El fin……y Mateo 24:14
Leíamos hace unos días un artículo (una colaboración entendemos) publicado en el blog de Apologista Mario Olcese y que nos llamó la atención, porque su argumento no solo es muy repetido por la mayoría de los que escriben sobre el tema, sino que además, es lo que constantemente vemos a nuestro alrededor. Más o menos venía a decir el autor de dicho artículo y evidentemente se quejaba de ello, del tremendo auge que están tomando diferentes organizaciones religiosas, apoyadas básicamente en los espectáculos musicales, doctrinas de “la confesión positiva”, “la ley de la atracción” y un amplio etc. y que como decimos, están proliferando y con gran éxito. Se preguntaba dicho autor, si desde la Iglesia (se supone que en mayúsculas, o sea, el conjunto de Iglesias cristianas como un todo), se podía permitir el que se estuvieran esparciendo aberrantes doctrinas de falsos evangelios, como las ya citadas, o la de “las maldiciones generacionales” y otras, tomadas de la metafísica o de la brujería u ocultismo. O sea, que si tuviéramos que resumirlo, de ese escrito y del que recomendamos su lectura, la idea que se trasluce es la del total fracaso actual del evangelio verdadero o buenas nuevas predicadas por Jesús, hace casi 2.000 años. Dicho artículo se titula: “Pervertidos pervertidores del evangelio” y que como hemos dicho, está colgado en el blog de Mario Olcese.
Y ello nos lleva a hacernos varias preguntas, porque ¿dónde están entonces, los resultados de todos los que afirman estar predicando actualmente el verdadero evangelio del Reino de Dios? ¿Es que la influencia satánica, prevalece sobre la sana enseñanza de este reino? ¿Es realmente conocido este evangelio, o más bien es casi totalmente desconocido por la inmensa mayoría de las denominaciones religiosas llamadas “cristianas” y por supuesto, de las organizaciones religiosas no cristianas? La respuesta a esas preguntas se nos antoja interesante, porque quizás sería indicativa de un error generalizado en estos tiempos (según nuestro particular punto de vista) y que es el de que ya está en marcha la gran predicación de Mat. 24:14 y que en consecuencia, el fin del sistema está cerca. Es más, son muchos los que opinan que mediante el esfuerzo de dar más adelanto a la expansión de esas buenas nuevas del Reino de Dios, se podría acelerar la venida del fin. Sin ir más lejos, ustedes pueden leer semejante afirmación, en un reciente artículo de Mario Olcese titulado: “Sugerencias para mejorar este blog”, en donde parte del párrafo donde está insertada tal idea, dice lo siguiente:
“Y es que el único interés que me mueve a seguir adelante en esta labor es poder cumplir con el mandato del Rey Jesucristo, que es dar a conocer su mensaje o evangelio del reino al mayor número posible de personas para que puedan ser salvas y así ”acelerar” su venida gloriosa al mundo.”
Pero claro, si aceptamos eso, por una parte nos podría dar a entender que nosotros podemos influir en los asuntos de Jehová y que Él va a remolque o depende de que nosotros, hagamos o no hagamos, determinada labor. Y por otra parte, de ser eso así, significaría que ante el total desconocimiento a nivel mundial de la existencia del reino de Dios y ante el avance de los seudo-evangelios citados, como que la cosa acerca de la llegada del fin, estaría un poco verde ¿no les parece?
Y es que desde esta página, lo que honestamente creemos es que estaríamos hablando de dos cosas distintas o mejor dicho, de dos predicaciones distintas. O sea, que una cosa es la predicación que se inició en Jesús y que continuó con sus apóstoles y otra muy distinta, aquella de la que se nos habla en Mat. 24:14 y aún por iniciarse. A nuestro entender, son dos predicaciones totalmente diferentes y con objetivos también totalmente distintos, porque veamos que nos dice este pasaje de Mat. 24:14:
“Y estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”
Luego, si no entendemos mal, el fin sigue a esa gran predicación y por lo cual podríamos pensar, que esa predicación es la última gran señal que anuncia la presencia de Cristo. Y claro, la pregunta que surge es la siguiente ¿quién a comisionado a quién, para llevar a cabo dicha predicación? Porque en tiempos de Jesús, sabemos que este fue comisionado por Jehová para tal tarea:
“Pero él les dijo: “También a otras ciudades tengo que declarar las buenas nuevas del reino de Dios, porque para esto fui enviado.” (Luc. 4:43).
Y a su vez y llegado el momento, Jesús delegó en sus apóstoles, el continuar con dicha comisión:
“Jesús, por eso, les dijo otra vez: “Tengan paz. Así como el Padre me ha enviado, yo también los envío.” (Juan 20:21).
Y notemos que los que fueron expresamente enviados, fueron los apóstoles, por lo cual deberíamos de entender que al morir estos, se acabó la comisión. Y que esto es así y aunque muchos se horrorizarán al leer esta afirmación, sobre todo, aquellos que hoy se auto-proclaman como ungidos y afirman estar llevando a cabo dicha predicación, nos lo muestran ciertos detalles de ese texto de Mat. 24:14. Noten que dice acerca de estas buenas nuevas, que “se predicarán” (el verbo está en tiempo futuro), no que ya se estaban predicando y por otra parte, vemos que dicha predicación, además, formaba parte de las señales dadas por Jesús y que marcaría la llegada de los últimos días. Luego si desde Jesús y sus apóstoles, la tal predicación por él iniciada hubiera continuado vigente en el tiempo (luego el mandato de Jesús, se habría ido haciendo extensivo de unos a otros), no tendría sentido que se hubiera colocado dicha predicación como señal de la llegada de un tiempo determinado.
Pero es que además, si realmente esa asignación no hubiera cesado, en nuestros actuales y críticos momentos dicho evangelio tendría que ser ya conocido por todo el mundo, de acuerdo con lo expresado en el texto mencionado y sin embargo, vemos que ocurre todo lo contrario. Es más, vemos que aquellas organizaciones llamadas cristianas y que tienen las Escrituras como razón de ser y por tanto, la responsabilidad de notificar la venida de ese Reino de Dios al mundo, son las que más desorientadas están acerca de qué realmente es dicho reino. Lo cual nos lleva a pensar, que actualmente no hay comisión divina y en consecuencia, no hay obra divina, por lo tanto no puede haber frutos. Luego razonablemente habría que pensar que dicha obra queda aún en el futuro y por tanto, consecuentemente, tampoco podrían existir en estos momentos “ungidos” o elegidos llevando a cabo dicha comisión, porque sencillamente, no hay tal comisión.
Un detalle a tener en cuenta y que parece dar validez a nuestra afirmación, es que cuando se dio inicio en tiempos de Jesús a dicha obra y según afirmo Pedro (para explicar los prodigios que ellos estaban realizando mediante el poder del Espíritu Santo recibido), se cumplió en parte la profecía de Joel 2:28-29. Veamos como lo explicó Pedro:
“Por el contrario, esto es lo que se dijo por medio del profeta Joel: 17 “Y en los últimos días, dice Dios, derramaré algo de mi espíritu sobre toda clase de carne y sus hijos y sus hijas profetizarán y sus jóvenes verán visiones y sus viejos soñarán sueños; 18 y aun sobre mis esclavos y sobre mis esclavas derramaré algo de mi espíritu en aquellos días y profetizarán”.” (Hech. 2:16-18).
Pero puesto que en ese pasaje se hace referencia a “los últimos días” y que como bien sabemos, no llegaron en esos tiempos, significa que para cuando de nuevo se dé inicio a esa otra nueva predicación, tiene que haber de nuevo un derramamiento general de Espíritu Santo, con el fin, al igual que en aquel tiempo, de dar el debido apoyo a esa gran tarea de Mat. 24:14. Y que nosotros sepamos, de momento, de eso no ha habido nada de nada, al menos, ninguno de los pretendidos “ungidos” actuales puede dar prueba de haber recibido ninguna porción de ese Espíritu Santo prometido. Y estamos hablando de pruebas, no de meras afirmaciones de haberlo recibido y puesto que no hay pruebas, pues no hay “ungidos”, así de sencillo y por más que les pese. Claro, a menos de que dicho Espíritu Santo, hoy actúe de distinta manera a cómo lo hizo en esa época y lo cual entendemos, sería como mínimo, muy raro. Además, tengamos en cuenta que los “ungidos” actuales afirman sin lugar a dudas y hasta donde nosotros hemos podido entender, que han sido ungidos o escogidos, para gobernar con Cristo, cuando un escogido o elegido por parte de Jehová, lo es para llevar a cabo una determinada tarea y que nada tiene que ver con el gobernar. En los tiempos de Jesús, por ejemplo, no se escogió a los apóstoles para gobernar, sino para predicar:
“Vayan, por lo tanto y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos…….” (Mat. 28:19).
Luego y que de forma adicional, se les otorgara dicho privilegio, ya es harina de otro costal (Mat. 19:27). No olvidemos que la palabra “apóstol”, básicamente significa enviado y no gobernante.
Aquella primera predicación, a nuestro entender, tuvo un objetivo concreto y que era el de reunir a aquellos que tenían que conformar junto a Jesucristo, el gobierno del reino a establecerse en un futuro distante, mientras que la que está por venir, tiene que ver con el recoger a todas esas personas que han de formar parte de la “gran muchedumbre” que sobrevive a la “gran tribulación”, con lo cual estaríamos hablando de dos objetivos muy distintos (Rev. 7:9, 14). Cuando Jesús estuvo aquí en la tierra y en la ilustración de las ovejas y las cabras, recuerden que dijo lo siguiente:
“Entonces dirá el rey a los de su derecha: ‘Vengan, ustedes que han sido bendecidos por mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la fundación del mundo.” (Mat. 25:34).
¿Y que entendemos por esa expresión “preparado”? ¿De qué constaba dicha preparación? Y lo que es más importante ¿para quién se hacía dicha preparación? Pues se supone que dicha preparación, tendría que ver con las condiciones óptimas para el establecimiento del reino, o sea, de un rey, un gobierno y un territorio sobre el cual gobernar, entiéndase una tierra limpiada de personas desobedientes a Dios. ¿Y para quien se hacía tal preparación? Pues razonablemente y en primera instancia, tenemos que suponer que para aquellas personas que han de sobrevivir a esa anunciada “gran tribulación” y entrar en el período milenario y por extensión, para aquellas que posteriormente y de forma gradual, irán resucitando durante dicho milenio. Pero, ¿por qué decimos que probablemente esto puede ser así? Pues por dos razones: la primera, porque según el versículo 32, lo que reúne ante sí Jesucristo cuando llega en su gloria, es a las naciones de ese entonces y es a esas naciones a las que juzga, o sea, a esas naciones a las que se habrá llevado la gran predicación de Mat. 24:14 y la segunda razón, es porque la base sobre la que se emite juicio, tiene que ver con la actitud que las personas de esas naciones, habrán tenido con unos terceros y que son aquellos a los que Jesucristo reconoce, como sus hermanos (Mat. 25:40).
Luego de ninguna manera, esos hermanos de Jesucristo, pueden formar parte de las personas objeto de juicio, ya que ellos son el referente para ese juicio y no los enjuiciados. Es cierto por otra parte, que la mayoría de entendidos en temas bíblicos, afirman que Mat. 25:34, hace referencia a los hermanos de Jesucristo, pero eso no puede ser, en función de las dos objeciones que hemos detallado, a menos claro está, que nos demuestren que estamos equivocados. Pero de ser eso así, entendemos que dicha ilustración, no solo no se sostendría en sí misma, sino que no tendría sentido; de hecho, no recordamos haber leído nunca ningún artículo explicando esa ilustración, por parte de ninguno de eso pretendidos “ungidos”. Es más, recordamos que en su día y desde esta página, con motivo de un intercambio de opiniones, le rogamos a Mario Olcese, que defendía su postura acerca de que dicho versículo 34 aplica a los hermanos de Jesucristo, nos explicara entonces, según él, cuál era el significado de dicha ilustración, cosa que no hizo. Y no seremos nosotros los que pasemos a elucubrar acerca del porque no fue atendida nuestra petición, pero lo cierto es que no se hizo e imaginamos que por algo sería. De todas formas, invitamos a cualquiera que lo sepa, que nos explique de qué se nos está hablando en dicha ilustración, o sea, quienes con esas personas que tienen que heredar ese reino y porqué.
Y esta es nuestra personal visión de este asunto y que por supuesto, es susceptible de ser debatida, cosa que también puede hacer usted, querido lector, mediante comprobar con su propio ejemplar de las Escrituras, si lo que nosotros decimos, tiene sustento bíblico o no. Si lo tiene, nosotros tenemos razón y si no lo tiene y nos lo demuestran, pues aprendemos y tan amigos, que de eso se trata, de continuar aprendiendo cada día más acerca de nuestro Creador y de sus propósitos.
MABEL
lunes, 24 de mayo de 2010
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