no subirán a pelear contra Jerusalén, por lo que no sufrirán destrucción eterna ante la ira de Este y personas de las que hablaremos a continuación; pero antes y para entender correctamente este planteamiento que hemos formulado, tenemos que averiguar primero los hechos concurrentes en el momento histórico en que se produce dicho enfrentamiento. Y es que recordarán ustedes, que les hemos hablado muchas veces de la profética semana 70 de Dan. 9:27 y de lo que dentro de ese marco de circunstancias va a ocurrir, período de tiempo que abarca los siete últimos años del mundo tal como lo contemplamos a día de hoy…… y siendo este el orden en que se producen los distintos acontecimientos dentro de dicho período de tiempo: esta semana 70 inicia con la aparición del personaje “anticristo” y que queda identificado por el pacto de paz por siete años que consigue establecer “entre los muchos”, eso es, fundamentalmente entre judíos y musulmanes; al unísono, aparecen también los “dos testigos” o resto ungido de Rev. 11:3 y que tienen la comisión de liderar la predicación anunciada por Jesús en Mat. 24:14, que se extiende por 1.260 días o tres años y medio y con lo que estaríamos hablando de la primera mitad de la semana mencionada.
A estos proclamadores les seguirá una inmensa multitud que creerá en su mensaje y se “montará en el carro” del reino de Dios, siendo esta multitud conformada por los miembros individuales de las naciones que posteriormente atacarán Jerusalén y a los que acabamos de hacer mención, que puesto que no se oponen a Jehová no suben a pelear contra Jerusalén…… e inmensa multitud que será recogida, durante un período de tiempo caracterizado por una relativa era de tranquilidad y progreso (Rev. 7:1-3), circunstancia que favorecerá la labor de predicación por todo el globo y siendo esta, la idea que nos quiere transmitir el pasaje que acabamos de señalar. Acabada su tarea o comisión y según Rev. 11:7, la “bestia” liderada por el mencionado “anticristo” dará muerte a esos “dos testigos” que les han dado la “matraca” por 1.260 días y tendrá sus cadáveres expuestos por espacio de tres días, al término de los cuales son levantados de nuevo a la vida y preciso momento en que se cumple lo dicho por Pablo en 1 Tes. 4:15-17…… y no pierdan de vista el contenido de este pasaje, pues nos será útil más adelante para desmontar el incomprensible planteamiento del Sr. Olcese:
“Porque esto les decimos por palabra de Jehová: que nosotros los vivientes que sobrevivamos hasta la presencia del Señor, no precederemos de ninguna manera a los que se han dormido en la muerte; 16 porque el Señor mismo descenderá del cielo con una llamada imperativa, con voz de arcángel y con trompeta de Dios y los que están muertos en unión con Cristo se levantarán primero (eso es, inicia la llamada “primera” resurrección). 17 Después nosotros los vivientes que sobrevivamos, seremos arrebatados (con lo que se “completa”
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