domingo, 5 de junio de 2016

El rebrotar de la “higuera”.


A raíz de la publicación de nuestro escrito titulado “Sábado, 14 de mayo de 2.016” (22/05/16), hemos recibido algunos correos, unos apoyando y otros criticando, como viene a ser normal en estos casos; sin embargo, entre estos últimos figuraba uno que nos sorprendió y en el que se cuestionaban dos de los puntos que mencionábamos en el artículo referido de la siguiente manera:

¿la restauración de Israel esta en la profecía?¿los gentiles se encuentran también reclamando algo?

Su remitente y del que obviaremos dar el nombre, tal parece ser uno de esos personajes que a sí mismos se postulan como personas que van a reinar al lado de Cristo (ya conocen nuestra opinión sobre dichos “iluminados”), al menos a tenor de lo que nos dice en otro correo remitido a nuestro último escrito fechado el 27/05/16 , titulado “¿Se contradice la biblia?...... ¿Qué opina usted?” y redactado en los términos que van a ver a continuación, no sin antes recordarles nuestra costumbre de no alterar nunca el contenido de los correos que nos llegan ni en una coma y por lo que, tal cual estos se reciben, así se transcriben: primero, por aquello de evitar suspicacias acerca de una posible adulteración de contenidos y, segundo, porque entendemos que de la misma redacción de un correo ya se puede inferir del “pie que cojea” el que lo ha redactado…… dicho lo cual, veamos el caso que nos ocupa:

SI uno lo humaniza con las taras dogmáticas teológicas como es consuetudinario,viene el caos cerebral y se comprenden una cosa x otra hasta llegar a la locura.Cada libro que lo integra debe leerse todo hermenéuticamente ,pues al leerse un extracto de cada versículo se puede incurrir en medias verdades.Como una enciclopedia espiritual ,contiene LEYES(que no interpreten leguleyos "cristianos" gentiles por favor),SOCIOLOGÍA,FÍSICA,GEOGRAFIA,ASTRONOMÍA,NUTRICIÓN,ALGEBRA,MATEMÁTICAS,SALUD,ECONOMÍA,LÓGICA con sus paradojas que busca la verdad , ALTÍSIMA FILOSOFÍA. La biblia definía Miguel Cervantes y Saavedra como la DIVINA ESCRITURA, en el está la manifestación del DIOS invisible, aquel eterno inmortal que mora en otra dimensión imperceptible a nuestro torpe entendimiento.COSA distinta CUAndo espiritualizamos nuestro entendimiento, alcanzamos la esperanza de que algún nuestro Dios no vestirá de inmortalidad y así vencer a la muerte para siempre.Grande DIOS DE Abrhamm,ISAAK,JACOB y de los gentiles.” (Negritas nuestras).

Es obvio que lo que se pretendía decir es “algún día nuestro Dios nos vestirá de…”, pero parece que se le ha quedado el término “día”, así como la “s” por el camino y “errorcillo” que podemos cometer todos aquellos que escribimos, pues los que no se dedican a tan noble tarea no corren el riesgo de cometerlo…… no parece sin embargo y es tan solo una opinión personal, que la “madre naturaleza” haya llamado al autor de este correo por el camino de las letras y de las que el genial D. Miguel de Cervantes fulgura con luz propia; en todo caso y volviendo al tema que nos ocupa, dado que solo aquellos que reinan con Cristo son los que reciben la condición de inmortalidad (Rev. 20:6), si dicho caballero espera ser investido con ella es porque se postula como un “ungido” o Hijo de Dios y con lo que demuestra, ya de entrada y siempre según nuestro criterio, no tener ni la más remota idea de lo que al respecto dicen las Escrituras.

Por otra parte y por el “tonillo” que subyace en dicha transcripción, mucho nos tememos que estamos ante una nueva crítica de nuestro comunicante a lo expuesto en el artículo al que dirige dicho correo y que nos parece muy bien; pero no deja de extrañarnos, eso sí, que una persona que se presenta como tan “docta” y siempre a tenor de la exposición que nos hace acerca de su “sapiencia”, ignore cosas tan fundamentales como las que nos plantea en el primer tema que nos discute y que, recordemos, tenía que ver con si en las Escrituras hay alguna referencia al resurgir de Israel de nuevo como nación, como primera cuestión y, como segunda, si los “gentiles” esperamos algo de ello…… expuesto lo cual, veamos la primera de estas dos cuestiones.

Efectivamente, dicha ocurrencia está profetizada en la Biblia, si bien es cierto que hay que acudir a los contextos para percibir dicha idea y dado que no hay un pasaje que por sí solo la exponga con rotunda literalidad; luego lo primero que veremos son unas palabras del profeta Jeremías y dirigidas por Jehová a la doliente nación de Israel, a causa del abandono de sus “pastores” o líderes religiosos:

Recoge de la tierra tu bulto de carga, oh mujer que moras bajo tensión. 18 Porque esto es lo que ha dicho Jehová: “Aquí estoy tirando como con honda (eso es, muy lejos) a los habitantes de la tierra en esta ocasión y ciertamente les causaré angustia a fin de que se enteren”.

19 ¡Ay de mí a causa de mi quebranto! Mi golpe se ha hecho crónico. Y yo mismo he dicho: “De seguro esta es mi enfermedad y yo la llevaré. 20 Mi propia tienda ha sido despojada con violencia y todas mis propias cuerdas de tienda han sido rotas en dos. Mis propios hijos se han ido de mí y ya no son. Ya no hay nadie que despliegue mi tienda ni que levante mis telas de tienda. 21 Porque los pastores se han portado irrazonablemente y no han buscado siquiera a Jehová. Por eso no han obrado con perspicacia y todos sus animales apacentados (o “las ovejas de mi apacentamiento”, según Ezeq. 34:31) han sido esparcidos”.

22 ¡Escucha! ¡Un informe! Aquí ha venido, también un gran golpeteo de la tierra del norte, a fin de hacer de las ciudades de Judá un yermo desolado, albergue de chacales.” (Jer. 10:17-22). (Acotaciones nuestras).

Situación ésta que se produjo en 587 a.E.C., cuando las huestes babilónicas al mando de Nabucodonosor asolaron la tierra de Judá y con ella su capital Jerusalén, su templo destruido y sus habitantes deportados a las lejanas tierras de Babilonia, por lo que Israel permaneció prácticamente sin moradores por espacio de casi 70 años. (2 Rey. 24:8-16). Sin embargo, como todas las grandes profecías que afectaron al Israel precristiano, esta tuvo un cumplimiento mayor y en la que dicha nación desapareció literalmente del concierto mundial como tal; ello ocurrió en el año 135 E.C. cuando el emperador Adriano (de ascendencia hispana el hombre…… ¡y es que somos como el perejil, oigan: estamos en todas las “ensaladas”!), expulsó de dicha tierra a sus moradores naturales bajo pena de muerte si volvían a ella y lo que se conoce como “la diáspora”, llegando incluso a cambiar el nombre de Israel por el de Philistina y para escarnio de los judíos…… dramática situación de estos que desde entonces y según lo profetizado (Lev. 26:14-33), anduvieron errantes por el mundo y circunstancia que se mantuvo así por más de 1.800 años, eso es, hasta el 14 de Mayo de 1.948 cuando Israel fue reconocida de nuevo como nación y con ello, el regreso a ella de los descendientes de aquellos exiliados de los que acabamos de hablar. No obstante, que dicho recobro ya entraba dentro de los planes de Dios, queda constatado en las siguientes proféticas palabras:

Porque esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: “Aquí estoy, yo mismo y ciertamente buscaré a mis ovejas y las cuidaré. 12 Según el cuidado de uno que apacienta su hato en el día de llegar a estar en medio de sus ovejas que han sido dispersadas, así es la manera como cuidaré de mis ovejas; y ciertamente las libraré de todos los lugares a los cuales han sido esparcidas en el día de nubes y densas tinieblas. 13 Y ciertamente las sacaré de los pueblos y las juntaré de las tierras y las traeré a su suelo y las apacentaré en las montañas de Israel, junto a los cauces de los arroyos y junto a todos los lugares de morada de la tierra. 14 En buenos pastos las apacentaré y en las montañas altas (símbolos de seguridad) de Israel, su lugar de habitación (o morada permanente) llegará a ser. Allí se echarán en buen lugar de habitación y en pingües pastos se apacentarán sobre las montañas de Israel.” (Ezeq. 34:11-14). (Acotaciones nuestras).

Luego es obvio que la restauración de Israel como nación, está perfecta y claramente expuesta en la parte que hoy conocemos de las Escrituras y que identificamos como el AT; sin embargo, es el mayor profeta que ha existido en todos los tiempos, el Hijo de Dios, quien dejó clara constancia del seguro cumplimiento de dicha profecía, cuando dijo lo siguiente acerca del fin de los tiempos:

Con eso les habló una ilustración: “Noten la higuera y todos los demás árboles: 30 Cuando ya echan brotes, ustedes, al observarlo, saben para sí que ya se acerca el verano”.”

La pregunta es ¿tenía alguna connotación de carácter profético la especial mención de la “higuera” con respecto al resto de árboles, para aquellos que le estaban escuchando? Obviamente sí, si nos atenemos a unos hechos acaecidos durante el ministerio de Jesús y que ya identificaban a ese árbol en concreto como prefiguración de la nación de Israel…… recordemos, además, que en las escrituras existentes en ese momento y que conocemos hoy, repetimos, como el AT, era común el identificar figurativamente a dicha nación con la higuera y sus habitantes como el fruto de ella (Jer. 24:1-10), así como con la vid (Isa. 5:7) y por lo que Jesús en esos momentos, no hizo más que ceñirse a algo que les era familiar a sus oyentes; pero veamos esos hechos y que inician con una parábola o ilustración de Jesús:

Entonces pasó a decirles esta ilustración: “Cierto hombre tenía una higuera plantada en su viña y vino buscando fruto en ella, pero no lo halló. 7 Luego dijo al viñador: “Mira que ya van tres años que he venido buscando fruto en esta higuera, pero no lo he hallado. ¡Córtala! ¿Por qué, realmente, debe hacer que la tierra permanezca inútil?”. 8 En respuesta él le dijo: “Amo, déjala también este año, hasta que cave alrededor de ella y le eche estiércol; 9 y si entonces produce fruto en el futuro, bien está; pero si no, la cortarás”.” (Luc. 13:5-9).

En esta parábola o ilustración, el amo de la viña prefiguraba a Jehová Dios, el viñador a Jesús y la higuera, obviamente, a la nación de Israel…… y siendo que el tiempo de cuidado dado a dicha higuera, hacía referencia al período de tiempo que Jesús llevaba de ministerio hasta ese momento en la nación judía. La resolución de este asunto y que desembocaría en la total destrucción de la nación de Israel, fue prefigurada y ya al final de dicho ministerio, usando de nuevo a la higuera como referente y que se nos relata en el siguiente suceso:

Cuando volvía a la ciudad muy de mañana, le dio hambre. 19 Y alcanzó a ver una higuera junto al camino y fue a ella, pero no halló nada en ella sino hojas solamente y le dijo: “Nunca más venga fruto de ti para siempre”. Y la higuera se marchitó al instante.” (Mat. 21:18-19).

Eso es, que los continuados cuidados y la paciencia de parte del “amo de la viña” Jehová Dios a esa higuera simbólica, que por medio de su “viñador” Jesús la quería llevar a dar fruto, fueron totalmente estériles en una nación tendente al pecado y por lo que con estas palabras premonitorias, el Hijo de Dios señalaba al fin de la antigua nación de Israel como tal; sin embargo, poco después fue el propio Jesús el que señaló que la desaparición de la escena mundial de dicha nación no sería definitiva, cuando dijo lo siguiente en una profecía de largo alcance y de aplicación al final de los tiempos:

“…… Porque habrá gran necesidad sobre la tierra e ira sobre este pueblo; 24 y caerán a filo de espada y serán llevados cautivos a todas las naciones (con referencia a lo por ocurrir en el año 70 E.C. y que culminó con lo ocurrido 65 años después, en el 135 E.C. y como ya hemos comentado); y Jerusalén será hollada por las naciones, hasta que se cumplan los tiempos señalados de las naciones.” (Luc. 21:23-24). (Acotación nuestra).

Eso es, que habría un revertir de dicha situación en la corriente de los tiempos y en donde Israel, volvería a estar presente en la escena mundial…… eso sí, sin su Ley, sin su templo, sin su sacerdocio y sin sus sacrificios animales según vemos hoy, por lo que podríamos aceptar que estaríamos hablando de una “nueva” Israel; en cualquier caso, lo que queda claro y que es de lo que se trata, es que la restauración de Israel como nación si está anunciada en las Escrituras.

Dicho lo cual, veamos ahora la segunda cuestión presentada y que tiene que ver con si los “gentiles” también están esperando algo, pero cuestión en la que ya empezamos por negarle la mayor a nuestro comunicante; y es que desde la muerte de Jesús no existe tal cosa como una división entre judíos y “gentiles”, sino que solo existen “cristianos” y “no cristianos”, eso es, de aquellos que siguen a Jesucristo y de aquellos que no lo hacen, prescindiendo de su procedencia y circunstancia esta que avalan las siguientes palabras:

Ante aquello, Pedro abrió la boca y dijo: “Con certeza percibo que Dios no es parcial, 35 sino que, en toda nación (sea esta judía o gentil), el que le teme y obra justicia le es acepto.” (Hech. 10:34). (Acotación nuestra).

Palabras de Pedro que quedan refrendadas por las que pronunció otro personaje de no menos relumbrón y como era el mismísimo apóstol Pablo, al decir lo siguiente:

E hizo de un solo hombre toda nación de hombres, para que moren sobre la entera superficie de la tierra y decretó los tiempos señalados y los límites fijos de la morada de los hombres, 27 para que busquen a Dios (todos, no solo unos pocos), por si buscaban a tientas y verdaderamente lo hallaban, aunque, de hecho, no está muy lejos de cada uno de nosotros (eso es, de cada ser humano y prescindiendo de su color, raza u origen, pues recordemos que en ese momento se dirigía a personas que no eran de origen judío).” (Hech.17:26-27). (Acotaciones nuestras).

Circunstancia ésta reconocida por el propio Hijo de Dios tiempo antes, cuando pronunció las siguientes reconfortantes palabras:

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él (fuera judío, gentil o “mediopensionista”) no sea destruido, sino que tenga vida eterna. 17 Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para que juzgara al mundo, sino para que el mundo (eso es, el ser humano en general) se salve por medio de él.” (Juan 3:16-17). (Acotaciones nuestras).

Es obvio que a partir de ahí, cualquiera, sea de origen judío o no, tenga puesta su esperanza en la promesa divina y espere en ella, con lo que queda atendida la segunda cuestión planteada por el autor de dicho correo; autor que debería de tener en cuenta, que la creación de Israel no tenía más objeto que el de proporcionar un descendencia libre de mácula, de la que tendría que salir el redentor del mundo Jesucristo y no la de establecer una división entre personas…… cierto es que temporalmente y para mantener la pureza del linaje, se tuvo que establecer dicha separación pero que, conseguido el objetivo, la tal ya no tenía sentido. Por ello, nada hace que ante Dios y como hemos señalado, un judío sea más que un gentil o viceversa y división que, insistimos en ello, ya no existe y por lo que no procede la pregunta formulada en el sentido de si los “gentiles” y como algo separado de los “judíos”, puedan también estar esperando algo y lo que implica que el autor de la misma da por cierta dicha división, cuando la tal, de nuevo insistimos, desde Jesús en adelante ya no tiene sentido alguno; y ello no es algo que nos hayamos “sacado de la manga” los autores de este blog, sino que es lo que se deduce de unas palabras de Pablo registradas en Rom. 10:11-13:

Pues dice la Escritura: “Ninguno que cifre su fe en él será desilusionado”. 12 Porque no hay distinción entre judío y griego (o “gentil”), puesto que hay el mismo Señor sobre todos, que es rico para con todos los que lo invocan. 13 Porque “todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo” (y ello prescindiendo, repetimos, de su procedencia, color, origen o raza)”. (Acotaciones nuestras).

Ya para concluir y si se nos permite el comentario (quién nos conoce, sabe que desde este blog siempre hablamos claro y para que se nos entienda), le aconsejamos a nuestro amable comunicante que menos promover lecciones de “hermenéutica” o “altísima filosofía” y más conocer el contexto bíblico, que en definitiva es lo que vale; porque todos los “inventos” que se hagan a partir de ahí, no dejan de ser más que meras puñetas…… a menos, eso sí, que invalidemos las palabras del mismísimo Hijo de Dios:

En aquella misma hora se llenó de gran gozo en el espíritu santo y dijo: “Te alabo públicamente, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido cuidadosamente estas cosas de los sabios e intelectuales (eso es, de aquellos que dominan esas “técnicas” de las que nos habla nuestro comunicante) y las has revelado a los pequeñuelos (eso es, a los que no tenemos ni zorra idea de ellas). Sí, oh Padre, porque el hacerlo así vino a ser la manera aprobada por ti.” (Luc. 10:21). (Acotaciones nuestras).

Y puesto que tampoco estamos como para discutirle a nuestro Creador…… pues eso.

MABEL


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