jueves, 7 de mayo de 2015
¡…… y es que hay preguntas que merecen “palos”!
Porque claro, resulta que cuando uno pregunta, o bien lo hace para aprender y lo que es muy loable, o bien lo que espera es que mediante dicha pregunta se despierte la capacidad de razonamiento del preguntado y con ello enseñarle algo, lo que también es igual de loable…… lo que no puede ser, es preguntar cosas cuando uno ignora las razones que están envueltas en ellas y por lo que nos encontramos, sencillamente, ante un preguntar solo por preguntar. Pero veamos a qué viene este comentario: una buena amiga de este blog y a colación de un artículo que habíamos acabado de publicar (01/05/15), en el que aludíamos a Apologista Mario Olcese y personaje de referencia en la introducción que acaban de leer, nos remitió un correo informándonos de ciertas preguntas que el tal personaje planteaba a los Testigos de Jehová y mediante las cuales estos pudieran probar la veracidad de su doctrinas más representativas…… preguntas que ustedes pueden encontrar en el artículo publicado por dicho “caballero” en su blog de cabecera y en fecha también del 01/05/15.
Dado que es obvio que nuestra buena amiga lo que pretendía con ello, es ver cómo responderíamos nosotros a las mismas y desde un punto de vista estrictamente bíblico, en nuestro deseo de complacerla pasamos a visitar dicho blog para ver de qué iba la cosa y efectivamente, en el artículo perteneciente a la fecha que les hemos señalado nos encontramos con las 35 preguntas de las que se nos habían hablado y en las que en cada una, se requería de un texto demostrativo que avalara determinada enseñanza…… y obviamente dando por sentado desde la parte “preguntante”, que el tal no existe, pues de lo contrario dicha exigencia no tendría sentido. Después a un breve análisis, llegamos a la conclusión que solo podíamos responder a parte de esas preguntas y que sí tenían una componente bíblica, pues el resto tenía que ver con “interpretaciones” más bien sicodélicas de las Escrituras que esos señores (los TJ) hacen para defender algunas de sus doctrinas fundamentales, pero del todo indefendibles desde el punto de vista del contexto escritural ¡vamos, que no hay texto o pasaje bíblico que las avale! Dicho lo cual, veamos qué respuesta tienen esas preguntas presentadas por el “teólogo” Mario Olcese y que, paradójicamente, tienen como objeto el cuestionar puntos que verdaderamente son defendibles bíblicamente…… y lo que prueba la supina ignorancia en cuanto al contenido escritural por parte del que las formula, pues queda claro que desconoce la existencia de los textos que prueban las cuestiones que él está poniendo en entredicho.
Por otra parte y antes de iniciar dicho análisis, lo que habría que señalarse de entrada es que no toda cuestión planteada puede ser respondida satisfactoriamente mediante un solo texto bíblico, pues hay que tener en cuenta los contextos, pues estos son los que complementan y añaden solidez al pasaje del que se trate. Luego lo que nosotros haremos, es presentar argumentos apoyados por determinados textos bíblicos y que en conjunto, den una respuesta razonable a la pregunta formulada…… excusamos decir, por tanto, que exigir respuestas concretas partiendo de textos concretos y que es lo que se nos propone, solo habla de un manifiesto analfabetismo bíblico por parte del “preguntador” y como resulta ser, repetimos, en el caso del personaje que nos ocupa; apuntado lo cual, entremos en materia y veamos la primera de esas preguntas:
1.- Un texto bíblico que pruebe que habrá una resurrección multitudinaria en el milenio.
De entrada habría que señalar, que para recibir respuestas adecuadas a lo que se pregunta, hay que empezar por saber preguntar y que tampoco parece ser el caso, pues esta pregunta ya de principio resulta confusa, pues no sabemos si lo que se intenta averiguar es si la resurrección señalada será “multitudinaria”, o si bien lo que se quiere saber es si la tal se producirá “durante” el tiempo abarcado por el reino de Dios, eso es, dentro del período milenial. Sin embargo, sí hay un pasaje que nos muestra ambos extremos, eso es, que dicha resurrección será multitudinaria y que se produce durante el período milenial; veámoslo:
“Pero las naciones se airaron y vino tu propia ira y el tiempo señalado para que los muertos sean juzgados, para dar su galardón a tus esclavos los profetas y a los santos, a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes y para causar la ruina de los que están arruinando la tierra.” (Rev. 11:18).
Entonces que estamos ante una resurrección multitudinaria queda claro por el hecho de que se nos dice que estamos ante el tiempo “señalado” para que los muertos reciban su correspondiente retribución (premio o castigo, según sea el caso), lo que implica la resurrección de todos los muertos desde que el mundo es mundo a menos, eso sí, que algunos se queden sin dicha retribución y lo cual no tendría sentido en un Dios de “justicia” y término que significa el dar a cada uno aquello que se merece. Y que será dentro del período milenial, queda claro por el marco de circunstancias en el que se procede a dar dicha retribución, eso es, en el momento en que Jehová Dios y por medio de Su Hijo Jesucristo, trae el juicio a la tierra por medio de la instauración del reino de Dios (Dan. 2:44); en todo caso y en apoyo del primer supuesto, que dicha resurrección será multitudinaria, veamos también el siguiente pasaje:
“No se maravillen de esto, porque viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas (o sea, todas aquellas personas que están en el recuerdo de Dios) oirán su voz 29 y saldrán…” (Juan 5:28-29). (Acotación nuestra).
Luego si “todos” los muertos desde que el mundo existe, “oirán su voz” (lo que significa que serán llamados por nombre) y “saldrán”, es obvio lo multitudinario de dicho evento; veamos ahora como reforzamos el segundo supuesto, eso es, que dicha resurrección ocurre “durante” el milenio, en esta ocasión con el siguiente texto:
“Jesús le dijo: “Tu hermano se levantará”. 24 Marta le dijo: “Yo sé que se levantará en la resurrección en el último día”.” (Juan 11:23-24).
Es obvio, que ese pasaje precisa de un contexto que avale el sentido que le pretendemos dar y por lo cual, la pregunta ahora tendría que ver con qué se entiende por “el último día” del que nos habló la buena de Marta; expresión que, en todo caso, Jesús no discutió como el momento en que efectivamente se llevaría a cabo dicha resurrección de carácter general…… y respuesta que encontramos en Hech. 3:20-21:
“…… y para que él (Jehová Dios) envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús, 21 a quien el cielo, en verdad, tiene que retener dentro de sí hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo.” (Acotación nuestra).
Puesto que el regreso de Jesucristo se relaciona con “los tiempos de la restauración de todas las cosas”, eso es, el devolver una situación, cosa u objeto a su estado inicial (en este caso, a la humanidad a los tiempos de Adán y Eva antes del pecado), es obvio que desde el punto de vista bíblico “el último día” señalado por Marta es consustancial con el período de tiempo del reinado de Jesucristo sobre la tierra y dentro del cual, se llevarán a cabo “todas las cosas que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo” y entre las que figura la siguiente:
“Él realmente se tragará a la muerte para siempre y el Señor Soberano Jehová ciertamente limpiará las lágrimas de todo rostro. Y el oprobio de su pueblo quitará de toda la tierra, porque Jehová mismo lo ha hablado.” (Isa. 25:8).
Y que ello tiene que ver, no solo con el eliminar la muerte de sobre la tierra, sino también con el restaurar a la vida a los muertos en una resurrección, queda patente en el siguiente profético pasaje y cuyo contenido se incluye también entre esas “cosas” que el Altísimo prometió al ser humano que serían restauradas, por medio de sus profetas:
“Tus muertos vivirán. Cadáver mío... se levantarán. ¡Despierten y clamen gozosamente, residentes del polvo! Porque tu rocío es como el rocío de malvas y la tierra misma dejará que hasta los que están impotentes en la muerte caigan en nacimiento (eso es, vuelvan a la vida).” (Isa. 26:19). (Acotación nuestra).
Pero siendo evidente que de lo que se nos está hablando es de una resurrección, resulta que eso no es lo que está en discusión, sino que lo que se discute es el espacio temporal dentro del cual se produce esta; porque claro, lo que el Sr. Olcese y autor de las preguntas objeto de análisis pone en cuestión, no es la existencia de otra resurrección (aparte de la “primera” resurrección de Rev. 20:6) y que a partir de ahora en adelante y para no liarnos, sencillamente mencionaremos como la resurrección de los muertos, sino el hecho de que la misma y según su peculiar manera de entender las Escrituras, ocurre ya pasados o fuera ya del ámbito de los mil años del reinado de Cristo y ello en función de una más que estrafalaria interpretación de Rev. 20:12-13…… sin embargo, lo que nosotros afirmamos es que lo que se nos dice en las Escrituras acerca de dicha resurrección, es que esta ocurre durante el período milenario. No obstante y si bien es cierto que los pasajes mencionados hasta el momento nos hablan de una resurrección, no es menos cierto que en sí mismos tampoco son demasiado explícitos o contundentes en señalar el tiempo en que la tal se lleva a efecto…… y aquí aparece de nuevo el contexto salvador, pues veamos lo que se lee en Isa. 25:7 y texto anterior al que hace un momento hemos hecho referencia:
“Y en esta montaña (eso es, en el ámbito de influencia de dicha “montaña”) él ciertamente se tragará la cara de la envoltura que está envuelta sobre todos los pueblos y la obra tejida que está entretejida sobre todas las naciones.” (Acotación nuestra).
No siendo esa “envoltura” y esa “obra tejida”, más que una alusión a la muerte que como envoltura tejida constriñe al ser humano y de la que se nos habla en el verso 8 que, repetimos, ya hemos leído; ahora bien…… ¿qué es esa “montaña” dentro de cuyo contexto la muerte será reducida a nada, mediante la resurrección y como hemos comprobado en el también leído Isa. 26:19? Para responder a esta pregunta, nos tenemos que trasladar a la profecía de Daniel y en donde se lee esto:
“Y en los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos (los actuales) y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos; 45 puesto que contemplaste que de la montaña una piedra fue cortada, no por manos y que trituró el hierro, el cobre, el barro moldeado, la plata y el oro. El magnífico Dios mismo ha hecho saber al rey lo que ha de ocurrir después de esto. Y el sueño es confiable y la interpretación de él es digna de confianza.” (Dan. 2:44-45). (Acotación nuestra).
Y puesto que ya unos versos antes, concretamente en el 35, se nos ha explicado que esa “piedra” cortada que dio contra la imagen y la desmenuzó, llegó a ser una “gran montaña” que llenó toda la tierra, solo se puede concluir que la “montaña” en la que los muertos serán devueltos a la vida y de la que se nos habla en Isa. 25:7, no es otra cosa que el reino de Dios en manos de Jesucristo…… luego ahora sí, blanco y en botella: la resurrección de los muertos se lleva a término dentro del período de tiempo de mil años del reino de Dios. Por lo tanto y resumiendo la cuestión, la respuesta a esa primera pregunta es la siguiente: si bien no hay un texto concreto que pueda responderla de manera explícita y contundente, si lo hace el conjunto del contexto escritural y que nos señala de manera incontestable que, efectivamente, estaríamos ante una resurrección multitudinaria que se llevará a cabo de manera progresiva durante el milenio…… establecido lo cual, vayamos a la segunda pregunta:
2.- Un texto bíblico que pruebe que los impíos que no conocieron a Dios serán resucitados en el milenio para tener una oportunidad para conocer a Dios.
Partiendo de lo ya considerado hasta el momento, esta respuesta sí se puede dar con un solo texto del todo concluyente, eso es, Hech. 24:15 y que se vierte de la siguiente manera en distintas versiones:
TNM: “…… y tengo esperanza en cuanto a Dios, esperanza que estos mismos también abrigan, de que va a haber resurrección así de justos como de injustos.”
BJ: “…… y tengo en Dios la misma esperanza que éstos tienen, de que habrá una resurrección, tanto de los justos como de los pecadores.”
BLP: “Mantengo la esperanza, que comparten también mis oponentes, de que Dios hará resucitar tanto a los buenos como a los malos.”
LBLA: “…… teniendo la misma esperanza en Dios que éstos también abrigan, de que ciertamente habrá una resurrección tanto de los justos como de los impíos.”
TLA: “Yo creo que Dios hará que los muertos vuelvan a vivir, no importa que hayan sido buenos o malos. Y también los que me acusan creen lo mismo.”
Aclarar que todas aquellas versiones que usan el término “impíos”, añaden una acotación a pie de página que corrige dicho término, por “injustos”. Pero claro, de lo que nos habla el Sr. Olcese es de aquellos “impíos que no conocieron a Dios” y por lo que se podría repreguntar en el sentido de, sobre qué base si uno no conoce ni a oído hablar de Dios, puede ser calificado de “impío” y que a lo largo de la historia de la humanidad, habrá seguramente, miles de millones de personas en esta situación; no olvidemos que el sentido primario del término “impío”, es la falta de respeto a las normas sagradas y lo que implica el no respetar al propio Dios Altísimo…… pero ¿cómo se puede respetar aquello que no se conoce y ser culpado por ello? Para resolver esta cuestión, tenemos unas palabras de Jesús que pueden ser tomadas como un principio y que nos dan a entender que no hay culpa, si hay desconocimiento; pero veámoslas:
“Y Jesús dijo: “Para este juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean, y los que ven, queden ciegos” (estaba hablando en sentido espiritual, luego en lo relacionado a conocer o no, las cosas de Dios). 40 Aquellos de los fariseos (dirigentes religiosos de Israel, en los tiempos de Jesús) que estaban con él oyeron estas cosas y le dijeron: “Nosotros no somos ciegos también ¿verdad?” (a diferencia del pueblo al que esos personajes consideraban “malditos”, por no conocer la Ley de Dios y de la que ellos eran maestros). 41 Jesús les dijo: “Si fueran ciegos (eso es, que no “vieran” o no “conocieran”), no tendrían pecado. Pero ahora ustedes dicen: “Vemos”. Luego su pecado permanece” (eso es: puesto que “conocían” las cosas de Dios, pero no las obedecían, eran hallados culpables).” (Juan 9:39-41). (Acotaciones nuestras).
Luego según este principio, se puede entender que es peor el desobedecer teniendo conocimiento de lo desobedecido, que actuar mal desde el punto de vista de Dios, pero desconociendo lo que Este demanda de uno; luego las personas que a lo largo de su vida no han tenido conocimiento de las exigencias de nuestro Creador (ni siquiera de la existencia de Este en su calidad de Dios verdadero y que es de lo que se trata), no pueden ser halladas culpables de transgresión consciente, por tanto calificadas de “impías” y, consecuentemente, el ser rechazadas por ello de participar en la resurrección de los muertos…… dicho lo cual, queda claro que el pasaje de Hech. 24:15 mencionado, responde perfectamente a la pregunta analizada; por lo que vayamos a la siguiente:
3.- Un texto bíblico que pruebe que los impíos incorregibles e impenitentes nunca resucitarán sino que permanecerán eternamente inconscientes en sus tumbas o sepulcros.
Pregunta que puede ser respondida también con un solo pasaje, en este caso con el de Judas 5-7:
“Deseo recordarles, a pesar de que saben todas las cosas de una vez para siempre, que Jehová, aunque salvó a un pueblo de la tierra de Egipto, después (o “de una vez para siempre”, según nota a pie de página en algunas traducciones) destruyó (o redujo a la nada y que es muy distinto a sufrir la muerte causada por el pecado heredado que experimentamos los seres humanos) a los que no mostraron fe. 6 Y a los ángeles que no guardaron su posición original, sino que abandonaron su propio y debido lugar de habitación, los ha reservado con cadenas sempiternas bajo densa oscuridad para el juicio del gran día. 7 Así también Sodoma y Gomorra y las ciudades circunvecinas, después que ellas de la misma manera como los anteriores hubieron cometido fornicación con exceso, he ido en pos de carne para uso contranatural, son puestas delante de nosotros como ejemplo amonestador al sufrir el castigo judicial de fuego eterno (o destrucción eterna).” (Acotaciones nuestras).
Porque si ello no fuera así, eso es, que aquellos destruidos por un juicio adverso directo por parte de Jehová Dios, como los muertos en el diluvio del día de Noé, o los rebeldes Coré, Datán y Abiram (y seguidores de estos) de los días de Moisés, o los moradores de Sodoma y Gomorra, no hubieran sido objeto del castigo de destrucción eterna ¿de qué “ejemplo amonestador” estaríamos hablando, si al final resultara que fueran también resucitados y, como los demás, con la opción de alcanzar la vida eterna? Luego parece quedar claro que la “muerte” es una cosa de la que hay retorno (por medio de la resurrección), mientras que no hay retorno posible de la destrucción a manos de Jehová, pues el juicio divino es eterno…… de ahí las palabras registradas en Hebr. 10:31:
“Es cosa horrenda caer en las manos del Dios vivo.”
Pero podríamos añadir a lo dicho y por aquello de dejar la cosa bien sentada, unas palabras dichas por el apóstol Pablo y referidas a unas personas que se enfrentaron en su momento y con feroz contumacia con aquellos que tenían a su cargo el difundir el mensaje de Jesús, oponiéndose con ello a la voluntad divina de que dicho mensaje fuera divulgado:
“Esto toma en cuenta que es justo por parte de Dios pagar con tribulación a los que les causan tribulación (eso es, que intentaban evitar por todo medio la divulgación del mensaje divino, llegando para ello incluso a la violencia física contra aquellos que tenían a su cargo dicha tarea), 7 pero, a ustedes que sufren la tribulación, con alivio juntamente con nosotros al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles 8 en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen (pues rehusaron hacerlo) a Dios y sobre los que no obedecen (pues con violencia se resistieron a ello) las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús. 9 Estos mismos (eso es, las personas opositoras que vivieron en los tiempos de la labor apostólica y aquellas que en un futuro, harán lo mismo que ellas) sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna (luego de la que no hay resurrección posible) de delante del Señor y de la gloria de su fuerza.” (2 Tes. 1:6-9). (Acotaciones nuestras).
Entonces la pregunta es inevitable ¿sería lógico y a tenor de lo que acabamos de leer, que esas personas que en el primer siglo persiguieron a muerte a los legítimos representantes de Dios, fueran resucitadas y con la perspectiva de alcanzar también la vida eterna, codo con codo con aquellas a las que masacraron? Ahí dejamos la pregunta y dicho lo cual continuaremos con nuestro análisis, pero obviando las preguntas 4 a la 14, pues estas y como hemos señalado al principio, tienen que ver con doctrinas de los TJ apoyadas en “sicodélicas” interpretaciones de distintos pasajes bíblicos y que no tienen sentido alguno…… por lo tanto, veamos ahora la pregunta que sigue:
15.- Un texto bíblico que pruebe que en el milenio no habrá muerte.
Pues en este caso y por aquello de que para que falte, más vale que sobre, señalaremos tres de ellos:
“Él realmente se tragará a la muerte para siempre y el Señor Soberano Jehová ciertamente limpiará las lágrimas de todo rostro. Y el oprobio de su pueblo quitará de toda la tierra, porque Jehová mismo lo ha hablado. (Isa. 25:8).
Veamos otro:
“Con eso, oí una voz fuerte desde el trono decir: “¡Mira! La tienda de Dios está con la humanidad y él residirá con ellos y ellos serán sus pueblos. Y Dios mismo estará con ellos. 4 Y limpiará toda lágrima de sus ojos y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado”.” (Rev. 21:3-4).
Ahora bien, si uno está en “la luna de Valencia” y que en España dicha expresión se usa para significar el estar fuera de lugar, eso es, más perdido “que un pato dentro de un garaje” y como es el caso del Sr. Olcese en cuestiones bíblicas ¡pues qué quieren que les digamos, como no sea que a partir de ahí cualquier cosa se puede esperar de semejante personaje! Y es que en una muestra de su capacidad “teológica” dicho “caballero” afirma que los capítulos de Rev. 20 al 22 aplican para terminado el milenio y por lo tanto, el pasaje señalado tiene un cumplimiento post milenial…… partiendo de ahí, ni mención del “cacao” mental que se monta el hombre y que resulta en los disparates que publica. En todo caso y prescindiendo de que en nuestro artículo del 01/05/15 mencionado al inicio de este escrito, ya exponíamos las razones por las que dicha forma de pensar no es más que una solemne majadería, veamos otro pasaje que reafirma nuestro planteamiento en el sentido de que la muerte como tal, es erradicada durante el reinado de mil años de Cristo y que encontramos en 1 Cor. 15:24-26, en donde se lee como sigue:
“En seguida, el fin (del milenio, obviamente), cuando él (Jesucristo) entrega el reino a su Dios y Padre, cuando haya reducido a nada todo gobierno y toda autoridad y poder. 25 Porque él tiene que reinar hasta que Dios haya puesto a todos los enemigos debajo de sus pies. 26 Como el último enemigo, la muerte ha de ser reducida a nada.” (Acotaciones nuestras).
Y eso solo puede ocurrir cuando la resurrección haya llegado a su fin, pues mientras exista un solo muerto sin ser devuelto a la vida, la muerte continuará prevaleciendo como un poderoso enemigo del reino de Dios; de ahí y dado que la resurrección será progresiva y requerirá de buena parte del tiempo del reinado de Cristo, que se nos diga que la muerte es “el último enemigo” en ser derrotado…… y si este pasaje leído nos sitúa en el preciso momento en que Jesucristo ya terminada su tarea “entrega el reino” de retorno a su Padre Celestial que se lo encomendó (vs. 27-28), ello solo puede significar que la resurrección de los muertos es anterior a ese retornar del reino a Dios, lo que sitúa dicha resurrección durante el reinado de Cristo y no después de terminado este, como de forma totalmente disparatada enseña Apologista; dicho lo cual, continuemos con la siguiente pregunta:
16.- Un texto bíblico que pruebe que el milenio será el paraíso recobrado.
Pues por ejemplo, uno tan conocido como puede ser Luc. 23:42-43:
“Y pasó a decir: “Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu reino”. 43 Y él le dijo: “Verdaderamente te digo hoy: Estarás conmigo en el Paraíso”.”
Y prescindiendo que este pasaje también coloca la resurrección de los muertos dentro del reino de Dios, pues esto es lo que el malhechor estaba demandando de Jesús, eso es, el ser resucitado cuando éste llegara en su reino, lo que vemos en el mismo es el paralelismo que establece el propio Hijo de Dios entre “reino” y “paraíso”…… porque noten que las palabras del malhechor fueron “cuando entres en tú reino” y lo que le respondió Jesús fue “estarás conmigo en el paraíso”. No perdamos de vista el hecho que la expresión griega “pa·rá·dei·sos” que hoy se traduce “paraíso” en español y en clara referencia al “jardín de Edén” (Gén. 2:15), en la época de Jesús y según algunos estudiosos, se usaba para referirse al lugar en donde los hijos de Dios vivirían en paz y felicidad, hasta que llegara el momento final en el que uno tendría que decidir sobre su propio futuro, en clara referencia al momento señalado en Rev. 20:7-10.
Luego palabras del propio Hijo de Dios, que establecen una total equivalencia entre el “reino de Dios” y el “paraíso en la tierra”, como las dos caras de una misma moneda…… y puesto que no es arriesgado afirmar, que algo más sabría Jesús del asunto que el “enteradillo” del Sr. Olcese, el pasaje en cuestión prueba sin la menor duda que el paraíso será instaurado en la tierra durante el milenio; dicho lo cual y por las razones ya aludidas, saltamos hasta la pregunta 20 y en la que se nos demanda lo siguiente:
20.- Un texto bíblico de prueba de que Jesús dio a conocer el nombre de Dios a todo el mundo que lo escuchaba durante su ministerio.
Texto que encontramos en esta ocasión en Juan 17:26 y de nuevo, en una afirmación del propio Hijo de Dios:
“Y yo les he dado a conocer tú nombre y lo daré a conocer (luego persistió en la tarea de continuar dando a conocer dicho nombre), para que el amor con que me amaste esté en ellos y yo en unión con ellos.” (Acotación nuestra).
Por otra parte, también tenemos el relato que nos muestra cómo enseñó Jesús a orar a sus seguidores:
“Ustedes, pues, tienen que orar de esta manera: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tú nombre…”.”
Y mal se puede santificar un nombre si este no se conoce; pero es que resulta que el escritor del libro “A los Hebreos” y citando del profético Sal. 22:22, en directa aplicación a Jesús, escribió lo siguiente:
“…… como dice: “Declararé tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregación te alabaré con canción”.” (Hebr. 2:12).
Por lo que si todos estamos de acuerdo que Jesús cumplió todas y cada una de las profecías con él relacionadas, es obvio que también cumplió con esta y por lo que tuvo que enseñar el nombre de su Padre Celestial a sus seguidores; nombre que él conocía perfectamente y que transmitió a sus apóstoles, los cuales lo transmitieron a su vez, a sus más inmediatos seguidores…… y es que no nos imaginamos a todo un Hijo de Dios, como a Esteban, o Felipe, o Bernabé y tantos otros que alcanzaron dicha condición, que no tuvieran un conocimiento exacto de cuál era el verdadero nombre de su Padre Celestial.
Ya otra cosa es que en tiempos posteriores y debido a estúpidas supersticiones por parte de los dirigentes religiosos de Israel sobre dicho nombre, este fuera poco a poco restringido del uso cotidiano y con el tiempo acabara perdiéndose; con el resultado de que lo que hoy nos ha llegado hasta nosotros son las variantes gráficas Jehovah y Yahveh (Jehová y Yavé en español) y partiendo del llamado “tetragrámaton” que se compone de las siguientes consonantes: YHWH…… y este es el nombre de Dios. Pero dado que el hebreo se escribía sin vocales, a ver ahora y casi 2.000 años después, quién es “el guapo” que acierta con la vocales que darían forma fonética a las tales y que nos acercaran, más o menos, a la pronunciación correcta del nombre de Dios…… pero en todo caso y ateniéndonos a la pregunta en sí misma, es evidente que el nombre de Dios, se pronunciara como se pronunciara y sonara como sonara, sí fue dado a conocer durante el primer siglo a los seguidores de Jesús; dicho lo cual, pasemos a otra pregunta de las contestables:
23.- Un Texto bíblico de prueba que nos diga que Abraham, David, Moisés, y otros insignes hombres del llamado Antiguo Testamento que fueron paradigmas de la fe tienen una esperanza de vivir como súbditos del reino.
En este caso tenemos que volver y por aquello de centrar la situación, a las dos resurrecciones de las que se nos habla en las Escrituras: la “primera” de Rev. 20:6 en la que solo participan los que tienen que reinar con Cristo y que hemos dicho, se produce dentro de este sistema de cosas, pues ellos pelean la batalla de Armagedón (Rev. 17:14) y que es el episodio con el que concluye este sistema de cosas...... y una “segunda” resurrección, a la que nosotros y como ya hemos señalado, sencillamente la identificamos como la resurrección de los muertos, que ya hemos visto que se produce durante el período de tiempo del reino de mil años de Dios y en la que aparecen progresivamente aquellos que, sumándose a los sobrevivientes de la “gran tribulación” (Rev. 7:9; 14), conformarán el conjunto de los súbditos de dicho reino.
Resurrección ésta en la que van apareciendo esos notables del AT mencionados por el Sr. Olcese (entre muchísimos otros patriarcas), por lo que se convertirán en súbditos del reino de Dios…… obviamente en puestos de altísima relevancia dentro del organigrama de dicha gobernación divina y como corresponde a su prestigio ante el Creador, pero en sujeción al poder superior, o sea, en súbditos al fin y al cabo. Pero claro, lo que el personaje en cuestión defiende es que dichos personajes también reinarán con Cristo y para lo cual, tendrían que participar de la “primera” resurrección, pues esto es lo que leemos en las Escrituras:
“Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos (los que participan de esta resurrección) la muerte segunda no tiene autoridad (eso es, que se les concede la inmortalidad), sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.” (Rev. 20:6). (Acotaciones nuestras).
El problema con el que se encuentra el Sr. Olcese para mantener semejante disparate, está en que solo pueden heredar el reino en condición de inmortales reyes y sacerdotes, aquellos que tengan la condición de Hijos de Dios y que no es el caso entre los notables del AT, si nos atenemos a lo dicho por Pablo en Rom. 8:29:
“…… porque a los que dio su primer reconocimiento, también los predeterminó para que fueran hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito entre muchos hermanos.”
Lo que leemos entonces, es que el primer Hijo de Dios fue Jesucristo y después aparecieron otros que fueron hechos a la imagen del original (eso es, a la imagen de éste) y lo que convierte a ese original como el “modelo” a partir del cual seguirían otros, que serían reconocidos como hermanos suyos y lo que permite que Jesucristo sea el primero o “el primogénito entre muchos hermanos”; y siendo el caso que la condición de Hijo de Dios le fue reconocida a Jesús en el momento de su bautismo (Mat. 3:16-17), resulta que si los Abraham y compañía en su momento ya hubieran sido reconocidos como tales por Dios (requisito “sine qua non” para reinar con Cristo, recordemos) y que es lo que nos propone Apologista…… ¿cómo puñetas podría ser Jesucristo, de manera alguna el “primogénito” de entre muchos hermanos? A lo dicho, habría que añadirle otra cuestión de no menos enjundia y que encontramos en el Sal. 45:16, en donde leemos las siguientes palabras proféticas dirigidas de Jesucristo:
“En lugar de tus antepasados llegará a haber tus hijos, a quienes nombrarás príncipes en toda la tierra.”
Analicemos ahora la cuestión y partiendo de un dato que es incontrovertible: esos personajes del AT, efectivamente, fueron antepasados de Jesús; entonces y sabiendo que los que reinarán con Cristo ya se levantan en la “primera” resurrección, con la condición de inmortales reyes y sacerdotes, posición solo inferior a la del Soberano sobre todo el Universo, Jehová Dios ¿qué necesidad tienen de ser “nombrados” algo, en este caso príncipes…… siendo además dicho título, de rango en extremo inferior a la excelsa posición que ostentan a partir del mismo momento de su resurrección? Luego es obvio que los que reciben dicho nombramiento, son esos antepasados del mencionado salmo y que se corresponden con destacados personajes del AT como los citados, que reciben ensalzadas posiciones como sub-gobernantes en la tierra, pero en su condición de mortales súbditos, destacados eso sí, pero mortales súbditos al fin y al cabo, siempre en directa sujeción a los reyes del gobierno del reino encabezados por Jesucristo; dicho lo cual, continuemos con la siguiente pregunta:
24.- Un Texto bíblico de prueba de que el día del juicio durará mil años.
En primer lugar, decir que lo que el Sr. Olcese tendría que tener en cuenta antes de meter la “gamba” y como nos tiene acostumbrados, es que la expresión “día” en terminología bíblica, solo se refiere a un espacio de tiempo de duración desconocida y que solo el contexto en la que se encuentra determina su duración; por ejemplo, ya hemos visto que “el día final” mencionado por la hermana del difunto Lázaro y en clara referencia al reino de Dios, tiene una duración de mil años…… por el contrario, cuando hablamos del “día de Jehová” en Sof. 1:14 y otros pasajes relacionados con dicho evento apocalíptico, tiene que ver con los tres años y medio últimos de la profética “70 semana” de Dan. 9:27, en el que Dios actúa en contra de aquellos que han rechazado la oportunidad de acogerse al reino y ofertada en los primeros tres años y medio de dicha “semana 70” mediante la gran predicación de Mat. 24:14, como se nos explica en 2 Tes. 1:6-10.
Por otra parte, que la expresión “día” solo adquiere una connotación temporal determinada cuando el contexto lo define, queda claro si consideramos una situación tipo: por ejemplo, cuando se menciona en las Escrituras “en los días de Sedequías”, bien podemos estar hablando de la duración del reinado de este personaje y con lo que tendríamos una duración determinada, o bien de un suceso puntual ocurrido durante el reinado de dicho personaje y por lo que ya estaríamos hablando de un espacio de tiempo de distinta duración; sin embargo, la expresión “en los días de…” no pierde su validez en ningún momento, merced al contexto que aclara de qué estamos hablando…… pero veamos otro ejemplo:
“En los días de Samgar hijo de Anat, en los días de Jael, no había tránsito en los senderos y los viajantes de veredas viajaban por senderos indirectos.” (Jue. 5:6).
En este contexto, la expresión “en los días” se usa para señalar que cuando vivían esas personas, no había tránsito alguno por esos senderos y se usaban vías alternativas; pero veamos la misma expresión “en los días” con un significado distinto:
“Así fue sojuzgado Madián delante de los hijos de Israel y ya no volvieron a levantar la cabeza; y la tierra no tuvo más disturbio por cuarenta años en los días de Gedeón.” (Jue. 8:28).
Porque aquí lo que el contexto nos señala, es de un hecho concreto que ocurrió en “los días” de Gedeón, eso es, mientras ejerció como juez de Israel, hubo un espacio de tiempo de cuarenta años de paz…… de nuevo espacios de tiempo de distinta duración, que sin embargo se describen con la misma expresión: “en los días de…” y dejando que sea el contexto el que nos aclare el tiempo abarcado en cada momento por dicha expresión. Por otra parte, tenemos que “un día” para Jehová es como mil años y mil años como “un día” (2 Ped. 3:8) y sin embargo, cada “día” creativo y según el contexto escritural, abarcó un período de tiempo de 7.000 años; entonces queda claro que el término “día” como elemento temporal, solo adquiere un valor determinado cuando se coloca en su contexto. Por lo tanto, si tomamos como el “día” de juicio lo relatado en Rev. 20:12-13, ese “día” tiene una duración de mil años; sin embargo, si por “día” de juicio entendemos lo relatado en Sof. 1:14, nos encontramos con un “día” de tres años y medio y, así sigan ustedes calculando…… pero dicho esto, continuemos con la siguiente pregunta:
29.- Un Texto bíblico que nos pruebe de que Cristo hizo un nuevo pacto con una minoría de sus seguidores llamados los 144,000 ungidos.
Para aclarar este punto, empecemos por el principio (no se asusten, que no va la cosa por donde ustedes piensan, eso es, que les van “a dar la uvas” leyendo este artículo), en este caso por saber cómo fue la elección de los apóstoles…… y que el mero hecho de hablar de “elección”, ya significa que de entre muchos fueron elegidos unos pocos y como fue realmente el caso, pues en el momento en que se produjo dicha elección ya Jesús tenía muchos seguidores o discípulos; pero veamos cómo fue la historia, según lo relatado en el pasaje de Luc. 6:12-13:
“En el transcurso de aquellos días él salió a la montaña a orar y pasó toda la noche en oración a Dios (obviamente, en demanda de ayuda para hacer la elección correcta). 13 Pero cuando se hizo de día (y ya con las cosas claras) llamó a sí a sus discípulos y escogió a doce de entre ellos (eso es, de entre los muchos discípulos que tenía, solo doce fueron los agraciados), a los cuales también dio el nombre de “apóstoles”.” (Acotaciones nuestras).
Ahora bien ¿cómo sabemos, que Jesús tenía “muchos” discípulos? Pues porque eso es lo que se nos dice cuatro versículos más adelante, eso es, en el 17:
“Y bajó con ellos (con los doce) y se apostó en un lugar llano y había una gran muchedumbre de sus discípulos (probablemente no todos los que tenía, sino solo los de esa zona) y una gran multitud del pueblo de toda Judea y de Jerusalén y del país marítimo de Tiro y Sidón, que vinieron a oírle y a ser sanados de sus enfermedades.” (Acotaciones nuestras).
Noten la distinción que se hace en dicho pasaje entre los que eran discípulos de Jesús y aquellos que no lo eran, que son identificados como gente “del pueblo”; en todo caso, a lo que queremos llegar es que con la ayuda de esos doce ayudantes directos y que fueron directamente enviados por Jesús a predicar, el número de sus discípulos en general aumentaría significativamente, merced a los prodigios que se les permitió llevar a cabo a estos enviados:
“A estos doce Jesús los envió, dándoles estas órdenes: “No se vayan por el camino de las naciones y no entren en ciudad samaritana; 6 sino, más bien, vayan continuamente a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7 Al ir, prediquen, diciendo: ‘El reino de los cielos se ha acercado’. 8 Curen enfermos, levanten muertos, limpien leprosos, expulsen demonios. Recibieron gratis; den gratis”.”
Es solo natural, entonces, que dichas demostraciones de poder llevaran a aumentar considerablemente el número de discípulos del Hijo de Dios…… sin embargo, veamos qué nos cuentan las Escrituras, acerca de con cuantos estableció Jesús un nuevo pacto:
“Sin embargo, ustedes son los que con constancia han continuado conmigo en mis pruebas; 29 y yo hago un pacto con ustedes, así como mi Padre ha hecho un pacto conmigo, para un reino, 30 para que coman y beban a mi mesa en mi reino y se sienten sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.” (Luc. 22:28-30).
Entonces, si para ese momento ya Judas había salido de la escena, el “nuevo pacto” para un reino fue establecido solo con once personas, eso es, una ínfima cantidad si se compara con la inmensa cantidad de discípulos que por ese entonces tenía y ya prácticamente finalizado su ministerio, el Hijo de Dios…… y lo de “nuevo pacto” no es algo que se nos ocurre a nosotros, sino que es lo que anunció el mismísimo Jehová Dios en su momento y que recordemos, ya había establecido un pacto con el pueblo de Israel (Éxo. 19:5-6) en las llanuras del desierto del Sinaí; pero veamos cómo fue anunciado dicho “nuevo pacto”:
“¡Mira! Vienen días, es la expresión de Jehová y ciertamente celebraré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto; 32 no uno como el pacto que celebré con sus antepasados en el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, el cual pacto mío ellos mismos quebrantaron, aunque yo mismo los poseía como dueño marital, es la expresión de Jehová.
33 Porque este es el pacto que celebraré con la casa de Israel después de aquellos días, es la expresión de Jehová: Ciertamente pondré mi ley dentro de ellos y en su corazón la escribiré. Y ciertamente llegaré a ser su Dios y ellos mismos llegarán a ser mi pueblo.” (Jer. 31:31-33).
Entonces la pregunta sería y dado que el anterior pacto fue establecido con Moisés como mediador ¿por medio de quién “después de aquellos días”, celebró Jehová el nuevo pacto con el pueblo de Israel? Pues obviamente por medio de Jesús y teniendo como participantes del mismo a sus once apóstoles fieles y que, validado dicho pacto en el momento en que recibieron el bautismo en espíritu santo que los reconoció como Hijo de Dios, continuaron su apostolado y recogiendo a aquellos que tendrían que acompañarles en su reinar al lado de Jesucristo y que las Escrituras cifran en un total de 144.000 miembros…… a menos eso sí, que estas nos mientan y Rev. 14:1-4 no diga, lo que indudablemente dice. Luego en conclusión y ciñéndonos a la pregunta analizada, sí es cierto que el Hijo de Dios estableció un “nuevo pacto” con una ínfima minoría de sus seguidores, que al final de los tiempos han de llegar a conformar un “grupeto” de 144.000 componentes con Jesucristo al frente…… eso es lo que nos dicen las Escrituras ¡y lo demás son gaitas!
Dicho lo cual y esperando con nuestras respuestas haber complacido a nuestra buena amiga, nos permitimos el atrevimiento de pedirle a ella o a cualquiera de las personas que han leído este escrito, el siguiente favor: dado que este “genio” de la teología defiende que el contenido de los capítulos del 20 al 22 de Revelación (o Apocalipsis) ocurre después de acabado el milenio, exíjanle al Sr. Olcese que en uno de sus videos responda a la siguiente cuestión: ¿Qué ocurre entonces, en la tierra, durante los mil años del reino de Dios”? Ya que no nos responde a nosotros porque lo tenemos “acogotado”, eso es y usando un símil boxístico (muy de moda después del “combate del siglo”), que lo tenemos contra las cuerdas y encima muy “calladito”, al menos que lo haga a otras personas con el ánimo de mostrarles las excelencias de sus “enseñanzas; y es que si bien y como hemos señalado en el titular de este escrito, hay preguntas “que merecen palos”, hay otras que merecen ser contestadas para defender uno sus tesis y como es la que hemos planteado…… ya otra cosa, es que no se tenga la capacidad para ello y como es en el caso que nos ocupa, porque el planteamiento que sostiene la idea de que Rev. 20-22 tiene su cumplimiento terminado ya el reino de Dios, no es más es una verdadera salvajada ¡qué quieren ustedes que les digamos!
MABEL
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