sábado, 11 de junio de 2016

¿Estamos preparados…… o más bien, aún no nos lo acabamos de creer?


En el relato bíblico, está perfectamente reflejado el regreso de Jesucristo a la tierra para, después de una “limpia” selectiva (Mat. 24:40-41), establecer lo que conocemos como el reino de Dios en la tierra, eso es, una restauración del ser humano a la perfección de la que gozaron nuestros primeros padres (Adán y Eva) y con ello, la posibilidad de este de vivir eternamente en un mundo convertido en un paraíso…… y este es, en esencia, el mensaje contenido en las Escrituras.

Lo que ocurre es que la Biblia es un libro con muchos siglos de antigüedad, pues se empezó a escribir en el año 1.657 a.E.C. y se terminó en el año 98 E.C. con la tercera de las cartas del apóstol Juan y de lo que hace casi dos milenios, por lo que es considerado como un libro “antiguo y desfasado” para el mundo actual; súmenle a ello, el hecho que desde la muerte del último apóstol en el siglo I en adelante no ha habido movimiento alguno en cuanto a ella, eso es, que ya no se ha levantado a ningún muerto, no se ha devuelto la vista a ningún ciego, ni ha aparecido profeta alguno y hablamos de profetas, profetas y no de esos “iluminados” actuales, sino que más bien al contrario, dicho libro (de hecho es un conjunto de pequeños libritos) fue perseguido por siglos, quemado y con él aquellos que lo leían por la Iglesia Católica, precisamente aquella que se reconoce a sí misma como descendiente directa de las enseñanzas de Jesús y heredera de la labor de los primeros apóstoles de este…… ¡y que ya tiene narices el asunto! Es cierto, por otra parte, que a finales del siglo XVIII, inicios del XIX, hubo un importante resurgir alrededor de la Biblia con la aparición de numerosos grupos religiosos que se apoyaron en esta para establecer con el tiempo diferentes iglesias, como la Iglesia Adventista, la de los Testigos de Jehová; la de los Mormones y otras muchísimas más, que volvieron a colocar dicho libro de nuevo en el candelero y movimiento que vino a ser llamado por algunos como el “reavivamiento de la iglesia”…… pero resultando en todo caso y ello no dudando en absoluto de la buena intención en las personas implicadas en dicho proceso, que fuera “peor el remedio que la enfermedad”.

Porque lo que hicieron esas organizaciones religiosas de nuevo cuño, con sus distintas interpretaciones y partiendo todas de un mismo contenido, fue confundir al “personal” transmitiendo de forma subliminal la idea de que la Biblia era un libro controvertido, difícil de entender y por lo que su comprensión estaba solo al alcance de unos pocos “elegidos” (obviamente los líderes de las distintas organizaciones religiosas y que a sí mismos se reconocen como “ungidos”, eso es, el equivalente a Hijos de Dios y con la autoridad moral que ello da para que sean respetadas sus enseñanzas), convirtiéndose por tanto los tales en los “únicos” que podían enseñarla a sus respectivas greyes…… y así hasta el día de hoy, en donde se hace realidad aquel dicho tan español en el sentido que “de aquellos polvos, vienen estos lodos”. Porque resulta que a día de hoy la llamada “cristiandad” está subdividida en más de 30.000 denominaciones distintas y pasándose por tanto las tales por el forro de los pantalones, lo dicho por Pablo en 1 Cor. 1:10 y que para más inri, cada una de ellas afirma, indefectiblemente, ser la única religión “verdadera” con respecto de las demás y la única por tanto, que acerca a uno al Dios Todopoderoso. Pero dicho esto, volvamos al inicio de este artículo y recuperemos ese propósito final reflejado en las Escrituras, eso es, la instauración del reino de Dios en la tierra y que si bien es cierto que hace casi 2.000 años que el tal nos fue anunciado (Luc. 4:43) y sin que hasta el momento haya ocurrido nada, solo la lógica nos indica que en algún momento en la corriente del tiempo se tendrá que producir dicho acontecimiento…… y si ello es así y así es ¿por qué no en estos días?

Y cuando en este blog hablamos de “estos días”, siempre según el planteamiento hacíamos en nuestro escrito del 07/05/16, estamos haciendo referencia a la inmediatez con la que esperamos suceda algo y que no estaría más allá de finales de este mes de Junio o, en su defecto y estirando mucho la cosa, no más allá de la franja que va entre el mes de Julio y Agosto y, repetimos, estirando mucho la cosa…… a menos eso sí, que nosotros estemos totalmente equivocados en nuestros cálculos y posibilidad que tampoco habría que descartar. De ahí, eso es, de ese pálpito que nos embarga, la doble pregunta que se fórmula en el titular de este escrito en el sentido de si estamos “preparados” para la llegada de dicho momento o sí más bien al contrario, no contemplamos la posibilidad real de una inmediata ocurrencia de tan esperado cumplimiento y ello debido probablemente a la duda de si no estamos aún “preparados” para afrontar dicha situación; por lo tanto, vamos a intentar despejar ambas incógnitas, empezando con el tema de estar “preparados” para hacer algo en nuestro propio beneficio, pues veamos a lo que nos tendremos que enfrentar.

Hemos explicado en numerosas ocasiones en este blog, que actualmente todo se circunscribe al inicio de la llamada “70 semana” de Dan. 9:27 y recordemos que estamos hablando de una semana de años, la cual se divide en dos mitades: una primera mitad, eso es, tres años y medio (Rev. 11:3), en la que se llevara a cabo la gran predicación anunciada por Jesús en Mat. 24:14 y, los restantes tres años y medio, que se dedicarán a lo que en las Escrituras se identifica como la “gran tribulación” (Rev. 7:14) y para destrucción de aquellos que no hayan aceptado las condiciones ofertadas durante ese tiempo de predicación y según se sobreentiende de 2 Tes. 1:6-9:

Esto toma en cuenta que es justo por parte de Dios pagar con tribulación a los que les causan tribulación, 7 pero, a ustedes que sufren la tribulación, con alivio juntamente con nosotros al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles 8 en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen (porque no han querido) a Dios y sobre los que no obedecen (al contrario, las han rechazado) las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús. 9 Estos mismos sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna de delante del Señor y de la gloria de su fuerza.” (Acotaciones nuestras).

Ello de entrada ya significa que habrá habido aquellos que sí las han aceptado y por lo que son bendecidos “con alivio”, lo que plantea la siguiente cuestión: si unos son castigados con “destrucción eterna” por no conocer a Dios y por no obedecer las buenas nuevas del reino de Dios ¿quiénes son esos que por hacer lógicamente lo contrario, es solo razonable que sean bendecidos con lo contrario a la destrucción eterna y que solo puede ser, la vida eterna? Ello nos lleva a una ilustración o parábola usada por el Hijo de Dios, referida a los tiempos finales y que conocemos como la de “las ovejas y las cabras” (Mat. 25;36-41); en ella se nos enseña que esas personas de condición de “oveja”, eso es, receptivas y obedientes, son premiadas con la vida eterna…… pero que para demostrar ser merecedoras de dicha condición, han tenido que hacer algo y que tiene que ver con el colaborar en dar adelanto a lo obra asignada a unos venideros enviados de Dios al modo de los apóstoles y a los que el “rey” de la parábola (Jesucristo), identifica como a “sus hermanos más pequeños” (por ser los últimos en aparecer a escena) y de los que se nos habla en Rev. 11:3:

Y haré que mis dos testigos (en todo caso, estaríamos hablando de un pequeño resto “ungido” por aparecer) profeticen mil doscientos sesenta días vestidos de saco.” (Acotación nuestra).

Profetizar que tiene que ver directamente con la predicación anunciada por Jesús en Mat. 24:14 y en la que tendrán que involucrarse sí o sí, todos aquellos que deseen entrar como súbditos en el reino de Dios, al menos según se deduce de la parábola mencionada…… y aquí es en donde entra la cuestión de si estamos “preparados” para participar en dicha predicación, que nos llevará a hacer cosas insospechadas para un ser humano normal y que la inmensa mayoría de aquellos que esperamos en las promesas divinas, resulta que no lo estamos ¡vamos, al menos los dos autores de este blog desde luego que no lo estamos, pues nunca nos hemos visto en semejante “fregao”! Ahora bien ¿tiene que ser esto una circunstancia disuasoria para retraernos de hacer aquello que espera Jehová que hagamos, todos aquellos que confiamos en Él? Obviamente no, si de verdad confiamos en nuestro Creador y en la veracidad de las palabras que figuran en la imagen que encabeza este escrito en el sentido que Dios no elige a los preparados, sino que prepara a aquellos a los que elige y que es algo muy distinto...... pero por raro que les parezca eso a tanto “intelectual de las Escrituras” suelto por ahí, esto es lo que se nos muestra en las Escrituras.

De hecho, en la Biblia se nos relatan experiencias de personas que no se creían capacitadas para llevar a cabo la misión encomendada por el Altísimo, pero que sí lo hicieron: tenemos el ejemplo de Jeremías que cuando Jehová Dios le comisionó, este y que no tenía nada clara la cosa, se excusó alegando que debido a su juventud, no estaba preparado para ello (Jer 1:6). Sin embargo, al comparar esta observación con el denuedo y la firmeza que Jeremías demostró a lo largo de su ministerio profético, se puede deducir que esas cualidades excepcionales no eran inherentes, sino el resultado de la fortaleza que uno adquiere cuando pone su plena confianza en Jehová; tenemos también el caso de Moisés (Éxo. 4:10-17) y en el que Jehová Dios de una forma u otra complementó las carencias de este, al colocarle a su lado a su hermano Aarón. Y qué decir del caso de los apóstoles cuando fueron enviados a predicar y aunque tenían un ejemplo en la labor llevada a cabo por su maestro Jesús, el salir solos a predicar era totalmente nuevo para ellos y tuvieron que ser muy valientes para aceptar la comisión que el Hijo de Dios les encomendó, pues recordemos la advertencia que éste en su momento les dio a aquellos a los que enviaba:

Vayan. ¡Miren! Los envío como a corderos en medio de lobos.” (Luc. 10:3).

Lo que no nos augura a nosotros una tarea fácil en los tiempos que corremos, pues solo hay que ver como está “el percal” en nuestros días; sin embargo, nos anima el saber que todos aquellos que fueron enviados por Jehová Dios y confiaron plenamente en Él, cumplieron perfectamente con su cometido, pues se les preparó convenientemente para ello y ejemplificándolo en el caso de estos últimos: se les dijo qué decir y se les dotó de poder necesario para llevar adelante su comisión:

Al ir, prediquen, diciendo: “El reino de los cielos se ha acercado”. 8 Curen enfermos, levanten muertos, limpien leprosos, expulsen demonios. Recibieron gratis; den gratis.” (Mat. 10:7).

Y todos esos a los que se dio semejante autoridad, regresaron exultantes diciendo lo siguiente:

Entonces los setenta volvieron con gozo y dijeron: “Señor, hasta los demonios quedan sujetos a nosotros por el uso de tu nombre.” (Luc.10:17).

Luego “tranquillité” que diría un buen “gabacho”, porque todos seremos preparados y dotados adecuadamente para cumplir con nuestra comisión…… ya otro cantar y pasando a la segunda cuestión planteada, es si realmente nos creemos de verdad que el momento ha llegado ya y lo tenemos a unos pocos días vista, tal como hemos apuntado al inicio de este escrito. Porque no es menos cierto y volviendo a las actuales denominaciones religiosas, que estas han creado una especie de permafrost entre la capacidad de creencia del creyentes y la Biblia, generando gran confusión entre estos, bien unas ni hablando de ese esperado momento y otras (como los TJ) que de cuando en cuando y por aquello de “hacer caja”, se sacan una fecha de la chistera para dicha ocurrencia y sin que nunca se hayan cumplido sus vaticinios, lo que lleva a la gente a no creerse ya nada de nada…… eso es, que tanto ¡Qué viene el lobo! ¡Que viene el lobo! y sin que este aparezca nunca, que al final se acaba dudando ya hasta de la misma existencia del lobo. Pero en todo caso, el problema no está en que Jehová Dios se retrase en el cumplimiento de sus promesas, sino en que los hombres somos reacios a medir las cosas desde la perspectiva divina:

Sin embargo, no vayan a dejar que este hecho en particular se les escape, amados, que un día es para con Jehová como mil años y mil años como un día. 9 Jehová no es lento respecto a su promesa, como algunas personas consideran la lentitud, sino que es paciente para con ustedes porque no desea que ninguno sea destruido; más bien, desea que todos alcancen el arrepentimiento.” (2 Pedro 3:8-9).

Eso es, que nuestro Creador mide el tiempo de manera totalmente distinta a como lo hacemos los finitos seres humanos y ello, con la loable intención de que muchas más personas alcancen el arrepentimiento y lo que genera una pregunta…… ¿nos beneficia ello a los que le somos fieles, o más bien nos perjudica? Y siendo que probablemente habrá opiniones para todos los gustos, los autores de este blog creemos sinceramente que nos beneficia y mucho, pues esa paciencia divina nos permite poderle demostrar constantemente a nuestro Creador nuestra fidelidad, aún en las circunstancias más adversas…… lo que significa que estamos “acumulando” méritos para ser ayudados en el momento oportuno; aunque como hemos señalado, puede que haya opiniones distintas.

Pero volviendo a lo que nos ocupa, eso es, si nos creemos lo de la inmediata cercanía del momento que estamos esperando, ya en fecha 20/02/15 publicamos un artículo titulado “El inicio del fin…… ¿para este verano de 2.015?” y en el que nos pronunciábamos con mucha cautela acerca de si ello pudiera ser así,; y en el bien entendido que con la expresión “inicio” a lo que señalábamos era al comienzo de la “70 semana” de Dan. 9:27. Pero nuestra duda estaba en que la última de las lunas rojas mencionadas en Luc. 21:25 era esperada para el día 28/09/15, eso es ya vencido el verano de dicho año (finalizó el día 23 de dicho mes de Septiembre) y por lo que “poniéndonos la venda antes de que nos pegaran la pedrada”, apuntábamos como una posibilidad más, el verano del presente año 2.016 y en dónde estarán ya cumplidas todas las señales dadas en las Escrituras que sirven de pista para marcar el momento de la pronta liberación del ser humano de todas sus penalidades (Luc. 21:28)…… siempre y cuando se cumpla la última y decisiva: la aparición del personaje “anticristo” con lo que se da el pistoletazo de salida de la citada “semana 70” y que es la última señal de un conjunto de ellas que aún queda por cumplir, aunque parece que la cosa está al caer y como explicábamos en nuestro escrito del 10/03/16.

Recordemos que la aparición de esos “hermanos más pequeños” de Jesús (Mat. 25:40; 45), es coincidente en el tiempo con la del personaje mencionado y a los que habrá que ayudar en su comisión, para adquirir la posibilidad de vivir eternamente (Mat. 25:46) en una tierra renovada y de condiciones paradisíacas. Porque esto es lo que será puesto en juego en un cortísimo espacio de tiempo y que empieza a contar a partir del momento en que estas palabras sean publicadas…… a menos eso sí, que nosotros estemos radicalmente equivocados y que siéndoles sinceros, no lo creemos; pero aún siendo cierto que pudiéramos estar equivocados en cuanto a la inmediatez de dicha ocurrencia, no es menos cierto que no nos equivocaríamos de mucho, dado que las profecías que apuntan al regreso de Jesucristo está prácticamente todas cumplidas (Luc. 21:28). Por otra parte, si hasta el momento parece que no nos hemos equivocado en ninguna de las cosas que hemos publicado y siempre, al decir de nuestros lectores…… ¿por qué nos tendríamos que equivocar ahora en esto?

Tengamos en cuenta que según las Escrituras, solo se pueden entender estas si nuestro Creador se lo permite a uno (Luc. 10:21)…… y según algunos de nuestros más asiduos lectores, en este blog estamos “tocados” por el dedo de Dios en el sentido de que sí se nos permite el hacerlo; por lo que si ello fuera realmente así (no descartemos la posibilidad contraria), no se entendería que en este caso no se nos permitiera el hacerlo, cuando resulta que nos movemos en la misma línea de siempre. Pero es que además y como ya les hemos avanzado al inicio de este escrito, tenemos a nuestro favor el hecho incontestable de que en algún momento tiene que cumplirse lo que nos ha sido prometido…… recordemos al respecto, las palabras de Jesús en Luc. 21:33:

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras de ningún modo pasarán.”

Por lo tanto…… ¿por qué no ahora?

MABEL


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