miércoles, 19 de octubre de 2016
¿Qué son, las “riquezas de las naciones”, mencionadas en Isa. 60:11?
Uno de los requisitos fundamentales para entender la Biblia, no nos cansaremos de repetirlo, es un claro conocimiento del contexto escritural y cuya carencia lleva a conclusiones totalmente erróneas, cuando no a disparatadas elucubraciones; y aunque no es tan estrepitoso el caso que hoy nos ocupa, lo cierto es que deja en muy mal lugar a la persona que incurre en dicho error. Ese es el caso del autor de un correo que hemos recibido, como respuesta a nuestro último artículo (13/10/16) y que, recordemos, finalizábamos con el siguiente párrafo:
“Palabras que nos garantizan autosuficiencia, verdadera paz y, sobre todo, según el versículo 24, el atento y amoroso cuidado de nuestro Creador por medio de Su gobierno en la tierra, presidido por Su Hijo Jesucristo…… por cierto: dicho gobierno no nos cobrará impuestos.”
Y siendo que el autor de dicho correo, tal parece que anda un poco “escasillo” en cuanto al manejo del contexto escritural referido, veamos el matiz que nos apunta y usando el pasaje de Isa. 60:11-12 como probatorio de la supuesta veracidad de dicha aseveración y que nos transcribe de la RV 1960:
“Impuestos no, pero sí serán bienvenidas las riquezas de las naciones...Isaías 60:11 Tus puertas estarán de continuo abiertas; no se cerrarán de día ni de noche, para que a ti sean traídas LAS RIQUEZAS DE LAS NACIONES, y conducidos a ti sus reyes. 60:12 Porque la nación o el reino que no te sirviere perecerá, y del todo será asolado.”
Luego todo parece indicar que dicho comunicante da por sentado que con lo de “las riquezas de las naciones” se hace referencia a riquezas literales, eso es, lo que podría ser oro, plata, papel moneda, joyas, etc. y lo cual no parece cuadrar con la lógica más elemental y mucho menos con el mencionado contexto bíblico; porque si estamos hablando del reino de Dios, excelso en gloria y majestad, no entendemos muy bien que pintan en ese panorama las riquezas materiales que le tienen que ser ofrendadas…… máxime, cuando y como apuntábamos en el artículo citado, estaríamos hablando de personas autosuficientes y por lo que para nada precisan de dinero para subsistir:
“Y ciertamente edificarán casas y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. 22 No edificarán y otro lo ocupará; no plantarán y otro lo comerá. Porque como los días de un árbol serán los días de mi pueblo; y la obra de sus propias manos mis escogidos usarán a grado cabal (luego queda claro que en el reino de Dios no habrá asalariados, ni nadie que trabaje por dinero). 23 No se afanarán para nada, ni darán a luz para disturbio; porque son la prole que está compuesta de los benditos de Jehová y sus descendientes con ellos. 24 Y realmente sucederá que, antes que ellos clamen, yo mismo responderé; mientras todavía estén hablando, yo mismo oiré.” (Acotación nuestra).
Nada de lo leído, entonces, nos permite suponer la existencia de dinero y entendiendo a este como riqueza, siendo como es además que en ese tiempo nuestras peticiones serán atendidas por el propio Dios Altísimo por medio de su gobierno encabezado por Jesucristo…… luego ¿qué falta hará el dinero tal como lo conocemos, cuando además este es un invento satánico para exaltar la codicia del ser humano? No podemos olvidar que el sentido primario del término “riqueza” es abundancia de dinero…… porque uno es “rico” cuando tiene mucho dinero; pero veamos la advertencia divina sobre el particular:
“Sin embargo, los que están resueltos a ser ricos caen en tentación y en un lazo y en muchos deseos insensatos y perjudiciales, que precipitan a los hombres en destrucción y ruina. 10 Porque el amor al dinero es raíz de toda suerte de cosas perjudiciales y, procurando realizar este amor, algunos han sido descarriados de la fe y se han acribillado con muchos dolores.” (1 Tim. 6:9-10).
Por lo que carecería de sentido el que dicha fuente de perturbación no fuera eliminada totalmente de la faz de la tierra en el reino de Dios venidero, cuando lo que se nos dice en las Escrituras es lo siguiente:
“Al estar bajo prueba, que nadie diga: “Dios me somete a prueba”. Porque con cosas malas Dios no puede ser sometido a prueba, ni somete a prueba él mismo a nadie.” (Sant. 1:13).
Pudiéndose entender por tanto, que si nuestro Creador permitiera la existencia del “vil metal” dentro de su reino, en cierto grado asumiría la responsabilidad de que uno pudiera ser probado y caer en el “envite”, algo que nos lleva a la lógica cuestión planteada por Abraham en su momento y que encontramos en Gén. 18:25b:
“¿El Juez de toda la tierra, no va a hacer lo que es recto?”
Algo del todo impensable para el bueno de Abraham e idea que compartimos todos y que en este caso “lo recto” es el eliminar de Su reino todas las causas de tropiezo, dado que todas las personas que alcancen dicho reino, es porque confían ciegamente en Él (Deut. 32:4)…… y hasta aquí, lo que tiene que ver con la lógica antes mencionada del porqué en Isa. 60:11 no se nos puede estar hablando de dinero o cosas materiales de un valor determinado. Pero ahora veamos la cuestión desde el punto de vista contextual y con ello, el por qué en dicho pasaje de ninguna manera se nos puede estar hablando de “riquezas” materiales cuando se nos cita de “las riquezas de las naciones” sino de otra cosa; veamos al respecto lo que se nos dice en el contexto bíblico, en este caso sito en el pasaje de Ageo 2:7:
“... “Y ciertamente meceré todas las naciones y las cosas deseables de todas las naciones tienen que entrar; y ciertamente llenaré de gloria esta casa”, ha dicho Jehová de los ejércitos.”
Ahora situemos el pasaje leído en su debido contexto y con lo que nos encontramos con que ese “mecer” de todas las naciones (eso es, como el pasar por un cedazo con un efecto separador) tiene que ver con el momento de juicio venidero y en donde uno tendrá que decidir de qué parte está: si a favor del gobierno del hombre por el hombre como tenemos ahora o, por el contrario, posicionarse por el gobierno del reino de Dios sobre la humanidad (ver nuestro escrito del 25/06/15)…… y si ello es así, la pregunta es obvia ¿cuáles serían entonces y desde esa perspectiva “las cosas deseables de las naciones”? Pues sencillamente aquellas personas que se hayan posicionado a favor del propósito divino de establecer Su reino sobre la tierra y que con su actitud de reconocimiento al derecho del Altísimo de gobernar sobre su creación “llenarán de gloria” la casa de Dios…… y que en este caso se podría inferir o entender como “casa de Dios”, al venidero reino del Altísimo (Dan. 2:44) en manos de Jesucristo; personas de las que se nos habla en Rev. 7:13-15:
“Y, en respuesta, uno de los ancianos me dijo: “Estos que están vestidos de la larga ropa blanca ¿quiénes son y de dónde vinieron?”. 14 De modo que le dije inmediatamente: “Señor mío, tú eres el que sabe”. Y me dijo: “Estos son los que salen de la gran tribulación (eso es, que sobreviven a la misma, por su actitud receptiva) y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. 15 Por eso están delante del trono de Dios; y le están rindiendo servicio sagrado día y noche en su templo (eso es, alabando y glorificando); y El que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos.” (Acotaciones nuestras).
Y es que no tendría sentido alguno que un reino divino que se supone que tiene que cambiar la tierra como de la noche al día, continuara manteniendo las riquezas materiales, repetimos, de origen satánico, como máximo exponente de la pleitesía rendida al rey delegado de Jehová Dios en la llamada “Nueva Jerusalén”. Que ello no puede ser así, queda claramente expuesto en un pasaje en donde nuestro Creador nos dice en qué cosas se complace Él y que son las que nos pide de vuelta, a cambio de su amoroso cuidado:
“¿Con qué me presentaré a Jehová? ¿Con qué me inclinaré ante Dios en lo alto? ¿Me presentaré con holocaustos, con becerros de un año de edad? 7 ¿Se complacerá Jehová con miles de carneros, con decenas de miles de torrentes de aceite? ¿Daré mi hijo primogénito por mi sublevación, el fruto de mi vientre por el pecado de mi alma? 8 Él te ha dicho, oh hombre terrestre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que Jehová está pidiendo de vuelta de ti, sino ejercer justicia, amar la bondad y ser modesto al andar con tu Dios?” (Miq. 6:6-8).
Requisitos que son consustanciales con el ser humano, eso es, que no tenemos que ir a conseguirlos en algún lado, sino que los tenemos en nuestros propios genes; por lo que la mayor ofrenda que le podemos hacer a nuestro Creador como “compensación” (por decirlo de alguna manera) por todo lo que ha hecho y hará por nosotros, es sencillamente potenciarlos y que estos nos guíen constantemente en nuestra relación con nuestro Supremo Hacedor…… tanto en este mundo, como en el mundo por venir.
Luego todo considerado, queda claro (obviamente, a nuestro entender) que en Isa. 60:11 no se nos puede estar hablando de “riquezas” materiales, sino de riquezas “morales” como la más valiosa ofrenda que podemos presentar ante el Dios Altísimo a través de Su rey delegado, Jesucristo…… tanto en nuestros días, como ya cuando estemos dentro del cercano reino de Dios. Por lo tanto, el autor del correo analizado se ha equivocado en su conclusión, al afirmar que en el citado pasaje se nos estaría hablando de “riquezas materiales”…… y todo ello, por un total desconocimiento del contexto escritural; y siendo cierto que el error se podría considerar como “venial” a efectos prácticos, no es menos cierto que el mismo descalifica a quién dándoselas de “teólogo” y como es el caso que nos ocupa, pretende enseñar de las Escrituras en su página de videos en YouTube y en lo que es un auténtico despropósito.
Por lo que nuestro consejo es el de que se aseguren muy mucho de todo aquello que algunos les cuentan que dicen las Escrituras, eso es, por medio de investigación personal de estas y poniendo “negro sobre blanco”, incluso si los que se lo cuentan somos nosotros…… y es que nosotros, también nos podemos equivocar.
MABEL
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